Roxas abrió los ojos lentamente. Se encontraba en un lugar un tanto extraño, como una especie de ciudad abandonada. No sabía por qué, pero ese lugar le resultaba un tanto familiar. Se incorporó, frotándose la espalda, ya que había estado durmiendo en una mala postura.
- ¿Dónde estoy?.- dijo con una voz solo audible para él
Tan solo dio unos cuantos pasos cuando se dio cuenta de que la ropa que llevaba habitualmente no la tenía. Por el contrario, ahora tenía una larga túnica negra con capucha.
- ¿Pero qué...?
Roxas bajó la cabeza, como abatido. No sabía exactamente lo que le estaba pasando, pero todo era muy extraño. De pronto, divisó una figura cerca de donde se encontraba él.
- Axel.- dijo Roxas, al llegar donde se encontraba la figura.- ¿Qué haces aquí?
Axel le miró atónito.
- Buscándote.- dijo este, con naturalidad.- Sabía que te encontraría aquí.
- Axel, ¿tú sabes lo que me está pasando?.- interrumpió Roxas- No entiendo nada... Seres misteriosos blancos, el tío de rojo, este lugar...
Axel chascó la lengua.
- Ya veo.- dijo calmado- No recuerdas nada de nada.
Roxas no sabía exactamente de lo que hablaba Axel, pero como respuesta, negó con la cabeza. Axel suspiró y dijo:
- Eres uno de nosotros, Roxas. El número trece de la Organización. Somos seres que no existimos... ni tenemos corazón.- esto último lo dijo apretando los puños, como dolido.
- ¿Cómo? ¿Qué no tenemos corazón?
Axel negó con la cabeza.
- Se pude decir que no tenemos sentimientos. Somos Incorpóreos.- Justo donde estaba situado Axel apareció un ser blanco, parecido con los que Roxas había tenido que pelear.- Somos como ellos, con una pequeña diferencia: nosotros provenimos de otras personas.
Roxas no daba crédito a sus oídos. Tenía un nudo en el estómago y le costaba tragar.
- Eso quiere decir- empezó el chico- que hay otra persona parecida a mí y que provengo de dicha persona.
- Exacto.- corroboró Axel.
Se quedaron callados un momento, hasta que Roxas preguntó.
- ¿Qué quería de mí ese tío de rojo?
Axel se encogió de hombros.
- Me temo que eso si que no lo sé.- dijo.
A Roxas le vinieron muchas preguntas de golpe a la cabeza. En ese instante, la figura de Sora apareció en su mente.
- Sora.- murmuró.- ¿Es él la persona de la que provengo?
- Sí, ¿cómo lo has...
- Intuición.- cortó Roxas, sabiendo cual sería la pregunta de su compañero.
En realidad Roxas sabía eso por los sueños que había tenido de la aventura de Sora y sus amigos, y se había hecho una idea aproximada. Pero esto se lo guardaba para él.
- Axel, ¿hay alguna manera de poder ser normal?.- dijo
- Sí, en eso se basa nuestra Organización: Robar corazones de la gente para poder abrir Kingdom Hearts y poder así conseguir un corazón. ¿Lo captas?
Por una vez en mucho tiempo, a Roxas se le iluminaron los ojos. Tenía esperanzas de volver con sus amigos, de volver a llevar la vida que había llevado hasta ahora.
- Yo quiero ayudar, dime qué debo hacer.- dijo Roxas, más decidido que nunca.
Axel le miró sorprendido.
- Roxas, tú siempre tan decidido.- dijo, alegremente.- Para empezar deberías parar los pies a Sora, él es el que quiere detener nuestro plan.
El chico asintió con la cabeza. Acabar con Sora sería un placer, ya que por su culpa él era lo que era: un Incorpóreo.
-¿ Dónde puedo encontrar a Sora?
Axel se encogió de hombros.
- Sé que con tu determinación lo encontrarás.- tras esto, abrió un portal de oscuridad y se esfumó.
Roxas empezó a andar, sin un rumbo fijo. Tenía ira acumulada, y en ese momento lo único que quería era acabar con Sora, costase lo que costase.
Unas fina gotas de lluvia empezaron a caer y Roxas se subió la capucha que tenía en la túnica. En ese preciso instante aparecieron unas extrañas figuras negras.
- Genial, por si fuera poco esto.- dijo Roxas para si mismo.
Entonces recordó como materializaba la llave-espada. Probó, y de sus dos manos surgió Prometida y Recuerdos Lejanos. Una sonrisa se le dibujó en el rostro. Pudo ver como esas especies de sombras se acercaban lentamente, bajo la fina lluvia. Se puso en guardia, viendo cada vez más cerca a sus enemigos. La primera tanda se lanzó al él. Roxas iba eliminando uno por uno a sus enemigos. En aquel momento se sentía invencible; las sombras se fueron zafando a medida que veían que las demás caían.
La lluvia empezó a caer con más fuerza y al fin, Roxas derrotó a todos sus enemigos.
- Sora, tú serás el próximo.- dijo Roxas. Lo único que se le pudo distinguir de su cara, era una sonrisa maliciosa, llena de odio.
Roxas desmaterializó a Prometida y Recueros Lejanos, y reemprendió su camino.
El destino del verdadero elegido de la llave-espada estaba en juego.