Nota de la autora: Este relato está situado después de la caída de Ansem. Riku y Sora han regresado a las Islas del Destino. ADVERTENCIA: Esto tiene mucho de fan y más todavía de ficción. (XDD!!)
(El color azul indica mis aclaraciones, voy a ser sincera, mis comentarios. Y el rojo indica el nombre del personaje que interviene)

THE TIME HAS COME…

Cap. 1: El dolor de un corazón
Riku alzó la vista hacia aquella inmensidad azul que era el mar de las Islas del Destino. Había añorado aquel paisaje una y otra vez cuando estaba en el reino de la Oscuridad. Allí todo era oscuro y nada se podía adivinar entre las sombras. Realmente deprimente, resumió para sí.
Sora y Kairi estaban acarameladamente juntos y mirándose de una forma que le provocaba nauseas a Riku. “La feliz pareja”, se burlaba él, pero sin dejar de sentir un profundo vacío en su interior. Bajó los ojos. Él deseaba encontrar a alguien que le mirara así, que le quisiera… Sacudió la cabeza. (Perdonad mi obsesión por los –mente)
Riku: ¡Menuda mariconada!
Sora: ¿¡COMO?!
Riku: (Con la típica gota de sudor resbalando por la cabeza) Uy, ¿lo he dicho muy fuerte?
Kairi le dedicó una sonrisa dulce. Ella sí entendía sus sentimientos.
Kairi: No seas burro, Sora -dijo, al ver como este trataba de introducir la cabeza de Riku en el agua- todo el mundo puede dar opinión, ¿no?
Sora: Si tú lo dices…
Soltó a Riku y se volvió a sentar junto a Kairi, tomando su mano.
Sora: La próxima vez, te doy una paliza
Riku: ¿Tú a mi? Me río de los peces de colores. Bueno, pareja, os dejo contemplando el atardecer.
Kairi: Riku, ¡Espera!
Pero el chico ya estaba muy lejos para oírla.
Fue a paso ligero a su sitio preferido de la Isla, el árbol de Paopu, (vamos, se pasa todo el principio allí, será su lugar preferido), y se sentó en el árbol, dejando que la brisa marina le revolviera el cabello azulado al viento.
No sabría decir cuanto tiempo permaneció así, sentado. ¿Una? Quizá dos horas… pero los recuerdos que le atormentaban no podían acallar el furioso fulgor que recorría su alma.
Una voz le devolvió a la realidad:
Kairi: ¿Riku?
Riku: Ah, hola Kairi
Kairi: ¿Puedo sentarme?
Riku: ¡Claro!
El muchacho se echó un poco al lado y ayudó a subir a Kairi. Se quedaron así, envueltos en un silencio incómodo. Hasta que Kairi habló: (Cuidadito con lo que pensáis de Kairi)
Kairi: Riku… yo… lo siento mucho
Riku: ¿Por qué te disculpas? No has hecho nada malo- él giró la cabeza, para evitar la mirada de Kairi y parpadeó con fuerza para retener las lágrimas que acudían a sus ojos.
Kairi: Por lo de Sora. Mira, Riku, yo lo quiero de verdad
Riku: Yo no he dicho nada. Me da igual
Kairi: No, Riku- él se volvió entonces hacia ella- te conozco y sé que te importa. Estos días has estado muy callado… bueno, antes también eras callado, pero ahora más que nunca. Te irritas con facilidad y buscas estar solo todo el rato. ¿Te crees que no me doy cuenta?
Riku: Me siento solo- dijo al fin Riku- vosotros os tenéis el uno al otro, pero yo… mi corazón me dice que necesito querer a alguien y que alguien me quiera. ¿Me entiendes? (/Que cursi soy a veces! XD/)
Kairi sonrió: Claro que lo entiendo. Pero no pierdas la esperanza. Algún día vendrá.
Tras esto, Sora llegó y se llevó a Kairi, dejando a Riku solo de nuevo, con aquella conversación dándole vueltas en la cabeza.
Al final, Riku se quedó dormido, allí, en el árbol, acunado por el sonido de las olas.

Cap.2: Deray

Unas horas después, ya entrada la medianoche, un sonido despertó a Riku.
Un sobresalto hizo que bajara del árbol a gran velocidad y quedara en tensión y alerta a cualquier movimiento. El corazón le latía a gran velocidad. Aguzó el oído un poco para volver a captar el sonido.
Y entonces, en medio de aquella noche, una voz de chica, dulce y clara, llegó hasta él. Aquella voz cantaba. Cantaba en medio de la noche. Una canción que revolvió el interior de Riku y le hizo sentirse extrañamente atraído.
“Debo encontrar a esa chica sea como sea”, ese pensamiento cruzó su mente de forma rápida y segura. Y corrió, temiendo que se extinguiera.
Venía del lugar secreto, (Como bien dicen, ya no tan secreto). Él se paró enfrente de la entrada, temblando de emoción. Cerró los ojos y entró casi con miedo. Temía que aquella voz desapareciera. ¿Y si era un sueño?
Apartó de él aquellos pensamientos y se adentró.
La voz se hacía más fuerte cada vez que avanzaba, y el sonido de su corazón le retumbaba en la cabeza.
Y allí estaba. Recibió aquella imagen como un mazazo. Una chica de pelo dorado yacía encogida sobre sí misma en el suelo, cantando.
Riku se acercó lentamente. Le tocó el hombro y la chica saltó como impulsada por un resorte. La canción cesó. Sus mejillas estaban empapadas de lágrimas. Riku se fijó mejor en sus facciones. Ojos aguamarina, mejillas ligeramente coloreadas y rasgos dulces. Tendría, más o menos, la edad de Kairi.
Riku: ¿Por qué lloras, chica?
Ella le miró espantada y se pegó más a la pared, llorando aún, aunque intentando evitarlo.
Riku: Tranquila, no te voy a hacer daño.
¿?: No sé dónde estoy. Tengo frío y hambre.
Riku: ¿Y por qué lloras?
¿?: Tengo miedo. Por eso canto. Mamá me dijo que si cantaba, el mal no se atrevería ha acercarse, por eso, cuando escuché esos ruidos canté con todas mis fuerzas. ¡Y luego ya no estaba en casa!
Riku tuvo un extraño pensamiento, mitad irónico, mitad doloroso: “Pues que trola te has tragado, guapa, yo he seguido a la oscuridad y he venido hasta aquí como imantado…”
¿?: ¿Quién eres tú? Esto no es mi hogar… ¿Dónde estoy?
Riku: Estas son las Islas del Destino y yo, soy Riku. ¿Quién eres tú?
¿?: Me llamo Deray.
Riku: Ven, te llevaré a mi casa. (NO. Riku no va ha hacer nada raro)
El paseo desde la cueva hasta casa de Riku fue silencioso, ella temblaba de frío, pero intentaba mantenerse alejada del chico y él, simplemente, solo quería mirarla a ella.
Riku la hizo pasar a su habitación.
Riku: Espera aquí, te traeré algo de comer y una manta.
Deray: De acuerdo
Riku bajó como escopetado a la cocina, cogió comida y pasó al trastero en busca de una manta. Subió a la misma velocidad, sorteando los peldaños de tres en tres. Al final, se detuvo frente a la puerta, tomó aire y entró.
Riku: Toma.
Deray aceptó de buen grado la comida y Riku le echó la manta sobre los hombros, sintiendo que el corazón se le desbocaba. Él se sentó frente a ella y la vio comer, totalmente embobado.
Deray: Siento causarte tantas molestias. Es que este lugar es muy frío.
Riku miró extrañado a Deray.
Riku: Pero si estamos a 35 grados
Deray: En mi mundo estábamos en el desierto. Allí nunca hace frío, ni por las noches. Las temperaturas mínimas son de unos 40 grados, aunque nunca suben a más de 45 y…- Deray guardó silencio- perdona, te estoy aburriendo con este sermón.
Riku: Oh, no, para nada
Ella sonrió, algo azorada. Y soltó una risa nerviosa.
Riku: Perdona que lo pregunte, pero… ¿Qué ha pasado en tu mundo?
Deray: ¿Mundo? Este es mi mundo…
Riku: No. Mira… hay más mundos aparte de este, cada estrella es un mundo. Yo he estado en algunos de ellos.
Deray: No lo entiendo muy bien…
Riku: Bueno, no es necesario. Solo debes saber que en este lugar no vas a encontrar a nadie que conocieses. Ni a tu madre…
Los ojos de Deray se llenaron de lágrimas. Riku se mordió la lengua.
Riku: Perdona, suelo tomarme a broma eso de que tengo menos tacto que un caballo desbocado, pero, por lo visto… (Si es que es burro el muchacho)
Deray: No… pasa nada. Seguiré cantando y verás como tomo fuerzas. No te preocupes por mí. Yo estoy bien, de verdad.
Riku la vio terminar de comer en silencio, viendo como a cada rato ella volvía a parpadear repetidamente. Sintió gran admiración por ella. Creía que iba a llorar, pero se guardaba el dolor. Eso la hacía más fuerte. Pero pensó, que llorar cuando se necesita también te hacía más fuerte.

Cap. 3: Discusión
Riku se levantó con un terrible dolor de espalda. Había obligado a Deray a dormir en su cama, argumentando que dormir en el suelo era para los hombres, no para las damas de otros mundos. Deray había sonreido.
Riku contempló el rostro dormido de la chica. Estaba tan guapa así, dormida…
Parecía un angelito. Salió de la habitación sin hacer ruido. Y bajó a desayunar. Sus padres habían muerto hacía tiempo y él había cuidado siempre de la casa. (/Esto es ficción. O al menos, eso creo/)
Cayó entonces. Podría haber ido a dormir a cualquier otra habitación. Pero bueno, así, al menos había estado con Deray. Se quedó con la taza en la mano, mirando al cielo sin mirar.
Alguien llamó a la puerta, devolviendo bestialmente a Riku al mundo real. Fue al recibidor y Sora le sonrió desde la puerta.
Sora: ¡¡BUENOS DÍAS!!
Riku le tapó la boca, y se llevó un dedo a los labios, pidiendo silencio.
Sora se extrañó, pero susurró:
Sora: ¿Qué pasa ahora? ¿Qué te traes entre manos?
Riku: ¡Oh, vamos, Sora, cierra el pico!
Se escucharon unos pasos y los dos chicos se volvieron para descubrir a Deray, frotándose los ojos con cansancio. Llevaba puesta una camisa de Riku que él mismo le había dejado, que le estaba algo, (¿Algo?), grande.
Sora se quedó helado, con una sonrisa en la cara. Riku, también se quedó de piedra, pero por la cara de Sora.
Deray: ¿Qué pasa? Ah, hola; me llamo Deray… ¿y tú?
Sora: Sora.
Se volvieron hacia Riku, Sora con una cara que decía: “Y-parecía-tonto-el-muchacho”; y Deray simplemente, sonreía a su nuevo amigo, totalmente feliz.
Sora: Esto… Deray, ven, que te voy a presentar a una amiga
Riku: ¡¡Quieto parao!! Primero tiene que desayunar
Deray se vio en mitad de aquella pequeña disputa, que acabó con Sora corriendo en busca de Kairi y Riku rojo de vergüenza.
Deray: Es muy simpático tu amigo. Tiene mucha vitalidad.
Riku: Es un malpensado. Le dirá a toda la Isla que hemos dormido juntos
Deray ladeó la cabeza.
Deray: Hemos dormido en la misma habitación
Riku: - lanzando un suspiro- déjalo, eres un caso perdido
Deray: Pero, qué quieres decir, ¡explícamelo!
A todo esto llegó Kairi, que había dejado atrás a Sora, (Y parecía que corría poco), cuando supo la noticia.
Kairi: Pues sí que es guapa.- dijo, mientras daba vueltas, examinándola- te doy el visto bueno, Riku
Este se puso todavía más rojo.
Riku: ¡¿Pero tú que dices?!
Kairi: Soy Kairi- le tendió la mano y Deray la aceptó con una sonrisa
Deray: Mi nombre es Deray. Encantada de conocerte.
Deray se volvió hacia Riku con emoción contenida
Deray: Es increíble ¡He hecho una amiga que es guapísima!
Al cabo de un rato estaban Sora, Riku, Kairi y Deray en la playa, sentados.
Los ojos de Deray brillaban de una manera increíble.
Deray: Nunca había visto tanta agua junta… ¡Es precioso!
Sora: ¿Sabes nadar?
Deray: ¿Nadar? No… lo siento- se puso colorada
Riku: No hay por qué avergonzarse
Kairi: ¡Eso! Que te enseñe el maestro. Venga, Riku
Le dio un empujón increíble y le levantó. Deray también se puso en pie de un salto y le llevó hasta la orilla con una sonrisa de oreja a oreja.
Deray: ¡Enséñame!
Riku: Está bien… Bueno, primero, ¡al agua!
Deray corrió hacia el mar, pero, cuando el agua hizo contacto con su piel, soltó un grito y retrocedió.
Deray: ¡Está congelada!
Sora se rió de buena gana.
Kairi: ¡Para aprender a nadar, primero tienes que mojarte!
Sora: ¡No seas tan fina, señorita! ¡Encima que tienes a tu novio de profesor!
Riku hizo como si no lo oyese, pero deseó tener a mano un buen bote de cianuro y un embudo.
Deray tragó saliva y avanzó lentamente hacia el agua.
Cogió a Riku de la mano, y él se volvió hacia ella, sobresaltado.
Deray: Disculpa, así me siento más segura… ¿Te importa?
Riku: Para nada. A ver… tírate en la siguiente ola, sin pensarlo
Deray obedeció. Cuando vino la ola, se arrojó, sin soltar la mano de Riku. La ola tiró de ella, pero Riku la sujetaba con fuerza
Salieron a la superficie rápidamente.
Deray: ¡Qué frío!
Riku: Empieza a nadar, verás cómo se te pasa.
Deray: Esto… ¿Cómo?
Riku: Túmbate y relájate,
Obedeció.
Riku: Muy bien, ahora… el agua se encargará de sostenerte. No te pongas rígida y verás cómo flotas. Así, ahora mueve los brazos y da patadas.
Deray, hizo lo que le decía, pero con tal fuerza que volvió a empapar a Riku.
Deray: ¿Qué tal lo he hecho?
Riku: De miedo…
Sora y Kairi no perdieron ocasión para reírse.
Riku: Haz lo mismo, pero esta vez intenta no formar un tsunami, ¿vale?
Sora se volvió a Kairi.
Sora: Me alegro de que Riku haya encontrado al fin a alguien.
Kairi: Es verdad. Estaba muy raro. Mira cómo sonríe. Da gusto verle así. Antes parecía… no sé… decaído…
Sora: Viene de otro mundo… ¿Qué crees que habrá pasado?
Kairi: No lo sé… No creo que hayan sido otra vez los sincorazón. ¿Tú qué crees Sora?
Sora: Ya no sé qué creer…
Riku consiguió que Deray hiciera sus primeras brazadas; aunque tuvieron que reanimarla después de que la arroyara una ola.
Un año transcurrió lleno de sonrisas, felicidad y alguna que otra discusión que acabó solucionándose(Dios, que cursi. Solo falta la musiquilla de Sonrisas y Lágrimas T-T)
Una noche, se reunieron en torno al árbol del Paopu, e hicieron una pequeña fogata, donde pusieron comida y refrecos.
Sora: ¡Hoy cumplimos un año juntos! ¡Venga! ¡A jalar!
Kairi le tendió a Deray un bocadillo.
Deray: Gracias
Kairi: No seas tan cortés, que hay confianza
Deray: Perdón… digo… lo siento… ¡Aish!
Sora se rió.
Sora: Eres muy rara. ¿De donde vienes?
Deray: De mi mundo (¡XD!)
Sora: No has podido darme una respuesta más directa… pero, siempre he querido preguntarte esto: ¿Qué ha pasado con tu mundo?
Riku le dirigió a Sora una mirada criminal, pero como no se dio cuenta, le propinó un buen codazo.
Deray: No lo sé… Yo estaba en mi casa, cuando todo comenzó a ponerse negro. Mi madre entró precipitadamente en mi cuarto y me dijo que cantara. Y eso hice. Lo último que vi fue la cara de mi madre, tranquila y serena, como si nada de lo que pasara fuera con ella, y la oscuridad absorbiendo su cuerpo. Cerré los ojos y… aparecí aquí… Ahora solo sé que odio con toda mi alma a aquellas criaturas.
Sus ojos se llenaron de odio y dolor y no pudo dejar de reprimir las lágrimas. Salió corriendo.
Kairi miró a Sora, con una mirada que le hizo sentirse muy mal.
Kairi: ¡Deray! Muy bien, Sora, siempre tocando donde más duele
Y salió detrás de Deray.
Sora: Riku… lo siento.
Riku alzó los ojos.
Riku: Oh, claro. El señorito elegido de la Llave-espada siempre lo quiere saber todo. ¡Pues hala! ¡Sigue pisoteando los sentimientos ajenos!
Kairi encontró a Deray no muy lejos de allí. Estaba agazapada, mirando el mar.
Kairi se acercó y se sentó junto a ella.
Kairi: Perdónale. Siempre está queriendo saberlo todo. Es muy curioso. No debes hacerle caso.
Deray: No me importa recordar lo sucedido. Solo tengo miedo. No quiero abrir mi corazón a la oscuridad. Porque si lo hago, la oscuridad vendrá, seguro. Y forjará allí su morada y no habrá fuerza humana que logre sacarla de allí
Kairi: Riku abrió su corazón.
Deray: Vosotros pensáis que él ve la luz. Pero observa en el fondo de su mirada. Aún hay oscuridad. Nadie sabrá cuando volverá a manifestarse.
Kairi: Tienes razón. Los ojos de Riku, esos ojos grandes y hermosos, ahora están vacíos. Se han convertido en cenizas. Pero tú –cogió a Deray de las manos- tú has devuelto luz a sus ojos.
Deray sonrió y se secó los ojos.
Deray: Será mejor que volvamos.
Kairi asintió. Se abrazaron y las dos fueron otra vez hacia la fogata.
Las voces de Riku y Sora les llegaron cuando estaban ya a pocos pasos.
Sora: ¡Yo no soy aquí el malo de la película! ¡Yo nunca he ayudado a la oscuridad! (Sora, le estás tocando la moral)
Riku: Eso pertenece al pasado. Déjalo ya, ¿Quieres?
Sora: Oooh, ahora lo entiedo… Te pones así sólo porque Deray no quiere admitir que su madre está muerta. Ya es lo suficiente mayorcita como para hacerse a la idea
Riku: Tú no sabes lo que está pasando. Deja de hacer suposiciones y atrévete a mirar sus ojos. Están intentando sonreír, pero no pueden. Hay algo que no les deja.
Sora: Pues hay que ayudarla. Para empezar, tiene que hacerse a la idea
Riku: No hables de cosas que no entiendes
Sora: Pues si tanto entiendes ve y consuélala
Riku: Deja de hacerla llorar
Sora: Claro, no puedes verla llorar. ¿Tanto has perdido la cabeza por ella, Riku? ¿Tanto la quieres que ni la puedes ver llorar por su bien? Las lágrimas también hacen fuerte a las personas
Riku: A mí no me gusta esa niñata. ¡Es demasiado infantil! ¡Se alegra y se emociona por verdaderas tonterías! ¡Está todo el día disculpándose! ¡Es demadiado cortés! Está siempre en otro mundo, su fantasía me asfixia. ¡Y está siempre intentando complacernos para que no dejemos de ser sus amigos! ¡Me pone enfermo!(Bueno, algo de razón tiene el pobretico)
Kairi se volvió hacia Deray. Su cuerpo temblaba. Sus ojos parecían decir: “No comprendo”. La chica pelirroja intentó animarla, pero solo acertó a decir:
Kairi: Deray…
Estaban a muy pocos pasos de los chicos, pero con la discusión, ellos no se habían dado ni cuenta.
Deray: Riku… ¿De verdad piensas eso de mí?- sus ojos se volvieron a llenar de lágrimas, incontrolables.
Riku: ¡Deray! Esto… yo… pues…
Deray: No quiero oír nada más… ¡Te odio!
Y volvió a salir corriendo. Esta vez Kairi no la siguió, no era capaz de reaccionar. Miraba a Riku de una forma extraña. Hasta que al fin, dijo:
Kairi: ¡Anda que lo has arreglado!
Kairi y Sora dejaron solo a Riku, cabizbajo. Apagó la fogata echando un poco de agua y se tumbó contra el tronco de árbol. Se tapó el rostro con las manos y lloró. Lloró con todas sus fuerzas, pero eso no le hizo sentirse mejor, porque, a lo lejos, podía escuchar el canto lleno de dolor de Deray, que teñía a la Luna del extraño color de la soledad y el desengaño

Cap.4: No quiero estar sin ti
El día amenazaba lluvia. Las nubes grises contrastaban con el humor de Riku.
Ni Sora, ni siquiera Kairi, había ido a verle. Pero a Riku le daba igual. Estaba más preocupado. No encontraba a Deray por ninguna parte.
Quería buscarla para disculparse. Cerró los ojos. Escuchó unos pasos en la entrada y, acto seguido, el timbre.
Corrió hacia la puerta, con la esperanza de que fuera Deray. Pero se llevó una desilusión cuando descubrió que era Sora.
Sora: Riku, quiero hablar contigo
Riku: Pasa
Intentó utilizar el tono más gélido posible, pero su voz sonó abatida.
Sora pasó y permaneció de pie.
Sora: Riku, por favor… siento lo que pasó ayer. Llevamos mucho tiempo juntos y no quiero perder tu amistad.
Riku sonrió
Riku: No te preocupes por eso. Sé que a veces no puedes controlar tu lengua.
Sora también sonrió.
Sora: Tienes razón. – se puso serio de repente- Riku, dime una cosa. ¿Tú quieres a Deray?
Riku se puso colorado
Riku: Ya te lo dije
Sora: Riku, somos amigos y yo no me voy a reír de tus sentimientos. Es más. El que se ría de ellos, solo se merece un buen puñetazo. Deja a un lado el orgullo, porque por eso la vas a perder.
Riku: Sí… tienes razón – tomó aire- la quiero
Sora: ¡No te oigo!
Riku: ¡La quiero!
Sora: ¡Más fuerte!
Riku: ¡¡LA QUIERO!!
Deray se asomó a la pequeña ventana del cuarto de Kairi.
Su amiga entró en la habitación en ese momento
Kairi: Te he traído algo de comer
Deray: No tengo hambre, muchas gracias
Kairi: Por favor, Deray. No quiero verte así.
Deray: Tanta alegría… la ha destrozado toda. Por completo. Volvió mi mundo del revés y ahora me he chocado contra un muro invisible. No tengo ganas de seguir luchando
Kairi: Escúchame, Deray. Él te quiere. Pero es demasiado orgulloso para decirlo
Deray: Ojalá pudiera oír eso de sus labios.
Desde la playa, Kairi pudo ver una sileta corriendo a lo loco hacia su casa, gritando algo que no podía entender.
Kairi: ¿Y eso?
Deray se asomó también
Los rasgos de Riku se distinguieron al fin. Deray sintió que el corazón le daba un vuelco. (Este, cuando se lanza, no piensa)
Riku: ¡¡LA QUIERO!! ¡¡LA QUIERO!!
Kairi sonrió divertida.
Deray: A este se le ha ido un tornillo. (¿¡Solo uno!?)
Kairi: Pues es original. (Totalmente de acuerdo)
Llegó a casa de Kairi, entró arroyando a la madre de esta y subió a la habitación donde estaba.
Deray se quedó mirándole. Sofocado por la carrera, y respirando entrecortadamente, con los gritos e insultos de la madre de Kairi de fondo. Hubo un duelo de miradas entre Riku y la chica del pelo dorado.
Riku: Deray… - se le hizo un nudo en la garganta- yo… - cerró los ojos, tragó saliva y dijo- ¡Te quiero!
Los ojos de Deray se abrieron considerablemente.
Riku: Por favor, perdóname, lo que dije ayer era todo una mentira para encubrir lo que sentía hacia ti, pero ahora… me he dado cuenta que guardarlo es una tontería. Perdóname por no decirlo antes: ¡TE QUIERO!
Deray se llevó las manos al pecho y sonrió:
Deray: Yo también te quiero

Cap.5: El secreto de Deray

Los días siguientes fueron como un bálsamo para el corazón de Riku. Su sonrisa podía rivalizar con el mismo Sol y sus ojos brillaban con mucha fuerza. Al igual que Deray.
Sora y Kairi sintieron que su felicidad se les contagiaba y no paraban de sonreír.
Hasta aquel día.
Riku cogió a Deray a caballito y Sora a Kairi.
Sora: ¡Al ataque! (No penséis mal, es una “pelea” en la cual, los que van encima intentan tirar al otro que va encima)
Deray: Riku, ¿Peso mucho?
Riku: Tranquila, no te preocupes. Concéntrate en ganar
Deray: Yes, Sir!
Riku y Sora salieron corriendo y el choque fue algo bestia, pero Kairi no dio tiempo a Deray a reponerse. La agarró por los hombros y tiró de ella.
Deray se llevó las manos al pecho y cerró los ojos en una mueca de dolor. Kairi no se percató de ello. Casi sin aliento, dijo:
Deray: No puedo respirar…
Resbaló de los hombros de Riku y cayó al agua, sintiendo el contacto helado del agua. Cerró los ojos, con un fuerte dolor en el pecho.
Sora: ¡Muy bien, Kairi! ¡Hemos ganado!
Kairi: Si es que somos unos hachas… ¿Y Deray?
Riku: Estará avergonzada bajo el agua.
Sora: Estoy algo preocupado…
Riku se sumergió para ver la cara de Deray, pero no sabéis cuál fue su sorpresa al encontrar a la chica inconsciente y con una mancha escarlata brotando de su boca.
El aire se escapó de sus labios de la impresión, pero sin perder tiempo, la agarró y, llevándola en brazos, fue hasta la playa, dejando a sus dos amigos atónitos.
Sora: ¡Eh, Riku! ¿Qué pasa?
Kairi bajó enseguida de los hombros de Sora y juntos corrieron al lado de Riku.
Deray estaba tirada en la arena, totalmente empapada.
Riku intentaba reanimarla, mientras la chica permanecía pálida, como muerta.
Kairi se aterrorizó. Con una exclamación, Deray escupió agua y el color volvió lentamente a sus mejillas, pero sus ojos permanecieron cerrados.
Kairi: ¿Está…?
Riku: NO. Había tragado mucho agua, eso es todo. Apartáos de ella para que pueda tomar aire.
Sora: Sangra… sale sangre de su boca – le puso una mano en la frente- ¡Riku! ¡Está ardiendo de fiebre!
Riku: ¿Qué!
Kairi: ¡No hay tiempo! ¡Rápido, cogedla y llevadla al hospital! (Eso, Kairi. Que ellos carguen y tú miras… Bueno, pensándolo mejor… para algo es la chica…¿no?)
El médico los atendió enseguida, más que nada porque no había mucha gente en el hospital.
Unos enfermeros se llevaron a Deray en una camilla, haciendo pasar a Riku, Sora y Kairi a una sala de espera que tenía unas hermosas vistas al mar.
El tiempo que pasó les pareció una eternidad, pero cuando un tétrico enfermero entró, saltaron hacia él como si en la vida hubieran visto un ser humano.
Enfermero: ¿Hay aquí algún familiar de la chica?
Riku: No… ella es huérfana. Pero vive conmigo.
Sora asintió, aunque el enfermero no le dirigió una sola mirada.
Enfermero: Tengo que hablar contigo
Kairi: Por favor, déjenos ir a nosotros también. Ella era nuestra amiga
El enfermero se encogió de hombros y les indicó que les siguieran
Les condujo por pasillos blancos, con aquel olor permanente a medicamento y a vendas, pomadas y demás. (Resumiendo, olor a hospital). Kairi miraba con preocupación a Riku, pero él no se daba cuenta. En el fondo de sus ojos azules había miedo. Mucho miedo. Al fin, Riku se percató de la mirada de su amiga.
Riku: No pasa nada. Seguro que nos dirá que la cuidemos con alguna dieta o algo. No te preocupes.
Kairi: Lo siento. Ha sido culpa mía. Quizá le hice daño cuando la tiré.
Riku movió la cabeza, negando.
Riku: No creo que tú hubieses hecho que la fiebre subiera de esa forma por un empujón
Kairi: Gracias. Gracias por esas palabras
Riku: ¡Pero si es la verdad!
Sora: ¿Qué cascáis? –su voz intentaba sonar alegre, pero no lo consiguió- Venga, sonreíd, que ella no vea que estamos preocupados o se preocupará todavía más
El enfermero paró ante una sala. Al fondo, separados de ella por un cristal, se podía ver la figura inmóvil de Deray.
Riku: ¡Deray!
Enfermero: ¡Chist! Baja la voz.
Riku se tapó la boca, azorado
Riku: Disculpe…
Enfermero: Bueno… chicos, lo siento, pero…vuestra amiga… va a morir.

Cap.6: The time has come
Kairi: ¡¿QUÉ?!
Sora: Se tratará de una broma, ¿verdad? Ella estaba perfectamente. ¿Verdad, Riku?
Pero Riku estaba en otro sitio. Estaba ido. Sus ojos reflejaban el más profundo dolor y la más impenetrable desesperanza. Y entonces, lloró. No le importó que aquel enfermero le viera. Sólo quería que ella no se fuera de su lado.
Kairi también se puso a llorar, y Sora la abrazó, con lágrimas también. (No iba a quedarse Sora sin llorar, que se puede ser insensible, pero no tanto).
Enfermero: Su corazón es está dejando poco a poco de funcionar. No tenemos tiempo para hacerle un transplante. Se ha detectado demasiado tarde. Lo siento, ya no podemos hacer nada.
Riku no le escuchaba. Su mirada estaba clavada en Deray. Estaba de piedra. No reaccionaba. Seguía de pie, llorando. Se sentía como un idiota, incapaz de hacer nada, ni siquiera por ella.
Enfermero: Ahora está viva gracias a una máquina, pero no creo que sobreviva más de unos días. Cuando despierte, le pediré autorización para desconectarla. Podéis entrar a verla.
Kairi: Gracias…
Riku fue el primero en entrar, (eso sí que lo había oído bien). Avanzó hacia la camilla, temeroso.
Kairi y Sora entraron después. Kairi detuvo a Sora a poca distancia de la cama, para dejar a Riku un poco de intimidad.
Unos minutos después, Deray abrió los ojos, parpadeando, confusa. Una infinidad de cables recorrían su cuerpo, conectándola a aquella cosa que le permitía unos días más de vida.
Riku: Deray… - hizo un amago de sonrisa, pero esta se negaba a aparecer- no te vayas
Deray: Me gustaría quedarme contigo. Y tú lo sabes… pero no soy yo la que manda ahora – sus ojos también se llenaron de lágrimas al decir estas palabras, pero ella esbozó una sonrisa. Riku pensó que nunca había estado más hermosa.
Riku: Pero… ¿Por qué?
Deray: No lo sé… Quizá por la misma razón por la que somos llamados a la vida. Mi trabajo ya ha terminado. No lo destroces, por favor.
Riku: No lo entiendo muy bien…
Deray: Hace un año yo dije lo mismo – dijo con una risa cansada- Y tampoco hace falta que tú lo entiendas.
Kairi se acercó entonces, junto a Sora.
Kairi: Te echaré mucho de menos, Deray.
Deray: Gracias por ayudarme a levantar la voz. Sin ti nunca hubiera podido conseguirlo.
Sora: Deray, tienes un corazón demasiado grande para tu cuerpo
Deray se volvió hacia él con lentitud.
Deray: Pero no tanto como el tuyo, Sora… Quiero que sepas que, el día que cumplimos un año de amigos… no salí corriendo por la historia… yo sabía que solo querías ayudarme… tenía miedo…
El enfermero llegó en ese momento y los chicos desearon poder cargárselo.
Enfermero: Señorita, ¿Quiere que desconectemos la máquina?
Deray: Si… por favor… pero deje que mis amigos permanezcan aquí – dejó que las lágrimas escaparan de sus ojos.
El enfermero se retiró.
Deray besó a Riku en los labios y él sintió un escalofrío por su espina dorsal.
Deray: Por favor, no abraces de nuevo a la oscuridad…
Riku sonrió, se pasó una mano por la cara
Kairi: Deray… ¿Tú sabías lo de tu enfermedad?
Deray: No quería que nadie se preocupara por mí… pero ahora tengo mucho miedo…
Riku le cogió de la mano. Kairi y Sora también se cogieron las manos e hicieron un pequeño corro en torno a Deray.
Sora: No importa lo lejos que estés. Nunca estarás sola…
Kairi: Mientras vivas en nuestro corazón, seguirás viva.
Riku: Te quiero. Quiero que sepas que siempre te he querido.
Deray: Yo también os quiero a vosotros.
La máquina hizo un extraño sonido.
Deray lloró con más fuerza.
Deray: Cantad conmigo por favor…
Y, los cuatro, sin saber cómo, sintieron como las notas salían de sus bocas como llamadas por la voz hipnotizante de Deray.
Todos:
The time has come…
I know, I know
My time has come…
Close your eyes
and find your time
Look! He has come…
The time has come…

La máquina volvió ha hacer ese sonido y Deray cerró los ojos con dolor, apretó con fuerza las manos de sus amigos. Cuando el sonido cesó, ella abrió los ojos, se mantenían serenos… sonrió y volvió a cerrar los ojos, pero esta vez ya no volvió a abrirlos…

Cap.7: Epílogo

La despedida de Deray se celebró a los tres días siguientes. Todo era melancolía. Había mucha gente arremolinada frente a aquella balsa que habían construido, aunque muchas personas solo fueron por cumplir o por curiosidad. Allí yacía Deray, llena de flores y con una hoja del árbol del Paopu en los brazos. Llevaba una túnica blanca y su cara reflejaba esa extraña sonrisa serena.
Habían dispuesto unos pequeños asientos en la arena. Riku contempló una vez más el rostro de Deray. No quería llorar. Sus amigos se pondrían peor. Sabía que ellos se habían portado de forma extraña con él desde la muerte de Deray. No quería más atenciones. Les quería demostrar que podía superarlo. Aunque en el fondo de su corazón siempre estaría su recuerdo.
El funeral sería al atardecer. El día amaneció brillante, y el mar estaba más hermoso que nunca, como si se hubiera engalanado para recibir a Deray.
Riku se pasó toda la mañana en su casa, atesorando recuerdos. Paseó por todas las habitaciones en las que había compartido bellos momentos con Deray. Y también fue al lugar donde la conoció.
Se sentó un rato en el árbol del Paopu y pasó el resto del día mirando el mar, llorando para no tener que hacerlo cuando viera como aquella inmensidad azul se llevara para siempre a aquella chica.
Sora encontró las fotos que se habían hecho con Deray, durante todo aquel año. Decidió que se las daría a Riku.
Kairi estuvo recogiendo flores y las dejó en el regazo de su amiga antes de la ceremonia. Aún no había asimilado la muerte de su amiga. Dolía demasiado. Pero sabía que para Riku era todavía más doloroso.
Riku lo pasó fatal en la ceremonia. No dejaba que las lágrimas salieran de sus ojos. Estaba como petrificado, no se movía, mantenía la vista fija en la chica, como días antes en el hospital. Su cuerpo temblaba de emoción contenida y de dolor.
Kairi se agachó un momento para decirle algo a Riku.
Kairi: Por favor, Riku… si quieres llorar, llora.
Riku: No, no puedo llorar… no me quedan más lágrimas… no me queda corazón…
Sora le miró, angustiado, jugueteando con aquel sobre de fotografías.
Llegó un momento en el que todos debían agacharse. Pero Riku permaneció así, demasiado ocupado controlando las lágrimas. Sentía que el corazón se le desgarraba por dentro.
Una señora se volvió molesta hacia él.
Señora: Chico, quieres hacer el favor de agacharte
Él la escuchó, pero estaba seguro de que si lo hacía, lloraría. Y eso era lo último que quería.
Antes de que la señora pudiera decir nada más, Sora saltó:
Sora: ¡Señora! ¿Quiere meterse en lo suyo y dejarle en paz?
Riku le miró un momento, agradecido.
Por último, la barca fue introducida al mar. Una vez allí, prendieron fuego y dejaron que las olas bambolearan la barca, llevándose a Deray mar adentro… (Como la peli ;-P)

Riku dejó que el viento despeinara su pelo azulado. En medio de aquella oscura noche, la luz de Deray se perdía a lo lejos.
Entonces dejó que las lágrimas salieran, con un gruñido de dolor.
Sora: ¿Riku?
Riku: No estoy llorando
Sora: No te he preguntado (XD! ¡PALO! Me ha dolido hasta a mí), pero ya veo… se te ha metido arena en los ojos.
Se sentó a su lado y le tendió el sobre.
Riku: ¿Qué es esto?
Sora: Ábrelo
Así lo hizo, y sus ojos se iluminaron.
Sora: Los encontré en mi cuarto, cuando ponía orden.
Riku iba pasando fotos.
Sora: ¡Mira! ¡Te acuerdas de esta? Le levanté la falda a las chicas cuando les ibas a hacer la foto. Si te fijas ahí, se pueden ver las bragas
Riku: Y si me fijo aún puedo ver las marcas de la paliza que te dieron – dijo con una sonrisa, entre las lágrimas.
Sora: Es verdad. Son unas bestias pardas.
Kairi: ¿Quiénes son unas bestias pardas, Sora? (UAHS!! Pilladón del 15!!)
Sora: Yo no he dicho nada…
Kairi: No… entonces me lo he imaginado
Riku: Muchas gracias, chicos.
Aquella noche, Riku, en su habitación, volvió a recordarla en su sueño. Seguía siendo una imagen dorado, y con aquella sonrisa, le cogía la mano y volvía a asegurarle que así estaba más segura. Y así, con todas las fotos esparcidas alrededor, la luna pudo escuchar como en aquella duermevela, el muchacho tarareaba aquella canción…
Riku: The time has come…

FIN

NOTAS DE LA AUTORA: Espero que este Fanfic os haya gustado. Ya sé que es una cursilada, pero a mí me gusta, (XD). Me vais a perdonar, pero es que este es mi primer fanfic. Así que, no esperaba de todas formas que saliera muy bien… bueno, que os guste y que lo disfrutéis leyendo tanto como yo he disfrutado escribiendo.