por Pictor Iocus » Vie Mar 13, 2009 10:00 pm
Nuevo capítulo al fín!!!!!!!!!! Siento muchiiisimo no haber escrito antes >.<. Esque creí que lo tendría más fácil, pero no, he estado un poco cupado. En fin! a partir de ahora si que podré escribir más =D. Espero que estéis disfrutando del fic ¡¡¡¡porque no morirá nunca!!!!!!!! Lex y yo escribiremos hasta terminarlo =). Y bueno agradeceríamos que diérais algún tipo de opinión sobre él, que así nos motivamos para seguir! jeje. Un saludoooo, y espero que os guste!
René y Roko habían visto cómo sus dos compañeros eran tragados por el mar a causa de dos enormes tentáculos del Kraken, así que ambas, junto a Veltrant, intentaban divisar algo desde fuera del agua.
¡¡Tenemos que ayudarles!! – exclamó preocupada René.– ¡No aguantarán mucho tiempo bajo el agua!
- Sí, ¡pero nosotras no sabemos… - Roko se quedó pensativa un momento, parecía algo indecisa.- manejarnos bajo el agua!
- Sí pero… ¡¡Kyaa!! – la chica gritó debido a que una flecha salió de repente del agua y casi le impacta en la cara.
- ¡Ese ha tenido que ser Pavel! – opinó Roko mientras volvía a observar las negras aguas.
- ¡¡¡Agarraos!!! – gritó ahora Veltrant, que acto seguido puso en marcha el Aquatic Goliat hacia el puerto que se veía ya próximo.- ¡Pediremos ayuda en el puerto lo antes posible! – las dos chicas se sujetaban fuertemente al barco, pero René miró hacia donde se encontraban antes de ponerse en movimiento y alzó su mano izquierda.
- ¡¡Bulla dîvum!! – y dos gotas de agua salieron disparadas hacia el lugar, que parecía estar iluminándose.
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Los dos chicos acababan de ser atrapados por los tentáculos y se dirigían a toda velocidad hacia el fondo del mar mientras intentaban deshacerse de los tentáculos que les apresaban.
Lex intentaba conjurar hechizos para liberarse, pero lo único que conseguía era crear una gran masa de burbujas, así que intentaba empuñar su espada mientras los tentáculos le apretaban más y más. Pavel, por su parte, también intentaba conjurar algún hechizo lumínico, pero al tener los brazos bloqueados le costaba mucho dirigirlos, una lanza de luz incluso salió disparada hacia la superficie, así que comenzó a proyectar su energía por todo su cuerpo, que fue iluminándose poco a poco. Aunque estaba consiguiendo acumular algo de energía, le era muy difícil concentrarse en algún hechizo debido a la falta de aire, pero de repente, tanto él como Lex notaron cómo sus pulmones se llenaban nuevamente de aire. Una burbuja rodeaba sus cabezas como si de buzos se trataran.
- ((Gracias, René)) – pensó algo aliviado Lex, al mismo tiempo que consiguió empuñar su espada. Entonces, como Pavel, comenzó a concentrar energía ígnea por todo su cuerpo y su espada, que se calentaban rápidamente.
- ((¡Acûtus corporis!)) – recitó mentalmente Pavel.
- ((¡Calôris vulneratio!)) – Lex también actuó.
Del cuerpo iluminado de Pavel salieron un gran número de puntas afiladas que perforaron el tentáculo hasta que quedó libre; mientras que Lex quedó cubierto con una inmensa masa de burbujas debido a su elevada temperatura y, girando sobre sí mismo cortó de cuajo el tentáculo que le apresaba.
Ambos se encontraban libres, pero pudieron ver cómo entre la oscuridad acuática, una figura les rodeaba con velocidad, el Kraken era verdaderamente grande comparado con ellos.
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El trío llegó al puerto a toda velocidad y, una vez allí, bajaron exaltados sin saber muy bien qué hacer.
- Tenemos que pedir ayuda, pero… ¿a quién? – René no sabía por dónde empezar. Roko no paraba de mirar hacia el mar muy seria y contrariada.
- ¡¡Hablaré con los demás capitanes!! – gritó Veltrant mientras se alejaba hacia otro barco cercano.
- Roko, no se qué hacer… ¡Tenemos que ayudarles!
- ¡¡Ya lo sé!! – Roko asustó a su compañera.- Ah… lo… lo siento. Esos idiotas… - y volvió a mirar hacia el mar con frustración.- ¡René, ahora vuelvo! ¡Voy a pedir ayuda! – y la chica de pelo rosa se perdió entre el gentío antes de que René pudiera decir nada.
- ((¡¿Y yo qué hago?!)) – pensó angustiada al quedarse sola. – ((No puedo quedarme parada, tengo que pedir ayuda. O si no… podría usar mis habilidades… No ¡No sabría dónde se encuentran!. Mi hechizo no les podrá ayudar por mucho tiempo…))
- Buenos días, señorita René – dijo una voz desconocida.
- ¿Eh?
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Lex y Pavel habían conseguido golpear en tres ocasiones al Kraken, pero les era muy difícil acertarle tanto por la oscuridad como por encontrarse bajo el agua, así que Pavel alzó los brazos.
- ¡Clâritâs caecitâs! – y una fuerte luz iluminó la zona donde se encontraban, dejando ver al enorme Kraken dirigiéndose veloz y peligrosamente al despistado Pavel. Entonces Lex se impulsó con gran fuerza gracias a un hechizo proyectado en sus pies y empujó a su amigo, pero con tan mala suerte que recibió una parte del golpe.- ¡¡¡Lex!!! ¡Maldición! ¡¿Cómo vamos a acabar con esa cosa?! – y cogió el brazo de su compañero intentando curarlo.
Mientras tanto, el Kraken seguía dando vueltas a su alrededor con extraordinaria agilidad. En ese momento, Lex, algo recuperado, se señaló la boca con la mano, intentando decirle algo a Pavel, que comprendió poco después a lo que se refería.
Ambos se quedaron inmóviles, como si no pudieran moverse, y la criatura los observó con prudencia unos instantes antes de dirigir sus enormes fauces hacia la pareja con la intención de devorarlos. Justo en el momento en que cerraba la boca para comerles, la mandíbula del monstruo quedó bloqueada. Pavel había clavado el tridente plateado en el paladar del monstruo y con el otro extremo la bloqueaba, y gracias a esto, Lex clavó su espada en el interior e hizo el corte más profundo que pudo, cubriéndolo todo de una atmósfera rojiza. A la señál de Pavel, Lex salió de la boca y puso una mano en la cabeza del Kraken.
- ¡¡Magnus âre… ugh!! – mientras recitaba el hechizo, la burbuja que René les otorgó desapareció, dejándolos de nuevo sin oxígeno, pero Lex cerró los ojos con fuerza y puso de nuevo su mano sobre el monstruo.- ((¡¡Magnus Ârefactum!!)) – y de repente el Kraken comenzó a envolverse por una inmensa masa de burbujas mientras se retorcía de dolor. Pavel salió de la criatura debido a que su temperatura aumentaba cada vez más. Ella, junto a convulsiones, dejó escapar una gran cantidad de tinta que lo ennegreció todo, pero tras eso la criatura se quedó inmóvil y chamuscada.
Entre toda esa opacidad, los dos chicos se encontraban cada vez más débiles. A pesar de haber acabado con el Kraken, necesitaban oxígeno urgentemente, pero se encontraban demasiado lejos de la superficie como para ir buceando.
Pero cuando lo daban todo por perdido, sintieron como unas manos les agarraban y les llevaban veloces a la superficie. Extraordinariamente, en pocos segundos pudieron respirar aire puro, pero muy mareados y desorientados por la falta de oxígeno. Pudieron ver que una criatura les llevaba al puerto con movimientos rápidos y ágiles.
- U… ¿una sirena? – preguntó Pavel al ver de forma borrosa la figura de lo que parecía una joven.
- ¿…quién eres? – preguntó Débilmente Lex. Entonces la sirena se detuvo poco a poco.
- …Id a la orilla – y se sumergió, dejando ver una preciosa aleta, pero ninguno podía percibir con claridad los colores de nada de lo que veían, se encontraban muy débiles. La sirena había desaparecido, y pudieron oír de fondo numerosas voces, pero una sonó muy cercana.
- ¡¡Chicos!! ¡Estáis aquí! Estáis hechos polvo. ¡Os llevaré al puerto! – Era Veltrant, que junto a su “Aquatic Goliat Ver.2.0”, ayudaba a los dos estudiantes a subir al barco.
Una vez en tierra se encontraban en mejor estado. Al bajar pudieron ver a René muy aliviada, a Roko empapada de lo que parecía sudor, y a un desconocido de pelo marrón y de punta que les miraba con desaprobación.
- ¡Aquí traigo el pedido! Aunque la mercancía ha llegado en mal estado – dijo bromista Veltrant mientras empujaba a la pareja.
- ¡Menos mal que estáis bien! – dijo René con una amplia sonrisa.
- Sí, nos habéis hecho pasar un mal rato – añadió Roko entre aliviada y molesta, también parecía cansada.
- Lo sentimos. Esa cosa nos pilló por sorpresa, pero nos deshicimos de ella. Por cierto, Roko, ¿qué te ocurre? Estás empapada – la joven se puso colorada y miró molesta a un lado.
- La pobre estaba muy preocupada y ha estado buscando ayuda desde que llegamos al puerto – respondió René algo cómplice.
- ¡¿Quién ha dicho que estuviera muy preocupada?! Sólo he hecho lo que tenía que hacer – y los presentes rieron, menos el desconocido.
- Ah, por cierto. Éste es Ton. Nos llevará hasta Sandland. Es un guardián del director
- Hola… - dijo secamente a los dos estudiantes. Vestía una armadura plateada, y en la frente llevaba una cinta blanca. Una ornamentada espada descansaba envainada en su cadera. Su semblante era muy serio. – Veo que habéis vuelto solos… qué sorpresa - Entonces Pavel y Lex recordaron lo ocurrido.
- ¡Ah! Es cierto. Acabamos con el Kraken, pero casi nos ahogamos de no ser por…
- ¡Una sirena! – terminó la frase Lex. – Nos trajo cerca del puerto, hasta que nos encontró Veltrant. Gracias a ella estamos vivos – Roko les miró molesta.
- ¡Con que una sirena! ¡já!
- Venga Roko, han tenido mucha suerte. Mi hechizo no duró lo suficiente por lo que veo… - dijo angustiada René. Roko suspiró.
- No, René, no te preocupes. De no ser por ti no hubiéramos aguantado tanto tiempo bajo el agua – dijo amable Lex a la chica, que se tranquilizó algo sonrojada.
- Y a ti también, Roko, gracias por buscar ayuda, aunque parece que no tuviste mucha suerte – añadió comprensivo Pavel.
- Olvídalo
- Ojala hubierais visto a la sirena, aunque la verdad es que ninguno de los dos la vimos muy bien
- ¡Dejad ya el tema! Tenemos que ir a Sandland. Ya vamos con retraso. Ton, guíanos – dijo cortante Roko. No parecía estar de buen humor.
- Sí, señorita Roko. Os llevaré hasta el “Desierto Ehic”, donde iremos a la entrada de la ciudad – su tono era distinto al que usaba con los chicos.
- ¿Cómo nos moveremos por el desierto? ¿En barcos terrenales? – preguntó ilusionado Lex.
- No…. En “Lumberdios” – dijo suspirando.- Ahora me tocará hacer de canguro… - pese a que no parecía mucho mayor, actuaba como si les llevara varios años.
- ¡Ay! Perdone… no venimos mucho por aquí… - dijo sarcástico Pavel, al percatarse, al igual que Lex, de la actitud que tenía hacia ellos. Pero Ton se dio la vuelta.
- Vamos
Al separarse de Veltrant, Ton dirigió al grupo hasta la salida del puerto, donde se extendía un desierto que se perdía de vista en el horizonte.
- Este es el “Desierto de Ehic”. No es un desierto normal, ya que se trata de una gran extensión de arenas movedizas. Por ello la ciudad de Sandland se encuentra bajo tierra, pero con los “lumberdios” no será difícil llegar.
- Sabes de sobra que nosotros no sabemos de lo que estás hablando, soldadito. ¿Qué demonios son esos “lumberdios” de los que hablas? – comentó Lex, harto del tono altivo que usaba Ton con ellos.
- Es cierto. Nosotras tampoco sabemos lo que son los lumberdios – dijo pensativa René. Ante la pregunta de René, Ton si hizo ademán de responder, pero antes de que pudiera hacerlo, un rosado gusano gigante de pequeñas y numerosas patas salió de la arena, y con su enorme boca engulló al sorprendido grupo…
------------- FIN DEL CAPÍTULO