Los relatos de Duniman

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Los relatos de Duniman

Notapor Duniman » Dom Nov 23, 2014 2:21 am

Ale, usaré este post como recopilación de relatos! IRÉ SUBIENDO!


Nada
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Nunca pensó como sería, pero ahora lo sabía, era así... todo era blanco impoluto... No. Blanco no. Todo era nada. No la nada real, ausente de color, de vida y de sonido, si no la nada que todos imaginamos cuando nos dicen que pensemos en ella. Esa nada que hace daño a la vista, y que de poder oírse, estaría lleno de aquellos pequeños detalles de nada que hacen que las cosas sean algo. Para él, esa nada estaba llena del suave murmullo de las hojas y arboles mecidos al viento, del sonido del mar yendo y viniendo sin saber donde parar, y al fondo del todo, donde se esconden los sonidos más tímidos, estaba su sonrisa. Esa sonrisa difuminada, de ella, de la que siempre había sido.

Entonces intentó acercarse, primero puso un pie en aquel bosque, curioso, pues no sabía que aún los poseía, y en un parpadeo, aquella nada se volvió verde. Podía ver aquellos arboles a los que antes solo podía oír, sentir el tacto de esas hojas marchitas en el suelo, crujiendo a cada pisada que daba. Avanzó a pasos lentos lo más rápido que pudo, acariciando cada corteza, admirando cada rincón de ese maravilloso lugar. Hasta que llegó a una llanura gris, fría, despojada de toda vida. Sabía por qué estaba ahí, sabía que solo era una prueba, que no era real, y dio otro paso, esta vez más firme que cualquier paso dado anteriormente, notando como su pie descalzo se hundía por última vez en el suelo húmedo, y justo cuando iba a tocar aquella triste llanura llegó al mar.

Le encantaba el sonido del mar... aunque a ella... no debía pensar en eso. El sol le hacía entrecerrar los ojos. Curioso, pues no tenía constancia de poseerlos aún. Empezaba a entender a esa nada cegadora. Avanzó hacia ese fondo azul infinito, dispuesto a llegar al otro lado del mundo si hacía falta. Se acercó sin miedo a la costa, dándose cuenta así de que aquí el agua era tan sólida como la arena, y que ningún paso en falso podría hacerle caer. Caminó, sin pausa, sin prisa, sin rumbo... y aunque el tiempo es un extraño en este lugar, había decidido presentarse lento y pesado. Él sabía que solo era una prueba más, un intento frustrado de aquella nada profunda intentando hacerle desistir. Pero él la notaba, podía sentir aquella sonrisa, ahí al fondo, esperándole, casi podía notar el aire saliendo de aquellos labios. Sí... eso le guiaba, seguía aquel aire dulce y cálido hacia aquella sonrisa que tanto amaba.

Un golpe lo paró. Curioso, pues no tenía constancia de seguir teniendo algún lugar que golpear. Un muro se erguía ante él. Un muro de ladrillo gris y viejo, alto hasta donde podía alcanzar la vista. No era otra prueba, no, esto no, esto era el final. Miró hacia atrás y todo era oscuro. Había llegado a la otra cara de la moneda, al lugar donde el silencio rige las normas y ni la más sola soledad se atreve a entrar. Buscó, buscó desesperado aquella sonrisa, intentando revelarse contra aquel silencio que se imponía cual dictador.
Rindiéndose, cayó al suelo, de rodillas, tapándose los oídos, nunca le habían dolido tanto, aquel silencio chillaba como poseído, susurrando dolor. Al borde de la locura, entre tanto murmullo, pudo escucharla, sí, era ella, estaba cerca. Se puso de pie y sin pensarlo echó a correr. Era inútil, como en una pesadilla en la que correr solo significa patalear sin avanzar a ninguna parte. Se impuso, se impuso a la oscuridad con uñas y dientes, apartando aquel negro fondo con la misma mirada, destapando aquella luz que era su sonrisa... y la vio... tímida, en el suelo, sentada. Tan brillante... que cada segundo que la miraba la oscuridad retrocedía miedosa y el brillo se volvía más cálido. Se acercó a ella y entonces, fue consciente de sus piernas, fue consciente de sus brazos, fue consciente de sus manos, de sus pies, de su cuerpo y extendió la mano... y se dio cuenta de que detrás de aquella sonrisa no había nadie. Que ella no le estaba esperando allí. Que ella no era simplemente un recuerdo más. Que ella era la no recompensa de una vida inútil. Él sonrió, mirando con cariño aquella silueta oscura que representaba su ausencia. Fue consciente de su corazón... y no hubo dolor más grande que ese...

Volvía a encontrarse en aquella nada inicial. Pero esta vez no había sonidos de árboles, no se escuchaba el murmullo de ninguna hoja, no sentía el ir y venir de aquellas olas... los había dejado atrás... pero podía sentir mejor que nunca aquella sonrisa. Se sentó en el suspiro de aquel segundo que le vino a visitar mientras caminaba por aquel mar, y sonriente mirando al cielo, negó con la cabeza. Él decidió quedarse ahí, arropado por aquello que le hacía feliz... ella... la que siempre había sido... es... y será...


Tiempo
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Estaba sentado en la mesa, otra vez, todo había empezado de nuevo. No se molestó en mirar a su alrededor, sabía exactamente todo lo que había. Apretó los puños, los dientes, cerró los ojos con todas sus fuerzas, cogió aire y se puso de pie, descalzo, lanzándose corriendo a la ventana. Caía rapido, con los brazos y las piernas extendidos, el aire hacía que los ojos le lloraran y que su pijama se volviera una ola borrosa sin sentido, y justo cuando iba a tocar el suelo... estaba sentado en la mesa. Otra vez. Un minuto.

El día que Trag conoció a aquel minuto era Martes. Era un minuto normal, el que se encuentra entre el momento en el que coges los cereales y los echas en un bol. Trag nunca había charlado nunca con un minuto antes, pero esa mañana tenía una excursión y mirándole a los ojos le pidió por favor que ese día se fuera un poco antes. El minuto, un poco recio a eso de plegar antes de tiempo decidió hacerle el favor a Trag, sacando un pie por el rincón, deslizando una mano por la puerta y encogiendo el estomago hasta la escalera.

Desde aquel día, cada mañana, Trag y él, durante un minuto, charlaban sobre sus sueños y deseos. Normalmente los minutos suelen estar callados, aunque si guardamos silencio y nadie nos molesta, podemos escuchar el zumbido de su respirar. Podría molestarme en explicaros el complejo sistema de respiración de un minuto, pero haría falta que entendierais el valor del tiempo, y eso es algo que solo los mas ancianos aprecian.
Aquel minuto deseaba durar más, se aburría mucho en el minutero viajando dentro de una hora mientras el día pasaba sin cesar. Trag lo miró con comprensión, incluso se sintió un poco egoísta, viviendo a costa de ellos que no hacían mas que dar vueltas. Él le contó a aquel minuto su sueño de ser libre, de poder ir donde quisiera sin tener obligaciones, de volar.

Y se fueron conociendo mas, creando un lazo peculiar entre tiempo y humano. Un día, Trag lo saludó como cada mañana, parecía mas contento de lo habitual, tenía un color celeste brillante que sinceramente, molestaba un poco a la vista, así que mientras Trag se servía sus cereales le preguntó que le pasaba y con una voz apagada, que daba dolor de oído, contestó que había decidido dar el paso, ser eterno, sin importar que dijeran los demás, que esta vez tenía un objetivo. Trag se rió, un minuto eterno, que locura, que pensarían el resto de minutos siguientes si por culpa de uno no pudieran continuar, imaginaos, a una hora, esperando que llegasen todos los minutos, preocupada porque nunca sería su momento ¡Sin pensar que diría el día! No, no, no, Trag le dijo que era imposible y muy problemático, que debería de durar sus sesenta segundos y volverse a la cama hasta el día siguiente. El minuto, orgulloso, se infló y se infló hasta que consiguió hacerse mas largo, cinco segundos mas largo para ser exactos, y justo antes de irse le sacó la lengua a Trag y dio un portazo al último “tac” del reloj.

Al día siguiente Trag y el minuto no hablaron, ni siquiera se miraron. Trag se comió su primera cucharada de cereales, miró el reloj y apurando el último segundo dijo en voz alta “Adiós”. Volvió a meter la cuchara en el bol, un poco preocupado pensando en cuanto duraría su enfado, y al meterse la cuchara en la boca notó que no había cereales. Miró el bol, vacío, y después la caja de cereales. Una risa tenue y lejana retumbó en sus oídos, se dio la vuelta con los ojos como platos y miró al minuto sorprendido “No puede ser... ¡lo has hecho!” Estaba sentado en la mesa, otra vez, todo había empezado de nuevo. No se molestó en mirar a su alrededor, sabía exactamente todo lo que había. Apretó los puños, los dientes, cerró los ojos con todas sus fuerzas, cogió aire y se puso de pie, descalzo, lanzándose corriendo a la ventana. Caía rapido, con los brazos y las piernas extendidos, el aire hacía que los ojos le lloraran y que su pijama se volviera una ola borrosa sin sentido, y justo cuando iba a tocar el suelo... se alzó cual ave apurando su vuelo. Las lagrimas recorrían su cara por culpa de la velocidad del viento, y el mundo aguardaba su visita, era libre, y desde la ventana de su hogar, un minuto le miraba sonriendo susurrando con aquella voz característica del tiempo “Lo has hecho...” y goteando aquel último segundo, la vida volvió a fluir.


El viaje
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Lo despedimos. Hoy lo despedimos finalmente. Hemos decorado la habitación con globos azules, blancos y verdes. Son sus colores, los que siempre intentaba llevar cuando paseaba todas las tardes por el parque desde hacía 7 años. Es increíble lo rápido que pasa el tiempo, o tal vez seamos nosotros, que no sabemos aprovecharlo hasta que nos damos cuenta de que se nos escapa de las manos. Su mujer, mi madre, está aquí, sus hijos estamos aquí, sus hermanas están aquí, sus nietos están aquí, sus sobrinos están aquí... Era lo que él quería. Ninguno lamenta, todos sonreímos. En fila, cada uno le va despidiendo, hace 1 semana que ha perdido el habla y aunque no puede vernos, todos vamos arreglados, como a una boda. Llega mi turno, me acerco a su oído. Dicen que cuando uno se marchita primero pierde el habla, después la vista, pero que el oído aguanta hasta el final...
Sé que puede escucharnos... sé que puede escucharme...
-Papá, todavía no soy capaz de asimilar lo que va a ocurrir... pero tú siempre fuiste un aventurero... Este es solo otro viaje más ¿verdad? Nos encontraremos al final del camino... Te quiero.
Beso su mejilla, todavía cálida, mientras una lágrima surca su rostro y una inapreciable sonrisa se esboza en su cara. No hace falta más. Siempre supimos entendernos sin palabras. Un pitido silencia la habitación. Algunos agachan la cabeza, intentando ocultar las lágrimas, como si aún pudiera verles. Otros salen, para poder soportar el momento. Yo sonrío. Mirándole. Agarro fuerte su mano. Volverá, siempre lo hace... siempre lo había hecho...


Sólo son recuerdos
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Entro en aquella sala, tan blanca, tan estéril. Está solo, tumbado en la camilla, acompañado por máquinas que le hacen respirar y que su corazón siga latiendo. Nunca me gustaron, sólo alargan los momentos interminables. Me acerco a él, dormido, pero sin poder despertar de su sueño. Hace tiempo que dejaron de venir a verle, hace tiempo que dejaron de preocuparse por él. Aún me pregunto si en este instante alguien sabría de su existencia aparte de los enfermeros y doctores que lo tratan. Acerco mi mano a su frente, e introduciéndome por la pequeña ventana de sus parpados cerrados, dejo atrás aquel “pip” rítmico que marca su vida.

Allí está él. En medio de un mar vacío, arrodillado y desnudo, sin poder hundirse en sus aguas, pensando tal vez en que ha hecho para estar allí, preguntándose por qué tome la dirección que tome el horizonte siempre le devuelve una mirada vacía. Me da pena. No soy quién para sentir esto por alguien, pero él está solo. Es la primera vez en mucho tiempo que encuentro a alguien solo en el mar de su mente. Sin familia, sin recuerdos, sin amigos que añorar, sin amores que desear. Un mar vacío sólo significa tristeza, sólo significa que tu vida fue fútil hasta volverse insípida. No puedo dejarle así. Tal vez sea que veo en él una parte de mí. Puede que yo también me sienta solo en un inmenso océano que no me es correspondido…

Entonces aparece la bruma. Trae consigo edificios. Personas. Él no conoce a nadie, pero nada más verla su cara cambia de inmediato, transformándose lentamente en una sonrisa con lágrimas en sus ojos. Son su familia, no lo sabe, pero lo siente, y vienen a verle. De debajo del mar comienzan a salir edificios; la casa donde creció, el instituto donde estudió, incluso el descampado donde una vez le robaron. Todo está allí. Él se sorprende ¿cómo había podido olvidarlo? Va corriendo a abrazar a su madre y soy capaz de notar el calor de ese abrazo en mi propia piel. Hablan, hablan mucho, sobre todo lo que han pasado juntos, sobre su padre, sobre sus hermanos. Ríen en el jardín que él mismo cultivó. Cada flor y hierba nace ahora de aquel líquido turquesa. Y en medio de la conversación, ella desaparece. Él se asusta, piensa que va a volver a encontrarse solo, y es cuando aparece ella, la única que había sido, es y será. Llora, llora como un niño y cae al suelo. Ella se acerca a él y lo abraza, le dice que no llore, que está allí, con él, como siempre habían querido los dos. Se besan y se quedan así, juntos y abrazados durante un instante eterno… y la bruma comienza a marchar. Poco a poco voy recogiendo aquel vacío lleno de sentimientos hacia mi interior… pues yo soy esa bruma, la recogedora de recuerdos y creadora de nuevos. Él se pone en pie, intentando alcanzar aquellos espejismos que jamás vivió pero que yo hice reales… porque me dio pena. Yo marcharé y el empezará de nuevo, en otro tiempo, en otro espacio, y tal vez, en aquella nueva vida, pueda alcanzar todo aquello que yo le ofrecí sólo en la hora de su muerte. Abro mis ojos y aparto mi mano de su frente.

El “pip” dejó de tartamudear para acabar con un chillido frío que inunda la sala. Marcho y nadie me ve, nadie sabe que he estado allí, nadie sabe que estoy allí, nadie sabe que estaré allí. Soy la bruma, aquella que aparece en tu cabeza cuando intentas recordar tu infancia. La que intercambió los recuerdos de tus primeros pasos por el primer beso. La que conserva con tu nombre en una caja los mejores y peores años de tu vida. Y algún día, cuando estés en aquel mar, yo te devolveré todo aquello que te arrebaté un día para darte la capacidad de dar el siguiente paso.
A veces me pregunto que habrá en aquel mar para mí… ¿Pues a quien recordaré, si todos mis recuerdos son robados?


El día que murió el arte
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El día que murió el arte yo estaba escribiendo. Lo noté en mi interior, y sobretodo, en la calidez que mis manos fueron perdiendo poco a poco... El día que murió el arte todos lo notamos, pero nadie lo dijo. La gente se sumió en un silencio de honor que sólo el alba levantó... y la vida cambió.
El día que murió el arte los colores pasaron a ser sólo una forma de poder distinguir objetos, paso a ser tan solo una anécdota que nadie sabía contar. Un material que los pintores ya no supieron usar, algo con lo que los niños no sabían dibujar...
El día que murió el arte la música se convirtió en ruido. Los reyes que nos hicieron vibrar en su día no fueron más que plebeyos siendo escarmentados por un vacío que se apoderó de sus vidas...
El día que murió el arte las conversaciones empezaron a ser simples palabras sin sentido que morían al salir de los labios. Hojas caídas de arboles muertos, arboles que eramos nosotros, despojados de toda esencia, dejándonos grises y secos...
El día que murió el arte los telones de los teatros se usaron de mantas. Los actores sólo eran muñecos, y los muñecos sólo eran madera para avivar el fuego...
El día que murió el arte las letras se transformaron en garabatos y las historias se convirtieron en mito. Los escritores, almas en pena a las que habían arrebatado su expresión...
El día que murió el arte la gente dejó de amar.
El día que murió el arte el viento dejó de soplar, los mares dejaron de bailar.
El día que murió el arte las estrellas dejaron de brillar.
El día que murió el arte el mundo dejó de girar... porque el día que murió el arte, el universo, detrás suyo, murió de inanición.


Un paso más
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Su vieja pierna dio otro paso en la nieve mientras su pie descalzo temblaba de frío. A cada paso se volvía más insensible a esa sensación, y no le hicieron falta muchos más para dejar de sentir nada.
Llevaba un paraguas negro y viejo que ondeaba con el viento que se colaba entre los más altos edificios que rodeaban aquel tejado, se le colaba entre sus ropas, que no eran más que un largo camisón blanco que usaba para dormir. La ciudad le iluminaba el camino desde abajo, con sus farolas y sus coches en marcha. Cualquiera que hubiera visto esa imagen habría visto a un viejo loco y triste acercándose lentamente al vacío... pero no, no había tristeza en el rostro de ese hombre, solo una sonrisa de oreja a oreja que hacía que todas sus arrugas fueran las mas bellas de aquella noche.
Se subió al borde con la gracia de un niño jugando a ser trapecista, no tenía miedo, era un juego. Cogió un poco de nieve con la punta de sus dedos y se la echó por encima de la cabeza, entonces, colgándose el paraguas en el brazo, los extendió para notar aquel viento frío que le cortaba los labios, inspiró profundamente y, cerrando los ojos, se dejó caer al vacío, y mientras caía sonriente, su vida empezó a llover en su cabeza como un chaparrón repentino... aquella vez que tuvo que ir a casa con los pantalones rotos por haber estado jugando encima de un árbol, cuando se peleó con aquel grandullón para que no le quitaran el juguete a su mejor amiga y llegó con el ojo morado a casa, o aquella semana que estuvieron acampando al lado de la playa... el olor a las sabanas limpias que tendía su madre... la risa tan graciosa de su padre... las discusiones con sus hermanas... las reuniones familiares donde no cabía un alfiler... aquellas aventuras de las que solo sus amigos y el sabían algo, su primer regalo, su primer juguete, su primer amigo, su primera fiesta, su primer castigo, su primer viaje, su primer amor, su único sueño...
Mientras caía agarraba con fuerza aquel paraguas... no con la vaga ilusión de salvar su vida, si no con el cariño con el que se abraza a los recuerdos... y voló...


Odio
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Te odio... te odio por quererte y no ser correspondido,
por verte y sin ti estar perdido,
por notar que hago el estúpido,
por saber que no le caigo bien a Cupido.

Te odio porque te veo y tú no me miras,
por ser un gato del amor sin vidas,
por creer tener una oportunidad,
porque tu cárcel es mi libertad.

Te odio porque me encanta tu forma de ser,
porque el amor que siento es difícil de creer,
porque el caballero de brillante armadura se a quedado en la cuneta,
porque al ver tu sonrisa mi felicidad esta completa.

Te odio porque cuando me hablas no sé que decir,
porque hago el tonto para que te fijes en mi,
por saber que no sirve de nada fingir,
por saber que no y yo insistir.

Te odio... Por saber que de mi no estas enamorada...
Me odio porque te quiero y tú no tienes la culpa de nada


Mi don:
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Me fascinaba el sonido del piano hasta que dejaste de tocar. Me encantaba escribir hasta que dejaste de leerme. Amaba pasear hasta que comencé a hacerlo sólo. Disfrutaba de la visión de las estrellas hasta que dejamos de verlas juntos. Me animaba charlar contigo hasta que descubrí que ya no me escuchabas. Vivía sin noción del tiempo hasta que empecé a llevar la cuenta de los días que no nos veíamos.

Me encantaba vivir... Me encantaba despertarme cada mañana sabiendo que alguien pensaba en mi, que mis pensamientos eran correspondidos, que cuando algo sucediera no me encontraría sólo ante la inmensidad de lo desconocido que se plantaría delante de mi. Ayer soñé que con tu olor. Es extraño, pero me pareciste más cercana que todo el tiempo que estuviste junto a mi, y es extraño, porque no pude verte, pero te sentí tan cerca... Me arropabas con todo tu ser, y nunca una noche de invierno me pareció tan cálida... Ni cuando estabas aquí...

Pero me he vuelto a despertar sólo. La casa está muda, como si antes de irte hubieras decidido cortarle las cuerdas vocales a este hogar, cómo si al marcharte te hubieras llevado contigo la esencia de todo lo que se encontraba dentro... Incluso la mía. Ahora soy un ser gris, hueco, que se dedica a echar de menos tus buenos días y tus buenas noches.
Son los días como hoy los que voy a verte. No sé exactamente por qué pero... Sé dónde puedo verte para suplir esta sensación... En el jardín del hospital. Cuando me siento allí y miro aquellas flores, es como si el mismo calor del sol tomara forma a mi lado y surgiera un ser de luz, que eres tu, y compartieras aquella visión que tantos días, por desgracia, compartimos juntos.
Comienzo a recordar tus charlas, desbordabas imaginación, y creo que un poco de esa imaginación se impregnaba en mi... Por eso cuando te fuiste dejé de escribir. No eras mi musa... Eras mi don.
Son las diez de la noche y estoy escribiendo una carta a una persona que ya no está, porque he pensado que me haría sentir más cerca de ella, pero es mentira. Te echo de menos, y por eso me levanto cada mañana y le doy los buenos días a todo nuestro hogar, por eso abro las persianas y recojo, de aquella caja fuerte interior en la que guardo tus recuerdos, la sonrisa de cuando estabas a mi lado y sigo adelante. No me siento más cerca de ti ahora que cuando empecé a escribir esto, pero siempre que me siento capaz de escribir algo... Sé que es porque estás cerca, explicándome alguna historia muy bajito al oído, de forma casi inaudible y salpicándome con tu imaginación, mi don.
Última edición por Duniman el Mar Ene 13, 2015 11:40 pm, editado 9 veces en total
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Re: Tiempo

Notapor xXOrbOOkXx » Lun Nov 24, 2014 7:08 pm

Bueno, podemos decir que tu historia es... curiosa sin lugar a dudas. Como muchas otras, juega con el tiempo, repitiéndolo una y otra vez. Lo que he sacado en claro es un mensaje por superar las barreras de la rutina (creo) y "desplegar tus alas" para volar hacia nuevas experiencias.

Tu gramática es correcta y auténtica, no tienes casi fallos (por no decir ninguno) pero quizá debas hacer párrafos un poco más cortos :D. para mejorar la lectura.

En general, es una historia bastante chula, corta y con un mensaje escondido. Enhorabuena ^^. (A mí, personalmente me ha gustado).

PD: Ah, y una cosa: Podrías poner todas tus obras (La Nada y ésta, Tiempo) en un tema común (en vez de publicarlas por separado), como un apartado para ti solo. :P Facilitará encontrarlas todas.

Y nada más por mi parte :D da gusto ver a los nuevos en FanPlace.
~Un cuarto de hora de risa, equivale a un año más de vida...~


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Tercera Saga:

Prólogo de Simbad
"Bastión Hueco" Choque de culturas (Encuentro)
"Bastión Hueco" Novatos bajo la lluvia (Primer encuentro - Saga Novatos)
"Tierras del Reino" El nacimiento de un príncipe (Trama)
"Islas del Destino" ¡Buscad a mi perro! (Misión)
"Castillo de Bestia" Solos entre lobos (Primer encuentro - Saga Délaissé)
"La Cité des Cloches" Los miserables (Encuentro)
"Villa Crepúsculo" Una visita guiada (Encuentro)
"Selva Profunda" Día de monos (Encuentro)
"Port Royal" Los muertos no cuentan cuentos (Trama)
"Tierra de Dragones" Linda Flor (Misión)
"Bastión Hueco" Novatos bajo el amanecer (Segundo encuentro - Saga Novatos)
"Ciudad de Paso" Lo que vale la pena (Encuentro)
"Ciudad de Paso" The Game Never Ends (Trama)
"Torre de los Misterios" Orden en la Biblioteca (Misión)
"Evento Global" El esclavo del olvido
"Evento Global" Ruta de los perdidos

Evento Halloween 2014
"Especial libre" El laberinto de los corazones
"Especial libre" San Valentín III
"Islas del Destino" Yincana veraniega
"Evento libre" La Mansión Encantada II: La Venganza

Cuarta Saga:


"Ciudad Inexistente" Dos velas para el diablo (Encuentro)
"Port Royal" De copas con la muerte (Encuentro)
"Bastión Hueco" De magdalenas y vicios franceses (Encuentro)
"La Cité des Cloches" Insomnia (Primer encuentro - Saga La Musique du Silence)
"La Cité des Cloches" Somnia (Segundo encuentro - Saga La musique du Silence)
-"Port Royal" El barco que desaparece en la niebla (Misión)
"Tierras del Reino" Donde duermen los gigantes (Trama)
"País de los Mosqueteros" Todos Para Uno (Trama)
"Ciudad de Paso" Un nuevo Crepúsculo (Trama)
"Ciudad de Halloween" El ataque de Boogieman (Trama)
"La Cité des Clochés" Fuego Infernal (Trama)
"Espacio Profundo" Planta 313 (Encuentro)
"Mundo Inexistente" Pasajes Oscuros (Trama)
"Tierra de Partida" Penúltima Parada (Encuentro)
"Evento Global" El principio del fin
"Atlántica" Perdona pero quiero casarme contigo (Encuentro)

"Especial libre" El laberinto de los corazones II: Escape
"Especial libre" World War Christmas
"Especial libre" El San Valentín está aquí
"Especial libre" ¡Exámenes finales
"Especial libre" La inocencia perdida
"Especial libre" Misión: Salvar la Navidad

Timeskip (Finales 1013-1017)

"Tierra de Partida" Examen de Maestría (30 Diciembre 1013)
"Jardines de Tierra de Partida" Doomsnight (Libre) (31 Diciembre 2013)
"País de las Maravillas" El último regalo (Minitrama) (Julio 1014)
"Jardines de Tierra de Partida" El Regreso (Libre) (Finales de Marzo de 1017)

Saga final:

"La Cité des Clochés" Santuario (Trama)
"La Cité des Clochés" La última noche en París (Libre)
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Re: Los relatos de Duniman

Notapor Duniman » Lun Nov 24, 2014 11:51 pm

Ale ya he hecho lo que me dijiste, y muchas gracias! A ver si sigo escribiendo cosas y tal... que la inspiración me viene de uvas a peras... xD
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Re: Los relatos de Duniman

Notapor Duniman » Dom Nov 30, 2014 2:52 am

Perdón por el doble post, es que he subido un relato nuevo! :')

El viaje
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Lo despedimos. Hoy lo despedimos finalmente. Hemos decorado la habitación con globos azules, blancos y verdes. Son sus colores, los que siempre intentaba llevar cuando paseaba todas las tardes por el parque desde hacía 7 años. Es increíble lo rápido que pasa el tiempo, o tal vez seamos nosotros, que no sabemos aprovecharlo hasta que nos damos cuenta de que se nos escapa de las manos. Su mujer, mi madre, está aquí, sus hijos estamos aquí, sus hermanas están aquí, sus nietos están aquí, sus sobrinos están aquí... Era lo que él quería. Ninguno lamenta, todos sonreímos. En fila, cada uno le va despidiendo, hace 1 semana que ha perdido el habla y aunque no puede vernos, todos vamos arreglados, como a una boda. Llega mi turno, me acerco a su oído. Dicen que cuando uno se marchita primero pierde el habla, después la vista, pero que el oído aguanta hasta el final...
Sé que puede escucharnos... sé que puede escucharme...
-Papá, todavía no soy capaz de asimilar lo que va a ocurrir... pero tú siempre fuiste un aventurero... Este es solo otro viaje más ¿verdad? Nos encontraremos al final del camino... Te quiero.
Beso su mejilla, todavía cálida, mientras una lágrima surca su rostro y una inapreciable sonrisa se esboza en su cara. No hace falta más. Siempre supimos entendernos sin palabras. Un pitido silencia la habitación. Algunos agachan la cabeza, intentando ocultar las lágrimas, como si aún pudiera verles. Otros salen, para poder soportar el momento. Yo sonrío. Mirándole. Agarro fuerte su mano. Volverá, siempre lo hace... siempre lo había hecho...
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Re: Los relatos de Duniman

Notapor Duniman » Mar Dic 02, 2014 12:18 am

Perdón por el triple posteo... pero es que si no actualizo y nadie se enteraría... :cry:

Sólo son recuerdos
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Entro en aquella sala, tan blanca, tan estéril. Está solo, tumbado en la camilla, acompañado por máquinas que le hacen respirar y que su corazón siga latiendo. Nunca me gustaron, sólo alargan los momentos interminables. Me acerco a él, dormido, pero sin poder despertar de su sueño. Hace tiempo que dejaron de venir a verle, hace tiempo que dejaron de preocuparse por él. Aún me pregunto si en este instante alguien sabría de su existencia aparte de los enfermeros y doctores que lo tratan. Acerco mi mano a su frente, e introduciéndome por la pequeña ventana de sus parpados cerrados, dejo atrás aquel “pip” rítmico que marca su vida.

Allí está él. En medio de un mar vacío, arrodillado y desnudo, sin poder hundirse en sus aguas, pensando tal vez en que ha hecho para estar allí, preguntándose por qué tome la dirección que tome el horizonte siempre le devuelve una mirada vacía. Me da pena. No soy quién para sentir esto por alguien, pero él está solo. Es la primera vez en mucho tiempo que encuentro a alguien solo en el mar de su mente. Sin familia, sin recuerdos, sin amigos que añorar, sin amores que desear. Un mar vacío sólo significa tristeza, sólo significa que tu vida fue fútil hasta volverse insípida. No puedo dejarle así. Tal vez sea que veo en él una parte de mí. Puede que yo también me sienta solo en un inmenso océano que no me es correspondido…

Entonces aparece la bruma. Trae consigo edificios. Personas. Él no conoce a nadie, pero nada más verla su cara cambia de inmediato, transformándose lentamente en una sonrisa con lágrimas en sus ojos. Son su familia, no lo sabe, pero lo siente, y vienen a verle. De debajo del mar comienzan a salir edificios; la casa donde creció, el instituto donde estudió, incluso el descampado donde una vez le robaron. Todo está allí. Él se sorprende ¿cómo había podido olvidarlo? Va corriendo a abrazar a su madre y soy capaz de notar el calor de ese abrazo en mi propia piel. Hablan, hablan mucho, sobre todo lo que han pasado juntos, sobre su padre, sobre sus hermanos. Ríen en el jardín que él mismo cultivó. Cada flor y hierba nace ahora de aquel líquido turquesa. Y en medio de la conversación, ella desaparece. Él se asusta, piensa que va a volver a encontrarse solo, y es cuando aparece ella, la única que había sido, es y será. Llora, llora como un niño y cae al suelo. Ella se acerca a él y lo abraza, le dice que no llore, que está allí, con él, como siempre habían querido los dos. Se besan y se quedan así, juntos y abrazados durante un instante eterno… y la bruma comienza a marchar. Poco a poco voy recogiendo aquel vacío lleno de sentimientos hacia mi interior… pues yo soy esa bruma, la recogedora de recuerdos y creadora de nuevos. Él se pone en pie, intentando alcanzar aquellos espejismos que jamás vivió pero que yo hice reales… porque me dio pena. Yo marcharé y el empezará de nuevo, en otro tiempo, en otro espacio, y tal vez, en aquella nueva vida, pueda alcanzar todo aquello que yo le ofrecí sólo en la hora de su muerte. Abro mis ojos y aparto mi mano de su frente.

El “pip” dejó de tartamudear para acabar con un chillido frío que inunda la sala. Marcho y nadie me ve, nadie sabe que he estado allí, nadie sabe que estoy allí, nadie sabe que estaré allí. Soy la bruma, aquella que aparece en tu cabeza cuando intentas recordar tu infancia. La que intercambió los recuerdos de tus primeros pasos por el primer beso. La que conserva con tu nombre en una caja los mejores y peores años de tu vida. Y algún día, cuando estés en aquel mar, yo te devolveré todo aquello que te arrebaté un día para darte la capacidad de dar el siguiente paso.
A veces me pregunto que habrá en aquel mar para mí… ¿Pues a quien recordaré, si todos mis recuerdos son robados?
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Re: Los relatos de Duniman

Notapor ita » Mar Dic 02, 2014 3:02 pm

Leí los dos último. Con "El viaje" casi lloro, es muy bonito y sentido. No se necesitan muchas palabras para expresar esos sentimiendos, sólo las escogidas y tú las has elegido perfectamente.
"Sólo son recuerdos" me recordó un poco a "La ladrona de libros", por eso de personificar y darle forma a la muerte, por su manera de interactuar y preocuparse por aquellos a los que se lleva. Ha sido algo diferente, pero eso no quita que no me haya agradado.
¡Ánimo y sigue escribiendo!

PD: sólo hay algún pequeño error ortográfico y de sintaxis, todo lo demás está perfecto ^^
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Re: Los relatos de Duniman

Notapor Duniman » Jue Dic 11, 2014 3:00 am

Gracias! "El viaje" lo escribí en un momento de mi vida que estaba bastante... tonto, por así decirlo xD Y no he leído "La ladrona de libros" pero por lo que dices suena interesante, miraré a ver qué tal, y lo de los errores lo sé, se me cuelan bastante, algunos son textos que voy encontrando y los intento corregir antes de colgarlos pero voy rápido y se me pasan cosas jeje...

Aquí os dejo un par más!

El día que murió el arte

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El día que murió el arte yo estaba escribiendo. Lo noté en mi interior, y sobretodo, en la calidez que mis manos fueron perdiendo poco a poco... El día que murió el arte todos lo notamos, pero nadie lo dijo. La gente se sumió en un silencio de honor que sólo el alba levantó... y la vida cambió.
El día que murió el arte los colores pasaron a ser sólo una forma de poder distinguir objetos, paso a ser tan solo una anécdota que nadie sabía contar. Un material que los pintores ya no supieron usar, algo con lo que los niños no sabían dibujar...
El día que murió el arte la música se convirtió en ruido. Los reyes que nos hicieron vibrar en su día no fueron más que plebeyos siendo escarmentados por un vacío que se apoderó de sus vidas...
El día que murió el arte las conversaciones empezaron a ser simples palabras sin sentido que morían al salir de los labios. Hojas caídas de arboles muertos, arboles que eramos nosotros, despojados de toda esencia, dejándonos grises y secos...
El día que murió el arte los telones de los teatros se usaron de mantas. Los actores sólo eran muñecos, y los muñecos sólo eran madera para avivar el fuego...
El día que murió el arte las letras se transformaron en garabatos y las historias se convirtieron en mito. Los escritores, almas en pena a las que habían arrebatado su expresión...
El día que murió el arte la gente dejó de amar.
El día que murió el arte el viento dejó de soplar, los mares dejaron de bailar.
El día que murió el arte las estrellas dejaron de brillar.
El día que murió el arte el mundo dejó de girar... porque el día que murió el arte, el universo, detrás suyo, murió de inanición.

Lo sé, tal vez sea un poco típico no...?

Un paso más

Spoiler: Mostrar
Su vieja pierna dio otro paso en la nieve mientras su pie descalzo temblaba de frío. A cada paso se volvía más insensible a esa sensación, y no le hicieron falta muchos más para dejar de sentir nada.
Llevaba un paraguas negro y viejo que ondeaba con el viento que se colaba entre los más altos edificios que rodeaban aquel tejado, se le colaba entre sus ropas, que no eran más que un largo camisón blanco que usaba para dormir. La ciudad le iluminaba el camino desde abajo, con sus farolas y sus coches en marcha. Cualquiera que hubiera visto esa imagen habría visto a un viejo loco y triste acercándose lentamente al vacío... pero no, no había tristeza en el rostro de ese hombre, solo una sonrisa de oreja a oreja que hacía que todas sus arrugas fueran las mas bellas de aquella noche.
Se subió al borde con la gracia de un niño jugando a ser trapecista, no tenía miedo, era un juego. Cogió un poco de nieve con la punta de sus dedos y se la echó por encima de la cabeza, entonces, colgándose el paraguas en el brazo, los extendió para notar aquel viento frío que le cortaba los labios, inspiró profundamente y, cerrando los ojos, se dejó caer al vacío, y mientras caía sonriente, su vida empezó a llover en su cabeza como un chaparrón repentino... aquella vez que tuvo que ir a casa con los pantalones rotos por haber estado jugando encima de un árbol, cuando se peleó con aquel grandullón para que no le quitaran el juguete a su mejor amiga y llegó con el ojo morado a casa, o aquella semana que estuvieron acampando al lado de la playa... el olor a las sabanas limpias que tendía su madre... la risa tan graciosa de su padre... las discusiones con sus hermanas... las reuniones familiares donde no cabía un alfiler... aquellas aventuras de las que solo sus amigos y el sabían algo, su primer regalo, su primer juguete, su primer amigo, su primera fiesta, su primer castigo, su primer viaje, su primer amor, su único sueño...
Mientras caía agarraba con fuerza aquel paraguas... no con la vaga ilusión de salvar su vida, si no con el cariño con el que se abraza a los recuerdos... y voló...
Me gusta mucho la idea de volar y lo suelo reflejar en lo que escribo... hay gente que lo nota xD
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Re: Los relatos de Duniman

Notapor 15nuxalxv » Jue Dic 11, 2014 8:20 pm

Esperemos que el arte no muera nunca xD

Me gusta el efecto que haces con los paralelismos en ese relato (estoy estudiando el examen de Literatura xD), y sólo puedo decir que estoy muy de acuerdo contigo.

En cuanto a Un paso más... Parece que la Muerte está muy presente en tus relatos, no sólo en Viento. Cada uno tiene sus temas, no me voy a meter en los motivos por los cuales escribes sobre ello ;).

Los dos textos me gustan. Tienes alguna faltilla por ahí, no muy graves... ¡No olvides que tras los tres puntos va mayúscula! Además, en el último párrafo tendrían más sentido los puntos y seguido, al menos a mi parecer (soy un poco obsesiva con las reglas de puntuación).

Espero que mi opinión te sirva~.
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Re: Los relatos de Duniman

Notapor Duniman » Jue Dic 11, 2014 10:14 pm

¡Sí que sirven por supuesto! Todo lo que me vais diciendo lo voy guardando en la cabeza para próximos relatos, muchas gracias por la molestia de leerlos y opinar ¡Que es más que suficiente! ^-^
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Re: Los relatos de Duniman

Notapor Duniman » Lun Dic 15, 2014 1:45 am

Odio
Spoiler: Mostrar
Te odio... te odio por quererte y no ser correspondido,
por verte y sin ti estar perdido,
por notar que hago el estúpido,
por saber que no le caigo bien a Cupido.

Te odio porque te veo y tú no me miras,
por ser un gato del amor sin vidas,
por creer tener una oportunidad,
porque tu cárcel es mi libertad.

Te odio porque me encanta tu forma de ser,
porque el amor que siento es difícil de creer,
porque el caballero de brillante armadura se a quedado en la cuneta,
porque al ver tu sonrisa mi felicidad esta completa.

Te odio porque cuando me hablas no sé que decir,
porque hago el tonto para que te fijes en mi,
por saber que no sirve de nada fingir,
por saber que no y yo insistir.

Te odio... Por saber que de mi no estas enamorada...
Me odio porque te quiero y tú no tienes la culpa de nada


El primer poema que escribí, lo he encontrado entre un montón de papeles de la ESO... jajaja, se nota la época... menudo xD
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Re: Los relatos de Duniman

Notapor Duniman » Mar Ene 13, 2015 11:40 pm

Mi don:
Spoiler: Mostrar
Me fascinaba el sonido del piano hasta que dejaste de tocar. Me encantaba escribir hasta que dejaste de leerme. Amaba pasear hasta que comencé a hacerlo sólo. Disfrutaba de la visión de las estrellas hasta que dejamos de verlas juntos. Me animaba charlar contigo hasta que descubrí que ya no me escuchabas. Vivía sin noción del tiempo hasta que empecé a llevar la cuenta de los días que no nos veíamos.

Me encantaba vivir... Me encantaba despertarme cada mañana sabiendo que alguien pensaba en mi, que mis pensamientos eran correspondidos, que cuando algo sucediera no me encontraría sólo ante la inmensidad de lo desconocido que se plantaría delante de mi. Ayer soñé que con tu olor. Es extraño, pero me pareciste más cercana que todo el tiempo que estuviste junto a mi, y es extraño, porque no pude verte, pero te sentí tan cerca... Me arropabas con todo tu ser, y nunca una noche de invierno me pareció tan cálida... Ni cuando estabas aquí...

Pero me he vuelto a despertar sólo. La casa está muda, como si antes de irte hubieras decidido cortarle las cuerdas vocales a este hogar, cómo si al marcharte te hubieras llevado contigo la esencia de todo lo que se encontraba dentro... Incluso la mía. Ahora soy un ser gris, hueco, que se dedica a echar de menos tus buenos días y tus buenas noches.
Son los días como hoy los que voy a verte. No sé exactamente por qué pero... Sé dónde puedo verte para suplir esta sensación... En el jardín del hospital. Cuando me siento allí y miro aquellas flores, es como si el mismo calor del sol tomara forma a mi lado y surgiera un ser de luz, que eres tu, y compartieras aquella visión que tantos días, por desgracia, compartimos juntos.
Comienzo a recordar tus charlas, desbordabas imaginación, y creo que un poco de esa imaginación se impregnaba en mi... Por eso cuando te fuiste dejé de escribir. No eras mi musa... Eras mi don.
Son las diez de la noche y estoy escribiendo una carta a una persona que ya no está, porque he pensado que me haría sentir más cerca de ella, pero es mentira. Te echo de menos, y por eso me levanto cada mañana y le doy los buenos días a todo nuestro hogar, por eso abro las persianas y recojo, de aquella caja fuerte interior en la que guardo tus recuerdos, la sonrisa de cuando estabas a mi lado y sigo adelante. No me siento más cerca de ti ahora que cuando empecé a escribir esto, pero siempre que me siento capaz de escribir algo... Sé que es porque estás cerca, explicándome alguna historia muy bajito al oído, de forma casi inaudible y salpicándome con tu imaginación, mi don.
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