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En una de mis excursiones sigilosas por Tierra de Partida, oí decir a unos chicos que habia un Gremio donde solicitar misiones.
Necesitaba hacerme mas fuerte antes de verme en peligro en alguna misión... Aquello parecía ser interesante, asi que me apresuré a ir rapidamente a coger misiones interesantes antes que los demás.
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El lugar era un modesto local, con una guapa camarera que estaba acompañada de un ''pintillas''... no pensaba ligar con ella pero me molestaba que tuviera un compañero tan atractivo, asi no nos haría caso a los demás.
Pasé de ellos dos y me puse a ver un tablón con papeles clavados, alli estaban las misiones...

Al parecer tenian requisitos... habia una de ir a otro mundo a conseguir informacion sobre una aglomeracion misteriosa de Sincorazones.

LA ACEPTO!!

....
....
Mas tarde me dijeron que era demasiado novato como para emprenderla, con lo que volví enfurruñado al tablón...

Una me llamó la atención.. habia que capturar a un MOGURI rebelde...
Bueno, Moggle me caia fatal y asi podría pegarle a un Moguri lameculos.

ACEPTO ESTA!



Seguidamente, tras apuntarme pedí una bebida a la tabernera y me senté a bebermela con una sonrisilla maligna.
Iba a pegar a un Moguri, juju

Aquella mañana, Kairi paseaba tranquila por Tierra de Partida. Hacía buen tiempo y decidió tomarse el día libre de su entrenamiento. Podía ver a los demás aprendices hablando entre ellos o paseando o haciendo sus cosas. Soplaba una suave brisa y el cielo estaba despejado. Un día muy bonito... y algo aburrido. No parecía haber nada interesante por allí en estos momentos...

Pero Kairi vio algo diferente esta vez. Un tablón con algo escrito. Se acercó a leer. Eran misiones, la mayoría estaban cogidas. Por fin algo interesante por hacer. Sus ojos verdes se detuvieron en la última misión, en la cual aún no se había apuntado nadie.

- Rica miel... Un oso... Mmm... Suena divertido y delicioso. Acepto. - dijo entusiasmada. En los requisitos ponía que tenía que llevar una botella, la cual se la dieron para su alivio, eso sí, pagando un módico precio. Así pues, se dispuso a esperar a su compañero de misión, ya que era una misión para dos.

-A ver, que misiones puedo hacer...- Murmuraba Hiro mientras ojeaba las misiones, en unas no tenia aun el suficiente nivel como para completarlas, otras le pedían requisitos que el no podía cumplir, y otras sencillamente tenían un titulo tan absurdo que ni las leía. Podía ver como diferentes aprendices, que parecían mas fuertes que el, se agrupaban y charlaban un rato, parecía bastante divertido, pero el aun no conocía ninguno.

En el suelo pudo ver una misión que al parecer estaba libre, era algo peculiar, consistía en ayudar a un oso, un OSO, a Hiro le resulto curioso ¿Seria como el un mestizo o es un oso parlante? Fuera lo que fuera aquella curiosa misión le intrigo, así que con gran ímpetu y decisión decidió aceptar la misión, por suerte aun quedaba un sitio, le entregaron una botella un Moguri, le pareció curioso, la cual, igualmente, tuvo que pagar, posteriormente se lo guardo en su extraño complemento atado a la cintura y con ilusión al ser su primera misión se sentó en un banco y espero a que viniera su compañero o compañera para hacer la misión, solo podía pensar en lo nervioso que estaba.

—¡Oh, venga ya!

Di una patada contra el suelo, frustrado de haber llegado tarde. ¡La misión de exploración de un nuevo mundo había sido ya tomada por alguien! Gruñí por lo bajo, ciertamente frustrado, y me ajusté las gafas intentando calmarme. Desvié mi mirada hacia otro lado, observando por unos segundos a la preciosa camarera que había por allí. No pude evitar sonreír ligeramente, pensando en ir a cortejarla... Pero antes tenía que demostrar mi valía.

¿Por qué cumplía una misión? Por, por supuesto, los Maestros. ¡Si quería llegar a alcanzar el título, debía darlo todo! Podía quedarme quieto allí, en Tierra de Partida, entrenando al claramente inútil de Hitori y ganando otros méritos de menor calibre. Pero si quería que considerasen mi ascensión a Maestro, debía empezar a demostrar lo que valía. La misión de exploración de la que había oído hablar me había llamado la atención, pero... Claramente, llegué tarde.

Eché un vistazo al resto de misiones disponibles. Muchas de estúpidos moguris que no sabían valerse por sí mismos, desde luego. Una me llamó la atención: ofrecían platines y objetos por ir a capturar a un sujeto perdido entre asteroides... Me llevé los dados a la barbilla pensativo. ¿Una zona de asteroides? ¡Era la misión ideal para el gran piloto Ivan Kit, montado en su archifamosa Black Hunter! Claro que... Era demasiado arriesgado meter una nave de aquellas proporciones en aquel lugar. Era peligroso ir con ella... Quizá fuese mejor que viajase en el Glider.

Fuese como fuese, ya me deciría. Apunté mi nombre en el tablón y me acerqué a la barra, dipuesto a echar los trastos a aquella bella mujer.

Los chicos me saludaron y se fueron a su misión, dejándome solo. La verdad era que no quería llenarme los gayumbos de arena. Entró un chico gritando, que me sonaba haberlo visto mi primer día en Tierra de Partida, y firmó en otra misión que allí se encontraba. Parecía ser en el mundo de Fyk, en el que había estado hace poco. Decidí por firmar yo también, además de que daban buenas recompensas. El personaje se había puesto en la barra, tal vez esperando a que alguien más firmase. Como había visto a mi compañero con un helado de Sal Marina, pedí otro, que me lo trajeron enseguida. Empecé a degustar aquel sabor, salado y dulce, que tanto me encantaba.

¡Por fin lo he encontrado! En mi afán por explorar todos los lugares posibles de este mundo llamado Tierra de Partida, finalmente he conseguido dar con el paradero del Gremio, un lugar donde se dice que puedes apuntarte en misiones de lo más variadas (y seguro que divertidas también). Y quién sabe, igual alguna requiere viajar a otro mundo, justamente lo que estoy deseando hacer.

Curioseo el lugar, que parece una simple taberna donde tomar algo. Tras rebuscar un poco encuentro justo lo que quiero: el tablón de anuncios donde están colgadas todas las misiones disponibles. Completamente emocionado, me acerco a toda prisa y empiezo a mirar una por una buscando la que me pueda interesar.

- ¡Oh, venga! -protesto enfado-. ¡No es justo!

Todas las misiones en las que tienes que ir a otro mundo están cogidas o no tengo el nivel suficiente para hacerlas. Pues vaya chasco, yo tenía la ilusión de viajar. Hago de tripas corazón y reviso las adecuadas a mi escaso nivel y que no estén ocupadas.

- Pues...tendré que aguantarme con esta -digo finalmente, resignado.

Una tal Migara busca a alguien para que la entrene, y aunque no sea un trabajo muy interesante servirá para empezar. Sin pensarlo más, apunto mi nombre en el papel de la misión. La cual, por cierto, requiere dos personas.
Me siento en la silla más cercana al tablón que veo y me dispongo a esperar a que alguien más venga y se apunte, ¡espero que no tarde!

Aburrimiento, ya había terminado de estudiar el tema de los condensadores, estaba ya casi aburrida y casi no pensaba en que necesitaba dinero para sus materiales. Escuchó de un moguri algo sobre las misiones en el Gremio. Tras encontrar el lugar entró. Era espacioso y había un tablón con misiones...La mayoría ya habían sido tomadas o no tenía nivel, pero vió una vacante en una de ellas: '' ¡Ponte cachas, kupó!''

Era de un moguri, ¿ no saben arreglarselas?, Quizas...Una sonrisa maliciosa, podría probar alguna máquina suya para entrenar a esa...Aunque no dudó en escribir con buena caligrafía su nombre...Observo a un chico cerca del tablón, ¿ ese sería Flyyn?
-Decidido, esta, así puedo hacer algo...- Se acercó al chico - ¿Eres Flyyn?-
Vió al chico, esperaba que no se peleasen en medio de la misión...

Después de un rato de espera, una chica de pelo castaño entra en el Gremio y va directa al tablón de las misiones. La sigo con la mirada y espero con la vista clavada en su espalda a que se decida por una misión, rezando para que elija la misma que yo. Incluso se me pasa por la mente levantarme y sugerirle que se apunte a la mía, pero tampoco es cuestión de ser pesado. Toca esperar y rezar.

La suerte me sonríe cuando añade su nombre al papel de la misión de la moguri y se acerca a mí

- ¿Eres Flynn?

- ¡El mismo! -respondo sonriente levantándome de la silla-. ¿Y tú eres...? ¿Te has apuntado a la misión de la moguri? ¡Estoy deseando empezar!

Parece una chica normalita, aunque me daba un poco igual cómo fuera. La misión, conmigo en ella, iba a ser coser y cantar. ¿Entrenar a una moguri para que sepa defenderse? Bah, ¡chupado!

- ¡El mismo! - Menos mal, ya pensaba ella en interrogar a medio gremio para encontrar al chico...¿Y tú eres...? ¿Te has apuntado a la misión de la moguri? ¡Estoy deseando empezar!-

Le sonrió, - Kemu Yang, pero prefiero que me llamen Mei...-se presentó, no iba a ser muy formal, además daba pinta de según buen chico...-¿ Vamos o vas a tomar algo? -
Bromeó, ya notó el entusiasmo de Flynn nada más entrar al sitio...

- Kemu Yang, pero prefiero que me llamen Mei... -se presenta la chica

- ¡Encantado, Mei! -le respondo sonriente. Es un poco raro que se llame de una manera pero le guste que le llamen de otra, pero bueno. Por lo menos Mei es un nombre corto y fácil de recordar

- ¿Vamos o vas a tomar algo?

- ¡Vámonos ya, que llevo un buen rato esperando! -le contesto rápidamente, cuanto antes empecemos antes empezará la diversión-. ¡Vamos, vamos, vamos!

Salgo disparado del Gremio la mar de contento e impaciente, dispuesto a buscar a la tal Migara por los jardines del castillo seguido por Mei, o eso creo.

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Llegué hasta aquel lugar guiado por rumores, acompañado por Tak. Ya había estado allí antes, aunque muy fugazmente. Esta vez, quería conocer su ambiente y las gentes que por allí transitaban. El sitio se llamaba el Gremio, y los aprendices acudían allí para buscar misiones con las que ganarse algo de sustento, entretenerse, escaquearse… Sabe Dios qué.

Al entrar me agaché hacia Tak y le susurré al oído.

— Que no se note mucho que venimos por la barra libre —comenté.

Sin embargo, antes de dirigirme a la barra, inspeccioné el tablón de anuncios, buscando nuevas misiones. ¡Cómo me alegró saber que se preparaba el torneo para una nueva copa! La Copa Hefesto. Nunca antes había estado en el Coliseo del Olimpo, pero según los mismos rumores que me habían llevado hasta el gremio, ganar una Copa te otorgaba fama, además de otros obsequios. Como misión estaba bien, como entretenimiento era mejor, y como entrenamiento… ¡Como entrenamiento era perfecto!

— ¿Qué te parece Tak? Será complicado, pero nos convertiremos en los campeones, ¿verdad que sí?

El perro lanzó un energético ladrido, en una optimista y afirmativa contestación.

— Bien, vamos a inscribirnos.

Tiempo me faltó para agarrar el papel e inscribirme a la particular misión. Habiendo completado el papeleo, me acerqué sutilmente hasta la barra, seguido por Tak. Pero claro, siempre guardando las apariencias.