[Agrabah] La leyenda del rey Salomón

Participantes: Celeste, Saeko. Extras: Malik, Saito

Aquí es donde verdaderamente vas a trazar el rumbo de tus acciones, donde vas a determinar tu destino, donde va a escribirse tu historia

Moderadores: Suzume Mizuno, Denna, Astro

Re: [Agrabah] La leyenda del rey Salmón

Notapor Sombra » Lun Mar 14, 2016 7:27 pm

Celeste


La princesa no negó el obsequio que Celeste acababa de ofrecerle colocandose el abrigo. Tanto Badra como Yasmín se despidieron de ellas con preocupación y desconcierto por lo sucedido, pero no hicieron más preguntas de lo necesario.

***


Correr hasta el puesto de la guardia fue agotador. Nanashi podría haber abierto otro portal, pero como era evidente no podía hacerlo en plena calle para arriesgarse de que las vieran. El cuartel no era especialmente grande a simple vista y no tenía nada especialmente destacable.

Nanashi se adelantó entrando con total seguridad, y como si conociese aquel lugar al dedillo. Un guardia intentó detenerla, sin embargo la gélida mirada que la Maestra lanzó fue lo suficientemente imponente como para acobardar al hombre, que retrocedió muerto de miedo.

¡Dónde está! —levantó la voz amenazadora. El guardia se acurrucó como si acabase de ver a la diosa de la muerte en persona.

Otro par de guardias corrieron hacia la mujer mientras desenvainaban sus espadas, sin embargo Nanashi sin siquiera girarse conjuró dos Morfeos que durmieron a los dos guardias en el acto.

—¿D-de quién habla buena mujer? —tartamudeó el guardia.

Una mujer joven encerrada en éste lugar desde no hace mucho tiempo. Pelo castaño y parece tener orejas de animal en su cabeza.

—¡Ah! S-sí. La trajo una persona anónima... Está en los calabozos...

Los ojos de Nanashi se clavaron en una puerta al fondo del lugar, parecía muy segura... Y estaba cerrada a cal y canto. ¿Pero desde cuándo aquello era un impedimento para un portador? La Maestra lanzó un último Morfeo sobre el guardia y abrió la puerta empleando la Llave Espada.

...Justo a tiempo para escuchar el lejano aullido de un lobo.

***


Los pasillos de piedra de los calabozos bajaban mucho, de hecho parecía que el lugar no era parte del edificio exterior... Parecía como si aquel lugar llevase mucho más tiempo ahí.

Había multiples celdas, en su mayoría vacías aunque algunas estaban llenas de rufianes que se dedicaron a lanzar piropos bastante desagradables. Fue una suerte para ellos que Nanashi no estuviese por la labor de perder el tiempo con gente de aquella calaña. Algunos otros, muchos más sensatos parecían aterrorizados por el aullido que había sonado desde lo más profundo de aquella prisión.

Mientras más descendían por aquel oscuro pasillo más frío hacía... Pero finalmente llegaron al final.

Allí había una celda con los barrotes doblados y arrancados de cuajo. Había una puerta a pocos metros de la celda de hierro que había sido derribada a base de puñetazos y patadas (algo que se notaba gracias a las marcas de zarpas).

Lyn había escapado hacia unos misteriosos túneles... Los mismos que Malik había mencionado en su mensaje.


Malik


Pese a tener que ir a oscuras para no perder a los villanos, Malik tenía la suerte de que sí tenía aún la luz del Piro que Kefka llevaba en su mano iluminando bastante la zona. Solo estuvo a punto de ser pillado una vez, cuando un ruido metálico resonó en la distancia, en algún punto lejano de los túneles, aunque era imposible determinar el origen o la distancia exacta de aquello por culpa del eco. No tenía mucha importancia, sin embargo ambos varones se habían girado para ver lo que hubiese hecho aquello, aunque evidentemente no habían visto nada.

Tras aquel pequeño incidente sin aparente importancia, los dos villanos y Malik continuaron su marcha. Si el aprendiz tenía un buen sentido de la orientación tal vez pudiese deducir que estaban dirigiéndose al palacio.

El alcantarillado se estrechaba considerablemente y había unos barrotes que habían sido derretidos con magia ígnea previamente... Aquello solo podía significar que Kefka se había infiltrado por allí al castillo.

Los Villanos se adelantaron dejando atrás a Malik (si el aprendiz les intentaba seguir el paso tan de cerca lo pillarian) por lo que tuvo que ver desde la distancia como Kuja y Kefka subían por unas escaleras de hierro que daban a una trampilla dentro del propio palacio.

Tras dejarles un margen de varios segundos, Malik pudo apurarse en subir por aquellas escaleras, que daban al amplio Hall del castillo. Las escaleras estaban ocultas gracias a una losa de piedra que encajaba en el hueco a la perfección.

Kefka y Kuja caminaron por el palacio dejando fuera de combate a todo lo que se les interpuso, si bien no llegaron a matar a nadie de milagro. Ambos entraron a una estancia en concreto dejando la puerta entreabierta.

Kuja y Kefka dejaron sus pertenencias 8guardadas en una especie de bandoleras) cerca de la puerta mientras se concentraban en hurgar en aquella habitación. ¿Estaría allí la medicina de Lyn?

Era arriesgado... Pero tal vez merecería la pena tratar de robar a aquellos malnacidos. Solo tenía que tener suerte de que no le pillasen y salir por patas en cuanto pudiese.

Saito


Nada impidió que entrase en aquella habitación. Estaba completamente vacía, a excepción de un sinfín de artilugios de laboratorios y líquidos de todos los colores resguardados en frascos de cristal. Algunos de ellos desprendían humo de colores variopintos. Los ojos de Saito se enrojecieron por un repentino escozor que invadió sus fosas nasales, lo que le obligó toser. No era veneno, pero el olor de aquel lugar era muy fuerte y desagradable.

No había nada más interés... Solo una cosa: Un libro.

Era un tomo grueso de leyendas antiguas de Agrabah, hablaban sobre el Rey Salomón y su hija, que había nacido de un mortal y un Djinn, dicha hija que tuvo se llamó Kamra.

El libro relataba historias similares a "Las mil y una noches", pero enfocado al misticismo que rodeaba a la familia real de la vieja Agrabah. En los últimos capítulos se hablaba de una estrella que cayó del cielo, que su poder abrasó la tierra convirtiendo todo el mundo en un páramo desierto, convirtiendo toda la tierra en arena y destruyendo casi toda la vida en el mundo.

Según el libro, la vieja Agrabah acabó sepultada, sin embargo las ruinas del antiguo castillo de Salomón sirvieron de sello para el demonio que casi erradica la vida del mundo. Para ello, Salomón sacrificó su vida mientras que Kamra utilizaba sus poderes místicos, dados por una espada legendaria y su parte de Djinn para sellar para siempre el castillo con el monstruo en su interior. Dicho sello solo podría ser abierto por aquellos que portasen la sangre de la sultana, sin embargo no solo se necesitaba sangre... También una "llave especial", oculta en una montaña donde el alma de Kamra descansaba. Aunque por desgracia, el libro no hablaba más de aquella llave.

Espero que la lectura haya sido de tu agrado —escuchó Saito a su espalda.

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Al girarse pudo ver a quien había dicho aquello. Se trataba de un ser rojo similar a Genio, pero con un rostro que imponía mucho más. Saito ya lo había visto en otra ocasión, sin embargo tenía un tamaño mucho más reducido... Aunque aquello no dejaba de hacerlo reconocible a simple vista.

Yafar.

Ha pasado tiempo, Saito —sonrió mientras se acicalaba su perilla—. ¿Por qué no tomamos algo?

Antes de que Saito pudiese responder, una mesa con una silla de aspecto lujoso apareció. Saito ahora estaba sentado en la silla, frente a un suculento festín cuyo olor combatía el del laboratorio. En las manos de Yafar apareció una taza de té, que bebió a pequeños sorbos.

Tú y tus amigos no tenéis ni idea de lo que estáis haciendo, ¿lo sabías? La fuerza que reside en aquel que será vuestro objetivo final, y que tiene que ver con lo que has leído... Se escapa a la compresión de los mortales.

>>Solo un genio como yo podría ayudaros... Sin embargo, eso es imposible puesto que ya tengo un amo.

Yafar sonrió de oreja a oreja.

Verás, mi lámpara está encerrada en una caja fuerte en la tienda del mercader. Todavía me queda cumplir un último deseo de mi amo... Sin embargo él no quiere pedirlo, es más inteligente de lo que parece y prefiere tenerme cerca. —Yafar sirvió una copa de cualquier bebida que Saito imaginase, casi como si le hubiese leído la mente—. No tenemos que ser enemigos, Saito. Podríamos ser aliados una vez más, como en los viejos tiempos. Si consigues la lámpara tú serías mi nuevo amo, ¿y sabes qué significa eso? Que podrás pedir cualquier deseo... Incluso ser más poderoso que tus Maestros... ¿O por qué no pedir mejor convertirte en Maestro? La única condición es que tu tercer deseo debe ser obligatoriamente liberarme.

>>Y no caeré otra vez en el mismo error que cometí con el Mercader.

Un pergamino apareció frente a Saito. Era un contrato en el que decía que debía utilizar sus tres deseos obligatoriamente antes de irse de Agrabah y el tercero sería forzosamente inmediatamente después del segundo, en el cual liberaría a Yafar.

Si lo firmaba, Saito aparecería inmediatamente fuera de la mansión del mercader (para ir a la tienda de éste) y de lo contrario Yafar simplemente se esfumaría.

La decisión era suya.

Saeko


El subsuelo de la ciudad era oscuro, demasiado. La linterna del teléfono ayudaba mucho. Algunas veces, la aprendiz podía ver sombras de sincorazón que pululaban por las cercanías del subsuelo, pero en ningún momento llegaron a atacarles.

El problema fue que aquel lugar era un completo laberinto, había cientos de marcas por todas partes, casi como mensajes dejados por la gente para guiarse, pero como había tantos... Era imposible saber a donde ir.

En un momento dado acabaron perdidos, vagando sin rumbo por los intricados túneles. Era como si todo aquel lugar hubiese sido erigido solo para hacer que la gente se perdiese.

Saeko, mira ésto —llamó Aladdín.

Estaba frente a una pared con una losa de piedra antigua, con un agujero de cerradura grande, uno en el cual la llave espada encajaba convenientemente bien.

"Algo" al otro lado llamaba a Saeko, como si la obligase a abrir aquello si o sí. Era un ansia extraño y mágico, casi como si tuviese la certeza de que al otro lado había algo que merecía la pena ver.

Antes de que pudiese darse cuenta, la Llave Espada de Saeko apareció en su mano libre y de alguna forma, la propia aprendiz fue quien apuntó a la ranura y encajó su arma allí.

Click.

La pared empezó a hacerse a un lado dejando espacio a un lugar un poco fuera de lugar. Se trataba de una cueva subterránea, aunque su forma era similar a un cráter cubierto por un techo falso sobre el que se erigía algún edificio, probablemente.

Aquel crater era enorme, debía tener casi un kilómetro de rádio, aunque era imposible determinarlo con solo la linterna del móvil.

En el centro del cráter había un montón de piedra pómez y varios cristales luminiscentes que dejaban ver algo más.

Se trataba de un cofre que si Saeko decidía abrir mostraría un papiro con una serie de frases que parecían un hechizo... Aunque si Saeko lo recitaba no ocurriría nada, sin embargo. Un gran poder mágico parecía salir de dicho papel, sin duda recordaba a... Magia Arcana, como la del pasado.

¿Pero por qué estaba ahí?

No había nada más por allí, por lo que pudieron seguir su camino.

Saeko y Celeste


Saeko y Aladdín en unos callejones, no demasiado lejos de La Joya del Desierto. Ya era noche cerrada cuando...

Una figura lupina apareció frente a ellos. Se trataba de un monstruo de aspecto furioso, tenía rasgos tanto humanos como de lobo, aunque sus ojos no mostraban nada de humanidad, aquella cosa era una bestia con todas las de la ley.

La criatura, sin mediar palabra corrió contra la aprendiza, sin embargo una barrera se interpuso entre el monstruo y ella.

Nanashi y Celeste (la primera con la Llave Espada invocada y con su otra mano manteniendo la barrera) salieron por el mismo lugar por el que Aladdín y ella habían salido momentos antes. Nanashi dedicó una mirada arisca a Saeko y no dijo nada.

Lyn —nombró la Maestra de Bastión Hueco.

La respuesta de la mujer lobo fue golpear la poderosa barrera una vez más, haciéndola añicos y golpeando a Saeko y a Aladdín de un placaje que los lanzó volando contra una pared como si fuesen muñecos de trampo. El joven de Agrabah se retorció de dolor en el suelo, sin embargo se levantó nuevamente recuperando el aliento.

Ya habrá tiempo para las presentaciones, debemos detenerla —apresuró la mujer esperando que Celeste y Saeko luchasen a su lado. Aladdín se colocó junto a ellas con su sable curvo en ristre y una mirada desconcertada y asustada.

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Perdonad la tardanza y la cutrez del post, éstos días estoy ocupado y entre eso y que mi teclado (el de mi ordenador) no funciona correctamente... Pues eso. Apenas puedo escribir, así que intentaré conseguir otro teclado, pero mientras tendré que escribir mis post bastante rápido y sin apenas revisarlos. Siento mucho eso :c


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Re: [Agrabah] La leyenda del rey Salomón

Notapor Denna » Lun Mar 21, 2016 1:03 am

¡Dónde está! —rugió Nanashi.

El cuartel de la guardia se sumió en el silencio. Ya no sólo por los dos soldados que la Maestra había dejado fuera combate de un hechizo —el tercero, que se había acercado con hostiles intenciones, encogió y la miró con tanto miedo que, de no haber estado yo igualmente asustada, habría roto a reír.

—¿D-de quién habla buena mujer?

Una mujer joven encerrada en éste lugar desde no hace mucho tiempo. Pelo castaño y parece tener orejas de animal en su cabeza.

Según la nota en el hotel, Lyn estaba ahí encerrada. El hombre lo confirmó mediante tartamudeos, y Nanashi no tardó en utilizar un nuevo Morfeo sobre él antes de seguir. Estaba furiosa. De hecho, eso era quedarse corta; echaba chispas por los ojos. ¿Una mujer de hielo? Já. En aquel momento, de haber querido, podría haber reducido el cuartel entero a cenizas. Bastión Hueco tenía que cambiar de analogías para referirse a la Maestra.

La cerradura cedió ante la Llave Espada y el pasillo quedó libre. Ante nosotras se extendía un camino de piedra repleto de escaleras que bajaban... y bajaban todavía más. Entorné los ojos, pero no conseguía ver un final.

Nanashi no dijo nada y yo hice otro tanto. El asunto de Lyn había bastado para sacarme de mi estupor en cuanto a ese tema, y realmente no parecía un buen momento para pedir explicaciones. Un aullido apagado, lejano pero reconocible, no hizo más que confirmar mis temores, y me hice a un lado para que Nanashi pasara primero.

***


No había exagerado cuando habló de la temperatura en Agrabah. Aún estando bajo tierra, tenía las manos heladas y tiritaba casi con violencia. Entre el frío, el hecho de estar rodeada de piedra y unos muy maleducados prisioneros, y el tenso silencio de Nanashi, no podía sentirme más incómoda.

Me limpié la nariz con la manga, dispuesta a ignorar el griterío de los presos. ¿Pero es que nadie vigilaba..?

Estooooo... ¿Maestra Nanashi?

Fin del camino. ¡Y nada! Ni mujer ni loba daban señales de vida por ninguna parte. Escudriñé a mi alrededor, deseosa de encontrar lo que buscábamos —a ser posible, un adorable e inofensivo cachorrito dormido— y largarnos de vuelta al hotel, cuando mis ojos dieron con la celda reventada.

Ay, no —gimoteé. Nanashi no dijo nada, pero tampoco hacía falta. Las marcas de zarpas hablaban por sí solas.

Habíamos encontrado la prisión de Lyn. Pero la licántropa ya se había fugado en dirección al cielo abierto y a un banquete de carne humana.

Ahí fue cuando eché a correr de verdad, guiada por los aullidos y los gruñidos a través del túnel. Nanashi se adelantó y debió de ver algo que yo no, porque alzó las manos y usó un hechizo. Hubo un destello, un golpe, y la voz de Nanashi recuperó su calma fría y habitual.

Lyn.

¡Saeko! —exclamé, aliviada al reconocer a la chica de una pieza. Bueno, más o menos. En mejores circunstancias, le habría ofrecido mi ayuda, pero la barrera rota de Nanashi me decía que no sería muy buena idea darle la espalda al inmenso lobo—. Menos mal que estás... Oh, ¿y tú eres..?

Ya habrá tiempo para las presentaciones —gruñó la Maestra, posicionándose—, debemos detenerla.

Detenerla, sí, pero ¿cómo? No tenía nada de plata encima, y en una pelea cuerpo a cuerpo tenía todas las de perder. Me eché atrás, invocando también la Llave Espada, y disparé una Estela de chispas contra lo que ahora era la Maestra Lyn. Mantendría las distancias, defendiéndome con hechizos Ráfaga si se acercaba demasiado, pero sobre todo me centraría en proteger a Nanashi, Saeko y al chico desconocido y les curaría si recibían algún daño.

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Estela de chispas (HC) [Nivel 7] [Requiere afinidad a Rayo; Combate con armas blancas: 10]. Blandiendo un arma blanca, desata el poder del Rayo en un corte en zigzag con pocas probabilidades de causar parálisis a los enemigos.


Ráfaga (HM) [Nivel 3] [Requiere Poder Mágico: 4] Ataque básico de elemento Viento. Pequeño ciclón de viento que brota de la palma del personaje, con pocas probabilidades de derribar al enemigo al suelo.


Cura (HM) [Nivel 5] [Requiere Poder Mágico: 7]. Cura las heridas más leves y alivia un poco la fatiga.
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Re: [Agrabah] La leyenda del rey Salmón

Notapor H.S Sora » Lun Mar 21, 2016 1:36 am

Estuve tentado a ponerme los protectores oculares al llevar cinco minutos en aquella habitación: mis ojos parecían arder y tardé un poco más en acostumbrarme a estar ahí dentro para que por fin pudiese inspeccionar aquel lugar a fondo. Si hubiese habido algún vigilante o alguien siguiéndome lo hubiese tenido muy complicado para salirme con la mía.

Por suerte, parecían haberse olvidado de mí.

A pesar de aquello, el lugar no contenía información muy reveladora de lo que fuese que se estaba llevando a cabo en él… tan sólo frascos y artilugios similares a los que había visto en aquella habitación del Palacio en la que había conocido al visir y en la que había peleado contra los de Tierra de Partida. Miré receloso los frascos: sería mejor que no tocase nada de su contenido, no fuese a acabar provocando otra explosión.

Iba a irme, enfadado por haber arriesgado tanto por un laboratorio del que no iba a sacar nada, cuando me percaté de que había algo que no tenía riesgos de explotar por mucho que lo tocase: un libro grueso. No parecía momento de ponerse a leer, pero me pareció curioso que hubiesen dejado algo así por ahí tirado…

Un vistacito no podría meterme en problemas, ¿no?

Durante mis años en Bastión Hueco había aprendido a leer deprisa, más allá del aprendizaje que nos daban, y es que cuando intentas buscar una aguja dentro de un pajar como la biblioteca, te acabas convirtiendo en un ávido lector. Desde luego que no me dediqué a leer cada detalle de aquel tomo, pero me detuve sobretodo en las partes que había considerado más importantes: cómo el hecho de que Kamra, cuyo nombre ya había leído en las ruinas anteriores, fuese una criatura humana pero a su vez Djinn además de ser la hija del Rey Salomón.

Todo aquel tomo parecía centrarse en historias basadas en aquella familia, pero no estaba seguro de la veracidad que podían tener hasta que llegué casi al final: en él se hablaba de algo que había caído del cielo, una estrella, y que había llevado a la destrucción de casi toda la vida del mundo. Por lo visto, las ruinas de la antigua ciudad habían servido como sello para aquello que había llegado del exterior, y tanto Kamra como su padre habían utilizado todos sus recursos para sellar aquel lugar con el monstruo dentro de él.

Me estremecí al pensar lo que podía haber dentro de aquel lugar y suspiré aliviado de no haber usado la Llave Espada para abrirlo, ya que parecía ser el arma especial que mencionaba el libro y que había utilizado la Sultana para evitar que la criatura escapase. Y si no era la Llave Espada todavía mejor, no parecía ser el lugar más idóneo en el que ir a investigar.

No cuando te afirmaban que dentro había un demonio que casi acaba con toda la vida de aquel mundo. Aunque fuesen solo “leyendas”, les tenía bastante respeto. Nadie creería tampoco que existe una orden de caballeros con armas legendarias viajando entre mundos… y ahí nos tenían a nosotros.

Espero que la lectura haya sido de tu agrado

Oh mierda.

¿Cuánto rato llevaba leyendo? Por lo visto el suficiente como para que saliesen a buscarme. Chasqueé la lengua, me había metido en un buen lío: la curiosidad mató al gato, y por lo visto también al aprendiz.

Esto no es lo que parece. —Dejé el libro sobre la mesa— Me he equivocado de habitación, yo…

No había hecho más que darme la vuelta, cuando mi expresión pasó del miedo fingido a la sorpresa desagradable. Frente a mí se hallaba el motivo de mis dolores de cabeza desde que había oído en el mercado el rumor sobre la lámpara negra. El ser rojo y de tamaño reducido que se encontraba frente a mí lo conocía muy bien, aunque lo había visto en mejores condiciones: se trataba del antiguo visir del Sultán, el bastardo que se la había intentado jugar a Bastión Hueco. Yafar.

Que supiese que estaba ahí no mejoraba mis circunstancias en absoluto, tenía que escapar.

Ha pasado tiempo, Saito —Su sonrisa era tan repugnante y astuta como recordaba, y seguía teniendo aquella estúpida perilla—. ¿Por qué no tomamos algo?

¿Perdona?

Me esperaba muchas cosas, entre ellas que me lanzase pullitas antes de avisar al mini ejército de guardias que custodiaban el hogar del Mercader, pero no aquello. No que me ofreciese asiento y comida mientras él bebía té como un señor. Durante un momento creí haberme intoxicado con los vapores de los frascos que examinado antes.

Tú y tus amigos no tenéis ni idea de lo que estáis haciendo, ¿lo sabías? La fuerza que reside en aquel que será vuestro objetivo final, y que tiene que ver con lo que has leído... Se escapa a la compresión de los mortales.

>>Solo un genio como yo podría ayudaros... Sin embargo, eso es imposible puesto que ya tengo un amo.

Enarqué una ceja. Empezaba a entender de que iba todo aquello, y no sabía si era la oportunidad que había estado esperando o no.

Verás, mi lámpara está encerrada en una caja fuerte en la tienda del mercader. Todavía me queda cumplir un último deseo de mi amo... Sin embargo él no quiere pedirlo, es más inteligente de lo que parece y prefiere tenerme cerca.

Me sirvió un vaso. Tenía la boca seca y nada que perder, por lo que me encogí de hombros mientras le daba un trago.

No tenemos que ser enemigos, Saito. Podríamos ser aliados una vez más, como en los viejos tiempos. Si consigues la lámpara tú serías mi nuevo amo, ¿y sabes qué significa eso?

¿Qué podrás utilizarme como lo hiciste en el pasado?

Que podrás pedir cualquier deseo... Incluso ser más poderoso que tus Maestros... ¿O por qué no pedir mejor convertirte en Maestro?

Si bien era cierto que lo que había querido desde un principio era conseguir la lámpara, mi objetivo era el de entregársela a Nanashi, no convertirme en el nuevo señor de esta. Aunque lo de pedir cualquier deseo… estaba claro que no iba a pedir algo tan absurdo como convertirme en Maestro sin merecérmelo, pero quizá obtenerla nos servía como baza contra los Villanos Finales. O contra aquello que aguardaba en las ruinas, o los Sincorazón que amenazaban con cargarse Agrabah en cualquier momento.

>>La única condición es que tu tercer deseo debe ser obligatoriamente liberarme. Y no caeré otra vez en el mismo error que cometí con el Mercader.

Yafar hizo aparecer entonces un contrato que me revisé una y otra vez, y en el que no parecía haber ningún tipo de trampa o truco. Lo único malo era que tal y como me acababa de decir, tendría que utilizar mis tres deseos antes de irme de aquel mundo y tras formular el segundo debería pedir la libertad para aquel genio malvado.

Aquel villano era un peligro a tener en cuenta, pero con todo lo que estaba pasando ahora había que pensar en las desastrosas consecuencias que podían suceder si alguna parte de nuestro plan fallaba, o si los Villanos Finales se hacían con la suya. Había que evitar a toda costa que algo así sucediese, y no podía contactar con la Maestra Nanashi para pedirle la opinión… eso sin contar que quizá si no aceptaba aquella oferta, el antiguo visir se chivaría a su dueño sobre el paradero de su invitado y Dios sabía qué más le podría decir.

Más te vale que no intentes jugármela y que me ayudes con la combinación de la caja. Esto nos conviene a los dos.

Por el bien mayor…

Quizá más que por el bien mayor, fuese por el bien propio. Pero el caso era que firmé, y fui transportado al instante al exterior de la mansión del dueño de la lámpara negra; por suerte tenía todas las pertenencias que me habían requisado al inicio de mi corta expedición, por lo que no debería dar explicaciones a ninguno de aquellos guardias.

Me encaminé sin perder un segundo a la tienda del Mercader y a pesar de que noté como mi móvil vibraba varias veces tras haberlo recuperado no pude responder. Estaba nervioso, y no me faltaban motivos: debía hacerme con aquella lámpara antes de que el Mercader atase cabos y fuese en mi busca, aunque esperaba que antes decidiese registrar a fondo su mansión por si había intentado robarle algo.

Si llegaba sin ningún percance, no dudaría en utilizar la Llave Espada todas las veces que hiciesen falta con tal de abrir todas las puertas cerradas que tratasen de oponer alguna resistencia.

No iba a perder el tiempo, no cuando era lo que menos tenía.
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Re: [Agrabah] La leyenda del rey Salomón

Notapor Tsuna » Lun Mar 21, 2016 7:56 pm

Estaba todo demasiado oscuro. Saeko tomó la delantera y alumbró con la luz del teléfono móvil, atenta a los símbolos pintados en las paredes y a cualquier ruido que se escuchara en veinte metros a la redonda. Tampoco apreció el hecho de que Aladdín pasara de hablar con ella, ya le había pasado desde que llegó a la zona pobre, parecía enfrascado en sus cosas y eso la ponía nerviosa. Bueno, mientras ambos se ayudaran era lo importante, pensó ella.

Aladdín, ¿no se te ocurre por dónde ir? —le preguntó en un susurro, para evitar que posibles personas no muy amigables les escucharan, si las había.

Pero por más que seguían avanzado, resultaba imposible averiguar dónde estaban. Le extrañó que Aladdín, siendo quien había sido, no supiese manejarse en aquel lugar.

Saeko, mira ésto —alertó Aladdin en cierto punto del recorrido.

La aprendiz se viró hacia Aladdín, alumbrando la zona que el chico le estaba indicando. Esperó ver alguna pista de los villanos finales, o algo por el estilo, pero lo que encontró fue una cosa muy diferente: una enorme losa de piedra en la pared con una especie de cerrojo, o cerradura, que al instante consiguió llamar toda su atención. Saeko avanzó unos pasos, dispuesta a analizar con mayor detalle aquella pared tan rara, casi hipnotizada, atraída por lo que la estaba llamando.

Y cuando estuvo lo suficiente cerca su Llave Espada, la Noche helada, se materializó en su mano por instinto y apuntó a la cerradura. Dio un paso adelante, con la vista fija en la oscuridad del agujero que tenía ante ella, y otro más. Luego, encajó su arma en la losa de piedra y se retiró.

Click, se escuchó. Saeko desmaterializó su Llavero y volvió a ser plena y consciente de sus facultades, dejando de sentir aquello que la había embriagado por unos momentos. Se llevó una mano a la frente, confusa, mientras observaba la losa de piedra apartándose de su camino, a un lado, y dejando tras de sí un nuevo camino.

«¿Qué ha sido eso?»

Le dedicó una mirada desorientada a Aladdín, buscando respuestas en su compañero, que quizá supiese algo de lo que había pasado, pero parecía más concentrado en el pasadizo que había dejado la losa de piedra que en ella misma, así que supuso que no sabía nada. Ella seguía pensando qué demonios le había pasado para verse obligada a abrir aquella cosa.

Se limitó a seguir a Aladdín, mirando primero a sus espaldas para asegurarse de que no había ningún villano en los alrededores.

¿Este sitio te suena de algo?

Quizás Aladdín supiese algo sobre aquello, Saeko tenía el presentimiento de que ese sitio no era normal si se necesitaba una Llave Espada para abrirlo, quizás los bandidos o los mercaderes de Agrabah supiesen rumores sobre todo eso, pero no parecía ser así. Y esas preguntas dejaron de ser lo único que intrigaban a la aprendiz. Saeko se vio de pronto frente a un cráter gigantesco, oscuro, cuyo techo parecía ser algún edificio de la ciudad, o a saber. Pero lo más asombroso eran las piedras preciosas y brillantes amontonadas en el centro, junto con piedra pómez. Y luego un cofre del tesoro, digno de una aventura de piratas.

Intrigada, Saeko se acercó e intentó abrir el cofre, en caso de que estuviese cerrado invocaría su Llave Espada, esta vez por su propia voluntad, y lo abrió. En su interior encontró un papiro viejo y antiguo, parecía desgastado. Lo desenrolló y lo leyó por encima, en un intento de comprender lo que decía, pero no entendió nada a simple vista, y tampoco se molestó en recitar lo que decía en voz alta. Eso sí, la energía que desprendía aquel objeto era... peculiar, le resultaba muy familiar, y no muy agradable: Magia Arcana, como la de las piedras sagradas.

Frunció el ceño al comenzar a atar cabos y miró a su alrededor, nerviosa de que algún villano le hubiese tendido una trampa para apropiarse del pergamino, pero no fue así. Por suerte, ella ahora tenía ventaja, solo quedaba entregarle el papiro a la maestra Lyn, y ella ya decidiría lo que hacer. Le había entregado el Libro de Zephyr, no tenía problemas en darle más cosas sobre magia antigua.

Guardó el papiro y descendió la montañita de piedras luminiscentes.

Aladdín, no sé qué es este lugar, pero lo que hemos encontrado es muy peligroso. Debemos irnos.

No quería quedarse allí más tiempo para averiguar si un villano final, o el propio Yafar, aparecían por la puerta para robarle el pergamino. Y de ser posible, volvería a intentar dejar la losa de piedra en su sitio, si es que esta no se cerraba sola tras su marcha.

****


Al final, después de un buen rato y de muchas vueltas por los pasadizos de Agrabah, tanto Saeko como Aladdín salieron a la zona rica. A la aprendiz se le iluminó una sonrisa de victoria, rebuscó en sus prendas y notó el pergamino que todavía tenía en su poder, para asegurarse de que todavía lo llevaba consigo. Aquello sí que era un tesoro, y no lo quería perder por nada del mundo. ¡Y ya no faltaba nada para llegar al hotel!

Pero una figura se interpuso en su camino al par de pasos.

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Un auténtico monstruo que le puso a Saeko la piel de gallina, bajo la luz de la luna parecía espeluznante y muy peligroso, y esos gruñidos... Retrocedió como acto reflejo, protegiendo a Aladdín con un brazo para que hiciese lo mismo.

Mantuvo la vista fija sobre la bestia, esperando encontrar algo en ella con lo que poder comunicarse, o quizás ganando el suficiente tiempo para ver si decidía ignorarlos. Nada más lejos de la realidad la figura del monstruo se movió, directo a por ella a una velocidad asombrosa, y Saeko pudo jurar que en ese momento casi se le salió el corazón del pecho. Fue a invocar su Llave Espada, aun sabiendo que no le daría tiempo a repeler la embestida de la bestia, cuando una barrera se interpuso entre los dos.

Saeko tardó unos segundos en asimilar lo que había pasado. Escuchó unos pasos a sus espaldas y unas voces familiares: la maestra Nanashi y Celeste. Por un momento se sintió aliviada, pero ver la mirada que le dedicó Nanashi la hizo ponerse de mal humor otra vez, casi como si aquello hubiese sido una reprimenda, y apartó la vista de la maestra de inmediato, incómoda con su presencia.

Lyn

Fue a mirar, asombrada, a la bestia de nuevo, pero esta arremetió otra vez y dejó la barrera hecha añicos. El golpe fue duro, y dolió lo suyo. Saeko gimió por lo bajo al caer de nuevo al suelo.

¡Saeko! Menos mal que estás... Oh, ¿y tú eres..?

Ya habrá tiempo para las presentaciones, debemos detenerla.

Recordó la historia que le contó Malik, acerca de la enfermedad de Lyn, la Licantropía... Verla en aquel estado le causó una sensación indescriptible, quizás miedo, o pena por ella. Durante su estancia en el pasado nunca había visto así a la maestra, pero sí era cierto que sus rasgos cambiaban de tanto en tanto, hasta llegar a lo que era ahora. Por mucho que le pesara, Nanashi tenía toda la razón.

Tanto ella como Celeste, la maestra y Aladdín se pusieron en guardia. Saeko invocó su Llave Espada, asegurándose de que todavía tenía el papiro encima y no se le había caído por accidente con el golpe, y aguardó a los movimientos de su compañera, que pareció llevar la iniciativa. Lanzó una habilidad eléctrica, que pudo acertar o no a la maestra Lyn.

Ya hubiese golpeado con éxito o no al monstruo, Saeko apuntó como pudo con su Llavero, esperó a que estuviese quieto y en ese instante disparó: un hechizo Hielo+. En caso de que Lyn se acercara demasiado intentaría protegerse con su propia Llave Espada, o invocando su katana y bloqueando con ambas armas. No iba a utilizar su escarcha teniendo a todos sus compañeros al lado, pues les podría hacer daño.

Y lo último que quería era que Aladdín saliese gravemente herido de esa situación, tanto él como Celeste. La maestra Nanashi... ella estaba convencida de que se las podría apañar. Y confiaba en que el hielo de su hechizo lograra congelar a la bestia que era ahora Lyn, dificultando sus movimientos.

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Re: [Agrabah] La leyenda del rey Salomón

Notapor Tanis » Mar Mar 22, 2016 3:56 pm

Malik no estaba hecho para esto. No estaba hecho para la tensión del sigilo y la preocupación de dar o no un paso en falso y alertar a sus objetivos. Nunca se había tenido que preocupar de esas cosas, siquiera durante esos años que llevaba siendo aprendiz de la Llave. A él se le daba bien pelear, idear planes, la diplomacia, pero... ¿El espionaje? Nada de nada. Caminar en la casi oscuridad, en esa penumbra sólo iluminada por la luz del propio enemigo le estaba consumiendo en la tensión y el miedo. Malik era alguien de naturaleza fría, contenido, nada impulsivo, pero incluso a él le podía carcomer la impaciencia. Casi estuvo a punto de que le diera un infarto cuando aquel eco lejano resonó en los túneles y sus dos presas se giraron para ver qué había sido lo que había hecho el ruido. Malik tuvo el acierto de quedarse quito oculto tras una esquina en la sombra, aguardando a que retomaran su camino.

Que bien le vendrían hechizos de invisibilidad en esos momentos.

Poco a poco, Malik siguió el resplandor de la llama de Kefka y el eco de los pasos de Kuja. Intentaba orientarse, o al menos fijarse por dónde iba pasando y que no le descubrieran en el proceso. Si estaba seguro de haber seguido más o menos bien las indicaciones de las paredes —porque orientarse en esos túneles era harto complicado de hacer sin más— se estaban dirigiendo ¿al palacio? Oculto en las penumbras, Malik frunció el ceño. No tenía modo de saber qué iban a hacer esos dos en el palacio, pero si ya se habían colado más de una vez —y los barrotes derretidos de la reja así lo indicaban— obviamente no podía ser nada bueno. El aprendiz pensó que si podía, de alguna manera, averiguarlo, valdría aun más la pena el estar arriesgando el pellejo además de para recuperar la medicina de Lyn.

Lyn...

«Maestra... ».

Se preguntó cómo estaría, si la celda estaría aguantando, si...

Malik se quedó quieto al notar que los dos villanos ya no caminaban, y se detenían frente a una escalera de hierra que comunicaba con el techo. Esa debía ser la entrada al palacio, si es que se estaban colando en el palacio. En silencio, el aprendiz se mantuvo a distancia esperando la oportunidad perfecta para ir tras ellos. En su fuero interno le extrañaba que no le hubieran descubierto todavía, y eso le llevo a pensar... ¿Y si lo habían hecho y estaban dejando que les siguiera para tenderles una trampa? Existía la posibilidad... Y si esa posibilidad era cierta, entonces estaba jodido.

«No tengo tiempo, vamos, vamos».

Se apremió a sí mismo para mantener a un lado esos pensamientos y subió segundos después por la escalera. Cuando abrió la trampilla, todo lo silencioso que pudo, se encontró con el Hall del palacio. La trampilla estaba oculta de forma perfecta bajo una de las losas del suelo, a salvo de ojos indiscretos. Todavía con medio cuerpo en los túneles, Malik observó en derredor porque nunca había estado dentro del palacio. Incluso de noche, y con dos Villanos Finales dejando fuera de combate a los guardias que les salían al paso, era hermoso...

Malik se aupó fuera de la escalerilla y la trampilla y siguió a Kefka y a Kuja. Sentía la tentación de detenerse a examinar a los caídos, ayudarles, pero no sabía si eso le restaría tiempo para ver adónde iban sus enemigos y para escapar en consecuencia si regresaban. Se detuvo unos segundos a examinar al primer guardia, y al comprobar que estaba vivo y sólo inconsciente, dejó atrás a los demás. Todo lo sigiloso que llevaba siendo todo el rato, se asomó por la rendija de la puerta por la que habían entrado los villanos. Fuera lo que fuera que estaban buscando, él no podía verlo bien.

Lo que si vio fueron las bandoleras dejadas a la entrada. Malik sospechó de nuevo de una trampa. ¿Por qué dejar aquello junto a la puerta si podían llevarlo mientras revolvían? ¿Sabían que estaba allí y que metería la mano? ¿Estaban esperando a que mordiera el anzuelo? Malik se atrevió a echar un nuevo vistazo a Kuja. No tenía pinta de que la medicina la llevara encima... ¿Y si estaba en la bandolera? Despacio, con mucho cuidado, se agachó y estiró el brazo para coger las bandoleras de los villanos. Si no le pillaban, las agarraría todo lo fuerte y rápido que pudiera y se largaría. Pero no a la trampilla, si no que se escondería en cualquier sitio que encontrara al alcance, dentro del palacio.

Lo último que le faltaría era tener que huir por esas cloacas labertíncas.
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Re: [Agrabah] La leyenda del rey Salomón

Notapor Sombra » Vie Mar 25, 2016 4:53 pm

Malik


Pese a lo que el aprendiz pensaba. Los Villanos no habían planeado ninguna trampa, todo lo que habían hecho hasta aquel momento había sido sin el conocimiento de que el aprendiz de Tierra de Partida les había estado siguiendo la pista desde cerca.

Así fue, que el hombre pudo seguirlos hasta su objetivo. Mientras los dos rebuscaban al fondo de la enorme habitación, Malik vio la oportunidad de oro. Habían dejado sus pertenencias por comodidad a la hora de buscar aquello sin vigilancia. Un error para ellos.

El aprendiz aprovechó y se metió furtivamente en la habitación. Solo necesitó unos pocos segundos, pero fueron los suficientes como para que pudiese coger las cosas y marcharse para esconderse en otro lugar del palacio.

Cuando se alejó, escuchó los gritos de enfado de Kefka y el eco de unos pasos que se alejaban. Parecía que no iban a darle problemas.

Malik pudo abrir las pertenencias de ambos. La primera bolsa (que debía pertenecer a Kefka) llevaba un par de frascos de Éter que estaban muy cerca de caducar, un dispositivo móvil que por desgracia estaba bloqueado con contraseña, un juego de maquillaje y un mapa de la ciudad con varios lugares marcados con un rotulador rojo. Entre elllos; entradas a los túneles y un orfanato, por el otro lado del mapa había dibujado una especie de laberinto que parecía la red de túneles que se extendía bajo la ciudad. Una ruta iba desde la entrada desde el orfanato hasta el palacio. Por curioso que resultara, había una cosa extraña en aquellos túneles... Y es que había una zona en la que no había nada. No porque no se hubiese puesto aquella zona, sino porque era como si hubiesen evitado contruir en un área con forma circular en el centro de la ciudad.

La otra bolsa tenía cosas sin importancia en su mayoría. Un kit de maquillaje (¿Es que a todos los Villanos Finales les gustaba tanto ir maquillados?), una bola de cristal de la que emanaba una pequeña cantidad de energía mágica y que funcionaría si se le aplicaba un poco de magia (aunque a saber que utilidad tenía) y...

La medicina de Lyn.

Allí estaba, no cabía ninguna duda de que era aquello. Era el mismo bote, no había ninguna diferencia.

Ahora solo quedaba salir del palacio. Tenía dos salidas posibles; por los túneles otra vez (ahora tenía el mapa, por lo que le sería posible guiarse sin ningún problema) o por la entrada principal. Lo que estaba claro es que debía darle la medicina a Lyn.

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Sobre los Éter. Esos dos botes solo servirán en este arco de tramas, fuera de ellas no sirven de nada, por lo que no te las añadiré a la ficha. La Bola de Cristal funciona a cambio de 5 PH, pero no sabes para que sirve o como se utiliza, podría incluso ser peligroso utilizarla.


Saeko y Celeste


La velocidad de la licántropa era digna de temer, pero por suerte un rayo era más rápido que ella. La Estela de Chispas de Celeste golpeó a la mujer, que se convulsionó levemente por la descarga, pero no pareció especialmente molesta por el daño que podía haber recibido. Sin embargo, aquello sirvió para mantenerla un instante quieta, lo suficiente como para que Saeko pudiese conjurar su Hielo + y lanzárselo. El ataque mágico dañó a la mujer, y aunque no fue nada grave sí que provocó una herida en la Maestra... Pero para horror de los presentes iban a ser presentes de la velocidad de regeneración de una mujer lobo en directo. La herida que el Hielo + había formado sobre el hombro de Lyn se empezó a cerrar a gran velocidad no dejando ni un solo indicio de que allí acababa de impactar un hechizo.

Lyn rugió con una gran potencia, generando una onda de choque que barrió con todo lo que había frente a ella. Nanashi se vio obligada a crear una barrera mágica más para miniminzar los daños. Sin embargo, todos estaban aturdidos por tamaña muestra de poder.

La licántropa dio un amplio salto abalanzándose sobre Nanashi, que se protegió como buenamente podía disparando varios Perlas + que poco hacían contra la mujer. Pòr suerte, el hechizo de viento de Celeste logró distraer a la mujer mientras que Aladdín clavaba su sable al monstruo por la espalda. Lyn soltó un rugido lastimero y apartó al joven de un zarpazo que dejó unas feas marcas en su pecho.

Celeste no tardó en aplicarle un Cura, que consiguió detener la hemorragia de la herida, sin embargo. La magia de la aprendiza todavía era muy débil como para sanar una herida así.

Gracias —sonrió Aladdín, que no parecía sorprendido por el uso de magia de la mayor parte de presentes.

Mientras tanto, Saeko y Nanashi se enfrentaban a duras penas contra Lyn. Saeko apenas podía bloquear las afiladas garras de la Maestra de Tierra de Partida y Nanashi no dejaba de conjurar barreras que no eran muy efectivas contra la fuerza bruta de Lyn, cuya herida en su espalda ya se estaba cerrando.

¡Necesitamos a todo el mundo aquí! —exclamó la Maestra entre jadeos—. Que alguien mande un mensaje a Saito y a Malik junto a nuestra posición.

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En este combate no contaré la VIT ni los PHs (porque sino Lyn os mataba a las dos de media colleja más que nada) pero eso no significa que podáis utilizar solo habilidades bestias, tenéis que ser un poco realistas.


Saito


Saito no tardó en llegar al mercado. A aquella hora estaba cerrado con una cadena y una verja de hierro, pero no hubo ningún contratiempo para abrirla para una llave espada. Incluso la tienda del Mercader, construida en el centro de una plazoleta de aquella especie de centro comercial no supuso ningún problema para abrirla.

No había nadie vigilando, se suponía que aquella cerradura era muy segura... Al menos contra métodos no-mágicos. La trastienda estaba tal cual Saito la había visto. Solo había un problema; La cámara acorazada (que estaba cerrada a cal y canto) no solo tenía una cerradura... También una clave.

¿Pero dónde podía estar la maldita clave? Jafar no iba a acudir a junto él incluso si lo llamaba, podìa optar por perder bastante tiempo entrando otra vez en la mansión del Mercader o... ¿Habría algo allí que se le pudo pasar por alto?

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Saito tiene un dilema. La clave. Sin ella le resultará imposible entrar a la cámara acorazada. Sin embargo se podría decir que ya ha aparecido y Saito la ha visto. Haz memoria.


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Re: [Agrabah] La leyenda del rey Salomón

Notapor H.S Sora » Jue Mar 31, 2016 11:04 pm

Sonreí con una mezcla de alivio y satisfacción al encontrarme frente al gran pórtico de la tienda del Mercader: estaba bien sellado con una verja de hierro e incluso una maravillosa cerradura que podría ahuyentar a todo maleante común... lástima que el maleante de aquella noche contaba con la ayuda extra de cierta arma mágica.

Tras un chasquido que me sonó a gloria me adentré en la tienda de aquel avaro, no sin antes darme la vuelta. Había mirado por lo menos una decena de veces que no hubiese nadie siguiéndome, todo aquello parecía demasiado “fácil”: y cabe decir que estaba acostumbrado a que las cosas no me saliesen precisamente bien.

Mi cara pasó de la alegría a la ira cuando, al entrar en la trastienda iluminado por la luz de mi linterna, me fijé en la cámara acorazada. Se lo había comentado antes al Yafar genio, pero en una absurda pretensión de pensar que algo me podía salir bien me había olvidado de que el lugar que escondía la lámpara no sólo tenía una cerradura normal. También se necesitaba de una clave o código para abrirla.

Y a pesar de mis muchas habilidades, no había ninguna que me permitiese adivinar que cojones había puesto aquel enano cabrón. Estiré una mano, mientras concentraba Oscuridad, dispuesto a dejarme de tonterías y reventarla… pero me entraron dudas. ¿Y si había hechizado la caja fuerte de modo que si se forzaba sonase una alarma? Lo último que me faltaba era que media Agrabah se enterase de que iba a cometer hurto, y por supuesto que tampoco necesitaba acabar de nuevo encerrado por la guardia que tan bien protegía sus propios intereses.

¿Yafar? —musité, casi temeroso de que ahí hubiese alguien más—. ¡Venga, ayúdame con la clave!

Pero no lo hizo. Ignoraba si era por que prefería ver como sufría, o si se trataba de que no podía intervenir más hasta que no consiguiese lámpara. Me crují los nudillos, mirando a mi alrededor de nuevo mientras me acercaba a la caja fuerte para ponerme a pensar en posibles combinaciones.

Es una contraseña, tampoco puede ser tan difícil.

A los diez minutos me entraron ganas de pegarle un cabezazo, para ver si cedía. Cabreado, me planteé volver a la mansión para tratar de buscar la clave, pero no tenía ninguna clase de excusa para sus matones. Y sospechaba que lo de decir que tenía un “gemelo malvado” no funcionaría demasiado bien.

Tiene que estar aquí...

Aquel planteamiento tenía cierto sentido: si hubiese tenido que buscar pistas por la casa del Mercader, Yafar me habría dado un empujón para poder encontrarla en lugar de mandarme directamente a la boca del lobo.

Di un largo suspiro mientras cerraba los ojos. Tenía que haber algo que se me escapaba, algo que todavía no era capaz de ver. Si yo fuese el maniático del Mercader… ¿dónde guardaría algo tan importante? No me arriesgaría a llevarlo conmigo, ni a esconderlo a un lugar al que todos mis guardaespaldas pudiesen acceder cuando yo me diese la vuelta.

Lo dejaría en la tienda, en un sitio que sólo yo pudiese conocer.

Abrí los ojos y me dirigí frenético a aquel lugar, tras acordarme de algo que había visto y a lo que no le había dado demasiado importancia en un principio. Y es que quién se la daría, cuando primero te ponían un diamante delante de las narices.

Quité la alfombra, haciéndola a un lado. Utilizaría la Llave Espada para abrir aquel pequeño y escondido compartimento en el que además de estar la joya más cara de toda la tienda de aquel hombre se encontraba también su hoja de cuentas. No había un lugar más perfecto e ingenioso en el que guardar la contraseña de una caja fuerte.

Buscaría sin perder el tiempo la opción que me pareciese más correcta y la probaría en la cámara tras haber usado la Llave Espada para abrir la parte de la cerradura; no me importaba si fallaba, seguiría probando la combinación que me pareciese más sospechosa hasta dar con la correcta o haberlas probado todas. Incluso probaría de poner el precio de aquella joya por la que había ido a casa del Mercader: en definitiva, que no me movería de ahí hasta abrir la maldita cámara acorazada.

Y si antes de eso podía coger aquel diamante tan caro, mejor que mejor.

Que se joda.

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Lo dicho, Saito prueba a usar las combinaciones que aparezcan en la hoja de papel, incluido el precio del Golden Jubilee aka quince mil novecientos ochenta y cinco trillones cuatrocientos venticinco mil cuatrocientos sesenta y seis mil trescientos cuatenta y cuatro billones cuarenta y cinco mil millones y novecientos noventa y nueve mil novesientos novienta y nueve y de paso conseguir la joya por joder al Mercader.
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Muchas grácias por el avatar Mepi ^^
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Re: [Agrabah] La leyenda del rey Salomón

Notapor Denna » Sab Abr 02, 2016 4:59 pm

¡Lobos! De entre todos los animales tenía que ser un lobo. Porque claro, las mujeres caracol no se llevaban. No, tenía que tratarse de una bestia grande, fuerte y rápida, de colmillos y garras monstruosas. Una que estuviera harta de ver. Cómo no.

Claro que sentía lástima por Lyn. La suya era una maldición horrible y, si quedaba un ápice de conciencia dentro de ella, no quería ni imaginar por lo que estaría pasando. Pero era sencillo dejar todo eso a un lado cuando empezaron los ataques. Y el cinismo carecía de valor al lado del instinto de supervivencia.

Sacudí la cabeza, tratando de quitarme de encima el embotamiento que me había causado aquel rugido. No podíamos estar en una situación peor. Si atacábamos a Lyn de cerca, nos destrozaba. De lejos, apenas le causábamos daño y encima se curaba con toda libertad. La noche acababa de empezar, pero no estaba segura de cuánto tiempo podríamos aguantar. A este ritmo...

¡Necesitamos a todo el mundo aquí! —jadeó Nanashi, que conjuraba una barrera tras otra—. Que alguien mande un mensaje a Saito y a Malik junto a nuestra posición.

Vacilé. No sabía hasta que punto ayudarían dos Aprendices más contra algo tan fuerte, pero por probar no perdíamos nada. Miré a Saeko, enzarzada en la pelea junto a Nanashi, y sentí una punzada de vergüenza. Era evidente ella sería mucho más útil peleando que yo.

Ya... ¡ya me encargo yo! ¡Pero antes necesito un móvil!

Atrapé el dispositivo que me lanzó Saeko, todavía turbada por mi evidente inferioridad, e imité los pasos que había seguido antes al utilizar el de la Maestra. Esta vez escribía aún más deprisa, pero confiaba en que se me entendiera:

Para Saito/Malik:
LYN EN ENTRADA TUNELES . PELEA VENIDYA


Lo apagué y guardé en el bolsillo. Se lo devolvería a Saeko en cuanto todo acabara; de momento sería mejor tenerlo cerca para comunicarnos con Saito y Malik.

Seguiría guardando las distancias con Lyn, muy consciente de mi debilidad, y me limitaría a disparar varios Electro, tratando de apuntar a la cabeza del lobo. Quizás no fuese una gran maga, pero serviría para distraerla un poco si seguía intentando curarse o atacar. Con suerte, Saeko, Nanashi y el chico desconocido contarían con una pequeña ventaja si conseguía desconcentrarla.

Por lo demás, seguiría ejerciendo de curandera. Cualquier herida que Lyn causara implicaría otro hechizo por mi parte. Sólo esperaba aguantar lo suficiente.

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Re: [Agrabah] La leyenda del rey Salomón

Notapor Tanis » Sab Abr 02, 2016 10:09 pm

Malik no se lo podía creer. No podía creer que acabara de robarle las pertenencias a dos peligrosos Villanos Finales, que a saber en qué estaban pensando o qué estaban buscando para andar tan ofuscados y no darse cuenta de que les había birlado en sus narices. O en sus espaldas, más concretamente. Malik no se paró a pensarlo mucho, prefirió aprovechar la suerte del ladrón novato y se escondió en otra sala, no vigilada porque los guardias estaba KO, contigua al gran Hall.

Allí pudo tener su respiro.

Malik se apoyó en la pared y se dejó escurrir hasta quedar sentado con la espalda contra el muro. Aun le corría la adrenalina y se sentía como si hubiera estado corriendo kilómetros, y todavía, en cualquier momento, esperaba que Kuja y Kefka aparecieran tras dar una patada a la puerta. Sin embargo eso no pasó y con cada minuto que pasaba, Malik se sintió más seguro. A la luz de las antorchas de aquel cuarto, se atrevió a abrir las bandoleras.

«¿Pero qué... ?», pensó.

Lo primero que extrajo fue el kit de maquillaje de Kefka, por lo que dedujo que la primera bolsa debía de pertenecer al arlequín. Lo dejó en el fondo de la bolsa y sacó otros dos objetos: Dos frascos de éter con demasiada mala pinta como para que fueran nuevos, aunque decidió guardárselos en su propia faltriquera. El dispositivo móvil también se lo quedó, por si acaso en Tierra de Partida podían hackearlo y extraer la información que tuviera. El mapa le resultó ser demasiado bueno para ser cierto y se entretuvo examinándolo lo suficiente como para saber que aquella era la llave y la guía para encontrar el escondrijo de esas sabandijas.

Y el añadido de los túneles era todo un detalle.

«Que raro... ».

La zona circular central vacía en la parte posterior del mapa llamó su atención, no tenía sentido que una red de alcantarillado tuviera esa forma. ¿Se habrían olvidado de marcar todos los pasajes? Malik apretó los labios en una línea fina. Misterio. Lo consultaría con Nanashi cuando regresara, de modo que se guardó el mapa también.

La segunda bolsa le resultó igualmente jugosa, contenía la medicina que quería y necesitaba. Malik sostuvo el frasco como si hubiera encontrado un tesoro lleno de piedras preciosas y lo guardó en la bolsa de Kuja, que se colgó para llevarse también. Sacó el kit de maquillaje y se quedó la bola de cristal. Tenía la impresión de que podía activarse con magia, pero no iba a cometer el error de usarla ahí mismo sólo porque sintiera curiosidad. No era tan nuevo. Nanashi sabría que hacer con ella de la misma manera que el extraño dibujo de los túneles en el mapa.

Entonces le vibró el teléfono.

Por un segundo sintió el sudor frío y el sabor del miedo en la boca porque pensó que el que sonaba era el dispositivo de Kefka, pero cuando se dio cuenta de que había sido su bolsillo, su dispositivo, el aprendiz dejó escapar un suspiro largo de alivio. Aunque el mensaje no era de alivio en lo absoluto.

Para Saito/Malik:
LYN EN ENTRADA TUNELES . PELEA VENIDYA


«... Mierda».

Malik frunció el ceño y tecleó una contestación global todo lo rápido que pudo:

Para todos:
voi para alla-tengo la medcina de lyn,aguantad


No lo dudó ni un segundo. Asegurándose de que el camino estaba despejado, Malik saldría a la casi carrera hacia los túneles. Le resultaba más rápido y directo que andar callejeando por la ciudad de noche, aunque quizá se arriesgaba a que los Villanos le pillaran. No sabía dónde estaban ellos, sis eguían en su cuarto de la diversión en el palacio, en otra sala o se habían escurrido por los canales. A medio camino Malik aminoró la carrera... Esta vez tenía un mapa así que iría más rápido y no se perdería, pero... No, escogió los túneles de nuevo, tenía que darse prisa y salir por la puerta grande del palacio podía alertar a los guardias del exterior. Lo tenía claro: ¿Su destino? Lyn. Tenía que llegar a tiempo, tenía que llegar antes de que Lyn le hiciera daño a alguien. Si se había escapado por su culpa entonces... Si convertía a alguien, si los mataba... No se lo perdonaría.

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Malik va a los túneles. Se ha llevado la bolsa de Kuja y algunas cosas en su propia bolsa:

-Medicina de Lyn
-Mapa de la ciudad
-Dispositivo de Kefka
-Éteres casi caducados
-Bola de cristal mágica
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Re: [Agrabah] La leyenda del rey Salomón

Notapor Tsuna » Sab Abr 02, 2016 11:48 pm

Al disparar el hechizo Saeko sintió una punzada de culpabilidad. Estaba atacando a Lyn, a la maestra, y se preguntó algunas cosas sobre su maldición, la Licantropía. Supuso que cuando el combate terminara Lyn no iba a estar en condiciones de ayudarles más, de lo debilitada que iba a estar. Según recordaba de las palabras de Malik en ese estado la maestra era débil a la plata, o se curaba gracias a una medicina particular que ahora tenían los villanos finales en su posesión, así que no les iba a quedar otra que hacerle daño, mucho daño, para llevarla al límite.

Y por eso disparó un Hielo+, porque tenía posibilidades decentes de provocar congelación en el monstruoso cuerpo de la mujer, y con ello conseguiría ralentizar en gran medida sus capacidades. Pero no fue así, claro, y verla sangrar fue lo peor. Se arrepintió por dentro de tener que estar atacando a la misma mujer que en su día había intentado matar, en un campo de batalla repleto de sincorazón, y con la que había luchado codo con codo para salvar Tierra de Partida.

No obstante, al ver la capacidad de regeneración de la mujer lobo todos los planes de Saeko se vinieron al traste: ni estaba congelada, ni estaba debilitada, había gastado magia por nada. Tan sorprendida estaba que Lyn los barrió a todos sin esfuerzo.

Saeko cayó al suelo, mareada y con la cabeza hecha un tambor por la onda expansiva que había liberado, escuchó un aullido lastimero de Lyn, luego, mientras se ponía en pie de nuevo y a la defensiva con su Llave Espada, vio cómo Aladdín recibía un zarpazo y la maestra Nanashi disparaba hechizos de alto nivel.

Luego, tanto ella como la maestra fueron sus siguientes objetivos. Saeko tenía el pulso acelerado, sudaba e intentaba analizar todos los movimientos de su peligroso enemigo, pero aquellos movimientos tan salvajes... tan brutos y veloces, la superaban. No había enfrentado nunca a un enemigo así.

¡Necesitamos a todo el mundo aquí! Que alguien mande un mensaje a Saito y a Malik junto a nuestra posición.

Se adelantó, e intentó golpear a Lyn en un costado para obligarla a retroceder. Después ella misma retrocedió, abrumada por la fuerza bruta que exhibía. Ni siquiera se planteaba el coger su teléfono y llamar, porque contaba conque Celeste o la propia maestra lo hiciesen.

Ya... ¡ya me encargo yo! ¡Pero antes necesito un móvil!

Pero Celeste no tenía ninguno. La miró con el rostro extrañado, sin llegar a entender cómo es que alguien no tenía un teléfono móvil, y sin perder un segundo más sacó el suyo y se lo lanzó, esperando que Lyn no lo rompiese en una embestida.

Si tenemos que esperar a que lleguen... —"No vamos a aguantar", pensó decir, pero se guardó para sí misma esas últimas palabras.

Saeko empuñó su Llave Espada y antes de darse cuenta se juntó a la maesta Nanashi. Sus barreras eran muy útiles, a decir verdad. Estaba dispuesta a intentar resistir, pero aquellos zarpazos, ese instinto salvaje que la movía, la hacía un enemigo muy impredecible y peligroso. Tampoco pasó desapercibido el hecho de que Celeste se guardara su teléfono en su bolsillo, no se iba a quedar sin uno, y mucho menos que otra persona le mirase sus cosas y sus conversaciones privadas.

Luego pasaron al ataque todas juntas, y con Aladdín como apoyo. Saeko tenía una idea en su cabeza, y si tenían que esperar a que los demás llegaran... ¿Estarían vivos por entonces? Tenían que conservar las fuerzas esa noche, así aprovechando los hechizos y ataques de sus compañeros, ella se adelantó hasta posicionarse cerca de Lyn, y una vez allí, extendió su mano libre hacia ella, como si la estuviese apuntando con una fuerza misteriosa, y ejecutó su hechizo más avanzado: Congelación.

Con suerte, ganarían tiempo hasta que llegasen los demás.

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Saeko la utiliza sobre Lyn en un intento de ganar tiempo hasta que llegue Malik con la medicina, que supongo que por ese entonces ya no estará congelada:

Congelación (HM) [Nivel 18] [Afinidad a Hielo; Poder Mágico: 24] Congela al objetivo. El estado se cura automáticamente al cabo de un breve periodo de tiempo.
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Re: [Agrabah] La leyenda del rey Salomón

Notapor Sombra » Mié Abr 06, 2016 3:40 am

Saito



El aprendiz no tardó mucho en recordar el papel que había visto dentro de la caja fuerte oculta bajo la alfombra. Por suerte, aquella caja solo tenía una cerradura, una que ninguna ganzúa podría abrir ni en las mejores manos, pero Saito no tenía algo llamado "Ganzúa Espada", sino una Llave Espada.

El haz de luz que salió de la punta de su arma entró dentro del pequeño agujero, del que sonó un chasquido indicando su apertura. Sin más preámbulos cogió el contenido de la caja, incluyendo el diamante por el que se podrían desatar guerras.

Con aquel papel en mano, el aprendiz solo tuvo que mirar un poco el documento para darse cuenta de que en el papel había una serie de números que no tenían mucho sentido allí en medio, por lo que no tardó en descubrir que aquello era la contraseña (y no, no era el precio del dichoso diamante).

La puerta cedió mostrando una cámara acorazada de dimensiones enormes... Pero solo había una cosa. Una lámpara negra.

Saito pudo coger sin problemas el objeto y a los pocos segundos toda la tienda empezó a desaparecer. Si en aquel momento hubiese podido ver la mansión del mercader vería como ésta también se desvanecía dejando un solar lleno de arena. Lo mismo ocurrió con el mercado, solo quedaba una plaza vacía... Sin más. Por supuesto, el diamante no corrió mejor suerte y también desapareció.

El genio rojo apareció en una densa humareda con una amplia sonrisa.

Tus deseos son órdenes para mí... Amo.

Spoiler: Mostrar
¡Hora de explicación sobre los deseos! Como sabrás, son 3, aunque dos de ellos con ciertas condiciones.

En primer lugar, hay tres reglas básicas: No se puede matar, no se pueden revivir muertos ni controlar personas/mentes (he modificado un poco lo de que no se puede hacer que alguien se enamore de ti)

Sin embargo, hay una cuarta más. El deseo solo servirá dentro de Agrabah y además solo influirá en dicho mundo. Hay muchos más límites dentro de eso, pero obviamente no podrás pedir algo como "deseo cumplir la misión" y ya está.

Recuerda que el primer deseo no tiene ningún problema, pero el segundo sí, ya que una vez pedido tendrás si o sí que desear la liberación de Yafar. No puedo decir lo que ocurrirá después de eso, obviamente.

Si alguien toca la lámpara se anularán todos los deseos que tu personaje haya pedido... Es decir, si pides ayuda pada derrotar a X por parte de Yafar si alguien te arrebata la lámapara todas las heridas causadas por el genio se desvanecerán. (por poner un ejemplo)

También, en cuanto pidas el primer deseo estarás obligado a acabar pidiendo un segundo y tercer deseo... Y aunque te arrebaten la lámpara... Pùes será otro el que lo tenga que hacer, sin más. Es decir... Si Lyn te quita la lámpara ella tendría que pedir los dos deseos restantes.

Eso ocurrirá solo si se pide el primer deseo.

Los deseos puedes pedirlos dentro del arco de tramas de Rey Salomón. (es decir, puedes guardarlos para la próxima trama sin problema)



Saeko, Celeste


La batalla era dura, y aquello era algo que todas estaban sintiendo.

Tras utilizar el teléfono, Celeste lanzó varios electros, que eran lo suficientemente molestos como para cegarla durante unos breves instantes como para que Saeko, Nanashi y Aladdín fuesen capaces de encajarle algún que otro golpe... Sin embargo, la regeneración de Lyn era demasiado grande. Daba igual lo que hicieran, todas sus heridas acababan sanando, incluso aquellas más graves... Y obviamente, inconscientemente estaban evitando los puntos vitales de la mujer lobo... Al fin y al cabo, no era un simple enemigo. Se trataba de Lyn, la Maestra de Tierra de Partida... Eso era algo que entendían demasiado bien.

Malik


Aquel mapa era una ayuda enorme por lo que recorrerse los túneles era como dar un paseo por El Bosque de los 100 Acres. El mensaje de Denna incluía la ubicación exacta desde donde se había enviado el mensaje, por lo que entre eso y el mapa las tenía más que localizadas... El único problema era llegar. Desde el palacio, recorrer aquella distancia eran cinco minutos, cinco minutos corriendo a toda prisa. Cada segundo que pasaba era un segundo de peligro para las dos aprendizas, para Nanashi y para Aladdín, por lo que ir caminando no era una opción.

No había emboscadas de villanos finales ni nada. No tuvo ningún problema por el camino... Ya bastante problema era lo que había ocurrido como para encima encontrarse alguno más.


Saeko, Celeste y Malik



El combate frenó en seco cuando Saeko lanzó su Congelación. El cuerpo de Lyn se volvió blanquecino y una humareda blanca se deslizaba por su cuerpo, como si le hubiesen lanzado un cubo lleno de nitrógeno líquido. Nanashi, Aladdín y Celeste detuvieron sus ataques.

La maestra silbó con fuerza, atrayendo a una magnífica ave que se posó con gracilidad sobre su mano. Se trataba de un Fénix, un tipo de ave de leyenda.

Garuda, a mi señal —ordenó la mujer. Alzó su mano para hacer coger impulso al ave, que aleteó varias veces mientras se elevaba para empezar a volar en círculos a la espera.

Nanashi observó el panorama. Aladdín era el único con una herida preocupante, las demás estaban bien dentro de lo que cabía.

Saeko, ¿cuánto durará la congelación? —preguntó la Maestra con un tono tan frío como el de la habilidad de la muchacha. Una vez respondiese, Nanashi se colocaría frente a la Maestra de Tierra de Partida y lanzó un vistazo a Garuda—. Cuando el hielo se deshaga quiero que todos soltéis vuestros mejores ataques. Debemos dejarla fuera de combate de un solo golpe o volverá a regenerarse.



En ese instante, Malik apareció desde la entrada del túnel encontrándose el panorama. Lyn todavía no se había descongelado, pero poco le faltaba.

Malik, debemos de dejarla fuera de combate —informó la Maestra, que obviamente no sabía que poseía la medicina de Lyn.

Malik sin embargo, tenía un plan mucho mejor. Con la medicina en su posesión tan solo debía hacérsela tragar. No fue difícil, metérsela en la boca, teniendo en cuenta que estaba petrificada.

El hielo se deshizo por completo tras unos segundos. Lyn arremetió con fuerza contra Malik, la medicina no había funcionado... O al menos todavía tardó un poco en empezar a surtir efecto.

La mujer lobo cayó al suelo de rodillas mientras su cuerpo iba perdiendo su pelaje y su aspecto lupino iba siendo cada vez más estilizado y femenino. El cuerpo de Lyn, ahora con un aspecto humano se cubrió de forma automática por su armadura para evitar que estuviese desnuda. La joven parecía desorientada y mucho más frágil de lo que realmente era... Pero había recobrado su forma humana, aquello era lo que importaba.

Lyn acabó perdiendo la consciencia no mucho después.

Volvamos al hotel. Creo que tenemos todos mucho de que hablar antes de ir al Desierto a encargarnos de nuestra misión principal.

Nanashi no tardó en ponerse en marcha. Garuda se encargó de llevar a la Maestra volando. Por el camino Nanashi envió un mensaje a Saito para ordenarle ir al hotel para que todos diesen un resumen de todo lo que habían descubierto.


TODOS



Por supuesto, una vez en el hotel Badra y Yasmín fueron las que los recibieron. Yasmín no se hizo de esperar y se lanzó a los brazos de Aladdín, a quien besó apasionadamente. Saito también llegó de un momento a otro.

Lyn estaba consciente mientras recibía tratamientos médicos por parte de Badra y Yasmín estaba con Aladdín. Nanashi juntó a todos en círculo, cerca de Lyn para que pudiese escuchar todo. Observó a Saito, luego a Celeste y después a Malik (evitando cualquier contacto visual con Saeko nuevamente).

Muy bien. Dadme vuestro informe y atended a todo lo que digan vuestros compañeros. Puede que haya información útil o podáis resolver entre vosotros algunas dudas.

Spoiler: Mostrar
La siguiente será la última ronda. TODOS estaréis en el hotel como es obvio y básicamente es dar un informe sobre todo lo que habéis hecho y sobre como queréis enfocar de cara a la continuación de esta trama vuestro personaje. Pensad que aún hay muchos cabos sueltos en esta pequeña saga sin resolver BWAHAHAHA.

Podéis aprovechar para por ejemplo, si uno descubrió X cosa y no sabe lo que significa, pero otro descubrió eso... Que pueda informarle sobre ello (no sé si me explico xD) Durante estos días voy a ir leyendo de nuevo toda la trama para preparar las puntuaciones~~

Límite 13/04/2016
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Re: [Agrabah] La leyenda del rey Salomón

Notapor Tsuna » Jue Abr 14, 2016 12:15 am

El hechizo de hielo acertó con éxito en la maestra Lyn, que quedó congelada de pies a cabeza, emanando un ligero humo blanco desde su cuerpo. Saeko invocó de nuevo su Llave Espada, más por precaución que otra cosa, luego se relajó y exhaló un suspiro de cansancio. A decir verdad, desde el secuestro de Yasmín no había parado de correr de un lado para otro de la ciudad, y encima un combate contra la maestra...

Estaba agotada, pese a todo, y necesitaba una buena ducha.

Pero el fuerte silbido de la maestra la logró poner en alerta de nuevo, desvió la vista para comprobar que solo se trataba de un ave, una invocada o llamada por Nanashi y que ya había visto en ocasiones anteriores, durante su aprendizaje en el Bastión, así que le restó importancia.

Garuda, a mi señal —La escuchó decir.

Saeko miró a todos los presentes, se fijó de inmediato en Aladdín, que parecía herido de gravedad, y si Celeste o la propia maestra no le ofrecían algún tipo de ayuda, como un hechizo u objeto curativo, fue ella misma la que se acercó apresurada a darle de beber una Poción. Se sentía en parte responsable por haberlo metido en aquella situación, y sabía que por muy ágil y resistente que fuera, luchar contra un monstruo así le podía pasar factura a cualquiera, incluso a él.

Saeko —escuchar la voz de Nanashi pronunciando su nombre, con aquel tono, logró ponerla en alerta de nuevo, ya le estuviese ofreciendo la Poción a Aladdín o no—, ¿cuánto durará la congelación?

No lo sé, no dura demasiado. —Se limitó a decir, porque el tiempo exacto de la congelación no lo tenía calculado con todo detalle, pero sabía que la magia no perduraba mucho tiempo.

Cuando el hielo se deshaga quiero que todos soltéis vuestros mejores ataques. Debemos dejarla fuera de combate de un solo golpe o volverá a regenerarse.

Saeko asimiló las órdenes de la maestra e invocó nuevamente su Llave Espada, preparada para descargar de un momento a otro su mejor y más potente magia, ¿un nuevo hechizo, como el Hielo de antes, o quizá una habilidad física? Contaba con una técnica que le recuperaba las fuerzas, Robo vital se llamaba, así que apostaría por esa.

Pero no pudo hacer más, porque de inmediato apareció Malik desde los túneles cual salvador. Su sola presencia la alivió en gran medida, y se permitió relajar los músculos unos instantes, con el Llavero entre sus manos todavía.

Malik, debemos de dejarla fuera de combate.

No obstante Malik contaba con otros planes. Saeko observó la escena sin intervenir, intentando no perder detalle de lo que pasaba: el enorme aprendiz contaba con la medicina de la que le había hablado en el cuartel, que en teoría estaba en posesión de los villanos finales, y se la hizo tragar. En cuanto la maestra se descongeló se resistió, pero al instante cayó derrotada, recuperando su aspecto normal.

Fue entonces cuando Saeko supo que habían ganado y desmaterializó su espada, resoplando. Al final su magia había venido de perlas, y eso la motivaba.

Volvamos al hotel. Creo que tenemos todos mucho de que hablar antes de ir al Desierto a encargarnos de nuestra misión principal.

La misión principal... apenas la recordaba vagamente. Se suponía que habían acudido a la ciudad del desierto por las matanzas que provocaban los sincorazón en el bazar y por la tormenta de arena, pero claro, el secuestro de Yasmín lo había complicado todo. Esperaba poner todas las cosas en orden una vez llegara al hotel.

De camino al lugar Celeste se acercó a ella con el móvil en mano. Saeko lo cogió sin dudarlo.

Esto es tuyo. Gracias. Bien luchado.

Saeko se esforzó por sonreir también, muerta de cansancio, y meneó la cabeza.

No ha sido fácil, pero tú también lo has hecho bien.

En cuanto pisaron la entrada del hotel y ver al recepcionista, Saeko recordó la historia que se habían inventado en su ausencia, siendo ella hija del propio Malik. Se limitó a situarse detrás de él y a bajar la cabeza, intentando mostrar cierta sumisión para pasar desapercibida. Incluso le llegó a resultar un poco ridículo.

Al llegar a la habitación pertinente Saeko volvió a alzar la vista. Aladdín y Yasmín se encontraron de forma apasionada, pero por otra parte había una mujer de rasgos exóticos que no conocía de nada. Supuso que ya se enteraría de quién era sobre la marcha. Luego buscó un sitio donde sentarse y esperaría a que llegasen todos.

Muy bien. Dadme vuestro informe y atended a todo lo que digan vuestros compañeros. Puede que haya información útil o podáis resolver entre vosotros algunas dudas.

Que Nanashi no se fijara en ella consiguió que se sintiera apartada, y por un momento le dieron ganas de no decir nada, de no mostrar el pergamino, pero sabía que no era lo correcto. Así que cuando encontró la ocasión se limitó a ser breve y concisa, sin entrar en detalles y manteniendo la vista en Malik, con el que sentía que podía tener cierta confianza, y en Celeste, que no parecía una mala chica y sentía que se podía llevar bien con ella. No miró ni a Saito, ni a la maestra.

Aladdín trabajaba para la guardia, pensaba que con su ayuda podría moverme con mayor libertad por Agrabah para buscar a Yasmín. Nos dieron un permiso para bajar a la zona pobre, y encontramos la tienda de un mercader al que no le parecía ir nada bien —comentó, luego se inclinó un poco, recordando lo vivido en la tienda—. Según su diario, Yafar le pidió con su magia que lo liberase, y creo que está detrás de los sincorazón. Luego... —En ese entonces metió la mano dentro de su ropa, buscando el pergamino—. En los pasadizos de la ciudad encontramos esto. No sé lo que dice ni para qué sirve, pero contiene magia arcana, muy peligrosa.

Alzó el pergamino para que todos lo pudiesen ver bien. Si la maestra Nanashi se lo solicitaba, ella no iba a tener problemas en entregarlo, no le hacía mucha gracia mantener consigo un objeto de esas características, como las piedras. ¡Qué desagradables! En caso contrario lo volvería a guardar consigo, a buen recaudo.

Entonces, tras exponer sus reflexiones, optó por sacar sus conclusiones. Para ella lo prioritario era encontrar a Yafar cuanto antes y detenerlo.

»Lo más importante ahora es encontrar a Yafar, no podemos dejarle con libertad bajo ningún concepto. —Todavía se estremecía recordando la torre de palacio derrumbada, con todos aquellos cadáveres. No, alguien como Yafar no podía seguir suelto.

En caso de que sus compañeros explicaran los detalles de lo sucedido, Saeko mostraría especial interés por el temible sincorazón del desierto, el que provocaba la tormenta de arena. Habían dicho que era débil a Hielo, una magia que ella dominaba. Si eso era cierto tenían mucho terreno ganado, y si conseguían acabar con la tormenta de arena... Sí, las prioridades eran claras.

Vayamos a por ese sincorazón, tenemos una oportunidad contra él. —afirmó con optimismo, su magia había sido muy útil frente a Lyn, estaba segura de que podían con ese monstruo también.

Ahora tocaba esperar a las decisiones de los demás. Ella tenía claro que la prioridad, al menos de momento, era intentar acabar con ese sincorazón. Después iba Yafar, ese no se iba a salir con la suya.

Spoiler: Mostrar
Pues nos vemos entonces en la segunda parte. Encantada de haber participado y esperando con muchas ganas la siguiente, creo que va a merecer mucho la pena ^^

Estoy satisfecha con las relaciones que ha sacado Saeko de esta parte, en especial con Malik y Celeste. Y eso de ponerse retos buscando a Yasmín e intentando regresar a la zona rica en mitad de la noche han sacado la parte tenaz de mi personaje, además de que es la primera misión oficial con Tierra de Partida y eso le ha ofrecido un punto de vista diferente que me ha gustado bastante (aunque siempre termine yo sola por mi cuenta, como siempre xD). Nada que objetar, muy buen trabajo todos.
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Re: [Agrabah] La leyenda del rey Salomón

Notapor Denna » Jue Abr 14, 2016 12:36 am

Se me paró el corazón cuando el hechizo congeló a Lyn y detuvo por un momento la batalla.

Cuando el hielo se deshaga quiero que todos soltéis vuestros mejores ataques. Debemos dejarla fuera de combate de un solo golpe o volverá a regenerarse.

Asentí a pesar de estar detrás de Nanashi. Desplegué un segundo Cura sobre el chico, sólo por si acaso. Los nervios me impedían hablar. Hechizos poderosos... había leído y oído sobre alguno, pero ¿funcionarían? No lo tenía demasiado claro. Equivocarme con el nombre podría empeorar las cosas. ¿O quizás no pasaría nada? ¿Merecía la pena arriesgarme?

La aparición de Malik me distrajo. Me volví inmediatamente de nuevo hacia Lyn, consciente de cómo el hielo empezaba a derretirse. No quedaba mucho tiempo...

Nanashi le contó el plan. El pájaro posado en su mano parecía seguir atento la conversación. Malik, pero, tenía otros planes. El antídoto tardó en surtir efecto unos segundos de agudísima tensión (en los que cabe decir que se me pasaron por la cabeza cientos de escenarios realmente trágicos) pero el lobo acabó cediéndole el paso a la Lyn de siempre. Confundida y con aspecto mucho menos fiero, pero humana al fin y al cabo.

Volvamos al hotel —ordenó la Maestra—. Creo que tenemos todos mucho de que hablar antes de ir al Desierto a encargarnos de nuestra misión principal.

Me permití calmarme un poco. Todavía quedaba mucho, muchísimo por hacer, pero al menos el asunto de Lyn estaba solucionado. Era una pequeña victoria.

Volví a sacar el móvil de Saeko del bolsillo y se lo tendí a su dueña. No tenía sentido quedármelo más tiempo cuando todos íbamos a reunirnos otra vez.

Esto es tuyo. —Sonreí con timidez—. Gracias. Bien luchado.

***


Con todo, no respiré tranquila hasta que la puerta de La Joya del Desierto se cerró tras mi espalda y todos nos reunimos en nuestra amplia habitación familiar. Titubeé, como para asegurarme de que de verdad estábamos a salvo en el hotel antes de tomar asiento en una de las camas, cerca de Badra.

Me alegro de verte. ¿Habéis tenido algún problema?

Escuché la respuesta de la nómada y, cansada, me dispuse a atender a los informes de los demás. En todo el tiempo que llevaba en Bastión Hueco nunca me habían pedido uno, y esperé con paciencia a que alguno de mis compañeros hablara. La dura mirada de Nanashi, con su buena dosis de gelidez habitual, no admitía error alguno.

Escuché con atención a Saeko y me mordí la lengua para no acribillarla a preguntas sobre la magia arcana. Cuando tocó mi turno, enderecé la espalda y procedí. Tenía casi todas las palabras pensadas.

Entré en el palacio junto a la Maestra Nanashi en busca de pistas sobre lo que ocurría en la ciudad. Ahí, el sultán nos informó sobre las ruinas de la vieja Agrabah. —Les resumí la historia del rey Salomón lo mejor que pude. A Saito ya se la había contado, y era muy probable que los demás la conocieran de antemano, así que no entré en detalles—. Y, en un momento dado, apareció uno de los Villanos Finales: Kefka.

Hice una pausa. Costaba creer que habían pasado sólo unas horas desde entonces.

Kefka se mostró especialmente charlatán, y a partir de eso diría que puedo afirmar que también tienen el punto de mira en las ruinas. Sea por el Sincorazón o por lo que sea que haya, no tengo ni idea.

»Y entonces dimos con Badra.


Señalé con un gesto a la mujer. Dejé que se presentara ella misma y contara lo que quisiera; si no lo hacía, me limitaría a decirles a los demás que era la hija del Maestro Rayim y que nos ayudaría contra el Sincorazón del desierto.

Ella ya ha visto al Sincorazón antes y sabe cómo opera. En resumen: es grande, con aspecto de —¿cómo era..?— león cucaracha, y es sobretodo trampero. Crea tormentas de arena, se esconde bajo el suelo... Por lo visto, el frío lo debilita, así que nuestra mejor posibilidad contra él es atacando por la noche —expuse. Crucé las piernas y apoyé la espalda contra la pared, dando la explicación por acabada—. A partir de ahí ya encontramos a la princesa en el escondite de los Villanos Finales, el orfanato de la clase baja, y fuimos a por la Maestra Lyn.

La parrafada me dio qué pensar. Salíamos de una batalla casi imposible para meternos de lleno en otra peor. Era probable que los Villanos Finales estuviesen de camino a las ruinas —si no habían llegado ya—, y a saber qué estarían tramando ahí.

«¡Misión de reconocimiento!» gruñí para mis adentros por enésima vez.

No me gustaba el cariz que había tomado esta misión. Se complicaba por momentos, y parecía que por cada problema que solucionábamos aparecieran tres más. Quería entender lo que Nanashi había dicho sobre los Portadores y su muerte. Quería saber hasta qué punto eso cambiaba las cosas y cómo me cambiaba a mí.

Mientras escuchaba lo que tuvieran que decir los demás, pensé en el propio mundo de Agrabah, asolado por una tormenta monstruosa y algo similar a un demonio acechando en el desierto. No podía negar que quería acabar con todo eso cuanto antes. Y con éxito. Porque si bien yo me había acabado condenando a mí misma, eso no significaba que esa gente tuviera que pagarlo con sus vidas.

Vayamos a por ese sincorazón, tenemos una oportunidad contra él —declaró Saeko, y asentí con tanta vehemencia que me despeiné entera.

Tiene razón. Es la mejor ocasión.

Me había hecho Portadora para ayudar. Quizás no así, cierto, pero no podía enterrarme en mi desesperación y esperar que otros lo arreglaran todo. Nanashi, Lyn, mis compañeros... todos se jugaban la piel. Agrabah contaba con nosotros; tenía que ponerme las pilas ya.

Aunque aún no entendiera cómo demonios funcionaba una pila.

Spoiler: Mostrar
¡Y fin por mi parte! Encantada con la trama, me lo he pasado genial y espero con muchas ganas la segunda parte. Ya comentaré mejor qué me ha parecido, pero estoy muy, muy contenta con ésta C:

PD: edit porque se me ocurren los sinónimos con un retraso de mil años.
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Re: [Agrabah] La leyenda del rey Salomón

Notapor H.S Sora » Sab Abr 16, 2016 8:07 pm

Al final, el esfuerzo había merecido la pena. El papel del que había sospechado acabó llevándome a la contraseña que me permitió adentrarme en una inmensa cámara, en la que lejos de guardar más joyas como la que ahora llevaba bien guardada en el bolsillo, solo había la lámpara negra.

El corazón me latía con fuerza a medida que me acercaba al objeto mágico y es que había firmado aquel contrato con Yafar sin siquiera comentárselo a la Maestra Nanashi, ¿le parecería una buena idea? Tragué saliva, esperando que sí. Su poder podría venirnos bien, aunque no sabía hasta que punto si al final tendría que dejarle libre.

Toqué con la punta de los dedos la lámpara, esperando que alguna trampa ideada por el Mercader acabase por evitar mi plan pero nada de eso sucedió. Ni un ruido, solo el ulular del viento allí fuera.

La cogí y me la guardé amarrándola lo más cerca que pude de mi, tendrían que dejarme fuera de combate o matarme antes de poder llegar a tomarla; entonces la tienda empezó a desaparecer, como si de un espejismo se tratase. No quedó rastro alguno del imponente bazar que había acumulado tantas riquezas y movido tanto dinero que podría haber llegado a desbancar a Palacio.

Solo arena y un lugar vacío.

Me llevé la mano al bolsillo al notar que ya no pesaba tanto, y no pude evitar lanzar una maldición por lo bajo: también había desaparecido aquel precioso diamante. Pero no tuve tiempo de seguir quejándome, mi nueva y más útil adquisición apareció rodeado de un humo denso y con una sonrisita: si creía se saldría con la suya, estaba muy equivocado.

Tus deseos son órdenes para mí... Amo.

Por ahora no tengo ninguno, así que puedes retirarte.

Hubiese continuado hablando, pero mi móvil volvió a vibrar tras recuperar la cobertura perdida en aquella maldita tienda. Tenía varios mensajes, pero el primero que me apareció fue el de la Maestra Nanashi ordenándome volver al hotel.

Tragué saliva y me puse en marcha, mientras daba un repaso a los otros que me había perdido; por lo visto habían recuperado a la Princesa Yasmín y planeaban matar al Sincorazón esta misma noche, además Malik había avistado dos Villanos Finales y parecía que habían peleado contra Lyn aunque por el siguiente mensaje, el hombre de Tierra de Partida había conseguido traer la medicina a tiempo o de lo contrario el mensaje de mi Maestra hubiese sido mucho más alarmante.

Miré al cielo de Agrabah, pensando durante mi regreso todo lo que quedaba por hacer. El Sincorazón, el asunto del templo, los Villanos Finales, Yafar… por suerte ahora teníamos una pequeña ventaja, por mucho que más tarde acabase por convertirse en un problema también.

Sonreí cansado, sabiendo que la misión sólo acababa de empezar

***


Una vez en el hotel y en nuestra habitación tuve que disculparme al ser el último en llegar, pero mi sorpresa fue la de encontrarme allí a más gente de la que esperaba: aparte de Aladín y Yasmín, a los que ya conocía, había una muchacha que me era por completo desconocida y que se encontraba atendiendo las heridas de la Maestra Lyn, la cual estaba postrada en una de las camas de nuestra habitación.

A pesar de estar desorientado y algo incómodo por la presencia de aquella mujer, me uní al círculo de aprendices en el que ya me esperaban colocándome cerca de la Maestra Nanashi.

Muy bien. Dadme vuestro informe y atended a todo lo que digan vuestros compañeros. Puede que haya información útil o podáis resolver entre vosotros algunas dudas.

Empezó Saeko, mantuve la mirada fija al frente mientras escuchaba lo que tenía que decir.

Aladdín trabajaba para la guardia, pensaba que con su ayuda podría moverme con mayor libertad por Agrabah para buscar a Yasmín. Nos dieron un permiso para bajar a la zona pobre, y encontramos la tienda de un mercader al que no le parecía ir nada bien.Según su diario, Yafar le pidió con su magia que lo liberase, y creo que está detrás de los sincorazón.

Me entraron ganas de intervenir o incluso de reír por las casualidades del destino, pero la dejé proseguir dado que Tierra de Partida tendía a ser muy sensible en todos los sentidos. Y lo último que quería era dañar nuestra gran tregua amistosa.

Luego...en los pasadizos de la ciudad encontramos esto. No sé lo que dice ni para qué sirve, pero contiene magia arcana, muy peligrosa.

En este punto si que me interesé por el objeto, parecía un pergamino bastante antiguo, pero tampoco era que yo fuese un experto en magia arcana. Había que admitir que aquello era un muy buen descubrimiento, pero si nadie era capaz de interpretarlo quizá no nos serviría para nada. Conocía a un “aliado” que quizá nos podría sacar de dudas, aunque me negaba a gastar un deseo para eso.

»Lo más importante ahora es encontrar a Yafar, no podemos dejarle con libertad bajo ningún concepto.

Por ahora libre no está, no te preocupes.

Callé, tentado a guardarme mi descubrimiento. Si Tierra de Partida iba por detrás nuestro, quizá podríamos sacar ventaja de la situación. Aunque por otro lado ignoraba si podría informar a mi bando sin que los otros llegasen a enterarse… debía pensármelo. Y que mejor manera para acabar de decidirme que escuchar el testimonio de mi amiga.

Entré en el palacio junto a la Maestra Nanashi en busca de pistas sobre lo que ocurría en la ciudad. Ahí, el sultán nos informó sobre las ruinas de la vieja Agrabah. Y, en un momento dado, apareció uno de los Villanos Finales: Kefka.

Kefka se mostró especialmente charlatán, y a partir de eso diría que puedo afirmar que también tienen el punto de mira en las ruinas. Sea por el Sincorazón o por lo que sea que haya, no tengo ni idea.

»Y entonces dimos con Badra.

Viré en dirección a la mentada, y no podría evitar sorprenderme al enterarme de la verdadera identidad de aquella mujer. La hija de uno de los mayores Maestros de todos los tiempos, fuese del bando que fuese.

Ella ya ha visto al Sincorazón antes y sabe cómo opera. En resumen: es grande, con aspecto de león cucaracha, y es sobretodo trampero. Crea tormentas de arena, se esconde bajo el suelo... Por lo visto, el frío lo debilita, así que nuestra mejor posibilidad contra él es atacando por la noche.

No estaba seguro de si acabar ahora con él era la mejor de las opciones… después de todo me preocupaba mucho más aquello que estaba encerrado en la tumba de la Sultana Kamra. Estuviese o no inactivo, era un peligro mucho mayor que un Sincorazón que por ahora no había intentado entrar en la ciudad, aunque por supuesto aquello no significaba que no tuviésemos que eliminarlo tarde o temprano.

A partir de ahí ya encontramos a la princesa en el escondite de los Villanos Finales, el orfanato de la clase baja, y fuimos a por la Maestra Lyn.

Mi turno supongo.

Carraspeé un poco, antes de empezar a relatar mi parte en aquella aventura.

La Maestra Lyn, Malik y yo nos dirigimos hacia el Mercado. Yo me adentré en la tienda de un Mercader sobre el que corrían rumores bastante singulares y tras percatarme de que él poseía algo con un poder mágico sorprendente, decidí fingir ser un potencial comprador y quedé para cenar en su casa para acabar de esclarecer los detalles, aunque mi pretensión era la de intentar obtener eso que tenía y que creía que podía ser la lámpara.

Tomé aire, pensando en como proseguir con mi historia.

Mientras hacía tiempo para la hora acordada, exploré un poco la zona de las murallas. Ahí encontré un curioso agujero que daba al exterior y por el que se podía llegar a una tumba. Ya avisé a la Maestra Nanashi, pero parece que era la de la antigua Sultana Kamra, y por lo que he descubierto más tarde creo que podría haber algo mucho peor que un Sincorazón encerrado ahí dentro… ya que en la casa del Mercader he hecho grandes descubrimientos.

Guardé un minuto de silencio, intentando hacer crecer la expectación entre mis compañeros.

Allí me encontré con que el Mercader había estado haciendo investigaciones sospechosas y leí un libro que explicaba como la Antigua Sultana que era medio Djinn, ayudó a sellar junto a su padre Salomón a una criatura monstruosa en las ruinas del antiguo castillo. Creo que eso sería lo primero que deberíamos investigar, pero antes…

Saqué la lámpara, esperando que reconociesen el objeto.

La robé de la tienda del Mercader, por eso he tardado tanto en venir. —Lancé una mirada en dirección a Saeko, me estuviese o no mirando añadiría— Yafar no ha podido controlar a nadie metido dentro de esta lámpara, el Mercader era su antiguo amo... pero ahora lo soy yo.


>>Tengo un trato con él, y si le necesito me ayudará. Será nuestra arma secreta en caso de emergencia.

Me guardé la lámpara así como las condiciones de nuestro acuerdo, ya que dudaba que a Nanashi le hiciese la menor gracia saber que había aceptado dejarle en libertad a cambio de sus favores. En el mejor de los casos, no utilizarlo equivaldría a evitar que la Maestra se tuviese que enterar de la verdad.

Esperaría a que a la Maestra Nanashi nos diera órdenes, mientras no dejaba de pensar en lo mucho que nos quedaba por delante.

Pero saldríamos de esta, Agrabah no caería en la Oscuridad. No con nosotros para velar por su seguridad.

Spoiler: Mostrar
Y colorín colorado, por fin he posteado(?) Estoy muy contento con esta primera parte de la trama, y en cuanto pueda intentaré hacer un comentario más a fondo. Solo decir que ha sido un placer rolear con vosotros, ¡nos vemos en la segunda parte!
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Muchas grácias por el avatar Mepi ^^
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Re: [Agrabah] La leyenda del rey Salomón

Notapor Tanis » Dom Abr 17, 2016 2:13 am

Malik pensó que hacía mucho tiempo que no corría tanto ni tan rápido para alcanzar su objetivo, ni siquiera cuando cargó con la mitad de la Llave de Nithael en el Castillo del Olvido, consciente de que si llegaba un segundo de más tarde podía ser fatal. A lo lejos, a través de los túneles y las prisas por llegar a su destino, podía oír el fragor de la pelea, los gruñidos, los gritos y el impacto de los hechizos.

Vamos, vamos —murmuró para sí a la vez que derrapaba al girar por un túnel para seguir corriendo.

«Y menos mal que Kuja no me ha pillado... ».

Tardó casi cinco minutos, un lapso de tiempo irrisorio en circunstancias normales pero que en esos momentos parecía infinito, en llegar hasta la ubicación que Celeste le había transmitido. Se encontró de pleno con el combate, con Lyn paralizada frente a Nanashi, Saeko y Celeste, además de un muchacho que no reconoció. En la penumbra de los recovecos y los túneles, Malik distinguió la forma salvaje y animal de su maestra, congelada en el tiempo por un hechizo.

¡Esperad! —exclamó al ver que el grupo estaba dispuesto para atacar a Lyn en cuanto se disipase el efecto del conjuro.

Malik, debemos de dejarla fuera de combate.

No, no, dame un... momento.

No se hizo de rogar. Extrajo el frasco de la medicina a la par que daba las pocas zancadas que le quedaban para alcanzar a Lyn y le metió una cápsula en la boca, aprovechándose de su debilidad. Sin embargo no le dio mucho tiempo a apartarse. Enseguida se deshizo el hechizo y Lyn volvió a la carga, embistiendole a él. Malik se cubrió lo mejor que pudo, pero sintió el empuje y el miedo de que le alcanzara con los colmillos o las garras, le desgarrara y...

¡Maestra!

En cuanto gritó, el cuerpo de Lyn empezó a revertir y él cayó al suelo sobre un costado. Ningún dolor le recorrió, de modo que pudo suspirar aliviado de que no tuviera que preocuparse de heridas de una mujer-lobo. Al incorporarse vio cómo la muchacha terminaba de transformarse en humana y se cubría automáticamente con la armadura. Malik se apresuró a ir por ella para ver si estaba bien. Salvo por su estado inconsciente, todo parecía en orden...

Dios, gracias... —murmuró.

De repente, el miedo denso, viscoso y pesado que le había asfixiado hasta entonces se desvaneció, y dio paso a un alivio, que si bien no era completo, al menos le dejaba más tranquilo. Malik le apartó el pelo de la cara a su maestra. En su cabeza los peores escenarios, en los que ella mataba a todo lo que pillaba a su paso, todavía brillaban tenuemente. Por fortuna, había sido rápido, aunque no tan listo como se creía, al conseguir la medicina de Lyn de vuelta. Ahora ya sólo quedaba...

Volvamos al hotel. Creo que tenemos todos mucho de que hablar antes de ir al Desierto a encargarnos de nuestra misión principal.

Malik miró a Nanashi y asintió en silencio. Se preguntó si le reprochaba haber llevado a Lyn a la cárcel, de dónde obviamente se había escapado. Suponía que para ser prácticos, iba a dejar correr sus acciones, porque la leche ya estaba derramada y parcialmente limpiada. No había habido heridos... ni siquiera entre ellos, no demasiado.

* * *


En el hotel, Malik se mantuvo aun silencioso, pensativo. Los objetos que le había quitado a los Villanos todavía estaban en su faltriquera y esperaba poder enseñárselos a Nanashi para poner ideas en común. La presencia de la princesa Yasmín le resultaba un tanto extraña, sobre todo junto a la de aquel chico que debía de ser su amante, pero al menos tranquilizadora. Se dirigió a ella con una leve reverencia de cabeza, respetuosa por los viejos tiempos en los que la muchacha había sido su soberana.

Cuando Nanashi los reunió a todos en círculo, una vez se personó Saito tras su aventura con el mercader, él se mantuvo cerca de su maestra mientras escuchaba las palabras de la mujer.

Muy bien. Dadme vuestro informe y atended a todo lo que digan vuestros compañeros. Puede que haya información útil o podáis resolver entre vosotros algunas dudas.

Informe, informe... Malik tenía poco y mucho que contar a la vez, pero esperó a recibir las noticias del resto de sus compañeros. Se dio cuenta de que Nanashi y Saeko evitaban mirarse, no de manera incómoda, pero sí de una muy fría. Recordó que la aprendiza se había cambiado de Orden y que por eso Nanashi no debía de tenerla ahora en muy buena estima. Escuchó atento las palabras de Saeko, y chasqueó la lengua en cuanto oyó mentado al viejo visir. Demasiadas cosas habían pasado desde que se fue y ni siquiera se había preocupado bien por ponerse al día. Aquella era su ciudad natal, pero sabía poco ya de sus tejemanejes internos. Saeko parecía mucho mejor preparada, y no sólo por sus anteriores misiones allí.

El sincorazón gigante ya no es lo único que debería preocuparnos... —comentó por lo bajo.

Mientras Celeste continuaba con su informe, Malik repasó sus propias conclusiones y preparó la bolsa que llevaba llena hasta los topes. Divagó un poco sobre el palmo de narices que debían haberse llevado los Villanos al ver que les habían robado. Un regusto amargo, lejano, le recordó que enfrentarse a uno era casi una muerte segura. Recordó a Zande, a quien no había vuelto a ver desde la misión de Cabo Blanco...

Eran cosas serias, no podía tomárselas a la ligera.

Cuando Celeste habló sobre Badra, Malik reparó en la mujer y la observó con curiosidad y algo de suspicacia. Un aliado siempre era bien recibido, aunque miró a Nanashi sin decir nada pensando en preguntar si debían confiar en ella. Si la maestra no decía nada era porque debía conocerla, asumía. Malik suspiró.

A partir de ahí ya encontramos a la princesa en el escondite de los Villanos Finales, el orfanato de la clase baja, y fuimos a por la Maestra Lyn.

Sí, eso casaba con el mapa que había birlado, de modo que no era algo demasiado interesante en sí, si no contaba con el extraño conforme de la red de túneles. Malik asintió inconscientemente ante las palabras de la muchacha y miró a Saito en cuanto empezó este a hablar. Lo que él dijo ya sí que le puso más en tensión. ¿Qué había pasado para que las cosas acabaran así? ¿Cómo el gran Visir de su infancia había terminado siendo un genio, un demonio encerrado en una lámpara? A él no le hizo falta más que la explicación del aprendiz y que sacara al aire aquel objeto para que Malik supiese que las cosas no estaban mal, estaban peor.

Si la lámpara, si un genio, caía en las manos de los Villanos... peor, si ese genio era Yafar, el cual había resultado ser malvado y ruin... Entonces...

Malik apretó los labios en una línea fina, miró de reojo a Lyn y luego desvió la vista hacia Nanashi, comenzando con su propio informe.

Yo no tengo mucho que contar, la verdad... Pero quiero disculparme antes por hacer lo que hice sin su permiso, maestra, arriesgué al equipo y a la ciudad por mi estupidez —dijo en primer lugar—. No obstante, cuando comencé la búaqueda de Kuja, encontré su pista y la de otro Villano, que debía de ser ese tal Kefka, en los viejos túneles bajo Agrabah. Los tienen totalmente señalados y han conectado su escondite con el palacio y la red de alcantarillado. —Sacó entonces el mapa que había robado de la bolsa de los Villanos y se lo tendió a Nanashi—. Tenían este mapa que les, ejem, confisqué. Les había seguido desde los túneles hasta el palacio, allí les seguí hasta un cuarto donde revolvieron buscando algo. Aproveché para llevarme sus cosas en busca de la medicina y cualquier información útil. —Así, tras el mapa fue sacando objetos de su bolsa: Primero la bola de cristal, luego el teléfono de Kefka, con contraseña,y los frascos de éter—. La composición del mapa me resulta peculiar, puede que haya algo en esa zona de los túneles...

»No sé si sólo encargarse del sincorazón gigante sea buena idea, no podemos dejar que los Villanos anden por ahí haciendo sus tonterías, pero...

Evitó mirar a sus compañeros, no porque estuviera cuestionando la misión principal, si no porque no quería mostrar indecisión. Había cometido un error no confiando en el equipo antes, pero tampoco quería estar atado en corto. Había muchas cosas ahí que olían mal y no sólo el sincorazón y la tormenta de arena.

Sea lo que sea lo que queráis que haga —Se refería a Lyn y a Nanashi—, voy a proteger esta ciudad, tanto si tengo que ir por Kuja, como si tengo que enfrentarme al desierto.

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Y SE ACABÓ

Sólo esta parte del arco. He de decir que aunque no puntúo, me ha gustado mucho estar en la trama y espero con ansias la segunda parte <3
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Tanis
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