[Agrabah] La leyenda del rey Salomón

Participantes: Celeste, Saeko. Extras: Malik, Saito

Aquí es donde verdaderamente vas a trazar el rumbo de tus acciones, donde vas a determinar tu destino, donde va a escribirse tu historia

Moderadores: Suzume Mizuno, Denna, Astro

Re: [Agrabah] La leyenda del rey Salomón

Notapor Sombra » Jue Ene 07, 2016 5:03 am

Palacio

Saeko


La princesa Yasmín acariciaba su tigre tranquilamente en el jardín cuando Saeko se dirigió hacia allí con una sonrisa. El animal levantó la vista y la clavó en la aprendiza, aunque su mirada no resultó amenazadora, parecía haberla reconocido.

Rajah, ¿ocurre algo? —preguntó con una voz melódica.

¿Yasmín? Soy Saeko.

La princesa se giró con brusquedad y abrió los ojos como platos, no tardó en llevarse una mano a la boca con una muy notable sorpresa.

¡Saeko! Qué alegría volver a verte.

Yasmín no tardó en acercarse apresurada a la aprendiza y darle un fuerte abrazo.

Creía que te habías ido del reino, dime. ¿Qué te trae por aquí? ¡Tengo muchas cosas que contarte! —exclamó emocionada.

>>Aunque muchas de esas cosas son malas... Supongo que ya habrás visto el estado de la ciudad. ¿Cómo has logrado entrar? Creía que habían cerrado las puertas al desierto a cal y canto.

Nada mal para empezar, seguro que podría sacar mucha información jugosa de la princesa del mundo.

Celeste


Nanashi, en un principio no contestó a la pregunta de Celeste, conociendo a la Maestra seguramente opinase que no era quien para hablar de los asuntos personales de los demás, por lo que simplemente hizo oídos sordos a su pregunta y siguió su camino.

***


Celeste y Nanashi entraron al palacio. Lo primero que la aprendiza notaría era que la entrada era de por sí exageradamente grande. Una alfombra roja de algún tipo de tela verdaderamente cara (y difícil de mantener, además) se extendía desde unas escaleras hasta donde ellas estaban. Casi daba hasta miedo pisar el suelo, todo parecía muy caro.

Nanashi caminó decidida en dirección a las escaleras, casi como si ya conociese el lugar desde hacía mucho tiempo. Había algunos guardias expectantes, pero ninguno llegó a importunarlas.

Celeste —nombró de golpe Nanashi—. Dime, ¿qué opinas de lo que hemos visto hasta ahora en esta ciudad?

La Maestra escuchó su respuesta (si es que lo hacía) y asintió comprendiendo lo que la aprendiza quería decir.

Nos vamos a encontrar con el dirigente de éste mundo, como comprenderás debemos tener una cierta etiqueta con alguien de tal importancia. Es de suma importancia que pienses en él como alguien superior, por lo que tienes que dirigirte a él de la manera más educada que se te ocurra —recomendó.

Aunque más le valía a la aprendiza seguir aquel "consejo", Nanashi tenía fama por castigar a los aprendices rebeldes o que metían mucho la pata... Sería mejor no liarla parda, y menos en su presencia.

Ambas subieron las escaleras alcanzando el segundo piso del palacio. Allí había una gran sala del trono, en el centro, sentado en el puesto del sultán había un hombrecillo viejo, rechoncho y bajito con cabello blanco y larga barba. Tenía una cara simpática lo que le hacía parecer el típico viejo afable y al que se le cogía cariño enseguida. Vestía prendas lujosas blancas típicas del mundo.

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¿¡Nanashi!? —exclamó el sultán—.¡Pero si estás hecha toda una mujer!

Nanashi hincó la rodilla en el suelo y bajó la cabeza, la Maestra lanzó una mirada furtiva a celeste esperando que la imitase.

Mi señor... —Saludó la mujer aún con la cabeza gacha.

¡Vaya! Han pasado muchos años desde la última vez que viniste a visitarnos. ¿A qué se debe el placer de tenerte entre nosotros hoy?

Hemos sido notificados de que la ciudad corre un grave peligro debido a la tormenta de arena y a unas criaturas comunmente conocidas por aquí como los "Demonios Negros". Debido a eso, hemos venido en su ayuda.

¡Por supuesto, por supuesto! —El sultán dio una palmada y se levantó de su trono (que en realidad era una especie de sofá) de un salto para acercarse a ambas portadoras—. Levantáos, no voy a teneros así a mis invitadas de honor, jojojo —rió.

En ese momento, Celeste vería por un solo instante a alguien observando la escena a lo lejos, tras una cortina roja que separaba aquella zona de otra a la izquierda. Se trataba de alguien que desentonaba un poco con el lugar, era un hombre rubio y maquillado como si fuese un payaso, o algo así. Bueno, tampoco tenía tanta relevancia como para molestar a la Maestra por aquello, seguramente fuese el bufón de la corte.

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Gracias, su alteza —agradeció Nanashi—. Necesitamos ayuda de sus soldados para encontrar a un grupo de criminales de un país vecinos. Son muy peligrosos y sabemos que podrían estar buscando algo en el desierto, presumo que podría estar relacionado con ésta tormenta de arena e incluso con la masacre que han provocado los Demonios Negros.

¡No! ¡No es posible! —El hombrecillo retrocedió alterado.

¿Ocurre algo, mi señor?

Si están buscando algo en el desierto solo puede tratarse de una cosa a estas alturas...

¿Está hablando de...?

Exacto, las ruinas de la vieja Agrabah.

El rostro de Nanashi palideció. ¿Qué tenían de especial aquellas ruinas?

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Celeste tiene dos posibles caminos ahora mismo. El primero de ellos es el de investigar al bufón que os estaba espiando (además descaradamente, el muy cabrón) y la otra es tratar de conseguir información que podría resultar vital para el avance de la trama.


Ciudad

Saito y Malik


Ambos aprendices estuvieron de acuerdo por empezar investigando el mercado. Saito había hecho muy bien en apoyar la idea de Malik, puesto que siendo originario del propio mundo sería el que mejor supiese de esas cosas.

Lyn no discutió a los aprendices y caminó al lado de ellos mirando con cautela a todos los callejones por los que pasaban y olisqueando el aire cada cierto tiempo. Estaba corportándose de una manera un tanto peculiar, eso era innegable... Y de vez en cuando incluso parecía que su transformación a "mujer bestia" se descontrolaba levemente, aunque la Maestra siempre parecía controlarlo.

A medio camino, Malik decidió preguntar algo que había llamado la atención de todos los aprendices.

Oye, maestra... ¿Puedo preguntarte por lo que le has dicho antes a Nanashi, sobre “eso” que te altera tanto? ¿Es algo... relacionado con la misión?

Lyn se detuvo en seco y clavó sus ojos lupinos en el aprendiz, un escalofrío recorrió al hombre quizás sintiendo como un instinto el "peligro". Sin embargo, duró poco. La mujer torció los labios en un gesto y tomó aire.

No, no tiene nada que ver con la misión —negó—. ¿Sabes lo que hay ésta noche? Luna llena.

>>Supongo que habrás estudiado algo de folclore de los diferentes mundos que conocemos, ¿verdad? ¿Te suenan los hombres lobo? Son mitad lobo, mitad humano... Y durante las lunas llenas sus instintos más primarios salen a la luz junto a su verdadera forma.

La explicación de la Maestra fue suficiente para entender lo que ocurría sin decirlo directamente.

Por supuesto, lo tengo controlado. El difunto Maestro Kazuki no solo era un mago experto, también un excepcional alquimista. —La voz de Lyn al mencionar a su antiguo Maestro se quebró—. Sintetizó un medicamento, que si bien no cura la licantropía hace que evite la transformación incluso si la luz de la luna me da de lleno... Aunque tiene un efecto corto, por lo que debo tomar la medicina junto antes de que la luna aparezca en el cielo.

>>Es por eso que hoy puede que esté un poco más... Irritable, no os lo toméis como algo personal.

Alzó un poco más la voz, para que Saito también se diese por aludido.

La mujer mostró a Malik un bote de cristal lleno de pastillas blancas con "birutillas" plateadas que relucían con la luz del sol. Aquello era sin lugar a dudas resina de plata.

***


Alguien, oculto en una casa a oscuras escuchaba toda la conversación de los portadores... Y los veía. Aquella persona acarició una bola de cristal que mostraba el rostro de Saito y Lyn en aquel momento dirigiéndose al mercado. El hombre, de cabello plateado sonrió ampliamente.

Es la hora de que se levante el telón... Portadores.

***


A pesar de la tranquilidad general de la zona rica, el mercado estaba mucho más ajetreado y lleno. Había mercaderes mostrando sus mercancías (algunas realmente exóticas) y puestos de fruta, carne y pescado. El mercado contaba con un gran número de tiendas de telas y ropa regentadas por un sastre...

Sin embargo, lo que más llamaba la atención no era aquella zona del mercado, sino una anexa que parecía muy nueva... Y extremadamente ostentosa.

Se trataba de una tienda bastante más grande que las demás, todo un edificio cubierto de oro y preciosos grabados por toda su superficie, las columnas de la entrada parecían de marfíl y el suelo era de mármol de la más alta calidad. Varias estátuas de jade que representaban criaturas de otros mundos (¿dragones en Agrabah? ¡Imposible) relucían con un verde puro.

Aquella tienda era la más visitada, y era normal. Era preciosa.

Se trataba de una joyería, o eso parecía. Estaba llena de muebles, jarrones, vasijas, lámparas... Todo de oro y plata. También había muchísimos diamantes y piedras preciosas de todas las clases. Parecía increíble que alguien pudiese acumular tales riquezas... Pero ese tipo de gente existía, y lo tenían delante.

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Pero también había mucha otra gente cuchicheando sobre el mercader, algunos fragmentos de conversaciones llegaron a ellos.

Dicen que vivía en el barrio de la gente pobre. ¿Cómo se hizo con tanto dinero? Parece cosa de magia...

—Dicen que usa magia... Un amigo de confianza dijo que el amigo de un amigo suyo le vio saliendo del palacio con una extraña lámpara negra y que de pronto le rodeó humo negro... ¡Y desapareció!

También dicen que cada vez que le pasa algo bueno... Le ocurre una desgracia a Agrabah... Primero la tormenta de arena cuando se convirtió en el más poderoso mercader y luego el ataque de Demonios Negros justo después de que ésta tienda apareciese de la nada y abandonase el barrio pobre. El mismo que se llenó de golpe de Demonios Negros.

Vaya, pues sí que eran cotillas y envidiosos los ricos. Si seguramente aquel mercader fuese un hombre honrado y trabajador...

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Tenéis libertad de cuchichear, salir de la tienda y mirar los alrededores o lo que queráis. Lyn tendrá preferencia a seguir con Malik por evidentes motivos excepto que Malik acuerde con la Maestra que vaya con Saito.


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Re: [Agrabah] La leyenda del rey Salomón

Notapor Denna » Mar Ene 12, 2016 5:07 pm

En un principio, mi idea había sido sonsacar información a los posibles guardias y nobles que me fuera encontrando, pero tuve que desecharla cuando Nanashi vio que entraba tras ella. Adiós a la información de la nobleza.

De modo que fui tras la Maestra, un poco a regañadientes. No es que tuviese nada en contra suya, pero sí que me resultaba un poco... temible. Intimidaba. Era muy estricta, y poderosa, y por el castillo corrían rumores sobre su severidad. Dama de hierro, la llamaban, aunque siempre a sus espaldas. Suspiré disimuladamente; ¿por qué no habría venido Ryota en su lugar..?

Celeste.

«Ay Dios, no me digas que se me ha escapado eso en alto.»

¿Sí, Maestra? —pregunté con un hilo de voz.

Dime, ¿qué opinas de lo que hemos visto hasta ahora en esta ciudad? —inquirió con aire regio. Fue una pregunta que me sorprendió, pero me alivió saber que, desde luego, no leía el pensamiento ni nada por el estilo.

Opté por ser sincera:

No sabría que deciros, Maestra. La situación es grave, aunque de momento los refugiados puedan subsistir junto con la clase media —contesté en voz baja, cuidando que nadie aparte de ella fuera a oírme. Los guardias tendían a ser muy sensibles—. Las murallas no pueden contener a los Sincorazón, y menos a esos Villanos Finales o a Aaron. Es cuestión de tiempo que alguien cruce. —Hice una pausa, dando por sentado que Nanashi comprendería mi silencio—. Y si no se trata de los Sincorazón, será otra cosa. El populacho se hartará y tratará de sublevarse, o algo peor. Creo que Agrabah necesita un cambio. De lo contrario, estará acabada.

«Es la historia de siempre,»
pensé. La Maestra se limitó a asentir, impertérrita, y no dijo nada. Se lo agradecí. En ese momento no estaba de humor para el cuento de “nosotros sólo venimos por los Sincorazón, el resto no nos incumbe”.

Luego pasó a darme instrucciones: íbamos a reunirnos con el famoso soberano de este mundo, y alguien con tal poder merecía cierto respeto. Contuve una sonrisa irónica, ya que la explicación no me hacía ninguna falta, pero eso Nanashi no podía saberlo.

Le aseguré que me comportaría.

El monarca nos esperaba en el segundo piso. Si el resto del palacio me había parecido pomposo y exageradamente caro, no se podía comparar a la sala del trono. Procuré no mirar mucho a mi alrededor, pues todo era tan bonito y delicado que daba la sensación de que se iba romper con sólo echarle un vistazo. En el centro había una especie de sofá repleto de cojines, y una figura embutida entre ellos.

¿¡Nanashi!? —exclamó con alegría—.¡Pero si estás hecha toda una mujer!

Mi señor...

Por poco no me quedé ahí plantada, con la boca abierta. «¿Ése era el sultán?» Me apresuré a arrodillarme al sentir la mirada de la Maestra, pero mantuve la cabeza alta. Sí, sí, ése era el poderoso dirigente de Agrabah; un hombre mayor de ojitos brillantes, pequeño y regordete.

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«¿C-cómo puede tener las cejas tan negras y la barba tan blanca a la vez..?»

¡Vaya! Han pasado muchos años desde la última vez que viniste a visitarnos. ¿A qué se debe el placer de tenerte entre nosotros hoy?

Hemos sido notificados de que la ciudad corre un grave peligro debido a la tormenta de arena y a unas criaturas comunmente conocidas por aquí como los "Demonios Negros". Debido a eso, hemos venido en su ayuda —informó Nanashi.

¡Por supuesto, por supuesto! Levantáos, no voy a teneros así a mis invitadas de honor, jojojo.

Me puse en pie en cuanto la Maestra lo hizo y aproveché para bajarme la capucha. El sultán se había levantado de su trono y se acercaba hacia nosotras tan rápido como sus cortas piernas se lo permitían. No se podía decir que fuese una experta en realeza, pero incluso el rey Carlos parecía una mejor apuesta para gobernar.

Alcé la vista al techo y entonces vi por un segundo a alguien espiándonos tras una cortina. Fue sólo un instante, pero me había parecido que se trataba de un... de un payaso. Ropas coloridas y cara pintada, debía de tratarse del bufón de la corte. ¿Por qué estaría escondiéndose?

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No le di mucha importancia. Quizás el sultán le había ordenado que saliera y él había desobedecido. Tampoco era para sorprenderse.

Gracias, su alteza. Necesitamos ayuda de sus soldados para encontrar a un grupo de criminales de un país vecinos. Son muy peligrosos y sabemos que podrían estar buscando algo en el desierto, presumo que podría estar relacionado con ésta tormenta de arena e incluso con la masacre que han provocado los Demonios Negros.

¡No! ¡No es posible!

¿Ocurre algo, mi señor?

Si están buscando algo en el desierto solo puede tratarse de una cosa a estas alturas...

¿Está hablando de...?

Exacto, las ruinas de la vieja Agrabah.

Alcé una ceja. ¿Tanto escándalo por unas ruinas? Ahí tendría que haber algo muy poderoso escondido. Al menos, eso parecían temer tanto Nanashi como el sultán. La Maestra calló durante un rato, y lo interpreté como una invitación a preguntar.

Con todos mis respetos, alteza —dije, haciendo otra reverencia (aunque más pequeña) al sultán para captar su atención—. Disculpad mi ignorancia, pero, ¿qué podría haber en las ruinas que resultara tan codiciado?

¿Algún arma? No parecía un mundo muy avanzado. Quizás se trataba de magia, si es que ahí existía, o incluso algún monstruo. A saber. Si preocupaba a Nanashi, implicaba problemas. Luego le preguntaría los detalles a ella.

Si es algo peligroso, ¿por qué no ha sido destruido antes? —pregunté, extrañada—. ¿O, quizás, escondido y a salvo en el palacio? Parece el lugar más seguro de Agrabah... Más que la ciudad y el desierto, es evidente.

Me mordí la lengua, consciente de que quizás había ido demasiado lejos. El sultán no parecía alguien perspicaz, pero seguro que Nanashi sí que habría notado el veneno en mi voz. Me hice a un lado y dejé que ella continuara con las preguntas.

Si era necesario, murmuraría una disculpa al sultán y saldría de la sala. En ese caso llevaría a cabo mi plan original y buscaría al bufón, por ejemplo, para interrogarle sobre esas ruinas. Si vivía en el palacio, algo sabría.
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Re: [Agrabah] La leyenda del rey Salomón

Notapor Tsuna » Jue Ene 14, 2016 12:27 am

Por unos momentos Saeko se puso en alerta al ver de refilón a la enorme criatura naranja, un tigre, si no recordaba mal.

Rajah, ¿ocurre algo?

Rajah, se hacía llamar. El animal se puso en alerta y, al igual que en el primer encuentro, el cuerpo de Saeko se tensó. No se terminaba de sentir muy cómoda con aquella bestia al lado sabiendo que podía partirle la cara con desearlo o a causa de una mala mirada, pero tuvo que resignar cuando encontró con la vista a Yasmín. Que Rajah la reconociera también la alivió bastante.

¿Yasmín? Soy Saeko. —se presentó, intentando mostrar la mejor de sus sonrisas, que no era nada del otro mundo sabiendo lo que pasaba la aprendiz por dentro.

¡Saeko! Qué alegría volver a verte.

La mismísima princesa de Agrabah corrió hacia Saeko y le pegó un fuerte e inesperado abrazo. Sonrió, esta vez con más tranquilidad, y la correspondió. Le vino a la mente que, sin su ayuda aquel día, Yasmín probablemente fuese ahora un títere más de Yafar, y la idea la aterraba. Se alegró mucho de que estuviese bien.

Sí, ha pasado mucho tiempo.

Creía que te habías ido del reino, dime. ¿Qué te trae por aquí? ¡Tengo muchas cosas que contarte!

Saeko asintió con la cabeza a modo de respuesta y se separó unos metros de Yasmín, alzando la vista y contemplando el gigantesco palacio.

Estaría encantada de escucharlas todas. —confesó, mirando de nuevo a la princesa y pensando qué cosas preguntarle, o mejor cómo preguntarlas.

A todo esto... ¿Dónde estaba Aladdín? Saeko se temió por unos momentos lo peor. Recordaba que el chico había conseguido encontrarse con Yasmín gracias a la lámpara mágica, pidiendo riquezas sin igual para que le dejaran entrar. Tenía que ser muy doloroso mantener una relación así, tan distante, u oculta del resto de la familia. Por suerte ella en eso no iba tan mal, quería pensar que no.

Ella tenía a alguien que le gustaba y hasta hacía muy poco había intentado negarlo, o quizá darse más tiempo. Pero no creía que fuese a tener ese problema.

>>Aunque muchas de esas cosas son malas... Supongo que ya habrás visto el estado de la ciudad. ¿Cómo has logrado entrar? Creía que habían cerrado las puertas al desierto a cal y canto.

Saeko se puso tensa por unos momentos, pensando a toda velocidad una excusa absurda sobre la marcha que le permitiese convencer a Yasmín. Aunque no se seguía sintiendo muy contenta con las mentiras, porque era una tras otra, y si no era eso se trataba de revelar cosas sobre los mundos y romper las leyes de la Orden. Estaba atada, eligiese lo que eligiese.

Llegué hace un tiempo con unos amigos, tema de negocios. Estaba muy preocupada por todo lo que está pasando... Pensaba que estaría más calmado con el paso del tiempo, pero ya veo que no —Y al final optó por mentir, aunque tampoco le había mentido del todo. Era cierto que estaba preocupada por el estado de Agrabah. Después bajó el tono de voz—. ¿Y tú, Yasmín? ¿Cómo te ha ido con él? ¿Está por aquí? —preguntó con atrevimiento, interesada en Aladdín.

Aguardó a todo lo que tuviese que decir la princesa de su relación con Aladdín, esperaba además que revalara su localización, iba a resultar un aliado indispensable también en aquella aventura. Luego pensó qué más podía sacarle a la princesa que resultara de utilidad en la misión.

A todo esto, ¿no habrás escuchado de nadie extraño o sospechoso, verdad? He escuchado rumores de que podría haber culpables de todo lo que está pasando, pero no sé qué creer. ¿Te parece si damos un paseo?

Frunció el ceño y se mantuvo expectante a lo que tuviese que decir su amiga. Luego le propuso dar un paseo por los jardines del palacio. Necesitaba moverse, investigar. Y escucharía con atención todas sus palabras.
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Re: [Agrabah] La leyenda del rey Salomón

Notapor Tanis » Jue Ene 14, 2016 5:04 am

Malik miró en silencio a la maestra. No le hizo falta oír más de dos palabras para saber a lo que se refería. Había leído sobre ello, era algo común en varios mundos que creían en esas cosas. Sobre todo en Ciudad de Halloween, donde los monstruos eran los habitantes...

«Pero Lyn no es ningún monstruo».

Por supuesto, lo tengo controlado. El difunto Maestro Kazuki no solo era un mago experto, también un excepcional alquimista.

«Kazuki...».

Sintetizó un medicamento, que si bien no cura la licantropía hace que evite la transformación incluso si la luz de la luna me da de lleno... Aunque tiene un efecto corto, por lo que debo tomar la medicina junto antes de que la luna aparezca en el cielo.

>>Es por eso que hoy puede que esté un poco más... Irritable, no os lo toméis como algo personal.

Malik desvió la vista hacia el frente mientras caminaban, pensando en lo duro que tenía que ser para ella. Se preguntó si debería haberse callado en lugar de meter las narices, pero... Observó el frasco que Lyn le mostró, y su contenido, confiando en que hicieran efecto y no tuvieran que mantenerla a salvo de sí misma durante la luna llena, si es que aun estaban allí para entonces.

***


El mercado le trajo recuerdos de nuevo y se sintió al poco tiempo de poner un pie en él como si no hubiera abandonado Agrabah tanto tiempo. Enseguida volvió a sentir el sabor viejo de estar en casa. Era un sentimiento extraño, pero a la vez cercano y familiar y Malik se empapó del griterío, de los comerciantes que intentaban atraer clientes, de la vista de los objetos y las mercancías...

Hasta que su vista tropezó con aquella tienda tan definitivamente diferente a las demás y notó que algo no encajaba, aparte de su fachada de oro. Malik se detuvo frente a aquel puesto y lo observó en silencio con una extraña sensación de desasosiego. No la recordaba. Recordaba todo, no había nada nuevo... excepto esa tienda. ¡Y no parecía tener nada de malo! Era obvio que era un local caro, aunque lo que más le llamó la atención fueron las figuras de color verde de criaturas que alguien en este mundo no podía conocer.

¿O sí?

Malik no dudó en acercarse y echar un ojo por supuesto, como tampoco perdió tiempo en avistar al dueño de la tienda.

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Trató de no mirarle de forma directa y curiosa, aunque no pudo evitar escuchar los murmullos y cuchicheos de los demás clientes, algo que para él sí que no era nuevo.

Dicen que vivía en el barrio de la gente pobre. ¿Cómo se hizo con tanto dinero? Parece cosa de magia...

—Dicen que usa magia... Un amigo de confianza dijo que el amigo de un amigo suyo le vio saliendo del palacio con una extraña lámpara negra y que de pronto le rodeó humo negro... ¡Y desapareció!

También dicen que cada vez que le pasa algo bueno... Le ocurre una desgracia a Agrabah... Primero la tormenta de arena cuando se convirtió en el más poderoso mercader y luego el ataque de Demonios Negros justo después de que ésta tienda apareciese de la nada y abandonase el barrio pobre. El mismo que se llenó de golpe de Demonios Negros.

Estaba fingiendo que examinaba una de las estatuillas verdes cuando oyó eso último. No supo si Saito o Lyn lo habían oído también, pero a él por lo menos no le dio buena espina. Sabía que los rumores muchas veces, por no decir siempre, eran una tontería, que eran cosas infundadas, sin base, pero si algo había aprendido en todo se tiempo era que si hablaban de sincorazón, por algo sería.

Miró a Lyn de reojo y asintió de forma casi imperceptible en un gesto de «Voy a investigar». Todavía fingiendo que examinaba aquella estatua (¿Era un dragón de China?), se unió al grupo de marujas y añadió su propio rumor en voz baja, a ver si soltaban más prenda.

Yo he oído que esos Demonios Negros le obedecen, ¿cómo si no nunca le han atacado?

¿Funcionaría? Esperaba que sí.
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Re: [Agrabah] La leyenda del rey Salomón

Notapor H.S Sora » Jue Ene 14, 2016 7:20 pm

No estaba acostumbrado a tratar con aquella Maestra de Tierra de Partida, ¿pero aquello era normal? Sabía que podíamos correr peligro, pero no creía que fuese realmente necesario ponerse a mirar cada callejón y olisquear el aire... eran buenas medidas preventivas, no lo negaba, pero si hubiese habido más gente por la calle habríamos llamado la atención. Sobretodo cuando los rasgos más animales de la mujer salían a flote, aunque fuese por poco tiempo.

Oye, maestra... ¿Puedo preguntarte por lo que le has dicho antes a Nanashi, sobre “eso” que te altera tanto? ¿Es algo... relacionado con la misión?

Malik parecía haber hecho la pregunta del millón, la que me había surgido en cuanto ella y Nanashi habían hablado de ello... aunque por como la Maestra se le había quedado mirando podría traducirse como la del millón de hostias.

No, no tiene nada que ver con la misión. ¿Sabes lo que hay ésta noche? Luna llena.

>>Supongo que habrás estudiado algo de folclore de los diferentes mundos que conocemos, ¿verdad? ¿Te suenan los hombres lobo? Son mitad lobo, mitad humano... Y durante las lunas llenas sus instintos más primarios salen a la luz junto a su verdadera forma.

Abrí la boca por un momento, y volví a cerrarla al instante, comprendiendo; en Ciudad de Halloween había de todo tipo de criaturas, incluyendo los famosos hombres lobo, no era que hubiese hecho amistades con ninguno... pero sabía las historias que se contaban sobre ellos.

Había pensado en la Maestra Lyn más bien como una especie de híbrida entre humano y perro, no como una mujer lobo.

Por supuesto, lo tengo controlado. El difunto Maestro Kazuki no solo era un mago experto, también un excepcional alquimista. —Tuve que apartar la mirada de la explicación, no quería ver la reacción de alguien que había debido conocerle tan bien, fuese de donde fuese—. Sintetizó un medicamento, que si bien no cura la licantropía hace que evite la transformación incluso si la luz de la luna me da de lleno... Aunque tiene un efecto corto, por lo que debo tomar la medicina junto antes de que la luna aparezca en el cielo.

>>Es por eso que hoy puede que esté un poco más... Irritable, no os lo toméis como algo personal.

Me pareció que había alzado un poco más la voz para mí, fuesen o no imaginaciones mías asentí, dispuesto a continuar ahora que ya sabía mejor la situación.

Avanzamos.


***


Al llegar, no pude evitar fijarme en casi todas las mercancías que aquellos vendedores nos hacían tragar a medida que íbamos pasando por sus puestos; era un mercado muy amplio y variado en el que había de todo un poco. Desde puestos de comida hasta lugares donde podrías hacerte con ropas dignas de un rey, pasando por la exposición de materiales y cosas exóticas que me eran desconocidas en su enorme mayoría.

Por casualidad pregunté por una de las prendas de ropa que me había llamado la atención... pero al oír el precio decidí que ya no me gustaba tanto. Se notaba que aquella zona era la que manejaba el dinero, podían poner los precios que les diesen la gana que la gente seguía comprando, estaban todas las tiendas del lugar a reventar de gente. Al poco de estar ahí, me llamó la atención una de ellas, que parecía más reciente, y curiosamente la más visitada. Al acercarnos pude comprobar por qué.

Parecía haber salido de otro mundo, y no de uno en el que no había que irse muy lejos para encontrarse cara a cara con la extrema pobreza; el edificio estaba hecho por completo de oro, sus columnas relucían por aquel blanco tan inmaculado, y las estatuas que representaban todo tipo de criaturas irreales eran de otro precioso material verdoso.

Todo aquel lugar me causaba pura aversión, sólo con el dinero que debía costar una de aquellas columnas bastaría para alimentar a media Agrabah. Pero en cambio, servía como decoración para la ostentosa joyería regentada por un pequeño —no tan pequeño— avaricioso e hijo de puta mercader; la tienda en cuestión tenía todo tipo de lujos, no podía imaginar de dónde conseguía todo aquel material.

Nada de lo que había parecía ser lo típico que vende un pobre trabajador cuando ya no le queda otra opción. Los cuchicheos de las demás personas que habitaban la tienda empezaron a llegarnos entonces.

Dicen que vivía en el barrio de la gente pobre. ¿Cómo se hizo con tanto dinero? Parece cosa de magia...

Dicen que usa magia... Un amigo de confianza dijo que el amigo de un amigo suyo le vio saliendo del palacio con una extraña lámpara negra y que de pronto le rodeó humo negro... ¡Y desapareció!

...¿Una lámpara?...

También dicen que cada vez que le pasa algo bueno... Le ocurre una desgracia a Agrabah... Primero la tormenta de arena cuando se convirtió en el más poderoso mercader y luego el ataque de Demonios Negros justo después de que ésta tienda apareciese de la nada y abandonase el barrio pobre. El mismo que se llenó de golpe de Demonios Negros.

Me estremecí en silencio ante aquellos peculiares rumores. Quizá solo fuesen habladurías, pero aquello de la lámpara que concedía deseos ya lo había vivido, y mis recuerdos sobre ello no eran para nada buenos. En mi anterior misión, ella me había contado que el genio mágico de la lámpara que nos habían mandado robar había sido “liberado”, pero por suerte se suponía que era bueno.

En cambio, Yafar había sido encerrado en una de aquellas lámparas... arrugué la nariz, dispuesto a descartar aquella posibilidad en aquel mismo momento. Dirigí mi vista hacia Malik, que se había infiltrado entre algunas de las personas que se habían dedicado a soltar aquellos comentarios, yo por mi parte me dirigí hacia el mercader.

Esperaba que la jugada me saliese bien.

Buenos días tenga usted —diría a modo de saludo—. Mi señor me manda a buscar una joya y está dispuesto a pagar el precio que sea necesario... pero no le vale cualquiera, a pesar de que todo lo que tenga aquí es precioso. —Me apresuraría a añadir antes de que quisiese venderme algo de lo que tenía ahí.—. Y es por eso que estoy aquí, porque sé de buena mano que esta es una de las mejores tiendas que se hayan alzado nunca en Agrabah.

>> Lo que mi señor quiere es obsequiar a la dama más bella de toda Agrabah con un presente, algo de lo que no hayan dos iguales. Algo único, algo digno de otro mundo... ¿cree que tendría algo así para la dama en cuestión?

No perdía nada por intentarlo, ni por buscar aquella famosa lámpara negra tampoco.

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Saito intentará que el mercader le rebusque algo, y de mientras buscará disimuladamente indicios sobre la misteriosa lámpara.
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Muchas grácias por el avatar Mepi ^^
H.S Sora
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Re: [Agrabah] La leyenda del rey Salomón

Notapor Sombra » Sab Ene 16, 2016 3:59 am

Celeste


Con todos mis respetos, alteza —intervino en ese momento Celeste con una reverencia. El Sultán clavó sus pequeños y simpáticos ojos en la aprendiza—. Disculpad mi ignorancia, pero, ¿qué podría haber en las ruinas que resultara tan codiciado?

Son solo leyendas, solo leyendas... Pero si de verdad hay gente buscando esa ciudad perdida significa que puede que sí haya algo allí. Es cierto que hay lugares de esa ciudad a los que se puede entrar solo cumpliendo ciertas condiciones.

Si es algo peligroso, ¿por qué no ha sido destruido antes? —continuó preguntando—. ¿O, quizás, escondido y a salvo en el palacio? Parece el lugar más seguro de Agrabah... Más que la ciudad y el desierto, es evidente.

No es algo que pueda simplemente destruírse o cogerse como quien coge una piedra, Celeste —interrumpió Nanashi—. Es un lugar sagrado, son las ruinas de la ciudad que perteneció a Salomón, un rey que fue considerado como el más sabio de la historia. Todo el desierto está repleto de restos de la civilización que construyó con polvo y arena.

Según la leyenda... —continuó el Sultán—. Salomón tenía poderes místicos con los que era capaz de controlar y dominar a los llamados djinn; espíritus con poderes tan grandes que podían cumplir cualquier deseo de su amo. Tuvo una hija con un espíritu djinn del que se enamoró, que se convirtió en la soberana de nuestro reino. Sin embargo, algo oscuro aconteció sobre la Agrabah que ahora yace en mitad del desierto.

>>Para proteger el resto de Agrabah de ese horrendo acontecimiento que devoró la antigua ciudad creó en los subterraneos de esas ruinas un sistema de protección capaz de encerrar a cualquier djinn o demonio que apareciese repentinamente desde "el otro lado". Es un sello que protege todo nuestro mundo.

Mi señor, ¿podría darnos la ubicación de esa ciudad? Nos gustaría investigarla cuando la tormenta empiece a amainar.

Claro, claro. Por aquí, Nanashi.

Celeste, espera aquí, no tardaré —ordenó la maestra desapareciendo de su vista por una puertecita tras el trono.

La aprendiza quedó sola, cosa que no dudó en aprovechar para explorar un poco el lugar... Y acercarse a aquel bufón que todavía estaba tras aquellas cortinas.

Celeste fue a abrir la boca para preguntar cuando notó como algo frío se retorcía dentro de ella. Si la aprendiza bajaba la vista vería como un puñal de hielo se había clavado en su abdomen repentinamente. El payaso sonreía de una forma horripilante, como si disfrutase con el sufrimiento de la joven. Retorció el trozo de hielo con saña haciendo todavía más grande su herida.

¡Qué buen día! No solo he escuchado cosas interesantes, también he matado a una niña de la llave. —Comentó burlón mientras reía a carcajadas.

La aprendiza empezó a sentirse mareada y su vista se nubló, a duras penas podía moverse excepto para huír con sus últimas fuerzas, tal vez para gritar tratando de pedir ayuda... Lo que sí era cierto era que la aprendiza no tenía fuerzas suficientes ni para blandir su llave espada.

El bufón retrocedió de un salto y contempló a Celeste como se desangraba lentamente.

¡Qué pena que no pueda quedarme! Seguro que a los otros les interesa todo esto... Solo queda ese asuntillo de la tormenta de arena... ¡JEJEJE!

>>Adiós, idiota...

La aprendiza no pudo aguantar más tiempo consciente y todo a su alrededor se desvaneció de golpe.

Saeko



Llegué hace un tiempo con unos amigos, tema de negocios. Estaba muy preocupada por todo lo que está pasando... Pensaba que estaría más calmado con el paso del tiempo, pero ya veo que no —explicó la aprendiza—. ¿Y tú, Yasmín? ¿Cómo te ha ido con él? ¿Está por aquí?

Me temo que ha estado ocupado todo el mes, por lo que he sido incapaz de verle más de dos o tres veces. Lleva tiempo trabajando con los Guardias que están apostados en la zona de Clase Media para encargarse de los grupos de Demonios Negros que aparecen de vez en cuando, también están controlando a la población para evitar una guerra civil, algo para lo que no queda mucho. —El tono de voz de Yasmín se quebró, dolida—. Aquellos de la zona más externa de la ciudad viven entre los de clase media, los crímenes han aumentado proporcionalmente cada día que pasa, los alimentos escasean... Y no podemos dejar entrar a toda esa gente en la zona de clase alta... Los lincharían y saquearían sus hogares, matarían a mucha gente.

>>La situación es cada vez más dura. Ya hemos tenido varios casos de pequeños grupos organizados de personas que han saqueado algunas zonas... Y han matado gente. Toda esa gente fue atrapada y sentenciada a muerte. Si tan solo la gente rica no fuese tan avariciosa nada de esto tendría que acabar tan mal... Pero me temo que en toda la historia de Agrabah nadie ha podido hacer nada, ni siquiera los que gobernamos. El verdadero soberano no son los sultanes, son las piezas de oro que utilizamos.

Yasmín dejó de hablar y suspiró con tristeza.

A todo esto, ¿no habrás escuchado de nadie extraño o sospechoso, verdad? He escuchado rumores de que podría haber culpables de todo lo que está pasando, pero no sé qué creer. ¿Te parece si damos un paseo?

Claro, no estaría mal dar un pequeño paseo por aquí —afirmó la mujer.

En ese momento, una persona se tiró por una de las ventanas. Se trataba de un payaso, o un bufón. En su mano llevaba un trozo de hielo ensangrentado. Los ojos de aquella persona denotaban locura.

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¿¡Qu...!? —exclamó Yasmín, pero no pudo decir nada más, puesto que el payaso se movió a una gran velocidad y la agarró por detrás mientras que con su gélido puñal presionaba su cuello.

¡Princesa! —chilló el bufón—. Los Villanos Finales te "invitamos" formalmente a participar con nosotros en una épica aventura que termina con tu dramática muerte.

Si Saeko trataba de interferir, el payaso presionaría el puñal con más fuerte sobre la garganta de la princesa haciendo que un hilillo de sangre se deslizase por su fina piel morena.

El payaso hizo aparecer en su espalda unas alas rojizas hechas de energía (aparentemente) y dio un fuerte aleteo elevándose con la joven en brazos. Todo fue muy rápido y para asegurarse que Saeko no iba a seguirle...

¡Petra!

Todo se volvió en un solo segundo negro para ella.



Malik


Malik no tardó en comenzar su investigación, efectivamente. Algunas de las estátuas estaban talladas a mano en jade muy puro y sus apariencias eran las de dragones de China. ¿Por qué motivo? Era imposible determinarlo, aunque una posibilidad algo inquietante era que aquella persona hubiese hecho negocios con alguien de otro mundo o... Que él mismo fuese alguien de otro mundo. De hecho, no solo había valiosas mercancías que parecían sacadas de China, también había cosas que parecían sacadas de algún mundo como Castillo de los Sueños o Reino Encantado. Todas aquellas cosas eran joyas y similares, no había ni armas de otros mundos ni tecnología externa al mundo. Solo cosas de decoración y accesorios demasiado bien hechos como para que fuesen de Agrabah.

El aprendiz se aproximó al grupo de cotillas del mercado que cuchicheaban sobre el edificio del mercader.

Yo he oído que esos Demonios Negros le obedecen, ¿cómo si no nunca le han atacado?

Todos miraron entre sorprendidos y asustados a Malik como si se hubiesen dado cuenta de algo en lo que no habían pensado hasta aquel momento. Una mirada inquieta y nerviosa se dibujó en aquellas personas.

¿Los Demonios Negros t-tienen un amo? —tartamudeó uno de los hombres, un poco rechoncho.

—¡Tiene sentido! Pensadlo bien, justo cuando empezó la tormenta de arena toda esa horda de monstruos se adentraron en el barrio pobre y atacaron primero el bazar. ¡Se deshizo de toda la competencia y se hizo con todas sus pertenencias! —teorizó la mujer envuelta en una larga túnica blanca mientras clavaba su mirada en el edificio dorado.

Malik no consiguió mucha más información de aquellas personas. Tan solo una cosa más:

Juraría que antes vi a un hombre extraño vestido de negro y un bastón de serpiente a su lado... Se parecía mucho al difunto visir del sultán. ¿Cómo se llamaba? ¿Yafar?

Dicho eso, el grupo de cotillas se alejó inmersos en sus teorías, algunas más paranoicas que otras. Al menos ahora tenía un nombre, ¿pero de qué le iba a servir? A Malik le sonaría el nombre de "Yafar", se trataba del consejero del dirigente de Agrabah desde que Malik tenía memoria, pero tan solo podría haberle visto en un par de ocasiones en algún acto público de la familia real, siempre junto al pequeño sultán y a su hija, la bella princesa Yasmín.

Si Malik buscaba a Lyn tan solo la vería corriendo entre la gente alejándose de allí a toda velocidad apartando a la gente a empujones tirando en el proceso a algunas personas. ¿Qué mosca le había pasado?

El aprendiz podía escoger entre quedarse y esperar a Saito o perseguir a la Maestra, teniendo en cuenta su estado podría estar ocurriendo algo preocupante. En ese instante su teléfono empezó a sonar. Si contestaba le sería muy complicado seguir a Lyn (si quería hacerlo)

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En caso de contestar, tu post se enlazaría con la segunda parte de Celeste y Saeko. Nanashi te informaría rápidamente de todo lo sucedido hasta ahora por su lado. Malik también puede informar de lo que ha visto hasta ahora). Si no contesta podrá llamar más tarde si lo desea.


Saito


Saito entró a la tienda. Dentro había bastante gente mirando y algunos mercenarios que vigilaban con ojos de águila a todos los que entraban a la tienda para evitar cualquier posible hurto.

El aprendiz se acercó al mercader, que se frotaba literalmente las manos cual mosca a punto de hincarle el diente a un suculento buffet de estiercol.

Buenos días tenga usted —saludó Saito.

¡Buenos días siñior! —respondió el mercader con un acento un tanto exagerado—. ¿Puedo ayiudarle en algo?

Mi señor me manda a buscar una joya y está dispuesto a pagar el precio que sea necesario... pero no le vale cualquiera, a pesar de que todo lo que tenga aquí es precioso. Y es por eso que estoy aquí, porque sé de buena mano que esta es una de las mejores tiendas que se hayan alzado nunca en Agrabah.

>> Lo que mi señor quiere es obsequiar a la dama más bella de toda Agrabah con un presente, algo de lo que no hayan dos iguales. Algo único, algo digno de otro mundo... ¿cree que tendría algo así para la dama en cuestión?

Los ojos del mercader brillaron emocionado, como un niño con zapatos nuevos.

¡Sísisisi! —asintió con la cabeza al instante—. Tengo la mercancía más especial en la trastienda, que solo enseñio a clientes que estén al nivel de refinamiento y el exquisito gusto del mismísimo sultán.

El hombre guió a Saito por la tienda hacia la parte trasera pasando tras un mostrador. El mercader hizo un gesto con la cabeza para que uno de sus mercenarios le tomasen el relevo.

Ya en la parte trasera de la tienda, Saito pudo ver que el lugar era incluso más ostentoso que el anterior, había extraños objetos; runas de piedra con grabados antiquísimos, pinturas al óleo con una calidad enorme... Y al fondo había un mostrador con las tan preciadas joyas. Tras el mostrador había una caja fuerte cerrada a cal y canto y con un agujero de una cerradura. No solo era necesaria una llave para abrir aquello, también una combinación numérica. No había nadie más allí excepto ellos dos.

El mercader se situó junto al mostrador de cristal lleno de hermosas joyas y sonrió de oreja a oreja.

Mi mercancía es de la mijor calidad, ¡No verá nada más así en todio el país!

Ni rastro de ninguna lámpara negra... ¿Quizás Saito pudiese interrogarle ahora que estaban solos?

Saeko y Celeste


Saeko despertó tumbada en una cama en una habitación de techo y paredes lujosos. Todo su cuerpo se sentía pesado, como si se hubiese convertido en un pedrusco hacía nada. Había una cama más allí, en ella estaba una sudada y malherida Celeste junto a Nanashi, que aplicaba en la aprendiza hechizos curativo tratando de cerrar su herida.

Me alegra ver que estás bien, Saeko —habló la Maestra sin girarse en ningún momento hacia su exaprendiza.

Si Saeko le preguntaba a Nanashi sobre lo sucedido antes obtendría su respuesta:

Kefka, uno de los Villanos Finales apuñaló a Celeste y casi la mata. Saltó por una ventana por lo que cuentan varios criados que vieron todo. Ese payaso ha raptado a la Princesa Yasmín... Y no sabemos que planean hacer con ella ni a donde la han llevado.

En ese momento, Celeste empezaría a recuperar la consciencia a tiempo de ver como su herida terminaba de sanar por completo, la Maestra miró con rostro tenso a las dos aprendizas.

Pero eso no es todo, ni Lyn ni Saito contestan al teléfono.

>>Probaré con Malik.

Si el aprendiz contestaba, la Maestra informaría al aprendiz de la situación de ellas y de lo sucedido con Kefka y la princesa.

La Maestra guardó su teléfono y con rostro pétreo se aproximó a la puerta de aquella pequeña habitación.

Coged vuestras cosas, todo el castillo está en alerta máxima por lo sucedido... Y algunos Guardias están empezando a culpar a las personas de clase baja que viven en el barrio de los de clase media. Creen que quieren utilizarla como moneda de cambio, o algo así. Si no encontramos a Yasmín podría haber una matanza.


>>Las ruinas pueden esperar.

En cuanto salieron de la habitación, la Maestra apuró el paso hacia la salida del palacio. Algunas personas rodeaban el castillo con mucha curiosidad mientras veían como un gran número de guardias se colocaban en escuadrones como si estuviesen preparándose para una guerra.

Pero el problema que tendrían ahora era... ¿Por dónde empezar a buscar?

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Tenéis varias opciones: Explorar la zona rica (lo que os llevará a una de las ubicaciones a las que Malik y Saito pudieron optar anteriormente) o ir a la zona de Clase Media. Podéis separaros, seguir juntas... En caso de que os separéis, Nanashi optará por acompañar a Celeste.


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Re: [Agrabah] La leyenda del rey Salomón

Notapor H.S Sora » Jue Ene 21, 2016 12:40 am

Tuve que contenerme para reprimir una sonrisa confiada. Había picado, y de qué manera. Tal y como había pensado, aquel maldito mercader era solo un fanático más obsesionado con el dinero y las riquezas... además de poseer un curioso acento, chirriante cuanto menos para mis oídos.

Pero lo importante era que había mordido el anzuelo, más me valía no cagarla ahora. Por la cantidad de mercenarios que vigilaban la seguridad de la tienda, algo me decía que a la mínima que insinuase o quisiese saber algo que no le convenía, acabaría saliendo por las malas. Y eso en el mejor de los casos.

Tengo la mercancía más especial en la trastienda, que solo enseñio a clientes que estén al nivel de refinamiento y el exquisito gusto del mismísimo sultán.

Si fuese tan amable entonces, mi señor quiere que le traiga lo mejor de lo mejor...

Y tan amable que fue. Anduvimos detrás del mostrador, no sin antes dejar a uno de aquellos protectores a cargo de su preciada franquicia. No fuese a ser que algún espabilado intentara llevarse algo sin pagar. Ya me había sorprendido lo avariciosas que podían llegar a ser las personas como él, pero más lo hice al comprobar que su trastienda no se quedaba atrás en comparación al resto de la tienda. Era de más calidad, en aquello no mentía el comerciante.

Sin lugar a dudas aquel lugar era de lo más exclusivo, demasiado incluso para la zona rica de la ciudad... demasiado en general para un mundo como Agrabah. Había todo tipo de material, desde pinturas hasta runas con grabados que parecían haber pertenecido a generaciones muy anteriores.

Antes de que pudiese darme cuenta, el vendedor había pasado de todas aquellas curiosidades y se había colocado tras otro mostrador en el que se podían apreciar las joyas que le había pedido ver; para mí todas eran muy parecidas, muy bonitas eso sí, pero no entendía el motivo que podía llevar a que una costase el triple que otra, solo por tener un color distinto o una forma más alargada.

El hombre pareció percatarse, ya que me sonreía de oreja a oreja. Como si esperase que le pidiese consejo para acabar haciéndome comprar la más cara de todas, debía creer que era su día de suerte.

Mi mercancía es de la mijor calidad, ¡No verá nada más así en todio el país!

Ya lo veo ya, son joyas muy especiales, espero encontrar lo que busco... —alabé, mientras las iba examinando.

Pero por desgracia parecía que no lo iba a encontrar... y es que no había rastro de la lámpara que había oído mentar a los cotillas anteriores. Pero sí que había algo extraño tras el mostrador, pude apreciar que se escondía una especie de caja fuerte y a pesar de no tener mucha idea sobre estas parecía que una ayudita de mi Llave Espada no sería suficiente esta vez.

Miré a mi alrededor. Estábamos solos. Quizá aquella sería mi única oportunidad, ¿pero escondería lo que yo buscaba en aquella caja...? Traté de idear un plan para hacer que la abriese. Caí en la cuenta de que aquel mercader tenía un punto débil que ya conocía.

Su avaricia por el dinero. ¿Serviría? Solo había una manera de comprobarlo.

Si fuera para mí cualquiera de estas maravillas serviría, pero tratándose del señor creo que no lo aceptaría —comenté, con fingida tristeza—. Es muy excéntrico, y busca solo lo mejor de lo mejor. Aquello que no pueda usted venderme... —Hice un ademán en dirección a la caja fuerte que custodiaba.

>>Pero aunque usted no pueda venderme la mejor de sus joyas, o la segunda mejor, quizá aceptaría venderme la tercera por un precio que podría sonar descabellado, pero que le haría reconsiderarlo y que además aceptaría pagar de muy buena gana.

>>>¿Qué me dice? ¿Podría enseñarme lo mejor que esconde?

Esperaba que funcionase y pudiese ver si allí dentro se encontraba la dichosa lámpara. Había vuelto a poner un anzuelo, y en poco tiempo sabría si el pez mercader lo había mordido o no.

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Lo dicho, Saito intentará que el mercader le enseñe lo que esconde en esa caja fuerte xD
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Muchas grácias por el avatar Mepi ^^
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Re: [Agrabah] La leyenda del rey Salomón

Notapor Denna » Jue Ene 21, 2016 6:03 pm

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El dolor fue tremendo e inesperado. Había descorrido las cortinas, todavía sin saber del todo cómo abordar al bufón para que me contara lo que quería, cuando la hoja de un puñal se hundió en mi abdomen. Me cogió tan por sorpresa que ni siquiera pude gritar, y para cuando lo intenté ya me habían abandonado todas las fuerzas.

Pero lo peor fue el frío. Quedé paralizada por completo y arrancó de mí todo pensamiento racional. El hielo ardía dolorosamente e iba extendiéndose desde mi estómago, y no pude hacer más que quedarme ahí quieta, aterrorizada e indefensa ante la terrible sonrisa de mi asesino.

¡Qué buen día! No solo he escuchado cosas interesantes, también he matado a una niña de la llave.

«Nanashi... ¡tengo que avisarla..!» Pensé de inmediato; la única idea coherente que había logrado rescatar. Pero ni mis piernas ni mis brazos respondían, no podía hacer más que mirar suplicante al bufón. Incluso seguir respirando dolía. El sufrimiento era brutal, y no ser capaz ni de chillar para pedir ayuda era la sensación más terrorífica que había experimentado en toda mi corta vida.

Me desplomé con un batacazo. El puñal era lo único que me mantenía en pie, y de pronto ya no estaba. La vista se me tiñó de rojo y el mundo empezó a dar vueltas a mi alrededor.

¡Qué pena que no pueda quedarme! —Le escuché exclamar. De algún modo, el payaso era lo único que conservaba su nitidez—. Seguro que a los otros les interesa todo esto... Solo queda ese asuntillo de la tormenta de arena... ¡JEJEJE!

»Adiós, idiota...


Moría. Lo supe con la certeza de un condenado al ver la horca. «Pero todavía no...» Cada vez me resultaba más difícil pensar. Los párpados me pesaban y sentía el cerebro embotado. «Aún no... he podido...»

«Por favor...»

A...yuda...

***


La voz sonó como un eco. Lejos, muy lejos, y a la vez familiar. Sumida aún en las tinieblas, me quejé, pero ni yo misma entendía el motivo.

Había estado soñando (¿en serio? ¿Quién sueña en su lecho de muerte?) con la leyenda que el sultán nos había contado antes, sobre Salomón y la antigua Agrabah. Qué cosas, ¡ponerme a recordar una vieja historia en un momento como ése! Pero así era, había revivido en mi cabeza al poderoso mago —que guardaba un sospechoso parecido con Malik— y sus espíritus, los djinn, los subterráneos que había bajo el desierto y el otro lado. Desperté en cuanto apareció el misterioso monstruo, aunque, ataviado con coloridas ropas de payaso y una sonrisa cruel, de misterioso no tenía nada.

Estaba en una cama, todavía en el palacio. El mero hecho de que no estuviera bajo el sol lo confirmaba. A mi lado, Nanashi aplicaba magia curativa sobre mi estómago.

Pero eso no es todo, ni Lyn ni Saito contestan al teléfono —decía la Maestra, preocupada. Dejé de curiosear lo que antes había sido una herida letal y la miré inquisitiva. Hasta entonces no me había percatado, pero Saeko también estaba en la habitación, atenta a sus palabras—. Probaré con Malik.

¿Qué ha pasado? —le pregunté mientras Nanashi llamaba. Al acabar ésta, volvió a asumir el mando de la situación como si nada:

Coged vuestras cosas, todo el castillo está en alerta máxima por lo sucedido... Y algunos Guardias están empezando a culpar a las personas de clase baja que viven en el barrio de los de clase media. Creen que quieren utilizarla como moneda de cambio, o algo así. Si no encontramos a Yasmín podría haber una matanza.

»Las ruinas pueden esperar.


Torcí la boca.

El bufón... creo que se dirigía a las ruinas. —Opté por informar cuanto antes—. Me dio por muerta, y se dispuso a contar algunas cosas. Oyó toda la historia sobre Salomón y parece que le interesó, pero no sabe cómo evitar la tormenta de arena.

Sus palabras se me habían quedado grabadas, una por una. Reprimí un escalofrío y bajé la mirada. Aunque ya estaba curada, no podía evitar sentirme fatal por lo sucedido.

Quizás habría que reunirnos con Lyn, Malik y Saito, y volver a organizarnos —sugerí—. Por cómo habló, el payaso no ha venido solo. Podría tener a alguien tras nosotros.

Las dejaría debatir. No me veía capaz de tomar grandes decisiones ni de pelear, de modo que me quedaría por la zona rica, lejos de los Sincorazón, para encontrar a alguno de nuestros compañeros.
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Re: [Agrabah] La leyenda del rey Salomón

Notapor Tanis » Jue Ene 21, 2016 10:08 pm

Su cebo provocó el efecto deseado y aunque los cotillas no soltaron prendas demasiado grandes, ni útiles, hubo un rumor que llamó la atención de Malik.

Juraría que antes vi a un hombre extraño vestido de negro y un bastón de serpiente a su lado... Se parecía mucho al difunto visir del sultán. ¿Cómo se llamaba? ¿Yafar?


Yafar... Sí, le recordaba. Recordaba haberle visto en algún momento durante actos públicos años atrás. Alto, elegante... En su casa siempre se le había admirado, al menos cuando él era pequeño. Incluso si existían los rumores de que practicaba magia negra, Malik nunca había pensado mal de él... hasta ahora.

«Pero ha dicho difunto... ¿ha muerto en lo que yo estaba fuera?».

Se arrepintió de haber pasado tanto tiempo sin acercarse a Agrabah, o de al menos, informarse de los pormenores del mundo. Saber que el antiguo Visir estaba muerto le provocó una pequeña desazón, no porque fuera Yafar o hubiera fallecido, si no porque realmente se sentía algo estúpido. ¿Tendría que ver su muerte cn la crisis de la ciudad? El Visir era una figura importante, de mucho poder y consejo para el sultán, si Yafar había dejado ese hueco... ¿Y quién era el Visir ahora entonces? Muy pocos candidatos podían ser adecuados. Malik se anotó el preguntarle a Lyn si la encontraba, o preguntar al mismo Saito, si también le encontraba. Había visto al muchacho entrar en lo profundo de la tienda, pero Malik prefirió salir de ella y esperar fuera. No había recabado mucha información salvo esa y no veía en que podía servirle...

«Son rumores, ni siquiera tienen por qué ser verdad».

Pensando en ello salió del local por fin y se encontró con que Lyn se estaba alejando de allí a empujones, entre el gentío del mercado como si algo grave hubiera pasado. Malik, al verla a lo lejos, no dudó mucho en seguirla todo lo rápido que pudiera. No sabía lo que había pasado, pero si la maestra había notado o avistado algo, prefería serle de ayuda a quedarse quieto como un pasmarote.

Mientras caminaba a zancadas entre los viandantes, notó que le vibraba el teléfono en la faltriquera, pero lo ignoró. No podía sacar el aparato en medio de aquel sitio y contestar. Fuera lo que fuese, tendría que esperar.

¡Maestra! —Llamaría cuando alcanzase a Lyn, si la alcanzaba—, ¿qué pasa, qué ocurre?
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Re: [Agrabah] La leyenda del rey Salomón

Notapor Tsuna » Vie Ene 22, 2016 11:56 pm

Saeko escuchó atónita la historia de Yasmín, sobre el paradero de Aladdín, respecto a los problemas que estaba teniendo la ciudad y los saqueos, y sobre el auténtico soberano de la ciudad. Debía admitir que estaba sorprendida, pues siempre había dado con la princesa en los jardines y nunca le pareció ese tipo de personas que lo llevan todo al día. Al contrario, imaginaba que era Yafar o el propio sultán —al que todavía no había conocido, por cierto—, los que lidiaban con todos esos asuntos, quitando a los consejeros y administrativos que pudiese haber en el castillo. Cayó en la cuenta de que no era conocedora del sistema que se llevaba con todo detalle en Agrabah, y se dijo a sí misma que cuando llegara a casa, si lo hacía, tenía que ponerse con el tema.

Saeko meditó de todos esos asuntos que tanto preocupaban a Yasmín, pero por encima de todas las cosas intentó grabarse a fuego la localización de Aladdín. Le alegraba que ahora se dedicara a trabajar con la guardia, en lugar de huir de ella, pero que apenas tuviese tiempo para ver a la princesa...

A continuación sugirió dar un paseo, a lo que Yasmín aceptó de buen grado. Pasó unos momentos reflexionando, admirando la exquisita naturaleza del Palacio, saboreando aquel aire tan solemne y sagrado que se respiraba. Caminar sobre aquel paraje, teniendo al lado un palacio de semejantes dimensiones, la hacía sentir diminuta, en cierto modo. Pero ese buen rato no pudo durar mucho, por desgracia. Saeko tardó en percatarse, fue gracias a la reacción de Yasmín que alzó los ojos al cielo.

Y lo que vio la pilló desprevenida, como era natural. Pues lo último que esperaba era ver caer de las alturas a un chiflado disfrazado de payaso con un arma de hielo en la mano.

Saeko intentó reaccionar, aun sin saber las intenciones que llevaba aquel personaje tan llamativo, mas no pudo hacer nada sino ponerse en guardia, y extender su brazo izquierdo hacia Yasmín cuando se percató, en el último momento, de que ella era su objetivo. Pero no la alcanzó. El hombre retrocedió y la tomó como rehén; fue más veloz.

A todo eso... ¿No le sonaba de algo? ¿De haberlo visto en alguna parte? Por más memoria que hiciese nada le vino a la mente, los nervios y la tensión de la situación tenían prioridad en ese momento.

¡Princesa! Los Villanos Finales te "invitamos" formalmente a participar con nosotros en una épica aventura que termina con tu dramática muerte.

Abrió los ojos como platos y se le encogió el estómago. Tragó saliva, nerviosa. Ni siquiera sabía cómo actuar cuando de un momento a otro la situación había cambiado con tanta rapidez. La cabeza de Saeko intentaba comprender cómo es que en cuestión de segundos, de estar hablando con su amiga, ahora la tenía en frente como una rehén, amenazada por el puñal de hielo. Se preguntó cómo demonios la habían localizado, si es que no la estaban espiando desde antes de su llegada. Lo cual en parte la alivió, al menos conocía la identidad del secuestrador.

¡Yasmín! —exclamó, dando un paso adelante.

La respuesta del Villano Final no se hizo de esperar y dañó a la princesa con su arma. Impotente, pensó qué clase de habilidad podría utilizar para salvar el día. Temió por un momento que Yasmín descubriese que existía la magia, que ella podía invocar sombras y hielo mágico a voluntad. Todas sus excusas de negocios se vendrían abajo, la tomaría como una bruja y a saber qué sucedería.

Era algo que ya había intentado en La Cité, protegiendo a la familia real. Y fue la primera vez que rompió las normas de la Orden. Estaba convencida de que Nanashi le reprocharía, pero sus manos ya estaban manchadas: le daba lo mismo si así conseguía salvar su vida. O lo que le resultaba más impresionante e inalcanzable todavía: capturar a un Villano Final.

Pero no pudo, en cuestión de momentos el payaso invocó unas alas de energía a sus espaldas y sus planes se fueron al traste. Dio un paso adelante, dispuesta a gritar que se detuviera, pero sucedió tan rápido que no fue capaz de hacer nada. Lo último que escuchó antes de perder el conocimiento fue al enemigo gritando algo. Después se sumió en la oscuridad.

La noción del tiempo desapareció. Poco a poco Saeko fue abriendo los ojos, aturdida y somnolienta, con una sensación que conocía muy bien encima, pues había pasado nada más y nada menos que mil años con ella encima. Al principio se preguntó si estaba soñando, o si se encontraba en la habitación de su cama, pero pronto todos los recuerdos sobre la misión y el secuestro de la princesa le vinieron a la mente como un torrente. Se removió entre las sábanas y reflexionó, llena de preocupación.

Se fijó también de reojo en Nanashi, que curaba a una Celeste herida. Frunció el ceño al ver el estado de la novata, y se arrepintió de no haber estado con ella para protegerla, como había acostumbrado durante su estancia en Bastión Hueco con novatos como Simbad, Gata o Victoria. Pese a saber que Nanashi había estado con ella, no fue capaz de evitar una punzada de culpabilidad encima.

Me alegra ver que estás bien, Saeko. —afirmó la maestra de pronto, supuso que al escucharla revolviéndose en la cama.

Pero escuchar de nuevo su nombre salir de su boca logró que pegase otro respingo. Bajó la cabeza y suspiró. No quería relacionarse con Nanashi, la había intentado evitar desde lo sucedido en el Castillo del Olvido. Su vida había cambiado de tal forma que era incapaz de verla con los mismos ojos. Miró al impecable techo de la habitación, intentando poner sus prioridades y sentimientos en orden. No podía seguir así, huyendo de su pasado; huyendo de su antigua maestra, la que había sido su modelo a seguir hasta ese entonces.

Ahora no disponía de ningún modelo a seguir, andaba más perdida. Se incorporó y se sentó en el borde de la cama, mirando a la otra aprendiz.

¿Quién era ese? Recuerdo haberlo visto en alguna parte, creo que en Ciudad de Paso.

Kefka, uno de los Villanos Finales apuñaló a Celeste y casi la mata. Saltó por una ventana por lo que cuentan varios criados que vieron todo. Ese payaso ha raptado a la Princesa Yasmín... Y no sabemos que planean hacer con ella ni a donde la han llevado.

Dijo que la mataría. —añadió, recordando que la vida de Yasmín se apagaba con cada segundo que pasaba.

Luego despertó Celeste y Nanashi llamó a los otros compañeros, que tampoco daban señales de vida. La aprendiz suspiró, agobiada por la situación tan problemática que tenía ahora encima. Estaba claro que formar parte de la Orden llevaba a eso, e iba a tener que acostumbrarse tras unas semanas intentando ignorarlo todo.

Tal y como indicó Nanashi, Saeko recogió sus pocas cosas y marchó con ellas hasta la entrada del palacio. Entonces surgió el tema de las ruinas. Las mismas que ella descubrió la última vez.

El bufón... creo que se dirigía a las ruinas. Me dio por muerta, y se dispuso a contar algunas cosas. Oyó toda la historia sobre Salomón y parece que le interesó, pero no sabe cómo evitar la tormenta de arena.

Evitar la tormenta de arena... Eso le dio una idea, y por una vez agradeció de todo corazón el comentario de Celeste. La chica quiso permanecer en la zona rica, tal y como explicó, para ponerse en contacto con los demás, o para buscar más villanos.

Saeko no se hizo de rogar y antes de apresurar la marcha, dio su opinión. Tanto a Celeste como a Nanashi. Estaba convencida de que funcionaría, de alguna forma.

Iré a la zona de la clase media. Yasmín me dijo que Aladdín trabajaba allí con la guardia —mantuvo el silencio, comprendiendo que lo más probable es que no conocieran al muchacho—. Es su pareja —aclaró, intentando que nadie más les escuchara. No quería tampoco poner en peligro su relación, puesto que no sabía hasta qué punto había llevado Yasmín la misma—. La última vez usamos una alfombra voladora para llegar a esas ruinas. Si le encuentro y le informo sobre Yasmín nos ayudará, estoy segura. —ese era su objetivo.

Después buscó a Celeste con la mirada, más seria de lo normal. Y por un momento, volvió a ser ella misma. Volvió a ser Saeko, la aprendiz de Bastión Hueco que cuidaba a los novatos.

»No parece que te fuese muy bien buscando esos secretos —comentó con una pizca de ironía—. Ni se te ocurra ir sola ni ser temeraria. Le podrías dar un disgusto a alguien.

Después cayó en la cuenta de que ella no era la más indicada, y comprendió a Assur cuando la salvó de las garras de Gabriel. Le resultaba todo tan irónico...

Así pues, Saeko se puso en marcha. Hacia la zona de la clase media, donde se llevaban a cabo los saqueos y las revueltas. Sabía que no sería sencillo, y que podría resultar incluso agotador. La guardia vigilaba ahora por todos lados, y ella tenía que buscar a Aladdín. En caso de encontrarlo no se lo pensaría dos veces, le seguiría la pista e intentaría llamar su atención de forma discreta. Después, en privado, le comentaría todo lo relacionado con el secuestro de Yasmín...

Claro, eso si lo encontraba. Igual se topaba con otro Villano Final.
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Re: [Agrabah] La leyenda del rey Salomón

Notapor Sombra » Mar Ene 26, 2016 1:03 am

Saito


El Mercader levantó una de sus cejas extrañado ante lo que Saito decía.

Sinior, lamento muchio tener que desirle que estas son mis mejores mercancías. No tiengo nada más a la venta.

>>Pero puedo recomendarle la mijior joya que poseo.

El hombrecillo se giró y se acercó al centro de la habitación. Miró precavido a Saito e hizo un gesto para que se apartase. El hombre enrolló la alfombra mostrando lo que ocultaba bajo ella; una pequeña y discreta caja fuerte que había sido hecha en el propio suelo y de la que nadie se habría dado cuenta de no ser porque el propio Mercader la acababa de mostrar. La abrió con una llave dorada y mostró su interior. Solo había un puñado de cosas; una llave de hierro de bastante tamaño, una pequeña hoja de papel y por supuesto, la valiosa joya de la que hablaba. Se trataba de un enorme diamante dorado y tan cristalino que se podía ver a través de él. Incluso si Saito no tenía la menor idea sobre joyas sabría que era algo por lo que la gente mataría. ¿Pero cómo el Mercader se había hecho con ella?

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Se dice que es el diamante más grande del mundo, se le conoce como el Golden Jubilee y fue encontrado en otro reino. Tiene tanto valor que podrían comprarse países enteros e iniciar guerras por él.

>>Está a la venta por solo quince mil novecientos ochenta y cinco trillones cuatrocientos venticinco mil cuatrocientos sesenta y seis mil trescientos cuatenta y cuatro billones cuarenta y cinco mil millones y novecientos noventa y nueve mil novesientos novienta y nueve platines. Un precio minusculo comparado con su valor real.

El Mercader guardó el enorme diamante dorado bajo llave una vez más. Extendió la alfombra y lo dejó allí, oculto. La verdad es que nadie sospecharía de que debajo de aquella alfombra habría un secreto así... Saito hizo bien en preguntar. ¿Pero había descubierto algo nuevo? Una cosa estaba clara: El mercader no iba a enseñar lo que tenía tras aquella caja fuerte... Pero Saito notaría algo que solo alguien con poderes mágicos como él podría notar: Tras aquella puerta de la caja fuerte había algo que emitía una gran cantidad de energía mágica, una similar a la que Saito podía notar de Genio... O el visir cuando se transformó en un djinn.

Comprendo que no lleva dicha suma de dinero encima... Pero podemos discutir en mi mansión si lo desea esta noche. Su senior y usted serán bienvenidos para cenar y neguiosiar la forma de pago.

El aprendiz fue guiado hacia la tienda principal por el Mercader (excepto que quisiese intentar entrar a la fuerza, claro) y lo dejaría allí. El Mercader se quedó cerca de la entrada a la trastienda, por lo que sería visto si intentaba volver. Pero claro... Aquella tienda cerraba por la noche como todas las demás, en aquel momento podría investigar todo lo que quisiese si es que lograba entrar. La cerradura de entrada de la tienda era imposible de abrir (al menos en un principio)

Vengan si lo disean esta nochie y podremos serrar el trato.

No tenía nada más que hacer allí, por lo que en cuanto salió de la tienda el aprendiz se encontró más solo que la una. Ni Malik ni Lyn estaban presentes. En ese momento, Saito notaría como su teléfono móvil vibraba dentro de su ropa. Había varias llamadas perdidas de Nanashi y un mensaje de texto también de la Maestra.

Los Villanos Finales han aparecido. Han secuestrado a la princesa Yasmín y han atacado a Celeste (ya está bien).

El Villano Final en cuestión se llama Kefka, podrás reconocerlo por su cabello rubio, su maquillaje y su vestimenta (similar a un payaso o un bufón). Ten cuidado y llámame en cuanto puedas o si tienes cualquier problema.

Ni Lyn ni Malik contestan el teléfono. ¿Sabes algo?


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Saito tiene varias posibilidades ahora. En primer lugar puede o no confirmar que irá a la mansión del Mercader, puede decir que irá y no aparecer (afectará a que ciertos NPC aparezcan o no más adelante en determinados lugares). El post sigue igualmente en la parte de Celeste.


Malik


La velocidad de Lyn superaba la de Malik por muchísimo, en apenas unos segundos el aprendiz perdió a la mujer de vista. Sin embargo, los rasgos animales se habían hecho muy marcados en la Maestra y su personalidad se había vuelto más como una bestia salvaje, por lo que los rastos de destrucción eran más que evidente, por lo que seguir su rastro era muy sencillo.

Malik pudo seguir sin problemas los rastros que la Maestra dejaba (marcas de garras en el suelo, arañazos en algunas paredes como si hubiese trepado por ellas...) hasta alcanzar los callejones. Allí el rastro se hizo más evidente y el aprendiz pudo seguir con muchísima más sencillez a Lyn.

El rastro acabó al final de un callejón, donde Lyn permanecía quieta observando a un hombre de rasgos afeminados y que flotaba en el aire rodeado por varias esferas luminosas. El cabello de aquella persona era plateado y adornado con una enorme pluma. Las prendas de aquel hombre eran peculiares, sin duda. Un taparabos, un faldón y una chaqueta abierta que dejaba ver su ombligo, también llevaba unas piezas de armadura en forma de hombreras.

Malik no reconocería a Lyn, al menos en un primer momento ya que su apariencia había cambiado radicalmente. Por lo único que el aprendiz sabría que era ella era gracias a lo que antes le había dicho.

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El pelaje de la mujer lobo había crecido y cubierto todo su cuerpo, su cuerpo se había musculado exageradamente y la Maestra, que no era especialmente alta ahora le llevaba una cabeza y media al aprendiz. Sus manos se habían convertido en grandes y peligrosas garras y su boca era una fila de enormes dientes afilados como cuchillos.

La armadura de la mujer se había adaptado a su nueva apariencia, por lo que seguía estando vestida.

Si Malik trataba de hablar a su Maestra su única respuesta serían gruñidos indescifrables.

El hombre que levitaba en el aire sonreía mientras sostenía en sus manos un objeto que el aprendiz había visto antes: El medicamento para evitar transformarse durante la Luna Llena de Lyn. Era más que evidente el motivo del enfado de la Maestra, ¿pero quién era aquel cretino?.

¡Anda! Pero si el aprendiz también ha venido —sonrió el hombre haciendo una reverencia tan exagerada que parecía más una burla que un saludo respetuoso—. No he venido a mataros, no me gustaría mancharme las manos de sangre, de eso se encarga Kefka. Mi nombre es Kuja, miembro del magnífico grupo que llamáis los "Villanos Finales".

Lyn soltó un sonoro rugido como respuesta y dio un enorme salto tratando de atacar a matar al hombre de pelo plateado. De haber alcanzado a aquella persona lo habría destrozado de un simple zarpazo, sin embargo Kuja ya había preevisto algo así, por lo que movió sus orbes mágicos a gran velocidad para lanzarlos contra ella y detener su salto antes de acabar partido en dos. Lyn cayó al suelo sobre un montón de barriles que acabaron aplastados por su peso y aulló con fuerza.

No tenía pensado salir aún en escena, la verdad —admitió mientras llevaba su mano hasta su cabello y lo acariciaba con cierta chulería—. Pero no pude evitarlo. Adoro las situaciones interesantes... Y escuché vuestra conversación. Era algo demasiado dramático, digno de ser interpretado.

>>Al fin y al cabo hoy hay Luna Llena... ¿Podréis detener a vuestra Maestra? ¿Podréis luchar contra ella? ¿O por el contrario dejaréis que sacie su alma primitiva dejándola a sus anchas por la ciudad hasta que despierte sobre una montaña de cadáveres cuando la luna se oculte?

Kuja empezó a reírse a viva voz y sacó algo de su bolsillo que lanzó hacia Lyn; unas monedas de plata.

El efecto fue inmediato, la Maestra gritó con fuerza cuando notó el material sobre su piel. Unas horrendas quemaduras aparecieron en su cuerpo al instante mientras que su aspecto iba volviendo a la normalidad.

Espero que deis un buen espectáculo antes de que la tormenta cese.

Con esas palabras, Kuja huyó de escena con la medicina de Lyn, que había perdido el conocimiento durante unos segundos.

Malik pudo acercarse a ella sin peligro y cogerla en brazos si lo deseaba, tras unos segundos empezaría a despertar desorientada y tan vulnerable que casi no parecía la misma Maestra que conocía... Seguramente poca gente había llegado a ver a Lyn tan debilitada.

Malik... —susurró. Las marcas que habían dejado las monedas de plata eran visibles y eran realmente horrendas. El aprendiz pudo utilizar pociones o magia curativa (si lo deseaba) pero aquellas marcas producidas por las monedas no iban a desaparecer tan fácilmente. Seguramente solo podían sanar con el tiempo—. Debemos reunirnos con los demás ahora. Tenemos que... Informar de esto.

¿Pero cómo iban a encontrarse en una ciudad tan grande? ¿A dónde debía ir?

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Malik tiene cualquier ubicación a su disposición, puede intentar seguir la pista de Kuja también si lo desea (aunque iría contra la orden de Lyn de encontrar a los demás y reunirse con ellos)

Advierto que Lyn ahora está muy débil, por lo que tienes que ir con ella si o sí (excepto que quieras abandonarla a su suerte o la dejes en algún lugar seguro) Tú decides como hacer cualquier acción que quieras con la información que tienes hasta ahora. Ten en cuenta que por la noche Lyn se transformará si o sí y que si nadie la vigila puede pasar algo malo... O no.

Lo que Malik decida en esta ronda afectará en gran medida al avance de la trama, elige con sabiduría. Si quieres hablar por teléfono con alguien que no sea Nanashi puedes planearlo con dicha persona.

En caso de que llames a Nanashi te informará de su posición y de lo ocurrido con Celeste, Saeko, Kefka y Yasmín, por lo que en la próxima ronda te reunirías con ella, Saito y Celeste si así lo deseas en la ubicación en la que se encuentran.


Saeko


No le resultó para nada complicado llegar a la zona donde vivían las personas de clase media... Aunque la aprendiza sabría al momento que lo que sería difícil sería volver hacia la zona rica de Agrabah. En cuanto pasó la muralla ésta fue fuertemente fortificada por decenas de guardias que se colocaron por las calles cercanas y la puerta principal. Sería muy difícil volver sin habilidades o poderes que le permitiesen volar o saltar sobre el muro (¿o tal vez atravesarlo?).

Empezar la búsqueda de Aladdín fue verdaderamente difícil, no solo había miles de callejuelas y callejones remotos... También demasiada gente que vestía de una forma similar al joven... Además, que los rasgos entre todos fuesen similares (piel morena, cabello negro) no ayudaba en absoluto.

Saeko pudo preguntar a los guardias de la ciudad si conocían a Aladdín, aunque ninguno estaba seguro de donde estaba pudieron confirmarle que andaba por allí y que si le veían avisarían sobre que alguien le buscaba. Algo era algo.

Sin embargo, la aprendiza no se iba a rendir con tanta facilidad.

En cierto momento, Saeko alcanzó lo que había sido la antigua casa de Aladdín. Llegar a ella era complicado, no por que su acceso fuese difícil, sino por lo bien escondido que estaba el escondrijo. En cuanto subió, la mujer se dio cuenta de que sentado en el suelo observando el castillo había un joven habitante de Agrabah, atraviado en prendas humildes. La aprendiza no tardó en reconocerle, aquel no era otro que el propio Aladdín.

El muchacho parecía agotado, probablemente por la dureza de las guardias que tenía que hacer, quizás por falta de sueño... A saber. Lo cierto era que estaba tan absorto en sus propios pensamientos que el joven ni se dio cuenta de que Saeko había entrado en su casa.

Si la aprendiza curioseaba un poco vería que las paredes estaban empapeladas con planos y notas, todos ellos hacían referencias a horarios y la tormenta de arena. Saeko no pudo mirar mucho más, sería descortés estar ahí sin siquiera saludar, ¿no?

Celeste y Saito


Saito pudo contestar por teléfono a Nanashi si lo deseaba, pero realmente no hizo falta. A los pocos segundos de acabar de leer el mensaje, el aprendiz vería a Celeste y a la Maestra Nanashi aproximándose por la calle en dirección al centro comercial. Nanashi se acercó con pasos largos y el ceño fruncido, posiblemente molesta por que el aprendiz no había contestado al teléfono cuando debería haberlo hecho. Oh, oh... Más le valía darle una buena explicación para evitar la bronca.

Saito, ¿dónde están Lyn y Malik? —preguntó la mujer con un tono algo frío. Confirmado, no estaba muy contenta que digamos.

Una vez el aprendiz contestase la mujer se llevaría la mano a la barbilla pensativa.

Deberíamos ir a la posada y rentar una habitación para todos. Podríamos utilizarla como punto de encuentro, creo que esta misión va a ser larga.

>>Tenemos que mantenernos atentos a la tormenta de arena, en cuanto amaine saldremos con los Gliders hasta las ruinas. El Sultán me ha dado su ubicación, aunque mientras tanto nuestra prioridad es encontrar a la Princesa Yasmín. Normalmente eso sería algo ajeno a nosotros, pero ésta vez han sido los Villanos Finales los que la han secuestrado, probablemente para provocar una guerra civil, por tanto... Es nuestra responsabilidad organizar una misión de rescate y traerla de vuelta sana y salva. Que quieran crear una guerra civil solo puede significar una cosa: Desean sembrar oscuridad en los corazones de la gente, eso hará que nazcan muchos más sincorazón... Y se verán mucho más atraídos.

Nanashi cogió aire y se dirigió rumbo a la posada. En un principio, Celeste y Saito tuvieron que seguirla hasta dicha posada. La mujer pagó al posadero, el cual les guió a una habitación amplia y con numerosas camas.

En el centro de la habitación había una mesa, Nanashi se deshizo de jarrones y similares que había encima y en su lugar extendió un gran mapa de la ciudad de Agrabah, que mostraba todas las zonas de la ciudad bien definidas e incluso los callejones estaban dibujados con todo detalle. La mujer empezó a clavar agujas en varios puntos de la ciudad, todas eran localizaciones importantes por algún motivo.

Bien, vamos a intentar descubrir donde los Villanos Finales pueden estar. Si buscan crear una guerra una cosa es segura, la llevarían a un lugar que de ser encontrado provocaría una cantidad de bajas enorme.

Nanashi señaló la zona de clase media.

Debe estar en algún punto de este lugar. El mayor problema es que la zona de clase media es tres veces más grande que la zona rica, así mismo la zona pobre es casi cinco veces más grande que la zona de clase media. Los lugares posibles para mantenerla cautiva son casi ilimitados, y se nos acaba el tiempo. ¿Tenéis alguna idea o algo que os haya llamado la atención hasta ahora?

Los aprendices no tenían por qué saberlo, obviamente. No tenían pistas suficientes como para poder decir lugares sospechosos, aunque aquello no quitaba que no pudiesen opinar.

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Digáis lo que digáis no afecta a la trama más que para que Nanashi pueda querer ir a X o Y sitio. Tras decir eso os podréis ir a cualquiera de las ubicaciones disponibles. Podéis pasar a la zona de Clase Media para intentar encontraros con Saeko (aunque solo Saito conoce la Casa de Aladdín).

En el caso de que Malik quisiese llevar a Lyn con los demás (osea, yendo a la posada) se encontraría con Saito y Celeste saliendo de la posada, por lo que podría unirse a ellos o no en ese momento.



Lista de ubicaciones disponibles ahora mismo:

Zona Rica
-Centro Comercial (Tienda de oro del Mercader)
-Mansión del Mercader (Por la noche)
-Posada (Base de los portadores) (Saito, Celeste, Nanashi)
-Callejones (Malik, Lyn)
-Palacio [Inaccesible ahora] (Sultán)
-Murallas (???)
-Cuartel de la guardia (???)

Zona clase media [Los que vayan a esta zona lo tendrán MUY difícil para volver a la zona de los ricos]
-Casa de Aladdín (Aladdín, Saeko)
-Callejones (???)
-Pozo (???)
-Calle del Mercado (???)
-Campamento de los pobres (???)

Zona clase pobre [Imposible acceder]
-Bazar (???)
-Puerta al desierto (???)
-Antiguo puesto del Mercader (???)

Desierto [Imposible acceder con la tormenta de arena]
-Desierto (???)
-Ruinas (???)


Fecha límite 01/02/2016


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Debido a un error con la personalidad de Nanashi hay un pequeño cambio en su forma de ser con Saeko a partir de éste post. Me haríais un gran favor si hacéis como si la Maestra hubiese sido borde y MUY fría con Saeko.
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Re: [Agrabah] La leyenda del rey Salomón

Notapor Tsuna » Lun Feb 01, 2016 6:56 pm

Saeko escuchó lo que le tuviese que responder Celeste con curiosidad, tenía que admitir que pese a todo, se seguía sintiendo responsable de los aprendices más débiles. Que Celeste valorara o no su ayuda ya no dependía de ella, así que, fuese como fuese, se marchó de allí sin decir nada más aparte de un gesto con la mano a modo de despedida. Le resultó peculiar que Nanashi tampoco comentara nada, más sabiendo cómo se había preocupado de ella al rescatarla del hechizo de Kefka.

Se separó de ambas sin decir una palabra más y puso rumbo a la zona de la clase media. Aquello de empezar a ir por libre comenzaba a volverse una costumbre, tanto en la Cité como en Atlántica lo había hecho, y no pasaron cosas especialmente buenas.

Los enormes portones se cerraron tras ella y el eco proveniente del bullicio se apoderó de sus sentidos, se respiraba tensión, nerviosismo, desconcierto. La gente estaba desesperada, tal y como pudo comprobar la primera vez que pasó por allí. Alzó la vista al cielo, y rezó en su interior para que aquello saliese bien. Porque la verdad es que no se le ocurría otra forma de regresar al Palacio. Aunque dudaba que Yasmín siguiese por esa zona, por lo que era cuestión de tiempo que tuviese que alejarse de ese sitio.

«Y ahora... Aladdín.»

Durante los primeros momentos Saeko se mostró convencida, segura de sí misma, pensaba que si Aladdín trabajaba con la Guardia no sería complicado localizarle si prestaba atención a los soldados. ¿Iría vestido como ellos, o como una persona normal? No tenía ni idea, pero estaba segura de que cuando lo tuviese delante estaría segura de que era él.

Aun así la búsqueda no resultó nada sencilla. Las calles estaban a rebosar y sumados los problemas y los robos a plena luz del día, se volvía más complicada. Saeko miraba con detenimiento a todos los hombres que se cruzaban por su camino, lo cual le costó más de un disgusto a mitad de camino porque cayó en la cuenta de que quizá podía resultar sospechosa. Fue cuestión de tiempo que su cuerpo se terminara resintiendo. Cansada por la falta de agua y el agobio que llevaba encima, se detuvo un momento, y se decidió finalmente por preguntarle al soldado más cercano.

Perdone, ¿sabe dónde se encuentra Aladdín? Necesito informarle de algo, es urgente. —Se intentó mostrar concisa, no tenía tiempo que perder. ¿Dónde andaría ya Yasmín?

El guardia sin embargo no aportó mucha información útil, aparte de que Aladdín debía andar por allí. Sí, claro, pero ella ya llevaba un rato buscando sin éxito alguno. Agradeció la ayuda del hombre y se separó, hasta un rincón bajo la sombra. Por un momento pensó en abandonar, en buscar la manera de regresar con Lyn y Malik, y buscar un modo de volver a empezar.

«Pero no puedo abandonarla.»

Ahora que sabía que Aladdín andaba por allí cerca más empeño tenía que poner. Y siguiendo un extraño pasadizo, que más que extraño le parecía oculto o discreto, se internó a través de él.

Quizá fue el destino, cosa de suerte o simple constancia, pero se terminó encontrando con el chico en cuestión. Se trataba de Aladdín, y no iba vestido como alguien propio de la realeza, sino como un chico humilde y sencillo. Entonces recordó por qué lo valoraba tanto.

Saeko dio un par de pasos por la casa, observando con curiosidad la decoración, los planos y las notas que tenía por allí. Después se acercó a Aladdín, como si tuviese toda la confianza del mundo con él. Porque la tenían, ¿no?

Aladdín —avisó, todavía desde una distancia prudente—, soy Saeko. Me comentaron que trabajabas con la Guardia, pero no ha sido fácil encontrarte.

Aladdín sin embargo parecía tan cansado que dudaba que le fuese a responder, así que se puso a su altura y se sentó a su lado. Pensó cómo decirle acerca de la situación de Yasmín, y llegó a la conclusión de que tenía que decir la verdad, tal y como había sucedido todo.

¿Cómo te ha ido todo desde entonces? ¿Y Genio? —prefirió preguntar primero por su vida, y por aquel ser azul mágico de la lámpara. Esperó a que respondiera, si quería, y luego continuó—. Han pasado muchas cosas, Aladdín. Han... han secuestrado a Yasmín. Te buscaba por eso. Necesitamos tu ayuda para poder encontrarla.

Imaginó que el chico no iba a tomárselo con calma, lo más probable es que se pusiera nervioso, dispuesto a encontrarla cuanto antes. Saeko se puso en pie y se adentró en la casa.

»Pero no sé si se la han llevado al desierto, o si la tendrán en la ciudad. ¿Crees que podríamos usar la alfombra de la última vez para atravesar la tormenta? —luego recapacitó. Recordó cómo los Guardias se estaban tomando el secuestro de Yasmín en Palacio, y se dijo que la gente no podía pagar por culpa de un ridículo payaso—. El culpable no pertenece a Agrabah, Aladdín. Tú se lo puedes decir a la guardia, ¿verdad? Si hay una revuelta...

Dejó la frase en el aire, intentando darle a entender a Aladdín lo que quería. Puede que eso fuese justo lo que querían los Villanos Finales: causar todavía más desconcierto en la población y tenerlos en la palma de su mano. Por un momento le resultó perturbador haber podido llegar a esa conclusión, pero sentía que estaba también acostumbrada, pues llevaba una temporada viviendo cosas muy duras. Ahora bien, que el chico de Agrabah aceptara o no su ayuda... Deseó que estuviese dispuesto a colaborar.

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Creo que no hace falta decirlo, pero Saeko acompañará a Aladdín allá a donde vaya si decide ayudar xD
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Re: [Agrabah] La leyenda del rey Salomón

Notapor Denna » Lun Feb 01, 2016 8:57 pm

No parece que te fuese muy bien buscando esos secretos.

Antes de marcharse, Saeko clavó sus ojos azules en mí y compuse una mueca de desagrado. La ironía era notable. Y también la falta de tacto. Pero no repliqué, aunque tuviera ganas; ya sabía que no serviría de nada.

Ni se te ocurra ir sola ni ser temeraria —añadió entonces—. Le podrías dar un disgusto a alguien.

Parpadeé, sorprendida. ¿Eso era... preocupación?

G-gracias, Saeko. —Miré de reojo a Nanashi en busca de algún tipo de censura y luego añadí—. Buena suerte. Ve con cuidado tú también, ¡y estate atenta al móvil por si acaso!

«No le demos más motivos a Nanashi para enfadarse...» pensé, correspondiendo a la despedida de la chica.

Qué extraordinaria podía llegar a ser la gente de Tierra de Partida. La Maestra no se opuso a la decisión de Saeko de separarse y optó por acompañarme. Aunque me moría de ganas de preguntarle por qué le tenía tanta manía a la chica —ni con Malik ni con Lyn se había mostrado tan hostil— decidí que con una puñalada ya había tenido suficiente y callé. Mejor no tentar más a la suerte.

No tardamos mucho en dar con Saito, que salía de una extravagante tienda. Al menos uno estaba a salvo. Estiré el brazo para llamar su atención, pero en cuanto vi la cara de Nanashi, que parecía una tormenta de verano a punto de desatarse, me apresuré a hacerle señas para advertirle del peligro.

Al final, la bronca no fue para tanto. El principal problema eran Lyn y Malik, de los cuales no había ni rastro.

Deberíamos ir a la posada y rentar una habitación para todos. Podríamos utilizarla como punto de encuentro, creo que esta misión va a ser larga —indicó la Maestra.

Asentí, entre frustrada y apenada. Sólo habrá que investigar, dijeron. Todo va a salir bien, dijeron.

Tenemos que mantenernos atentos a la tormenta de arena, en cuanto amaine saldremos con los Gliders hasta las ruinas. El Sultán me ha dado su ubicación, aunque mientras tanto nuestra prioridad es encontrar a la Princesa Yasmín.

Sólo es hacer un poco de reconocimiento, ¿qué podría pa..? Espera, ¿qué? ¿Había oído bien? ¿Teníamos que intervenir por la princesita?

Normalmente —añadió Nanashi, anticipándoseme— eso sería algo ajeno a nosotros, pero ésta vez han sido los Villanos Finales los que la han secuestrado, probablemente para provocar una guerra civil, por tanto... Es nuestra responsabilidad organizar una misión de rescate y traerla de vuelta sana y salva. —Sus ojos se endurecieron—. Que quieran crear una guerra civil solo puede significar una cosa: Desean sembrar oscuridad en los corazones de la gente, eso hará que nazcan muchos más sincorazón... Y se verán mucho más atraídos.

Bufé. Me parecía una chorrada de excusa. Bueno, en realidad, era la norma de “no intervenir” lo que me parecía una chorrada en general. Quién se la había inventado debía de ser alguien muy, muy amargado.

No me atrevía a protestar ante Nanashi, así que, en vez de eso, le pregunté algo que me rondaba la cabeza desde hacía rato:

Pero ¿qué ganan convirtiendo a la gente en Sincorazón? Quiero decir... los Sincorazón no están del lado de nadie, y esos Villanos Finales siguen siendo humanos, ¿no les preocupa morir a sus manos? ¿O acaso tienen alguna forma de controlarlos? ¿Para qué?

No tenía mucho sentido. Sólo esperaba que las mías no fuesen esa clase de preguntas tontas de las que te informan el primer día y Nanashi me echara la bronca.

Dejé que la Maestra pasara delante y ralenticé el paso para quedar al lado de Saito.

Hola. ¿Cómo ha ido? —Sonreí—. ¿Te has enterado de algo interesante? A mí me han contado una historia...

***


La habitación que Nanashi había alquilado era muy grande y espaciosa. No por nada estábamos en la zona rica de Agrabah. No perdió el tiempo; con movimientos elegantes y rápidos, limpió una mesa y extendió un mapa gigantesco de lo que parecía ser la ciudad. Parecía que Nanashi se conocía muy bien el mundo, a juzgar por la precisión con la que señalaba diferentes lugares con agujas. Acerqué una silla para ver mejor y presté toda mi atención.

Bien, vamos a intentar descubrir donde los Villanos Finales pueden estar. Si buscan crear una guerra una cosa es segura, la llevarían a un lugar que de ser encontrado provocaría una cantidad de bajas enorme.

Eso sería en la zona de clase media. Aquí sólo hay unos pocos —aventuré.

Debe estar en algún punto de este lugar. El mayor problema es que la zona de clase media es tres veces más grande que la zona rica, así mismo la zona pobre es casi cinco veces más grande que la zona de clase media. —¡Qué sorpresa! Gran trabajo, señor sultán, el pueblo está orgulloso...—. Los lugares posibles para mantenerla cautiva son casi ilimitados, y se nos acaba el tiempo. ¿Tenéis alguna idea o algo que os haya llamado la atención hasta ahora?

Observé el mapa. Me costaba un poco ubicar las agujas con los lugares que había visitado: sólo me orientaba por el palacio, las murallas, y lo que recordaba. Pero había uno en particular que reconocí al instante —era imposible olvidarlo.

El campamento —musité—. Dios mío. La habrán llevado al campamento, ¡es el único sitio dónde toda esta gente puede pasar la noche! Si estáis en lo cierto, Maestra, ahí es adónde se dirigen.

De ser así, contábamos con cierta ventaja. Alguien les habría visto, seguro. Todo el mundo conocía la cara de la princesa (o eso esperaba), y ese Kefka tampoco pasaba desapercibido, precisamente.

Pero era un sitio muy obvio. Demasiado. Busqué a Nanashi con la mirada, pidiéndole ayuda en silencio.

Quizás sea una trampa. Pero creo que vale la pena intentarlo. Además, Saeko también está por la zona, habría que avisarla, por lo menos —añadí con timidez.

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Nananananana, ¡cacho post~! *huye*

Celeste se dirige al campamento. A ser posible, con Nanashi consentidme, que soy la peque del grupo(?).
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Re: [Agrabah] La leyenda del rey Salomón

Notapor Tanis » Mar Feb 02, 2016 2:57 am

No importó cuanto apretara el paso, Malik perdió de vista a Lyn en cuestión de segundos. La velocidad de la maestra era muy superior, aunque el aprendiz no lograba discernir qué demonios había o estaba pasando para que ella de repente hubiera decidido largarse a toda prisa de allí. Aún así no fue difícil seguir sus pasos, ya que Malik se encontró con un camino de destrozos importante. Apretó el paso al ver las marcas de garras en las paredes y se temió lo peor.

«Vamos, maestra, eres más fuerte que esto», pensó mientras se adentraba en los callejones.

Frenó en seco al encontrarse con el fin del rastro, y con Lyn, al final de un callejón en el que también se encontraba un hombre de pelo plateado, rodeado de esferas luminosas, que Malik no conocía. De alguna manera, el individuo no le dio muy buena espina y se acercó poco a poco a espaldas de su maestra, alerta. A la vez se fijó en que se había hecho más alta, más musculada, que sus rasgos se habían asalvajado y que una capa de pelo le recubría el cuerpo. Desvió la vista hacia las manos, descubriendo las garras y tragó saliva.

¿Maestra... ? —llamó en voz baja.

La única respuesta que obtuvo fue un gruñido amenazador, ininteligible, que hizo que Malik tuviera que aguantarse las ganas de retroceder un par de pasos. Al volver a mirar al desconocido, se fijó en que en la mano tenía el frasco de medicina que Lyn le había enseñado antes, y Malik frunció el ceño

¡Anda! Pero si el aprendiz también ha venido

Malik contempló con fría indiferencia su burlona reverencia y se adelantó lo suficiente como para colocarse a la vera de Lyn y un poco por delante de ella, a pesar de que aparentar protegerla era un poco raro dado que ella estaba tan... transformada.

¿Quién eres, qué quieres? —preguntó de forma seca.

No he venido a mataros, no me gustaría mancharme las manos de sangre, de eso se encarga Kefka. Mi nombre es Kuja, miembro del magnífico grupo que llamáis los "Villanos Finales".

«... Mierda».

Antes de que pudiera siquiera invocar la Llave-Espada, sintió y vio el salto de Lyn a una velocidad impresionante, para contemplar a velocidad aún más impresionante el contraataque de Kuja.

¡Maestra!

De un Impulso se deslizó hacia Lyn y trató de atraparla antes de que cayera, pero su movimiento no fue lo suficientemente rápido y su maestra aplastó un montón de barriles que se encontraban en el callejón. El aullido le rompió el corazón a Malik, más que asustarlo y colocándose como escudo humano frente a Lyn, invocó su Llave y apuntó con ella a Kuja en además defensivo. Apretó la empuñadura de su arma con fuerza, notando que le temblaban los dedos. La última vez que se había enfrentado a un Villano Final casi le habían matado, y no podía negar que no le continuaban dando miedo, pero ahora era más fuerte que antes y vendería cara su piel si tenía que pelear por defender a su maestra. Recordó que Kuja acababa de decir que no iba a matarlos, pero Malik no se fió.

No tenía pensado salir aún en escena, la verdad, pero no pude evitarlo. Adoro las situaciones interesantes... Y escuché vuestra conversación. Era algo demasiado dramático, digno de ser interpretado.

>>Al fin y al cabo hoy hay Luna Llena... ¿Podréis detener a vuestra Maestra? ¿Podréis luchar contra ella? ¿O por el contrario dejaréis que sacie su alma primitiva dejándola a sus anchas por la ciudad hasta que despierte sobre una montaña de cadáveres cuando la luna se oculte?

La risa de Kuja le atravesó como si fuera una lanza y de nuevo se obligó a no lanzarse encima como un perro rabioso.

Capullo hijo de puta... —masculló Malik entre dientes.

Se echó levemente hacia atrás al ver que lanzaba algo hacia ellos, pero en cuanto se dio cuenta de que no le alcanzaba a él, se volvió hacia Lyn y bajó su arma. Entonces vio el destello de las monedas de plata y oyó el siseo de la carne y los aullidos de dolor de Lyn como si fueran cuchillos también hincados en la carne.

Espero que deis un buen espectáculo antes de que la tormenta cese.

De forma instantánea, sin pararse a mirar a Kuja, Malik desinvocó la Llave y se medio arrodilló junto a su maestra. Le quitó las monedas y se las guardó, al tiempo que veía cómo su aspecto recobraba la normalidad. Luego la levantó en vilo, en brazos, y la llevó al otro lado del callejón, dónde él se sentó contra la pared con ella en el regazo.

¿Maestra? —llamó Malik de nuevo, esta vez más atemorizado por la vida de Lyn y menos por la suya propia. Tocó su frente y le apartó el pelo. Su maestra estaba inconsciente, les había atacado un Villano Final, estaban alejados del resto del grupo y no tenían la medicina contra la licantropía. Malik se sintió hundido—... ¿Lyn?

«¿Y ahora qué hago?, ¿qué puedo hacer, maestra? Por favor, dímelo... Dime qué tengo que hacer». Sintió cómo le empezaban a picar los ojos y se le emborronaba la vista. No solía llorar fácil, pero... Hacía dos años aquella mujer le había hecho su aprendiz porque había visto algo bueno en él, allí, en esa misma ciudad, y le había apartado de un camino de desazón y oscuridad, y ahora la tenía moribunda en los brazos, perdido en las callejuelas de Agrabah, sin saber si había más Villanos Finales andaban rondando por ahí o si Kuja cambiaría de idea y volvería para rematarles. Malik se tragó las lágrimas no supo cómo y se recordó que era un Caballero y que no podía derrumbarse y echarse a lloriquear. Él no era así, y aquel no era el peor golpe que había recibido en su vida.

«No pasa nada, maestra, voy a arreglar esto, lo prometo».

Nervioso, colocó la palma de la mano sobre las quemaduras de las monedas y ejecutó un pequeño hechizo de Cura, esperando que sirviese para sanar las heridas. Sin embargo el hechizo no debía ser suficiente, porque las marcas no desaparecieron, aunque sí que reanimó a Lyn.

Malik...

Malik cabeceó y esbozó una pequeña sonrisa.

Aquí estoy, maestra.

Sabía que le daría instrucciones, pero él ya tenía sus propias prioridades. Por supuesto, la idea de su maestra era sólo el primer paso de su plan.

Debemos reunirnos con los demás ahora. Tenemos que... Informar de esto.

Malik asintió de nuevo y se quedó apoyado contra el muro, sin soltarla. Estaba tan débil que si lo hacía, temía que no pudiera siquiera levantar la cabeza. Perdidos como estaban, alejados incluso del puesto de aquel comerciante y de Saito, Malik se palpó la faltriquera del cinturón y extrajo el teléfono móvil. Vio entonces la llamada perdida de Nanashi y se temió también que algo les hubiera pasado a los demás. Marcó el número de la maestra y esperó a la contestación mientras pensaba qué hacer.

Lyn no estaba en condiciones de seguir, no ya de pelear. Tenía que dejarla en algún sitio seguro, lejos de los ojos y oídos de los Villanos Finales, pero salvo su propia y antigua casa no se le ocurría ninguno. Y llevarla allí supondría dar demasiadas explicaciones luego. No, mejor un lugar anónimo. Luego estaba el asunto de la Luna Llena. Y Kuja... Malik sabía que por mucho que le hubiera gustado perseguirle, lo primero era cuidar de Lyn, y asegurarse de que por la noche no se haría daño, ni haría daño a nadie.

«Quizá ese mercader sepa de algún objeto... ».

Maestra Nanashi —dijo en cuanto la maestra cogiera la llamada—. Siento no haber contestado antes, a la Maestra Lyn y a mí nos ha atacado un Villano Final llamado Kuja. Le ha robado la medicina contra su... enfermedad y debilitado hasta el punto de no poder moverse. Voy a llevarla con usted...

«... y luego iré a buscar algo con lo que defenderla de sí misma cuando anochezca».

Sin querer Malik pensó en las monedas de plata que tenía en el bolsillo. En cuanto Nanashi le diera las indicaciones para reunirse con ella, Malik colgaría, guardaría el teléfono y, cargando a Lyn firmemente en brazos, se dirigiría hacia allí.

Está bien, maestra... —murmuró de camino—. Irá bien, no voy a dejar que te pase nada, ¿de acuerdo?

Entonces, mientras avanzaba, se fijó en la posición del sol y chasqueó la lengua. Todavía quedaban horas de luz, pero...

¿Tendría un respiro?

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Malik lleva a Lyn con Nanashi para buscar un sitio seguro donde dejarla luego, ergo se reúnen con los demás.
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Re: [Agrabah] La leyenda del rey Salomón

Notapor Sombra » Vie Feb 05, 2016 11:17 am

Saeko


Aladdín, soy Saeko. Me comentaron que trabajabas con la Guardia, pero no ha sido fácil encontrarte.

Pese a su aparente agotamiento, Aladdin se giró y le dedicó una brillante sonrisa a la aprendiza al reconocer a la mujer que había aparecido en su casa. El hombre se levantó de un salto y levantó sus manos como si estuviese diciendo algo similar a "¡Quién te ha visto y quien te ve!"

¡Saeko! No esperaba verte hoy —admitió con alegría.

¿Cómo te ha ido todo desde entonces? ¿Y Genio?

Oh, bueno... Podría ser mejor, para ganarme la mano de Yasmín quiero causarle una buena impresión al Sultán, por lo que he estado ayudando a la guardia real... Todo iba bien, hasta que hace unas pocas semanas se levantó esa tormenta de arena que nos ha convertido en prisioneros de nuestra propia ciudad —explicó bajando los hombros apenado, pero fue solo durante unos instantes. El jovial muchacho lanzó una mirada a Saeko cómplice—. Bueno, y Genio... Dijo que se iba a algo llamado "Los Oscar" a robarle el suyo a un tal Di Caprio, aunque nada, ya sabes como es... Si estuviese aquí ya habría solucionado esto. Espero que no tarde mucho más, pero tampoco quiero depender de él para siempre.

Aladdín soltó un sonoro suspiro e hizo ademán de ir a preguntarle cosas a Saeko también, sin embargo la aprendiza se adelantó.

Han pasado muchas cosas, Aladdín. Han... han secuestrado a Yasmín. Te buscaba por eso. Necesitamos tu ayuda para poder encontrarla.

¿¡Qué han qué!? —gritó el hombre con los ojos como platos mientras su rostro moreno se volvía pálido como un fantasma.

Saeko debería leer algún libro llamado "Como dar malas noticias para Dummies", o algo así.

Aladdín empezó a caminar apresuradamente hacia la salida, sin embargo la aprendiza se interpuso en su camino con aire conciliador.

Pero no sé si se la han llevado al desierto, o si la tendrán en la ciudad. ¿Crees que podríamos usar la alfombra de la última vez para atravesar la tormenta?

¡No! —negó con la cabeza—. Ya lo he intentado, Alfombra no vuela lo suficientemente alto. Vamos, tenemos que encontrarla YA.

. El culpable no pertenece a Agrabah, Aladdín. Tú se lo puedes decir a la guardia, ¿verdad? Si hay una revuelta...

¿Qué? ¿Una revuelta?

Aladdín dedujo lo que pensarían en aquel momento todos los ricos y miembros de la Guadia, al fin y al cabo él había vivido gran parte de su vida en la zona pobre. Sabía que los primeros afectados serían los habitantes más pobres... Y si se trataba del secuestro de la princesa no tendrían escrúpulos en acabar con cualquier cosa que les hiciese perder el tiempo más de un segundo.

El hombre empezó a correr saliendo de la casa y subiendo a los tejados de los edificios ya que era más fácil pasar saltando de uno a otro (gracias a que todas las casas estaban muy juntas y a alturas similares) que atravesando las calles llenas de gente. La aprendiza no tuvo problemas para seguirlo.

Bien, tendremos que ir al Cuartel de La Guardia y dar esta información. Al menos no creerán que los habitantes menos favorecidos tienen algo que ver.

>>¿Tienes alguna pista de a donde han podido llevar a Yasmín?

Preguntó a medio camino de la puerta a la zona rica. Saeko podía responder sin ningún problema cuando a lo lejos la aprendiza pudo ver a una persona de cabello plateado volando por el aire con la ayuda de unas esferas de luz que giraban a gran velocidad a su alrededor. Parecía dirigirse hacia la zona pobre. Estaba muy lejos, por lo que sería imposible alcanzarle o seguirle (iba muy rápido y la puerta hacia la zona pobre había sido fuertemente fortificada en las últimas horas, al parecer)

Gracias a Aladdín, la aprendiza pudo volver a la zona rica sin contratiempos y no tardaron en dirigirse hacia el Cuartel General. Lo más probable era que el hombre quisiese hablar con algún superior suyo, sería lo normal en aquel caso.

El pobre muchacho parecía desesperado, su voz temblaba y parecía "algo" más torpe. ¿Quizás estaba recordando viejos sucesos?

Malik


El aprendiz cargó a Lyn, que soltó un quejido de dolor en cuanto fue levantada por el hombre. Malik no tardó en utilizar su teléfono para hacer una llamada necesaria en aquel instante, al fin y al cabo la propia Lyn lo había dicho. Debían reunirse con todos, ahora que sabía que los Villanos Finales estaban presentes en el mundo... No era demasiado descabellado pensar que podrían estar tratando de planear algo muy gordo.

La llamada fue contestada por la seca voz de Nanashi. No parecía que le hubiese hecho mucha gracia que hubiesen ignorado su llamada.

Maestra Nanashi. Siento no haber contestado antes, a la Maestra Lyn y a mí nos ha atacado un Villano Final llamado Kuja. Le ha robado la medicina contra su... enfermedad y debilitado hasta el punto de no poder moverse. Voy a llevarla con usted...

Nanashi no contestó al momento, sino que permaneció unos instantes en un sepulcral silencio, uno muy tenso.

Estamos en un hotel llamado "Joya del Desierto", no queda muy lejos del Mercado. Está en frente de una plaza con un campo con varias palmeras y una fuente en el centro.

La descripción era suficiente para el aprendiz, era un hotel muy famoso (de hecho, con decir el nombre Malik ya conocería aquel hotel, aunque fuese de oídas) y la mayoría de mercaderes que tenían éxito (como los que dominaban la venta de aceite y telas exóticas) solían alojarse allí los días que trabajaban en la ciudad. Aquel hotel tenía todo tipo de comodidades; baños, sala de relajación (o dicho de otro modo; un prostíbulo), un restaurante... Un lugar hecho para hombres de negocios con mucho dinero, básicamente. No muchas mujeres podrían conseguir una habitación allí. Nanashi, la Dama de Hierro parecía conseguir siempre lo que quería.

Cuando Malik llegó a la entrada del hotel no tardó en encontrarse a la Maestra, que había estado esperando allí por él. Para evitar sospechas, la elegante mujer permitió que Malik cargase a Lyn mientras exclamaba que se había excedido con la bebida y que no estaba bien que hiciese que su marido tuviese que llevarla en brazos. Una actuación sobervia que convenció al excéptico recepcionista, al que no parecía hacerle mucha gracia el numerito de Lyn y Malik.

Más tarde, Malik se enteró que Nanashi había inventado toda una historia sobre ellos para que pudiesen alojarse allí sin problemas. Lyn y Nanashi eran mujeres de Malik, mientras que Celeste y Saito eran hijos de Nanashi y Malik. El aprendiz tenía una hija más (Saeko) y su madre era la propia Lyn. Viendo las edades de todos no parecía muy creíble... Pero el recepcionista no había insistido ni había querido decir abiertamente que no les creía, por lo que no hubo problemas a mayores... Simplemente tendrían que jugar un poco a la "familia feliz" mientras estuviesen en el hotel. ¡Viva la poligamia!

Saito y Celeste


Pero ¿qué ganan convirtiendo a la gente en Sincorazón? Quiero decir... los Sincorazón no están del lado de nadie, y esos Villanos Finales siguen siendo humanos, ¿no les preocupa morir a sus manos? ¿O acaso tienen alguna forma de controlarlos? ¿Para qué?

Es una teoría, y no todos los Villanos Finales son humanos, Celeste —siseó Nanashi con rabia contenida, no por la pregunta en sí, sino porque parecía tener a alguien en mente—. Mateus Palamecia, líder de los Villanos Finales sin ir más lejos podría ser lo que conocemos como sincorazón con apariencia humana.

¿Sincorazón con apariencia humana? Seguro que a Celeste aquello le sonaba de algo.

>>También está Scarmiogle; un no-muerto. Hay más, pero no estamos seguros de lo que son exactamente.

Nanashi meditó como continuar su pequeña lección.

Los sincorazón pueden controlarse, pero en la mayor parte de los casos acaba la cosa muy mal —continuó hablando tras una breve pausa más seria de lo normal... Posiblemente recordando a Aaron—. Se necesita una cierta afinidad con la magia afín a oscuridad para tener posibilidad de controlarlos, además de una alta disciplina y fuerza de voluntad para que tu corazón no acabe siendo pasto de ellos. Otro requisito es ser muy poderoso.

>>El Maestro Ryota es un claro ejemplo de poseer dominio sobre sincorazón. Su simple presencia en Bastión Hueco es suficiente para evitar que los sincorazón entren en el castillo para atacarnos.

Nanashi no explicó ninguna otra cosa más, ya lo había dicho todo con aquello, por lo que el grupo continuó su marcha hacia el hotel.

***


Dios mío. La habrán llevado al campamento, ¡es el único sitio dónde toda esta gente puede pasar la noche! Si estáis en lo cierto, Maestra, ahí es adónde se dirigen.

La teoría de Celeste hizo que Nanashi meditase muy seriamente aquella posibilidad con notable preocupación en su rostro. Se mordió el labio pensativa y se cruzó de brazos clavando sus ojos en el mapa.

Quizás sea una trampa. Pero creo que vale la pena intentarlo. Además, Saeko también está por la zona, habría que avisarla, por lo menos

Nanashi no pudo contestar al instante, puesto que el zumbido de un teléfono móvil recibiendo una llamada les interrumpió. Nanashi cogió el teléfono, por la conversación podían deducir que hablaba con Malik... Y parecía grave por el tono de voz de la Maestra. La mujer dio indicaciones de como se llegaba al hotel y guardó el teléfono tras colgar.

Quedaos aquí hasta que vuelva con Malik y Lyn. No sé si necesitaré vuestra ayuda. —No dio más explicaciones. Nanashi salió de la habitación del hotel dejándolos solos durante un buen rato.

Quizás podían recordar el numerito de la recepción antes, cuando Nanashi había alquilado aquella habitación. En aquel numerito Nanashi se había presentado como una de las dos esposas de Malik (si no fuera por eso el recepcionista no habría querido alquilarle la habitación), que vendría en breve con su otra mujer; Lyn. Celeste y Saito eran hermanos e hijos de la unión entre Nanashi y Malik, mientras que Saeko era hija de Lyn y Malik. No podían negar que tenía su gracia.

Saeko


Aladdín no se detuvo ni a descansar un momento haciendo todo el camino por la zona rica a toda prisa. Saeko por fortuna no era una novatilla, por lo que pudo resistir sin problema alguno al joven.

El lugar en cuestión, el Cuartel de la Guardia Real (lo más parecido a un ejército de Agrabah) era un edificio construído cerca, muy cerca del palacio y no tenía ninguna pérdida para llegar. Gracias a eso y al acelerado ritmo que llevaban apenas tardaron quince minutos en llegar hasta allí atravesando todo el barrio rico.

Una vez dentro del cuartel, Saeko reconoció al "jefe" de los guardias. Seguramente había ascendido de posición en el último año... Se trataba del mismo guardia que había apalizado a Saito en su momento.

¡Capitán! ¡Debe detener el registro en la zona de clase media de inmediato o habrá una masacre! —exclamó jadeando Aladdín—. No han sido habitantes de Agrabah los que secuestraron a Yasmín.

El hombretón frunció el ceño e hizo gárgaras con su saliba justo antes de escupir al suelo dejando una flema asquerosa con misteriosos tropezones verdes.

¿Cómo dices? —rugió el hombre de forma imponente.

Ella sabe más que nosotros sobre los secuestradores —señaló a Saeko—. Puede darnos información que no tenemos y que nos pueden llevar a su paradero directamente.

El capitán se acercó a Saeko y la revisó de arriba a abajo con una mirada de repulsión, aunque eso no evitó que no se le escapase una sonrisa chulita y con unas intenciones no muy agradables para la chica. Sin embargo, el capitán frunció el ceño dejando atrás sus miradas lascivas y clavó su mirada llena de furia hacia Saeko.

¡Los extranjeros no dais más que problemas! —espetó sin venir a cuento golpeando con su puño una mesa que usaba a modo de escritorio—. Te tendré vigilada, rata.

>>¿Y bien? ¿Qué puedes aportarnos?

¿Pretendía de verdad que Saeko les ayudase insultándola? ¡Qué agradecido y agradable era!

Malik, Celeste y Saito


El grupo se reunió en la habitación del hotel dejando a Lyn acostada en una de las camas descansando.

La licantropía es una enfermedad misteriosa —comentó Nanashi mientras trataba las heridas de Lyn con un hunguento para las quemaduras, que al parecer era lo único que la ayudaría en aquel momento—. Se transmite por herencia sanguinea, aunque también se puede adquirir por recibir el mordisco de un licántropo, aunque las posibilidades de que eso ocurra no son demasiado altas... Porque normalmente esas personas acaban muertas desangradas antes de que el virus se active en sus cuerpos.

>>Una de las peculiaridades de esta enfermdad es que hay muchas variantes de licántropo. Los hay cuyos rasgos solo salen a la luz durante la Luna Llena, mientras que el tipo de Lyn mantiene una cierta tendencia a mantener rasgos animales en todo momento y que se acrecentan cuando se alteran por algo. Aunque haya variantes todos tienen un punto en común; su debilidad. Todos los licántropos tienen una especie de exagerada reacción alérgica a la plata. Cuando entran en contacto con ella en su forma de lobo, el efecto no es muy distinto al de un humano que toca un metal al rojo vivo.

Nanashi terminó de echar aquella especie de crema azulada sobre la piel de la mujer que había entrado en contacto con las monedas.

Otra peculiaridad es que los hombres lobo se regeneran a un ritmo asombroso, pero esa habilidad se elimina tras tocar plata... También la magia curativa deja de funcionar en ellos, por lo que da igual que se utilicen pociones, magias... O lo que sea que pueda sanar heridas de forma instantanea. No funcionará. Las heridas producidas por la plata solo sanarán como las de una persona ajena a la magia o objetos curativos.

La Maestra clavó la mirada en los tres aprendices con un semblante sombrío.

Como sabréis, esta noche hay Luna Llena —dijo de pronto—. Todo lo que os acabo de decir ha sido para poneros al tanto de que esta noche, Lyn no será Lyn. Será La Bestia. Quiero que todos estéis preparados para lo que pueda ocurrir. Debemos buscar una manera de controlarla sin herirla. Usar plata contra ella será la última carta que utilizaremos si es necesario, pero también sería la "carta" ganadora.

Tras aquello, el grupo de aprendices empezó a ponerse manos a la obra. Nanashi dejó a Lyn una nota pidiéndole que no saliese de la habitación mientras se juntaba con Celeste para ir al campamento de la zona de clase media. Por otro lado, Saito se aproximó a Malik para ofrecerle ir con él para investigar la zona de la muralla. El hombre era libre de aceptar o no ir con el muchacho, quedarse con Lyn o ir a cualquier otra zona (incluyendo acompañar a Nanashi y Celeste).

Saito (¿y Malik?)


Las murallas se alzaban imponentes e infranqueables frente a él. El muro era alto, del mismo material del que estaban construidos los edificios en apariencia. Algunas partes estaban en mal estado.

El aprendiz siguió pasando por la zona del muro. Cada doscientos metros había un guardia vigilando con rostro pétreo. Sin embargo, el aprendiz se dio cuenta de que al final de la calle había un boquete en el muro que daba al exterior de la ciudad. ¿En serio había algo así en la zona rica?

El agujero estaba más o menos cubierto con una barricada de tablones y cajas, aunque para Saito no supondría ningún esfuerzo apartar aquellas cosas y pasar en dirección al desierto.

Si el aprendiz decidía ignorar el boquete se encontraría con que no muy lejos de allí había una pequeña tienda de lona de tela púrpura y detalles dorados, le recordaría a un puesto de una vidente, o algo así.

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¿Qué haría el aprendiz?

Celeste


Salir a la zona de clase media no resultó un problema excepto unas miradas un tanto cabreadas por parte de los guardias, como si pensasen que si salían de allí era porque no tramaban nada nuevo.

No tardaron en llegar al campamento demasiado, pues se levantaba en toda la calle principal (la más amplia). En un principio al menos no verían nada raro, la gente hacía su vida con relativa tranquilidad, la mayoría ignorando por completo el secuestro de la princesa. Lo más probable era que a los habitantes de Agrabah les diese igual la muchacha.

Las dos mujeres acabaron llegando a una de las plazas que se utilizaban como bazar normalmente, ahora los puestos eran casas improvisadas, y toda la gente se aglomeraba como una marabunta. Era verdaderamente difícil moverse por allí y tanto Nanashi como Celeste recibieron algún que otro empujón.

De pronto, unos gritos estallaron desde algún punto del campamento, y toda la gente empezó a correr asustada arrastrando y separando a Celeste y a Nanashi. Aquello no impidió que no siguiesen sabiendo donde estaba la una de la otra (destacaban mucho por mucho que vistiesen ropas acordes al mundo). Lo único que la Maestra y la aprendiza pudieron ver fue un corazón rodeado de penumbras ascender hacia el cielo, y que llegado a un punto fue consumido por un portal de oscuridad. En su lugar apareció un sincorazón que tenía la apariencia de un bandido. Había otro más con él.

La gente se había apartado rápido haciendo una zona en la que tanto la Maestra como la aprendiza pudiesen luchar con cierta libertad.

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Pero el problema vino cuando otros cinco portales de oscuridad aparecieron mostrando otros sincorazón.

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Sin embargo, cuando ambas mujeres estuvieron a punto de comenzar a luchar una daga se clavó en la cabeza de uno de los grandullones bandidos, que fue eliminado haciendo que un corazón "vacío" (señal de que el corazón no había sido liberado) voló hacia el cielo.

La guerrera se juntó con las otras dos mujeres y les hizo un gesto de complicidad.

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Badra—se presentó la mujer, que portaba dos dagas gemelas.

Su atuendo consistía en un velo negro que cubría su rostro, una armadura de cuero y una capa de viaje enorme. Parecía saber pelear bastante bien por su forma de moverse.

Sé quienes sois, portadores. Os ayudaré.

Pero no era tiempo para hablar más del tema, los sincorazón empezaron a preparar sus ataques.

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El combate contra los sincorazón NO es demasiado importante. Puedes narrar como Celeste pelea contra ellos (no tendréis problemas para eliminarlos), cuando acabes el combate puedes preguntarle cosas a Badra.


Lista de ubicaciones conocidas ahora mismo:

Zona Rica
-Centro Comercial (Tienda de oro del Mercader) (Mercader)
-Mansión del Mercader (???)
-Hotel La Joya del Desierto(Base de los portadores) (Lyn, ¿Malik?)
-Callejones (___)
-Palacio [Inaccesible ahora] (Sultán)
-Murallas (Grieta del muro, casa de la vidente)(Saito)
-Cuartel de la guardia (Saeko, Aladdín)

Zona clase media [Los que vayan a esta zona lo tendrán MUY difícil para volver a la zona de los ricos]
-Casa de Aladdín (___)
-Callejones (???)
-Pozo (???)
-Calle del Mercado (___)
-Campamento de los pobres (Celeste, Nanashi, Badra)

Zona clase pobre [Imposible acceder]
-Bazar (???)
-Puerta al desierto (???)
-Antiguo puesto del Mercader (???)

Desierto [Imposible acceder con la tormenta de arena]
-Desierto (???)
-Ruinas (???)


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