[Agrabah] La leyenda del rey Salomón

Participantes: Celeste, Saeko. Extras: Malik, Saito

Aquí es donde verdaderamente vas a trazar el rumbo de tus acciones, donde vas a determinar tu destino, donde va a escribirse tu historia

Moderadores: Suzume Mizuno, Denna, Astro

Re: [Agrabah] La leyenda del rey Salomón

Notapor Denna » Vie Feb 12, 2016 12:19 am

El zumbido del teléfono de Nanashi acabó con un silencio cargado de tensión. Se trataba de Malik. Su voz distorsionada apenas me llegaba desde el otro lado de la línea; sólo capté algunas palabras sueltas y preocupantes por su parte: Lyn, atacado, enfermedad.

Estamos en un hotel llamado "Joya del Desierto", no queda muy lejos del Mercado. Está en frente de una plaza con un campo con varias palmeras y una fuente en el centro —le comunicó Nanashi.

»Quedaos aquí hasta que vuelva con Malik y Lyn. —La Maestra finalizó la llamada y se dirigió a grandes zancadas hacia la puerta—. No sé si necesitaré vuestra ayuda.

Antes de que alguno pudiera preguntar a qué se refería, pero, ya se había ido.

Me levanté de la silla y me estiré. Despacio, avancé hacia la ventana. Di media vuelta. El único sonido era el de mis pies al pasear y el de mis pensamientos.

Así que —dije al final, harta del silencio— ahora somos hermanos, ¿eh? Ya decía yo que nos parecíamos demasiado como para ser sólo tu prima. —Hice tamborilear los dedos sobre la mesa, con cuidado de que ninguna aguja se desprendiera—. ¿Qué hacías en esa tienda, por cierto? ¿Comprando algo para una chica especial?

Escuché con atención. Luego, cuando me preguntó por la herida, me limité a sonreír ampliamente:

Oh, ¿eso? Un cortecito de nada. Un par de Curas y listo, ya ves. El tal Kefka estaba más centrado en llevarse a la princesa que en mí o en Saeko —expliqué. Bajé la mirada, entonces. Quizás él pudiera contármelo... Mejor que Nanashi, seguro—. Oye, Saito, ¿qué ocurre con esa chica? Sé que es de Tierra de Partida y, no sé, supongo que hay tensiones todavía, pero... no sé, tanto Nanashi cómo tú estáis un poco... quisquillosos con ella.

La puerta se abrió de repente descubriendo a Nanashi y a Malik, que cargaba con una inconsciente Maestra Lyn. Me levanté enseguida y ahogué un grito al ver a esta última.

¡Dios mío! ¿Qué le ha pasado?

Nanashi se dirigió hacia la mujer, que ahora yacía en una de las camas, dispuesta a tratar esas horribles quemaduras.

La licantropía es una enfermedad misteriosa —dijo sin más—. Se transmite por herencia sanguinea, aunque también se puede adquirir por recibir el mordisco de un licántropo, aunque las posibilidades de que eso ocurra no son demasiado altas... Porque normalmente esas personas acaban muertas desangradas antes de que el virus se active en sus cuerpos.

Miré a mis compañeros sin comprender. ¿De qué estaba hablando?

La Maestra nos lo explicó todo —o eso quería pensar yo—. Por lo que entendí, Lyn era uno de esos licántropos; las heridas las había causado la plata, su mayor debilidad, que impedía que la magia curativa y las pociones funcionaran en ella. Esa licantropía suya, fuera lo que fuera exactamente, era lo que le daba a la joven Maestra aspecto y habilidades animales. Parecía una especie de enfermedad, pero... ¿Para qué nos contaba todo eso? ¿Por qué ahora y no antes?

La respuesta no se hizo esperar. Y, para variar, no era de las bonitas.

Como sabréis, esta noche hay Luna Llena. Todo lo que os acabo de decir ha sido para poneros al tanto de que esta noche, Lyn no será Lyn. Será La Bestia. Quiero que todos estéis preparados para lo que pueda ocurrir. Debemos buscar una manera de controlarla sin herirla. Usar plata contra ella será la última carta que utilizaremos si es necesario, pero también sería la "carta" ganadora.

La habitación volvió a sumirse en un tenso silencio, alterado únicamente por las respiraciones de la mujer lobo.

***


No me di cuenta del poco tiempo que nos quedaba hasta que salimos de La Joya del Desierto. El tiempo era extraño en Agrabah, pero el sol ya no parecía tan abrasador ni el viento tan sofocante. La noche estaba al caer, y con ella se alzaría la Bestia.

Intentaba no juzgar muy duramente a la gente de Tierra de Partida, pero el caso de Lyn era distinto. Esa mujer bien podría matarnos a todos esa misma noche. Quizás a algún inocente. ¿A qué jugaba arriesgándose a venir a una misión? ¿Teníamos que pagar nosotros que Tierra de Partida no supiese cuidar de ella? No quería pensar que así era, pero...

Me llevé un codazo y gruñí una maldición. Había mucha, muchísima gente. Ante la llegada de la puesta de sol todo el mundo se apresuraba para tener un techo bajo el que dormir y las calles se habían convertido en un remolino de pisotones, golpes y empujones. Si el frío era tan extremo como Nanashi había dicho, no me extrañaba.

Un grito atravesó el aire. Apenas tuve tiempo de ver un portal de oscuridad antes de que el caos se apoderara de las calles y la gente echara a correr. Perdí de vista a Nanashi un segundo, y entonces me percaté de lo mucho que destacaba la Maestra en un lugar como aquel. Éramos tan fáciles de reconocer como el propio Kefka.

Me abrí paso hasta el origen de los chillidos, ahora vacío tras la huida de los ciudadanos.

Bueno... no exactamente.

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Aproveché la confusión para invocar las dagas. La gente se había ido, pero no me atrevía a usar la Llave Espada por si acaso. Por suerte, sólo había dos y tenía a Nanashi a mi lado; tampoco parecían demasiado fuertes.

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¿Es que una no puede ni pensar en paz? —Bufé y me puse en guardia. Siete Sincorazón me parecían mucho, y para colmo no sabía nada sobre ellos. ¿Y Nanashi..?

Retrocedí un poco hasta quedar por detrás de ella. Le cubriría las espaldas —o lo intentaría—, suponiendo que podría encargarse sola de la mayoría. Al contrario que yo. Los nuevos parecían bastante fuertes y resistentes.

Tragué saliva y me dispuse a atacar a los pequeños cuando una daga se clavó con fuerza en la cabeza de uno de los Sincorazón más grandes. Lo eliminó al acto, dejándome boquiabierta.

Pero el golpe no provenía de parte de la Maestra.

Badra. —La guerrera, cubierta por un velo oscuro, nos saludó con un gesto seco y se unió a nosotras. El acero de sus dagas relució mortífero bajo el sol—. Sé quienes sois, portadores. Os ayudaré.

Busqué la aceptación de Nanashi. Luego asentí y me abalancé sobre mis objetivos.

***


Parece que te debemos una, Badra. Muchas gracias.

Entre las tres (o, dicho de otra forma, entre Nanashi y Badra y algún que otro golpe certero por mi parte) habíamos acabado con todos los Sincorazón en un abrir y cerrar de ojos. Habíamos tenido suerte, mucha suerte de que nos encontrara.

Quizás demasiada suerte.

¿De qué conoces la Orden? No todos los días nos encontramos con alguien que sepa quiénes somos —le conté mientras me acercaba a ella. Empleé un tono despreocupado, admirado, que ocultara mi desconfianza. Si no se había quitado el velo, le pediría que lo hiciera como muestra de buena fe.

Esperé a que contestara para asentir.

Yo me llamo Celeste. Soy Aprendiz. —No especifiqué de qué bando. Dejé que Nanashi se presentara sola; quizás las respuestas de la mujer no la convencían y quería utilizar un nombre falso—. Oye, Badra, quizás puedas ayudarnos. Estamos buscando a alguien: un hombre blanco de altura media, delgado y rubio. Viste con ropas de colores y lleva maquillaje, pero quizás se haya cambiado desde que le vimos por última vez. Podría ir acompañado de una chica joven. ¿Te suena de algo?

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Denna
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Re: [Agrabah] La leyenda del rey Salomón

Notapor Tsuna » Vie Feb 12, 2016 2:49 am

Saeko escuchó con paciencia e interés la historia de Aladdín. Le contó que para ganarse la confianza del Sultán necesitaba trabajar duro, sin necesidad de deseos ni lámparas maravillosas esta vez. Como siempre, no dejaba de sorprenderle esa actitud tan sincera, fuerte y humilde. Ella era consciente de que respetaba a Aladdín por algo desde su primer encuentro en la última misión, sus palabras no hicieron otra cosa que confirmarle lo que ya sentía. Saeko asintió con la cabeza, esbozando una sonrisa tranquila, y pasó a escuchar sobre Genio, el místico ente azul que había sido esclavizado por Yafar la última vez.

El que podía conceder los deseos.

Entiendo. —comentó cuando Aladdín finalizó.

Seguía sin entender dónde se hallaba el ser de la lámpara mágica pero una cosa sí era verdad: de estar allí podría haber evaporado la tormenta de arena con solo desearlo, y eso que, según el propio chico, llevaba ya semanas azotando la ciudad del desierto. Más o menos desde el incidente en el Castillo del Olvido, calculó ella.

A continuación, y con lo que eso suponía, Saeko optó por decirle las cosas tal y como habían sucedido a Aladdín, sobre el secuestro de Yasmín. Por unos instantes se le pasó por la cabeza que la Guardia ya le hubiese informado, pero no se trataba del caso. No obstante se negaba a dejar todo allí, así que le preguntó sobre una forma de atravesar la tormenta, mantenía la esperanza de que la Alfombra mágica pudiese hacerlo...

¡No! —exclamó Aladdín con desesperación. Saeko pegó un respingo en el sitio—. Ya lo he intentado, Alfombra no vuela lo suficientemente alto. Vamos, tenemos que encontrarla YA.

Aladdín se movió hacia la salida de su hogar, mientras que Saeko se mantuvo en el interior de la casa. Todavía había algo que la inquietaba por dentro: la posibilidad de que tomaran a los ciudadanos como culpables cuando era todo lo contrario.

¿Qué? ¿Una revuelta?

Saeko dejó la reflexión en el aire, tal y como había hecho. Él lo podría saber mejor que nadie y por lo que había visto en el castillo al salir ella también lo imaginaba, se iba a desatar algo terrible en Agrabah; debían impedirlo. Sin mediar palabra Aladdín optó por salir desde el tejado, saltando a la siguiente azotea que encontró. Saeko se cubrió de nuevo la cabeza con la capucha, después saltó sobre la siguiente azotea, siguiendo a Aladdín como buenamente podía. No tenía idea de a dónde podría ir, pero no iba a perderlo de vista. Saltaron, corrieron, y volvieron a saltar, era toda una suerte que las casas estuviesen tan cerca las unas de las otras.

¿Y cuál es el plan?

Bien, tendremos que ir al Cuartel de La Guardia y dar esta información. Al menos no creerán que los habitantes menos favorecidos tienen algo que ver.

>>¿Tienes alguna pista de a donde han podido llevar a Yasmín?

No, ya te dije antes que podía estar en el desierto o... —justo en ese momento Saeko vio en la lejanía algo volando a toda prisa. Destacó por su cabello plateado que brillaba como un fuerte destello gracias a la luz del sol. ¿De qué le sonaba aquel personaje?—. Dudo que hayan podido salir de la ciudad con esta tormenta encima.

Tuvo la suerte de verlo aquel día en Ciudad de Paso, acompañado irónicamente por el mismo payaso que la sorprendió en palacio y por un grupo de aldeanos asustados, tras derrotar al gigante blanco controlado por Dex Rain. Al menos era la única persona con cabello plateado que conocía y era capaz de volar. ¿Casualidad? Lo dudaba mucho, seguro que era el mismo.

«Un Villano Final.»

Saeko pasó el resto del tiempo corriendo detrás de Aladdín hasta que alcanzaron la zona rica, donde horas atrás había estado. Por el camino se percató de que las puertas hacia la zona pobre, donde la misión había dado comienzo, estaban cerradas y con extrema vigilancia. Le preocupaba que la Guardia llegara demasiado lejos con el secuestro de la princesa, no tenían tiempo que perder.

Estaba demasiado concentrada resistiendo el calor y el esfuerzo de la carrera como para fijarse en los torpes movimientos de Aladdín, en cuyo caso se lo atribuyó a la falta de resistencia. No todos los días se pegaba semejante carrera, que ambos lograran mantener el ritmo le resultaba asombroso. Tampoco pasó desapercibida la exquisita decoración y la relajante sensación que suponía pasear por ese sitio de nuevo.

El mencionado cuartel no dejaba mucho que desear, sin embargo. Era un edificio ubicado casi al lado del palacio que Saeko había visto de pasada muchas veces, pero que había ignorado por completo hasta ese momento. Entró por allí dentro detrás de Aladdín, se quitó la capucha y respiró tranquila, con el rostro empapado de sudor. Al instante le llegó un fuerte olor a hombre que la incomodó un poco.

¡Capitán! ¡Debe detener el registro en la zona de clase media de inmediato o habrá una masacre! —Saeko le prestó atención de inmediato—. No han sido habitantes de Agrabah los que secuestraron a Yasmín.

¿Cómo dices? —preguntó, con una voz tan profunda que más que un hombre parecía una bestia.

Ella sabe más que nosotros sobre los secuestradores. Puede darnos información que no tenemos y que nos pueden llevar a su paradero directamente.

Por la forma en la que Aladdín se dirigió al capitán imaginó que el chico no tenía un rango lo suficiente alto como para ordenar a nadie, eso era algo con lo que no contaba su plan. Dependían ahora del humor de aquel capitán tan ejemplar, que escupió al suelo sin reparo algo que Saeko prefirió no ver. Ella se mantuvo seria, tensa, y para nada vacilante. Tenía que conseguir el visto bueno de aquel tipo sin armar escándalo, le sonaba su cara y recordaba que era el mismo que le clavó la lanza a Saito la última vez. Sabía con quién estaba tratando, y tenía que poner todos sus medios para conseguir su atención.

La vida de Yasmín dependía de ella.

Pero tampoco estaba dispuesta a dejarse maltratar por un cerdo. Cuando la miró de aquella manera Saeko alzó una ceja con chulería, retándole a que intentara lo que pretendía.

¡Los extranjeros no dais más que problemas! Te tendré vigilada, rata.

Saeko bajó la vista en un intento de asimilar que estaba tratando con un auténtico cerdo maleducado. Pero necesitaba su aprobación así que se tragó su orgullo y su autoestima para caerle en gracia. A veces se daba un poco de asco.

>>¿Y bien? ¿Qué puedes aportarnos?

Saeko ya tenía una idea de lo que contar, y en todo caso no le quedaría otra que mentir, como hacía siempre. Aquello ya formaba parte de su vida cotidiana como Caballero.

Como usted bien dice soy extranjera. Vi al secuestrador escapando de palacio con la princesa, le puedo asegurar que no viene de este reino, pues en el nuestro también nos causan problemas y están buscados por la ley —sí, aquello estaba quedando de fábula. Luego dio un paso adelante—. Dudo que por la tormenta hayan podido escapar. Lo cual me lleva a pensar que se encuentran en la zona más pobre de la ciudad. Estoy dispuesta a ir yo misma, sé defenderme —y eso iba con segundas para el capitán también—. Ofreceré ayuda a sus hombres si hace falta, es posible que utilicen a esos monstruos para esconderse. Ya lo han hecho otras veces.

Miró a Aladdín por unos momentos buscando su apoyo, después desvió la vista al capitán. Se mantuvo seria y firme, no iba a dejar que aquel hombre la acobardara. Su intención estaba clara: ir acompañada por Aladdín y varios soldados a la zona pobre en busca de los Villanos Finales. Si la Guardia ponía sus ojos sobre esa zona estaba segura de que los terminarían acorralando.

Ahora bien, todo dependía del humor de aquel hombre. Si se negaba ella intentaría mantenerse junto a Aladdín, y si le daba por encerrarla sin motivos —sabiendo como era todo podía ser posible—, no ofrecería resistencia alguna. No quería problemas con la Guardia de Agrabah.

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Espero que haya suerte xD
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Re: [Agrabah] La leyenda del rey Salomón

Notapor H.S Sora » Vie Feb 12, 2016 10:29 pm

Era preciosa. No era lo que buscaba, pero si hubiese venido a por una verdadera joya aquella hubiese sido la que me hubiese llevado sin lugar a dudas, lo que costase daba igual. Era un diamante dorado, tan pulido y limpio que era capaz de ver al Mercader mientras me lo mostraba... me podía imaginar la reacción de muchas mujeres al ver una joya de aquel calibre.

Se dice que es el diamante más grande del mundo, se le conoce como el Golden Jubilee y fue encontrado en otro reino. Tiene tanto valor que podrían comprarse países enteros e iniciar guerras por él.

¿Y cómo explicas que tengas tú este Golden Jubilee?...

Había hecho bien en preguntarle por su mejor joya, a pesar de no haber abierto la caja fuerte que a mí me interesaba. Además del Golden, solo tenía una gran llave y una hoja de papel, ¿por qué se había tomado la molestia de hacer a propósito una caja fuerte teniendo la otra que incluso tenía clave? Aquel extraño hombrecillo estaba rodeado por cada vez más misterios.

Está a la venta por solo quince mil novecientos ochenta y cinco trillones cuatrocientos venticinco mil cuatrocientos sesenta y seis mil trescientos cuatenta y cuatro billones cuarenta y cinco mil millones y novecientos noventa y nueve mil novesientos novienta y nueve platines. Un precio minúsculo comparado con su valor real.

Asentí. A pesar de que no había acabado de entender la cuantiosa suma, me quedó claro que ni vendiendo un riñón sería capaz de conseguir la mitad. Dudaba que en aquel mundo mucha gente pudiese pagar semejante precio, tan solo se me ocurría la gente de Palacio y algún que otro mercader con tantos platines en el bolsillo como el que tenía delante.

A pesar de todo, no había conseguido que abriese su caja fuerte para mí... una lástima, aunque una cosa estaba clara. Fuese o no la famosa lámpara lo que había dentro tenía poder mágico, puesto que ahora que llevaba más rato podía notar aquel pulso de energía que solo había conocido de manera similar en dos entes: el Genio y cuando Yafar se transformó.

Volví a notar un sudor frío, la mera idea de que el visir estuviese tan cerca —aunque fuese estando encerrado— me era aterradora e inconcebible. Y si no era él, aquello merecía ser investigado de todos modos.

Comprendo que no lleva dicha suma de dinero encima... Pero podemos discutir en mi mansión si lo desea esta noche. Su senior y usted serán bienvenidos para cenar y neguiosiar la forma de pago.

Por supuesto —asentí—, no sé si el señor podrá venir... pero en todo caso volveré a venir en su representación.

Tras aquella breve conversación, fui acompañado hacia la parte normal de la tienda. Tal y como me imaginaba, el Mercader se quedó receloso cerca de la entrada; no pude evitar sonreír, y es que era normal que tras haberme enseñado donde escondía aquella joya quisiese asegurarse de que nadie más iba a husmear

Vengan si lo disean esta nochie y podremos serrar el trato.

Así será, cuente con ello.

Todavía no estaba seguro de si iría, puesto que tendría que comentarlo con todo el grupo, pero en el mejor de los casos conseguiría que el mercader estuviese antes en su casa y dejase la tienda, que supuse que en algún momento debía de cerrar. Aunque si guardaba algo como la lámpara en la caja fuerte, dudaba que la dejase desprotegida toda la noche.

Ya tendría tiempo de pensarlo, ahora lo importante era averiguar a dónde se habían ido todos, y es que al salir de la tienda había descubierto que no había ni rastro de Malik o la Maestra Lyn. Enarqué una ceja, cuando el teléfono que llevaba encima empezó a vibrar repetidas veces. Con cuidado de que nadie me viese, procedí a ver que era todo aquello que me estaba llegando ahora, supuse que a causa de no tener cobertura... y empalidecí de golpe.

Varias llamadas perdidas y un mensaje de texto, todo de parte de la Maestra Nanashi.

Los Villanos Finales han aparecido. Han secuestrado a la princesa Yasmín y han atacado a Celeste (ya está bien).

El Villano Final en cuestión se llama Kefka, podrás reconocerlo por su cabello rubio, su maquillaje y su vestimenta (similar a un payaso o un bufón). Ten cuidado y llámame en cuanto puedas o si tienes cualquier problema.

Ni Lyn ni Malik contestan el teléfono. ¿Sabes algo?


Salí corriendo. Teléfono en mano mientras marcaba el número de la Maestra, en dirección al Palacio, el último lugar al que sabía que se habían dirigido.

***


No me habría alegrado nunca de ver tanto la expresión cabreada de Nanashi como hasta ese momento. La mujer se acercaba a mí a largas zancadas, manteniendo el gesto, yo por mi parte seguí corriendo hasta que nos encontramos. A pesar de que sabía la que se me venía encima no pude evitar suspirar con alivio al ver como Celeste estaba ahí, detrás de la Dama de Hierro.

Parecía estar bien, tal y como me había enunciado el mensaje de la Maestra, pero aún así no pude evitar un atisbo de culpabilidad. Si no la hubiese dejado sola...

Saito, ¿dónde están Lyn y Malik?

No lo sé, yo estaba investigando una tienda en la que he hecho varias averiguaciones, pero en la que no había cobertura... —Me defendí, para evitar que la Maestra me fulminase de un momento a otro—. Se suponía que ellos estarían aquí fuera. Acabo de salir, pero no me habían avisado de que se marcharían.

>>Quizá hayan ido a investigar por su cuenta, aunque la Maestra Lyn había insistido en todo lo contrario —Negué con la cabeza—. Todo esto es muy extraño.

Tras un breve momento de reflexión, Nanashi respondió:

Deberíamos ir a la posada y rentar una habitación para todos. Podríamos utilizarla como punto de encuentro, creo que esta misión va a ser larga.

>>Tenemos que mantenernos atentos a la tormenta de arena, en cuanto amaine saldremos con los Gliders hasta las ruinas. El Sultán me ha dado su ubicación, aunque mientras tanto nuestra prioridad es encontrar a la Princesa Yasmín. Normalmente eso sería algo ajeno a nosotros, pero ésta vez han sido los Villanos Finales los que la han secuestrado, probablemente para provocar una guerra civil, por tanto... Es nuestra responsabilidad organizar una misión de rescate y traerla de vuelta sana y salva. Que quieran crear una guerra civil solo puede significar una cosa: Desean sembrar oscuridad en los corazones de la gente, eso hará que nazcan muchos más sincorazón... Y se verán mucho más atraídos.

Asentí con aire distraído mientras intentaba asimilar todo aquello y no le quitaba los ojos de encima a Celeste. Seguía preocupado por ella, aunque la Maestra ya me hubiese confirmado que estaba bien; en cuanto nos dirigimos a la posada aproveché para poder hablar con ella.

Hola. ¿Cómo ha ido? —La sonrisa de mi amiga me rompió por dentro. Celeste aparentaba seguir igual, pero yo la había fallado, a ella y al Maestro Ryota.—. ¿Te has enterado de algo interesante? A mí me han contado una historia...

Musité una sincera disculpa, que la muchacha ignoró, ya fuese por no haberme escuchado o porque prefirió no concederle más importancia al asunto. El caso era que durante casi todo el camino, anduvo explicándome la fascinante historia que le habían contado acerca de aquellas ruinas en las que Saeko y yo ya habíamos estado en el pasado... eso, combinado con una rápida lección de Nanashi para Celeste sobre el control los Sincorazón.

Me mantuve meditabundo acerca de lo que las dos me habían contado. Tenía bastante en lo que reflexionar.


***


Me faltó poco para no reírme ante lo irónico de la situación. Con tal de poder alquilar aquella habitación la Maestra Nanashi había montado un espectáculo en el que todos fingíamos ser una bonita familia, en la que Malik resultaba ser el esposo de ambas Maestras y el resto éramos sus hijos ya fuese de una mujer o de la otra. Una familia “feliz”, nada más lejos de la realidad.

Una vez en la amplia habitación, Nanashi extendió un mapa gigantesco de Agrabah en el que empezó a clavar agujas a diestro y siniestro en algunos de los puntos más importantes de la enorme ciudad de arena.

Bien, vamos a intentar descubrir donde los Villanos Finales pueden estar. Si buscan crear una guerra una cosa es segura, la llevarían a un lugar que de ser encontrado provocaría una cantidad de bajas enorme.

>>Debe estar en algún punto de este lugar —planteó la Maestra, mientras señalaba la zona que contenía la parte de la zona media. Era un sitio enorme por el que buscar—. El mayor problema es que la zona de clase media es tres veces más grande que la zona rica, así mismo la zona pobre es casi cinco veces más grande que la zona de clase media. Los lugares posibles para mantenerla cautiva son casi ilimitados, y se nos acaba el tiempo. ¿Tenéis alguna idea o algo que os haya llamado la atención hasta ahora?

Dios mío. La habrán llevado al campamento, ¡es el único sitio dónde toda esta gente puede pasar la noche! Si estáis en lo cierto, Maestra, ahí es adónde se dirigen.

Dudo que sea solo eso... esas ruinas de las que me ha hablado Celeste las conozco. Creo que el objetivo de los Villanos finales va más allá. Deben querer usar la sangre real de la princesa para conseguir algún tipo de artefacto que pueda haber allí dentro, o algo mucho peor que no me quiero imaginar... aunque todo esto son suposiciones, claro.

Nanashi seguía pensando, por mi parte me mantuve a la espera.

Quizás sea una trampa. Pero creo que vale la pena intentarlo. Además, Saeko también está por la zona, habría que avisarla, por lo menos

Arqueé una ceja, pero en aquel momento el zumbido del teléfono de la Maestra me desconcentró por completo. Se trataba de Malik, o así lo entendí por la conversación... y la cosa no parecía haberles ido muy bien; la Maestra se limitó a darle instrucciones de como llegar al sitio en el que nos hospedábamos y a advertirnos antes de salir de la habitación en la que estábamos.

Quedaos aquí hasta que vuelva con Malik y Lyn. No sé si necesitaré vuestra ayuda.

Mi amiga se limitó a pasearse de un lado a otro de la habitación, yo por mi parte descansaba mientras me imaginaba que podría hacer con todo aquel asunto del Mercader. ¿Estaría bien pedirle a Malik que me acompañase? Era lo único que se me había ocurrido, la única persona suficientemente mayor como para pasar por un verdadero señor. La otra opción era ir solo a la cita, aunque en aquel caso era imposible prever cual sería la reacción de mi avaricioso amigo.

Así que ahora somos hermanos, ¿eh? —No pude evitar sonreír, al recordar aquello, ya iban dos veces en las que teníamos que fingir ser familia.— Ya decía yo que nos parecíamos demasiado como para ser sólo tu prima.

A este paso tendremos que dar la noticia a todo el Bastión —comenté, prosiguiendo con la broma— ¡Señores y señores, dejen paso porque aquí están los flamantes hermanos de Bastión Hueco!

¿Qué hacías en esa tienda, por cierto? ¿Comprando algo para una chica especial?

Me encogí de hombros con una sonrisa.

Resulta que no tenía dinero para comprar nada de esa tienda, aunque si que he obtenido información gratuita, y de la buena.

>>El propietario de esa tienda posee un objeto mágico. No lo he podido ver porque estaba en una caja fuerte pero reconozco esa clase de energía cuando la tengo delante. Y te puedo asegurar que algo así no debería estar al alcance de cualquiera... no sé como lo habrá conseguido, pero me he propuesto recuperarlo. Esta noche he quedado con él en su mansión para hablar sobre la compra de una joya espectacular.

>>>Aunque aún no sé como voy a hacerlo. Pero dicen que quién roba a un ladrón, tiene cien años de perdón, ¿no?


El silencio volvía a estar vigente y parecía no estar dispuesto a marcharse esta vez, por lo que no pude evitar preguntarle por lo que le había pasado. Aquello de lo que me haría responsable siempre por no haber seguido las indicaciones de Ryota.

Oh, ¿eso? —Seguía sonriendo a pesar de todo.— Un cortecito de nada. Un par de Curas y listo, ya ves. El tal Kefka estaba más centrado en llevarse a la princesa que en mí o en Saeko

>>Oye, Saito, ¿qué ocurre con esa chica? Sé que es de Tierra de Partida y, no sé, supongo que hay tensiones todavía, pero... no sé, tanto Nanashi cómo tú estáis un poco... quisquillosos con ella.

Abrí la boca y la volví a cerrar. En un principio pensaba que se refería a la princesa Yasmín, pero no. Supuse que era normal que se extrañase de mi comportamiento y del de Nanashi, pero no veía aquel lugar el más idóneo para contarle todo aquello. Incluso dudaba que quisiese hacerlo, no estaba preparado para ello. No todavía al menos.

Verás Celeste...

La puerta se abrió de golpe, descubriendo a mis perdidos compañeros.

¡Dios mío! ¿Qué le ha pasado?

La Maestra, inconsciente, estaba siendo cargada por Malik y confirmando de esta manera mis sospechas de que algo había pasado. La dejó descansando en una de las camas.

Por lo visto, nuestra misión original se complicaba todavía más.


***


Nanashi estaba cuidando de Lyn y aplicándole una especie de crema mientras nos ofrecía una clase particular sobre la enfermedad que padecía la Maestra. Según entendí, el único modo de padecerla era o bien por herencia sanguínea o por el mordisco de una de estas criaturas, a pesar de que esta última probabilidad no solía suceder con demasiado éxito.

Aquello me hizo plantearme de que tipo sería la Maestra Lyn, la cual seguía sin abrir los ojos; había podido comprobar que era del que siempre se encontraba con los rasgos animales activos, y tal y como seguía narrando Nanashi, que estos se acentuaban cuando se alteraba.

Lo que no sabía con demasiada certeza era que la plata les hacía un daño extremo, fuesen del tipo que fuesen. Nanashi había acabado de tratar las heridas que Lyn tenía, pero seguía sin saber a que venía contarnos todo aquello. En un principio supuse que era para distraerse mientras trataba a la herida... pero un mal presentimiento me hizo pensar que me equivocaba.

Otra peculiaridad es que los hombres lobo se regeneran a un ritmo asombroso, pero esa habilidad se elimina tras tocar plata... También la magia curativa deja de funcionar en ellos, por lo que da igual que se utilicen pociones, magias... O lo que sea que pueda sanar heridas de forma instantánea. No funcionará. Las heridas producidas por la plata solo sanarán como las de una persona ajena a la magia o objetos curativos.

La mirada que nos dirigió Nanashi acabó de quitarme cualquier esperanza posible.

Como sabréis, esta noche hay Luna Llena. Todo lo que os acabo de decir ha sido para poneros al tanto de que esta noche, Lyn no será Lyn. Será La Bestia. Quiero que todos estéis preparados para lo que pueda ocurrir. Debemos buscar una manera de controlarla sin herirla. Usar plata contra ella será la última carta que utilizaremos si es necesario, pero también sería la "carta" ganadora.

Asentí, despacio y algo pálido. Alguien debía haberle robado a la Maestra la medicina, alguien extremadamente fuerte porque de lo contrario dudaba que alguien normal se la pudiese arrebatar así como así.


Tras informar a Nanashi del asunto del Mercader y la lámpara, le pregunté a Malik si quería acompañarme a visitar la murallas, donde aprovecharía para ponerle al tanto de la situación en la que me había metido. Viniese o no, yo me marcharía, no sin antes despedirme de Celeste.

Ten más cuidado esta vez, por favor. No querría perder ahora a mi hermana.

No quiero perder a nadie más.


***


Las construcciones de Agrabah eran curiosas, al menos a mi parecer. O habían chabolas amontonadas unas encima de otras o se construían muros gigantescos que resultarían envidiables para otros mundos. Aún con todo algunas partes estaban más gastadas que otras, fruto del tiempo pasado que debió vivir la ciudad.

Al encontrarme con el primer guardia me sobresalté, recordando mi encuentro con aquel bastardo que me había apuñalado tiempo atrás por intentar defender al pueblo. Pero después de encontrarme con varios de ellos decidí no darle importancia, sobretodo tras hacer un importante descubrimiento: un boquete en uno de los muros.

Me acerqué, curioso, apartando todo lo que cubría aquel agujero. ¿Por qué no habían tapado algo así antes? Dudaba que fuese por recursos, quizá nadie supiese de aquel recóndito espacio que daba al exterior.

Me encogí de hombros, dispuesto a investigar. Si Malik había venido conmigo, le contaría todo del Mercader y le propondría que me acompañase más tarde y preferiría no separarnos por lo que si se decidía a avanzar volvería a tapar aquello y le acompañaría.

Fuese como fuese no debía quedar mucho para que llegase la noche.

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Saito se va a descubrir mundo(?) A no ser que Malik le acompañe y decida avanzar ^^
Edit: Por motivos de colores uwu
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Muchas grácias por el avatar Mepi ^^
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Re: [Agrabah] La leyenda del rey Salomón

Notapor Tanis » Sab Feb 13, 2016 1:41 am

Malik encontró el camino hacia el hotel gracias a las indicaciones de Nanashi y cargó en silencio con su maestra sin atender a las posibles miradas extrañadas de los transeúntes con los que se cruzara. Recordó el haber pasado por delante de aquel establecimiento alguna que otra vez en su vida pasada, sin haber necesitado entrar. Cuando lo hizo se empapó del lujo y la opulencia, como hacía mucho tiempo que no lo hacía.

Sin embargo su preocupación seguía siendo mayor y aunque le asombró que Nanashi hubiera podido conseguir habitación en un sitio como ese, cuando le contó la excusa asintió y le extrañó menos. Por supuesto, tuvo que hacer una gran interpretación de cómo una de sus esposas había bebido demasiado a pesar de que era obvio que el gerente no se tragaba ninguna palabra. Como el dinero era lo que cerraba más bocas, Malik pasó por alto las malas caras y se concentró en Lyn y en dejarla a salvo por fin.

Una vez dejó a Lyn en una de las camas de la habitación del hotel, Malik se quedó sentado en el borde de la que estaba frente a la de su maestra, callado y pensativo, mientras Nanashi explicaba cosas que él ya sabía. El ungüento de Nanashi parecía ser lo único efectivo con Lyn para curar las quemaduras que le había hecho la plata. Con la voz y las palabras de Nanashi de fondo, Malik se dedicó a pensar a toda velocidad en todas y cada una de las posibilidades que tenían para mantener a Lyn a raya. Sin la medicina, cuando llegara la noche y la Luna Llena saliera, ella se transformaría en una Bestia y correría la sangre si no podían detenerla.

«Usar plata la destrozaría, no puedo hacerle más daño... ».

Malik se mordió ligeramente el labio inferior y cerró las manos en puños sobre el regazo. Tenía la vista fija en Lyn, pero casi como si no la estuviera mirando. Nanashi no hizo más que confirmar su idea, de usar plata sólo si era la última opción, si no le quedaba más remedio. Aun así no estaba seguro de que fuera a poder, sentía el peso de las monedas de plata de Kuja en el bolsillo, y mientras los demás se movían ya para ponerse manos a la obra, Malik se quedó todavía quieto en su sitio, como una estatua. Observó el gesto de Nanashi, de dejarle una nota a Lyn, y rechazó la oferta de Saito de ir con él a las murallas.

«Lo siento, Saito, pero tengo que hacer algo más importante», pensó al verle marchar.

Esperó a que todo el grupo saliera de la habitación antes de levantarse del borde de la cama donde había estado sentado todo el rato y se aproximó a Lyn, que reposaba en silencio, aparentemente mejor gracias al emplasto de Nanashi. Despacio se sentó en el borde de la cama de la maestra y la miró en silencio, preocupado.

Tenía que hacer algo.

No tenía tiempo de ir a ninguna parte antes de la noche, no tenía tiempo de irse de aventura en busca de ningún Villano Final. Sabía que si dejaba a Lyn allí, corrían el riesgo de que pasara lo peor cuando se alzara la luna. No podía dejar que Lyn se hiciese daño ni que hiciera daño a nadie inocente, de modo que...

«Sólo me queda encerrarla en un sitio dónde sepa que va a quedarse dentro».

Y sólo se le ocurría un lugar en Agrabah que cumpliera ese requisito. Malik cogió la nota de Nanashi y escribió una propia en la parte de atrás: «He llevado a Lyn al Cuartel. Allí no podrá hacer daño a nadie. Malik».

Dejó el trozo de papel convenientemente a la vista para que Nanashi pudiera verlo si regresaba y volvió a alzar a Lyn en brazos. Haría caso omiso de lo que cualquiera que se cruzase en su camino pudiera decirle y saldría por la puerta principal, rumbo al Cuartel de la Guardia de la ciudad. Si conseguía hacer que metieran a Lyn en una celda y le pusieran grilletes quizá existía una posibilidad de que cuando se transformarse, se quedara allí metida.

La cosa ahora era... ¿qué iba a decirle a los guardias? Estando Lyn tan débil no tenía sentido inventarse el cuento de la ladrona, porque siendo así ellos no la tratarían precisamente bien y no podía permitir que sufriera más daño. Por suerte, Malik llevaba años acostumbrado a hacer ciertas cosas que en esa ocasión podían resultar beneficiosas. Cuando llegara al Cuartel se acercaría al primer guardia que viera y se plantaría delante de él, serio, no del mejor de los humores, y le diría:

Quiero dejar a esta mujer en una celda, una de las más profundas que tengáis, con cadenas y el más fuerte de los cepos, pero sin que sufra el menor daño. Vendré a buscarla por la mañana y aquí no habrá pasado nada, ¿de acuerdo?

Si le hacían cualquier pregunta, Malik no las contestaría, pero sí que usaría la baza del soborno si tenía que hacerlo, para que cumplieran con su petición y no hicieran más cuestiones incómodas. No le importaba gastarse lo que fuera, lo que fuera con tal de tener a Lyn a cubierto y a salvo.
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Re: [Agrabah] La leyenda del rey Salomón

Notapor Sombra » Mié Feb 17, 2016 12:52 am

Celeste


El combate fue corto, pero intenso. Nanashi y Badra eliminaron en un suspiro casi todos los sincorazón, dejando tan solo uno para Celeste, que pudo deshacerse de él con un par de golpes. Cuando todo se calmó, las tres mujeres pudieron reunirse. Nanashi la observaba con aires desconfiados, y era normal. Sobretodo si no sabían si se trataba en realidad de un Villano Final, lo cual era una fea posibilidad.

Parece que te debemos una, Badra. Muchas gracias.

No hay de qué —restó importancia. Bajo su ropa sonreía, aunque aquello no pudieron percibirlo ni la Maestra ni la aprendiz.

¿De qué conoces la Orden? No todos los días nos encontramos con alguien que sepa quiénes somos.

Sí, sin duda a ambas nos encantaría escuchar tu historia. —Nanashi arqueó una ceja esperando con los brazos cruzados una respuesta. La mujer no llegó a hacer desaparecer su llave espada por si las moscas.

Por supuesto, disculpad mis modales. Entiendo que no podéis hablar abiertamente sobre el tema y que no estéis acostumbrados a encontrar gente con conocimiento de vuestra orden —explicó con un tono dulce, pero firme.

>>Seguidme, por favor. Aquí llamamos mucho la atención.

Y era cierto, los habitantes de la ciudad empezaban a reunirse alrededor del improvisado campo de batalla. Badra las instó a seguirla por unos callejones perdiendo de vista a la multitud. Se internaron por un callejón hasta un pasadizo secreto tras unas alfombras colgadas en una pared que cubrían el acceso a una casa oscura y sin ventanas. La joven hizo aparecer en sus manos una bola de fuego mágica con la que encendió varias velas que les permitiese ver.

La casa estaba totalmente vacía a excepción de varios cojines en el suelo, era muy pequeña y lo único llamativo eran unas escaleras que daban a un segundo piso.

Badra se sentó en uno de los cojines e invitó a ambas mujeres a que tomasen asiento también. En el centro de ellas había una mesita baja con una taza de té y varios vasos de cobre que rellenó tras calentar con otro Piro. La misteriosa guerrera agarró el vaso, pero al ver que quemaba decidió esperar un poco para empezar a beberlo.

Soy Badra, guerrera de la tribu nómada de Nussim Alssahra —se presentó formalmente—. Mi padre fue quien me habló de todas las maravillas y horrores que moran más allá del cielo de Agrabah. Él vio muchas cosas fuera de éste mundo... Pero se enamoró de mi madre y me tuvieron a mí.

La mujer se retiró el turbante mostrando al fin su rostro.

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Se trataba de una mujer joven, debía rondar los veinti y muchos años rozando casi los treinta. Sus ojos eran de color avellana a juego con su cabello, recogido en una larga trenza que caía hasta su pecho. En su cabello llevaba una tiara dorada con aspecto de ser muy valiosa.

Mi padre me habló mucho de Tierra de Partida. Del mal que azotó vuestro castillo matando a todos los portadores... Excepto a tres. Mi padre es uno de esos tres supervivientes.

¿Ronin es tu...? —Nanashi se interrumpió—. No, entonces debes ser hija del Gran Maestro Rayim. —La expresión de la Maestra mostró su sorpresa.

Badra sonrió con dulzura, mirando a la Maestra y a la aprendiz como si viesen en ellas a su padre, o su legado.

Y ahora que yo me he presentado... ¿Puedo saber un poco de vosotras? —Badra bebió un poco del té, ahora que había enfriado un poco.

Si Celeste lo probaba se encontraría con que tenía un regustillo similar al de las regalices de gominola... Vamos, que estaba muy rico.

Yo me llamo Celeste. Soy Aprendiz.

Y yo soy la Maestra Nanashi.

Oye, Badra, quizás puedas ayudarnos. Estamos buscando a alguien: un hombre blanco de altura media, delgado y rubio. Viste con ropas de colores y lleva maquillaje, pero quizás se haya cambiado desde que le vimos por última vez. Podría ir acompañado de una chica joven. ¿Te suena de algo?

Sí, y si lo tuviese delante estaría muerto —respondió casi al instante sin siquiera pestañear—. Pero me temo que no sé nada de esa chica joven.

>>Antes de que empezase esta tormenta, nosotros los nómadas vivíamos en el desierto en paz. Sin embargo, apareció ese individuo que se hacía llamar Kefka acompañado de otro llamado Kuja. Buscaban algo en el desierto con lo que destruír Agrabah... Por desgracia, no pudimos evitarlo. Despertaron un sincorazón que nunca se había interesado por nosotros y lo enfurecieron desatando su maldición sobre todo el desierto.

Badra hizo una larga pausa para dar otro trago más al té.

Muchos murieron, y los que sobrevivimos nos refugiamos en la ciudad.

>>Ese sincorazón tiene un poder enorme y muy peligroso. Fue él quien levantó ésta tormenta... Y no terminará hasta que alguien acabe con él. Me alegra que hayáis venido, puesto que sé donde se encuentra y sois la única manera de eliminarlo para siempre. El problema es que la tormenta es demasiado fuerte para ir por medios normales.

Métodos normales sí... ¿Pero y un glider?

Pese a que la tormenta es constante, por la noche se vuelve más débil, aunque no lo suficiente como para sobrevivir fuera de la ciudad mucho tiempo. Al parecer, el frío del desierto vuelve más torpe a ese sincorazón.

Badra había llevado la conversación hacia donde ella quería. No sabía donde estaba Kefka, pero al menos habían descubierto que había una forma de detener la tormenta. Ahora bien, si aquel sincorazón era tan fuerte... ¿Iban a poder ellas tres solas?

Celeste podía sugerir lo que quisiese o preguntar más detalles, tras aquello Badra respondería y cuando se fuesen a ir la mujer agarraría las prendas de Nanashi con delicadeza.

Permitidme ir con vosotras, portadoras —pidió con aire suplicante—. No seré una carga, he sido entrenada por mi padre hasta que falleció, y he aprendido mucho. Conozco el desierto como la palma de mi mano. Permitidme vengar a mis amigos.

Nanashi asintió en silencio, aún algo sorprendida por la revelación de Badra sobre su lazo sanguineo con uno de los anteriores líderes de Tierra de Partida. Al parecer, Badra iba a ayudarles bastante.

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Badra conoce Agrabah muy bien, sobretodo en lo referente a pasadizos secretos y el desierto en sí. Si pasáis cerca de algo que vuestros personajes no verían normalmente os avisará.

Es un personaje con gran fuerza física, elasticidad, velocidad y reflejos. Su capacidad de lucha con dagas es rápida y eficaz. Sin embargo, su resistencia es muy baja. Pese a eso, el personaje es inmune a magia de Fuego y Hielo.

Badra es afín a Tierra, pero dispone también de habilidades de Fuego.

Podéis darle ordenes, (normalmente accederá gustosamente) siempre y cuando estén dentro de sus posibilidades o estén dentro de algo que ella sería capaz de hacer (moralmente, quiero decir). No la utilicéis como un peón o similar, ya que el personaje se negará a realizar cosas que la pongan directamente en peligro (vamos, que no la pongáis de escudo humano)

Celeste puede escoger ir a otra ubicación de la zona de clase media o pedirle a Badra que os lleve a la zona pobre.


Saeko


El hombretón meditó lo que Saeko había dicho mientras la miraba con cara de pocos amigos. Torció el gesto en una mueca de cansancio y cogió un papel y una pluma. Al cabo de unos segundos, el hombre se puso a escribir algo para finalmente guardarlo en una carta sellada con cera con un símbolo oficial de la guardia. Entregó el sobre a Aladín sin quitarle el ojo a la muchacha.

Entregad esta carta a los que estén apostados en la puerta al sur de aquí de la zona de Clase Media —escupió otra vez al suelo—. Es un permiso para que podáis explorar la zona pobre y os dejen pasar sin problema... Pero iréis bajo vuestra responsabilidad, ¿queda claro? No arriesgaré a mis hombres a una misión suicida con todos esos demonios negros por ahí, y menos teniendo en cuenta que es imposible que la princesa esté en ese lugar... La habrían visto.

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Esta parte que viene a continuación solo ocurre si Malik dona 1000 platines a la cuenta de Game Master. (Lo único que no cambiaría sería que te encuentras con Malik si o sí)


En ese momento, las puertas se abrieron dejando paso a un guardia esmirriado llevando prácticamente arrastras a una mujer joven que Saeko reconoció al instante; la Maestra Lyn. ¿Pero por qué estaba ahí?

Sin miramiento alguno, el guardia llevó a la mujer hacia el interior de la cárcel que había allí y que descendía a unos subterráneos de la ciudad que se utilizaban a modo de mazmorra.

Saeko no tuvo ocasión de seguir al guardia, puesto que llamaría demasiado la atención... Por tanto, salió del cuartel encontrándose a Malik.

Malik y Saeko


El guardia se mostró poco dispuesto a colaborar, al menos en un principio. Sus ojos se desviaron hacia la bolsa de platines que Malik portaba, y el sonido que producía parecía suficiente como para hipnotizar al hombre.

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Nota: Para que el soborno sea efectivo Malik tendrá que depositar 1000 platines en la cuenta de Game Master con el asunto "Soborno Leyendas de Salomón". De lo contrario, lo que pone a continuación no ocurrirá (sin contar el encuentro con Saeko, que ocurrirá si o sí.


De acuerdo —afirmó el guardia llevándose a Lyn, que apenas parecía consciente de lo que ocurría a su alrededor.

Nunca nadie la había visto tan vulnerable, dolía verla de aquella manera.

A los pocos segundos, Saeko salió del cuartel acompañada de un muchacho desconocido. Ambos podían hablar y ponerse al día, puesto que la ex-aprendiza de Bastión Hueco no conocía del todo la situación en la que se encontraban.

Ahora bien, tenían muchas opciones disponibles, entre la que se encontraba ir a los barrios pobres... También podían explorar la zona rica, aunque podían tener por seguro que poco más les faltaba por ver allí. ¿Quizás les merecía la pena comprobar un poco la zona de clase media? ¿O tal vez preferían llamar al resto para ir todos juntos? La decisión desde luego, era de ellos. Sin embargo, Saeko ya había decidido que iría si o sí al barrio pobre con Aladdín, pero aquellos que quisiesen ir debían decidirse ya. Al fin y al cabo, el permiso para ir a aquella zona solo era para los que estuviesen con Saeko en aquel momento.

Aladdín se presentaría ante Malik amistosamente (si éste decidía unirse a ellos), pero no era difícil ver que el hombre estaba verdaderamente desesperado por mucho que tratase de ocultarlo.

Saito


El boquete era pequeño, y estaba bien disimulado. Sin embargo era lo suficientemente grande como para que una persona adulta pudiese pasar sin demasiados contratiempos. En cuanto lo hizo, el aprendiz se encontró con que estaba fuera de la ciudad. La tormenta era fuerte, por lo que el aprendiz si no tenía gafas apenas podía ver más allá de su mano. El suelo era arenoso, por lo que costaba caminar.

Poco a poco, se fue dando cuenta de que estaba subiendo una pendiente, cada vez más dura. Si llevaba las gafas puestas se daría cuenta de que se trataba de una montaña.

Tras subir durante casi veinte minutos, el aprendiz dejaría de necesitar las gafas, puesto que la tormenta de arena quedaría algo más abajo, cubriendo toda la ciudad como una cúpula. Solo el castillo asomaba entre la nube de arena, todo lo demás era una infinidad de amarillo que se movía en forma de espiral... Como si fuese un huracán, incluso tenía su propio "ojo" a una gran distancia de allí.

Pero no era aquello lo único que vería allí arriba. Seguramente muy poca (o nadie) subía hasta allí, por lo que era muy posible que Saito fuese de los pocos que se encontrarían con aquellas extrañas construcciones.

Se trataba de unas ruinas bastante antiguas y en unas condiciones deplorables. Tenía varias columnas y unas escaleras que descendían a un camino sin salida con una amplia puerta de piedra con el dibujo en relieve de una cerradura sobre ella. El sol, que ya empezaba a ocultarse en el horizonte proyectaba su luz anaranjada sobre aquel lugar mostrando unas letras querezaban un nombre sobre la cerradura: Sultana Kamra, portadora de la espada legendaria y gran salvadora. Había también una referencia a unos años, pero aquella parte estaba demasiado mal como para ser capaz de leerse sin un equipo especializado... Algo que obviamente no tenía nadie allí.

Spoiler: Mostrar
La noche acecha el mundo. Saito puede intentar entrar a las ruinas o ir a la mansión del mercader. Solo podrá hacer una de las dos cosas, aunque siempre puede pedirle a alguien ayuda a través del teléfono (Maestra incluída)


Saeko ¿y Malik?


Los guardias no tardaron en apartarse para dejar entrar a Saeko y a Aladdín (y a Malik, si decidía ir) hacia el barrio pobre, y a su vez el más grande de todos. Buscar allí sería muy complicado, pero era donde tenían más posibilidades de encontrar una pista sobre el paradero de Yasmín, o al menos eso era lo que parecía.
Las vacías calles recibieron al grupo. Todas las voces y ajetreo que las demás zonas de la ciudad mostraban fueron calladas en el instante que el portón de las murallas se cerraron tras ellos. La amplia calle principal dejaba ver al menos un kilómetro de ciudad hasta el portón que separaba el desierto del resto de la gente. El cielo se veía mucho más grisáceo allí por culpa de la arena del ambiente. Los muros servían como una contención fantástica, pero no era una defensa perfecta contra las tormentas. Aquello era algo que ya habían notado, en algunas calles se apilaban montañas de arena que habían ido recogiendo, pero en el caso del barrio pobre (que llevaba bastante deshabitado) nadie había recogido la arena, por lo que cada paso resultaba más difícil que antes… Además, el calor brutal de la ciudad había bajado dejando a un extraño frescor. Las temperaturas estaban bajando considerablemente y a un ritmo agigantado.

Va a ser difícil guiarse a oscuras —comentó Aladdín haciendo referencia al cielo, que había ido haciéndose cada vez más oscuro… No solo porque la arena cubría en parte el sol, sino porque se empezaba a ocultar tras las montañas que había en la parte trasera del castillo, y aquello significaba que toda luz natural iba a desaparecer… A excepción de la Luna Llena, que haría su aparición en cuanto el sol se ocultase por completo.

Saeko y Malik podían preguntar cualquier cosa a Aladdín que pudiesen desear conocer sobre aquella parte de la ciudad, en cuyo caso les explicaría todas las posibilidades que tenían para empezar a investigar. Una cosa era clara… Allí no estaban solos. Mirasen donde mirasen verían pequeños puntos amarillos correteando a lo lejos o observándolos desde lo alto o interior de los edificios. Un paso en falso podía suponer que toda una horda de sincorazón se lanzase contra ellos, debían ser precavidos.

La próxima ronda caerá la noche sobre Agrabah por tanto...

-Lyn se convertirá en Mujer Lobo (ocurriría en la ronda siguiente a que se haga de noche… Vamos, en la ronda que toque después de la siguiente (MI EXPLICAR MUY BIEN))
-La tormenta de arena se hará más débil
-Saito (o cualquiera que vaya en su nombre) podrá ir a la casa del Mercader. Sin embargo, solo podrá ir hacia allí en la siguiente ronda. Si nadie va hacia allí en la próxima ronda se perderá la ruta, aunque ocurrirá igualmente sea lo que sea en paralelo a la trama... Lo cual tendrá consecuencias.


Lista de ubicaciones conocidas ahora mismo:

Zona Rica
-Centro Comercial (Tienda de oro del Mercader) (__)
-Mansión del Mercader (Mercader)
-Hotel La Joya del Desierto(Base de los portadores) (_)
-Callejones (___)
-Palacio [Inaccesible ahora] (Sultán)
-Murallas (Grieta del muro, casa de la vidente)(_)
-Cuartel de la guardia (Lyn (Calabozo))

Zona clase media [Los que vayan a esta zona lo tendrán MUY difícil para volver a la zona de los ricos]
-Casa de Aladdín (___)
-Callejones (___)
-Pozo (???)
-Calle del Mercado (___)
-Campamento de los pobres (___)
-Escondite de Badra (Celeste, Nanashi, Badra)

Zona clase pobre [Imposible acceder]
-Calle Principal (Saeko, Aladdín, ¿Malik?)
-Bazar (???)
-Puerta al desierto (???)
-Antiguo puesto del Mercader (???)
-Callejones (???)
-Plaza (???)
-Orfanato (???)

Desierto [Imposible adentrarse en el desierto (y por tanto acercarse a las ruinas)]
-Desierto (Ojo de la tormenta de Arena) (???)
-Ruinas (???)
-Montañas junto al palacio (Saito)

Fecha límite 21/02/2015
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Re: [Agrabah] La leyenda del rey Salomón

Notapor H.S Sora » Dom Feb 21, 2016 10:26 pm

Seguía sin saber cómo se les podía haber pasado a los guardias tapar un sitio así, que daba precisamente al exterior de la ciudad. ¿Acaso se habían pensado que tapándolo de cualquier manera estaría todo solucionado? Aunque bien mirado, si se trataba de la zona rica no había demasiados motivos que llevasen a una población caprichosa a querer abandonar su cómodo lugar...

¿Y si ese agujero lo han hecho los Villanos Finales?...

Aquel era uno de los primeros pensamientos que se me habían venido a la cabeza, antes de que la arena fuese a intentar dejarme ciego. Me puse las gafas lo mejor que pude con aquel caos y el viento arremolinando todavía más arena a mi alrededor; el suelo no era lo que se suele decir cómodo de pisar, y tenía la sensación de que en cualquier momento de mi irrefrenable avance acabaría cayendo en una especie de pozo arenoso del que tendría que salir en Glider después de combatir contra una maraña de escorpiones del desierto gigantes.

Pero nada de eso sucedió, al contrario. Al llevar un buen rato avanzando me percaté de que cada vez el camino se hacía más empinado, aquello había dejado de ser terreno llano desde hacía un buen rato. Y al dejar atrás la tormenta, pude apreciar mejor y confirmar que el sitio al que estaba accediendo sin saber todavía muy bien por qué era una montaña. La ciudad estaba envuelta en aquel manto de aire bailarín, que sometía bajo sus caprichos a toda aquella población aislada por los deseos de la madre naturaleza. Aunque tenía el presentimiento de que quizá aquella tormenta no era solo causa un factor natural...

Todos mis pensamientos se diluyeron al contemplar unas extrañas ruinas, y abrí los ojos como platos al recordar la historia que Celeste me había contado. ¿Se trataría del mismo lugar? Descendí por las escaleras, acariciando con cuidado algunas de las columnas que se me habían presentado en un estado algo dudoso. El camino llevaba a una puerta de piedra con un relieve en forma de cerradura dibujado, tracé su forma con el dedo índice y me quedé mirando como un pasmarote lleno de curiosidad. ¿Podría reaccionar aquello ante la Llave Espada? La última vez que había visto un dibujo similar había funcionado, pero con todo lo que había escuchado sobre aquel lugar no las tenía todas conmigo. ¿Y si aquellas ruinas habían sido selladas para evitar una tragedia aún mayor?

La luz del crepúsculo iluminaba el nombre de una Sultana, seguramente de hacía varias generaciones. Se trataba de una mujer, Kamra, y según podía leer había sido poseedora de una “espada legendaria”, lo que me hizo sospechar si no habría sido una antigua portadora de la Llave Espada. Había también una fecha, pero además del mal estado en el que se encontraba aquella parte yo había pegado un bote al percatarme de la hora que era. ¡Ya casi se acercaba el momento de mi reunión con el Mercader! Aunque por otro lado, el secreto que podía estar escondido tras la puerta también me llamaba la atención sobremanera...

Chasqueé la lengua, y empecé a dar golpecitos nerviosos al suelo con la punta de uno de mis zapatos. Saqué el móvil en vista de que en aquel lugar no había nadie más, y le escribí un mensaje a la Maestra Nanashi:

Maestra Nanashi, creo que he dado con una entrada a las ruinas de las que le habló el Sultán. En la que yo estoy parece haber sido sellada por la antigua Sultana, Kamra y creo que sería una buena idea explorarla aunque fuese más tarde. He llegado aquí por medio de un boquete que hay en las murallas de la zona rica.

Ahora debo irme para encontrarme con el Mercader tal y como le he dicho antes... dejo a su juicio si considera oportuno que más tarde le echemos un vistazo.


Esperé una posible respuesta de la Dama de Hierro con el teléfono en mano. En caso de que la Maestra quisiese que me quedase a explorar no tendría problemas en hacerlo, pero si no me contestaba en aquel periodo de tiempo o me daba su permiso para irme, me colocaría los protectores oculares y correría raudo y veloz a reunirme con mi arrogante nuevo amigo.

En la Mansión del Mercader se iba a celebrar un trato inolvidable para él.

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Lo dicho, Saito irá a la Mansión del Mercader tras mandarle el mensaje a Nanashi a excepción de que esta le insista en que se quede a explorar.

Off rol: Quiero ir a los dos sitios, por lo que espero poder visitar las ruinas y liarla en un futuro muy muy próximo(?)
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Muchas grácias por el avatar Mepi ^^
H.S Sora
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Re: [Agrabah] La leyenda del rey Salomón

Notapor Denna » Lun Feb 22, 2016 12:35 am

Badra nos guió por los callejones de Agrabah hasta lo que parecía ser su escondite. Había esquivado nuestras preguntas al haber empezado a llegar la gente, pero no parecía que intentara engañarnos o tendernos una trampa. Aún así, me pegué a Nanashi durante todo el camino; hasta que la encapuchada se sentó para preparar lo que parecía ser té y nos relató su historia:

Soy Badra, guerrera de la tribu nómada de Nussim Alssahra. —Empezó—. Mi padre fue quien me habló de todas las maravillas y horrores que moran más allá del cielo de Agrabah. Él vio muchas cosas fuera de éste mundo... Pero se enamoró de mi madre y me tuvieron a mí.

Despacio, descubrió su rostro. Me tenía prácticamente aguantando la respiración. A Badra le habría ido bien en el mundo del espectáculo, sabía aprovechar las pausas y cómo causar impresión en el momento adecuado.

Y vaya si impresionaba. Badra tenía una belleza atemporal que había visto en muy, muy pocas personas. Parecía de la edad de Nanashi, más o menos. Sus rasgos afilados quedaban suavizados por un mar de pequitas y a su vez eran enmarcados por el pelo castaño rojizo, que caía sobre su hombro recogido en una larga trenza. Llevaba una tiara en la cabeza de aspecto caro, fuera de lugar en una supuesta nómada —¿regalo de algún noble, quizás?—.

Di un sorbo al té, como si así fuera a disimular que me había quedado mirándola. En consecuencia, me quemé la lengua y se me llenaron los ojos de lágrimas.

Mi padre me habló mucho de Tierra de Partida. Del mal que azotó vuestro castillo matando a todos los portadores... Excepto a tres. Mi padre es uno de esos tres supervivientes.

«Pero no es Portadora, ¿no?»

¿Ronin es tu...? No, entonces debes ser hija del Gran Maestro Rayim —intervino Nanashi, arqueando las cejas.

El Gran Maestro Rayim, un mal que azotó Tierra de Partida... Vaya, realmente iba muy mal en cuanto a historia de las Órdenes. Me sobrevino una punzada de culpabilidad y traté de ahogarla a base de té. Casi podía volver a oír aquellas duras palabras de Fátima Laforet.

Por lo visto, había muchas cosas que no sabía.

Desterré esos pensamientos y aproveché la incitación de Badra para presentarme también. Nanashi hizo otro tanto, y luego pregunté por Kefka.

Su respuesta fue inmediata:

Sí, y si lo tuviese delante estaría muerto. Pero me temo que no sé nada de esa chica joven.

Se trata de la princesa Yasmín. Se coló en el palacio del sultán y la secuestró —le expliqué mientras desviaba la mirada. Aún me sentía culpable por ello y aunque no hubiese podido hacer nada, sabía que ese sentimiento no desaparecería hasta que la pusiéramos a salvo—. ¿De qué lo conoces?

Antes de que empezase esta tormenta, nosotros los nómadas vivíamos en el desierto en paz. Sin embargo, apareció ese individuo que se hacía llamar Kefka acompañado de otro llamado Kuja. —Me puse en tensión. Así que era cierto, había más de un Villano Final—. Buscaban algo en el desierto con lo que destruír Agrabah... Por desgracia, no pudimos evitarlo. Despertaron un sincorazón que nunca se había interesado por nosotros y lo enfurecieron desatando su maldición sobre todo el desierto.

¿Su maldición..?

Muchos murieron, y los que sobrevivimos nos refugiamos en la ciudad.

Lo siento mucho —murmuré.

Ese sincorazón tiene un poder enorme y muy peligroso —advirtió Badra. No parecía muy esperanzada, y eso resultaba preocupante—. Fue él quien levantó ésta tormenta... Y no terminará hasta que alguien acabe con él. Me alegra que hayáis venido —añadió—, puesto que sé donde se encuentra y sois la única manera de eliminarlo para siempre. El problema es que la tormenta es demasiado fuerte para ir por medios normales.

Miré de reojo a Nanashi. Ella ya había mencionado los gliders...

Pese a que la tormenta es constante, por la noche se vuelve más débil, aunque no lo suficiente como para sobrevivir fuera de la ciudad mucho tiempo. Al parecer, el frío del desierto vuelve más torpe a ese sincorazón.

Creo que hay un modo de atravesar la tormenta. Aún así, tendríamos que ser muy rápidas; el tiempo también nos afecta a nosotras. —Sospesé las ideas—. Badra, ¿cuántas horas calculas que tenemos hasta el amanecer?

Lo ideal sería eliminar al sincorazón cuanto antes. Si podíamos esta noche, mejor que mejor. Pero éramos sólo dos —tres si la guerrera decidía acompañarnos—, por no hablar de que podría haber Villanos Finales con la princesa de rehén. Y también el asunto de la Maestra Lyn, que me mantenía intranquila.

Había demasiadas cosas que podrían salir mal.

¿Sabes algo más sobre ese Sincorazón, Badra? ¿Aspecto, manera de atacar..? Entiendo que sea doloroso recordarlo —me apresuré a añadir—, y no te lo preguntaría si no fuese absolutamente necesario, pero necesitamos más información. Entrar en batalla sin conocerlo bien sería un suicidio.

Si Badra no podía ayudarnos, le pediría que nos llevara con sus compañeros, en la zona pobre o dónde estuvieran. Alguno debería haber visto algo, y quizás incluso sabrían sobre Yasmín.

Me volví hacia Nanashi, algo cohibida. Se había mantenido callada durante la mayor parte del tiempo, al contrario que yo. ¿Estaría enfadada..? Sólo esperaba no haber metido la pata.

Carraspeé:

Maestra Nanashi, ¿qué deberíamos hacer? Ya he comprobado que vos y Badra sois fuertes, pero si ese Sincorazón pudo con una tribu entera... teniendo a la Maestra Lyn indispuesta y a los Villanos Finales rondando por la zona no deberíamos arriesgarnos.

»Quizás habría que centrarse en encontrar a la princesa y ponerla a salvo, ¿no? El Sincorazón no ha salido del desierto, pero quizás lo haga si empieza una guerra civil en Agrabah.


Acataría las órdenes de la Maestra, por supuesto, aunque no estuviese de acuerdo conmigo. Luego me volvería hacia Badra de nuevo, ahora una compañera oficial, y la miré con seriedad.

No dejaremos que sus muertes hayan sido en vano —le prometí, refiriéndome a sus compañeros. Entonces, esbocé una sonrisa tímida—. Gracias por ayudarnos.

Spoiler: Mostrar
Resumen rápido de las acciones: Celeste pide a Badra que las lleve con sus compañeros en busca de información sobre el Sincorazón. Si la propia Badra ya lo cuenta/no puede por cualquier motivo, y Nanashi no tiene nada que objetar, propondrá ir a la zona de clase pobre, en concreto al orfanato, a seguir buscando a Yasmín.
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Re: [Agrabah] La leyenda del rey Salomón

Notapor Tanis » Lun Feb 22, 2016 3:59 pm

Como se esperaba, Malik tuvo que echar mano de la bolsa. Con una expresión fría y un silencio denso, contó mil platines y se los puso al guardia en la mano. En el pasado le habría costado hacer eso, siempre reticente al soborno y a desprenderse del dinero, pero en la actualidad casi parecía una mera formalidad.

Era por Lyn.

Con el corazón en un puño, Malik contempló cómo se llevaban a su maestra para encerrarla en una celda. Incluso con la jugada hecha, no sabía si daría resultado. No conocía la fuerza y la fiereza real de un hombre lobo, no sabía si las celdas del calabozo serían suficientes. Si no lo eran... Si no lo eran mucha gente iba a pasarlo muy mal. Malik se quedó junto a la puerta del cuartel, pensativo. No podía alejarse mucho por si acaso pasaba lo peor, pero tampoco quería quedarse rondando por allí sin hacer nada. Había demasiadas cosas que...

Tenía que encontrar a Kuja.

¿Pero por dónde empezaba a buscar?

Estaba a punto de irse cuando vio a Saeko salir del cuartel, acompañada de un muchacho al que él no conocía.

Saeko —llamó Malik acercándose.

La chica no debía de conocer todos los detalles de lo que había pasado, no había estado en el hotel con los demás, de modo que Malik le contó todo lo que se había perdido, incluido el estado de Lyn y el problemilla con su enfermedad. No le importó mucho la presencia del desconocido, si estaba con Saeko es que tampoco debía ser un completo ignorante.

Lo siento, no voy a acompañaros —dijo al final—, tengo que... buscar algo.

A alguien más bien. Malik sabía que hacer lo que iba a hacer era una tontería muy grande, muy arriesgada y muy peligrosa. Sabía que de encontrar a Kuja, si le encontraba, estaría poniendo en peligro muchas más cosas que su propia vida, que no podía enfrentarse a él, que era un Villano Final y los Villanos Finales eran mucho más fuertes que cualquiera a quien él se hubiera encontrado. Con un nudo en la garganta recordó a Zande, pero siguió en sus trece. Al menos, si descubría su paradero, si descubría algo sobre ellos que pudiera ser útil, si podía recuperar la medicina de Lyn...

Y parecía que el otro muchacho y Saeko tenían sus propios problemas.

Ten cuidado. —Le deseó finalmente a Saeko, antes de separarse de ellos.

Con el mapa de la ciudad en mente, Malik se dirigió hacia los callejones de la zona rica primero, en donde esperaba encontrar alguna pista. Su plan era sencillo: Peinar el máximo posible de la zona rica antes de la noche, que era donde había visto a Kuja por última vez, y luego pasar a la siguiente saltando el muro si le daba tiempo.

No olvidaba el plan de Nanashi, de aprovechar la noche y el que amainara la tormenta de arena para ir a aquellas ruinas, pero... seguía sintiéndose intranquilo con respecto a Lyn. Si la celda no era suficiente y escapaba, él desde luego no iba a permitir que matara a nadie.

Sólo le quedaba esperar a que se alzara la luna.

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Al final Malik se va a los callejones de la zona rica.
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Re: [Agrabah] La leyenda del rey Salomón

Notapor Tsuna » Mar Feb 23, 2016 12:11 am

Pasaron unos segundos cargados de tensión en los que Saeko intentó no apartar la vista del capitán, sabía que de hacerlo perdería toda la credibilidad de la que había hecho gala, así que se intentó mostrar fuerte y segura de sí misma. Fue cuando el hombre empezó a escribir una nota que ella reaccionó.

Entregad esta carta a los que estén apostados en la puerta al sur de aquí de la zona de Clase Media —Y volvió a escupir, gesto que cada vez la ponía más enferma. Quería salir de allí cuanto antes—. Es un permiso para que podáis explorar la zona pobre y os dejen pasar sin problema... Pero iréis bajo vuestra responsabilidad, ¿queda claro? No arriesgaré a mis hombres a una misión suicida con todos esos demonios negros por ahí, y menos teniendo en cuenta que es imposible que la princesa esté en ese lugar... La habrían visto.

Y se le cayó el alma a los pies. Tensó el gesto porque lo que ella esperaba era poder ir protegida por más soldados experimentados, pero claro, el capitán no se quería arriesgar por los motivos que ya había dicho y tenía toda la lógica del mundo, así que no le quedaba otra que volver allí sola. Aunque en teoría contaba con Aladdín, pero eso no quitaba su miedo hacia los sincorazón.

El capitán le entregó el sobre a Aladdín y un nuevo soldado atravesó la entrada con alguien a rastras. Saeko no se fijó en quién era hasta que la tuvo a su altura: la maestra Lyn. Abrió los ojos como platos sorprendida por verla en ese estado, imaginó la peor de las posibilidades como un enfrentamiento contra los Villanos Finales en desventaja, y que el pobre guardia la recogiera tirada en el suelo. Siguió con la vista cargada de preocupación a la maestra hasta que desapareció por unos calabozos subterráneos. Se percató entonces de que Aladdín esperaba por ella y no podía levantar sospechas, o sus argumentos no podrían ser creíbles.

Tenía al capitán de la Guardia de Agrabah delante, demonios. Apresuró el paso y salió de allí, inquieta por el estado de Lyn. Al principio se trataba de una maestra más, una enemiga de Tierra de Partida, pero las batallas del Castillo del Olvido habían forjado una fuerte relación con la maestra, al menos por parte de la aprendiza. Habían luchado codo con codo contra Gabriel en una situación límite y la habían dejado permanecer en Tierra de Partida tras su traición al Bastión, como para no preocuparse.

Saeko

Una voz ya conocida captó su atención. Se trataba de Malik, que se encontraba frente al cuartel. Su presencia allí le aclaraba bastantes dudas, como el origen de la maestra Lyn.

Malik... —musitó, buscando respuestas de su compañero.

El aprendiz no tardó en informarla sobre todo lo sucedido: el cuento que Nanashi se había montado en el hotel "Joya del Desierto", donde los pintaban a todos como una familia feliz y... y ella era la hija de Malik y Lyn. Luego, lo sucedido con el estado de la maestra y su enfermedad, la licantropía. Ya había sido testigo numerosas veces de los cambios de aspecto de Lyn, pero nunca lo había llegado a relacionar con una enfermedad semejante. Comprendió entonces por qué la quería encerrada en las mazmorras. Quizá fuese el lugar más seguro para la maestra... y para todos.

Gracias por la información —comentó, desviando la vista hacia la muralla que conectaba con la otra zona, recordando la ubicación del Villano plateado—. Yo creo que tengo pistas sobre los villanos y sobre la princesa, iré con Aladdín a la zona pobre de la ciudad, tengo un permiso de la Guardia. —Todavía le costaba creer que tuviese que ir sola. Aladdín era muy fuerte, pero no podía contra los sincorazón.

Por supuesto, esperó que Malik accediera a acompañarla. Era el único con el que podía contar en ese lugar, puesto que ni Nanashi le interesaba —dada la fría actitud que había mostrado hasta el momento—, y Saito le caía cada vez peor. Celeste, quizás, pudiese ayudarla también, pero no sabía donde estaba. Para su decepción, Malik se negó.

Lo siento, no voy a acompañaros tengo que... buscar algo.

Tenía que admitir que le sentó como un jarro de agua fría, pero tampoco podía llevarlo a rastras contra su voluntad, ¡mucho menos decir que tenía miedo de los sincorazón y se sentía más segura con él al lado!

Ten cuidado.

Claro, igual —observó cómo Malik se empezaba a separar—. Cualquier cosa tienes mi número. —le advirtió, eso también iba para ella misma.


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Una vez emprendieron la marcha bajaron por toda la avenida principal hasta llegar a la puerta que comunicaba con la zona pobre. Tragó saliva cuando tuvo el portón delante, no quería hacerse responsable tampoco de la muerte de Aladdín, pero lo había visto claramente, al villano final de cabellos plateados. Lo tenía que hacer por Yasmín.

Los soldados no tuvieron nada que objetar y les dejaron pasar. Pensó en ese momento en las palabras del capitán...

«No arriesgaré a mis hombres a una misión suicida con todos esos demonios negros por ahí, y menos teniendo en cuenta que es imposible que la princesa esté en ese lugar... La habrían visto.»

El sonido y el bullicio de la ciudad quedaron insonorizados por el cierre de la puerta, estaban solos. Saeko presenció un cielo grisáceo por la tormenta y calles repletas de arena. Eso, si además contaba con que la noche se cernía sobre el mundo.

Va a ser difícil guiarse a oscuras

Sí, directa a la boca del lobo. No estaba segura de poder sobrevivir a otro Petra, ciertamente, pero aquel era su deber como Caballero, no sería la primera vez que su vida corriese peligro.

Es normal que la Guardia no les haya visto, ¿sabes? —comentó de pronto, analizando las calles que tenía a su alrededor con cierta tensión. A lo lejos se podía ver a los sincorazón, inconfundibles—. No se lo he dicho al capitán, pero la gente que ha secuestrado a Yasmín es muy peligrosa, tienen poderes y magia... son hechiceros, como el antiguo visir. Y son capaces de volar. Pudieron atravesar las murallas sin que nadie se diera cuenta.

Esperó la reacción de Aladdín, si el muchacho quería dar media vuelta no le culparía, claro.

»Este sitio es muy grande, ¿sabes donde podríamos buscar? —escuchó las alternativas que le ofreció el muchacho, sopesó por unos momentos la mejor opción y no le costó decidirse—. Estoy enterada de que en el Bazar comenzaron los ataques, visitar ese lugar es como caer en una trampa. ¿Te parece si vamos a la antigua tienda del Mercader?

Con la confirmación del chico, Saeko procuró llevar la iniciativa durante todo el camino. Lo más probable es que les cayesen encima todos los sincorazón del lugar al verse atraídos por su Corazón, o bien porque los controlaban.

El secuestrador dijo que mataría a Yasmín una vez acabara lo que tuviese que hacer. Tenemos que darnos prisa.

Sabía que eso no calmaría al joven, pero tenía que ser consciente de lo que se avecinaba. Si se daba el peor de los casos debía estar preparado. Saeko por su parte procuró liderar la marcha, precavida. Si algún que otro sincorazón aislado les atacaba, intentaría evitarlos y seguir adelante. Solo en caso de que un enorme grupo la obligara a detenerse, invocaría la Llave Espada, preparada para luchar con todo lo que tenía.

Tenía miedo, sí, pero tampoco se iba a dejar asesinar.

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Saeko va al antiguo puesto del Mercader.
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Re: [Agrabah] La leyenda del rey Salomón

Notapor Sombra » Mié Feb 24, 2016 2:46 pm

CELESTE


Creo que hay un modo de atravesar la tormenta. Aún así, tendríamos que ser muy rápidas; el tiempo también nos afecta a nosotras.

Con los Gliders tardaríamos menos de una hora en atravesar todo el desierto con seguridad —meditó Nanashi—. Piensa las enormes distancias que hay entre cada mundo y el poco tiempo que nos lleva atravesar el Intersticio. Por poder, podríamos recorrer todo el mundo en menos de un segundo, pero eso podría causar una catástrofe. Por eso el uso del Glider está limitado.

Badra, ¿cuántas horas calculas que tenemos hasta el amanecer?

Ocho en cuanto el último rayo de sol desaparezca en el horizonte —contestó la mujer.

¿Sabes algo más sobre ese Sincorazón, Badra? ¿Aspecto, manera de atacar..? Entiendo que sea doloroso recordarlo, y no te lo preguntaría si no fuese absolutamente necesario, pero necesitamos más información. Entrar en batalla sin conocerlo bien sería un suicidio.

La mujer asintió.

Ese sincorazón tiene un gran tamaño, al menos es cinco veces más grande que un ser humano y su apariencia es la de una hormiga león —relató mientras hacía memoria. Bajó la mirada tratando de mantener su semblante serio y no romper a llorar al recordar a sus seres queridos muriendo frente a sus ojos—. Tiene diversas formas de atacar, la más importante es que puede escupir arena por su cuerpo, lo que provoca tormentas de arena como la que ahora estamos sufriendo. Otra de sus capacidades es que puede esconderse bajo la arena y hacer trampas en forma de arenas movedizas o disparar bombas.

>>Como ya dije, parece que el frío le debilita, por lo que la magia de Hielo podría ser su debilidad. Hemos comprobado que la magia ígnea no le afecta y que controla poderes tanto de Tierra como de Viento.

Maestra Nanashi, ¿qué deberíamos hacer? Ya he comprobado que vos y Badra sois fuertes, pero si ese Sincorazón pudo con una tribu entera... teniendo a la Maestra Lyn indispuesta y a los Villanos Finales rondando por la zona no deberíamos arriesgarnos.

»Quizás habría que centrarse en encontrar a la princesa y ponerla a salvo, ¿no? El Sincorazón no ha salido del desierto, pero quizás lo haga si empieza una guerra civil en Agrabah.


No saldrá del desierto, te lo aseguro.

Los ojos de Badra se clavaron en Nanashi buscando explicaciones.

Todo aquel que pierde su corazón se convierte en un sincorazón —empezó a hablar—. La forma de ataque principal de éste sincorazón es la de afectar a un área grande, en éste caso Agrabah. La arena que hay en el ambiente se mete en los pulmones de la gente haciendo que aquellos que no tienen hogar enfermen, seca los pozos y ha cerrado todas las rutas de suministros que entraban en la ciudad. Si se deja al sincorazón en el desierto en menos de un mes toda la ciudad estará sepultada bajo la arena, y sus habitantes, al haber muerto por culpa directa o indirecta de la influencia de la tormenta de arena de éste sincorazón... —La Maestra guardó silencio dejando a la imaginación el escenario que quedaría tras algo así. No sonaba muy bonito, la verdad. Nanashi negó con la cabeza tratando de ser un poco más suave.

>>Por suerte, hemos venido a tiempo. Solucionaremos lo de éste sincorazón en cuanto nos reunamos todos.

No dejaremos que sus muertes hayan sido en vano —prometió Celeste. Nanashi sonrió conforme con la promesa de la aprendiz—. Gracias por ayudarnos.

Sin embargo, el primer paso es rescatar a la princesa Yasmín. Si deshacemos la tormenta de arena es muy posible que los Villanos Finales puedan acceder a las ruinas, y eso sí que significaría su muerte. Badra, ¿tienes alguna idea más sobre a dónde puede estar el escondrijo de Kefka y Kuja?

La zona pobre parece el lugar más sensato para esconderse pese a los sincorazón. Si se es lo suficientemente fuerte no resulta difícil sobrevivir allí y ni siquiera los guardias se atreven a adentrarse en la zona más de veinte minutos... Y en todo caso no se suelen mover de la calle principal.

Empecemos por un edificio algo llamativo y que tenga reservas de comida que puedan seguir intactas. Es posible que sea allí donde se oculten... Al fin y al cabo deben de estar aquí desde que empezó la tormenta.

El orfanato en ese caso es una buena opción para empezar. Había casi doscientos niños allí, tenían que tener suficiente comida para alimentarlos a todos, aunque fuese de una manera pobre... Pero en conjunto ese lugar debe tener un almacén lleno de agua y comida

Una vez las tres estuvieron de acuerdo en ir hacia allí no tardaron demasiado en ponerse en camino. Mientras se dirigían hacia allí, Nanashi utilizó su teléfono móvil discretamente contestando, aparentemente un mensaje. Celeste pudo escucharla murmurar un nombre. “Kamra”.

Badra volvió a hacer de guía caminando por los callejones. Atravesaron la calle principal, muy cerca del portón que les separaba de la zona pobre, sin embargo no fueron hacia allí, sino que subieron a lo alto de un edificio cercano al muro y que era más alto que él. Al otro lado del muro se veía un fardo de paja en un carro de madera. No estaba realmente lejos, por lo que era posible llegar a él con un salto con carrerilla. Sería más cómodo saltar primero al muro y después al carro, pero mantener el equilibrio sobre el muro (que no era especialmente grueso, además de que por la parte de arriba se estrechaba mucho) era una tarea imposible si no se disponía de un entrenamiento en aquella clase de situaciones.

Ya he utilizado este sistema para pasar por el muro. Es seguro… Siempre que no caigáis fuera del fardo —aseguró Badra mientras se echaba hacia atrás y hacía algún cálculo mental—. Un amigo se rompió una pierna haciéndolo.

Muy alentador, sin duda.

Badra cogió carrerilla y corrió con todas sus fuerzas. Al llegar al borde del edificio dio un salto amplio cayendo de lleno sobre la paja. El carro crujió con fuerza, pero no se rompió.

La hija del Maestro Rayim hizo un gesto con su mano. Era el turno de Nanashi.

No te preocupes, Celeste. Si veo que fueses a caer fuera del fardo utilizaría un hechizo para protegerte —consoló la Maestra justo antes de saltar sin necesidad de coger carrerilla.

El salto de la mujer fue grande y grácil como si se tratase de un ave y cayó con suavidad sobre el fardo de paja. Salió del carro e indicó a la aprendiza que era su turno.

Una vez lo hizo no perdieron el tiempo. Era hora de dirigirse al orfanato.

MALIK


Peinar la ciudad de Agrabah no era una tarea sencilla. Incluso aunque la zona rica era la más pequeña, aquello no quitaba que siguiese siendo una zona enorme.

Los callejones no se parecían a los que se encontraba en la zona pobre o de clase media. Aquellos callejones tenían decoración, había gente de aquí para allá pasando sin mucho problema. Había numerosos antros, como bares con temática exótica llenos de bailarinas vestidas con atrevidos atuendos, que también servían las bebidas. Había algunas librerías también y alguna que otra oficina de algún mercader, que llevaba desde allí la contabilidad de su empresa.

Las sombras de los callejones impedían ver demasiado bien al no llegar hasta allí la luz del sol, por lo que la mayor parte de lugares estaban sumidos en penumbras. Por suerte, estaban empezando a encender antorchas para iluminar aquellos rincones.

Tras un buen rato sin éxito Malik encontró la entrada a unos subterráneos de la ciudad. La entrada consistía en unas escaleras que descendían por la parte de abajo de un edificio y que se internaban en las entrañas de la ciudad. Si el aprendiz hacía memoria probablemente recordase que bajo Agrabah había una compleja red de túneles que servían como alcantarillado… Y como escondrijo para todo tipo de gente. El estado de aquellas cloacas no era del todo malo, pero los tratos más oscuros y algunas personas peligrosas rondaban aquella zona.

No era mala idea explorar el lugar, sobretodo teniendo en cuenta que los Villanos Finales podían estar allí abajo, en alguna parte. Seguramente hubiese guardias por allí, en busca de la princesa. Lo cierto era que tardarían días en recorrer todo. Por suerte, moverse por allí no era del todo difícil si se disponía de algún método de iluminación (Malik tenía cerca una antorcha que acababan de encender) ya que había flechas y carteles de cuando en vez que señalaban la ubicación y las salidas cercanas. El lado bueno era que siguiendo aquellos túneles podía llegar rápidamente a cualquier área de la ciudad… Aunque era muy probable que hubiesen construido barricadas para evitar que entrasen sincorazón desde la zona pobre.

Se decía que aquellos túneles habían sido construidos durante la época de la primera sultana de la ciudad, justo después de que una tormenta de arena convirtiese en ruinas la vieja Agrabah, lo que hizo que se fundase la que existía ahora. Era una historia antigua, una leyenda. Nadie había vivido lo suficiente como para verlo con sus propios ojos, pero se hablaba de que la primera sultana de Agrabah, (conocida como Kamra) había mandado construir bajo la ciudad aquella compleja red de túneles, no solo para sanear la parte visible de la ciudad… Sino que se contaba que en aquellos intrincados subterráneos existía una puerta secreta que llevaba a un lugar que guardaba tesoros que habían pertenecido a la sultana… Aunque aquello era una simple leyenda, claro. También se decía que los subterráneos eran como última instancia un refugio en caso de que la ciudad fuese atacada… Y no sería de extrañar que aquello último fuese cierto. Había pocos accesos a esos túneles… La mayoría muy bien escondidos. No era como el alcantarillado de otra ciudad, al que se podía acceder por cualquier tapa de alcantarilla que hubiese por ahí.

Siempre podría dar media vuelta… ¿Pero acaso iba a dejar la oportunidad de entrar a investigar aquel lugar? ¡Allí dentro podía estar Kuja!

Si decidía bajar no tardaría mucho en notar el tufillo a cerrado, humedad y heces.

Spoiler: Mostrar
La siguiente parte del post de Malik ocurre solo si decide bajar a los túneles.


SAEKO


Aladín y Saeko exploraron un poco la zona. Los sincorazón no actuaban de manera diferente a como se habían comportado antes, no se mostraban del todo violentos, casi como si estuviesen “desactivados” o a la espera de órdenes.

Solo se volvían violentos si se acercaban demasiado a uno de ellos, de lo contrario ni se inmutaban.

Espera —detuvo Aladín al pasar por delante del bajo de un edificio. Había una puertecita de madera en mal estado—. Me gustaría empezar mirando por éste almacén.

Si Saeko se preguntaba el motivo, Aladín no tardaría en responder.

Éste era el Almacén (y también la tienda) de un Mercader de la ciudad, que de un día para otro se volvió de alguien pobre a alguien al nivel del Sultán. Tal vez fue un espía para esa gente… Y tiene tanto dinero ahora por sus servicios ofrecidos.

La portadora y el joven de Agrabah se internaron en la tienda. Estaba tal cual la habían dejado… Tenía cajas llenas de mercancía sin vender, un libro de cuentas abandonado a su suerte y en una esquina había una losa de piedra que difería de cómo era el suelo del comercio.

Aladín se acercó a ese lugar para examinarlo. Pero mientras tanto, Saeko pudo mirar aquel libro de cuentas… Por lo que se veía, el Mercader estaba perdiendo ingentes cantidades de dinero, y apenas vendía sus lámparas y sus vasijas de cerámica. ¿Solo dos ventas en una semana? ¡Estaba arruinado!

En una esquina del almacén había una cama de paja con otro libro tirado de cualquier manera, como si se hubiese abandonado a toda prisa. Se trataba de un diario que no contaba gran cosa, en la mayoría de él solo se quejaba de clientes maleducados y de los ladrones… Sin embargo, en las fechas más próximas mencionaba algo que sí que resultaba interesante. Mencionaba una serie de pesadillas que tenía todas las noches en las que un “ser poderoso de color rojo que habitaba en una lámpara negra” se le aparecía instándole a meterse en los túneles que había ocultos en el almacén para infiltrarse en el palacio y conseguir una lámpara negra, que supuestamente solucionaría todos sus problemas financieros. Aquella página estaba datada de hacía unas pocas semanas atrás… Justo cuando la tormenta de arena se había iniciado, justo cuando se suponía que los Villanos Finales habían aparecido en el mundo, justo cuando todos los sincorazón empezaron a comportarse de una manera más organizada… Y justo cuando el Mercader se volvió millonario de la noche a la mañana.
Claro, que todo aquello Saeko no lo sabía…

En ese momento, Aladín pidió ayuda para mover la roca que había al fondo del puesto del Mercader desvelando unas escaleras que parecían llevar a unos túneles.

Vaya, no sabía que hubiese una entrada al alcantarillado por aquí. —Se sorprendió el joven—. Oh, te explicaré. El alcantarillado de Agrabah recorre toda la ciudad, incluyendo el palacio. Eso hizo que muchos ladrones y gente que buscaba negocios “sucios” se empezasen a reunir ahí dentro para llevar a cabo sus maquinaciones.

>>Te noto extraña, ¿estás bien Saeko?

Tras contestar (si así lo deseaba) Saeko podía internarse en los túneles o seguir explorando la zona pobre… Pero una cosa estaba clara. Los Villanos Finales ya no eran el único de los problemas de todos los que podrían tener a aquellas alturas.

SAITO


Tras enviar el mensaje a Nanashi, el aprendiz no tardó en ser respondido por la Maestra.

Gracias por tu información. Investigaremos más tarde esas ruinas para comprobar lo que puede haber allí. Las ruinas de éste mundo son famosas por albergar trampas, por lo que será mejor que vayamos en cuanto haya alguien más contigo.
Puedes seguir investigando por tu cuenta. Un saludo.


Incluso con sus mensajes su famosa frialdad era palpable.

Saito no tuvo problema en seguir el camino de vuelta, excepto que la tormenta de arena parecía algo menos intensa que antes. Pero solo un poco. Era una suerte que aquella montaña estuviese pegada prácticamente al boquete del muro, de lo contrario la arena se le habría acabado metiendo por los pulmones matándole en pocos minutos. Por supuesto, la vuelta fue más sencilla ya que era cuesta abajo.

El aprendiz se dirigió a la mansión del mercader. No le resultó difícil encontrarla, era demasiado llamativa como para pasarla por alto.

Se trataba de un caserón enorme, cubierto con una decoración que rivalizaba con el palacio de Agrabah. Tenía un recinto privado, un precioso jardín que parecía un oasis en mitad del desierto. Todo era muy verde, comparado con el color predominante de la ciudad (el amarillo y el marrón)

Un mercenario esperaba en la puerta, cruzado de brazos y con cara de tener muy malas pulgas. Tal vez Saito no se hubiese fijado especialmente en él, pero era uno de los vigilantes que había en la tienda.

Debes de ser el joven que se ha citado con mi señor. —Casi rugió—. Permítame registrarle antes de entrar.

Si Saito se negaba el guardia no le dejaría pasar.

Una vez Saito accedió a ser registrado, el guardia buscó entre sus prendas cacheándole. Armas o cualquier objeto que pudiese ser potencialmente peligroso (incluyendo frascos de pociones etc) fueron requisados por él. Parecía creer que las pociones podían ser un veneno, o algo.

El Mercenario abrió la verja tras aquello y lo guió por el jardín hasta la entrada de la mansión. Ya dentro, entregó todo lo que había requisado a otro guardia, que entró en una especie de puesto de guardia. Todas las pertenencias que le habían quitado fueron guardadas en un cofre bajo llave… Bueno, al menos Saito sabía que había varias cosas que no podían arrebatarle: Su magia y su Llave Espada. Al menos si las cosas se torcían podría apañárselas.

Sube las escaleras hacia la derecha y sigue recto por el pasillo hasta el final. El Amo desea invitarle a cenar —explicó el hombre—. Una vez la cena termine le registraremos una vez más por cuestiones de seguridad. —Advirtió con severidad.

Con “Seguridad” el guardia quería decir que si robaba algo de la mansión se enteraría.

El hall de la mansión era amplio y muy luminoso. Tenía una lámpara colgante con cristales que parecían (y probablemente eran) diamantes. Había cuadros de todo tipo colgados en las paredes y el suelo de mármol estaba cubierto con una alfombra roja con bordados hechos con hilo de oro.

Aquella zona tenía dos puertas en la planta baja y al fondo una escalera que hacía forma de “Y” dividiendo la mansión en una ala Este y una ala Oeste. Si no quería llamar la atención, debería ir por el camino indicado (aunque siempre podía ir a saco y hacer lo que quisiese… Aunque aquello pondría violentos a los guardias seguro).

Si Saito hacía caso de las indicaciones del guardia se encontraría en un pasillo con cuatro puertas a ambos lados y una más grande al fondo. Solo una de las puertas laterales era llamativa, puesto que había un olor penetrante… Muy similar al del laboratorio que había pertenecido al visir de Agrabah. Podía ir a investigar, con el riesgo de que le pillasen o ir hacia su encuentro con el Mercader.


CELESTE


El orfanato de Agrabah estaba bastante alejado del muro, por lo que tardaron al menos media hora en llegar. La noche ya les pisaba los talones y la luz blanquecina de la Luna Llena ya estaba empezando a aparecer en el horizonte.

Badra guió a ambas mujeres por las callejuelas de la zona pobre… Se conocía muy bien el lugar para ser una nómada. ¿No se suponía que vivían en el desierto? Nanashi pareció darse cuenta de aquello, por lo que mientras caminaban evitando enfrentamientos con los sincorazón (que parecían demasiado inofensivos, excepto que se acercaran a pocos metros de ellos) decidió hablar:

Parece que conoces bien la ciudad, Badra. Creía que los nómadas nunca pisabais la capital.

Incluso los nómadas no somos totalmente autosuficientes —respondió ella—. Algunos recursos los conseguimos entrando a la ciudad… Aunque como no tenemos dinero los adquirimos de maneras poco ortodoxas —admitió algo avergonzada—. Solo robamos en el barrio rico. Entrábamos en la ciudad a través de un agujero que fuimos haciendo en el muro poco a poco durante varios años y que ocultamos en una zona poco transitada. Algunas veces nos pillaban robando y teníamos que dar un rodeo por toda la ciudad para despistar a los guardias, por lo que acabamos aprendiéndonos los planos de la ciudad y los mejores trucos para evadir a los “perros del sultán”.

>>Simple supervivencia.

¿Sabía eso tu padre? Teniendo en cuenta su historia no creo que le gusten mucho los ladrones… —interrogó Nanashi.

Los nómadas no somos como su hermano mayor. Él mataba con sus Salteadores del Camino con tal de robar, nosotros nunca herimos a nadie… Y no es por codicia, es por necesidad.

La Maestra asintió conforme con su respuesta.

Es una pena que no siga entre nosotros. El Maestro Rayim habría solucionado todo en un instante.

Sí… Me habría gustado que hubiésemos podido enterrar su cuerpo según nuestras tradiciones. Así al menos sabría que su cuerpo se haría uno con el desierto y que su espíritu velaría por nosotros desde el paraíso.

Los Portadores no podemos ser enterrados. Cuando morimos no dejamos un cuerpo, tan solo queda nuestra Llave Espada… Y nuestras reglas nos mandan llevarlas a la Necrópolis de la Llave Espada, es un honor yacer allí.

Cuando terminó la charla las tres llegaron al famoso orfanato. Era un edificio viejo y un poco ruinoso, a la par que grande. Había un par de sincorazón con la apariencia de bocinas haciendo guardia. Vamos, que si les detectaban empezarían a hacer ruido llamando la atención de quien hubiese dentro. Por suerte para ellas, Nanashi ya había actuado.

Dos Perlas + salieron de la punta de sus dedos impactando contra ambos sincorazón, que se volatilizaron en fragmentos de luz liberando un par de corazones rojos y brillantes que se perdieron en el cielo.

Vamos.

Badra asintió conforme, y con su daga desenvainada siguió a la Maestra, que avanzaba sin llegar a materializar su Llave Espada para evitar atraer la atención de otros sincorazón que pudiese haber cerca.

Registrando la parte superior del Orfanato no encontraron nada. Pero aquello no significaba que hubiesen visto todo. Tras la cocina había una puerta que descendía a la despensa, llena de cajas de comida. Lo primero que notarían extraño era que había antorchas encedidas allí abajo, aquello signficaba que alguien estaba allí, por lo que tuvieron que ser sigilosas. Las mujeres verían que había dos camas allí, restos de una hoguera y una bolsa llena de maquillaje en una esquina… Pero no era aquello lo que llamaría la atención de ellas más de lo necesario.

¡Mmmphf!

Las tres escucharon aquello, tras una puerta cerrada con un candado… Uno demasiado moderno como para haber sido creado en Agrabah.

Nanashi dejó atrás el sigilo al comprobar que el lugar estaba desierto y utilizó su Llave Espada para abrir el candado. Abrió la puerta de un empujón que casi la tiró abajo y…

Allí estaba, una mujer que vestía con unos pantalones gruesos azules y un top del mismo color. Su cabello era negro, recogido en una diadema azul con una gema en el centro de color azul. También llevaba unos grandes pendientes de oro.

¡Princesa Yasmín! —Exclamó Badra adelantándose para liberarla—. ¿Se encuentra bien? ¿La han herido?

Yo... Ha sido horrible —admitió abrazándose a la muchacha con fuerza. La pobre princesa prácticamente estaba muerta de miedo, temblaba con fuerza y parecía a punto de llorar.

Celeste, envía un mensaje al resto. Deben saber que tenemos a la princesa y que se encuentra bien, además de que hay que destruír el sincorazón que provoca la tormenta —susurró la Dama de Hierro antes de aproximarse a la joven—. ¿Está herida, princesa?

No… Pero estoy asustada.

La llevaremos con nosotros, pero por ahora no podremos llevarla a palacio. Sus secuestradores volverían a buscarla… Y creame, la guardia no los detendría. —Habló con tono sombrío.

Lo entiendo…

Bien, nuestro objetivo principal ya está cumplido… Ahora deberíamos esconderla en nuestra base y dirigirnos a enfrentarnos contra ese sincorazón del desierto para deshacer la tormenta. Después, iremos a investigar las ruinas del desierto.

>>Badra. ¿Te dice algo unas ruinas de una tal Kamra? Uno de mis aprendices ha mencionado su nombre y unas ruinas a las que se accede mendiante un boquete en el muro de la zona rica.

Sí, claro que conozco ese lugar —aseguró—. Se trata de un lugar construido para honrar la memoria de la fundadora de ésta ciudad y que además salvó el mundo tras un cataclismo que destruyó la antigua Agrabah. Un día desapareció sin dejar rastro, por lo que se dice que murió… Pero hizo tantas cosas buenas que incluso ahora su leyenda es contada de generación en generación.

Las tres salieron del Orfanato, aún quedaba un rato para que la luna se alzase en el cielo.

¡Lyn! —exclamó Nanashi al recordar lo que estaba a punto de ocurrir. Por cada problema que solucionaban aparecía uno más.

La Maestra hizo aparecer un Portal de Luz frente a ellas y las invitó a pasar por él.

Al otro lado, estaba la habitación del hotel… Vacía.

Nanashi vio la nota que Malik había dejado… Y no pudo hacer otra cosa más que alarmarse.

¡Maldito iluso! —exclamó—. Una celda que no esté preparada para un licántropo no la retendrá, se necesitaría de una cámara acorazada como mínimo para evitar que escape.

>>Badra, quédate con la princesa y protégela si es necesario. No abras a nadie bajo ningún concepto. Celeste, conmigo.

La mujer salió de la habitación a toda velocidad. Nanashi no esperaría por Celeste, por lo que la aprendiza podía dejarla irse y quedarse con Badra y Yasmín (con una posible posterior bronca por su parte) o apurarse e ir con la Maestra.

Spoiler: Mostrar
Ahora mismo solo tienes dos opciones posibles, decide bien~~


MALIK (Si decide entrar a los túneles)


Los túneles eran oscuros estrechos y fríos. La roca estaba llena de musgo y a pocos metros de él había un riachuelo de desechos humanos que probablemente recorría toda la ciudad.

De vez en cuando había señales que indicaban salidas, algunas marcas (de las que utilizaban los ladrones para guiarse y que eran códigos secretos) estaban grabadas en las paredes. Los carteles no solo marcaban las salidas, también señalaba por donde se accedía a la zona de clase media y a la pobre… ¡Incluso mostraba como se iba a los túneles que había bajo el palacio!

Mientras caminaba, un eco lejano… Unos murmullos llegaron a oídos del aprendiz.

Entonces, simplemente hay que infiltrarse en el palacio otra vez y robar las pertenencias de ese Visir para saber donde están las trampas de las Ruinas de Salomón, ¿no? —Quiso asegurarse la voz… Que sonaba igual que la de Kuja.

Ese tal Jaffar llevaba investigando durante años las ruinas de éste mundo… La Cueva de las Maravillas, las Ruinas de Salomón... E incluso una cueva sellada con magia y que al parecer se abrían al decir cierta frase —contestó alguien con una voz aguda y molesta, que cada pocas frases soltaba una horrenda risotada.

Malik podía irse o seguirles, aunque aquello significaría apagar la antorcha para no llamar la atención.


Lista de ubicaciones conocidas ahora mismo:

Zona Rica
-Centro Comercial (Tienda de oro del Mercader) (__)
-Mansión del Mercader (Mercader, Saito)
-Hotel La Joya del Desierto(Base de los portadores) (Badra, Yasmín, Nanashi, Celeste)
-Callejones//Entrada a túnel (¿Malik?)
-Palacio [Inaccesible ahora] (Sultán)
-Murallas (Grieta del muro, casa de la vidente)(_)
-Cuartel de la guardia (Lyn *Empezando transformación*(Calabozo))

Zona clase media
-Casa de Aladdín (___)
-Callejones (___)
-Pozo (???)
-Calle del Mercado (___)
-Campamento de los pobres (___)
-Escondite de Badra (___)

Zona clase pobre [Imposible acceder]
-Calle Principal (__)
-Bazar (???)
-Puerta al desierto (???)
-Antiguo puesto del Mercader//Entrada a túnel (Saeko, Aladdín)
-Callejones (__)
-Plaza (???)
-Orfanato (Base de los Villanos Finales en Agrabah)(__)

Túneles [Solo accesible por las entradas descubiertas]
-Sector del palacio de los túneles (???)
-Sector rico de los túneles (Kuja, Kefka, ¿Malik?)
-Sector medio de los túneles (???)
-Sector pobre de los túneles (???)

Desierto [Imposible adentrarse en el desierto (y por tanto acercarse a las ruinas)]
-Desierto (Ojo de la tormenta de Arena) (???)
-Ruinas (???)
-Montañas junto al palacio//Entrada a la tumba de Kamra (___)

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Re: [Agrabah] La leyenda del rey Salmón

Notapor Denna » Mar Mar 01, 2016 12:57 am

Ocho horas. Ocho horas era todo el tiempo que teníamos para encontrar a la princesa secuestrada, impedir una guerra civil, detener a los Villanos Finales, cuidar de Lyn y eliminar a un Sincorazón gigante.

El pan de cada día.

Badra se mostró cooperativa aún con lo difícil que debía resultarle pensar en ello. Nuestro objetivo era una criatura monstruosa —una hormiga león, nada menos, ¿qué clase de bicho era ése?—, hábil con las trampas y las tormentas, pero débil al frío. Creía estar preparada para lo peor, pero se me cayó el alma a los pies al escuchar a Badra. Si una tribu entera no le había hecho nada, ¿qué esperanzas teníamos cuatro Aprendices? Yo, con mi magia inútil, más bien pocas.

Por suerte, el Sincorazón era el último de nuestros problemas. Siguiendo una corazonada, Badra, Nanashi y yo dimos media vuelta y volvimos a la zona de la clase pobre: al sitio perfecto en el que esconderse.

El orfanato en ese caso es una buena opción para empezar —comentó la nómada—. Había casi doscientos niños allí, tenían que tener suficiente comida para alimentarlos a todos, aunque fuese de una manera pobre... Pero en conjunto ese lugar debe tener un almacén lleno de agua y comida.

Se me hizo especialmente difícil salir fuera otra vez tras oír los efectos de la tormenta de arena en las personas. Aunque sólo lleváramos unas horas en Agrabah (y la mitad me las hubiese pasado bajo un techo) y contara con la magia curativa de la Maestra, le tenía fobia a las enfermedades. Ya no digamos a morir con los pulmones llenos de arena. Saltar de un mundo a otro no cambiaba las cosas que había visto, entre ellas gente morir por resfriados.

Me ceñí bien el abrigo, interponiéndolo entre el frío viento cargado de granitos y mi nariz.

A sabiendas de que los guardias no nos dejarían cruzar sin más, Badra nos guió entre los callejones hasta su propia entrada particular.

Es broma, ¿no?

Ya he utilizado este sistema para pasar por el muro. Es seguro… Siempre que no caigáis fuera del fardo. Un amigo se rompió una pierna haciéndolo.

Tranquilizador.

¿Pretendes que saltemos hasta ahí? —insistí, alarmada. ¿Acaso era la única que veía el carro muy lejos?—. ¿Segura que aguantará..?

A modo de respuesta, Badra cogió carrerilla y saltó. Entrecerré los ojos con miedo, pero cayó con gracia sobre la paja.

No te preocupes, Celeste —dijo Nanashi antes de imitarla—. Si veo que fueses a caer fuera del fardo utilizaría un hechizo para protegerte.

«¿Y no podrías dejarme usar el glider sólo un momentito?» Tuve que contenerme para no preguntárselo. Ahora que le había perdido el miedo al cacharro ese, tras combates con águilas humanoides y cíclopes devorahombres, no, me hacían saltar desde un tejado en plena noche por encima de un muro.

Y una mierda me arriesgaba a partirme una pierna. Emplearía Doble salto y Planeador como el resto de personas sensatas.

***


Una vez sana y salva en el otro lado (y con todas las extremidades en su sitio) fuimos directas hacia el orfanato. Vacío tras el ataque de los Sincorazón, lo cierto era que sí resultaba un buen sitio en el que ocultarse de los soldados y del resto de la gente. Y en el que esconder a una princesa. Tenía que plantearme en serio la idea de que pudiera encontrar ahí a los Villanos Finales... y a Kefka. Había tenido mucha suerte de salir entera la primera vez pero, ¿qué pasaría si le encontraba de nuevo?

Parece que conoces bien la ciudad, Badra. Creía que los nómadas nunca pisabais la capital.

Levanté la mirada. Ahora que Nanashi lo decía... sí, Badra sabía bastante más de lo que cabía esperar.

Incluso los nómadas no somos totalmente autosuficientes —explicó—. Algunos recursos los conseguimos entrando a la ciudad… Aunque como no tenemos dinero los adquirimos de maneras poco ortodoxas.

Robando, vamos. —No lo dije con malicia ni con reproche, sino como alguien que constataba algo obvio.

Solo robamos en el barrio rico. Entrábamos en la ciudad a través de un agujero que fuimos haciendo en el muro poco a poco durante varios años y que ocultamos en una zona poco transitada. Algunas veces nos pillaban robando y teníamos que dar un rodeo por toda la ciudad para despistar a los guardias, por lo que acabamos aprendiéndonos los planos de la ciudad y los mejores trucos para evadir a los “perros del sultán”.

»Simple supervivencia.


No está nada mal. Me ha gustado eso del agujero en la pared, ¿cuántos años has dicho que..?

Callé de repente al acordarme de que Nanashi seguía ahí. No sabía muy bien que opinión tendría de mí hasta ahora, pero no parecían hacerle mucha gracia los ladrones. Me sonrojé —menos mal que ya oscurecía— y opté por hacerme a un lado para que siguieran hablando las adultas. Hablaron del padre de Badra, el Gran Maestro Rayim. ¿Qué clase de hombre habría sido? Tomé nota mental de echar un vistazo en la biblioteca de Bastión Hueco por si encontraba algo.

Es una pena que no siga entre nosotros. El Maestro Rayim habría solucionado todo en un instante —musitó Nanashi.

Sí… Me habría gustado que hubiésemos podido enterrar su cuerpo según nuestras tradiciones. Así al menos sabría que su cuerpo se haría uno con el desierto y que su espíritu velaría por nosotros desde el paraíso.

Espera, ¿dices que no te lo entregaron? —interrumpí, casi deteniéndome por la sorpresa—. ¿Por qué no? ¡Era tu padre!

Los Portadores no podemos ser enterrados. —Nanashi, haciendo gala de su título de Maestra, acudió al rescate—. Cuando morimos no dejamos un cuerpo, tan solo queda nuestra Llave Espada… Y nuestras reglas nos mandan llevarlas a la Necrópolis de la Llave Espada, es un honor yacer allí.

¿Qué..?

¿C-cómo decís? —No iría en serio, no podía... ¿no?—. Pero... ¿Qué pasa con nuestras almas si no nos entierran? Así no... a-así no podemos ir al Cielo... —¿Necrópolis de la Llave Espada? ¿Un honor?—. ¿Y qué hay de las familias? Los que no conocen la existencia de los Portadores... ¿les esperan... para siempre?

«Joder. Joder, le vendí mi alma al diablo.»

Sentí que la cabeza me daba vueltas. No, tenía que ser otra cosa. No podía haberme metido en un lío tan grande. Ryota... no habría hecho algo así adrede. ¿Verdad?

La conversación se estancó hasta que llegamos al orfanato. Hice mi mayor esfuerzo en reponerme del susto y no montar un numerito delante de Badra —lo único que me ganaría con eso sería la desconfianza de Nanashi o, peor aún, su silencio—. La Maestra se deshizo con facilidad de lo Sincorazón que custodiaban la entrada y nos colamos sin más complicación.

Estaba vacío. Ambas mujeres avanzaron con cuidado, atentas a todo, y yo las seguí como pude, abrumada como estaba. De haber estado Kefka o Kuja, o incluso un simple Sincorazón, habría sido un blanco muy fácil.

Pero no podía, simplemente no podía...

¡Princesa Yasmín! ¿Se encuentra bien? ¿La han herido?

El grito de Badra me devolvió a la realidad, y por primera vez reparé en la chica que había en la habitación. Su llamativa ropa azul cielo me hizo identificarla como la chica que había visto de refilón en los jardines del palacio, dónde me había separado de Saeko al principio.

Yo... no tengo teléfono, Maestra. N-no sé cómo funcionan —le dije a Nanashi cuando me susurró la orden. Si me ofrecía el suyo y me enseñaba a mandar mensajes, obedecería enseguida y escribiría lo siguiente:

“Para Saito/Malik/Saeko:
Hemos encontrado a la princesa.Esta a salvo. Vbolveros a base, esta noche mataremos al Sin corazón del.desierto. Estad atentos.”


«Odio esta cosa.» Era estresante, tanto botón sensible... Lo leería un par de veces, suponiendo que ya me iban a entender, y pulsaría el botón de enviar antes de devolverle el teléfono a Nanashi.

Luego me acerqué a la princesa con timidez. La chica parecía muerta de miedo aún después de haber sido salvada; aunque no acabara de caerme en gracia por su título, lo cierto era que me inspiraba mucha compasión.

Majestad. —Sonreí con cuidado—. Esto... Saeko se encuentra bien. Ha estado muy preocupada por vos desde que se os llevaron. Ha ido a buscar a un chico para que nos ayudara a buscaros, supongo que vendrán los dos a veros más tarde.

Confié en que eso ayudaría a tranquilizarla.

La luna estaba a punto de alzarse cuando salimos por fin del orfanato. Con la transformación de Lyn amenazando, la Maestra abrió un portal hacia la habitación del hotel.

Pero, ¿dónde estaba ella? La habíamos dejado en una de las camas, todavía curándose, pero ahí no quedaba nadie. Nanashi recogió lo que parecía ser una nota, y su rostro se contrajo en una mueca de rabia:

¡Maldito iluso! Una celda que no esté preparada para un licántropo no la retendrá, se necesitaría de una cámara acorazada como mínimo para evitar que escape.

«No me digas que...»

Badra, quédate con la princesa y protégela si es necesario —ordenó Nanashi, encaminándose hacia la puerta—. No abras a nadie bajo ningún concepto. Celeste, conmigo.

¡Voy!

Me volví hacia Badra y rápidamente saqué un par de pociones de mi mochila. No me sentía tranquila dejándolas solas, y más sin saber si Saeko, Malik o Saito vendrían en algún momento. Se las entregué a la mujer y luego me quité el abrigo para tendérselo a Yasmín.

Ponéoslo por si acaso, Majestad. Si se diera el caso de que alguien os viera, os reconocerían enseguida. Id con muchísimo cuidado.

»Quizás vengan nuestros compañeros. Se llaman Saito, Malik y Saeko. Si les veis, decidles que llamen a Nanashi.

»Volveremos pronto.
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Re: [Agrabah] La leyenda del rey Salmón

Notapor Tanis » Mar Mar 01, 2016 3:21 pm



De algo le tenía que servir ser nativo de aquel Mundo.

Malik avanzaba rápido, sin pararse realmente a mirar a los transeúntes con los que se cruzaba. No, lo que él buscaba eran pistas, rastros, cualquier indicio del paso de alguien sospechoso, un Villano Final, por ahí. Lo que más temía era que estuviesen muy lejos ya de aquella zona y Malik tuviera que perder aún más tiempo en rastrear cada palmo de cada distrito. Y eso aún así no era lo que más le preocupaba.

El aprendiz, mientras caminaba por los callejones, le echaba vistazos sucesivos al cielo cada poco para comprobar cuanto de noche había llegado y cuanto de día se había ido. Se sentía intranquilo estando lejos de Lyn, y pensaba que en realidad no debería haberse marchado en busca de alguien a quién quizá no encontraría. Por que, ¿qué pensaba hacer si encontraba a Kuja? ¿Enfrentarse a él? No duraría solo ni dos minutos. Todavía si averiguase cuál era su escondite podría regresar y avisar a los demás, pero si no... Si sólo resultaba ser un punto inconexo, si Kuja le descubría o si realmente no encontraba nada...

Habría perdido el tiempo.

«¿Dónde estás, malnacido?».

A la luz de las antorchas de los callejones más oscuros, Malik se movió entre las sombras y las luces pensando todo lo rápido que podía. Dudaba de que alguien como un Villano Final se escondiese en una simple casa, habría sido demasiado sencillo. ¿O no tan sencillo? Era un sitio obvio, aunque problemático.

«¿Y las alcantarillas?»

Conocía aquel sitio. Circulaban leyendas sobre la construcción de aquellos túneles, que se remontaban a los tiempos de Kamra, la primera sultana de Agrabah, la vieja Agrabah, y al tesoro de la sultana, del que se decía estaba escondido en alguna parte bajo tierra. Malik jamás había puesto pie allí, así que sólo podía guiarse por su instinto y los rumores que en el pasado había acumulado como un usurero. Aquel submundo pertenecía a otro tiempo. No se le había pasado por la cabeza en primer lugar, pero... Era una zona que se extendía bajo la ciudad entera, donde los guardias debían de andar patrullando en busca de Yasmín, y en donde nadie decente vivía. En la red de túneles subterráneos se escondían personas de todas las calañas, de las malas y las peores y nadie realmente en su sano juicio y decente se atrevería a bajar allí sin una buena razón. Malik tenía una buena razón, una muy buena. Puede que fuese un laberinto enorme en el que tardaría más en encontrar una pista si es que las había, pero...

«No me quedan más opciones en este sitio», pensó.

No tenía miedo a encontrarse a los ladrones, asaltadores o asesinos que pudieran rondar ahí abajo. Le preocupaban más otras cosas, y no sólo el encontrarse con Kuja. Estaban los sincorazón. No sería la primera vez que se enfrentaba solo a una horda, pero... Malik se detuvo en lo alto de las escaleras que descendían al subsuelo y volvió a mirar al cielo, ligeramente por encima del hombro. Su ansiedad por la llegada de la noche era palpable. Sentía la tentación de olvidarse de la caza de brujas t regresar a ver a Lyn, pero el gusanito de la aventura y el orgullo le aguijoneó.

«Puedo hacerlo, puedo encontrarle... Y si lo hago... ».

Si lo hacía habría valido la pena el sacrificio de su maestra. Dudó durante un único segundo, tras el cual Malik se acercó a la antorcha más cercana para cogerla y usarla allí abajo. Bajó las escaleras despacio, por si acaso algún peldaño estaba en mal estado, pero para cuando puso el pie en el suelo de las alcantarillas, su determinación se había endurecido. Con la tea en la mano izquierda, Malik caminó a lo largo de los túneles buscando sus pistas y los rastros. Las paredes de piedra estaban recubiertas de musgo, aunque se cuidó más de no meter los pies en el pequeño arroyo de desechos que circulaba por el canal. Prestó atención a las señales, aunque para él las marcas caseras no significaban nada. Quizá, si Lyn y Ronin no le hubieran convertido en aprendiz de la orden, habría terminado siendo un ladronzuelo con los años, y habría aprendido a interpretar esas cosas. Claro que también habría sufrido el desgaste de la ciudad, la tormenta de arena y a los sincorazón más de los que ya lo había hecho...

«No te engañes, Malik, estarías muerto con el cuello abierto en algún rincón».

Entonces, mientras andaba y pensaba en esas cosas, Malik oyó un rumor lejano, un eco, como un murmullo hueco. El corazón le latió fuerte y apretó el paso, bajando un poco la antorcha para que no diera tanta luz. Al acercarse más hacia donde creía que se oía aquel eco, distinguió voces.

Entonces, simplemente hay que infiltrarse en el palacio otra vez y robar las pertenencias de ese Visir para saber donde están las trampas de las Ruinas de Salomón, ¿no?

Sí, eran voces, y reconocía aquella. Era Kuja, la tenía fresca en la memoria. Despacio para no hacer ruido, ningún tipo de ruido, avanzó para no perderle de oído. Aquello no eran pensamientos en voz alta, parecía una conversación, y bien valía el arriesgarse a que le descubrieran si así obtenía el paradero de los Villanos o información sobre sus planes en la ciudad.

Ese tal Jaffar llevaba investigando durante años las ruinas de éste mundo… La Cueva de las Maravillas, las Ruinas de Salomón... E incluso una cueva sellada con magia y que al parecer se abrían al decir cierta frase

La risa que reverberó en los túneles le puso la piel de gallina, pero tragó saliva y apretó los dedos en torno al mango de la antorcha. Estaban planeando un robo en palacio, habían... habían mentado al viejo visir y listado demasiados lugares a los que no convenía que ellos precisamente se acercaran. Malik había oído hablar de la Cueva, en la que según decían se encontraban incontables tesoros y riquezas. Si los Villanos le ponían las zarpas a un tesoro así... Si accedían a las ruinas de Salomón... No podía permitirlo. Sin perderles demasiado de oído, mandó un mensaje rápido a Nanashi y a sus compañeros.

dos vbillanos finales
tuenels ciudad


No le dio tiempo a escribir mucho más, ya que no quería perderlos. Sabía que no podía seguirlos con la antorcha, la luz le delataría, pero... quedarse a oscuras tampoco le entusiasmaba. Podía caer en una trampa o algo peor. Y aún así...

«No me queda otra, mierda».

Malik apagó la antorcha y se dispuso a seguir a Kuja y al otro Villano Final antes de que se alejaran demasiado de él. Si le descubrían en la oscuridad... bueno, no quería pensar qué iba a pasarle.
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Re: [Agrabah] La leyenda del rey Salmón

Notapor H.S Sora » Mar Mar 01, 2016 10:10 pm

A los pocos minutos de enviar mi mensaje, la Maestra Nanashi me dio luz verde para continuar con mi investigación. Por la manera en la que me había escrito no tenía del todo claro si le hacía demasiada gracia que estuviese moviéndome por mi cuenta… pero de perdidos al río. Lo mejor sería conseguir algo suficientemente jugoso como para evitarme una posterior bronca.

Hacía bastante frío, y a pesar de que el regreso estaba siendo cuesta abajo y de que la tormenta había amainado un poco, agradecí que aquel boquete hubiese sido hecho tan cerca del muro que daba a la montaña por la que estaba bajando, ya que de lo contrario las cosas se me hubiesen complicado de un modo que no quería imaginar.

Al volver a pasar por el boquete decidí taparlo, disimulando lo mejor que pude que alguien había utilizado aquel escondrijo. Cuántas menos personas supieran que aquello existía y que las pocas que lo supiesen desconociesen que había sido usado, mejor para mí. Puse rumbo a la casa del Mercader, inseguro todavía sobre la excusa que le daría cuando preguntase por el señor del que le había hablado. Chasqueé la lengua. Aunque no quería reconocerlo, la ayuda de Malik me hubiese venido que ni pintada… pero iba a tener que apañármelas solo.

Me puse la mano en el mentón al observar lo que debía ser la casa de aquel maldito avaro: si se hubiese puesto como comparación al lado del Palacio del Sultán no habría tenido nada que envidiarle, tenía incluso un verde jardín en mitad de aquel cúmulo de arena y pobreza en el que estábamos. ¿Y de verdad que a nadie le había dado por investigar a ese tío? Cada día entendía menos la mentalidad de la gente de otros mundos; tenía que destacar que aquella casa tenía un séquito de perros para custodiarla, uno ya me esperaba en la entrada.

No sabía cuántos más habría dentro, pero me preguntaba si sería capaz de librarme de todos en el caso de que las cosas no me fuesen demasiado bien.

Debes de ser el joven que se ha citado con mi señor.

Así es. Si me disculpa…

Pero no me disculpaba, todo lo contrario. Me impedía el paso con su porte amenazante. ¿Qué quería? ¿Una propina?

Permítame registrarle antes de entrar.

¿Perdone?

El guardia no parecía querer moverse, apreté los dientes. Si quería entrar, no tenía otra elección, por lo que accedí. Maldito enano previsor, aunque era lógico, cualquiera con dos dedos de frente intentaría matarle por sus posesiones.

¡Eh que eso es de uso personal!

Todo lo que aquel grandullón consideró potencialmente peligroso lo acabó requisando, incluidas mis pociones y los sueros que llevaba. Perfecto, si al final aquel puto Mercader sería el único con dos dedos de frente en aquel mundo. No estaba seguro de si me requisaría a Alice o no —estaba envuelta en varias capas de tela como si se tratase de otro objeto—, pero si se decidía a llevárselo no opondría resistencia. Lo mismo con el teléfono móvil, aunque intentaría convencerle de que esto último no era ningún tipo de arma ni mucho menos.

En fin.

Fuera como fuese logré que me abriesen la enorme verja y el perrito me llevó hasta el interior de la mansión tras pasar por aquel oasis jardinístico. Una vez dentro le entregó mis cosas a uno de sus compañeros, el cual lo metió todo en un enorme cofre bajo llave. Reprimí una sonrisa por dentro. Tenía una llave capaz de abrir casi cualquier cerradura, un cofre así no se me iba a resistir. Todo esto en caso de que mi visita sufriese algún percance, cosa que no tenía por qué ocurrir.

No era como si cada vez que estuviese en un mundo la liase con sus habitantes o sus gobernantes. Para nada.

Sube las escaleras hacia la derecha y sigue recto por el pasillo hasta el final. El Amo desea invitarle a cenar. Una vez la cena termine le registraremos una vez más por cuestiones de seguridad.

Fantástico, como si no me lo complicasen de por sí, ¡y ahora encima tenía un registro de regalo al acabar la cena! Un registro con el que me intentaban dar una indirecta muy directa: “Como robes, nos enteraremos, y de aquí no sales.”

Muy bien. Me gustan los retos.

Entendido.

Tras aquello, me permití echarle un último vistazo a la entrada de aquel casi palacio en el que me había internado: cuadros ostentosos, alfombras con bordados de oro… e incluso una lámpara que parecía hecha de diamantes. Y aún conociendo lo poco que conocía de aquel comerciante, estaba muy seguro de que sí serían aquellas piedras preciosas tan caras, y que todavía tendría habitaciones más lujosas esperándome dentro.

Para no llamar la atención de los guardias, seguí sus indicaciones mientras trataba de trazarme un pequeño mapa mental sobre la casa: venía de la planta baja, en la que había dos puertas. Las escaleras por las que iba a subir dividían la mansión en una ala Este y otra ala Oeste. Yo tenía que introducirme por el ala de la derecha, pero aquello no implicaba que luego no pudiese echarle un vistazo al otro lado… estaba seguro que con tal de alardear, el Mercader mismo sería capaz de enseñármela.

Me encontraba yendo en dirección a la puerta del fondo por la que en principio debía entrar, cuando un olor que provenía de otro lado me llamó la atención. No por que fuese desagradable, que lo era, sino porque era el mismo hedor que había sentido en una habitación del visir cuando había estado con Saeko en aquel mismo mundo. Era un olor demasiado profundo como para haberlo olvidado, y no pude evitar mirar con cierto recelo la puerta de la que venía, confabulándolo a su vez con el asunto de la posible lámpara negra que tenía mi anfitrión.

¿Con qué está jugando el mercader?...

Tragué saliva, mirando hacia atrás. Si ningún guardia me había seguido la pista hasta el momento, entreabriría aquella puerta y, si no había nadie dentro, me colaría para echar un vistazo rápido; en cambio, si había alguno de aquellos mercenarios u otra persona merodeando en la habitación en cuestión, me daría toda la prisa del mundo para acudir a mi cita con el Mercader.

Solo esperaba no meter la pata antes de haber siquiera podido entablar conversación, o sería un nuevo récord en mi lista de desastres.

Spoiler: Mostrar
Bueno dos opciones(?):
Si no hay ningún guardia cerca vigilando a Saito ni nadie dentro de la misteriosa habitación, entrará a investigar; en caso contrario se va derechito para la puerta del fondo.
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Re: [Agrabah] La leyenda del rey Salmón

Notapor Tsuna » Mié Mar 02, 2016 2:39 am

Saeko pasó gran parte del camino concentrada en los sincorazón, escuchaba de fondo las pisadas de Aladdín, pero visto que el muchacho no tenía nada que comentar sobre lo que ella misma le había explicado, pues pasó su atención a los monstruos de ojos amarillos que tan mala sensación le daban. Por supuesto, no se acercó a ninguno lo suficiente cerca como para comprobar que estaban "desactivados", así que ninguno la atacó de forma directa. Eso solo afirmaba sus sospechas sobre ellos: estaban siendo controlados, no tenía dudas. Los Villanos Finales tenían que ser los culpables de tod...

Espera —interrumpió Aladdín de pronto, alertando a Saeko, que se viró para mirar la puerta vieja y abandonada a la que se refería—. Me gustaría empezar mirando por éste almacén.

Para que el chico tuviese interés en un almacén tan viejo, algo debía de haber ahí dentro.

¿Qué es? —preguntó seria, lo último que quería era perder tiempo cuando Yasmín podía estar en la manzana de al lado.

Éste era el Almacén (y también la tienda) de un Mercader de la ciudad, que de un día para otro se volvió de alguien pobre a alguien al nivel del Sultán. Tal vez fue un espía para esa gente… Y tiene tanto dinero ahora por sus servicios ofrecidos.

Un mercader que vivía en un cuchitril y ahora era rico, famoso y poderoso. Saeko sentía que esa historia no terminaba de encajar, mucho menos en un mundo como Agrabah. Sin pensarlo mucho más se acercó a la entrada, ignorando los supuestos sincorazón que merodeaban por la zona. En cierto modo, se sintió hasta segura por el hecho de que ninguno le hiciese caso.

Una vez en el interior del recinto repasó con la vista todo lo que estuvo a su alcance, asegurándose de que la puerta de la entrada quedaba bien cerrada y que nadie les seguía. Continuaba pensando que la historia del mercader no tenía ni pies ni cabeza, de no ser por la teoría de Aladdín, claro. ¿Un mercader pobre siendo recompensado por los súbditos de Mateus Palamecia? Lo veía posible.

Se aprovecharon de este pobre desgraciado. —comentó en cuanto ojeó el cuaderno de notas, que indicaba las ventas y la facturación del negocio. Ella no entendía mucho de economía, pero sí lo básico, y aquel hombre estaba arruinado. Luego desvió la vista hacia Aladdín, que parecía examinar otro rincón.

Saeko aprovechó para adentrarse un poco más en la tienda, en concreto, el almacén. Estaba todo repleto de cajas con mercancía sin vender, que no dudó en examinar un par de veces, comprobando la calidad de los materiales que vendía. Después se fijó en una cama de paja al fondo, sobre la cual había otra libreta tirada de mala manera. Se acercó a ella, rodeada por la oscuridad de la noche y el silencio, y la cogió para echarle un vistazo.

Pero de inmediato recordó a Yasmín. Debido a la presión y a las prisas, una parte de ella la instó a salir cuanto antes de ese lugar para seguir su búsqueda, pues estaba claro que ese sitio estaba muerto, nunca mejor dicho. Pero otra parte le dijo que no pasaba nada por cotillear un poco aquel diario mientras caminaba de vuelta a la recepción. Al final la tentación salió ganando.

En ese momento le llegó un mensaje, pero viendo que era de Nanashi prefirió ignorarlo, al menos de momento. Que se esperara.

«A ver...»

Comenzó a leer. Clientes maleducados, ladrones que, en principio, no tenían motivos para robar en un negocio que iba tan mal, y tonterías varias de lo que venía siendo la vida normal de una persona de Agrabah. Se sintió un poco culpable por estar indagando en la vida de aquel hombre, pero tenía que admitir que el relato se volvía más y más fantasioso a medida que avanzaba, digno de una leyenda o un cuento para dormir. Pesadillas, un ser de color rojo, una lámpara negra que se encontraba en el palacio y le resolvería todos sus problemas...

«¿Qué...? ¿Qué acabo de leer?»

Saeko se puso pálida. Miró a su alrededor con nerviosismo, paranoica, pensando que estaba en una trampa mortal, pero el silencio y el silbido del viento que provenían de afuera le confirmaron que no, que Yafar de momento no tenía intenciones de vengarse de nadie. El antiguo visir... Le había concedido todo al mercader... Ese era el origen de sus riquezas. Los Villanos Finales no tenían nada que ver, ¿o sí? Ya no sabía que pensar.

Vaya, no sabía que hubiese una entrada al alcantarillado por aquí. —comentó Aladdín, aunque Saeko seguía intentando conectar a Yafar con los Villanos Finales y los sincorazón—. Oh, te explicaré. El alcantarillado de Agrabah recorre toda la ciudad, incluyendo el palacio. Eso hizo que muchos ladrones y gente que buscaba negocios “sucios” se empezasen a reunir ahí dentro para llevar a cabo sus maquinaciones.

Sí, sí, el mismo alcantarillado que le había indicado Yafar para que se colase en el palacio.

>>Te noto extraña, ¿estás bien Saeko?

Miró a Aladdín con el rostro desolado, sosteniendo el diario del mercader en su mano izquierda. ¿Qué le iba a decir, que Yafar había vuelto? Ya le había dado un fuerte disgusto con el asunto de Yasmín, no quería...

Otro mensaje del teléfono, bien.

Aladdín, lee esto, por favor. —Y le tendió el diario.

Entretanto ella sacó el teléfono, mirando los mensajes: uno de Nanashi, otro de Malik. Decidió mirar primero el de la maestra.

“Para Saito/Malik/Saeko:
Hemos encontrado a la princesa.Esta a salvo. Vbolveros a base, esta noche mataremos al Sin corazón del.desierto. Estad atentos.”


Comprendió que se trataba de Celeste, y no de la maestra Nanashi.

dos vbillanos finales
tuenels ciudad


Y el de Malik...

Saeko resopló, en un intento de organizarse. A ver, por partes: Malik había visto a dos villanos finales en los túneles, Yafar seguía suelto y podía estar aliado con los primeros, el grupo había salvado a Yasmín y volverían al hotel, Joya del Desierto si mal no recordaba. Y luego... ¿Sincorazón del desierto? No recordaba que Malik le hubiese contado nada sobre eso.

Se giró hacia Aladdín, dispuesta a tomar la iniciativa e informarle. La verdad es que poco le importó lo que opinara sobre el teléfono, porque lo había utilizado delante de sus narices.

Aladdín, mis compañeros me dicen que ya han encontrado a Yasmín —esperó a que lo asimilara—. Están en el hotel Joya del Desierto, cerca de palacio, pero Yafar ha vuelto —como le había dado el diario para que lo leyera, ya debía estar al tanto—. Creo que lo mejor es ir a ver a Yasmín, y luego dar con el visir. No estoy segura de que ese loco se quede de brazos cruzados. ¿Estás conmigo?

Esperó una respuesta por su parte. Vamos, esperaba que no se negara a ver a Yasmín. Claro que... la única forma de volver a la zona rica de la ciudad era a través de los túneles. Conectaban toda la ciudad. Pero los villanos finales andaban por allí. Había ido a la zona más peligrosa de Agrabah en su busca, no se intimidó, todo lo contrario. Estaba dispuesta a vérselas con ellos y comprobar de verdad sus capacidades. No los había enfrentado nunca directamente, pero mientras no se valieran de los sincorazón...

En cuanto Aladdín asintiese, Saeko se internaría con él en el subsuelo. Si la zona estaba demasiado oscura intentaría guiarse de algún modo, buscando las paredes y las esquinas, o utilizando el propio móvil como linterna. Sólo esperaba no vérselas con los sincorazón.

»Me han dicho que los secuestradores de Yasmín andan por aquí. No sería mala idea darles una lección, ¿no te parece? —quiso saber la opinión de Aladdín al respecto, y se sintió atrevida.

Claro que la prioridad era llegar al hotel, así que intentaría mantenerse oculta, evitando todo lo posible las luchas innecesarias.

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Saeko va al sector pobre de los túneles con Aladdín. El objetivo es llegar al hotel Joya del Desierto. Ahora bien, lo lejos que llegue ya no depende de mí xD
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Tsuna
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Re: [Agrabah] La leyenda del rey Salmón

Notapor Sombra » Lun Mar 14, 2016 7:26 pm

Celeste


La princesa no negó el obsequio que Celeste acababa de ofrecerle colocandose el abrigo. Tanto Badra como Yasmín se despidieron de ellas con preocupación y desconcierto por lo sucedido, pero no hicieron más preguntas de lo necesario.

***


Correr hasta el puesto de la guardia fue agotador. Nanashi podría haber abierto otro portal, pero como era evidente no podía hacerlo en plena calle para arriesgarse de que las vieran. El cuartel no era especialmente grande a simple vista y no tenía nada especialmente destacable.

Nanashi se adelantó entrando con total seguridad, y como si conociese aquel lugar al dedillo. Un guardia intentó detenerla, sin embargo la gélida mirada que la Maestra lanzó fue lo suficientemente imponente como para acobardar al hombre, que retrocedió muerto de miedo.

¡Dónde está! —levantó la voz amenazadora. El guardia se acurrucó como si acabase de ver a la diosa de la muerte en persona.

Otro par de guardias corrieron hacia la mujer mientras desenvainaban sus espadas, sin embargo Nanashi sin siquiera girarse conjuró dos Morfeos que durmieron a los dos guardias en el acto.

—¿D-de quién habla buena mujer? —tartamudeó el guardia.

Una mujer joven encerrada en éste lugar desde no hace mucho tiempo. Pelo castaño y parece tener orejas de animal en su cabeza.

—¡Ah! S-sí. La trajo una persona anónima... Está en los calabozos...

Los ojos de Nanashi se clavaron en una puerta al fondo del lugar, parecía muy segura... Y estaba cerrada a cal y canto. ¿Pero desde cuándo aquello era un impedimento para un portador? La Maestra lanzó un último Morfeo sobre el guardia y abrió la puerta empleando la Llave Espada.

...Justo a tiempo para escuchar el lejano aullido de un lobo.

***


Los pasillos de piedra de los calabozos bajaban mucho, de hecho parecía que el lugar no era parte del edificio exterior... Parecía como si aquel lugar llevase mucho más tiempo ahí.

Había multiples celdas, en su mayoría vacías aunque algunas estaban llenas de rufianes que se dedicaron a lanzar piropos bastante desagradables. Fue una suerte para ellos que Nanashi no estuviese por la labor de perder el tiempo con gente de aquella calaña. Algunos otros, muchos más sensatos parecían aterrorizados por el aullido que había sonado desde lo más profundo de aquella prisión.

Mientras más descendían por aquel oscuro pasillo más frío hacía... Pero finalmente llegaron al final.

Allí había una celda con los barrotes doblados y arrancados de cuajo. Había una puerta a pocos metros de la celda de hierro que había sido derribada a base de puñetazos y patadas (algo que se notaba gracias a las marcas de zarpas).

Lyn había escapado hacia unos misteriosos túneles... Los mismos que Malik había mencionado en su mensaje.


Malik


Pese a tener que ir a oscuras para no perder a los villanos, Malik tenía la suerte de que sí tenía aún la luz del Piro que Kefka llevaba en su mano iluminando bastante la zona. Solo estuvo a punto de ser pillado una vez, cuando un ruido metálico resonó en la distancia, en algún punto lejano de los túneles, aunque era imposible determinar el origen o la distancia exacta de aquello por culpa del eco. No tenía mucha importancia, sin embargo ambos varones se habían girado para ver lo que hubiese hecho aquello, aunque evidentemente no habían visto nada.

Tras aquel pequeño incidente sin aparente importancia, los dos villanos y Malik continuaron su marcha. Si el aprendiz tenía un buen sentido de la orientación tal vez pudiese deducir que estaban dirigiéndose al palacio.

El alcantarillado se estrechaba considerablemente y había unos barrotes que habían sido derretidos con magia ígnea previamente... Aquello solo podía significar que Kefka se había infiltrado por allí al castillo.

Los Villanos se adelantaron dejando atrás a Malik (si el aprendiz les intentaba seguir el paso tan de cerca lo pillarian) por lo que tuvo que ver desde la distancia como Kuja y Kefka subían por unas escaleras de hierro que daban a una trampilla dentro del propio palacio.

Tras dejarles un margen de varios segundos, Malik pudo apurarse en subir por aquellas escaleras, que daban al amplio Hall del castillo. Las escaleras estaban ocultas gracias a una losa de piedra que encajaba en el hueco a la perfección.

Kefka y Kuja caminaron por el palacio dejando fuera de combate a todo lo que se les interpuso, si bien no llegaron a matar a nadie de milagro. Ambos entraron a una estancia en concreto dejando la puerta entreabierta.

Kuja y Kefka dejaron sus pertenencias 8guardadas en una especie de bandoleras) cerca de la puerta mientras se concentraban en hurgar en aquella habitación. ¿Estaría allí la medicina de Lyn?

Era arriesgado... Pero tal vez merecería la pena tratar de robar a aquellos malnacidos. Solo tenía que tener suerte de que no le pillasen y salir por patas en cuanto pudiese.

Saito


Nada impidió que entrase en aquella habitación. Estaba completamente vacía, a excepción de un sinfín de artilugios de laboratorios y líquidos de todos los colores resguardados en frascos de cristal. Algunos de ellos desprendían humo de colores variopintos. Los ojos de Saito se enrojecieron por un repentino escozor que invadió sus fosas nasales, lo que le obligó toser. No era veneno, pero el olor de aquel lugar era muy fuerte y desagradable.

No había nada más interés... Solo una cosa: Un libro.

Era un tomo grueso de leyendas antiguas de Agrabah, hablaban sobre el Rey Salomón y su hija, que había nacido de un mortal y un Djinn, dicha hija que tuvo se llamó Kamra.

El libro relataba historias similares a "Las mil y una noches", pero enfocado al misticismo que rodeaba a la familia real de la vieja Agrabah. En los últimos capítulos se hablaba de una estrella que cayó del cielo, que su poder abrasó la tierra convirtiendo todo el mundo en un páramo desierto, convirtiendo toda la tierra en arena y destruyendo casi toda la vida en el mundo.

Según el libro, la vieja Agrabah acabó sepultada, sin embargo las ruinas del antiguo castillo de Salomón sirvieron de sello para el demonio que casi erradica la vida del mundo. Para ello, Salomón sacrificó su vida mientras que Kamra utilizaba sus poderes místicos, dados por una espada legendaria y su parte de Djinn para sellar para siempre el castillo con el monstruo en su interior. Dicho sello solo podría ser abierto por aquellos que portasen la sangre de la sultana, sin embargo no solo se necesitaba sangre... También una "llave especial", oculta en una montaña donde el alma de Kamra descansaba. Aunque por desgracia, el libro no hablaba más de aquella llave.

Espero que la lectura haya sido de tu agrado —escuchó Saito a su espalda.

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Al girarse pudo ver a quien había dicho aquello. Se trataba de un ser rojo similar a Genio, pero con un rostro que imponía mucho más. Saito ya lo había visto en otra ocasión, sin embargo tenía un tamaño mucho más reducido... Aunque aquello no dejaba de hacerlo reconocible a simple vista.

Yafar.

Ha pasado tiempo, Saito —sonrió mientras se acicalaba su perilla—. ¿Por qué no tomamos algo?

Antes de que Saito pudiese responder, una mesa con una silla de aspecto lujoso apareció. Saito ahora estaba sentado en la silla, frente a un suculento festín cuyo olor combatía el del laboratorio. En las manos de Yafar apareció una taza de té, que bebió a pequeños sorbos.

Tú y tus amigos no tenéis ni idea de lo que estáis haciendo, ¿lo sabías? La fuerza que reside en aquel que será vuestro objetivo final, y que tiene que ver con lo que has leído... Se escapa a la compresión de los mortales.

>>Solo un genio como yo podría ayudaros... Sin embargo, eso es imposible puesto que ya tengo un amo.

Yafar sonrió de oreja a oreja.

Verás, mi lámpara está encerrada en una caja fuerte en la tienda del mercader. Todavía me queda cumplir un último deseo de mi amo... Sin embargo él no quiere pedirlo, es más inteligente de lo que parece y prefiere tenerme cerca. —Yafar sirvió una copa de cualquier bebida que Saito imaginase, casi como si le hubiese leído la mente—. No tenemos que ser enemigos, Saito. Podríamos ser aliados una vez más, como en los viejos tiempos. Si consigues la lámpara tú serías mi nuevo amo, ¿y sabes qué significa eso? Que podrás pedir cualquier deseo... Incluso ser más poderoso que tus Maestros... ¿O por qué no pedir mejor convertirte en Maestro? La única condición es que tu tercer deseo debe ser obligatoriamente liberarme.

>>Y no caeré otra vez en el mismo error que cometí con el Mercader.

Un pergamino apareció frente a Saito. Era un contrato en el que decía que debía utilizar sus tres deseos obligatoriamente antes de irse de Agrabah y el tercero sería forzosamente inmediatamente después del segundo, en el cual liberaría a Yafar.

Si lo firmaba, Saito aparecería inmediatamente fuera de la mansión del mercader (para ir a la tienda de éste) y de lo contrario Yafar simplemente se esfumaría.

La decisión era suya.

Saeko


El subsuelo de la ciudad era oscuro, demasiado. La linterna del teléfono ayudaba mucho. Algunas veces, la aprendiz podía ver sombras de sincorazón que pululaban por las cercanías del subsuelo, pero en ningún momento llegaron a atacarles.

El problema fue que aquel lugar era un completo laberinto, había cientos de marcas por todas partes, casi como mensajes dejados por la gente para guiarse, pero como había tantos... Era imposible saber a donde ir.

En un momento dado acabaron perdidos, vagando sin rumbo por los intricados túneles. Era como si todo aquel lugar hubiese sido erigido solo para hacer que la gente se perdiese.

Saeko, mira ésto —llamó Aladdín.

Estaba frente a una pared con una losa de piedra antigua, con un agujero de cerradura grande, uno en el cual la llave espada encajaba convenientemente bien.

"Algo" al otro lado llamaba a Saeko, como si la obligase a abrir aquello si o sí. Era un ansia extraño y mágico, casi como si tuviese la certeza de que al otro lado había algo que merecía la pena ver.

Antes de que pudiese darse cuenta, la Llave Espada de Saeko apareció en su mano libre y de alguna forma, la propia aprendiz fue quien apuntó a la ranura y encajó su arma allí.

Click.

La pared empezó a hacerse a un lado dejando espacio a un lugar un poco fuera de lugar. Se trataba de una cueva subterránea, aunque su forma era similar a un cráter cubierto por un techo falso sobre el que se erigía algún edificio, probablemente.

Aquel crater era enorme, debía tener casi un kilómetro de rádio, aunque era imposible determinarlo con solo la linterna del móvil.

En el centro del cráter había un montón de piedra pómez y varios cristales luminiscentes que dejaban ver algo más.

Se trataba de un cofre que si Saeko decidía abrir mostraría un papiro con una serie de frases que parecían un hechizo... Aunque si Saeko lo recitaba no ocurriría nada, sin embargo. Un gran poder mágico parecía salir de dicho papel, sin duda recordaba a... Magia Arcana, como la del pasado.

¿Pero por qué estaba ahí?

No había nada más por allí, por lo que pudieron seguir su camino.

Saeko y Celeste


Saeko y Aladdín en unos callejones, no demasiado lejos de La Joya del Desierto. Ya era noche cerrada cuando...

Una figura lupina apareció frente a ellos. Se trataba de un monstruo de aspecto furioso, tenía rasgos tanto humanos como de lobo, aunque sus ojos no mostraban nada de humanidad, aquella cosa era una bestia con todas las de la ley.

La criatura, sin mediar palabra corrió contra la aprendiza, sin embargo una barrera se interpuso entre el monstruo y ella.

Nanashi y Celeste (la primera con la Llave Espada invocada y con su otra mano manteniendo la barrera) salieron por el mismo lugar por el que Aladdín y ella habían salido momentos antes. Nanashi dedicó una mirada arisca a Saeko y no dijo nada.

Lyn —nombró la Maestra de Bastión Hueco.

La respuesta de la mujer lobo fue golpear la poderosa barrera una vez más, haciéndola añicos y golpeando a Saeko y a Aladdín de un placaje que los lanzó volando contra una pared como si fuesen muñecos de trampo. El joven de Agrabah se retorció de dolor en el suelo, sin embargo se levantó nuevamente recuperando el aliento.

Ya habrá tiempo para las presentaciones, debemos detenerla —apresuró la mujer esperando que Celeste y Saeko luchasen a su lado. Aladdín se colocó junto a ellas con su sable curvo en ristre y una mirada desconcertada y asustada.

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Perdonad la tardanza y la cutrez del post, éstos días estoy ocupado y entre eso y que mi teclado (el de mi ordenador) no funciona correctamente... Pues eso. Apenas puedo escribir, así que intentaré conseguir otro teclado, pero mientras tendré que escribir mis post bastante rápido y sin apenas revisarlos. Siento mucho eso :c


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