Re: [País de los Mosqueteros] Todos para Uno
Publicado: Jue Ene 21, 2016 10:32 am
—¡Cómo corren estos tipos!
—Ni que lo digas —respondí jadeando mientras buscaba a los dos con la mirada, y por fin los vislumbramos—. Vamos con ellos antes de que se nos vuelvan a escapar.
En ese momento vi cómo Goofy caía de bruces al suelo, llevándose a Donald por delante. Y eso no fue todo, porque también fui testigo de la causa de la caída: ¡alguien le había hecho la zancadilla!
Eché a correr para ayudarles y darle un escarmiento al gamberro que había hecho tal cosa, pero frené en seco al ver que no era una sola persona, sino varias. Bueno, si a eso podía llamárseles personas...
—Estos sujetos... no parecen tener buenas intenciones. Quedémonos un poco ocultos en esta esquina para ver cómo se desarrolla todo.— dijo Lawrence, tratando de ser sigiloso.
Mientras corría hacia nuestro improvisado y no muy buen escondite, paseé la mirada por aquellos tipos. Efectivamente no parecían tener buenas intenciones, por la forma en que habían tirado a Donald y Goofy al suelo y les habían rodeado. Lo que tenía claro es que en cuanto les viese en peligro acudiría en su ayuda.
—Vaya, vaya. ¿A que vienen esas prisas, perros de la reina?
"¿Reina? ¿Será que Minnie también está aquí?"
Otro tipo apareció en ese momento, vestido con ropajes iguales que los de aquellos tipos. Pero este, en concreto, tenía un aspecto de lo más siniestro. Parecía un murciélago gigante, y tenía cara de pocos amigos.
—¡Pero bueno! ¡¿Qué os habéis creído vosotros?! —gritó Donald, enojado, reincorporándose de un salto—. ¡No tenemos tiempo para vuestros jueguecitos!
—Esto, chicos… Andamos un pelín apresurados, así que no queremos ningún problema.
—Esto... ¿Acaso ocurrirá muy a menudo?
—Parece un mundo muy poblado, seguramente habrá alborotadores aquí y allá causando problemas con frecuencia —respondí a Lawrence, manteniendo su mismo tono de voz.
En cualquier caso, Donald parecía querer plantar cara a los matones. Tenía curiosidad por ver cómo se desenvolvían en combate, así podría comprobar si eran realmente los Donald y Goofy de Ciudad Disney o no.
—Tarde para las excusas. Estas calles pertenecen a la guardia cardenálica. Y vosotros, chusma de la caballería al servicio de la reina, os habéis metido en nuestra jurisdicción.
—¿Guardia cardenálica? ¿Querrá eso decir entonces que ese bicho repugnante es la autoridad aquí?
Pero la cosa no fue muy bien para los supuestos caballero de la corte y mago real a partir de ahí. Un furioso Donald empezó a plantar cara a aquellos tipejos, y Goofy se mostraba opuesto a pelear. No obstante ellos sí tenían ganas de gresca, y rodearon a Donald rápidamente. Este comenzó a temblar, miedoso.
—Eh, eh —Miré a Lawrence para llamar su atención. ¡Teníamos que hacer algo, o les darían una paliza!
Donald, en ese momento, saltó hacia un barril cercano para esconderse, y Goofy le siguió. Los tales guardias cardenálicos comenzaron a reírse y burlarse de ellos, y me hicieron perder los nervios. ¡Si de verdad eran la autoridad de aquel lugar, no debían ser tan crueles! ¡Era injusto que tratasen así a alguien solo por pisar una calle que según ellos era de su jurisdicción!
Apreté los puños y salí de mi escondite, preparada para darle un escarmiento a aquel mamarracho.
—¡Eh, vosotros! ¿Qué estáis mirando? ¡Largaos de aquí!
—Tsst. Nos han descubierto...
Ups.
—¡Qué alguien se lleve a esos mocosos humanos!
Cuando me quise dar cuenta, me vi agarrada por uno de ellos del hombro junto a Lawrence, y entonces vi el fallo que acababa de cometer por haberme dejado llevar por mis tripas.
—¡Suéltame!
No quería provocar una trifulca innecesaria en medio de la calle, pero no tenía otro remedio. Donald y Goofy eran la única pista que había encontrado para cumplir la misión, y no me iba a ir así como así, dejándolos allí.
Agité el hombro con brusquedad, intentando zafarme un poco de la mano del tipo, y acto seguido le propiné un codazo en sus partes más queridas. Era una técnica que había utilizado ya más de una vez, y poco a poco había ido perfeccionándola.
—¡Vamos Maya, enseñemos a este tipo de qué estamos hechos.
Una vez liberada del hombre, observaría a Lawrence y acto seguido a aquellos hombres, o lo que fuesen. Pensándolo con más calma, consideré que no era buena idea armar revuelo allí, y probablemente acabaríamos en el calabozo o algo peor, perdiendo un valioso tiempo y, para colmo, también la pista a Donald y Goofy.
Negué con la cabeza, mirando a Lawrence. Teníamos que huir de allí y llevarnos a Donald y Goofy como fuese.
"Lo siento, Ronin, pero tengo que incumplir tus condiciones."
Respiré hondo y me preparé, tenía que ser rápida como una centella. De un salto, me acercaría a Lawrence a toda velocidad y le taparía la boca con una mano. Acto seguido, lanzaría un hechizo Dulce Aroma para aturdirles. Daría otro brinco hacia adelante, invocando la Pétalo de Hada en mis manos, y les propinaría algunos tajos a cada uno aprovechando su estado de embriaguez, al mismo tiempo que me acercaríaa al barril donde se encontraban Donald y Goofy.
Allí, como seguramente ambos estarían bajo el efecto de mi hechizo, desmaterializaría mi Llave Espada y agarraría a Goofy de la muñeca mientras señalaría al interior del barril con la cabeza, pidiendo así a Lawrence que se encargase del pato. En caso de que Donald no estuviese bajo el efecto embriagador de mi hechizo, le diría que ya estaba a salvo y que saliese cuanto antes.
Con todos a salvo y, con suerte, los matones aún medio aturdidos, nos colaríamos por las callejuelas y huiríamos cuanto antes.
Seguramente aquello provocaría también bastante escándalo, pero al menos si nos escapábamos rápidamente no causaría tanta conmoción como si nos hubiésemos entretenido a combatir, lo cual atraería muchas más miradas.
—Ni que lo digas —respondí jadeando mientras buscaba a los dos con la mirada, y por fin los vislumbramos—. Vamos con ellos antes de que se nos vuelvan a escapar.
En ese momento vi cómo Goofy caía de bruces al suelo, llevándose a Donald por delante. Y eso no fue todo, porque también fui testigo de la causa de la caída: ¡alguien le había hecho la zancadilla!
Eché a correr para ayudarles y darle un escarmiento al gamberro que había hecho tal cosa, pero frené en seco al ver que no era una sola persona, sino varias. Bueno, si a eso podía llamárseles personas...
—Estos sujetos... no parecen tener buenas intenciones. Quedémonos un poco ocultos en esta esquina para ver cómo se desarrolla todo.— dijo Lawrence, tratando de ser sigiloso.
Mientras corría hacia nuestro improvisado y no muy buen escondite, paseé la mirada por aquellos tipos. Efectivamente no parecían tener buenas intenciones, por la forma en que habían tirado a Donald y Goofy al suelo y les habían rodeado. Lo que tenía claro es que en cuanto les viese en peligro acudiría en su ayuda.
—Vaya, vaya. ¿A que vienen esas prisas, perros de la reina?
"¿Reina? ¿Será que Minnie también está aquí?"
Otro tipo apareció en ese momento, vestido con ropajes iguales que los de aquellos tipos. Pero este, en concreto, tenía un aspecto de lo más siniestro. Parecía un murciélago gigante, y tenía cara de pocos amigos.
—¡Pero bueno! ¡¿Qué os habéis creído vosotros?! —gritó Donald, enojado, reincorporándose de un salto—. ¡No tenemos tiempo para vuestros jueguecitos!
—Esto, chicos… Andamos un pelín apresurados, así que no queremos ningún problema.
—Esto... ¿Acaso ocurrirá muy a menudo?
—Parece un mundo muy poblado, seguramente habrá alborotadores aquí y allá causando problemas con frecuencia —respondí a Lawrence, manteniendo su mismo tono de voz.
En cualquier caso, Donald parecía querer plantar cara a los matones. Tenía curiosidad por ver cómo se desenvolvían en combate, así podría comprobar si eran realmente los Donald y Goofy de Ciudad Disney o no.
—Tarde para las excusas. Estas calles pertenecen a la guardia cardenálica. Y vosotros, chusma de la caballería al servicio de la reina, os habéis metido en nuestra jurisdicción.
—¿Guardia cardenálica? ¿Querrá eso decir entonces que ese bicho repugnante es la autoridad aquí?
Pero la cosa no fue muy bien para los supuestos caballero de la corte y mago real a partir de ahí. Un furioso Donald empezó a plantar cara a aquellos tipejos, y Goofy se mostraba opuesto a pelear. No obstante ellos sí tenían ganas de gresca, y rodearon a Donald rápidamente. Este comenzó a temblar, miedoso.
—Eh, eh —Miré a Lawrence para llamar su atención. ¡Teníamos que hacer algo, o les darían una paliza!
Donald, en ese momento, saltó hacia un barril cercano para esconderse, y Goofy le siguió. Los tales guardias cardenálicos comenzaron a reírse y burlarse de ellos, y me hicieron perder los nervios. ¡Si de verdad eran la autoridad de aquel lugar, no debían ser tan crueles! ¡Era injusto que tratasen así a alguien solo por pisar una calle que según ellos era de su jurisdicción!
Apreté los puños y salí de mi escondite, preparada para darle un escarmiento a aquel mamarracho.
—¡Eh, vosotros! ¿Qué estáis mirando? ¡Largaos de aquí!
—Tsst. Nos han descubierto...
Ups.
—¡Qué alguien se lleve a esos mocosos humanos!
Cuando me quise dar cuenta, me vi agarrada por uno de ellos del hombro junto a Lawrence, y entonces vi el fallo que acababa de cometer por haberme dejado llevar por mis tripas.
—¡Suéltame!
No quería provocar una trifulca innecesaria en medio de la calle, pero no tenía otro remedio. Donald y Goofy eran la única pista que había encontrado para cumplir la misión, y no me iba a ir así como así, dejándolos allí.
Agité el hombro con brusquedad, intentando zafarme un poco de la mano del tipo, y acto seguido le propiné un codazo en sus partes más queridas. Era una técnica que había utilizado ya más de una vez, y poco a poco había ido perfeccionándola.
—¡Vamos Maya, enseñemos a este tipo de qué estamos hechos.
Una vez liberada del hombre, observaría a Lawrence y acto seguido a aquellos hombres, o lo que fuesen. Pensándolo con más calma, consideré que no era buena idea armar revuelo allí, y probablemente acabaríamos en el calabozo o algo peor, perdiendo un valioso tiempo y, para colmo, también la pista a Donald y Goofy.
Negué con la cabeza, mirando a Lawrence. Teníamos que huir de allí y llevarnos a Donald y Goofy como fuese.
"Lo siento, Ronin, pero tengo que incumplir tus condiciones."
Respiré hondo y me preparé, tenía que ser rápida como una centella. De un salto, me acercaría a Lawrence a toda velocidad y le taparía la boca con una mano. Acto seguido, lanzaría un hechizo Dulce Aroma para aturdirles. Daría otro brinco hacia adelante, invocando la Pétalo de Hada en mis manos, y les propinaría algunos tajos a cada uno aprovechando su estado de embriaguez, al mismo tiempo que me acercaríaa al barril donde se encontraban Donald y Goofy.
Allí, como seguramente ambos estarían bajo el efecto de mi hechizo, desmaterializaría mi Llave Espada y agarraría a Goofy de la muñeca mientras señalaría al interior del barril con la cabeza, pidiendo así a Lawrence que se encargase del pato. En caso de que Donald no estuviese bajo el efecto embriagador de mi hechizo, le diría que ya estaba a salvo y que saliese cuanto antes.
Con todos a salvo y, con suerte, los matones aún medio aturdidos, nos colaríamos por las callejuelas y huiríamos cuanto antes.
Seguramente aquello provocaría también bastante escándalo, pero al menos si nos escapábamos rápidamente no causaría tanta conmoción como si nos hubiésemos entretenido a combatir, lo cual atraería muchas más miradas.