[Tierras del Reino] Donde duermen los gigantes

Trama de Alec, Simbad y Nicoxa + Ban

Aquí es donde verdaderamente vas a trazar el rumbo de tus acciones, donde vas a determinar tu destino, donde va a escribirse tu historia

Moderadores: Suzume Mizuno, Denna, Astro

Ronda 4

Notapor Tanis » Vie Feb 12, 2016 4:13 pm

Simbad, Nicoxa y Ban


Ed ladeó la cabeza y miró al grupo de felinos como si estuvieran locos o hubieran dicho algo terriblemente poco creíble. Castañeteó a propósito los dientes y se rió por lo bajo. Desde luego no daba buena impresión, pero salvo los cachorros, que estaban asustados y tensos a partes iguales, ninguno tenía lo más remota idea de cuál era el comportamiento habitual de una hiena. Poco a poco Ed se medio arrastró hacia el grupo, sin acercarse del todo, riendo entre dientes y palabras.

¿Me darás tres patas de cebra? ¿Y la cuarta? ¿Sabes que tienen cuatro? ¿Qué pasa con la cuarta? Hiiieeheheheehiehiiihieee —Ed exhaló fuerte por la nariz. Al estar a ras de suelo levantó una pequeña nube de polvo de roca y volvió a toser—. No sé, no sé, ¿por qué iba a confiar en vosotros? ¿En un guepardo, en un lince, en una... leona? —Cuando dijo la palabra leona, miró a Nicoxa y lo hizo con cierto desprecio. Luego miró a los cachorros y sonrió—. Eeeeeeh... yo os estaba buscando, sí, sí, hiiiehiiieheehiehee, y mis amigos... ¡Ah! —Ed volvió a mirar a Simbad—. Tengo amigos por aquí, sí, ¿me vas a dar mis tres patas de cebra? ¿Dónde las tienes? No las veo, ¿vas a ir a cazarlas ahora? ¿Eh? ¿Eeeeeeh?

La hiena se relamió, se irguió del todo con el pelo del lomo erizado y saltó hacia Simbad para atacar. Sin embargo Ban, que había estado alerta en todo momento, le lanzó una Flama Tenebrosa que le impactó en la cara y la lanzó un par de metros hacia atrás. Ed chilló y se revolvió por el suelo antes de ponerse de pie sobre las cuatro patas. Clavó la vista en los aprendices y si estos se fijaban, verían que la expresión de la hiena ya no era tan bobalicona como hasta hacía unos segundos. Una expresión seria y fiera conformaba el gesto de Ed.

Eso... no ha estado bien, gatito.

Un nuevo terremoto sacudió la tierra y varios huesos se desestabilizaron y cayeron hacia el vacío a las espaldas del grupo. Ed siseó entonces entre dientes y giró la cabeza a un lado y a otro varias veces, antes de aullar de nuevo, de dolor.

No, nononono, para, déjame... ¡GYAAAAARRRRRGGGG! ¡nO tEnGo TiEmPo pArA EstO!

Otro estruendo hizo vibrar el suelo y una gran calavera de elefante se despeñó terraplén abajo. Nala chilló y Simba retrocedió todavía más, hasta toparse con las patas de Ban. Ed se frotó la cabeza con una pata y también retrocedió, antes de mirar por última vez a los aprendices y conformar una sonrisa burlona.

Ya sé dónde está. Divertíos.

Los ojos de la hiena brillaron y se colorearon de amarillo por un instante y un gran sincorazón apareció entre la hiena y el grupo de felinos.

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Era tan grande como las calaveras de elefantes enormes que habían visto de camino y no esperó a que alguno de los aprendices hiciera algo. Con un chasquido de pinzas, el sincorazón alzó la cola y la lanzó para picar al grupo. De fondo podrían oír la risa histérica de Ed, pero de la hiena ya no había ni rastro.

Esta vez huir era algo más complicado. El camino por el que habían venido lo cortaba el sincorazón y a su espalda tenían por lo menos cinco metros de caída sobre roca y huesos polvorientos. Y la tierra no paraba de temblar cada pocos minutos.

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Existe una posibilidad de huir, pero eso no quita que el enemigo no vaya a perseguiros.


Alec


Ilana fue rápida y antes de que la hiena pudiera descubrir su presencia real, arrastró a Zazú hasta el hueco del cráneo del elefante, al amparo de la penumbra. Allí escondidos no podían ver mucho, culpa también de la niebla, pero sí todavía escuchar las voces de las hienas.

¡Eh, se ha ido! ¡Había algo aquí, lo he olido! —La hiena llamada Banzai exclamó con frustración.

La otra hiena, Shenzi, rió bien alto. El sonido de una pequeña caída advirtió a Alec de que Shenzi debía de haber bajado al suelo junto a su compañero. Junto a Alec e Ilana, Zazú temblaba de miedo.

Son hienas, Mufasa siempre tiene que echarlas del reino... —susurró—. Antes vivían por aquí, pero...

Pero Alec podía asumir por la situación y la expresión de Zazú que con tantos sincorazón era raro que algún animal pudiera vivir tiempo seguido en aquel cementerio. Poco a poco los olfateos se fueron acercando a las cavidades de la calavera y el pájaro casi revoloteó hacia atrás, pegándose a la pared de hueso. Un temblor sacudió levemente la tierra e hizo que las hienas alzaran la cabeza y sus siluetas se alejaran de los huecos.

Pa-parece que estamos a salvo... —musitó Zazú.

Sin embargo, el sonido que precedía a la aparición de un sincorazón rasgó el aire, seguido del grito de Banzai y Shenzi. El tropel de correteos y patas fueron de un lado a otro de los huecos entre la niebla, en lo que tenía toda la pinta de ser una pelea. Si Alec se atrevía a salir y asomarse podría ver al sincorazón alzándose sobre la capa de niebla que cubría el suelo, mucho más alto y grande que las hienas, que combatían a duras penas contra él.

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¿De dónde había salido, por qué?

¡Banzai! —gritó Shenzi, cuando el sincorazón alcanzó a su compañero y le embistió, lanzándole contra una pila de huesos.

Las cosas no pintaban bien. Alec tenía la opción de defender y ayudar a las hienas, a pesar de la fama que Zazú le había indicado que tenían, o bien intentar salir de la calavera y huir hacia alguna otra parte. La decisión era suya.

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Tanis
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Re: [Tierras del Reino] Donde duermen los gigantes

Notapor xXOrbOOkXx » Jue Feb 18, 2016 12:27 am

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Había sido algo precipitado y lo sabía. Quizás no había sido mi mejor idea, pero mi afán de encontrar la información que habíamos estado buscando había perturbado mi forma de ver las cosas. La Hiena, Ed, se acercó a nosotros, con una risa peliaguda pero sin acercarse del todo.

¿Me darás tres patas de cebra? ¿Y la cuarta? ¿Sabes que tienen cuatro? ¿Qué pasa con la cuarta? Hiiieeheheheehiehiiihieee —Tosió con fuerza al exhalar tierra—. No sé, no sé, ¿por qué iba a confiar en vosotros? ¿En un guepardo, en un lince, en una... leona? Eeeeeeh... yo os estaba buscando, sí, sí, hiiiehiiieheehiehee, y mis amigos... ¡Ah! —Me volvió a mirar—. Tengo amigos por aquí, sí, ¿me vas a dar mis tres patas de cebra? ¿Dónde las tienes? No las veo, ¿vas a ir a cazarlas ahora? ¿Eh? ¿Eeeeeeh?

Desgraciadamente, solo era una hiena normal. Una hiena normal con amigos dispersados por la zona. Lo cierto era que no me acarreaba ningún tipo de confianza que aquellos animalejos anduvieran por allí a sus anchas y más por el hecho de sortear a los Sincorazón. Algo no encajaba.

En cuestión de segundos, el animal saltó hacia mí. Me puse en posición de defensa, dispuesto a usar los dientes y garras, sin embargo, Ban se adelantó: lanzó un hechizo justo en el momento propicio para que no me arrancara la cabeza. Le dirigí un gesto de agradecimiento e invoqué la Llave Espada. Y algo cambió en su mirada, que se volvió fría y calculadora.

Eso... no ha estado bien, gatito.

Me interpuse entre el animal y el Aprendiz, dispuesto a protegerle del error que había cometido. Pero mis patas se desestabilizaron en cuanto un terremoto volvió a cruzar la tierra. Para mi sorpresa, el animal bajó la cabeza con dolor y siseó, antes de proferir un alarido de agonía.

No, nononono, para, déjame... ¡GYAAAAARRRRRGGGG! ¡nO tEnGo TiEmPo pArA EstO!

¿Qué estaba pasando? La calavera de un gran animal rodó colina abajo mientras el mundo volvía a temblar. Gruñí amenazadoramente con el lomo erizado. Escuché un chillido agudo, de Nala tal vez, pero la hiena reculó y con una sonrisa burlona, dijo:

Ya sé dónde está. Divertíos.

De haberlas tenido, mis cejas se habrían alzado todo lo posible y quizás un poco más. Fuera quien fuera aquel animal, nos había estado engañando todo el rato, y deduje que sería alguien lo suficientemente poderoso como para transformarse en animal, viajar entre mundos y...

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Invocar Sincorazón. Rugí desesperado, porque habíamos encontrado al más que posible culpable, pero sería lo suficientemente fuerte como para derrotarnos con solo mover un dedo. Y estaba buscando algo, algo seguramente relacionado con los temblores.

Con todos los reflejos que pudiera, intentaría lanzar un simple hechizo Perla contra el aguijón de la criatura antes de que pudiera impactar contra mi o cualquier otro Aprendiz. Pero había que priorizar la seguridad de todos antes que la mía.

¡Nicoxa! ¡Llévate a los cachorros, corre! —dirigiría la mirada hacia el otro felino—. Hemos encontrado la clave para resolver esto. ¡Demuestra de lo que eres capaz!

Eché a correr hacia el enemigo, esquivando el aguijón tantas veces como fuera posible. A medio camino, ejecutaría un hechizo Zarza sin pararme en la dura carrera, y en el atontamiento que el hechizo pudiera provocarle, me situaría en la retaguardia del enemigo como pudiera, o en uno de los costados. Sería en ese momento cuando usaría un Aturdidor lanzado contra la cabeza baja del enemigo y le inflaría a estocadas todo el tiempo que durara el efectom para luego alejarme lo suficiente para estar seguro.

En todo el tiempo que durara mi ataque, miraría de reojo a ambos Aprendices, sobre todo a Nicoxa. No le había encargado una tarea para nada fácil.

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▪ Perla (HM) [Nivel 3] [Requiere Poder Mágico: 4] Ataque básico de elemento Luz. Proyectil de luz lineal en forma de esfera, con muy pocas probabilidades de cegar al enemigo
▪ Aturdidor (HC) [Nivel 8] (Fuerza: 12) Aturde a los enemigos cercanos con un solo golpe, impidiéndoles lanzar ataques físicos.
▪ Zarza (HM) [Nivel 3] [Requiere Poder Mágico: 4] Ataque básico de elemento Natura. Grupo de plantas espinosas que brotan del suelo y golpean a un contrincante cercano, con pocas probabilidades de causar envenenamiento.
~Un cuarto de hora de risa, equivale a un año más de vida...~


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Tercera Saga:

Prólogo de Simbad
"Bastión Hueco" Choque de culturas (Encuentro)
"Bastión Hueco" Novatos bajo la lluvia (Primer encuentro - Saga Novatos)
"Tierras del Reino" El nacimiento de un príncipe (Trama)
"Islas del Destino" ¡Buscad a mi perro! (Misión)
"Castillo de Bestia" Solos entre lobos (Primer encuentro - Saga Délaissé)
"La Cité des Cloches" Los miserables (Encuentro)
"Villa Crepúsculo" Una visita guiada (Encuentro)
"Selva Profunda" Día de monos (Encuentro)
"Port Royal" Los muertos no cuentan cuentos (Trama)
"Tierra de Dragones" Linda Flor (Misión)
"Bastión Hueco" Novatos bajo el amanecer (Segundo encuentro - Saga Novatos)
"Ciudad de Paso" Lo que vale la pena (Encuentro)
"Ciudad de Paso" The Game Never Ends (Trama)
"Torre de los Misterios" Orden en la Biblioteca (Misión)
"Evento Global" El esclavo del olvido
"Evento Global" Ruta de los perdidos

Evento Halloween 2014
"Especial libre" El laberinto de los corazones
"Especial libre" San Valentín III
"Islas del Destino" Yincana veraniega
"Evento libre" La Mansión Encantada II: La Venganza

Cuarta Saga:


"Ciudad Inexistente" Dos velas para el diablo (Encuentro)
"Port Royal" De copas con la muerte (Encuentro)
"Bastión Hueco" De magdalenas y vicios franceses (Encuentro)
"La Cité des Cloches" Insomnia (Primer encuentro - Saga La Musique du Silence)
"La Cité des Cloches" Somnia (Segundo encuentro - Saga La musique du Silence)
-"Port Royal" El barco que desaparece en la niebla (Misión)
"Tierras del Reino" Donde duermen los gigantes (Trama)
"País de los Mosqueteros" Todos Para Uno (Trama)
"Ciudad de Paso" Un nuevo Crepúsculo (Trama)
"Ciudad de Halloween" El ataque de Boogieman (Trama)
"La Cité des Clochés" Fuego Infernal (Trama)
"Espacio Profundo" Planta 313 (Encuentro)
"Mundo Inexistente" Pasajes Oscuros (Trama)
"Tierra de Partida" Penúltima Parada (Encuentro)
"Evento Global" El principio del fin
"Atlántica" Perdona pero quiero casarme contigo (Encuentro)

"Especial libre" El laberinto de los corazones II: Escape
"Especial libre" World War Christmas
"Especial libre" El San Valentín está aquí
"Especial libre" ¡Exámenes finales
"Especial libre" La inocencia perdida
"Especial libre" Misión: Salvar la Navidad

Timeskip (Finales 1013-1017)

"Tierra de Partida" Examen de Maestría (30 Diciembre 1013)
"Jardines de Tierra de Partida" Doomsnight (Libre) (31 Diciembre 2013)
"País de las Maravillas" El último regalo (Minitrama) (Julio 1014)
"Jardines de Tierra de Partida" El Regreso (Libre) (Finales de Marzo de 1017)

Saga final:

"La Cité des Clochés" Santuario (Trama)
"La Cité des Clochés" La última noche en París (Libre)
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Re: [Tierras del Reino] Donde duermen los gigantes

Notapor Sito » Vie Feb 19, 2016 2:12 am

La hiena observaba al grupo de forma inquietante. Empezó a reír por lo bajo y Nicoxa entrecerró los ojos mientras intentaba adivinar sus intenciones. Ed se acercó un poco, por lo que la aprendiza se colocó de mejor forma entre los cachorros y él.

¿Me darás tres patas de cebra? ¿Y la cuarta? ¿Sabes que tienen cuatro? ¿Qué pasa con la cuarta? Hiiieeheheheehiehiiihieee —Tosió dos veces, la segunda como consecuencia de remover la tierra con la primera, lo cual le pareció bastante cómico a Nico—. No sé, no sé, ¿por qué iba a confiar en vosotros? ¿En un guepardo, en un lince, en una... leona?—la miró con lo que se podía intuir como desprecio. Nicoxa le sacó la lengua—. Eeeeeeh... yo os estaba buscando, sí, sí, hiiiehiiieheehiehee, y mis amigos... ¡Ah! —Miró a Simbad en esta ocasión—. Tengo amigos por aquí, sí, ¿me vas a dar mis tres patas de cebra? ¿Dónde las tienes? No las veo, ¿vas a ir a cazarlas ahora? ¿Eh? ¿Eeeeeeh?

Ed se relamió y, con el pelaje erizado se lanzó de improvisto hacia Simbad con la intención clara de atacar. Por suerte Tristán estaba más alerta que los demás y reaccionó a tiempo lanzando un conjuro sobre la hiena, que vio fallido su plan.

¡Pero bueno! ¡¿Qué te crees que haces?! Sólo estábamos hablando —gritó al animal, muy cabreada—. ¿Estás bien, Simbad?

Cuando Ed se recuperó del ataque volvió a su cabeza hacia los aprendices, pero algo había cambiado en su mirada: parecía como si se hubiera vuelto inteligente de golpe. No tenía nada que ver con la apariencia que había mostrado hasta ahora.

Eso... no ha estado bien, gatito.

Nadie pudo actuar en ese momento debido a un nuevo temblor que hizo que Nicoxa casi se golpeara la cabeza con el suelo. Miró a los cachorros para asegurarse de que seguían bien.

No, nononono, para, déjame... ¡GYAAAAARRRRRGGGG! ¡nO tEnGo TiEmPo pArA EstO!

Nicoxa abrió los ojos como platos. Su actitud era extraña e inquietante, no parecía estar bien de la cabeza y le daba un poco de miedo lo que pudiera hacer alguien en ese estado.

Otro terremoto desestabilizó a la joven, que pudo ver una de las enormes calaveras de elefante que tanto abundaban por la zona despeñarse como consecuencia. Los cachorros estaban nerviosos y asustados, así que Nico intentó tranquilizarles. Ed, por su parte, les dedicó una última mirada con ese nuevo comportamiento que había adquirido.

Ya sé dónde está. Divertíos.

Sus ojos se volvieron de color amarillo a la vez que un sincorazón bastante grande apareció ante ellos. Parecía como si Ed lo hubiera invocado.

Simbad lanzó un conjuro contra el sincorazón para frenar el ataque que preparaba. Nicoxa estaba bastante tensa, sin saber muy bien cómo reaccionar ante ese enemigo.

¡Nicoxa! ¡Llévate a los cachorros, corre!

Simbad parecía tener muy claras sus ideas. ¿Pero a dónde se los iba a llevar? Sólo podían ir hacia el sincorazón, que ocupaba todo lo que tenían al frente, o...

...ir hacia sus espaldas, donde una importante caída les esperaba.

¡Está bien! Creo que tengo una idea —era bastante arriesgado pero no veía ninguna alternativa en ese momento para garantizar la seguridad de los leoncitos—. ¡Nala, Simba! ¡Subíos a mi lomo, rápido, y agarraos todo lo fuerte que podáis! —se tumbó en el suelo para facilitar la subida de los pequeños, pero si alguno no podía o intentaba escabullirse tendría que cogerlo ella misma con su mandíbula. Miró a sus compañeros, preocupada aunque se forzó en sonreir (aunque cualquiera diría que estaba sonriendo con esa cara de leona)— Tened cuidado chicos, os esperaré abajo. —se dirigió hacia el borde y tomó aire antes de hacer lo que podía considerarse como una locura.

»Confiad en mi.

Se lanzó al vacío con los cachorros a su espalda, pero no sin antes activar su habilidad Planeador para poder descender lentamente. Se imaginó en su forma humana siendo espectadora de ese momento y le parecería super absurdo. Concentró su mente en controlar lo mejor que podía su caída para que nadie saliera herido.

¿Estáis bien?

Una vez en el suelo dejaría que los pequeños se separasen de ella mientras miraba hacia arriba, esperando que todo fuera bien en el combate que estaban librando sus compañeros.

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▪ Planeador (HC) [Nivel 4] [Requiere Elasticidad: 6]. Evita la caída planeando un tiempo determinado por el cielo
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v. Ficha de Nicoxa .v
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Ronda #4 - Donde duermen los gigantes

Notapor Astro » Sab Feb 20, 2016 8:54 pm

¿Me darás tres patas de cebra? ¿Y la cuarta? ¿Sabes que tienen cuatro? ¿Qué pasa con la cuarta? Hiiieeheheheehiehiiihieee

Ahí te ha pillado —comentó Ban, mirando con desconfianza a la hiena que cada vez se acercaba más y más...

No sé, no sé, ¿por qué iba a confiar en vosotros? ¿En un guepardo, en un lince, en una... leona? —Centró su atención en los cachorros tras lanzarle una mirada maliciosa a Nicoxa—. Eeeeeeh... yo os estaba buscando, sí, sí, hiiiehiiieheehiehee, y mis amigos... ¡Ah! Tengo amigos por aquí, sí, ¿me vas a dar mis tres patas de cebra? ¿Dónde las tienes? No las veo, ¿vas a ir a cazarlas ahora? ¿Eh? ¿Eeeeeeh?

Ya, hasta ahí. Ed fue a saltar cuando el lince, alerta y desconfiado, no dudó en rechazarle con un hechizo de oscuridad que le empujó unos metros hacia atrás.

¡¿Podemos irnos ahora?! —pidió, tan nervioso como irritado.

Pero la maldita hiena no iba a dejarles en paz tan fácilmente. Se levantó, con una expresión que distaba mucho a de idiota que tenía antes, como si ahora fuese un animal diferente que daba muy mal rollo.

Eso... no ha estado bien, gatito.

Ban habría respondido, pero un fuerte temblor le interrumpió. ¡Genial, más terremotos, y encima hacían que los huesos del lugar se derrumbaran!

No, nononono, para, déjame... ¡GYAAAAARRRRRGGGG! ¡nO tEnGo TiEmPo pArA EstO!

¡Booom! Una sacudida más, todavía más fuerte que la anterior, hizo que una calavera casi aplastase al grupo de animales y asustó a los cachorros. Ban, tras asegurarse de que Simba —que chocó contra él— estaba bien, buscó con la mirada a la hiena, que se alejaba para su sorpresa.

Ya sé dónde está. Divertíos.

«¿Dónde está? ¿El qué?»

Un brillo amarillo (bastante familiar para el lince) relució en los ojos de Ed, y al segundo un nuevo sincorazón apareció entre los aprendices y la hiena. Pero a diferencia de los anteriores, este era más grande, más feo, y más peligroso. ¡Un maldito sincorazón escorpión!

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Tendríamos que habernos marchado —farfulló el lince, apartando a Simba a tiempo para que ambos esquivaran la cola del escorpión.

¡Nicoxa! ¡Llévate a los cachorros, corre! —ordenó Simbad, para luego digirse a Tristan—. Hemos encontrado la clave para resolver esto. ¡Demuestra de lo que eres capaz!

¡¿Y por qué tengo que demostrar yo nada?! —protestó, empujando al principito león hacia Nicoxa y Nala.

Odiaba que le ordenaran así, pero de momento decidió cumplir con el plan improvisado del guepardo. Al fin y al cabo, aunque el escorpión era enorme, solo era uno y parecía lento. Entre los dos tenían las de ganar, o al menos eso esperaba.
Salió corriendo junto con Simbad, disparando una Flama tenebrosa a la cabeza del sincorazón en cuanto pudo, asegurándose de que la cola no se pusiera en medio. Cuando llegara hasta él, le clavaría las garras en su marca de sincorazón con ganas, para luego saltar y alejarse para evitar cualquier contraataque. Si conseguía salir ileso, repetiría la jugada: disparar un hechizo mientras corría, pegarle unos garrazos cuando llegara hasta él, y luego alejarse.

Táctica de correr y golpear, correr y golpear.
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Notapor Tanis » Sab Mar 26, 2016 12:50 am

Nicoxa


La maniobra de Nicoxa posiblemente salvó la vida de los cachorros, que se apresuraron a cumplir con sus directrices. Nicoxa sentiría las pequeñas zarpitas de los leones clavadas en el lomo, aferrándose con aún más fuerza cuando ella saltó y planeó hasta el suelo. La caída fue relativamente suave y aunque la aprendiza plantó las patas firmemente en el suelo, un temblor oportuno hizo que trastabillara y cayera al suelo junto con los leoncitos. Arriba, en lo alto de la meseta de roca que habían dejado atrás, todavía peleaban sus compañeros.

Estoy bien, jo, menudo porrazo... —respondió Simba a la pregunta de Nicoxa.

Simba, tras caer desde el lomo de Nicoxa, se acercó a Nala y la ayudó a levantarse. La pequeña cachorrita, que tosía polvo y se lo sacudía de encima, cabeceó asintiendo.

Estoy bien, creo...

Ambos cachorros miraron a Nicoxa antes de hacerlo en derredor. Habían caído en otra meseta llena de huesos de elefantes, pero al contrario que en el nivel superior, el suelo se encontraba agrietado y en casi constante movimiento. No eran temblores fuertes como los que sacudían el cementerio de vez en cuando, si no un temblor más suave y continuo que no representaba un verdadero peligro, pero que parecía emanar de algún lugar concreto bajo tierra.

¿Qué hacemos? —preguntó Nala, mirando de nuevo hacia arriba.

Tenemos que salir. —Simba, mucho más serio que hasta entonces, se alejó unos cuantos pasos—. Ellos podrían seguirnos luego, ¿no?

Un nuevo temblor fuerte sacudió el suelo y unas cuantas rocas que se despeñaron de la pared de piedra adyacente cayeron junto a ellos. Ambos cachorros se apartaron enseguida. Quedarse quietos parecía no ser una buena idea, sobre todo si en cualquier momento podían aplastarlos las rocas o podían aparecer sincorazones atraídos por su presencia. Ante ellos se abrían dos posibles vías de refugio: Una que se internaba en el bosque de esqueletos sin final aparente a la vista, y otra que parecía desembocaba en un hueco excavado en la tierra, un hueco de roca removida sospechosamente artificial.

El temblor suave continuo dio paso a otro temblor más fuerte de nuevo, seguido de una risa atroz y chirriante que a Nicoxa le resultaría familiar.

Hiiiehiiieheehiehee


No podría saber de dónde procedía, pero... no sería tampoco muy difícil de adivinar.

Simbad y Ban


El aguijón del sincorazón se quedó clavado en la roca, de la fuerza con la que había ejecutado su ataque. Eso les dio tiempo a los aprendices para organizar su propio contraataque. Simbad, a la carrera, realizó sin problemas su hechizo, que dio de lleno en el cuerpo del escorpión, y empezar a colocarse a su costado. Al mismo tiempo, el conjuro de Ban impactó contra la cabeza del monstruo. Eso le permitió moverse lo suficientemente rápido como para saltar sobre la marca del sincorazón y clavarle las garras. El sincorazón chilló y se revolvió fuertemente, logrando desencajar su aguijón de la roca.

Entonces el suelo tembló y el sincorazón rugió con una sacudida. Ban, que todavía estaba encima de él, se vio catapultado por los aires hasta aterrizar duramente en el suelo. Simbad, por su parte, recibió el duro golpe de una de las pinzas, que también le lanzó varios metros más allá del epicentro de la pelea. El escorpión, rabioso, se precipitó entonces contra Ban a toda velocidad, chascando las pinzas con furia y dejando a Simbad olvidado.

Eso le daba una oportunidad con ventaja para atacar por la espalda, y quizá deshacerse de esa cola tan peligrosa.

Alec


Quizá aturdido por los acontecimientos, Alec no se movió de su escondite. A su lado, Ilana tembló de miedo al igual que Zazú, que se echó unos cuantos pasos para atrás bajo la cúpula de hueso de la calavera. Afuera, resonaron los gritos de las hienas, aunque cada vez más lejanos, y el sonido que hacía el sincorazón el revolotear.

De repente se hizo el silencio, como si algo o alguien hubiera eliminado el combate que se producía en la niebla. Zazú se apretó contra el costado de la gata, gimoteando.

Que se haya ido, que se haya ido...

Se sucedieron varios segundos de completo silencio denso y pesado, en el que sólo se oía la respiración agitada del pájaro, de Ilana y en menor medida la del aprendiz. Entonces, también de repente, algo embistió con mucha fuerza contra la calavera y esta se estremeció como si fuera a despeñarse. Zazú gritó y lo que fuera que estaba en el exterior del escondite volvió a embestir.

Fuera o no el sincorazón, estaban en problemas.

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Simbad:
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PM: 35/38

Ban:
VIT: 25/30
PM: 21/24


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Re: [Tierras del Reino] Donde duermen los gigantes

Notapor xXOrbOOkXx » Jue Mar 31, 2016 11:42 pm

Nicoxa acató mi orden a la perfección, y con alivio, pude ver cómo desaparecían por el precipicio. Me concentré en la batalla.

El imponente aguijón terminó atrapado en la dura roca por el impacto. Esto nos dio tiempo para contraatacar sin mucho problema. Mi hechizo dio de lleno en su cuerpo, pero no pareció haberle alterado mucho. Sin embargo, el joven Tristán al clavarle sus poderosas uñas en la marca del Sincorazón, la criatura soltó un alarido de dolor. Sonreí perspicaz, quizás habíamos encontrado su punto débil.

Sin embargo, no iba a ser tan fácil. Otro temblor sacudió la tierra, y quizás por esto el escorpión lanzó al chaval por los aires.

¡Tristán! —grité completamente alarmado y me dispuse a ayudarle. Si se había roto algo sería culpa mía. Pero antes siquiera de que pudiese llegar, fui fuertemente golpeado por las pinzas del Sincorazón.

El golpe me dejó con la boca seca y mortalmente aturdido, tuve que esperar varios segundos para volver a enfocar la realidad, y cuando lo hice la sangre se me congeló en las venas: el animal estaba a punto de atacar al Aprendiz. Me levanté de un salto, y formando una estrategia en batalla decidí poner mi plan en marcha.

¡Tristán! —grité mientras corría hacia el enorme animal—. ¡Ataca a la marca de Sincorazón! ¡Parece su punto débil!

Yo no me quedé atrás. Ejecuté un Piro sobre su cola en cuanto me acerqué. Si se giraba me lanzaría directamente a la marca tal como había hecho él anteriormente y la molería a estocadas con la Llave. Si no era así yo mismo me colocaría y saltaría sobre ella, intentando que no me acertara el aguijón.

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▪ Piro (HM) [Nivel 2] [Requiere Poder Mágico: 3] Ataque básico de elemento Fuego. Proyectil ígneo lineal, con muy pocas posibilidades de producir quemaduras en el enemigo.
Última edición por xXOrbOOkXx el Lun Abr 04, 2016 7:41 pm, editado 2 veces en total
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Tercera Saga:

Prólogo de Simbad
"Bastión Hueco" Choque de culturas (Encuentro)
"Bastión Hueco" Novatos bajo la lluvia (Primer encuentro - Saga Novatos)
"Tierras del Reino" El nacimiento de un príncipe (Trama)
"Islas del Destino" ¡Buscad a mi perro! (Misión)
"Castillo de Bestia" Solos entre lobos (Primer encuentro - Saga Délaissé)
"La Cité des Cloches" Los miserables (Encuentro)
"Villa Crepúsculo" Una visita guiada (Encuentro)
"Selva Profunda" Día de monos (Encuentro)
"Port Royal" Los muertos no cuentan cuentos (Trama)
"Tierra de Dragones" Linda Flor (Misión)
"Bastión Hueco" Novatos bajo el amanecer (Segundo encuentro - Saga Novatos)
"Ciudad de Paso" Lo que vale la pena (Encuentro)
"Ciudad de Paso" The Game Never Ends (Trama)
"Torre de los Misterios" Orden en la Biblioteca (Misión)
"Evento Global" El esclavo del olvido
"Evento Global" Ruta de los perdidos

Evento Halloween 2014
"Especial libre" El laberinto de los corazones
"Especial libre" San Valentín III
"Islas del Destino" Yincana veraniega
"Evento libre" La Mansión Encantada II: La Venganza

Cuarta Saga:


"Ciudad Inexistente" Dos velas para el diablo (Encuentro)
"Port Royal" De copas con la muerte (Encuentro)
"Bastión Hueco" De magdalenas y vicios franceses (Encuentro)
"La Cité des Cloches" Insomnia (Primer encuentro - Saga La Musique du Silence)
"La Cité des Cloches" Somnia (Segundo encuentro - Saga La musique du Silence)
-"Port Royal" El barco que desaparece en la niebla (Misión)
"Tierras del Reino" Donde duermen los gigantes (Trama)
"País de los Mosqueteros" Todos Para Uno (Trama)
"Ciudad de Paso" Un nuevo Crepúsculo (Trama)
"Ciudad de Halloween" El ataque de Boogieman (Trama)
"La Cité des Clochés" Fuego Infernal (Trama)
"Espacio Profundo" Planta 313 (Encuentro)
"Mundo Inexistente" Pasajes Oscuros (Trama)
"Tierra de Partida" Penúltima Parada (Encuentro)
"Evento Global" El principio del fin
"Atlántica" Perdona pero quiero casarme contigo (Encuentro)

"Especial libre" El laberinto de los corazones II: Escape
"Especial libre" World War Christmas
"Especial libre" El San Valentín está aquí
"Especial libre" ¡Exámenes finales
"Especial libre" La inocencia perdida
"Especial libre" Misión: Salvar la Navidad

Timeskip (Finales 1013-1017)

"Tierra de Partida" Examen de Maestría (30 Diciembre 1013)
"Jardines de Tierra de Partida" Doomsnight (Libre) (31 Diciembre 2013)
"País de las Maravillas" El último regalo (Minitrama) (Julio 1014)
"Jardines de Tierra de Partida" El Regreso (Libre) (Finales de Marzo de 1017)

Saga final:

"La Cité des Clochés" Santuario (Trama)
"La Cité des Clochés" La última noche en París (Libre)
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Re: [Tierras del Reino] Donde duermen los gigantes

Notapor Sito » Dom Abr 03, 2016 11:23 pm

Por suerte habían caído relativamente bien y ninguno de los leones parecía herido.

Estoy bien, jo, menudo porrazo...

Estoy bien, creo... —respondió Nala en cuanto Simba la ayudó a levantarse.

Nicoxa los observó, aliviada. Fue un plan tan arriesgado que no se creía que hubieran escapado con éxito de la batalla. Volvió a mirar hacia arriba, por si veía algo del combate que estaban librando sus compañeros, pero nada.

«Bueno, se ve que son bastante fuertes. No creo que les ocurra nada malo...»

El temblor incesante del suelo la sacó de sus pensamientos. No parecía peligroso pero aun así no le daba buena espina: no era el lugar más adecuado para pararse a descansar o tomar una siesta, por ejemplo. Debían irse de allí cuanto antes.

¿Qué hacemos? —preguntó Nala, que también estaba intentando ver cómo iba la batalla de arriba.

Tenemos que salir. —contestó Simba, que parecía estar más preocupado que antes por la situación en la que estaban—. Ellos podrían seguirnos luego, ¿no?

A Nicoxa no le hacía mucha gracia tener que huir sin Simbad ni Tristán. Tampoco estaba segura de qué camino deberían tomar: ¿adentrarse en la maraña de huesos de elefante o introducirse en un hueco en la tierra bastante... extraño?

Mientras debatía internamente qué decisión tomar escucharon una risa bastante familiar y perturbadora, acompañada de un temblor más potente que los que parecía haber habitualmente en la zona. El instinto le decía que la procedencia del sonido venía del hueco, pero no le parecía adecuado adentrarse ahí con los leones. Aun así tenía que tomar una decisión.

Sí, tenemos que salir de aquí. ¿Vosotros no sabéis por donde más o menos puede estar el camino para llegar a vuestra casa? —después de todo los cachorros estaban merodeando por la zona cuando los encontraron, y además provenían de aquel mundo a diferencia de Nicoxa. Se fiaba más de sus instintos que de los suyos.

Esperó a ver si se les ocurría algo, y en caso de que fuera así diría de tomar el camino que hubieran elegido ellos. En caso contrario optaría por el camino lleno de esqueletos de elefante, más que nada porque aunque en la otra opción bien podrían descubrir algo interesante sobre los temblores le parecía más importante poner a salvo a Simba y a Nala primero.
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v. Ficha de Nicoxa .v
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Ronda #5 - Donde duermen los gigantes

Notapor Astro » Lun Abr 04, 2016 8:01 pm

¡Au!

Malditos temblores. Los aprendices habían conseguido la ventaja al principio, aprovechándose de que el aguijón del escorpión se quedó clavado en el suelo. Pero un nuevo temblor lo mandó todo a la porra, mandando al lince por los aires y permitiendo que el sincorazón se liberase.

¡Ataca a la marca de Sincorazón! ¡Parece su punto débil!

El grito de su compañero le alertó. Pero claro, lo que decía era más fácil desde su posición: detrás del escorpión y sin ser el objetivo de su furia. ¡Por qué a él!

¡Quita, bicho del demonio!

Disparó una Flama tenebrosa hacia el símbolo de sincorazón, esperando que el hechizo le otorgara el tiempo necesario para poder abrirse un hueco entre sus pinzas (utilizando un Doble salto si era necesario) y cuando lo encontrara saltaría de nuevo sobre la marca, clavándose lo más fuerte que pudo en ella y disparando una nueva Flama tenebrosa a bocajarro. Si eso no servía para acabar con el monstruo, recurriría a invocar su Llave Espada con la boca (ugh, qué asco), y clavarla con fuerza en el escorpión.

En el caso de que volviera a haber temblores, procuraría agarrarse más para no salir volando de nuevo. Y estaría muy atento al aguijón del escorpión: abandonando cualquier plan y saltando de allí si veía que se acercaba demasiado.
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Re: [Tierras del Reino] Donde duermen los gigantes

Notapor LightHelco » Lun Abr 11, 2016 10:32 pm

No pude hacer nada por las hienas. Cuando nos ocultamos y los ruidos de Sincorazón se unieron a los gritos de los animales, mi primera reacción fue salir y ayudarles atacando a los posibles monstruos con mi magia. Pero cuando le di la orden de ataque a Ilana, vi que esta estaba temblando de miedo y a su lado lo hacía Zazú.

Quería ayudar, pero tampoco podía forzar a mi compañera a luchar cuando estaba aterrada y mucho menos ahora que podía comunicarme con ella de forma normal. Además, ¿era seguro dejar a Zazú solo tiritando de miedo? No. Lo sentía por las hienas, pero mi prioridad era mi amiga y el ave al que ya estaba acompañando y protegiendo de los Sincorazón. Aun así, preparé una bola de fuego en caso de que los seres atacaran.

Pero ese ataque no llegó. En un momento, no escuché ni a las hienas ni al Sincorazón.

Lo único que pude escuchar en aquel momento fueron los gimoteos y rezos del pájaro junto a la respiración acelerada de Ilana. Acaricié el lomo de esta para calmarla, recibiendo un ronroneo por su parte.

Tranquila, Ilana —le susurré al oído, no es que estuviese muy lejos de él sentado donde estaba —. Mientras esté aquí no pienso dejar que os pase nada, nadie más va a morir en mi presencia.

Dije aquello con bastante fuerza, los recuerdos de los sucesos en Tierra de Partida aun presentes en mi cabeza. El silencio continuó y la tensión podía cortarse con un cuchillo. Lo peor fue cuando ese cuchillo tomó forma, la forma de un Sincorazón golpeando la calavera donde nos encontrábamos.

Zazú gritó de miedo e Ilana saltó aterrada todo su pelo erizándose y haciendo que casi cayera al suelo de no haberme agarrado con fuerza. Otra embestida y más gritos de terror. Me hace sentir mal decir esto, pero si la situación no hubiera sido tan crítica con nuestras vidas en juego, seguramente me lo hubiera pasado en grande con las caras de terror de los dos animales que me acompañaban.

¡Nos marchamos! ¡Intentad calmaros un segundo y correr! —les pedí a los dos tirando de Ilana para que esta se moviera —. A no ser que queráis ser la comida de un Sincorazón mas os vale poneros a trotar y volar.

La gata me hizo caso ya que estaba consiguiendo hacerle llegar mi valor mediante nuestro enlace y con ello pudo empezar a correr, no sin antes agarrar a Zazú por las plumas de su cola y tirar de él. Yo mientras tanto me giré sobre el lomo de mi compañera para encarar al ser que estaba golpeando nuestro escondite con una bola de fuego en mis manos.

Apunté y esperé para tenerlo a tiro.

¡Piro! —grité finalmente para hacer arder al monstruo y que nos dejara en paz.
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Ronda 6

Notapor Nell » Jue Abr 28, 2016 5:26 pm

Nicoxa


Sí, tenemos que salir de aquí. ¿Vosotros no sabéis por donde más o menos puede estar el camino para llegar a vuestra casa?

Los dos cachorros negaron con la cabeza.

Es la primera vez que venimos.

Porque está prohibido ―le reprochó Nala.

Ante la desorientación de los leones, Nicoxa tomó la decisión por ellos y se adentraron en el bosque de los esqueletos de elefante. Avanzaron durante bastante tiempo, notando de vez en cuando los temblores, sin otro camino por el que virar, y el cual se iba estrechando cada vez más hasta que finalmente dieron con un callejón sin salida.

Habían ido a parar a una de las guaridas de las hienas. Lo supieron al instante, ya que no solo era un recoveco cerrado, sino que había huesos y restos de otros animales (no solo elefantes) apelotonados en todos los rincones. Y por si eso fuera poco, allí estaba la hiena, Ed, al que no habían vuelto a escuchar desde la bifurcación.

Estaba dándose cabezazos a la pared, mientras reía descontroladamente, como si el dolor le hiciera gracia. Los cachorros se pusieron detrás de Nicoxa, asustados. Fuera el ruido o el movimiento, aquello alertó a la hiena, que se volvió hacia ellos. Rio aún más y empezó a avanzar, preparado para atacar.

Hiiiehiiieheehiehee.

En el mismo momento en el que Ed se abalanzó, alguien a su espalda saltó también e interceptó a la hiena. El león le dio un zarpazo y se puso sobre ella, rugiéndole. La hiena dejó de reír para comenzar a temblar, aunque no dijo nada.

¡Papá! ―exclamó Simba, sonriendo y saliendo de detrás de Nicoxa.

Mufasa no se inmutó, ya que tenía toda su atención puesta sobre la hiena.

No vuelvas a acercarte a mi hijo.

El león debió de reducir la presión que ejercía sobre el cuerpo de Ed, porque la hiena se desembarazó y se marchó corriendo, dando un rodeo mayor del necesario cuando pasó junto a Nicoxa y los cachorros. Mufasa ni siquiera intentó perseguirle.

La expresión del león era seria y severa (recordaba un poco a Nanashi). Simba y Nala agacharon las orejas, intimidados. Esperaban una regañina o un terrible castigo del rey, ya que habían quebrantado las normas y se habían escapado a la zona que les estaba vetada.

Papá, nosotros no queríamos…

Mufasa no le dejó terminar. Les cogió a ambos por el cogote, con la boca, y les subió a su espalda. Fue un gesto que dejó bien claro que dejarían la charla para después.

Agarraos bien. Este lugar es muy peligroso. Además, tengo un mal presentimiento. ―Luego, se dirigió específicamente a Nicoxa—. Ven con nosotros.

Era una orden. Sin embargo, aquel no era el rey de Nicoxa, así que no debía de haber ningún problema en desobedecer, ¿no? La aprendiza podía seguirles hasta un lugar seguro, aunque eso supondría alejarse de sus compañeros; o bien, disculparse y regresar sobre sus pasos.

Mufasa quizá podía contarle algo referente a los sincorazón, pero no lo haría hasta poner a su hijo a salvo. La chica tendría que valorar sus prioridades y actuar en consecuencia.


Alec


Los tres animales salieron de la calavera, donde les esperaba el sincorazón, que fue recibido por un Piro de Alec. Desquiciado por las llamas que le cubrían, comenzó a dar vueltas sobre sí mismo; y como les bloqueaba la bajada, Zazú, Alec e Ilana tuvieron que abrirse camino entre los esqueletos de elefante que había por la ladera.

Al poco rato escucharon un sonido de pinzas. El sincorazón les perseguía, rápido y escurridizo, aunque tenía que despejar todo lo que encontraba a su paso debido a su tamaño. Zazú resoplaba, casi asfixiado de la huida, y fue el primero en exclamar:

¡Por ahí!

Era un recoveco en el suelo, casi tapado por los esqueletos, de suficiente tamaño para que pasaran ellos, pero no el sincorazón. Zazú ni siquiera esperó su aprobación, sino que se introdujo en el agujero para resguardarse, por delante de Ilana y Alec. La caída era de poca altura, ya que la cueva tenía el techo bajo, y llegaron a un pasillo donde se podía ver el exterior en uno de los extremos.

Al llegar a su altura, el sincorazón intentó introducir sus pinzas sin éxito y se quedó rondando por fuera, incapaz de alcanzarles, y demasiado tonto como para pensar en buscar otra entrada. Si quería, Alec podía intentar deshacerse de él a distancia.

Zazú se dejó caer, exhausto y respirando con dificultad. Estaban siendo demasiadas emociones por un día.

Este lugar es horrible. Ahora entiendo por qué… ―Entonces, cayó en la cuenta de algo—. ¡Oh, no, los cachorros! ¡Simba y Nala están aún por ahí fuera, solos y asustados! Las hienas parece que han huido, ¡pero esos monstruos son todavía peores! ―Parecía estar a punto de darle un ataque de verdad—. Y cada vez nos adentramos más y más…

Un nuevo temblor le hizo sobresaltarse. Aquello comenzaba a ser demasiado para el pájaro, que apoyado sobre la pared, apenas parecía tener fuerzas para ir a buscar a sus protegidos. Necesitaba unos minutos de descanso, aunque el tiempo apremiara.

Gracias de nuevo a ambos por acompañarme. Si encontramos a Simba, le haré saber al rey que… ―Algo brilló de forma tenue a su espalda, aunque en aquella oscuridad que provocaba la niebla (y la cueva), se apreció claramente—. ¿Qué es esto?

Como era pequeño, movió (ayudado o no por Ilana, puesto que Alec no podría con ninguna) algunas de las rocas sueltas que había apiladas en lo que anteriormente parecía una pared uniforme de la cueva. Tras ellas, había entre la pared y el suelo una agrupación de piedras de color rojo oscuro, en contraste con la tierra gris del cementerio, que emitían brillo cada cierto tiempo. Estaban encajadas en la roca aunque algunos fragmentos se habían desprendido y habían quedado desparramados por el suelo como trozos más pequeños; de los cuales varios, a su vez, habían perdido ese itinerante resplandor.

¡Cielos! ¿Eso es lo que creo que es? ―Señaló a las piedras que habían quedado sueltas—. Son mágicas. No sé lo que hacen, pero Rafiki las usa habitualmente. Me extraña que haya aquí esta especie de yacimiento…

Finalmente, y sin apenas pensarlo, cogió una de ellas con la pata y alzó de nuevo el vuelo.

A Rafiki le vendrá bien. Ahora, pongámonos en marcha.

Un nuevo temblor les acompañó cuando pusieron rumbo hacia la entrada de la madriguera, por donde salieron de nuevo al exterior. Por desgracia era un camino sin salida para ellos, puesto que la bajada era escarpada y no había forma de que Ilana pudiera hacerla.

Estaban lo suficiente elevados como para ver parte del cementerio de los elefantes, así que comprobaron con rapidez que no había más sincorazón por alrededor. Excepto uno, muy por debajo de ellos.

Y justo había dos aprendices deshaciéndose de él.


Simbad, Ban y Alec


El Piro de Simbad hizo estallar en llamas la cola del escorpión, que no detuvo su avance hasta que la Flama tenebrosa de Ban/Tristan le hizo recular. El lince se arrojó sobre el sincorazón, pero este ya estaba preparado y le interceptó con una de sus pinzas, estrujándolo un poco y tirándolo después como a un trapo (le hizo heridas en el lomo y en la panza). Se volvió entonces, en busca del culpable que había inutilizado su aguijón. Simbad le tomó por sorpresa y, esta vez sí, logró situarse sobre la marca y clavarle la Llave.

El último golpe fue mortal para él. Simbad se quitó de encima, notando cómo las fuerzas del sincorazón menguaban, y este desapareció en la oscuridad. Alec pudo contemplar la última parte del espectáculo desde el saliente superior que le ofrecía la madriguera.

Los problemas de los aprendices no acabaron con la muerte del sincorazón. Tenían que encontrar a Nicoxa y a los niños, averiguar aún qué había incrementado el número de sincorazón (por el momento no había ni rastro de Scar) y quizá dar con Ed o con alguien cuerdo que les diera más información sobre la situación. La agenda estaba un poco apretada, desde luego.

Y por si fuera poco, ¿los temblores no se producían cada vez más con un margen menor entre el anterior y el siguiente?

Entonces llegó el momento en el que la vibración hizo retumbar toda la tierra y no paró. Daba igual si se agarraban a algo, ya que nada sobre el suelo estaba libre del retumbe, que se acrecentaba más y más en vez de minar. Parecía como si la mismísima superficie quisiera crecer, ya que daba la impresión de que una parte del cementerio de elefantes (sobre la que no estaban exactamente, pero se hallaban muy cerca) se elevaba. Empezaron a aparecer varias fisuras por todo el lugar, los esqueletos se movían al compás del tembleque y no quedaba ningún ser vivo o sincorazón cerca.

Salvo ellos.

Simbad y Ban no pudieron hacer otra cosa más que correr y alejarse del epicentro del terremoto. Alec e Ilana, por el contrario, notaron cómo el suelo se abría bajo sus patas, ya que la misma colina sobre la que estaban empezaba a resquebrajarse. Zazú reaccionó con rapidez, cogió la piedra con el pico y alzó a ambos con sus patas, justo antes de que toda la estructura se desmoronaba con ellos encima. Pesaban demasiado para él, así que empezaron a descender por la pendiente lentamente, que poco a poco iba volviéndose más empinada a medida que el epicentro luchaba por alzar la tierra de su alrededor. Zazú trató en todo momento de planear, para que no fuera una caída en picado mortal para ambos, mientras se alejaba de la zona.

Fue una carrera en la que debían solventar los obstáculos del propio cementerio, tanto los caminos cerrados como las zonas que se partían y debían vadear. Escucharon a lo lejos a las hienas, que escapaban también del peligro, aunque nunca llegaron a cruzarse o a incordiarse. Zazú les dejó sobre el suelo para que pudieran escapar, volando a la par con Ilana (que cargaba con el brujo). Alec se daría cuenta de que Zazú estaba casi al borde de sus fuerzas y se iba quedando más y más atrás. Solo le impulsaba el instinto de supervivencia.

Aquel prolongado terremoto parecía inexplicable. Hasta que la superficie de la tierra estalló y eclosionó una cabeza de ella. Al fin pudieron comprender qué ocurría: allí estaba despertando un gigante.

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Era un ser humanoide, robusto y gigantesco, valga la redundancia. Mediría aproximadamente doce metros y uno solo de sus dedos podía aplastarles tanto en aquella forma como en la humana. Tenía los ojos de color ámbar y su cuerpo estaba recubierto de tatuajes del mismo tono. Y si tenía hambre, ni todos juntos le saciarían el apetito.

Salió a la superficie, primero la cabeza y luego abriéndose camino con los brazos, retirando porciones gigantescas de tierra como si fueran de mantequilla. Por supuesto, volaron pedazos gigantescos de roca que hicieron retumbar aún más el suelo, pero ninguno les pasó cerca. El gigante se alzó sobre sus piernas, dejando atrás el profundo cráter donde había estado durmiendo quién sabe cuánto tiempo. Y la tierra volvió a parar, aunque el descanso duró poco.

El gigante probó a caminar, despacio y con cuidado, entre los restos que él mismo había dejado durante su mal despertar. Cada paso que daba provocaba un nuevo temblor, y en unos pocos solventó casi toda la distancia que habían recorrido los aprendices en el triple de tiempo que él.

Entonces, un nuevo animal hizo acto de presencia, encontrándose de frente con Simbad y Ban. Era una loba autóctona, pelirroja y con el semblante serio, que miraba fijamente al gigante. En su boca llevaba una piedra roja, que dejó caer al suelo, para murmurar unas palabras ininteligibles para ellos.

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Loba etíope
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Se dirigió a los aprendices, aunque no apartó la vista del monstruoso ser:

¿Me reconocéis? Soy vuestra maestra. No tengo tiempo para explicaciones, ¡ayudadme a parar a este monstruo! ¡Entretenedle!

En ese momento el gigante se miraba las manos, confuso. Todos se darían cuenta de que, de alguna forma, había ralentizado su movimiento. Ya solo alzar los brazos le había llevado el doble de tiempo que el breve paseo desde su cama. Después de eso, agachó la cabeza y pudieron estar seguros de que les había visto, porque hizo amago de levantar una pierna para acercarse.

¡Atacadle con todo lo que tengáis! ―volvió a ordenar.

En un par de pasos lograría situarse junto a ellos. El primero que dio causó tal temblor que todos dieron un bote. El segundo, si no se apartaban, les caería encima… y quizá fuera esa su intención. Tal vez iba siendo hora de pedir ayuda externa u de obedecer a la loba y confiar en que lo que fuera que planease saliera bien.

Alec habría visto (y oído, si se había acercado) todo lo ocurrido desde su posición. Zazú, también. Por eso los nervios acabaron con él y se desmayó.

La loba recogió la piedra mágica y se apartó de allí, escalando varios esqueletos de elefantes para llegar a una cornisa que se elevaba sobre todo lo demás y estar un poco más cerca de él. El animal cerró los ojos, concentrando su magia en la piedra, que reaccionó con la suya propia y brilló con una intensidad fulgurante. Una especie de velo salió de ella para arremolinarse alrededor del gigante, que pisó sobre la zona donde (antes, esperemos) estaban los aprendices y, frustrado por su lento movimiento, intentó dispersar la magia dando bandazos en el aire.

Sin embargo, no le hizo ninguna falta. La piedra perdió repentinamente su poder, rompiéndose dentro de la boca de la loba, quien escupió los fragmentos y los observó con repulsión. Enseguida comprendió qué había ocurrido.

¿¡Qué!? ¿Ha agotado su poder tan pronto?

El plan no había funcionado, aunque el velo no había desaparecido. Se notaba menos intenso, pero la magia seguía ahí, preparada para continuar con su labor en cuanto tuviera más potencia. La loba miró a su alrededor y, por primera vez, se dio cuenta de la presencia de Alec e Ilana, aunque pareció más interesada en el pájaro que yacía inconsciente a su lado.

Les increpó y gritó directamente, señalando con la pata la piedra que tenía Zazú en el pico:

¡Dadme esa magicita!

El gigante dejó de zarandearse, tras darse cuenta de que el conjuro había fallado, y volvió a erguirse ante ellos. Esta vez, en cambio, no hubo ningún pisotón. Cerró su mano, en forma de puño, y se preparó para golpear con todas sus fuerzas el lugar donde estaban. Ninguno quedaría con vida tras la onda expansiva que produciría un choque así.

¡¡Pasádmela, rápido!! ¡¡No hay tiempo!!

El puño del gigante comenzó a descender hacia la cornisa.


Nicoxa


En caso de que Nicoxa hubiera decidido continuar con Mufasa, vería la catástrofe del cementerio de elefantes a distancia, ya que el rey había sido muy rápido en encontrar un camino que les sacara del lugar. Los cuatro notarían el tembleque de la tierra; no obstante, en ningún momento llegaron a estar en peligro. Verían al gigante, que de lejos no imponía tanto como para quien está a sus pies, y no comprenderían el porqué de sus acciones (primero caminó un poco, luego frenó, volvió a dar un par de pasos, dio manotazos al aire y finalmente se inclinó con la intención de dar un puñetazo al suelo).

Por el contrario, en caso de que Nicoxa hubiese querido regresar, le habría pillado el terremoto y se habría visto obligada a huir, como sus compañeros, aunque habría avanzado más que ellos. En cuanto el gigante hubiese emergido, podría adelantarse de nuevo y llegar a tiempo de ver el puño descender sobre los aprendices.


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Simbad:
VIT: 33/38
PM: 33/38

Ban:
VIT: 22/30
PM: 18/24

Ilana:
VIT: 30/30
PM: 20/20

Alec:
VIT: 32/32
PM: 38/40


Fecha límite: 4 de mayo.

PD.Ponedme al final del post las habilidades que uséis, por favor.
PD2. Aunque Nicoxa vuelva, no llegará a tiempo para participar en la lucha, solo verá el puñetazo del gigante. En caso de que se quede con Mufasa, aprovecha este turno para preguntarle lo que quieras.
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Re: [Tierras del Reino] Donde duermen los gigantes

Notapor xXOrbOOkXx » Lun May 02, 2016 12:01 am

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El hechizo ígneo hizo todo su efecto: su cola estalló en llamas. Sin embargo, en contraposición ante ese hecho, Tristán se lanzó directo hacia las pinzas, rugí amenazante cuando el Sincorazón le lanzó a un lado y cargué contra él. Era un Aprendiz a mi cargo, y no iba a dejar que el monstruo se fuera de rositas. Con un salto y la Llave en la mano, conseguí clavársela directamente en el símbolo. Tal como había esperado, el golpe fue mortal para él.

Me dirigí hacia el joven lince y le ayudaría a levantarse si lo necesitaba después del fuerte golpe. Un temblor sacudió la tierra nuevamente, teníamos que apresurarnos.

Bien, Tristán ―felicité mientras me limpiaba el lomo de arena―. Ahora tenemos que buscar a Nicoxa y...

De nuevo el mundo se movió azotado por un terremoto, pero aquella vez a diferencia de las anteriores no paró. Por su intensidad estuve a punto de caer al suelo de no ser porque estaba a cuatro patas, los huesos del cementerio rechinaron a su unísono y las rocas amenazaron con desprenderse precariamente.

¡Corre! ―alenté con el lomo erizado y con las patas por delante.

Mi intención era conducirnos a un lugar seguro. Mientras corría con todas mis fuerzas, miré a derecha e izquierda algún recoveco más seguro, pero me quedé pálido al vislumbrar la terrible verdad: en la colina que teníamos justo en frente la tierra literalmente se estaba partiendo por la mitad. Se me aceleró el corazón al verlo, y más cuando divisé a un nuevo animal en la lejanía acompañado de un pájaro. ¿Sería Tierra de Partida? Ante los hechos que estaban aconteciendo no me extrañaría en absoluto.

De la tierra y entre las rocas, emergió nuestra peor pesadilla. Al principio solo era una cabeza, enorme entre tanta roca, pero poco a poco la enorme mole fue sacando sus miembros de piedra, primero los brazos y luego el torso, hasta ponerse finalmente de pie. Se me hizo un nudo en la garganta, y preocupado busqué alguna pista de Nicoxa y los cachorros, pero no encontré nada.

Comenzó a caminar torpemente, lo que ocasionó para nuestra desgracia más temblores. Recorrió una enorme distancia en poquísimo tiempo. Tragué saliva nuevamente a pesar de la bola de acero en mi esófago. Íbamos a necesitar un milagro.

Era como un vago recordatorio al enorme coloso que había asolado El Castillo del Olvido, pero en ese momento no teníamos tantísimos refuerzos. No al menos hasta que apareció un pequeño animalito anaranjado.

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¿Me reconocéis? Soy vuestra maestra ―dijo mientras observaba al titán tras murmurarle a una piedra―. No tengo tiempo para explicaciones, ¡ayudadme a parar a este monstruo! ¡Entretenedle!

¿Que lo entretuviéramos? ¿¡Cómo!? La miré algo receloso por un momento, pero era obvio que decía la verdad. El gigante se estaba mirando las grandísimas manos, como si estuviera pensando qué hacer con ellas, tras eso, anduvo hacia nosotros con pasos firmes.

¡Atacadle con todo lo que tengáis! ―gritó la Maestra.

No tuve oportunidad. El temblor me dejó aturdido, y cuando conseguí que el mundo dejara de dar botes, tuve que apartarme rápidamente para no quedar aplastado por un enorme pie. Rodé un momento por el suelo, y para cuando me incorporé, la loba ya había pasado la acción. La piedra era una mágica, de esas que acumulaban poder. Las había visto en Port Royal, hacía mil años. Pero, evidentemente nada podía salir bien:

¿¡Qué!? ¿Ha agotado su poder tan pronto?

Y es que la barrera invocada por la piedra no tenía la suficiente magia para resistir. Se veía débil en comparación a como era antes, pero no se podía hacer mucho más. O no al menos hasta que la Maestra corrió rauda hacia los otros dos... tres animales que estaban sobre la colina.

¡Dadme esa magicita! ―increpó señalando hacia un pájaro azul desmayado―. ¡¡Pasádmela, rápido!! ¡¡No hay tiempo!!¡¡Pasádmela, rápido!! ¡¡No hay tiempo!!

Estamos perdidos ―mustié, pero aún así no me rendí.

No había tiempo. Con horror, vi como el puño del gigante se alzó sobre nuestras cabezas, amenazante. Mi primer instinto fue el de huir, pero la onda expansiva nos haría puré igualmente. Si se daba el caso de que conseguían detenerle con la piedra, lanzaría un Electro al hombro de la criatura si me llegaba el alcance. En el caso negativo, lo lanzaría contra el puño.

A continuación empezaría la verdadera batalla. Lo primero que haría sería correr a su costado intentando distraerle, y desde ahí invocar un hechizo Alas. Con las alas adosadas en la espalda, no me entretendría a mirar el paisaje y disfrutar de la sensación, sino que estaría más concentrado en esquivar los brazos del titán, poniéndome a una distancia prudente.

En cuanto estuviera en posición, lanzaría un Perla directamente al hueco de los ojos. Si intentaba cogerme con una mano, intentaría subirme sobre ella o abatirla con la Llave Espada si se daba el caso.

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▪ Electro (HM) [Nivel 2] [Requiere Poder Mágico: 3] Ataque básico de elemento Rayo. Pequeño relámpago lineal, con muy pocas posibilidades de paralizar al enemigo.
▪ Alas (HM) [Nivel 15] [Requiere Afinidad a Viento; Poder Mágico: 18] Crea unas alas de viento en adosadas a la espalda que permiten planear a gran velocidad o volar. Dura un máximo de tres posts.
▪ Perla (HM) [Nivel 3] [Requiere Poder Mágico: 4] Ataque básico de elemento Luz. Proyectil de luz lineal en forma de esfera, con muy pocas probabilidades de cegar al enemigo
~Un cuarto de hora de risa, equivale a un año más de vida...~


Proyectos:



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Rol:

Ficha

Wiki

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Tercera Saga:

Prólogo de Simbad
"Bastión Hueco" Choque de culturas (Encuentro)
"Bastión Hueco" Novatos bajo la lluvia (Primer encuentro - Saga Novatos)
"Tierras del Reino" El nacimiento de un príncipe (Trama)
"Islas del Destino" ¡Buscad a mi perro! (Misión)
"Castillo de Bestia" Solos entre lobos (Primer encuentro - Saga Délaissé)
"La Cité des Cloches" Los miserables (Encuentro)
"Villa Crepúsculo" Una visita guiada (Encuentro)
"Selva Profunda" Día de monos (Encuentro)
"Port Royal" Los muertos no cuentan cuentos (Trama)
"Tierra de Dragones" Linda Flor (Misión)
"Bastión Hueco" Novatos bajo el amanecer (Segundo encuentro - Saga Novatos)
"Ciudad de Paso" Lo que vale la pena (Encuentro)
"Ciudad de Paso" The Game Never Ends (Trama)
"Torre de los Misterios" Orden en la Biblioteca (Misión)
"Evento Global" El esclavo del olvido
"Evento Global" Ruta de los perdidos

Evento Halloween 2014
"Especial libre" El laberinto de los corazones
"Especial libre" San Valentín III
"Islas del Destino" Yincana veraniega
"Evento libre" La Mansión Encantada II: La Venganza

Cuarta Saga:


"Ciudad Inexistente" Dos velas para el diablo (Encuentro)
"Port Royal" De copas con la muerte (Encuentro)
"Bastión Hueco" De magdalenas y vicios franceses (Encuentro)
"La Cité des Cloches" Insomnia (Primer encuentro - Saga La Musique du Silence)
"La Cité des Cloches" Somnia (Segundo encuentro - Saga La musique du Silence)
-"Port Royal" El barco que desaparece en la niebla (Misión)
"Tierras del Reino" Donde duermen los gigantes (Trama)
"País de los Mosqueteros" Todos Para Uno (Trama)
"Ciudad de Paso" Un nuevo Crepúsculo (Trama)
"Ciudad de Halloween" El ataque de Boogieman (Trama)
"La Cité des Clochés" Fuego Infernal (Trama)
"Espacio Profundo" Planta 313 (Encuentro)
"Mundo Inexistente" Pasajes Oscuros (Trama)
"Tierra de Partida" Penúltima Parada (Encuentro)
"Evento Global" El principio del fin
"Atlántica" Perdona pero quiero casarme contigo (Encuentro)

"Especial libre" El laberinto de los corazones II: Escape
"Especial libre" World War Christmas
"Especial libre" El San Valentín está aquí
"Especial libre" ¡Exámenes finales
"Especial libre" La inocencia perdida
"Especial libre" Misión: Salvar la Navidad

Timeskip (Finales 1013-1017)

"Tierra de Partida" Examen de Maestría (30 Diciembre 1013)
"Jardines de Tierra de Partida" Doomsnight (Libre) (31 Diciembre 2013)
"País de las Maravillas" El último regalo (Minitrama) (Julio 1014)
"Jardines de Tierra de Partida" El Regreso (Libre) (Finales de Marzo de 1017)

Saga final:

"La Cité des Clochés" Santuario (Trama)
"La Cité des Clochés" La última noche en París (Libre)
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Re: [Tierras del Reino] Donde duermen los gigantes

Notapor Sito » Vie May 06, 2016 12:12 am

Vaya —murmuró algo decepcionada al escuchar a los cachorros—. Entonces seguidme por aquí, pero no os separéis ni arméis ruido ni nada, ¿vale?

Lo decía más por Simba que por Nala, ya que no quería que salieran heridos bajo ningún concepto. No mientras sus compañeros estaban luchando para ayudarles a escapar. Dedicó una última mirada hacia arriba y se introdujo en el bosque de huesos.

¡Vamos!



Durante el trayecto los tres leones podían percibir de vez en cuando los temblores que azotaban la zona de forma intermitente. ¿Se llegaría a acostumbrar si pasaban allí más tiempo? Si lo hizo con los ronquidos de su amiga Colibritany era perfectamente posible.

El camino fue bastante largo hasta que llegaron finalmente a un estrecho pasillo que desembocaba en una zona sin salida. Era evidente que se trataba de la guarida de alguna bestia, puesto que los huesos de diversas criaturas se amontonaban por el lugar. Por si fuera poco en ella se encontraba la hiena absurda de antes, dándose cabezazos contra la pared por alguna extraña razón que Nicoxa prefería no averiguar.

«Mierda. Tenemos que salir de aquí antes de qué se dé cuenta de nuestra presencia. Me giraré poco a poco para comentárselo discretamente a Simba y a Nala...»

Apenas empezó a darse la vuelta con cuidado cuando los cachorros descubrieron que Ed estaba ahí. Se asustaron y se pusieron tras la chica con movimientos bruscos, ruidosos y evidentes.

«Qué.»

La hiena se dio cuenta de que estaban allí, adoptó una pose amenazante mientras se acercaba poco a poco a ellos. Nicoxa miró con los ojos entrecerrados a los cachorros a modo de reproche —aunque después de todo con lo pequeños que eran su reacción fue completamente normal— y se puso en guardia, dispuesta a parar el ataque que se avecinaba. Se veía capaz de derrotarla, aunque no podría permitirse ningún error.

Sin embargo no tuvo que hacer nada. Una masa naranja saltó desde detrás a la vez que lo hizo Ed para atacarles, con victoria para el que resultó ser otro león, por fortuna para ellos.

¡Papá! ―gritó Simba, tan contento que hasta se separó de Nico para ver mejor qué ocurría.

El león, que por lo que le contó Simbad era un rey y además se llamaba Mufasa, tenía a la hiena a su merced. A Nicoxa se le pasaron por la cabeza varias posibilidades sangrientas sobre lo que podría pasar a continuación.

No vuelvas a acercarte a mi hijo.

Lo que hizo al final fue... dejarla ir. Nicoxa resopló aliviada, pensaba que actuaría con crueldad y tuvo misericordia, seguro que era un buen rey. Cuando se giró hacia ellos a Nicoxa le pareció tan imponente que apenas le salieron las palabras.

Gracias por la ayuda —fue lo único que se le ocurrió decir. Al menos fue clara y sincera.

Papá, nosotros no queríamos… —musitó Simba, aunque antes de que pudiera seguir Mufasa le cogió del cogote y lo subió a su lomo. Lo mismo hizo con Nala, no parecía querer tener esa conversación aún.

Agarraos bien. Este lugar es muy peligroso. Además, tengo un mal presentimiento. ―A continuación miró a Nicoxa en concreto, que sufrió un escalofrío—. Ven con nosotros.

¿Qué debía hacer? Quizás era una buena oportunidad para hablar con el rey, podría avanzar con la investigación y hasta consideraría pedirle ayuda para encontrar a sus compañeros. Después de todo habían puesto a salvo a su hijo, así que finalmente decidió acompañarles tras asentir a la orden de Mufasa.

Durante el trayecto Nicoxa no aguantaba estar callada y al final le habló de algunas cosas.

Encontramos a los pequeños justo a tiempo, ¿eh? —miró a los cachorros con una sonrisa—. Porque aparecieron unas criaturas bastante extrañas, menos mal que mis compañeros y yo aparecimos por ahí y pudimos salvarlos. Sabe de qué seres le hablo, ¿no? No parecían... de este mundo —suspiró preocupada—. Qué raro todo, ¿verdad? Me pregunto de donde habrán salido...

»¿Y a qué se deben todos estos temblores? ¿Es una época del año especial en la que esto suele pasar o no es normal?


Eran demasiadas dudas, pero no perdía nada por preguntarle. Después de todo había mantenido a salvo a su hijo y a Nala, consideraba justo que al menos le contestara.

Más tarde sintieron otro temblor, con la diferencia de que con él apareció en la distancia una figura siniestra, aunque estaba tan lejos que Nico no se sentía amenazada. No obstante ese asunto no le daba buena espina.

¡¿Qué diantres es eso?!

Algo iba mal. Esperaba que Mufasa dijera algo al respecto, pero si pasaba del tema Nicoxa no tendría más remedio que despedirse de ellos para investigar qué era esa cosa. Al fin y al cabo sus compañeros seguían por la zona y no podía abandonarlos a su suerte sabiendo que eso estaba suelto.
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v. Ficha de Nicoxa .v
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Ronda #6 - Donde duermen los gigantes

Notapor Astro » Vie May 06, 2016 12:51 am

¡Demonios!

Agitó la cabeza para despejarse tras el golpe, un poco aturdido. ¡Maldito bicharraco! Por suerte, Simbad pudo darle el golpe de gracia y acabar con el problema. Ban suspiró, aliviado, y se reunió con su "líder" para decidir su próxima acción. Buscar a Nicoxa, supuso.

Pero el siguiente temblor lo cambió todo. Fue uno que no paró al poco, que siguió aumentando más y más en potencia, hasta que directamente la tierra se abrió bajo sus pies. Y lo que surgió de ella hizo que Ban tuviera que hacer fuerza para no hacérselo encima.

Ban y Simbad corrieron todo lo que pudieron para evitarlo. Un gigante. ¡Un maldito gigante, enorme y colosal! Cualquier adjetivo para definir su tamaño se quedaría corto. Eso sí, era feo de narices.

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Cuando pareció que el dúo de aprendices habían llegado a un lugar seguro, un nuevo animal se unió a ellos. Una loba con una llamativa piedra en la boca, que miraba al gigantón con detenimiento.

¿Me reconocéis? Soy vuestra maestra. No tengo tiempo para explicaciones, ¡ayudadme a parar a este monstruo! ¡Entretenedle!

¿Maestra...?

¿Wix? Por su voz debía ser ella, pero algo no encajaba. Según le habían contado, murió y volvió a ser humana, la maestra Iwashi. Y, por supuesto, volvió a Tierra de Partida. Todo esto después de haber intentado matarle con veneno mientras fingía ser su maestra y preocuparse con él. Como era de esperar, Ban no le guardaba mucho cariño que se pudiera decir.

Hubiera intentado hacerle más preguntas a la loba, pero no hubo ocasión cundo el gigante pareció empezar a dirigirse hacia ellos.

¡Atacadle con todo lo que tengáis!

Era más fácil decirlo que hacerlo, porque un solo paso del coloso provocó que todos dieran un bote en el sitio. ¡Era una maldita locura! Cuando el lince se fijó en que la loba salía corriendo, no dudó en seguirla para alejarse del inminente pie y descubrir lo que hacía: utilizar esa piedra para crear una especie de velo que envolvió al gigante. Pareció ralentizarle: fuera lo que fuese esa piedra, funcionaba. Aunque no por mucho, porque al poco se rompió en la boca de la loba.

¿¡Qué!? ¿Ha agotado su poder tan pronto?

¡¿Y ahora qué?!

Siguió la mirada de la mujer hasta reparar en lo mismo que ella: un ratón, un gato, ¿y un pájaro muerto en el suelo? Con una piedra roja, idéntica a la que antes tenía la loba, en el pico.

¡Dadme esa magicita!

¡DÁSELA!

Cuando levantó la vista, descubrió que el gigante volvía a la carga, esta vez con un puñetazo hacia ellos. Oh, eso iba a acabar muy mal: no podrían salir de allí a tiempo para evitar el puño, o si lo hacían la onda expansiva les haría papilla.

Al borde empezar a chillar como una niña pequeña, Ban disparó una Flama tenebrosa contra el puño del gigante y otra hacia uno de sus ojos (aunque dudaba que llegara hasta tan lejos, pero debía intentarlo). Si el ratón y la gata no les ayudaban a la piedra, iría él mismo a intentar cogerla y se la lanzaría a la loba. No confiaba en ella, pero parecía la única capaz de usar esa cosa para parar al gigante. ¡Y debían pararlo!

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▪ Flama tenebrosa (HM) [Nivel 3] [Requiere Poder Mágico: 4] Ataque básico de elemento Oscuridad. Proyectil de penumbras lineal en forma de llama, con muy pocas posibilidades de cegar al enemigo.
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Re: [Tierras del Reino] Donde duermen los gigantes

Notapor LightHelco » Dom May 08, 2016 1:58 am

Costaba mucho asimilar todo lo que estaba ocurriendo.

Habíamos escapado de un Sincorazón que nos perseguía por los pelos, escondiéndonos en una cueva cuya entrada era demasiado pequeña para que el monstruo entrara, por lo que lo último que vimos de él fueron sus pinzas antes de que lo friera con un último hechizo Piro, no estoy seguro de si llegó a acabar con él, pero no nos dio más problemas.

Tras eso y aun estando en el interior de aquella caverna, Zazu dio con unas brillantes piedras de color rojo oscuro y las cuales, según la explicación del pájaro, tenían cualidades mágicas. Yo era demasiado pequeño para poder coger alguna que tuviese un tamaño mayor al de un botón, por lo que tuve que pedirle a Ilana que tras Zazu, se hiciera ella también con una de esas rocas, si era cierto que eran mágicas me interesaba investigarlas y ver si podía usarlas para aumentar mi poder.

Porque claro, ahí no pude ponerme con la investigación, ya que otro temblor azotó el lugar amenazando con derrumbar la madriguera. Salimos rápidamente para darnos de lleno con una bajada escarpada que Ilana no podía bajar, suponía que un ratoncito como yo sí, pero una gata ya iba a tener muchos problemas. Lo bueno de aquel lugar es que nos permitió ver todo el área y con ello a un segundo Sincorazón luchando contra… ¡Portadores!

Gruñí por lo bajo al verlos ya que realmente lo último que me apetecía era tener que vérmelas con antiguos compañeros, seguramente les costara descubrir que era yo entre el aspecto que tenía y la aguda voz que salía de mi garganta, pero aun así no podía arriesgarme.

Zazu, deberíamos buscar otra forma de bajar y seguir buscando a esos cachorros tuyos, por aquí no podemos hacer nada —le dije al pájaro para ver si podía convencerle de que diésemos media vuelta y pudiésemos perder de vista a los portadores.

Pero no fue así, un nuevo temblor, mucho más fuerte que ningún otro hasta ahora, hizo que la piedra bajo los pies de Ilana empezara a resquebrajarse y amenazara con tirarla por el precipicio. Ilana maulló asustada, intentando no dejar la piedra roja cayera de su boca, aunque eso hizo que no pudiese entender sus gritos de socorro. Zazu tuvo que sacarnos de aquel peligro, agarrando a mi compañera por el lomo con sus patas y empezando a volar colina abajo. Yo aproveché para usar la pata del ave como un segundo apoyo y no caerme de la gata, desde ahí además pude ver como Zazu se quedaba sin fuerzas rápidamente. El último trecho lo pudo hacer ya la felina corriendo, pero el ave no consiguió recuperarse del esfuerzo realizado para cargar con Ilana.

Lo siguiente fue una autentica locura, todos aquellos terremotos llevaron a que la tierra estallara y de debajo de ella emergiera una horrible cabeza humanoide que muy pronto se volvió una figura completa, tan grande como el Sincorazón que había atacado hacía días Tierra de Partida. Sentí el miedo de mi Familiar golpeándome con fuerza e incluso yo estaba realmente intimidado de aquel gigante, seguramente siendo humano no habría sentido un impacto tan grande, ¿pero como ratón? ¡Se podría decir que aquel ser podía aplastarme con uno de los pelos de sus cejas!

Me giré para intentar calmar a Zazu, pero cuando lo hice descubrí que este había perdido el conocimiento debido a todo lo que había ocurrido unido a su cansancio. Un nuevo animal apareció en el lugar, una loba de pelaje rojizo y la cual también portaba una de aquellas piedras rojas, por lo que llegué a escuchar, era una Maestra de la Llave Espada, no podía saber cual ya que no se lo dijo a los otros dos. Esta uso la extraña magia que contenía la roca para detener al gigante, aunque de poco sirvió cuando el brillo de la piedra desapareció.

Pero el daño ya estaba hecho, debido a que el gigante ahora se había centrado en nosotros y se preparaba para aplastarnos o hacer que la fuerza de su ataque nos borrara del mapa.

¡Dadme esa magicita!

El grito de la zorra y ver como señalaba al inconsciente Zazu hizo que me centrara en la situación y no permitiera que el miedo de Ilana me siguiera afectando. Uno de los aprendices se planteó el correr hacia nuestra posición, pero ya que estábamos íbamos a hacer algo más que simplemente darle la piedra a aquella mamífera. Intentando hacerle llegar mi determinación y valor a mi compañera, conseguí que esta empezara a correr con la piedra en la boca y la dejara al lado de la Maestra para que así nos uniéramos a la batalla.

En cuanto estuviésemos cerca del gigante, saltaría sobre la pierna de este para intentar escalarla, con mi cuerpo normal me habría sido imposible, pero quizás usando las pequeñas uñas de los ratones el subir por aquel cuerpo se me haría más sencillo. Demonios, tenía que intentarlo y si lo conseguía, miraría de poder lanzar un hechizo Piro+ contra la cara del titán para cegarle, si aun podía ver, aumentaría el efecto con un Engaño Ilusorio, para obligarle a tener que acercarse para vernos.

¡Tú encárgate de sus piernas! —le grité a mi compañera a la vez que veía como esta se volvía invisible —. Aráñalas con fuerza para que acabe de rodillas o no pueda dar ningún paso.


Llegué a ver algunas marcas de arañazos en el suelo, dejándome claro que Ilana se estaba afilando las garras para el combate.

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Acciones realizadas por Alec e Ilana

Piro (HM) [Nivel 2] [Requiere Poder Mágico: 3]. Proyectil de fuego lineal, con muy pocas posibilidades de producir quemaduras (Para el Pinzas del comienzo del post en caso de que se cuente)

-Ilana llevará la piedra que tanto ella como Alec han cogido para darsela a la zorra.

-Alec intentará subir por el gigante.

Piro+ (HM) [Nivel 15] [Requiere Piro; Poder Mágico: 16]. Proyectil de fuego más grande y lineal, con ciertas posibilidades de producir quemaduras y más potente.

Invisibilidad: Ilana se envuelve en una ilusión que la vuelve invisible al ojo humano y animal (entran sincorazón y otros seres biológicos), pero no podrá ser invisible ante cámaras o espejos. La ilusión desaparecerá si Ilana es golpeada volviendo a ser esta visible.

Afilagarras (HC) [Nivel 5] [Requiere Combate cuerpo a cuerpo: 10]: La Mascota araña alguna superficie con sus garras, afilándolas para aumentar la Fuerza en dos puntos. Dura dos post.

Tajo ilusión (HC) [Nivel 7] [Requiere Fuerza: 12, Elasticidad: 10, Afinidad a Ilusión] Se invoca una ilusión en la que el enemigo cree ser atacado con un salto descendente. Seguidamente el usuario realiza el verdadero ataque hacia algún flanco desprotegido. (Una vez contra las piernas del gigante para poder causar aun más daño)

Engaño Ilusorio (HM) [Nivel 8] [Poder Mágico requerido: 12, Afinidad a Ilusión requerida]. Invoca diferentes ilusiones para atrapar al enemigo y engañarlo para que no pueda orientarse, disminuyendo su puntería. Dura un turno. (En caso de que no se le consiga cegar entre los ataques realizados)

Y uno de estos dos, priorizar el segundo si Alec aun tiene PHs para realizarlo:

Guardia Familiar (HC) [Nivel 5] [Requiere Resistencia 15, Velocidad 15, Reflejos 15, Habilidad: Lazo Familiar]. Habilidad pasiva que requiere que Familiar y Brujo se encuentren juntos. En el caso de que el Brujo fuese a recibir un golpe mortal, el Familiar saltaría a defenderlo recibiendo así el ataque y salvando a su dueño.

Último Estertor (HC) [Nivel 5] Resiste un golpe letal quedando con un punto de resistencia. (Se activa automáticamente siempre que tenga 5 puntos de habilidad)

-La Falcoespada pasa a ser Afin a Fuego
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Logros:
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Ronda 7

Notapor Nell » Sab May 14, 2016 1:41 am

Simbad, Ban y Alec


La maniobra de Alec habría salido muy mal de no haber sido por los ataques de Simbad y Ban, ya que el puño del titán se acercaba y como le habían dicho no había tiempo para nada. Aun así, Ilana y Alec quisieron acercarse a la loba para darle en persona la magicita.

El Electro y la Flama tenebrosa que le lanzaron Simbad y Ban al puño no le hizo ni cosquillas, no pareció ni notarlos. Por el contrario, ambos se pusieron de acuerdo para atacar a los ojos. El Perla de Simbad dio en el blanco (de uno de sus ojos, precisamente); la Flama de Ban, no, pero le alcanzó en la barbilla. Y eso sí le hizo recular. Dejó el puño en suspensión, para llevarse la otra mano a la cara e intentar frotarse los ojos, como si eso fuera a ayudarle a sanarlos. Le habían dañado algo la vista, aunque no del todo.

Finalmente, y tras escalar durante unos minutos preciosos debido a que la loba se encontraba en una cornisa más alta, Alec e Ilana llegaron a su posición y pudieron dejarle la piedra. La mujer estaba irritadísima.

¡Largo!

Y empujó a Ilana, haciendo que ambos animales cayeran. No se hicieron más que rasguños y moratones, ya que durante el descenso fueron frenándose con las rocas movidas por el gigante y los esqueletos de elefante, hasta llegar a suelo llano. A pesar de los malos tratos, podían poner en marcha su plan a partir de aquel punto.

La loba repitió el proceso que había empezado con la anterior piedra. La magia salió de ella y se arremolinó alrededor del gigante, que se olvidó del puñetazo y comenzó a intentar dispersar el velo. Simbad, con sus alas, pudo esquivarlo con relativa facilidad, ya que seguía siendo muy lento; de hecho, le distrajo durante un rato cuando le observó con el ojo bueno y el otro entrecerrado. Ban, por el contrario, tuvo que refugiarse para que los pequeños retumbes que hacía el gigante no le enterraran entre escombros.

Por otro lado, Alec no contó con que sus uñas no resistirían el escalar por el titán con los movimientos que hacía este al intentar despejar el velo y pillar a Simbad. Tuvo que desistir enseguida, aunque no importó: tenía suficiente puntería como para acertarle a su objetivo. El Piro+ le dio en el único ojo que le quedaba, ocasionándole más daño. En cambio, los arañazos de Ilana ni siquiera dejaron huella en sus piernas.

Ganaron el tiempo que la loba les había pedido. Y supieron que habían ganado cuando el velo le empezó a envolver como una manta, mimetizándolo con la magia y llevándoselo consigo de vuelta a la magicita. El gigante desapareció, encerrado en la piedra, dejando en el horizonte un hueco que anteriormente había estado llenado, increíblemente, por una masa de doce metros de altura (cegada, por cierto).

Y la loba miró con triunfo la piedra, que sostuvo en su pata.

Al fin eres mío, Titán ―le dijo, con una sonrisa de suficiencia. Luego, se volvió hacia los aprendices, mirándolos desde arriba―. En cuanto a vosotros, ya no os necesito para nada.

Apuntó primero a Simbad, quien no tuvo ni la oportunidad de defenderse. Todo su cuerpo se quedó paralizado. El tiempo dejó de correr para él. Y de repente, una especie de distorsión empezó a abrirse en el aire, a su lado, amenazando con devorarle.

Los demás verían que la loba era atacada en aquel momento por un hechizo de luz a su espalda. Reaccionó a tiempo y se apartó. Simbad se vio liberado de la paralización y pudo alejarse de la grieta, que desapareció poco después al no encontrar a ninguna víctima. Su salvadora era una garza a la que Simbad reconocería.

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Tú no eres Iwashi. ¿Quién eres realmente?

Una bruja que ya conseguido lo que venía a buscar. No puedo arriesgarme a que me lo arrebates.

»Volveremos a vernos. Muy pronto.

Un portal se abrió a los pies de la loba, surgiendo del suelo para envolverla. La mujer adquirió su verdadera apariencia durante unos pocos segundos, antes de desaparecer por completo de allí.

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Y luego no quedó nada.


Nicoxa


Tal y como se temería, Mufasa no respondió a ninguna de sus inquietudes por el camino. Estaba demasiado concentrado en correr lo más deprisa posible y llevarlos a todos a un lugar seguro. Cuando hubieron puesto distancia suficiente del cementerio de elefantes, el rey redujo el paso y se dignó a contestar.

Son monstruos que aparecieron hace un tiempo por este reino. La última vez que nos atacaron fue una de las nuestras quien les dirigió, Zira. ―Hubo un brevísimo silencio, en el que el Rey pareció dubitativo sobre si decir algo más. Fuera lo que fuese, se lo calló—. No, no es normal. Nada de esto lo es.

Era un león calmado y tenaz. Eso no cambió cuando vio emerger al gigante, ni al verlo caminar y hacer tantos gestos extraños. Lo miró pensativo y, con las cejas fruncidas, y al mismo tiempo preocupado. Simba y Nala, en cambio, se escondieron detrás de sus patas.

Un ser al que solo conocen las leyendas. Nuestros antepasados nos aseguraron que nunca saldría de su prisión. Algo ha debido despertarlo.

Un rato después, desapareció, sorprendiendo a los cuatro. Mufasa tampoco supo explicarlo. Su prioridad seguía siendo llevar a Simba y Nala de vuelta a la Roca, por lo que se pusieron en camino. Y Nicoxa, con ellos.


Todos


Voy a buscar a Nicoxa. Podréis explicarme todo lo que os ha ocurrido cuando regresemos al castillo.

Antes de marcharse, Nanashi inspeccionó la zona y dio con Zazú. Recogió la piedra que el pájaro había dejado caer y le despertó. El pobre aún se sentía muy mal, ya no sabía si ir a buscar a los pequeños o tomarse unas vacaciones indefinidas. La Maestra le animó a que saliera de allí y volviera con Mufasa para informarle de todo lo ocurrido.

Luego, invocó dos portales de luz, uno para que los aprendices pudieran regresar a Bastión Hueco y otro para ella. No se dirigió a Alec en ningún momento, ni tampoco a Ilana, a la que había reconocido del primer vistazo. Nanashi desapareció tras el segundo portal. El primero llevaría a Simbad y a Ban a la sala del trono.

Por otro lado, la garza Nanashi alcanzó a Mufasa y Nicoxa (sin dejar ver el portal de luz, claro). Se llevó un momento aparte a Mufasa, para hablar con él directamente, y luego volvió a por Nicoxa para regresar juntas a Bastión Hueco. Esperaría a que Mufasa se marchara con los cachorros para invocar el portal e internar a ambas en él.

De vuelta todos al castillo, con sus apariencias originales, Nanashi se sentó en uno de los tronos y se dirigió a ellos, especialmente a Simbad:

Contadme todo lo que sepáis. Qué habéis averiguado sobre los sincorazón, de dónde ha aparecido ese gigante y quién era esa mujer que se hacía pasar por Iwashi.

Les escuchó, asintiendo y con la distancia que mantenía siempre.

Era imposible prever que pudiera ocurrir algo así. Buen trabajo a todos; te has encargado bien de ellos, Simbad. Indagaré yo misma sobre lo ocurrido y os haré saber todo lo que averigüe. Ahora, id a descansar. He de suponer que después de lo de hoy necesitáis algo de calma. Pero mañana me traéis cada uno vuestro informe.


Alec


Alec se quedó solo, sin contar a Ilana, en medio de un cementerio de elefantes arrasado. Hora de volver a vagabundear.



Al día siguiente…


Nanashi les mandó una notificación, vía moguri, para que se reunieran con ella en la sala del trono a mediodía. Sin embargo, cuando llegaron, se encontrarían con una malhumorada Shinju que les informó de que la Maestra había cambiado el lugar de encuentro por uno de los balcones.

Y allí se encontraron con una variopinta escena. En una misma mesa de exterior estaban sentados Nanashi, Ronin e Iwashi. Sobre ella había una cesta de mimbre, tapada.

¡Ajá! Así que les estábamos esperando a ellos ―dedujo Ronin.

Porque son los primeros interesados en conocer la verdad.

Sentaos. He traído pastitas de té y magdalenas ―les invitó Iwashi, destapando la cesta para revelar el contenido.

¡Y yo el té!

Entre los dos Maestros de Tierra de Partida sacaron la caja con las pastitas, las magdalenas y los termos, que repartieron en seis vasos para todos.

Eso no hacía falta, la reunión va a ser breve. ―Le increpó a Ronin directamente―. Y ni siquiera sé por qué estás tú aquí.

Me encontré con Iwashi en la cocina, haciendo las pastitas, y le pregunté «¿Adónde vas?» y me dijo «A Bastión Hueco», y le dije «¿A qué?» y ella «A ver a Nanashi». Y quise saber si podía acompañarla, y me dijo que no porque te ibas a enfadar. Así que me puse a hacer el té. Es té rojo, el que te gustaba, ¿no?

Nanashi prefirió no responder. Dejaron espacio a los aprendices para que se sentaran con ellos, comieran y bebieran té si les apetecía. La Maestra tomó el vaso que le ofreció Iwashi y bebió, saboreándolo. Finalmente, cuando estuvieron todos más relajados, se volvió hacia Iwashi.

¿Vas a explicarnos quién era esa mujer y de qué la conocías?

Claro ―Iwashi cruzó los dedos, aunque no abandonó la actitud afable―. Desperté hace… ¿cuánto? ¿Un mes? Algo así. No volví directamente a Tierra de Partida. Quería comprobar por mí misma varias cosas y prefería pasar inadvertida. Estuve varios días en Tierras del Reino. Por entonces ya habían comenzado los temblores. Investigando esa zona, el cementerio de los elefantes, me encontré con ella. Intentó engañarme usando a algunas de las hienas. Parece ser una bruja con el poder de adueñarse de las mentes y de cambiarse a sí misma de apariencia. Estaba examinando la zona, muy interesada en piedras como la que me mencionaste. El caso es que luchamos y se esfumó. Me quedé un tiempo más para esperarla, pero no volvió a aparecer. Y me fui.

Y tu negligencia hizo que mis aprendices tuvieran que enfrentarse con una bruja y un titán ―le acusó―. ¿Por qué no lo reportaste?

Nanashi…

Tienes razón ―aceptó Iwashi, dando otro sorbo―. Debí suponer que solo la había ahuyentado durante un tiempo. Y supuse que me rencontraría tarde o temprano con ella, en algún otro mundo, después de que abandonara Tierras del Reino.

¿Qué más sabes?

Poco más. Se llama Ultimecia. Y forma parte de los Villanos Finales, aunque esa conexión la descubrí hace poco.

¿Cómo?

Eso no puedo decírtelo.

Hubo un breve silencio entre ambas. Fue Nanashi quien lo rompió para seguir con la conversación.

Por eso les reconoció como aprendices. Y usó tu aspecto a su favor.

En realidad ni siquiera podrían haberme reconocido en ella. Ninguno me ha visto bajo mi aspecto animal ―Se dirigió a los tres aprendices―. ¿Me queda bien, eh?

Cuidado, suena a pregunta trampa.

Iwashi le estampó una magdalena en la cara y la restregó para llenársela de migajas. Ronin contuvo una carcajada porque, por prevención, no quiso abrir la boca.

Me parece que eso es todo lo que queríamos saber. A menos de que queráis preguntar algo más ―ofreció a los aprendices. Luego, miró las migas de la magdalena aplastada que se estaba quitando Ronin sobre la mesa y les dijo―. Y más os vale limpiar y recoger esto.

Empezó él.


Fecha límite: 19 de mayo.
Dejo el día 20 de margen para que podáis responder si se os echa el tiempo encima, pero el día 21 NO aceptaré ningún post.
Puntuaciones: 21 de mayo.
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161. Kairixula
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