Re: [País de Nunca Jamás] Hasta nunca jamás (II)
Publicado: Dom Jul 31, 2016 1:13 am
Fran respondió a las dudas de Hana y la aprendiza se subscribió a la conclusión de Freya: no había nada que temer. Con la viera de su lado, los piratas no podrían sorprenderles y podían continuar su camino con tranquilidad, tal y como hicieron.
Se pusieron en marcha hacia el Corazón. La única dificultad, aparte de la patente tensión de que no hubiera rastro de peligro, fue un túnel subterráneo cubierto de agua. Algunos de sus compañeros no podían cruzar, aunque se ayudaron mutuamente para conseguir que todos llegaran al otro lado. Durante el recorrido, Hana recordó su primera visita a Nunca Jamás, en la que se había sumergido en busca de un Tesoro hasta que un acceso sepultado le impidió el paso. Se preguntó si se encontraba por allí el otro lado de ese camino bloqueado, que conectaba con el exterior.
Después, llegaron a una nueva sala donde tuvieron que atravesar una cascada (Hana agradeció la hidratación) para alcanzar la última estancia antes del Corazón. Siguiendo los consejos de la pirata del aire, bebieron del manantial, que tenía unos efectos curativos sorprendentes (ya podían vender a Maya). La aprendiza estaba lo suficiente distraída como para que no se le ocurriera llenar alguna de sus botellas con esa agua para la posteridad.
No había mucho que discutir, puesto que habían llegado hasta el final para abrir la puerta. Sus compañeros colocaron las plumas que habían conseguido en sus respectivos altares, otorgándole de alguna manera el poder necesario al colgante de la niña Nana. El portón les dejó pasar hacia un túnel, que desembocaba en una sala del tesoro, con todas las letras. Hana receló, pues era demasiado bonito para ser cierto. Pero, efectivamente, lo era.
Le agradó ver que a nadie le dejaba indiferente el añorado tesoro, aunque Nana se dedicase a jugar con él como si fueran baratijas. Estaba pensando en cómo abordar el tema, para convencerlos de que era prioritario llevarlo todo a Tierra de Partida (lugar donde los Maestros lo administrarían para fines nobles, al menos la cantidad que les llegara), cuando su Llave Espada apareció y apuntó hacia el cofre del centro. Un chasquido les reveló que se había abierto y, al asomarse, vieron una piedra azul que Light no tardó en apropiarse. A Hana le daba igual, no le despertaba ningún interés.
Sin embargo, a pesar de sus primeras intenciones con el Tesoro, tras reflexionarlo mucho decidió que lo mejor era cedérselo a Balthier y Fran. Ella entendía lo duro que era buscar incansablemente algo para que el esfuerzo diera sus frutos. Le sabía mal que se marcharan con las manos vacías. Y, ¡qué demonios, eran compañeros de profesión! Así que les aclaró, antes de nada, que podían quedarse con su parte.
* * *
Entonces, Fran les alertó que alguien se acercaba. Hana se apresuró a imitar a Light, ya que le parecía una buena idea, y se ocultó, arrastrando a Maya consigo, al otro extremo de la sala.
—¡Eh, eh! ¡Vale, vale, Hana, ya me escondo!
Sin embargo, ni los piratas del aire ni la Maestra Shinju se habían pispado a tiempo.
—Espera, ¿¡qué significa esto!?
—¿Qué ha pasado, kupó?
—No tenemos tiempo, ya están aquí.
A Hana le supo mal dejarles ante el peligro, pero mala suerte. ¡Tendrían que haber reaccionado como todos ellos! Un ataque sorpresa era el mejor escenario que podían imaginar contra los piratas (de tierra). No obstante, antes de que llegaran, apareció de pronto una mujer encima de las montañas de oro.
—¿Una pirata? —murmuré—. ¡N-No…!
—¡Al fin! Me dijo que el Tesoro estaba aquí y no se equivocó. Después de tanto tiempo... ¡Por fin lo tengo entre mis manos! ¡Ya puedo oler mi nueva vida, como el mar!
—Pues aprovecha y huele, porque esa piedra no va a durar mucho en tus manos
—¿Y quién se supone que eres tú, exactamente? —Maya salió de su escondite, aunque Hana se mantuvo aún dentro—. Mira, no llevo todo el día dándome de leches y corriendo de aquí para allá para que ahora nos robes el tesoro, así que devuélvenoslo ahora mismo, choriza.
—No creo que la muy puerca tenga intenciones de devolverlo. Habrá que arrebatárselo por la fuerza.
¡Le habían robado el Tesoro! Inmediatamente después irrumpió el último mono que faltaba:
—¡Buen trabajo, Samy! Sigo sin saber cómo lo has hecho, pero por fin tenemos el último tesoro de esta isla. Oh, ¡y qué tenemos por aquí! ¡Pero si son el grupito que tiene esas llaves tan raras! ¿Andará Nanashi por aquí cerca?
—Lo siento, mequetrefe, pero el Tesoro es mío —Hana sonrió. ¡Cualquier buen pirata habría predicho la traición de Samy! Garfio era una deshonra como profesional—, dejo la banda, es hora de largarme de este muermo de isla. Pero a cambio, Garfio, te voy a hacer un último regalito para no dejarte mal sabor de boca. Por allí tienes a Freya, a otro y a una niña indefensa, y por este otro lado tienes a dos más. —Aquello le borró la sonrisa.
»¡Sírvete!
—Vaya, ¡pero si son Freya y Light! Gracias por el regalo, Samy, sabía que podía contar contigo igualmente. El único que falta es ese mocoso de Pan, ¡pero yo sé dónde encontrarle! Ah, y esa traidora de Nanashi, todavía no me he olvidado de ella.
¿Peter Pan? Era normal que le cayera mal aquel niño engreído, pero, ¿qué quería decir con que conocía su ubicación?
―¡Pero el plan no ha cambiado! ¡Esta será la noche de nuestra venganza, y mañana pondremos un nuevo rumbo!
—Que te lo has creído. Vas a pudrirte en una cárcel junto con toda tu tripulación.
Por si la presencia de los piratas no fuera suficiente, aparecieron varios sincorazón a lo largo de la sala.
—¿Cómo es que puedes invocarlos?
—Permíteme recordarte que te lo dije. —Touché.
—No… No me digas que… No me digas que has sido tú…
—¡Ag, otra vez estos bichos! Bueno, da igual, ¡vuestras cabezas van a rodar con o sin ellos! ¡Que no quede ni uno!
—Relaja, ¿eh?
Sin embargo, los sincorazón parecían ignorar a los piratas. Hana tuvo claro enseguida que ellos serían su único objetivo, incluso si Garfio no sabía controlarlos muy bien. Le parecían un rival más digno que los seguidores del capitán, aunque no se había olvidado de la pirata. Le molestaba que una mujer cualquiera les hubiese robado delante de sus narices, aunque la culpa había sido del despiste de Light.
Tres piratas se adelantaron hacia su posición, anteriormente revelada por la mujer, aunque Hana se mantuvo en su sitio. Quizá podía salir sin que se percataran de ello.
—¡Id a por ella, ni se os ocurra dejarla escapar por nada del mundo! ¡Yo me cargo al capitán! ―gritó Shinju, refiriéndose a la pirata.
Por supuesto, sintiéndose aludida, la pirata desapareció ante sus ojos y varias sombras se movieron hacia diferentes lugares. Era el peor momento para que les dividieran y ella lo sabía. No podían estar revisando todos los sitios durante la batalla, que no tardó en empezar. Hana no se precipitó, pensando hacia qué lugar dirigirse.
—¡Hana, Maya, Freya! ―les gritó Light, señalando hacia unos de los lugares por los que se había esfumado una de las sombras.
—Vamos
―Iré invisible para pillarla desprevenida. Estaré siempre ahí para ayudarte. Si consigo la piedra, te lo diré ―le indicó Hana.
Acto seguido, empleó Canturreo para cumplir su palabra. El plan era dirigirse al lugar que había indicado Light. En el hipotético caso de que no hubiese nadie en aquel lugar, Hana se intentaría dirigir hacia los demás.
En caso de encontrarla, supuso que estaría intentando escapar o esperándolos, por lo que se movería con cuidado para utilizar su habilidad Robar con todo el sigilo que pudiera. Si no funcionaba y debía entrar en batalla contra ella, lo haría, ayudando a Maya. Emplearía Aturdidor para continuar con su intención de arrebatarle la piedra en cuanto pudiera. Eso sí, si podía evitar el combate no dudaría en retirarse con su premio, aunque no regresaría con el resto de sus compañeros hasta asegurarse de que Maya lo hacía o entre ambas reducían a la pirata.
Si lograba hacerse con ella, se acercaría a Maya y le susurraría al oído que había tenido éxito. Con un poco de suerte, la pirata no sabría quién le había birlado su Tesoro.
Se pusieron en marcha hacia el Corazón. La única dificultad, aparte de la patente tensión de que no hubiera rastro de peligro, fue un túnel subterráneo cubierto de agua. Algunos de sus compañeros no podían cruzar, aunque se ayudaron mutuamente para conseguir que todos llegaran al otro lado. Durante el recorrido, Hana recordó su primera visita a Nunca Jamás, en la que se había sumergido en busca de un Tesoro hasta que un acceso sepultado le impidió el paso. Se preguntó si se encontraba por allí el otro lado de ese camino bloqueado, que conectaba con el exterior.
Después, llegaron a una nueva sala donde tuvieron que atravesar una cascada (Hana agradeció la hidratación) para alcanzar la última estancia antes del Corazón. Siguiendo los consejos de la pirata del aire, bebieron del manantial, que tenía unos efectos curativos sorprendentes (ya podían vender a Maya). La aprendiza estaba lo suficiente distraída como para que no se le ocurriera llenar alguna de sus botellas con esa agua para la posteridad.
No había mucho que discutir, puesto que habían llegado hasta el final para abrir la puerta. Sus compañeros colocaron las plumas que habían conseguido en sus respectivos altares, otorgándole de alguna manera el poder necesario al colgante de la niña Nana. El portón les dejó pasar hacia un túnel, que desembocaba en una sala del tesoro, con todas las letras. Hana receló, pues era demasiado bonito para ser cierto. Pero, efectivamente, lo era.
Le agradó ver que a nadie le dejaba indiferente el añorado tesoro, aunque Nana se dedicase a jugar con él como si fueran baratijas. Estaba pensando en cómo abordar el tema, para convencerlos de que era prioritario llevarlo todo a Tierra de Partida (lugar donde los Maestros lo administrarían para fines nobles, al menos la cantidad que les llegara), cuando su Llave Espada apareció y apuntó hacia el cofre del centro. Un chasquido les reveló que se había abierto y, al asomarse, vieron una piedra azul que Light no tardó en apropiarse. A Hana le daba igual, no le despertaba ningún interés.
Sin embargo, a pesar de sus primeras intenciones con el Tesoro, tras reflexionarlo mucho decidió que lo mejor era cedérselo a Balthier y Fran. Ella entendía lo duro que era buscar incansablemente algo para que el esfuerzo diera sus frutos. Le sabía mal que se marcharan con las manos vacías. Y, ¡qué demonios, eran compañeros de profesión! Así que les aclaró, antes de nada, que podían quedarse con su parte.
Entonces, Fran les alertó que alguien se acercaba. Hana se apresuró a imitar a Light, ya que le parecía una buena idea, y se ocultó, arrastrando a Maya consigo, al otro extremo de la sala.
—¡Eh, eh! ¡Vale, vale, Hana, ya me escondo!
Sin embargo, ni los piratas del aire ni la Maestra Shinju se habían pispado a tiempo.
—Espera, ¿¡qué significa esto!?
—¿Qué ha pasado, kupó?
—No tenemos tiempo, ya están aquí.
A Hana le supo mal dejarles ante el peligro, pero mala suerte. ¡Tendrían que haber reaccionado como todos ellos! Un ataque sorpresa era el mejor escenario que podían imaginar contra los piratas (de tierra). No obstante, antes de que llegaran, apareció de pronto una mujer encima de las montañas de oro.
—¿Una pirata? —murmuré—. ¡N-No…!
—¡Al fin! Me dijo que el Tesoro estaba aquí y no se equivocó. Después de tanto tiempo... ¡Por fin lo tengo entre mis manos! ¡Ya puedo oler mi nueva vida, como el mar!
—Pues aprovecha y huele, porque esa piedra no va a durar mucho en tus manos
—¿Y quién se supone que eres tú, exactamente? —Maya salió de su escondite, aunque Hana se mantuvo aún dentro—. Mira, no llevo todo el día dándome de leches y corriendo de aquí para allá para que ahora nos robes el tesoro, así que devuélvenoslo ahora mismo, choriza.
—No creo que la muy puerca tenga intenciones de devolverlo. Habrá que arrebatárselo por la fuerza.
¡Le habían robado el Tesoro! Inmediatamente después irrumpió el último mono que faltaba:
—¡Buen trabajo, Samy! Sigo sin saber cómo lo has hecho, pero por fin tenemos el último tesoro de esta isla. Oh, ¡y qué tenemos por aquí! ¡Pero si son el grupito que tiene esas llaves tan raras! ¿Andará Nanashi por aquí cerca?
—Lo siento, mequetrefe, pero el Tesoro es mío —Hana sonrió. ¡Cualquier buen pirata habría predicho la traición de Samy! Garfio era una deshonra como profesional—, dejo la banda, es hora de largarme de este muermo de isla. Pero a cambio, Garfio, te voy a hacer un último regalito para no dejarte mal sabor de boca. Por allí tienes a Freya, a otro y a una niña indefensa, y por este otro lado tienes a dos más. —Aquello le borró la sonrisa.
»¡Sírvete!
—Vaya, ¡pero si son Freya y Light! Gracias por el regalo, Samy, sabía que podía contar contigo igualmente. El único que falta es ese mocoso de Pan, ¡pero yo sé dónde encontrarle! Ah, y esa traidora de Nanashi, todavía no me he olvidado de ella.
¿Peter Pan? Era normal que le cayera mal aquel niño engreído, pero, ¿qué quería decir con que conocía su ubicación?
―¡Pero el plan no ha cambiado! ¡Esta será la noche de nuestra venganza, y mañana pondremos un nuevo rumbo!
—Que te lo has creído. Vas a pudrirte en una cárcel junto con toda tu tripulación.
Por si la presencia de los piratas no fuera suficiente, aparecieron varios sincorazón a lo largo de la sala.
—¿Cómo es que puedes invocarlos?
—Permíteme recordarte que te lo dije. —Touché.
—No… No me digas que… No me digas que has sido tú…
—¡Ag, otra vez estos bichos! Bueno, da igual, ¡vuestras cabezas van a rodar con o sin ellos! ¡Que no quede ni uno!
—Relaja, ¿eh?
Sin embargo, los sincorazón parecían ignorar a los piratas. Hana tuvo claro enseguida que ellos serían su único objetivo, incluso si Garfio no sabía controlarlos muy bien. Le parecían un rival más digno que los seguidores del capitán, aunque no se había olvidado de la pirata. Le molestaba que una mujer cualquiera les hubiese robado delante de sus narices, aunque la culpa había sido del despiste de Light.
Tres piratas se adelantaron hacia su posición, anteriormente revelada por la mujer, aunque Hana se mantuvo en su sitio. Quizá podía salir sin que se percataran de ello.
—¡Id a por ella, ni se os ocurra dejarla escapar por nada del mundo! ¡Yo me cargo al capitán! ―gritó Shinju, refiriéndose a la pirata.
Por supuesto, sintiéndose aludida, la pirata desapareció ante sus ojos y varias sombras se movieron hacia diferentes lugares. Era el peor momento para que les dividieran y ella lo sabía. No podían estar revisando todos los sitios durante la batalla, que no tardó en empezar. Hana no se precipitó, pensando hacia qué lugar dirigirse.
—¡Hana, Maya, Freya! ―les gritó Light, señalando hacia unos de los lugares por los que se había esfumado una de las sombras.
—Vamos
―Iré invisible para pillarla desprevenida. Estaré siempre ahí para ayudarte. Si consigo la piedra, te lo diré ―le indicó Hana.
Acto seguido, empleó Canturreo para cumplir su palabra. El plan era dirigirse al lugar que había indicado Light. En el hipotético caso de que no hubiese nadie en aquel lugar, Hana se intentaría dirigir hacia los demás.
En caso de encontrarla, supuso que estaría intentando escapar o esperándolos, por lo que se movería con cuidado para utilizar su habilidad Robar con todo el sigilo que pudiera. Si no funcionaba y debía entrar en batalla contra ella, lo haría, ayudando a Maya. Emplearía Aturdidor para continuar con su intención de arrebatarle la piedra en cuanto pudiera. Eso sí, si podía evitar el combate no dudaría en retirarse con su premio, aunque no regresaría con el resto de sus compañeros hasta asegurarse de que Maya lo hacía o entre ambas reducían a la pirata.
Si lograba hacerse con ella, se acercaría a Maya y le susurraría al oído que había tenido éxito. Con un poco de suerte, la pirata no sabría quién le había birlado su Tesoro.
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