[Agrabah] La Amenaza Djinn

Aka Salmón II Participantes: Celeste, Saeko, Fátima y Malik Extras: Saito y Light

Aquí es donde verdaderamente vas a trazar el rumbo de tus acciones, donde vas a determinar tu destino, donde va a escribirse tu historia

Moderadores: Suzume Mizuno, Denna, Astro

[Agrabah] La Amenaza Djinn

Notapor Sombra » Lun May 16, 2016 7:30 pm

Light y Fátima


Ambos Maestros se encontraban haciendo guardia por el castillo. Desde lo sucedido con el ataque de Aaron y la destrucción de la barrera que protegía el mundo Tierra de Partía sufría el constante asedio de los sincorazón, por lo que casi siempre había un grupo de Maestros y aprendices haciendo guardia.

Resultaba muy duro mantener aquel ritmo, pero al menos hasta aquel momento había funcionado.

Sin embargo, aquella noche era tranquila. Solo habían aparecido unas pocas neosombras en los jardines, nada que dos Maestros no pudiesen lidiar en unos pocos segundos de pelea. El turno de ambos estaba a punto de acabar y justo cuando abrieron las compuertas que daban al interior del castillo pudieron ver en el centro de la Sala del Trono un portal de luz.

De él no tardó en surgir Lyn. La Maestra no tenía el mejor aspecto, de hecho se la veía debilitada y muy pálida... Además de que parecía tener muchísima prisa.

¡Fátima, Light! —exclamó la mujer sonriendo. Parecía agotada—. Una misión en Agrabah se ha complicado mucho y necesito refuerzos urgentes. Si estáis libres necesito que os preparéis y os reunáis conmigo al otro lado del portal.

>>Tenemos un sincorazón que está generando una tormenta de arena que ha dejado la ciudad al límite, villanos finales y unas ruinas con algo sellado dentro y que quieren liberar para destruir el mundo.

Buen resumen.

Todos


Lyn y Nanashi volvieron a la habitación del hotel al unísono, salvo que solo una de ellas había conseguido traer refuerzos. Nanashi miró a ambos Maestros e hizo un gesto hacia ellos a modo de saludo, pero no llegó a decir nada. No parecía hacerle mucha gracia que Light y Fátima estuviesen allí.

La Maestra Nanashi, que había traído consigo una caja llena de Ultrapociones y Éters pasó entre todos los presentes los objetos, lo que recuperó a todos y cada uno de los aprendices e invitados devolviendo al máximo sus energías y sanando sus heridas.

Conociendo a Lyn, imagino que no os ha contado gran cosa sobre lo que está ocurriendo en este mundo —comentó Nanashi con sorna—. Felicidades por haber ascendido al grado de Maestros, por cierto. Me gustaría decir más que eso, pero no es el momento ni el lugar.

>>Si lo que hemos descubierto es cierto, este mundo podría correr el mismo destino que Villa Crepúsculo antes de que salga el sol.


Nanashi no tardó en informar a ambos Maestros sobre todo lo ocurrido en Agrabah, que llevaban un mes asediados por la tormenta de arena que un enorme sincorazón había estado provocando, que el antiguo visir de Agrabah era ahora un Djinn bajo las ordenes de Saito, que los Villanos Finales habían secuestrado a la princesa Yasmín (aunque había sido rescatada) y por supuesto, también les presentó a Badra, la hija del difunto Maestro Rayim. No mencionó nada sobre el incidente con la Maestra Lyn, un gesto que la licántropa agradeció.

Todo aquello fue contado lo más rápido posible, por lo que fue hubo muchas cosas que quedaron en el aire y a medias. Era cosa de los aprendices contestar a cualquier pregunta que los recién llegados tuviesen, y una vez las dudas quedasen despejadas... Lyn, con muchísimo mejor aspecto tras atiborrarse a base de Ultrapociones mandó que todos se reuniesen alrededor de la mesa que había en el centro de la enorme habitación.

Vale, haremos un último repaso a nuestro plan —dijo Lyn situándose frente a la mesa, donde había un mapa del mundo con varias ubicaciones señaladas—. En primer lugar, tenemos el antiguo campamento de los nómadas, donde vivía Badra. Al parecer, aquel sincorazón era bastante pacífico hasta que los Villanos Finales aparecieron por allí. Sabemos que intentaban hacerse con viejas leyendas e historias para descubrir el paradero de unas ruinas que parecen contener algo muy peligroso. Sabemos donde están esas ruinas gracias a Saeko y Saito, sin embargo el problema es que será imposible llegar si no nos deshacemos del sincorazón primero.

Y el segundo lugar —Nanashi tomó la palabra de Lyn, señalando un punto muy cercano a la ciudad de Agrabah en donde había unas montañas—. Es la tumba de una Sultana conocida como Kamra. Al parecer, dicha mujer era la hija del Rey Salomón, el último rey antes de que un monstruo caído del espacio convirtiese la fértil Agrabah en un inhóspito desierto. Dentro de la tumba, probablemente puede haber algún tipo de información sobre el monstruo y en caso de seguir vivo una forma de derrotarlo. E incluso... —Nanashi señaló a Saeko—. Podríamos saber más sobre ese pergamino que contiene un hechizo de Magia Arcana. En cualquier caso, los Villanos Finales quieren obtener a esa criatura, y es nuestra tarea impedirlo a cualquier costo.

Eso significa que nos dividiremos en dos grupos —añadió La Bestia.

Badra, que había estado escuchando en silencio al lado de Aladdín y Yasmín se aproximó a ellos.

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Me gustaría colaborar para destruir al sincorazón del desierto —se ofreció—. Ese monstruo ha matado a gente que amaba y respetaba. Juro por Alá que pondré todas mis fuerzas en esta enmienda. Además, mi conocimiento sobre esa zona es amplia, podríamos prepararle una trampa.

Yasmín cogió aire y con aspecto decidido no tardó en decir que hacer:

La Sultana Kamra es una de mis antepasadas. Me gustaría ayudar a investigar su tumba. Lo cierto es que nadie ha podido entrar desde que se cerró. No existe nada que haya podido abrir esa cerradura, es como si hubiese magia que la bloquease.

No te dejaré ir sola, Yasmín —se adelantó el joven que había estado junto a ella en todo momento. Su aspecto era muy humilde—. Esos villanos te secuestraron antes. No quiero volver a dejarte sola.

Los ojos de Lyn y Nanashi repasaron al resto de presentes. ¿Qué decisión iban a tomar?

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Bienvenidos una vez más (o bienvenidos a secas para los nuevos). Esta segunda parte, al contrario que la primera será bastante más dura en el sentido de combates. Por suerte para todos, los dos nuevos participantes son Maestros, por lo que su ayuda en combate será inestimable.

En esta primera ronda podéis hablar un poco entre vosotros y decidir entre uno de los dos caminos disponibles en este momento: La Tumba de Kamra o El Desierto.

Badra ya ha dejado claro que irá al Desierto, y Yasmín y Aladdín irán a la Tumba de Kamra. Cada ruta tendrá un límite de personas (3 jugadores en cada una). Aunque no lo he puesto, Nanashi se dirigirá hacia la Tumba, mientras que Lyn irá junto a Badra al desierto.

Saito sigue llevando la lámpara de Yafar, Saeko sigue en posesión del pergamino.

Si no tenéis alguno de los objetos que recomiendo tener, es vuestra oportunidad para comprarlos ahora. El Dispositivo de Comunicación tendrá mucho uso y os podrá ser útil, mientras que los protectores oculares os servirán para evitar que las capacidades de combate debido a la tormenta de arena, o lo que haya después afecten negativamente en el personaje.

Cualquier duda que tengáis podéis enviarme MP o hablarlo por el grupo de Skype.

También os recomiendo a los nuevos darle un repaso a La Leyenda del Rey Salomón si no lo habéis hecho ya, no es obligatorio, pero os ayudará a entender mejor la historia de la trama.


Fecha límite; 21/05/2016
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Re: [Agrabah] La Amenaza Djinn

Notapor Light » Mar May 17, 2016 12:22 am

Light emitió un amplio bostezo mientras se dirigía hacia la Sala del trono. Tanto él como Fátima se habían dedicado a vigilar el castillo durante la noche, pues a falta de una barrera protectora era necesario mantener a raya a los Sincorazón. Por suerte no tuvieron que sufrir mucho, pues solo aparecieron unas cuantas Neosombras.

Ahora se moría de sueño. Había entrenado mucho aquel día y necesitaba un descanso. Una pena que no lo fuera a tener aún.

Como hacer la guardia resultaba un muermo y no fue nada emocionante, charló con Fátima durante aquellas horas para que se les hiciera más ameno. El tema del Examen surgió inevitablemente.

Yo estuve bastante nervioso, si te soy sincero —decía mientras empujaba las compuertas, con o sin la ayuda de su compañera—. No era como me lo imaginaba. Y pensar que tuve que…

Antes de completar la frase se percató del portal de luz que había aparecido. Y una Maestra salía de él. No era otra que Lyn, con aspecto bastante debilitado, detalle que le llamó la atención.

Lyn, ¿qué pasa?

¡Fátima, Light! Una misión en Agrabah se ha complicado mucho y necesito refuerzos urgentes. Si estáis libres necesito que os preparéis y os reunáis conmigo al otro lado del portal. —Asintió, confirmando que estaba preparado para una misión, por muy cansado que estuviera.

>>Tenemos un sincorazón que está generando una tormenta de arena que ha dejado la ciudad al límite, villanos finales y unas ruinas con algo sellado dentro y que quieren liberar para destruir el mundo.

De acuerdo, voy a prepararme, ¡vuelvo ahora!

Echó a correr hacia su habitación para hacer los preparativos. Había recibido tanta información que se había enterado de poco, pero más o menos había captado la idea.

«¿Villanos Finales? Joder… », vamos, que les esperaba una misión difícil.

No era la primera vez que pisaba aquel mundo y sabía lo que le esperaba. Metió en su mochila objetos tan vitales como los protectores oculares para protegerse de la arena y un turbante para resguardarse del ardiente sol del desierto. Tampoco faltó un botiquín con pociones, éteres…

Tras preparar la mochila, se pasó por las cocinas y se bebió un café potente para espabilarse del todo.

«Vamos allá».

Aquella sería su primera misión como Maestro, por cierto. En el fondo, muy en el fondo, estaba nervioso. No quería decepcionar a nadie y bueno, un mundo entero dependía de ellos.

***


«Anda, si es… Nanashi», hizo una ligera mueca casi imperceptible en cuanto la vio. Hubiera preferido coincidir con otro Maestro de Bastión Hueco, incluso con Shinju.

Y pensar que antes de los sucesos del Castillo del Olvido intentó matarle a él y a Ronin…

Le devolvió el saludo simplemente, muy serio (quizás demasiado) y apenas mantuvo contacto visual con la Maestra de la otra orden. No parecía muy contenta de verles en aquel hotel, aunque bueno, en realidad nunca parecía contenta: era una amargada.

Al menos esa era su impresión.

Y no solo estaba Nanashi, otros aprendices de ambas órdenes se hallaban allí. Light saludó a todos al mismo tiempo con un simple «Hola» y observó brevemente a cada uno de los presentes. Malik, Saeko, Saito —esperaba que no surgiera discusión alguna con los dos anteriores—, otro joven y dos féminas que no conocía.

Light aceptó los objetos curativos que les ofreció Nanashi y le dio las gracias. No consumió demasiados, pues no venía agotado de ninguna misión, al contrario que los demás.

Conociendo a Lyn, imagino que no os ha contado gran cosa sobre lo que está ocurriendo en este mundo. —Nanashi dio en el clavo—. Felicidades por haber ascendido al grado de Maestros, por cierto. Me gustaría decir más que eso, pero no es el momento ni el lugar.

>>Si lo que hemos descubierto es cierto, este mundo podría correr el mismo destino que Villa Crepúsculo antes de que salga el sol.


Oír el nombre de su hogar destruido le afectó: apretó los labios y denotó mucha más seriedad a partir de ese momento. Se limitó a escuchar toda la información que les proporcionaba Nanashi, de brazos cruzados. Sincorazón, una tormenta de arena, Villanos Finales… así visto parecía que la situación en aquel mundo era bastante caótica.

Eh… ¿Qué es un Djinn exactamente? —No estaba nada familiarizado con ese término, así que esperaba que alguien se lo aclarara. Se rascó la mejilla, algo avergonzado: ojala no hubiera planteado una duda estúpida. ¡Ahora era un Maestro y no quería quedar mal!

Después, Nanashi les presentó a una mujer que no era otra que la hija del difunto Maestro Rayim, el mentor de Ronin. De cabello castaño y ojos de color avellana, como los suyos propios, aquella fémina debía rondar los treinta años.

¡Es un honor! Yo soy Light, encantado —dijo, mirando también a los otros desconocidos, Celeste incluida.

Hubiera querido indagar sobre el Maestro Rayim, pues tenía mucha curiosidad —había llegado a verle en el Santuario de la Reminiscencia—, pero prefirió dejarlo para otro momento. La prioridad ahora era hacer un plan.

Obedeció de inmediato a la mujer animal: se acercó a la mesa y se colocó al lado de ella.

Vale, haremos un último repaso a nuestro plan. En primer lugar, tenemos el antiguo campamento de los nómadas, donde vivía Badra. Al parecer, aquel sincorazón era bastante pacífico hasta que los Villanos Finales aparecieron por allí. Sabemos que intentaban hacerse con viejas leyendas e historias para descubrir el paradero de unas ruinas que parecen contener algo muy peligroso. Sabemos donde están esas ruinas gracias a Saeko y Saito, sin embargo el problema es que será imposible llegar si no nos deshacemos del sincorazón primero.

Y el segundo lugar. —Light se fijó en el punto que señalaba Nanashi, con interés—. Es la tumba de una Sultana conocida como Kamra. Al parecer, dicha mujer era la hija del Rey Salomón, el último rey antes de que un monstruo caído del espacio convirtiese la fértil Agrabah en un inhóspito desierto. Dentro de la tumba, probablemente puede haber algún tipo de información sobre el monstruo y en caso de seguir vivo una forma de derrotarlo. E incluso... —Nanashi señaló a Saeko, por algún motivo—. Podríamos saber más sobre ese pergamino que contiene un hechizo de Magia Arcana. En cualquier caso, los Villanos Finales quieren obtener a esa criatura, y es nuestra tarea impedirlo a cualquier costo.

Eso significa que nos dividiremos en dos grupos.

De acuerdo. —Había recibido muchísima información en muy poco tiempo, pero creía haberse enterado de todo. Por una parte tenían que destruir al Sincorazón responsable de la tormenta y por otra debían investigar esa tumba que podía contener alguna pista. El objetivo final era que los Villanos Finales no se hicieran con aquella peligrosa criatura—. Un Sincorazón, una tumba que investigar y unos Villanos Finales que detener. Suena bien. ¿Algo importante que debamos saber de ese Sincorazón? —Miró a todos sin excepción: una debilidad, alguna habilidad peligrosa, su aspecto… le gustaría saberlo ya.

Antes de tomar una decisión, escuchó a algunos de los presentes, entre ellos Badra.

Me gustaría colaborar para destruir al sincorazón del desierto. Ese monstruo ha matado a gente que amaba y respetaba. Juro por Alá que pondré todas mis fuerzas en esta enmienda. Además, mi conocimiento sobre esa zona es amplia, podríamos prepararle una trampa.

Badra hablaba con determinación. No supo por qué, pero intuía que se llevaría bien con aquella mujer. Parecía que al igual que él pensaba darlo todo en la misión, ¿pero sería diestra en combate? ¿Habría aprendido algo de su padre? Aún no había podido verla en acción.

Y comprendía lo que significaba perder familia y amigos, podía ponerse en su lugar. Su mundo, Villa Crepúsculo, había sido destruido. El de sus padres y su antiguo hogar, Vergel Radiante, había acabado en ruinas. Estaba determinado a luchar contra la Oscuridad, para evitar que más catástrofes como esas se repitieran.

Y con más razón ahora: era un Maestro y tenía más responsabilidades. Debía protegerlos a todos, sin excepción.

No estaba dispuesto a fallar a nadie.

La Sultana Kamra es una de mis antepasadas. Me gustaría ayudar a investigar su tumba. Lo cierto es que nadie ha podido entrar desde que se cerró. No existe nada que haya podido abrir esa cerradura, es como si hubiese magia que la bloquease.

No te dejaré ir sola, Yasmín. Esos villanos te secuestraron antes. No quiero volver a dejarte sola.

Os ayudaré a patearle el culo a ese maldito Sincorazón —comentó a Badra, mostrando una ligera sonrisa. No sonó arrogante, más bien optimista: no estaba dispuesto a fallar aquella misión—. Iré al desierto.

Ya había calentado con algunas Neosombras y además había traído equipación necesaria para internarse en las ardientes arenas. Estaba preparado, a pesar del cansancio.

Su primera misión oficial como Maestro… empezaba.
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Re: [Agrabah] La Amenaza Djinn

Notapor Suzume Mizuno » Mar May 17, 2016 10:58 pm

Light le contagió el bostezo y Fátima se cubrió la boca mientras se le saltaba una lágrima. Ah, necesitaba otro café. ¿Que al final iba a acabar con los nervios a punto de estallar? Sí, bueno, pero era preferible a caerse dormida por el pasillo en medio de su labor. Los sincorazón eran como una puñetera plaga pero, al menos, ya no suponían la pesadilla que sucedió en el Castillo del Olvido, pero… Se estremeció. ¿Se acabaría algún día?

Menos mal que Light estaba con ella o no estaba segura de si lo había conseguido.

Yo estuve bastante nervioso, si te soy sincero —Fátima ayudó a Light con las puertas—. No era como me lo imaginaba. Y pensar que tuve que…

De pronto se abrió un portal de luz en el centro de la Sala del Trono y Lyn salió de él. Fátima soltó una exclamación ahogada al ver su estado. No estaba herida, al menos en apariencia, pero estaba más pálida que un fantasma.

Lyn, ¿qué pasa?

¡Fátima, Light! —dijo ella, sonriendo al verlos—. Una misión en Agrabah se ha complicado mucho y necesito refuerzos urgentes. Si estáis libres necesito que os preparéis y os reunáis conmigo al otro lado del portal.

Se le fue el alma a los pies, pero, tras intercambiar una mirada con Light, asintió.

Claro.

Tenemos un sincorazón que está generando una tormenta de arena que ha dejado la ciudad al límite, villanos finales y unas ruinas con algo sellado dentro y que quieren liberar para destruir el mundo.

Suena emocionante—dijo Fátima con una semisonrisa, notando el cansancio con más intensidad que nunca. Ahora estaba claro que iba a tener que tomarse ese café si le daba tiempo.

De pronto recordó que Malik había ido a una misión con Lyn y se espabiló por sí sola. Miró a la Maestra. No, si a Malik le hubiera pasado algo, estaba segura de que se lo habría dicho.

De acuerdo, voy a prepararme, ¡vuelvo ahora!

Fátima asintió y salió corriendo también para prepararse.

****


Llegaron a una habitación pequeña al mismo tiempo que Nanashi salía de su propio Portal de Luz. Fátima, que no había esperado encontrársela, se puso en tensión cuando la Maestra la miró con gelidez, pero no comentó nada.

Fátima echó un vistazo a la habitación y al localizar a Malik sonrió y le saludó con un gesto. También le sorprendió ver que allí estaban Celeste, Saeko y Saito. A estos los saludó con una pequeña inclinación de cabeza, aunque a Celese le digió una pequeña sonrisa. En cuanto a los tres desconocidos, sin saber bien qué decir, les dedicó el mismo saludo.

Nanashi repartió entre ellos Ultrapociones y Fátima experimentó un pequeño retortijón. ¿Qué era lo que había pasado…?

Conociendo a Lyn, imagino que no os ha contado gran cosa sobre lo que está ocurriendo en este mundo —dijo Nanashi, como si le hubiera leído la mente—. Felicidades por haber ascendido al grado de Maestros, por cierto. Me gustaría decir más que eso, pero no es el momento ni el lugar.

A su pesar —muy a su pesar— Fátima no pudo evitar ruborizarse un poco.

Si lo que hemos descubierto es cierto, este mundo podría correr el mismo destino que Villa Crepúsculo antes de que salga el sol.

Fátima se estremeció y se arregló un poco la ropa mientras escuchaba.

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Su ceño se fue volviendo más y más pronunciado a medida que se enteraba de la situación. Así que una tormenta de arena que duraba ya más de un mes y todo por culpa de un Sincorazón. Sin duda sería un desafío. Hbaía escuchado hablar del visir de Agrabah, pero el hecho de que fuera un Djinn no la sorprendió tanto como el hecho de que implicara que antes había sido humano. ¿Era posible cambiar de especie así como así? Averiguar sobre las fechorías de los Villanos tampoco la cogió desprevenida, aunque le alegró saber que la princesa estaba bien.

Eh… ¿Qué es un Djinn exactamente?

Fátima iba a responder a Light, pero vio que Malik se adelantaba y, sonriendo para sus adentros, cerró la boca.

Luego se quedó de piedra cuando les presentaron a Badra. Una joven atractiva y fuerte, que, al parecer, era hija de Rayim. Fátima farfulló un saludo y terminó por inclinar la cabeza en su dirección sin saber bien qué decir.

Vale, haremos un último repaso a nuestro plan —dijo Lyn tras ordenarles que rodearan una mesa con un mapa. Ahora, después de tomar las pociones, parecía encontrarse mucho mejor—. En primer lugar, tenemos el antiguo campamento de los nómadas, donde vivía Badra. Al parecer, aquel sincorazón era bastante pacífico hasta que los Villanos Finales aparecieron por allí. Sabemos que intentaban hacerse con viejas leyendas e historias para descubrir el paradero de unas ruinas que parecen contener algo muy peligroso. Sabemos donde están esas ruinas gracias a Saeko y Saito, sin embargo el problema es que será imposible llegar si no nos deshacemos del sincorazón primero.

Fátima, cruzada de brazos, asintió con la cabeza, asimilando toda la información posible de golpe.

Y el segundo lugar —continuó Nanashi por Lyn—. Es la tumba de una Sultana conocida como Kamra. Al parecer, dicha mujer era la hija del Rey Salomón, el último rey antes de que un monstruo caído del espacio convirtiese la fértil Agrabah en un inhóspito desierto. Dentro de la tumba, probablemente puede haber algún tipo de información sobre el monstruo y en caso de seguir vivo una forma de derrotarlo. E incluso... podríamos saber más sobre ese pergamino que contiene un hechizo de Magia Arcana. En cualquier caso, los Villanos Finales quieren obtener a esa criatura, y es nuestra tarea impedirlo a cualquier costo.

Un monstruo caído del espacio —repitió Fátima con sorpresa.

Eso significa que nos dividiremos en dos grupos.

Badra se adelantó y señaló que quería destruir al Sincorazón del desierto.

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Luego la otra muchacha dijo:

La Sultana Kamra es una de mis antepasadas. Me gustaría ayudar a investigar su tumba. Lo cierto es que nadie ha podido entrar desde que se cerró. No existe nada que haya podido abrir esa cerradura, es como si hubiese magia que la bloquease.

Sumó dos más dos y deseó que se la tragara la tierra. ¡Era la princesa! Como para confirmar sus palabras, el chico pronunció su nombre, Yasmín, y afirmó que la acompañaría. Light, por su parte, parecía más que dispuestoa ir al desierto y a Fátima no se le escapó la sonrisa que le dirigió a Badra.

«Vaya, vaya, vaya...»

El caso era que había bastante gente dispuesta a ir hacia el desierto, entre ellos Malik. Fátima se retorció un mechón de pelo. La verdad era que no quería separarse del grupo, o ir con Nanashi —bueno, una parte de ella quería, una muy pequeñita— pero la idea de una Sultana la fascinó de inmediato. Por no hablar del hecho que era una tumba. Tuvo que recordarse que no estaban de visita ni tampoco de investigación arqueológica.

En cualquier caso, que se acumularan muchos Maestros en un único sitio no tenía sentido. Desde luego Nanashi podría apañárselas sin ella, pero tendría que proteger a la princesa y al chico ese. Al menos en eso creía que podía ayudar.

Así que declaró, mirando de reojo a Nanashi con la esperanza de que no le pusiera demasiada mala cara:

Yo iré a la Tumba de la Sultana, si no es mucha molestia.—Se acercó a la princesa y dijo, inclinando la cabeza—: Mi nombre es Fátima. Haré lo posible por protegeros.—Y sonrió al chico también, que era bastante mono, esperando a ver si se presentaba.

Luego, como la habían soltado allí de golpe, se acercó a Nanashi y preguntó:

¿A que magia se refiere la princesa? ¿Es Magia Arcana?

Una cerradura… Y no podía evitar mirar con curiosidad el papel que tenía Saeko. Quizás, si iban juntas, le preguntaría cómo lo había conseguido.

Antes de eso se acercó a Malik y lo repasó rápidamente con la mirada.

¿Todo bien?—cuchicheó. Ya no tendría heridas, pero aun así estaba preocupada. Era su mundo, al fin y al cabo—.Qué pena que no puedas mostrarme la ciudad… Así que acaba con esa tormenta para asegurarte de que esté entera para la próxima cita —dijo, con una sonrisa de ánimo—. Y ten cuidado, ni se te ocurra apartarte de Lyn—añadió, arqueando las cejas.
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¡Gracias por las firmas, Sally!


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Re: [Agrabah] La Amenaza Djinn

Notapor Tanis » Jue May 19, 2016 3:10 pm

Malik examinó aquella bola de cristal una vez más.

No estaba seguro de que fuera buena idea hacerlo, ya que había pertenecido a los Villanos Finales y el activarla podía hacer que les rastreasen hasta el hotel. Sin embargo, quería pensar que ese pequeño objeto era bastante más inofensivo de lo que su prudencia le dictaba. Estaban solos, Nanashi y Lyn habían regresado a las respectivas bases para ver si podían traer refuerzos, de modo que sólo quedaban los aprendices en la habitación.

Malik se había sentado en una de las camas de la habitación, con los objetos que había robado esparcidos frente a él. Se había abstraído bastante con ellos, intentando alejar de sí la idea de que Saito tenía en su poder la lámpara de un genio, de un genio que antes había sido el antiguo visir que él conocía de toda su vida adulta. Desistió pronto con el teléfono, cuya clave de seguridad era incapaz de romper, y se había guardado los éteres en mal estado, sólo por si acaso los necesitaba como última instancia. No quería arriesgarse a beberse uno en ese momento, aunque lo necesitara, y enfermar. Sobre el mapa... Bueno, quedárselo no le haría ningún mal y aunque había compartido un visionado rápido con los demás, decidió que lo estudiaría con calma más tarde.

Le ocupaba la bola de cristal.

Tenía toda la pinta de ser un dispositivo que sólo se podía activar con magia, porque al examinarlo con atención no descubrió ningún mecanismo manual que la accionara. Era, sencillamente, una bola de cristal a la vieja usanza. Para qué servía lo descubriría pronto. Sostuvo el objeto en su mano izquierda y colocó la derecha sobre él. Y le insufló un pequeño soplo de magia.

En cuanto lo hizo y vio para qué servía la bola, alzó las cejas y ladeó la cabeza.

Interesante... —musitó.

Lo dejó estar, no convenía abusar de su suerte. Desactivó la bola mágica y se la guardó en la bolsa. Era un objeto muy útil.

* * *


Estaba mirando por la ventana cuando las maestras regresaron, silencioso, solitario como una estatua. No había intercambiado muchas palabras con sus compañeros, preocupado por la batalla que se avecinaba. Quería ir tras los Villanos, tenía que destruir ese sincorazón. Al otro lado de la ventana estaba Agrabah, su viejo hogar, su ciudad natal, y no podía, no quería dejarla en manos de esas sabandijas y a merced de un monstruos oscuro para que la devorase. Él había correteado por esas calles, hecho negocios en ellas, amado en sus rincones...

Entornó los ojos al sentir el resplandor de los portales a su espalda y se volvió. Y se encontró con que Lyn había traído a Light y a Fátima consigo para ayudarles con la misión. Sonrió al verla y correspondió a su saludo, acercándose a ellos y la maestra al tiempo que Nanashi repartía pócimas para que se recuperasen. Malik suspiró de alivio y se tomó todas las necesarias para recuperar todas sus fuerzas. Las iba a necesitar, de eso no le cabía duda.

Gracias, maestra —agradeció a Nanashi con un gesto de cabeza.

Conociendo a Lyn, imagino que no os ha contado gran cosa sobre lo que está ocurriendo en este mundo —dijo Nanashi entonces, a lo que Malik se mantuvo callado. Esperaba un resumen de situación, si Lyn no les había explicado gran cosa a Light y a Fátima—. Felicidades por haber ascendido al grado de Maestros, por cierto. Me gustaría decir más que eso, pero no es el momento ni el lugar.

Enhorabuena, Light. —Sin querer sonrió un poquito, orgulloso de Fátima, y felicitando al muchacho por haber ascendido también.

Si lo que hemos descubierto es cierto, este mundo podría correr el mismo destino que Villa Crepúsculo antes de que salga el sol.

Su sonrisa desapareció. Sí, no olvidaba ese detalle, lo que le generaba un estado muy tenso de malestar que se transformaba paulatinamente en fría ira y rabia que si se tragaba era por haber vivido acostumbrado a hacerlo. Si hubiera tenido quince años menos... Sabía que no podía dejarse llevar y ciertamente sabía que ninguno de sus compañeros le dejaría hacerlo. Había demasiado en juego, si Agrabah caía en la oscuridad... Malik se mantuvo callado mientras escuchaba el informe de estado, con la mirada fija en un punto lejano y vacío del suelo. Hasta que oyó la pregunta de Light.

Eh… ¿Qué es un Djinn exactamente?

Chasqueó la lengua.

Un espíritu —respondió de forma resumida—, un genio, si prefieres llamarlos así. Poseen poderes místicos y cósmicos con los que pueden hacer casi cualquier cosa y son muy peligrosos si se les deja... jugar a su aire. Por eso mucha gente los encierra en botellas... o lámparas como la que tiene Saito.

Miró a Saito sin añadir mucho más, antes de desviar la vista hacia Lyn. Esperaba que fuese lo que fuese lo que planeaba hacer Saito con la lámpara y el genio, no se le ocurriera formular el tercer deseo para liberar al genio. Incluso si algunos djinns no eran estrictamente malignos, conocer la naturaleza conspirativa de Yafar hacía que el pensar en él como un espíritu de fuego invencible no le diera buena espina.

Vale, haremos un último repaso a nuestro plan —Malik se colocó al lado de Lyn junto a la mesa. Ella parecía estar mucho mejor gracias a la medicina, las pociones y las curaciones previas, lo cual le aliviaba. Todavía le quedaban resquicios de culpa—. En primer lugar, tenemos el antiguo campamento de los nómadas, donde vivía Badra. Al parecer, aquel sincorazón era bastante pacífico hasta que los Villanos Finales aparecieron por allí. Sabemos que intentaban hacerse con viejas leyendas e historias para descubrir el paradero de unas ruinas que parecen contener algo muy peligroso. Sabemos donde están esas ruinas gracias a Saeko y Saito, sin embargo el problema es que será imposible llegar si no nos deshacemos del sincorazón primero.

Malik, cruzado de brazos, observó el mapa y conformó una pequeña mueca de disgusto. Tendrían que coordinarse y separarse para cumplir con ambos objetivos: Deshacerse del sincorazón y llegar a las ruinas.

Y el segundo lugar —Nanashi tomó el relevo de Lyn en la explicación—. Es la tumba de una Sultana conocida como Kamra. Al parecer, dicha mujer era la hija del Rey Salomón, el último rey antes de que un monstruo caído del espacio convirtiese la fértil Agrabah en un inhóspito desierto. Dentro de la tumba, probablemente puede haber algún tipo de información sobre el monstruo y en caso de seguir vivo una forma de derrotarlo. E incluso... podríamos saber más sobre ese pergamino que contiene un hechizo de Magia Arcana. En cualquier caso, los Villanos Finales quieren obtener a esa criatura, y es nuestra tarea impedirlo a cualquier costo.

Malik pensó en la bola de cristal y en su capacidad para... Pero se concentró de nuevo en el mapa. Tenía ciertas ideas de adónde pensaba enfocarse más. No era, desde luego, el más fuerte del grupo realmente, no el más poderoso, pero eso no le molestaba. Toda la ayuda era poca si iban a enfrentarse a ese sincorazón y a dos Villanos Finales.

«Que pena que no sea Zande, casi hasta le echo de menos».

Yo también iré a la caza de ese sincorazón —dijo tras la declaración de intenciones de Badra, Light y la princesa.

Tenía claro que probablemente sería más útil peleando que investigando. Su aventura persecutoria tras los Villanos Finales le había salido bien, pero dudaba de que fuera a tener siempre la misma suerte. Prefería moverse en un terreno que conociera mejor y tampoco separarse mucho de Lyn, por si acaso. La pena era, si se le podía llamar pena, es que Fátima y él no irían juntos. Bueno, se dijo, no siempre tenía por qué caminar pegado a su falda. Revisó sus pertenencias por si acaso se había dejado algo y comprobó que todo estuviera en su sitio: pociones, éteres, la bola de cristal, su dispositivo de comunicación... Y unos cuantos cacharros más que había acumulado a lo largo del tiempo.

Levantó la vista de sus bolsas en cuanto vio a Fátima acercarse a él y repasarle con la mirada, seguramente buscando heridas. Malik sonrió.

¿Todo bien?

Todo lo bien que se puede estar cuando tu mundo está a punto de ser destruido —murmuró, colocando una mano en su brazo y apretando suavemente con una caricia.

Qué pena que no puedas mostrarme la ciudad… Así que acaba con esa tormenta para asegurarte de que esté entera para la próxima cita.

Sus sonrisa se ensanchó un poco y asintió.

—De acuerdo.

La idea de traer a Fátima a su mundo, a su casa, enseñárselo todo, mostrarle la maravilla que podía ser un lugar incrustado en medio de un desierto, le hizo determinarse más a acabar con la amenaza.

Y ten cuidado, ni se te ocurra apartarte de Lyn.

Río.

No lo pensaba, tranquila.

Ambos irían por caminos diferentes, pero ella no le preocupaba, no en el sentido de pensar que no podría arreglárselas, era fuerte. Iba con Nanashi, eso era lo que le preocupaba. Nanashi era la antigua maestra de Fátima, la que la obligó a hacerse aprendiz de la Llave-Espada en cierta manera. Su relación no era muy buena y no la habían arreglado, de modo que...

Ten cuidado tú también, ¿eh? —le pidió con un susurro, antes de dejarle un beso en la frente y abrazarla.

Cuando estuvieran todos listos, se acercaría a Lyn dispuesto a marchar con su grupo para ir tras ese sincorazon.

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Malik va con Lyn ~
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Re: [Agrabah] La Amenaza Djinn

Notapor Tsuna » Sab May 21, 2016 4:36 pm

La noche iba a ser larga, a Saeko no le cabía duda de ello. Resumió su situación mostrando el pergamino que había encontrado, y escuchó después las historias de sus compañeros. Badra, la hija del antiguo maestro Rayim, parecía una mujer fuerte y decidida, de firmes convicciones: le guardaría respeto en todo momento. Después estaban los villanos finales, que buscaban cosas en el palacio pero Malik se había encargado de confiscar sus pertenencias, todavía le costaba creer que hubiese salido airoso de ahí. Y luego estaba Saito, que cómo no, no traía buenas noticias. A Saeko no le extrañó por alguna razón, pero sí se quedó muda y pálida cuando el muchacho sacó de entre sus prendas la lámpara mágica del antiguo visir, afirmando que estaba sellado y encerrado, alegando que no representaba ninguna amenaza.

Ella no era la indicaba para darle lecciones de buena conducta o de sentido común, principalmente porque también había hecho cosas no muy decentes durante los últimos meses dentro de la Orden, como pactar con Úrsula o revelar los secretos de la magia y los sincorazón a la realeza de París, y eso sin decirlo a ninguno de los maestros.

Le entró un escalofrío al pensar qué haría la maestra Nanashi de enterarse de todo eso en su situación actual, pues si ya no llevaban una buena relación... Conocer que había roto algunas normas sin decírselo a nadie no le iba a sentar muy bien. Así que prefirió mantenerse callada, guardando a buen recaudo aquel pergamino, olvidando por un momento el peligro que suponía tener Magia Arcana encima.

Fuera como fuese, a Saeko no le gustaba nada que Saito llevara al visir encima, que aquel hombre les estuviese observando y escuchando desde su lámpara —porque no llegaba a comprender del todo cómo era la vida de un genio—, en ese mismo instante. Y estaba segura, se apostaba lo que sea, a que la iba a terminar fastidiando. Saito era así, lo conocía bien.

Tras la reunión ambas maestras marcharon, quedando solos en la habitación. No pasó desapercibido el detalle de que Malik parecía ensimismado con una bola de cristal, sentado sobre una de las camas. Saeko dirigió la vista hacia Badra, pensando en presentarse, luego miró a la princesa Yasmín y a Aladdín, que quizá tuviesen muchas cosas que decirse entre ellos tras la traumática experiencia que habían pasado. Así que el cansancio pudo con ella, y más que hablar y presentarse, prefirió dejar que cada uno siguiera a lo suyo mientras se acercaba a una de las ventanas del hotel, para mirar al cielo y a lo que alcanzara la vista desde allí.

En caso de que alguien quisiera decirle algo estaría atenta, pero en todo caso, se dedicó a pensar. Nerviosa al saber que Yafar les acompañaba en aquel espacio tan reducido. Seguía sin entrarle en la cabeza el hecho de que Saito hubiese pactado con el visir. Era un inconsciente.

Pasaron un tiempo a solas, bajo la oscuridad de la noche en la habitación. Cuando Saeko se cansó de mirar por la ventana salió afuera, en busca de algo que beber si es que no lo había ya dentro de la propia estancia, y para coger algo de aire. Lo necesitaba. Al cabo de un rato volvió a entrar en la habitación. ¿Un cuarto de hora habían dicho, no? Debían estar al llegar...

****


Unos portales se manifestaron dentro de la habitación al mismo tiempo. Saeko alzó la vista desde la silla en la que estaba sentada, observando con curiosidad a todas las personas que lo cruzaron. Las maestras no llegaron solas, sino que iban acompañadas, bueno, concretamente solo Lyn, que se había traído consigo a dos... ¿aprendices? No, eran maestros, según las noticias que circulaban por Tierra de Partida.

Fátima Laforet y Light Hikari.

Contuvo el aire e intentó armarse de paciencia. No le estaba gustando nada la situación. Con más maestros allí se sentía vigilada, controlada, y eso no le gustaba. Además de que eran personas con las que pocas veces había colaborado, y solo por interés común o supervivencia, como en Ciudad de Paso o el Castillo del Olvido.

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La maestra Nanashi fue uno a uno, entregando pociones y objetos curativos para que recuperaran las fuerzas. Cuando Saeko recibió los suyos y sintió el frío cristal de las pócimas en sus manos imaginó por un instante si no le habría echado algo, pero estaba cansada, y no creía que la maestra fuese a perder tiempo en algo como aquello. Se sintió un poco estúpida y retorcida, pero se dio cuenta de que su relación con Nanashi no había hecho más que empezar a empeorar.

Escuchó de fondo el improvisado resumen que les estaban dando a los maestros. Ella tampoco quiso perder detalle, para recordar cosas y asegurarse de que no se le escapaba nada. El maestro Light preguntó acerca de los Djinn y Malik le ofreció una elaborada y detallada explicación que tampoco se quiso perder, aunque ella ya lo sabía por el resumen que se habían contado con anterioridad entre ellos.

Una vez todo estuviera aclarado la maestra Lyn, con mucho mejor aspecto —cosa que alegraba a Saeko—, les pidió sentarse alrededor de la mesa central de la habitación. Saeko buscó un asiento lo más alejado posible de Nanashi y Saito, pero tampoco le hacía gracia estar junto a Light o Fátima, así que buscó un asiento cercano a Celeste o Malik, era los únicos con los que había llegado a congeniar, y viendo que Lyn ya estaba rodeada...

Vale, haremos un último repaso a nuestro plan —comenzó a relatar la maestra frente al mapa que había desplegado sobre la mesa—. En primer lugar, tenemos el antiguo campamento de los nómadas, donde vivía Badra. Al parecer, aquel sincorazón era bastante pacífico hasta que los Villanos Finales aparecieron por allí. Sabemos que intentaban hacerse con viejas leyendas e historias para descubrir el paradero de unas ruinas que parecen contener algo muy peligroso. Sabemos donde están esas ruinas gracias a Saeko y Saito, sin embargo el problema es que será imposible llegar si no nos deshacemos del sincorazón primero.

Y el segundo lugar —intervino Nanashi tomando la palabra, señalando un punto cercano en el desierto—. Es la tumba de una Sultana conocida como Kamra. Al parecer, dicha mujer era la hija del Rey Salomón, el último rey antes de que un monstruo caído del espacio convirtiese la fértil Agrabah en un inhóspito desierto. Dentro de la tumba, probablemente puede haber algún tipo de información sobre el monstruo y en caso de seguir vivo una forma de derrotarlo. E incluso... —Saeko se sintió entonces observada por todos, pues la señaló a ella—. Podríamos saber más sobre ese pergamino que contiene un hechizo de Magia Arcana. En cualquier caso, los Villanos Finales quieren obtener a esa criatura, y es nuestra tarea impedirlo a cualquier costo.

Un monstruo caído del espacio —repitió la maestra Fátima, diciendo en voz alta lo mismo que ella pensaba.

Eso significa que nos dividiremos en dos grupos —sentenció Lyn.

De acuerdo —comunicó el maestro Light—. Un Sincorazón, una tumba que investigar y unos Villanos Finales que detener. Suena bien. ¿Algo importante que debamos saber de ese Sincorazón?

Es débil al frío y al hielo. —habló Saeko por primera vez desde hacía ya casi media hora. Los detalles del sincorazón no se le habían pasado por alto.

Me gustaría colaborar para destruir al sincorazón del desierto —se manifestó Badra entonces—. Ese monstruo ha matado a gente que amaba y respetaba. Juro por Alá que pondré todas mis fuerzas en esta enmienda. Además, mi conocimiento sobre esa zona es amplia, podríamos prepararle una trampa.

La Sultana Kamra es una de mis antepasadas. Me gustaría ayudar a investigar su tumba. Lo cierto es que nadie ha podido entrar desde que se cerró. No existe nada que haya podido abrir esa cerradura, es como si hubiese magia que la bloquease.

No te dejaré ir sola, Yasmín. Esos villanos te secuestraron antes. No quiero volver a dejarte sola.

Saeko entonces sintió un latigazo de culpabilidad, porque ella quería acabar con el sincorazón del desierto cuanto antes. Durante el día se había sentido muy limitada por la tormenta de arena en todos los sentidos, y era algo que los propios ciudadanos estaban sufriendo. Pero tampoco quería dejar a Yasmín y Aladdín sin vigilancia... Se mordió el labio, ¿qué iba a hacer ella?

Os ayudaré a patearle el culo a ese maldito Sincorazón. Iré al desierto.

La decisión de Light ya estaba decidida también.

Yo iré a la Tumba de la Sultana, si no es mucha molestia.

Sentenció Fátima.

Yo también iré a la caza de ese sincorazón.

Al parecer mucha gente estaba dispuesta a ir al desierto. Saeko meditó unos momentos su decisión, era algo muy importante y, quién sabe, quizás marcara una gran diferencia. No se sentía tranquila sin tener a Yasmín o Aladdín a la vista, y al parecer contra el sincorazón no iba a necesitar el pergamino. Era una decisión complicada, pero optó por lo que creía más correcto.

Os acompañaré al desierto. —miró a Light, a Badra y a Malik.

Se levantó de su asiento y miró de reojo a la maestra Fátima. La experiencia que había vivido en su hogar natal por ella la seguía consternando un poco, se sintió muy dolida, demasiado, aquella noche en el bosque. Pero no tenía a nadie más en quién confiar su objeto. Estaba claro que entregárselo a Nanashi no era una opción, porque sentía que estaría buscando en vano su perdón. Celeste, en caso de querer ir a la tumba, tampoco la consideraba muy experimentada para que tuviese que cargar con Magia Arcana encima, y en caso de que Saito decidiera ir... No, rotundamente no, ya tenía suficiente con el tema de Yafar como para que encima tuviese que cargar con el pergamino.

Se negaba a tirar por la borda la misión entera.

Así que, intentando ser discreta, esperó a que Malik terminara de hablar con Fátima y se acercó a ella, quizá un poco nerviosa y recelosa. Se esforzó por intentar sonreír, aunque le estaba saliendo de pena, se le notaba la tensión. Antes de decir nada alzó el pergamino para que lo cogiera: se lo estaba confiando, quizá ella tuviese la posibilidad de darle mejor uso.

Estaba en los pasadizos de la ciudad, en un lugar que parecía haber sido construído para nosotros, los Portadores —esperó a que Fátima lo cogiera, si es que deseaba hacerlo. En caso contrario lo seguiría guardando ella misma—. En el desierto no le voy a dar mucha utilidad. Y por favor... —le pidió, con clara preocupación en el rostro— procura que a la princesa Yasmín no le pase nada. Ni a Aladdín.

Esperó que Fátima aceptara su petición, más le valía hacerlo, sino no podría cumplir su cometido tranquila. Luego pasó la vista rápidamente por Nanashi y Saito, quizá la estuviesen mirando todavía peor de como lo habían hecho hasta ahora. Pero tenían que entenderlo. Y sabía que con el segundo la relación iba cada vez a peor, pero reunió valor para acercarse a él y decirle a la cara lo que estaba pensando.

Es una locura —afirmó, intentando llamar su atención—. Conoces a Yafar tan bien como yo, él buscaba información sobre el Rey Salomón. Le estaremos ayudando si seguimos con él en esta misión. ¿De verdad sigues pensando que le tienes controlado?

Esperó la posible respuesta del chico, la cual no esperaba que fuese muy positiva, y después se lo soltó.

»Eres un inconsciente.

Oh Dios, era algo que llevaba queriendo decirle desde hacía rato. Ya se quedaba más tranquila. Escuchó lo que tuviese que decir en su defensa, y se dio media vuelta, acompañando al grupo que se dirigía al desierto.

Presentía que la batalla contra el sincorazón iba a ser algo a recordar de cara al futuro.

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Saeko va al desierto, a por el Sincorazón. Si Fátima acepta el pergamino, se lo entrega a ella.
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Re: [Agrabah] La Amenaza Djinn

Notapor H.S Sora » Sab May 21, 2016 5:59 pm

¿Por qué no pides que ella vuelva? Todo sería más sencillo así… O incluso podrías obligarla a volver. Si tuvieses toda la fuerza de tus Maestros... Pídelo….pídelo…

Me desperté de golpe y miré a mi alrededor para comprobar que seguía en aquella habitación de hotel. Las Maestras todavía no habían vuelto, pero por lo demás todo estaba en orden…  la lámpara, sujeta en mi pecho, reflejaba unos ojos casi vacíos.

¿Aquel sueño era cosa de Yafar o de mi propio subconsciente, que lo quería a gritos?

Endurecí el gesto, pero dirigí mi atención a los Portales al ver que las Maestras regresaban con aprendices. Al menos una de ellas.

Cómo no. Tierra de Partida hacía gala de su exceso de personal, pero me sorprendió ver que conocía a ambos. Se trataba de Fátima Laforet, que tenía entendido que había alcanzado el rango de Maestra, y Light Hikari, que si no lo había hecho ya poco le quedaría.

Les devolví el saludo. Me hacía tanta ilusión como a Nanashi que estuviesen allí: ninguna. Fuese como fuese, cogí de buen grado una Ultrapoción y un Éter y recuperé así las pocas fuerzas que había gastado.

Conociendo a Lyn, imagino que no os ha contado gran cosa sobre lo que está ocurriendo en este mundo. Felicidades por haber ascendido al grado de Maestros, por cierto. Me gustaría decir más que eso, pero no es el momento ni el lugar.

Perfecto. Tierra de Partida tenía otro Maestro más entre sus filas. No entendía cómo, pero parecía que por cada uno que perdían les llegaban tres nuevos. ¿Un pensamiento inapropiado? Quizás. Pero no me faltaba parte de razón.

>>Si lo que hemos descubierto es cierto, este mundo podría correr el mismo destino que Villa Crepúsculo antes de que salga el sol.

Tras el informe de la Maestra, nos reunimos alrededor de la mesa con el gigantesco mapa de Agrabah y varias localizaciones marcadas en él.

Vale, haremos un último repaso a nuestro plan. —Empezó a decir Lyn—. En primer lugar, tenemos el antiguo campamento de los nómadas, donde vivía Badra. Al parecer, aquel sincorazón era bastante pacífico hasta que los Villanos Finales aparecieron por allí. Sabemos que intentaban hacerse con viejas leyendas e historias para descubrir el paradero de unas ruinas que parecen contener algo muy peligroso. Sabemos donde están esas ruinas gracias a Saeko y Saito, sin embargo el problema es que será imposible llegar si no nos deshacemos del sincorazón primero.

Y el segundo lugar —prosiguió Nanashi, señalando el lugar que había visitado antes de ir a la Mansión del Mercader—. Es la tumba de una Sultana conocida como Kamra. Al parecer, dicha mujer era la hija del Rey Salomón, el último rey antes de que un monstruo caído del espacio convirtiese la fértil Agrabah en un inhóspito desierto. Dentro de la tumba, probablemente puede haber algún tipo de información sobre el monstruo y en caso de seguir vivo una forma de derrotarlo. E incluso... Podríamos saber más sobre ese pergamino que contiene un hechizo de Magia Arcana. En cualquier caso, los Villanos Finales quieren obtener a esa criatura, y es nuestra tarea impedirlo a cualquier costo.

Eso significa que nos dividiremos en dos grupos.

Asentí mientras miraba con curiosidad como la hija del antiguo Maestro de Tierra de Partida, Rayim, se acercaba. ¿Habría heredado la destreza en el combate de su padre? Todavía recordaba cómo había inmovilizado a aquella reminiscencia de Aaron casi sin despeinarse.

También tenía presente su muerte, en aquella ocasión por nuestra culpa.

Me gustaría colaborar para destruir al sincorazón del desierto. Ese monstruo ha matado a gente que amaba y respetaba. Juro por Alá que pondré todas mis fuerzas en esta enmienda. Además, mi conocimiento sobre esa zona es amplia, podríamos prepararle una trampa.

La Sultana Kamra es una de mis antepasadas —comentó entonces Yasmín—. Me gustaría ayudar a investigar su tumba. Lo cierto es que nadie ha podido entrar desde que se cerró. No existe nada que haya podido abrir esa cerradura, es como si hubiese magia que la bloquease.

Me llevé la mano al mentón. ¿Podría el genio abrirla? Prefería pensar que con la Llave Espada sería suficiente, ya que quería reservarme al máximo el primero de mis deseos. Sobre todo después de aquella pesadilla.

No te dejaré ir sola, Yasmín. —Aladín se ofreció a acompañarla, por lo que tenía entendido los dos estaban muy enamorados. O eso recordaba—. Esos villanos te secuestraron antes. No quiero volver a dejarte sola.

Lancé un suspiro al ver las miradas de las Maestras, las que nos habían acompañado desde el principio. Aunque la idea de abatir un Sincorazón me relajaba más que la de encontrarme a una criatura capaz de destruir una fértil Agrabah, sentía la necesidad de ir hacia allí. Si podía hacer algo para que aquel monstruo desapareciese lo haría.

Total, no me libraría de Tierra de Partida aunque quisiese. Era estadística pura y dura.

Pero si utilizo la lámpara a lo mejor…

Disimulé una sonrisa. Era una broma. Más o menos.

Yo iré a la Tumba de la Sultana, si no es mucha molestia.

Fátima Laforet fue la primera en apuntarse a aquella expedición. Light y Malik prefirieron unirse a la caza del Sincorazón de la tormenta al igual que Saeko. Solo quedaba por decidirse Celeste.

Me acerqué a esta última y coloqué una mano en su hombro.

Mucha suerte. Y ten cuidado si vas al desierto, ¿vale?… —Miré donde debería estar la herida que le había hecho Kefka—.  Y no sólo con el Sincorazón. Por favor.

Tras haberme despedido de ella, me acercaría a la princesa y a Aladín para unirme a ellos. En cuanto a Fátima, traté de disimular mi expresión de “no me hace ni puñetera gracia que Tierra de Partida invada esta misión”. Tenía que recordar que podía darme una paliza.

Yo también querría ir a la tumba de la Sultana —diría, con una reverencia a Yasmín y a Aladín—. Ha pasado mucho tiempo desde que nos vimos. Hubiese preferido que nuestro reencuentro tuviera lugar en mejores circunstancias.

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Esperaba a que diesen orden de empezar la misión, por lo que no me imaginaba que ella vendría. En un principio pensé que solo quería hablar con Fátima y darle aquel pergamino, pero me encontré con sus ojos morados clavados en los míos.

Tragué saliva.

Es una locura. Conoces a Yafar tan bien como yo, él buscaba información sobre el Rey Salomón. Le estaremos ayudando si seguimos con él en esta misión. ¿De verdad sigues pensando que le tienes controlado?

Bastión Hueco tiende a atar mejor sus cabos que Tierra de Partida —le susurré de vuelta—. O que se lo digan a Aaron. Necesitamos a Yafar, te guste o no.

Eres un inconsciente.

Me entraron ganas de abalanzarme sobre ella. Pedirle explicaciones de aquel cambio que había hecho. No era la misma. Yo tampoco ahora. Pero es que ella ni siquiera se había preocupado de venir al Bastión.

Pero en su lugar sólo pude sonreír con nostalgia.

Ahora eres tú quien se equivoca. Te equivocaste al dejar a tu verdadera familia, y te equivocas ahora.

Me acerqué, solo para susurrarle de nuevo.

>>Aquí fue donde me consideraste tu amigo por primera vez. Espero que algún día entiendas lo que has tirado a la basura con tu traición.

Y me alejé, porque lo necesitaba. En realidad lo que quería era gritar, hacer estallar en Oscuridad aquella habitación. Aquel mundo. O en su defecto contarle lo que había descubierto, a lo que me había tenido que enfrentar sin ella.

Pero no podía.  

Me acerqué a Nanashi y me crucé de brazos. Ella había elegido Tierra de Partida, yo seguir siendo leal a lo que importaba. Y no dejaría que ni ella ni nadie pasase por encima de eso.

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Saito se va a investigar la tumba de la Sultana Kamra
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Muchas grácias por el avatar Mepi ^^
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Re: [Agrabah] La Amenaza Djinn

Notapor Denna » Dom May 22, 2016 4:52 pm

Los portales permanecieron abiertos todo el tiempo. Y con ellos la posibilidad de volver a Bastión Hueco. Una idea muy atractiva, desde luego; no para abandonar la misión —después de todo lo ocurrido sentía que no podía darle la espalda a Agrabah y marcharme sin más—, pero sí que habría agradecido poder cambiarme de ropa. Era imposible tapar por completo las manchas de sangre con el abrigo, y además había empezado a tiritar un poco. Por no hablar de que me moría de hambre.

Ignoré los rugidos de mi estómago. ¿Y si Nanashi volvía antes que yo? La idea hizo que pegara el culo a la cama, horrorizada, y me quedara quietecita. Y es que nadie más parecía querer irse. Con suerte, la Maestra traería algo de cenar.

No fue así.

Trajo pociones y refuerzos. Bueno, Lyn los trajo. Abrí mucho los ojos al ver a Fátima, pero le devolví el saludo a ella y al chico que la acompañaba. Otro Maestro.

Mientras reponía fuerzas miré de reojo a Saito. No parecían hacerle mucha gracia los recién llegados, incluso menos que a Nanashi. Prácticamente podía oírle refunfuñar: «¡Tierra de Partida nos invade!». Desplacé la mirada del chico a Fátima, y luego a nuestra Maestra. Al menos ella hacía el esfuerzo de mostrarse cortés.

Vale, haremos un último repaso a nuestro plan. —Lyn, ahora con mucho mejor aspecto, esperó a que los nuevos acabaran de informarse de lo sucedido. Entonces se acercó al mapa de la ciudad, todavía lleno de agujas—. En primer lugar, tenemos el antiguo campamento de los nómadas, donde vivía Badra. Al parecer, aquel sincorazón era bastante pacífico hasta que los Villanos Finales aparecieron por allí. Sabemos que intentaban hacerse con viejas leyendas e historias para descubrir el paradero de unas ruinas que parecen contener algo muy peligroso. Sabemos donde están esas ruinas gracias a Saeko y Saito, sin embargo el problema es que será imposible llegar si no nos deshacemos del sincorazón primero.

Y el segundo lugar —agregó Nanashi, acercándose también—. Es la tumba de una Sultana conocida como Kamra. Al parecer, dicha mujer era la hija del Rey Salomón, el último rey antes de que un monstruo caído del espacio convirtiese la fértil Agrabah en un inhóspito desierto. Dentro de la tumba, probablemente puede haber algún tipo de información sobre el monstruo y en caso de seguir vivo una forma de derrotarlo. E incluso... Podríamos saber más sobre ese pergamino que contiene un hechizo de Magia Arcana. En cualquier caso, los Villanos Finales quieren obtener a esa criatura, y es nuestra tarea impedirlo a cualquier costo.

Eso significa que nos dividiremos en dos grupos.

Asentí en silencio. Ese era el plan que habíamos acordado antes de que se marcharan.

Badra se adelantó entonces. Sabía lo que iba a elegir antes de que se pronunciara.

Me gustaría colaborar para destruir al sincorazón del desierto. Ese monstruo ha matado a gente que amaba y respetaba. Juro por Alá que pondré todas mis fuerzas en esta enmienda. Además, mi conocimiento sobre esa zona es amplia, podríamos prepararle una trampa.

Yo voy contigo. —Me ofrecí.

En cierto modo, me sentía en deuda con ella por ayudarnos. Y me gustaba Badra. No podía evitar sentirme algo identificada con su situación y quería ayudarla en lo que pudiera. Los proscritos teníamos que arrimar el hombro unos con otros, ¿no?

Hablé con una media sonrisa, pero mentiría si dijera que enfrentarme al Sincorazón no me daba miedo.

Mucha suerte. Y ten cuidado si vas al desierto, ¿vale?… —Saito se situó a mi lado y me dio un apretón en el hombro—. Y no sólo con el Sincorazón. Por favor. —añadió, bajando la voz.

Al grupo del desierto se habían unido Lyn, el Maestro de Tierra de Partida que se había presentado como Light, Malik y Saeko. Saito se iba con Fátima y Nanashi a la tumba de la sultana. Apreté los labios en una fina línea. De pronto, toda la confianza que había logrado reunir —que tampoco era demasiada— se vino abajo.

¡Estaré bien, tranquilo! —dije con tanto ánimo como pude—. En realidad lo tengo fácil, es sólo un Sincorazón. En las tumbas, en cambio, hay fantasmas.

«Por no hablar de las criaturas malignas de las lámparas, pero, ¡eh! A eso ya estás acostumbrado.»

Me despedí con la mano de él y de Nanashi y le deseé suerte también a Fátima, Yasmín y Aladdín. Luego me acerqué de nuevo a Badra y a los demás.

El Maestro Light, ¿cierto? Yo soy Celeste. —Me presenté con una breve inclinación y luego me volví también hacia el resto—. Bueno... ¿alguno tiene un plan?

No sólo eran de Tierra de Partida, sino que además no les conocía de nada. ¿Y si alguno de ellos odiaba Bastión Hueco? ¿Y si me tocaba a mí pagar por ello? ¿Y si me había equivocado al elegir? Apenas había pasado media hora desde la pelea con Lyn, otro pensamiento que seguía muy presente para mí.

Iba a tener que darlo todo en esta misión. Más, mucho más. Me quedé cerca de la nómada y recé para no parecer tan asustada como me sentía. «¡Tierra de Partida nos invade!», pensé con tristeza.
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Re: [Agrabah] La Amenaza Djinn

Notapor Sombra » Mar May 24, 2016 10:22 pm

Hotel


Badra asintió con una amplia sonrisa alegre por las palabras de Light y vio como poco a poco se iban sumando algunos más para ir al desierto.

Es un honor conoceros a todos y saber que estáis dispuestos a ayudarnos —agradeció Badra paseando su mirada entre todos los presentes.

Se acercó a Celeste, a quien pareció notar algo tensa y colocó su mano sobre el hombro de la aprendiza.

¿Te encuentras bien? —preguntó con notable preocupación.

Mientras tanto, Lyn esperó a que Nanashi saliese de la habitación con Yasmín, Aladdín, Fátima y Saito antes de hablar nada, seguramente porque no quería que los originarios de Agrabah que no supiesen nada sobre los demás mundos acabasen descubriéndolo por su boca. Pudo haber alguna despedida, pero ninguna se alargó más de unos pocos segundos. No había mucho tiempo.

Badra. El sincorazón no es nuestro único enemigo —dijo la licántropa con un tono de voz un tanto sombrío—. Los que secuestraron a la princesa, los Villanos Finales vienen de otro mundo y son muy peligrosos. Aunque seas hija del Gran Maestro Rayim, eso no significa que tu capacidad de combate...

Lyn dejó de hablar al instante cuando una daga apareció a escasos centímetros de su garganta. Badra se había movido a una espeluznante velocidad y se había deslizado como una serpiente venenosa entre las arenas del desierto.

No soy mi padre, lo sé —afirmó manteniendo la daga peligrosamente cerca de Lyn, que miraba sorprendida el afilado filo—. Pero puedo defenderme, he heredado la magia de mi padre y las técnicas más mortíferas que los nómadas hemos pasado por generaciones. Soy tan capaz como cualquiera de los presentes.

Cualquiera podría creer que Lyn se habría enfadado y que iba a arder Troya en aquel momento, sin embargo contra todo pronóstico la Maestra empezó a reírse con fuerza, no de una forma burlona sino... Orgullosa.

Tienes agallas. Me gusta —admitió. Era probable que la medicina que Malik le había dado hubiese hecho mermar sus capacidades. La Lyn de siempre no habría dejado ni que diese el primer paso para que se acercase—. Muy bien, ¿todos listos?

Lyn se acercó a la ventana y deslizó las cortinas dejando un enorme espacio para que pasasen con sus gliders.

Light, ¿puedes llevarla en tu Glider? —preguntó La Bestia mientras hacía invocar su propio vehículo; un carro de cuádriga que era tirado por un propulsor que llevaba una potente hélice—. Próxima parada: El desierto.


***


Saeko entregó el pergamino a la Maestra Fátima, que pudo o no rechazarlo.

Si a Nanashi le costaba tragarse las cosas a Saito menos, y aquella tensión no tardaría en notarla Fátima. Yasmín y Aladdín se acercaron al grupo que había decidido ir al desierto. Dos Maestras y un aprendiz, no estaba tan mal al fin de cuentas.

¿A que magia se refiere la princesa? ¿Es Magia Arcana?

No necesariamente, pero es posible. Que la cerradura de la puerta sea imposible de abrir después de que pase tanto tiempo no es muy común que digamos —contestó Nanashi—. Eso o la propia cerradura ha sido específicamente creada para ser abierta únicamente por llaves más especiales.

No hizo falta decir más para saber a que se refería.

Deberíamos ir yendo, debemos comprobar si hay alguna forma de pararle los pies a esos Villanos en caso de que entren a las Ruinas de la Vieja Agrabah —sugirió el joven ex-mendigo.

El grupo acabó saliendo de la habitación del hotel. Hubo alguna que otra despedida, pero ninguna pudo alargarse más de lo estríctamente necesario.


Tumba de Kamra


Saito tuvo que hacer de guía para ambas Maestras, Aladdín y Yasmín. El agujero de la pared había sido hecho por los nómadas hacía tiempo para entrar en la zona rica y poder robar alguna que otra cosa cuando lo necesitaban por lo que era un lugar secreto.

Aladdín y Nanashi se adelantaron para ir retirando las cosas que había delante del agujero ocultándolo de una forma no perfecta, pero sí bastante eficaz. Al otro lado de la muralla la tormenta de arena era fuerte, pero Saito pudo comprobar rápidamente que su potencia había mermado de una manera considerable.

Saito, ¿podrías guiarnos? —pidió Nanashi, que materializó una cuerda.

La Maestra de Bastión Hueco se acercó al trasero de Saito y buscó un cinturón o algo en el pantalón del aprendiz donde enganchar el objeto. Desenrolló la cuerda y la fue pasando entre todos los demás.

No la soltéis. Si uno se pierde es posible que después sea imposible encontrarlo —explicó—. Como precaución, en caso de que uno se separe de la cuerda, lanzaré hechizos luminosos para marcar nuestra posición.

Aladdín se acercó a Yasmín y la ayudó a colocarse la chaqueta que Celeste le había dado antes cubriendo la nariz y la boca.

¿Estás segura de que quieres hacer esto?

Siento que debo hacerlo —respondió la princesa—. Es como si algo estuviese diciéndome que vaya... No sé explicarlo.

El joven, que vestía como un miembro de la Guardia sonrió de una manera afable y besó con ternura a la joven antes de romper una manga de su uniforme para improvisar una palestina que al menos evitaría que acabase con los pulmones llenos de arena.

Estamos listos —confirmó el joven.

Todos pudieron atarse con la cuerda alrededor de la cintura, de ese modo ninguno acabaría perdido ni se alejaría demasiado de los demás.

***


Fue un camino duro para todos. Tanto Aladdín como Yasmín no pudieron abrir los ojos en todo el trayecto, por lo que subir la colina que había algo más adelante fue todo un reto para ellos. Saito iba al frente, seguido por Fátima, Yasmín, Aladdín y Nanashi, que iba al final de la cuerda vigilando que en caso de que se rompiera pudiese estar ahí para ayudar a los rezagados.

Sin embargo, no hubo ningún indicente digno de mención.

El cielo estaba despejado allí arriba, la tormenta de arena no llegaba hasta aquella altura por suerte para ellos, por lo que pronto pudieron sacudirse la ropa para quitarse toda la arena posible.

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La tumba estaba metida en el interior de una pared rocosa y descendía por unas escaleras que terminaban en una puerta de piedra enorme. En el centro de la puerta había un agujero en forma de cerradura.

Toda la puerta estaba llena de inscripciones que se asemejaban mucho al los símbolos usados para los hechizos de magia arcana.

Nanashi no perdió el tiempo e invocó su llave espada. Apuntó con el arma a la puerta provocando que un fino "hilo" de luz surgiese de la punta de su llave... Sin embargo, cuando el haz de luz tocó la superficie de la cerradura ésta reaccionó repeliendo la habilidad para abrir puertas que la llave espada tenía.

¿Qué demonios? —Nanashi alzó una ceja extrañada—. Fátima, Saito. Probad vosotros también

Probasen o no, el resultado fue el mismo que con Nanashi. Aquella prueba había sido creada incluso para que una llave espada no pudiese abrir aquel lugar. ¿Pero por qué una tumba iba a necesitar tal protección?

Tras unos segundos de incertidumbre, un altar surgió del suelo entre todos los presentes. El altar tenía un hueco en el centro en forma de cuenco y justo al lado había una daga plateada.

Lo que tenían que hacer con ella era bastante obvio: Sangre. Alguien tenía que depositar su sangre allí, ¿pero quién?

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Debéis escoger a alguien y hacer que deposite su sangre en ese cuenco. No vale cualquiera para abrir la puerta así que dadle al coco para saber la sangre de quien es necesaria.


Desierto: Campamento nómada


Todos los que habían decidido ir al desierto se elevaron con el Glider a una gran altura, apreciando toda la tormenta de arena en su horrible esplendor.

Tenía forma de espiral, y no era complicado deducir donde empezaba, puesto que su centro era visible. Estaba lejos, a más de veinte kilómetros, pero con los vehículos no tardarían demasiado en llegar.

Malik —llamó Lyn en ese momento volando a su lado—. Siento mucho lo ocurrido antes y... Gracias. Lo que has hecho significa mucho para mí.

Por otro lado, Badra se agarraba muerta de miedo a quien la estaba llevando. Posiblemente jamás había volado antes, por lo que sus gritos eran bastante entendibles.

¡Por Alá todopoderoso, grande y piadoso! Si salgo de esta juro que no me saltaré ningún rezo —decía.

***


Aterrizaron a las afueras del campamento nómada. Todo estaba completamente desierto. Había cientos de tiendas de campaña por allí, algunas enterradas y otras derribadas. Las señales de que había una batalla eran más que perceptibles.

Unas densas "paredes de arena" podían verse rodeando el campamento girando a gran velocidad, lo que quería decir que aquel era el ojo de la tormenta de arena. El sincorazón no podía estar demasiado lejos.


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Más o menos el sitio sería así.


Muy bien. Badra, lo que podamos ver será duro, sabes que veremos muertos, gente que conocías. —Le dijo Lyn con más suavidad de la que solía tener—. Quiero asegurarme de que estarás preparada para cualquier cosa.

Mi pueblo cayó en manos de ese monstruo y se lo pienso hacer pagar —aseguró—. Si lo que te preocupa es que haga algo que os ponga en peligro... No, no lo haré. Me interesa que matemos al sincorazón, no que nosotros seamos asesinados por él también.

Lyn asintió conforme.

Hay varios sitios donde podríamos empezar a buscar —continuó hablando—. Los Villanos Finales querían unos papiros que contienen leyendas antiguas de nuestro pueblo —señaló una tienda de campaña roja—. Allí se guardan manuscritos y similares. Era la tienda del chamán —explicó—. El otro lugar donde podemos mirar es en una cueva que hay por allí, al oeste del campamento. Esa cueva se conecta con una red de túneles naturales subterráneos. El sincorazón descansaba allí siempre y no nos molestaba... Hasta que los Villanos Finales lo despertaron cuando nos negamos a darles lo que querían.

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Dos lugares para explorar: La tienda de campaña roja y la cueva al oeste. Podéis separaros o ir todos en piña, eso es decisión vuestra.

Los NPC se repartirán entre las dos rutas por "afinidad" con los personajes que vayan. (Lyn iría fijo a donde fuese Malik y Badra iría fijo a donde fuese Celeste. Si Malik y Celeste van juntos pues aleatoriamente uno de los dos NPC iría por la otra ruta)


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Re: [Agrabah] La Amenaza Djinn

Notapor Light » Sab May 28, 2016 7:46 pm

Light atendió a la explicación de Malik y descubrió… ¡que se había topado con un Djinn de esos! Él y Freya habían conocido en una ocasión a un genio de la lámpara que parecía encajar bastante con aquella descripción.

Si era cierto que sus poderes resultaban tan peligrosos… esperaba que Saito empleara correctamente a ese Djinn.

El Maestro Light, ¿cierto? Yo soy Celeste.

Asintió y se rascó la mejilla, ligeramente avergonzado. “Maestro Light”, qué raro le parecía oír eso, todavía no se había acostumbrado a su nuevo rango. Se sentía mucho más mayor cuando lo escuchaba.

Finalmente el grupo se dividió. Light se despidió de Fátima y los demás que partían hacia la tumba de la sultana. Como había decidido ir al desierto, se quedó con el grupo de Lyn.

Badra. El sincorazón no es nuestro único enemigo. Los que secuestraron a la princesa, los Villanos Finales vienen de otro mundo y son muy peligrosos. Aunque seas hija del Gran Maestro Rayim, eso no significa que tu capacidad de combate...

Light presenció con rostro de incredulidad el movimiento increíble de Badra. Pero lo más sorprendente de todo era que Lyn había quedado a su merced —sí, joder, la todopoderosa Lyn—, con la daga a escasa distancia de su garganta. Que alguien fuera capaz de poner en aprietos a aquella Maestra era impensable.

Guau. —Menuda bronca le esperaba.

No soy mi padre, lo sé —admitió Badra. Light había perdido la cuenta de las veces que había dicho algo parecido—. Pero puedo defenderme, he heredado la magia de mi padre y las técnicas más mortíferas que los nómadas hemos pasado por generaciones. —Inevitablemente le entró mucha curiosidad, le gustaría ver alguna de esas técnicas—. Soy tan capaz como cualquiera de los presentes.

Pero para sorpresa de todos, Lyn no se lo tomó a mal. Incluso se rió, y no de manera burlona precisamente. Parecía que a ella también le caía bien Badra.

Tienes agallas. Me gusta. Muy bien, ¿todos listos?

Light asintió y se encaró a la ventana. Sacó de su mochila el turbante que se había traído y se lo puso para protegerse del sol.

Light, ¿puedes llevarla en tu Glider? —preguntó Lyn mientras invocaba su propio vehículo. Light asintió, conforme—. Próxima parada: El desierto.

Extendió el brazo e hizo aparecer en su mano una Llave Espada bastante grande y de tono ocre conocida como Alma Inquebrantable. Tras materializarla, la transformó en un gran vehículo en el que cabían dos personas sentadas.

¡Vamos! Agárrate fuerte —la recomendó, ya sentado en su glider. En cuanto Badra se montó inició el vuelo.

***


Light era capaz de apreciar desde su vehículo la famosa tormenta de arena que tantos problemas les estaba ocasionando a sus compañeros. Después de todo, para ir a las ruinas había que eliminar primero a la bestia que estaba provocando la susodicha tormenta.

Intuía que no tardarían demasiado en alcanzar la tormenta.

Se percató inevitablemente del enorme miedo del copiloto, Badra. Resultaba normal si nunca había volado, claro.

¡Por Alá todopoderoso, grande y piadoso! Si salgo de esta juro que no me saltaré ningún rezo.

Light no pudo evitar soltar una carcajada. Se veía que Rayim no la había enseñado precisamente a volar en glider.

Venga, si volar es genial. —Se le dibujó una sonrisa traviesa en el rostro—. ¡Allá vamos! —Incrementó aún más la velocidad de su glider, ¡tenían que llegar ya, antes de que los Villanos Finales se les adelantaran!

***


Todos aterrizaron al fin en el campamento nómada rodeado por la tormenta de arena.

Era inmediato deducir que allí se había producido una batalla: algunas tiendas de campaña estaban enterradas en la arena, otras simplemente derribadas. Aquel Sincorazón había hecho estragos, sin duda.

Muy bien. Badra, lo que podamos ver será duro, sabes que veremos muertos, gente que conocías. Quiero asegurarme de que estarás preparada para cualquier cosa.

Mi pueblo cayó en manos de ese monstruo y se lo pienso hacer pagar. Si lo que te preocupa es que haga algo que os ponga en peligro... No, no lo haré. Me interesa que matemos al sincorazón, no que nosotros seamos asesinados por él también.

»Hay varios sitios donde podríamos empezar a buscar. Los Villanos Finales querían unos papiros que contienen leyendas antiguas de nuestro pueblo. —Light dirigió la vista hacia el lugar que les señalaba Badra: la tienda—. Allí se guardan manuscritos y similares. Era la tienda del chamán. El otro lugar donde podemos mirar es en una cueva que hay por allí, al oeste del campamento. Esa cueva se conecta con una red de túneles naturales subterráneos. El sincorazón descansaba allí siempre y no nos molestaba... Hasta que los Villanos Finales lo despertaron cuando nos negamos a darles lo que querían.

Entendido. Escuchad, ¿y si nos dividimos para abarcar más terreno? —planteó, mirando a todos los presentes—. Trabajaremos más eficazmente si investigamos a la vez los dos lugares que ha mencionado Badra, y el tiempo es oro. Yo iré a la tienda del chamán mismamente.

Esperó a que los otros hicieran más sugerencias o decidieran su destino. Una vez creados los grupos, se despidió del equipo que iría a la cueva y echaría a andar con sus acompañantes hacia el otro lugar, la tienda del chamán.

En el caso de que se separara de Lyn... se sentiría algo nervioso en el fondo. Iba a ser el Maestro encargado de velar por la seguridad de los demás, pues ya no era un aprendiz después de todo.

Rayim… me hubiera gustado conocerle, por lo que he oído parecía ser un buen tipo. Y muy poderoso —conversaría con Badra si ésta había decidido ir con su grupo—. Después de todo él era el Maestro de mi mentor, Ronin —aclaró. No sería extraño que le sonara su nombre si su padre le había hablado de Tierra de Partida.

»Así que has heredado sus técnicas… estaría guay verlas y aprender un poco. —Seguro que resultaba de lo más didáctico—. Me sorprendiste antes, y también me sorprendió que Lyn no te echara la bronca. —Se rió—. Por cierto, ¿nunca te has replanteado convertirte en Portadora, seguir los pasos de tu padre y conocer otros mundos?

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En principio pacté con Denna ir a la tienda xD por lo que Badra iría con nosotros en teoría, asi que por eso he metido ese dialogo jej
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Re: [Agrabah] La Amenaza Djinn

Notapor Denna » Dom May 29, 2016 6:20 pm

¿Te encuentras bien?

Relajé un poco la postura cuando Badra me tocó el brazo. Apenas me había percatado hasta entonces, pero tenía los músculos del cuello todos agarrotados. Inquieta, eché una ojeada rápida a los demás. ¿De verdad era tan evidente?

Los nervios. —Esbocé una media sonrisa tranquilizadora y me apresuré a asentir—. No te preocupes, me sucede en cada misión. Ya se me pasará.

O eso esperaba. Lo último que quería era mostrar debilidad ante ese grupo.

«Eso es, mantén la cabeza alta. Todo saldrá bien», me dije. «Antes de que te des cuenta, ese Sincorazón estará terminée. Sólo quédate cerca de Badra y de...».

...Y de Saeko, quise pensar. Bajé la mirada mientras la chica regresaba con nosotros y no me volví hasta que el grupo de Nanashi se marchó. Durante un momento, me planteé murmurar una disculpa en nombre de Saito e incluso de la propia Maestra, pero acabé por acobardarme. Fuera lo que fuera lo que había pasado entre ellos, me excluía. Por más que lo intentara, era incapaz de ver en ella la enemiga que juraban que era, y seguro que si hablaba sólo empeoraría las cosas.

Al final fue Lyn la que rompió el silencio.

Badra. El sincorazón no es nuestro único enemigo. Los que secuestraron a la princesa, los Villanos Finales vienen de otro mundo y son muy peligrosos. Aunque seas hija del Gran Maestro Rayim, eso no significa que tu capacidad de combate...

Ni siquiera la Maestra vio venir el cuchillo. La luz arrancó un destello plateado a la hoja que rozaba el cuello de Lyn, enmudeciéndola a ella y a todos los demás. Noté que contenía el aliento.

No soy mi padre, lo sé —se limitó a decir Badra—. Pero puedo defenderme, he heredado la magia de mi padre y las técnicas más mortíferas que los nómadas hemos pasado por generaciones. Soy tan capaz como cualquiera de los presentes.

«Vale, sí, y no lo dudo. Pero es que esa mujer nos puede convertir en puré a los presentes».

Entrecerré los ojos con miedo, a la espera de que Lyn se convirtiera en lobo otra vez y se abalanzara contra la nómada. Con suerte, Nanashi aún no estaría muy lejos y...

Las carcajadas de Lyn interrumpieron mis pensamientos.

Tienes agallas. Me gusta. Muy bien, ¿todos listos?

«Qué fuerte».

Hazme un favor, ¿puedes? —Tiré de la manga de Badra antes de subir en el glider, cuidando que Lyn me diera la espalda. A mí sí que me temblaban las manos—. Por lo que más quieras, no vuelvas a hacer eso nunca más.

***


«Míranos, somos Maestros y tenemos fuerza y poderes increíbles, mimimi, pero no nos da la gana ahorrarnos el viaje con un portal, mimimi, crucemos esa terrible tormenta de arena con los gliders, volando, porque nos encanta el peligro, mimimi».

Empezaba a pensar que ese odio hacia Tierra de Partida quizás no era tan irracional.

Arranqué parte de la túnica para improvisar una protección para la nariz y la boca. Aunque estábamos en el ojo de la tormenta, relativamente a salvo, lo de la arena en los pulmones seguía siendo algo que quería evitar a toda costa.

Habíamos aterrizado en mitad del campamento. Al oír hablar a Badra de él lo había imaginado como una especie de Corte de los Milagros, pero este sitio no tenía nada que ver con el santuario bajo tierra que era mi hogar. Las tiendas, derribadas o enterradas, todas del color de la arena. El pueblo vacío. Todavía quedaban marcas del paso del Sincorazón y de la resistencia de los humanos pero, por lo demás, el campamento tenía un aire fantasmal que, a pesar de todo, no había esperado encontrar.

Oí de fondo la conversación entre Lyn y Badra, y dejé estar el paisaje para prestar atención.

Hay varios sitios donde podríamos empezar a buscar —decía Badra—. Los Villanos Finales querían unos papiros que contienen leyendas antiguas de nuestro pueblo. Allí se guardan manuscritos y similares. Era la tienda del chamán. —Señaló una tienda roja, un punto de color entre la monótona arena—. El otro lugar donde podemos mirar es en una cueva que hay por allí, al oeste del campamento. Esa cueva se conecta con una red de túneles naturales subterráneos. El sincorazón descansaba allí siempre y no nos molestaba... Hasta que los Villanos Finales lo despertaron cuando nos negamos a darles lo que querían.

Entendido. Escuchad, ¿y si nos dividimos para abarcar más terreno? —propuso Light—. Trabajaremos más eficazmente si investigamos a la vez los dos lugares que ha mencionado Badra, y el tiempo es oro. Yo iré a la tienda del chamán mismamente.

No parecía mal plan, pero compadecía al grupo que se encontrara primero con el Sincorazón. ¿La tienda del chamán... O la cueva en la que solía esconderse..?

Sentí un escalofrío.

Lo de la tienda suena bien. A ver si podemos mantener la buena suerte y fastidiar un poco más los planes a los Villanos Finales —convine, sin pensármelo mucho. Eso estaría bien, a pesar de lo que implicaba, pero la tentación de echar un ojo a esos papiros me pudo

Esperé a que Malik y Saeko también se pronunciaran antes de dirigirme a Badra otra vez:

Esos pergaminos, ¿por casualidad no hablarán del rey Salomón o de la vieja Agrabah? —pregunté—. Apenas conozco las historias, pero sé que los Villanos Finales están interesados en ellas. ¿Se te ocurre por qué?

Tenía alguna que otra teoría, pero estaba segura de que ella podría aportar algo más sólido. Con los grupos hechos, deseé buena suerte a los que se fueron a la cueva y dejé que Badra pasara delante con Light.

Rayim… me hubiera gustado conocerle, por lo que he oído parecía ser un buen tipo. Y muy poderoso. Después de todo él era el Maestro de mi mentor, Ronin.

Aguanté las ganas de resoplar. Ah, que además había sido alumno de Ronin. Razón de más para morderme la lengua.

Así que has heredado sus técnicas… estaría guay verlas y aprender un poco. Me sorprendiste antes, y también me sorprendió que Lyn no te echara la bronca. —«Habrá que agradecer a lo que fuera que llevara esa medicina»—. Por cierto, ¿nunca te has replanteado convertirte en Portadora, seguir los pasos de tu padre y conocer otros mundos?

Eso estaría bien —reconocí. Tuve que pasar por alto el hecho de que, si Badra fuese Portadora, sería para Tierra de Partida. ¿Qué actitud tendría ella, de entre todos, respecto a Bastión Hueco? No quería saberlo—. Seguro que serías una buena Maestra. Y todos se volverían locos por ti —añadí con una sonrisa.

Me pregunté si quizás no era por eso que permanecía en Agrabah. Fuera, todo le recordaría a su padre. Y siempre se vería comparada con él.
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Re: [Agrabah] La Amenaza Djinn

Notapor Suzume Mizuno » Dom May 29, 2016 9:53 pm

Ten cuidado tú también, ¿eh?

Fátima sonrió cuando Malik le dio un beso en la frente y luego le devolvió el abrazo antes de separarse dándole una palmadita de ánimo en el brazo. La verdad era que verlo marcharse la llenaba de congoja, pero iba con Lyn y Light. Estaría a salvo.

Al darse la vuelta se llevó un susto: Saeko se había acercado a ella sin que se diera cuenta y le tendía un pergamino. Abrió mucho los ojos. ¿No era del que les habían hablado…?

Estaba en los pasadizos de la ciudad, en un lugar que parecía haber sido construído para nosotros, los Portadores —dijo Saeko. Como seguía extendiéndoselo, Fátima lo cogió con cuidado—. En el desierto no le voy a dar mucha utilidad. Y por favor... —le sorprendió ver lo preocupada que parecía— procura que a la princesa Yasmín no le pase nada. Ni a Aladdín.

Después de lo ocurrido en China y en Ciudad de Paso, Fátima había esperado que Saeko no quisiera ni acercarse a ella. Por eso la conmovió que le diera el pergamino a ella… Aunque, claro, era la única de Tierra de Partida que iba a ir al Templo. Todavía le costaba asumir que estaban en el mismo bando. Pero Saeko seguía esperando una respuesta y Fátima se sacudió las dudas de encima:

Gracias, Saeko. Lo trataré con cuidado. Y protegeré a la princesa y a Aladdín cueste lo que cueste.

Era su deber, al fin y al cabo.

Vio que Saeko se dirigía a Saito y le dio la impresión de que había una pesada tensión entre ellos, así que se alejó para no dar la impresión de que estaba cotilleando. Luego se quedó meditando lo que le habían dicho Saeko y Nanashi. Un lugar que parecía preparado para los Caballeros y luego esa magia tan extraña…

*


Saito los tuvo que guiar a través de un agujero hecho en la pared de la muralla para salir al exterior. Fátima se caló la capucha y el lazo para intentar protegerse lo mejor posible de la arena. Se aferraron a una cuerda para no perderse por el camino y mientras Fátima se la enrollaba alrededor de la cintura, pudo escuchar la breve conversación entre Yasmín y su amigo que quizás fuera algo más.

Siento que debo hacerlo. Es como si algo estuviese diciéndome que vaya... No sé explicarlo.

Y luego vino un beso. Fátima sonrió, apartando la mirada. Confirmado.


*


Quitando que Fátima estuvo segura de que había respirado más polvo y arena que en toda su vida, el trayecto no fue tan horrible como habría cabido imaginar. Solo la dejó con unas ganas horribles de tirarse de cabeza a una bañera y frotarse para librarse de toda la maldita arena que se le había colado dentro de la ropa. ¿Cómo era posible que Malik no se hubiera vuelto loco viviendo en un sitio así? Porque de vez en cuando tendrían tormentas de arena, diría ella…

Tuvo la oportunidad de sacudirse cuando alcanzaron la tumba, que estaba situada a bastante altura y hasta se podía ver el cielo. Fátima casi se golpeó la ropa con furia, maldiciendo Agrabah para sus adentros.

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Una vez se sintió un poco más aliviada, examinó la tumba con profunda curiosidad. Se había cavado en la misma roca y descendía hacia el interior por unas escaleras… Pero la entrada estaba cerrada por una especie de puerta de piedra. En su centro había una cerradura, rodeada por inscripciones. Fátima no pudo resistirse a echar un vistazo al Pergamino que le había dado Saeko para ver si había alguna similitud, ya que parecían símbolos de magia arcana.

Entre tanto, Nanashi intentó abrir la puerta con su Llave Espada pero no funcionó. Fátima levantó la mirada, sorprendida.

¿Qué demonios? —Miró a Nanashi con más sorpresa. Era la primera vez que le escuchaba un exabrupto de ese tipo—. Fátima, Saito. Probad vosotros también

En teoría Nanashi ya no podía darle órdenes, pero no le molestó demasiado que lo hiciera. Al fin y al cabo, era una Maestra novata. Obedeció con el ceño fruncido y, tal y como se esperaba, no funcionó. ¿Por qué iba a hacerlo si no lo había logrado Nanashi?

Y, de pronto, apareció un altar. Fátima se tragó la sorpresa y, tras echar un rápido vistazo en derredor para asegurarse de que no ocurría nada más, se aproximó. El altar se hundía en el centro a modo de recipiente… Y, vaya, incluso traía consigo una daga plateada bastante afilada.

Fátima torció la boca y se retorció un mechón de pelo.

Parece evidente lo que nos piden. Alguien debe sangrar. Y… me temo que no valdrá cualquier sangre.—Fátima se volvió hacia la princesa y miró de reojo a Aladdín, con la impresión de que él iba a ser el mayor obstáculo—. Princesa, vos sois descendiente de la Sultana, ¿no es así? Quizás si es vuestra sangre…—Se adelantó antes de que Aladdín pudiera hablar o decir algo—: Sé que es peligroso pero, si lo hiciérais, tenemos pociones para ayudaros a recuperaros cuanto antes.

»Por supuesto no queremos haceros daño y si vuestra sangre no es la que abre la puerta, nosotros probaremos a hacerlo, pero parece más lógico que la tumba se abra ante una descendiente de la Sultana que ante desconocidos.


Además, si se permitiera entrar a Caballeros, la puerta se habría abierto.

Si Aladdín o Yasmín se mostraban contrarios a la idea, miraría a Nanashi y a Saito a la espera de una opinión. Quizás tendrían que probar ellos antes a cortarse una muñeca y derramar su sangre. Si se daba el caso y le tocaba a ella hacerlo, no protestaría. En cualquier caso prepararía una Ultrapoción para quien tuviera que hacer el sacrificio de sangre.
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¡Gracias por las firmas, Sally!


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Re: [Agrabah] La Amenaza Djinn

Notapor H.S Sora » Dom May 29, 2016 11:02 pm

Traté de calmarme y respirar hondo. Una, dos y hasta cinco veces mientras Nanashi le explicaba a la Maestra de Tierra de Partida que lo más probable era que la cerradura de la tumba se pudiese abrir con la Llave Espada.

Si aquello era cierto, lo más probable era que estuviésemos a punto de encontrarnos con algo capaz de destruir a un mundo entero o, como poco, capaz de dejarlo en unas condiciones como las que tenía Agrabah a día de hoy. Genial.

Deberíamos ir yendo, debemos comprobar si hay alguna forma de pararle los pies a esos Villanos en caso de que entren a las Ruinas de la Vieja Agrabah

No creo que puedan entrar sin una Llave Espada.

Pero Aladdín tenía razón: si los Villanos Finales se nos adelantaban y llegaban antes quizás nos esperase una amarga sorpresa que debíamos evitar. Lo mejor sería darse prisa. Estuve tentado a mirar hacia atrás una vez antes de marcharnos, pero me obligué a no hacerlo con un movimiento de cabeza. Debía seguir a mi grupo.

No podía permitirme mirar atrás, aunque quisiese.

***


Dirigí a todos hacia el agujero que había descubierto un par de horas antes en aquella muralla de la zona rica por pura y bendita casualidad. Mi Maestra y el joven nativo de Agrabah se encargaron de retirar las cosas que servían para disimular el agujero que había en aquella parte de la ciudad.

Estaba seguro que si los señores ricos supiesen que cualquiera podía llegar hasta ellos pondrían una cara de terror y estupefacción de lo más divertida. Y, por supuesto, las autoridades no tardarían en buscar culpables entre la gente pobre. Escupí al suelo por pura rabia. ¿Servían al pueblo? Y una mierda. Servían a la minoría que les daba de comer, en lugar de a los que se suponía que debían proteger.

Al salir por el agujero pude comprobar como la tormenta a pesar de seguir azotando con fuerza había mermado parte de su furia. Aún con todo me puse los protectores oculares y me ajusté bien las ropas, utilizando un pañuelo para cubrirme la nariz y la boca: lo último que pretendía era acabar aplastado por aquel fenómeno natural.

Aunque nosotros sabíamos que aquel de natural tenía más bien poco.

Saito, ¿podrías guiarnos? —Nanashi me sacó de mis pensamientos a la par que se hacía con una cuerda.

Por supuesto, contad conmigo.

La Maestra se colocó a mis espaldas y empezó a investigar mis pantalones, supuse que para buscar algo con lo que enganchar la cuerda que había materializado. La brusquedad de Nanashi me hizo ruborizar, por lo que no dudé en mostrarle que podía hacer pasar la cuerda por la hebilla de mi cinturón.

Suspiré de alivio mientras iba dándole la cuerda al resto de los presentes. Esperaba que no se hubiese notado, lo último que me faltaba era que luego la Dama de Hierro me echase una bronca por haberme puesto así en una misión tan delicada como aquella.

Pero que le iba a hacer, mis instintos eran los que eran.

No la soltéis. Si uno se pierde es posible que después sea imposible encontrarlo. Como precaución, en caso de que uno se separe de la cuerda, lanzaré hechizos luminosos para marcar nuestra posición.

AMe balanceé tarareando distraídamente para tratar de disimular en la medida de lo posible lo que acababa de pasar. Podía oír a la joven pareja hablar, pero decidí no meter demasiado las narices en su conversación: ambos eran mayorcitos para saber a lo que se enfrentaban en esta expedición, y tener una ayuda extra además de una de las descendientes de Kamra entre nosotros no podía suponer nada malo.

Estamos listos

Tras comprobar que había quedado bien atado por la hábiles manos de Nanshi, miré al resto esperando que también hubiesen hecho lo propio. Que la tormenta fuese más débil no implicaba que no tuviésemos que tomar precauciones, y me negaba en rotundo a dar media vuelta para volver a por alguien extraviado.

Sobre todo si era de Tierra de Partida.

***


El hecho de ir en grupo y en formación trenecito hizo el viaje algo más difícil de lo que lo recordaba. Yo era el maquinista, mientras que detrás iban Fátima, Yasmín, Aladdín y Nanashi, en ese estricto orden. También estaba la presión de grupo, o mejor dicho de Maestra. ¿Qué podía pasar si me equivocaba de camino? Seguro que decepcionaba a Nanashi. Y podía imaginarme los rumores que llegarían a Tierra de Partida gracias a la Maestra invitada:

Es un aprendiz nefasto, ni se sabe orientar.


Dicen que además es afín a Oscuridad…


¡Por todos los haces de luz de nuestro mundo! Seguro que pretende robar nuestros brillantes hechizos y secretos.


Me negaba en rotundo a que llegasen esa clase de comentarios sobre mí. ¿Querían un guía? Pues tendrían al mejor guía de Oscuridad que se hubiese visto jamás. Por un momento pensaba que la acabaría jodiendo —era experto metiéndome en problemas— pero nada, ni un accidente. Ni me equivoqué ni ninguno de ellos se perdió.

Y así la dignidad de todos quedó intacta hasta la llegada a la tumba.

Tras sacudirme la arena de todo el cuerpo, volví a contemplar con la misma curiosidad que en mi primera visita la inscripción que habían dejado. Eso y la lectura de aquel libro en la mansión del Mercader evocaron pensamientos poco positivos sobre aquella investigación.

Pero mejor descubrir el infierno por nosotros mismos a dejar que los Villanos Finales consiguiesen adueñarse de lo que fuese que había ahí dentro. La cerradura nos esperaba. Aunque ahora que me fijaba, también había extraños grabados que me recordaron al pergamino que Saeko había enseñado y que le había dado a Fátima.

¿Había hecho bien?… ¿Entonces por qué?...

Apenas me percaté de que el haz de luz de la Llave Espada de Nanashi había sido repelido por la puerta, si no hubiese sido por sus palabras:

¿Qué demonios? Fátima, Saito. Probad vosotros también

Invoqué mi arma e hice lo propio, las manos me sudaban al pensar en que nada más abrir la tumba un demonio intentaría devorarnos, pero la reacción con mi Llave Espada fue igual que con la de la Maestra, rechazo. Tenía sentido que la Antigua Sultana hubiese hecho uso de sus poderes mágicos para evitar que los Portadores no pudiesen acceder a aquellas ruinas, pero entonces mis sospechas sobre que Kamra había sido también una Portadora se acrecentaban.

Un altar surgió del suelo, en él había un cuenco al lado de una daga plateada. La indirecta fue demasiado poco sutil, se necesitaba sangre de alguno de los presentes, y por lo que había leído ya podía imaginarme de quién. ¿Se daría cuenta por ella misma?

Parece evidente lo que nos piden. Alguien debe sangrar. Y… me temo que no valdrá cualquier sangre.—Si no lo había hecho, la Maestra de Tierra de Partida estaría ahí para informarla.—. Princesa, vos sois descendiente de la Sultana, ¿no es así? Quizás si es vuestra sangre… Sé que es peligroso pero, si lo hiciérais, tenemos pociones para ayudaros a recuperaros cuanto antes.

»Por supuesto no queremos haceros daño y si vuestra sangre no es la que abre la puerta, nosotros probaremos a hacerlo, pero parece más lógico que la tumba se abra ante una descendiente de la Sultana que ante desconocidos.

Si aún con las palabras de Fátima no se decidía, me acercaría y con todos mis respetos me dirigiría a la pareja:

Su alteza, opino igual que mi compañera —dije la última palabra muy deprisa. No me hacía gracia llamarla así. Pero tampoco podía dirigirme a ella como invasora.—. He podido leer un poco sobre la historia de estas ruinas y creo que para poder acceder a la tumba de su antepasada necesitamos sangre de la familia real. No veo otro modo de seguir avanzando...

Esperaba que con aquello fuese suficiente para acabar de convencerla y no hiciese falta derramar más sangre de la necesaria, ya que estaba claro quién era la escogida en aquella prueba. Además acababa de colaborar con alguien de Tierra de Partida, se hubiese visto.

Suspiré. ¿Qué sería lo próximo? ¿Una tregua con Nikolai?
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Muchas grácias por el avatar Mepi ^^
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Re: [Agrabah] La Ameñaza Djinn

Notapor Tanis » Lun May 30, 2016 12:37 am

Malik sonrió débilmente ante la palmadita de Fátima y se reunió con su grupo. Parecía que el suyo era el más numeroso ya que contaba con Lyn además de Badra, Light, Celeste y Saeko aparte de él mismo. Suponía que estaba bien ya que se enfrentarían eventualmente a un sincorazón poderoso sin contar con la posible aparición de algún Villano Final.

Es un honor conoceros a todos y saber que estáis dispuestos a ayudarnos —agradeció Badra entonces, mirándolos a todos.

Malik, cruzado de brazos, asintió correspondiendo a su agradecimiento. Nunca había tenido el placer de conocer a ningún nómada en su vida anterior a la Orden, pero si lo que se decía de ellos era cierto, entonces Badra era una aliada fuerte y poderosa. Los nómadas vivían en condiciones duras y el desierto los forjaba durante toda sus vida hasta convertirlos en luchadores más que capaces y supervivientes natos.

«Y si es hija de Rayim entonces... ».

Por el rabillo del ojo vio que el grupo de Nanashi se marchaba por fin y suspiró suavemente con resignación. Le habría gustado continuar la misión junto a Fátima, pero tenían intereses diferentes.

«Suerte en la Tumba, Fátima», deseó Malik a Fátima con un rezo.

Badra. El sincorazón no es nuestro único enemigo. —La voz de Lyn hizo que desviara la vista hacia ella—. Los que secuestraron a la princesa, los Villanos Finales vienen de otro mundo y son muy peligrosos. Aunque seas hija del Gran Maestro Rayim, eso no significa que tu capacidad de combate...

Malik abrió la boca para intervenir en favor de Badra de forma justa, pero al segundo siguiente de que Lyn siquiera terminara de pronunciar su última sílaba, ya tenía el filo de la daga de la nómada al cuello. Malik dio un pequeño respingo y se apartó un par de pasos de forma insconsciente. Eso había sido tan... rápido que dudaba de que Lyn lo hubiera visto venir tampoco.

Guau. —dijo Light.

Guau —coincidió Malik.

No soy mi padre, lo sé. Pero puedo defenderme, he heredado la magia de mi padre y las técnicas más mortíferas que los nómadas hemos pasado por generaciones. Soy tan capaz como cualquiera de los presentes.

«Y yo creo que hasta más que algunos, más que yo seguro».

Malik esperó al estallido de Lyn, temperamental como siempre, pero sin embargo obtuvieron una carcajada y la aceptación de un guerrero hacia otro guerrero fuerte, con orgullo. Malik se dio cuenta de que había contenido la respiración de forma inconsciente. Aun así le extrañó que no refunfuñara ni un poco. ¿Estaba de buen humor por alguna razón que se le escapaba? No tenía mucho por lo que tenerlo... ¿O había sido la medicina y su reciente y rápida convalecencia?

Tienes agallas. Me gusta. Muy bien, ¿todos listos?

Malik miró a sus compañeros mientras Lyn abría el hueco de la cortina para que pasasen por la ventana. Invocó su vehículo, un caballo estilizado sin patas y montó en él esperando a que los demás lo hicieran.

Light, ¿puedes llevarla en tu Glider? Próxima parada: El desierto.

«Allá vamos... ».


* * *



Malik había vivido bastantes tormentas de arena, pero nunca había visto una desde arriba. La imagen del gran cúmulo girando sobre sí mismo era ciertamente monstruosa y Malik no pudo hacer más que tragar saliva y pensar, sobrecogido, que tenían que deshacerse de ese sincorazón de una vez. El ojo de la gran tormenta era bien visible y le recordó, junto al resto de la polvareda, a una criatura de leyenda. ¿Estaba el sincorazón en ese centro? No tardarían en llegar, tenían que estar preparados.

Malik. —La voz de Lyn y el movimiento de su glider cerca del de Malik llamó la atención del aprendiz, que desvío la mirada de la tormenta—. Siento mucho lo ocurrido antes y... Gracias. Lo que has hecho significa mucho para mí.

Malik no contestó enseguida. Recordó su primer contacto con la Orden, recordó a Ronin, a Lyn... Sobre todo a Lyn rompiendo las reglas para ayudar a un inocente y salvándole a él de un camino de desesperación y miseria. Pensó en lo mucho que ella le había ayudado, lo mucho que había crecido como persona gracias a sus enseñanzas y entrenamiento. Y sonrió.

No fue culpa tuya, maestra —dijo. Porque no lo había sido y ella no tenía por qué disculparse—. De nada...

Cabeceó pensando en que existían pocas personas a las que les fuera asquerosamente leal. Una de ellas era Fátima, por supuesto. La otra era Lyn, a quién le debía prácticamente su vida. ¿Cómo no habría hecho lo que fuera por salvar la suya? Sabía que no hacía falta que se lo dijera, lo había mostrado con creces. Ella tenía que saber que estaría dispuesto a hacerlo una y otra vez si hacía falta.

* * *


Al aterrizar lo hicieron a las afueras del campamento de Badra, dentro del ojo de la tormenta, completamente desierto a la vista. Malik desinvocó el glider y se echó la capucha atrás en cuanto tuvo los pies firmes en el suelo, mirando en derredor. Todas las tiendas parecían vacías, lo cual era mala señal en un campamento tan grande, aunque...

«Aquí ha habido una gran pelea... ».

Los signos eran inequívocos. Muchas de las tiendas estaban dañadas y derribadas, otras bajo la arena. ¿había sido el sincorazón o los Villanos Finales? No había mucho modo de saberlo. Malik sintió la tentación de utilizar la bola de cristal para encontrar a Kefka o a Kuja, pero la idea de que aquella magia podía ir en doble sentido hizo que se replanteara aquella acción. Más tarde, pensó.

Muy bien. Badra, lo que podamos ver será duro, sabes que veremos muertos, gente que conocías. Quiero asegurarme de que estarás preparada para cualquier cosa.

Mi pueblo cayó en manos de ese monstruo y se lo pienso hacer pagar. Si lo que te preocupa es que haga algo que os ponga en peligro... No, no lo haré. Me interesa que matemos al sincorazón, no que nosotros seamos asesinados por él también.

Malik no dudó de ello, la gente del desierto era dura de roer.

Hay varios sitios donde podríamos empezar a buscar —continuó Badra—. Los Villanos Finales querían unos papiros que contienen leyendas antiguas de nuestro pueblo —Malik miró hacia la tienda roja cuando la nómada la señaló—. Allí se guardan manuscritos y similares. Era la tienda del chamán —Sí, tenía sentido. Malik asintió—. El otro lugar donde podemos mirar es en una cueva que hay por allí, al oeste del campamento. Esa cueva se conecta con una red de túneles naturales subterráneos. El sincorazón descansaba allí siempre y no nos molestaba... Hasta que los Villanos Finales lo despertaron cuando nos negamos a darles lo que querían.

Aquello no era nada nuevo bajo el sol, pero algo a tener en cuenta. Malik se mantuvo pensativo y en silencio porque sabía lo que venía a continuación. Iban a tener que dividirse si querían cubrir ambas opciones y terminar con la búsqueda y el sincorazón lo más pronto posible.

Entendido. Escuchad, ¿y si nos dividimos para abarcar más terreno? Trabajaremos más eficazmente si investigamos a la vez los dos lugares que ha mencionado Badra, y el tiempo es oro. Yo iré a la tienda del chamán mismamente.

Lo de la tienda suena bien. A ver si podemos mantener la buena suerte y fastidiar un poco más los planes a los Villanos Finales.

Malik, cruzado de brazos, miró a Light y a Celeste, antes de mirar también a Lyn y a Saeko. Si el nuevo maestro, Badra y Celeste iban a inspeccionar aquella tienda, entonces tenía sentido que él y el resto fueran a las cuevas y túneles. Malik lo pensó y admitió que prefería ese plan, porque así mantendría alejada a Lyn de los Villanos. U lo último que necesitaba era sentirse él mismo implicado de forma totalmente emocional e irracional.

«Aunque no es como si mi historia con ellos no lo fuera ya... ».

Entonces yo iré a por ese sincorazón, si la maestra Lyn está de acuerdo en acompañarme —anunció.

Una vez se separan y despidieran del grupo del campamento, Malik diría de camino a la cueva:

Si ese sincorazón se ha abierto camino hasta la red de túneles podría estar en cualquier parte bajo tierra. Buscarlo llevaría mucho tiempo... —chasqueó la lengua—. ¿Quizá deberíamos hacerle salir a la superficie?

Era una idea al aire, buscando consejo de Lyn y de Saeko si había ido con ellos.


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Malik va con Lyn a la cueva 8D
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Re: [Agrabah] La Amenaza Djinn

Notapor Tsuna » Lun May 30, 2016 3:05 pm

Bastión Hueco tiende a atar mejor sus cabos que Tierra de Partida. O que se lo digan a Aaron. Necesitamos a Yafar, te guste o no.

Saeko estuvo a punto de soltar un repentino "¿¡Qué!?", pero no hizo falta, en su lugar, le dijo lo que había estado queriendo decirle todo ese tiempo desde que se enteró de que él era el nuevo dueño de Yafar: que era un inconsciente. Además, de inmediato comprendió la enorme diferencia que tenía con él, porque ella, aun estando en Bastión Hueco, nunca había considerado la Tierra de Partida original como el bando enemigo. Aaron era un problema de todos.

Saito, ni corto ni perezoso, no se quiso quedar ahí. Continuó lanzando pullas y ataques contra ella y sus acciones, como si fuera la culpable de algo, cuando era él quien llevaba mostrando una actitud repelente y asquerosa desde el principio de la misión. Saeko respetaba que él considerara a su bando como su auténtica familia, y ella también lo hizo al poco de ser reclutada, cuando no sabía nada sobre el mundo. Pero su vida había cambiado. Ella misma, mejor que nadie, sabía lo que le había dicho a Saito en las ruinas, lo de que eran amigos. Pero no entendía a qué venían todos esos ataques personales, cuando lo que estaba en juego era la misión: la seguridad de Agrabah.

Saito seguía siendo el mismo, pero más ciego y repelente. Ni siquiera había escuchado lo que ella le estaba diciendo, no lo había ni intentado.

Fuera como fuese, al final el otro grupo terminó saliendo por la habitación. Se sintió preocupada por Yasmín y Aladdín, pero Fátima le había dicho que haría lo posible para protegerlos, porque era su deber, y eso ayudaba a calmarla. También se fijó en Nanashi y en Saito por inercia, una amarga sensación la recorrió de arriba a abajo al mirarlos. Estaba claro que no los veía como aliados.

Después, Lyn se pronunció. Tocaba ponerse manos a la obra. Saeko no podía estar más impaciente por ver ya a ese sincorazón.

Badra. El sincorazón no es nuestro único enemigo. Los que secuestraron a la princesa, los Villanos Finales vienen de otro mundo y son muy peligrosos. Aunque seas hija del Gran Maestro Rayim, eso no significa que tu capacidad de combate...

Saeko tardó unos segundos en asimilarlo, y cuando lo hizo, abrió los ojos con sorpresa. Light y Malik mostraron la misma sorpresa que ella. La velocidad de Badra era abrumadora, ¡ni siquiera la había visto acercarse!

No soy mi padre, lo sé. Pero puedo defenderme, he heredado la magia de mi padre y las técnicas más mortíferas que los nómadas hemos pasado por generaciones. Soy tan capaz como cualquiera de los presentes.

Incluso más que ella misma, pensó Saeko. Nunca tuvo la ocasión de ver al maestro Rayim en combate, pero imaginó que tenía que ser un hombre demoledor como para que su hija, que ni siquiera portaba Llave Espada, tuviese esas facultades.

Tienes agallas. Me gusta —¿Qué? ¿En serio? ¿Estaba escuchando bien?—. Muy bien, ¿todos listos?

Ella no dijo nada, pero estaba tan lista como los demás.

Próxima parada: El desierto.

Uno a uno, fueron saliendo por la ventana de la habitación. Recordaba la última vez que había hecho eso, sobre una alfombra voladora que no le dio ningún tipo de seguridad. Pero en esta ocasión iba en su Glider. No pudo evitar fijarse en la ciudad bajo sus pies, recordando el calvario que tuvo que pasar para encontrar a Aladdín, preocupada por los ciudadanos que ahora se alojaban en la zona de la clase media. Y de los sincorazón que invadían la mayor parte de la ciudad.

Sí, su objetivo estaba claro: acabar con su líder.

La visión de la tormenta desde las alturas la impactó mucho, pero más que aterrorizarse, le pareció también un espectáculo mágico de contemplar. Si la tormenta no hubiese sido provocada por un sincorazón la sensación, sin duda, hubiese sido menos amarga. Se sintió igualmente afortunada de poder ver un paisaje así. Los misterios de los mundos no dejaban de sorprenderla.

En cuanto empezaron a acercarse más y más a dicha tormenta, Saeko sintió la gravilla y la arena picarle en la cara, a lo que aminoro la marcha para colocarse los protectores oculares y poder ver mejor. Solo como precaución. Se cubrió con su capucha también.

Durante el viaje pensó en todo lo que le dijo Saito. Recordaba con nostalgia esos días en los que iba de misión en misión, ignorante de todo y creyéndose la mejor y la más chulita para demostrarle a los maestros lo que valía. Luego miró a su alrededor, a la realidad en la que vivía ahora, muchas cosas habían cambiado, algunas a mejor, otras a peor. Gente importante como Nikolai entró en su vida, pero ella misma había tenido que madurar, cambiando la visión que tenía de La Orden y de la Llave Espada. No dejaba de ser una sensación extraña, y no le extrañaba que Saito, tarde o temprano, intentara hacerle daño.

Había sido una tonta intentando razonar con él. Cuanto más lejos se encontraran los dos, mejor. Y eso era todo, la conclusión a la que había llegado. No pudo pensar mucho más porque el ojo de la tormenta ya se veía a lo lejos.

Cuando aterrizó Saeko se vio impresionada por las dimensiones del campamento. A decir verdad, no lo había imaginado tan grande:

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Verlo rodeado por paredes de arena le causó una extraña sensación, era la primera vez que veía un escenario tan peculiar. Se quitó los protectores oculares y su capucha.

Muy bien. Badra, lo que podamos ver será duro, sabes que veremos muertos, gente que conocías. —las palabras de la maestra llamaron su atención—. Quiero asegurarme de que estarás preparada para cualquier cosa.

Saeko tragó saliva, pensando lo afortunada que estaba siendo por el simple hecho de que su familia se encontrara a salvo. Después de la caída de Villa Crepúsculo, y lo que estaba pasando en ese lugar... Todo el mundo estaba sufriendo grandes pérdidas. Rezó en su interior por ellos, por su familia, porque siguieran bien.

Hay varios sitios donde podríamos empezar a buscar. Los Villanos Finales querían unos papiros que contienen leyendas antiguas de nuestro pueblo. Allí se guardan manuscritos y similares. Era la tienda del chamán. El otro lugar donde podemos mirar es en una cueva que hay por allí, al oeste del campamento. Esa cueva se conecta con una red de túneles naturales subterráneos. El sincorazón descansaba allí siempre y no nos molestaba... Hasta que los Villanos Finales lo despertaron cuando nos negamos a darles lo que querían.

Tenía el presentimiento de que, aun habiendo cumplido sus condiciones, los villanos hubiesen despertado al sincorazón sí o sí. Había vivido lo suficiente para saber que eran gente despreciable.

Entendido. Escuchad, ¿y si nos dividimos para abarcar más terreno? —frunció el ceño, al principio se sintió un poco molesta viendo a Light dando órdenes, pero tampoco se iba a rebelar, ni a poner en duda sus decisiones. Era tan maestro como Lyn—. Trabajaremos más eficazmente si investigamos a la vez los dos lugares que ha mencionado Badra, y el tiempo es oro. Yo iré a la tienda del chamán mismamente.

Lo de la tienda suena bien. A ver si podemos mantener la buena suerte y fastidiar un poco más los planes a los Villanos Finales. —no podía negar que eso último le había hecho gracia.

Sintió las miradas del resto, que pasaban por encima esperando su decisión. Ella ya sabía a dónde ir, pero Malik se pronunció antes.

Entonces yo iré a por ese sincorazón, si la maestra Lyn está de acuerdo en acompañarme.

Iré contigo.

Su objetivo principal era el sincorazón, había dejado a Yasmín y su chico por el monstruo. No podía perder ni un segundo, si esos túneles eran su nido, estaba dispuesta a entrar ahí, e intentar no morir enterrada claro.

Durante su camino hacia el sincorazón, Malik comentó sus impresiones.

Si ese sincorazón se ha abierto camino hasta la red de túneles podría estar en cualquier parte bajo tierra. Buscarlo llevaría mucho tiempo... ¿Quizá deberíamos hacerle salir a la superficie?

No me gustaría morir enterrada, si te digo la verdad —expresó sus recientes dudas—. Pero es verdad que aquí tenemos más espacio para luchar. —Porque imaginaba que una red de túneles, más amplia que el campamento, no sería.

Aun así esperó a la opinión de Lyn, si había decidido venirse. Ella se iba preparando mentalmente para la batalla que se avecinaba.

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Saeko va con Malik y con Lyn a la cueva.
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Re: [Agrabah] La Amenaza Djinn

Notapor Sombra » Sab Jun 04, 2016 3:19 am

Desierto


Todos parecieron conformes con la idea de Light, y no tardaron en ponerse en marcha, cada uno por su lado.

Celeste y Light


Badra se posicionó junto a Celeste caminando con Light cerca también. La hija del antiguo Maestro mantenía un rostro sereno, pero sus ojos mostraban una profunda tristeza.

Entre algunas de las tiendas de campaña que habían sido derribadas se podían ver cuerpos sin vida resecos como momias. La mujer intentaba evitar mirar. Pero incluso si no los veia sabía que aquellos que yacían muertos por causas diferentes al sincorazón (aplastados por las vigas de tiendas de campaña, pisoteados por alguna estampida humana...) habían sido sus amigos, su familia... Su vida.

Rayim… me hubiera gustado conocerle, por lo que he oído parecía ser un buen tipo. Y muy poderoso —trató de romper el hielo el Maestro logrando captar la atención de Badra—. Después de todo él era el Maestro de mi mentor, Ronin

—[color=#804000]Así es como es recordado...
—sonrió triste pese a su aparente firmeza—. También fue el mejor padre que hubiese podido tener. Eso es algo que vuestras historias no cuentan —recordó con cierta morriña.

Así que has heredado sus técnicas… estaría guay verlas y aprender un poco. —Badra asintió—. Me sorprendiste antes, y también me sorprendió que Lyn no te echara la bronca. Por cierto, ¿nunca te has replanteado convertirte en Portadora, seguir los pasos de tu padre y conocer otros mundos?

Eso estaría bien. Seguro que serías una buena Maestra. Y todos se volverían locos por ti —añadió celeste. Por suerte para Badra, acababa de colocarse el velo para cubrir parte de su rostro y su cabello, por lo que nadie fue consciente de su rubor.

Sí... Cuando era pequeña pensé en pedirle a mi padre que me convirtiese en una portadora. Incluso ahora me lo planteo algunas veces —explicó—. ]Pero... No es lo mío. He consagrado mi vida a los nómadas, y ahora que solo quedamos unos pocos... Es mi deber reconstruir nuestro hogar. Soy una hija del desierto, y siempre lo seré.

Acabaron alcanzando la tienda roja. Aquella zona había tenido suerte y parecía en mucho mejor estado que otras zonas del campamento, por lo que no había rastros de combate o semejante.

Badra apartó las telas que conformaban la puerta de entrada e invitó a pasar al Maestro y a la aprendiza.

No había gran cosa en el interior: Una especie de altar frente al poste que daba la forma a la tienda del chamán, un par de cofres, una cama de paja con una manta hecha de piel de caballo y un cofre algo más pequeño escondido tras el pequeño altar que la mujer no tardó en coger.

Colocó el objeto sobre el altar y lo abrió mostrando un pergamino parecido al que había tenido Saeko y que ahora estaba en posesión de Fátima. La diferencia era el contenido, ya que este contenía escritos en un lenguaje que sí podían leer, y aunque Badra había hablado de aquello como una leyenda... La forma en la que estaba escrito parecía más como si alguien hubiese vivido aquello y simplemente lo relatase.

El Rey Salomón nos había llamado. Me sorprendiera que la Princesa Kamra estuviese en la ciudad, hasta donde sabía ella vivía muy lejos de Agrabah para aprender el arte de la espada y la magia, algo que sin duda corría por sus venas gracias a ser hija de quien era.

La muchacha venía a avisarnos de un inminente impacto de una roca venida del cielo. No nos dio tiempo a prepararnos para lo que llegó.

Aquella roca había caído en un valle a un día de distancia a caballo, pero aún así hizo que la tierra temblase bajo nuestros pies, aquello no fue lo peor. El cielo se cubrió de polvo, tierra y cenizas, haciendo que ni siquiera el sol pudiese atravesar la oscuridad. Fue la noche más larga de la historia.

Muy a lo lejos, en aquella noche eterna se veía fuego. Los frondosos bosques estaban en llamas, por lo que Salomón mandó varios Djinn para apagarlas... Fue un error. Solo uno volvió con vida, y estaba tan aterrorizado que tuvimos que encerrarlo en una lámpara y guardarlo en la Cueva de las Maravillas.

En ese momento, nos pusimos en alerta. Un incendio no podía matar de aquella forma a un Djinn, mucho menos a una docena de los que Salomón poseía. Kamra dijo que había sentido lo que Genio había visto. Un demonio. Un Djinn malvado.

Todo fue a peor. Aquel monstruo abandonó la zona de impacto y convirtió todo en un páramo de ceniza y arena. Ya no había árboles, ni animales, ni ríos o lagos. Todo había ardido o se había evaporado y el resto de Djinn no podían medirse contra él. Fue un mes muy complicado.

Aquel monstruoso Djinn de fuego convirtió Agrabah en un infierno. Daba igual a quien se encontrase delante, no tenía piedad... Y no había nadie capaz de pararlo. La magia de hielo se derretía, la de agua se evaporaba, la de fuego no le hacía nada, la de natura ardía... No teníamos posibilidades.

Los magos de la corte nos reunimos para trazar un plan de emergencia para detener en la ciudad al monstruo. La princesa Kamra fue quien trajo la respuesta en forma de pergamino tras atravesar algo que llamó Portal de Luz. El pergamino estaba escrito en un idioma desconocido. Ella dijo que era un hechizo capaz de sellar a cualquier monstruo, por muy poderoso que este fuera. Pero la cantidad necesaria de magia para tal que resultaba irrealizable. Ni siquiera el Rey Salomón era tan poderoso.

Fue entonces cuando uno de los Djinn de la corte dijo algo impensable: Ellos eran magia en estado puro. Si los sacrificábamos lograríamos tal cantidad de magia.

Y así se hizo. Los Djinn decidieron sacrificar sus vidas por el bien de Agrabah, pero no solo aquello. También la mayor parte de la gente de la ciudad, tras explicar la situación decidieron sacrificar la capacidad de utilizar la magia por culpa del gran drenaje que provocamos. Yo había decidido no dejar que mi magia fuese drenada. Tenía miedo, la magia era uno de los pilares básicos de nuestra cultura. ¿Qué sería de nosotros sin ella? Alguien, al menos unos pocos teníamos que mantenerla, para que cuando acabase ésta crisis la magia no muriese del todo, que pudiese resucitar.

Las siguientes horas fueron un caos. Sin magia, la ciudad se caía a pedazos, las alfombras dejaron de volar, los edificios flotantes cayeron al suelo, los guerreros perdieron todo poder para poder defenderse del fuego... Los muertos aumentaban por momentos mientras el fuego rodeaba toda la ciudad. No había forma de escapar... Y ese monstruo parecía divertirse haciéndolo arder todo, eliminando cualquier ruta de escape antes de empezar a masacrarnos directamente.

Preparamos la trampa en la sala del trono del palacio, a donde el Djinn parecía dirigirse y esperamos.

Kamra y su padre permanecieron allí, varios Caballeros de las espadas con forma de llave llegaron a ayudar también. Los demás que no éramos útiles en aquel momento fuimos expulsados de palacio para resguardarnos.

No vi el combate ni lo que ocurrió allí, pero sé que funcionó... Pese a que hubo caídos, entre ellos el propio Rey Salomón, que Alá lo coja en su gloria.

Las pérdidas fueron enormes y era imposible de reconstruir la ciudad. Ahora, todo era un desierto de cenizas. Los supervivientes de la ciudad decidieron contruir otra nueva Agrabah desde cero con la Sultana Kamra al mando. El lugar donde se decidió empezar a construir fue alrededor del cráter donde cayó aquel Djinn. Era por así decirlo una forma de recordarnos que estábamos vivos, que habíamos vencido la furia de un demonio. Por otra parte, unos pocos decidimos mantenernos fuera de la ciudad, convertirnos en nómadas. Sabíamos que tener poderes mágicos todavía nos marcaba como cobardes que no se sacrificaron por el bien de todos. Sí, había sido un cobarde y vivir fuera de la nueva Agrabah era una forma de castigarnos por ello.

La princesa Kamra sin embargo, no estaba enfadada. Nos había pedido guardar los secretos de la vieja Agrabah y que mantuviésemos vigiladas las ruinas, para que si algún día el sello fuese a ser roto pudiésemos pararle los pies antes de que fuese demasiado tarde. Con la ayuda de todos los que todavía poseíamos magia creamos un escondite para aquel pergamino con algo llamado Magia Arcana en el centro del cráter, el cual escondimos con la ayuda de la magia de tierra, con la que creamos un techo sobre el que podrían construir una parte de la ciudad.

Entre todos, creamos un intrincado sistema para poder entrar a construcciones que tuviesen que ver con el Djinn. La clave estaría en el linaje de la Sultana Kamra, su sangre. La sangre de una Mitad-Djinn y las denominadas Llave Espada.

La traducción del pergamino se esconderá sobre una de las montañas que rodean la nueva Agrabah junto a varios de los artefactos del Rey Salomón. Decidimos hundir bajo la arena toda lo que quedaba de la ciudad, de ese modo nadie sería capaz de alcanzar el interior del palacio. Como último recurso, desarrollamos un artefacto que debilita a ese Djinn, por si algún día alguien tuviese que enfrentarlo una vez más.

-Abhmed Ibn La Ahad



Al fondo de la caja había una esfera con varios surcos y formas circulares. No tenía botones ni se activaba aunque se le aplicase magia, al contrario de la bola de cristal que Malik había conseguido.

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Badra suspiró.

Tanta muerte por esto... —comentó—. Sus crimenes serán castigados.

Cuando salieran de la tienda de campaña, verían a lo lejos a Lyn, Malik y Saeko frente al sincorazón que Badra había descrito para ellos. Aquel había sido el causante de que toda la tribu nómada hubiese tenido que huir o morir en el intento.


Malik y Saeko


La parte del campamento por la que tuvieron que pasar era la que peor lo había pasado. No había ni siquiera cadáveres, posiblemente todos se habían convertido en sincorazón allí, lo extraño era que no había aparecido ni uno... Ni tampoco parecía que iban a presentarse.

Las tiendas de campaña eran trozos de tela desgarradas, algunas con enormes manchas de sangre, pero en ningún caso encontraron los cuerpos de aquella gente, si que encontraton armas por el suelo y notables señales de que habían intentador resistir con barricadas que habían sido derribadas con demasiada facilidad. En la arena había indicios claros de que algo enorme se había ido arrastrando por la arena creando amplios surcos de varios metros de ancho.

Siguiendo aquello llegaron a la entrada de una cueva con una forma perfectamente circular que había sido excavada en la roca... Y no parecía muy natural.

Si ese sincorazón se ha abierto camino hasta la red de túneles podría estar en cualquier parte bajo tierra. Buscarlo llevaría mucho tiempo... ¿Quizá deberíamos hacerle salir a la superficie?

No me gustaría morir enterrada, si te digo la verdad. Pero es verdad que aquí tenemos más espacio para luchar.

Lyn miró por los alrededores pensativa hasta que sus ojos acabaron sobre unos barriles llenos de grasa de animal para lámparas.

Podríamos lanzar barriles ardiendo, el humo podría asustarlo y provocar que saliese —comentó—. Echadme una mano para llevar todos esos barriles a la entrada de la cueva.

Lyn cogió sin esfuerzo un barril sobre cada mano, sin embargo cada barril (que llegaban a la altura de la cintura más o menos) estaba lleno hasta los tope de grasa, por lo que Saeko y Malik tuvieron que conformarse llevando uno de cada vez.

Cuando lograron llevar todos, la Maestra abrió los barriles y colocó trozos de tela que se empaparon de aquel espeso material a los que prendió fuego con un pequeño piro.

La cueva iba cuesta abajo, por lo que con una simple patada los barriles rodaron cuesta abajo hacia el fondo. El grupo tuvo que esperar un poco a que el humo empezase a deslizarse por el techo de la cueva hasta donde estaban ellos.

...y escucharon un terrible sonido.

La tierra empezó a temblar anunciando la llegada de algo que no parecía quererles nada bueno.

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Un enorme sincorazón con peligrosas pinzas alrededor de su boca y con un cuerpo que parecía mecánico surgió de la arena clavando sus ojos en ellos, enfurecido.

¡Hemos luchado contra El Alfa y vencimos! —exclamó Lyn invocando su Artesana—. Este será pan comido.

La Maestra sonrió de una forma que daba algo de miedo y sin esperar un momento más dio un amplio salto hacia la criatura, a quien asestó una potente patada que lo lanzó volando varios metros derribando un par de cajas de madera.

¡Como no me echéis una mano os mandaré a Selva Profunda durante un mes a entrenar supervivencia!

El sincorazón se repuso del golpe y se lanzó hacia el grupo mientras abría y cerraba sus pinzas.

Tumba de Kamra



Parece evidente lo que nos piden. Alguien debe sangrar. Y… me temo que no valdrá cualquier sangre.

Aladdín frunció el ceño ante las palabras de Fátima. Yasmín escuchó atentamente.

Princesa, vos sois descendiente de la Sultana, ¿no es así? Quizás si es vuestra sangre… Sé que es peligroso pero, si lo hiciérais, tenemos pociones para ayudaros a recuperaros cuanto antes.

»Por supuesto no queremos haceros daño y si vuestra sangre no es la que abre la puerta, nosotros probaremos a hacerlo, pero parece más lógico que la tumba se abra ante una descendiente de la Sultana que ante desconocidos.

No pienso permitir que le hagas daño —rugió Aladdín—. Ya lo intentó Yafar, no lo voy a permitir ahora. Buscaremos otra manera.

Su alteza, opino igual que mi compañera.

Saito... ¿Tú también? —Dijo con voz quebrada. El antiguo mendigo puso su mano entre ellos y Yasmín obligándola a retroceder mientras que con su otra mano cogía el mango de su sable.

Nanashi dio un paso al frente de forma amenazadora clavando sus ojos en el muchacho, preparada para fulminarlo con un hechizo si era necesario.

He podido leer un poco sobre la historia de estas ruinas y creo que para poder acceder a la tumba de su antepasada necesitamos sangre de la familia real. No veo otro modo de seguir avanzando...

Tienen razón. No tenemos muchas más alternativas... Y aún tenemos menos tiempo. Si no eres capaz de permanecer calmado tendremos que prescindir de ti.

¡No! —gritó desenvainando su sable dispuesto a cargar contra Nanashi con furia asesina.

La Maestra de Bastión Hueco apuntó con su Llave Espada con tranquilidad.

¡Aladdín, silencio! —explotó Yasmín en ese instante deteniendo el inminente enfrentamiento y caminando hacia los portadores—. Confío en ellos. Sé que Yafar intentó hacer lo mismo conmigo para abrir aquella puerta, pero ellos no lo quieren hacer para utilizarme como una herramienta. Lo hacen porque es lo que deben hacer... Y yo siento que ésto es lo correcto.

La mujer cogió la daga y remangó su túnica. Tendió el arma a Saito.

Quiero que lo hagas tú.

Aladdín envainó su arma mirando a Saito con cara de perro.

Cuando alguien decidiese llenar el cuenco con la sangre de Yasmín (podía hacerlo otra persona o en última instancia lo haría ella misma) un sonido similar al de un cristal al romperse se pudo escuchar desde la puerta. La barrera que cubría la cerradura fue eliminada.

Nanashi no perdió el tiempo y apuntó con su Llave Espada a la cerradura. En esta ocasión, el haz de luz entró en el interior del agujero y un chasquido anunció que la puerta había sido desbloqueada.

Prometiste curarla —siseó Aladdín a Fátima. Sin embargo, fue Nanashi quien se adelantó a lanzar un Cura++ sobre la joven Princesa. Si bien aquello no recuperaba la sangre perdida, sí fue suficiente para cerrar la herida sin dejar siquiera una cicatriz.

La pesada puerta de piedra se abrió hacia los laterales mostrando una entrada a las entrañas de la montaña. Una larga escalera les dio la bienvenida a una amplia sala de forma cúbica llena de objetos colocados en varias estanterías, sin embargo. Lo extraño era que no encontrarían ni un ataúd, ni un sarcófago. Solo había una llave espada clavada en el centro de la estancia.

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Sin duda, era una extraña y que tenía un estilo que no habían visto nunca hasta ahora. Su filo emulaba una lengua de fuego cristalizada que salía desde el mango, cuya forma recordaba a un chakram. El mango tenía varias púas de aspecto afilado.

¿No era ésto una tumba? —preguntó Aladdín mirando las estanterías.

Yasmín tampoco parecía muy convencida, ella se había esperado un ataúd o algo así lleno de tesoros... Sin embargo lo único que había eran cachivaches viejos y una espada en el centro.

Sed bienvenidos —escucharon una voz que parecía surgir de la Llave Espada.

El arma flotó en el aire por unos instantes hasta que un cuerpo translúcido empezó a formarse desde ésta. Primero apareció una mano y después una figura femenina que se fue estilizando a la par que un precioso vestido blanco de mangas anchas y una falda similar a la de una sacerdotisa de la cultura china. Las orejas de la mujer eran extrañas, similares a las de un elfo o algún tipo de ser místico, su cabello negro era liso y largo llegándole hasta casi las rodillas. Pese aquello, parecía un cabello tan ligero y fino que flotaba a la más mínima brisa de aire.

La piel de la mujer era blanca como la nieve, sus ojos eran dorados y afilados. Todas y cada una de sus facciones eran delicadas, como si hubiesen sido esculpidas por los mismísimos dioses.

Sus labios se curvaban en una modesta y hermosa sonrisa.

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Mi nombre es Kamra. Una portadora, al igual que vosotros. Esto que véis no es mi "yo" real, sin embargo he visto el futuro desde mi presente, sabía cuando apareceríais y por eso os he decidido dejar este mensaje y toda la ayuda que está en mi mano mandaros.

>>El futuro de este mundo depende enteramente de vosotros. Esos que llamáis Villanos Finales desean romper el sello que mantiene a Ifrit prisionero. Si lo consiguen, es posible que el monstruo acabe con lo que empezó hace ochocientos años. Podéis hacerme preguntas, intentaré contestar todas ellas, también os diré lo que pone en el pergamino que lleváis con vosotros.

Yasmín abrió la boca.

¿Qué eres exactamente? No pareces humana, no del todo al menos.

Soy una Semi-Djinn. Mi padre, el Rey Salomón era un humano capaz de comunicarse con los espíritus, mientras que mi madre era una mujer Djinn. Las reglas de los Djinn les impide enamorarse de humanos, pero mi madre se enamoró de Salomón, huyó con él, y me tuvieron a mí. A causa de eso, mi madre fue castigada recibiendo la mortalidad y acabó contrayendo una enfermedad que acabó con su vida. Yo en cambio, nací como una persona con una capacidad mágica muy superior al del resto de mortales, además de que mi esperanza de vida es mucho más larga que la del resto de humanos. Ahora mismo tengo doscientos quince años.

Estás muerta, sin embargo eres capaz de hablar con nosotros, y has dicho que viste el futuro, a nosotros. ¿Cómo es eso posible? —preguntó Nanashi.

Kamra sonrió de forma enigmática.

La Magia Arcana es caprichosa y le gusta hacer locuras. Tal vez lo descubráis algún día, o tal vez no.

Nanashi no pareció conforme con aquella respuesta, sin embargo no pidió más explicaciones, como sabiendo de antemano que no iba a obtener una respuesta más concreta. Había sido cautelosa a la hora de responderle, aunque era complicado decir por qué. La antigua sultana caminó entre Saito y Fátima.

¿No os gustaría preguntarme algunas cosas? Estoy segura de que podéis hacerme preguntas muy interesantes

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