[Agrabah] La Amenaza Djinn

Aka Salmón II Participantes: Celeste, Saeko, Fátima y Malik Extras: Saito y Light

Aquí es donde verdaderamente vas a trazar el rumbo de tus acciones, donde vas a determinar tu destino, donde va a escribirse tu historia

Moderadores: Suzume Mizuno, Denna, Astro

Re: [Agrabah] La Amenaza Djinn

Notapor Denna » Mar Jul 05, 2016 11:17 pm

¡Celeste, ayúdame con esta!

¡Voy!

Crucé los dedos por que funcionara, ya que no se me ocurría una idea mejor. Lyn no se había opuesto al plan, y Malik también aceptó. De modo que, pensé, con una punzada de esperanza, alguna posibilidad sí que podíamos tener.

Pero, para mi sorpresa, ni siquiera la Maestra logró alcanzar al Sincorazón. Mientras éste recibía ataques en el cielo, todos los cubos que lanzamos acabaron debajo de su enorme cuerpo, intactos y sin provocarle un solo rasguño. No fue hasta que una flecha atravesó el remolino e impactó en su cara que cayó. Cayó y los activó.

Hubo una luz roja, tan intensa que me vi obligada a cerrar los ojos incluso a través de la nube de polvo. La explosión debió de oírse por toda Agrabah, y sin embargo a mí me sonó a gloria. Cuando dejé de verlo todo blanco y demasiado brillante, parpadeé y atisbé lo que parecía ser un corazón elevarse en la noche.

Bajé los ojos. El golpe final no había sido a manos de un Portador, lo cual traería a la larga consecuencias no deseadas. Pero poco importaba eso ahora. Habíamos ganado. La tormenta se disipaba, y con ella mi miedo a acabar con los pulmones llenos de arena. Confiaba en que no tardaría mucho en desaparecer.

De adrenalina, en cambio, tenía para horas.

¡Lo conseguimos! —exclamé, conteniendo unas ganas locas de saltar. Y es que ni siquiera yo pensaba que lo de los cubos fuera a salir así de bien—. ¡Buen trabajo! Quién iba a decir que formábamos tan buen equipo, ¿eh?

Me permití pensar que, en caso de que el Sincorazón reapareciera, no nos iba a costar demasiado derrotarlo de nuevo. Sonriente, le di una palmadita a Badra en la espalda.

Has estado estupenda. Un disparo perfecto.

Con la amenaza bajo control sólo nos quedaba esperar a que el otro grupo regresara. Incapaz de quedarme quieta —bastante había descansado ya en el hotel— me dediqué a juguetear con la esfera de la tienda del chamán mientras paseaba por la arena. Antes no había pasado nada, y dudaba que algo fuese a cambiar en esta ocasión, pero me entretuve paseando los dedos entre los surcos, como si de un instrumento se tratara, hasta que los gliders aparecieron en el cielo.

«Pero si hay... ¿cuatro?».

Contemplé a la recién llegada con curiosidad. Era obvio que se trataba de una Portadora, pero había algo distinto en ella; algo que no sabía identificar. Tenía el porte de una reina, tan digno y elegante que ensombrecía hasta a Nanashi. Y era preciosa. A pesar de que parecía muy delicada (y quizás demasiado delgada), denotaba fuerza y poder, casi como si fuera una divinidad. Asombrada como estaba, ni siquiera podía avergonzarme de ese pensamiento.

Nanashi se adelantó para presentarla:

Se trata de la Maestra Kamra, la primera sultana de la Agrabah que conocemos a día de hoy. Hija del Rey Salomón.

«¿Quéeeeeeeeeee?».

Es un orgullo ver que tras tantos cientos de años los portadores sigamos luchando, que la Orden no ha desaparecido —dijo la mujer con una graciosa inclinación. Consciente de que me había quedado boquiabierta, busqué algún indicio de sorpresa en Saeko o Malik, incluso en los Maestros. ¿Es que a nadie más le parecía raro que ella estuviera aquí?

Yo soy la Maestra Lyn, y estos son el Maestro Light y los aprendices Malik, Celeste y Saeko —Lyn se volvió hacia Nanashi—. ¿Viaje en el tiempo?

«¿Viaje en el..? ¿QUÉEEEEEEEEEE?».

No, más bien ha transferido su consciencia a nuestro presente. Su cuerpo real sigue en donde debe estar.

«Oh, claro». Puse mi mejor cara de circunstancias. «¿Dónde iba a estar si no?».

En fin, más cosas raras que añadir a una ya larga, larguísima lista. Sacudí la cabeza. No entendía ni media palabra de lo que ocurría con Kamra pero, con lo que había escuchado sobre ella, no iba a ser yo quien negara su ayuda. Le devolví la reverencia, demasiado abrumada para poder decir nada.

¿Cual es el plan ahora que estamos todos juntos? —inquirió Nanashi.

Lo más lógico sería ir a esas dichosas ruinas. Seguramente los Villanos Finales se dirijan hacia allí esperando sorprendernos.

Genial —murmuré entre dientes.

Antes les resultaría imposible moverse por el desierto, pero ahora la tormenta se está deshaciendo por completo, podrían atravesarla.

Entonces debemos ponernos en marcha hacia la vieja ciudad.

Pues decidido estaba. Iba a invocar el glider de nuevo cuando Light llamó mi atención.

Sí, ¡vamos! Pero antes de eso… Celeste, la esfera que encontramos antes —volví a sacarla de la mochila, asintiendo— ¿puedes enseñársela a la Maestra Kamra y a los demás un momento? Puede que ella sepa cómo utilizarla.

Me acerqué hacia Kamra hecha un manojo de nervios. ¿Cómo se suponía que tenía que referirme a ella? ¿«Maestra»? ¿«Alteza»? ¿«Señora medio djinn que impide catástrofes»?

Sí, eh... Señora... ¿Maestra Kamra? Me preguntaba si vos sabríais... B-bueno, intuyo que sí... Eh... —Noté cómo me ruborizaba y resistí el querer taparme la cara con las manos. En su lugar, le tendí el objeto por fin—. Estaba una de las tiendas derruidas, junto con ese pergamino. —Dejé la frase en el aire y miré a Light antes de seguir con la sultana—. ¿Es el artefacto que sirvió para derrotar al... demonio? ¿Cómo funciona?

Quizás querría recuperarlo. No me opondría en ese caso. Escucharía lo que tuviera que decir con gran interés, preguntándome cómo sería por dentro, y no se lo reclamaría si al final se lo quedaba. Retrocedí cuando Light le entregó la crónica y esperé por si alguien preguntaba algo más antes de alzar el vuelo.

Una vez Kamra y Nanashi pasaron delante, me puse a la altura de Saito. Esperaba que la princesa Yasmín no fuera con él, porque lo primero que iba a hacer sería señalar la espalda de la sultana y susurrarle con entusiasmo:

Ay, Dios... ¡¿la hija del rey Salomón?! ¿Aquí? ¿Con nosotros? ¡Es increíble! Pero ¿cómo es posible?
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Re: [Agrabah] La Amenaza Djinn

Notapor Suzume Mizuno » Jue Jul 07, 2016 2:10 am

Fátima se preguntó de qué estarían hablando Nanashi y Saito. No iba a negar que la incomodaba un poco estar sola frente a dos personas de Bastión Hueco, pero se obligó a no dejar que la paranoia la dominase y, en su lugar, se concentró en Yasmín. La princesa no puso ninguna pega a que se llevara la Llave Espada, por suerte.

Ella misma deseaba eso —dijo la joven con una sonrisa amable—, para mí sería un honor que se pudiese cumplir su última voluntad.

Entonces, para desconcierto de Fátima, la Llave desapareció. Boquiabierta, miró a Aladín y aYasmín, que parecían tan confusos como ella.

¿Qué coño…?

¿Un enemigo? —exclamó Aladín, que había desenvainado su sable.

Fátima también invocó su Llave Espada e iba a dar un grito para que Nanashi y Saito regresaran cuando escuchó que estaban subiendo desde la tumba.

Entonces la propia Kamra emergió de la misma, armada con su propia Llave Espada, que parecía emitir un aura cálida, y acompañada por la Maestra y Saito.

¡Por Alá! ¿Qué habéis...? —Yasmín se llevó las manos a la boca, como si hubiese visto un fantasma.

Vuestros compañeros me han ayudado para poder seguir con vosotros con un cuerpo que puedo manejar como vasija —dijo Kamr y, aa con placidez—. Espero que mi ayuda sea bien recibida. Espero aprender mucho de vosotros para cuando mi mente vuelva a mi cuerpo real.

Fátima farfulló una respuesta ininteligible. La presencia de Kamra le resultaba apabullante —¡si hasta tenía sombra!— pero no podía comprender… Miró a Nanashi e inquirió:

¿Pero cómo lo habéis conseguido?

Tanto si le respondían como si no, frunciría mucho el ceño sin saber bien que pensar de lo que estaba sucediendo. Así que se obligó a poner los pies en la tierra, algo difícil sabiendo que caminaba junto a una mujer que llevaba siglos muerta, y señaló que deberían regresar con Lyn. Le dio la impresión de que Nanashi iba a ignorar su propuesta pero, al final, materializó su glider.

Ya hemos terminado nuestro trabajo aquí —señaló—. Volver con los demás para informar de nuestros descubrimientos es la opción más inteligente.

«O se está apropiando de mi idea o está diciendo que lo que he dicho es lo más inteligente. No sé yo si será la segunda.»

Por suerte, no tuvo ocasión de molestarse porque vio cómo Kamra invocaba su glider y hacía montar en él a la princesa. Fátima sacudió la cabeza. No sabía si sentirse traicionada, porque había creído que no la volverían a ver, aliviada porque alguien tan importante y con tanta sabiduría fuera a acompañarles o preocupada por lo que estaban haciendo. ¿No estaban jugando con la vida?

También invocó su propio glider. Algo le dijo que Aladín no querría montar con ella así que, a menos que Saito prefiriera ir solo, no le ofrecería al muchacho montar detrás de ella.


Cuando se elevaron, Fátima comprobó que la tormenta se estaba deshaciendo y esbozó una pequeña sonrisa detrás del casco de la armadura. Parecía que a Malik y los demás les había ido bien.

Mientras viajaban, no podía evitar mirar de reojo a Kamra. Una vasija. Si no estaba equivocada, habían hablado con los restos de su corazón que se mantenía dentro de la Llave Espada pero ahora… ¿Ahora qué era? ¿Un ser humano… bueno, medio djinn? ¿Se la podía considerar viva? No tenía ni idea de qué era lo que habían hecho Nanashi y Saito pero algo le decía que no duraría para siempre. En ese caso ¿estaban matando a una persona?

Habría jurado que Kamra parecía lamentar desaparecer aunque solo diera la impresión de ser un eco. Sintió una presión en el pecho.

Esta se suavizó un poco cuando se fueron acercando al campamento al que debían de haberse dirigido Malik, Lyn y el resto. Es más, desde esa altura le pareció distinguir al grupo. Aceleró un poco para aterrizar cerca de Malik, deshizo su glider y se acercó rápidamente.

¿Qué tal ha ido?—inquirió tras un rápido repaso. No parecía herido…

Le daría un rápido abrazo mientras la gente se entretenía con Kamra y luego se acercaría a escuchar la conversación de las Maestras. Cerró los ojos un momento. Ella también era Maestra. Pero todavía le costaba demasiado incluirse.

¿Al final trajiste refuerzos de Bastión Hueco? —preguntó la mujer lobo.

¿Bastión Hueco?

Se trata de la Maestra Kamra, la primera sultana de la Agrabah que conocemos a día de hoy. Hija del Rey Salomón .

A Fátima no se le escapó la expresión de horror con la que Kamra había estado mirando el destrozo de la zona, pero se recompuso rápidamente para hacer una reverencia.

Es un orgullo ver que tras tantos cientos de años los portadores sigamos luchando, que la Orden no ha desaparecido.

Yo soy la Maestra Lyn, y estos son el Maestro Light y los aprendices Malik, Celeste y Saeko —presentó Lyn—.¿Viaje en el tiempo?

No, más bien ha transferido su consciencia a nuestro presente. Su cuerpo real sigue en donde debe estar.

Fátima miró de reojo a Light y se mordió el labio inferior. Entendía que Lyn antepusiera a Nanashi a la hora de pedir información, pero no dejaba de dolerle un poco.

¿Cual es el plan ahora que estamos todos juntos?

Lo más lógico sería ir a esas dichosas ruinas. Seguramente los Villanos Finales se dirijan hacia allí esperando sorprendernos. Antes les resultaría imposible moverse por el desierto, pero ahora la tormenta se está deshaciendo por completo, podrían atravesarla.

Entonces debemos ponernos en marcha hacia la vieja ciudad.

Fátima asintió. No tenía sentido comportarse como una niña pequeña, diantres. Pero no se le pasó por alto lo que Celeste estaba enseñándole a Kamra y abrió mucho los ojos. ¿Eso no era…?

Luego Light ofreció un pergamino.

Contiene información importante sobre el Djinn y un desastre que ocurrió hace mucho tiempo, puede que no os venga mal leerlo antes de partir.

Dividida entre escuchar lo que tenía que decir Kamra y lo que sostenía Light, se acercó a este y cogió el pergamino con cuidado. Le hizo un par de fotos con el móvil para asegurarse de que no perdía la información después.

Te lo devolveré en cuanto lo termine. ¿Ha ido todo bien?—Escuchó su respuesta, le sonrió y corrió hacia Kamra—.¿Eso es… lo que nos dijo que deberíamos usar?—Aguardó su respuesta y luego miró en dirección a Nanashi y Lyn. Supuso que la segunda ya informaría de lo que habían encontrado—. ¿Podréis usarlo vos o vais a necesitar… ayuda?—Lo dudaba, pero era mejor preguntar que quedarse con las ganas de saberlo. Después de escuchar la respuesta se inclinó y corrió con Malik—. ¿Te importa que monte contigo? Quiero leer esto en la medida de lo posible.—Usaría el móvil para iluminarse.
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Re: [Agrabah] La Amenaza Djinn

Notapor Tanis » Jue Jul 07, 2016 10:47 pm

Malik se retiró todo lo que pudo antes de que el sincorazón cayera al suelo. Los hechizos y el tiro de Kamra habían hecho que el monstruo finalmente perdiera su equilibrio de vuelo y aterrizara de forma contundente y sorda contra la arena, sobre los cubos que tanto Celeste, como Saeko y él mismo habían lanzado con todas su fuerzas en un intento de hacerle daño. Entonces brillaron las luces y los cubos explotaron, levantando una aun mayor polvareda que la que el sincorazón había hecho.

Cegado, Malik cerró el ojo, se cubrió la cara con los brazos y se volvió casi arrodillado sobre la arena, en un intento de paliar el impacto de la nube de polvo y la onda expansiva de las explosiones. Más allá los cubos que no habían lanzado explotaron en cadena. Cuando la polvareda se disipó, sólo quedó el silencio del desierto. Malik se destapó y levantó la vista, arrodillado en la arena. Entonces vio el corazón vacío ascendiendo hacia los cielos y maldijo entre dientes.

Un corazón vacío significaba que el sincorazón no había sido destruido de verdad y que tarde o temprano regresaría. Malik sintió desazón. Si el golpe final lo hubiera dado una Llave-Espada no tendrían que preocuparse por el antoleón en el futuro, un sincorazón que podía fácilmente destruir Agrabah... y que se sumiera en la Oscuridad como lo había hecho Villa Crepúsculo. La idea de que eso podía llegar a pasar hizo que tragara en seco y se le revolviese el estómago. Tantas vidas, tantos corazones...

«No... No pienso dejar que eso pase».

Malik se puso en pie, se sacudió la arena y se acercó a sus compañeros. Nadie había sido herido, lo cual era un alivio.

¡Lo conseguimos! —exclamó Celeste. Malik contuvo las ganas de replicar que en el fondo no lo habían conseguido, que sólo era un arreglo temporal—. ¡Buen trabajo! Quién iba a decir que formábamos tan buen equipo, ¿eh?

Muy a su pesar sonrió de lado y asintió. No quería tampoco bajarle los ánimos a nadie. Aunque el corazón hueco no le hubiera levantado el humor, tenía que reconocer que tardaría un rato largo en regresar. Eso les daría tiempo para ocuparse de otras cosas.

¡Pues ya está, un Sincorazón menos!

—coincidió con un murmullo, mirando hacia el cielo—, uno menos...

La tormenta de arena que hasta entonces había rodeado la zona se estaba debilitando. Sin el gran sincorazón para alimentar su poder, los grandes cúmulos de arena se convirtieron en bancos de niebla amarillenta, que poco daño harían a la ciudad. Malik se terminó de quitar la arena que le quedaba encima y se bajó los protectores oculares al cuello. A pesar de que sólo tenía un ojo, habría sido un fastidio tener que quitarse la arena del parche y un tedio aún mayor si la arena se le hubiese colado en la cuenca. Con un suspiro se masajeó el cuello con una mano, pensando en buscar algún sitio cercano en el que sentarse para descansar. La pelea no había sido muy larga, pero sí intensa y aunque no había resultado herido, todavía notaba el tirón de energía de la magia.

Justo entonces vio al grupo de gliders que se acercaba y aterrizaba cerca de ellos. Parecía que la aventura en las ruinas tampoco había llevado mucho y sin ningún problema. Contó los cuatro vehículos, extrañado de ver a la desconocida. Obviamente si montaba en un glider propio era que se trataba de una portadora, pero su porte y su vestimenta denotaban un estatus superior. Malik alzó las cejas, entre desconcertado y sorprendido, al tiempo que Fátima se acercaba a él. Desvió la vista hacia la muchacha con gesto inquisitivo.

¿Qué tal ha ido?—preguntó ella, antes de que Malik pudiera formular sus propias preguntas.

Supo que le estaba examinando de forma rápida, en busca de heridas o señales del combate. Malik esbozó una sonrisa suave, pero triste, al contestar.

Bien, dentro de lo que cabe —suspiró también—. Derrotamos al sincorazón, pero... No con una Llave-Espada, así que volverá en algún momento y causará problemas de nuevo...

Le devolvió el abrazo buscando un poquito de consuelo, pero enseguida ella le soltó y caminó hacia las maestras. Dejó que se reuniera con ellas antes de acercarse también, buscando enterarse de la identidad de la nueva aliada. De alguna manera sospechaba sobre quién podía ser, pero espero a que se lo confirmaran. En cuanto se situó junto a Lyn, oyó lo que quería oír.

Se trata de la Maestra Kamra, la primera sultana de la Agrabah que conocemos a día de hoy. Hija del Rey Salomón .

«... Lo sabía».

El cómo estaba ella allí era un misterio, pero sabiendo que en su día había sido una djinn y portadora, Malik no estaba excesivamente sorprendido. Por el rabillo del ojo sí que notó la sorpresa de Celeste, probablemente menos acostumbrada aun a ese tipo de cosas.

Es un orgullo ver que tras tantos cientos de años los portadores sigamos luchando, que la Orden no ha desaparecido.

Yo soy la Maestra Lyn, y estos son el Maestro Light y los aprendices Malik, Celeste y Saeko.

Ante la pequeña reverencia de Kamra y la presentación de Lyn, Malik hincó una rodilla en la arena e inclinó la cabeza. Después de todo estaba ante la primera sultana de la Agrabah actual, la fundadora de su ciudad natal.

Majestad —dijo, al levantarse.

Se sacudió la arena de los pantalones disimuladamente.

¿Viaje en el tiempo? —preguntó Lyn a Nanashi.

No, más bien ha transferido su consciencia a nuestro presente. Su cuerpo real sigue en donde debe estar.

Malik no estaba seguro de cómo podía funcionar algo como eso, pero no hizo preguntas que le pudieran dejar en evidencia. Preguntas del palo: ¿Si sufre daño ahora, lo sufre en el pasado?Investigaría más tarde, cuando estuviera tranquilo y a salvo en casa.

¿Cual es el plan ahora que estamos todos juntos?

Lo más lógico sería ir a esas dichosas ruinas. Seguramente los Villanos Finales se dirijan hacia allí esperando sorprendernos. Antes les resultaría imposible moverse por el desierto, pero ahora la tormenta se está deshaciendo por completo, podrían atravesarla.

Entonces debemos ponernos en marcha hacia la vieja ciudad.

Cruzado de brazos, Malik asintió ante el plan. Villanos Finales... Su reciente encontronazo con ellos todavía le sabía amargo en la boca. Su robo perpetrado mientras revolvían en el palacio no hacía que su rabia se disolviese. Kuja no le generaba la misma ira que lo hacía Zande, pero que hubiese amenazado así la vida de su maestra y la de los habitantes de Agrabah conseguía que el nivel se igualase. Con un débil bufido se alejó un poco del grupo, invocó su glider y esperó a que los demás estuvieran preparados para partir.

Montado en su vehículo, Malik se volvió a colocar las gafas para que cualquier residuo de la tormenta no le llenase el ojo y el parche de arena. Entonces hurgó en su balsa y sacó la bola de cristal que le había birlado a los Villanos. La activó buscando la ubicación de Kuja y Kefka. No sabía si funcionaría de verdad, o si de algún modo ellos lo notarían. Era magia después de todo, y la magia se notaba...

Consiguiera o no la ubicación, desactivaría la bola en cuanto viera a Fátima acercarse y la guardaría en la faltriquera de nuevo.

¿Te importa que monte contigo? Quiero leer esto en la medida de lo posible.

Él cabeceó y se irguió en el glider.

Claro que no, sube —Se aseguraría de que montaba bien y se sujetaba lo suficientemente fuerte como para que no se cayese al elevarse—. ¿Qué es? —preguntó refiriéndose a su lectura.

En cuanto las maestras dieran luz verde para despegar, se alzaría con su caballo mecánico rumbo a las ruinas de la vieja Agrabah... Rumbo al encuentro con los Villanos Finales.
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Re: [Agrabah] La Amenaza Djinn

Notapor H.S Sora » Vie Jul 08, 2016 9:51 pm

La reprimenda no llegó en ningún momento. Extrañado, seguí comentándole todo lo que había sucedido. Y entonces llegó el silencio.

Ahora sí que me la voy a cargar...

Kamra era hija de una Djinn y un humano muy poderoso. —Parpadeé varias veces, sin saber muy bien a dónde quería llegar—. Tu idea de dotar de magia otra vez la Llave Espada de ella me parece excelente. Nadie conoce mejor a los Djinn que ella, su ayuda podría sernos de utilidad y no solo en este tema, también debe conocer las ruinas y la ubicación exacta del Djinn que sellaron. Lo que está claro es que debemos saber el potencial de éstos seres.

La Dama de Hierro utilizó la lámpara, liberando así a Yafar en la forma de genio a la que me había acostumbrado a ver. Sonreí al ver algo parecido a desconcierto en la expresión del Djinn.

Ama… He acudido a su llamado. ¿Cual es su deseo?

Deseo que establezcas contacto con la Sultana Kamra otra vez y que mantengas la conexión el tiempo que sea necesario.

El antiguo visir se mostró tan reverencial con ella que casi me pareció exagerado. Pero estaba hecho, la Llave Espada de Kamra reapareció y brilló hasta que el cuerpo de la antigua Portadora volvió a surgir. Alcé las cejas al ver como ésta se agarraba a la Maestra Nanashi, la conexión había ido mucho más allá de lo que me imaginaba.

Delante nuestro se encontraba la viva imagen de la Sultana, Yafar había ido mucho más allá de lo que le habíamos pedido, evocando un cuerpo real para nuestra petición.

¿Cómo es posible?

Le habría contestado de no ser por la voz de Yafar que me sobresaltó, aunque solo se hubiese manifestado tras volver de nuevo a la lámpara para recordarnos los términos del contrato que yo había firmado. Y que al darle a Nanashi la lámpara, ella también debía cumplir.

¿Un humano deseó convertirse en un Djinn?

Así es… —murmuré, sorprendido. ¿Cómo lo había sabido? No me atreví a preguntárselo.

Empezó entonces a moverse, llegando incluso a invocar su Llave Espada. Supuse que lo hacía para acostumbrarse a lo de volver a estar “viva”, aunque fuese bajo aquellas circunstancias tan extrañas.

Si necesitáis tanto mi ayuda la situación debe ser mucho más grave de lo que me temía. Llevadme con el resto de vuestros compañeros, debemos proteger a mi descendiente a toda costa, de lo contrario el sello se romperá e Ifrit volverá a campar a sus anchas.

Ni la Maestra ni yo reaccionamos más rápido que nuestra nueva aliada, que se precipitó hacia las escaleras. Antes de abandonar el lugar le pedí a la Maestra Nanashi que recogiese la lámpara, la idea de que se quedase allí sola y al alcance de cualquiera me producía escalofríos.

***


Todos el grupo se quedó boquiabierto, no era para menos. Acabábamos de traer con nosotros a una verdadera leyenda. Con ella a nuestro lado, evitar la liberación de Ifrit no podía ser tan complicado... teniendo en cuenta que sus poderes ancestrales jugaban a nuestro favor, así como Yafar, que todavía seguía bajo nuestras órdenes. Quedaba un deseo por realizar antes de tener que liberarlo.

Ante el desconcierto general, Kamra se explicó como pudo:

Vuestros compañeros me han ayudado para poder seguir con vosotros con un cuerpo que puedo manejar como vasija. Espero que mi ayuda sea bien recibida. Espero aprender mucho de vosotros para cuando mi mente vuelva a mi cuerpo real.

¿Pero cómo lo habéis conseguido?

Le hemos pedido a Yafar el primer deseo, restablecer el contacto con la Antigua Sultana. Y así lo ha hecho.

Seguía sin hacerme demasiada gracia su presencia, pero me resigné con un suspiro. Era mejor que tener a todo el grupo de Tierra de Partida con el que le había tocado ir a mi amiga. Esperaba que estuviese bien, y que no le hubiesen inculcado extrañas ideas sobre la Luz en la cabeza.

Maestra, ¿deberíamos volver con Lyn y los demás?

Miré a la Dama de Hierro, esperando alguna respuesta por su parte... pero no dijo nada hasta haber hecho aparecer su Glider.

Ya hemos terminado nuestro trabajo aquí. Volver con los demás para informar de nuestros descubrimientos es la opción más inteligente.

Asentí, mientras me fijaba en como Kamra hacia gala de su Glider también. No me hubiese esperado que los poderes de Yafar fuesen tan eficientes, chasqueé la lengua al darme cuenta de que quizá lo había subestimado. Ahora sí que debíamos evitar que quedase libre, al menos como Djinn.

Y ahora tocaba llevarse a alguien. Miré a la Maestra de Tierra de Partida, y luego a Aladdín. Me encogí de hombros mientras invocaba mi vehículo y me dirigía al muchacho: dudaba que a alguno de los presentes se le hubiese olvidado su espectáculo, pero alguien tendría que llevarle. Al fin y al cabo sabía de buena mano que él no era mal muchacho.

¿Subes? —le preguntaría.

Si el joven aceptaba, esperaría a que Nanashi diese luz verde para despegar y mientras volásemos le comentaría lo que me había rondado la cabeza durante todo lo sucedido en la Tumba de Kamra.

Siento lo que ha pasado antes. No quería hacerle daño a Yasmín… pero era lo que había que hacer para poder ayudaros con todo lo que está pasando. Lo entiendes, ¿verdad?

A mitad del vuelo me percaté de que la tormenta parecía haber desaparecido casi del todo. Sólo una zona en el desierto, todavía lejana, parecía tener rastros de la fatídica experiencia que había azotado a Agrabah con aquella crueldad inhumana.

¿Lo habrán conseguido?

***


Aterrizamos cerca de una especie de campamento. Allí nos esperaba el otro grupo, sin rastro alguno del Sincorazón por los alrededores.

Todos los presentes se mostraron extrañados ante la presencia de la antigua Sultana, dudaba que la reconociesen ya que sólo nosotros habíamos visto su rostro dentro de la tumba. Empezó entonces una conversación entre las Maestras, yo me mantuve al margen e intenté prestar toda la atención que pude, pero finalmente desvié mi mirada hacia Saeko al comprender que todo giraría en torno a la recién llegada.

¿Por qué me dolía tanto pensar en lo que me había dicho? Tenía mis convicciones claras, y aún así ella era algo que rompía todos mis esquemas... ¿Debía acercarme y pedir perdón?

Di un paso, inseguro.

¿Pero por qué tenía que hacerlo yo? ¿Por qué no se disculpaba ella por abandonarme y no preocuparse por mí?

Noté que respiraba de manera acelerada, y me obligué a mi mismo a retroceder mientras cerraba los ojos. Había cambiado, habían decidido tomar caminos diferentes y no podía hacer nada por evitarlo…

...¿Entonces por qué no podía hacerme a la idea de haberla perdido?

¿Cual es el plan ahora que estamos todos juntos?

La voz de Nanashi me devolvió a la cruda realidad. Me froté los ojos y puse el resto de mi atención al plan que seguiríamos.

Lo más lógico sería ir a esas dichosas ruinas. Seguramente los Villanos Finales se dirijan hacia allí esperando sorprendernos. Antes les resultaría imposible moverse por el desierto, pero ahora la tormenta se está deshaciendo por completo, podrían atravesarla.

Entonces debemos ponernos en marcha hacia la vieja ciudad.

Volví a invocar el Glider después de que lo hiciese la Maestra Nanashi, y volvería a pedirle a Aladdín que me acompañase si le parecía bien. Después de todo, no pretendía quedar mal con él.

Mientras volaba, me percaté de que Celeste se colocaba a mi lado. No pude evitar sonreír al ver que la misión le había ido bien, aunque fuese con Tierra de Partida.

Ay, Dios... ¡¿la hija del rey Salomón?! ¿Aquí? ¿Con nosotros? ¡Es increíble! Pero ¿cómo es posible?

Kamra nos esperaba en su propia tumba, aunque no tenía forma corpórea y desapareció tras explicarnos y enseñarnos lo necesario, incluyendo como detener a Ifrit si lo liberaban...

Dejé que asimilase todo aquello, e incluso le comenté acerca de la “canción” que Kamra nos había mostrado y que había puesto a flor de piel todos nuestros sentimientos.

>>¿Te acuerdas de la lámpara que llevaba? —le comenté—. Pues hemos pedido el primer deseo: volver a traer el espíritu de Kamra para que pudiese seguir con nosotros, pero el genio le ha dado hasta un cuerpo propio. Todo ha salido mejor de lo que podíamos esperar.

En aquellas palabras se encerraba mi mayor preocupación hasta el momento: todo estaba saliendo demasiado bien. Habíamos entrado en la tumba y nos habíamos traído a una aliada, el otro grupo había acabado con el Sincorazón… todo era demasiado bonito para ser cierto.

Algo me decía que los Villanos Finales tenían algo preparado para nosotros, algo que no nos esperaríamos aunque supiésemos ahora que nos dirigíamos hacia una trampa segura.

¿Y a vosotros cómo os ha ido contra el Sincorazón? —pregunté, para tratar de cambiarle de tema—. ¿Tierra de Partida tan estirada como siempre?

Lancé una última mirada, casi imperceptible, hacia el vehículo de Saeko.
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Re: [Agrabah] La Amenaza Djinn

Notapor Tsuna » Sab Jul 09, 2016 6:30 pm

Su idea de lanzar aquellos cubos tan extraños fue bien recibida por todos. Celeste no dudó un segundo y la ayudó a lanzar uno de ellos, Malik y la maestra también se encargaron de llevar a cabo la tarea. Badra, en cambio, convocó un pilar de tierra que la elevó en el aire y le permitió apuntar mucho mejor. Aunque Saeko no tenía tiempo de contemplar los poderes de la hija del antiguo maestro de maestros de Tierra de Partida. Se preocupó también por Light, quién lo diría, que volaba en ese momento muy cerca de la bestia. Pero pese a todas las dificultades y sus fallidos intentos de arrojarle los cubos, salieron ganando.

El sincorazón, cuyo rostro parecía estar congelado por lo poco que llegó a distinguir Saeko, cayó en picado tras los ataques y provocó algo que ella no fue capaz de comprender: una serie de luces rojas se manifestaron en mitad de aquella enorme y gigantesca polvareda marrón, causando tras de sí una cadena de fuertes explosiones.

Pasó todo muy rápido.

¡Joder...!

La onda expansiva había levantado mucha arena, hasta el punto de incluso tirar a Badra del pilar. Saeko se había quitado los protectores oculares tras bajar del Glider, pensando que no los necesitaría, y por tanto no los llevaba puestos. Se viró en dirección opuesta a la explosión y se cubrió con la capucha, intentando no salir volando y procurando que no se le metiera arena en los ojos y la boca. Mientras tanto escuchó explosiones alejadas por distintas zonas del campamento y temió salir volando por los aires a causa de algún cubo perdido. No entendía por qué los cubos habían tardado tanto en reaccionar, todos los habían golpeado y no habían explotado.

Fuera como fuere, cuando las explosiones cesaron y la batalla se calmó Saeko se dio la vuelta para contemplar cómo un corazón gris y vacío se alzaba en el cielo. Sintió de inmediato un vacío y una decepción tremenda por dentro, era consciente de lo que suponía ese fenómeno y no le gustaba nada, todo el esfuerzo que habían puesto caía ahora en saco roto. Suspiró, casi como si hubiese sido mejor dejar al sincorazón con vida.

Al menos la tormenta empezaba a amainar y Agrabah podría respirar tranquila por una temporada. Ese era su objetivo, aunque no fue tal y como esperaba.

¡Lo conseguimos! ¡Buen trabajo! Quién iba a decir que formábamos tan buen equipo, ¿eh?

«¿Un buen equipo?»

Sí, todos pusieron de su parte como en el Castillo del Olvido para derrotar al sincorazón. Esas situaciones demostraban que necesitaban estar juntos para vencer, pero ella era incapaz de trabajar en equipo con gente como Nanashi o Saito. Las cosas hubiesen sido distintas.

¡Pues ya está, un Sincorazón menos!

La cara de Saeko ante el optimismo del maestro fue legendaria. Ella era incapaz de sacar ese optimismo sabiendo que el sincorazón iba a volver. No le habían derrotado, sino apartado de lado por un tiempo y eso la desmotivaba bastante. Pero de igual manera habían ganado, sí.

Sí, por suerte.

Saeko se limitó a buscar un sitio donde sentarse y limpiarse el sudor. A decir verdad todavía tenía la adrenalina en el cuerpo y le costaba mantenerse tan serena como le gustaría. Pasaron unos momentos hasta que desde el horizonte, se revelaron nuevos Gliders. El otro grupo en el que estaban esas personas que no podía ni ver. Y efectivamente, se puso enferma con ver a Saito y a Nanashi, procuró mirar en otra dirección sabiendo que quizá la fuesen a mirar de mala gana. Todavía recordaba la bordería y la falta de respeto del chico desde el comienzo de la misión, y la actitud fría y distante de la maestra...

Quería estar lejos de ellos, ni siquiera le importó la nueva mujer que les acompañaba, como usaba un Glider imaginó que se trataba de alguien de Bastión Hueco. Se alegró también por ver a Yasmín y Aladdín en buen estado, la maestra Fátima había cumplido con su palabra.

Eso sí, esbozó una mueca al ver a Malik y Fátima abrazados. En el fondo ella necesitaba algo así también, y más en esos momentos tan duros, donde tenía que aguantar la presencia de esos dos. Se levantó de su sitio y se fijó mejor en la nueva invitada, sus orejas captaron de inmediato su atención:

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¿Al final trajiste refuerzos de Bastión Hueco?

¿Bastión Hueco?

Se trata de la Maestra Kamra, la primera sultana de la Agrabah que conocemos a día de hoy. Hija del Rey Salomón. —Saeko abrió los ojos con sorpresa, ¿cómo que la hija del Rey Salomón?

Es un orgullo ver que tras tantos cientos de años los portadores sigamos luchando, que la Orden no ha desaparecido.

Saeko esbozó una sonrisa y asintió levemente con la cabeza. Sí, se podía decir que La Orden, aunque ahora muy distinta a lo que debería ser una Orden ideal, seguía manteniendo el poder de la Llave Espada.

Yo soy la Maestra Lyn, y estos son el Maestro Light y los aprendices Malik, Celeste y Saeko.

Mucho gusto.

Es un honor. —temió sonar muy pelota, ya lo había sido mucho tiempo con los maestros en el pasado y le resultaba casi repulsivo, pero era lo que sentía al ver a gente tan importante como lo era Kamra.

Saeko correspondió a las reverencias de sus compañeros y mostró respeto por ella, inclinando la espalda y bajando la cabeza. Se trataba una antigua Portadora y merecía todo el respeto posible, al igual que Assur, Neizan o el maestro Rayim, de haberlo conocido claro.

¿Viaje en el tiempo?

No, más bien ha transferido su consciencia a nuestro presente. Su cuerpo real sigue en donde debe estar.

No logró entender del todo esa explicación, era como si Kamra fuese un fantasma, pero tampoco le extrañaba que alguien como ella, hija del Rey Salomón, un hombre de enorme poder por lo que ya sabía, tuviese el poder de hacer cosas que escapaban a su comprensión. Ella misma, la propia Saeko, ya había vivido durante mil años petrificada, nada la extrañaba a esas alturas.

¿Cual es el plan ahora que estamos todos juntos?

Lo más lógico sería ir a esas dichosas ruinas. Seguramente los Villanos Finales se dirijan hacia allí esperando sorprendernos. Antes les resultaría imposible moverse por el desierto, pero ahora la tormenta se está deshaciendo por completo, podrían atravesarla.

Sí, eso era verdad. Ese payaso loco y su compañero de cabello plateado, el culpable de que Lyn se transformara en lobo, tenían vía libre para hacer lo que les diera la gana.

Entonces debemos ponernos en marcha hacia la vieja ciudad.

Saeko estaba lista para partir, aunque se sentía muy incómoda con el trato que Lyn le estaba ofreciendo a Nanashi, y que esta última fuera la que diese la orden de ponerse en marcha. Se acercó a la princesa Yasmín, que parecía ser la única que quedaba libre y le ofreció montar con ella. Quería escuchar de su propia boca lo que pasó en la tumba y enterarse mejor de la historia.

Yasmín, me alegra que hayas llegado sana y salva. ¿Vamos juntas? —esperó a su respuesta sonriente, si era afirmativa y decidía acompañarla la dejaría montar en su Glider, luego se colocó sus protectores oculares—. Y dime, ¿cómo fue todo en la tumba? ¿Hubo problemas?

Emprendió el vuelo y siguió a las maestras, tocaba regresar a las ruinas. Las mismas donde se encontraba esa puerta inaccesible. ¿Podrían abrirla ahora con ayuda de Kamra?
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Re: [Agrabah] La Amenaza Djinn

Notapor Sombra » Mié Jul 20, 2016 4:01 am

Saito


¿Subes? —le preguntó a Aladín.

El antiguo mendigo lanzó una mirada desconfiada a Saito, pero al ver como Kamra ya despegaba el glider junto a Yasmín se resignó y montó tras él dejando atrás rápidamente la tumba de la sultana Kamra.

Siento lo que ha pasado antes. No quería hacerle daño a Yasmín… pero era lo que había que hacer para poder ayudaros con todo lo que está pasando. Lo entiendes, ¿verdad?

Supongo... —farfulló el muchacho con la cabeza gacha con un aire un tanto melancólico—. Siento ser una carga. Todos sois tan fuertes, incluso Yasmin y yo...

>>Da igual, déjalo.

Aladín no habló más en todo el camino.



Todos


Las reacciones de los aprendices fueron de sorpresa y duda ante la aparición de la Maestra, y la explicación de como era posible que estuviese allí no pareció servir de mucho, aunque el hecho era que estaba allí en un cuerpo real... Aunque no había sido revivida. La planificación sobre los siguientes pasos que darían fue rápida, por lo que no tardaron en empezar a prepararse para poner rumbo a las ruinas. Lo que estaba claro era que no podían dejar que los Villanos Finales campasen a sus anchas por las ruinas, debían deshacerse de ellos o volverían a raptar a Yasmín para utilizar su sangre.

Durante aquel breve momento de relativa tranquilidad, el Maestro Light no tardó en recordarle a Celeste el hallazgo en la tienda del chamán de la aldea nómada, por lo que la aprendiza, que portaba la esfera se aproximó a la antigua Sultana.

Sí, eh... Señora... ¿Maestra Kamra? Me preguntaba si vos sabríais... B-bueno, intuyo que sí... Eh... —Kamra, que en aquel momento miraba con pena la aldea nómada se giró hacia ella cambiando su expresión amable y risueña. Celeste mostró el objeto.

—¡Vaya! ¿Dónde la habéis encontrado? —Se sorprendió.

Estaba una de las tiendas derruidas, junto con ese pergamino. —señaló—. ¿Es el artefacto que sirvió para derrotar al... demonio? ¿Cómo funciona?

¿Eso es… lo que nos dijo que deberíamos usar?—Interrumpió en ese momento la Maestra Fátima, que se había apresurado a colocarse junto a Celeste—. ¿Podréis usarlo vos o vais a necesitar… ayuda?

Celeste, ¿verdad? —quiso asegurarse la mujer—. Sí, ésta es la esfera que es capaz de volver mortal al Djinn —contestó a la pregunta de Fátima—. Nunca tuvimos ocasión de utilizar este objeto para derrotar a Ifrit, simplemente lo sellamos —ésta vez miró a Celeste—. Desconozco cuanta magia podríamos necesitar para activarla. En un principio, la esfera la creamos con la idea de que contuviese una batería que almacenase magia, de esa manera lo único necesario para activarla es un interruptor; la canción.

>>Podría activarla yo sola, pero el esfuerzo sería mayor, al fin y al cabo vamos a utilizar Magia Arcana. Mientras más voces entoncen la melodía correctamente el resultado será mejor.

Kamra le dedicó una sonrisa a Fátima.

Podríais enseñar al resto entre la Maestra Nanashi, Saito y tú. De esa forma podríais practicarla algo más... Me temo que Yasmín, pese a llevar magia en la sangre no tiene los conocimientos necesarios para proyectar la magia a través de sus cuerdas vocales y Aladín no nació con el don de la magia excepto que consiguiese el poder de una Llave Espada... O un artefacto que le permitiese usar algo similar a la magia.


Tras aquella breve conversación, la Maestra Kamra invocó su propio glider y se dispuso a despegar. La Maestra Lyn dejó sitio en su glider para Aladín, mientras que Yasmín no tenía sitio aún. Badra montó con la Maestra Nanashi.

Yasmín, me alegra que hayas llegado sana y salva. ¿Vamos juntas? —ofreció la aprendiza de Tierra de Partida.

Por supuesto —afirmó tomando asiento en el vehículo.

Y dime, ¿cómo fue todo en la tumba? ¿Hubo problemas?

Bueno... —dijo pensativa—. Aladín no quería que usase mi sangre para abrir la puerta de la tumba y por poco hubo una pelea entre él y los demás —suspiró—. Sé que solo quería protegerme, teme que pase algo como lo de Yafar.

>>Pero esa tumba... Era algo especial —continuó.

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Yasmin sin mediar más palabras empezó a cantar la melodía que Kamra les había enseñado. La voz de la princesa era hermosa, comparable a la de la semi-djinn, la única diferencia era que ella no era capaz de producir magia como ella.

¿Te ha gustado? Kamra nos la enseñó, es algo que ella llamó Magia Arcana —sonrió.

***


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Tras volar durante un largo rato, pudieron avistar lo que parecía un enorme valle rodeado de paredes rocosas coronadas por inmensas dunas de arena. Aquel valle, que se extendía durante kilómetros dejaba ver cientos de edificios, la mayoría parcialmente enterrados. Saeko y Saito reconocían aquellas ruinas e incluso podían distinguir sitios que el sincorazón contra el que habían luchado había destrozado con su colosal cuerpo.

Aterrizaron en un lugar amplio, cerca de un arco de piedra rodeado de edificios que parecían a punto de caer sobre ellos, puesto que estaban torcidos y lo único que los sostenía en el sitio eran las toneladas de arena que se amontonaban en la base de aquellas construcciones.

Tras el arco, se podía ver como asomaban varias torres, aunque solo una tenía una manera de entrar por lo que en su día habían sido ventanas. Las demás no tenían acceso, era como si hubiesen dejado adrede aquello para que si alguien quisiese entrar en la torre pudiese, aunque solo querían que entrasen por aquella.

Yasmín, pese a intentar mantenerse fuerte parecía asustada por volver a aquel lugar que tan malos recuerdos le traía. Aladín no tardó en darse cuenta e ir a junto de ella para hablar.

Esas torres son las del castillo, la mayor parte de él quedó bajo las arenas del desierto, pero veo que sus torres han podido resistir sin acabar como el resto de la ciudad —se alegró.

Entonces no deberíamos perder el tiempo, debemos de preparar trampas alrededor del castillo para los Villanos Finales —meditó Nanashi—. Y después, intentar destruír a Ifrit con ese objeto.

A Nanashi no se le había escapado la conversación de Kamra, Celeste, Light y Fátima.

Si al menos supiésemos donde están podríamos saber el tiempo que tenemos para los preparativos. —Lyn mordió su labio—. Lo que es obvio es que sabrán que la tormenta está amainando, son conscientes de que nosotros tuvimos algo que ver.

Mientras que los Villanos siguiesen en Agrabah, mientras tuviesen un motivo para estar allí... El mundo no podría descansar en paz. Podían derrotar a los Villanos Finales, pero vendrían otros si no destruían la raíz de golpe: Ifrit. Si los Villanos lo querían, debían hacer algo con aquel demonio, y si tenía poder como para destruir por completo una civilización basada en la magia... No había jaula que pudiese contenerlo.

De golpe, una luz roja apareció en el cielo como un mal auguro. Una enorme bola de fuego cayó sobre el grupo, que pudieron esquivarla por a penas unos segundos. El calor abrasador les achicharró la carne dejándola en roja viva, pero no todos habían salido con tan solo aquello.

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Badra no había huído a tiempo de aquella bola de fuego.

La mujer estaba tendida en el suelo. El poco cabello que le quedaba estaba muerto y calcinado y su piel era negra. Los ojos de Badra estaban enrojecidos y respiraba entrecortadamente sin tener fuerzas ni para gritar del dolor.

Nanashi soltó un grito horririzado y lanzó un Cura ++ sobre ella viendo su lamentable estado, que se debatía entre la vida y la muerte. Lyn en cambio, se agachó para coger fuerza mientras sus rasgos volvían a aparecer, como si el efecto de la medicina, que debía sellar sus poderes no fuese nada en comparación con la furia que sentía. Una vez sintió que cogía suficiente fuerza en las piernas, dio un salto que la elevó a veinte metros de altura, la suficiente como para ver al atacante: Kefka.

¡Voy a estrangularte con tus propias tripas! —rugió mientras su brazo se convertía en una peligrosísima garra que pasó a pocos centímetros del payaso, que se mantenía en el aire gracias a algún hechizo.

¡JEJEJE! Estoy deseando verlo, ¡adoro el color rojo de la sangre! —se burló mientras veía como Lyn empezaba a caer tras perder el impulso del enorme salto.

Nanashi lanzó otro Cura ++ hacia Badra, que tosió con dificultad. La Maestra de Bastión Hueco se levantó intentando mantener su característica frialdad, aunque su rostro dejaba entrever la ira que estaba sintiendo en aquel momento y a la que prefería no sucumbir como había hecho Lyn.

No puedo gastar demasiada magia. En cuanto mis reservas de magia lleguen a cero volveré a mi tiempo y solo quedará mi Llave Espada en mi lugar. —advirtió la semi djinn.

Nanashi asintió. Al fin y al cabo, lo único que había en aquella "proyección" que se había hecho material era una consciencia que se conectaba desde un lejano pasado. Si se le agotaba la magia a la proyección ésta desaparecería, aquello era algo inevitable

Llévate a Badra, Aladín y a Yasmín a la torre y protégelos —ordenó Nanashi, que hizo aparecer su llave espada. Kamra la observó expectante, pero tras unos instantes asintió y cogió en brazos a la mujer cuya vida pendía de un hilo y que gimió de dolor. Nanashi se llevó la mano a su vestido, del lado del que guardaba la lámpara de Yafar, posiblemente tentada a curar a la joven, aunque aquello suponía gastar un segundo deseo... Y entonces, tendrían que pedir el tercero; liberar al genio.

Y quien sabe lo que podría ocurrir con un genio malvado suelto...

Vamos —pidió a Aladín y a la princesa antes de salir corriendo con ellos.

Kefka descendió quedando a una distancia prudencial de los portadores e hizo un gesto de burla dándose palmadas en el trasero y enseñándoles la lengua tratando de provocarlos.

Adivinad quien va a morir esta noche... —Dejó un silencio dramático mientras les sonreía—. ¡TODOS VOSOTROS!

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Malik:
VIT: 64/64
PH: 33/36





Light:
VIT: 70/70
PH: 32/66
*Retirada Poción




Saeko:
VIT: 45/60
PH:22/40




Celeste:
VIT:26/26
PH: 11/26


*Los que aparecen en esta lista, son aquellos que no tienen la VIT y los PH al máximo.


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Me acabo de dar cuenta de que Kefka y Aladín usan el mismo color. A partir de esta ronda Aladín tendrá el mismo color, pero sin negrita.


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En el breve tiempo que os dan para colocar trampas, podéis usar algún hechizo (como la trampa de minas de Light) para sorprender a los enemigos.


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Re: [Agrabah] La Amenaza Djinn

Notapor Light » Lun Jul 25, 2016 11:44 pm

Antes del despegue le entregó a Fátima el pergamino que habían encontrado antes, en la tienda del chamán. Le respondió que todo había marchado como la seda y que aquel Sincorazón no volvería a causar problemas… de momento.

Además, Kamra les explicó la función de aquel misterioso y esencial objeto: volver mortal a Ifrit. Le sorprendió el hecho de que tuvieran que cantar para activarla. Echó un suspiro.

«¿Cantar? ¿En serio?», esperaba que cantar bien no fuera un requisito esencial, o de lo contrario ya podían ir descartando su ayuda.

***


Una ciudad completamente derruida y enterrada por las arenas, así podía describirse aquel escenario desolador. Al contrario que sus compañeros, aquella era la primera vez que Light visitaba aquella parte de Agrabah.

«Así que esto es lo que queda de la antigua Agrabah».

Aterrizó con los demás cerca de un arco de piedra. No le quitó la mirada a los edificios inclinados: parecía que se iban a caer encima de ellos en cualquier momento. Definitivamente aquel lugar no podía ser seguro, demonios.

Esas torres son las del castillo, la mayor parte de él quedó bajo las arenas del desierto, pero veo que sus torres han podido resistir sin acabar como el resto de la ciudad.

Entonces no deberíamos perder el tiempo, debemos de preparar trampas alrededor del castillo para los Villanos Finales. Y después, intentar destruír a Ifrit con ese objeto.

Será lo mejor. —Coincidió con Nanashi—. Yo empezaré a colocar unas minas por ahí —advirtió a todos los presentes. Haría uso de la habilidad Círculo de minas una vez para plantar unos explosivos en un lugar aleatorio. Les indicaría a todos dicho lugar para que ninguno lo pisara por error.

Si al menos supiésemos donde están podríamos saber el tiempo que tenemos para los preparativos. Lo que es obvio es que sabrán que la tormenta está amainando, son conscientes de que nosotros tuvimos algo que ver.

Si Lyn quería saber dónde estaban pronto daría con la localización de uno. Una luz rojiza que daba mal augurio se manifestó y de repente se dieron cuenta de que una descomunal bola de fuego se aproximaba a ellos, amenazante. Light se tiró al suelo en un acto reflejo, evitando el peligroso hechizo ardiente.

«¡Joder! ¿Quién ha…?», mientras soportaba el calor asfixiante —era tal que se le había enrojecido mucho la piel—, se levantó y empezó a buscar con desesperación a sus compañeros.

En ese instante se dio cuenta de que no todos habían logrado evitar la bola de fuego. Horrorizado, se acercó a la persona herida y comprobó que se trataba de Badra (viva, por suerte, pero a saber por cuánto tiempo). Su mal aspecto le impresionó tanto que no podía pronunciar palabra alguna.

Era imperdonable. Se le aceleró el pulso, aún más, y apretó los dientes y puños, con rabia.

«¿¡Quién ha hecho esto!?», dirigió la mirada hacia varias direcciones, buscando al culpable. Lyn no tardó en encontrarlo mientras Nanashi se encargaba de curar a Badra.

¡Voy a estrangularte con tus propias tripas! —exclamó tras propulsarse con un increíble salto. Trató de golpear al causante del ataque, pero falló por los pelos.

¡JEJEJE! Estoy deseando verlo, ¡adoro el color rojo de la sangre!

¡Esa voz…! —Y aquella risa de chiflado, solo podían pertenecer a cierto payaso desequilibrado—. ¡Kefka!

Los Villanos Finales ya habían movido ficha. Sin embargo, le resultaba un tanto extraño que el payaso estuviera solo —aparentemente— y se atreviera a enfrentarse a ellos. Le superaban en número, no tardarían demasiado en acabar con él, en teoría. ¿Qué estaría planeando?

Pero eso le daba igual en ese momento, necesitaba descargar su furia sobre alguien, sobre aquel maldito payaso de mierda que tantos quebraderos de cabeza les había dado. Iba a pagar por lo que le había hecho a Badra.

«Juro que lo va a pagar».

No puedo gastar demasiada magia. En cuanto mis reservas de magia lleguen a cero volveré a mi tiempo y solo quedará mi Llave Espada en mi lugar.

La mujer de Bastión Hueco asintió.

Llévate a Badra, Aladín y a Yasmín a la torre y protégelos.

No sabemos qué nos espera en esa torre. Puede que otro Villano Final. Quizás alguien más aparte de Kamra debería acompañarlos —dijo en voz alta. No subestimaba a la antigua Maestra, pero se quedaría más tranquilo si al menos un aprendiz iba con ellos. Por su parte, no estaba dispuesto a perder la oportunidad de darle una paliza a Kefka. Ni hablar.

Así, pues, Kamra se llevó a la mujer herida y a los otros dos habitantes del mundo. Light observó a Badra una última vez, preocupado, y después se giró hacia el maldito payaso, con el ceño fruncido.

Su enemigo, capaz de moverse por el aire, comenzó a descender, burlón.

Adivinad quien va a morir esta noche... ¡TODOS VOSOTROS!

¡Más quisieras, payaso de mierda! —exclamó con claro odio, fulminándole con la mirada.

Primero, bebería un éter para recuperar parte de sus energías. Esperaría a que su compañera Fátima tratara de inmovilizar al payaso con alguno de sus hechizos y en ese preciso momento liberaría uno de sus ataques más mortíferos: una furiosa Razia Lunar. Procuraría no herir a ningún compañero durante el frenético ataque.

Se elevaría unos segundos, con llave alzada, y después comenzaría a arremeter varias veces, apareciendo y desapareciendo. Atacaría con toda su rabia y con todas sus fuerzas.

Aquella sería su única acción ofensiva. Teniendo en cuenta que allí había varios Maestros reunidos y que superaban a Kefka en número, no debería costar demasiado vencerle… ¿no?

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▪ Círculo de minas (HM) [Nivel 14] [Requiere Afinidad a Tierra; Poder mágico: 10] Puede colocar disimuladamente un círculo de diez minas mágicas bajo el suelo; solo el usuario conoce la localización exacta de cada mina oculta. Las minas permanecen hasta que alguien pisa sobre una de éstas, provocando su detonación. Las demás también lo harán según su cercanía con la primera que empieza la cadena.

- Bebe un éter

▪ Razia lunar (original) (HC) [Nivel 30] [Requiere Afinidad a Luna; Combate con Armas Blancas: 30, Elasticidad: 30, Velocidad: 30, Poder Mágico: 30] El usuario se lanza en línea recta a por los enemigos, apareciendo y desapareciendo repetidamente con hasta doce golpes. Al final, hace surgir columnas de energía lunar que, al golpear a sus enemigos, tienen probabilidades medias de provocar mudez.

(Acciones acordadas con Suzume)
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Re: [Agrabah] La Amenaza Djinn

Notapor Denna » Mar Jul 26, 2016 7:36 pm

Espera, espera, espera. Dices que podemos derrotar a Ifrit, el terrible, poderoso y malvado djinn que ya destruyó Agrabah una vez... ¿con una canción?

Para qué negarlo: tras escuchar a Saito me moría de envidia. De haber sabido lo que iba a ocurrir en esa tumba, tiempo me habría faltado para encasquetarles lo del Sincorazón a los demás y largarme. No podía creer que me hubiese perdido a Kamra cantando por culpa de ese bichejo de arena y engranajes.

Miré a la sultana de reojo.

Pero eso no explica porque ella está aquí. Es decir, tan... «corpórea» —apunté. Después de todo, podía montar en glider y usar su magia, ¡incluso había cogido la esfera! En cuanto a eso, al menos ya teníamos resueltas unas cuantas dudas:

Celeste, ¿verdad? —Había asentido, azorada y todavía roja como un tomate. Pero, a pesar de ser una monarca, Kamra me gustaba. Por cómo había mirado el campamento nómada, por lo que había leído sobre ella en el pergamino... Vale, no la conocía bien, pero parecía bondadosa. La clase de reina a la que habría servido sin pensármelo dos veces. Había sido su compasión lo que me había ganado—. Sí, ésta es la esfera que es capaz de volver mortal al Djinn. Nunca tuvimos ocasión de utilizar este objeto para derrotar a Ifrit, simplemente lo sellamos. Desconozco cuanta magia podríamos necesitar para activarla. En un principio, la esfera la creamos con la idea de que contuviese una batería que almacenase magia, de esa manera lo único necesario para activarla es un interruptor; la canción.

»Podría activarla yo sola, pero el esfuerzo sería mayor, al fin y al cabo vamos a utilizar Magia Arcana. Mientras más voces entoncen la melodía correctamente el resultado será mejor.


Todavía le daba vueltas a eso. Magia Arcana...

¿Te acuerdas de la lámpara que llevaba? —La voz de Saito me devolvió a la realidad. Le dije que sí, un poco a regañadientes. ¿Cómo olvidarlo?—. Pues hemos pedido el primer deseo: volver a traer el espíritu de Kamra para que pudiese seguir con nosotros, pero el genio le ha dado hasta un cuerpo propio. Todo ha salido mejor de lo que podíamos esperar.

De momento. A ver qué pasa cuando lo liberes.

Ignoró la pulla.

¿Y a vosotros cómo os ha ido contra el Sincorazón? ¿Tierra de Partida tan estirada como siempre?

Pues, de hecho, todo el mundo ha sido muy amable. —...Sí, ya, quizás exageraba un poco. No es que hubiésemos tenido tiempo para charlar y hacernos todos amigos, pero me daba igual. Seguía teniendo mis dudas respecto a la otra Orden (en parte gracias al propio Saito), pero tanta hostilidad me parecía innecesaria cuando era tan evidente que teníamos que trabajar juntos—. No es la primera vez que alguien de Tierra de Partida me salva la vida.

Me sentía muy tentada a hacer algún comentario relacionado con El País de los Mosqueteros, pero al final decidí callar. En parte porque no quería enfadarme con Saito, en parte porque Yasmín había empezado a cantar:

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Dejé que la música se llevara los malos pensamientos.

***


El siguiente paso era instalar trampas para los Villanos Finales.

Estiré los brazos. El viaje en glider había sido pesadísimo, largo e incómodo, y me había dejado exhausta, de modo que me tomé la libertad de mirar mientras los demás trabajaban. Al fin y al cabo, tampoco era una gran estratega. Es más: no tenía ni la menor idea de qué trampas poner, aunque ayudaría a quien lo necesitara en lo que fuera.

Eché un ojo a las famosas ruinas. No se diferenciaban demasiado del resto del desierto, muy a mi pesar. De hecho, eran apenas trozos de edificios medio enterrados en la arena. Lo único que quedaba más o menos en pie era un arco de piedra y, detrás, lo que parecía ser un antiguo palacio, cuyas torres se divisaban en lo alto. Repasé el resto. No parecía haber otro punto de interés, ni para los Villanos ni para nosotros.

Si al menos supiésemos donde están podríamos saber el tiempo que tenemos para los preparativos. —Oí a Lyn mascullar—. Lo que es obvio es que sabrán que la tormenta está amainando, son conscientes de que nosotros tuvimos algo que ver.

Suspiré. En eso tenía toda la razón. Había querido pensar que les llevábamos algo de ventaja, pero cada vez estaba menos segura. Alcé la mirada, preguntándome cuánto tardarían en darse cuenta y llegar. Y lo que ocurriría luego.

Y, de pronto, el cielo se tiñó de sangre.

Sucedió de repente, sin ningún tipo de aviso. De no haber estado prestando atención, el fuego me habría alcanzado con total seguridad. El calor me azotó como un latigazo y noté cómo mis brazos —con los que me había escudado la cara, muerta de miedo— se llenaban de ampollas.

«¡¿Qué ha sido eso?!», pensé, demasiado asustada como para hablar. Gracias a Dios que no me había quitado los protectores oculares. Miraba a mi alrededor para asegurarme de que todo el mundo estaba bien cuando la vi.

No esperaba encontrarme con esa imagen de nuevo. No fuera de París.

¡¡BADRA!!

Caí de rodillas al suelo. El olor, oh, Dios, el olor era... Me acerqué a ella a gatas, sin atreverme a tocarla. Estaba irreconocible. La piel chamuscada, los ojos... Boqueé, completamente trastornada. Era como estar otra vez ahí, delante de las piras, oyendo los gritos, viendo la satisfacción en los ojos de esos monstruos.

Se suponía que no tendría que verlo nunca más. Para eso estaba aquí.

¡Cúrala! —le grité a Nanashi, ignorando todo y a todos—. Tienes que salvarla, por favor, por favor, no puedes dejarla así, no puedes...

Se suponía que ella era capaz, ¿no?

Que por eso era Maestra.

No me atreví a despegar la mirada de Nanashi, por miedo a que a Badra le ocurriese algo peor. Tenía que hacer algo, usar la condenada lámpara...

Llévate a Badra, Aladín y a Yasmín a la torre y protégelos —dijo en su lugar. Sus palabras se las llevó el viento, como si careciesen de significado.

«No, no te atrevas, no te atrevas a darle la espalda».

¿Había hablado en voz alta o sólo lo había pensado?

Giré la cabeza con brusquedad al ver a Badra moverse. No —Kamra, era Kamra, que se la estaba llevando. Ella sí la pondría a salvo, lejos de ahí. Le lancé una última mirada furibunda a Nanashi antes de seguir a la sultana.

Quería quedarme. Hacerle tanto daño a Kefka como él le había hecho a Badra. Como el que me había hecho a mí. Obligar a Nanashi a que le salvara la vida y volviera a estar como antes. Pero no tenía ni poder suficiente ni voluntad para llevar nada de eso a cabo.

Ahora mismo sólo importaba una cosa: ayudar a la sultana a proteger a mi amiga.

¿Qué puedo hacer? —le murmuraría una vez hubiéramos dejado atrás todo aquello—. Por favor, tiene que haber algo... ¡Lo que sea! Pedidme lo que queráis, no puedo quedarme de brazos cruzados viendo cómo se muere.
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Re: [Agrabah] La Amenaza Djinn

Notapor H.S Sora » Mar Jul 26, 2016 11:33 pm

<<No es la primera vez que alguien de Tierra de Partida me salva la vida.>>


Sus palabras rondaron por mi cabeza todo el camino. Ni la canción de Kamra, entonada en esta ocasión por su descenciente, ni la muestra de culpa de Aladdín ni el viento fresco consiguieron que me sintiera mejor.

Había querido enseñarle a Celeste la melodía que nos permitiría acabar con Ifrit, pero no tenía ánimos en ese momento; ¿qué quería decir con eso? La frase en si parecía de lo más inocente, pero por como lo había dicho parecía que mi amiga me quisiese dar a entender algo que iba más allá.

Le han tenido que lavar el cerebro, ya se le pasará al volver a casa...

***


Ya estábamos llegando. No me costó reconocer el valle lleno de edificios semiderruidos y enterrados, la entrada a lo que antaño había sido otra Agrabah. Un lugar lleno de magia y prosperidad, que de la noche a la mañana había quedado reducido a un infierno que se había cobrado muchísimas vidas.

Y los Villanos Finales pretendían liberar al desencadenante de la masacre, ¿de verdad se creían capaces de controlar algo así? Muchas preguntas me surgieron entonces acerca de Ifrit. ¿De dónde había surgido? ¿Qué era?

Antes de que pudiese seguir calentándome la cabeza, aterrizamos cerca de un conjunto de edificios que parecían estar a punto de caer sobre nosotros. El arco que teníamos delante nos mostraba algunas opciones por las que avanzar, aunque tras sopesar las entradas sólo había una ventana accesible. ¿Habrían llegado los Villanos Finales antes?

Me puse en guardia pero no parecía haber nadie esperándonos.

Esas torres son las del castillo, la mayor parte de él quedó bajo las arenas del desierto, pero veo que sus torres han podido resistir sin acabar como el resto de la ciudad

Entonces no deberíamos perder el tiempo, debemos de preparar trampas alrededor del castillo para los Villanos Finales. Y después, intentar destruír a Ifrit con ese objeto.

El Maestro de Tierra de Partida, Light, decidió empezar a poner trampas alrededor del terreno aunque por suerte nos avisó de donde las colocaba para que no tuviésemos un inesperado y explosivo accidente.

Yo no tengo ninguna habilidad así —informé, a mi pesar—. Lo siento.

Si al menos supiésemos donde están podríamos saber el tiempo que tenemos para los preparativos. Lo que es obvio es que sabrán que la tormenta está amainando, son conscientes de que nosotros tuvimos algo que ver.

Si no hubiese sido por la reacción del resto, me habría quedado quieto como si nada. Pero algo me impulsó a imitarles, y eso salvó mi vida de la descomunal bola de fuego que en un principio tan solo había parecido una luz roja y lejana.

La onda expansiva me empujó más allá, y el calor consiguió que mis brazos se quemasen lo suficiente como para desear ponerme a gritar. Miré al resto de los presentes, constatando que todos estábamos bien y traté de averiguar que había pasado.

Aunque eso era obvio: nos habían atacado.

¡¡BADRA!!

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Miré a Celeste, tirada de rodillas en el suelo y en ese momento me fijé de verdad en la hija del Maestro Rayim. No contaba con que ahora éramos uno más, y aunque me obligué a apartar la mirada del cuerpo de la mujer, no pude.

Nosotros la habíamos traído hasta su propia tumba. Ni siquiera era de la Orden.

¿Está?…

No me atreví a terminar la pregunta. Su piel, completamente calcinada, no dejaba entrever nada más que unos ojos llenos de dolor. Me alegré de que todavía siguiese viva, aunque por como respiraba dudaba que la mujer pudiese aguantar mucho más.

Me quedé paralizado. Ni siquiera presté atención a como Nanashi intentaba curar a la afectada ni a como Lyn se alzaba al cielo con sus rasgos animales surgiendo de nuevo: ¿tan sencillo era morir? ¿Un descuido y se acababa todo? Estaba seguro de que Badra era una luchadora excepcional digna de su padre, y sin embargo... no lo había conseguido.

No puedo gastar demasiada magia —dijo Kamra devolviéndome a la realidad—.En cuanto mis reservas de magia lleguen a cero volveré a mi tiempo y solo quedará mi Llave Espada en mi lugar.

Miré a la Maestra y podía hacerme a la idea de lo que estaba pensando sin necesidad de que lo dijese. Dudaba que Badra fuese a salvarse sin la ayuda del Genio… pero formular el segundo deseo sería lo equivalente a darle por fin su libertad a Yafar. Y en medio de una pelea contra los Villanos Finales sería lo equivalente a sumarnos otro enemigo.

¡Cúrala! Tienes que salvarla, por favor, por favor, no puedes dejarla así, no puedes...

¡No! —exclamé—. ¡No podemos dejar que se libere ahora!

Llévate a Badra, Aladín y a Yasmín a la torre y protégelos —Kamra dudó antes de hacerle caso a la Dama de Hierro y coger a Badra en brazos. Había intentado curarla, pero no había sido suficiente.

Celeste se fue con el grupo de Kamra, Badra, Aladdín, Yasmín y el resto que quiso acompañarla. El demonio bajó del cielo, y solo por su apariencia y modo de actuar pude adivinar de qué Villano Final se trataba: Kefka. El mismo que había apuñalado a Celeste un par de horas antes.

Adivinad quien va a morir esta noche...

»¡TODOS VOSOTROS!

Los nuevos Maestros de Tierra de Partida iniciaron la ofensiva, por mi parte me quedé atrás sin saber qué hacer. Yo no era, ni de lejos, tan fuerte como ellos y las pocas ideas que se me ocurrían parecían poder fallar y acabar acertando sin querer en alguno de mis compañeros.

Invoqué la Llave Espada y cogí su empuñadura con fuerza. Notaba la magia fluir a través de ella, tenía que hacerlo, no podía equivocarme ahora… traté de canalizar mis emociones, y el pensamiento que prevaleció fue el de Celeste siendo atravesada por ese monstruo.

Y yo no había estado ahí. Podía haber muerto por mi culpa.

Sacudí el arma en dirección al payaso, utilizando por primera vez la habilidad Tenebris Vitrum. Esperaba haber podido contribuir en ese primer asalto pero, por si acaso, utilizaría una Explosión de Oscuridad para tratar de llamar su atención.

Quizá así conseguía ser de alguna utilidad.

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Tenebris Vitrum (HC) [10] [Requiere Afinidad a Oscuridad, Combate con armas blancas: 15, Poder mágico: 13 ]. El movimiento personal de Saito. Concentra la energía de la Oscuridad en su Llave Espada o su Arma Blanca, y la libera al sacudir el arma liberando una serie de cristales que impactan contra el enemigo inflingiéndole daño. Ataque de media-baja potencia que puede atravesar al rival.

Explosión de Oscuridad (HM) [Nivel 9] [Requiere Afinidad a Oscuridad; Poder Mágico: 13] Crea una bola de oscuridad de tamaño medio, la cual se divide en otros 3 orbes más pequeños que explotan simultáneamente.
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Muchas grácias por el avatar Mepi ^^
H.S Sora
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Re: [Agrabah] La Amenaza Djinn

Notapor Suzume Mizuno » Mié Jul 27, 2016 3:17 pm

Es un pergamino histórico—respondió a la pregunta de Malik, agarrándose a su cintura—. Creo que cuenta la historia de Kamra… O al menos de cuando llegó el ser del espacio.

Reconoció rápidamente la esfera que había encontrado Celeste mencionada en el pergamino y pensó en lo que le había dicho Kamra:

«Sí, ésta es la esfera que es capaz de volver mortal al Djinn. Nunca tuvimos ocasión de utilizar este objeto para derrotar a Ifrit, simplemente lo sellamos. Desconozco cuanta magia podríamos necesitar para activarla. En un principio, la esfera la creamos con la idea de que contuviese una batería que almacenase magia, de esa manera lo único necesario para activarla es un interruptor; la canción. Podría activarla yo sola, pero el esfuerzo sería mayor, al fin y al cabo vamos a utilizar Magia Arcana. Mientras más voces entoncen la melodía correctamente el resultado será mejor.»

Después había sugerido que les enseñara a los demás la canción. Se ruborizó de solo pensarlo. Aunque, quizás, podría intentar escribir la letra….

«Podríais enseñar al resto entre la Maestra Nanashi, Saito y tú. De esa forma podríais practicarla algo más... Me temo que Yasmín, pese a llevar magia en la sangre no tiene los conocimientos necesarios para proyectar la magia a través de sus cuerdas vocales y Aladín no nació con el don de la magia excepto que consiguiese el poder de una Llave Espada... O un artefacto que le permitiese usar algo similar a la magia. »

Miró hacia las estrellas con aire pensativo. ¿Podría ser Aladín un caballero? No estaba muy segura. Parecía demasiado… encariñado con la princesa como para querer abandonar aquel mundo.

***


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El valle era una especie de laberinto. Una ciudad abandonada que se extendía y extendía entre esquinas de luces y sombras. A Fátima no le hacía nada de gracia la dea de enfrentarse a nadie allí. Había demasiados sitios para ocultarse. Entonces aterrizaron bajo un arco tras el cual había numerosas torres hundidas en la arena.

Esas torres son las del castillo, la mayor parte de él quedó bajo las arenas del desierto, pero veo que sus torres han podido resistir sin acabar como el resto de la ciudad .

Entonces no deberíamos perder el tiempo, debemos de preparar trampas alrededor del castillo para los Villanos Finales —dijo Nanashi—. Y después, intentar destruír a Ifrit con ese objeto.

Vaya, la Maestra tenía muy buen oído.

Si al menos supiésemos donde están podríamos saber el tiempo que tenemos para los preparativos. —intervino Lyn—. Lo que es obvio es que sabrán que la tormenta está amainando, son conscientes de que nosotros tuvimos algo que ver.

Antes de que nadie pudiera hacer nada, algo resplandeció en lo alto. Fátima lanzó un grito de advertencia, cogió a Malik por un brazo y trató de escapar subiendo a su propio glider. Pero no tuvo tiempo y hubo una explosión de fuego que la arrojó hacia delante. Suerte que iba protegida por varias capas de tela, pensaría más tarde, o las heridas habrían sido mucho, mucho peores. Rodó por la arena, conteniendo un grito de dolor y frustración.

¿Estás bien?—gimió incorporándose y acercándose a Malik mientras se aseguraba de que los pergaminos que estaban a su cargo no habían sido afectados por el ataque.

A continuación, el mundo pareció enloquecer. Alguien yacía herido en el suelo y Nanashi trataba de curarla con desesperación. Y Lyn, de pronto, tenía unas facciones mucho más salvajes de lo habitual, casi caninas. También saltaba como no la había vist nunca, directa contra…

¡JEJEJE! Estoy deseando verlo, ¡adoro el color rojo de la sangre!

Fátima reconoció aquella risa histérica y enajenada a la vez que Light:

¡Kefka!

¡El payaso!

Rápidamente Nanashi se hizo cargo de la situción. Kamra afirmó no poder malgastar su magia —o desaparecería— y la Maestra le indicó que se llevara a Badra, Aladín y Yasmín.

Vamos.

Fátima miró a Malik y asitió en su dirección. Hiciera lo que hiciera, ella tenía que ir a luchar con su Maestra.

Suerte—susurró.

Luego corrió hacia delante y se ocultó detrás del arco. Kefka se daba palmadas en el trasero y les sacaba la lengua, a una distancia aceptable pero al menos ya no a tanta altura. Ahora podrían verlo venir de cualquier sitio. Se le pasó por la cabeza que era extraño. Por lo que estuviera, no podía ser tan estúpido como para enfrentarse a dos Maestras —seguramente ni sabía que Light y ella también lo eran— y varios aprendices sin más. ¿Qué era lo que estaba planeando?

Adivinad quien va a morir esta noche... ¡TODOS VOSOTROS!

Mientras Light le respondía, Fátima respiró hondo, se concentró y activó un Suelo helado debajo de Kefka en el momento que vio que sus pies rozaban el suelo —se aseguró de que sólo lo atraparan a él—. Seguramente no lo retendría más que unos instantes. Pero podían ser vitales.

Observó lo que sucedió a continuación y esperó. En teoría, con Nanashi y Lyn en el equipo, el combate debería estar sentenciado desde el comienzo. Pero sólo si era necesario —y cuando se asegurara de que no podía herir a nadie excepto a Kefka— emplearía una Prisión de estacas. No le importaba si hería o atrapaba a Kefka: sólo pretendía darle una oportunidad a las Maestras para que acabaran con él si necesitaban que lo inmovilizara.

Tras los ataques, si veía que su presencia no era necesaria, iría rápidamente tras Kamra y los demás para echar una mano. Todo había sucedido tan rápido que sólo tenía una vaga idea de que Badra había resultado malherida. Y todavía tenía la sensación de que estaban enfrentándose a alguna clase de trampa.

Y los más fuertes se habían quedado luchando contra Kefka. No, no le gustaba. Usaría el glider si era necesario para ir hasta la Maestra del pasado mientras se tomaba un éter para recuperar magia. Mientras se acercara, se mantendría muy atenta, por si veía algo sospechoso, preparada para invocar a Ondina y arrojarla al frente si alguien trataba de atacarlos.

A menos que Kamra requiriera su ayuda —si le pedía curar, por ejemplo, ejercía el conjuro que le pidiera en la medida que se lo permitiera su magia. Si era necesario, se tomaría otro éter— se quedaría vigilando los alrededores de la torre.

Por supuesto, si el combate contra Kefka se truncaba, no iría a la torre y se quedaría para intentar dar con una forma para acabar con él.

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▪ Suelo helado (HM) [Nivel 29] [Requisitos Poder Mágico 60. Afinidad Hielo y Agua]: el usuario puede extender, en un radio de seis metros, un charco de agua con una profundidad de 15 cm. Acto seguido, todo lo que esté en contacto con el agua, con la excepción del usuario, quedará congelado. No se puede escapar a menos que se usen habilidades de fuego o fuerza de igual o superior nivel. Dura dos rondas.

Si es necesario:

▪ Prisión de estacas (HM) [Nivel 22] [Requisitos Poder Mágico 40. Afinidad Hielo]: el usuario invoca cinco estacas de dos metros de longitud y medio de anchura que ensartan desde diferentes direcciones a su objetivo. El usuario puede escoger entre herir o capturar. Duran dos rondas, aunque se pueden destruir con fuego o fuerza de igual o superior nivel.


Fátima se toma un éter

Si es necesario porque alguien va a atacar a la gente de la torre usa a:

▪ Ondina (HM) [Nivel 22] [Requiere Afinidad a Agua; Poder Mágico: 30]. Ondina, una esencia de agua, acude a las órdenes de Fátima y ataca con su espada de agua a los objetivos durante dos rondas. Puede ser dañada y rechazada, pero se reformará al poco tiempo para seguir peleando.

Si Kamra requiere su ayuda para curar, se tomará otro éter y hará el conjuro que esta le pida.
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¡Gracias por las firmas, Sally!


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Re: [Agrabah] La Amenaza Djinn

Notapor Tsuna » Mié Jul 27, 2016 4:03 pm

Una vez sobre el Glider Saeko le quiso preguntar cómo había ido todo en su ausencia. Antes de viajar se colocó los protectores oculares, claro. Un vago recuerdo de Harold y Úrsula pasó por su mente por un instante.

Bueno... —empezó a hablar. Aladín no quería que usase mi sangre para abrir la puerta de la tumba y por poco hubo una pelea entre él y los demás. Sé que solo quería protegerme, teme que pase algo como lo de Yafar.

>>Pero esa tumba... Era algo especial

Saeko todavía seguía dándole vueltas a lo de la sangre y la pelea de Aladdín cuando Yasmín empezó a entonar una canción, una bastante bonita que consiguió relajar sus músculos y hacer del viaje algo más llevadero.

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Saeko no la interrumpió en ningún momento, se limitó a escuchar y dejarse llevar por la hermosa melodía. La voz de Yasmín tampoco dejaba que desear, era casi perfecta, una diferencia más que tenían las dos.

Al cabo de unos minutos terminó de cantar.

¿Te ha gustado? Kamra nos la enseñó, es algo que ella llamó Magia Arcana.

Saeko asintió, algo sorprendida por lo de la magia. Ya sabía de primera mano lo que suponía ese poder tan espeluznante, todavía se preguntaba cuántos años de su esperanza de vida le habría arrebatado usar las piedras tantas veces. Aunque igual cantar hacía de esa magia algo más interesante y mágico, menos desagradable.

Cantas muy bien Yasmín, nunca me lo hubiese imaginado. —A diferencia de ella misma, que no consideraba tener una voz prodigiosa. Se guardó en la cabeza el preguntarle a Nikolai qué pensaría de su voz, si le veía futuro como cantante. Ella lo dudaba rotundamente, pero le hacía gracia imaginar la cara que pondría su amigo.

El resto del camino fue tranquilo, Saeko pasó un rato concentrada en el viaje, entonando todavía esa canción tan bonita en la cabeza. Al cabo de un rato ya se empezaron a ver las ruinas en la lejanía, reconoció de inmediato algunos lugares, como el obelisco que le habían tirado encima al Bégimo.

Había pasado tanto tiempo y tantas cosas... En el fondo, Saeko deseó volver a ser la inocente cría de por ese entonces, que se fiaba de locos como Yafar y cuyo único objetivo en la vida era hacerle la pelota a los maestros. Pero tantas cosas habían cambiado...

Yasmín —quiso llamar su atención antes de aterrizar—. Con nosotros estarás segura, ¿vale? —esbozó una sonrisa, intentando recordarle que la última vez ganaron a Yafar. Esta no iba a ser distinta, fuera cual fuese el enemigo.

El grupo se dirigió hacia una especie de arco, rodeado de edificios tan inclinados que parecía que iban a caerse, aunque bueno, aquel escenario no era nada nuevo para ella. Procuró en la medida de lo posible no mirar a Saito, estaba segura de que a él también le traía tantos recuerdos como a ella. Al fondo podían verse unas torres que hasta ese entonces había ignorado, y el túnel con la puerta sellada debía estar por alguna parte, aunque en ese momento no lograba ubicarse del todo.

Esas torres son las del castillo, la mayor parte de él quedó bajo las arenas del desierto, pero veo que sus torres han podido resistir sin acabar como el resto de la ciudad

Entonces no deberíamos perder el tiempo, debemos de preparar trampas alrededor del castillo para los Villanos Finales —intervino la maestra con una idea inesperada—. Y después, intentar destruír a Ifrit con ese objeto.

Saeko no estaba muy convencida de que preparar trampas funcionara, el lugar era muy amplio. No obstante parecía ser la única en pensar así, porque el maestro Light y Saito quisieron aportar su granito de arena.

Será lo mejor. Yo empezaré a colocar unas minas por ahí.

Yo no tengo ninguna habilidad así. Lo siento.

Ella tampoco disponía de ninguna que sirviese para colocar trampas, si acaso la Superficie umbría, pero necesitaba tener al objetivo delante y no estaba segura de que fuese a funcionar con el payaso y su compañero. Habían demostrado ser gente fuera de lo común y muy poderosa. Por tanto Saeko se limitó a admirar los edificios.

Si al menos supiésemos donde están podríamos saber el tiempo que tenemos para los preparativos. —Saeko no podía estar más de acuerdo—. Lo que es obvio es que sabrán que la tormenta está amainando, son conscientes de que nosotros tuvimos algo que ver.

Mientras miraba la arena del suelo y meditaba sobre sus próximos movimientos una luz roja incendió toda la zona. Al igual que sus compañeros, Saeko tuvo los reflejos suficientes para escapar con vida de la enorme explosión que se formó, viendo de refilón en el último segundo una bola de fuego. Las lenguas de fuego fueron tales que incluso la cara y las manos le ardieron. Se le aceleró el corazón y miró en todas las direcciones, nerviosa, después de caer estrepitosamente al suelo.

Pero entonces...

¡¡BADRA!!

Saeko giró la cabeza de inmediato hacia el grito de Celeste, y horrorizada contempló el deplorable estado de la hija de Rayim, pasó unos primeros segundos sin poder creerlo, era incapaz de asimilarlo, la bola de fuego la había alcanzado de lleno. Las quemaduras que todavía sentía en las mejillas y las manos a causa del calor no eran nada comparadas con eso.

¿Qué...? —Fue lo único que pudo musitar.

Saeko retrocedió un paso, contemplando como el hechizo más potente de la maestra Nanashi no hacía absolutamente nada, viendo impotente el horrible estado de Badra. Todavía no podía creérselo.

¡Voy a estrangularte con tus propias tripas! —exclamó entonces Lyn desde algún lugar, Saeko estaba tan paralizada que no sabía de dónde venía su voz.

¡JEJEJE! Estoy deseando verlo, ¡adoro el color rojo de la sangre!

Esa voz...

¡Tú...! —pronunció con rabia.

El maldito payaso del demonio, Kefka como lo había nombrado el maestro. Fue el responsable de secuestrar a Yasmín e intentar matarla ante sus ojos, y de apuñalar a Celeste en el palacio. También lo recordaba de verlo en Ciudad de Paso. Pese al poco contacto que había tenido con él, sus pocos encontronazos habían sido todos trágicos, y ahora Badra pagaba por su culpa. Aquel villano lo único que sabía era causar desgracias a los demás y encima se regocijaba de sus acciones con burlas, sin importarle absolutamente nada.

Saeko apretó los puños, sintiendo verdadero odio hacia alguien por primera vez.

No puedo gastar demasiada magia —comentó Kamra entonces—. En cuanto mis reservas de magia lleguen a cero volveré a mi tiempo y solo quedará mi Llave Espada en mi lugar.

¡Cúrala! Tienes que salvarla, por favor, por favor, no puedes dejarla así, no puedes...

Ver a Celeste de rodillas ante una Badra al borde de la muerte también la impactó, la situación la estaba superando. Se llevó una mano a la frente.

¡No! ¡No podemos dejar que se libere ahora!

Saeko se mordió el labio y miró a Saito, redirigiendo parte del odio que sentía por Kefka hacia él. Ya le dijo que era un inconsciente tomando a Yafar como un Djinn, estaba claro que iban a tener que usar la lámpara para salvarla, ella estaba dispuesta a hacerlo aunque Saito se arrepintiese, se lo tenía bien merecido y quería hacerle ver lo que su decisión había implicado, que no la quiso escuchar cuando se lo dijo y ahora lo estaba pagando. Ella misma sabía que liberar a Yafar era una locura, que podía causar más desgracias, pero el deseo de ver a Saito arrepentido por menospreciarla durante toda la misión y la urgencia de curar a Badra hicieron que su lengua afilada saliese a la luz.

¡No, Saito! —se dirigió a Saito en particular—. ¡Ahora no nos queda otra opción que usar a Yafar! ¡No vas a alargar el sufrimiento de Badra solo porque te interesa, por no querer sentirte responsable de que esté en libertad de nuevo! ¡Haberlo pensado antes! —apretó un puño, esperando que Saito entendiera lo que sus acciones conllevaban, y que aprendiera la maldita lección de una vez. Que era un inconsciente, siempre lo había sido.

Llévate a Badra, Aladín y a Yasmín a la torre y protégelos.

No sabemos qué nos espera en esa torre. Puede que otro Villano Final. Quizás alguien más aparte de Kamra debería acompañarlos.

Light tenía razón. Los dos nuevos maestros y las dos maestras se iban a quedar luchando, ella quería pegarle la paliza de su vida a Kefka por todo, por lo de Yasmín y por lo de Badra, pero alguien tenía que proteger a los demás. Estaba segura de que iban a poder con él. Se adelantó hasta Nanashi, algo cortada en el último segundo, pero también decidida por la gravedad de la situación. Ni siquiera lo pensó.

Maestra —la llamó así sin darse cuenta, aunque no reparó en ello—, necesitamos la lámpara. No podemos alargar su sufrimiento, podría morir. Ya sé que no soy la más indicada para pedirle esto, pero debemos hacerlo. Pedir un deseo. —alzó su mano derecha y esperó una respuesta por parte de Nanashi, la miró a los ojos con decisión. Si aceptaba, cogería la lámpara y la guardaría a buen recaudo, si no, simplemente soltaría un suspiro y asentiría sin decir nada para darse media vuelta, resignada.

Antes de partir con los demás, alertó al grupo que enfrentaba al payaso.

Tened cuidado, sabe utilizar Petra. —pensó que era un detalle que les podía ser de utilidad, para que no les pillaran con la guardia baja.

A continuación, con o sin lámpara, se encaminó hacia los demás, no sin antes mirar por última vez a Kefka. Ver a Badra en ese estado la seguía afectando.

¿Qué puedo hacer? Por favor, tiene que haber algo... ¡Lo que sea! Pedidme lo que queráis, no puedo quedarme de brazos cruzados viendo cómo se muere.

Saeko no sabía qué decirle, de tener la lámpara se mostraría más optimista.

Debemos ir a la torre primero —empezó a hablar, claramente alterada—. Y con cuidado, todavía tenemos un enemigo escondido por ahí. —miró a Malik, él debía conocerlo mejor.

Saeko invocó su Llave Espada y mantuvo la vista alerta en todo momento, en especial a las alturas. Estaba preparada para protegerlos a todos, no podía permitir que el otro villano, el de cabello plateado, les atacara también por sorpresa.
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Re: [Agrabah] La Amenaza Djinn

Notapor Tanis » Jue Jul 28, 2016 1:16 am

Es un pergamino histórico—Malik ladeó la cabeza durante un segundo para mirar a Fátima por encima del hombro, antes de retomar la vista al frente—. Creo que cuenta la historia de Kamra… O al menos de cuando llegó el ser del espacio.

El ser del espacio...

Si no fuera Caballero de la Orden se habría reído y dicho que los demonios y espíritus no venían del espacio, que no había ningún espacio. Pero como sí lo era, lo único en lo que podía pensar era que entonces ese djinn no era ningún djinn y sí algo de otro Mundo. Y cosas de otros mundos capaces de hacer lo que Kamra había descrito, bueno... No había muchas.

Y menos aun que fueran objetivo de los Villanos Finales.

Se concentró en mantener el ritmo de vuelo, mientras escuchaba el cántico de fondo y pensaba que jamás en su vida habría pensado que acabaría cantando para hacer magia.

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Las ruinas de la vieja y primera Agrabah estaban incrustadas en un valle rodeado por altas laderas de roca y dunas de arena. Había oído hablar de aquellas ruinas, pero nunca hasta ese momento las había visitado. Normal ya que ir solo era peligroso incluso si eras caballero. Malik contuvo el aliento por un segundo al contemplar aquellas viejas estructuras, parcialmente destruidas y desmoronadas.

Era algo hermoso a su manera.

Aterrizó suavemente cerca del arco de piedra, junto a Lyn, y esperó a que Fátima bajara para deshacer el glider. Una vez el vehículo desapareció, Malik se bajó los protectores oculares. Los había llevado durante el vuelo para protegerse el ojo del viento. El aprendiz caminó un poco en derredor, observando los edificios ruinosos que tan sólo se sostenían gracias a la arena. Más allá del arco se encontraban varias torres. Sólo una de ellas parecía ser accesible, al menos vista desde aquella distancia, por poseer una ventana no obstruida. Por el rabillo del ojo vio a Yasmín, asustada, y se preguntó si como antiguo súbdito suyo, debía asegurarse más de que no le pasara nada. Admitía que todavía le imponía el respeto que estaba acostumbrado a mostrar a la realeza. Kamra también le generaba ese sentimiento.

Eran reina y princesa, sangre real. Merecían su veneración...

Esas torres son las del castillo, la mayor parte de él quedó bajo las arenas del desierto, pero veo que sus torres han podido resistir sin acabar como el resto de la ciudad —se alegró Kamra.

Entonces no deberíamos perder el tiempo, debemos de preparar trampas alrededor del castillo para los Villanos Finales —terció Nanashi, meditativa—. Y después, intentar destruir a Ifrit con ese objeto.

Ifrit, el djinn. Ifrit, el ser del espacio exterior. Ifrit, el esper...

Si al menos supiésemos donde están podríamos saber el tiempo que tenemos para los preparativos. —dijo Lyn—. Lo que es obvio es que sabrán que la tormenta está amainando, son conscientes de que nosotros tuvimos algo que ver.

Malik pensó en la bola de cristal mágica, y en si debería usarla de nuevo para saber su ubicación. Antes no había funcionado en verdad, y sentía la imperante necesidad de espiarles. Tenían que expulsar a los Villanos de Agrabah, si no, el mundo jamás estaría a salvo. Ya no estaba a salvo con la promesa del regreso del antoleón, no le hacía falta añadir más problemas a la ecuación.

Deberíamos movernos, estamos al descubierto...

Entonces, justo cuando terminó de pronunciar la última sílaba, Fátima dio un grito de advertencia, agarró a Malik del brazo y le obligó a moverse. Como acto reflejo convocó el escudo, contra el que impactó la onda expansiva de la explosión que le lanzó varios metros a rodar por la arena. Sintió el picor y el hormigueo del fuego en el cuerpo y gruñó de dolor y frustración. El escudo, después de caer Malik al suelo, se desinvocó solo en volutas blancas de luz. Tosiendo polvo y arena se incorporó y levantó al tiempo que Fátima se acercaba a él. Malik acortó la distancia que les separaba con dos zancadas y la examinó, preocupado porque se hubiera quemado u hecho algún tipo de herida.

¿Estás... ?

¿Estás bien?—preguntó ella.

Sí... —murmuró, acariciándole las mejillas.

Vio la luz roja, como si el cielo brillase sangre, justo antes de esquivar la bola de fuego enorme. Apenas pudo saltar hacia atrás y librarse de quedar carbonizado. Sin embargo, no todos pudieron librarse. Badra no consiguió esquivar el fuego a tiempo. Malik, sintiendo esa vez sí el calor terrible del ataque y la carne al rojo vivo, se incorporó ya que había hincado una rodilla al huir de la bola. Quemado y tembloroso, Malik miró en derredor buscando a Fátima y los demás. Los chillidos de Celeste, los de Nanashi... y el chasquido de los hechizos curativos resonaron como truenos. Malik se apartó el pelo de la cara mientras se acercaba a Lyn, quien se estaba medio transformado en loba otra vez, debido a la rabia.

¡Maestra! —Gritó al tiempo que ella saltaba.

¡Voy a estrangularte con tus propias tripas!

Malik oyó su rugido con terrible claridad y afiló la mirada de su único ojo para ver a quién le había dicho aquello, el atacante. Cuando lo vio se le escapó el aire de entre los labios, y oyó las voces de Light y Fátima al unísono.

¡Kefka!

¡El payaso!

Invocó enseguida su Llave-Espada, pensando en si sólo se encontraba el payaso o también andaba Kuja por ahí. Le buscó con la mirada por los alrededores, pero si estaba escondido, no lo encontraría. Apretó los dientes. Kefka no era su Villano Final más conocido, ni siquiera le había visto de verdad hasta ese mismo momento, pero...

No puedo gastar demasiada magia. En cuanto mis reservas de magia lleguen a cero volveré a mi tiempo y solo quedará mi Llave Espada en mi lugar. —advirtió Kamra.

Malik maldijo. No podían contar con la ayuda de la sultana para pelear o se desvanecería. Claro que eran cuatro maestros mas otros cuatro aprendices, así que las cosas parecían balanceadas.

Nanashi asintió. Al fin y al cabo, lo único que había en aquella "proyección" que se había hecho material era una consciencia que se conectaba desde un lejano pasado. Si se le agotaba la magia a la proyección ésta desaparecería, aquello era algo inevitable

Llévate a Badra, Aladín y a Yasmín a la torre y protégelos —ordenó Nanashi a Kamra.

Malik, que estaba relativamente cerca de ellas, vio a la sultana coger en brazos a la débil y moribunda Badra, y se mordió el labio. No podían ir solos a la torre, si alguien más aparecía...

Vamos —pidió Kamra a Aladín y a la princesa antes de salir corriendo con ellos.

Malik miró a Fátima, un poco indeciso aún. Sin embargo se decidió al segundo siguiente. No podría hacer mucho contra el payaso. Fátima y Light eran maestros jóvenes, pero maestros al fin y al cabo y conocían hechizos y técnicas poderosas. No tenía ni que hablar de Nanashi o Lyn. Aunque le preocupaba el estado de su maestra, confiaba en que podría contenerse lo suficiente.

Voy a ir con Kamra, intentaré protegerlos de Kuja si aparece —decidió.

Suerte—susurró Fátima.

Tened cuidado —pidió, antes de reunirse con Saeko e ir tras Kamra y Celeste.

Al alcanzarlos, rememoró rápidamente los objetos curativos de los que disponía en ese momento, además de sus podres hechizos. La histeria de Celeste no ayudaba, pero no podía no comprender a la muchacha. Incluso si había conocido a Badra en esa misma misión, era fácil encariñarse. Si hubiese sido Fátima la víctima... Bueno, él no estaría siquiera tan cuerdo.

¿Qué puedo hacer? Por favor, tiene que haber algo... ¡Lo que sea! Pedidme lo que queráis, no puedo quedarme de brazos cruzados viendo cómo se muere.

No va a morirse. Celeste, escúchame —pidió, firme, con una mano en el hombro de la muchacha. A continuación sacó un frasco de la faltriquera y se la ofreció—. No poseo hechizos de alta curación, pero tengo esto, es una ultrapoción. Quédatela y dásela, pero tienes que centrarte, ¿de acuerdo?

Intentaba mantener la cabeza fría. Si todos caían en la histeria, Kuja podría acabar con ellos fácilmente si aparecía.

Debemos ir a la torre primero —dijo Saeko entonces, claramente alterada—. Y con cuidado, todavía tenemos un enemigo escondido por ahí.

Cuando Saeko le miró, él supo a quién se refería y por qué le miraba, así que asintió y anunció:

Altezas —inclinó la cabeza hacia Yasmín y Kamra—. Me adelantaré para inspeccionar la torre. Si existe algún tipo de amenaza me encargaré de contenerla y despejarla.

Miró a sus compañeras aprendizas, dudando si pedirle, por lo menos a Saeko, que la acompañara. Al final se alejó a la carrera hacia la torre, sin añadir nada más y sin esperar a ninguna réplica. Si había algún sincorazón, si Kuja estaba esperando a pillarles desprevenidos en laguna parte, entonces lo averiguaría.

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Malik va por delante a la torre.

malik le da a Cleste su ultrapoción si ella la acepta
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Re: [Agrabah] La Amenaza Djinn

Notapor Sombra » Mié Ago 03, 2016 4:08 pm

Todos



Maestra —Saeko se aproximó a Nanashi, que frunció el ceño extrañada—, necesitamos la lámpara. No podemos alargar su sufrimiento, podría morir. Ya sé que no soy la más indicada para pedirle esto, pero debemos hacerlo. Pedir un deseo.

No —respondió Nanashi tajante tras unos segundos de un silencio. Por un segundo, pareció arrepentirse profundamente de su respuesta, pero su expresión volvió a su habitual serenidad, una un tanto forzada—. Vamos a enfrentarnos a un ser mucho más peligroso y quiero reservar ese deseo para salvaros a vosotros si es necesario. Es nuestra carta de triunfo —explicó brevemente.

Por muy cruel que aquello parecía era lo más lógico.

Saeko no insistió. Se giró y se dirigió hacia el grupo que caminaba hacia la torre del palacio.

Light, Saito y Fátima


Light bebió rápidamente un Éter, y sin dudarlo ni un instante se lanzó utilizando su movimiento personal: La Razia Lunar. Kefka había bajado de su posición lo suficiente como para entrar en el alcance del ataque de Light, algo que el payaso no sabía.

El Maestro flotó en el aire mientras era envuelto por la magia elemental de la luna. Kefka disparó contra él un hechizo creyendo que aquello iba a hacer que saltase por los aires... Se equivocó.

Cuando el hechizo estaba frente a Light, a escasos dos metros éste se lanzó el línea recta cortando el ataque, lo que provocó una explosión que gracias a aquella habilidad no detuvo a Light. Kefka cambió su sonrisa por una expresión de miedo cuando vio en un parpadeo a Light desapareciendo y apareciendo a su alrededor. Los golpes llovieron sobre el payaso. Las heridas que provocaba aquel ataque eran graves.

¡Barrera! —exclamó Kefka. Una barrera circular cubrió al payaso. Los golpes de Light no se detuvieron y lograron destrozar el hechizo con solo tres golpes—. ¡Ba..!

En ese momento, el último golpe de Light lo lanzó contra el suelo, donde Light había colocado el círculo de minas. Las minas estallaron lanzando por los aires al psicópata, que instantes después fue atacado por unas columnas de energía lunar.

Por un instante parecía que Kefka había sido derrotado.

¡Cura +!

Un haz de luz verde envolvió el cuerpo de Kefka, que se levantó del suelo lentamente... Sin embargo, sus pies se vieron atrapados en escarcha helada que Fátima había hecho aparecer. Aquello dio vía libre a Saito para que acumulase su poder en la hoja de su llave espada en forma de cristales tenebrosos que se clavaron en uno de los brazos de Kefka, que contuvo un quejido. En ese momento, Kefka disparó un Piro contra el Suelo Helado liberando sus piernas, lo cual permitió al brujo esquivar la Explosión Oscura. Kefka se impulsó hacia el aprendiz y se giró de súbito dándole la espalda mientras apuntaba con sus manos a Light y a Nanashi.

En ese instante, simultaneamente ocurrieron tres cosas. La primera fue que de la espalda de Kefka surgieron un par de alas rojas que parecían hechas de cristales de energía. Las alas atravesaron el pecho de Saito haciendo una herida muy grave, por otro lado. Kefka lanzó un Mutis contra Nanashi, que en aquel momento estaba preparando un poderoso hechizo de luz y a Light le disparó un hechizo ígneo más poderoso que le había lanzado cuando se lanzó contra él con la Razia Lunar... El cual explotó en cuanto entró en contacto con el aprendiz. Las prendas del Maestro Novato empezaron a arder.

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Lyn golpeó el suelo con fuerza provocando que una serie de esquirlas surgieran del suelo clavándose como estacas en un costado de Kefka. En ese momento, viendo que nadie estaba en medio Fátima utilizó su Prisión de Estacas.

Kefka no se movió más cuando el hielo le encerró.

Fátima pudo marcharse hacia la Torre tras aquello, sin embargo el resto estaban bastante cansados. Nanashi no podría utilizar su magia en un rato (su especialidad), Light estaba quemado y con heridas que si bien no eran grandes iban a agravarse si no conseguía librarse de aquel estado y Saito era el que peor había salido de aquella situación. La herida de su pecho era bastante grave y sangraba en abundancia... Por suerte, uno de los cristales del ala de Kefka se había desprendido y bloqueaba de alguna forma la hemorragia, pero si intentaba quitarselo descubrirían que podían dañar algún órgano interno... Tendrían que dejarle aquel cristal hasta que pudiesen terminar la misión. El aprendiz podía tratar de curarse usando cualquier medio del que contase (la herida se cerraría entorno al cristal), aunque no podía arriesgarse a retirar aquella cosa sin estar en un lugar adecuado.

Lyn se acercó a la prisión de estacas, donde un inconsciente Kefka permanecía encerrado.

Algo me huele a chamusquina—dijo Nanashi manteniendo las distancias con la prisión, como si esperase que en cualquier momento fuese a explotar.

Sí... Debería haber sido consciente de que solo no podía ganar —meditó Lyn acariciando la estructura helada que la Maestra Novata había creado.

Eso quiere decir... Kuja podría estar esperando al resto en la Torre del Palacio —Nanashi clavó sus ojos en Lyn—. Si lo llevamos a la prisión acabará escapando. Ejecutarle ahora que podemos es la mejor opción, no podemos perder el tiempo llevándolo a la prisión sin saber si los otros se dirigen a una emboscada ni tampoco dejarle aquí. Kefka es especialista en magia, podría derretir ésta prisión sin dificultad.

Lyn pudo ver la frialdad en la mirada de Nanashi como nunca antes había visto. Se colocó al lado de Lyn, dispuesta a ensartar su llave espada en el corazón del payaso. Lyn no iba a detenerla. Pero en ese momento, seis esferas de luz golpearon a la Maestra obligándola a retroceder.

¿Quién...?

¡Kuja! —rugió Lyn. No necesitaba verlo para saber de quien se trataba.

¡Saito, detrás de mí! —ordenó Nanashi—. ¡Hikari, mata a Kefka!

Sin embargo, el Maestro no pudo obedecer a Nanashi. Una bola de fuego impactó el otro lado de la prisión de estacas liberando en gran parte al psicópata. Kuja, que flotaba al otro lado de la prisión hizo un gesto con su mano haciendo que las bolas flotantes golpeasen a Light para apartarle de Kefka. El hombre de cabello plateado sonrió y voló hasta su compañero. Las esferas se movieron de forma caótica golpeando a todo aquel que intentó acercarse y manteniéndoles a raya.

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Ya hemos terminado nuestro trabajo aquí —sonrió. Apuntó a Kefka con su mano haciendo que desapareciese y cuando Lyn pudo deshacerse de las esferas y saltó para golpearle se encontró con aire. Kuja se había desvanecido también—. Dadnos un buen espectáculo —pudieron escuchar en un eco traído por el viento momentos después.

Nanashi y Lyn comenzaron a buscar cualquier indicio de ellos, sin embargo no pudieron encontrar nada. Solo les quedaba ir hacia la torre. ¿No?

***


Malik, Fátima, Saeko y Celeste.


Malik fue el primero en entrar dentro de la torre. Celeste pudo aceptar o no el objeto que el hombre le ofrecía: Una Ultrapoción.

En cuanto entró, Malik pudo ver que había unas escaleras de caracol muy anchas y en un estado casi perfecto. Podía tanto subir como bajar, aunque evidentemente lo importante estaba abajo. Si subía, vería que no había nada que pudiese llamar la atención, había un montón de restos de lo que en su día habían sido barriles y cajas de madera en lo que pudo haber sido una especie de almacén, pero nada más.

Hacia abajo solo había una puerta al fondo de un largo pasillo. La puerta era imposible de abrir incluso si era atacada. Había una cerradura, pero el haz de luz de la Llave Espada era repelido por alguna clase de barrera.

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Kamra llevaba a Badra con cuidado escaleras abajo. Aladín miraba hacia atrás continuamente con nerviosismo viendo como se sucedían los poderosos ataques, Yasmín tenía la mirada perdida en Badra sin creerse lo que estaba viendo.

Parece que ésto es seguro —comentó Kamra buscando la confirmación de Malik. Acostó con sumo cuidado a la hija de Rayim en el suelo. Respiraba con muchísima dificultad—. No quiero mentiros, por eso quiero deciros que es posible que no salga de ésta —admitió la mujer con cierto pesar—. Escuché tu conversación con la Maestra Nanashi, Saeko. Tienes razón, la lámpara es la única forma de salvarla, da igual cuanta magia apliquemos ahora... Tan solo estamos aplazando lo inevitable. Si tuviésemos un equipo de magos sanadores podríamos seguir lanzándole magia curativa hasta que sus heridas empezasen a cerrarse de forma natural, pero ese proceso tardaría semanas.

>>Puede que la decisión de la Maestra Nanashi suene cruel, pero lo hace para protegeros. Destruír a Ifrit es algo que no pudimos hacer en su momento y... Cualquiera podría acabar en la misma situación de Badra. Si usa el deseo no podría salvar a nadie más. Si Badra aguanta un poco más... Podría ser curada por el deseo, pero destruír a Ifrit es la mayor prioridad... Incluso si hoy no se libera, lo acabaría haciendo con el tiempo. Nada dura para siempre.

Mientras tanto, Yasmín inspeccionaba la puerta. Podía ver el símbolo de una mano en una esquina, colocó su mano sobre ella, sin embargo nada ocurrió.

Saeko, ¿puedes ayudarme? —pidió la Princesa—. Necesito que me hagas un corte en la palma de la mano para poder abrir la puerta.

Aladín giró la cabeza hacia ambas chicas y dijo algo en voz baja, probablemente alguna maldición, aunque no llegó al punto al que había llegado antes, por suerte.

Kamra, viendo el estado de Celeste se colocó junto a ella y sin mediar palabras la abrazó con firmeza.

Celeste, necesito que estés aquí, con nosotros. No todo está perdido, mientras su corazón siga latiendo podrá ser salvada. No pierdas la esperanza. —Le susurró. Solo ella pudo escuchar aquellas palabras.

En aquel momento, Fátima apareció por las escaleras. Cuando se dirigió hacia allí no sabía que Kuja iba a aparecer al poco rato.

Si Saeko accedía a hacerle aquel corte en la mano, la mujer la colocaría en la puerta (de lo contrario se lo acabaría haciendo ella misma) lo que provocó el mismo efecto que en la tumba de Kamra. Cualquiera de los presentes pudo abrir la puerta tras aquello usando su Llave Espada.

Al otro lado de la puerta, había una largo pasillo. Algunas antorchas se encendieron dándoles la bienvenida. Todos pudieron notar un ambiente cálido, agobiante y muy, muy cargado. Al fondo del pasillo podían ver una puerta más de piedra de dos hojas y que estaba cerrada a cal y canto con un centenar de cadenas que convergían en un enorme candado con forma de corazón. Una luz anaranjada se filtraba por debajo de la puerta.

Ifrit esperaba allí.

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En ésta ronda podéis aprovechar para comprar objetos de combate (pociones, antiquemaduras, crema solar, una sombrilla...(?))




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Malik:
VIT: 64/64
PH: 33/36


Light: [Quemado (3 Rondas) -10 VIT por turno]
VIT: 42/70
PH: 8/66
*Retirado Éter


Saeko:
VIT: 45/60
PH:22/40


Celeste:
VIT:26/26
PH: 11/26


Saito:
VIT:36/76
PH:17/36


Fátima:
VIT:32/32
PH: 41/72
*éter retirado


Fecha límite 09/08/2016
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Re: [Agrabah] La Amenaza Djinn

Notapor Light » Lun Ago 08, 2016 7:56 pm

¡Cómete esto! —exclamó.

Light lo dio todo en aquel ataque y ninguno de los hechizos de Kefka pudo detenerle. Además, el golpe final le lanzó contra el suelo, directo a una mina, y salió herido por una de las columnas lunares de la habilidad. En definitiva, el payaso había recibido grandes daños.

Sin embargo, la batalla todavía no había finalizado…

¡Cura +!

Chasqueó la lengua y rechinó los dientes al escuchar aquel conjuro. El muy cabrón se iba a curar.

Saito y Fátima actuaron entonces. El primero aprovechó para herirle en cuanto la segunda le inmovilizó con el hielo. Kefka empleó un hechizo ígneo para liberarse, lo que le permitió evadir el siguiente ataque oscuro del chico de Bastión Hueco.

«¡Joder!».

Después, le pilló por sorpresa con un hechizo explosivo que le arrancó un quejido de dolor. Light, dolorido, comprobó que sus ropas estaban ardiendo y que tenía serias quemaduras. Trató de apagar las llamas como malamente pudiera mientras maldecía al payaso; restregando las ropas en la arena, por ejemplo.

Cuando se recuperó del ataque, comprobó que Fátima había logrado atrapar al payaso, aparentemente incapaz de seguir luchando. Se acercó a la prisión, al igual que Lyn, para discutir con los presentes sus sospechas.

Algo me huele a chamusquina.

Sí... Debería haber sido consciente de que solo no podía ganar.

Seguramente solo nos estaba distrayendo…

Eso quiere decir... Kuja podría estar esperando al resto en la Torre del Palacio. Si lo llevamos a la prisión acabará escapando. Ejecutarle ahora que podemos es la mejor opción, no podemos perder el tiempo llevándolo a la prisión sin saber si los otros se dirigen a una emboscada ni tampoco dejarle aquí. Kefka es especialista en magia, podría derretir ésta prisión sin dificultad.

Aunque Light no conocía demasiado a Nanashi, no le sorprendió su plan. Fría, analítica, era la Maestra que una vez estuvo dispuesta a matar a cualquier miembro de Tierra de Partida.

Al igual que Lyn, no iba a impedírselo. Le odiaba (a él y al resto de villanos, especialmente a Seymour) y le detestaba por lo que había hecho a Badra después de todo. Aunque si el destino de Kefka dependiera de él, intentaría dar con otra solución.

Puedo mantenerle petrificado o llevarle a Tierra de Partida en un momento —sugirió. Lo segundo le gustaba más. Era rápido, por lo que esperaba no tardar demasiado en dejarle en el castillo.

Entonces, unas bolas luminosas golpearon a Nanashi, quien se disponía a acabar con el payaso. Light, en guardia, empezó a buscar al responsable con la mirada.

«¿Quién…?».

¿¿Quién...?

¡Kuja!

¡Saito, detrás de mí! ¡Hikari, mata a Kefka!

Dado que era una situación crítica se vio capaz de acatar su orden: no pensaba quedarse de brazos cruzados mientras les quitaban a aquel payaso asesino. Al menos quería impedir que se lo llevara. Sin embargo, no pudo hacer nada porque las bolas también le golpearon a él, obligándole a retroceder.

Kuja… juraría que le llegó a ver en Ciudad de Paso, al final del Reaper’s Game de Dex Rain, en el momento en que huyeron con la ayuda de Joshua. Nunca había intercambiado palabra alguna con él y no le conocía.

Al final, no pudieron evitar que se llevara a Kefka. Light se quedó mirando a ambos villanos con cara de mala leche. Por enésima vez volvían a perder a un Villano Final. Increíble.

Ya hemos terminado nuestro trabajo aquí —expresó Kuja, sonriente. Por su culpa, tanto él como el payaso no tardaron en desaparecer—. Dadnos un buen espectáculo.

Lyn y Nanashi trataron de buscarles, sin embargo no quedaba rastro alguno de ellos. Light, fastidiado, liberó un suspiro irritado. Estaba intranquilo por lo que acababa de decir Kuja.

¿Su trabajo? ¿Pretendían distraernos o su objetivo era otro? —planteó en voz alta, preocupado. Se resintió de las quemaduras en ese momento y puso una mueca. Aun así, el dolor no iba a impedirle continuar con la misión, ya buscaría una forma de curarse—. Da igual, tendremos que permanecer alerta y punto. Vamos a reunirnos con Badra y lo demás —sugirió, dirigiendo la mirada hacia la torre.

En el caso de que Saito no se hubiera curado su herida y ésta siguiera en mal estado, llamaría a Nanashi para que la examinaran juntos un momento.

¿Estás bien, puedes continuar la misión? Déjame mirar. —Agudizó la vista y se acercó para examinar la herida un momento, si el aprendiz le dejaba claro. En ese caso diría—: Ese cristal… no creo que sea una buena idea extraerlo, ¿no? —No era un experto en lo que se refería a heridas, quizás Nanashi podría confirmarlo—. Toma. —Le ofreció una Ultrapoción en cualquier caso. Aceptarla o no era su decisión.

Tras asegurarse del estado de Saito, se dirigiría hacia la torre con los demás.

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Le ofrezco a Saito una Ultrapoción y haré las compras en el tema de Orfebrería en breves.
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Re: [Agrabah] La Amenaza Djinn

Notapor H.S Sora » Mar Ago 09, 2016 8:10 pm

¡No, Saito!

La miré de hito en hito. La batalla contra Kefka iba a dar comienzo de un momento a otro y no iba a volver a confiarme peleando contra un Villano Final… pero no pude evitar desconcentrarme. Para bien o para mal era lo que siempre hacía conmigo.

¡Ahora no nos queda otra opción que usar a Yafar! ¡No vas a alargar el sufrimiento de Badra solo porque te interesa, por no querer sentirte responsable de que esté en libertad de nuevo! ¡Haberlo pensado antes!

La arena rodeándolo todo, Badra a las puertas de la muerte, la risa del payaso, el Sol quemándome la piel, Ifrit y Yafar al borde de liberarse. Pero sobre todo el dique rompiéndose, fueron lo que hizo que estallara.

¡DEJA DE SER TAN HIPÓCRITA! —grité, a pleno pulmón.

La miré, con ganas de pegarme con ella ahí mismo. Estaba harto de Saeko, en realidad estaba harto de todos. Harto de tener la culpa siempre, de ser el que tenía que pagar por intentar arriesgarme por los demás. Ya había aguantado mucho en aquella misión.

¿Tú qué habrías hecho, eh? ¿¡Qué habría hecho la magnífica Tierra de Partida que nunca se equivoca!?

>>Te preocupas por Badra, ¿pero y tus compañeros? ¿Qué pasaría si nos hiriesen a nosotros como a ella? ¿Serías capaz de elegir a quién salvar? —Dejé escapar una risotada amarga—. Claro, que si se tratara de mí no dudarías en dejarme morir, ¿no?

>>>Aunque intentes hacer ver que Tierra de Partida ha sido un cambio a mejor, estás tan podrida por dentro como yo. Has cometido tantos errores, que ya no sabes a quién echarle la culpa.

Me acerqué, podía verme reflejado en sus pupilas. Me ardía el pecho, y una voz dentro de mí parecía gritar con todas sus fuerzas que me callase. Pero no podía aguantar más. Siempre que pretendía disculparme, parecía que Saeko buscaba que nos enfrentásemos.

Han pasado muchas cosas. Quería contártelas, pero no estabas ahí. Y no te interesó volver para saber más de mí, hasta hoy.

>>Es verdad que nunca habría entendido que te fueras. Pero eras tú. Había otras formas. Si hubieses hecho las cosas de otro modo menos egoísta, si no hubieses sido tú una inconsciente… quizá no estaríamos así.


>>>Por lo que antes de atreverte a reprocharme nada, piensa un poco en el daño que me has hecho. No solo a mí, sino también a la gente que confiaba en ti.

Le di la espalda y me adelanté con el resto que íbamos a enfrentar al payaso asesino, Kefka. Frío como el hielo, así debía ser con ella a partir de ahora. Saeko no estaba haciendo ningún esfuerzo por entenderme, y si lo que pretendía con tanta provocación era buscarme ya me había encontrado.

***


La batalla dio un sorprendente giro desde su inicio. Light se había lanzado en solitario contra Kefka con un ataque que más o menos ya conocía, y en el imparable intercambio de golpes pareció que el payaso había sido reducido por tan solo aquel Maestro. Bueno, por él, y por las trampas que había colocado en el desierto y sobre las que tan convenientemente había caído.

No le había dado un respiro, y parecía que había funcionado. Tomé nota.

¡Cura +!

Ahora había llegado nuestro momento. Aprovechando un hechizo de Fátima Laforet que inmovilizó sus pies, ataqué con todo lo que tenía: conseguí herir su brazo con los cristales de oscuridad, pero por por desgracia consiguió escapar del hechizo de hielo antes de que la explosión de oscuridad llegara a afectarle… reprimí un grito de sorpresa cuando Kefka se puso frente a mí, hasta que me dio la espalda para encararse a la Maestra Nanashi y a Light.

Suficiente enfadado estaba por la discusión que había mantenido poco antes con Saeko, como para que encima ese bastardo se atreviese a mirarme por encima del hombro.

¿No me crees capaz de hacerte daño? ¡Te voy a partir por la mitad!

¡¡Profa…!!

El filo de mi Llave Espada empezó a extenderse, a coger la Oscuridad que había en mi propio corazón. Pero frenó en seco cuando las alas invocadas por Kefka me atravesaron el pecho, escupí sangre en el acto y no pude evitar perder el equilibrio.

Quise dejar escapar una maldición, gritar o incluso tratar de terminar el ataque pero suficiente trabajo tenía con intentar seguir respirando.

Me llevé las manos a la herida para tratar de curarla, y ahogué una exclamación cuando se cubrieron de sangre. Traté de reincorporarme para examinarla mejor, pero alguien golpeó el suelo con tanta fuerza que volví a caer patéticamente sobre la arena. O hacía algo o perdería la consciencia, ya que el resto del grupo estaba demasiado ocupado tratando de acabar con Kefka de una vez por todas.

Mierda, mierda… ¡CURA, CURA, CURA!

La herida empezó a cerrarse tras los tres hechizos, aunque lo hizo en torno a uno de los cristales del ala del payaso, que se habían roto al atravesarme. Traté de agarrarlo y tirar para sacarlo, pero el dolor me sacudió con muchísima fuerza. No estaba demasiado seguro, pero aquello estaba muy bien encajado, y si lo sacaba a la fuerza podría acabar desgarrando algún órgano o perder muchísima sangre en el acto.

Mejor no comprobarlo.

Por otro lado habían conseguido encerrar al Villano Final en una prisión de hielo y para cuando logré ponerme en pie con la mano cerca de la herida, Fátima había desaparecido. Enarqué una ceja, aunque supuse que se había marchado con el resto, ya que era de suponer que si el payaso estaba aquí, Kuja estaría esperando a los demás.

Aproveché para descansar un poco, mientras no dejaba de contemplar la prisión que lo tenía capturado. Parecía mentira, pero lo habíamos hecho: habíamos atrapado a un Villano Final. ¿Pero cuál era ahora el plan? ¿Dejar a algún Maestro vigilándole hasta que volviésemos a la Orden?

Algo me huele a chamusquina.

Sí... Debería haber sido consciente de que solo no podía ganar —apoyó Lyn.

Eso quiere decir... Kuja podría estar esperando al resto en la Torre del Palacio. Si lo llevamos a la prisión acabará escapando. Ejecutarle ahora que podemos es la mejor opción, no podemos perder el tiempo llevándolo a la prisión sin saber si los otros se dirigen a una emboscada ni tampoco dejarle aquí. Kefka es especialista en magia, podría derretir ésta prisión sin dificultad.

Miré a la Maestra Nanashi, y una extraña sensación de emoción me recorrió por dentro. Iba a hacerlo, ella no iba a andarse con medias tintas. Acabaría con un Villano Final, en directo. Uno de esos monstruos iba a morir aquí y ahora.

Todo era demasiado bonito para ser verdad. Las esferas golpearon a la Dama de Hierro y miré a mi alrededor, frenético, para ver qué estaba pasando ahora. Quién nos atacaba ahora que estábamos a un paso de conseguirlo.

¿Quién...?

¡Kuja!

¡Saito, detrás de mí! ¡Hikari, mata a Kefka!

Para cuando me puse detrás de ella, Llave Espada en mano, ya era demasiado tarde. Kuja, no podía ser otro, consiguió liberar a Kefka e impedirle al Maestro de Tierra de Partida cumplir con lo que le acababa de gritar Nanashi. Las mismas esferas que habían apartado a la Maestra se movían por toda la prisión impidiendo que nadie pudiese acercarse sin acabar herido.

Ya hemos terminado nuestro trabajo aquí.

Impotente, tuve que presenciar como ambos Villanos Finales desaparecían. Desmaterialicé mi arma, sólo tenía ganas de gritar. Habíamos estado tan cerca...

Dadnos un buen espectáculo.

Hijos de puta.

Para ellos todo esto era un juego, y nosotros los pobres desgraciados que intentaban ganar. Las Maestras buscaron cualquier pista sobre ellos… pero no encontraron nada. Estábamos como al principio, sólo que más divididos. Y más heridos.

¿Su trabajo? ¿Pretendían distraernos o su objetivo era otro?

Ifrit —me limité a contestar.

Era lo único que podía interesarles, que les llevásemos hasta él. Kuja tenía que haber hecho algo en la torre, mientras que Kefka había servido de cebo para no ver venir la trampa. Y aún así seguro que había muchas más cosas que no era capaz de ver.

Mientras Light nos daba ¿ánimos?, se decidió que lo único que podíamos hacer ahora era volver con los demás. Quizá entre todos podíamos estar más alerta, pero aún así la poca confianza que había adquirido en esta segunda parte de la misión se había esfumado con un soplo de arena en aquel desierto.

Miré con suspicacia al Maestro de Tierra de Partida, pero traía a Nanashi consigo para examinar mi herida.

¿Estás bien, puedes continuar la misión? Déjame mirar.

Puedo seguir, he estado peor, pero reconozco que nunca me habían atravesado con un cristal de energía.

Ese cristal… no creo que sea una buena idea extraerlo, ¿no?

Maestro y experto en medicina. Nos llevan años de ventaja.

Lo he intentado —me limité a contestar—. Pero duele, tiene que estar rozando algún órgano. Prefiero esperarme a llegar a Bastión Hueco y allí que se haga lo que tenga que hacerse.

Miré hacia la torre, teníamos que darnos prisa antes de que fuera demasiado tarde… estaba dispuesto a partir cuando Light me llamó la atención de nuevo.

Toma. —Me ofrecía una Ultrapoción.

Había conocido a gente mucho peor en Tierra de Partida, e incluso había trabajado con él codo con codo en una ocasión. Pero no estaba dispuesto a aceptar limosnas de nadie. Maestro o no, seguía siendo de Tierra de Partida, ¿y si le había echado algo?

Como por ejemplo luz, sueños, y cosas bonitas.

Para más adelante, si eso. Todavía aguanto —le comenté mientras me bebía un Éter. Había gastado mucha magia en tratar de cerrar la herida.

Había llegado el momento de ir con los demás, y acabar con Ifrit de una vez por todas.

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Saito se toma un Éter.
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