[Bosque de los Enanitos] El retorno del dragón

Participantes: Light, Maya, Alaric, Nicoxa + Nikolai

Aquí es donde verdaderamente vas a trazar el rumbo de tus acciones, donde vas a determinar tu destino, donde va a escribirse tu historia

Moderadores: Suzume Mizuno, Denna, Astro

Re: [Bosque de los Enanitos] El retorno del dragón

Notapor Drazham » Mar Ene 03, 2017 1:25 am

Contando a Nicoxa, Alaric y Daichi, fueron cinco los que pusieron rumbo a la capital del reino. Nikolai miró de reojo a este último con disimulo. En la reunión del otro día ya lo notaba demasiado distante y reservado, pero entre eso y su extraño comportamiento junto con Iwashi ya le empezaba a escamar. Además, ¿Ariasu no había mencionado algo de asuntos “familiares”?

Mejor olvidarlo y no meterse en menesteres que no eran de su incumbencia.

Mientras, fue atendiendo a las explicaciones de la Maestra sobre el caso del famoso Sincorazón que pululaba por el mundo hace unos meses, el Missgunst. Al parecer, el monstruito había establecido una especie de conexión con Bahamut y, nada más derrotarlo, el dragón ya no tenía nada que lo retuviese y ganó total libertad para campar a sus anchas.

La pregunta es: ¿de dónde vino Missgunst? ¿Cómo pudo doblegar hasta a un ente legendario como Bahamut? Según el informe que hicieron los aprendices, sospechaban que había alguien detrás del sincorazón, que lo controlaba como si fuera su dueño. Cuando se le informó a la Reina, no quiso saber nada del tema. Da para sospechar.

Que Missgunst se centrase sobre todo en las chicas guapas, según Ariasu, ya daba para sospechar. Haciendo memoria de las clases teóricas y de algún que otro libro, tenía entendido que ese tipo de comportamiento en los Sincorazón se podía deber a dos cosas: o bien era producto de una costumbre de la persona que le dio origen —se estremeció al pensar que la obsesión de alguien por las mujeres podía llegar a ese punto—, o por una fuerza mayor que lo manipulaba.

Y puesto que no era la primera vez que se topaban con alguien que pudiese controlar a los Sincorazón…

»Por eso yo estoy aquí. Nunca hubo una relación directa entre la Reina y Bahamut, aun suponiendo que fuera ella quien creara a Missgunst. Pero la Oscuridad siempre deja huella, siempre queda un rastro. Y yo lo puedo detectar.

«Pues esperemos no estar siguiendo un rastro falso».

No tardaron en llegar a las puertas de la capital. Nikolai repasó con la vista las fachadas de las casas y luego la alzó hacia el castillo que se erigía en lo más alto de la ciudad. A simple vista y por los despreocupados habitantes que salían de sus hogares, parecía una urbe normal y corriente. Pensó con una punzada de aflicción que, quizás, en el Reino Encantado también era el panorama típico antes de que Maléfica llegase.

Entrar al castillo fue más sencillo de lo que pensó: Ariasu informó a los guardias de su cita concertada con la reina y estos no pusieron pegas en que esperasen en el patio hasta que un encargado los guiase. Mientras tanto, Nikolai se cruzó de brazos y se apoyó en una pared, con la vista perdida en el cielo. Le parecía tan irónico que se las viese de nuevo con la realeza, y tampoco es que hubiese pasado tanto tiempo desde la vez anterior. A este paso deberían de incluir unas clases de etiqueta para los Caballeros.

Yo no debería entrar. Hace algunos años me topé con la Reina y… las cosas no acabaron demasiado bien. Seguramente aún me recuerde y eso dificultaría el encuentro. Me quedaré aquí a esperar a que acabéis.

Frunció el ceño ante la excusa de Daichi. Así que por eso estaba hecho un manojo de nervios todo el rato…

¿Y para qué dices de venir? Luego tendré que darle la razón a Iwashi.

Tengo que hacer unas cosas por aquí.

Como nadie quiso decir algo al respecto, Nikolai se calló y no pudo más que mirar al chico con duda mientras pasaban al interior del castillo. Ariasu aprovechó la pausa antes de pasar a los aposentos de la reina para darles los últimos detalles de su plan.

Ahora es vuestro turno. Tenéis que sonsacarle a la Reina Grimhilde su relación con Missgunst. Dudo que llegue a reconocerlo, bastará con que le hagáis insinuarlo o que surja el tema. Entonces yo lo arreglaré. Nos ha concedido una audiencia solo por esto; algo tiene que contar, eso seguro.

En resumidas cuentas, que ellos tendrían el placer de empezar a arrojarle dagas a la reina para ponerla contra las cuerdas. A Nikolai se le dibujó una sonrisilla mordaz en los labios. Quería pensar que Ariasu los estaba poniendo a prueba para coger práctica en este tipo de situaciones, porque lo que se dice sutileza…

Entonces llegó el momento de pasar a la sala del trono. Lo primero que notó nada más poner un pie allí fue el aire regio que le pesaba en los hombros. Ignoró por completo a los guardias y al resto de sirvientes en la sala. No porque quisiese, ya que su completa atención se la llevó de forma inevitable la figura que descansaba en el trono.

En esos momentos se acordó del Rey Huberto y su porte afable, que nada tenía que ver con el aura que desprendía la mujer que tenían delante.

Spoiler: Mostrar
Imagen


Gracias por recibirnos, su Excelencia. —Le costaba reconocerlo, pero aquella muestra velada del salero tan típico de Ariasu que notó en sus palabras le ayudó a amenizar la presión del ambiente.

Decís poseer nueva información sobre el monstruo que azotó el reino hace algunos meses —dijo—. A pesar de que varios cazadores me aseguraron que lo habían liquidado. ¿Qué pruebas tenéis de su regreso?

Estos plebeyos le informarán de todo lo que hemos descubierto.

Nikolai arrugó el ceño y desvió su vista al hombre que dijo eso último. Vestimenta ostentosa y un rostro en el que se reflejaba la definición de vanidad. Tampoco es que necesitara más pistas para distinguir a un noble cuando le llamaban “plebeyo” con todo el descaro del mundo. ¿Y qué quería decir con “hemos descubierto”?

Spoiler: Mostrar
Imagen


Dejándolo a un lado, se aclaró la garganta y copió lo mejor posible la reverencia de la Maestra, gesticulando con la soltura de la que pudo hacer acopio para que se viese natural. Empezaba a entender por qué Ariasu se tomaba con tanta gracia esta clase de florituras.

Y es tal como decís, Majestad. No ponemos en duda que el monstruo pereciese a manos de sus hombres —anunció con un tono cortés. ¡Señor, y pensaba que no se podía ser más pomposo!—. Sin embargo, nos han llegado rumores acerca de otra bestia que apareció poco después de que pereciese la primera, el Missgunst.

«¡Oh, vamos! Un dragón no pasa tan desapercibido, señores. Alguien tendría que haberse fijado por narices».

Hizo una breve pausa, entrelazando los dedos, para comprobar la reacción de la reina y los otros presentes. Imaginaba que le negarían saber nada de un dragón u otra monstruosidad de la misma índole si lo único que les preocupaba era el regreso del Missgunst. Pero eso es lo que aprovecharía.

De ahí que nos temiésemos que otra criatura como la anterior pululase por el reino. Es por eso que acudimos a su Majestad, puesto que vos fuisteis la que decretó la cacería del primer monstruo y sabréis a qué nos podríamos enfrentar.

No dijo nada más, esperando a que sus compañeros o Ariasu interviniesen.
ImagenImagen
Avatar de Usuario
Drazham
26. Umbrío
26. Umbrío
 
Mensajes: 762
Registrado: Jue Oct 17, 2013 9:55 pm
Dinero: 133,197.76
Banco: 15,378.00
Sexo: Masculino
Estantería de objetos
Karma: 6

Re: [Bosque de los Enanitos] El retorno del dragón

Notapor Sito » Jue Ene 05, 2017 2:09 am

Se despidió del otro grupo procurando recordar el consejo de Iwashi y pensando en lo que le gustaba a su maestra picar a los demás, aunque como lo hacía con su chispa característica no pudo reprimir una sonrisa ante el comentario que le hizo a Maya.

Como Nikolai, Alaric y Daichi habían decidido acompañar a Nicoxa y a su maestra al final formaron el grupo más grande. Esperaba que los otros se bastaran para cumplir su parte, aunque no sabía cuál sería más complicada.

Nico examinaba discretamente con la mirada a los tres chicos que iban con ella de camino a la capital cuando Ariasu empezó a explicar más elementos relacionados con su misión.

A ver cómo os lo explico —dijo mientras seguían andando—. Hace un tiempo, apareció en este mundo un sincorazón muy fuerte llamado Missgunst que le hacía cosas muy feas a la gente. Sobre todo a las chicas guapas. Un grupo de aprendices, entre los que se encontraba ese Maestrucho, descubrió que el sincorazón se alimentaba de la fuerza de un monstruo que había permanecido en letargo durante mucho tiempo. Bahamut. Los dos establecieron una relación de cierta retribución, hasta el punto de que la oscuridad de Missgunst era tan poderosa que mantenía retenido a Bahamut cerca de él. Una vez el sincorazón fue derrotado, Bahamut se vio libre y se fue a otros mundos. Hasta ahí todo bien, ¿no? —Nicoxa asintió, pensando en que sería un claro objetivo de aquel sincorazón. La pregunta es: ¿de dónde vino Missgunst? ¿Cómo pudo doblegar hasta a un ente legendario como Bahamut? Según el informe que hicieron los aprendices, sospechaban que había alguien detrás del sincorazón, que lo controlaba como si fuera su dueño. Cuando se le informó a la Reina, no quiso saber nada del tema. Da para sospechar.

»Por eso yo estoy aquí. Nunca hubo una relación directa entre la Reina y Bahamut, aun suponiendo que fuera ella quien creara a Missgunst. Pero la Oscuridad siempre deja huella, siempre queda un rastro. Y yo lo puedo detectar.

Pues vaya con la Reina, ¿no? si pasa de algo tan importante no quiero ni pensar en cómo se toma los problemas de la gente de a pie.

Esperaba no amedrentarse en su presencia. Por suerte contaban con la habilidad que su maestra decía que poseía por lo que no se preocupó demasiado por el momento.

Continuaron su camino hasta que finalmente llegaron a la capital, que a simple vista parecía un lugar bastante agradable y pacífico.

Spoiler: Mostrar
Imagen


Quizás influía la hora que era pero no se encontraron a casi nadie mientras se dirigían al castillo. Podrían haberse parado a disfrutar un poco del lugar pero Nicoxa se tuvo que conformar con ver las casas y tiendas desde la distancia. En otra ocasión sería.

Llegaron a la entrada, donde dos guardias les recibieron. Su maestra les dio su nombre y apenas tuvieron que esperar a un tercer tipo para poder entrar sin problemas en el castillo. Nico les guiñó un ojo agradeciendo la colaboración cuando pasó por su lado.

Una vez dentro Daichi se detuvo.

Yo no debería entrar. Hace algunos años me topé con la Reina y… las cosas no acabaron demasiado bien. Seguramente aún me recuerde y eso dificultaría el encuentro. Me quedaré aquí a esperar a que acabéis.

¿Y para qué dices de venir? Luego tendré que darle la razón a Iwashi —declaró Ariasu bastante directa.

Tengo que hacer unas cosas por aquí —respondió poniendo fin a la conversación.

Ariasu no le dio más importancia y reemprendió la marcha hacia la habitación donde se encontraba la reina. Nicoxa se paró un momento mirando con los ojos entrecerrados a Daichi. Le parecía bastante sospechoso su comportamiento, esperaba que fuera lo que fuese lo que tenía en mente no entorpeciera la misión.

Antes de entrar en la sala del trono, Ariasu les pidió que sonsacaran a la reina algo sobre su relación con el sincorazón. Nicoxa se asustó, pensaba que ella se ocuparía de toda esa charla y se mordió un dedo por la preocupación. Le alivió un poco ver que Nikolai sonreía y se mostraba más confidente que ella, parecía que tenía algo en mente.

Una vez les dieron permiso para entrar, Nicoxa se enderezó todo lo posible y caminó robóticamente con la barbilla bien alta junto a sus compañeros. En el trono se encontraba la que debía ser la reina, ataviada de forma un tanto extraña para su cargo.

Su cara de malas pulgas lo decía todo. La peliazul tragó saliva y esperó a que alguien decidiera hablar primero.

Gracias por recibirnos, su Excelencia —empezó a decir Ariasu con respeto pero manteniendo de alguna forma su tono amigable habitual. Dio una reverencia que Nicoxa se apresuró a imitar, algo más relajada tras escuchar a su maestra.

Decís poseer nueva información sobre el monstruo que azotó el reino hace algunos meses —Espetó sin tapujos—. A pesar de que varios cazadores me aseguraron que lo habían liquidado. ¿Qué pruebas tenéis de su regreso?

Estos plebeyos le informarán de todo lo que hemos descubierto.

Nicoxa enarcó una ceja cuando escuchó esa voz que le recordaba de alguna mística forma a la suya propia. No le hizo ninguna gracia lo de "plebeyos" porque no sabía se lo decía por ellos o por vete a saber quién. Esperó a ver de quién se trataba antes de decir nada.

Un hombre que tenía más pinta de pertenecer a la realeza que la propia reina salió de detrás del trono. Le pareció un poco chistoso que estuviera ahí escondido esperando a que llegaran pero prefirió pasar de él por el momento y recordó que dependía de ellos sacar a la luz la información.

Pensó durante unos instantes y recordó que aún tenía bombones de los que dio a probar a Maya, así que Nicoxa volvió a hacer una reverencia y se dirigió a la reina.

¡Oh, antes de nada donde están mis modales! —sacó uno de ellos, que iba en una bolsita, y se lo ofreció a la reina—. Quería agradeceros también que nos hayáis recibido con uno de —hizo una pequeña pausa, había llegado el momento y se preparó para vocalizar bien— mis gunstosos bombones.

Le guiñó un ojo a la reina y se inclinó con elegancia a sus pies para dejarle la bolsita por si aceptaba o no su regalo. Acto seguido se retiró y pensó muy orgullosa lo sutil que había sido.

Por suerte para ella Nikolai también intervino de forma más normal donde además la indirecta fue mucho más clara.

...de ahí que nos temiésemos que otra criatura como la anterior pululase por el reino. Es por eso que acudimos a su Majestad, puesto que vos fuisteis la que decretó la cacería del primer monstruo y sabréis a qué nos podríamos enfrentar.

¿Sería suficiente para que cometiera un error y se dejara en evidencia? Tenían que confiar en su maestra para poder desenmascararla.
ImagenImagenImagen
v. Ficha de Nicoxa .v
Imagen
ImagenImagenImagenImagenImagen
Imagen
Spoiler: Mostrar
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Avatar de Usuario
Sito
Moderador
Moderador
The Unknowns
 
Mensajes: 6998
Registrado: Jue Ene 25, 2007 1:28 pm
Dinero: 32,717.55
Banco: 3,517,943.83
Ubicación: Onett
Sexo: Masculino
Clan: The Unknowns
Estantería de objetos
Karma: 127

Re: [Bosque de los Enanitos] El retorno del dragón

Notapor Nell » Lun Ene 09, 2017 4:39 am

Castillo de la Reina

La primera en adelantarse fue Nicoxa, que hizo un obsequio a la Reina. Esta cogió la bolsa de bombones con dos dedos, sin que se pudiera entrever si había entendido la referencia de Nicoxa. Se la pasó al noble que los observaba, quien se adelantó para tomarla y luego volvió a su sitio.

Por otro lado, Nikolai se inventó otra historia, que la Reina escuchó con más irritación. Alaric, en cambio, prefirió escuchar.

De ahí que nos temiésemos que otra criatura como la anterior pululase por el reino. Es por eso que acudimos a su Majestad, puesto que vos fuisteis la que decretó la cacería del primer monstruo y sabréis a qué nos podríamos enfrentar.

La aparición de esa bestia no fue más que una alucinación de los cazadores, pues desde entonces no hemos vuelto a saber de ella. En mi reino no ocurre nada que no sea de mi conocimiento. Mis vasallos están a salvo.

Y sin embargo esa bestia causó estragos durante mucho tiempo a sus vasallos —intervino Ariasu—. Sería una desgracia que algo así volviera a ocurrir.

Fue un contratiempo y poco más. Las jóvenes regresaron con sus familias y solo se perdieron unas pocas vidas —matizó la Reina con indiferencia―. ¿A qué venís entonces después de tanto tiempo? Sed francos. Creía que traíais algo más que antiguas apariciones.

¿Y si le dijéramos que estamos convencidos de que volverá a aparecer, milady? Somos cazadores experimentados y hemos estado siguiendo su pista por otros reinos. Estamos convencidos de que volverá y nos gustaría tenerle preparada una trampa. Para ello necesitamos saber todo lo posible sobre ella —salió Ariasu al paso—. A usted le mins gustaría asegurarse de que nada así vuelva a ocurrir.

El tema cobró un repentino interés en la Reina, quien ahora se mostraba más cautelosa, aunque ávida de saber más sobre aquello de lo que hablaban. Tal vez la sutilidad había sido eficaz.

¿Y por qué habría de confiar en la palabra de unos mercenarios?

Podríamos traerle una prueba de su captura. O…

Haréis un encargo para mí —decretó la Reina, sin concederle a Ariasu la oportunidad de proponer otra cosa―. A cambio de que cumpláis con él, os proporcionaré todo lo que necesitéis para que abatáis a vuestra bestia.

Claro, su Majestad. Mis chicos se encargarán de lo que queráis.

Muy bien. Uno de mis hombres parte ahora para realizar ese encargo. Vosotros le acompañaréis y os aseguraréis de que lo lleva a cabo —les abarcó. Luego, miró al noble y le hizo una seña, con la que el hombre se retiró―. Ordenaré a mis guardias que le avisen para que os reunáis con él a la salida del castillo.

Ariasu hizo una profunda reverencia para mostrar su conformidad. Iba a retirarse cuando la Reina les volvió a llamar la atención, esta vez señalando a Nicoxa.

Tú. Acércate.

La Reina Grimhilde se levantó de su trono y dio la orden a uno de los guardias de que «se lo trajeran». El interpelado volvió enseguida con un cofre que le pasó a la Reina y esta, a su vez, a Nicoxa.

Spoiler: Mostrar
Imagen


Aquí guardaréis el premio que me habréis de entregar.

Una vez se realizó el intercambio, los dispensó. Ariasu y los aprendices regresaron sobre sus pasos hasta los pasillos de palacio, aunque en esta ocasión ningún guardia los guio. La Maestra aprovechó para darles unas últimas instrucciones.

¡Ha salido mejor de lo que esperaba! Muy buenas, muchachos, yo no tenía ni idea de qué decir. ¿Creéis que nos ha seguido la corriente o que de verdad no tiene ni idea de qué va el asunto? —se preguntó Ariasu—. Yo voy a quedarme en el castillo. Le intentaré sonsacar lo que pueda a la Reina, a saber en qué pensaba cuando dijo que nos ayudaría. Vosotros id con ese hombre que ha mencionado y cumplid la misión, o perderemos la oportunidad.

Les dejaría en la puerta para volver al interior. De nuevo en el jardín, los tres se rencontrarían con Daichi, que charlaba animadamente con una chica junto al pozo. Era una inocente joven, de cabello moreno y sonrisa fácil, que parecía disfrutar incluso de cantar al agujero. Llevaba colgada bajo el hombro una cesta de mimbre.

Spoiler: Mostrar
Imagen


¿Ya habéis acabado? ¿Qué ha ocurrido? —quiso saber Daichi―. Por cierto, ella es Blancanieves.

¡Hola! Encantada de conoceros.

Podían aprovechar aquel rato para ponerse al día o hablar entre ellos de la tarea, con o sin Daichi y Blancanieves. Al cabo de un rato, salió del castillo un hombre que parecía llevar prisa, pues se acercó a ellos con decisión.

Spoiler: Mostrar
Imagen


¿Vos sois los mercenarios que ha contratado la Reina? —preguntó con amabilidad, sin ninguna mala intención―. Mi nombre es Humbert, cazador de palacio. La Reina me pidió que escoltara a la princesa en su paseo por el campo. Últimamente aparecen muchas bestias y necesita más protección. A… Agradezco que nos acompañéis.

Y yo también. Muchas gracias —intervino Blancanieves―. La Reina es muy amable por dejarme salir, a pesar del peligro que supone.

Yo no puedo ir, lo siento —se excusó Daichi, sobre todo con Blancanieves―. Nos pondremos al día en otra ocasión.

Claro, Daichi. Ojalá vuelvas a visitarnos pronto. Hacía años que no te veía.

Finalmente allí no quedaba nada por hacer. En cuanto estuvieran listos, la comitiva partiría en lo que parecía una simple misión de escolta que no les llevaría muchas horas. Lo suficiente para volver, recoger el «cebo» y llamar al dragón que tenían que capturar.


Mina

Maestra Iwashi. ¿Sabe si hay algún manantial o algo parecido junto a la mina? Quizá ese molesto sonido viene de alguna filtración de agua que gotea entre las rocas.

No lo sé. Solo he estado una vez aquí antes.

Una vez en la mina principal, cada uno se entretuvo para hacer tiempo. Iwashi regresó sin haber averiguado nada, mientras Light inspeccionaba también y Maya entretenía al mono. Finalmente, a Light se le ocurrió utilizar sus sentidos caninos y se convirtió en perro. En esa forma, olfateó las herramientas y llegó a varias conclusiones. En primer lugar, los olores más reciente seguían el camino hacia la salida de la mina, lo que quería decir que los enanitos se habían ido (a comer, quizá); y en segundo lugar, que a pesar de haber siete olores permanentes por todo el lugar, había uno más en menor medida que aún se encontraba presente. Sin embargo, concentrándose, pudo comprobar que solo se habían marchado seis de los siete olores. Uno de ellos seguía allí.

En cuanto Light les notificó sus averiguaciones, Iwashi cambió de parecer.

Voy a salir de nuevo a buscarles, entonces. Si por aquí hay algo más, o alguno de los mineros, deberíamos investigarlo. Ellos sabrán qué produce ese ruido.

Maya y Light ya se habían mostrado dispuestos a inspeccionar las otras dos bifurcaciones. La Maestra deshizo el camino y se marchó por el mismo sitio por el que habían llegado.

Maya se dirigió hacia la derecha, por donde había visto una sombra. En un principio no era más que un túnel que se ramificaba hacia varias cavidades donde extraer los minerales. Allí encontró un pico tirado en el suelo, además de una valla que habían colocado, esta vez sin ninguna advertencia. Saltándola se podía continuar. En ese momento le pareció escuchar una especie de rugido al otro lado. El túnel cada vez se iba estrechando, pero con su tamaño pudieron pasar tanto ella como Ukki.

Hasta que el camino les llevó a un agujero, por donde podía asomarse a una habitación más amplia. Pudo echar una ojeada al interior y esconderse antes de que los dos presentes se percataran de su presencia:

Spoiler: Mostrar
Imagen


Entonces los dos sincorazón se pusieron de acuerdo y, con sus espadas desenvainadas, golpearon las paredes de la cueva. La sacudida fue pequeña, Maya apenas notó un ligero temblor y un par de piedras se desprendieron, pero todo lo demás resistió. Parecía que su intención era echarlo abajo (aunque cada uno golpeaba un sitio distinto). La aprendiza tendría que pensar en si detenerlos o pedir refuerzos. Lo malo es que ni Iwashi ni Light cabrían hasta ese lugar como ella había conseguido.

Por otro lado, Light se encontró con que su túnel acababa pronto y no bien, precisamente. Un montón de rocas apiladas, fruto de un derrumbamiento y no naturales, cortaban el camino. Al otro lado se escuchaba más fuerte el goteo, hallándose cerca de la mina central. Debían de haber estado cavando para unir ambas cámaras cuando se vino abajo.

Algo ocurrió cuando se acercó, porque el goteo paró. En su lugar notó una especie de movimiento al otro lado de las rocas, y una mano pequeña, aunque regordeta, se asomó por debajo del montón, tanteando el suelo como si buscara algo. Podía interactuar con ella o regresar en busca de Iwashi o Maya.


Fecha límite: 13 de enero.
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Awards 2010-2011, 2012, 2013, 2014 y 2015
Spoiler: Mostrar
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
ImagenImagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen

¡Gracias a todos los que votasteis!
Avatar de Usuario
Nell
161. Kairixula
161. Kairixula
The Unknowns
 
Mensajes: 6373
Registrado: Jue Dic 17, 2009 10:18 pm
Dinero: 19.43
Banco: 48,402.75
Ubicación: Intentando desengancharme de la Lotería ;_;
Sexo: Femenino
Estantería de objetos
Karma: 65

Re: [Bosque de los Enanitos] El retorno del dragón

Notapor Light » Vie Ene 13, 2017 12:01 am

Light olisqueó cada una de las herramientas e intuyó que la mayoría de los mineros habían abandonado la mina, pues sus olores le guiaban hacia la salida. Pero no todos seguían esa pauta, existía uno que todavía permanecía allí. Quizás, en lugar de abandonar la cueva, deberían investigar allí un poco más.

Luego le hizo saber a Iwashi sus averiguaciones.

Voy a salir de nuevo a buscarles, entonces. Si por aquí hay algo más, o alguno de los mineros, deberíamos investigarlo. Ellos sabrán qué produce ese ruido.

Yo me quedaré a investigar un poco más. Si no los encuentras, luego puedo intentar rastrearles afuera.

Sin deshacer su forma perruna, volvió sobre sus pasos junto a Iwashi. Se separó de ella en cuanto alcanzaron la bifurcación y tomó el camino de la izquierda: tal como le había dicho quería investigar un poco más.

«¿Qué habrá sido de la maquinista esa?», pensaba mientras caminaba por el túnel. No creía que ella fuera la responsable del goteo, y además había pasado tanto tiempo que también dudaba que continuara por allí haciendo de las suyas.

Esta vez ya no era un débil aprendiz, si se la llegaba a encontrar como enemiga se aseguraría de convertir su máquina en inútil chatarra. Ahora tenía un Estilo, dos Nexos-D y un montón de habilidades para hacer que mordiera el polvo.

En efecto, todavía estaba resentido por aquella ridícula derrota.

No tuvo que andar demasiado, ya que el túnel no era muy largo, un montón de rocas obstruían el camino. Era capaz de escuchar el goteo más allá de éstas.

«¿Eh? ¿Ha parado?».

Dicho sonido cesó y no supo por qué. También notó que algo se movía tras las rocas. Una mano pequeña y gruesa surgió de éstas, sorprendiendo al Portador.

¡Oh, hola! ¿Estás atrapado? —Intuyó—. ¡No te preocupes, ahora te saco de ahí! —Rápidamente, deshizo de inmediato la transformación.

Esperaba contar con la fuerza suficiente para retirar las rocas una a una hasta liberar a aquella persona. Quizás se trataba del minero cuyo olor no salía de la mina como los demás (con razón, estaba atrapado al otro lado de las rocas). Si no era capaz, le pediría a Gaomon que se apareciera (en grande) y que entre los dos intentaran abrirle una salida. Si ni eso funcionaba, correría hacia la salida para avisar a Iwashi y pedirle que les echara una mano.

Si lograba sacarle de ahí, comprobaría si estaba herido y en ese caso le tendería una poción y le diría:

Tómala, te hará sentir mejor.

»Estaba buscando a los mineros que trabajan aquí y mira quién me encuentro. —Si era uno de los enanitos, además le preguntaría—: ¿También eres uno de esos mineros? Me llamo Light, si quieres podemos buscar a tus compañeros.

Spoiler: Mostrar
Edit: cuando pongo que Gaomon ayuda a mi personaje en el caso de que no pueda mover las rocas, me refiero a que usa la habilidad Coger para ayudarle a moverlas xD las intentarían mover entre los dos
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen

Spoiler: Mostrar
Imagen

Imagen
Imagen
Avatar de Usuario
Light
144. Xion Forma Final
144. Xion Forma Final
The Unknowns
 
Mensajes: 4309
Registrado: Mar Ago 24, 2010 7:20 pm
Dinero: 116.22
Banco: 474,840.29
Sexo: Masculino
Clan: The Unknowns
Estantería de objetos
Karma: 59

Re: [Bosque de los Enanitos] El retorno del dragón

Notapor Drazham » Sab Ene 14, 2017 11:09 pm

La aparición de esa bestia no fue más que una alucinación de los cazadores, pues desde entonces no hemos vuelto a saber de ella. En mi reino no ocurre nada que no sea de mi conocimiento. Mis vasallos están a salvo.

Ya se imaginaba que la Reina les vendría con cualquier excusa, pero… ¿una alucinación? ¿Qué afectó a todos los cazadores? Lo más curioso de todo es que no les desmintió que «algo» llegaron a presenciar. Nikolai cabeceó, huraño. Seguro que la mujer ya se olía que la pudiesen extorsionar con ese tema.

Y sin embargo esa bestia causó estragos durante mucho tiempo a sus vasallos —Ariasu irrumpió más pronto de lo que se imaginaba para no dejarle en la estacada. Punto positivo para ella—. Sería una desgracia que algo así volviera a ocurrir.

Fue un contratiempo y poco más. Las jóvenes regresaron con sus familias y solo se perdieron unas pocas vidas. ¿A qué venís entonces después de tanto tiempo? Sed francos. Creía que traíais algo más que antiguas apariciones.

¿Y si le dijéramos que estamos convencidos de que volverá a aparecer, milady? Somos cazadores experimentados y hemos estado siguiendo su pista por otros reinos. Estamos convencidos de que volverá y nos gustaría tenerle preparada una trampa. Para ello necesitamos saber todo lo posible sobre ella. —se adelantó Ariasu—. A usted le mins gustaría asegurarse de que nada así vuelva a ocurrir.

Nikolai relinchó y puso los ojos en blanco. Punto positivo a la porra.

Sin embargo, su excusa parecía haber hecho bajar la guardia de la Reina y que adoptase un repentino interés. Tendría ya la miel en los labios, pero Niko sabía que era demasiado pronto para cantar victoria.

¿Y por qué habría de confiar en la palabra de unos mercenarios?

Podríamos traerle una prueba de su captura. O…

Haréis un encargo para mí. —«¿Perdón?», echó la cabeza para atrás, extrañado―. A cambio de que cumpláis con él, os proporcionaré todo lo que necesitéis para que abatáis a vuestra bestia.

Claro, su Majestad. Mis chicos se encargarán de lo que queráis.

Nikolai abrió y cerró la boca, quedándose solo en una mirada desganada hacia Ariasu. Ni era lo que se llegó a acordar, ni se suponía que disponían de tiempo para hacer de recaderos reales cuando tenían un dragón que capturar. Ahora, ¿quién le decía que no a la Reina con lo ajustados que andaban?

Muy bien. Uno de mis hombres parte ahora para realizar ese encargo. Vosotros le acompañaréis y os aseguraréis de que lo lleva a cabo. —Hizo un gesto para que el noble que seguía allí observándoles se retirase—. Ordenaré a mis guardias que le avisen para que os reunáis con él a la salida del castillo.

Supuso que a estas alturas ya no podían negarse. Hizo una reverencia al igual que Ariasu y, justo cuando ya se estaba dando la vuelta para marcharse, la Reina ya volvía a levantar su mano hacia a ellos. O mejor dicho, a Nicoxa.

Tú. Acércate.

En un visto y no visto, el guarda al que mandó a buscar algo vino con un cofre pequeño que la Reina tomó, y luego se lo tendió a la chica.

Spoiler: Mostrar
Imagen


Aquí guardaréis el premio que me habréis de entregar.

«¿Premio?»

Pero antes de que inquiriese más en ello, la monarca les despachó. Antes de lo previsto, volvían a estar caminando por el largo pasillo de antes, esta vez sin guardas. La única diferencia es que se iba con más incógnitas que con las que llegó. Y para que engañarse, no muy seguro de si habían conseguido algo con la Reina.

¡Ha salido mejor de lo que esperaba! Muy buenas, muchachos, yo no tenía ni idea de qué decir. ¿Creéis que nos ha seguido la corriente o que de verdad no tiene ni idea de qué va el asunto? —«Yo creo que le hemos venido como anillo al dedo para hacerle de recaderos y ya está», refunfuñó para sus adentros. Eso, o también los mandaba lejos para ganar tiempo—. Yo voy a quedarme en el castillo. Le intentaré sonsacar lo que pueda a la Reina, a saber en qué pensaba cuando dijo que nos ayudaría. Vosotros id con ese hombre que ha mencionado y cumplid la misión, o perderemos la oportunidad.

Se despidió de Ariasu con un gesto y fue con el resto al patio de la entrada. Allí no tardó en localizar a Daichi, que no parecía haber estado perdiendo el tiempo en su ausencia. Otra cosa es que la muchacha con la que estaba hablando tuviese que ver con esos «asuntos» que le urgían tanto.

Spoiler: Mostrar
Imagen


¿Ya habéis acabado? ¿Qué ha ocurrido?

En resumidas cuentas, la Reina ha accedido a prestarnos su ayuda a cambio de que le hagamos un trabajillo —le comentó, rascándose la coronilla.

Por cierto, ella es Blancanieves.

¡Hola! Encantada de conoceros.

Oh… Es un placer —balbuceó, un poco sorprendido por su efusividad e inclinó la cabeza como saludo. Estaba tan absorto en la reunión que apenas se había fijado con detalle en la chica. Era como si irradiase felicidad pura—. Yo soy Nikolai.

Al rato, las puertas del castillo se volvieron abrir y un hombre se abrió paso como una bala hasta que les encaró.

Spoiler: Mostrar
Imagen


¿Vos sois los mercenarios que ha contratado la Reina?—Nikolai le inspeccionó con un rápido vistazo y asintió―. Mi nombre es Humbert, cazador de palacio. La Reina me pidió que escoltara a la princesa en su paseo por el campo. Últimamente aparecen muchas bestias y necesita más protección. A… Agradezco que nos acompañéis.

Nikolai apretó los dientes al imaginarse que clase de “bestias” eran de las que hablaba Humbert. «Y un cuerno que sus vasallos están a salvo».

Y yo también. Muchas gracias. La Reina es muy amable por dejarme salir, a pesar del peligro que supone.

Eso, en cambio, le pilló de sopetón y se quedó mirando a Blancanieves con las cejas alzadas. Entonces, ¿ella era la princesa? ¿La hija de la Reina? Porque por parentesco no lo hubiese adivinado nunca, además de que eran polos totalmente opuestos en lo que se refería a personalidad.

Lo que no le sorprendió fue que Daichi se sacase la excusa de no poder acompañarles una vez. Le dedicó una expresión recelosa. Se estaba mordiendo la lengua porque no le conocía de nada y quería pensar que lo que le tuviese tan preocupado era muy importante para él, pero no le gustaba ni un pelo que se aprovechase de eso para librarse e ir a su bola.

Con ello, reorganizó sus ideas para tener lo siguiente claro: iban a trabajar de guardaespaldas mientras acompañaban a Blancanieves a dar un paseo. La protegían de cualquier amenaza. Luego, vuelta al castillo. Dentro de lo que cabía, sonaba fácil. Solo había algo que no le cuadraba.

¿De dónde sacaban ese supuesto premio que tenían que traerle a la Reina para demostrar su labor?

Cuando pudiese, Nikolai esperaría a poder hablar con Humbert en privado.

Humbert, ¿puedo preguntaros algo? —le preguntaría con cortesía—. Resulta que la Reina nos pidió a mis compañeros y a mí que le trajésemos un «premio». —Si Nicoxa seguía cargando con la cajita, se la señalaría con un gesto—. El problema es que no nos ha dado más detalles al respecto, y me preguntaba si vos podríais arrojar un poco de luz al asunto y aclararnos las dudas.
ImagenImagen
Avatar de Usuario
Drazham
26. Umbrío
26. Umbrío
 
Mensajes: 762
Registrado: Jue Oct 17, 2013 9:55 pm
Dinero: 133,197.76
Banco: 15,378.00
Sexo: Masculino
Estantería de objetos
Karma: 6

Re: [Bosque de los Enanitos] El retorno del dragón

Notapor Astro » Dom Ene 15, 2017 7:19 pm

Mejor permanecer callado que abrir la boca y liarla. Esa fue la decisión de Alaric cuando el grupo de portadores se encontró frente a la Reina. Posiblemente sería la primera vez que la veía tan de cerca: de vez en cuando en algún desfile o cuando murió el Rey tal vez la pudo ver de lejos, pero nunca a tan poca distancia.
Sin duda, su presencia le ponía nervioso. Su aura, su actitud, y los rumores que llevaba años escuchando durante años le hacían no saber cómo reaccionar ante ella.

Nicoxa y Nikolai, por su parte, sí que lo intentaron sin mucho acierto. La Reina evitaba cualquier atisbo de culpabilidad o ignoraba las indirectas, así que Ariasu tuvo que tomar la iniciativa.

¿Y si le dijéramos que estamos convencidos de que volverá a aparecer, milady? Somos cazadores experimentados y hemos estado siguiendo su pista por otros reinos. Estamos convencidos de que volverá y nos gustaría tenerle preparada una trampa. Para ello necesitamos saber todo lo posible sobre ella. A usted le mins gustaría asegurarse de que nada así vuelva a ocurrir.

Muy sutil. Pero pareció tener efecto cuando la Reina empezó a mostrar más interes.

¿Y por qué habría de confiar en la palabra de unos mercenarios?

Podríamos traerle una prueba de su captura. O…

Haréis un encargo para mí. —Se adelantó, antes de que la maestra pudiera proponer otra cosa―. A cambio de que cumpláis con él, os proporcionaré todo lo que necesitéis para que abatáis a vuestra bestia.

Claro, su Majestad. Mis chicos se encargarán de lo que queráis.

Muy bien. Uno de mis hombres parte ahora para realizar ese encargo. Vosotros le acompañaréis y os aseguraréis de que lo lleva a cabo —ordenó. Con un gesto, el noble que la acompañaba se marchó sin mediar palabra alguna. Sospechoso, sin duda―. Ordenaré a mis guardias que le avisen para que os reunáis con él a la salida del castillo.

Igual que Ariasu, Alaric hizo una reverencia, aunque la suya fue más discreta. Fueron a marcharse, pero la Reina les dio el alto para entregarle a Nicoxa una peculiar caja donde debían guardar el premio que consiguieran en el encargo.

Spoiler: Mostrar
Imagen


De vuelta a los pasillos del palacio, Ariasu parecía contenta con el resultado.

¡Ha salido mejor de lo que esperaba! Muy buenas, muchachos, yo no tenía ni idea de qué decir. ¿Creéis que nos ha seguido la corriente o que de verdad no tiene ni idea de qué va el asunto?

La Reina siempre ha estado envuelta en asuntos turbios. Seguro que sabe más de lo que dice —opinó Alaric.

Yo voy a quedarme en el castillo. Le intentaré sonsacar lo que pueda a la Reina, a saber en qué pensaba cuando dijo que nos ayudaría. Vosotros id con ese hombre que ha mencionado y cumplid la misión, o perderemos la oportunidad.

¿Es habitual que los maestros se marchen dejando el marrón a los aprendices? —comentó en tono irónico cuando Ariasu les dejó.

Cuando volvieron a los jardines, se reencontraron con Daichi, que hablaba con una bella joven de aire familiar. Alaric tardó un poco, ya que al igual que la Reina solo la había visto de lejos y en contadas ocasiones, pero no había duda que se trataba de ella.

―.Por cierto, ella es Blancanieves.

Princesa. —Hizo una reverencia.

¡Hola! Encantada de conoceros.

Las puertas se abrieron, dando paso a un hombre robusto que fue directo a ellos.

¿Vos sois los mercenarios que ha contratado la Reina? —Alaric asintió―. Mi nombre es Humbert, cazador de palacio. La Reina me pidió que escoltara a la princesa en su paseo por el campo. Últimamente aparecen muchas bestias y necesita más protección. A… Agradezco que nos acompañéis.

Y yo también. Muchas gracias —añadió Blancanieves―. La Reina es muy amable por dejarme salir, a pesar del peligro que supone.

Alaric se llevó una mano al mentón, pensativo. ¿Entonces el encargo consistía en escoltar a la princesa? No terminaba de convencerle...

Yo no puedo ir, lo siento

¿Por qué no? —inquirió Alaric, frunciendo el ceño y fijando la mirada en Daichi. Su actitud y la forma de escurrir el bulto ya le tenían mosqueado.

Fuera cual fuera su respuesta, tampoco insistiría demasiado. Se acercó a Nicoxa, fijándose en la caja que le había dado la reina y cayendo en algo.

Si el encargo consiste en escoltar a la princesa, ¿para qué queremos esa caja? ¿Para guardar flores? —le comentó, en tono bajo para que Humbert no le oyera.

Aunque no sirvió de mucho, porque Nikolai fue directamente a preguntarle al cazador por la caja. Sutilidad en estado puro. Cruzado de brazos, al grandullón no le quedó otra que seguir a la comitiva y prepararse para lo que pudiera pasar. Con suerte, solo sería un sencillo paseo por el campo, pero algo no le terminaba de encajar.
Imagen
Spoiler: Mostrar
Imagen

Imagen

Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Avatar de Usuario
Astro
57. Ferrocustodio I
57. Ferrocustodio I
 
Mensajes: 1689
Registrado: Jue Sep 06, 2012 12:49 pm
Dinero: 598,528.05
Banco: 15,646.59
Sexo: Masculino
Estantería de objetos
Karma: 7

Re: [Bosque de los Enanitos] El retorno del dragón

Notapor Nell » Lun Ene 23, 2017 1:32 am

Mina

En cuanto Light retiró un par de las rocas, se dio cuenta del error. Después de desincrustar una más, varias de las que se situaban en lo alto del muro temblaron y se derrumbaron, aunque no lo bastante para despejarlo. La mano desapareció rápidamente y el goteo regresó.

Era demasiado peligroso seguir moviendo rocas sin la seguridad de no producir más desprendimientos y poner en riesgo a la persona del otro lado. Al no haber conseguido sacarle de allí, Light regresó a la entrada de la mina para informar a Iwashi. Por el camino se encontró con Maya, quien había pensado hacer lo mismo respecto a los sincorazón que había visto.

En el exterior se encontraron con Iwashi, quien a su vez se había topado con otras dos personas a su salida. Eran enanitos, seguramente los mineros, y parecían discutir con la Maestra.

Spoiler: Mostrar
Imagen
Imagen


Estamos procediendo con cautela. La situación empeorará si intentamos algo precipitado.

Quizá podamos buscar otra solución —meditó Iwashi. Entonces les vio llegar—. Ahí estáis. He encontrado a los mineros. Estos son mis compañeros, Maya y Light. Y ellos son Sabiondo y Gruñón —les presentó, antes de explicarse—. Esta mañana han tenido problemas en la mina y uno de los suyos ha quedado atrapado entre las rocas. Por eso no han podido recibirnos.

¿Y se supone que ellos dos pueden ayudarnos? —replicó el malhumorado—. Incluso si fuera una cuestión de apartar rocas, solo el chico serviría. La niña y el mono deberían quedarse al margen.

Deberías dejarles hablar primero, Gruñón. Puede que a ellos se les ocurra algo mejor.

Tendrían entonces la oportunidad de contar sus experiencias a la Maestra y los mineros. Light entendería a quién pertenecía la mano y tendría una mejor idea de qué posibilidades tenían para salvarlo. En cambio, la noticia sobre los sincorazón alarmó a los tres. Los enanitos ratificaron que no habían tenido constancia de su presencia (sí, sabían de los monstruos), ni mucho menos habían notado temblores hasta el momento en el que se produjo el derrumbamiento. De haberlos percibido, habrían dejado de cavar.

¿Acaso no fue Dormilón quien dijo haber visto una sombra por ese túnel? —se preguntó Sabiondo.

Oh, cállate —le reprendió el otro, cruzándose de brazos y, por algún motivo, enfadado—. Este asunto no es de vuestra incumbencia. Sabiondo, dales la magicita y que se vayan. Lo solucionaremos por nuestra cuenta.

No podemos irnos sabiendo que hay alguien enterrado ahí dentro —se posicionó Iwashi—. Al menos, yo no, aunque eso retrase nuestra misión. Light, Maya, vosotros diréis.

Estaban en su derecho de dejar atrás a la Maestra y reunirse con los demás con la magicita. Eso, desde luego, les ayudaría a reagruparse cuanto antes de cara a la batalla contra Bahamut. Por otro lado, tenían la opción de quedarse para ayudar a Iwashi y a los enanitos. Además, con sincorazón de por medio, quién sabía qué estaba ocurriendo por allí.

En caso de que quisieran quedarse y colaborar, tenían varias opciones. Los enanitos estaban esperando a una persona que rescataría a su compañero, aunque no dijeron ni quién era, ni cómo lo haría (los demás mineros habían ido a buscarla). Si se les ocurría alguna forma de sacarle vivo del derrumbe, podían ir al túnel a intentarlo. Por otro lado, los sincorazón eran preocupantes, aunque solo Maya, Ukki o alguno de los enanitos eran capaz de alcanzar esa parte de la mina. Según Sabiondo, habían hecho adrede ese minúsculo túnel para salvaguardar lo que había dentro. La Maestra iría a comprobar uno de los dos túneles, aquel al que no acudiera nadie o que pudiera precisar más de su ayuda.

Por el contrario, si cualquiera de ellos prefería llevar la magicita al otro grupo, Iwashi le abriría un Portal de Luz para transportarlo.


Campo de flores

El encargo de la Reina rechinó a todos los aprendices. Nicoxa incluso llegó a preguntarle a la misma cuál era el premio del que hablaba, y la mujer rehusó responder, puesto que su cazador se lo explicaría a su debido tiempo. Por otro lado, al enterarse de que consistía en nada más que un inocente paseo por el campo, la rareza de su petición se hacía más evidente.

Y por si todos esos contratiempos fueran pocos, Daichi escurría el bulto y se escaqueaba cada dos por tres.

¿Por qué no? —llegó a preguntarle Alaric directamente.

La respuesta del chico la dio entre murmullos, esperando que Blancanieves no se enterara, y que solo lo hicieran quienes prestaran atención.

Voy a aprovechar la ocasión para investigar a la Reina. Con Blancanieves fuera, quizá muestre su verdadera faceta.

No dio más explicaciones, y como tampoco le insistieron, no las vio necesarias. Dado que Ariasu no le había prestado demasiada atención, ignoraba que Maestra y discípulo iban a emprender la misma tarea. Aunque puede que cada uno tuviera discrepancias en cuanto al objetivo.

Si el encargo consiste en escoltar a la princesa, ¿para qué queremos esa caja? ¿Para guardar flores?

Ni Humbert ni Blancanieves le oyeron (estaban enfrascados en una conversación), como Alaric pretendía, aunque de haberlo hecho quizá hubiesen llegado a la misma conclusión. Les llevaron cinco caballos, uno para cada uno. En el caso de que alguno de los aprendices no supiera montar, Humbert y Blancanieves se ofrecerían para compartir caballo y poder llevarles. Finalmente, emprenderían el viaje, descendiendo de la montaña por otro camino que no les condujera por medio del pueblo.

Durante el trayecto no ocurrió nada en especial. Se cruzaron con algunos carromatos a los que saludaron amistosamente, sobre todo Blancanieves, quien sonreía con simpatía a cualquier extraño. Nikolai encontraría aquel momento perfecto, al replegarse un poco con Humbert, para plantearle su consulta.

Humbert, ¿puedo preguntaros algo? —El cazador asintió, aunque había algo en él que le hacía parecer dubitativo—. Resulta que la Reina nos pidió a mis compañeros y a mí que le trajésemos un «premio». El problema es que no nos ha dado más detalles al respecto, y me preguntaba si vos podríais arrojar un poco de luz al asunto y aclararnos las dudas.

¿Una caja? —Humbert miró con sorpresa el objeto que portaba Nicoxa. Y con algo de horror, aunque se recompuso enseguida—―. Cl-Claro. La Reina… me envió… me dijo que le llevara… Con seguridad pensarán que es una extraña petición… Ella quería… restos de los demonios que pudiera encontrar. Puede que eso nos ayude a descifrar mejor qué son.

Sin embargo, muy lerdos como aprendices tenían que ser para tragarse semejante mentira. Todos sabían muy bien que los sincorazón no dejaban nada atrás cuando se desvanecían. Entonces, ¿qué iba a contener la caja?

Sus dudas se resolverían muy pronto.

Les llevó un rato alcanzar su destino, un florido prado a la entrada de un bosque y con un río cercano. Era un lugar encantador donde nada podía salir mal. Blancanieves bajó de su caballo con prisa, admirando el lugar y eligió un lugar poblado de ellas para agacharse a admirarlas y a recoger un ramo. Incluso se olvidó la cesta de mimbre que había traído consigo.

En cambio, Humbert descendió de su caballo con lentitud y se dedicó a atar a los demás a los árboles cercanos, para asegurarse de que no escapaban. Entonces Blancanieves se volvió para llamar a uno de ellos:

¡Nikolai! ¿Puedes venir un momento? —le pidió.

El aprendiz la vería agazapada junto a un matorral, donde había acabado tras deambular un poco de aquí allá haciendo un ramo improvisado, que ahora había depositado en el suelo. Blancanieves le mostró que en la mano tenía a un pequeño pájaro, que piaba con desesperación, porque tenía la patita malherida.

¿Qué te pasa? ¿Dónde están tus papás? —le preguntó Blancanieves, como si pájaro y princesa pudieran entenderse―. Oh, te has perdido…

»Venga, anímate, Nikolai te ayudará. Tus papás no pueden estar lejos. —Se dirigió al chico (humano)—. Debe de haberse caído de un nido. ¿Puedes ayudarme a buscarlo?

Al echar un vistazo, Nikolai localizaría el nido, sobre la rama de un árbol. Blancanieves le había llamado para pedirle que lo subiera al mismo, ya que ella veía cómo. Nikolai no era lo bastante alto para alcanzarlo, aunque quizá tuviera algún recurso para lograrlo. Sin asustar al pobre pájaro, claro, por el que la muchacha estaba claramente preocupada.

Al otro lado del prado, Humbert vigilaba a distancia a Blancanieves, con Alaric y Nicoxa (en caso de que ninguno hubiese ido con Nikolai). Hacía rato que estaba nervioso, como habrían podido apreciar los aprendices. Hasta que de repente se derrumbó.

No puedo hacerlo. No puedo… —Se echó a llorar, derramando un par de lágrimas antes de continuar―. Ella no se merece esto. Juré servirla desde el día que nació.

Intentó explicarse, aunque todo su cuerpo temblaba de miedo y era incapaz de relajarse para hacerlo debidamente.

Está loca, celosa… Y quiere matarla. Si no lo hago, me matará a mí también. —Pareció de pronto abatido, como si no les quedara más remedio que llevar a cabo la orden―. Por eso os ha mandado. Sabía que yo no sería capaz. Debéis aseguraros de que lo hago. O hacerlo vosotros mismos. Las órdenes de la Reina son ley. La princesa debe morir… La muerte nos espera a los cinco si desobedecemos. Sabrá que lo hemos hecho porque le llevaremos el premio…

»Su corazón.

Al fin, la verdad. Y qué desafortunado encargo. Puede que los aprendices no temieran la muerte, pero si rehusaban la Reina no les proporcionaría la magia para atraer a Bahamut. Además, Humbert moriría.

El cazador sacó su daga, desesperanzado, y se la tendió a los aprendices. Alguien debía de llevar a cabo la tarea. Era el único modo de cumplir su misión.


Fecha límite: 28 de enero.
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Awards 2010-2011, 2012, 2013, 2014 y 2015
Spoiler: Mostrar
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
ImagenImagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen

¡Gracias a todos los que votasteis!
Avatar de Usuario
Nell
161. Kairixula
161. Kairixula
The Unknowns
 
Mensajes: 6373
Registrado: Jue Dic 17, 2009 10:18 pm
Dinero: 19.43
Banco: 48,402.75
Ubicación: Intentando desengancharme de la Lotería ;_;
Sexo: Femenino
Estantería de objetos
Karma: 65

Re: [Bosque de los Enanitos] El retorno del dragón

Notapor Light » Lun Ene 23, 2017 11:20 pm

Lanzó una maldición en cuanto comprobó que su idea no era buena, nada buena, y retrocedió. Las rocas de la parte superior del muro se derrumbaban a medida que desincrustaba las inferiores, y la persona que se encontraba atrapada corría el riesgo de acabar aplastada.

No puedo… —susurró, y dejó de retirar rocas, qué remedio—. Voy a buscar ayuda y a pensar algo. ¡Ahora vuelvo y te saco de ahí, no te preocupes!

Le extrañó un poco el hecho de que aquella persona se mantuviera callada, aunque tampoco le dio mucha importancia.

Se dirigió a toda prisa a la entrada de la mina. Esperaba que Iwashi no hubiera empleado la táctica Maestra y le hubiera dado por desaparecer, porque la vida de aquella persona podía depender de ella, ya que él se veía incapaz de ayudarla (de momento).

¿Has encontrado algo? —le preguntó a Maya en cuanto la encontró—. Yo a una persona que necesita nuestra ayuda. Hay que informar a la Maestra.

Ambos Portadores salieron al exterior y allí se encontraron a la Maestra Iwashi. La mujer estaba acompañada por dos enanitos. Light les recordaba vagamente por su primera aventura en aquel mundo, aunque dudaba que ellos se acordaran de un simple humano después de tantos años.

El Maestro, con rostro de preocupación, se acercó a todos ellos para informarles.

Estamos procediendo con cautela. La situación empeorará si intentamos algo precipitado.

Quizá podamos buscar otra solución. Ahí estáis. He encontrado a los mineros. Estos son mis compañeros, Maya y Light. Y ellos son Sabiondo y Gruñón —les presentó—. Esta mañana han tenido problemas en la mina y uno de los suyos ha quedado atrapado entre las rocas. Por eso no han podido recibirnos. —Esto ya lo había deducido gracias a sus olores.

¿Y se supone que ellos dos pueden ayudarnos? —dijo el minero más huraño—. Incluso si fuera una cuestión de apartar rocas, solo el chico serviría. La niña y el mono deberían quedarse al margen.

Deberías dejarles hablar primero, Gruñón. Puede que a ellos se les ocurra algo mejor.

He encontrado al atrapado tras un muro de rocas —les explicó rápidamente—. Y he intentado apartar las rocas para rescatarle, pero es demasiado peligroso, tendremos que probar otra cosa.

A continuación, escuchó sobre la presencia de Sincorazón en aquella cueva y se preocupó aún más. Los mineros, que conocían ya a esas criaturas, les confirmaron que no los habían detectado. De temblores tampoco sabían nada.

«¿Y por qué se molestarían los Sincorazón en dar espadazos a las paredes?», no le parecía un comportamiento muy normal. Esas criaturas nada inteligentes solo se dedicaban a buscar corazones para devorar, no a derrumbar cuevas. Algo se les estaba pasando… y debían investigar.

¿Acaso no fue Dormilón quien dijo haber visto una sombra por ese túnel? —Vaya nombres.

Oh, cállate. Este asunto no es de vuestra incumbencia. Sabiondo, dales la magicita y que se vayan. Lo solucionaremos por nuestra cuenta.

No podemos irnos sabiendo que hay alguien enterrado ahí dentro —afirmó—. Al menos, yo no, aunque eso retrase nuestra misión. Light, Maya, vosotros diréis.

Light asintió, de acuerdo con decisión de la pelirroja.

No podemos abandonarlo. La misión puede esperar un poco más, pero esa persona atrapada que podría estar herida no, así que hay que actuar ya. Pensaré algo. —Se rascó la sien—. Y lo que hagan esas criaturas también nos incumbe, por lo que habría que investigar —añadió.

Se cruzó de brazos, pensativo. Su fuerza no iba a servir para liberarle, eso ya lo había comprobado. E intentar destrozar las rocas con habilidades y magia tampoco ayudaría, por la misma razón. Las alas tampoco servirían, pues no se veía capaz de pasar por encima del muro. Tenía que haber algún otro modo…

Pensó en la magia magnética de Wix, ahora Iwashi, que quizás podría ayudarles de algún modo. Y, después, le vino a la mente su amigo Xefil y recordó que podía emplear sus técnicas de Espacio a través del Nexo-D. Y había una habilidad en particular que era perfecta para su objetivo.

Tengo un plan —anunció, aunque como no quería mencionar la magia delante de los habitantes de aquel mundo, no dio detalles—. Iwashi, Maya, me voy a ayudarle, creo que podré arreglármelas. —Les hizo saber.

Sin esperar a escuchar sus respuestas (¡no había ningún segundo que perder!), volvió a toda prisa al túnel del derrumbamiento.

«Soy imbécil. ¿Cómo no se me ha ocurrido antes?».

¡He vuelto! ¡Voy a intentar sacarte de ahí otra vez! —avisó al minero atrapado antes de iniciar su plan—. Vamos allá.

Preparado para actuar, activó el nexo-D de Xefil y sus ojos se volvieron de color rojo intenso como la sangre. Los cerró, se concentró mucho y ejecutó la habilidad Elusión mágica para aparecerse al otro lado del muro, salvar al minero y de paso comprobar qué había allí (¿el origen del goteo?).

No te asustes, quiero ayudarte. —Le recordaría en cuanto se reuniera con el minero. Posiblemente le había visto hacer magia, pero qué remedio, era por su propio bien. Comprobaría si estaba herido, y si era el caso le entregaría una poción para ayudarle—. Puedo sacarte de aquí y llevarte con Sabiondo y Gruñón, dame la mano y no me sueltes. —Se la tendió, sonriendo ligeramente, con confianza.

Si el minero no tenía ningún inconveniente y aceptaba su ayuda, volvería a realizar otra Elusión mágica para que ambos regresaran al otro lado de las rocas. Sin más dilación, le llevaría a la entrada de la mina para que se reuniera con los otros enanitos.

El plan del rescate podía fallar por algún motivo… entonces solo le quedaba esperar a que Iwashi u otra persona hiciera algo al respecto; o a que se le ocurriera otra cosa.

Spoiler: Mostrar
Creo que soy la única persona del rol que usa el Nexo-D xD (5 PH)

▪ Elusión Mágica (HM) [Nivel 8] [Requiere Afinidad a Espacio; Poder Mágico 12, Reflejos 15]. El usuario se teletransporta en un parpadeo a un sitio completamente distinto en un radio de cinco metros. Útil para esquivar ataques o confundir al enemigo.

▪ Magnetokinesis (HM) [Nivel 10] [Personalizada] [Requiere Afinidad a Espacio, Poder Mágico: 18] Xefil usa sus poderes espaciales para adquirir un cierto grado de telekinesis durante un turno, permitiéndole mover objetos a distancia, empujarlos con fuerzas invisibles y levantarlos en el aire. Límite de 3 kg.

▪ Giro magnético (HC) [Nivel 10] [Requiere Afinidad a Espacio; Velocidad: 18] El usuario da una vuelta sobre sí mismo, creando un pequeño campo magnético a su alrededor que puede causar atracción o repulsión en aquellos que se encuentren en él, de apenas un par de metros de radio. Una vez ejecutada la habilidad, no se puede cambiar el polo adquirido por cada uno.

Y usa Elusión dos veces (16 PH): una para aparecer al otro lado del muro y otra para regresar con el enano atrapado.
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen

Spoiler: Mostrar
Imagen

Imagen
Imagen
Avatar de Usuario
Light
144. Xion Forma Final
144. Xion Forma Final
The Unknowns
 
Mensajes: 4309
Registrado: Mar Ago 24, 2010 7:20 pm
Dinero: 116.22
Banco: 474,840.29
Sexo: Masculino
Clan: The Unknowns
Estantería de objetos
Karma: 59

Re: [Bosque de los Enanitos] El retorno del dragón

Notapor Drazham » Jue Ene 26, 2017 1:34 am

¿Una caja? —La cara de Humbert se volvió un poema nada más fijarse en la caja. Le duró apenas unos segundos, pero eso que Nikolai vio en sus ojos era espanto, sin dudas. Mala señal ―. Cl-Claro. La Reina… me envió… me dijo que le llevara… Con seguridad pensarán que es una extraña petición… Ella quería… restos de los demonios que pudiera encontrar. Puede que eso nos ayude a descifrar mejor qué son.

Entiendo…

Dejó que Humbert se adelantase y frunció el ceño, intercalando una mirada huraña entre este y la caja. Para empezar, iban apañados para hacerse con “restos” de una criatura que se volatilizaba al morir. Se preguntaría para qué los necesitaba la Reina, pero con lo que se le trababa la lengua a Humbert no es que fuese necesario, su explicación parecía un queso con tantos agujeros argumentales.

Seguro que Humbert les daba largas si insistían, por lo que optó por esperar y descubrir que quería la Reina de todo esto.

Trotaron hasta llegar a un bonito prado que no tardó en encandilar a Blancanieves y hacerla saltar del caballo. Como tenía toda la pinta de que estarían por allí un buen rato, Niko oteó los alrededores: flores por todas partes y un pequeño arroyo que lo hacían ideal para pasar el día con un picnic. Nada raro a simple vista.

«Nada raro… de momento», a los Sincorazón les importaba bien poco dónde aparecer si encontraban presas fáciles.

Iba a ayudar a Humbert a atar los caballos con la corazonada de poder sacarle algo más cuando Blancanieves alzó la voz:

¡Nikolai! ¿Puedes venir un momento?

Se volteó de inmediato y nada más verla en cuclillas, zanqueó hasta alcanzarla. Preocupado por lo que hubiese pasado, se agachó a su altura.

¿Ocurre algo? —le preguntó.

Gracias a dios a ella nada, pero no se podía decir lo mismo de quien descansaba en su mano: le acercó un pajarillo que se quejaba por culpa de su pata maltrecha.

¿Qué te pasa? ¿Dónde están tus papás? —La empatía de la princesa por el pobre animal le resultó tan inocente… Quien pudiese vivir tan despreocupada como ella―. Oh, te has perdido…

»Venga, anímate, Nikolai te ayudará. Tus papás no pueden estar lejos. —Nikolai boqueó al incluirle tan de sopetón, pero no pudo evitar enderezarse cual soldado al encarársele Blancanieves—. Debe de haberse caído de un nido. ¿Puedes ayudarme a buscarlo?

Eh… Sí, claro. —balbuceó.

«De cazador de dragones a buscador de pájaros. Apuntas maneras, Nikolai».

Desde luego no se imaginaba haciendo estas cosas un día como ese, o incluso como Caballero. Pero, eh, cargaba en la espalda con situaciones más peliagudas que dar con un nido de pájaros. El susodicho lo encontró en un árbol que no estaba muy lejos. La rama sobre la que estaba estaba demasiado alta como para alcanzarla estirando el brazo, aunque con un Doble Salto… O mejor no. La muchacha guardaba al pájaro como oro en paño y preferiría un método más cuidadoso.

En fin, siempre le quedaba hacerlo a la vieja usanza: había escalado por muros más empinados, un árbol de nada sería coser y cantar.

Voy a probar a subirme arriba con él. Procuraré ir con cuidado para que no le pase nada, no os preocupéis —le resumió su idea.

Por fortuna solía llevar casi siempre prendas con bolsillos amplios para llevar de todo. Cogería un puñado de hierba y hojarasca con la que llenarse en parte uno de ellos y luego le pediría a Blancanieves el animal, con el plan de meterlo dentro con el acolchado improvisado. Así tendría las manos libres para trepar por el tronco, yendo despacio para no zarandear a su pasajero. Una vez alcanzase la rama, sería cuestión de depositarlo suavemente en el nido.
ImagenImagen
Avatar de Usuario
Drazham
26. Umbrío
26. Umbrío
 
Mensajes: 762
Registrado: Jue Oct 17, 2013 9:55 pm
Dinero: 133,197.76
Banco: 15,378.00
Sexo: Masculino
Estantería de objetos
Karma: 6

Re: [Bosque de los Enanitos] El retorno del dragón

Notapor Astro » Lun Ene 30, 2017 10:38 pm

Aunque no le convenció demasiado la respuesta de Daichi, Alaric no insistió más. Aunque, sin duda alguna, sabía que ocultaba algo.

Montados a caballo, la marcha partió de castillo por un camino secundario, evitando cruzar todo el pueblo. Durante el viaje, Nikolai fue directamente a preguntarle al cazador sobre la utilidad de la caja que la reina entregó a Nicoxa:

¿Una caja? —Lanzó una mirada nerviosa a la caja que sostenía la chica, y aunque procuró reponerse rápido, se le notaba inseguro―. Cl-Claro. La Reina… me envió… me dijo que le llevara… Con seguridad pensarán que es una extraña petición… Ella quería… restos de los demonios que pudiera encontrar. Puede que eso nos ayude a descifrar mejor qué son.

Miente de pena ―musitó Alaric, procurando que Humbert no le oyera.

Aunque quedaba claro que el cazador ocultaba algo, poco podían hacer por el momento. Procurando estar atento por si aparecían sincorazón, el viaje fue tranquilo y sin incidentes. Al llegar a un bonito prado, a la entrada de un bosque y con un río al lado, el grupo desmontó de los caballos. La princesa salió disparada a admirar unas flores, e incluso llamó a Nikolai para que la ayudase con algo del árbol.
Tanta inocencia le resultaba incluso difícil de creer a Alaric. Pero supuso que vivir en la nobleza hacía las cosas mucho más sencillas. Blancanieves nunca habría tenido que mancharse las manos para sobrevivir.

El grandullón, por su parte, permaneció con Humbert y le ayudó a atar los caballos. Estuvo montando guardia al lado del cazador, notando que el nerviosismo del hombre crecía por momentos, hasta que llegó a un punto que no aguantó más:

No puedo hacerlo. No puedo… —Humbert se derrumbó, rompiendo a llorar―. Ella no se merece esto. Juré servirla desde el día que nació.

Desembucha. ―Para Alaric, quedaba claro lo que pasaba―. ¿Qué te ha ordenado la reina?

Está loca, celosa… Y quiere matarla. Si no lo hago, me matará a mí también. Por eso os ha mandado. Sabía que yo no sería capaz. Debéis aseguraros de que lo hago. O hacerlo vosotros mismos. Las órdenes de la Reina son ley. La princesa debe morir… La muerte nos espera a los cinco si desobedecemos. Sabrá que lo hemos hecho porque le llevaremos el premio…

»Su corazón.

Tendió su daga hacia los portadores, tembloroso. En menudo lío se habían metido. El primer impulso de Alaric fue quitársela y ponerse a gritar que era imposible que alguno cometiera tal asesinato, pero entonces reparó en que necesitaban la información de la Reina.

Debían actuar con cuidado, aunque una cosa estaba clara: nadie iba a matar a la princesa si Alaric podía impedirlo. No era que fuese muy monárquico, pero les tenía un mínimo de respeto. Además, aquella chiquilla no había hecho nada, era la loca de la reina quien debía morir en todo caso.

Cogió la daga con firmeza, pero sin moverse del sitio.

Nadie va a matar a nadie. Al menos de momento ―Le fulminó con la mirada, aprovechándose de su tamaño para intimidarle―. Nicoxa, ¿puedes ir a avisar a Nikolai para que venga? Tenemos que pensar en algo entre todos. Tú quieto, cazador.

Se quedaría vigilante para que Humbert no hiciera ninguna locura motivado por los nervios. En el caso de que la aprendiz se quedase en la parra o se negase, sería el propio Alaric quien avisara a Nikolai a grito limpio, pero dejando claro que debía ir solo. No les interesaba que la princesita se enterase de que querían matarla.

Mientras Nikolai acudía, el ex-mercenario le daba vueltas a la cabeza sobre el tema.

»Se te veía nervioso durante el viaje, seguro que le has dado muchas vueltas al tema. ¿No existe manera de engañar a la Reina? Algo se te ha tenido que ocurrir, estoy convencido. Si no quieres que le pase nada malo a Blancanieves, empieza a cantar.

Si Nikolai acudía, le pondría al corriente de todo y pediría ideas. A Alaric se le daba mejor pelear que pensar, aunque estaba convencido de que debía haber alguna manera de solucionar la situación que no supusiera la muerte de nadie.
Imagen
Spoiler: Mostrar
Imagen

Imagen

Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Avatar de Usuario
Astro
57. Ferrocustodio I
57. Ferrocustodio I
 
Mensajes: 1689
Registrado: Jue Sep 06, 2012 12:49 pm
Dinero: 598,528.05
Banco: 15,646.59
Sexo: Masculino
Estantería de objetos
Karma: 7

Re: [Bosque de los Enanitos] El retorno del dragón

Notapor Zodiark » Mar Ene 31, 2017 2:21 am

Spoiler: Mostrar


¿Has encontrado algo? Yo a una persona que necesita nuestra ayuda. Hay que informar a la Maestra.

Es terrible, Light —respondí, alterada—. Unos Sincorazón están dando golpes a las paredes de la mina con unas espadas enormes. Si no hacemos nada la mina se derrumbará con nosotros dentro. Hay que informar a Iwashi cuanto antes.

Al salir, encontramos a la Maestra con un par de enanos. Al parecer aquellos eran los famosos mineros, así que parecían estar bien, lo cual me alivió un poco.

Ahí estáis. He encontrado a los mineros. Estos son mis compañeros, Maya y Light. Y ellos son Sabiondo y Gruñón. Esta mañana han tenido problemas en la mina y uno de los suyos ha quedado atrapado entre las rocas. Por eso no han podido recibirnos.

¿Puede ser que…? —Me giré hacia Light, preocupada.

¿Y se supone que ellos dos pueden ayudarnos? Incluso si fuera una cuestión de apartar rocas, solo el chico serviría. La niña y el mono deberían quedarse al margen.

Me crucé de brazos y una mueca de enfado y disgusto se dibujó en mi cara. Ukki gruñó y saltó para atacarle.

Ukki, déjalo —le ordené, ante lo que el mono cesó su hostilidad y volvió junto a mí—. ¿Disculpa? No sabes de lo que soy capaz— dije molesta al minero—. Niña o no, no voy a “quedarme al margen”.

Deberías dejarles hablar primero, Gruñón. Puede que a ellos se les ocurra algo mejor.

He encontrado al atrapado tras un muro de rocas. Y he intentado apartar las rocas para rescatarle, pero es demasiado peligroso, tendremos que probar otra cosa.

Y lo que es peor… —intervine—. He visto a dos Sincorazón dando espadazos a una pared y provocando temblores, al final del túnel de la derecha en la bifurcación. Si no les detenemos acabarán derrumbado toda la mina con el compañero de estos dos dentro.

Los tres se alarmaron, como suponía que harían. Después de todo, ya no se trataba simplemente de sacar a alguien debajo de las rocas. Había monstruos hostiles involucrados, y además eran Sincorazón poderosos, no simples Sombras.

Es posible incluso que esos monstruos hayan sido los que han provocado el derrumbamiento que ha atrapado a vuestro amigo.

¿Acaso no fue Dormilón quien dijo haber visto una sombra por ese túnel?

Uno de ellos había visto una sombra, igual que yo. Era extraño, ya que el pequeño acceso que había desde aquel túnel hacia la galería donde estaban los Sincorazón no parecía lo suficientemente grande como para que estos cupieran, pero después de todo tanto ese Dormilón como yo habíamos visto una silueta que seguramente pertenecía a uno de ellos, lo que significaba que habían estado yendo y viniendo. Por tanto, se me ocurrió que quizá había alguna otra entrada a aquella estancia. Los enanos conocían la mina muy bien, así que seguro que ellos sabían algo. Principalmente ese Sabiondo.

Oh, cállate. Este asunto no es de vuestra incumbencia. Sabiondo, dales la magicita y que se vayan. Lo solucionaremos por nuestra cuenta.

Sí, definitivamente no valía la pena intentar dialogar con el otro.

No podemos irnos sabiendo que hay alguien enterrado ahí dentro. Al menos, yo no, aunque eso retrase nuestra misión. Light, Maya, vosotros diréis.

Nuestra obligación es acabar con los Sincorazón, al fin y al cabo, así que la prioridad es encargarse de ellos. Se siente —dije a Gruñón, haciéndole una pedorreta como burla y sacándole la lengua.

No podemos abandonarlo. La misión puede esperar un poco más, pero esa persona atrapada que podría estar herida no, así que hay que actuar ya. Pensaré algo. Y lo que hagan esas criaturas también nos incumbe, por lo que habría que investigar.

»Tengo un plan. Iwashi, Maya, me voy a ayudarle, creo que podré arreglármelas.

Está bien, suerte. Maestra, Sabiondo, y tú —señalé a Gruñón, de forma despectiva—, vamos, os enseñaré dónde están esas bestias.

Eché a correr, esperando que me siguieran (aunque si Gruñón se quedaba fuera tampoco me iba a importar mucho).

El problema que hay es que creo que son demasiado poderosos para que Ukki y yo podamos hacerles frente solos, pero la entrada es muy estrecha para usted, Maestra. Así que os enseñaré el lugar, y me gustaría que nos dijerais si hay una entrada más grande en alguna otra parte de la mina —dije, esta vez dirigiéndome a los enanos, en concreto a Sabiondo.

Una vez llegásemos, y si los Sincorazón seguían allí, lo primero que haría sería usar Libra sobre uno de ellos desde el otro lado del agujero. A continuación, esperaría alguna idea y órdenes por parte de Iwashi.
Imagen
Imagen
Imagen

~Awards~
Spoiler: Mostrar
Imagen
Imagen

ImagenImagenImagen
Avatar de Usuario
Zodiark
72. Ducky Goose
72. Ducky Goose
The Unknowns
 
Mensajes: 2142
Registrado: Lun May 14, 2012 3:40 am
Dinero: 5,145.82
Banco: 1,816,912.05
Ubicación: Ultimate Academy for Gifted Juveniles
Sexo: Masculino
Clan: The Unknowns
Tumblr: sodasalvaje
Youtube: Dacobue
Instagram: @soda_93
Estantería de objetos
Karma: 103

Re: [Bosque de los Enanitos] El retorno del dragón

Notapor Sito » Mié Feb 01, 2017 2:43 am

Entiendo…

Miente de pena ―susurró Alaric de forma que el cazador no pudiera escucharle. Nicoxa asintió, era evidente que pasaba algo raro con todo eso.

En algún momento tendría que hablar. Mientras tanto, aprovechó el rato en que Blancanieves fue a recoger flores para limpiar mejor la cajita que le dio la reina. Se sentía tentada de colocar dentro una oruga sólo por la reacción que podría provocar pero prefirió meditarlo más seriamente.

Poco después Nicoxa se sentó sobre sus rodillas y sostuvo su cara con ambas manos contemplando a los dos hombretones que se ocupaban con los caballos. Pensaba hacer eso todo el rato, hasta que vio cómo el cazador empezó a llorar y decidió acercarse rápidamente para enterarse de todo.

Desembucha. ―Alaric parecía haberle sonsacado algo―. ¿Qué te ha ordenado la reina?

Está loca, celosa… Y quiere matarla. Si no lo hago, me matará a mí también. Por eso os ha mandado. Sabía que yo no sería capaz. Debéis aseguraros de que lo hago. O hacerlo vosotros mismos. Las órdenes de la Reina son ley. La princesa debe morir… La muerte nos espera a los cinco si desobedecemos. Sabrá que lo hemos hecho porque le llevaremos el premio…

»Su corazón.

La bella aprendiz se llevó la mano a la boca sorprendida. Pensó en preguntarle si se trataba de algún tipo de broma pero viendo lo afectado que estaba era obvio que lo que dijo era verdad.

Madre mía lo loca que está la mujer... —susurró para sus adentros. Alzó la cabeza y miró a Humbert fijamente— No vamos a hacer eso, no somos máquinas de matar incapaces de cuestionar ordenes. Es que es absurdísimo vamos, si ni siquiera nos ha dado motivos para hacerlo.

Nadie va a matar a nadie. Al menos de momento ―Nico suspiró al ver que Alaric también había sido sensato―. Nicoxa, ¿puedes ir a avisar a Nikolai para que venga? Tenemos que pensar en algo entre todos. Tú quieto, cazador.

Le guiñó un ojo al grandullón con complicidad y se alejó para avisar a Nikolai, que estaba ocupado con la princesa. Se acercó sigilosamente y le tocó la espalda.

Oye —empezó a decir en voz baja—, ha pasado algo muy fuerte eh. Corre con Alaric rápido que te lo tiene que contar todo, yo me quedo aquí con Blancanieves para que no se altere.

Le dio una palmadita en la espalda y se acercó a la chica. Se agachó a su lado y pegó un gritito de asombro tras tocar su vestido.

Bueno bueno pero qué tela es esta Blanca por favor es monísima. Me tienes que decir donde la has comprado porque necesito hacerme una falda con algo así —esperaría a su respuesta y, después, aprovecharía para preguntarle sutilmente también por la reina y la relación entre ambas. Quizás podía sacar algo en claro por su cuenta.
ImagenImagenImagen
v. Ficha de Nicoxa .v
Imagen
ImagenImagenImagenImagenImagen
Imagen
Spoiler: Mostrar
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Avatar de Usuario
Sito
Moderador
Moderador
The Unknowns
 
Mensajes: 6998
Registrado: Jue Ene 25, 2007 1:28 pm
Dinero: 32,717.55
Banco: 3,517,943.83
Ubicación: Onett
Sexo: Masculino
Clan: The Unknowns
Estantería de objetos
Karma: 127

Re: [Bosque de los Enanitos] El retorno del dragón

Notapor Nell » Jue Feb 02, 2017 1:30 am

Mina

Se organizaron bien. Light se fue a rescatar al minero enterrado; Maya, en cambio, encabezó la marcha de la Maestra y los enanitos hacia la guarida de los sincorazón.

El problema que hay es que creo que son demasiado poderosos para que Ukki y yo podamos hacerles frente solos, pero la entrada es muy estrecha para usted, Maestra. Así que os enseñaré el lugar, y me gustaría que nos dijerais si hay una entrada más grande en alguna otra parte de la mina. —Sabiondo se mostró conforme, aunque primero quiso ver a qué lugar se refería.

Al llegar al punto en el que el túnel se estrechaba excesivamente para la Maestra, frenaron para hablar. Allí se notaban muy bien las pequeñas vibraciones que causaban los golpes. Mientras discutían, Maya realizó el hechizo de Libra y pudo comprobar la fuerza de sus dos adversarios:

Spoiler: Mostrar
Invisible x2
VIT: 50/50
VIT 50/50

Habilidades:
- Invisibilidad. Pueden desaparecer de la vista durante un turno.
- Lluvia de oscuridad. Da vueltas sobre sí mismo para lanzar ráfagas de llamas tenebrosas.
- Anillo de oscuridad. Crea un anillo alrededor del objetivo que explota al cabo de unos segundos. Mientras lo ejecuta, se queda inmóvil.


Me temo que no hay ninguna otra entrada. La otra se derrumbó hace unos días y estábamos trabajando en agrandar esta cuando ocurrió la tragedia.

Puedo ir por ahí —aseguró aun así la Maestra—. Este camino me será más difícil porque no sabría hasta donde proyectarme. Pero si solo tengo que pasar a través de un muro, será sencillo. Dime dónde está y me encargaré de los sincorazón.

Sabiondo le explicó el camino que debía de tomar, girando en una de las bifurcaciones de un túnel que partía del central para dar la vuelta.

¿Y nos deja sola con esta niña malhablada? —se quejó Gruñón, que no había olvidado las mofas de Maya—. ¡Todo esto ocurrió por vuestra culpa! ¡Esa fue la cueva excavamos hasta dar con vuestro mineral!

Gruñón, no digas eso. Se están esforzando por ayudarnos.

El enanito se cruzó de brazos y les dio la espalda, rumiando para sí mismo.

Maya, quédate aquí. Entra cuando me escuches al otro lado y así podremos atacarles desde dos ángulos distintos —le ordenó, antes de despedirse y marcharse.

La aprendiza podía descansar como le apeteciera durante aquellos breves minutos. Y tan breves que fueron, ya que de repente Gruñón se giró de nuevo hacia ellos, aún con furia contenida. Miró a Ukki, le gruñó (quizá de ahí el nombre) y se dispuso a avanzar por el túnel que se estrechaba, hacia los sincorazón.

Voy a solucionar esto ahora mismo. Ninguna niña va a luchar contra esos demonios por nosotros —sentenció, esgrimiendo su pico.

Sabiondo se quedó paralizado, sin saber qué decirle. Maya tendría que pensar en algo rápido antes de que Gruñón se colara por el agujero y fuera avistado por los sincorazón. Detenerle… o luchar con él.

Mientras tanto, Light regresó a la montaña de rocas, donde nada había cambiado. Aunque volvía a escucharse el mismo sonido.

¡He vuelto! ¡Voy a intentar sacarte de ahí otra vez! —El goteo volvió a cesar—. Vamos allá.

Entonces usó las habilidades de Xefil para trasladarse al otro lado de las rocas. Funcionó. En un abrir y cerrar de ojos, estaba a salvo en el mismo túnel, un pelín desplazado hacia delante. A su espalda ahora estaba la avalancha, con un pobre enanito medio sepultado por ella.

Spoiler: Mostrar
Imagen


Una de sus piernas estaba bloqueada bajo las rocas, quedando sentado contra la pared por donde solo había podido meter la mano por un agujero para que supieran que estaba allí. Además tenía el suelo empapado de… lo que parecían sus lagrimones. Misterio… resuelto.

No te asustes, quiero ayudarte. Puedo sacarte de aquí y llevarte con Sabiondo y Gruñón, dame la mano y no me sueltes.

El enanito asintió con vehemencia, alegre por ver a alguien (no parecía sorprendido por su materialización), aunque no dijo nada. Le agarró de la mano como le pedía con una de sus mangas. Light les trasladó a ambos de vuelta a la seguridad del túnel contrario, liberando al minero. Este sonrió de oreja a oreja e intentó saltar de alegría, volviendo a ponerse triste cuando comprobó que no podía por el dolor (y la pierna rota).

Ayudándose de la pared (y de Light, si acaso era tan amable), volverían al túnel principal con la intención de salir a la luz. Allí se cruzarían con Iwashi.

¿Has logrado sacarlo? ¡Muy bien! —le aplaudió—. Yo voy a otra túnel por la que podré entrar al lugar donde están los sincorazón. Creo que no nos hará falta tu ayuda, pero procede como prefieras.

Fue lo único que le dijo. Al fin y al cabo, Light era un Maestro y era absurdo que le diera órdenes. Podía acompañarla a luchar contra los sincorazón, escoltar al pobre enanito que no decía ni mu o incluso volver con el otro grupo con un portal al castillo (Sabiondo les había dejado la magicita en el exterior).


Light: 43/70 PH.



Campo de flores

Los dos aprendices se tomaron muy en serio la confesión del cazador. Alaric tuvo la buena idea de tomar la daga que les ofrecía, aunque no fuera a usarla.

No vamos a hacer eso, no somos máquinas de matar incapaces de cuestionar órdenes. Es que es absurdísimo vamos, si ni siquiera nos ha dado motivos para hacerlo.

Los cazadores nunca tenemos motivos. Las palabras de la Reina son ley —se lamentó.

Nadie va a matar a nadie. Al menos de momento. Nicoxa, ¿puedes ir a avisar a Nikolai para que venga? Tenemos que pensar en algo entre todos. Tú quieto, cazador.

Entre tanto, Nikolai había pasado un «agradable» rato con Blancanieves. Aceptó a ayudar al pajarito y a buscar una forma de regresarlo a su nido.

Voy a probar a subirme arriba con él. Procuraré ir con cuidado para que no le pase nada, no os preocupéis

¡Ve despacio, no quiero que te caigas tú también!

La hazaña fue de lo más sencilla. Escaló el árbol con facilidad y, una vez en lo alto, pudo posarse en una rama donde sacó al pájaro, que pió alegremente cuando lo depositó en su hogar. Por allí no había ningún otro animal, aunque podía ser que se hubieran espantado por la presencia del humano. Blancanieves lo esperaba en vilo al pie del árbol, donde regresó cuando la tarea estuvo cumplida.

¡Muchas gracias, Nikolai! Ten, en agradecimiento —le dio una de las flores de su cesto, de las que había recogido en el campo―. ¡Eres mi héroe!

Nicoxa se acercó entonces con noticias para Nikolai, que le susurró al oído:

Oye, ha pasado algo muy fuerte eh. Corre con Alaric rápido que te lo tiene que contar todo, yo me quedo aquí con Blancanieves para que no se altere.

El aprendiz procedería a obedecer y a regresar con su compañero para enterarse de lo ocurrido. Blancanieves contempló la escena a distancia y, aunque su buen humor se evaporó por verse excluida, no preguntó nada.

Bueno bueno pero qué tela es esta Blanca por favor es monísima. Me tienes que decir donde la has comprado porque necesito hacerme una falda con algo así.

Blancanieves se agazapó de nuevo en el prado para seguir recolectando flores, invitando a Nicoxa a que se le uniera.

¿Esto? Me lo he hecho yo. Algunas doncellas me prestan las telas que les sobran de los vestidos de la Reina. Tendrías que preguntarla a ella —le respondió―. La Reina me ha cuidado desde que mi padre murió, aunque no fuera su hija. A veces pienso que es muy… exigente conmigo, pero no se lo puedo reprochar. Podría haberme echado a la calle en vez de permitirme residir en el castillo.

Al parecer no se llevaban mucho. Y dada la impresión de la Reina, no parecía prototipo de buena madre en absoluto.

Al otro lado del prado, Nikolai llegó a tiempo para ver a Alaric presionar a Humbert.

Se te veía nervioso durante el viaje, seguro que le has dado muchas vueltas al tema. ¿No existe manera de engañar a la Reina? Algo se te ha tenido que ocurrir, estoy convencido. Si no quieres que le pase nada malo a Blancanieves, empieza a cantar.

No hay ningún modo de evitarlo —sollozó Humbert. ¿Qué iba a cantar en aquel deplorable estado?—. Vosotros no podéis comprenderlo. La Reina nos matará a todos, incluida a ella. ¿Qué ganamos al resistirnos? Si tan solo… hubiera alguna forma… Yo no quiero, pero… Pero…

A medida que hablaba algo le ocurría. Era como si rezumara oscuridad, cada vez más y más. De su cuerpo manaban brotes oscuros que le envolvían como una especie de velo. Humbert no pareció enterarse de nada, con la cara enterrada en las manos y los hombros sacudiéndose por la llantina; incluso no escucharía a los chicos si estos le decían algo.

Al final la desesperación consumió su corazón. Lo que antes había sido Humbert comenzó a transformarse en un ser negro, que se engrandecía frente a sus ojos hasta formar una figura que reconocerían: un sincorazón.

Spoiler: Mostrar
Imagen


El Lado Oscuro era inmenso alzado sobre sus patas. Y más aterrador pareció aun cuando se arrodilló y estiró uno de sus nuevos y retorcidos brazos hacia la princesa.

Blancanieves gritó de miedo y pavor. Se levantó, agarrando la mano de Nicoxa, y tiró de ella hacia el bosque. Quería huir, con todas sus ganas, de lo aterrada que estaba. Intentaría llevarse consigo a Nicoxa pero, de no ser posible, se iría sola.


Fecha límite: 6 de febrero.
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Awards 2010-2011, 2012, 2013, 2014 y 2015
Spoiler: Mostrar
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
ImagenImagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen

¡Gracias a todos los que votasteis!
Avatar de Usuario
Nell
161. Kairixula
161. Kairixula
The Unknowns
 
Mensajes: 6373
Registrado: Jue Dic 17, 2009 10:18 pm
Dinero: 19.43
Banco: 48,402.75
Ubicación: Intentando desengancharme de la Lotería ;_;
Sexo: Femenino
Estantería de objetos
Karma: 65

Re: [Bosque de los Enanitos] El retorno del dragón

Notapor Light » Dom Feb 05, 2017 12:55 am

Al otro lado de las rocas encontró al pobre minero atrapado, por lo que procedió a liberarle. Nunca se hubiera imaginado que unas lágrimas pudieran hacer tanto ruido en aquella cueva, sería cosa del eco.

Tras trasladarle al otro lado del muro, Light le tendió una poción al enanito, asegurándole que le curaría y aliviaría, y además le ofreció llevarle en la espalda mientras los efectos de la bebida surtían efecto. Se dirigió hacia la salida de la cueva, pensando que le vendría genial tomar un poco de aire.

No eres muy hablador, ¿eh? —comentó mientras cargaba con el minero. Ni siquiera le había dado las gracias.

Por el camino se toparon con Iwashi, quien le felicitó por realizar el rescate con éxito.

¿Has logrado sacarlo? ¡Muy bien! —El Maestro sonrió, satisfecho—. Yo voy a otra túnel por la que podré entrar al lugar donde están los sincorazón. Creo que no nos hará falta tu ayuda, pero procede como prefieras.

¿Y dejaros la diversión a vosotras? Ni de coña. Si lucho con vosotras acabaremos más rápido y nos reuniremos antes con los demás.

Se agachó, permitiendo al minero que se bajara de su espalda. Luego comprobó que pudiera andar: si la poción había funcionado debería ser capaz. Si todavía no podía moverse, le sacaría él mismo de la cueva y se reuniría más tarde con Iwashi y Maya para ayudar con los Sincorazón.

Unas criaturas están pululando por vuestra mina, nosotros nos encargamos de ellas —le comunicó al enanito.

Más pronto o más tarde, seguiría a la Maestra Iwashi y se las arreglaría para llegar a la estancia donde se encontraban los Sincorazón. Si algún obstáculo como el muro de antes les impedía continuar, le preguntaría a su compañera si podía proyectarle a él también (se imaginaba cuál era su afinidad); en caso contrario, volvería a emplear la habilidad de Xefil.

«Así que se tratan de Invisibles», se trataba de un tipo de Sincorazón que conocía bastante bien, pues se había enfrentado a ellos últimamente. E incluso se veía capaz de exterminarles en un momento, nunca le habían dado muchos problemas.

Una vez llegara a la zona de los Invisibles, y si había acudido con Iwashi, le susurraría en bajo:

Cada uno va a saco a por uno, ¿vale? Terminemos con esto rápido.

En cuanto Maya entrara en la estancia, actuaría de inmediato, aprovechando la distracción que podía suponer para los Invisibles. Materializaría la llave, se desplazaría a alta velocidad y ejecutaría un pasmoso y potente tajo; en otras palabras, realizaría un Zantetsuken.

Posteriormente, permanecería inmóvil inevitablemente por los efectos negativos de su habilidad, así que su mascota se materializaría y ejecutaría una Luna Protectora para protegerle en el caso de que el Invisible contraatacara.

Después del Zantetsuken, y si no había acabado con su objetivo, intentaría rematarle con ataques físicos normales.

Spoiler: Mostrar
Light

▪ Zantetsuken (HC) [Nivel 30] [Requiere Fuerza: 30; Elasticidad: 30; Velocidad: 40; Combate con armas blancas: 40] Acompañado de las flores de cerezo, se desplaza y aparece instantáneamente tras un enemigo próximo, realizando un corte profundo y preciso a una velocidad muy superior. Baja probabilidad de dañar un punto vital. Tras ejecutarla, el usuario no puede mover sus piernas durante unos instantes por el agotamiento.

Y si no le queda otra para alcanzar la zona de los Invisibles (según he leído la entrada por la que va Iwashi está derrumbada) usa esto del nexo:

▪ Elusión Mágica (HM) [Nivel 8] [Requiere Afinidad a Espacio; Poder Mágico 12, Reflejos 15]. El usuario se teletransporta en un parpadeo a un sitio completamente distinto en un radio de cinco metros. Útil para esquivar ataques o confundir al enemigo.

Y Gaomon si se da el caso:

▪ Luna protectora (HC) [Nivel 6] [Requiere afinidad a Luna; Fuerza: 6; Resistencia: 10; Elasticidad: 6] Inesperadamente, la mascota toma la forma de una flotante esfera de luz que gira en círculos hasta tres veces, embistiendo repetidamente contra los enemigos próximos que rodeen a su invocador, normalmente. Técnica poco dañina y con escaso alcance, pero que puede hacer retroceder a los enemigos.
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen

Spoiler: Mostrar
Imagen

Imagen
Imagen
Avatar de Usuario
Light
144. Xion Forma Final
144. Xion Forma Final
The Unknowns
 
Mensajes: 4309
Registrado: Mar Ago 24, 2010 7:20 pm
Dinero: 116.22
Banco: 474,840.29
Sexo: Masculino
Clan: The Unknowns
Estantería de objetos
Karma: 59

Re: [Bosque de los Enanitos] El retorno del dragón

Notapor Astro » Lun Feb 06, 2017 2:06 pm

No hay ningún modo de evitarlo. Vosotros no podéis comprenderlo. La Reina nos matará a todos, incluida a ella. ¿Qué ganamos al resistirnos? Si tan solo… hubiera alguna forma… Yo no quiero, pero… Pero…

Eh, mantén la compostura, no es momento para...

No llegó a terminar la frase, porque notó que algo raro ocurría. Ya no solo era el lloriqueo cual niño pequeño de Humbert: del cuerpo del cazador había empezado a surgir una especie de niebla oscura, que le envolvía de los pies a la cabeza. Cuando Alaric se percató de que se trataba de oscuridad, ya era tarde: antes de poder invocar su Llave Espada, las tinieblas envolvieron de golpe a Humbert y lo transformaron en un colosal sincorazón.

Spoiler: Mostrar
Imagen


¡NICOXA! —gritó con fuerza, para que la chica se percatase también de lo que ocurría.

¡¿Cómo había podido ocurrir tan rápido?! Sabía que la gente podía convertirse en sincorazón si la oscuridad les dominaba, pero desconocía que podía suceder de forma tan repentina. ¡Y además convertirse en uno tan grande! ¿Habría hecho mal en presionarle...?

El Lado Oscuro tenía un objetivo claro desde el principio: Blancanieves. Alaric, aunque confuso, reaccionó por puro instinto de batalla e invocó su llave espada, arremetiendo con toda su fuerza contra la rodilla derecha del monstruo para desestabilizarlo.
Nikolai propuso huir, y Alaric no puso ningún reparo a la idea: no estaba seguro, pero el sincorazón parecía demasiado poderoso para ellos. Si los caballos se mantenían tranquilos o podía tranquilizarlos con facilidad, se montaría en uno y llevaría otro atado para que Blancanieves y Nicoxa pudieran usarlo cuando las alcanzaran. Si notaba que los caballos estaban demasiado nerviosos y no eran de fiar, no quedaría otra que recurrir a las piernas y echar a correr.

Iría el bosque, al mismo sitio donde Blancanieves huía con Nicoxa. Pero si Nikolai proponía otra dirección, iría con él. Se mantendría alerta en todo momento, procurando esquivar o bloquear posibles ataques del Lado Oscuro.
Imagen
Spoiler: Mostrar
Imagen

Imagen

Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Avatar de Usuario
Astro
57. Ferrocustodio I
57. Ferrocustodio I
 
Mensajes: 1689
Registrado: Jue Sep 06, 2012 12:49 pm
Dinero: 598,528.05
Banco: 15,646.59
Sexo: Masculino
Estantería de objetos
Karma: 7

AnteriorSiguiente

Volver a Tramas

¿Quién está conectado?

Usuarios navegando por este Foro: No hay usuarios registrados visitando el Foro y 1 invitado

cron