[El Intersticio] Oscuridad en el Intersticio

Aquí es donde verdaderamente vas a trazar el rumbo de tus acciones, donde vas a determinar tu destino, donde va a escribirse tu historia

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Re: [El Intersticio] Oscuridad en el Intersticio

Notapor Drazham » Sab Mar 24, 2018 1:14 am

Bien. Pues habéis cometido un error en traerla hasta aquí. Si algo sale mal y muere, el resultado será catastrófico. Cosa que ya sabéis, si no me equivoco.

Alanna le habría escupido sin repudios que si Bella estaba con ellos, era porque la acababa de sacar de un mundo en donde estaban una bruja transformada en un monstruo, y la persona que tanto temor le tenían esos dos. Pero no valía la pena ponerse a discutir y perder más tiempo, ni tampoco es que tuviese muchas ganas de ello.

Me encantará ver cómo hablas con él. Créeme, llevo casi cinco años intentando que le entren las cosas más simples en la cabeza.

Bueno, eso explicaba de dónde venía el comportamiento rebelde de los hijos. No quería darle la razón al del pelo largo y que ya se la viese dudar, pero si ya iba predicándole que hasta ellos lo tenían complicado para tratar con el padre, que los dioses la amparasen. Mientras no fuese una versión “adulta” de los niños, aun creía tener posibilidades.

Sin embargo, la mezcla de curiosidad e incertidumbre la estaba matando por dentro. Ryota se había arrojado al frente en cuanto surgió el tema, como si tuviese la certeza de saber lo que se encontraría más adelante. ¿Qué clase de persona era su padre?

* * *


Humano.

Tenía ya sus numerosas canas por la edad, y un parche en el ojo que le recordaba demasiado al marido de Fátima. Pero no había duda alguna: aquel hombre no era como los chicos que se encontraron. Era humano.

Y alguien conocido. Por lo menos, para Ryota, quien salió corriendo hacia este como quien acababa de encontrar un tesoro. Lo mismo se pudo decir del otro hombre en cuanto le puso una mano en la mejilla. Alanna alzó las cejas y los miró con inocente curiosidad. Ryota siempre se le asemejó muy áspero y serio —se notaba a leguas por qué Nanashi era su mano derecha—, pero nunca se imaginó que el maestro pudiese reaccionar de esa forma ante alguien.

Eres tú. De verdad eres tú. Aquí. Conmigo. Se lo he dicho una y otra vez a los niños, pero es... Increíble. Y estás... Muy joven, ¿no? ¿O soy yo, que te he echado demasiado de menos?

¿Cómo? Si solo hubieras dado una señal, habría venido a sacarte de aquí. Habría hecho lo imposible por…

Debía confesar que por los tonos que estaba tomando aquel reencuentro, el abrazo entre ambos fue algo que se esperó. Pero a Alanna se le acabó subiendo casi toda la sangre a la cara y tiñéndosela del mismo color que su cabello cuando se besaron. Tuvo que taparse la boca con la mano, que la abrió tanto que era hasta exagerado, y luego apartó la mirada con suma vergüenza.

¡Por los dioses! ¿Pero qué acababa de ocurrir? ¿Quién era ese hombre?

Un respeto, eh, que este será vuestro nuevo padre. Ryota, chicos —hola, cómo estáis—, os presento a Nieve, Rapunzel y Caperucita.

Fuera como fuese, Ryota parecía no importarle en lo más absoluto, pese a esa primera mirada huraña que les lanzó a los chiquillos. Es decir, no lo veía tan raro. Solo chocante. Quizás hace cuatro años, cuando era incluso más ingenua de lo que aparentaría en la actualidad, le hubiese escandalizado la idea de que dos personas del mismo sexo…

Espera. ¿Cómo había dicho que se llamaban los niños?

Por unos instantes se olvidó de la escena de antes y se volvió a tapar la boca, pero esa vez para contenerse la risa. Fue ver la cara de horror que puso… Blancanieves al desvelarse su pequeño secreto y se le terminó escapando en un ruido nasal poco disimulado.

Una vez se le pasó, volvió a lanzarle una mirada disimulada al hombre del parche. Por las expresiones de todos, se deducía que era alguien conocido, y cuando mencionó Ciudad de Paso, el antiguo mundo de Nikolai que acabó colapsando, el cuerpo se le tensó. Alargó la mano hasta el hombro de Celeste y le dio un par de toquecitos para llamar su atención.

Eh… Perdón si estoy arruinando el momento —dijo, vergonzosa. Luego, ladeó disimuladamente la cabeza hacia el que debía ser algo más que un amigo para Ryota—. Pero, ¿quién es esta persona?

Nada más escuchó la respuesta, los ojos se le abrieron cual pánfila y regresó la vista hacia él. Ronin. El famoso Ronin del que tanto le habían hablado: el Maestro de Maestros que dirigía Tierra de Partida, antes de que desapareciese por lo acontecido en Ciudad de Paso.

El mismo que le dijo Nikolai que, de no ser él, no estaría allí, con ellos.

Un nudo se le formó en la garganta. Aquel hombre se había convertido en una auténtica leyenda entre los Caballeros que quedaba en Tierra de Partida. Saltaba a la vista que era muy querido por muchos, ya fuese por el carácter desenfadado por el que se le recordaba, o por, bueno… Casos como el de Ryota. Alanna, en cambio, de todo aquello se quedó con que salvó a un pobre muchacho que se dejó llevar por la rabia y la desesperación cuando su mundo caía al abismo. Y que le permitió conocer a la maravillosa persona que era en realidad.

Padre, no tenemos tiempo. —El muchacho conocido como Zel les señaló el preocupante estado de los dos corazones a punto de colapsar entre ellos.

Cierto, no podían retrasarse más de lo debido. Con un par de órdenes, los Caballeros se repartieron entre los dos inmensos cometas de luz, respaldados por cada uno de los niños de Oscuridad. Una lástima que Ragun se quedase con la única —o único. La verdad es que ya se daba por vencida— que era todo lo contrario a los ariscos de sus hermanos. La inocencia y curiosidad que desbordaba la pequeña le resultaba encantadora.

Mientras que a Fátima y a ella…

Vosotras, venid por aquí.

Nada más indicarle a Bella que la acompañase por si aún se encontraba débil, pudo percibir la enervante mirada de Zel. Alanna se limitó a responderle con otra fulminante, dándole a entender que podría encargarse de Bella y los Corazones al mismo tiempo. Además de que, como Maestra suya, Fátima tendría la última palabra al respecto. Se la quedó mirando por el rabillo del ojo, esperando que la respaldase.

Solo tenéis que apuntar con vuestras Llave Espada. Os apoyaré.

Muy bien. ¿Estáis listas? —les preguntó a Fátima y a Bella.

Quería terminar cuanto antes, de poder quitarse esa sensación de ansiedad y saber cuál era la situación en su mundo mientras ella estaba fuera. De que Nanashi, Nithael, Xefil, Saito y Felipe estaban bien. Necesitaba quitarse todas esas preocupaciones de encima, pero antes debía salvar esos dos mundos.

A la señal de sus compañeras, alzó la Llave Espada y canalizó su energía a través de sus brazos hasta el metal. Como en reino Encantado. Ya lo había hecho antes no hace mucho, y podría repetirlo una segunda vez.
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Re: [El Intersticio] Oscuridad en el Intersticio

Notapor Suzume Mizuno » Sab Mar 24, 2018 7:00 am

L-l-lo sé. P-p-padre siempre…—El chico de pelo largo se mordió el labio inferior y a Fátima le pareció que se sonrojaba. Quizá «ennegrecía» sería más apropiado para su caso—.Ahora lo veréis. Estamos a punto de llegar.
Tuvo que conformarse con eso. Además, entonces recibió un mensaje.

«Te quiero. Nos vemos en casa.»

Fátima se detuvo un momento. Luego miró al cielo oscuro y tragó saliva. Malik estaba bien. Gracias a la Luz, en su lado, al menos, se había terminado. Se preguntó si estaría herido. Seguro que sí. Pero una vez llegara a casa, haría como que no. Era lo bueno y lo malo de la magia y las pociones. No dejaba cicatrices, solo fantasmas.

«Quiero verte.»

Parpadeó con fuerza y tecleó:

Te quiero todavía más. Cúrate, cuídate. Besa a los niños.

No quería prometer nada.

Coronaron una nueva cresta y entonces encontraron el origen de la luz, dos grandes corazones que giraban el uno alrededor del otro a una velocidad apabullante, tanto que habían creado un enorme cráter bajo ellos. Parecía que fueran a destrozarse la una a la otra y… De pronto alguien echó a correr hacia ellos. Un niño, como los otros dos, solo que parecía algo más pequeño y, desde luego, menos imponente.

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¡Eveeeee! —El albino torció la boca. Así que ese era su nombre—. ¡Zeeeeeel! ¡Habéis tardado mucho, papá dice que tenemos que darnos prisa si no queremos convertirnos en calamares fritooooos!

El chico nuevo tenía el pelo rojo como el fuego y manierismos infantiles, avanzando a saltitos alegres en su dirección. Entonces, para sorpresa de Fátima, se abrazó a la cintura de Ryota.

¡Tú eres Ryota! ¡Siempre te describe con esa cara de mala leche, como Zel! ¿Has traído a Nanashi y Yami? ¡Quiero conocerlas! Por cierto, me llamo Ruz.

«¡Cara de mala leche!»

Fátima se cubrió la boca para no reírse, pero no pudo evitar un resoplido, por mucho que por dentro se maldijera por caer ante una cosa tan tonta. Solo se reiría un niño, diantres.

Ryota apartó a Ruz por los hombros.

¿Quién es tu padre?

El niño sonrió y señaló hacia el borde del cráter. Allí había alguien que se incorporó con lentitud. Fátima apretó el móvil contra su pecho y contuvo la respiración.

Era él.

Ronin estaba más mayor y se le notaba. Además, parecía que sus ropas habían visto muchos remiendos. No tuvo mucho más tiempo para verlo porque Ryota corrió hacia él y le tocó la cara, estupefacto.

Eres tú. —Fátima notó un dulce pinchazo en el pecho cuando el Maestro esbozó una sonrisa—. De verdad eres tú. Aquí. Conmigo. Se lo he dicho una y otra vez a los niños, pero es... Increíble. Y estás... —Rio con debilidad—. Muy joven, ¿no? ¿O soy yo, que te he echado demasiado de menos?

«Ay.»

Sintió que no debía estar viendo eso, que no era justo, pero pensó en Malik y no pudo resistirse a levantar el móvil. Tenía los ojos anegados en lágrimas de la emoción. Estaba vivo. Estaba allí. Sentía que todo iba a salir bien. Todo.

Malik tenía que saberlo.

¿Cómo?—preguntó a su vez Ryota—. Si solo hubieras dado una señal, habría venido a sacarte de aquí. Habría hecho lo imposible por…

Entonces, se besaron. Fátima tragó aire y se le escaparon las lágrimas mientras sonreía.

Ruz soltó una risita y se cubrió la boca con las manos, mientras Zel suspiraba y Eve mascullaba algo, apartando la vista.

Ronin gruñó de pronto y apuntó a los niños con el dedo. Ruz se estaba riendo y Zel suspiraba, mientras que Eve había apartado la vista, mascullando.

Un respeto, eh, que este será vuestro nuevo padre. Ryota, chicos —hola, cómo estáis—, os presento a Nieve, Rapunzel y Caperucita.—Fátima se quedó mirando a los niños, identificándolos uno tras otro. Al comprender el motivo detrás de cada nombre, le entró la risa floja—. Ahora son mis hijos. Resulta que el vórtice sobre Ciudad de Paso era un agujero negro, me dejó en un lugar que he bautizado como Fin del Mundo y ahí encontré a estos tres renacua...

Padre, no tenemos tiempo.—interrumpió Zel, o Rapunzel, que señalaba hacia los corazones. Habían empezado a girara tan rápido que la tierra vibraba bajo sus pies.
Agh, tienes razón, Zel. Ya os lo explicaré todo más tarde.¡Rodead los Corazones! Venga, daos prisa. Niños, ayudadles, por favor. Con sellarlos a la vez, todos juntos, debería bastar para que se separaran y... Oh, ¿qué es esto?

E-es la manzana de las Hespérides —dijo Miki, que parecía sentirse muy fuera de lugar. Le entregó la fruta dorada. Fátima contuvo las ganas de levantar la mano y gritar que la había conseguido ella—. Si la destruimos sobre los Corazones, su poder podría separarlos y ayudaros a sellarlos sin que haya consecuencias graves. Es, eh... ¿Puede ser útil, no?

Mucho, sí. ¡Gracias! —La palmada que le dio Ronin resonó con fuerza—. ¿Te encargas tú de ella?

Ruz sugirió a Bella que se quedara descansando y luego se llevó a Ragun consigo. Antes de que Fátima pudiera decir nada, Zel exclamó:

Vosotras—Fátima vio que también llamaba a Alanna—, venid por aquí.

Zel miró mal a Bella, lo cual implicó que Alanna miró mal a Zel y se formó un triángulo extraño… que se convirtió en un intento de cuadrado cuando Alanna la buscó a ella. Aumentó de lados todavía más una vez Fátima contempló a Bella, preguntándose si sería capaz de aguantarlo.

«Es la que tiene más conexión con los Corazones.»

Además, sabía que su aprendiz no la perdonaría si la obligaba a quedarse de lado.

Estoy segura de que Bella puede aguantar un poco más.

Luego correteó detrás de Zel, que no era muy alto pero sí rápido. Malditas piernas cortas. Entre tanto manipuló el móvil, envió la foto y escribió para Malik:

¡Está vivo! ¡Y tiene a los bebés!

Que no eran bebés, pero no había tiempo para explicar nada. Solo después de enviar el mensaje se planteó que quizá todos fueran a morir ahí y le hubiera mandado una cruel esperanza a su marido. Pero ya era tarde para arrepentirse.

Fátima invocó su Llave Espada cuando estuvieron tan cerca de los Corazones que le extrañó no quedarse ciega. Temblaba junto a la tierra y el zumbido del giro, la intensidad de la energía resultaban abrumadoras. Fátima dio un apretón a Bella en la mano y luego asintió en dirección a Alanna.

«Va a salir bien.»

Miró en dirección a Ryota y Ronin, que no se habían separado. Luego, a los niños. Allí estaban.

Era imposible, pero allí estaban todos.

Solo tenéis que apuntar con vuestras Llave Espada. Os apoyaré.

Gracias, Zel—sonrió al muchacho.

Luego apuntó con su Llave Espada y se concentró en lo que tenía que hacer. Si sobrevivían, si lo lograban, lo primero que haría sería correr hasta Ronin (esperar si lo pillaba ocupado) y darle un abrazo.

Estaba tan contenta… de que estuviera vivo.
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Re: [El Intersticio] Oscuridad en el Intersticio

Notapor Denna » Dom Mar 25, 2018 4:22 am

Eh… Perdón si estoy arruinando el momento. —Bajé de las nubes al notar unos golpecitos en el hombro y levanté la cabeza hacia Alanna—. Pero, ¿quién es esta persona?

Oh, pues... En realidad es...

¿Cómo decirlo? ¿Cómo describirlo? Hice memoria y me di cuenta de que no era la persona más indicada para contarlo. Por aquel entonces... Oh, Dios mío. El tiempo había volado y casi no me había dado cuenta.

Es Ronin, el antiguo líder de Tierra de Partida —expliqué vagamente—. Tras lo de Ciudad de Paso se... se le dio por muerto. No, le vieron morir, y a manos de Xihn —recordé, y fruncí el ceño—. Esto es increíble, demasiado. Podría ser un truco...

Salvo que no lo era. Incluso yo, desde ahí, me daba cuenta. Bastaba con ver la expresión de Ryota, y la del propio Ronin. No, aquello, al menos, no podía ser un engaño. Miré de reojo a Daian, preguntándome hasta qué punto estaría enterada de lo ocurrido, qué habría visto u oído antes y después de irse de la Orden. Me quedé mirándola un momento, preguntándome qué secretos escondería. En realidad, noté, sabía muy poco acerca de ella. Ante la intimidad que habían compartido Ryota y Ronin, no podía hacer más que darle vueltas.

Pero... ¿Por qué? ¿Por qué ella?

Un bracito delgado tironeó de mi mano, y el primer niño, Eve, gruñó sin apenas levantar la voz:

Vosotras conmigo. Ya habéis oído lo que hay que hacer, ¿no? Pues eso. No la fastidiéis.

Los Corazones, sí... Dejé que el niño tirara de mí y de Daian. De mientras, seguía con la mirada a Alanna y a Fátima, que se alejaban con Bella guiadas por Zel. Hora de centrarse.

Si hemos venido es con la idea de arriesgar todo. Nuestras vidas, no volver a ver a nuestras familias —protestó Daian—. Por favor, deja de dudar de nosotros. Al menos, del maestro Ryota.

Oh, pero el niño no lo decía por eso. Recordé la cara que había puesto cuando Ronin lo había presentado junto a sus hermanos, y una oleada de ternura y comprensión me hizo querer abrazarle. Un impulso que, por suerte, contuve.

Está bien, Daian, está bien —dije con suavidad, y sonreí a Eve—. No la fastidiaremos. Prometido. Gracias por habernos guiado y... ¿Hay algún otro nombre por el que quieras que te llamemos? Eve es muy bonito, pero si no te gusta, siempre puedes cambiártelo. No serías el primero ni el último.

¿Preparada? —preguntó Daian, ya lista—. Cuanto antes terminemos con esto, antes podremos volver a casa.

Yo estoy lista si tú lo estás. ¿Juntas?

Ante la señal, vacié mi mente de todo pensamiento que no fuera el de sellar los Corazones. Íbamos a volver a casa. Todos. El problema de Atlántica se solucionaría, y también Reino Encantado y Agrabah estarían a salvo. Todo iba a salir bien.

Con los ojos cerrados, sonreí todavía más. Habría tiempo de sobras para hablar, con Daian, con Ronin, con quien fuera. En particular, quería averiguar más acerca de esos niños, ya que apenas había habido ocasión para aclarar ese detalle. Su identidad como los famosos «bebés» de Xihn había quedado aclarada, pero... ¿Cómo se suponía que debíamos proceder ahora?

¿Querrían seguir a Ronin? A excepción de Ruz, los niños no parecían demasiado apegados a su padre. Mentor. Salvador. Lo que fuera. Aprovechando que tenía a Eve prácticamente al lado, me gustaría preguntarle todo eso sin más. Eran piezas clave en aquella guerra, lo supieran o no, pero no dejaban de ser individuos. Y sentía mucha, mucha curiosidad.
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Notapor Suzume Mizuno » Mié Mar 28, 2018 6:28 pm

Las luces de las Llave Espada impactaron con violencia contra los Corazones. Bella se unió con sus propia Llave Espada, mientras que los hijos de Ronin se quedaron cerca de los Caballero… Y vigilaron. En el momento en que los Corazones empezaron a dejar escapar emanaciones de luz, levantaron firmes barreras de oscuridad para evitar que aquellos latigazos blancos y ardientes alcanzaran a los Caballeros.

Poco a poco, se trazaron líneas de luz que fueron frenando el brutal giro de los Corazones. Fue un esfuerzo supremo, que los drenó y casi arrastró consigo. Si no fuera porque los niños los agarraron por la espalda, el viento que se levantaba, unido al temblor de la tierra, los habrían tirado al suelo. La columna de luz era cada vez más alta y cegadora.

Entonces, lentamente, la velocidad empezó a reducirse hasta que pudieron distinguir con claridad un corazón de otro.

¡Vamos, ya casi está!

Era fácil de decir, pero los Caballeros sentían cómo les fallaban las piernas y empezaban a drenarse de energía. Con todo, sus Llaves habían logrado crear una red que terminó por detener el giro. Luego vino lo peor; separar los Corazones. Ahí fue cuando los niños se introdujeron en el cráter y empezaron a liberar emanaciones de oscuridad. Los Corazones retrocedieron, como dos polos opuestos, para escapar del roce.

Y entonces, Ronin se adelantó con su Llave Espada y lanzó un último rayo.

Cuando se recuperaron de la impresión de luz, el cráter estaba vacío. No solo eso, sino que el lugar comenzaba aclararse. Ronin asintió con satisfacción.

Y así es como se hace. Fácil, ¿verdad?

Soltó una risotada y empezó a felicitar a todo el mundo, en especial a sus hijos. Ryota seguía sus movimientos con la mirada, como si todavía no pudiera creer lo que veía.

De la nada, la pequeña Fátima se arrojó contra Ronin, quien, sorprendido, la levantó del suelo para observarla. La risa que soltó entonces fue todavía más fuerte.

¡Pero si eres Fátima! ¿Qué pasa, es que todos os habéis vuelto diez años más jóvenes o qué? —preguntó. Entonces, por fin, miró con calma a su alrededor—. Eso explicaría por qué veo a tan pocas caras conocidas. Ragun, Nadhia... Tenéis buen aspecto. —Ladeó la cabeza y se dirigió, extrañado, a Ryota—: Dime que tienes a otros cinco grupos repartidos por los demás mundos, por lo menos.

Más o menos... —murmuró este—. Será mejor que lo hablemos al llegar a... casa. Han cambiado muchas cosas en este tiempo.

Ronin hizo ademán de preguntar algo más, pero algo en los ojos de Ryota desvaneció todas sus cuestiones. Más serio, volvió a dejar a Fátima en el suelo y se cruzó de brazos.

Cuatro años, ¿eh? Mejor contádmelo cuanto antes. Algo me dice que no será agradable y... y quiero que ellos también lo sepan.

Señaló a los niños con un gesto.

Deben saber lo que Chihi... lo que ella es capaz de hacer. Lo que ellos mismos podrían hacer algún día si escogieran el mal camino. Son sólo niños —advirtió—, así que pobre del que les traumatice de por vida, pero... Deben saberlo antes de llegar a Tierra de Partida. Será lo mejor.


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Re: [El Intersticio] Oscuridad en el Intersticio

Notapor Drazham » Vie Mar 30, 2018 9:44 pm

Dioses, y ella creyendo que sería muy parecido a sellar el corazón de Reino Encantado, o incluso el de la Cite. ¡Para nada! Alanna resollaba del esfuerzo titánico que estaba haciendo por mantener su agarre en la Llave Espada, la cual drenaba sus energías a una velocidad alarmante. Para mayor escarnio, los haces que lanzaban sus armas solo parecía que estuviesen enfureciendo a aquella vorágine de luz. No era por las barreras de los chiquillos y hubiese perdido la concentración por culpa de los rescoldos que amenazaban por freírles.

Parecía una gesta imposible que solo los dioses podrían ser capaces de realizar, pero funcionaba. Los corazones se empezaban a mover gracias a sus llaves, y los niños fueron capaces de meterse en aquel infierno y usar su magia para repelerlos e impedir que colapsasen el uno contra el otro.

Un último haz por parte de Ronin salió disparado. Alanna ya no tuvo más remedio que cerrar los ojos por el fogonazo, y cuando los abrió con pereza… Desapareció. Las dos masas de luz se habían esfumado, y lo único que quedaba era un enorme cráter en mitad de la nada.

Como si hubiesen cortado una cuerda de la que hubiese estado estirando con fuerza, las piernas le fallaron y cayó de culo contra el suelo de un batacazo. Era lo de menos cuando sentía aguijonazos en el resto del cuerpo y las bocanadas de aire le sabían a poco.

Y así es como se hace. Fácil, ¿verdad?

Alanna torció el gesto en una expresión indescriptible y miró a la “leyenda” de Tierra de Partida mientras se reía a carcajada limpia de su propio chiste. Le habían contado que el gran Maestro de Maestros solía pecar de no tomarse muy en serio muchas cosas, pero…

¿Es de normal tan… así? —le preguntó a Fátima en un susurro, sin quitarle el ojo de encima a Ronin.

Fuera lo que fuese que vio alguien tan serio como Ryota en él, debía de echar por tierra el ser tan guasón. O que tuviese a dos de sus hijastros en plena fase de rebeldía y apenas tomase cartas en el asunto. Pensándolo mejor, que también fuesen a tener a Ryota como figura paternal les iba a venir pero que muy bien.

Alanna hizo acopio de fuerzas para levantarse y resopló de cansancio. Por lo menos, algo de energías le insufló la estampa de una Fátima infantilizada siendo alzada por Ronin. Como si de un padre con su hija se tratase. Alanna curvó sus labios en una media sonrisa. No sería muy disciplinario, pero debía admitir que cariño no le faltaba en absoluto.

Cuatro años, ¿eh? Mejor contádmelo cuanto antes. Algo me dice que no será agradable y... y quiero que ellos también lo sepan.

Ronin apuntó a los chiquillos.

Deben saber lo que Chihi... lo que ella es capaz de hacer. Lo que ellos mismos podrían hacer algún día si escogieran el mal camino. —Alanna apretó los labios en una fina línea—. Son sólo niños, así que pobre del que les traumatice de por vida, pero... Deben saberlo antes de llegar a Tierra de Partida. Será lo mejor.

Podría ser lo mejor, pero, ¿cómo explicárselo? ¿Cómo decirles que Xihn era un monstruo sin escrúpulos sin que ellos concibiesen la mera idea de que ellos podían ser lo mismo? O de que se les tachase de tales. Ella ya había pasado por una fase muy similar por culpa de Maléfica en la que se llegó a debatir si tenía lugar entre los demás, y bajo ninguna circunstancia deseaba que ellos pasasen por lo mismo.

Alanna dio un paso adelante, cruzándose de brazos. Tarde o temprano descubrirían de qué era capaz Xihn, así que cuanto antes lo supiesen, mejor.

No sabría cómo exponerlo —confesó, meneando la cabeza. Iba a tener que resumir bastante si quería evitar detalles escabrosos y no alargarse demasiado—. Pero Ronin tiene razón. Esa… persona ha sido responsable de que mucha gente inocente haya perdido sus hogares. Nosotros, como buenamente podemos, tratamos de que todos ellos puedan empezar de nuevo, en Tierra de Partida. —Trató de sonar más animada cuando mencionó la base de la Orden, esbozando una sonrisa que dedicó a los niños—. Ahora mismo no es lo que se diga el lugar más tranquilo del Intersticio, pero es un buen sitio para vivir. Por lo menos, yo hace cuatro años que llegué allí y pude encontrar un nuevo hogar. Y una familia.

Familia. Le daba vergüenza admitirlo en voz alta. Aunque debía reconocer que la madre de Nikolai tenía su mérito para aceptarla en su seno y tratarla como si fuese su propia hija.

En cuanto pudiese y viese el momento, se acercaría a Ronin. Estaba segura que de todos los presentes, sería la única que apenas conociese al hombre, pero ya que la propia leyenda se presentaba en frente suya, no había motivo para no hacerlo.

Esto… ¿Maestro Ronin? —dijo entre titubeos, llevándose una mano al brazo—. E-es un placer conoceros después de lo mucho que me han hablado de vos. Me llamo Alanna, e ingresé en la Orden hace cuatro años. Yo querría… —Se mojó los labios en una pausa incómoda—. No sé si os acordaréis de uno de los Caballeros a los que salvastéis durante el incidente de Ciudad de Paso. Se llama Nikolai —explicó—. Es solo que, bueno… Me contó que uno de los infortunios que le sigue pesando de aquel día es que acabaseis aquí por su culpa. Sé que no es un asunto que me incumbe, pero… —Suspiró por la nariz y, tras unos segundos, inclinó la cabeza—. Muchísimas gracias por salvarle.

«Y también por darme la oportunidad de conocerle».
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Re: [El Intersticio] Oscuridad en el Intersticio

Notapor Denna » Lun Abr 02, 2018 10:58 pm

Y así es como se hace. Fácil, ¿verdad?

La Llave Espada prácticamente se me escurrió de las manos. Fácil, decía. Era como si los Corazones me hubiesen robado las pocas energías que me quedaban. Por suerte (o no), no era la única que parecía sentirse como si una nave le acabase de pasar por encima.

Gracias —murmuré en dirección a Eve. Él y sus hermanos nos habían sujetado ante la fuerza de los Corazones, demasiado intensa para soportarla nosotros solos. Le puse una mano en el brazo a Daian mientras comprobaba con la mirada que no hubiera heridos—. Eh, ¿te encuentras bien? ¿Muy cansada?

La rodearía con el brazo en caso de que necesitara apoyarse —algo me decía que mi cuerpo no estaría recibiendo muy bien los efectos de aquella misión y que, cuando lo recuperara, iba a necesitar un buen descanso—, y me acerqué al corro que se había formado alrededor de Ronin. Fátima se encontraba en brazos del Maestro cual niña con su padre, y Ryota le susurraba a él algo con una expresión muy seria.

«Cara de mala leche», la había llamado Ruz antes. Apreté los labios para contener una risita muy inoportuna.

Cuatro años, ¿eh? Mejor contádmelo cuanto antes. Algo me dice que no será agradable y... y quiero que ellos también lo sepan.

«¿Cómo?»

Deben saber lo que Chihi... lo que ella es capaz de hacer. Lo que ellos mismos podrían hacer algún día si escogieran el mal camino. Son sólo niños, así que pobre del que les traumatice de por vida, pero... Deben saberlo antes de llegar a Tierra de Partida. Será lo mejor.

Alanna fue la primera en hablar, para mi sorpresa. Escuché sus palabras con un peso cada vez más grande en el estómago.

No lo pretendía, pero fui la siguiente. Simplemente ocurrió. Y antes de que pudiera darme cuenta, ya estaba hablando:

Está lleno de refugiados. Tierra de Partida, quiero decir. Casi no cabe más gente. —Cogí una bocanada de aire—. Pero todos ellos... no son más que una pequeña parte de lo que solía haber ahí fuera y se ha perdido. Antes... ah, creo que nunca habéis visto el Intersticio como tal, ¿verdad? Antes solía haber muchos mundos. Muchas estrellas, todas ellas brillantes y preciosas e increíbles. Ahora es mirar al cielo y... y ver sólo oscuridad. No es una oscuridad buena. Es fría y está vacía.

Vacié mis pulmones de aire. Decir todo eso era más doloroso de lo que esperaba.

Si no es peor es porque... porque hemos tenido una suerte ridícula. Y espero de corazón que esa suerte nos siga acompañando, porque nuestro enemigo es muy, muy poderoso. Lo bastante como para borrar todas las estrellas del Intersticio.

No sabía si Ronin consideraría aquello como un «trauma de por vida» para sus niños, pero no se me ocurría otra forma de expresarlo. No podía ser más suave ni quería ser más cruda, aunque, viéndolos, parecían muchísimo más maduros e inteligentes de lo que aparentaban. Más o menos.

Recordé lo que Tabris nos había dicho en aquella ocasión. De un modo u otro, aquellas criaturas eran mucho más ancianas que todos nosotros juntos. Y eso era terrorífico.

No diría nada más. No tenía la suficiente confianza con Ronin como para hablar con él directamente, ni era una desconocida como Alanna, que podía presentarse directamente. Ni siquiera era la dueña de mi propio cuerpo en esos momentos.

Sólo quería llegar a casa. Enterarme de todo lo que había ocurrido, y saber si hoy sería el día en que lloraría la pérdida de alguien.
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Re: [El Intersticio] Oscuridad en el Intersticio

Notapor Suzume Mizuno » Mar Abr 03, 2018 3:57 am

Costó la vida. Muchísimo. Tanto que a Fátima le flaquearon varias veces las débiles piernas. Hasta se le escapó algún que otro quejido mientras las Llave Espada trazaban una tela de luz alrededor de los Corazones y lograron que empezara a reducirse la velocidad de su giro.

¡Vamos, ya casi está!

Luego hubo que separarlos, lentamente, con cuidado. A Fátima le latía tan fuerte la cabeza que se le saltaron las lágrimas y el brazo de la Llave Espada le ardía. Al final, cuando lograron que se despegaran la una de la otra, Ronin lanzó un rayo y hubo tal explosión de luz que Fátima no pudo más y cayó de culo. Una vez se le aclaró la vista, vio que el cráter estaba limpio y vacío.


Y así es como se hace. Fácil, ¿verdad?

Rio, oh Luz esa risa, y Fátima respiró hondo mientras se masajeaba los brazos.

¿Es de normal tan… así? —le preguntó Alanna.

Fátima sonrió, mostrando los dientes de leche.

¡Oh sí! ¡Y aún más descarado!

Se levantó con algo de esfuerzo y corrió a abrazarse a la cintura de Ronin. Este la levantó en volandas sin esfuerzo y la estudio. Lanzó una carcajada ensordecedora.

¡Pero si eres Fátima! ¿Qué pasa, es que todos os habéis vuelto diez años más jóvenes o qué?

¡Tachán!—rio ella—. Es largo de contar, pero sigo siendo mayor. Creo. ¡Malik y yo estamos casados y he tenido dos hijos y he adoptado a otro! —exclamó con emoción, sin pensar en lo extraño que debía ser escuchar esas palabras saliendo de un cuerpo tan menudo.

—[color=red]Eso explicaría por qué veo a tan pocas caras conocidas. Ragun, Nadhia... Tenéis buen aspecto.
—Fátima sacudió las piernas para que la bajara, pero parecía haberse olvidado de ella—: Dime que tienes a otros cinco grupos repartidos por los demás mundos, por lo menos.

Más o menos... —murmuró Ryota—. Será mejor que lo hablemos al llegar a... casa. Han cambiado muchas cosas en este tiempo.

Con una expresión severa la depositó en el suelo y Fátima se alejó un poco mientras el viejo Maestro de Maestros se cruzaba de brazos.

Cuatro años, ¿eh? Mejor contádmelo cuanto antes. Algo me dice que no será agradable y... y quiero que ellos también lo sepan.—Hizo un gesto a los niños—. Deben saber lo que Chihi... lo que ella es capaz de hacer. Lo que ellos mismos podrían hacer algún día si escogieran el mal camino. Son sólo niños, así que pobre del que les traumatice de por vida, pero... Deben saberlo antes de llegar a Tierra de Partida. Será lo mejor.


Alanna fue la primera en hablar de toda la gente que Xihn había matado, pero también dijo que Tierra de Partida era un buen sitio, un hogar. Una familia. Fátima sonrió, retorciéndose un mechón de pelo. La entendía bien. La realidad que expuso Celeste, sin embargo, fue más dura. Habló de los refugiados, de las muertes, de los mundos y estrellas perdidas.

Os hemos buscado durante años. Nos avisaron del futuro. Nos dijeron que debíamos cuidaros y protegeros, aunque se ve que podéis hacerlo solos. Pero, si nos dejáis, estaremos ahí para vosotros. Sois… la esperanza que tenemos de reinstaurar el equilibrio, de corregir los errores del pasado. Si queréis, Tierra de Partida puede ser vuestra casa. Seguro que habrá muchos niños a los que podáis enseñar cosas. Y a nosotros también—añadió con seriedad.

Calló y pensó en Malik de vuelta en casa, con sus hijos. Le entraron ganas de sentarse en el suelo de alivio. Lo habían logrado, otra vez, aunque por los pelos. Y Ronin… ¡Ronin! ¡Todo ese tiempo cuidando de los niños!

«¡Idris, puede que haya esperanza todavía!»

Y no venía como Luz. Al menos, no una que estuvieran acostumbrados a ver.

Por una vez, la Oscuridad era la mejor noticia que podían haber tenido.
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¡Gracias por las firmas, Sally!


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Re: Última ronda

Notapor Sombra » Mar Abr 03, 2018 5:18 pm

Desde las Llaves Espada surgieron potentes rayos de luz que golpearon los corazones que seguían orbitando y amenazando con consumirse. Las cosas fueron muy confusas, vi como se alzaban varias barreras de oscuridad y los destellos que desataban las cerraduras de ambos mundos empezaban a dejar de escaparse de los corazones. Las barreras oscuras que habían levantado nos protegieron de algunas luces que barrieron el terreno y que podrían haber acabado con nosotros en un suspiro. La tierra tembló y el aire vibró con furia amenazando con lanzarnos contra el suelo mientras que una columna de luz se levantaba en el centro brillando con la fuerza de mil soles.

Los corazones orbitaban cada vez más lentamente mientras que sentía como todo mi poder mágico era drenado por el haz que mi llave espada dejaba escapar contra una de las cerraduras. Agarré mi arma con ambas manos, sintiendo que si no la sujetaba con firmeza saldría disparada contra aquel violento espectáculo de luces y sombras.

¡Vamos, ya casi está!

Tomé rápidamente un éter cuando sentí que mis fuerzas mágicas flaqueaban y mis piernas empezaban a ceder ante la presión de las ondas de choque. Si la energía de un solo mundo era inmensa... La de dos mundos era simplemente inabarcable y nosotros estábamos allí en medio de aquello, evitando que dos mundos se destruyesen el uno al otro y sellando sus cerraduras para siempre.

Los niños se internaton entonces en el cráter, era casi como si hubiesen entrenado toda su vida para aquel momento. Los mundos prácticamente habían fusionado sus corazones, incluso si habíamos detenido por el momento que aquello se completase... Si nos íbamos había un alto riesgo de que la fusión se finalizase... O que quedasen conectados de una forma extraña, por eso aquellos niños fueron importantes en aquel momento.

La oscuridad que brotó de sus cuerpos era algo que nunca había visto, no era simple oscuridad o corrupción... Era la oscuridad más pura que jamás hubiese llegado a ver. Entonces, Ronin apuntó con su propia Llave Espada y disparó un último rayo de luz. Aquello fue lo que separó ambos mundos, repelidos como dos polos positivos de un imán.

En el cráter solo quedaron los niños de oscuridad. Hubo un breve silencio que el viejo pirata se encargó de romper.

Y así es como se hace. Fácil, ¿verdad?

Espero no repetir la experiencia, la verdad —sonreí agotado. Limpié el sudor de mi frente, que estaba chorreando y me dejé caer en el suelo jadeando mientras el antiguo líder de Tierra de Partida felicitaba a todo el mundo.

Vi con cierta ternura como la pequeña Fátima afectada por el Caos se lanzó sobre el hombre que habíamos creído muerto todo este tiempo... Y con razón. Yo no tenía el apego que ella le tenía, pues había vivido la mayor parte de mi tiempo en La Orden siendo el enemigo pero... Desde luego, había echado de menos su voz.

¡Pero si eres Fátima! ¿Qué pasa, es que todos os habéis vuelto diez años más jóvenes o qué? —preguntó con su clásico tono jovial pese a su aspecto cansado—. Eso explicaría por qué veo a tan pocas caras conocidas. Ragun, Nadhia... Tenéis buen aspecto.

Lancé una mirada de urgencia hacia Daian e intervine casi de inmediato nervioso.

Muchas gracias, Maestro. Es... Es genial verle así de... Vivo —bajé la cabeza avergonzado por lo tontas que habían sonado mis palabras—. Ronin yo... Siento no haber podido salvarle en aquel momento. Light se alegrará mucho de su regreso, él se vio muy afectado por su desaparición.

Dime que tienes a otros cinco grupos repartidos por los demás mundos, por lo menos. —Dijo después Ronin dirigiéndose a Ryota.

Más o menos... —contestó escueto Ryota—. Será mejor que lo hablemos al llegar a... casa. Han cambiado muchas cosas en este tiempo.

Ante la mirada de su amante, el semblante de Ronin cambió a uno más serio, se cruzó de brazos.

Cuatro años, ¿eh? Mejor contádmelo cuanto antes. Algo me dice que no será agradable y... y quiero que ellos también lo sepan.

Ronin se refirió a sus hijos.

Deben saber lo que Chihi... lo que ella es capaz de hacer. Lo que ellos mismos podrían hacer algún día si escogieran el mal camino. Son sólo niños —nos recordó con un tono que sugirió una muy sutil amenaza—, así que pobre del que les traumatice de por vida, pero... Deben saberlo antes de llegar a Tierra de Partida. Será lo mejor.

Solo niños... Solo niños pero con el poder de controlar con extrema facilidad a miles de sincorazón e incorpóreos. Niños con un potencial destructivo que podía provocar tanto daño o más que Xihn. ¿Por eso aquella línea de tiempo los temía?

Fátima se acercó a los niños.

Os hemos buscado durante años. Nos avisaron del futuro. Nos dijeron que debíamos cuidaros y protegeros, aunque se ve que podéis hacerlo solos. Pero, si nos dejáis, estaremos ahí para vosotros. Sois… la esperanza que tenemos de reinstaurar el equilibrio, de corregir los errores del pasado. Si queréis, Tierra de Partida puede ser vuestra casa. Seguro que habrá muchos niños a los que podáis enseñar cosas. Y a nosotros también

Pero nada de aprovecharse de los humanos que son en parte sincorazón o incorpóreos —añadí medio en broma. Seguramente, el efecto aquella orden fue tan fuerte porque no me la había visto venir, esperaba que al menos lograse controlarme mejor en el futuro—. Me encantaría trabajar con vosotros en el futuro y si tenéis cualquier duda podéis acudir a cualquiera de nosotros, os ayudaremos en todo lo que nos sea posible.

»Maestro Ronin, bienvenido a casa.
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Ronda Final

Notapor Denna » Sab Abr 07, 2018 2:17 am

Los tres niños escucharon en silencio y con gran atención los testimonios de Alanna, Celeste, Fátima y Ragun. Sus expresiones variaban de la incredulidad a la sorpresa, del recelo a la incomodidad. Ruz fue el primero en reaccionar. Cogió con una mano muy menudita la de su padre y tiró de ella con suavidad.

Yo quiero ir a casa con ellos, papi. Quiero vivir en una casita de verdad y ver las estrellas.

Ronin dibujó una sonrisa torcida y le revolvió el pelo.

¿Cómo voy a negarme a eso?

Zel, más estoico, miró a Fátima con los ojos entrecerrados.

¿En serio os podemos enseñar cosas? ¿Nosotros?

No sé qué os habrá contado Ronin en este tiempo, pero deberíais saber que Tierra de Partida ha adoptado una actitud más tolerante que nunca a la Oscuridad —replicó Ryota—. A la Oscuridad como la vuestra, quiero decir. Y... es cierto. Llevamos mucho tiempo esperándoos. Seréis recibidos como parte de la Orden.

Zel asintió, pensativo, y desvió la mirada hacia Eve. Ruz hizo otro tanto, extendiendo su mano libre hacia él. Eve resopló y puso los ojos en blanco.

De acuerdo, vamos. Qué remedio. Pero yo me aprovecharé de quien me dé la gana, que conste. A mí nadie me mangonea.

A Ronin se le escapó otra carcajada.

Es un bocazas, pero en el fondo es un trozo de pan. No le haría daño ni a una mosca, no os preocupéis...

¡O-oye, yo...!

Zel le puso una mano en el hombro a su hermano, comprensivo, hasta que ahogó todas sus protestas. Entre tanto, Alanna se acercó a Ronin, titubeante, ganándose una mirada de curiosidad por parte del Maestro. Ante el nombre de Nikolai, alzó las cejas en señal de reconocimiento, y asintió para sí.

Ese día cumplí con mi deber como nunca lo he hecho antes. No es algo de lo que me arrepienta, y nadie debería sentirse culpable por lo que pasó. —Miró a Ryota un momento y su sonrisa se suavizó—. Nadie, ¿vale? Ha sido muy difícil para todos, pero... Os las habéis arreglado bien sin mí. Y eso es algo que no puedo agradeceros lo suficiente.

Luego, de improviso, le dio una palmada a la chica en la espalda.

¡Es un placer conocerte, Alanna! Deja que te dé, aunque tarde, mi bienvenida más sincera a la Orden. Ahora, cuando lleguemos a Tierra de Partida, me cuentas todas esas historias fantásticas que has oído sobre mí... Yo también tengo mucho de qué hablar. Y espero encontrar muchas más caras nuevas a las que saludar... tengan la edad que tengan —añadió, sonriendo en dirección a Fátima—. Venga, vamos a salir de aquí. Llevo años deseando hacer esto...

Ronin alzó una mano, y un Portal de Luz apareció ante ellos. Primero frágil y tembloroso, pero enseguida estable. Ryota creó otro de Oscuridad justo después, y extendió una mano hacia los niños. Estos, impresionados y agradecidos a la vez, cruzaron los primeros. Al otro lado, les esperaban un nuevo mundo y una nueva vida.

A los Caballeros también, aunque, por el momento, sólo podían imaginar cómo. Todo estaba a punto de cambiar.


El cuerpo de Poseidón regresó a su estado original cuando lograron derrotarlo. La princesa Ariel, exhausta, se sentó en una roca con el tridente cruzado sobre su cola. Su alrededor parecía sacado de algún cuento de horror. No reconocía nada de aquel lugar, ni pensaba que tuviera solución. Pensó con algo de amargura en todas las personas malditas, convertidas en tristes algas, que habían acabado sus vidas por la aparición de Xihn. Por otra parte, quizá era un fin más respetable a pasar la existencia reducido a esa triste existencia.

Notó un toque en el hombro y vio que Atenea se inclinaba sobre ella. La diosa tenía varias heridas que ya empezaban a cerrarse y también parecía cansada, si bien había un aire de dignidad que la envolvía como un aura aún mayor que la dorada que acompañaba a los dioses. La princesa agachó la cabeza a modo de reconocimiento.

Se ve que han logrado devolver los mundos a la normalidad.

Ariel sonrió y asintió con lentitud. Lo había notado hacia el final del combate. Eso le dio fuerzas para continuar adelante; cuando vio que su cueva volvía a la normalidad, supo que solo quedaba que ella terminara su trabajo. Y lo hizo. No veía el momento de devolverle el tridente a su hermana. Qué carga tan pesada la que tenía ella sobre sus hombros y la que también había llevado su padre sin quejarse ni una sola vez. Se dijo que debía estar a la altura.

¿Qué ocurrirá ahora?—preguntó Ariel.

Los hermanos de Poseidón estaban alrededor del cuerpo. Hasta Hades, un poco alejado, se había acercado. Ariel dudaba que fuera a presentar sus respetos, pero al menos no parecía molestar a Zeus, a Hera, Hestia y Deméter.

Atenea se sentó a su lado y se apoyó un poco en su larga lanza.

Siempre hemos sido doce olímpicos. Ahora necesitaremos que alguien ocupe el lugar de mi amado tío Poseidón.

Se miraron de reojo. Ariel acarició el tridente y cerró los ojos. Xihn había estado a punto de lograr que todo colapsara. Una diosa… una diosa, con un Corazón de Luz, quizá sería lo suficiente fuerte para hacerle frente. Por otra parte, no sabía si antes había habido diosas Caballero. No sabía si Ryota estaría dispuesto a aceptarlo.

No dijeron nada. Todavía era muy pronto, todavía el cuerpo estaba cálido y presente.

Nuestros mundos son vecinos. Colaboremos para asegurarnos de que nada así vuelva a suceder, prima.

Atenea asintió con severidad.

Cuando regreses con los Caballeros, hazles saber que no olvidaremos que han salvado nuestro mundo también.

Lo haré—prometió.

Pero antes tenía que devolverle el tridente a su hermana, le indicaría que por el momento no hacía falta buscar a Úrsula, y luego ver a su familia. Después volvería a ser la Princesa de Luz… y Caballero de la Llave Espada.

* * *


Si aquello recibía el nombre de libertad, no era algo que deseara.

Las limitaciones de un cuerpo eran necesarias y, por muy humano que fuera, el de Chihiro le había servido bien. Echaría de menos su magia temporal. Su fría capacidad de racionalizar. Se preguntó si el del ángel le transmitiría algo parecido.

De haber podido reír, lo habría hecho. A estas alturas, ya estaría encerrado en Tierra de Partida, protegido por las miradas de Ryota y de todos sus ridículos Caballeros, temiendo su aparición de un momento a otro. ¡Ah, si tan sólo hubiese obtenido el poder de Maléfica, entonces...!

Xihn se agitó y serpenteó de vuelta a su guarida. No necesitaba ojos para saber que sus generales ya se encontraban ahí, esperando su regreso. Para ver cómo Andrei interrumpía su respiración de repente y se ponía en tensión, y retrocedía, como si viese al más terrible de los monstruos. Para sentir cómo Karel se encogía a su lado, cómo el terror brillaba en sus ojos y una mueca de asco cruzaba su rostro.

¿Xihn...?

«¿Qué ocurre? ¿Os disgusta mi verdadero aspecto?»

Durante un breve instante, se preguntó qué habrían opinado los otros dos de verle en ese estado. Pero apenas dejó que el pensamiento le molestara. No importaba lo más mínimo.

Sí, las limitaciones de un cuerpo eran necesarias, pero tenía tiempo de sobras para hacerse con uno. Si algo había aprendido de Chihiro era que siempre había tiempo para todo.

Y ahora, lo que más le apetecía era recuperar lo que era suyo.

Spoiler: Mostrar
Y llegamos al fin de la trama. Gracias a todos los que saltasteis (o fuisteis arrastrados) a esta suerte de reciclaje del mini evento que queríamos hacer. Debido a las frecuentes caídas de gente, comprensibles pero que cansan y hacen dudar del esfuerzo, decidimos coser un poco el mini evento en esta parte y adelantar la llegada de Ronin y de los niños. Así que… Sí, esto ha sido un apaño y sabemos que no habéis tenido mucho que hacer. Pero en particular los de Atlántica era luchar contra un dios o salvar los mundos así que esperamos que al menos sirva un poco de consuelo dentro de la temática de los personajes.

Y así hemos llegado al final de Atlántica y el final del rol. Excepto porque queda un Global. Uno que empezaremos de aquí a dos semanas. No será monstruoso como los anteriores, pero sí cerrará de forma definitiva esta historia.

Así que muchas gracias por llegar hasta aquí. ¡Nos vemos dentro de poco los que sigáis por aquí!

Os soltamos la puntuación a los de Atlántica y a casita a descansar. +

EspeYuna: abandonas el rol así que nada.
Kairi: 66 PX. Subes a nivel 26 y se queda a 79PX del siguiente.
Red: no puntuabas.
LightHelco: abandonaste la trama hacia el final así que 58 PX. ¡Subes de nivel y te quedas a 51 del siguiente!
Suzume y Denna: como no queremos guerras de masters cuando falta tan poco nos damos la una a la otra 70. ¡Nepotismo! ¡Denna sube a nivel 29 y le quedan 68 para el siguiente nivel! Suzu se queda a 1PX para subir al 51 ):

Woah. ¡Es la última vez que puntuamos! ¡Somos elfas libres!
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