[La Cité des Cloches] Crónicas del Cristal

[Final Fan]

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Nombre: Crónicas del Cristal.
Solicitante: Federación Galáctica.
Descripción: Un elusivo individuo se ha escapado de las autoridades del Transporte Penitenciario Durgon. Se trata de un cazarrecompensas ilegal proveniente de un mundo lejano. Se encuentra en busca y captura y sus andanzas por los diversos mundos suponen un peligro para la preservación del Secreto. Es imperativo que un grupo de Portadores vaya en su busca para traerlo de vuelta a la nave y aplicarle su debido castigo.
Ha sido avistado por última vez en La Cité des Cloches utilizando la magia en medio de la calle para amenizar uno de los espectáculos organizados por una de las troupes gitanas de París.
Se recomienda extremada precaución durante la busca y captura del sujeto, puesto que sus habilidades mágicas lo convierten en un enemigo difícil del alcanzar.
Mundo: La Cité des Cloches.
Requisitos:
•De 2 a 4 participantes del mismo bando.
Notas:
•El GM entrará como participante en cuanto el objetivo sea localizado o para controlar a algún NPC con información relevante.
Recompensa:
•Llavero: Marea Abisal
•Anillo Fe
•5000 platines
•????
Sólo se entregará una unidad de cada premio. Los platines se repartirán entre todos los ganadores de la recompensa.
Interesados: Fátima Laforet, Light Hikari
EN PROCESO

La sala de mando del Transporte Penitenciario Durgon era un lugar más bullicioso de lo normal, incluso para un lugar tan transitado como lo era la colosal nave. Fátima y Light habían sido convocados allí personalmente para recibir información más detallada sobre el objetivo de su misión de busca y captura. Criaturas de todas las formas, colores y sabores se encontraban tecleando y operando llamadas, comunicándose con patrullas de la milicia de la Federación Galáctica, orientándolos en sus misiones. El que parecía el mandamás de aquel lugar se había presentado como el Capitán Gantu. Su ingente tamaño y facciones animales lo hacían una figura bastante imponente.

—La información más importante estaba en el anuncio de la misión —dijo Gantu. Sostenía algo en la mano—. El sujeto ha sido avistado por última vez en La Cité des Cloches. No hemos revelado su aspecto por seguridad, aunque si se da una situación de emergencia puede que acabe siendo necesario colgar carteles en el propio mundo. Este es el convicto.

Gantu extendió el objeto que tenía en la mano, que resultó ser una hoja de papel bastante grande con la foto de una persona y una recompensa. Debía ser uno de los carteles que tenían planeado colgar si todo fallaba.

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—Al parecer debéis capturarlo con vida —dijo Gantu, aunque se notaba un cierto resentimiento en sus palabras—. Podéis partir en cuanto queráis. Buena suerte, Portadores.

Gantu se despidió con un saludo militar y salió de la sala de mando como una exhalación.

[Suzume Mizuno]

—Con esto debería estar bien, supongo.

Fátima se alisó las mangas y luego puso los brazos en jarras, evaluando su aspecto: se había puesto ropa sencilla; unos pantalones, un jubón y una chaqueta, además de botas algo vencidas pero que le permitirían desplazarse sin demasiados problemas en caso de que tuvieran que correr. Todo con el estilo de la Cité. Recordaba más o menos el tipo de ropa que llevaban sus habitantes de una visita anterior, de modo que pensaba que conseguiría pasar desapercibida. Parecería un chico más, ni pobre ni rico. O eso esperaba.

Esa misma mañana había aceptado una misión del gremio junto a Light para capturar a un criminal y no precisamente porque tuviera mucho tiempo libre. Pero Fátima todavía recordaba con amargura lo impotente que se había sentido en Port Royal y tantos otros mundos donde, cada vez que había creído mejorar un poco se daba de bruces con la realidad. Debía ponerse al límite para intentar mejorar y si podía hacerlo ayudando a la gente, mejor que mejor. Aunque la realidad era que no le hacía nada de gracia perseguir a un criminal peligroso. Esperaba estar a la altura.

Salió a lo jardines, donde se había citado con Light. Era la primera vez que iría en una misión con él, de modo que sentía curiosidad acerca de cómo saldrían las cosas y si se llevarían bien, ya que nunca habían hablado demasiado.

«Parece una persona madura. Y Nadhia siempre habla bien de él. Seguramente podremos apañárnoslas sin problemas», pensó mientras se sentaba en un banco a esperar a su compañero, hecha un manojo de nervios.

Intentó apartar sus pensamientos de Light y volvió a preguntarse cómo habría acabado su objetivo en las cárceles. O, mejor aún, cómo había logrado escapar. Alguien con la capacidad de huir de la Federación debía ser tenido en cuenta, desde luego…

Sí, lo mejor que podía hacer era no llevarse a Harun. Quizás, cuando hubiera crecido un poco más.

[Light]

La Cité des Cloches era un mundo que Light jamás había tenido la oportunidad de visitar, hasta ese día. Había oído hablar de él; en especial, de la persecución de la raza gitana y la búsqueda de su exterminación. Parecía que la población de París era más irritable que la de otros mundos más tranquilos; por eso, si no querían llamar demasiado la atención y meterse en problemas, debían pasar inadvertidos.

Finalmente salió de su habitación, con el disfraz ya puesto. Había optado por una camisa blanca de lo más simple —y larguísima, al menos para su gusto― y unos pantalones oscuros algo holgados. Sobre la camisa exhibiría un jubón rojo y de calzado llevaría unas botas negras. En eso consistía su indumentaria, ni más ni menos.

Acudió lo más rápido que pudo a los jardines, donde se encontraría con su compañera de misión, Fátima. Esperaba no haberse retrasado demasiado por culpa de su inseguridad a la hora de elegir las prendas: era la primera vez que iba a aquel mundo y no estaba muy familiarizado con su cultura.

También era la primera vez que ambos aprendices salían juntos de misión. Apenas se conocían y solo había oído hablar de ella de la boca de Nadhia. A Light le daba la impresión de que Nadhia le tenía mucho aprecio cuando la mencionaba: se notaba que eran muy buenas amigas.

El aprendiz descendió del castillo, bajando los escalones a gran velocidad, a pesar del incómodo calzado. Atisbó en la lejanía a Fátima, quien ya le estaba esperando. Se dirigió hacia su posición a paso ligero y comprobó disimuladamente las prendas de su compañera cuando se acercó lo suficiente. Parecía que ambos habían elegido ropas de lo más simples. Le alivió el mero hecho de que fueran vestidos más o menos de manera similar.

—Espero que no hayas esperado demasiado —fue lo primero que le dijo nada más alcanzarla. Se rascó la sien cuando empezó a explicar el motivo de su ligera tardanza—. No estaba muy seguro de qué ropa escoger, ya sabes.

Soltó una pequeña risa y se giró hacia Gaomon. Después de todo, el pequeño y bípedo perro azul le había seguido hasta allí.

—Tampoco estoy seguro de que los perros azules que hablan y andan a dos patas estén bien vistos en ese mundo —realmente, ni en la Cité des Cloches ni en ningún otro mundo que conociera—. Será mejor que te vayas desmaterializando, Gaomon.

El eidolon, que no puso ninguna pega, brilló intensamente por un momento y se desmaterializó, de manera similar a las Llaves Espada cuando las desinvocaban. Light se fijaría en el rostro de Fátima y soltaría otra ligera carcajada si veía cualquier signo de extrañeza.

—Bueno, ¿nos vamos? Nos están esperando en el Transporte Penitenciario Durgon.

Y sin más dilación montarían en sus glider y saldrían de Tierra de Partida, hacia su destino.

[Suzume Mizuno]

—Espero que no hayas esperado demasiado.—Fátima se levantó de un salto y se apresuró a sonreír y menear la cabeza para restarle importancia. Había llegado bien, así que no había problema—. No estaba muy seguro de qué ropa escoger, ya sabes.

La examinó echándole un vistazo y sonrió, aprobándola.

—Ya he estado por París y creo que pasarás por un ciudadano sin problemas.

—Tampoco estoy seguro de que los perros azules que hablan y andan a dos patas estén bien vistos en ese mundo.—Fátima no pudo más que reír por lo bajo, dándole la razón. No era buena idea llevarlo consigo. Tampoco a un dragón, pero Harun por lo menos podía esconderse debajo de sus ropas…—. Será mejor que te vayas desmaterializando, Gaomon.

Fátima observó con los ojos muy abiertos y las cejas bien arqueadas cómo Gaomon desaparecía en medio de un estallido de luz que le recordó a la materialización de las Llave Espada. Light, al ver su cara, rió de buen humor.

—Bueno, ¿nos vamos? Nos están esperando en el Transporte Penitenciario Durgon.

—Claro…—Parpadeó, todavía mirando el lugar donde el animal había desaparecido y dijo—: ¿Era tu eidolón? Nadhia me comentó que tenías uno, pero es la primera vez que veo algo así.—Había leído algo sobre ellos y no pudo evitar sonreír mientras invocaba su armadura y el glider—. ¡Debe ser increíble tener uno! ¿Qué es lo que puede hacer? Si no te importa que te pregunte, claro—se apresuró a añadir.

Después montaron en sus glider y se salieron despedidos hacia el cielo.

****

Fátima se sentía profundamente incómoda. Era la primera vez que estaba rodeada por… tantas razas diferentes. Bueno, era la primera vez que no había más humanos a la vista que ella misma y su compañero. Con todo, nadie parecía prestarles atención: estaban demasiado ocupados en sus propios trabajos. Tanto que, con al gran cantidad de alienígenas que había, el rumor de voces era casi ensordecedor.

Y frente a ellos estaba una de las criaturas más grandes que había visto en su vida. Que le recordara a una especie de ballena no lo hacía menos impresionante.

—La información más importante estaba en el anuncio de la misión —dijo con voz resonante. A Fátima le fascinó que pronunciara las palabras exactamente como ellos. ¿Significaba eso que tenían el mismo tipo de cuerdas vocales?—. El sujeto ha sido avistado por última vez en La Cité des Cloches. No hemos revelado su aspecto por seguridad, aunque si se da una situación de emergencia puede que acabe siendo necesario colgar carteles en el propio mundo. Este es el convicto.

Fátima cogió la hoja y la estudió con algo de incredulidad. A ella le parecía un chico normal y corriente al que le habían hecho una foto cuanto menos extraña. Pero si ellos lo consideraban un criminal peligroso, entonces más les valía tomárselo en serio.

—Al parecer debéis capturarlo con vida.—No podría haberlo jurado, pero no dio la impresión de que al alienígena le hiciera mucha gracia aquel requisito. A Fátima, en cambio, le alivió: no habría podido cumplir una misión que requiriera un asesinato—. Podéis partir en cuanto queráis. Buena suerte, Portadores.

Y, teniendo en cuenta su tamaño, se marchó a una velocidad más que considerable.

Fátima carraspeó y le tendió la foto a Light por si quería mirarla más de cerca.

—Bien, pues… Supongo que no tenemos nada más que hacer aquí. ¿Vamos?—Mientras se dirigían a la zona despegue, Fátima comentó—: En el anuncio ponía que se le había arrestado porque había hecho magia en varios mundos y ponía en peligro la seguridad del resto de mundos. Pero… ¿No te parece que deberían darnos más información? No creo que un cualquiera pueda fugarse de este lugar sin más…

Una vez llegaron ala zona de embarque, Fátima volvió a cubrirse con la armadura y preparó el glider.

—Cuando lleguemos a París deberíamos ir directamente a los alrededores de la plaza de Notre Dame, supongo. Allí es donde hay más gente y si queremos buscar a alguien que hace trucos de magia, puede que alguien nos diga algo. ¿Te parece?

Una vez respondiera, emprendería el vuelo hacia el mundo donde se escondía aquel curioso criminal.

[Light]

Fátima le preguntó sobre la criatura que acababa de presenciar, criatura que conocía de antemano porque Nadhia le había hablado sobre él. Light no tuvo ningún inconveniente en comentarle al respecto, su curiosidad era natural.

—Así que Nadhia te lo contó… —no sonó en absoluto molesto. Se mostró pensativo unos segundos antes de darle una respuesta; los eidolon también eran criaturas misteriosas para él—. Los eidolon viven en los corazones de sus invocadores, seguramente ya lo sepas si has oído hablar de ellos. Gaomon puede leer mi mente y saber cómo me siento en todo momento, lo sabe todo sobre mí; y también aparece cuando se lo pido o cuando estoy en problemas. Sin duda lo considero un valioso aliado en la batalla.

»Me ayudó hace un tiempo a atrapar a dos de los Villanos Finales. Si encuentro la remota manera de que pase desapercibido en París, no lo dudaré y aprovecharé sus habilidades. Seguro que será de gran utilidad —concluyó. Por la seguridad de sus palabras, Fátima podría apreciar que Light confiaba mucho en las habilidades de su compañero.

***

Una vez llegaron a la nave que se encontraba en Espacio Profundo se reunieron sin más demora con el Capitán Gantu. Aparte de él, se encontraron alienígenas de todos los colores y formas. Light fue incapaz de ignorarlos y se quedó observando por escasos segundos a algunos, con gran curiosidad (no quería parecer maleducado, pero no podía evitarlo).

Estaban tan ocupados con sus tareas que ninguno de ellos les prestó ninguna atención; excepto el jefe de todos ellos, que les estaba esperando para darles más información sobre la misión.

Light, nada intimidado, saludó amablemente a Gantu y empezó a prestar mucha atención cuando empezó a informales.

—La información más importante estaba en el anuncio de la misión. El sujeto ha sido avistado por última vez en La Cité des Cloches. No hemos revelado su aspecto por seguridad, aunque si se da una situación de emergencia puede que acabe siendo necesario colgar carteles en el propio mundo. Este es el convicto.

El hombre —o mejor dicho, la ballena— extendió el papel con la imagen del individuo que debían cazar. En comparación con otros maleantes como los Villanos Finales, aquel chico rubio no aparentaba ser peligroso. Aunque claro, las apariencias engañaban...

—Al parecer debéis capturarlo con vida —indicó. Light pudo deducir por sus palabras que Gantu prefería verle muerto—. Podéis partir en cuanto queráis. Buena suerte, Portadores.

Se despidió de ellos y salió velozmente de la sala.

En ese momento, Fátima le entregó la hoja por si Light quería observarla más de cerca. El chico la cogió y le dedicó escasos segundos a examinar el papel para memorizar el rostro del sujeto que debían capturar.

Después, doblaría la hoja de papel con la imagen y la guardaría en algún bolsillo de sus prendas.

—Bien, pues… Supongo que no tenemos nada más que hacer aquí. ¿Vamos?

Light asintió y la siguió. Ambos aprendices se dirigieron hacia la zona de despegue sin más demora.

—En el anuncio ponía que se le había arrestado porque había hecho magia en varios mundos y ponía en peligro la seguridad del resto de mundos. Pero… ¿No te parece que deberían darnos más información? No creo que un cualquiera pueda fugarse de este lugar sin más…

—El anuncio también indicaba que sus habilidades mágicas le hacían bastante difícil de atrapar. Lo menos que podían haber hecho es informarnos sobre esa magia… —dio un suspiro—. Supongo que el Capitán Gantu estaba demasiado ocupado —solo hacía falta ver la rapidez con la que había salido de la habitación.

Tarde o temprano alcanzaron su destino y se prepararon para salir al espacio exterior. Light volvió a materializar su armadura y transformó su voluminosa Llave Espada en glider.

—Cuando lleguemos a París deberíamos ir directamente a los alrededores de la plaza de Notre Dame, supongo. Allí es donde hay más gente y si queremos buscar a alguien que hace trucos de magia, puede que alguien nos diga algo. ¿Te parece?

La verdad es que no tenían muchas más alternativas y la idea de Fátima era buena, por lo que no habría ninguna queja por su parte.

—Tienes razón, empecemos por esa plaza entonces.

Se montó en su vehículo sin más dilación. Ya estaba preparado para iniciar el viaje.

—Nunca he pisado ese mundo, así que lo mejor será que salgas tú primero —recomendó antes de iniciar el vuelo. No estaba muy seguro de la posición exacta de aquel mundo y desconocía dónde se encontraba la plaza de Notre Dame—. Te sigo.

[Suzume Mizuno]

Fátima llevó la delantera durante todo el viaje hasta la Cité. Mientras volaban trató de pensar qué hacer en caso de que se encontraran con un hombre que a todas luces era muy hábil con la magia… En un lugar donde precisamente cualquier persona sospechosa de ser un brujo o algo similar acababa de cabeza en la celdas. Eso si los soldados o la gente en general no intentaban matarte por el camino. ¿A santo de qué se le habría ocurrido refugiarse en un mundo así, donde sólo llamaría la atención?

Cuando llegaron a las afueras de París —ya que no había muchos sitios en el interior de las murallas donde aterrizar sin ser descubierto—, Fátima se apresuró a deshacerse de la armadura y del glider y dijo a Light:

—No sé si lo sabrás, pero en este lugar son muy recelosos con la magia y los extranjeros. A Malik lo tomaron por gitano por tener la piel oscura… Así que lo mejor es no llamar la atención ni… Ni hacer magia ni nada parecido en público.

Esperó a que Light respondiera y después se dirigió a las murallas. El interior de la ciudad era una aglomeración de personas casi asfixiante, como recordaba de su anterior visita, y costaba abrirse paso entre la gente. Pero, de alguna forma, se las apañaron para llegar a la plaza de Notre Dame.

Fátima echó un vistazo a la catedral con admiración y le dijo a Light:

—Por si acaso y sólo por si acaso; si tenemos que refugiarnos en algún sitio, corre hacia la catedral y grita que te acoges a sagrado. En teoría no te pueden hacer daño una vez estás dentro.—Soltó una risa nerviosa por la cara que probablemente pondría Light—. Es que la última vez que estuve aquí la cosa no acabó bien. Y teniendo en cuenta que buscamos a un mago…

Entonces miró a su alrededor. Dudaba que fuera a encontrar al hombre a primera vista, aunque si lo hacía por alguna remota casualidad, tampoco se lanzaría sobre él para no llamar la atención.

—¿Nos separamos o vamos juntos?—preguntó mientras buscaba a algún mendigo que hubiera por los alrededores. Esa gente solía ver todo, ya que no tenía mucho más que hacer, así que si veía a alguno le pediría a Light el cartel de su objetivo, se acercaría al mendigo para ofrecerle dinero, mostrándoselo, y le preguntaría—: Disculpe, ha visto usted por casualidad a esta persona? Creo que hace algún que otro espectáculo de magia…

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El dinero serían unos 100 platines, aunque no sé si el señor Flan lo tomará como algo literal o interpretativo

[Light]

Surcaron por el intersticio de los mundos y llegaron sin ningún contratiempo a la Cité des Cloches. Aterrizaron en las afueras para pasar desapercibidos y desde allí se dirigieron hacia la plaza nombrada anteriormente por Fátima. Antes de emprender camino, Fátima le advirtió:

—No sé si lo sabrás, pero en este lugar son muy recelosos con la magia y los extranjeros. A Malik lo tomaron por gitano por tener la piel oscura… Así que lo mejor es no llamar la atención ni… Ni hacer magia ni nada parecido en público.

—Sí, algo he oído al respecto —admitió y echó a andar con Fátima—. Supongo que esto complica más nuestra captura. Sería más fácil si encontráramos algún lugar para acorralarlo, donde no hubiera mucha gente.

Los dos aprendices se dirigieron hacia la Plaza de Notre Dame. Atravesaron las murallas y recorrieron las calles transitadas hasta alcanzar su destino. Por el camino Light pudo comprobar la vestimenta de la gente de París. Tanto Fátima como él habían dado en el clavo a la hora de escoger sus prendas: pasaban totalmente desapercibidos.

Light se detuvo a observar la catedral que daba nombre a la plaza, con ojos brillantes, fascinado.

—Por si acaso y sólo por si acaso; si tenemos que refugiarnos en algún sitio, corre hacia la catedral y grita que te acoges a sagrado. En teoría no te pueden hacer daño una vez estás dentro. —No pudo evitar dibujar una mueca de extrañeza en el rostro tras escucharla. ¿Incluso podían librarse de los soldados y cualquier autoridad de ese mundo utilizando la catedral?—. Es que la última vez que estuve aquí la cosa no acabó bien. Y teniendo en cuenta que buscamos a un mago…

—Gracias por el consejo. —Tenía que admitir que de no ser por ella no habría sabido cómo empezar aquella misión con buen pie—. Entonces, si nuestro mago se ha informado bien, sabrá lo de la catedral y la utilizará para esconderse de las autoridades si se ve en un apuro. Creo que sería un buen lugar para acorralarle… quizás podamos tenderle una trampa. —Dejaba caer mientras hacía trabajar su cerebro y empezaba a pensar formas de capturarle. Se acogiera a lo sagrado o no, entraría en la catedral y le patearía el culo sin más.

Light inició su búsqueda en solitario, sin perder de vista a su compañera Fátima y sin alejarse demasiado de su posición —también le dejaría el papel entregado por Gantu si lo llegaba a necesitar—. El chico justificó que de esa manera probablemente lograrían encontrar más pistas que si iban juntos a todos lados.

Si se daba el caso de que encontraba al joven mago, memorizaría su posición y avisaría a Fátima para que acudiera con él, intentando por todos los medios no perder a su presa. Antes de ir a por él deberían planear algo.

«A ver… hace poco se le vio haciendo magia por aquí. Tengo que buscar a algún testigo».

Light buscaría a un grupo de niños que no parecieran estar muy ocupados y se acercaría a estos. Los espectáculos de magia seguramente eran del agrado de los niños, ¿no? Además, podía suponer que estos se pasaban la mayor parte del tiempo en la calle. Seguramente alguno de ellos sabía algo del mago que estaban buscando. O eso quería creer...

—Perdonad, estoy buscando a una persona. Es un joven de cabello rubio que estuvo haciendo unos trucos de magia recientemente. ¿Le habéis visto?

[Final Fan]

Fátima se acercó al primer mendigo que se encontró que pareciese más o menos accesible. El hombre, desnudo de cintura para arriba, vestía tan sólo un pantalón raído atado con una cuerda a su inconspicua cintura. Se encontraba tumbado contra una de las paredes exteriores de la plaza, cerca de uno de los arcos que marcaban la entrada a la zona urbana. En cuanto notó que alguien se le acercaba (y, aún más, ¡le hablaba!), se puso en pie de un salto y se puso a gritar como loco, gesticulando vehementemente hacia Fátima y haciendo que su bolsa de dinero cayese al suelo en el proceso.

—¿¡Que si he visto a esa persona!? —exclamó, marcando las eses entre sus encías de escasos dientes—. ¡¿Y que si qué de magia?! ¡Oh, he visto mucho, sí! ¡Mucho pero no para ti y tus aires de ricachón de altos hogares! —El mendigo empezaba a invadir el espacio personal de Fátima. Miró fijamente el cartel que sostenía y luego escupió al suelo, a sus pies—. ¡Idos de aquí! ¡Todos vosotros! ¡Tú y ese amigo charlatán tuyo que se acaba de ir a las afueras de la ciudad! ¡Sucios! ¡Brujos corruptos!

Finalmente, el hombre embistió contra Fátima sin lograr hacer que se moviese demasiado del sitio con sus endebles hombros. Se marchó pies en polvorosa agitándose como un loco, gritando a saber qué sobre los sacerdotes, las sacristías y la catedral.

Por su parte, Light se había acercado a un grupo de niños que se encontraba en la entrada de uno de los múltiples (y oscuros) callejones que salían de la plaza de Notre Dame. Desde la distancia podrían haber parecido unos zagales normales y corrientes, pero una vez se hubo acercado a ellos quedó patente que no se encontraban en la mejor condición posible. La piel acerada de sus ojeras y mejillas hundidas parecía fundirse con las paredes de piedra. Fue uno de ellos, una niña que parecía la mayor, la que se acercó para responderle al Portador.

—¿Magia? Nos matarán si alguien nos oye hablar de esto. Nos acusarán de brujos. ¿Es eso a lo que vienes? ¿Quieres amenazarnos? Como si la hoguera fuese mejor que esto.

Todos los niños bajaron la cabeza excepto uno de ellos, que salió del pequeño círculo. Se le veía nervioso y le costó mucho empezar a hablar.

—Señor, ¿no podría ofrecernos una limosna? Quizás así recordemos algo.

Los demás lo miraron con una mezcla de expectación y recelo, mientras la chica mayor le dedicó una mirada furiosa.

—No somos mendigos —le aclaró. Su voz se quebró un poco al final de la frase, quizás no demasiado convencida de sus propias palabras.

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El mendigo desecha la oferta de platines de Fátima.
El niño hablará a cambio de un mínimo de 132 platines.

[Light]

Una chica que parecía ser la mayor del grupo fue la primera en responderle.

—¿Magia? Nos matarán si alguien nos oye hablar de esto. Nos acusarán de brujos. ¿Es eso a lo que vienes? ¿Quieres amenazarnos? Como si la hoguera fuese mejor que esto.

Definitivamente parecía ser cierto eso de que que la gente de París era bastante irritable.

«Joder con la niña… qué rápido se ha puesto a la defensiva».

—No, claro que no —se apresuró a negar—. Solo estoy buscando a esa persona, no estoy haciendo una caza de brujas ni nada parecido.

De todos, solamente uno parecía estar dispuesto a hablar.

—Señor, ¿no podría ofrecernos una limosna? Quizás así recordemos algo.

«Quizás…» enarcó una ceja, no muy convencido. Lo mismo le entregaba el dinero en balde…

Pero por otro lado, sentía un poco de pena por aquellos chavales. Aunque aquella chica acababa de afirmar que no eran mendigos, se notaba en sus rostros enfermizos que no estaban pasando por un buen momento. Se notaba que necesitaban ese dinero.

«Qué remedio…».

—De acuerdo, toma —resignado, sacó de su bolsillo unos pocos platínes y alargó el brazo para que pudiera coger el dinero de su mano. Si Fátima se acercaba a ellos, la pediría el papel con la imagen de su objetivo y se lo mostraría a los niños. Su foto les serviría más para recordar que la limosna—. Ahora mirad esto, se trata de esta persona. ¿Os suena haberla visto?

[Suzume Mizuno]

Fátima se quedó boquiabierta ante la reacción del hombre. Ni siquiera le molestó el irrisorio empujón del mendigo, que se alejó como alma que lleva el diablo y gritando con toda la fuerza de sus pulmones. Miró a su alrededor, dando por sentado que la gente la miraría con extrañeza, y trató de controlar su sonrojo. Se guardó el dinero, encogiéndose de hombros, y se alejó como si no hubiera pasado nada, deseando que se la tragara la tierra.

Vio a Light, no muy lejos, rodeado por varios niños. Parece que él tuvo más suerte, ya que les dio algo de platines, aunque no parecía muy conforme. Al verla, le hizo un gesto, pidiéndole el cartel, y Fátima se lo tendió rápidamente.

—Ahora mirad esto, se trata de esta persona. ¿Os suena haberla visto?

Examinó a los niños y sintió un golpe de lástima por ellos, pero trató de no dejarlo ver, intentando mostrarse tranquila. Por otra parte, no pudo evitar desconfiar. De modo que se preparó para salir corriendo detrás del que tenía el dinero —o de cualquiera, por si se lo pasaban los unos a los otros— y atraparlo en caso de que se diera a la fuga.

Pero esperaba que no fuera así. Si se comportaban bien, quizás incluso pudieran animarles ofreciéndoles un poco más de dinero a cambio de que los llevaran hasta el tipo…

Si es que no les estaban engañando, claro.

[Final Fan]

El niño tomó de buena gana los platines y algunos de los demás se le acercaron, emocionados, para poder ver de cerca tal cantidad de dinero. Cuchicheaban, planeando ya cuál sería la mejor forma de gastárselo, bajo la mirada estricta de la líder del miserable grupo. El niño que había pedido el dinero se deshizo del resto de sus compañeros como bien pudo y se acercó a ella, dándole el dinero para que lo guardase a buen recaudo. La chica suspiró, resignada, y se colocó los platines en un bolsillo interior de su raído sayo.

—Si están buscando a vuestro amigo por cosas de... —Miró a los lados y bajó el tono de voz un tanto— magia, lo más seguro es que se haya acogido a un santuario. El más obvio creo que salta a la vista.

Volvió la vista con voz grave hacia la gran catedral que presidía la plaza de Notre Dame. Luego volvió la vista hacia Fátima.

—No le hagáis caso a cualquier loco, yo empezaría por allí.

Con un último gesto de la mano, la chica se dio la vuelta y guió a los niños hacia las profundidades de los oscuros callejones de la ciudad, desapareciendo de la vista en unos segundos. Light y Fátima pudieron oír un silencio coro de "gracias" mientras los niños se alejaban.

[Suzume Mizuno]

—No le hagáis caso a cualquier loco, yo empezaría por allí.

Fátima dirigió la mirada hacia Notre Dame y luego se encaró a la niña y agachó la cabeza para expresarle su agradecimiento. Se despidió con la mano de los niños, que se marchaban emocionados por tener algo de dinero con lo que comprar comida que llevarse a la boca.

La hacían sentirse miserable por haber sospechado de ellos, pero también por tener buena ropa, un lugar donde comer y dormir. Y por saber que, al cabo de una hora o poco menos, se habría olvidado de ellos. Porque era como si vivieran en mundos completamente distintos, aunque sólo estuvieran a un par de pasos.

Pero tampoco podía hacer nada, ni quería tenerles lástima. Cada uno hacía lo que podía por vivir y si esa niña no quería que les miraran por encima del hombro, no pensaba hacerlo.

Cerró los ojos, respiró hondo y cruzó los brazos.

—¿Vamos?—Y echó a caminar hacia la catedral—. Es una pena que no pudieran decirnos nada sobre él, pero supongo que vale la pena intentarlo.—Guardó un momento de silencio y luego comentó—: Si no lo han reconocido, es porque no llama la atención, ¿no crees? —Torció el gesto—. Me pregunto por qué exageró tanto como para que tuvieran que detenerlo por miedo a que revelara el secreto. Alguien que consigue escapar a la Federación no puede ser tan tonto.

[Light]

—Si están buscando a vuestro amigo por cosas de... —precavida, disminuyó el tono de voz a partir de aquel momento— magia, lo más seguro es que se haya acogido a un santuario. El más obvio creo que salta a la vista.

El aprendiz se volteó y dirigió la mirada hacia donde la niña señalaba. Aquel habría sido el siguiente sitio a investigar si su búsqueda en la plaza no hubiera dado sus frutos. Hubiera querido alguna pista más crucial, no algo que ellos hubieran podido deducir con lógica.

Esperaba que al menos aquel dinero sirviera para hacerles un poco más felices.

—No le hagáis caso a cualquier loco, yo empezaría por allí.

Light y Fátima se despidieron de los niños y estos expresaron su agradecimiento al unísono.

No había ninguna garantía de que el cazarrecompensas se encontrara dentro de la catedral, pero puede que alguien de allí le hubiera llegado a ver. No hacía falta planear su siguiente movimiento.

—¿Vamos?

Light asintió. Sin más dilación, se dirigieron hacia la catedral.

—Es una pena que no pudieran decirnos nada sobre él, pero supongo que vale la pena intentarlo.

—Seguramente alguien le haya visto allí, puede que dentro haya algún testigo. Pero espero que no todos me pidan dinero, o me quedaré sin blanca —bromeó.

Tras un breve silencio, Fátima compartió con él sus impresiones sobre el individuo que debían atrapar.

—Si no lo han reconocido, es porque no llama la atención, ¿no crees? Me pregunto por qué exageró tanto como para que tuvieran que detenerlo por miedo a que revelara el secreto. Alguien que consigue escapar a la Federación no puede ser tan tonto.

—No te creas. Los de la Federación son unos inútiles, ni siquiera nos dieron más información —soltó sin pelos en la lengua. Dio un suspiro desalentador—. No hacen nada a derechas.

»Todavía me cuesta creer que liberaran al líder de los Villanos Finales. Es increíble. —Tensó ligeramente el rostro, irritado. Era el líder de un reconocido grupo de asesinos, por lo que le parecía inaudito.

A Fátima le sonaría aquello si leía el periódico con frecuencia. De hecho, Light se había enterado a través de la prensa de que Mateus Palamecia había sido liberado.

No obstante, cabía destacar que antes de enterarse de estos acontecimientos le había visto en la guarida de los Villanos Finales, el día que se infiltraron para rescatar a Cloud. ¿Se trataría de un farsante? La verdad es que aquel Mateus le pareció… ligeramente diferente. Más monstruoso, repulsivo y despiadado, como si no fuera humano.

En algún momento, cambiaría de tema y se dispondría a hablar con Fátima de algo que no tuviera que ver con la misión.

—Oye, Fátima. Ahora que lo pienso apenas nos conocemos y ya llevamos algunos años entrenando en Tierra de Partida. Dime, ¿cuál es tu mundo natal? —preguntó cordial.

[Suzume Mizuno]

—No te creas. Los de la Federación son unos inútiles, ni siquiera nos dieron más información—espetó Light, sorprendiéndola. ¿Es que había tenido alguna mala experiencia con la Federación? Luego le oyó suspirar—. No hacen nada a derechas.

Sí, eso parecía.

—Todavía me cuesta creer que liberaran al líder de los Villanos Finales. Es increíble.

Fátima musitó un «oh» al comprender al fin de dónde procedía el resentimiento de Light. Recordaba haberlo leído en el periódico, sí. Le había parecido indignante, pero…

—¿Creo haber leído que fue por falta de pruebas? ¿O porque se demostró que no era él el culpable? De todas formas, si es un criminal entonces debería ser vigilado y encerrado. Tienes toda la razón.

Recordaba perfectamente que Malik se había enfrentado a un miembro de los Villanos Finales de modo que compartió la irritación de Light. Desde luego, visto desde esa perspectiva, la Federación resultaba ser bastante incompetente.

Por suerte, Light decidió enfocar la conversación hacia un tema menos serio:


—Oye, Fátima.

—Dime—sonrió.

—Ahora que lo pienso apenas nos conocemos y ya llevamos algunos años entrenando en Tierra de Partida. Dime, ¿cuál es tu mundo natal?

—Oh, pues, vengo de Atlántica. De la parte terrestre—se apresuró a aclarar—.Si supieras la impresión que me llevé cuando averigüé que las sirenas existían de verdad… Y bueno, en realidad, todo esto. Y tú, ¿de qué mundo vienes? ¿Sabías algo de los Caballeros? ¿Y quién te reclutó?—No sabía si Light era de los alumnos más antiguos, pero tenía pinta. Creía recordar que ya estaba en Tierra de Partida cuando ella llegó…

Entre tanto, llegaron a la entrada de la catedral de Notre Dame. Fátima observó las puertas, una de las cuales estaba entreabierta, y le comentó a Light:

—Sigamos hablando en voz baja. Que no se note que andamos buscando a alguien.

Y traspasó el umbral de la entrada.

[Light]

—Oh, pues, vengo de Atlántica. De la parte terrestre —aclaró—. Si supieras la impresión que me llevé cuando averigüé que las sirenas existían de verdad… —Light dejó escapar otra carcajada—. Y bueno, en realidad, todo esto. Y tú, ¿de qué mundo vienes? ¿Sabías algo de los Caballeros? ¿Y quién te reclutó?

—Yo vengo de Villa Crepúsculo, al igual que Nadhia —confirmó. Al ser un mundo bastante peculiar por la inexistencia de los Sincorazón, supuso que Fátima ya había oído hablar de éste durante estos años—. Y sí, sí que sabía un poco sobre los Portadores. Mi abuela, una antigua Maestra, me habló un poco de los Sincorazón y la misión de los Portadores. Me entrenó desde que era pequeño para convertirme en Caballero.

»Hasta que un día Ronin me reclutó, hace dos años más o menos. Difícilmente olvidaré ese día, toda mi vida cambió radicalmente a partir de entonces —habló en voz baja a partir de ese momento, haciendo caso a Fátima para no llamar demasiado la atención. La gente que se encontrara rezando allí en silencio sepulcral seguro que lo agradecía. A continuación, se interesó por su compañera—. ¿Y a ti, quién te reclutó?

Se habría molestado en contarle a Fátima todo lo que sucedió el día que fue nombrado Portador de no encontrarse en una misión. Tras atravesar las puertas de la catedral y adentrarse lo suficiente en ésta, Light intentaría localizar disimuladamente a alguien que pudiera ayudarles; aunque antes de eso le dedicó escasos segundos a examinar el interior de la enorme catedral, impresionado, con la vista alzada y fijada en las impresionantes vidrieras de colores.

Light apenas se tuvo que aproximar al primer individuo que vio: un hombre chepudo de cabello color castaño que pasaba cerca de ellos. Destacaba por su exagerada chepa y por su rostro, bastante poco agraciado.

—Disculpe, ¿nos permite un momento? Estamos buscando a esta persona. —De nuevo, extendió el brazo y le mostró la foto de su objetivo—. Posiblemente entró en esta catedral, ¿le suena haberle visto? Cualquier información nos será de utilidad.

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A ver si el Jorobado suelta prenda ñ_ñ