[Ciudad de Paso] Atracción Fatal
Publicado: Jue Oct 11, 2012 4:03 pm
Participantes: Nadhia, Xefil y Light
Mundo: Ciudad de Paso
Cronología:
Nadhia (Trama Syntax Error > Encuentro Atracción Fatal)
Xefil (Encuentro Atracción Fatal)
Light (Trama La mina abandonada > Encuentro Atracción Fatal)
—¡He dicho que no es posible, kupó!
—¿Pero por qué no?
¿Quién me iba a decir a mí que negociar con un moguri iba a ser tan agotador? Bueno, más bien... ¿cómo se me ocurría, inocente de mí, meterme en aquellos líos?
Al haber tenido la tarde libre en Tierra de Partida, decidí que ya era hora de adquirir un arma que me ayudase a mejorar la puntería: un arco. Pero no un arco cualquiera, quería que su aspecto fuese idéntico al que utilicé en mi descenso, cuando conocí a Ángel Forjado, el alma de mi compañera, la Llave-Espada.
Había buscado información en la biblioteca, de los materiales necesarios, el tallado y, por supuesto, había realizado bocetos. Puede que no se me diese tan bien dibujar, pero no era desastroso como para que el moguri no lo entendiera a simple vista.
Sin embargo, la Orfebrería podía llegar a ser cara. Demasiado cara.
—¡Los requisitos que pides para tu arco ascienden a los 50000 platines, kupó! ¡No es posible, kupó! ¡No tienes lo suficiente para pagar, kupó, kupó!
Era cierto. Había sacado todos mis ahorros encima del mostrador. Pero a aquel maldito moguri se le había metido en la cabeza que yo pedía un arco de oro macizo, y no era así.
—¡Pero yo no pido un arco de dioses! ¡Sólo el aspecto! Además, sería estúpido pedirlo de oro, pesaría demasiado ¿no crees? ¡Pintura dorada! ¿No? —comentaba, ya desesperada— Por favor, ¿podría hablar con alguien más que se encargue de esto...?
Para qué decir más. El moguri, insultado por aquel inocente comentario, se elevó del mostrador y me amenazó con su fulminante —a la vez que adorable— mirada.
—¿¡Osas poner en duda mis conocimientos sobre armas, kupó, kupó!? —exclamó, haciendo que los moguris de alrededor se interesasen por nuestra discusión— ¡No es sólo el aspecto, kupó! ¡¡Pides un tallado exquisito, proveniente del descenso de tu corazón, kupó!! ¡No es como si pides que talle el nombre de tu novio, kupó! ¡Esto no es como hacerte un tatuaje, kupó!
Todavía no estaba acostumbrada a ser el centro de atención, por lo que, aunque los que estaban presenciando la escenita fuesen moguris, mis orejas tornaron rojas. Tenía que tranquilizarme.
—Así que tendrás que conformarte con el límite establecido con el dinero que tienes, o venir cuando ahorres lo suficiente. Además... eso de tallar el nombre de tu llavero... —el moguri rió a carcajadas, burlándose de la joven— ¿Y dices que a tu nivel has conseguido contactar con el alma de tu Llave-Espada, kupó? ¡Deja de decir tonterías, kupó!
—¡Es cierto! —grité, cansada de sus burlas— ¡Y no me iré de aquí! ¡No quiero ningún otro arco! ¡Quiero ESE arco!
Me había enfrentado a cosas peores: una armadura gigante, lobos, un hombre que llegaba a la locura por llevarme consigo hasta su "amo", mi mejor amigo, poseído por la más terrible oscuridad... ¡y por no mencionar a la Maestra Lyn!
No me iba a dejar vencer por un moguri.
Mundo: Ciudad de Paso
Cronología:
Nadhia (Trama Syntax Error > Encuentro Atracción Fatal)
Xefil (Encuentro Atracción Fatal)
Light (Trama La mina abandonada > Encuentro Atracción Fatal)
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—¡He dicho que no es posible, kupó!
—¿Pero por qué no?
¿Quién me iba a decir a mí que negociar con un moguri iba a ser tan agotador? Bueno, más bien... ¿cómo se me ocurría, inocente de mí, meterme en aquellos líos?
Al haber tenido la tarde libre en Tierra de Partida, decidí que ya era hora de adquirir un arma que me ayudase a mejorar la puntería: un arco. Pero no un arco cualquiera, quería que su aspecto fuese idéntico al que utilicé en mi descenso, cuando conocí a Ángel Forjado, el alma de mi compañera, la Llave-Espada.
Había buscado información en la biblioteca, de los materiales necesarios, el tallado y, por supuesto, había realizado bocetos. Puede que no se me diese tan bien dibujar, pero no era desastroso como para que el moguri no lo entendiera a simple vista.
Sin embargo, la Orfebrería podía llegar a ser cara. Demasiado cara.
—¡Los requisitos que pides para tu arco ascienden a los 50000 platines, kupó! ¡No es posible, kupó! ¡No tienes lo suficiente para pagar, kupó, kupó!
Era cierto. Había sacado todos mis ahorros encima del mostrador. Pero a aquel maldito moguri se le había metido en la cabeza que yo pedía un arco de oro macizo, y no era así.
—¡Pero yo no pido un arco de dioses! ¡Sólo el aspecto! Además, sería estúpido pedirlo de oro, pesaría demasiado ¿no crees? ¡Pintura dorada! ¿No? —comentaba, ya desesperada— Por favor, ¿podría hablar con alguien más que se encargue de esto...?
Para qué decir más. El moguri, insultado por aquel inocente comentario, se elevó del mostrador y me amenazó con su fulminante —a la vez que adorable— mirada.
—¿¡Osas poner en duda mis conocimientos sobre armas, kupó, kupó!? —exclamó, haciendo que los moguris de alrededor se interesasen por nuestra discusión— ¡No es sólo el aspecto, kupó! ¡¡Pides un tallado exquisito, proveniente del descenso de tu corazón, kupó!! ¡No es como si pides que talle el nombre de tu novio, kupó! ¡Esto no es como hacerte un tatuaje, kupó!
Todavía no estaba acostumbrada a ser el centro de atención, por lo que, aunque los que estaban presenciando la escenita fuesen moguris, mis orejas tornaron rojas. Tenía que tranquilizarme.
—Así que tendrás que conformarte con el límite establecido con el dinero que tienes, o venir cuando ahorres lo suficiente. Además... eso de tallar el nombre de tu llavero... —el moguri rió a carcajadas, burlándose de la joven— ¿Y dices que a tu nivel has conseguido contactar con el alma de tu Llave-Espada, kupó? ¡Deja de decir tonterías, kupó!
—¡Es cierto! —grité, cansada de sus burlas— ¡Y no me iré de aquí! ¡No quiero ningún otro arco! ¡Quiero ESE arco!
Me había enfrentado a cosas peores: una armadura gigante, lobos, un hombre que llegaba a la locura por llevarme consigo hasta su "amo", mi mejor amigo, poseído por la más terrible oscuridad... ¡y por no mencionar a la Maestra Lyn!
No me iba a dejar vencer por un moguri.