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Pues otra vez se encontraron con una habitación despejada. ¡Por suerte! Fátima hizo desaparecer el hechizo preguntándose si no se estaría volviendo un poco paranoica. Con todo, mejor prevenir que curar. Se acercó al cofre y sonrió al extraer un Antídoto. Le pasó otro a Malik y se incorporó, de buen humor.

—¿Seguimos ahora por la puerta dorada?—preguntó mientras salían. Al hacerlo miró hacia atrás y vio que la chica no había salido de la sala en la que había entrado. A menos que hubiera regresado sobre sus pasos, claro, porque por ahí no se podía continuar a menos que se fuera en pareja—.Parece que ahora estamos completamente solos…

Invocó su Llave Espada para emplearla en la puerta. Miró a Malik y asintió para que ambos lo hicieran a la vez.

El antídoto fue otro regalo inesperado, y también se lo guardó, en cuanto Fátima le pasó el frasco. Estaban teniendo relativa suerte respecto a las salas. Normalmente cabía más esperar trampas o enemigos, según uno de esos libros de rol que había leído en la biblioteca del castillo.

—Sí, sigamos avanzando —Coincidió con ella, notando efectivamente que estaban solos.

Bueno, puede que hasta mejor. Avanzó hacia el portón de las cerraduras e invocó, al igual que Fátima, su Llave-Espada. Era lo más obvio, después de todo. Acercó la punta y asintió también.

—Vamos allá.

— ¿Y tú te vas a venir?

Todavía intentaba recuperar el aliento. Mis movimientos no habían sido realmente una heroíca hazaña, y por lo tanto no habían sido muy fatigantes: había sido la tensión lo que me había arrebatado el aliento. Haber sido encerrado de pronto no me había ayudado a permanecer tan calmado como de costumbre.

Con mis manos apoyadas en mis rodillas, tomé una bocanada de aire y luego la espiré con fuerza con la nariz. Me enderecé rápidamente y mostré una sonrisa a medias.

—Seguro —respondí—. Por cierto, me llamo Xefil —Al menos me aseguraría de que abandonar los "Ey" y "Tú" para referirnos a nosotros en pos usar nuestros nombres. Me giré hacia el otro chico y le pregunté por el suyo—: ¿Qué hay de ti?

No me había equivocado con el muchacho. Y con Saeko añadida, tendríamos más probabilidades de supervivencia. De tal manera que, aceptando la tregua improvisada, acompañé a los dos por el sur.

Sonreí con diversión y emoción en cuanto la gran puerta desapareció gracias a la ayuda de las Llaves Espada de mis camaradas, y no parecía que requiriese repetir el proceso, por lo que no sería necesario utilizar la mía en aquella ocasión, a pesar de que la chica se había mostrado dispuesta a colaborar si así lo requería la situación.

Mientras avanzábamos a través del portón, los chicos fueron respondiendo a mis preguntas sobre sus nombres, cosa que me alegró ya que parecían bastante amables en verdad:

—Sí, bueno, yo soy Colibritany pero puedes llamarme Colinda

—Encantada de conocerte, Saito. Soy Keiko Akarui. Es un placer.

—Yo soy Bavol. Está bien esto de trabajar en equipo, deberíamos seguir juntos por si hay más puertas como estas.

Retuve sus nombres en mi mente mientras avanzábamos todos juntos, la idea de aquel interesa y extravagante equipo me gustaba, para que iba a mentir. En cierto modo todos buscábamos lo mismo, y mientras lo encontrásemos uno de nosotros bastaba; y más desde que empezaba a dudar de que el moguri realmente tuviese buenas intenciones y todo no estuviese enfocada en unas segundas intenciones.

Y con aquel sinuoso pero constante movimiento de equipo, llegamos a un lugar similar a una iglesia... ¿que hacía una iglesia en medio de un laberinto? Aquel misterio se sumaba al de unos cuantos que por lo visto tendría que apuntar en una lista a aquel paso. Observé vagamente la instancia la cual contenía lo típico que había en aquella clase de lugares: cruces, bancos, un altar... y un Sincorazón.

Abrí los ojos como platos al ver aquel gigante plantado en medio de allí, como si nada. ¿Habría más Sincorazón desperdigados por todo el laberinto o aquel era el único y nosotros habíamos sido los desdichados que lo habían encontrado?

Fuese como fuese no pasamos desapercibidos por el monstruo, el cual en seguida nos dio la bienvenida con una bola de oscuridad que casi nos masacró si no hubiese sido por nuestros reflejos de aprendices. Aquel rival era muy fuerte, tanto como podía haberlo sido el Bégimo de Agrabah, y de la misma manera que en aquel entonces, no podíamos enfrentarnos solos a semejante criatura.

—¿Pero qué cojo...? —espetó Keiko, tan abrumada como el resto de nosotros.

¿Que opciones teníamos? Quizá la más segura de todas fuese recular por donde habíamos venido, pero aquello de dar pasos atrás sin motivo alguno no me gustaba, al contrario, lo odiaba con todas mis fuerzas.

Sea como sea no podemos quedarnos aquí... Hay que actuar juntos, como un equipo.

—¡Saito, Colibratany, y chico de piel morena, me encargaré de distraerlo, vosotros escoged un camino y largaos!

—Gracias —respondió Bavol, mientras este desaparecía y no tenía ni la menor idea de a donde se dirigía el joven de piel oscura.

Colibritany por su parte se dirigió a una salida situada al este, tratando de esquivar al Sincorazón lo mejor que podía.
¿Aquella era la solución? ¿Dejar abandonada a nuestra compañera a las primeras de cambio?... Por mucho que me doliese, si ella quería ayudarnos yo no era quién para negarle la ayuda, aunque me compadecía de la pobre muchacha.

—Gracias por esto Keiko, si no puedes huir no dudes en dar marcha atrás... Mucha suerte.

Y en aquel momento eché a correr en la misma dirección en que había huido “Colinda” ya que no tenía ni puñetera idea de donde se había metido Bavol. Emplearía varias veces el Doble Salto para ir saltando entre los diferentes bancos mientras trataba de sortear los posibles ataques que el gran Sincorazón pudiese lanzarme; y si a pesar de eso trataba de alcanzarme con sus ataques, lanzaría dos Perla contra él sin dejar de avanzar, esperando que lo dañasen lo máximo posible mientras yo escapaba por la salida Este ya mencionada.

Tan solo esperaba que aquella estrategia funcionase, ya que de lo contrario estaba bien jodido.

Seguí mi camino hacia el oeste, y no tuve que avanzar mucho para llegar a una nueva bifurcación. Dos caminos se hallaban ante mi, seguir recto, por el camino del oeste o desviarme hacia el norte. Además, otra puerta, la cual parecía llevar a una habitación oscura, se encontraba al sur.

Sin embargo, aquella puerta no me inspiraba mucha confianza. Viendo que era el único que se encontraba en aquel sitio, llevaba la delantera a mis compañeros, que parecían haberse quedado en la sala anterior. Debía mantener entonces mi ventaja por el momento, y seguir avanzando hacia el centro del laberinto. Y para llegar al centro, debía comenzar a avanzar hacia el norte en vez de seguir al oeste, así que me dirigí por ese camino.

Al abrir aquella puerta tuve que taparme la nariz de inmediato. La habitación apestaba más que cualquier otra cosa que hubiera olido antes. Prefería ni siquiera respirar por la boca... No fuera a haber algo venenoso en el aire. En el centro de aquella sala había un spray solar, que me llevé al bolsillo (si nos habían invitado, dudaba que en un lugar tan asqueroso nos dejaran un regalo trampa)- Salí y cerré la puerta de inmediato, para dirigirme al oeste directamente. Me encontré con otra sala más amplia, con un pozo en el centro. Preferí no mirar al pozo, y la atravesé todo recto.

Qué laberinto más raro...

Poco tardé en llegar a una nueva bifurcación. Con la opción de mi derecha, a lo lejos, podía ver a los compañeros que habían escogido la otra ruta. Decidí no acercarme a ellos, ya que según mi brújula estaban más al norte, camino contrario al que me dirigía. Decidí entrar por la puerta a mi izquierda, situada al sur.

—¡Ah! ¿Te encuentras bien? —pude ver un extraño ser similar a una seta tirado en el suelo, malherido. Viendo que no me respondía (y que tal vez no hubiera mucho tiempo) apunté a la criatura con la mano —¡Cura!

¡Pero no te entretengas, zopenco!

Light
Un cubo de pintura azul cayó encima de Light en cuanto cruzó la puerta. Cuando consiguiera limpiarse la cara para poder ver medianamente, descubriría un consuelo en el suelo: un cofre le esperaba.

Al abrirlo, le estallaría una bomba fétida en la cara. Y, en un rincón, descubriría un regalito:

¡Light encuentra Vale de 2.000 platines para la tienda Moguri!

Azul y oliendo mal, a Light no le quedaría otra que salir y volver a elegir.



Neru, Saeko & Xefil
Una sala con un techo bajísimo les esperaba. Tendrían que agacharse para poder avanzar, hasta llegar al fondo y poder abrir un deseado cofre. En su interior...

¡Neru encuentra Omnipoción!
¡Saeko encuentra Omnipoción!
¡Xefil encuentra Omnipoción!

Sin más caminos ni premios, tocaba salir y volver a elegir.



Jeanne & Simbad
Ambos avanzaron hacia el oeste durante un rato hasta que un giro les obligó a subir hacia el norte. Pronto, encontrarían más opciones: al este se abría una habitación grande muy oscura, igual que a la izquierda. Además, el camino continuaba hacia el norte.



Maya
La valiente brujita volvió a subir hasta la puerta que indicaba que no se debía entrar. Ignorando el aviso, la abrió... ¡Y una nube de confeti le cayó encima! Literalmente, fue una avalancha.

Maya tendría que hacer esfuerzos para nadar entre tantos colorines hasta conseguir alcanzar un cofre que colgaba del techo. Dentro, había un premio para ella:

¡Maya encuentra Ultrapoción!

No había más caminos, así que tocaba volver a bajar con los demás y buscar una ruta nueva.



Nicoxa
Avanzó noreste por un túnel en bastante buen estado, ¡casi ni se notaba que lo era! Y llegó a una habitación de la que salían dos caminos posibles: uno al norte, y otro al este.

En un papelito colgado de la pared, había un mensaje: "Tonto quien lo lea".

Uy, lo que le han dicho.



Nikolai
Avanzando hacia el oeste, Nikolai se cruzó con un enorme portón dorado con tres cerraduras en la pared. Un cartel indicaba:

"Las cerraduras deben abrirse al mismo tiempo."

Le faltaban bastantes llaves, así que no tuvo otra que seguir caminando por el pasillo que le acabó dirigiendo hacia el norte. Allí, hubo un cruce de caminos: un pasillo seguía al norte, otro giraba al oeste, y en el este había un callejón sin salida pero con una puerta incluida.



Ragun
¡Una nueva sala idéntica, pero esto que es! Con un premio en el suelo, al menos:

¡Ragun encuentra Botella vacía!

Sí, era muy cutre. Pero al menos era algo. Desde allí, volvía a tener tres opciones: subir norte, seguir este, o bajar al sur donde había un callejón sin salida pero con una puerta en él.



Alec
El brujo precavido avanzó hasta encontrarse con una amplia estancia. Había un camino hacia el norte, pero enseguida se percataba de que era un callejón sin salida sin nada destacable.

Sin embargo, en la mitad de la sala a la que había llegado, había un llamativo cofre de piedra. Distinto a los demás que había abierto hasta ahora. ¿Sería buena idea abrirlo...?

Por otra parte, había un camino que descendía hacia el sur para seguir avanzando.



Myxa
Una bonita sala llena de cojines y peluches de ositos amorosos esperaba a Myxa. Todo muy rosa y pomposo, ideal para unos e insorportable para otros.

Al menos, había un cofre entre tanta monería. Dentro...

¡Myxa encuentra Ultrapoción!

Ya podía salir, y seguir avanzando.



Hana
La sirena se llevaría un golpe nada más abrir la puerta: una cinta elástica le había golpeado en la puerta a modo de trampa. Y eso fue lo único que pudo llevarse de esa habitación, que estaba completamente vacía.

¡Hana encuentra Cinta elástica!

A seguir buscando, antes de que el número de su cabeza llegara a cero.

Contador: 4



Fátima & Malik
Una sala enorme, muchísimo más grande de lo normal, esperaba al dúo tras hacer desaparecer el portón dorado entre sus dos llave espada.

Lo más raro de la sala, era un enorme cohete especial bastante futurista. Y, dibujado en su metal, había un mensaje que seguramente no tendría sentido para ellos:

EVENTO GLOBAL III - ENERO 2015

Qué raro, ¿no?

Al tema, para avanzar, podían por cinco opciones posibles: una salida el este, dos hacia el oeste (una más al norte que otra), una al sur y dos salidas paralelas al norte que parecían llevar la mismo sitio. ¡Mucho que elegir!



Lyon
Subió por un ancho pasillo hasta alcanzar una amplia sala, bastante llamativa. Aparentemente estaba vacía, hasta que al llegar al centro una criatura surgió del suelo como de la nada.

Una imponente esfinge, de tamaño gigantesco. Su cuerpo era propio de un león, pero su cabeza era la de una mujer. La criatura miró al aprendiz durante un momento, guardando silencio, hasta que finalmente habló.

Para salir de esta sala, mi acertijo deberás acertar. Falla, y morirás. Intenta huir, y tu fin encontrarás.
Esperó un momento para asegurarse de que Lyon lo había entendido y no intentaba ninguna estupidez, y volvía a hablar:

¿Cuál es la criatura que camina a cuatro patas al alba, con dos al mediodía y con tres al atardecer?
Se hizo el silencio. La respuesta a la adivinanza esperaba.



Saxor
El Cura fue bien recibida por la Seta, que se levantó de un salto y empezó a bailar con júbilo. ¡Estaba curada! Por supuesto, Saxor no se quedó sin su recompensa: el sincorazón hizo aparecer un cofre de la nada, antes de desaparecer en un portal oscuro.

Dentro del cofre...

¡Saxor encuentra Éter!
¡Saxor encuentra Poción!

Y fin. Ya tenía sus premios, y el sincorazón había desaparecido. Podía salir, y volver a elegir un camino.



Keiko (Colibritany, Bavol & Saito)
Todos los aprendices corrieron, aunque no intentó atraer la atención del Lado Oscuro más de lo debido... Gran error.

Los diferentes hechizos impactaron en el gigantesco sincorazón, que había vuelto a disparar una esfera oscura que esquivaron por los pelos. Pero Keiko no se había movido tanto como los demás, y aunque intentó bloquearlo con su espada el Lado Oscuro le golpeó con el dorso de su mano, mandándola volando por el aire hasta caer en el altar de la iglesia.

Al menos, sirvió para que Saito y Colibritany llegaran a la salida este. Bavol no había tenido problema alguno, entre que volaba y era invisible, y llegó a la norte sin problemas alguno.

El Lado Oscuro se giró lentamente hacia Keiko, la única que había quedado en la iglesia. Si la chica no se movía rápido, acabaría mal...



Colibritany & Saito
Una larga estancia rectangular esperaba a los dos aprendices tras haber podido escapar del monstruo. Desde allí, podían avanzar hacia el este por un camino que tenían casi al frente.

Más arriba, al norte, también había dos salidas: una al este, y otra al oeste.



Bavol
Tras salir de la iglesia, el pequeñín invisible vería que frente a él se abría un túnel por el que avanzar. A su derecha, al este, había un pasillo por el que ir. Y a su izquierda... ¡Estaba Nicoxa! Aunque ella no podría verle, salvo que se hiciera visible.

¿Por dónde ir?



MAPA:

Fecha límite: Lunes a las 16:00

La sala que había escogido guardaba premio… pero ahora estaba totalmente manchado de pintura. Light cogió el vale de compra que a partir de ese momento le pertenecía y salió raudamente de la sala —no sin antes patear con mala leche el maldito cubo que le había dado un susto de muerte—.

No tardó en reunirse con Jeanne y los demás. Incluso Saxor se encontraba por allí, a pesar de haberse separado de ellos al comienzo. Light saludó a todos y se detuvo en la nueva intersección.

—Ah, me cayó solo un cubo de pintura encima, no es nada —aclararía si alguien se preocupaba por su aspecto—. Procurad no acercaros a mí, apesto demasiado —soltó una risita mientras se rascaba la sien.

Ahora tocaba elegir. Había perdido muchísimo tiempo dando aquel estúpido rodeo e internándose dentro de la sala del vale de compra. Por tanto, esta vez se limitaría a avanzar y no exploraría ninguna sala. La oscuridad le daba muy mal rollo así que rechazó explorar las dos salas oscuras y optó por avanzar hacia el norte, por un pasillo que parecía girar más adelante hacia el oeste.

Parecía que, por fin, podría continuar avanzando hacia el oeste.

Detrás de la puerta no había ningún sincorazón en bolas duchándose, pero sí una trampa gamberra. La cinta elástica golpeó a Hana, que se estuvo frotando la frente durante bastante tiempo, debido al escozor de la herida. Cómo pillara al gracioso no iba a salir vivo de allí, y es que entre eso, la escena anterior con el fantasma y el contador empezaba a irritarse y a ponerse de mal humor.

Al menos, se hizo con la cinta elástica. No le serviría contra el fantasma, pues como tal seguro que el muy cabrón era hasta intangible, pero pensaba azotar a todo quisqui que se le pusiera en medio.

Finalmente, optó por lo que ya sospechaba que tendría que hacer y retrocedió hasta el camino que había dividido entre este y sur, donde había escuchado por primera vez la música. En esta ocasión, prefirió el pasillo silencioso.



[Hana al este, en el camino que habría tomado de no seguir la música]

Avancé por aquel pasillo, que era más ancho que los anteriores, y llegué a una sala bastante grande y llamativa, aunque no había nada en ella. Sin embargo, al llegar al centro de esta, una criatura se puso ante mi, con cuerpo de leon y cabeza de mujer. Era una de las cosas más raras que había visto en mi vida.

Durante un instante, aquella criatura permaneció en silencio, para inmediatamente después decirme:

Para salir de esta sala, mi acertijo deberás acertar. Falla, y morirás. Intenta huir, y tu fin encontrarás.

"Bueno, directa y al grano. A ver de que va esto."

Tras esperar un momento, volvió a hablar:

¿Cuál es la criatura que camina a cuatro patas al alba, con dos al mediodía y con tres al atardecer?

Me quedé meditando durante un rato. ¿Una criatura que andase con un número de patas distinto cada momento del día? Aquello era imposible. Cada parte del día debía representar, entonces, otra cosa, o un periodo de tiempo más largo, como las distintas etapas de la vida. Y si ese era el caso...

La imagen de un bebe aprendiendo a gatear vino a mi mente. ¿Y si...? Las dos piernas serían entonces una persona en estado normal, y las tres representaban a un viejo con el bastón. Además, concordaba a la perfección con las distintas épocas de la vida: el amanecer con los primeros años, luego la edad adulta y por último la vejez. La respuesta era obvia.

—Muy fácil, la respuesta es el ser humano

Aquella era ya la tercera sala idéntica que me encontraba. Suspiré cansado y bajé la mirada hasta encontrar una botella de cristal vacía que reposaba en el centro de la habitación. Tras recoger el objeto barajé mis posibilidades. Ir hacia el norte (mi izquierda), el sur donde había una puerta en un camino sin salida (a la derecha) o de frente hacia el este.

No tardé mucho en meditarlo y me dirigí a la puerta. Posé el oido en ella tratando de escuchar algo (si escuchaba algo que no me gustaba iría hacia el Este) y finalmente abrí la puerta echándome hacia atrás de un salto por si algo trataba de atacarme. Por si acaso invoqué mi llave espada.

Tras comprobar que no hubiese saltado alguna trampa al abrir la puerta entré en aquella habitación.

—¿Un cofre? No, este es diferente ¿Quizás una trampa?

El descubrimiento de aquello me había desconcertado un poco. Que fuese diferente podía indicar fácilmente que se trataba de una trampa para engatusar a personas avariciosas, pero también podía ser un objeto más valioso de lo normal.

—Bueno, vosotras me habéis traído hasta aquí, ¿qué tal si me decís que voy a encontrar dentro? —les pregunté a las cartas sacándolas para volver a dejarme llevar por el azar —. Nueve de Tréboles, entonces debíais estar advirtiéndome del peligro del cofre. Entonces sigamos hacia el Sur, ya debo de estar acercándome a alguna zona central del laberinto.

Nuevamente marqué el suelo del laberinto con la Falcoespada y seguí mi camino.

—Con lo de que ya me pagaría más tarde no me refería exactamente a esto… —musitó Nikolai, contemplando la bolsa de platines que le había dado la chica.

Mientras proseguía con su camino, reparó en un enorme portón en medio del pasillo con tres cerraduras. Un letrero especificaba que los tres cerrojos debían ser desbloqueados al mismo tiempo, y como en ese momento tan solo disponía de su llave, ni se molestó en prestarle más atención y continuó por el pasillo.

Otra elección de caminos le esperaba al aprendiz (para variar): norte, oeste, o una puerta que daba al este. Hasta el momento había tenido suerte con todas las puertas que había estado abriendo, pero era bien cierto que la suerte no dura para siempre.

No, esta vez no optaría por ninguna puerta. Tuviese lo que tuviese, que lo descubriese otro participante. Su elección sería proseguir por el laberinto en dirección norte.

Keiko recibió un fuerte impacto de su rival, aún tratando de usar su espada para defenderse. Voló por los aires como si fuera una pluma, pero por suerte al caer, no se rompió ningún hueso. Echó un rápido vistazo a la sala. Bavol, Colibritany y Saito ya no se encontraban allí, por lo que habían logrado escapar de aquel sitio maldito. Y ahora le tocaba a ella.

"Muy bien, es la hora, ahora escapa tú, Keiko."

No hacía falta que su mente se lo recordara, sabía muy bien que tenía que salir de ahí ipso facto, pero tenía que distraer a su enemigo.

Keiko usaría un electro de nuevo, a la vez que invocaría su llave-espada y se la lanzaría a su gigantesco enemigo, de tal forma que tuviera que hacer algún movimiento para evitar el golpe de su arma. Si lograba hacerlo, escogería la salida que más próxima estaba a ella.

Quizás fue por el hecho de que Keiko decidió sacrificarse por el grupo y distraer al sincorazón, o quizás se debía a que se había hecho invisible y había comenzado a volar; pero había conseguido escapar con vida de aquella sala y avanzar. Lamentablemente, parecía que había sido el único que había tomado ese camino.

Ahora se abrían tres caminos: hacia el oeste, hacia el norte o hacia el este. El gitano quería continuar por el norte, pues había sido el camino que más suerte le había traído. No obstante, recordó la puerta con dos cerraduras, quizás estaría bien ir acompañado.

Esperó unos segundos quieto en su posición para ver si llegaba alguien más y en el caso de que se acercasen, pero no lo viesen debido a que el efecto de su hechizo aún permanecía, decidió gritar para llamar la atención:

—¡Soy yo, Bavol! ¡Sigamos hacia el norte! —y en el caso de fuera aún invisible añadió—. Si no podéis verme, es porque me he lanzado un hechizo de invisibilidad para escapar del sincorazón. Ya se me pasará.

Finalmente, tanto si tenía que ir acompañado como solo, cogería la opción de avanzar por la puerta norte.