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Tal y como me había temido, ninguna de mis opciones fue la correcta, no, si lo de ir a ciegas no era lo mío eso lo tenía claro. Pero tampoco iba a darme por vencido tan pronto, no, tras esto ya podía descartar los dos mundos en los que había estado y también intentar fijarme por que portales salían el resto de los otros Aprendices que aun seguían en ese prueba, con eso podía ir descartando más mundos.

—Vale, creo que en esta ocasión probaré este —me decidí finalmente adentrándome en un portal.

Si tampoco era, pues tocaría entrar a un cuarto o seguir fijándome en lo que hacía el resto.

En ninguno de los dos mundos había encontrado el sello. ¡Qué mal! Salí del segundo portal arrastrando los pies y volví a mirar los cartelitos. Lo único que me reconfortó un poco fue ver que la mayoría seguían tan perdidos como yo.

Suspiré. Ya que la prueba era por puro azar e iba a seguir dando tumbos sin sentido, busqué algún sitio que tuviera un nombre gracioso. Así al menos haría la búsqueda un poco menos pesada.

Al final, otros dos me llamaron la atención. «Primero éste», pensé, siguiendo una corazonada. «A la tercera va la vencida».

Keiko tuvo la suerte de que Ariasu se riese, por lo que pudo avanzar a la siguiente prueba. Al igual que la primera prueba, consistía en elegir el portal correcto. Pero no disponía de tantas pistas como la primera.

La muchacha meditó, con tan poca cosa no podía hacer mucho. Tenía que jugársela a todo o nada.
—Espero no fallar...— comentó la muchacha, suspirando.
Así que atravesó el portal...

La joven por fin había alcanzado a la mayoría de los demás aprendices, no todo estaba perdido como muchos creerían.

La verdad era que a nuestra peliazul nadie la iba a parar.

Pensó en el portal que debía escoger y seleccionó dos de ellos, y mientras observó que ahí habían muchos de sus amigos, los saludo con un a palmadita en la espalda, por ejemplo a Simbad, y siguió su camino, había que ganar y demostrar que las chicas por muy femeninas que fueran, también eran guerreras.

No había habido suerte, qué pena. Salí del segundo portal algo alicaída. Aunque recordé que estaba allí para pasar un buen rato, no para ganar, así que miré los portales de nuevo, más animada. Seguro que lo conseguía esta vez. Al menos la lista se había reducido... Aunque fueran sólo dos portales menos.

Tras leer de nuevo todos los carteles, elegí dos y probé uno de ellos. Si no era el correcto, iría al otro.

Una vez más, crucé los dedos.

Yo no había sido el único en cruzar por aquel portal, pues Light y Saxor — ambos pertenecientes a Tierra de Partida — habían compartido aquel curioso destino conmigo. El hecho de que solo nosotros tres hubiésemos elegido aquel lugar hizo que lanzase un breve suspiro mientras pensaba que el resto ya habría encontrado el sello y que nosotros deberíamos volver atrás por culpa de nuestra mala suerte.

Pero resultó ser todo lo contrario.

Al poco de adentrarnos en aquel mundo, visualizamos una mesita similar a la de la primera prueba donde había un sello y otro bote de tinta esperándonos para ser utilizados. Light fue el primero en usarlo y yo no tuve problema en ir después de él; a diferencia de la primera prueba no había una abrumadora cantidad de personas peleándose por ser los primeros, siendo solo tres no había problema alguno.

Tras estampar el tercer sello cuyo dibujo era uno de aquellos tréboles de cuatro hojas que tenían la mágica e irónica función de otorgar suerte, me dirigí a un cartel en el que no había una sola palabra.
Todo eran dibujitos, cabe decir que odiaba aquella clase de acertijos con toda mi alma ya que no tenía ni puta idea de por donde empezarlos.

—¡Lo tengo! —exclamó Light al cabo de un rato que se me había hecho eterno.

No podía preguntarle nada ya que debíamos adivinarlo nosotros mismos... pero es que seguía igual que al principio. Solo veía barras, flechas y estrellas... las combinaciones que se me ocurrían eran descabelladas y absurdas, además de infinitas. ¿Qué coño había que hacer ahora? ¿Tanto costaba poner un cartelito traducido para los negados a la pictografía? Fuese lo que fuese estaba claro que sin resolver el enigma no conseguiría el maldito sello.

Tras estar pensando durante un buen rato, llegué a una hipótesis que podía o no ser la correcta, pero que era mejor que nada. A los otros todavía les quedaba llegar hasta aquí, por lo que me podía permitir un fallo, pero solo uno.

—Buena suerte —comentaría a mis compañeros antes de hacer lo que se me había ocurrido.

Total, todo sería mejor que quedarse allí sin hacer nada.

Desgraciadamente, no tuvimos suerte. Pero no podía decaer; estábamos allí para pasarlo bien, y ante todo, había que ser positiva. Si no habíamos acertado ahora, quizás la próxima nos iría mejor.

Vi que Jeanne seguía pensativa, intentado escoger algún nuevo mundo. Así que yo hice lo mismo; los observé en silencio e intenté dejarme guiar. El que dictara mi corazón, allí iría.

Esperaba encontrarme allí con Jeanne. Si no, siempre tenía la segunda opción, ¿no?

- ¡Awatongo!

Kairi y Awa-chan salieron de los portales sin éxito, este algo enfadado porque estaba seguro de que su portal era el correcto. En cambio Kairi, lejos de rendirse, decidió probar suerte hasta dar con el portal. Pero antes hizo una paradita en el chiringuito de Higashizawa para pedir un refresco y reponer fuerzas. A Awa-chan le pusieron leche fresquita en un bol.

De vuelta a los portales, Awa-chan volvió a ir por el que creía el correcto. Si no, irían por otro.

Tres fuimos las personas que atravesamos el portal: Light, yo y un chico de Bastión Hueco. Mi sorpresa fue tal cuando vi que había acertado ni más ni menos que a la primera. ¡Menuda suerte! Y eso que solía tener una suerte pésima. Dejé que los dos pusieran el sello primero, y seguidamente coloqué el mismo en mi propia tarjeta. Irónicamente era un trébol de cuatro hojas.

... Pero la siguiente prueba fue peor de lo que esperaba. Eran jeroglíficos... Odiaba los acertijos, pero los jeroglíficos aún más, ya que ni siquiera eran con palabras, sino con imágenes.

—¡Lo tengo! —Light fue el primero en averiguarlo, como esperaba. Y la verdad, temía ser el último en enterarme de qué demonios significaba ese mensaje. Tras meditarlo un rato, me di cuenta de una cosa en la que no había caído, con lo que llegué a otra conclusión menos vaga que las anteriores.

—Buena suerte

—Igualmente—dije antes de poner en práctica lo que tenía pensado.

Ni la primera vez ni la segunda logré encontrar el camino correcto. Era un poco desesperante ver que aquella prueba se trataba de pura suerte, algo en lo que nunca había sido extremadamente agraciado. La única cosa buena era que no fui el único que se había confundido. La gran mayoría se había equivocado y volvía de su segundo intento en algún otro mundo.

—¡Esto es absurdo! —rugí.

Miré la serie de portales que permanecían abiertos. Muchos ya se adentraban en otros para probar suerte. Imité al resto y me introduje en algún portal, y si fallaba otra vez... Pues no tendría más remedio que probar en otros lugares.

Y... no hubo suerte. Pero ninguna. Cuando llegó al primero al que pensó, no había nada. El segundo igual o incluso peor.

<<Por qué...>> pensó la muchacha, decepcionada.

Volvió al punto donde se encontraban todos los demás portales y parecía que la mayoría también había fallado... afortunadamente. Aun así, debía darse prisa y no quedarse atrasada.

Decidió dos nuevos mundos rápidamente y se abalanzó contra sus portales, en busca de ese maldito sello. Quizás esta vez tendría más suerte.

No era el mundo correcto. Fátima se apresuró a regresar a Islas del Destino y, desde allí, se quedó mirando los Portales sin saber bien qué hacer. Por más que se concentrara, todo dependía de la suerte. Así que se dirigió hacia el siguiente sin tener las cosas muy claras.

Al menos, tenía que reconocer que era divertido. Sólo necesitaba un poco de suerte o, en todo caso, moverse deprisa para no perder demasiado tiempo. Algunos aprendices parecían dudar lo suficiente como para no escoger ninguna salida. Supuso que también era posible que se lo estuvieran tomando con calma.

Lamentó un poquito que ni Malik ni Nadhia estuvieran con ella. Habría sido divertido ir comentando las pruebas y tratando de imaginar qué sería lo que les esperaría después.

—Será posible.

¡Ninguno de los dos mundos había sido el correcto! Había tenido una mala suerte de mil demonios, y otra chica que iba más atrasada se nos unió. La mayoría habíamos fracasado en esa prueba, pero en fin, ni siquiera Nikolai logró acertar con el acertijo. Tenía que volver a intentarlo, por muchas veces que fallara, algún día lo lograría. Solo tenía que perseverar y confiar en alcanzar a los que sí lo habían logrado.

Esta vez no puedo fallar. Es imposible.

Eso, si no perdía los nervios antes. Así pues, tras leer las nuevas pistas, no lo pensé demasiado. Me aventuré por dos nuevos portales, decidida.

Hiro volvió a despertarse de su leve sueño al escuchar como los aprendices daban vueltas por la playa, levantó su sombrero y observó a lo lejos como estos daban vueltas de un lado a otro, entrando en un portal y saliendo de otro, alzó la mirada y soltó una pequeña carcajada.

—¡Jajajajaja! Parecéis hormiguitas corriendo de un lado a otro — Bromeó —¡Hisagiwasha, estírate y rúlame una botella de Whisky!

Goei, por otro lado seguía dando vueltas desesperadamente mientras buscaba el dichoso portal, un fallo más podía desatar toda su mogurirabia.

Maya, Lyon, Victoria, Ragun, Aru, Keiko, Simbad, Saeko, Nicoxa, Nikolai, Hana, Hiro & Kairi - Tercera prueba

Algunos moguris del chiringuito se echaron a reír, señalándoles incluso con el dedo, al ver que trece de los participantes seguían sin encontrar el portal correcto. Porque la suerte parecía estar en su contra aquel día, y todavía estaban dando vueltas como peonzas en busca de la puerta ganadora.

A la tercera iría la vencida, ¿no?




Fátima, Celeste, Colibritany, Freya, Watson, Alec & Jeanne - Cuarta prueba

¡Din, din, din! ¡Elección correcta! Una pequeña mesa de madera les esperaba al otro lado del portal, con la tinta y el sello correspondiente que añadir a sus tarjetas.

El tercer sello, con forma de trébol de cuatro hojas, conseguido.

Una vez allí, como en la vez anterior, encontraron además un cartel. Pero este, en lugar de devolverles a la playa para buscar a alguien, se limitaba a tener un dibujo y una frase debajo. "Descifra el enigma para encontrar el siguiente sello."



No había pista alguna más, simplemente el dibujo y la frase. ¡A pensar!




Light, Saxor & Saito - Quinta prueba

Los tres tuvieron la misma idea sobre el posible significado del acertijo, y los tres acertaron. Encontraron una nueva mesa con tinta con la que pudieron añadir a sus tarjetas el sello que les esperaba.

El cuarto sello, con forma de estrella, conseguido.

Un pequeño mensaje en una hoja de papel les indicaba el siguiente paso: buscar a Derhe Yeno en la playa. Lo encontraron tras buscar un poco, pues el aprendiz de relleno se había encerrado en el almacén del chiringuito y se estaba poniendo morado con toda la comida que encontraba.


—¿Qué queréis? ¿El sello? ¡Largaos, me da igual lo que hayan dicho los maestros, no sois dignos de mi sello! —Les hizo un corte de mangas, antes de volver a atacar una pobre sandía—. Esto necesita más azúcar. Y mantequilla.

Pues menuda situación. Derhe no parecía dispuesto a darles nada, y mucho menos el sello que necesitaban para seguir avanzando. ¿Qué harían?