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─No lo sé, pero lleva el uniforme de la guardia de Vergel Radiante.

—¡Anda! ¿En serio? —dije, sorprendido—. ¡No me extraña que quieras perseguirlo, entonces!

Suponía que la catástrofe de Vergel Radiante había sido... bueno, eso, una catástrofe. Saxor lo debió haber perdido todo en aquel lugar... y su vida tras el incidente debió ser dura. No era de extrañar que quisiese recuperar todo lo que se le había arrebatado, y aquel enmascarado podría ser el último resquicio al que se podía aferrar. ¡Otro superviviente a parte de él, ni más ni menos!

Seguimos con nuestra ronda de interrogatorios a los ciudadanos de aquel mundo. Esta vez le tocó a una amable anciana de una tienda en la que parecía que se vendían dulces. Nos dijo que aquella persona se había dirigido hacia un hotel cercano. Saxor preguntó entonces cuánto valía un helado de los que estaban allí a la venta. ¿Le habría entrado el hambre?

─¿Quieres uno?— me preguntó, pillándome desprevenido.

—¿Q-qué? No, no, no me he traído dinero...

Pero ya daba igual. Saxor había utilizado sus propios platines para comprar dos polos de color azul claro... ¿por qué lo había hecho? No estaba acostumbrado a aquel tipo de trato...

—Gracias —musité. Mis mejillas brillaron un poco debido a la vergüenza que me daba aquella situación.

El helado tenía un sabor peculiar... no sabría describirlo muy bien, aunque era lo de menos. El detalle de Saxor me había impresionado bastante, daba igual cómo supiese el helado.

—Bueno —dije, tras darle un mordisquito al helado—, dirijámonos hacia el hotel entonces. La verdad es que no me importa la caminata que estamos dando, este lugar me encanta. Tan sereno y tal.

—Gracias —Me dijo el pequeño, con sus mejillas sonrosadas. Mientras andábamos, le di mi primer mordisco al helado. Me trajo un montón de recuerdos de Vergel Radiante. Su sabor, que hacía mucho que no probaba, era salado y dulce a la vez.

—Bueno —le dió un mordisco al helado, parecía que le gustó.—, dirijámonos hacia el hotel entonces. La verdad es que no me importa la caminata que estamos dando, este lugar me encanta. Tan sereno y tal.─ Comentó. Sí que era muy sereno, y era tan bonito que calmaba a cualquiera. Llegamos a enfrente de la entrada al hotel. El corazón se me volvió a acelerar, como si le inquietase de sobremanera la mera presencia del enmascarado. Abrí la puerta y entré. Una chica estaba enfrente de un libro, que seguramente indicaba los huéspedes del hotel. Me acerqué a la chica y empecé mi interrogatorio.

─ D-disculpa, ¿se hospeda aq-quí un chico con una másc-cara? Es que es amigo mi-ío.─Tartamudeé. Me puse rojo como un tomate al hablar con esa chica. Ella se rió, tras lo que me respondió.

─Sí, sí, hace un rato que ha llegado. Un chico muy extraño, ¿no?─ Indicó la chica.

─S-sí, muy ec-straño... P-ara asegur-rarme de q-que es él, ¿me podría dec-cir su n-nombre?─ Cada vez estaba más rojo, y la chica no paraba de reír. Cuando por fin pudo parar, miró el libro y me contestó enseguida.

─Tenía una reserva con antelación, aunque hoy es la primera vez que veo la reserva en el libro...─ meditó─ Pero bueno, se llama Hikaru. ¿Es ése?

─S-sí e-es. Gr-gracias.─ Terminé de decir y empecé a subir las escaleras, mientras la chica volvió a empezar a reír.

Al final llegamos al hotel, en donde descubrí otra de las facetas de Saxor: la tímida. Viéndolo pelear por intentar hablar con la recepcionista casi sufría tanto como él. Al final acabó su interrogatorio sin demasiado esfuerzo, y pude saber al fin el nombre de la persona a la que perseguíamos.

—¿Hikaru, eh? —repetí—. Entonces es amigo tuyo... por cómo te desmayaste cuando nos cruzamos con él, pensé que sería alguien peligroso. ¡Menos mal!

Suspiré, algo más relajado, y apuré el último trozo del helado de sal marina al que mi compañero me había invitado. Comenzamos a subir las escaleras, dirigiéndonos a la habitación en la que se suponía que estaba Hikaru...

—Ahora me pica la curiosidad incluso a mí por saber qué hace aquí ese chico —admití—. ¿Qué piensas decirle cuándo lo veas?

—¿Hikaru, eh? Entonces es amigo tuyo... por cómo te desmayaste cuando nos cruzamos con él, pensé que sería alguien peligroso. ¡Menos mal! Dijo. Entonces me di cuenta de que no había entendido mi mentirijilla. Era más fácil fingir ser amigo de un huésped para sacar información que intentar sacarla como un desconocido, como leí en un libro.

─No es amigo mío... Te dije que no lo conocía. Lo dije para sacar información suya más fácilmente.─ Le contesté. Era curioso que tuviera una reserva cuando la primera vez que lo vi fue en Tierra de Partida. ¿Cómo habría hecho la reserva? Fyk suspiró se terminó su helado.

—Ahora me pica la curiosidad incluso a mí por saber qué hace aquí ese chico. ¿Qué piensas decirle cuándo lo veas?

─ Cómo sobrevivió, por qué lleva esa ropa y qué hace aquí.─ Pero esas preguntas no las pude llegar a hacer. En cuanto abrí la puerta, mi Llave Espada se invocó sola, de nuevo, e instintivamente, el enmascarado, Hikaru, invocó la suya también.

─¡Lúmino!─ Exclamó con un grito, tras lo que me dejó completamente ciego, y supuse que a Fyk también. Antes de recuperar la vista oí un portazo a mi espalda. Cuando recuperé la vista, en vez de correr a la puerta, como habría sido obvio, me dirigí a la ventana, tras lo que vi a Hikaru corriendo por la plazoleta. Había tenido la misma idea que yo tuve al escapar de la Neosombra en el Mundo Inexistente, cosa que me extrañó bastante. Salté por la ventana yo también y corrí a perseguirle. El chico se metió por una grieta que había en una pared, que llevaba a un bosque. Cuando entré, Hikaru se paró y se dio la vuelta, tras lo que se puso a la defensiva. Mi corazón iba a mil por hora, y parecía mentira que aún no hubiera tenido un infarto. No sabía si aguantaría sin luchar hasta que llegara mi compañero.

El susodicho Hikaru se limitó a mantener su posición defensiva, como esperando cualquier ofensiva por parte de Saxor para contratacar, en realidad no parecía dispuesto ni a pelear, pero tampoco aparentaba el que fuese a dejarse atrapar con facilidad.

—No me sigas —pidió el misterioso joven.

El extraño empezó a retroceder despacio, como si esperase que le dejase marcharse sin más ya que lo hacía sin quitar ni un solo segundo la vista del aprendiz. Cada vez se internaba más y más en el bosque, queriéndo "fundirse" en la espesura para volverse invisible a la vista de Saxor.

Era decisión de Saxor (y Fyk, si se aparecía por allí) si debían perseguirlo o no.

—¡Saxor! —exclamé.

Hikaru saltó por la ventana como si nada, y Saxor le siguió sin ningún tipo de reparo, como si fuese lo que tenía planeado hacer desde un principio. Cuando me asomé a la ventana, sus rápidos movimientos los habían llevado hasta una grieta en un alto muro que se encontraba al otro lado de la plaza en la que estaba el hotel.

—¡Hakuu'jorr! —grité, saltando el alféizar.

Casi por instinto, mis pies se iluminaron cuando fueron imbuidos con el poder del Cosmopatín, que me ayudó a deslizarme rápidamente, aprovechando el impulso que me otorgaba la caída, hasta que cogí demasiada velocidad.

—¡Ay, ay, ay, cuidado que voooooooy!

Me introduje como una exhalación por la grieta de la pared y me encontré en el bosque en donde estaban Saxor y Hikaru. Cuando vi que este último estaba intentando retroceder, intenté aprovechar toda la carrerilla que había acumulado para lanzarme directamente sobre él para derribarlo.

El chico se mantenía en posición defensiva, y yo estaba cada vez más inquieto.

—No me sigas — Dijo, tras lo que empezó a retroceder. Cada vez me hervía más la sangre, y no sabía por qué. Él no me había hecho nada, y yo intentaba perseguirlo y, sin que yo quisiera, atacarle cada vez que lo veía.

—¡Ay, ay, ay, cuidado que voooooooy!─ Oí gritar a mis espaldas, detrás del muro, de parte de Fyk. Ni siquiera me dio tiempo a girarme cuando Fyk, que iba como una bala, pasó por mi lado e intentó envestir al joven. Ese movimiento brusco hizo despertar los primitivos instintos de pelea que tiene todo ser humano, tras lo que me fui corriendo a por el chico, con Llave Espada en mano, a hacerle un golpe vertical, con cuidado de no golpear a Fyk.

El enmascarado no se esperó que aquel ser azul chocara contra él con la velocidad de un rayo por lo que no pudo evitar caer al suelo todavía con Fyk encima, tampoco esperaba que Saxor corriese hacia él con la llave espada en mano para intentar golpearle. Apartó al ser azul de un empujón y con su llave espada apuntó hacia el muchacho de ojos amarillos.

—¡Perla! —un proyectil que recordaba a una simple pelota brillante salió de la punta del arma y se dirigió de lleno contra el aprendiz que no podría hacer nada para evadirlo o bloquearlo.

El misterioso joven se levantó y saltó hacia atrás vigilando a sus dos atacantes.

—¡Perla!─ Gritó Hikaru, tras lo que una bola blanca salió disparada hacia mí. Fue tan rápido que no pude esquivarlo. En cuanto me golpeó, me hizo rebotar tirándome al suelo. El golpe no fue muy fuerte, pero me hizo enfadarme aún más. Me levanté, desenvainé mi espada mediana y apunté al chico.

─ ¡Piro!─ Pero salió otra vez aquella llama negra que usé accidentalmente en el Mundo Inexistente ese mismo día. Era una especie de Piro Oscuro, que en cuanto lo golpeara, provocaría una humareda que cegaría completamente a Hikaru. Aprovechando, me lancé a por él para hacerle un tajo en cruz.

Mi improvisado ataque acabó dando sus frutos, pero eso no evitó que Hikaru me apartase a posteriori con cierta facilidad. Vi que el enmascarado se volvía a poner en guardia, y Saxor desenvainaba una espada y la apuntaba hacia él, como si fuese a utilizar magia.

—¡Eso es, Saxor, focaliza! ¡Concentración! —le aconsejé.

No quise meterme de lleno en la batalla de nuevo, todavía... sentía que aquella lucha tenía que ser librada por Saxor.

Hikaru recibió el piro en plena cara dejándole absolutamente cegado. El misterioso joven apuntó a ciegas hacia delante y exclamó apuntando:

─¡Agua Bendita!

El chorro de fría agua salió de la llave espada directo a Saxor justo cuando recibía el tajo en cruz que dio de lleno lanzándolo hacia atrás y provocando que acabase chocando contra un árbol. No podía negar que sería derrotado si no huía de una vez por todas.

Se levantó usando como apoyo el árbol contra el que acababa de chocar, Saxor estaría seguramente bastante tocado por culpa del agua bendita, el problema ahora que tenía era el azul.

—¡Eso es, Saxor, focaliza! ¡Concentración! — Me dijo Fyk mientras apuntaba a Hikaru. Sentí que mi vista se agudizaba, y pude apuntar mejor. El hechizo pareció ser algo más poderoso de lo que había sido en el Mundo Inexistente. El tajo en cruz resultó muy efectivo, pues le estrelló en un árbol. Sin embargo, tampoco yo salí muy bien parado. Hikaru había lanzado un hechizo llamado Agua Bendita que había impactado directamente en mí. Un segundo efecto, aparte del chorro de agua, me había empezado a escocer todo el cuerpo, como si fuese una especie de ácido. Me caí al suelo, y mi cuerpo estaba bastante mal, no podría resistir otro ataque como ese. ¿Por qué me afectaba tanto ese hechizo? Entonces me di cuenta de lo que estaba haciendo. Levanté un poco mi Llave Espada, apuntando al cielo. No había tenido que usar ese hechizo hasta entonces, pero no tenía más remedio que realizarlo.

─ ¡Cura!─ Justo en ese momento mis heridas se curaron completamente, así que pude levantarme fácilmente. Sin embargo, estaba cansado como para hacer más magia, así que me quedé quieto, mirando al enmascarado a su ''cara'' a través de su máscara.

Todo parecía marchar bien hasta que Hikaru decidió atacar. Un chorro de agua salió de su... ¡¿Llave Espada?!

─¡Eh, eh, eh! ─exclamé, cuando me fijé en el detalle─ ¡¿Cómo es que tienes una...?!

No me dio mucho tiempo a reaccionar. El ataque acuático alcanzó de lleno a Saxor, que se retorcía de dolor al contacto con el líquido. ¿Qué clase de ataque era aquel? ¿O quizás era que a Saxor le afectaba especialmente? Fuese como fuese, tenía que actuar. Aunque aquella batalla fuese de mi compañero, no podía dejar que se nos escapase el enmascarado tan sólo por cortesía.

Me lancé contra él justo después de que lanzase su ataque, intentando pillarle desprevenido, y me dispuse a derribarlo con una larga ráfaga de golpes rápidos... ¿lograría frenarlo?

El misterioso joven enmascarado cayó al suelo con el ataque del alienigena sin poder evitarlo. Ya parecía estar muy débil, vencerle ahora sería pan comido, incluso podrían quitarle la máscara si querían. El individuo, aún así se levantaba nuevamente, intentando huír sin devolver aquel último ataque.

—Dejadme de una vez —pidió tratando de escapar, sus ojos se abrieron como platos. Una idea parecía haber cruzado por su cabeza.

Lanzó su llave espada hacia el cielo, y un cegador resplandor apareció desde donde bajó un vehículo que los dos aprendices podrían conocer muy bien.

Fyk envistió a Hikaru, dejándolo en el suelo. Aquella agua, aunque me había hecho mucho daño, me había abierto los ojos. Me había comportado de forma horrible ante él.

─Dejadme de una vez─ Pidió el enmascarado. Se levantó del suelo, agotado, y alzó su Llave Espada al cielo y apareció un Glider similar al mío, con colores blancos y amarillos. Parecía dispuesto a irse. Aguantando el dolor de pecho que empecé a sentir, empecé a hacer lo que debía de haber hecho antes.

─ Espera, Hikaru.─ El joven tardó más de lo normal en reaccionar a que le llamaran por su nombre, cosa que me extrañó. Me miró, seguramente preguntándose como sabía su nombre, pero él estaba más atento en lo que Fyk pudiera hacer.─ Fyk, déjalo. Nos vamos nosotros.─ Le dije a Fyk y a Hikaru, para que no se fuera del mundo. Usé mi Llave Espada para crear un pasaje al pasillo de luz y lancé mi Llave Espada al cielo. Mientras se transformaba en mi Glider, envainé mi Espada Mediana y esperé a que Fyk hiciera lo mismo. ─ Siento haberte atacado.─ El joven me miró, y me imaginaba que sería con cara de sorpresa. Cada vez me dolía más el pecho, seguramente por no querer atacar al chico.