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Y allí estaba yo, en mi nuevo mundo, en mi nueva casa, en mi nueva habitación, en mi nueva cama. Estaba tumbada boca arriba, con las manos en la nuca, con la mirada hacia el techo, perdida. Desde allí podía observar la nueva vida que me habían puesto en bandeja de un día para otro, era como si me hubieran abierto la puerta a un mundo muchísimo más amplio, con muchísimas más oportunidades y muchísimos más caminos. Todo eso me hacía sentir feliz, feliz por estar en ese nuevo mundo llamado Tierra de Partida y con ese gran poder, la Llave Espada. Aunque también me sentía algo triste por haber dejado a los míos atrás, en esa ciudad oscura y tenebrosa... Espero sacarlos algún día de allí. Quizás cuando acabe con el misterio de mis padres. E iba pensando en todo, todo en general. Yo, una mezcla de sentimientos, como siempre.

Suspiré de una forma ruidosa y exagerada, luego giré mi cabeza hacia mi derecha, hacia la ventana. Algo de luz empezaba a penetrar mi ventana. Me levanté de un salto y me senté en la cama. -¿Luz? ¿Luz del Sol? ¿Pero cuántos años hacía que no veía el precioso amanecer?- Pensé. Me brillaban los ojos, estaba realmente ilusionada, tenía ganas de más, ver más. ¡Estar despierta al alba después de tanto tiempo me hacía tan feliz!
Me puse de pie y caminé hasta estar delante de la ventana y la abrí completamente, dejando entrar la brisa matutina por ella, rozando mi cara, junto con los primeros colores del alba en el cielo que empezaban a iluminarlo todo, aunque aún no se veía el sol. Cerré los ojos y sonreí. Era increíble volver a vivir esa sensación, espectacular.

Me giré apoyándome un poco en la ventana y miré mi nueva habitación. delante tenía una cama baja, que al lado tenía una mesita de noche con una lámpara pequeña de color blanco. Siguiendo la pared había un escritorio y una silla. A mi derecha tenía un armario empotrado a la pared y al lado la puerta de la habitación. El suelo era de madera y la pared blanca. No había dormido nada en toda la noche, así que había tenido tiempo suficiente para pensar como decorarla, me traería recuerdos de otros mundos y los guardaría como un tesoro. Más otras cosas por supuesto. Quería libros, ¡muchos libros! Y un montón de cosas para dibujar. Le preguntaría a alguien más tarde sobre cómo conseguir esas cosas.

Me volví a girar hacía la ventana y vi que cada vez era más claro, así que me vestí rápidamente, ya que apenas llevaba una camisa blanca, abrí la puerta y me fui a buscar a Paul, no podía permitir que no viese un tan precioso amanecer, además, aún quedaba pendiente preguntarle sobre su padre y si estaba bien, la verdad es que me había quedado preocupada y le había estado dando vueltas durante la noche.

Iba caminando por el pasillo, no se oía nada, solo silencio. La mayoría de puertas estaban cerradas pero llegué a una que estaba medio abierta, así que me asomé un poco para ver si dentro estaba Paul. Discreta y tímidamente abrí un poco más la puerta...

-¡Oh dios mío Paul!- Grité. Paul estaba tumbado en su cama, en calzoncillos. Me llevé la mano a la cara tapándome los ojos.

-¡Pero tápate! - Me giré y empecé a reír a carcajadas.

Y aquí estoy, en Tierra de Partida, así se llama nuestra base. La de vueltas que da la vida, ayer estaba en mi mundo tranquilamente y ahora me hallo aquí, en mi nueva cama tumbado pensando en como llegué hasta aquí. Primero, lo de las luces aquellas, el encuentro con aquella chica llamada Rhía, nuestro encuentro con los Sincorazones y la aparición de Akio, que aunque me caiga mal, sin él no estaría aquí con mi nueva Llave Espada que aunque es más poderosa que mi espada, no voy a renegar de ella, es lo único que me queda de mi padre. Por ahora no nos ha avisado de nada de entrenamiento, aunque ahora mismo es temprano así que si no entrenamos ahora ya lo haremos más tarde.

Este mundo es totalmente diferente del mío, una diferencia es que aquí no siempre está el cielo oscuro, sino que conforme va pasando las horas va oscureciendo o iluminándose. Otra cosa es que el clima no es tan frío, así que tengo mucha calor, como ahora, que solo llevo los calzoncillos y no he podido dormir durante toda la noche debido a que no podía conciliar el sueño con tanta calor.

Los entrenamientos que haga supongo que serán con Rhía, aquella chica que aunque no la conozca desde hace mucho tiempo no dejaría que le hicieran daño, además de que ella me salvó al alejarme de los Sincorazones y no me dejó enfrentarme a ellos cuando sabía que era una muerte segura.

Entonces oí como se abría la puerta de mi habitación, ¿la dejé abierta anoche?

-¿Quién anda ahí?- Pregunté, iba a invocar mi Llave Espada pero no era nadie peligroso, era Rhía, como si la hubiera invocado al pensar en ella.

-¡Oh dios mío Paul!- Gritó a la vez que se tapaba los ojos con las manos.-¡Pero tápate! - Se giró mientras empezó a reir.

Era cierto, estaba en calzoncillos, ni que estuviera desnudo, pero vamos, habrá que vestirse ya.

-¡Pues espérate!-Dije mientras me dirigía a por mis pantalones,me los puse, me até las botas y me coloqué mi gabardina.-Listo.- le dije mientras le toqué el hombro para que se diera la vuelta ya.-¿Qué quieres?-Le pregunté, a saber qué le pasaba ahora.

-¡Pues espérate!-Me dijo.

Mientras él se vestía me fui calmando ya que me había entrado uno de mis ataques de risa. Me apoyé a uno de los marcos de la puerta. No sabía si reía por vergüenza o porqué la situación era realmente cómica. La verdad es que tenía los colores un poco subidos.

-Listo.- Me dijo mientras me tocó el hombro con la mano. Me giré de golpe y me preguntó. -¿Qué quieres?

-¡Oye Ni que te molestara!- Le dije con una cara enfadada forzada, pero luego hice una amplia sonrisa burlona y entré a la habitación apartandolo con el hombro.-Si tampoco estabas haciendo nada interesante... ¿Me equivoco?- Seguía jugando mientras andaba por la habitación. La verdad es que me divertía esa situación. Me dirigí a la ventana para abrirla mientras le decía:

-Si tu has vivido siempre... ¿Tu no has visto el Sol nunca?- Abrí la ventana con ímpetu.-Es mi primer amanecer desde hace mucho tiempo...- Apoyé mis codos a la ventana teniendo entre mis manos mi barbilla. Se empezaron a erizar los pelos de mi cuerpo, se me ponía la piel de gallina. - ¿Es increíble no? Es mágico, como empieza a iluminarse todo, el Sol da energía a muchas cosas maravillosas. Los pájaros cantan, los animales empiezan a corretear, los colores vivos empiezan a descubrirse al nuevo día, se despiertan nuevos olores y nuevas sensaciones...-Se me volvieron a subir los colores al ver que se me había ido el santo al cielo. Me puse de pie, le miré y le dije: - ¿Qué te parece? No quería que te lo perdieras.

-¡Oye Ni que te molestara!- Me dijo con cara de cabreada pero seguidamente sonrió y me apartó mientras entraba a la habitación.

-¡Pero bueno, qué educación es esa!- Le dije con un tono burlesco.

--Si tampoco estabas haciendo nada interesante... ¿Me equivoco?-

Tenía razón, pero no iba a dársela, así que me quedé callado. Justo después de decirlo se dirigió a mi ventana.

-Si tu has vivido siempre... ¿Tu no has visto el Sol nunca?-Me preguntó. Supongo que se refería a nuestro hogar.

-Pues la verdad es que no, solo lo he visto aquí.- Le respondí, tras esto abrió mi ventana.

-Es mi primer amanecer desde hace mucho tiempo...- Siguió diciéndome, y se puso cómoda mientras miraba por la ventana.

-¿Es increíble no? Es mágico, como empieza a iluminarse todo, el Sol da energía a muchas cosas maravillosas. Los pájaros cantan, los animales empiezan a corretear, los colores vivos empiezan a descubrirse al nuevo día, se despiertan nuevos olores y nuevas sensaciones...-Me explicó, sin duda se enrollaba mucho. Se puso de pie y vi cómo se había sonrojado.

- ¿Qué te parece? No quería que te lo perdieras.- Me preguntó.

No pude contestarle porque me entraron unas ganas increíbles de bostezar, no sabía si era porque me había aburrido al escucharla o porque tenía sueño. Espero que no se molestara por ésto.

-Pues si tanta ilusión te hace, no hay problema, de todas maneras no cojo el sueño con tanta calor.¿Vamos a los jardines?-Le pregunté, si quería ver el Sol mejor verlo desde un sitio en el que se viera bien.

Y Paul bostezó, ¿tanto le había aburrido? Sabía que se me había ido el santo al cielo, pero ¿tanto? Lo miré de reojo con medio mirada asesina, pero tampoco parecía que lo hubiera hecho para molestarme.

-Pues si tanta ilusión te hace, no hay problema, de todas maneras no cojo el sueño con tanta calor.¿Vamos a los jardines?- Al fin y al cabo, sabía que era majo.

-De acuerdo.- Y sonreí como de costumbre.

Salimos de la habitación y yo no sabía como entrarle el tema de sus padres. Yo iba andando con las manos a mi espalda, de forma despreocupada, aunque en el fondo estaba pensativa... Todo era bastante fuerte y nuevo, un momento, ¿Sabré volver a la habitación? Esto era tan grande... ¡Como un laberinto! Y como una iluminación divina, se me ocurrió como empezar a entrarle el tema.

-¿Oye Paul, porque no puedes dormir?-Hice una breve pausa- ¿Solo por el calor?

Tampoco le podía soltarle el royo de "Puedes confiar en mi, bla bla bla..." Prefería ser natural y que el tema surgiera solo sin ser forzado. Mientras esperaba su respuesta, de golpe empecé a silbar una melodía única y particular que acababa de recordar que me cantaba mi madre cuando vivíamos todos juntos en la casa de la isla.

Después de bostezar vi como Rhía me envió una mirada asesina.

-Si las miradas matasen ahora mismo estaría muerto…-Pensé. ¿La habría hecho cabrearse conmigo? Eso creía, pero al momento cambió su expresión.

--De acuerdo.- Sonrió, no se lo había tomado a mal.

Salimos de la habitación y cerré la puerta, ¿cómo me la habría dejado abierta anoche? No era costumbre mía, últimamente con los Sincorazones había que cerrarlas bien, si llegaba a meterse alguno no lo podría llegar a contarlo.

Seguimos andando por el pasillo, sin duda se notaba que había muchos más aprendices por la cantidad de habitaciones que parecía haber. Rhía parecía pensativa, con sus manos en la espalda, ¿qué estaría pensando?

Continuamos andando hasta que ella rompió el silencio que había.

-¿Oye Paul, porque no puedes dormir?-Me preguntó y segundos después continuó- ¿Solo por el calor?

-Pues sí, solo por la calor.-Aclaré.- ¿Por qué otra razón no podría dormir entonces? -Le pregunté, que yo supiera no había otra razón.

Mientras esperaba su respuesta vi como ya nos íbamos acercando a los Jardines.

-Bueno, parece qe ya estamos acercándonos, este Castillo es grande, sin duda.-Le comenté mientras esperaba todavía su respuesta.

-Pues sí, solo por la calor. ¿Por qué otra razón no podría dormir entonces?

Mierda. Intento fallido. Pero no pude ponerle otra escusa ya que siguió hablando.

-Bueno, parece que ya estamos acercándonos, este Castillo es grande, sin duda.

-Pues sí, aunque mi orientación es buena, creo que tardaré varios días a sabérmelo de memoria.

Y era cierto, el castillo era enorme, laberíntico y los jardines gigantes y bellísimos. Al salir a los jardines miré hacia todos lados buscando un buen lugar donde sentarnos y poder observar bien la salida del sol. Me fregué los ojos con las manos ya que no estaba muy despejada porque no había dormido nada, aunque tenía muchas energías mas quería explorar el lugar y hablar con Paul. Me sentía muy a gusto. Al final vi un acantilado desde donde podríamos sentarnos y observar el cielo.

-¿Que tal si nos sentamos allí? Creo que desde ese acantilado se podrá ver de maravilla.- Le dije señalando el lugar con una sonrisa.

Caminamos hacia allá mientras yo seguía pensando en como entrarle el tema, tenía que arriesgarme. Estábamos a punto de llegar al sitio indicado en cuanto le dije:

- Oye Paul, y ¿echarás de menos tu casa y tu gente? Yo espero poder ver pronto a Sarah y a Nathan.

"Lo siento, lo siento, lo siento" me dije interiormente. Sabía de sobras que él no sabía el paradero de su padre porque lo había hablado con Akio en cuanto llegué de despedirme de mi familia. Esperaba no haber sido demasiado cruel, si más no, no haberle hecho daño.

Al llegar al acantilado me estiré para despejarme, con los brazos hacia arriba, estirando todo mi cuerpo. Seguidamente me senté en aquel acantilado con las piernas hacia el vacío. Desde luego que la vista era preciosa, y se veía particularmente bien. Pero no podía estar muy atenta al paisaje ya que estaba más atenta de Paul que de nada, esperaba su respuesta.

-Pues sí, aunque mi orientación es buena, creo que tardaré varios días a sabérmelo de memoria.

Me contestó Rhía, yo también iba a tardar un buen tiempo en recordarlo, aunque en todo el tiempo que estuve en mi hogar no me lo aprendí nunca, aquella ciudad sí que era gigantesca, las calles eran casi todas iguales y era muy difícil perderse por allí.

Llegamos a los Jardines y me fijé en Rhía que parecía nerviosa buscando algún lugar, a mí me daba igual dónde sentarme, estaba allí por ella que le hacía ilusión ver aquello y aunque normalmente me gustaba estar solo, aquella compañía no me desagradaba.

-¿Qué tal si nos sentamos allí? Creo que desde ese acantilado se podrá ver de maravilla.-Dijo al fin, al haber encontrado un sitio que le pareciera bueno.

-Claro, no hay problema.

Estábamos a punto de llegar al sitio que había dicho cuando empezó a hablar.

- Oye Paul, y ¿echarás de menos tu casa y tu gente? Yo espero poder ver pronto a Sarah y a Nathan.

Cuando dijo aquello, sentí como si me hubieran echado un jarro de agua fría, todavía no había superado lo de mi padre. Empecé a ponerme un poco nervioso y a transpirar pero conseguí calmarme lo suficiente como para que ella no se diese cuenta, pero seguidamente se me vinieron todos los recuerdos sobre ese día a la cabeza.

Ya habían pasado tres años desde aquello y aún lo sigo recordando, aquella mañana en la que me desperté y no había nadie en casa, cuando normalmente siempre me esperaba a que me levantase. Aquella vez solo estaba su espada en el lugar de siempre, decidí ir a buscarlo pero no lo encontré, y así estuve todas las mañanas hasta que me encontré con Rhía.

Al recordar el encuentro con Rhía me di cuenta de que me había olvidado completamente de dónde estaba, moví la cabeza para espabilarme y vi que ella ya se había sentado tan feliz como siempre.

Me senté y me dispuse a hablar.

-Bueno…-Comencé hablando un poco bajo, no sabía cómo empezar a hablar de aquello.- La verdad es que no tengo gente allí, no sé si lo escuchaste ayer cuando hablé con Akio, pero mi madre murió y mi padre desapareció, así que no tengo gente a la que echar de menos, pero bueno… cosas de la vida.-Le dije, más o menos no se me había entrecortado la voz en ningún momento y no pude parecer lo triste que estaba, lo que sí me había pasado es que se me puso la piel de gallina mientras se lo contaba, cosa rara con toda el calor que hacía…

-Bueno, ¿y quiénes son esas dos personas, tus padres?- Le pregunté intentando cambiar un poco de tema.

Paul empalideció al oír mi comentario. Parecía nervioso y pensativo, como si tuviera aún un rompecabezas en su mente. ¿La había cagado? Me empezaba a sentir fatal, no quería hacerle daño, solo ayudarle... Me dolía el estomago, ¿ resentimientos? Paul se sentó y se dispuso a hablar.

-Bueno…- Mierda. - La verdad es que no tengo gente allí, no sé si lo escuchaste ayer cuando hablé con Akio, pero mi madre murió y mi padre desapareció, así que no tengo gente a la que echar de menos, pero bueno… cosas de la vida.- Cosas de la vida, que en ese momento yo le hubiera recordado lo mal que se lo había pasado. Se lo veía, bueno, cómo para no vérselo, estaba triste, el recuerdo, yo sabía perfectamente lo que era un recuerdo, el recuerdo de alguien a quien amas y echas de menos y que no tienes a tu lado. A ambos se nos puso la piel de gallina.

-Paul, lo siento si me he metido donde no me llaman...

-Bueno, ¿y quiénes son esas dos personas, tus padres?- Vale, perfecto porque había metido la pata, por si no se había visto ya.

- Bien, no, no son mis padres, Sarah es mi hermana mayor, siempre se ha hecho cargo de mi desde que llegamos a la ciudad, junto a Nathan, él era... es el mejor amigo de mi padre.- Suspiré, supongo que me tocaba a mi contarlo ahora. Apreté los puños y empecé la historia- Es una historia un poco larga, ¿te importa que te la cuente?- La verdad es que nunca había hablado de ello, así.

-Cuando yo era solo una niña pequeña, vivíamos en la playa, bien, aquí les llaman Islas del Destino, creo. Todo era perfecto, Sol, calor, amigos, familia feliz... Vivíamos todos en una casa enfrente del mar, mi padre, mi madre, Sarah y yo, Nathan vivía también en el pueblo, siempre había sido como mi tío.- Hice una breve pausa para respirar y seguí.- Yo me hablaba mucho con Lora, una chica de mi edad, era mi mejor amiga, y una tarde volvía del colegio con ella y al llegar a casa...- Cerré los ojos, recordando con dolor y apretando aún más fuerte los puños.- Ya no estaban... Y...- Rompí en sollozos.- Y entonces, Nathan nos llevó, aquí, yo... Mi hermana... Y...- Puse mi cara entre mis manos, tapándome para que no viera el ridículo que estaba haciendo. ¿Porqué dejaba ver mi dolor a Paul?

Tras preguntarle Rhía empezó a contarme su historia.

- Bien, no, no son mis padres, Sarah es mi hermana mayor, siempre se ha hecho cargo de mi desde que llegamos a la ciudad, junto a Nathan, él era... es el mejor amigo de mi padre.-Dijo y suspiró profundamente, vi cómo apretaba sus puños, lo cual me recordaba a mí hace tan sólo unos segundos. Además, había dicho era, ¿su padre estaría muert también? No quería haberla cagado.

- Es una historia un poco larga, ¿te importa que te la cuente?

-No tienes por qué Rhía, pero cuéntala si quieres…-Le dije, aquella chica estaba haciendo algo raro en mí, no sé si sería porque es la primera persona que conozco desde lo de mi padre, pero estaba consiguiendo que actuara diferente a como lo hacía siempre.

-Cuando yo era solo una niña pequeña, vivíamos en la playa, bien, aquí les llaman Islas del Destino, creo. Todo era perfecto, Sol, calor, amigos, familia feliz... Vivíamos todos en una casa enfrente del mar, mi padre, mi madre, Sarah y yo, Nathan vivía también en el pueblo, siempre había sido como mi tío.-Por lo que parece tenía una infancia feliz, la mía no es que se pudiera considerar feliz, puesto que vivía en una ciudad donde apenas había nadie, pero no fue mala- Yo me hablaba mucho con Lora, una chica de mi edad, era mi mejor amiga, y una tarde volvía del colegio con ella y al llegar a casa...- Dijo, estaba con los ojos rojos, no, iba a llorar… Ya no estaban... Y...- Y lo hizo, me sentía culpable- Y entonces, Nathan nos llevó, aquí, yo... Mi hermana... Y...- Dijo como pudo con la voz entrecortada y se tapó la cara, no quería qu la viera llorar, pobre…

-Eh, eh, Rhía tranquila…-Le dije y le abracé, quizás así consiguiera que se tranquilizara-Yo estoy aquí, tranquila, los encontraremos, y te ayudaré, lo juro.-Le dije y le di unas cuantas palmaditas en la espalda, no quería que estuviera así, tenía que conseguir que parara, me sentía el responsable de esto y aunque con otra persona me hubiera dado igual, a ella tenía que ayudarla, al fin y al cabo, me salvó la vida ayer y me sentía con una obligación de ayudarla.

Estaba bañada entre lágrimas y pensamientos, pero la voz de Paul me volvió a la realidad.

-Eh, eh, Rhía tranquila…- Me abrazó y yo me aferré a él, ese abrazo hizo que lo dejara ir todo, lloraba y lloraba, pero en parte me iba consolando.-Yo estoy aquí, tranquila, los encontraremos, y te ayudaré, lo juro.- Sus palabras de intentar tranquilizarme en el fondo lo medio conseguían, junto con mi esperanza, pero un día u otro tenía que explotar. Me sentía protegida entre sus brazos, pero tenía que calmarme ya. Asentí, dejé de abrazarle y me seque la cara como pude.

-Los encontraré, Akio me ha dado la oportunidad y el poder para encontrarlos, y es una oportunidad que no puedo desaprovechar así como así.-Lo miré y seguidamente me quedé mirando al horizonte.- Es más, aprovecharé esta oportunidad al máximo, me haré fuerte y saldré en su búsqueda, cumpliré todos mis objetivos.- Y le volví a mirar esta vez sonríendo.-¿Y tu me ayudarás no? ¡Ahora ya lo has dicho!- Dije en tono burlón.-Bueno, gracias Paul.

No conocía de nada a Paul, y quizás no era lo que me había dicho, pero había estado a mi lado, que era lo que necesitaba en ese momento, y le debía una.

Rhía siguió llorando y llorando en mi brazo, quería que parase, me daba...¿pena? Nunca me había importado los sentimientos de alguien, hasta aquel momento, aunque la verdad es que nunca había estado con nadie, siempre solo, solo en aquella ciudad, frío, sin apenas sentir nada y en un día cambia todo, ¿sería al fin y al cabo una persona con sentimientos y no tan fría como había pensado siempre? Sinceramente, aquel momento me estaba haciendo dudar sobre ello. Aunque si debía ser respetado no debía ser sensible, sino como había sido siempre, sin sentimientos, chulo. Quizás sólo haría la excepción de como soy en realidad hacia Rhía, pero no mucho.

-Sé fuerte Rhía.-Le susurré para tranquilizarla, no quería verla asi.

Al final pareció que mis palabras hicieron efecto, se apartó de mis brazos, me asintió convencida, estaba siendo fuerte como le dije. Se intentó secar la cara, que por cierto la tenía muy roja, y se decidió a hablar.

-Los encontraré, Akio me ha dado la oportunidad y el poder para encontrarlos, y es una oportunidad que no puedo desaprovechar así como así.-Me dijo mientras me estaba mirando a los ojos, parecía otra persona, más fuerte, no sabía como explicarlo, pero aquella no era la Rhía que estaba llorando hace unos momentos. Tras eso se puso a mirar al horizonte y siguió hablando.

- Es más, aprovecharé esta oportunidad al máximo, me haré fuerte y saldré en su búsqueda, cumpliré todos mis objetivos.- Entonces me miró sonriendo-¿Y tu me ayudarás no? ¡Ahora ya lo has dicho!- Me dijo bromeando, se lo había prometido y lo hría, no era de romper promesas, y me había dado cuenta de que necesitaba yo también a alguien para encontrar a mi padre.-Bueno, gracias Paul.-Me dijo ya más seria.

-De nada, Rhía, te ayudaré, cuenta conmigo,en cuanto podamos saldremos de aquí y encontraremos a tus padres, lo aseguro-Le dije mientras sonreía y apreté el puño como diciéndole que lo prometía.

Ya le había dicho aquello, ahora quedaba lo de mi padre. Tosí un poco para afinar mi voz, nunca me había tragado el orgullo hasta aquel momento, en cuanto estuve preparado se lo solté.

-Bueno, ya que estamos, creo que para encontrar a mi padre necesitaré compañía,-Le dije mientras miraba al horizonte- ¿qué dices, te apuntas?

-De nada, Rhía, te ayudaré, cuenta conmigo,en cuanto podamos saldremos de aquí y encontraremos a tus padres, lo aseguro- Estaba realmente contenta, por primera vez, desde hacía mucho tiempo tenía ilusión, pero no ilusión flojita, ¡no! Ilusión de la que te brillan los ojos, y la sonrisa te sale sola, que te podría a cantar, bailar y correr sin motivo, y gritar, y gritar al vacío que te sientes feliz.

-¡All right!- dije con una sonrisa en la cara. Me quedé mirando un pájaro que estaba volando cerca nuestro. Mire en mis bolsillos y tenía un par de galletas envueltas en papel de cocina, cogí una de las galletas, la desenrollé del papel y la troceé en mi mano. Alargué el brazo de forma amistosa y de forma armónica y bella el pájaro se posó sobre mi mano picoteando las migas de la galleta. No tenía mucho más que pensar, pero Paul aún me tenía que acabar de explicar que le pasaba. Oí como tosía un poco y antes de que empezara a hablar bajé un poco la mano y el pájaro se puso a volar, dejé las migas de pan a mi lado en la hierba para que comiera si quería, choqué un poco las manos para que cayeran las migas y el resto me lo restregué por las piernas para que acabaran de caer. Seguidamente me dispuse a escuchar a Paul esperando un gran discurso.

-Bueno, ya que estamos, creo que para encontrar a mi padre necesitaré compañía,-Me dijo mirando al horizonte- ¿qué dices, te apuntas?-No hubo ningún discurso.

-¡Una aventura más sería genial! De veras.- Le dije asintiendo.- Pero ¿Donde crees que estará? ¿Te dejó alguna pista o algo? Yo no te lo he acabado de explicar bien creo, pero a mi mis padres nos dejaron a mi y a mi hermana una carta explicando que nos fuéramos de las Islas, que ellos estaban haciendo una misión. Eran portadores de la llave espada ¿Sabes? ¡SON, SON, SON, SON!-No soportaba hablar en pasado de mis padres, porque sabía que aún estaban vivos, pero hacía tanto tiempo que no los veía que a veces se me olvidaba.- Son portadores.-Reí un poco por el escándalo y seguí.- En fin, ¿sospechas de algún lugar o algo?

-¡Una aventura más sería genial! De veras.- Me dijo mientras me asentía, me sentí feliz y acompañado tras mucho tiempo, sentía bien estar así tras mucho tiempo.

-Pero ¿Dónde crees que estará? ¿Te dejó alguna pista o algo? Yo no te lo he acabado de explicar bien creo, pero a mi mis padres nos dejaron a mi y a mi hermana una carta explicando que nos fuéramos de las Islas, que ellos estaban haciendo una misión. Eran portadores de la llave espada ¿Sabes? ¡SON, SON, SON, SON!

Ya volvió a hablar de mi padre, sin embargo aquella vez no me puse triste, sino ilusionado por saber que tenía más posibilidades que nunca para encontrarlo, iba a contestarle pero empezó a hablar sobre sus padres.

Aquello me sorprendió un poco, sus padres eran portadores, por lo cual lo llevaba en la sangre, pero si eran portadores sería difícil que hubieran muerto en aquella misión, lo cual era esperanzador para ella.

Se puso un poco emocionada al decir que eran portadores pero se calmó al momento.

-Son portadores.-Se rió como avergonzada, hace diez minutos estaba llorando en mis brazos y ahora sonriendo, era increíble como se podía cambiar de ánimo en tan poco tiempo- En fin, ¿sospechas de algún lugar o algo?

-Vayamos por partes-Le dije mientras recapitulaba todo lo que había dicho-Lo primero, saber donde está no lo sé...-Paré un poco porque la tristeza estaba volviendo a mí, pero la pude controlar como pude y seguí-Lo único que me dejó fue mi espada, que la he dejado en mi cuarto, sólo eso, por lo que no tenía protección, así que creo que no desapareció porque él quisiera... He sospechado del castillo que apareció, pero no sé cómo llegar allí-Le expliqué, entonces se me ocurrió una idea-Lo de tus padres me ha sorprendido, deben estar orgullosos de ti, siendo tú una portadora también, ah, y no creo que estén muertos, supongo que serían fuertes, por lo que los encontraremos-Respiré un poco y seguí-Por lo cual he pensado en ir a nuestro hogar o al mío, no sé si tú lo consideras así, e investigar sobre mi padre y el castillo y hablar con el tío ese que te cuidó para saber adónde dirigirnos, ¿qué piensas?-Le dije y sonreí, todo iba a ir a mejor, lo sabía.

Me limité a escuchar atentamente lo que me decía Paul.

-Vayamos por partes. Lo primero, saber donde está no lo sé... Lo único que me dejó fue mi espada, que la he dejado en mi cuarto, sólo eso, por lo que no tenía protección, así que creo que no desapareció porque él quisiera... -Supuse que era la espada que usó el día que nos conocimos.- He sospechado del castillo que apareció, pero no sé cómo llegar allí. Lo de tus padres me ha sorprendido, deben estar orgullosos de ti, siendo tú una portadora también,-Me sonrojé un poco.- ah, y no creo que estén muertos, supongo que serían fuertes, por lo que los encontraremos. Por lo cual he pensado en ir a nuestro hogar o al mío, no sé si tú lo consideras así, e investigar sobre mi padre y el castillo y hablar con el tío ese que te cuidó para saber adónde dirigirnos, ¿qué piensas?- Reí un poco al escuchar lo de "el tío ese" y contesté.

-Primero de todo que "el tío ese" se llama Nathan, y me ha hecho de padre durante casi toda mi vida. Respecto a lo de cómo llegar al castillo... Ya se nos ocurrirá algo, pero me parece bien, ya tendremos tiempo para hablarlo, creo que ahora sería querer ir muy rápido, la ilusión nos puede cegar y podríamos fallar.

Empezaba a quedarme embobada, no había dormido ni comido nada así que mis fuerzas fallaban, a demás que el tiempo había ido pasando y ya se había hecho de día. Quería irme a dar una ducha y comer algo, estaba exhausta.

-Paul, creo que me voy a mi habitación ya.-Me levanté y le tendí la mano para ayudarlo a levantarse.

Mientras andaba rumbo a mi habitación iba pensando en el rato que había pasado junto a Paul, y la verdad es que le tenía que dar las gracias. Hacía tiempo que necesitaba un amigo y creía que él podía serlo, un amigo, un apoyo, y el podía contar conmigo para lo que fuera. Habíamos creado un gran enlace en poco tiempo. Amistad.