[Islas del Destino] Todo ha cambiado

[Sombra]

—¡Espera, Ragun! —noté que algo me retenía, vi a Nadhia agarrando mi ropa evitando que pudiese marcharme. Nyx se mantenía a ralla, sabía que le agradaba más Tierra de Partida, pero no podía volver allí— Quiero hablar contigo. ¿Cómo has estado? ¿Os han hecho algo? ¿P-por qué tienes los ojos así...? Por favor... No te vayas.

—Nadhia yo....

—¡Ragun! ¡Gracias! ¿Has sido tú quién me ha salvado de los sincorazón? —me cortó agradeciendo lo que había hecho— Es que, verás... ¡una neosombra! ¡Me atacó y, mi Aguacero...! ¡Cenizas, y...e-esto...! ¡He bajado a mi descenso! ¡Conocí a un príncipe, y resultaba ser...!

—¿Aguacero? ¿Principe? No entiendo que quieres decir —contesté a su balbuceo inconexo para mí.

La chica parecía desesperada. Buscó a Nyx con sus pequeños ojos

—¡Nyx, por favor, ayúdame! —pidió suplicante.

—Nadhia. Basta. Estoy bien, Bastión Hueco es lo mismo que Tierra de Partida. Entrenamos, tenemos nuestros viajes a otros mundos, nuestras misiones... Y los maestros son fuertes, lo suficiente como para haberme hecho más fuerte. Y... Lo de mis ojos... Simplemente cambiaron —contestar a Nadhia era lo único que podía hacer para que me dejara ir. No iba a volver, lo tenía muy claro—. Debo mucho a Tierra de Partida, pero ahí mis poderes estaban mal vistos y no me dejaban usarlos a penas. Ir a Bastión Hueco, donde dejan explotar lo que se me da bien me está ayudando.


—Jefe... Tal vez podamos quedarnos un poco con ella.

—No Nyx, no podemos quedarnos con ella. Ella es luz, yo oscuridad.

Aparté a Nadhia haciendo que me soltase y me apuré para salir de la cueva. Nyx me siguió con pocas ganas. Él sabía que en realidad quería quedarme allí, pero no, no era posible. Tenía una misión, una prioridad. Mis recuerdos. Daba igual lo que Ello dijese, yo no desaparecería. Lo sabía. Aunque yo solo existiese como un sustituto del verdadero morador de este cuerpo, este corazón y esta alma. Los recuerdos sobre mí nunca desaparecerían, ya fuesen buenos o malos.

Recuperaría lo que me había sido arrebatado fuese como fuese. Incluso si tenía que poner al mundo, al universo entero como enemigo.

[EspeYuna]

Antes de que Nyx pudiese reaccionar ante mi petición, Ragun cortó mis súplicas, con un tono serio y... parecía enfadado.

—No me creo que tus ojos hayan cambiado porque te hayas vuelto más fuerte. Noto algo raro en ti, Ragun. ¡Esos ojos no son los tuyos! ¡Déjame ayudarte!

Pero Ragun no contestó. Observó a Nyx... ¿estarían discutiendo? Sabía perfectamente que ambos podían comunicarse.

Justo en ese momento mi viejo amigo se liberó de mi agarre y salió en dirección a la playa. Por unos instantes, me quedé quieta en el sitio, sin saber qué hacer.

Ragun volvía a marcharse. Y yo no podía hacer nada para retenerlo, hacerle entrar en razón...

Un momento.

Observé mi diestra, la cual se cerró en un puño, pero no de impotencia: había tomado una decisión.

—Sí que puedo hacer algo.

Salí corriendo hacia la salida. Todavía no había amanecido, pero las islas eran ahora más visibles que antes. Noté a mi izquierda el sonido y el frescor de la cascada, erizando mi piel.

Y allí, en la lejanía, observé a Ragun, quien estaría dispuesto a marcharse en su Glider, si no hacía algo.

—¡¡Ragun!! —grité con todas mis fuerzas— ¡No soy la única que quiere que vuelvas! Fyk, el Maestro Kazuki, te lo perdonarían todo. ¿¡Por qué no quieres escucharme!? ¿¡Acaso no dijiste que hablar con alguien era algo que apreciabas!?

Me acerqué corriendo, salté por las escaleras de madera y pisé la fina y blanca arena.

—¿Todo esto es por la "Estocada Oscura"? ¡Yo confío en ti! ¿Qué más da lo que digan los demás? —intentaba no pensar en la última posibilidad, pero se me acababan las ideas— ¡Además...!

De repente, decidí mantener el pico cerrado. No podía decirle a Ragun que ahora teníamos permiso para viajar libremente por donde quisiéramos. Era demasiado peligroso dar esa clase de información. Pero... ¿acaso no confiaba en él?

Aunque, de todas formas, estaba claro que Ragun no vendría conmigo.

—Ragun. Lo siento, pero no puedo dejarte marchar.

Mi diestra comenzó a emitir un fulgor cálido.

—Si no vienes por las buenas...

La luz tomó forma, haciendo aparecer en mi mano a mi compañera. Ángel Forjado acudió a mi llamada, brillando con fuerza.

—¡...vendrás por las malas!

Y, cogiendo impulso, corrí hacia Ragun para atacarle con mi llavero, dispuesta a llevarle de vuelta.

Porque éramos amigos.

Él me había salvado la vida. Ahora, yo debía salvarlo a él... antes de que fuese demasiado tarde.

[Sombra]

Cuando salí fuera me di cuenta de que ya no hacía falta Visión Noctuna para ver. Se distinguían las siluetas de las islas e incluso las casas, no demasiado nítido, pero algo era algo, no estaba seguro de que hora era, pero parecía estar amaneciendo.

Me acerqué a la orilla donde la arena estaba mojada por el ligero oleaje. Me quedé justo al lado del agua sin llegar a internarme en esta para no mojarme.

Invoqué mi llave espada y estuve a punto de lanzarla hacia el cielo cuando...

—¡¡Ragun!! —escuché gritar a Nadhia. Me detuve y me giré hacia ella— ¡No soy la única que quiere que vuelvas! Fyk, el Maestro Kazuki, te lo perdonarían todo. ¿¡Por qué no quieres escucharme!? ¿¡Acaso no dijiste que hablar con alguien era algo que apreciabas!?

La chica se aproximó, bajó las escaleras de un salto (algo que me sorprendió viniendo de ella) y se fue acercando a mí.

—¿Todo esto es por la "Estocada Oscura"? ¡Yo confío en ti! ¿Qué más da lo que digan los demás? —intentó convencerme. Pero ella no entendía que no era eso por lo que no podía volver— ¡Además...!

Nadhia se cortó a sí misma manteniendo el silencio.

"¿Además qué?"

—Ragun. Lo siento, pero no puedo dejarte marchar —en su mano derecha empezó a materializarse una luz blanquecina.

Empezaba a sospechar que ella quería hacerme volver a Tierra de Partida costase lo que costase...

—Si no vienes por las buenas...

La llave espada de Nadhia apareció en su mano. No tenía nada que ver con su Aguacero, aquel llavero que habíamos comprado juntos. Era de tonos dorados, majestuosos y una cadena de oro colgaba del mango siendo la última más grande y más brillantes que las demás. En su filo había partes que flotaban al lado de este como por arte de magia.

—¡...vendrás por las malas!

Y vino hacia mí. ¿De verdad quería luchar contra mí? No quería hacerlo, no quería herirla... Pero tampoco quería ser herido.

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Bloqueé el ataque de Nadhia sin problemas. Ella, al igual que toda Tierra de Partida era débil.

—Nadhia, no entiendes nada —dije haciendo fuerza con mi bloqueo para empujarla hacia atrás—. Tierra de Partida es débil. Mis ojos se tornaron así, al igual que en su día mi Cadena del Reino cambió a la Llave Espada Oscura, al igual que mi armadura cambió sin más. Nadhia... Yo no existo.

>Cuando mis recuerdos vuelvan, es posible que mi personalidad cambie por completo, no sé como seré. Pero a pesar de que el saber pueda hacerme desaparecer no me quiero rendir. Es por eso que dejé Tierra de Partida, donde nunca podría recuperar mis recuerdos.

Hice algo más de presión mientras trataba de distraerla con mis palabras provocando que Nadhia intentase mantener nuestras espadas cruzadas. En ese momento usé la Evasión Sombría para fundirme en el suelo y colarme detrás de ella. Apunté con mi llave espada a su espalda.

—Esto me recuerda a nuestro primer encuentro. Si esto fuese un combate a muerte ya habrías perdido —bajé mi arma y di un salto hacia atrás dejando espacio suficiente—. Nyx, no interfieras.

El lobo se alejó del escenario de nuestro combate manteníendose como espectador. No quería que nuestro duelo fuese interrumpido.

—Déjame marchar. Es la última oportunidad que te doy. Si quieres continuar esta pelea no me contendré. Sabes que no puedes vencerme.

[EspeYuna]

Me esperaba de lejos la fuerza descomunal que presentaba Ragun, a comparación de mis débiles brazos: no estaba a su nivel. Pequeñas chispas salían de Ángel al contacto con la oscuridad de su llave-espada.

—Nadhia, no entiendes nada —dijo, empujándome hacia atrás. Pero yo insistí, no iba a rendirme—. Tierra de Partida es débil. Mis ojos se tornaron así, al igual que en su día mi Cadena del Reino cambió a la Llave Espada Oscura, al igual que mi armadura cambió sin más. Nadhia... Yo no existo.

—¿¡De qué estás hablando!? —exclamé, sudando. Realmente me costaba mantenerme firme. No me podía comparar a su fuerza, era imposible hacerle frente.

—Cuando mis recuerdos vuelvan, es posible que mi personalidad cambie por completo, no sé como seré. Pero a pesar de que el saber pueda hacerme desaparecer no me quiero rendir. Es por eso que dejé Tierra de Partida, donde nunca podría recuperar mis recuerdos.

"¿A qué te refieres...?"

Pero antes de que pudiera preguntarle por sus últimas palabras, Ragun desapareció de mi vista, haciéndome perder el equilibrio hacia delante por ejercer demasiada fuerza. Sin embargo, pude mantenerme en pie.

De repente, noté algo puntiagudo en mi espalda. Todo aquello...

—Esto me recuerda a nuestro primer encuentro. Si esto fuese un combate a muerte ya habrías perdido —bajó su arma, mientras yo me ahogaba en aquellos recuerdos llenos de aroñanza—. Nyx, no interfieras.

El lobo hizo caso, alejándose de nosotros. Me di la vuelta y vi a Ragun algo más alejado de mí, al otro lado de la playa.

—Déjame marchar. Es la última oportunidad que te doy. Si quieres continuar esta pelea no me contendré. Sabes que no puedes vencerme —fue diciendo, como si me hubiese lanzado una lista de órdenes o preguntas retóricas.

Si mi yo del pasado estuviese allí, seguramente tornaría sus ojos llenos de lágrimas, huiría y se escondería en algún rincón de la isla, sin saber enfrentarse a aquella situación. ¡Pero eso se acabó!

Mi llavero volvió a brillar.

—No pienso escapar. Siempre he hecho lo mismo, así que no me importan las oportunidades que me des para marcharme. No te contengas, Ragun.

Apunté hacia él, ejerciendo mi Blanco Fijado para no fallar.

—¡Soy la aprendiz del Maestro Akio, y la portadora de Ángel Forjado! ¡No huiré, nunca más!

Una luz cegadora comenzó a tomar forma de esfera en la punta de mi llave-espada.

—¡¡Perla!!

Sin embargo, sabía que él actuaría y usaría evasión sombría.

—¡¡Hielo!! —exclamé, apuntando a sus pies. Tenía una oportunidad para que aquel hechizo le alcanzara, si conseguía adherir sus piernas al suelo con éxito.

[Sombra]

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—No pienso escapar. Siempre he hecho lo mismo, así que no me importan las oportunidades que me des para marcharme. No te contengas, Ragun.

—Que se le va a hacer...

—¡Soy la aprendiz del Maestro Akio, y la portadora de Ángel Forjado! ¡No huiré, nunca más!

Un orbe de luz empezó a formarse en la punta de la llave espada de Nadhia. ¿Un ataque de luz? Sin duda sabía atacar con algo que de verdad no podía derrotar facilmente.

—¡¡Perla!!

—¡Impulso Tenebroso! —lancé la bola de oscuridad que emitía una fuerte bruma que envolvia mu cuerpo impidiendo que predijese que clase de ataque iba a realizar. La Razia Tenebrosa impactó contra el Perla haciendo una explosión de luz y oscuridad que atravesé mientras me cubría la cara con la espada. En ese momento, noté que algo me golpeaba la pierna tirándome al suelo.

¿Qué?

Vi varios fragmentos de hielo a mi alrededor lo que me hizo suponer que no me había dado cuenta de que Nadhia había lanzado un segundo ataque mágico.

Pero a pesar de su buena estrategia, yo también tenía otra...

—Miedo —susurré obligando a Nadhia a que quedase en Shock unos instantes.

Instantes que aproveché para correr hacia ella y golpearla con un golpe horizontal. Un Golpe Contundente.

[EspeYuna]

Ragun lanzó su Razia Tenebrosa hacia Perla, descartando la posibilidad de utilizar Evasión Sombría. Sin embargo, mi Hielo surtió efecto. A pesar de que no lo agarró al suelo, logró alcanzarle.

Pero antes de que pudiera conjurar un hechizo más, mi enemigo me miró a los ojos fijamente. En un segundo, mis sentidos se apagaron. Comencé a tiritar, paralizada, sin saber muy bien qué hacer. Aquella mirada me asustaba. ¿De verdad me estaba enfrentando a mi mejor amigo? Esos ojos amarillos...

"¡Nadhia, cuidado!"

La voz de Ángel, proveniente de mi corazón, me hizo reaccionar a tiempo, aunque no lo suficiente para esquivar del todo aquel Golpe Contundente de Ragun.

Logré apartarme un poco, pero aquel afilado filo consiguió atravesar mi zurda, desgarrando mis ropas y provocando un alarido de dolor proveniente de mis cuerdas vocales.

Me aparté de aquella fuente de oscuridad con Ángel, quien no dudó en protegerme con su luz.

Jadeando, me alejé, notando la sangre correr por el antebrazo hasta llegar a la palma de mi mano, cayendo varias gotas al suelo.

—No pienso... perder... —expresé, con mis ojos brillando como nunca antes lo habían hecho, a pesar de mi deplorable aspecto.

Corrí hacia él, aun con mi brazo sangrando, aún tenía fuerzas. Sin embargo, planeé una estrategia que bien recordaba de mi hermano Dan, cuando ambos jugábamos al Struggle.

Me dejé caer en la arena mojada, usándola como patín para deslizarme con rapidez hacia Ragun, pues desde donde me encontraba existía un territorio empinado.

—¡¡Electro!! —grité, por si mi ataque físico no surtía efecto.

Sabía que tenía que vencer, pero se me acababan las ideas.

[Sombra]

Logré asestarle el golpe a Nadhia rasgando sus ropas y haciendo una fea herida en su cuerpo. La sangre empezó a brotar de su herida. Nadhia retrocedió un poco
—¿Te rindes?

—No pienso... perder... —dijo mientras cogía aire antes de correr hacia mí. En el momento que la vi venir hacia mí intenté atacarla pero ella hizo algo que no esperaba. Usar la arena como tobogán resbalando por el suelo logrando golpearme las piernas... Pero su ataque no acabó ahí.

—¡¡Electro!! —el rayo que salió de sus dedos impactó contra mí estando a punto de hacer que me quedase paralizado por culpa de la electricidad estática, pero no logró hacerme aquel efecto.

Di una patada a la arena lanzándosela a la cara para que así no pudiese ver bien.

—Da igual cuánto lo intentes, acabarás derrotada —eché en cara—. Mírate... Estás mal herida. Vuelve a Tierra de Partida, por favor. No quiero hacerte más daño.

Levanté la pierna y la puse sobre el pecho de Nadhia. Empujé para tirarla al suelo, solo quería debilitarla para que no pudiese pelear más, pero tal vez me había pasado un poco con aquello... Seguramente le parecía humillante.

—Es hora de que me vaya.

Y empecé a alejarme más dejando atrás a Nadhia. Me dolían las piernas bastante, pero lo soportaría. Al menos sabía mantener la compostura lo suficiente como para que aparentase que no me dolía nada. Solo lo hacía para aparentar ser invencible, pero... ¿Se lo creería? Yo tampoco es que pudiese pelear mucho más...

[EspeYuna]

Tras que mi ataque físico y mágico impactaran sobre Ragun, noté las consecuencias de mi intrépida hazaña: la arena y la sal del océano penetraban en la herida tan horrible que recorría mi hombro, haciéndome maldecir el intenso escozor y dolor.

Además, ya iba experimentando el cansancio tras conjurar tantos hechizos de forma simultánea. No estaba acostumbrada, bien recordé mi encuentro con aquel misterioso hombre, Xinjat... cuando Ragun vino en mi ayuda.

Era imposible que Ragun aún pudiera mantenerse en pie. Aquellos dos ataques, más otro anterior, habían impactado correctamente en él. ¿Por qué parecía no haberle hecho un mínimo rasguño? Alcé la mirada, arrepintiéndome después de mi error, cuando Ragun pateó la arena que se encontraba frente mía, entrando en mis ojos con violencia.

Me llevé la mano zurda a mis párpados, no sin antes notar cómo se acercaba a mí.

—Da igual cuánto lo intentes, acabarás derrotada —dijo, bastante seguro de sí mismo—. Mírate... Estás mal herida. Vuelve a Tierra de Partida, por favor. No quiero hacerte más daño.

Tras pelearme con mis pestañas, la arena dejó de molestar mi vista, pero no pude evitar que mi mejor amigo levantase su pierna para colocarla sobre mi pecho, empujándome de forma brusca contra el suelo. No pude agarrarme, mi zurda dolía demasiado y me quedé allí, sintiendo la brisa marina a mi izquierda. A pesar de que Ragun seguía siendo mi amigo, aquel acto había resultado ser humillante.

"Eres débil"

"Todos los de Tierra de Partida sois débiles"

Las palabras de Ragun retumbaban en mi cabeza, con más intensidad que antes. Observé los intensos rayos de sol que empezaban a asomarse en el horizonte. Un amanecer tan hermoso... lo que me hizo entender que, a pesar de lo larga que podía ser una noche, oscura y fría, siempre acababa llegando el mañana, rebosante de luz y calidez.

—Es hora de que me vaya.

—¡N-no! —hice ademán de levantarme y, poco a poco, lo acabé consiguiendo. Cuando por fin pude ponerme en pie, zarandeándome, con Ángel en mi diestra, le grité:— ¡No huyas! ¡No... no somos débiles! ¡Estás insultando al Maestro que te salvó... a Fyk, a Kit, a todos... todos son fuertes! ¡Te debo una, y pienso cumplir!

"Nadhia, usa mi poder. El que te protege a ti ... y a los tuyos"

—Cura —conjuré, y una luz cálida y verdosa comenzó a rodear mi brazo ensangrentado, haciendo desaparecer el dolor y cicatrizando el trazo de herida que había hecho la Llave-Espada Oscura.

Había nuevo poder dentro de mí. Sólo tenía que materializar mi arma... con mi corazón. Una esfera de luz comenzó a surgir del filo de Ángel, pero no la lancé. En su lugar, levitó hasta mi zurda, mientras dejaba de agarrar a mi llavero por el mango para hacerlo por el centro de éste.

Fue entonces cuando deseé que aquella pequeña esfera tornase a lo que mi corazón ansiaba. A modo de arco, alcé mi diestra, apuntando hacia Ragun y ejerciendo de nuevo mi Blanco Fijado, aunque dispusiese ya de poca energía. Aquel sería el golpe definitivo. Si ganaba, traería de vuelta a Ragun. Si perdía, lo habría hecho con valentía, pues no habría huido, ni me habría escondido de las sombras.

O puede que, incluso si le conseguía derrotar, él, tarde o temprano, escaparía de nuevo. Pero daba igual. Daba igual las veces que tuviese que buscarle. Yo misma lo traería de vuelta. No me cansaría hasta volver a escuchar la risa de Ragun bajo las estrellas de Tierra de Partida. Una vez más.

Sentía como la forma humana de Ángel me protegía, enseñándome a lanzar por primera vez aquella nueva habilidad. Pequeñas chispas de luz rodeaban mi cuerpo, y mis ojos brillaban con intensidad.

Mi zurda hizo que la pequeña esfera de luz se transformara, al fin, en una forma alargada, fina y puntiaguda. Una flecha.

Tensé el hilo invisible. Quizás no podía verlo... pero sí sentirlo.

—¡¡Flecha Celestial!! —entonces fue cuando, guiada por Ángel Forjado, solté la cuerda imaginaria, dejando que parte de mi corazón atravesara el de Ragun.

Si conseguía llegar a él.

[Sombra]

—¡N-no! —la chica se fue levantando cuando ya estaba algo lejos pero aún así escuché como volvía a hablarme— ¡No huyas! ¡No... no somos débiles! ¡Estás insultando al Maestro que te salvó... a Fyk, a Kit, a todos... todos son fuertes! ¡Te debo una, y pienso cumplir!

Me mordí el labio.

—Él no me salvó la vida. Yo ya tenía llave espada desde el principio, incluso de antes de conocerle. Solo... Lo había olvidado. Por eso mi llave-espada cambió a los pocos días y estaba rota desde el principio.

Alrededor de Nadhia una luz verde empezó a sanar sus heridas. Una magia que conocía bastante bien.

—Cura —conjuré, y una luz cálida y verdosa comenzó a rodear mi brazo ensangrentado, haciendo desaparecer el dolor y cicatrizando el trazo de herida que había hecho la Llave-Espada Oscura.

La chica me apuntó con su llave espada y con su otra mano pareció hacer un extraño movimiento que no lograba reconocer. Una luz empezó a materializarse en la punta de su dorada llave espada... ¿Aquello era una flecha de luz?


—¡¡Flecha Celestial!!

—Joder... —me quejé antes de levantar mi mano hacia aquella luz que venía hacia mí—. ¡Rayo láser Oscuro! —una fina línea negra chocó de lleno con la flecha haciendo que ambas estuviesen chocando, empujándose la una a la otra pero... mi magia no era tan fuerte como la de Nadhia, lo sabía desde el principio. De pronto la flecha ganó terreno y velocidad...

Y me atravesó.

Me vi proyectado hacia atrás con bastante fuerza y noté como mi consciencia desaparecía poco a poco. Me llevé la mano a la cara... Se había vuelto negra.

****************************Cambio de Narrativa a partir de este punto******************************

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El cuerpo de Ragun se convulsionó cuando unas manchas negras empezaron a surgir por todo su cuerpo. Una pestilente y abrumadora cantidad de oscuridad empezó a ser atraída desde todas partes, como si el cuerpo del joven aprendiz fuese un imán para ella...



Toda aquella Oscuridad entró en el muchacho haciendo que su piel se oscureciera y su cuerpo empezase a cambiar de aspecto a uno que emitía un aura de la más pura oscuridad. Los ojos del aprendiz renegado se tornaron absolutamente amarillos y brillaban intensamente de aquel color como si fuesen dos farolillos. Su cabello se volvió absolutamente negro y de las puntas parecía desprenderse una especie de humareda de un color negruzco.

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Aquella persona no tenía nada que ver con el muchacho que acababa de caer al suelo tras aquel ataque hacía unos segundos.

Una risa diabólica salió de la extraña criatura en la que se había convertido Ragun mientras saltaba hacia atrás, hacia un Portal de Oscuridad que se lo tragó inmediatamente.

Y antes de que Nadhia se diese cuenta... él estaba detrás, sin moverse siquiera. Simplemente la miraba con ojos de superioridad mostrando lo muy por encima que estaba de ella.

—Hola —saludó con un tono que parecía provenir de dos personas a la vez, una la de Ragun y otra... la de un demonio. El ser en el que su amigo se había convertido se alejó de nuevo y alzó ambas manos.

Del suelo varias manchas surgieron desde donde aparecieron varios sincorazón. Tras eso, invocó su llave espada. Era similar a la Llave espada Oscura, pero con varias diferencias notables. En su mango habían aparecido diferentes dibujos en tonos violetas y ahora un llavero colgaba de ella, un corazón lleno de oscuridad era lo que colgaba de la llave espada. Un arma digna de aquel portador de apariencia despiadada.

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—La Luz destruye la Oscuridad. La Oscuridad consume la Luz —el monstruo hizo una corta pausa en aquel discurso—. Probemos si tu Luz vence mi Oscuridad —Ragun apuntó con su llave espada a Nadhia mientras miraba a los sincorazón

>¡Atacad!

Y los sincorazón se lanzaron a por la chica.

[EspeYuna]

Ragun reaccionó, conjurando un ataque de oscuridad que chocó contra mi flecha... sin éxito, pues ésta la atravesó... y logró alcanzar a Ragun.

Mucha arena se levantó tras el ataque, por lo que en un principio tuve que taparme los ojos y la nariz, sin poder evitar toser por la falta de aire. Una vez aque la tierra volvió a su lugar, observé en la lejanía el cuerpo de Ragun, tirado en el suelo. No... ¿le ha... le había...?

—¡Oh, no! ¡¡Ragun!! —exclamé, corriendo hacia él. ¿Acaso mi flecha había sido tan poderosa? ¿Y si le había herido de gravedad?

"¡¡Nadhia, no te acerques!!"

Me paré en seco, escuchando la voz de Ángel. ¿Qué ocurre?

"¿No lo sientes?"

¿A qué se refería? Yo no sentía nad... ¿eh?

De repente, comencé a notar lo que Ángel había percibido en el ambiente. Miles de escalofríos recorrieron mi cuerpo, haciéndolo temblar con violencia. Y aquel aura, terrible y que decantaba un poder descomunal... provenía de Ragun.

¿De Ragun? No. "Eso" no era Ragun. El cuerpo de mi amigo comenzó a cubrirse de oscuridad, siendo ésta atraida por todos los rincones de la isla. Sus ojos tornaron al más brillante amarillo, haciendo semejanza a un sincorazón. Ahora mismo podía confundir a Ragun con una neosombra.

¿Qué está pasando? ¿Ángel?

"Ese no es Ragun"

¿¡A qué te refieres!?

Una risa diabólica estremeció cada uno de los nervios de mi cuerpo, desapareciendo en un portal de oscuridad.

"Puede que lo sea pero... ahora mismo, no lo es. Nadhia, huye"

—Hola —de repente, noté una voz susurrándome al oído. Antes de poder hacer caso de las palabras de mi llavero, aquella persona, fuese quien fuese, hablaba a la par que Ragun, como si se tratase del mismo ser.

Me giré, asustada, pero éste fue más rápido y se alejó de mí, alzando las manos. E invocó su Llave-Espada. Un llavero muy diferente al de Ragun. Con tan sólo mirarlo... las piernas me fallaban. ¿Qué era esa sensación tan desagradable? Sentía como si de un momento a otro fuese a llorar, sin saber exactamente la razón.

—¿¡Quién eres!?

—La Luz destruye la Oscuridad. La Oscuridad consume la Luz —fue aquella su respuesta—. Probemos si tu Luz vence mi Oscuridad

El monstruo, si es que podía llamarlo así, observó a sincorazón que habían aparecido en la playa, quizás atraídos por aquel aura.

—¡Atacad!

Para mi sorpresa, las sombras hicieron caso a las órdenes de su amo, yendo a por mí. ¿Cómo? ¿Ragun, invocando sincorazón? ¿¡Qué narices le habían hecho Ryota, Andrei y los demás monstruos de Bastión Hueco!? ¿¡Cómo lo había permitido Nanashi!?

Volví en mí misma, alzando Ángel Forjado con decisión para hacer frente a aquellas criaturas. Eran unas simples sombras, pero demasiadas.

Sin embargo, no podía quedarme de brazos cruzados. Ataqué con el fijo de mi llavero, pero no era suficiente. Lancé un Piro hacia uno de ellos, acabando con todos... pero no dejaban de surgir, atraídos por aquel foco de oscuridad.

Intenté lanzar otro hechizo, pero fue entonces cuando un agudo dolor atravesó mi cabeza. Me llevé la zurda a mi frente, sabiendo qué significaba aquello. ¡Maldición, mi magia...!

[Sombra]

—Aburrido —comentó la persona que había empezado a controlar el cuerpo de Ragun. Todos los sincorazón se pararon como si aquella persona pudiese comunicarse con aquellos seres de la oscuridad—. ¿Ves como tenía razón? Tierra de Partida es tan débil... Podría enfrentarme a cada uno de vosotros sin perder —se burló.

>Pero, ¿sabes qué? No me gusta nada pelear con tal diferencia de poder así que te daré un regalo.

Ragun, o quien fuese que estuviese en su cuerpo lanzó un franquito azul a Nadhia.

—Se lo quité a un tal Purplecat —explicó—. Recuperarás tu poder mágico.

El ser de oscuridad esperó a que la chica recobrase su magia para sonreír debajo de aquella ondulante capa.

—Juguemos.

Nyx se lanzó desde un punto ciego contra Ello haciendo que este bajase su mirada sin alterarse siquiera. ¡Ni siquiera estaba haciéndole daño!

—Oh, Nyx. Siento olvidarme de ti. Si quieres jugaremos más tarde al "Tú lo Matas tú lo entierras" —una onda expansiva lanzó a Nyx contra las escaleras que quedaban al lado del sendero que llevaba a la cueva secreta. Parecía haberse quedado insconciente. La persona suspiró—. Creo que no debería haber usado tanta fuerza...

>Bueno, me gusta mucho jugar como puedes ver así que... ¡Tengo una idea! Simplemente atácame con todas tus fuerzas.

[EspeYuna]

—Aburrido —con aquel agudo dolor en la sien, alcé la mirada para darme cuenta de que los sincorazón habían parado el ataque—. ¿Ves como tenía razón? Tierra de Partida es tan débil... Podría enfrentarme a cada uno de vosotros sin perder

Gruñí, odiando con todo mi ser a aquella criatura que se había apoderado del cuerpo de mi mejor amigo. Muchas teorías pasaron por mi cabeza, pero estaba casi segura de que Ryota o Ariasu habían tenido algo que ver. Al menos, eso era lo que yo pensaba.

—Pero, ¿sabes qué? No me gusta nada pelear con tal diferencia de poder así que te daré un regalo.

Debido a que mis reflejos estaban totalmente agudizados por el inevitable peligro que corría mi vida en esos instantes, pude atrapar al aire sin problemas lo que me lanzó. Un pequeño frasco de color azul.

—Se lo quité a un tal Purplecat —explicó mi enemigo, junto con la voz de Ragun en la lejanía. ¿Purplecat?—. Recuperarás tu poder mágico.

—¿Estando débil... me haces recuperar fuerzas... sólo para luchar?

"Nadhia, es un éter. Pero está jugando contigo. Siento decir que no estamos a su altura"

Ángel...

"Podría liberar más luz de tu corazón para luchar de igual a igual... pero tú no estás al nivel suficiente como para soportar tal poder. Tu corazón aún no está preparado. Perdóname"

Aquel ser esperaba paciente mi decisión. Sin embargo, no tenía por donde elegir. Lo único que podía hacer era luchar por sobrevivir. O buscar alguna vía de escape.

—Juguemos.

De repente, algo atacó al cuerpo de Ragun. ¡Nyx! Pero, a pesar de que éste mordió con todas sus fuerzas a la pierna de su dueño, éste ni se inmutó, bajando la mirada y observándolo con aire de superioridad.


—Oh, Nyx. Siento olvidarme de ti. Si quieres jugaremos más tarde al "Tú lo Matas tú lo entierras" —de repente, una onda de oscuridad se llevó a Nyx, lanzándolo por los aires, hasta aterrizar en una de las escaleras de madera. Rápidamente, fui corriendo en su ayuda, acariciando su lomo y susurrando su nombre. Aquello me había impactado, y había sido una escena desagradable—. Creo que no debería haber usado tanta fuerza...

Tras aquel comentario y, agachada a las patas del pobre lobo, acaricié su cabeza, mientras éste había perdido la consciencia por el golpe.

—Nyx, yo me encargo —dije y, decidida, me incorporé y bebí de un trago el frasco. Noté a los pocos segundos como el poder mágico volvía a formar parte de mí. Me giré hacia él—. ¿¡Cómo has podido hacerle eso al compañero de Ragun, y con su cuerpo además!? ¡¡Monstruo!!

—Bueno, me gusta mucho jugar como puedes ver así que... ¡Tengo una idea! Simplemente atácame con todas tus fuerzas.


—¡Maldito seas! —exclamé, furiosa. Las chispas de luz volvieron a envolver el terreno que pisaba. Me preparé para lanzar otra Flecha Celestial, usando de nuevo mi Blanco Fijado.

Cuando me dispuse a soltar la flecha, y ésta fue directa a por ese horripilante demonio, conjuré un Perla seguido de ésta.

Tenía que dar todo lo que estuviese en mi mano para salvar a Ragun.

[Sombra]

El monstruoso ser que había poseído a Ragun sonrió al ver como Nadhia lanzaba aquellos dos ataques con aquel característico aire de superioridad que rezumaba por todos sus costados.

—Dices que este cuerpo pertenece a "Ragun" —comentó mientras todo el suelo de arena se teñía de negro—. Ni siquiera sabes como era antes de haber perdido la memoria. ¿Quién dice que yo no soy el verdadero dueño de este cuerpo? Campo Oscuro.

Los ataques de Nadhia se hicieron de pronto más débiles, como si entrar en el radio de aquel "Campo Oscuro" hubiese mermado un poco su poder aumentando el de Ello también otro poco.

No hizo ademán de esquivar la Flecha Celestial hasta que esta estuvo lo suficientemente cerca como para que simplemente, sin moverse del sitio echase a un lado su cabeza para evadir el ataque, el cual pasó muy cerca de su cara. Sin embargo, cuando vio el Perla alzó su mano y cogió el ataque sin siquiera imutarse.

—Corromper —el Perla empezó a volverse negro por culpa de aquel poder que parecía poseer Ragun Oscuro.

Aquella persona lanzó el Perla Corrupto hacia Nadhia y acto seguido unas alas de color negro que parecían hechas con aquel mismo humo negro que desprendía su cabello surgieron a su espalda. Ello se elevó en el cielo varios metros y a su alrededor empezaron a aparecer numerosas Razias Tenebrosas que se mantenían estáticas en el aire. El muchacho apuntó hacia Nadhia.

—Supongo que tendré que volver a Mi Castillo pronto. Padre estará echándome de menos, sin mí él no puede hacer nada, así que... Adios, Nadhia. Fue bonito mientras duró... ¡Metralla Oscura!

Y todas aquellas Razias Tenebrosas se lanzaron hacia Nadhia con intenciones asesinas. Ella iba a morir. No tenía donde huír, ni siquiera la fuerza suficiente como para detener tantos ataques a la vez.

Las humeantes esferas negras se acercaron peligrosamente.

Y Ello se reía ante la próxima muerte de su antigüa amiga.
[...]

[EspeYuna]

—Dices que este cuerpo pertenece a "Ragun" —de sus pie comenzó a surgir oscuridad, afectando a todo el suelo que le rodeaba—. Ni siquiera sabes como era antes de haber perdido la memoria. ¿Quién dice que yo no soy el verdadero dueño de este cuerpo? Campo Oscuro.

—¿El verdadero... dueño?

"¡Nadhia, concéntrate!"

Tras entrar en aquel campo de oscuridad, mi flecha perdió velocidad y aquel monstruo esquivó con facilidad el ataque. Ni tuvo que mover su cuerpo, con tan sólo girar el cuello... ¡imposible!

Mi Perla también intentó alcanzar al cuerpo de Ragun, pero no tuvo éxito. Para mi desgracia, mis esperanzas se fueron cuando agarró mi hechizo con una de sus manos, transformándola.

—Corromper

No pude esquivarlo. Simplemente, aquella esfera de oscuridad alcanzó parte de mi costado. Caí al suelo, llevándome las manos a la herida que se formó: aquello quemaba mi piel. Dolía, más que cualquier otra cosa que hubiese experimentado en todo lo que llevaba de aprendiz, desde que conocía la magia.

Con la diestra, intenté incorporarme, de rodillas, con Ángel Forjado. Un simple hechizo de luz se había convertido en un poderoso ataque de oscuridad. Había corrompido mi poder, que estuviese en mi contra, provocando en mí un dolor insoportable. Observé, con la visión borrosa, los poros de oscuridad que emanaban de mi piel, quemando parte de la ropa y consumiéndolo. Apliqué Cura, pero, al estar tan desconcentrada por el escozor, éste no se ejerció por completo.

Una pluma negra rozó mi mano, por lo que alcé la mirada: el cuerpo de Ragun volaba a unos metros de altura, con una mirada diabólica. A su alrededor, comenzaron a aparecer miles de Razias Tenebrosas, todas dirigidas hacia mí.

¿Era el fin?

"Nadhia. Lo siento."

—No lo sientas —susurré, agradecida por todo lo que había hecho mi Llave-Espada. Por lo menos, antes de acabar de aquella forma, sabía que lo había hecho con valor. No había huido, y me había enfrentado a mis miedos. Dan... lo siento, supongo que, al final... no podré pedirte perdón.

Bajé la mirada, mientras aquel escalofriante ser se despedía de mí. Su carcajada se escuchaba más cerca de lo que parecía. Y lo más doloroso... es que iba acompañada de lo que fue en su día la risa de Ragun.

— ¡Metralla Oscura!

Con mi zurda agarrando mi costado, hice un esfuerzo por incorporarme y alzar con la diestra a Ángel Forjado.

Y cerré los ojos, esperando mi final.

[Nell]

Parecía ser el final de la aprendiza, que se había rendido fácilmente al ataque de ¿su amigo? De quienquiera que lo controlase en ese momento. Sin embargo, quiso la suerte que cierta persona, que había seguido de cerca los sucesos, decidiera intervenir para no tener que llevarse de vuelta al hogar un humeante cadáver.

Las esferas de oscuridad iban a impactar cuando una barrera se interpuso frente a Nadhia, reflectando todas en dirección contraria, hacia Ragun. Sin embargo, pese a que pasaron muy cerca, ninguna le dañó.

—Siempre tengo que encargarme del trabajo sucio —murmuró, molesto, Akio, surgiendo a la espalda de Nadhia.

En vez de iniciar uno de sus discursitos, el cual habría tratado de los problemas que dan los aprendices, la estúpida razón de que la parejita estuviese peleando y las enormes molestias que se había tomado en hacer caso a Mogara, y seguir a Nadhia; alzó un brazo en dirección a Ragun, sin perder tiempo, y musitó:

—Mutis.

La magia fue completamente certera. Sin embargo, en vez de quedarse a ver sus resultados, Akio cogió de la mano a Nadhia y tiró de ella para marcharse ambos de allí, en dirección a la parte trasera de la isla, bordeando por la arena. Al parecer, el Maestro tenía toda la intención de dejar allí abandonado a Ragun. Algo que, quizá… Nadhia se resistiese. Y puede que el chico, a dejarlos marchar, también.