Re: [País de Nunca Jamás] Coincidencias alarmantes
Publicado: Mié Abr 16, 2014 5:07 am
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─Supongo que luego nos vamos a mi casa, ¿no?
Saxor apareció por detrás de mí como respondiendo a mis pensamientos. Noté cómo se me quitaba un peso de encima.
─Saxor. Perdón por haberte dejado allí solo ─me disculpé─. Estás bien, ¿verdad? Siento el estropicio que te hice con los vendajes... y haber salido corriendo. Es que... Es que la vi y me obcequé y... ¡en fin!
Señalé furiosamente al sitio en donde Kaara se encontraba, ufana, tocando su flauta con los ojos cerrados en una expresión ausente. Le dediqué a Saxor una mirada bastante alarmada y luego me dirigí hacia mi hermana. Puse las manos a ambos lados de mi boca para ampliar mi voz.
─¡Kaara, soy yo! ─exclamé, un tanto dudoso─. Te... ¡te he estado buscando!
Kaara abrió un ojo con gesto adormilado. Seguía tocando aquella melodía, que no sabía si definir como plácida o inquietante.
─No sé qué le pasa ─comenté a Saxor en voz baja─. Tú la has visto antes. No suele ser así.
─¿Te apetece seguir buscándome, Fyk?
La voz de Kaara recorrió aquel claro de bosque como una brisa. Hacía mucho tiempo que no la escuchaba. Quise responder. Hablar con ella. Pero, simplemente, no sabía qué palabras utilizar para contestar a su pregunta. Había retirado el instrumento de sus labios y, sin embargo, la melodía seguía sonando...
─"El viaje es lo más importante". ¿Es eso lo que piensas? ¿Prefieres que no lo dejemos aquí? ─continuó─. Yo me escondo. Tú me buscas. Como un juego.
"¿De qué estás hablando?", quise preguntar. Me había quedado sin habla. No sabía qué estaba pasando.
─Madre me ha contado que has abandonado tus "responsabilidades" para dedicarte por entero a mi búsqueda. Un poco drástico, ¿no crees? Aunque acertado. ¿Crees que esto te hará crecer como persona o algo así? ¿Te sientes mejor contigo mismo?
Kaara comenzó a bajar del macabro árbol rama a rama, ágilmente. Una vez en el suelo, se sacudió el polvo de las rodillas y se dirigió a Saxor con una sonrisa.
─Me alegra saber que al menos no has abandonado a tus amigos. ¿O son ellos los que no te han abandonado a ti? Es difícil decirlo, supongo ─sonrió pícaramente─. Dime, Saxor, ¿crees que mi hermanito es fuerte por sí solo? ¿O acaso su fuerza proviene de sus amigos? ¿Quizás ambas cosas?
Sus ojos brillaron por un momento. Pareció intentar forzar una cara seria, desdibujando su sonrisa con un poco de esfuerzo.
─Kaara, por favor ─dije, al fin─. ¿Qué significa todo esto?
Me miró a los ojos. ¿Era determinación lo que podía verse en los suyos? ¿O era preocupación? ¿O quizás frialdad? Me sorprendió descubrir de repente lo poco que conocía a Kaara. ¿Tanto había cambiado en los últimos meses? ¿Qué me había perdido?
─Puedes volver con tus Maestros y entrenar con ellos. Hacerte más fuerte siguiendo sus pautas, teniéndolos siempre como apoyo, como guía ─dijo, con resolución─. O puedes seguir buscándome. Buscándome no te harás fuerte. No podrás crecer. Si no vuelves tendré que ser yo la que se encargue que crezcas, Fyk. Tendré que hacer que luches. No puedes vivir sin luchar, por mucho que lo desees. Nunca has podido, aunque no te hayas dado cuenta aún.
La melodía cesó. Alterné mi mirada entre Saxor y Kaara, con el rostro desencajado. Aquella situación me superaba en más de un aspecto.
─Kaara, por favor ─repetí, con un hilo de voz.
Suspiró.
─Tan indeciso como siempre ─murmuró─. Tendré que darte un empujoncito.
En un abrir y cerrar de ojos, mi hermana volví a estar en la copa de aquel árbol desnudo, lejos de Saxor y de mí. Volvió a tocar aquel instrumento, esta vez más enérgicamente.
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La tierra pareció estremecerse durante unos segundos. Unos extraños símbolos comenzaron a dibujarse delante de nosotros, quemando la maleza. Pronto formaron un gran círculo que empezó a brillar con una luz morada.
─¡¡Kaara, por favor!! ─exclamé de nuevo, consternado, como si decir su nombre pudiese hacerle entrar en razón.
La melodía sonó con más fuerza y el dibujo emitió un fulgor cegador durante unos momentos. Cuando me acostumbré de nuevo a la luz, en lugar de los símbolos había una criatura enorme con los ojos desorbitados. Enfocó su mirada en todo el claro al mismo tiempo y, tras unas cuantas chiribitas, centró su vista en nosotros. Comenzó a gruñir.
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Yo estaba seguro de una cosa: no tenía ni idea de cómo reaccionar a aquello. El monstruo, sin embargo, parecía muy dispuesto a tomar la iniciativa.