[Bastión Hueco] Sic Transit

Encuentro entre Saeko, Gata y Enok

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[Bastión Hueco] Sic Transit #6

Notapor Sheldon » Mié Ago 13, 2014 5:32 pm

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Suspiró de nuevo, abatido y quizás soñoliento, cansado y sintiendo el metal pesado de su arma. Cada paso se antojaba un mundo. Villa Crepúsculo, Tierra de Partida, El Bosque de los 100 Acres, Selva Profunda, Islas del Destino, El Paraíso de los Bromistas y... Bastión Hueco, como el fin de un camino que abría otro nuevo, distinto, repleto de nuevas almas y sentimientos.

Nadie podría haberle dicho aquel día hace dos años que recorrería una galaxia inexplorada e inexistente a sus ojos, que viviría momentos inigualables de diversas alineaciones, que participaría en una guerra, una lucha encarnizada contra monstruos de los cuales desconocía su existencia, que reemplazaría el color apagado de su mundo por las tristes caídas de sol de Bastión Hueco...

Saeko se adelantó con una mayor disposición a descubrir el ocasionante del grito, traspasando a su cada vez más angustiado compañero quien reducía el paso progresivamente quedando cada vez más en un segundo e incluso tercer plano. Algo se revolvía en su interior, una corazonada, una de sus partes robadas. Fuese lo que fuese comenzaba a dejar de interesarle descubrir la fuente de aquel grito. Con un notable mal humor, la aprendiz abrió la puerta.

Una figura dibujó su contorno al otro lado del marco. Escuálida, débil, una densa cabellera salvaje, una cicatriz en torno a uno de sus ojos, descalza. Enok agachó la cabeza y su rostro fue inmediatamente recorrido por una oscura y delgada capa de miedo.

Vaya, cuánto tiempo. Pensaba que mi últimanolección te había hecho aprender melo básico, pero veo quesiento ni siquiera entiendes el significado biende la palabra intimidad —alardeó Saeko espetando a la vez—. Y que escuchen mis conversaciones a escondidas no me pone lo que se dice content-¡Ah!

Saeko se revolvió en su lugar, aguantando el dolor que se extendía por todo su cuerpo, el recuerdo de la batalla, mientras maldecía y gruñía a Gata. Antes de que pudiera caer en la cuenta de sus pensamientos, Enok se acercó en un rápido sprint a socorrer a la joven. Justo cuando su piel rozó uno de sus brazos, la chica reaccionó con un brusco movimiento mediante el cual tomó de la muñeca a su compañero e intercambió directamente una desafiante y decidida mirada.

Si me disculpas…—se limitó a recitar la delgada jovenzuela del negruzco cabello que hasta ese momento había estado enfrentando miradas de indiferencia finalmente resultando vencedora del particular duelo de mutuo odio. Tras haber reclamado su premio se volvió y se dispuso a marchar. Enok levantó la mirada solo un segundo ante sus palabras. Los grasientos cabellos de la chica caían sin norma alguna a través de toda su espalda y dibujaban formas ribeteadas que expresaban las formulaciones del número áureo. Un escalofrío se extendió por su cuerpo.

Enok, en Bastión Hueco hay mucha gente, y no te conviene juntarte con esta. ¡Nos vamos!— ocultaba su dolor en la brusquedad. Guardaba algo dentro de ella bajo la capa de su carácter, ocultado recelosamente.

Con fuerza, tiró del muchacho apartándolo de la escena pero ya era demasiado tarde. Había sentido algo indescriptible justo en el centro de sus memorias, algo que le hizo liberarse del brazo inquisidor de su compañera y recuperar la compostura aún llave-espada en mano.

Y Gata finalmente lo había escuchado, su nombre. E-N-O-K

Espera— bramó la joven adelantándose a la pareja. Cada paso, alzado al aire era de nuevo un mundo a ojos de Enok, quien esperaba que le alcanzase y a quien aquellos segundos se le antojaron años. Sin mediar ninguna palabra más, la chica tomó aún con mayor fuerza a la desorientada presa.

Sus miradas se entretejieron por un momento tras el cual ambos la apartaron, una arrepentida de su brusquedad y la otra asustada por el color y fiereza de los ojos de la contraria. Y finalmente quedó libre entre los dos flancos. Su llave-espada desapareció en una estela de luces que levitaron unos segundos en el vacio ambiente.

¿Por qué?

Corriendo, logró alcanzar el cuerpo yacente y solitario de Gata. Lo volteó de forma agresiva. Tomó a Gata entre sus hombros con un impulso de fuerza. Pesaba poco, estaba delgada, excesivamente delgada. Intentando no apoyar la planta malherida de su pie, se encaminó cojeando. Se acercó al borde del corredor, desesperado. Sin pensarlo un momento más, saltó, agarrando lo mas fuerte que pudo a Gata. 

El cuerpo de Enok calló y fue golpeado por un sólido suelo de piedra, un nivel inferior de aquella construcción. Su vista se nubló.

El cuerpo de Gata golpeó a Enok, quien funcionó como un bloqueo del impacto. Aún en un estado inconsciente, se deslizó sobre su espalda a uno de sus lados.


¿Por qué?

Invocó rápidamente su llave espada y fijó la vista en el nuevo enemigo. Sin desviar en ningún momento su mirada de ella se deslizó junto al grupo hasta colocarse frente a Gata. Durante unos segundos desvió la vista hacia la aprendiz, con una mirada neutral pero a la vez protectora. Si algo tenía claro es que la tensión jugaba en él un extraño juego de reacciones que normalmente no llegaba a experimentar. Por encima de Hiro o Kairi, aquella chica jugaba un papel mucho más importante en sus memorias.


No...

Dio un paso hacia atrás, con el terror dibujado en su rostro. Gata sostenía entre sus brazos un libro, aferrado con dureza a su pecho. Las marcas del desgaste lucían a través de los huecos no protegidos por sus delgados brazos.

¿Qué...Qué?

Volvió su mirada lentamente hacia Saeko, paralizado ante sus deducciones mientras mordía desesperado su labio inferior hasta hacerlo sangrar.

No... E-Eso es...mio.

Señaló su diario.
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Re: [Bastión Hueco] Sic Transit

Notapor Tsuna » Sab Ago 16, 2014 9:25 pm

Arrastré a Enok conmigo, cabreada por mi repentino encuentro con esa aprendiza mediocre. No quería que mi amigo tuviese confianzas con ella, no señor. Aunque en el fondo sabía que lo alejaba porque la chica me caía bastante mal y cuanta más gente la despreciara, peor se tendría que sentir consigo misma.

Dulce venganza…


Pero desde la primera vez que la vi, ya me había sentado bastante mal su forma de ser: sus modales, su manera de contestarme, su estupidez por querer salir a la ciudad y suicidarse, sus nulos conocimientos sobre magia y combate… No, definitivamente no.

No obstante, la muchacha nos persiguió, consiguiendo agarrar a Enok también y preguntando que “por qué”. ¿¡Cómo qué por qué!? ¿No era evidente? Me giré ante ella, consumiéndola con la mirada mientras Enok balbuceaba cosas que no conseguía comprender, y tampoco me importaban; sólo quería salir de allí y despedirme del chico, acompañándolo a su habitación.

Estaba dispuesta a responder, hasta que sucedió lo impensable. Fruncí el ceño, confusa, intentando comprender lo que quería decir Enok, y para cuando lo averigué al ver cómo señalaba el objeto, abrí los ojos como platos, incrédula: el libro que llevaba Gata entre sus brazos —hecho que de por sí, me sorprendía bastante— y en el cual ni me había fijado, resultó pertenecer a mi amigo. Parecía que, a fin de cuentas, aquella sinvergüenza no aprendía ni a base de tortas.

Me lancé tan rápido como mis fuerzas me permitiesen, soltando a Enok y antes de que pudiera escapar. Tiré rápidamente de su melena con mi mano libre y la aprisioné contra la pared más cercana, bajo una calentita antorcha.

Devuelvelo. —le susurré, claramente cansada

A pesar de aparentar fortaleza, la verdad es que estaba agotada y no estaba dispuesta a combatir en aquel lugar. Sólo me quedaba confiar en que Gata, temerosa, devolviese el libro por las buenas.
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Re: [Bastión Hueco] Sic Transit

Notapor Soul Eater » Lun Ago 18, 2014 6:20 pm

No...

Realmente, no sabía qué clase de respuesta estaba esperando. Aun así, sí tenía claro que no era eso lo que esperaba oír.

¿Qué...Qué?

Entrecerré los ojos, apretando aún más el libro contra mi pecho, al notar como la mirada del rubio Enok se dirigía hacia él. Su reacción era desconcertante y errática. No podía imaginar qué era lo que estaba pasando por su cabeza, únicamente podía comprobar el reflejo de estos pensamientos en la sangre que comenzaba a manar desde su labio inferior. Y eso, en cierta medida, me asustaba.

No...— repitió por segunda vez, sin esclarecer en absoluto qué es lo que quería decir con eso —E-Eso es...mío.

Durante unos instantes, me quedé casi paralizada por la sorpresa. Lo que decía no podía ser cierto, porque se contradecía por completo con todo lo que yo acababa de vivir. Él no lo llevaba en ese extraño mundo, y no había podido volver a Tierra de Partida a buscarlo. Además, yo lo había encontrado en una habitación abandonada y vacía. ¿Qué iba a hacer allí algo suyo?

Y sobretodo, ¿por qué tenía él un libro cuya mera presencia imponía una sensación tan ominosa? ¿por qué había sentido que, de alguna manera, estaba conectado conmigo?

Sin embargo, Saeko no me dejó tiempo siquiera para abrir la boca. Se lanzó hacia mí, tirándome nuevamente de mi melena, como ya había hecho tiempo atrás. Ni siquiera me debatí. Mis músculos protestaban por la mera idea de tener que volver a esforzarse en lo que quedaba de día. O tal vez, simplemente había aceptado que no podía derrotar a la chica, por mucho que lo deseara. Al menos, no todavía.

Irónicamente, mientras me golpeaba con la dura piedra de la pared, únicamente pude pensar en que, tal vez, debería cortarme el pelo para evitar más problemas como ese.

Devuélvelo— ordenó ella, con mucha menos vitalidad de lo que era usual. Por alguna razón, me vino a la mente la seguridad que despedía cuando me “instruyó” sobre lo agradecida que debía estar con los Maestros por ofrecerme la protección del Bastión y por la oportunidad de hacerme más fuerte. Recordé cómo había dicho que casi sentía envidia porque fuera yo, en lugar de ella, la aprendiza de Ryota.

Imaginé, sin ninguna pizca de alegría o de rencor, que ella habría sufrido un duro golpe al haber visto como le atacaban a traición. Hasta yo me encontraba sorprendida y deseaba que se recuperase, aunque por razones un poco menos altruistas.

Demasiado harta de todo como para protestar o incluso para molestarme en sentir algo parecido al odio por Saeko, traté de asentir con la cabeza, mientras le tendía el extraño libro a Enok.

Yo… no lo robé. Lo encontré en una habitación vacía…— dije sin faltar a la verdad, y sin ninguna muestra ni de arrepentimiento ni de desafío. Simplemente quería acabar con el asunto cuanto antes. Realmente, lo habría cogido en cualquier otra circunstancia, pero eso no tenía la necesidad de decirlo. —No sabía que era tuyo…— Terminé, mirando hacia el chico rubio, esta vez con algo más de incomodidad.

Esperé a que Saeko me soltara, preguntándome si, tal vez, mi dolor interno se apagaría al haber devuelto el volumen al que parecía ser su legítimo propietario. Sin embargo, no fue así. Permanecía latente en mi interior, como una incansable molestia a la que no me quedaba más remedio que acostumbrarme.

Quería marcharme de allí, y alejarme tanto del desprecio de ella, como de la pasividad y el misterio de él. Sin embargo, no era tan fácil. No podía salir huyendo sin más, quedándome nuevamente envuelta en un mar de dudas.

Volviéndome hacia Enok y desviando ligeramente la mirada, para evitar el contacto visual directo, comencé a hablar. A pesar de mantener mi brusquedad habitual, ya que no sabía relacionarme de otra manera, esta se encontraba un poco suavizada por un sentimiento muy parecido a la vergüenza.

Tiene unos símbolos muy raros. Y parece…— dudé unos instantes antes de dar con la palabra adecuada —maligno. Creí que tenía algo que ver conmigo o con ese…

Me callé de golpe, mientras la palabra sueño se deshacía en mis labios sin llegar a pronunciarse y sentí como me recorría un estremecimiento a causa del horror. No podía hablar de ello, al menos, no con Saeko delante. Ella no podía, ni debía enterarse de lo ocurrido.

Comprendí el origen de mis extraños sentimientos: Movida por el miedo, había sacado a la luz una parte de mí que debía permanecer oculta. Había demostrado mi debilidad, así como mi necesidad de ayuda y compañía. Si ella se enteraba, jamás me dejaría en paz. Ya tenía bastante con que una persona lo hubiera descubierto.

Y también caí en la cuenta de otra cosa, que se me estaba pasando por alto. Nunca había hablado realmente con Enok en el mundo real, aparte de un par de palabras. ¿Por qué iba a recordar él algo que no había vivido? Era mí sueño, no el suyo. Una cosa es que le hubiera imaginado en el interior de mi mente, y otra muy distinta que eso hubiera sucedido de verdad.

Y aun así… sentía que él también lo había vivido. Sentía que había demasiadas cosas que se me escapaban. —Simplemente ha sido un error— añadí, de forma ligeramente agresiva, tratando de ocultar lo que había ido a decir hacía unos escasos instantes. —Solo eso— terminé, esperando al momento adecuado para marcharme.
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[Bastión Hueco] Sic Transit #7

Notapor Sheldon » Lun Ago 18, 2014 11:47 pm

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Antes de que Enok pudiese reaccionar, mover un ápice de su rostro, responder a su innata pasividad, alertar de lo ocurrido a su cerebro, el cuerpo cansado aunque internamente frágil de Saeko se abalanzó en una exhalación hacia Gata. Sus pálidas manos se fundieron en la oscuridad que desprendían los cabellos de la escuálida aprendiz. La muchacha aprovechó su superioridad para arrinconar a su indefensa compañera a través de una serie de movimientos demasiado aprendidos como para ser la primera vez.

Enok hizo un ademán al levantar su brazo derecho en dirección a su asfixiada compañera pero apurado lo agachó, por miedo.

Los labios de Saeko dejaron en el aire un susurro mecido hasta el oído de su presa, el cual se esfumó directamente en los actos de la joven, quien reflexionaba sin mostrar ápice alguno de rebeldía, con una extraña sumisión que lejos de subordinar dignificaba a su persona como la más absoluta de las almas sin reprimir. O quizás todo fuese obra del agotamiento, de los fragmentos individuales de la batalla contra aquel monstruo.

Enok agachó la cabeza. Se encontraba demasiado confundido en aquel nuevo ambiente, un tanto aterrado ante la idea de enfrentarse a algo o alguien, ante el hecho de su incapacidad para ayudar o al menos acompañar a alguien. Sus pupilas se desplazaron unos milímetros hasta alcanzar un ángulo de reojo que le permitió observar la figura difuminada de un libro extendido. Dobló su cuello hasta lograr ubicar un conjunto de dedos mucho más oscuros que los de Saeko aunque desgarrados por el peso de un factor externo, la dureza de la vida.

Yo… no lo robé. Lo encontré en una habitación vacía…— relató Gata sin llegar a fijarse directamente en Enok. Su voz era áspera y cortante aunque indudablemente femenina —.No sabía que era tuyo…— Añadió pensando en voz alta y finalmente mirando al chico, quien respondió lentamente incorporando sus facciones al frente y tomando el libro con una de sus manos. Justo en ese momento uno de sus fragmentos encajó devolviéndole el conjunto que había extrañado sin saberlo.

El chico suspiró para sus adentros sin saber si lo hacía como respuesta al alivio de la tensión mantenida o como descanso ante sus ideas. Mientras tanto, palpó la cubierta aguada del tomo dejando pasar sus dedos índice y corazón a través del diseño original borrado por los restos de aquella catástrofe. Un incontenible odio comenzó a formarse y a corroer sus sentimientos.

Detestaba el estúpido destino que se le había encomendado: guardar aquella libreta bajo cualquier precio. Hiciese lo que hiciese parecía que a su Dios no le importaba lo más mínimo. Sus rasgos se entornaron en el más absoluto desprecio e intentando esconderlos dejó que unas palabras se colasen por sus oídos, confirmando su miedo inicial.

Tiene unos símbolos muy raros. Y parece…— comenzó su nueva compañera a divagar aunque pronto se detuvo buscando un término concreto —maligno. Creí que tenía algo que ver conmigo o con ese…


Y cerró sus labios para detenerse en una singular “s”. Instintivamente, Enok dio un respingo hacia atrás y se quedó mirando de nuevo la cubierta. Lentamente, parpadeó.

Simplemente ha sido un error— Gata corrigió su silencio —.Solo eso— finalizó buscando un fin al encuentro. Enok guardó silencio y finalmente se decidió a hablar.

Aunque te lo hu-hubieses lle-lle-llevado...—comenzó Enok en un tono de voz creciente e intentando tartamudear lo menos posible—.hu-biese vuelto a-a...mi.

La volvió a mirar, ahora de forma más sincera, evitando cualquier rastro de pasividad. Era tan real como en aquellos días, como en aquella pesadilla. La cuestión que aún no lograba responder era la de su presencia en aquella pesadilla sin nombre, fuese verdadera o imaginada o incluso el fruto de algún espejismo.

No obstante, no sabría llegar siquiera a alguna hipótesis mínima en relación a ese pasado. No sabía si había sido real o irreal, si se había despertado de un larguísimo coma justo aquella mañana para simplemente cambiar por completo el rumbo de sus acontecimientos o las características de su vida para volver a entrar en un coma eterno hasta un nuevo día en el que a parte de sufrir un poco más llegase a la misma conclusión de siempre.

Un círculo vicioso era precisamente la materia que generaban los dioses, la cual hacían actuar sobre sus creaciones ya de por si determinadas. Enok empezaba a fijarse en los detalles que le llevaban a la idea de que su futuro ya había sido escrito por las manos de otro, puede que más elevado o superior que él en su dimensión pero demasiado humano para ser un monstruo. Y sobre él había comenzado a verter todo el odio indeterminado que no sabía contra qué o quién pagar.

Lo siento—susurró el chico. Sentía haber inmiscuido en su destino a Gata, a la Gata frente a sus ojos, a la Gata del sueño o a cualquiera de las chicas llamadas Gata que hubiese sido una de las protagonistas de su pesadilla.
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Re: [Bastión Hueco] Sic Transit

Notapor Tsuna » Mar Ago 19, 2014 1:11 am

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Yo… no lo robé.

Exclamé un inaudible ”¿Eh” de puro cansancio e incomprensión ante tal revelación, pero si ella no lo había robado, ¿cómo era posible que lo tuviese en sus manos? ¿Por qué Enok se había sorprendido por ver su libro en sus manos?

¿Entonces, por qué…? —no obstante, me interrumpió como de costumbre para continuar hablando; al parecer lo había obtenido en una habitación vacía y no sabía de su procedencia

En cuanto la novata asintió con la cabeza sin ofrecer mayor resistencia, la solté, contenta con que hubiese aprendido a devolver lo que no era suyo; a no robar.

Robar está mal, ahora eres una Portadora y debes comportarte como tal.


Pensé. Estaba segura de que la maestra Nanashi le hubiese dicho esas mismas palabras, sin embargo, yo estaba extenuada como para dar más lecciones y no quería romper aquel momento entre ambos; Gata me había hecho caso y se había comportado, no veía correcto seguir presionándola de aquella forma. Me aparté un poco del grupo y me crucé de brazos, callada y contemplando la escena, bajo las penumbras.

Tiene unos símbolos muy raros. Y parece… maligno —enarqué una ceja, sorprendida por escuchar eso. La aprendiza novata continuó hablando sobre algo que sentía que escapaba a mi comprensión—. Simplemente ha sido un error. Solo eso.

Asentí ante sus palabras de disculpa, orgullosa por ver cómo las cosas daban resultado. ¡No todos mis esfuerzos eran olvidados! Enok, decidido, murmuró algo sobre que su libro hubiese vuelto a él. Aproveché la ocasión para fijarme rápidamente en el tomo, ¿acaso estaba maldito, o poseía algún poder desconocido para mí? Muy posiblemente, y quedé gratamente sorprendida ante las nuevas cosas que descubría de Enok, ¡aquel chico era una caja de sorpresas! Inevitablemente y por un breve instante de tiempo, esbocé una leve y cansada sonrisa, mas las penumbras y la distancia me ayudaban a ocultar mis sentimientos.

Lo siento. —vale, ahí sí me había perdido un poco, pero tampoco pensaba darle más vueltas, no tenía la cabeza como para pensar más de la cuenta

Una vez estaba solucionado el tema del libro, no veía más razones para seguir deambulando por el castillo. Me encontraba contenta con haber podido contarle mis experiencias a Enok, y haber visto a Gata rectificando sus propias acciones había resultado ser la guinda del pastel. Junto con la derrota de Erased Data, aquel monstruo que mi estúpida copia despertó accidentalmente, aquel cúmulo de experiencias no podía haberme dejado un mejor sabor de boca.

En ese momento me giré, con un rostro frío como la escarcha, hacia Gata. Quería ante todo, mantener mi imagen, me sentiría ridícula si así no fuese; si no me tuviese respeto. Por lo que decidí mostrarme como siempre lo había hecho ante ella...

Considerate afortunada… —concentré mis últimas fuerzas en mi cabeza, generando una negrura en mi mano libre y realizando un breve gesto sobre ella, liberando la poca energía mágica que me quedaba, a lo que reaccioné con un leve quejido de dolor: me dolía la cabeza

Confiaba en que mi NigroCura hubiese surtido efecto en ella. La observé un segundo por encima para apartar mi mirada de la suya, orgullosa como solo yo era. Me dirigí esta vez al rubio muchacho y repetí el proceso, remarcando una mueca de dolor a causa del dolor que se había generado en mi sien por la repentina falta de poder mágico. Contemplé esta vez a Gata, seria.

No te acostumbres. —le advertí, aunque sabía que mentía

Tenía a la novata en alta estima por su valor y su ayuda a la hora de enfrentar al monstruo de la oscuridad, y además… Parecía ir aprendiendo poco a poco, estaba orgullosa de ella, muy en el fondo.

Di un par de pasos, esperando por Enok, en cuanto éste hubiese terminado todos sus asuntos pendientes, le acompañaría hasta su misma habitación, como su nueva guía. Allí, me despediría de él y volvería a mi propio espacio, donde me esperaba Gengar y el teléfono móvil, aparato que no volvería a ver con buenos ojos a partir de entonces.

Adiós, Enok.

Descansa, te lo mereces…


”Sois débiles mientras caminéis bajo la luz. Sólo sobreviven aquellos que se dejan dominar por la oscuridad y disfrutan. ¿Acaso no es verdad, Nadhia?


... a fin de cuentas, soy algo responsable de lo que ha sucedido hoy.


No podía dejar de sentir cierta culpabilidad por ello, pero todo había salido bien, dentro de lo que cabía. Lo que no sabía qué me depararía el futuro a partir de entonces, nuevas aventuras me esperaban, y yo todavía no había recuperado mi memoria. A la mañana siguiente descubriría que a Gengar se le daban bien los juegos de cartas, y pasaría jugando con mi fantasmita y con Saito a estos, hasta mi nueva misión en el cuartel general de la Federación Galáctica…

Una nueva época comenzaba para mí, esa sensación tenía.

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Y fin del encuentro ;w;

Me ha gustado mucho, sobre todo la banda sonora que ha ido publicando Sheldon a lo largo del mismo. Espero que os haya gustado también, aunque a veces he sentido que mis escritos se quedaban cortos en comparación, ya fuese por presiones externas y ajenas al rol o por sobrecarga de temas por actualizar. En cualquier caso, ya nos volveremos a ver por ahí =)
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Re: [Bastión Hueco] Sic Transit

Notapor Soul Eater » Mié Ago 20, 2014 7:31 pm

Aunque te lo hu-hubieses lle-lle-llevado hu-biese vuelto a-a...mi.— Enok tartamudeaba, como si le aterrara la idea de ser el blanco de las miradas o de los pensamientos de alguien. Como si las palabras de los demás fueran cuchillos destinados a abrirle heridas físicas.

Pese a todo, se volvió nuevamente hacia mí, con una intensidad que no le había visto antes, como si estuviera intentando decirme algo. Como si tratara, por todos los medios, de hacerse real. De dejar de ser una sombra y demostrar que estaba vivo. Sin embargo, solo una disculpa salió de sus labios.

De no haberme encontrado tan desecha como estaba, probablemente me habría sorprendido, pero parecía que mi cerebro había terminado finalmente por cerrarse al mundo y sus impresiones, como un vano intento de protegerse ante el bombardeo de sensaciones que había tenido ese día. Todo me parecía demasiado increíble como para ser cierto.

No tienes que…— comencé a murmurar, pero terminé por asentir con la cabeza, abatida. Nadie me había dicho jamás unas palabras tan simples como “lo siento”. Muchas personas me habían golpeado, insultado y humillado sin que les importara lo más mínimo. Y ahora, Enok, que por alguna razón que se me escapaba era el único que me había tratado como a un igual, que no me había hecho nada, parecía sentirse culpable.

¿Culpable de qué? No era más que un nuevo enigma que algún día tendría que solucionar. Pero tendría que ser en otro momento, en el que Saeko no estuviera delante, en el que me encontrara recuperada y dispuesta a escuchar y comprender.

Lanzándole una última mirada al chico rubio, carente por completo de emoción o sentimiento, me dispuse a darme la vuelta y marcharme. Sin embargo, la voz de Saeko me detuvo.

Considerate afortunada…— dijo, manteniendo un rostro frío e impasible, como el de una estatua, consciente de su innegable superioridad. En su mano, como ya le había visto hacer tiempo atrás en el hall del castillo, se concentró la oscuridad, solo que en esta ocasión, en lugar de ser ella la destinataria del hechizo, se trataba de mí.

Noté, con un alivio más grande del que me atrevía a mostrar, como la magia resonaba con mis propias tinieblas, recorriendo mi cuerpo y llenándolo de energía. Sanándolo. Atónita, comprobé como ella repetía el proceso con Enok, antes de volverse nuevamente hacia mí. —No te acostumbres.— fue lo único que dijo, antes de comenzar a alejarse.

¿Cómo podría acostumbrarme a algo así? Sentía que sería incapaz, aunque tuviera toda la eternidad para ello. Les observé alternativamente a ambos, tratando de leer algo en sus rostros que me explicara lo que había ocurrido. Sin embargo, solo encontré silencio.

Asentí brevemente con la cabeza, como si aceptara un reto que solo yo sabía, antes de marchar nuevamente e internarme en los pasillos del bastión sin ninguna clase de despedida. Sabía que tarde o temprano, nos tendríamos que volver a encontrar. No había tanta gente en el castillo, después de todo.

Me resistí, sin embargo, a dirigirme a mi cuarto. Me encontraba revitalizada y hasta cierto punto, despejada gracias al hechizo de Saeko. A los pocos minutos me encontraba instalada al aire libre, en uno de los múltiples tejadillos del castillo, desde donde contemplé, lánguidamente, como las sombras se cernían sobre él.

Habían pasado demasiadas cosas ese día, demasiadas sorpresas, demasiado miedo… y sin embargo, sentía que no todo había sido tan horrible. Parecía que la gente tendía a apiñarse en los momentos de pesar e incertidumbre, aunque luego volvieran a comportarse como auténticos depredadores. Sin embargo, ese día, hasta yo me había aprovechado de ello.

Acunada por estos pensamientos, terminé dormida en las alturas. Al despertar, fui incapaz de recordar lo que había soñado, con excepción de la palabra “corazón”, alrededor de la cual sentía que había girado todo. Además, descubrí con horror que mi extraño dolor, en lugar de desaparecer durante la noche como esperaba, seguía allí, de forma invariable y monótona.

No volvió a desaparecer, como le ocurría antes. Permaneció allí como una ligera quemazón a la que terminé por acostumbrarme, ya que no podía evitar de ningún modo. También, bajo la clara luz del sol, fui incapaz de precisar cuál de todos los recuerdos del día anterior me parecía más extraño e increíble.

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Encuentro terminado por mi parte. Simplemente decir que me ha encantado, y que estoy totalmente dispuesta a repetir alguna vez en otra ocasión.
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[Bastión Hueco] Sic Transit [Fin].

Notapor Sheldon » Lun Ago 25, 2014 12:22 am

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[youtube]https://www.youtube.com/watch?v=-9LWHEf0VFo[/youtube]


Gata le observaba, le miraba intrigada, con una pizca de abatimiento y con los rasgos entrecerrados ante una extraña victoria. Saeko, desde la oscuridad intentaba desdeñar las verdaderas palabras que se encontraban bajo el discurso de su compañero pero necesitaba más pistas, recuerdos que no le pertenecían. Pero sonreía, oculta bajo los resplandores de la luz oscuro que se creaba en las sombras, movida por una satisfacción maestra. Enok centraba su atención en el ambiente liviano de la sala, en los surcos invisibles que se creaban en el aire, sin saber qué decir o qué responder.

Y, finalmente todo quedó en el silencio. La fina capa de aire que había estado sintiendo Enok paralizó sus murmullos y el tiempo muerto se adueñó del salón imperial derruido por las ambiciones del pasado.

Gata se volvió, dispuesta a marcharse, pero Saeko, antes de que pudiese seguir sus acciones, se acercó hacia ella. Lo que hizo a continuación no fue un acto de compasión, tampoco de apoyo. No fue una declaración de intenciones y tampoco la respuesta a un acto de amistad. Fue un acto de orgullo, simplemente, un regalo que se hacía a ella misma tras aquel día.

Considerate afortunada...―dijo casi en un murmullo la aprendiz de oscuros cabellos. Inmediatamente alzó una de sus manos. Sobre esta apareció una atmósfera de colores apagados, magia que fue acompañada por una mueca de dolor, estaba en sus límites. Acto seguido, realizó un escueto movimiento de manos en torno a su compañera provocando que los pigmentos se extendiesen por todo su cuerpo para terminar desapareciendo en el vacío.

El mismo proceso fue el que repitió Saeko pero esta vez convirtiendo a Enok en su receptor. El aura se extendió por el cuerpo del chico provocando una recuperación instantánea acompañada de una sensación agridulce, como una punzada penetrante en su físico que tras generar una herida ficticia la volvía a curar dejando el rastro de la llaga abierta.

No te acostumbres.―añadió dirigiéndose a Gata con un semblante serio y distante aunque frío y fingido. Ella asintió.

La escuálida joven se giró y sin mediar palabra se marchó, sin despedida alguna y dejando a sus compañeros solos. No necesitaba despedirse, las despedidas solo eran unas miserables lastras que la humanidad había aprendido involuntariamente. Ni saludar, tampoco había saludado. Es más, el encuentro con ella había sido tan fortuito como posiblemente irreal. Y fugaz. Pero ¿acaso el tiempo corre paralelo a la necesidad? En un par de palabras podía resumirse incluso el hipotético sentido de la vida humana.

Y por eso Enok no volvió a abrir su boca en ese día, no dejo escapar una sola palabra de su mente, ya que hacerlo hubiese sido romper el misterio encadenándose a la trágica existencia finita del lenguaje.

Adiós, Enok.

Entró en la habitación mirando por última vez el cuerpo de Saeko, la que ahora era su nueva compañera o quizás su nueva amiga. En ese caso se juró que no dejaría que le ocurriese lo que le ocurrió a ella... Rosa.

Era la misma habitación de aquellos días, de aquel sueño.

Dejó el diario sobre la mesa sin fijarse siquiera en la desaparecida runa. Una menos. No podía ocultar más tiempo ese sentimiento fugaz que le había asaltado al ver a Saeko marcharse.

Sic transit. La vida no duraba ni tan siquiera un día, ni los escasos minutos que había hablado con Gata aquel día, ni el tiempo de una guerra, ni un cúmulo de años, ni una palabra. La vida, su vida, era tan liviana que no tenía tiempo, porque todo era falso e irreal, porque la vida no se medía por el tiempo, ni por los actos, ni por absolutamente ninguna medida humana ya que era algo demasiado elevado para ser conceptualizado.

Tomó su almohada, con dos lágrimas en su rostro. Se sentía rígida e incomoda entre las manos. Y la lanzó, con toda la fuerza y odio que pudo, con toda su negación. La pared se deshizo en polvo blanquecino, en algodón descompuesto que caía como una lluvia de frustración y en lágrimas, que descendían por la piel húmeda.

Había olvidado los rasgos de Rosa.

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¡Fin del encuentro! Espero que os lo hayais pasado tan bien como yo, porque eso significa que habeis disfrutado... y mucho. Ya nos encontraremos en tramas y demás y si alguna vez os salta el gusanillo, matarlo con un encuentro sería lo ideal.

Hasta pronto.
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Re: [Bastión Hueco] Sic Transit

Notapor Sombra » Mar Ago 26, 2014 9:46 pm

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¡Encuentro finalizado! Oh, Capitán Obvio al rescate.

Zeix recibe ¡28 PX! ¡Saeko sube a Nivel 10 y se queda a 37 PX del Nivel 11! No tengo ninguna queja, has sabido llevar bien al personaje y se te ha notado activa de principio a fin. Respecto a faltas de ortografía no vi ninguna por ahí que pueda bajar puntuación. Lo que sí pondría como algo un poco irreal para un personaje como Saeko es su comportamiento durante el encuentro. ¿Que se contradice con lo que dije al principio? Sí, puede ser. Pero pongamonos en situación: Acabas de sobrevivir contra el enemigo más poderoso al que os hayáis enfrentado, viste en directo como Ronin apuñalaba al Maestro que tanto admiras y respetas, acaba de empezar una guerra y estás en medio de ella y solo le das un par de post de importancia para luego casi olvidar el tema por completo. Esos dos puntos que te separan de la perfección son eso.

Sheldon recibe ¡29 PX! ¡Te quedas a 9 PX del Nivel 10!Te digo lo mismo que a Zeix en casi todo aunque ese punto no te lo bajo por lo mismo. Tengo un amor/odio con tu forma de escribir y es que aunque me gusta dado que narras perfectamente todo lo cierto es que algunas veces te detienes a describir tantas cosas diferentes y que no tienen apenas relación que el hilo, el "meollo de la cuestión" se pierde y desorienta al lector. Cuando consigas controlar un poco mejor eso los 30 PX serán coser y cantar.

Soul Eater recibe ¡28 PX! ¡Sube al Nivel 7 y se queda a 30 PX del Nivel 8! El lavado de cara de tu estilo de escritura te ha venido de perlas y ahora da gusto leerte. Cuidas muy bien de la narrativa y de la ortografía, ¿entonces por qué no tienes puntuación perfecta? Lo que le faltó a Gata fue presencia, hasta casi el final era como si no fuese necesaria en el encuentro. La mayor parte de la acción la llevaron Enok y Saeko, tenían la ventaja de poder interactuar entre ellos mientras que tu personaje iba sola, pero noté como si hubiese podido dar mucho más de sí y lo hubieses dejado a medio camino.

¡Y sanseacabó!
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