Re: [Ciudad de Paso]El lugar que los proscritos llamamos hogar
Publicado: Lun Sep 14, 2015 7:13 pm
Holmes al acabar siguió a carcajadas mirándonos. Mi mirada se puso con la seriedad que siempre le sentenciaba cuando parase de comportarse como un idiota. Para que antes que la chica hablase, en lenguaje de señas, le pedí al pelirrojo que se marchara. Lo último que quería es que se viera en un conflicto ajeno a él. Yo hice desaparecer mi arma, él con un suspiro guardó la pistola y me dió una palmadita en la espalda.
—Mejor os dejo solos, no quiero morir en una pelea de pareja.—concluyó para irse en los callejones hacia su casa. —¡No le mandes dormir en la cama!—se burló. Era un cabrón, adoraba bromear con la gente cosas que una persona normal se callaría. Yo haría lo mismo, pero no pensaba que su nivel de absurdo...
—Si, Bastión Hueco… —respondí a su pregunta para ver su rostro lleno de una desilusión que hacía mi corazón tener ganas de animarla. Como ella hacía antes conmigo, me agaché para ponerme a su altura y mirarla a los ojos sin partirnos el cuello. Ella mostró su posición, no quería que acabásemos en una relación hostil. Yo tampoco tenía problemas personales con esta guerra, una pena que el destino conjurara un maleficio a mi suerte…
¿Cómo podría explicarlo? Es decir, ella desde que la ví me hechizó con esos ojos tan profundos y llenos de vida. No parecía más que una chica linda, pero… Por dentro era más hermosa de lo que uno imaginaría. Ella era casi un ángel que sin pedirle ayuda me logró sacar una sonrisa. ¿Por qué tanta crueldad tenía el sino que nos había hecho rivales sin siquiera desearlo? ¿Cómo podría decirle que no me importa el conflicto? Estaba claro, que para uno que no me conociera convencidamente contestaría con que lo hablase. Pero, a mi gusto era demasiado poco. No era por ser atrevido pero… la besé.
Un beso con un abrazo, con algo de fuerza y con una lágrima en mi ojo. Acaricié su pelo para ponerme delante de ella de nuevo. Cara a cara.
—Y si te tocasen un pelo los reventaría contra la pared… Aru.— ¿Qué demonios estaba haciendo? Me sonrojaba mientras me tapaba la cara. Era vergonzoso, le robé un beso a la chica y todo en una situación algo complicada. —No me odies, es que… ¡¿Por qué demonios cuando me enamoro de alguien siempre sale algo mal?!—Otra lágrima caía, por mis mejillas, estaba preparado para hasta recibir un bofetón en toda la cara...
—Aru, ¿qué deberíamos hacer ahora?—y en mi rostro se veía ya cómo evitaba mirarla a los ojos. Ponía una mueca de amargura y de decepción, ¿por qué el destino adoraba hacerme pasar tragos llenos de estas desilusiones que me costaban tragar y seguir viviendo?
—Mejor os dejo solos, no quiero morir en una pelea de pareja.—concluyó para irse en los callejones hacia su casa. —¡No le mandes dormir en la cama!—se burló. Era un cabrón, adoraba bromear con la gente cosas que una persona normal se callaría. Yo haría lo mismo, pero no pensaba que su nivel de absurdo...
—Si, Bastión Hueco… —respondí a su pregunta para ver su rostro lleno de una desilusión que hacía mi corazón tener ganas de animarla. Como ella hacía antes conmigo, me agaché para ponerme a su altura y mirarla a los ojos sin partirnos el cuello. Ella mostró su posición, no quería que acabásemos en una relación hostil. Yo tampoco tenía problemas personales con esta guerra, una pena que el destino conjurara un maleficio a mi suerte…
¿Cómo podría explicarlo? Es decir, ella desde que la ví me hechizó con esos ojos tan profundos y llenos de vida. No parecía más que una chica linda, pero… Por dentro era más hermosa de lo que uno imaginaría. Ella era casi un ángel que sin pedirle ayuda me logró sacar una sonrisa. ¿Por qué tanta crueldad tenía el sino que nos había hecho rivales sin siquiera desearlo? ¿Cómo podría decirle que no me importa el conflicto? Estaba claro, que para uno que no me conociera convencidamente contestaría con que lo hablase. Pero, a mi gusto era demasiado poco. No era por ser atrevido pero… la besé.
Un beso con un abrazo, con algo de fuerza y con una lágrima en mi ojo. Acaricié su pelo para ponerme delante de ella de nuevo. Cara a cara.
—Y si te tocasen un pelo los reventaría contra la pared… Aru.— ¿Qué demonios estaba haciendo? Me sonrojaba mientras me tapaba la cara. Era vergonzoso, le robé un beso a la chica y todo en una situación algo complicada. —No me odies, es que… ¡¿Por qué demonios cuando me enamoro de alguien siempre sale algo mal?!—Otra lágrima caía, por mis mejillas, estaba preparado para hasta recibir un bofetón en toda la cara...
—Aru, ¿qué deberíamos hacer ahora?—y en mi rostro se veía ya cómo evitaba mirarla a los ojos. Ponía una mueca de amargura y de decepción, ¿por qué el destino adoraba hacerme pasar tragos llenos de estas desilusiones que me costaban tragar y seguir viviendo?