[Ev Libre]Hasta que nuestros corazones vuelvan a encontrarse
Publicado: Lun Oct 19, 2015 2:05 pm
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Aquel día, el cielo de la Necrópolis de la Llave Espada estaba excepcionalmente despejado. El suelo de aquel mundo estaba muerto, no había ningún ser vivo que pudiese nacer allí puesto que no había agua, ni plantas… Ni nada. Las montañas habían sido mutiladas y grandes cráteres de alguna fiera batalla salpicaban el paisaje. El mundo estaba lleno de enormes desniveles que habían sido claramente creados con poderosos hechizos. Ahora que algunos conocían mucho mejor el pasado de Tierra de Partida comprenderían que aquella magia, fuera de su alcance y comprensión, era la conocida Magia Arcana. Una magia que rompía con la lógica y leyes de cualquier hechizo normal y con la que se podían hacer grandes proezas y maravillas… O desastres que podían llevar mundos al cataclismo.
Aunque nadie la había visto o vivido, todo el mundo conocía la razón de que aquel mundo tuviese aquel aspecto tan desolador puesto que ese mundo era un ejemplo, un monumento para que las generaciones posteriores no cometiesen el mismo error. Las guerras entre Caballeros de la Llave Espada podían llevar mundos enteros a su destrucción… Y ni siquiera el tiempo podría recuperarlos.
Aprendices y Maestros fueron aterrizando en un páramo yermo donde el color predominante era el ocre y un marrón que casi se confundía con el amarillo del desierto de Agrabah. Hasta casi donde alcanzaba la vista, en aquel llano de varios kilómetros un bosque de llaves espadas se levantaba con tristeza y mucha nostalgia. Muchas de las antiguamente gloriosas armas estaban marchitas, oxidadas con el tiempo. Alrededor de algunas había objetos personales; colgantes, pulseras e incluso algún que otro polvoriento marco de fotos que había quedado destrozado con el paso de los años. Al fondo del valle se levantaba un edificio que parecía ser un templo, algunos lo reconocerían como El Santuario de la Reminiscencia, el lugar donde se guardaban los recuerdos de sucesos verdaderamente importantes para los Portadores.
Algunos aprendices, en concreto aquellos que viajaron al pasado pudieron darse cuenta de que algunas de las llaves espadas yacían junto a emblemas de animales. Nadhia (si esque había decidido presentarse al funeral) reconoció una Llave Espada especialmente demacrada y oxidada, además de quebrada.
Ambos bandos avanzaban en silencio, algún que otro susurro se podía escuchar de vez en cuando, pero en un evento tal como un funeral ni una sola persona era capaz de levantar la voz demasiado. Era como si aquel mundo les obligase a guardar un extraño silencio. Tal vez fuese respeto y miedo; al fin y al cabo todos los presentes eran conscientes de que una vez sus vidas terminasen acabarían allí, olvidados con el paso del tiempo.
Ryota y Ronin esperaban en el centro de aquel páramo, frente a una hilera de Llaves Espada que mucho más reciente que el resto, entre ellas se encontraba la Alma Inquebrantable que había pertenecido a Rayim. Cuando todos alcanzaron aquel lugar y se posicionaron Ronin dio un paso al frente. En sus manos portaba la Monocromo quebrada que había pertenecido a Kazuki y en su rostro una profunda pena que trataba de ocultar. Ryota disimulaba mucho mejor sus sentimientos. Su semblante era majestuoso incluso en aquellas circunstancias, si bien, estaba más tenso de lo normal, aunque era imposible saber si aquello era por la caída de Villa Crepúsculo, por saber quién era el causante de aquello y de todas las desgracias que habían acontecido los últimos años o por la muerte de Kazuki.
—No se me dan bien estas cosas —admitió con una triste sonrisa el antiguo pirata—. El Maestro Kazuki fue un miembro muy importante para Tierra de Partida, se podría decir que él era mi sucesor; el próximo Maestro de Maestros una vez mi espada descansase en éste páramo.
Una lágrima solitaria se deslizó por su mejilla. Ronin respiró hondo, se la secó y continuó:
—Kazuki… Dio todo de sí por nosotros. Se pasaba noches en vela tratando de crear grandes innovaciones en magia. Inventó la Prueba de Afinidad, algo que sin duda utilizaremos todos e incluso se trasmitirá a las generaciones venideras. Siempre ha ayudado a sus aprendices a pesar de sus pequeños problemas con el tiempo (que irónico es ser afín a Tiempo y llegar siempre tarde a los sitios).
»Otro más… se va ―declaró Ronin, sosteniendo firmemente la llave espada―. Y aquí, por fin, descansará de su cometido, junto al resto de sus hermanos ―tomó aire―. Su corazón nunca se marchará. No, al menos, mientras lo recordéis. Vivirá en los recuerdos de quienes lo amaron, lo apoyaron y lo ayudaron. Vivirá en Tierra de Partida, y en cada mundo que le vio crecer. Y la fuerza que nos brindó con su labor pasará a futuras generaciones. Jamás permitiremos que su sacrificio a la causa haya sido en vano. Ryota, ¿puedes hacer los honores?
Akio pareció hacer amago de protestar, sin embargo, Rebecca le posó una mano en el hombro. Ryota había sido el mayor enemigo de Tierra de Partida hasta aquel momento y la paz era algo muy frágil en aquel instante. Una acción ofensiva podría encender las brasas y desatar una batalla en aquel mismo lugar.
Ryota recibió la Llave Espada de manos del propio Ronin y se acercó a la hilera de Llaves Espada. El hombre alzó el arma y la clavó con fuerza en la tierra hundiéndola parcialmente.
—Descansa en paz, Kazuki —dijo Ryota—. Tu lucha no ha sido en vano.
El líder de Bastión Hueco retrocedió unos pasos hasta llegar al grupo de aprendices de su bando, lanzó una mirada a Shinju y a Nanashi y asintió con la cabeza. Ambas Maestras se adelantaron e invocaron sus propias armas apuntando con ellas al cielo.
Los hechizos salieron desde la punta de sus armas desapareciendo de la vista. Los demás Maestros les imitaron disparando hechizos de todo tipo hacia el cielo diurno haciendo que el cielo brillase con diferentes y hermosos colores. Los aprendices también pudieron homenajear al fallecido Kazuki de aquella extraña forma.
—Es hora de decir adiós —informó Ronin—. Todos aquellos que deseéis despediros acercaos a su Llave Espada y dedicarle unas palabras.
Ronin caminó junto a Maya (si había asistido) y la abrazó entre lágrimas.
—Ojalá hubiese estado con todos vosotros. Ojalá yo fuese el que estuviese hoy aquí.
—Ronin... —murmuró Ryota preocupado.
Ambos líderes se colocaron al fondo dejando que todos presentasen sus respetos cuando de pronto y por un instante, todos los presentes sintieron una extraña anomalía, como si el tiempo se hubiese detenido para ellos unos minutos. Junto a la Llave Espada había aparecido de la nada un precioso ramo de flores y unas huellas estaban marcadas sobre la arena y se alejaban hasta desaparecer en medio del yermo.
Ni Ryota ni Ronin comentaron nada al respecto y cualquiera que se diese cuenta de lo ocurrido sabría más que de sobra la causante de aquello, que probablemente ya estaba muy lejos de allí.
Uno a uno, todos los Maestros dedicaron unas palabras por Kazuki. Algunos de ellos dijeron emotivos discursos y preciosas anécdotas de sus épocas como aprendices junto al fallecido... Y por fin llegó el turno de los aprendices.