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Freya ahogó un grito cuando un chispazo recorrió su cuerpo, provocando que se encogiese. Observó de mala gana a su alrededor, comprobando que el otro aprendiz había recibido la misma corriente que ella. ¿De qué iba aquella clase de broma? No hacía gracia.

Una chica se unió a sus pasos, y aunque Freya no la conocía, se le hacía familiar de alguna manera. Probablemente se habrían cruzado por Bastión Hueco, o se habrían conocido en alguna Mansión Encantada, matando aprendices. Freya rió ante aquel pensamiento; menuda estupidez. Suerte que no comentó nada; podrían tomarla por loca.

De la nada, un humo verde extraño empezó a rodear a Light y a la chica, y en cuanto se disipó pudieron comprobar que habían sido petrificados.

—¡Qué dem…!

—Oh, no...

Freya se acercó a Light, y tocó su brazo para asegurarse que de verdad era piedra. ¿Cómo narices había podido ocurrir eso? ¿Se quedaría así para siempre?

—¿Qué hacemos? ¿Seguimos adelante?

Miró al chico que se había librado de aquello, al igual que ella. Si no avanzaban, no descubrirían nunca la salida. No le apetecía dejarlos allí, pero... Si se quedaban, podrían acabar igual, y entonces no habría esperanza.

—Sí, será lo más sensato.

Antes de que el chico emprendiese rumbo, Freya llamó su atención.

—¡Un segundo! —Sacó de su mochila un rotulador de color rosa, que casualmente llevaba allí, y empezó a dibujar en la manga de Light la dirección que habían tomado—. Así si se despiertan, sabrán por donde hemos ido —Se quedó unos instantes más observándole; no podía irse de allí sin hacer una de las suyas. Le dibujó un bigote en el labio superior y le pintorreó las mejillas de color rosa. Después, guardó el rotulador—. ¡Vámonos!

La chica salió corriendo en la misma dirección que había tomado su nuevo compañero.

«Eso por lo del acertijo».

- ¡AAAAHHH!

Un calambrazo sacudió a todos los presentes a causa de abrir el cofre. Y además estaba vacío.

- Ay... No os precipiteis tanto.

Salieron de la habitación dejando sola a la otra Aprendiza, que más tarde les seguiría. Los tres se pusieron de acuerdo en cruzar la barrera con el tres, así que se pusieron en camino hacia allá.

¡Pues vaya gracia! Un laberinto en miniatura de caminos se extendía ante mí. ¿Cuál contendría mejores premios? ¿O quizás la salida? No había forma de saberlo. Ninguno tenía alguna señal especial ni nada que lo distinguiera de los otros. Sólo blanco, blanco y más blanco.

Me dirigí al primer camino que vi (hasta ahora esa técnica me había funcionado bastante bien) cuando un dolor agudo me dejó paralizada ahí dónde estaba.

—¡Ay! ¿Quién ha sido? —chillé, mirando a mi alrededor. Pero ahí no había nadie. «Esto empieza a ser muy raro».

Sacudí la cabeza, contrariada, y me dirigí al pasillo sin dejar de darle vueltas a lo sucedido.

¡Premio!

Tras asegurarme de que no se tratase de una trampa, recogí la botellita de Elixir y la guardé en mi bolsillo. Salí por donde había venido y me planteé qué hacer a continuación. Como mucha gente había atravesado el portón que se hallaba tras las puertas de Verdadero o Falso, estaba algo preocupada, ya que seguía creyendo que podía perfectamente tratarse de una trampa.

Así pues, giré a la izquierda al salir de la sala y volví sobre mis pasos hacia dicho portón. Tras tragar saliva, lo abrí decididamente y asomé la cabeza para ver si había alguien al otro lado. Vislumbrase a alguien o no, me adentraría en la sala a continuación.

Neru, Colibritany, Ragun & Nicoxa

¡Un callejón sin salida! Qué faena para el equipo BellezaSuprema. Pero aunque la sala a la que habían llegado no tenía más salidas, sí que había un mensaje escrito en la pared del fondo. Un mensaje que no tendría ningún significado para ellos, pero quizás para otras personas sí:

"NUEVAS TRAMAS: 11 DE DICIEMBRE"

Y ya. Tendrían que volver atrás y probar otro camino.




Enok

¡Más caminos! Aunque Enok no encontró ningún objeto ni indicación en especial, tendría varias opciones disponibles: ir a la derecha, a la izquierda, bajar al sur, o tomar un camino al norte y girar otra vez al este.

¡Muchas opciones disponibles! ¡Hora de avanzar!




Celeste

Una sala rectangular daba a un camino al norte. Si continuaba hacia el oeste, tendría dos opciones para seguir por esa dirección: una más al norte y otras más al sur. También podría ir directamente al sur si quería. ¡O volver atrás, por qué no!

¿Por dónde estaría la salida?


Maya

Camino atrás, llevo a Maya hacia la sala del verdadero y falso. Al atravesar la puerta hacia abajo, se topó con un enorme Lado Oscuro enfundado en un traje (corbata incluida) que observaba a la pequeña, esperando que hiciera algo. Subida sobre un escenario con forma redonda, con dos círculos en un lado que simulaban unas simpáticas orejas, Maya vería un micrófono a sus pies.

Si quería avanzar, tendría que cantar. ¡Sing a song!




Saito & Alec

La piedra desapareció del cuerpo de ambos jóvenes, devolviéndoles al juego. ¡Hora de seguir avanzando!




Malik

Un atril, similar al anterior de las cartas, esperaba a Malik tras cruzar la barrera de nivel. Cuando se colocó frente al atril, cuatro ranuras aparecieron sobre la piedra, esperando que algo se introdujera en ellas. Cada ranura estaba numerada: del uno al cuatro.

¿Y qué debía introducir en ellas? Unas pequeñas tablillas de madera que había en un lado del atril, con diferentes símbolos grabados en ellas:



Debía colocar las correctas. ¿Cuáles serían? ¿Cómo podría descubrirlo? Le tocaba pensar.




Light & Saeko

La piedra desapareció del cuerpo de ambos jóvenes, devolviéndoles al juego. ¡Hora de seguir avanzando!




Freya & Nikolai

Tirar pal norte les llevó a una bifurcación: podían girar al oeste, hacia lo que parecía ser una gran sala, o girar al este y seguir hasta una nueva bifurcación de norte-sur.

¡Dónde estará la salida!




Simbad & Watson

¡Pum! Hostión en todas las narices que se llevaron ambos aprendices, al chocar contra una barrera invisible que no vieran. ¡El camino era una trampa, por allí no se podía avanzar aunque pareciera que sí!

Maldito laberinto. Ahora, ¿por dónde?




Kairi, Saxor & Makoto

Reunidos los tres, cruzaron la barrera de equipo de tres personas y siguieron hacia el norte, encontrando una bifurcación: o seguían al norte, o giraban al oeste.

¿Qué elegirían?




Renata

Renata se quedó en mitad de ambas barreras, incapaz de cruzarlas por su cuenta. O volvía atrás, o esperaba que algún compañero apareciese.




Victoria & Fátima

Más y más al este, se toparon con una amplia sala donde destacaba una gran estatua de piedra (blanca, por supuesta) que representaba un ave gigantesca. Parecía una especie de loro o algo similar. Tentador, sin duda, aunque también podía ser una trampa.

Si no se atrevían, su otra opción era bajar al sur. ¿Valentía o precaución?





Mapa:

Fecha límite: miércoles 9 de diciembre a las 22:00

Cuando la petrificación se revirtió le dirigió una mirada incrédula a Saeko. ¿Qué acababa de pasar exactamente? Y ni se dio cuenta de que le habían pintado la cara.

Continuó por el norte y se encontró otra bifurcación. Aquel laberinto tan retorcido iba a sacarle de sus casillas. ¿Este u oeste?

Tras sopesar, tiró por el oeste.

Aquello no podía ser verdad. Una barrera invisible nos bloqueó el paso. Reafirmaba mi posición: alguien en el laberinto nos odiaba. Y mucho. Muchísimo.

—Voy a matar a alguien...

Con un bufido me di la vuelta y eché a andar, cabreado. Quería salir de allí de una vez, pero para ello... quizás necesitara retroceder ¿no?

—Me voy hacia atrás —avisé—.Y a intentar buscar una maldita salida...

Continuaron hacia el este, atravesando la barrera. Fátima se preguntaba cuántas cosas se estarían dejando atrás, pero su objetivo era salir del laberinto, no investigarlo, así que tampoco se arrepintió demasiado de su decisión.

La siguiente habitación tenía otra salida hacia el sur y … Una especie de estatua de pájaro en el centro. Tremendamente grande. Casi monstruosa.

Miró a Victoria y sonrió.

—¿Trampa o algo útil?

Ya le había quitado mil platines así que no apostaría. Algo le decía que sería una trampa pero, aun así, no perdía nada por acercarse y examinarla.

¡Pum!

Otro chasco más, esto era demasiado. No había salida, era todo trampas. Así que miré a Simbad que parecía tener deseos de asesinar a alguien. Yo le ayudaría pero el único que moriría aquí sería él. No me importaría, pero es que era la única persona a mano y factible para el asesinato.

Por lo tanto, sólo solté una queja variada y un gruñido. No era destacable en realidad. Sólo me llevé una decepción. Así que, por mucho que lo quisiera, el pequeño Simbad se fue por donde vino. Le miré con una mueca de duda sobre si era correcto. Así que, a muy pesar de muchos, me separé de él. ¡Adiós mi pequeño!

Hora de buscar algún acompañante menos llorica y enfadado. Así que tras que terminé de frotar la nariz para el dolor, caminé por donde vine antes de estas mierdas de trampas. Clásicas, pero cansinas.

¡AUCH! En cuanto la chica abrió el cofre, un calambrazo nos impactó a todos los presentes. Se me había erizado todo el pelo y estaba humeando por una de las puntas. Me sacudí la cabeza y me dirigí al chico albino.

—¿Retrocedemos, mejor?—pregunté, cosa que aceptó gustosamente. Volvimos sobre nuestros pasos y viramos por la otra dirección hasta hallar unas puertas dobles abiertas, y tras ellas estaba Kairi, que parecía no poder avanzar... Ya que ambos caminos eran una barrera que requería más de una persona para entrar—Por la tres, supongo...—comenté. Al tener más requisitos para avanzar, tal vez tuviera mejores premios... O incluso la salida que se suponía que teníamos que buscar.

Tras atravesar la barrera nos encontramos con un largo pasillo que tenía un desvío a nuestra izquierda. Acordamos entre los tres ir por la izquierda y seguimos nuestro camino.

Avanzó hasta la sala siguiente, demasiado parecida a la que contenía la prueba de las cartas. Al acercarse al atril aparecieron cuatro ranuras y una pila de tablillas de madera con un símbolo grabado en cada una. Malik maldijo en voz alta con demasiadas palabrotas para su gusto.

Otra prueba.

—¡¿Es que tienes algo contra mí?! ¡¿Es eso?! —Le chilló a la nada.

Gruñendo entre dientes cogió las tablillas y miró sus símbolos. No le decían nada, estaba perdido, lejos de sus amigos y con esa prueba de las narices. Estaba tan cabreado que empezó a colocarlas al azar.

Ese orden no era ni de coña, estaba seguro, pero... ¿por probar?

Mi reacción al ver al Lado Oscuro al otro lado de la puerta fue dar un respingo y ponerme en guardia. Por suerte, me percaté de que no iba a hacer falta luchar cuando vi la... ¿corbata? del Sincorazón gigante. Sí, para mi asombro, estaba vestido en un elegante traje, y me observaba con atención, como si esperase que hiciera algo.

—¿Qué quieres...?

Observé alrededor para darme cuenta de que bajo mis pies se hallaba, reposando en el suelo, un micrófono, y al fijarme mejor me di cuenta de que se trataba de un escenario.

—¿Quieres que cante? —le pregunté al ser de oscuridad señalando al micrófono, aun a sabiendas de que no iba a obtener respuesta.

Me agaché para recoger el micrófono y pensé durante unos segundos. ¿Qué canción podía gustarle a un Sincorazón con traje? ¿Algo animado, algo melancólico? ¿Heavy metal, Jazz, quizá Reggae?

—Veamos qué te parece esta —anuncié tras carraspear un par de veces y respirar hondo, preparada para darlo todo en el escenario.

Siguiendo a mis compañeros opté por ir por el camino dirección oeste, esperando que no fuera otro callejón sin salida o que no hubiera ninguna trampa, ya había tenido suficiente con la descarga de la trampa anterior, al menos tampoco había resultado tan dolorosa, pero una descarga eléctrica es una descarga al fin de al cabo y no quería repetirlo.

Me adelanté corriendo para girar y ver lo que había por el camino oeste.

- Esperemos que sea algo bueno. -Dije con una sonrisa infantil.

El camino llevaba directamente a una bifurcación y a una serie de salas que daban acceso a otras muchas más estancias. Aquel sitio era demasiado grande. Tras meditar unos segundos cual sería la puerta que quería atravesar terminó eligiendo la que se encontraba hacia su derecha, en el este. Ya habría tiempo para seguir explorando otras partes.

Mientras se encaminaba estuvo reflexionando unos segundos. Se encontraba algo solo. Salvo por el grupo de antes no había visto a mucha más gente en aquella red de pasillos. Esperaba que no fuese una trampa y ni tan siquiera un juego endemoniado donde un psicópata soltaba a bestias para que devorasen a todos.

No obstante, ¿cómo podía explicar aquel chispazo de minutos antes?

Finalmente me rendí, aquellas barreras no iban a ceder por muy cabezona que me pusiera. Por suerte para mí, mientras me dirigía hacia el portón para abandonar la sala un par de personas aparecieron por el muro que marcaba el número dos.

Me acerqué a ellos para preguntarles sobre las barreras, pero parece que ninguno lo teníamos muy claro. A simple vista, parecía que se necesitaba un número específico de personas para poder cruzar.

—No sé si habéis tomado una buena decisión al venir por aquí, la verdad —Les comenté—. Por ahí no hay más que pasillos sin salida y cofres trampa.

Sí, aún estaba molesta por el chispazo. Por suerte aquellos dos me dijeron que había varios pasillos sin examinar por el camino de donde venían. Quizás aún tenía alguna oportunidad de sacar algo de provecho del laberinto.

Entramos por la barrera, que esta vez me permitió el paso sin problemas y seguí a los Aprendices por los blancos corredores.