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Parecía que la gran mayoría de aprendices había decidido acompañar a Nicoxa por el camino que había escogido. No podía sorprenderse porque estaba acostumbrada a levantar esa clase de pasiones, pero no estaban ahí para ligar... no señor, tenían que encontrar la salida.

Ahora se encontraban ante dos puertas a elegir. En teoría debían cruzarlas en base a si creían si era verdad o mentira la afirmación que una voz había dicho misteriosamente. Estaba chupado.

Le chivó la respuesta a su amiga Coli al oído y fue directa a la puerta que ella pensaba.

Nikolai tomó el camino elegido, uniéndose con un grupillo de conocidos que también optó por aquella ruta. Reconoció a Light y a Alec, charlando entre ellos, y les devolvió el saludo en cuanto se percataron de su presencia. La otra chica del pelo rosa le era desconocida, aunque le sonaba haberla visto de pasada alguna que otra vez por Bastión Hueco.

—Realmente… empiezo a sentir estos sueños algo molestos. Espero que en este no acabe en la boca de nada.

—Yo espero despertarme pronto.

—A mí me gustaría saber quién nos mete en estos líos. Sea o no sea un sueño.

El pasillo terminó en una puerta que daba a una sala del monótono blanco que decoraba el lugar. Halló una segunda puerta al fondo de la habitación, por la que seguramente podrían seguir con la travesía. Claro que, antes de eso, no se pasó por alto el reluciente cofre que reposaba en pleno centro, esperando a que alguien lo abriese.

—Veamos qué guardas.

Light fue el primero en atreverse a indagar en su contenido. Niko se pasó la mano por la barbilla, pensativo, y decidió unirse al aprendiz, ayudándole a abrir el cofre. ¿Qué demonios? Ya que les habían encerrado, quería aprovechar para llevarse algo de aquella experiencia tan bizarra.

Mi ruta me acabó llevando a un amplio pasillo, con el mismo brillo blanquecino que la estancia de donde venía. Moviéndome un poco por el corredor, pude ver que éste abría un nuevo camino hacia el norte.

A simple vista no parecía muy fiable. La luz se desvanecía como en una sombría cueva, y era imposible ver qué había al fondo. Decidí continuar hacia el este por ahora, ya volvería a examinar ese oscuro pasillo después. Por suerte, mi tiempo con La Banda me había ayudado a tener buena memoria.

«Regla tres, hazte un mapa mental y ubicarse será pan comido.»

Casi todo el mundo decidió ir al sur, por lo que fue una suerte que el camino llevara hacia una amplía sala en forma de rectángulo.

Sin embargo, había malas noticias: una voz desconocida se pronunció por todo el lugar como si de un eco se tratase.

<<¿Verdadero o falso, eh?>>

Parecía que había que jugar a verdad y mentira. Nicoxa intentó ayudar a su amiga Coli chivándole la respuesta pero no era necesario; ya sabía por cuál de las dos puertas tenía que ir.

Malik avanzó junto con muchos otros aprendices hasta una sala nueva, en dónde figuraban dos puertas con un VERDADERO | FALSO respectivamente. Antes de que se preguntara siquiera a sí mismo qué era verdadero o falso, una voz ejecutó una afirmación.

"Rebecca proviene de Vergel Radiante."

«Una prueba... ».

La extraña sensación de que ya había pasado por algo similar se hizo más fuerte, casi al mismo tiempo que recordaba otras puertas menos inofensivas. Tras pensarlo durante un par de segundos, escogió la puerta con la respuesta. No conocía mucho a Rebecca, pero creía saber al menos ese dato tan sencillo.

—Yo espero despertarme pronto.

Dudaba a que fuéramos a despertarnos pronto, seguramente estaríamos horas metidos en aquel laberinto de paredes blancas... o por lo menos la zona por la que andábamos era blanca. Nikolai también había escogido aquel camino y el joven decidió unirse a la conversación que estábamos teniendo Light y yo, algo que no me resultaba problemático, Nikolai era un aprendiz bastante majo después de todo.

—No lo se, pero tampoco se le puede decir que es del todo malvado si nos deja premios, como... los que puede haber en ese cofre —señalé al enorme cofre que había en la sala.

Los dos aprendices tardaron poco en lanzarse a abrirlo. No tarde mucho en unirme, a que yo también estaba interesado en cualquier posible tesoro que pudiera guardar.

La habitacion a la que accedió Enok se trataba de una especie de habitaculo de dimensiones similares a un hall, el cual comunicaba a su vez con dos puertas. Cada una de ellas poseia una palabra a modo de decoracion: VERDADERO y FALSO.

Todo aquello no hubiese poseido sentido de no ser por la voz que retumbo segundos mas tarde por toda la estancia.

"Rebecca proviene de Vergel Radiente."

Enok quedo unos minutos embeledaso. Rebecca, que recuerdos. Quizas no demasiado buenos, a decir verdad...

No obstante, si se miraba con cierta optica aquello se podria tratar de una especie de prueba: Habia que adivinar si esa afirmacion era verdadera o falsa.

Huyendo de tan compleja situacion, pues el chico no sabia de donde era la Maestra de Tierra de Partida, a la mente de Enok acudió de forma muy vaga otra pequeña prueba, muy similar, que recordaba vagamente de un concurso televisivo: "¿Qué es mas fácil: pedir perdon o pedir permiso?"

De este modo, asoció rapidamente pedir perdon con la puerta de VERDADERO y pedir permiso con la de FALSO. Estaba claro que pedir permiso era mas facil...




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—Qué va, no es el cielo. Creo que es una parte de… Bueno, que estamos bajo tierra.

—¡¡Oh dios mío, entonces es el infierno!!

Fati se encogió de hombros y me dio unas palmaditas para que me tranquilizase. Habíamos muerto en la mansión y un alma superior capaz de escribir nuestros sinos había decidido castigarnos en el purgatorio con un laberinto eterno: seguro que jamás encontraríamos la salida. Y si lo hacíamos, ¿seríamos fantasmas del Reino de la Luz?

—Pasa de tanto en tanto. Creo que es cosa de los Maestros —me dedicó una sonrisa tranquilizadora y me bajé de mi nube de paranoias— . Tú no te preocupes. Vamos a centrarnos en marcharnos de aquí y conseguir todas las cosas que podamos por el camino, ¿de acuerdo?

Seguimos caminando y dimos con un cofre. Fátima se lanzó a abrirlo, pero antes de que lo hiciera la detuve agarrándola del brazo.

—¡Espera! Es peligroso abrirlo sola. ¡Toma esto!

Rebusqué en mis bolsillos y le entregué mi móvil tras ponerle una canción. Ahora sí que podía abrir el cofre, el cual contenía...


... Dos pociones. PUES QUÉ MAESTROS MÁS RÁCANOS DE MIERDA.

—¿Vamos al norte? —ofreció Fátima. Me encogí de hombros y fui con ella tras recuperar mi móvil y guardarme la poción en la mochila.

Era una habitación redonda con únicamente una Ultrapoción en el centro. No tenía salida.

- Bueno, podría haber sido peor - comentó mientra cogía la botellita.

Asi que debía volver a la gran sala de nuevo y escoger otro camino. Observó que el Aprendiz que había ido con ella y Saxor iba hacia el camino de arriba, de modo que decidió seguirlo.

Llegó a un pasillo que se dividía al final en dos rutas: Una que iba hacia el este y otra hacia el norte, muy oscura.

- Diría que por aquí, pero no quiero ir sola - dijo señalando el camino oscuro - ¿Alguien viene conmigo?

Para bien o para mal, casi la mitad de los Aprendices decidieron seguir el mismo camino. Reconocí a Ragun y a Saito entre la multitud y los saludé con una sonrisa. Al menos había caras amigas en ese sitio tan raro...

Por lo demás, la sala era aburridísima. Blanca y sin decoración, igual que la otra. La única diferencia eran las dos puertas que había al fondo, justo delante de mí. «¿Verdadero y falso..? ¿El qué?».

Hubo suerte. La voz se manifestó por segunda vez, anunciándonos un extraño mensaje.

"Rebecca proviene de Vergel Radiante."

Vale, vale, ¡un acertijo! En general, me gustaban, eran divertidos de resolver... Pero, ¿no habría sido mejor preguntar algo no imposible, maldita voz? Fastidiada, empecé a dar golpecitos con la punta del zapato. No sabía quién era la tal Rebecca, ni qué era Vergel Radiante. Apañada iba.

Por suerte, la multitud jugaba a mi favor. Los Aprendices más avispados se movilizaron, y sólo tuve que seguir la corriente. Esperaba que no se equivocaran, ¡alguien tenía que saberlo! ¿No?

Por suerte, por lo menos diez personas habíamos optado por ir por el mismo camino, así que si nos encontrábamos alguna amenaza éramos suficientes personas para poder hacerle frente, aunque me preocupaba la seguridad de los que habían tomado otra ruta diferente, ya que eran bastante inferiores en número.

Pronto llegamos a una sala con dos puertas, en las cuales se podía leer las palabras "VERDADERO" y "FALSO" respectivamente. La voz misteriosa resonó por la sala de nuevo:

"Rebecca proviene de Vergel Radiante."

No tardé en comprender de qué trataba la prueba, y me apresuré, como los demás, a pensar en la respuesta. Tenía el presentimiento de que escoger la opción incorrecta no iba a traernos nada bueno, así que me lo pensé varias veces antes de atravesar una de las dos puertas, intentando estar segura al cien por cien.

Ocho aprendices más — entre los que reconocí a Celeste, Ragun y otros miembros de Bastión Hueco — habían decidido tomar el mismo camino que Saeko y yo, parecía que hubiésemos creado algún tipo de tendencia al aglomerarnos todos en un solo camino; en lo que respecta a la sala que llegamos, esta no dejaba de ser una copia rectangular de la anterior. Aunque en ella se destacaban dos puertas enormes, una a la izquierda con la palabra verdadero escrita y una a la derecha donde se encontraba escrita la palabra falso.

Me encogí de hombros hasta llegar a alcanzar las puertas, donde otra extraña voz volvió a hacer acto de presencia tal y como se había hecho en la sala anterior.

"Rebecca proviene de Vergel Radiante."

Supuse entonces que aquella prueba consistía en elegir una de aquellas dos puertas según si la afirmación que había hecho la voz era verdadera o falsa; empecé a plantearme la respuesta y al poco de llegar a una pequeña y lógica conclusión basándome en lo que sabía de aquella Maestra, noté como mi acompañante me preguntaba.

—¿Rebecca? ¿Tú qué dices, Saito?

—Creo que podría ser... —callé antes de acabar de decirlo, al ver como algunos de los aprendices de mi alrededor todavía no se habían movilizado.

Me acerqué a la oreja de Saeko y le comenté en voz baja lo que había estado pensando, incluyendo la respuesta acerca de la puerta que creía que era la correcta; mi amiga pareció meditarlo por su cuenta y cuando acabó nos dirigimos ambos a la misma puerta para avanzar.

Freya tomó el camino junto a tres chicos más, de los cuales solo reconoció a Light —al cual le devolvió el saludo, con una gran sonrisa; al menos conocía a alguien. Los otros dos le sonaban de vista, probablemente se habrían cruzado alguna vez por los pasillos de Bastión.

—Realmente… empiezo a sentir estos sueños algo molestos. Espero que en este no acabe en la boca de nada.

—Yo espero despertarme pronto.

—A mí me gustaría saber quién nos mete en estos líos. Sea o no sea un sueño.

—Dudo que lleguemos a saberlo.

Llegaron a otra sala blanca, como toda la estancia que ya habían recorrido con anterioridad. La puerta se encontraba al fondo de la habitación: podían seguir avanzando cuando quisieran. Pero antes de eso, todos localizaron enseguida el gran cofre que le esperaba en el centro, esperando a ser abierto.

—No lo se, pero tampoco se le puede decir que es del todo malvado si nos deja premios, como... los que puede haber en ese cofre

—Eso suena bien.

—Veamos qué guardas.

Los tres aprendices se lanzaron a abrirlo. Freya tampoco lo dudó ni un segundo; se acercó a ellos por la espalda, y les dio un pequeño empujoncito para que abriesen con más rapidez el cofre.

Llegamos a una amplia sala diez de nosotros, era una sala normal y corriente de un blanco inmaculado. La estancia tenía forma rectangular y nada destacaba lo suficiente como para darle mayor importancia... ¿O tal vez sí?

Al fondo de la habitación había dos enormes puertas, en cada una de ellas había una palabras escrita, en la izquierda "VERDADERO", y en la de la derecha, "FALSO".

Levanté una ceja extrañado. ¿A qué se refería con verdadero o falso? Las respuestas no se hicieron de rogar. Una "voz" fantasmal femenina resonó en nuestras mentes.

"Rebecca proviene de Vergel Radiante."

Por suerte, creía recordar aquella respuesta por lo que no tardé en decidirme y dirigirme a dicha puerta.

Y para nuestra mala suerte, tras esa puerta no había nada más que un cuarto sin más salidas, y lo único que había en ese lugar era un simple cofre. Pero al menos no había sido una elección en vano: había tres ultrapociones en un cofre, una para cada uno de los que habíamos entrado (Kairi y un chico que no había visto nunca). Agarrando la botellita con un suspiro, regresé al camino central junto a los otros dos y nos decantamos por el camino a nuestra izquierda nada más salir.

Seguimos caminando hasta una bifurcación, en donde Kairi pensó en ir por una zona oscura.

—Y-yo mismo...—me propuse para acompañarla, aunque el chico también accedió.