[Evento Global Final] Un Reino de Luz y Oscuridad

The End is near...

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Re: Ronda 14

Notapor Sombra » Sab Ago 11, 2018 12:17 am



¡Los de abajo! ¡APARTAOS! —pude escuchar gritar a Ariel.

Junto a la lluvia y el viento, la princesa Ariel no tardó en hacer aparecer un poderoso remolino que envolvió a Xihn. Pudimos pasar a través de la marea de Caos. Fátima, Malik y yo éramos los únicos que avanzamos en aquel instante. Mientras atacábamos pude ver como el agua que entraba en contacto con el caos, el cual parecía dirigirse contra la princesa.

Ariel soltó un grito tratando de resistir y de purificar el Caos que trataba de alcanzarla. La ventisca de nieve se arremolinaba alrededor de nuestro enemigo, que lentamente parecía estar congelándose.

Empecé a disparar mis orbes contra Xihn mientras comenzaba a alzar su inmensa maza. Esperé hasta el último segundo para concentrarme en atravesar el ataque, fue una sensación que me resultó familiar, no era la primera vez que atravesaba algo empleando mi Evasión Sombría, por lo que concentrarme lo suficiente como para pasar la maza sin que me llegase a tocar siquiera resultó coser y cantar... Sin embargo no todo fue tan bonito como parecía. Sentí como un instenso dolor recorría mi cuerpo y se me paralizaba por un instante como si empezase a costar demasiado moverme. Di un amplio salto hacia atrás alejándome rápidamente y miré a mis compañeros que se agrupaban en círculo algo alejados de nosotros.

Tenía que curarme del Caos de una vez por todas o me arriesgaba a...

Tragué saliba. No quería pensar en aquella posibilidad... Sin embargo cuando me acerqué a donde estaba Ariel pude darme cuenta de que sería imposible que ella me ayudase. Sentía como el Caos avanzaba y me consumía, como mi cuerpo cada vez perdía más su consistencia hasta el punto que la sensación de mi cuerpo era como cuando se te dormía una pierna... Pero llevado a su máximo exponente... Mis brazos, mis piernas y gran parte de mi cuerpo hasta la mitad de mi rostro estaba siendo recorrido por aquel desagradable hormigueo.

¡NITHAEL!

Pude ver como Harun se alejaba a buscar al ángel, que estaba gravemente herido. Saeko no tardó en lanzarle un hechizo que por fortuna ayudó a que no perdiese sus alas. Ryota acudió al rescate a tiempo para ayudarles a escapar de la tormenta que envolvía el campo de batalla, que estaba sumido en el desastre.

Sin embargo, de golpe un Gravedad provocó un tirón que tiró al ángel de vuelta a la tormenta. No estuve seguro de donde salió, busqué a Xefil con la mirada (la única persona que conocía con aquel hechizo) sin embargo no lo veía por allí cerca.

Fue entonces cuando vi un resplandor por encima de nosotros. Nithael se había logrado incorporar y cabalgaba a Harun nuevamente con su arco de luz. La flecha que disparó el ángel brillaba con intensidad y abrió un agujero en la densa negrura del Caos purificando todo aquello que tocaba.

Varios hechizos más, esta vez de Kairi e Hiro salieron contra en ser de oscuridad.

¡QUIÉN ES EL DESGRACIADO QUE HA ABANDONADO A MI HIJO!

La voz de Ronin sonó lejana, amortiguada por la horrorosa tormenta. No pude ver lo que ocurría correctamente, pero me sentí inquieto cuando escuché eso. Ruz, Eve, Zel... ¿Le había pasado algo a alguno de ellos? Deseé con todas mis fuerzas que los tres niños estuviesen sanos y salvos.

Xihn rugía dentro de su burbuja de Caos prácticamente indestructible. Los hechizos volaban con violencia y de golpe me sentí pequeño, no solo por la sensación de dormitamiento de mi cuerpo, sino porque aquel monstruo me hacía sentir de aquella manera. El Caos, una fuerza ancestral que se había mezclado con un tipo de oscuridad especial, la corrupción... Habían distorsionado el universo entero, no era como la magia normal, ni siquiera la magia arcana era parecida. Aquella cosa era una fuerza de la naturaleza prácticamente. Un poder que había nacido del resentimiento de una sola persona.

¿Cuán grande había sido el dolor de Xihn antes de haberse convertido en aquella monstruosidad? No había salvación para él, teníamos que destruirlo.

La burbuja parecía estar a punto de reventar y llevarnos a todos por delante en una ráfaga de la letal energía.

Corrí esquivando la maza en varias ocasiones, sin embargo sin poder utilizar más mis poderes de Caos para evitar que la infección aumentase me temía que un solo golpe con aquella arma me matase incluso con mi gran resistencia.

La tierra temblaba y las rocas salían despedidas en todas direcciones. Por un instante vi la imagen de Kazuki siendo golpeado por aquella simple piedra. Él había esquivado el golpe, pero la fuerza del coloso había sido tal que los escombros se habían convertido en armas letales. Aquella ocasión no era distinta. La virulencia de sus ataques y la impredicibilidad de sus mandobles resultaban demasiado para mí. Retrocedí aún más.

Vi como el familiar de Nanashi aparecía para clavar sus imponentes garras sobre los brazos del monstruo. Nanashi no tardó en colocarse junto a Fátima para conjurar una barrera que repelió a Xihn.

Lyn, recuperada no tardó en aparecer también socorriendo a Malik alejándolo por el túnel que Ariel nos había abierto antes.

Fue entonces cuando vi mi salvación. Mi cuerpo era prácticamente invisible como un fantasma en aquel instante. Yasmín no tardó en colocar sus manos en mí, aunque yo no fuese capaz de notarlas (e incluso me atravesaban ligeramente), sin embargo poco a poco la sensación de hormigueo fue desvaneciéndose mientras que todo mi ser recuperaba mi consistencia. Me sentí realmente pesado en aquel instante al recuperar toda mi masa, pero la horrible y vomitiva sensación del Caos parecía haber desaparecido.

Gracias, Yasmín. Te debo una —sonreí aceptando la mano que la sultana de Agrabah me tendía para ayudar a levantarme.

La mujer también ayudó a Xefil, cuyos movimientos resultaban casi imposibles de seguir con la vista.

¿Listos para un último asalto?

Eso no se duda —sonreí no tan seguro como sonaban mis palabras—. Buena suerte a todos.

Apreté el mango de mi llave espada con fuerza.

Fue entonces cuando Xihn se detuvo y empezó a tambalearse sin entender lo que ocurría. Todo a nuestro alrededor pareció detenerse en el tiempo, la tormenta, el sonido... Todo parecía congelado fruto de un poderoso hechizo de tiempo.

Chihiro... —murmuré. No conocía a nadie más con tal poder.

El Caos se detuvo súbitamente... Sin embargo, Xihn era demasiado fuerte. Ni siquiera el tiempo parecía poder doblegarlo totalmente. Felipe no tardó en blandir su espada de luz cercenando la gigantesca mano con la que sujetaba el peligroso mandoble. La herida se cubrió de ramificaciones de luz y Caos que se extendían como venas mientras el Caos era expulsado de su cuerpo. La barrera de tiempo se rompió por un instante y sujetó al príncipe con tal fuerza que el hombre no tardó en vomitar.

¡¡¡PRINCIPE!!! —grité tratando de llegar a junta él.

Zel fue más veloz y lanzó el escudo impulsándolo como un cohete con uno de sus hechizos de oscuridad. El escudo impactó contra el puño del colosal monstruo, lo que permitió que se soltase y cayese al suelo mientras los dedos del monstruo humeaban. Xihn no perdió el tiempo y trató de aplastar con sus enormes piernas al hombre... Sin embargo todo empezó a pasar.

El Caos empezó a retroceder y a volver al cuerpo de Xihn... O eso parecía. Era como si el Caos estuviese debilitándose poco a poco.

¡¡Atacad!! ¡¡ATACAD AHORA!!



Débil. Xihn se había vuelto débil... Y probablemente no duraría mucho. Era la única oportunidad, si no lo hacíamos bien todo habría sido en vano, dudaba que fuese posible repetir aquello una vez más.

Bebí varios de mis éters, los suficientes como para rellenar por completo todos mis poderes mágicos, también bebí una Omnipoción.

¡Fátima, Malik, Xefil! —les lancé el frasco para que también recuperasen parte de su vitalidad.

Alcé mis brazos a los lados e hice aparecer más de mis órbes del Requiém. Levité ligeramente mientras era rodeado por el hechizo, el cual lancé alrededor de Xihn para golpearlo desde todas direcciones. Convoqué otra oleada más de órbes mientras bebía otros dos éter y los disparé nuevamente.

¡¡¡MUERE!!! —grité con todas mis fuerzas.

Veía como todos los demás atacaban también con todo lo que tenían, dragones de agua, luz, fuego, oscuridad... Decenas de proyectiles impactaban contra el monstruo tratando de acabar con él para siempre.

Aquella era nuestra única esperanza, nuestra última oportunidad. Un solo error significaba perder la vida... No solo la nuestra, sino la de toda forma de vida en el intersticio.

El fin. No podía permitirlo, teníamos que proteger todos los mundos, todos nuestros amigos.

Cuando la ondonada de hechizos hubiese finalizado e incluso si nuestro enemigo ya no se movía tomaría otros dos éters más y corrí nuevamente aumentando el tamaño de mi llave espada con Hoja Letal tratando de cercenar la cabeza del monstruo de una vez por todas. Quería asegurarme de que no se levantase súbitamente, que no se transformase en algo diferente otra vez, que no se regenerase nuevamente. Quería acabar con él para siempre, borrar su existencia.

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Ragun consume en total 8 éter y una omnipoción que reparte entre Malik, Fátima y Xefil (además de él mismo)

Dispara en total tres oleadas de Requiém.

▪ Requiem (HM) [Nivel 45] [Poder Mágico: 60, Combate con armas blancas: 60 Afinidad a Oscuridad] El personaje hace aparecer seis orbes oscuros a su alrededor controlados mentalmente y con los cuales puede golpear con tremenda fuerza o defenderse durante una ronda. Se pueden bloquear con un hechizo igual o superior, es posible esquivarlos con suficientes reflejos velocidad y son débiles a luz.

▪ Hoja letal (HC) [Nivel 40] [Requiere Fuerza y Combate con armas blancas 60] El usuario blande su espada con ambas manos y esta aumenta su tamaño hasta 2 metros de longitud, lo que le permite dar un único y poderoso golpe con altas posibilidades de aturdir al enemigo.
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[X] #14 - Cúmulo estelar

Notapor Zee » Sab Ago 11, 2018 1:44 am

 
Cúmulo estelar: m. Un gran número de estrellas atraídas entre sí por su gravedad mutua.

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~Where there's tears, there's hope~


Silencio.

Absoluto. Imperturbable. Completo y solitario silencio.

Nunca pude evitar odiar el silencio. La ausencia total de ruido. Silencio total, tan profundo que tu corazón atruena en los oídos y tu aliento, como un temblor, sacude entero tu ser.

El silencio como el del castillo de Stéfano, donde todo comenzó.

El silencio como la noche en Tierra de Partida, cuando abandoné todo.

El silencio como el de la Necrópolis, donde descansa su llave. Donde hablé con ella por última vez. Donde comencé a correr.

Silencio en la sala del trono, la severa mirada de los Maestros juzgando al desertor. Silencio en los pasillos cuando el traidor camina por ellos. Silencio entre Caballeros, cuando el cobarde tiene el descaro de entorpecerlos en sus misiones.

Siempre odié el silencio.

Porque me recuerda lo trágica que es la vida. Frágil. Corta. Irrelevante. Como una partícula de polvo flotando en el intersticio. Triste. Vacía. Desdichada. Como una estrella agonizante.

Y no puedo evitar pensar en lo mucho que luchamos, incesantemente, por salvarnos de ese eterno olvido. En cómo, incluso sabiendo que algún día nos veremos privados de este efímero paraíso, de esta isla de luz en un interminable mar de penumbras, forcejeamos y nos resistimos de formas calamitosas.

En cómo deseamos importar.

En cómo yo deseo importar.

Eso pienso, también, cuando veo a Fátima y a su marido. A Ragun. A Alanna. A Saito.

En cómo brillan. Estrellas vivas, tórridas e incandescentes. Grandes corazones forjados en las llamas.

Corazones rotos, frágiles, cobardes, como el mío, sólo tienen el privilegio de acurrucarse en las brasas.

«Quiero ser un importante consejero como papá».

«Quiero ser un gran soldado, mamá».

«Algún día, me convertiré en Maestro. Lo prometo».

«Algún día, me convertiré en general. Lo prometo».


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Creo que, además de ello, lo que su hijo y queríamos era ser… contemplados. Apreciados y admirados, quizás. ¿Amados, incluso?

No quedarnos atrás. En el absoluto, imperturbable, completo y solitario silencio.

Por eso, de alguna excepcional y retorcida forma, quiero creer que te entiendo.

Cómo te resistes de una forma calamitosa.

Entonces veo tu mundo. El mundo que vuelve a existir a mi alrededor, de súbito. El silencio se desvanece y una vez más me hallo enfrascado en el centro de una guerra. No obstante, en esta ocasión, las cosas son diferentes. Tengo miedo. No me quiero ir. Y es por eso que, cuando Yasmín me tiende la mano y, decidida y valerosa, me pregunta «¿Listos para un último asalto?»; yo respondo que sí.

Estoy listo —digo, apretando sus cálidos dedos e incorporándome del árido y mustio suelo—. ¿Puedes purificarme del Caos, antes de que hagamos algo más? Por favor.

»Quiero luchar con todo lo que tengo. Hasta mi último aliento
—añado.

Sí. Veo tu mundo, sumido en el más profundo silencio, en el eterno olvido, en el interminable mar de penumbras; y te veo a ti, triste, vacío, desdichado; y, quiero creer, te entiendo.

Me pregunto... Quizás, ¿lo odias tú también?

Al igual que tú, no me quiero ir.

No nos queremos ir.

¿Puedes vernos? ¿Puedes oírnos? ¿Sentirnos?

Ante ti, que luces como un dios, nosotros debemos lucir como hormigas, molestas y diminutas, mientras rodeamos tu titánico ser. Y me cuestiono qué piensas, si sufres, si lloras, al vernos unidos de las manos frente a ti, poniéndote de rodillas. Quisiera saber qué pasa por tu mente mientras su alteza Felipe cercena tu diestra con su hoja con la facilidad con la que cortaría una brizna de césped, ¿sentirás miedo? ¿Un pánico similar al mío, cada vez que pienso en la muerte y en lo cerca que ha estado de raptarme? ¿O eres sólo ira? ¿Como ésa que te posee cuando intentas aplastar al monarca bajo tus dedos, entretanto el metal puro y virtuoso agosta tu piel?

¿O tristeza... de que todo esté llegando a su fin? Porque lo sabes, al igual que yo. Que éste parece un fin. O para ti, o para nosotros. Sólo uno de nosotros quedará, al final.

En esta tragedia frágil, corta e irrelevante, debe haber un protagonista.

Tenemos que ser nosotros, y no tú. A toda costa.

Nanashi grita, finalmente. Y entonces tengo que dejar de pensar. De sentir.

¡¡Atacad!! ¡¡ATACAD AHORA!!

Soy un Caballero de la Llave-Espada. Tú, mi enemigo: la oscuridad. Como un soldado, debo mantener mis ojos en ti, y no pensar, mientras me bebo un Éter de un trago por la que parece la milésima vez y me preparo el que bien puede ser mi último golpe.

Pero no puedo evitarlo, incluso al sentir la energía mágica recorriendo mi cuerpo... Pensar una última cosa. Una que parece haber definido este último año con la Orden.

Pensar que, quizás porque te arrebataron todo, es por lo que buscas arrebatarnos todo.

«Supongo que nadie, sea bruja o no, odia a propósito, o con un propósito. Sólo somos gente herida, queriendo herir a los demás».

Bueno, aquí estamos ahora.

Heridos.

«Me gustaría decir que lo siento, Xihn».

Invoco mi Llave-Espada. Y como siempre hago, me lanzo al frente, corriendo tan rápido como mis piernas lo permiten. Hacia ti.

«Pero la realidad es que…».

Hoja Insomne. Me desvanezco en la nada, como siempre hago, y me aparezco a tu lado, con mi hoja en mano. Corto. Corto. Corto. Corto tu corrompido y deforme cuerpo, tratando de arrebatarte la vida.

Como cenizas en el viento, me desvanezco por última vez, un momento antes que toda la Orden desate su ira y su dolor sobre ti.

«No lo siento. No lo hago. Ni un poco».

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-Éter x1

▪ Hoja Insomne (HC) [Nivel 15] [Requiere Teletransporte; Velocidad: 20; Elasticidad: 12; Combate con Armas Blancas: 15] El usuario se teletransporta múltiples veces alrededor del oponente, buscando confundirlo. Ataca con su arma de dos a cinco veces (depende de Velocidad del usuario y Reflejos del enemigo) y retrocede hasta el punto inicial. Puede usarse contra múltiples oponentes, pero el número de ataques será el mismo. El teletransporte puede verse interrumpido y los ataques interceptados.

EDIT1: me falló el doble-diálogo y corregí el color.
EDIT2: y soy tonto y no puse la habilidad que iba a usar. Bien /s
Última edición por Zee el Sab Ago 11, 2018 1:51 am, editado 2 veces en total
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~Dondequiera que el arte de la medicina es amado,
también hay un amor a la humanidad~


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Re: [Evento Global Final] Un Reino de Luz y Oscuridad

Notapor Kairi » Sab Ago 11, 2018 1:45 am

El hechizo de Kairi fue envuelto en Oscuridad por Ruz, lo que la asombró bastante, pero si así conseguía hacerle más daño a Xihn, mucho mejor. Y aparentemente así fue. Su ataque impactó en su brazo seguido del de Hiro, que lo atravesó. Cenicienta, que había visto cómo atacaban, les dijo:

Voy a apoyar a Celeste y a los demás. Vosotros centraos en la ofensiva y ayudad al resto. Ellas estarán bien —se refería a Nanashi, Lyn y Yasmín—. ¡Hay que utilizar hasta nuestra última gota de magia!

Eve y Zel están luchando también —Ruz tiró de la manga de Kairi—. ¿Podemos ir a ayudarles, por favor?

¡Por supuesto! No quiero ni pensar cómo se pondría Ronin si algo le pasara a sus hijos. ¿Vienes Hiro?—cogió a Ruz de la mano y fueron rápidamente hacia donde estaban sus hermanos.

No muy lejos, se pudo oír un vozarrón enorme.

¡QUIÉN ES EL DESGRACIADO QUE HA ABANDONADO A MI HIJO!

Uno de los niños estaba solo, debía darse prisa. Afortunadamente, Nithael se lo llevó volando justo antes de que el Caos le afectara. Quedaba el otro hermano, que estaba escondido detrás del escudo del Príncipe Felipe. Kairi fue hacia él.

Hey, ¿estás bien?—le preguntó para comprobar que no estaba herido—Vamos a acabar con esto de una vez.

De pronto, el incesante ruido y ajetreo de la batalla cesó. No se oía nada y todo se había detenido. Xihn y el Caos parecían estar congelados en el tiempo. Debía de ser obra de Chihiro. Kairi se encontraba agotada, deseaba que la batalla terminara pronto. Ya no sabía cuántas horas habían pasado desde que cruzaron el portal a ese mundo.

Por alguna razón, el Caos parecía debilitarse por momentos. Por fin, un poco de avance. Si todos colaboraban, podrían derrotar a Xihn en poco tiempo.

¡¡Atacad!! ¡¡ATACAD AHORA!!

Kairi cayó en la cuenta de que no le quedaban Éteres.

¿Justo ahora, en serio?—con el corazón en un puño, se dirigió a Hiro—¿Te importaría darme un Ét...?—antes de que pudiera terminar la frase, Hiro le había tirado un Éter—¡Gracias!

Se lo tomó y volvió a preparar su Perla+, que tan bien había funcionado la vez anterior. Era su ataque más poderoso y no podía permitirse fallar. Decidida, lanzó el proyectil hacia Xihn.


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Acciones acordadas con Red.

Kairi se toma el Éter que le da Hiro.

▪ Perla+ (HM) [Nivel 16] [Requiere Perla; Poder Mágico: 16]. Ataque de elemento Luz. Proyectil de luz más grande y lineal en forma de esfera, con ciertas probabilidades de cegar al enemigo y más potente.
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Gracias Aru :D
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I love you Red ^^
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La Historia Del Hipercor By Rmedive92
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El Viernes 26 a las 20 fui al hipercor para compra un juego por el cumple de un amigo y en el msn deje un automensaje que era "En El Hipercor" , en esos momentos Habimaru cerro el chat y se creo una multiconversacion de 7 o 8 personas del foro para hablar , cada minuto aparecía mi gracioso automensaje con el icono del tio feliz , cuando llegue y comente estaban todos En El Hipercor , uno en el carrefour pero bueno , al dia siguiente en el chat la frase mítica aparecía cada poco En El Hipercor y ya esta es la historia del Hipercor que tanta gente me pregunta XD ( Se le ha parecido buena o vivió esto ponérselo como firma.


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Kairi
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Re: [Evento Global Final] Un Reino de Luz y Oscuridad

Notapor RedXIII » Sab Ago 11, 2018 1:58 am

Y de golpe, un gran poder se extendió ante sus ojos, la incredulidad de aquel acto había sorprendido al mestizo, quien aun no podía creer que aquello hubiera funcionado ¿O realmente era todo gracias al poder de Ruz?

Voy a apoyar a Celeste y a los demás. Vosotros centraos en la ofensiva y ayudad al resto. Ellas estarán bien. ¡Hay que utilizar hasta nuestra última gota de magia!

Avísame si necesitas refuerzos — Comentó un poco al aire, no parecían estar interesados en su ayuda, aunque comprensible con su poco nivel mágico.

Giró ligeramente la cabeza para ver cómo estaban los demás y se percató de que Ruz cada vez estaba más cerca de ellos, aquello le tranquilizó, ya que así podía cubrir cualquier ataque que pudieran hacerle, pero pasados unos segundos parecía incitar a Kairi para ir al lado de sus hermanos.

Eve y Zel están luchando también ¿Podemos ir a ayudarles, por favor?

¡Por supuesto! No quiero ni pensar cómo se pondría Ronin si algo le pasara a sus hijos. ¿Vienes Hiro?— Cogió a Ruz de la mano, parecían haber entablado una bonita amistad, tal vez él también podría hacer lo mismo... si tuviera solo un poco más de valor...

No afectará apenas a la cobertura movernos, así que vale — Afirmó mientras preparaba el Rifle en su espalda para seguir a Kairi y Ruz.

***


Llegaron al lado de sus hermanos, no parecían estar solos pero... ¿Faltaba uno? Mientras rodeaba el lugar con su vista para hallar su posición una pregunta resonó por su cabeza.

¿Por qué? — Leve, como un desagradable susurro pasó casi desapercibida —¿Por qué? — Repitió, cada vez más fuerte, cada vez más clara, cada vez más concisa, cada vez... más cerca.

Úsalo — Ordenó con arrogancia —¡Vamos, no seas tan muermo! ¡Al fin y al cabo es tuyo, naciste con ese don, nadie debería decirte qué hacer con él! ¡Destruye a Xihn! — Una risa escalofriante acompañó a aquel alboroto.

Tu padre no sabe divertirse, siempre con la moderación y las normas, empieza a parecer tu abuelo — La voz se tornó burlesca, casi como si se divirtiera —Tienes en tus manos un gran poder, no, trece grandes poderes, y te reprimes por el ¿Honor? ¡JA! El honor es un concepto tan absurdo que quienes lo siguen terminan muertos — Unas manos translucidas, invisibles para los demás, se posaron sobre las de Hiro, mostrando energía salir de ellas.

Lo recuerdas ¿Verdad? Todo aquel poder emanando de tus manos, aquel lugar reprimió la destrucción que podías haber hecho, pero, imagina aquí, en un campo tan grande, cuantos enemigos podrías abatir tan solo con usarlo — Hiro apartó las manos e hizo desaparecer con un brusco gesto toda señal de aquello, incluida la voz.



>>No — Negó en su cabeza —No lo uso porqué me lo hayan prohibido, sino porqué no lo necesito ¡Soy fuerte, y lo demostraré con mis propios medios! No lo quiero, no lo necesito ¡Soy el mejor tirador de Tierra de Partida, no un simple canalizador! Espero que te haya entrado en la cabeza la próxima vez que vuelvas — Levantó su mano unos segundos y con brusquedad la bajó, señalando el suelo con firmeza.

Tiró un éter a Kairi sin que pudiera terminar a frase, y a continuación tomó él otro.

Ruz, ten cuidado — Advirtió, una gran cantidad de energía empezó a surgir por los huecos de su armadura —Demasiado concentrada... — Susurró mientras lentamente la armadura desaparecía entre pétalos rosados y dejaba ver la antigua ropa y peinado de Hiro, pero ¿Cómo era posible? Kairi y Ruz tenían parte de la vestimenta, ni siquiera él mismo lo comprendía, tampoco sabía muy bien qué estaba haciendo, pero parecía que era el momento de sacarlo todo, y así fue al escuchar aquel sonoro grito provenir de cualquier lugar.

¡¡Atacad!! ¡¡ATACAD AHORA!!

Su cuerpo se envolvió de una tenue pero intensa energía anaranjada, y la sombra de lo que parecían trece espadas apreció y desapareció de la espalda del mestizo con tanta velocidad que casi era imperceptible.

Las marcas oscuras que tanto habían caracterizado a Hiro se volvieron blancas y... resplandecientes, incluso parecía que se habían extendido más por su cuerpo y... ¿Su cara?

Justo a tiempo — Un silbido del cielo advirtió de su llegada. Con una fuerza moderada cayeron al suelo dos pilares grisaceos, justo alrededor de Hiro, quien posó su mano hacia adelante y con un gesto de su mano activó aquellos dos pilares, transformándose lentamente en dos cañones que se conectaron a través de la energía y levitaron por encima de sus hombros —Si concentro la energía en ellas, debería poder controlarlo suficiente tiempo — Dijo, hablando consigo mismo, no parecía tener muy claras sus limitaciones ni si podría controlar toda aquella energía.

Posó su mano sobre uno de los cañones —Veremos si funciona, viejo chiflado — Puso su mano en el suelo y se desplegó una Torreta automática que rápidamente Hiro empleó como apoyo para disparar contra aquel ser por la abertura de caos que habían creado momentos antes. Los cañones de sus hombros apuntaron y dispararon constantemente al mismo punto, intentando no acertar por error a nadie que se interpusiera.

Sus manos empezaron a brillar aun más, era el poder que había obtenido de aquel gigante —No sé cómo se usa, espero que esto sirva — Esperó un momento a que nadie se interpusiera en el ataque, ya que muchos intentarían atacarle de cerca o lejos, y a continuación se preparó —Ruz, no sé si esto va a funcionar, pero intenta combinar tu poder con el de este ataque — Intentó lanzar un ataque con aquel poder, en caso de que no funcionara tomaría otro éter y usaría otro Espíritu de China, intentando combinar el poder eléctrico y el de Ruz en él.

¡Cuidado! — Advirtió.

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Hiro usa uno o dos éters dependiendo de la acción final.

Hiro da un éter a Kairi.

Hiro usa su estilo.


▪ Castigo del batallón (HC) [Nivel 25] Invoca una torreta sobre el suelo, la cual disparara automáticamente una gran cantidad de balas a los enemigos que se crucen delante suyo. Hiro puede usarla cual metralleta con soporte para aumentar su velocidad de disparo y reducir el coste de las habilidades de fuego en 3, pero debe mantenerse quieto. Dura dos turnos.

▪Espíritu de China (HM) [Nivel: 27] [Requiere Afinidad a Luz; Poder Mágico: 15, Puntería: 40] Disparo de considerable tamaño que toma la forma de un dragón, capaz de atravesar a tres enemigos máximo.
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Re: [Evento Global Final] Un Reino de Luz y Oscuridad

Notapor Suzume Mizuno » Sab Ago 11, 2018 2:07 am

Los rayos de luz se adelantaron a ellos y, entonces, Ariel levantó un violento torbellino de agua, que se alimentó del viento y la lluvia, para encerrar por unos momentos a Xihn. Más importante aún, limpió el Caos y dejó el camino expedito.

Fátima sobrepasó el torbellino, que aun así se abrió para dar paso a Malik y… ¿Ragun? Sí, reconocería esa oscuridad que cualquier parte. No supo cómo había llegado hsata allí, pero se permitió una breve sonrisa de agradecimiento.

Era bueno saber que no estaban solos.

Xihn, gigantesco, monstruoso, trató de salir del remolino. Fátima chasqueó la lengua y gruñó:

¡Ni en tus sueños!

Hizo un gesto con la mano y frente a las narices de la criatura se levantó un muro de hielo. Incluso con el dolor y el mareo que sentía por culpa del Caos que seguía mordiéndola por dentro, Fátima tuvo un chispazo de violenta satisfacción al comprobar lo enorme y robusto que había salido.

Xihn lo destrozó de un mazazo. Pero, para entonces, Fátima ya había arrojado su Dragón de Agua y logró golpear a Xihn en el rostro con tal ímpetu que casi logró hacerle perder el equilibrio. Malik, a su vez, detenía a la bestia como podía con su Estilo, ahora repleto de oscuridad. Fátima llegó a creer que lo harían caer. Empezó a cargar otro Dragón de Agua a la vez que desplegaba una Tormenta de nieve sobre él.

Pero no llegó a lanzar otro ataque, porque el Caos regresó. El agua se tiñó de negro y Ariel empezó a gritar detrás de Fátima. Se volvió para encontrarse con la Princesa luchando con desesperación por controlar el torbellino, que ahora… ¿Se dirigía contra ella?

¡ARIEL! —gritó Fátima, girando en el aire y volando hacia ella para intentar cubrirla de alguna forma.

Sus reflejos la salvaron en el último momento. Fátima dio un brusco desvío y el viento rugió en sus oídos cuando una gigantesca serpiente de agua, muy parecida a su dragón, pasó por su lado a toda velocidad.

Vio de refilón a Harun cerca de Nithael, que era un manchurrón blanco en el cielo, antes de que un chorro de calor subiera por su interior. Contuvo un grito y siguió girando a la deriva por unos interminables segundos hasta que chocó contra una columa de karst. Toda su esencia se estremeció, delicada como un cristal, y Fátima se estremeció de pies a cabeza. De pronto fue mucho más consciente de los efectos de su propia tormenta, del aullido del viento, de la fuerza del mismo que pretendía arrancarla de su pequeño punto de apoyo y…

Sus manos. Sus manos se estaban volviendo transparentes.

Fátima cerró los ojos un instante. Sintió a sus niñas atacando a Xihn con desesperación, arriesgándolo todo.

«Ya voy.»

Se soltó, encogiéndose sobre sí misma, y cuando parecía que el viento iba a atraparla por completo, se dio un virulento impulso y voló directa contra Xihn, a tiempo de ver cómo Ragun desaparecía en su carga contra el monstruo.

¡Ragun!—gritó, pero su voz no pudo superar la tormenta.

Y, de pronto, algo se interponía en su visión. Algo grande, oscuro y robusto. El golpe fue tan inesperado que Fátima ni terminó de darse cuenta de lo que sucedía. El cielo se movía tan deprisa que casi no podía distinguir nada, excepto el sangriento círculo rojo del sol bajo sus pies, una y otra vez.

Dio de bruces en el suelo tras una eterna caída. Fátima luchaba por levantarse cuando el Caos la desgarró por dentro con un estruendoso golpe. Incapaz de gritar, se dobló por la mitad en un intento de minimizar el dolor. No veía nada. ¡Nada! Solo había dedos candentes arañando, mordiendo, arrancándole pedazos de su ser por dentro y lo llenaban todo cuando regresaba de los parpadeos en los que dejaba de existir.

Había experimentado la cercanía de la muerte muchas veces y reconoció su sombra abatirse sobre ella, inexorable. Se encontró con que no estaba preparada. No así. No de esa forma. No con sus hijas gritando, no con sus niñas llamándola, no sin poder ver una última vez a Malik.

Le pareció escuchar un sonido casi celestial.

Y llegó la luz.



El dolor empezó a desvanecerse, pero se negó a retroceder por completo. Aun así, Fátima logró recuperar la vista, los sonidos, y el olor a lluvia, a tierra removida, a sangre y a magia regresaron con una maravillosa y brutal bocanada de aire.

En pie. —Fátima levantó la vista y se encontró con una falda blanca frente a ella—. Todavía te necesitamos.

Consiguió alzar la cabeza y allí estaba ella, alta, fuerte, elegante, poderosa, protegiéndola con una barrera.

¿Nanashi?—balbució.

Hacía muchos años, cuando todavía era una niña que no sabía nada, una mujer se interpuso entre ella y un Sincorazón. Hacía una vida, Nanashi la llevó al mundo que ahora era suyo. Esa vez tomó su mano con miedo, esperanzas y suspicacia.

Ahora Fátima la cogió con lágrimas en los ojos. Vio a Lyn bien, entera, humana, al lado de Malik. Escuchó sus palabras sobre una posesión, pero no llegó a entender nada. Le costaba pensar. Todo daba vueltas.

Pero Nanashi y Lyn estaban ahí. Y ella había regresado. No tenía su Llave Espada a mano, pero sentía a sus hijas exudar alivio. No iba a morir. No en ese momento. Todavía tenía una oportunidad.

Se juró que la aprovecharía.

Y el mundo se detuvo. Xihn, con él. Fátima se acercó a Nanashi mientras se abrazaba las costillas, en un intento de mantenerse entera.

De pronto, Xihn empezó a aullar. Felipe estaba atrapado en su mano. La única que quedaba. Por el muñón de la otra ascendían venas de luz. Zel, gritando de dolor, arrojó el Escudo del Príncipe, tan puro que quemó a Xihn en el acto y liberó a su presa. Furioso, levantó una pierna para aplastarla.

Fátima se preparó para atacar, aunque sabía que llegaría tarde, que ni siquiera estaba segura de poder…

Sus ojos se abrieron de la sorpresa. Le pareció escuchar un sonido cristalino, limpio y bello. Uno que la envolvió con dulzura y la llenó, desterrando una parte de su dolor. Sus sentidos se aguzaron, su cuerpo se volvió más pesado. Al verse las manos, le pareció que no resplandecían tanto y habían perdido parte de su blancura.

¿El… Caos?

Lo veía… ¿Retroceder? No. No era eso. Estaba deshaciéndose, como cuando el aire arrastra el humo. Fátima se volvió para seguir la mirada de Nanashi. Allá, a lo lejos, una energía increíble se había acumulado. Le pareció reconocer la fastuosa cabellera de Celeste, pero había demasiados obstáculos en aquel maldito campo de batalla para asegurarse.

Nanashi contuvo el aliento por un instante. Luego la ayudó a estabilizarse de pie y apuntó con su Llave Espada hacia Xihn.

¡¡Atacad!! ¡¡ATACAD AHORA!!

Fátima no vaciló. La enegía la desbordó. Podían hacerlo.

¡Podían lograrlo!

¡Fátima, Malik, Xefil!

La joven atrapó una poción al vuelo. Casi se la roció por encima, sin saber si la necesitaba o no, porque todavía sentía el vínculo con Ariel, fuerte y robusto. Pero ella estaba regresando. El Caos la abandonaría, no le cabía duda alguna. Así que, agradecida, asintió hacia Ragun.

Miró un instante a Nanashi, incapaz de describir la felicidad y el orgullo que sentía por haber llegado hasta allí a su lado.

Se dio un Impulso de viento para alzarse por encima de Xihn y alcanzar a Harun y silbó para que su dragón no se quedara atrás y liberara todo su fuego.

«¡A POR ÉL, NIÑAS, NO TENGÁIS PIEDAD!»

Ella misma descargó una Prisión de estacas sobre el brazo libre de Xihn, para evitar que pudiera defenderse o atacar a sus amigos, y unos puños de viento en caso de que no fuera suficiente o algún ataque fuera a alcanzar a alguien.

Esperó, aguardó, porque Felipe, Ragun y Malik seguían ahí. Y no le cabía duda de que el resto de Maestros también. Y entonces, cuando estuvo segura de que no heriría a nadie, su Llave Espada regresó a sus manos. No se detuvo a pensar lo que eso significaba. Apuntó a Xihn y liberó su último Dragón de agua… Y la Tormenta de nieve rugió a su alrededor, bajando aún más la temperatura, congelando su ataque, directo contra el pecho de Xihn.

¡DESAPARECE


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▪ Impulso de viento (HM) [Nivel 20] [Requisitos Poder Mágico 30. Afinidad Viento]: el usuario se da un poderoso impulso que lo arroja un par de metros por el aire o el frente a una gran velocidad. No puede desviar su trayectoria una vez iniciado el salto. Puede usarse durante dos rondas.

▪ Prisión de estacas (HM) [Nivel 22] [Requisitos Poder Mágico 40. Afinidad Hielo]: el usuario invoca cinco estacas de dos metros de longitud y medio de anchura que ensartan desde diferentes direcciones a su objetivo. El usuario puede escoger entre herir o capturar. Duran dos rondas, aunque se pueden destruir con fuego o fuerza de igual o superior nivel.

▪ Puños de viento (HM) [Nivel 25] [Requisitos Poder Mágico 45, Afinidad Aire]: durante dos turnos, Fátima puede proyectar potentes golpes de viento con los puños. Alcanzan los cuatro metros de distancia y pueden derribar cualquier cosa por debajo de su nivel.

▪ Dragón de agua (HM) [Nivel 22] [Requiere Afinidad a Agua; Poder Mágico 35] [Personalizada] El usuario invoca un dragón de agua de tres metros de longitud y uno de diámetro que embiste al enemigo/s. No tiene por qué ir recto y puede maniobrar trazando curvas para perseguir al objetivo.

+éter de Ragun.

+Éteres que sean necesarios.
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¡Gracias por las firmas, Sally!


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Suzume Mizuno
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Re: [Evento Global Final] Un Reino de Luz y Oscuridad

Notapor Denna » Sab Ago 11, 2018 2:15 am

«Sí, es lo que tiene ser una voz en tu cabeza» replicó Chihiro, sarcástica, cuando le pregunté por la fiabilidad del plan. El comentario me hizo querer poner los ojos en blanco y bufar.

«No me seas... ¡Has entendido perfectamente a qué me refería!»

No podía creer que, llegados a este punto, encontrara humor suficiente para la ironía, y más antes de aclarar que podríamos morir las dos en los próximos minutos. Ojalá pudiera encarar yo mis problemas de esa manera, pero, por desgracia, tendía más a... divagar.

«Céntrate en lo que tenemos por delante, Celeste. Si llegara a sobrevivir, dudo que tus mayores estuvieran por la labor de dejarme suelta. Pero si hay alguna posibilidad… Me gustaría ir a… la Llave Espada de Kazuki.»

«Bueno, has salvado las vidas de la mitad de sus aprendices... y aquí estás, a punto de correr un riesgo enorme para evitar que muramos todos» tercié. «Me aseguraré de que al menos puedas cumplir tu deseo.»

Me apresuré a tomar la mano de Alanna y la de Saito, ya recuperado. A ellos se unieron Saeko —sonreí a ambas, orgullosa como una hermana mayor, cuando hicieron el esfuerzo de juntarse— y Bella, Cenicienta y Andrei. Bien. Su magia ayudaría a...

Espera.

«Será una broma.»

Clavé una mirada furiosa a Saito. Sin duda sentiría que le apretaba la mano con un poquito más de la fuerza necesaria.

¿Qué, no había más voluntarios? ¿O es la peor lección de moral de la historia? —inquirí.

Lo que más me repateaba era saber que no estábamos como para despreciar la ayuda de nadie. Convencida de que mi aura de negatividad debía de llegarle hasta Xihn, me callé todos mis malos pensamientos y los encerré bajo llave, molesta a más no poder. Chihiro, en cambio, fue racional y aprobó la elección.

«Esto es otra cosa. Puede que sobrevivamos y todo, si el Caos no nos acierta antes.»

Casi deseaba que lo hiciera.

«Concéntrate. No será fácil.»

«Dale. Yo puedo.»

Me preparé para el dolor, pero lo que vino a continuación fue casi lo contrario. Energía, mucha energía. Mucha magia. Mucha fuerza. Sentía un cosquilleo en las manos que me incitaba a hacer cosas muy malas, como romper la cadena y arrojarme contra Xihn yo solita. Porque podía, ¡claro que podía! A la mierda todo. Cogería a Xihn y le haría tragar tanto Caos que se le quitarían las ganas de invocar un hechizo nunca más. Y luego le pediría a Chihiro que abriese un portal al pasado. Le daría a Maléfica dragón la paliza de su vida. Puede que a puñetazos. Sí. Heike alucinaría, y seguro que se ponía muy contenta, o igual tendría miedo, no lo sé. Bah, miedo no. Oh, oh, y no podía olvidarme de Andrei. Je. En realidad, no tenía ni idea de qué iba a hacer con él, pero no sería algo tan sencillo como detenerle el corazón. Qué va. ¿Con todo lo que tenía a mi disposición? Iba a devolverle cada llama que había provocado en París multiplicada por mil millones. Cretino. Asqueroso.

Dios. No sé si no me solté porque Chihiro me lo impedía o porque todavía me quedaba un mínimo de sentido común. Bueno, en realidad sí lo sabía. Me mordí la lengua para no gritar de desesperación. Era como lo que había ocurrido con Bai Hu, pero muchísimo peor, porque no había nada redirigiendo todo ese poder. Todo iba a mí. Era insoportable.

«Quierolucharquierolucharquierolucharvengavengaporfavordéjameirdéjameirpuedohacerloporfinpuedohacerlosólodéjameluchar.»

«Vamos a hacer que esa cosa deje de existir para siempre.»

La voz de Chihiro pareció resonar. «Sísísísíporfinsí.» Traté de ponerme de puntillas y arquear la espalda justo cuando algo salió de mí y se estiró hasta alcanzar a Xihn. Exhalé, sintiendo que mi mente empezaba a despejarse, y pestañeé. Un gran reloj de arena apareció ante mis ojos. Xihn. El tiempo de Xihn. Si podía darle la vuelta...

Pero era más fácil decirlo que hacerlo. Tenía que moverlo utilizando la magia, y ese siempre había sido un gran punto débil. Traté de rescatar con todas mis fuerzas lo que había aprendido de Ryota, de Nanashi, de Fátima, pero nada parecía bastar.

«Más.»

El reloj se inclinó un poco. Aunque las lágrimas emborronaron el dibujo, pude sentirlo. Pero no era nada comparado con lo que había que hacer. No iba a lograrlo.

Oí a Chihiro resoplar. Sonaba... ¿divertida?

«Puede que tu vida y la mía no hubieran sido suficientes…»

Se me escapó una risita. Más que una risita, un gruñido histérico. Tanto daba. Me negaba a permitir que esto acabara así.

El reloj giró un poco más. Otro poco. Cada vez más cerca.

«AHORA.»

Fue el sonido más hermoso que nunca había escuchado. Un tañido. Por supuesto. Reí y lloré a la vez, maravillada, mientras el reloj daba vueltas sin parar. Liberada por fin de la espantosa cantidad de magia, caí de rodillas al suelo y cerré los puños sobre la tierra. Mis manos temblaban como locas, y habría jurado que mi mente también.

Con un esfuerzo titánico, levanté la cabeza y me obligué a enfocar a Xihn. El Caos regresaba hacia él como una película que rebobinaba. Me deleité con su sufrimiento, con sus intentos por frenarlo, pero era inútil luchar contra el tiempo. Todavía no lo había comprendido. Precioso.

«Púdrete en el infierno, tú y tu estúpido Caos.»

«Su tiempo volverá a cero. Será tan débil como un bebé,» advirtió Chihiro, resollando.

«Eso es... muy perturbador. ¿Tenemos que matar a un bebé? ¿Al final se reduce a eso?» Dibujé una mueca de asco. «Puaj. Mejor deja a los honorables Caballeros esa parte. Tú aguanta. No puedes perderte la caída del telón.»

Tiré de la manga de Saito.

Éter. Por favor —pedí, sintiendo los efectos de la pérdida de la adrenalina. Tomé una poción y sonreí con cansancio—. Gracias. Espero que estéis todos bien.

Mi mirada se posó en Andrei. Recordaba vagamente algo sobre devolverle cada llama que había causado en París y... y todo el poder extra de Chihiro se había esfumado. Sólo quedaba el mío, tan diminuto y poca cosa. Había perdido una preciosa oportunidad, pero no creía haberla malgastado. Aunque desearía que las cosas hubiesen ido de otra forma, era incapaz de sentirme furiosa.

Y eso que sabía que aprovecharía la distracción para escapar.

Corre —le dije entonces. Era la primera vez que cruzaba una palabra con él, pero de eso no me daría cuenta hasta más tarde. Tanto daba. Sólo con ver mi color de piel sabría de dónde era y por qué se lo decía—. No tendrás otra oportunidad. Pero si huyes, que sepas que jamás pararé de perseguirte. Y ten por seguro que algún día te encontraré. Lamentarás todo lo que has hecho.

Le sostuve la mirada. Quizás un poco de adrenalina sí me quedaba, la justa como para no sentir miedo. No esperaba ninguna respuesta: sólo quería ver si se marchaba o si se quedaba.

Hiciera lo que hiciera, no tenía nada más que decirle. Me volví hacia Xihn, invoqué mi Llave Espada y me reuní con mis compañeros para poner fin a esta historia.

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Sans sortie (HC) [Nivel 17] [Requiere Afinidad a Espacio; Habilidad Magneto; Poder mágico: 22] [Personalizada]. Un portal espacial absorbe una de las armas de Celeste y la proyecta en un punto que ella desee (siempre dentro de un radio de cinco metros respecto a ella). El arma reaparecerá, cortando a posibles enemigos una vez y regresará a sus manos, aunque puede ser interceptada por alguien con reflejos altos.

Sonata (HC) [Nivel 22] [Requiere Afinidad a Rayo y Espacio; Combate con armas blancas: 40; Poder mágico: 20] [Personalizada]. Invoca cinco lanzas imbuidas en electricidad que llueven encima del enemigo con altas probabilidades de paralizar. No todas las lanzas tienen por qué dirigirse a un único objetivo.

Tiro mortífero (HC) [Nivel 15] [Requiere Puntería: 13]. Lanza el arma hacia los enemigos, siendo capaz de causar aturdimiento.

+Poción

+Éter (gracias :D)
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Re: [Evento Global Final] Un Reino de Luz y Oscuridad

Notapor Tanis » Sab Ago 11, 2018 2:51 am

Malik vio tarde a la serpiente negra. Se precipitó tan rápido hacia él que de no haber sido por Aaron los habría matado. Sintió cómo las piernas se movían solas. Lo estaban haciendo, estaban golpeando al monstruo.

«Agh, gracias», pensó.

El pensamiento murió rápidamente, cuando Malik se vio atrapado en los vaivenes y movimientos de Xihn. Era tan grande que podía aplastarlo en cualquier momento. Pero esquivaba, esquivaba y se apartaba todo lo rápido que podía. Aaron, dentro de él, le inundaba de terror. Estuvo a punto de tropezar varias veces, y de que Xihn le golpease. No supo cuánto tiempo estuvo a punto de morir, cuánto tiempo se mantuvo corriendo y saltando, frenando y agachandose, con la boca seca.

No podía más. Lo había intentado, lo habían intentado todos. Lo había intentado. No podía más. Parecía como si de un momento a otro fuera a desmayarse, a desvanecerse. Estaba cansado, aterido y dolorido. Quería cerrar los ojos y descansar. Sólo un poco.

Podía haberlo hecho.

Pero de repente, alguien le sacó de entre las patas de Xihn. Se le cortó el aliento y el calor le recorrió la espalda. Cuando miró, vio a Lyn, cansada y… sonriente. Malik sintió alivio y casi se le llenaron los ojos de lágrimas. Lyn, la maestra Lyn…

Tú y yo tenemos que hablar muy seriamente. ¿Qué es eso de dejar que un psicópata te posea?

Ah, yo…

Se le trabó la lengua mientras escuchaba el gruñido de Aaron, que no dijo nada. Sí, suponía que tenía que dar explicaciones, pero… ¿Cómo iba a explicarles el trato que había hecho? No lo iban a entender. Harían que Ragun se lo sacase, y no podría hacer lo que tenía que hacer. Puede que Aaron fuera un asesino y un sociópata, pero si estaba vivo era por él. Le había salvado, podría haberlo matado, deshecho dentro del cuerpo, y habérselo quedado.

Pero aun estaban vivos.

Malik no se dio cuenta de cuánto los habían alejado de Xihn hasta que no vio a Ragun y a Xefil más cerca. La culpa le embargó, a pesar de que él mismo no había sido el que había hecho… El que casi había hecho que se matasen. Pero tenían cosas más peligrosas en las que pensar, las disculpas irían después. En silencio, se tomó la poción que le dieron. Miró a Fátima.

Entonces el tiempo se detuvo.

Supo lo que estaba pasando enseguida, Aaron era el artífice de la idea.

«Aaron… mira».

Xihn se tambaleó, lleno de confusión. Y se detuvo.

Desde allí pudo ver cómo Felipe le cortaba la mano al monstruo. La luz trazó hilos desde el antebrazo, sacando el Caos. Xihn chilló. Malik sintió terror. Terror paralizado mientras observaba cómo Xihn cogía al príncipe y apretaba. Tenía la boca tan seca y el nudo del estómago tan apretado que sintió ganas de vomitar.

«No, no, no, nonono...»

Zel ayudó a Felipe con el escudo. Ese escudo brillante y que despedía luz cuando lo miraba. Xihn levantó el pie para aplastar a Felipe. Casi pudo verlo a cámara lenta…

Primero hacia adelante, y luego el Caos empezó a absorberse hacia Xihn.

«Aaron, qué… », pensó, sorprendido y confuso. No, luego pensó que no se estaban absorbiendo. Parecía otra cosa. Antes de que pudiera pensar qué era, oyó el grito, estridente y envalentonado.

¡¡Atacad!! ¡¡ATACAD AHORA!!

Malik inspiró hondo.

«¿Vamos… ? Acabemos con esto».

A sus órdenes, la Oscuridad le sirvió. Formó un cúmulo bajo los pies con el que se movió a toda velocidad. Pensó rápidamente en lo que iba a hacer. Ya no había corazones que sacar, todo tenía que ser fuerza bruta. Así que en cuanto Xihn estuvo a tiro, lanzó una andanada tras otra de hechizos.

Primero un Dragón Oscuro. Se cubrió con su Armadura Telúrica, cubierta de negro. Lanzó Olas de Oscuridad densa y plomiza sobre la cabeza de Xihn. Formó lanzas que arrojó, estacas que lanzó, imitando a Fátima. Formó más Dragones, Sepes, Aves, Oleajes, todo lo que había hecho antes. Cuando vio a Ragun lanzar sus orbes, también lo imitó.

Estaba eufórico en aquella tormenta, sediento de repente.

«Lanza un Rayo». Enseguida un haz negro explotó de su mano contra Xihn.

Podían hacerlo, podían conseguirlo.

Preparó otro Rayo Oscuro.

¡VAMOS!

Tras ese ataque buscaría a Fátima, elevándose con la Oscuridad, para reunirse con ella. Con todas sus fuerzas y concentración, se preparó para formar figuras negras a su alrededor, que lanzasen ataques con él hacia el monstruo. Hacía mucho frío, así que dejó que parte de la Oscuridad se congelase, y cayese sobre Xihn.

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RONDA FINAL AY DIOS MÍO

Notapor Denna » Lun Ago 13, 2018 3:05 am

El tiempo de Xihn empezó a retroceder. Lyn masculló una palabrota, asombrada, mientras el Caos se retorcía y desdibujaba ante sus ojos.

«Si te sientes mal por Xihn, piensa en todos los mundos que ha destruido, en toda la gente que ha poseído. Y en lo que hará si nos vence.

Corre —dijo Celeste a Andrei, que seguía con una rodilla en el suelo, respirando como si le fuera la vida en ello y con la mirada claramente desenfocada. Volvió la cabeza hacia ella, pero le costaba mucho esfuerzo no caer redondo al suelo—. No tendrás otra oportunidad. Pero si huyes, que sepas que jamás pararé de perseguirte. Y ten por seguro que algún día te encontraré. Lamentarás todo lo que has hecho.

Andrei exhaló despacio, se pasó una mano por un brazo, por el pecho y se miró la palma, como si no pudiera creerse que el Caos estaba desapareciendo. Luego sonrió de lado a Celeste.

Prefiero quedarme y asegurarme de que hay un sitio al que huir… Caballero. Todavía no habéis ganado.

Andrei no dijo nada cuando Celeste echó a correr hacia el frente. Como mucho echó un vistazo a Saeko, quien extendía una mano y se preparaba para atacar. Dentro de ella, Friederike murmuró:

«La magia de hielo es arrolladora y poderosa. Tengo curiosidad por la demostración que vas a realizar.»

Garuda elevó el vuelo y levantó a Nanashi consigo al mismo tiempo que Lyn cargaba al frente, fría y decidida, con su Llave Espada por delante. Cuando Xihn trató de reaccionar, el suelo se fracturó bajo sus pies y unas gigantescas enrededaderas se enroscaron alrededor de sus piernas.

Las venas blancas del muñón de Xihn se consumieron cuando de su cuerpo explotó una onda de Oscuridad, que habría barrido a Felipe consigo de no ser porque se abrieron a los lados en el último momento. Zel, con las manos quemadas gruñó por el esfuerzo de partir tal cantidad de energía y tuvo que retroceder a toda velocidad para ponerse a cubierto, a la vez que gritaba al Príncipe que se moviera.

Del cielo llovieron flechas cruzadas de Nanashi y Nithael, que permitieron a Felipe recoger su Escudo y correr antes de que Xihn lo atrapase de nuevo.

Al mismo tiempo, Malik y Aaron lanzaron sus andanadas oscuras, para después elevarse en el aire y dejar vía libre a la lluvia de flechas. Sus ataques se unieron a los de Fátima, quien, rodeada por sus esencias y montada sobre Harun, sobrevoló a Xihn dibujando círculos. Oscuridad, Fuego, agua, viento, hielo y tormenta lo acribillaron sin piedad desde el cielo. En tierra, una cegadora luz estalló a los pies de Xihn. Bella, sonriendo con cansada satisfacción, emitía orbes blancos de sus manos que fortalecían los ataques de Lyn y los de Nanashi.

Ragun arrojó entonces sus esferas oscuras. Xihn se tambaleó, pero absorbió rápidamente la Oscuridad y su brazo derecho comenzó a regenerarse.

Entonces Ragun cortó con su Hoja. La cabeza de Xihn estaba demasiado alta, por lo que tuvo que ir a por un objetivo más inmediato pero igualmente importante. Así, acertó justo en la rodilla de Xihn. Entre eso y las enredaderas de Friederike, que empezaban a partirse bajo los brutales empellones de la criatura, logró partir la rodilla. Xihn cayó con todo su peso sobre la pierna herida.

Saito y Alice lo rodearon, uno delante de la otra, y la guadaña de la chica silbó al dibujarle cortes en las piernas. El daño por la espalda hizo que Xihn se inclinara hacia delante, y Ariel arremetió contra él con el Tridente en alto. Lyn y ella combinaron sus ataques más poderosos, y por poco no lo derribaron a base de fuerza bruta. Yasmín, cuya Llave Espada desprendía fuego, y Blancanieves, envuelta en un torbellino de rocas flotantes, las siguieron. La piedra cegó a Xihn cuando Blancanieves le alcanzó en los ojos, y frenó en seco garra cuando se cernía sobre Lyn, y las flechas de Saito permitieron a las Princesas alejarse y reagruparse.

Un portal se abrió detrás de Xihn y, silbando a toda velocidad, y la Llave Espada de Celeste se arrojó contra la nuca de su enemigo. No fue suficiente para abrirle más que un tajo, pero lo desconcertó el instante necesario para que Saeko gritara:

¡Cuidado, apartaos!

Quizá Xihn sintió cómo llegaba la magia, porque forcejeó contra las raíces y casi logró arrancar un enorme pedazo de tierra al intentar saltar a un lado. Aun así, el glaciar emergió como una brutal espada del suelo y lo alcanzó en parte del costado.

«¡Ahora, Alanna!» gritó Gabriel, que había estado acumulando fuerzas y esperando a que se abriera un hueco para potencial el ataque de su huésped. El pecho y la boca de la muchacha quemaban. De entre sus labios se escapaban negros hilos de humo. Y cuando vomitó contra Xihn, el chorro de fuego casi la arrojó hacia atrás.

Xihn vio cómo se avecinaba el potente golpe sobre él y levantó la mano sana, desplegando tal pantalla de oscuridad que logró resistir el primer impacto. Sin embargo, vieron cómo sus músculos se marcaban de puro esfuerzo. Bajo él se extendieron ríos de Oscuridad, como si una gigantesca sombra huyera de él, y al acumularse, ascendían como gigantescas agujas.

¡Alanna!

Nithael, todavía con Eve en brazos, descendió en picado y apartó en el último segundo a la chica para evitar que fuera empalada. Muy lejos, Saeko tuvo que apartarse y usar las raíces de Friederike para levantarse del suelo y ponerse a salvo.

Xefil esquivó la llamarada que brotaba de Alanna y aprovechó para aparecer en el lado de Xihn. El muñón de la bestia se movió casi por ensalmo, pero Eve soltó un grito desde lo alto y levantó una especie de muralla de Oscuridad que detuvo el golpe y permitió escapar al muchacho hasta situarse junto a la otra pierna… Y atacar con todas sus fuerzas.

Hiro aprovechó ese momento para plantar su torreta, que empezó a disparar un torrente de balas por encima de la cabeza de Xefil, de modo que el Caballero no corría peligro. Ruz, que permanecía a su lado y concentraba energía con la que apoyar y proteger a Hiro y a Kairi, liberó una espiral oscura que devoró los hechizos de ambos y duplicó su tamaño. El dragón resplandeció y atravesó limpiamente el pecho de Xihn.

Un alarido estremeció a los Caballeros. Con un estruendo, Xihn cayó sobre la otra rodilla. En ese momento se elevaron las lanzas de Celeste, cuya electricidad fue poco más que un chispazo, pero coincidió con algo diferente.

La forma de Xihn empezó a volverse transparente, a deshacerse como si fuera polvo. Tanto que pudieron percibir un cuerpo en su pecho mucho más humano.

¡VAMOS, ESA ES SU VERDADERA FORMA!

Como si hubiera escuchado el grito de Ryota, Xihn levantó su única mano al cielo y escucharon un sonido siniestro, sibilante, que creció hasta volverse ensordecedor. Y del cuerpo de Xihn brotó una onda expansiva que crecía como una cúpula a su alrededor y se hinchaba y expandía hasta barrer a todos hacia atrás. El dolor era inenarrable. Y luego vino otra y otra.

Podía estar quedándose sin Caos, pero era evidente que pensaba luchar hasta el último suspiro.

Maldiciendo, Zel abrió las manos a los lados y logró crear un corte en la primera cúpula, pero la segunda se abalanzó tan rápido sobre él que, de no haber sido por las flechas de luz de Nanashi, se lo habrían llevado por delante. Felipe se ocultó detrás de su Escudo, pero la potencia de las ondas era tan fuerte que perdió pie.

La temperatura subió. Rayos violetas empezaron a llover en todas direcciones, acertando a diestro y siniestro, robando el aire de los pulmones, paralizando miembros.

En lo alto, Nithael y Eve apuntaron con las manos y liberaron una lanza de oscuridad y luz, que se entretejió sobre sí misma y dio directa contra una de las ondas expansivas. Tras unos segundos, colapsó sobre sí misma.

Cenicienta, temblando tras la sacudida de un potente rayo, llamó a sus compañeras por encima del estruendo de la tormenta e invocó la Llave Espada. Yasmín, asintiendo para sí, la imitó, y las armas se iluminaron. Al acto, unos hilos dorados cubrieron el espacio entre ambas.

Entre tanto, Ryota y Ronin se movían a la vez en una perfecta coreografía, pero tan deprisa que los Caballeros apenas podían seguir sus movimientos. Ronin dejaba tras de sí un rastro de fuego y olor a tierra quemada, y cada vez que alzaba la Llave Espada veían un destello luminoso. Ryota invocó a su Guardián, un gigantesco Sincorazón que centró sus ataques en el brazo de Xihn, mientras que cuatro tifones arremetían desde distintos ángulos contra su torso. Xihn se centró en el Sincorazón por un instante, y pareció que iba a dirigir sus rayos contra Ryota, pero una cúpula dorada frenó por completo la tormenta. Las Princesas y Felipe se habían unido a su alrededor, con las Llaves Espada alzadas y formando una enorme barrera.

Ronin frenó en seco, y sus ojos refulgieron.

¡LAS LLAVES ESPADA! ¡CHICOS!

Todos a una, los Caballeros invocaron sus armas. Ronin fue el primero en apuntar con ella hacia Xihn, seguido de inmediato por Ryota. Nanashi y Lyn cruzaron una intensa mirada y se unieron a ellos, e incluso Andrei decidió imitarles al final junto a los demás.

Nithael descendió con gracia para quedar justo delante de Xihn.

Se acabó.

Los rayos de luz convergieron en uno de solo, y pareció que el mundo estallaba en blanco.

Al final, la bestia en la que Xihn se había convertido se desvaneció del todo. Lo que cayó de rodillas era una figura humanoide, humeante de Oscuridad, pero sin forma definida. No tenía rostro, ni ojos, ni nada propio. La luz sangrienta del eclipse lo atravesaba de lado a lado y el viento, que arrastraba consigo las cenizas de aquella tierra devastada y por fin libre de Caos, se lo empezó a llevar.

Zel se adelantó con paso torpe. Su cabello estaba hecho un desastre, cortado a diferentes niveles, y dejaba un rastro de sangre a su paso. Eve masculló el nombre de su hermano y saltó de los brazos de Nithael cuando este logró descender hasta el suelo. Ruz no tardó en correr tras ellos, rodeando las columnas de karst, saltando los agujeros abiertos por el Caos y aferrándose a la mano de Eve en cuanto lo alcanzó.

Zel se arrodilló delante de la sombra del último superviviente de su raza. Hasta ahora. Tras una vacilación, quizá temeroso de que el mero contacto fuera suficiente para matarlo, levantó una delgada mano y la apoyó con infinito cuidado contra la mejilla de Xihn.

Estamos vivos—susurró. Luego cerró los ojos y añadió unas palabras que ningunó entendió. Era un idioma delicado, casi etéreo, que parecía hecho para ser cantado. Zel miró a sus hermanos y Eve logró repetir, atropelladamente las palabras, coreadas por un tímido Ruz.

Fuera lo que fuera lo que le dijeron, Xihn agachó el rostro y hundió los hombros. Su mano oscura y casi desaparecida se cerró un momento alrededor de la de Zel.

Y luego, el viento se lo llevó.

Los Maestros se miraron entre ellos, exhaustos, y sin terminar de creerse que lo hubieran conseguido. Pero no hubo gritos de victoria ni un estallido de euforia. Ryota tocó el codo de Ronin, que asintió y se acercó a los tres niños.

Lo siento, padre —murmuró Zel.

Ronin se agachó, envolvió a Eve y Ruz con un brazo y a Zel con el otro.

Era vuestro pariente, en cierto modo, y vuestra lengua. Teníais derecho a decir lo que os pidiera el corazón. Estoy seguro… de que le proporcionó consuelo.

El silencio cayó delicadamente sobre el palacio destruido, donde no volvería a caminar ningún miembro de la especie de Xihn que supiera de sus secretos, de sus miedos, deseos, de sus aspiraciones y su cultura.

Hacía miles de años, los ángeles destruyeron aquel último bastión de sus enemigos. Allí desaparecía también el último de su generación.

Pero, al menos, la especie quizá pudiera sobrevivir. Reducida casi a la nada, diluida, sin cultura, sin raíces.

Era el trabajo de los Caballeros tratar de honrar la memoria de su pérdida.

Y que jamás se repitiera la tragedia.

****


Pasaron las horas. Los niños levantaron, con la ayuda de Ariel, que solo tuvo que dar un pequeño golpe de Tridente para remover la tierra, un pequeño túmulo a Xihn y se quedaron aislados mientras los Caballeros se recuperaban de sus heridas y, sobre todo, peinaban el lugar.

Así averiguaron no solo que Andrei había desaparecido, sino que el cuerpo de Karel también. Si estaba muerto o no, era difícil saberlo.

Ryota ató de inmediato a Malik, a pesar de las más que posibles protestas de Fátima, a la que se tuvo que informar del asunto después de que Bella la devolviera a la normalidad. Lo encerraron dentro de una de las habitaciones que quedaba en pie dentro del castillo y Lyn hizo las veces de guardia, asegurando que nadie le pondría un dedo encima a su aprendiz a menos que ella dijera lo contrario.

Por otro lado, Chihiro acabó en la habitación de al lado, vigilada por Nanashi. El resto de Maestros tuvieron que reunirse para decidir qué hacer mientras las Princesas examinaban el viejo castillo y se aseguraban de que Xihn no les hubiera dejado alguna sorpresa desagradable. Pero solo encontraron polvo, ecos de recuerdos que no podían entender. Como mucho les llamó la atención una vieja biblioteca, en la que ya no quedaba ningún libro entero, pero sí ciertas esculturas y grabados. Ronin, que durante sus periplos temporales había aprendido lo básico de la antigua lengua de la gente de Xihn —tampoco es que tuviera mucho más que hacer, aparte de cambiar pañales, cantar nanas y lavar ropa durante los primeros años— para poder enseñársela a los niños, decidió que se llevarían los grabados para intentar descifrarlos.

Las discusiones entre los Maestros —a los que se unieron Saeko y Alanna, como portadoras de Friederike y Gabriel— se extendieron un par de horas. ¿Qué hacer con los Corazones? La Maestra Fátima había podido dar cuerpo a Alice, pero requeriría tiempo. Y quedaba el dilema de Chihiro y Aaron, a quienes Ryota y Ronin se negaban a dar una oportunidad. Al final visitaron primero a Aaron, para escuchar a Malik, si es que tenía algo que decir, y luego a Chihiro, para oír también a Celeste. En el segundo caso, Lyn se permitió decir:

Sin ella, estaríamos muertos. Fue ella quien hizo retroceder el Caos.

Destruyó pueblos, se enfrentó a nosotros, envió a nuestros aprendices al pasado y apuñaló a Ryota —siseó Nanashi, pero en voz baja y con evidente cansancio.

Aaron no parecía que fuera a tener el beneficio de la duda, a menos que alguien resaltara que había sido su idea la de forzar a Chihiro a arriesgar su vida, claro. Pero Malik no tenía ni idea de que le habían leído la mente, Saito no estaba presente… Así que solo ciertas personas podían salir a defenderlo. Si es que querían.

Fuera de las pequeñas salas de interrogatorio, los Caballeros pudieron hablar entre ellos y con las Princesas. También acercarse a pegar la oreja, si querían, aunque las puertas estarían firmemente cerradas. Cuando los Maestros decidieran qué hacer, sin embargo, podrían reunirse con ellos una vez salieran a los pasillos.

Habían transcurrido cuatro horas desde la muerte de Xihn cuando Nithael regresó de su largo vuelo. Entró por una de las ventanas rotas y aterrizó atropelladamente, sonrojado por la emoción a la vez que abría los brazos y gritaba:

¡El Caos ha desaparecido por completo! ¡El Reino de la Oscuridad está empezando a retroceder, el Intersticio vuelve a aparecer poco a poco! ¡Podríamos llegar a recuperar los mundos caídos!

Felipe dejó caer sus armas, que resonaron con estrépito, se cubrió la cara con las manos y se escurrió por la pared hasta caer sentado. Entonces rompió a llorar de puro alivio. Blancanieves, que se había cubierto la boca con las manos, fue la siguiente en empezar a sollozar y corrió al pecho de Cenicienta, que la abrazó con intensidad mientras se mordía los labios. Jasmine se echó el pelo hacia atrás y lanzó una carcajada cristalina a la que pronto se sumaron Bella y Ariel, que se abrazaron entre sí, balanceándose de una pierna a otra entre risas y murmullos porque no podían creérselo.

Lyn, que había escuchado las noticias con los ojos abiertos de par en par, asintió para sí misma y giró sobre sus talones. Nanashi, que sonreía y meneaba la cabeza, soltó una exclamación de sorpresa cuando la Maestra la atrajo por la cintura y echó la cabeza hacia atrás cuando Lyn se acercó a su rostro. Lyn sonrió y arqueó una ceja.

¿Recuerdo mal o me juraste que me dejarías hacer lo que quisiera si no me moría? Ya hemos vencido, hemos salvado el maldito mundo. Se acabaron las excusas.

Nanashi apretó los dientes, mirando a su alrededor, y se le colorearon un poco las mejillas.

¿Tiene que ser frente a todo el mundo?

Sí.

Lyn la tomó por la barbilla y esta vez, aunque con un resoplido, Nanashi no se resistió y pronto se encontró demasiado ocupada para preocuparse por el resto del mundo.

Oooh, Yami va a estar tan contenta, siempre dijo que Nana era demasiado terca. Ya era hora.—Divertido, Ronin desvió el ojo hacia Ryota, que contemplaba la escena con una pequeña sonrisa—. Oye, ya que ellas…

Ryota no lo dejó terminar y pronto Ronin acabó contra la pared.

Riendo, Nithael cogió en brazos a Ruz, que miraba todo con los ojos increíblemente abiertos, y acarició la cabeza de Eve, que enterraba la cara contra su túnica de pura vergüenza. Zel permaneció fulminando a Ryota con la mirada, con los labios fruncidos, las piernas muy abiertas y cruzado de brazos.

Luego, Ruz saltó de los brazos de Nithael y corrió a colgarse de los de Hiro y Kairi, a la vez que gritaba «¡lo conseguimos, lo conseguimos!». Las Princesas se apresuraron a dividirse entre gritos de emoción y lágrimas de alegría, toda la dignidad olvidada. Jasmine abrazó a Saeko, exclamando que pronto podrían volver a casa y que Aladdin no podría creerse que estuvieran vivos. Felipe tomó la mano de Alanna y se la besó con una sonrisa de agradecimiento —tendrían un mundo al que regresar— para luego acudir al lado de Xefil y realizar una profunda reverencia, pues no había olvidado ni lo que debía ni lo que había hecho por él. Cenicienta fue junto a Ragun, al que abrazó sin dejar de reír de incredulidad. Bella fue la primera en llegar a Fátima y estrujarla entre pequeños saltos, bajo la mirada aprobadora y divertida de Ariel.

Una vez Lyn se dio por satisfecha, la Maestra fue a darle la buena noticia a Malik, dándole un golpe en el hombro y dedicándole una sonrisa cariñosa. Nanashi se encargó de ir a Celeste, sentándose junto a ella. Celeste jamás había visto una sonrisa tan cálida y satisfecha en sus labios.

Ronin atrapó a Ragun y Xefil por el camino y los estrujó entre sonoras carcajadas mientras Ryota le tendía la mano a Saito, sonriente, y se la estrechaba a la vez que le daba la enhorabuena.

Y, por primera vez en miles de años, las carcajadas y la sincera felicidad llenaron los pasillos de aquel castillo abandonado.

* * *




Espero que te comportes y no montes otro numerito a la hora de marcharte.

¿Y negarle a mi Aprendiz el honor de liderar Tierra de Partida? Nunca me lo perdonaría. Y tú tampoco, si te robara el momento dramático de la tarde.

Cada año tienes mejor humor, ¿te has dado cuenta? De haberlo sabido, te habría obligado a jubilarnos mucho antes...

Lyn erizó las orejas y resopló.

¿Queréis hacer el favor de comportaros los dos? —gruñó a la pareja—. Haréis que me arrepienta de no haberos echado de una patada de la ceremonia de Nanashi. Si seguís refunfuñando como dos viejos, haré que Nithael le entregue el título de Gran Maestra, y yo misma os mandaré a los dos a Islas del Destino.

¡Eh —la interrumpió Ronin, mortalmente ofendido—. ¡Dijimos que volveríamos al País de Nunca Jamás a vivir como piratas! El mar balanceando el barco, la libertad, el viento con olor a sal...

Ni en sueños, cariño. Ya lo hemos hablado: si quieres que me jubile y pase mi vejez contigo, no será como pirata.

Detrás de ellos, Nithael y Gabriel contuvieron una risita. El ángel, eternamente joven, parecía un muchacho al lado de Ronin y a Ryota. Les indicó sus puestos en la tarima con amabilidad, y se volvió hacia la multitud de Caballeros que los rodeaban. Incluso la reina Friederike, las Princesas y el Príncipe del Corazón se encontraban ahí. Habían hecho llegar una invitación para todos, estuvieran donde estuvieran, para celebrar otro gran banquete juntos.

Habían pasado diez años desde la muerte de Xihn, y ahí seguían. Sabía de primera mano que las heridas apenas empezaban a curarse. Lo veía en las sombras de sus sonrisas, en la intensidad con la que rodeaban a sus familias, en el miedo que a menudo apagaba la luz de sus ojos. Pero eran fuertes. Los más fuertes que nunca había conocido. Al igual que el Intersticio, se recuperarían, daba igual cuánto tiempo o cuánto esfuerzo llevara.

Unos pasos le llamaron la atención, y Nithael se volvió para recibir a la pronto nueva líder de Tierra de Partida. Si Ryota y Ronin parecían quitarse un gran peso de encima al abandonar la Orden —nunca los había visto tan felices, tan radiantes en su vejez—, Nanashi mantenía su aire regio y aceptaba con gusto el legado de sus antiguos superiores.

¿Lista?

Por favor. Llevo estándolo desde que me nombraron Maestra —replicó ella con una media sonrisa—. Ha sido un largo viaje.

Sin duda. Pero ¿a que lo has pasado bien?

Nanashi resopló, al igual que Lyn había hecho segundos antes. Se le había pegado algo del comportamiento de su mujer, no cabía duda.

Es una forma de decirlo, sí. Hoy empieza una nueva etapa.

Nithael levantó la vista al cielo. Tenía razón. Todavía quedaba mundos por descubrir, peligros a los que enfrentar. Pero aquel no era el momento para pensar en ello. Apretó con fuerza la mano de Gabriel y cruzó una mirada con Ronin, que asintió. Dio un paso al frente y, de inmediato, todos los Caballeros ocuparon sus puestos.

Era hora de celebrar y de divertirse.

*


Fecha límite: viernes 17 de agosto


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¡Última ronda! Hora de despedirse de vuestros personajes y de los NPCs que os han acompañado en esta aventura. Y de llorar.

Tenéis libertad para inventaros lo ocurrido en estos diez años, siempre dentro de la lógica y sin entrar en metagame. Dad un final digno a esta historia ;)

PD: a menos que montéis una rebelión, todos los corazones deberían salvarse. Aaron es la excepción, como ya sabe cierta jugadora sobre su destino, que pondrá en su post ;3
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Re: RONDA FINAL AY DIOS MÍO

Notapor Sombra » Mié Ago 15, 2018 2:39 pm



Todo lo que pasó después fue demasiado caótico. Lluvias de ataques caían sobre el cuerpo debilitado de la enorme criatura, me vi obligado a atacar cuerpo a cuerpo cuando vi que mi elemento predilecto era absorbido, sin embargo gracias a Friedericke y yo actuando contra sus rodillas logramos cercenárselas logrando tirarlo al suelo.

Los ataques siguieron lloviendo. Pudo haber sido durante una eternidad y entonces...

¡VAMOS, ESA ES SU VERDADERA FORMA!

El cuerpo de Xihn se estaba volviendo... Raro, era como lo que me había pasado a mí antes cuando había sido afectado por el Caos. Una onda expansiva barrió con todos los presentes lanzándonos con violencia hacia atrás. Sentía como aquella horrible sensación, como cuando me había contagiado Fátima se repitiese, pero de una forma más intensa que antes... Y no fue la única.

Sentía como si mi cuerpo se moviese como un muñeco de trapo, rodé entre los escombros y el helado y empapado suelo llenándome de barro.

Tosí mientras intentaba reponerme poniéndome de rodillas sobre un charco, fue entonces cuando Zel y Nithael aparecieron en el aire... Y dispararon. sí misma y dio directa contra una de las ondas expansivas. Tras unos segundos, colapsó sobre sí misma. No fueron los únicos en actuar, Nanashi por su lado disparaba flechas de luz, las princesas invocaban sus armas envolviéndolas en luz y uniéndolas mediante unos finos hilos dorados. Ryota y Ronin luchaban juntos a grandes velocidades y arremetían desde diferentes ángulos con magia y mucho más.

Todas las princesas y Felipe se habían colocado alrededor del monstruo con sus armas en mano.

¡LAS LLAVES ESPADA! ¡CHICOS!

Obedecí sin rechitar levantándome pesadamente. Me limpié el barro de la cara y volví a hacer aparecer mi arma apuntando al gran enemigo ancestral de la Orden.

Se acabó.

Todas nuestras armas se iluminaron enviando rayos de luz que se fusionaban en uno solo. Uno tan intenso que todo se tiñó de blanco...

Cuando la luz se hubo desvanecido, no había ya rastro alguno del monstruo en el que Xihn se había convertido... En su lugar una extraña figura humanoide emergió imbuída en oscuridad. No tenía una forma corpórea como la tenían Zel y los demás... Era más como humo... Incluso la luz del crepúsculo atravesaba su cuerpo.

Su cuerpo estaba desapareciendo.

Por fin... Por fin la guerra había terminado.

Zel se empezó a acercar al ser de oscuridad, los otros dos hermanos no tardaron en hacer lo mismo. El primero de los tres colocó su mano en la mejilla de Xihn.

Estamos vivos—susurró el niño.

Pudimos escuchar como Zel decía algo en un idioma desconocido y hermoso que rivalizaba con el de los ángeles. Ruz y Eve también repitieron las palabras de su hermano... En mi mente, pese a que no entendía el idioma creí saber el significado... Tal vez era el equivalente a un "descansa en paz".

Xihn tuvo la reacción más humana que podría haber imaginado. Acercó su mano a la que Zel tenía sobre su mejilla para envolverla. Desconocía si con cariño o... Algo así pero no duró mucho. Xihn era en aquel momento como un fantasma, como un montón de vapor y con una pequeña brisa su cuerpo se deshizo por completo perdiéndose para siempre.

Hice desaparecer mi llave espada sintiendo como una lágrima se deslizaba por mis mejillas. No de tristeza, sino de alivio. Todos estábamos heridos y agotados mental y físicamente pero... Allí estábamos.

Lo siento, padre.

Era vuestro pariente, en cierto modo, y vuestra lengua. Teníais derecho a decir lo que os pidiera el corazón. Estoy seguro… de que le proporcionó consuelo.

Tomé una poción para poder moverme nuevamente.

Ahora que el origen de todo el Caos ha desaparecido, los demás grupos que peleaban defendiendo otros mundos deberían de estar viendo como las fuerzas de la oscuridad van mermando —dije.

****




No pude sentirme cómodo en las horas siguientes. Quizás era por todo lo acontecido pero no lograba sentirme del todo a salvo en aquel lugar. Me había recuperado de la mayor parte de mis heridas, aún así sentía como si algo no estuviese del todo bien.

Miré desde la lejanía como los tres niños y Ariel habían levantado algo que serviría de tumba para Xihn. Una especie de recordatorio. No me gustaba la idea, daban igual sus motivos. Lo que había hecho Xihn no tenía perdón posible, nos había intentado matar a todos, no era algo que pudiese perdonar fácilmente. Habíamos dado una vuelta por la ciudad tanto a pie como a glider para revisar todo. Tanto Andrei como el cuerpo de Karel habían desaparecido sin dejar rastro, aunque era muy posible que el ex Maestro no volviese a intentar nada después de todo lo sucedido.

Malik permaneció atado y encerrado en una de las habitaciones que habían quedado en pie en las ruinas del edificio, Chihiro también terminó encerrada como era obvio.

El problema era que hacer con ellos. Celeste y Malik llevaban corazones de enemigos de La Orden... Y Chihiro aunque no nos había jodido, el caso de Aaron era diferente... Sobre todo por lo que me había hecho hacer.

Sin ella, estaríamos muertos. Fue ella quien hizo retroceder el Caos.

Destruyó pueblos, se enfrentó a nosotros, envió a nuestros aprendices al pasado y apuñaló a Ryota —discutían ambas Maestras.

Pero aún así al final decidió ayudarnos —apoyé a Lyn con lo referente a Chihiro.

La reunión se alargó algo más hasta que finalmente pudimos salir de la habitación donde nos habíamos reunido.

¡El Caos ha desaparecido por completo! ¡El Reino de la Oscuridad está empezando a retroceder, el Intersticio vuelve a aparecer poco a poco! ¡Podríamos llegar a recuperar los mundos caídos!

¿¡De verdad!? —contesté.

Nithael se veía realmente feliz, algo que logró contagiarnos a todos. La seriedad que teníamos hasta aquel momento se derrumbó en tan solo un instante, hubo abrazos, lloros de felicidad... Todos nos sentíamos igual.

¿Recuerdo mal o me juraste que me dejarías hacer lo que quisiera si no me moría? Ya hemos vencido, hemos salvado el maldito mundo. Se acabaron las excusas. —dijo entonces Lyn hacia Nanashi ganando que más de uno mirásemos con curiosidad.

El semblante serio e imperturbable de Nanashi empezó a colorearse de un tono cálido pese a no cambiar de expresión.

¿Tiene que ser frente a todo el mundo? —preguntó ella un tanto incómoda.

Sí.

Lyn tomó la iniciativa cogiendo a Nanashi de la barbilla, la cual no parecía del todo convencida pese a no oponer resistencia y lo que debía de pasar pasó.

Oooh, Yami va a estar tan contenta, siempre dijo que Nana era demasiado terca. Ya era hora.—Comentó Ronin haciendo que soltase una carcajada—. Oye, ya que ellas…

Nanashi no fue la única en ser besada. Ryota empujó a su pareja contra una pared besándolo con intensidad.

No mucho después, la alegría estalló con todavía más fuerza que antes, abrazos y más abrazos, risas... Habíamos vencido, el mundo estaba volviendo a la normalidad. Nuestra batalla había dado sus frutos, habíamos evitado el horrible futuro que podría haber alcanzado de no ser por Ruz, Eve y Zel pese a que podríamos haber derrotado a Xihn. Abracé a Cenicienta y a todo aquel que se pusiese por delante. Aquel era un día para celebrar.

Ronin tampoco fue menos y no dudó en darnos fuertes abrazos a muchos de nosotros.

Ahora solo teníamos que regresar a casa y reunirnos con el resto de nuestros amigos y seres queridos para comunicarles todo lo que había acontecido...

* * *




Y colorín colorado. Esta historia se ha acabado.

Ragun, que estaba sentado en el sofá con un grueso libro el cual había estado leyendo lo cerró finalmente dejándolo sobre una mesita que había junto a este. El hombre sonrió hacia su hijo, un niño que pese a su aspecto más humano que su padre había desarrollado ciertos detalles peculiares, como un par de grandes antenas y unos ojos dorados que brillaban con intensidad... Sin contar el extraño gusto por las bufandas rojas e ir medio desnudo.

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De tal palo tal astilla.

Ragun miró con cierta añoranza el libro, recordando todas sus viejas andadas con sus colegas. Muchos se habían perdido por el camino pero por suerte muchos todavía seguían ahí para contar la historia, no solo de como habían vencido al enemigo ancestral de la Orden... Sino también de todos aquellos que ya no estaban.

¿Te ha gustado? Ya te advertí que era una historia larga y un poco violenta —Le recordó al pequeño de unos nueve años.

¡Ha sido brutal! Cuando Gárland te cortó el brazo o cuando la tía Fátima y tú os odiabais. ¡Seguro que si os peleaseis habría muchas explosiones!

Ragun soltó una carcajada, que llamó la atención de Lía, que había pemanecido sentada en una mesa leyendo algunas runas mágicas que tenía que investigar para su trabajo. La mujer no había cambiado demasiado en aquellos años, si bien ahora utilizaba gafas para leer en ella los años no parecían haber pasado demasiado.

Adler, ¿no tienes que prepararte para entrenar? —preguntó entonces la mujer. El niño hizo un gesto de sorpresa.

Hoy no, cariño. Los Maestros tenemos que asistir a la ceremonia y estoy seguro de que Nanashi no nos perdonaría si faltásemos —respondió el caballero levantándose de su asiento y dándole un beso a su mujer en los labios.

Ragun se colocó frente a un espejo y se arregló el traje que llevaba puesto en aquel momento. En aquellos diez años y sobretodo cuando Ryota devolvió sus poderes a Ragun el sincorazón había aceptado su lado más peligroso, lo que le había permitido ser mucho más que un sincorazón humanoide o un híbrido. Ahora Ragun era el principio de una raza un tanto distinta a la de los humanos y con similitudes a un sincorazón... Pero que poseía un corazón. Se caracterizaban (al menos él y su hijo) por tener antenas similares a las neosombras y orejas puntiagudas, en el caso de Ragun poseía también cuernos negros, aunque era muy probable que a Adler le fuesen creciendo con el tiempo.

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Imaginarlo sin parche plz xD.



A mí no me dijeron nada de que no había —suspiró con resignación la mujer—. Ven, deja que te ayude con la corbata.

La hermosa mujer de largo cabello oscuro se levantó colocándose frente a su marido, al que ayudó a hacerse el nudo. En cuanto terminó con él la mujer le dio un cachete en el culo a Ragun indicándole que ya había terminado. Los dos volvieron a besarse una vez más.

¿Segura que no quieres venir? —Quiso asegurarse Ragun.

No, ya sabes que detesto esas cosas —se hundió de hombros.

Y tú, renacuajo. Como vuelvas a darle un susto de muerte a tu madre con tus poderes te comes un capón —amenazó Ragun haciendo referencia a algo que había sucedido la noche anterior... Un evasión Sombría que había provocado un desastre cuando por accidente Lía soltó uno de sus hechizos de nigromante matando a todas las plantas que crecían en macetas en un solo instante.

Diez años se decían muy rápido... Eso Ragun lo sabía muy bien, aquella historia que contaba todo lo acontecido desde la caída de Vergel Radiante hasta el final de la batalla contra Xihn le había metido de lleno en sus propias vivencias hasta el punto de haber creído vivir todo desde su reclutamiento hasta el presente en un solo instante.

Durante aquel tiempo Ragun no había abandonado su deber como portador ni una sola vez, excepto cuando su cuerpo mutó para permitir dar a luz a su retoño. Ragun era esteril debido a su origen no humano, sin embargo Lía había encontrado una forma de hacer que él engendrase al niño en su interior y con la ayuda de sus poderes de nigromante y su propia sangre ambos se convirtieron en padre y madre. El joven se convirtió en padre nueve meses después de la batalla contra Xihn y fue creciendo hasta convertirse en un hombre. Ragun dedicó mucho tiempo para reconstruir y explorar nuevos mundos, desde Sanfransokyo hasta uno que contaba leyendas sobre un planeta llamado "El Planeta del Tesoro", otro lleno de monstruos que utilizaban el miedo como fuente de energía... Había tantos, tantos que él quería verlos todos.

Su hijo también era un portador ahora y llevaba siéndolo unos pocos meses, y como muchos otros aprendía lentamente a manejarse con la Llave Espada y la magia. Eso no significaba que Ragun le diese un trato especial por ser su hijo ni mucho menos cuando estaba enseñando. Adler tenía una afinidad mucho mayor que Ragun con los sincorazón, por lo que de forma natural podía controlarlos levemente para atontarlos.

Había que añadir que durante aquellos años, Ragun seguía investigando como hacer que los sincorazón Emblema regresasen a su forma humana, ayudado por las notas de su primo Ivan estaba seguro de que en unos pocos años conseguiría un sistema que pudiese ir regresando lentamente a aquellos humanos a su forma real.

El hombre abandonó su hogar, una bonita casa de piedra y madera en el pueblo, a los pies de la montaña donde se alzaba el majestuoso castillo.

***




Todos estábamos allí invitados para la ceremonia, por supuesto Adler era demasiado pequeño para venir por lo que no había querido traerlo... No me gustaría ni un pelo que Nanashi acabase enfadada con un niño tan travieso.

Buenos días a todos —saludó Ragun colocándose cerca de Malik y Fátima—. Vamos a tener que hacer bastante papeleo cuando termine la ceremonia, sobretodo para aprobar nuevos presupuestos y revisar las cuentas —suspiró el sincorazón hablando hacia la pareja.

Buscó a Saito con la mirada y le hizo un gesto.

¡Saito! ¿Te ha llegado la actualización del mapa de los mundos? Hay siete nuevos de los que no teníamos constancia y necesitamos algunos cuantos exploradores más para explorarlos y cartografiarlos.

La conversación llegó a su fin cuando Ronin pasó por su lado junto a Ryota. Ambos habían envejecido, pero conservaban bien su semblante, Ronin seguía siendo un hombre alegre y Ryota... Había cambiado, dejando atrás su seriedad y frialdad habitual pese a que seguía siendo alguien imponente.

Espero que te comportes y no montes otro numerito a la hora de marcharte.

¿Y negarle a mi Aprendiz el honor de liderar Tierra de Partida? Nunca me lo perdonaría. Y tú tampoco, si te robara el momento dramático de la tarde.

Cada año tienes mejor humor, ¿te has dado cuenta? De haberlo sabido, te habría obligado a jubilarnos mucho antes...

Ante las muestras de cariño de la pareja fue posible escuchar como Lyn gruñía.

¿Queréis hacer el favor de comportaros los dos? —Les protestó—. Haréis que me arrepienta de no haberos echado de una patada de la ceremonia de Nanashi. Si seguís refunfuñando como dos viejos, haré que Nithael le entregue el título de Gran Maestra, y yo misma os mandaré a los dos a Islas del Destino.

¡Eh! —interrumpió Ronin—. ¡Dijimos que volveríamos al País de Nunca Jamás a vivir como piratas! El mar balanceando el barco, la libertad, el viento con olor a sal...

Ni en sueños, cariño. Ya lo hemos hablado: si quieres que me jubile y pase mi vejez contigo, no será como pirata.

Aquella jovialidad contagió algunas risas entre los asistentes, donde me encontraba. Ambos líderes fueron guiados por el todavía joven Nithael hasta la tarima donde los tronos se encontraban. Entre todos los caballeros no podían faltar por supuesto las Princesas y Príncipe del corazón. Diez años no eran suficientes para sanar todo lo que habíamos sufrido, pero la esperanza afloraba con cada niño que nacía, con cada día que pasaba, con cada nuevo mundo descubierto.

Fue entonces cuando la futura líder de Tierra de Partida hizo acto de presencia. La mujer también había madurado en aquellos últimos años, pero al contrario que Ronin y Ryota, que se habían vuelto mucho más ruidosos, Nanashi mantenía aquel semblante que la había hecho ganar aquel apodo "La dama dama de hierro". No era algo despectivo, todo lo contrario. Su capacidad para mantener la calma en cualquier situación nos había salvado la vida muchas veces, era admirable su temple. Desde luego, era la mejor candidata para convertirse en aquella que llevase las riendas de la Orden.

¿Lista?

Por favor. Llevo estándolo desde que me nombraron Maestra —bromeó con una sutil sonrisa—. Ha sido un largo viaje.

Sin duda. Pero ¿a que lo has pasado bien?

Es una forma de decirlo, sí. Hoy empieza una nueva etapa.

Nithael agarró con fuerza la mano de Gabriel y levantó la vista hacia el cielo. Todos nos situamos de forma ordenada para empezar la ceremonia.

Una era oscura que se había extendido por mil años había finalizado al fin y una nueva daba comienzo. Se habían perdido vidas, muchos habían quedado atrás para no volver, pero ninguna pérdida había sido en vano. Todos ellos, incluso los que habían desaparecido misteriosamente habían aportado un pequeño grano de arena durante mil años. Aquellos granos habían formado una montaña que finalmente había llegado a su destino; al del equilibrio.

Todavía quedaban demasiadas cosas por hacer, los sincorazón aunque más tranquilos que antes seguían haciendo de las suyas de cuando en vez, en los mundos también surgían en ocasiones villanos que amenazaban con el orden que la civilización estaba construyendo lentamente. No era raro que en un futuro cercano varios de esos villanos terminasen uniéndose para crear organizaciones criminales como la de los Villanos Finales o los Villanos Disney, nuestro trabajo no había terminado y posiblemente nunca terminaría, pues mientras existiese la luz seguirían existiendo las sombras y solo ellos, los Portadores tenían el poder de mantener el delicado equilibrio entre ambas fuerzas.

Pero aquel día no era para preocuparse por esas cosas. Debían pensar a corto plazo y después... Ragun ansiaba volver a la Necrópolis de la Llave Espada. Cada año, en aquella fecha regresaba para dejarle flores a aquel que lo había acogido... Kazuki.

Felicidades, Maestra —terminó felicitando Ragun una vez la ceremonia había finalizado y tuvo la oportunidad de saludar a Nanashi—. Estoy seguro de que lo hará a la perfección. Después si no le importa, necesito pasar por su oficina para solicitar algunos aprendices para una misión de exploración, algo sencillo.

Ragun se alejó un poco y saludó a Saeko con un movimiento con la cabeza, también vio a Alanna y a Celeste... A todos. El Maestro sincorazón se aproximó a la pareja de recién jubilados, que probablemente discutían sobre a donde irían a vivir.

Espero veros por aquí de visita, vejetes —agarró con sus manos los hombros de ambos con una sonrisa sincera y amistosa—. Cuando os establezcáis espero que como mínimo nos deis una dirección para poder pasarnos por ahí.

Ragun buscó con la mirada a la nueva líder de la Orden; Nanashi. La mujer estaba rodeada de gente todo el rato, era normal. Todos querían felicitarla. El sincorazón esperó un poco antes de acercarse a ella, cuando las cosas se calmaron un poco a su alrededor.

Maestra Nanashi... —reverenció con educación—. Sé que ya se lo habrán dicho un millón de veces hoy, pero es imposible no querer felicitarla —sonrió—. Yo... Solo quiero agradecer por todo. Todos estos años siempre ha sido un pilar fundamental por la Orden y merecía más que nadie ser quien heredase las riendas de La Orden. Espero trabajar con usted durante muchos más años. Estoy seguro que... Estoy seguro de que los que ya no están con nosotros celebran desde el más allá este día, junto a todos nosotros.

Sonrió al resto de sus compañeros con cierta complicidad. Ya eran muchos años junto a ellos, a los cuales podía llamar a aquellas alturas su familia. El vínculo que compartían todos los que habían estado en aquella gran batalla final había hecho que al menos Ragun sintiese una conexión especial con ellos. Se habían cubierto las espaldas los unos a los otros, habían llorado y sufrido... Todos habían cambiado, pero los cambios no eran malos. Todos seguían hacia delante sin mirar atrás. Maestros y Caballeros... Todos ellos miraban hacia un futuro brillante.

"
¿Cuál es tu nombre?"
"¿Yo? Esto... Ragun, creo."

"Vuestro primer entrenamiento será hacerme dar un paso atrás"

"¡¡¡Has matado a un inocente!!!"

"Bienvenido a Bastión Hueco."

"Yo declaro la guerra contra Tierra de Partida."

"¡Todo eso fue Chihiro!"

"Por fin las dos Ordenes conocen la paz."

"El verdadero enemigo es... Xihn. Debemos luchar unidos o no podremos hacer nada."

"Felicidades; Fátima, Malik."

"¡LAS LLAVES ESPADA! ¡CHICOS!"



Fugaz, aquellas frases pasaron fugaces por su mente. Cosas que había dicho el propio Ragun o le habían dicho durante aquel tiempo. No todos habían sido buenos momentos, sobre todo cuando no entendía a la sociedad humana del todo bien. Tanto tiempo... Había pasado tanto tiempo...

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Muchísimas gracias a todos. Tanto a la gente que ha llevado esta historia hasta el final, como a aquellos que han estado una vez aquí y ya no están. Han sido cinco años y medio fantásticos con todos vosotros, me lo he pasado realmente bien y sé que este rol no es algo que vaya a olvidar.
Última edición por Sombra el Sab Ago 18, 2018 2:21 am, editado 1 vez en total
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Sombra
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Re: [Evento Global Final] Un Reino de Luz y Oscuridad

Notapor Kairi » Vie Ago 17, 2018 10:50 pm

Y se acabó.

Habían derrotado a Xihn. Kairi vio, exhausta, cómo se desvanecía poco a poco con su mano cogiendo la de uno de los niños.

Lo siento, padre.

Era vuestro pariente, en cierto modo, y vuestra lengua. Teníais derecho a decir lo que os pidiera el corazón. Estoy seguro… de que le proporcionó consuelo.

En ese momento la joven cayó de rodillas, cansada, con una marabunta de sentimientos recorriendo su cuerpo. Al fin, todo terminó.

***


Horas después, los niños levantaron un pequeño tributo a Xihn y los Maestros curaron a los heridos y limpiaron el lugar. Al rato, llegó Nithael todo eufórico.

¡El Caos ha desaparecido por completo! ¡El Reino de la Oscuridad está empezando a retroceder, el Intersticio vuelve a aparecer poco a poco! ¡Podríamos llegar a recuperar los mundos caídos!

Eso significaba que Islas del Destino volvería a existir y con ello la familia de Kairi. La joven, de la alegría, abrazó a Hiro. Luego Ruz se colgó de los brazos de ambos celebrando la victoria. Ella sonrió divertida mientras lo balanceaba. Todo había terminado bien.

Era el fin de una etapa. Comenzaba una nueva.

***


Había pasado 10 años desde aquello y aún lo recordaba como si fuera ayer. Pensamientos, recuerdos cruzaban su mente mientras escogía una foto de su colección. Pero había tantas que no sabía cuál enviarle. ¿La de la torre en medio de las montañas, el país lleno de dulces o el que había nieve e hielo por todas partes?

Awa—Awa-chan había decidido mordisquear la de los dulces.

¡Para! No se come, es una imagen—dijo quitándole la foto y dándole a cambio una galleta para gatos.

En esa foto salía bastante bien y recordaba que a él le gustaban los dulces, así que se decidió por esa. Puso la dirección por detrás y se la dio a un Moguri cartero que esperaba con ansia alguna propina. Se la dio a cambio de que la foto llegara a donde tenía que llegar.

Había perdido la cuenta de todos los mundos que había visitado ya. ¿Cuántos habría? No importaba, los vería todos y salvaría a la gente de los Sincorazones que pudiera haber. Fue la promesa que se hizo después de la última gran batalla. No permitiría que desapareciesen más mundos ni sus gentes. Desde entonces había ido de mundo en mundo, Llave Espada en mano, realizando su tarea. Y haciéndose fotos en todos ellos de paso, forjando nuevos recuerdos. La gabardina roja la llevaba en cada uno de sus viajes. Estaba ahí para recordarle que regresaría con vida, como ocurrió en la batalla contra Xihn. Ya no vivía en su habitación de Tierra de Partida, sino en una casita en sus Islas cerca de su familia. Pero de vez en cuando se pasaba por allí a saludar a los Maestros y ver cómo iba todo. También a alguna que otra celebración como la del nuevo nombramiento de Nanashi que iba a tener lugar dentro de pocos días...

***


¿Lista?

Por favor. Llevo estándolo desde que me nombraron Maestra. Ha sido un largo viaje.

Sin duda. Pero ¿a que lo has pasado bien?

Es una forma de decirlo, sí. Hoy empieza una nueva etapa.

Allí se encontraba Kairi, junto a sus antiguos compañeros y Maestros, celebrando que Nanashi era la nueva Líder de Tierra de Partida. Ahora tenía de mujer a Lyn, su antigua mentora. Estaba segura de que la cuidaría muy bien.

Después de la ceremonia le esperaba un gran banquete. Miró a su alrededor a ver si veía a Hiro. Pero no lo vio allí, sólo a su fiel compañero Goei, al que Awa-chan empezó a perseguir por su pompón rosa.

¡Déjalo ya!—dijo cogiéndolo en brazos—. ¡Hola, cuánto tiempo!—saludó al Moguri—. ¿Todo bien por aquí? ¿Mucho trabajo?

Después de su encuentro con Goei, empezó a zampar como siempre que la invitaban a una fiesta.

Sí, había pasado buenos y malos momentos entre aquellos muros. Pero su misión allí terminó hace años. Aunque siempre habrá peligros a los que enfrentarse...
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La Historia Del Hipercor By Rmedive92
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El Viernes 26 a las 20 fui al hipercor para compra un juego por el cumple de un amigo y en el msn deje un automensaje que era "En El Hipercor" , en esos momentos Habimaru cerro el chat y se creo una multiconversacion de 7 o 8 personas del foro para hablar , cada minuto aparecía mi gracioso automensaje con el icono del tio feliz , cuando llegue y comente estaban todos En El Hipercor , uno en el carrefour pero bueno , al dia siguiente en el chat la frase mítica aparecía cada poco En El Hipercor y ya esta es la historia del Hipercor que tanta gente me pregunta XD ( Se le ha parecido buena o vivió esto ponérselo como firma.


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Kairi
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Re: [Evento Global Final] Un Reino de Luz y Oscuridad

Notapor RedXIII » Vie Ago 17, 2018 11:06 pm

El cuerpo de Xihn había sido sustituido por algo más... humano... pero ¿Realmente lo era, lo había sido en algún momento? Venía de la oscuridad ¿Qué significaba eso para Hiro? Él había nacido en la luz, sin embargo nunca supo qué sentido tenía aquello ¿Qué le diferenciaba de Xihn, qué le hacía "humano"?

>>Esto termina ahora — Se dijo a si mismo olvidando aquellas cuestiones que se había planteado, apenas importaba aquello en medio de un combate —Por fin seré libre de este peso que ancla mi corazón — Levantó su mano y en ella apareció su más vieja compañera, su llave espada, quien estuvo ahí desde que todo empezó y que había vuelto una vez más para ver cómo terminaba.

Un rayo de luz se unió a los demás, destruyendo el ser que se retorcía ante el, y a continuación un estallido cegador.

Con aquel último golpe la energía desapareció, aquellas pesadas armas que hasta hacía un momento se mantenían en el aire, cayeron con brusquedad al suelo, haciendo un estruendo y levantando la tierra y polvo que había bajo ellas.

Las marcas que habían iluminado momentáneamente su rostro poco a poco se fueron apagando hasta quedar en nada.

Sus ojos, que había mostrado el azul más cristalino del mundo, volvieron a su tonalidad de siempre.

Su fuerza, que hasta entonces se había mostrado imparable, flaqueó.

Su preciada gabardina desapareció entre los suspiros del aire.

Su sedoso pelo se deshizo como el humo.

El soldado de Tierra de Dragones se postraba ante el cansancio, mirando la lejanía, declarando con sus labios la felicidad y el dolor de la victoria.

Suspiró y se rascó la cabeza ¿Realmente había terminado ya? Costaba de creer, pero sin duda era un alivio que todo hubiera salido tan bien, demasiado incluso en comparación a lo que estaba acostumbrado.

Se llevó un cigarro a la boca y lo encendió mientra escuchaba los ecos del vacío rogar por un alma que se desvanecía.

>>Eimin — Susurró.

***


Un pequeño Moguri abrazó la pierna del mestizo, quien incrédulo miró hacia abajo para reconocer a su viejo compañero.

Estaba preocupado por usted — Confesó entre llantos algo exagerados —¿Le ha hecho algo ese infraser, esta entero? — Empezó a comprobar brazos y piernas, casi como una madre sobre protectora temiendo por la integridad de su cachorro.

No seas tan melodramático — Contestó —Nada que una cerveza y un buen día de descanso no pueda arreglar — Pero no fue el único que se acercó, aprovechando la cercanía entre Kairi y él, Ruz se colgó del brazo de cada uno y empezó a balancearse con una eufórica alegría, y no parecía ser la única, ya que Kairi abrazó fugazmente al mestizo para expresar tanta alegría que sentía.

Je, bueno, supongo que me podría tomar unas vacaciones en Tierra de Partida — Comentó a su pequeño compañero. Goei sonrió pero cuando decidió mirar al mestizo para mostrarle su alegría, había desaparecido, lo único que quedaba era su cigarrillo encendido sobre el suelo.

¿Maese?

***


¿Qué has hecho?
No lo sé
Podías haber muerto
Pero no lo hice
Juegas con algo que no puedes controlar
Tú también
¿Irás?
¿A donde?
Con tus hermanos
¿Por qué?
Lo han ̰̼̩̲͈̤͕́ͥ̂ͬ̆͒ê̞̹̞͝n͈̫̝̤̞̞̼̅ͬc͈̱̥̜̙̻̖̒͆o̻̮̭̠̦͆̑ͥ̔nͫ̊ͬ͏͉̱̰̫̫̦tͥͬ̏̏͐̅͢r͚̓̓̽̋ͯ̅a̵̰̺̟d̬ͯ̓͂o̟̖̦̅ͭ


***


Habían pasado diez años, mucha gente se estaba reuniendo para recordar aquellos tiempos pasados en Tierra de Partida a través de invitaciones que habían recibido, Goei estaba entre la multitud, con alguna cana y una cicatriz más grande en el ojo derecho, pero prácticamente igual que cuando terminó la guerra. Había decidido hace mucho quedarse en aquel mundo, vivir con sus semejantes e intentar hacer de Tierra de Partida un lugar mejor, un hogar para los pequeños Moguris trabajadores que habitaban en él.

Envuelto entre el jolgorio y la alegría de los demás, mostró ánimo y festividad, sin embargo se encontraba algo triste porqué Hiro no iba a ir, Tierra de Dragones seguía con su recuperación y aunque habían avanzado grandes pasos, el mestizo había convertido casi en una obsesión el reparar todo el daño que había hecho Dark Light, tal vez para limpiar el poco honor que le quedaba o como disculpa por conquistar y asesinar a todos los habitantes de la ciudad, sin embargo aunque sabía que era imposible encontrar una redención a tales actos, nunca perdió la esperanza de que un día, simplemente le olvidaran, era a lo más que podía aspirar "El emperador".

Dos Moguris se colaron entre la multitud para reunirse con Goei.

¡Hemos traído bebida! — Contestó la Moguri de pompón blanco, la cual respondía al nombre de Mogurei.

¡Y de la buena! — Aclaró el Moguri del pompón anaranjado, al cual solían llamar Mogara.

Espero que no sean bebidas espirituosas — Insistió al tomar uno de los vasos —¿Debo recordaros a quien casi le arrancan una oreja? — Los ojos tornaron ligeramente hacia cierto individuo con muchas heridas en la cara.

¡Eso fue por una apuesta, ya sabes, el poder de "No hay"...! — Interrumpió Goei su frase con un sonoro carraspeo mientras le daba su vaso a Mogara.

Hoy tenemos que mostrar nuestra máxima gallardía — Contestó mientras arreglaba vagamente la pajarita que llevaba Mogara al cuello.

¿Significa eso que va a venir por fin? Ese del que tantas historias cuenta — Comentó Mogurei con cierto asombro y admiración.

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No creo, dijo que no estaba muy interesado en estas cosas — Las patitas de Goei pararon en seco al pronunciar aquellas palabras —No se sentía a gusto aquí, y tampoco encuentra el valor para volver...

¡Pero eso no importa, mirad, tenemos a otros aguerridos y bizarros caballeros! ¡Por ahí está Ronin y Lyn, le enseñaron muchas cosas! — Agarró de nuevo su vaso y con aquellas palabras apartó la atención que se había generado hacia su viejo compañero, era un tema del que prefería no hablar, entendía sus sentimientos, por ello la marcha de Hiro había hecho trizas su pequeño corazón. Su hogar, el cual habían convertido en un lugar tan bello, nunca podría compartirlo con su mejor amigo.

O eso creía...

¡Debería pedirle un autógrafo a Lyn!

Pero si tienes cinco y una foto dedicada — Protesto Mogara, intentando que no fuera otra vez hacia la maestra y montara una escena.

¡Pero es que sus orejas son tan guays!

***


Goei notó algo aferrarse a su pompón, como si mil agujas se clavaran en él, un escalofrió recorrió todo su cuerpo.

La voz de alguien a quien no había visto desde hacía tiempo interrumpió aquel malestar.

¡Déjalo ya!— Apartó a aquel ser de su delicado pompón —. ¡Hola, cuánto tiempo! ¿Todo bien por aquí? ¿Mucho trabajo?

Lo de siempre — Respondió —Evitar que estos mastuerzos se metan en lios — Fulminó con la mirada a sus dos acompañantes.

Maese Hiro no ha aparecido, lo siento — Comentó —Pero bueno, esto es una fiesta, hay que disfrutar — Sorbió de golpe la bebida que tenía en la mano, terminando con toda su cara enrojecida.

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Bailemos, maestro — Comentó Mogurei junto a Mogara, quienes parecían haber tomado la iniciativa.

¡Hasta que nos desalojen! — Gritó el animado Moguri.

***


A lo lejos, entre los ecos de las sombras y la oscuridad, una silueta se mantenía expectante, atenta a todo lo que sucedía.

Cuanto tiempo — Suspiró —Goei tenía razón, el jardín ha quedado precioso — Las sombras se disiparon lo suficiente para mostrar el color de su armadura, la cual había sustituido sus viejos tonos verdes por unos rojizos, y su cabeza, con una trenza pequeña, donde estaba su patilla izquierda, formada por cuencas de tallados extraños, y un mechón anaranjado que salía de su frente. Apenas había cambiado en diez años.

Parece que se divierten — Se rascó la cabeza —Tal vez debería ir, pero... — Las dudas le abrumaron, apenas había gente entre ellos a la que realmente conociera o recordara, y tampoco era precisamente popular entre los que habitaban aquellos pasillos.

Se quedó un rato más observando, esperando...

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Re: [Evento Global Final] Un Reino de Luz y Oscuridad

Notapor Tsuna » Vie Ago 17, 2018 11:41 pm

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«La magia de hielo es arrolladora y poderosa. Tengo curiosidad por la demostración que vas a realizar.»

A la orden de Nanashi todos pasaron al ataque.

De inmediato Saeko sintió la energía de Friederike correr por sus venas y las raíces brotaron a través de la tierra, extendiéndose, atrapando las piernas de un monstruo que ya no se encontraba protegido por el Caos gracias a que su tiempo estaba retrocediendo. Pese a todo la batalla que siguió fue difícil.

La lluvia de flechas cayó sobre Xihn y los hechizos que siguieron por parte de Malik, la maestra Fátima y sus esencias resultaron arrolladores. Saeko contempló en silencio, concentrada, esperando una oportunidad entre tantos ataques para asegurarse de que acertaba de pleno a Xihn. Ya se encontraba sorprendida cuando el golpe que le asestó el maestro Ragun a su enemigo logró desestabilizarlo.

Vio por el rabillo del ojo a Saito y a Lyn acercándose y esperó, esperó un poco más. Las princesas combinaron toda su magia para fortalecer los hechizos que se estaban lanzando, si es que no usaban los suyos propios para atacar. Y entonces vio su oportunidad cuando el tajo de Celeste ocupó toda la atención de Xihn.

¡Cuidado, apartaos!

El frío la envolvió y se le erizó la piel, pocas veces había lanzado sus hechizos con tanta rabia y tanta fuerza, un violento movimiento de mano y el hielo se empezó a formar. Ni qué decir que la satisfacción la recorrió por dentro cuando vio a Xihn apurado por escapar, atrapado y herido como estaba, pero el monstruo puso tanto empeño que logró incluso arrancar la tierra, bueno, al menos le había acertado en un costado.

Una inmensa llamarada por parte de Alanna logró que Xihn se viese obligado a protegerse con el brazo que todavía conservaba, convocando una pantalla de oscuridad que le protegió del daño. Esto hizo que empezara a concentrar su magia y agujas de oscuridad comenzaran a surgir del suelo, alertando a Saeko, que se vio obligada a escapar haciendo uso de las raíces de Friederike.

«Eso ha estado cerca.»

Xihn no logró aguantar mucho más y su monstruosa forma comenzó a desvanecerse, dejando entrever algo en su pecho. El grito de Ryota les dejó claro lo que hacer.

¡VAMOS, ESA ES SU VERDADERA FORMA!

Y como si se les hubiese escuchado la bestia se defendió con uñas y dientes. Saeko solo recordó un sonido aterrador, un presagio de lo que estaba por venir, al instante cayó una terrible tormenta llena de rayos y mucho, mucho dolor. Xihn, que no parecía conforme todavía continuó atacando a diestro y siniestro, y Saeko llegó a pensar por un momento no iban a salir de esa.

¡LAS LLAVES ESPADA! ¡CHICOS!

Fue gracias a la voz de Ronin que Saeko encontró las fuerzas necesarias para levantarse de nuevo, tambaleándose. Invocó su Llave Espada como los demás estaban haciendo y amenazó con ella a Xihn.

Acabemos... con esto. —musitó apenas sin fuerzas, con el único deseo de que todo terminara de una vez.

Nithael descendió con gracia para quedar ante Xihn y la luz de sus corazones hizo estallar el mundo.

El blanco lo envolvió todo.

****


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Silencio, era lo único que quedaba en aquel páramo desolado.

La bestia en la que se había transformado Xihn se desvaneció, dejando tras de sí una figura oscura sin rasgos ni forma definida, una sombra que poco a poco parecía ir deshaciéndose junto al viento. Saeko se acercó con cuidado, adelantándose unos pasos y llena de curiosidad; tenía que verlo, tenía que ver quién era el culpable de todas las tragedias que habían tenido lugar.

Con los ojos bien abiertos contempló lo que quedaba de Xihn, una criatura que había consumido tantas identidades y que ahora carecía de una propia; no dejaba de resultar irónico. Muchas preguntas se le pasaron por la cabeza, sin comprender cómo alguien, fuera de la raza que fuera, había sido capaz de llegar hasta ese extremo. Tenía sentimientos encontrados. Sintió respulsión e incomprensión hacia él, pero también tenía curiosidad, mucha curiosidad.

Los niños se apresuraron a acercarse a la sombra y con todo el cuidado del mundo, la acogieron como si de uno más de ellos se tratase.

Estamos vivos.

Los tres pronunciaron unas palabras incomprensibles y que solo Xihn debía entender, un último mensaje. Poco después el viento se lo llevó para siempre.

Lo siento, padre.

Era vuestro pariente, en cierto modo, y vuestra lengua. Teníais derecho a decir lo que os pidiera el corazón. Estoy seguro… de que le proporcionó consuelo.

Había terminado... todo había terminado.

Saeko aferró con fuerza el mango de su Llave Espada y, encogida en sí misma, cerró los ojos con dolor. Incontables recuerdos se le pasaron por la cabeza, recuerdos de toda su vida rebobinada como una película. Se había equivocado en tantas cosas... había sido tan ignorante en otras. Lo duros que habían resultados los últimos cuatro años, y lo duro que resultó volver a la Orden.

Pero no todo eran tragedias, también había pasado muchos momentos y cosas buenas durante el viaje, como cuando estudiaba con empeño en Bastión Hueco por las noches en la biblioteca, o cuando los maestros tuvieron suficiente estima en ella para asignarle a los aprendices más novatos. Momentos triviales, pero que ahora atesoraba con cariño en su corazón.

Padre...

Las lágrimas brotaron y descendieron sin control.

Al fin, todo había terminado, Saeko cayó sobre su propio peso y se mantuvo unos momentos asimilando todo lo que había pasado, secándose el rostro e intentando darle cierta privacidad a Friederike, que todavía seguía con ella.

Todo el mundo se dispersó, y después de un rato los maestros los convocaron para discutir algo importante. Antes de poder acudir con ellos Saito se acercó, comentándole que en realidad la idea de Chihiro había sido originalmente de Aaron, y que se lo comunicaba por el simple hecho de que era necesario saberlo.

Descuida, se lo diremos. —apretó con fuerza su hombro, mostrando una sonrisa un tanto cansada en sus labios.

El motivo de su presencia allí se debía a que la reina todavía la acompañaba, como era el caso de Alanna, que contaba con Gabriel. Nada más poner un pie en aquella habitación y ver a todos los maestros reunidos el pánico se apoderó de ella al principio, sintiendo la urgente necesidad de salir corriendo por la puerta para esconderse en un sitio lejano y oscuro. Básicamente se sentía como un gatito rodeado por una manada de leones.

Respiró hondo, se serenó y terminó por avanzar con paso firme, mentalizándose de que era momento de coger el toro por los cuernos.

El tema principal de la discusión era qué hacer con los corazones que habían sido liberados, la maestra Fátima parecía haber encontrado un método para darles cuerpo, pero no era algo que pudiese suceder de un día para otro por lo que Saeko comprendió que Friderike iba a seguir con ella un tiempo. El caso de Gabriel con Alanna fue similar.

«Es un alivio saber que va a poder recuperarse, empezaba a temer qué iba a sucederle después de la batalla.»

Pero no fue el mismo caso para Chihiro y Aaron, y lo comprendía perfectamente.

Sin ella, estaríamos muertos. Fue ella quien hizo retroceder el Caos.

Destruyó pueblos, se enfrentó a nosotros, envió a nuestros aprendices al pasado y apuñaló a Ryota.

Pero aún así al final decidió ayudarnos.

Sí, se acordaba de todo eso. Dio un paso al frente para hacerse notar y carraspeó, un tanto temerosa por levantar la voz, pero no fue al poco de empezar a hablar que ya se sintió como una más.

Eh... realmente, el plan para hacer retroceder el Caos fue cosa de Aaron. Con los poderes que le concedió el Caos, Saito fue capaz de escucharlo, y también de transmitirsélo a Celeste —hizo una pausa antes de dar por sentado todo el asunto—. Me lo ha dicho antes de venir porque consideraba que era algo que necesitábamos saber.

Se llevó una mano al mentón pensativa y se terminó poniendo más seria de lo normal al pensar en él.

Andrei también decidió ayudarnos al final a pesar de todo lo que nos ha hecho, y no por ello creo que ninguno de los presentes le vayamos a perdonar.

«¿Ve necesario salir en su defensa, majestad?»

Friederike le comentó que no era conocedora de su justicia, y por tanto prefería no opinar, así que eso dejó a Saeko opinando lo mismo que Nanashi, Ronin y Ryota.

La reunión se extendió más de lo que hubiesen deseado y finalmente, Nithael terminó por confirmar que el Caos había desaparecido para siempre, incluso que los mundos caídos tenían la posibilidad de volver. El alivio la inundó por dentro y soltó un resoplido de cansancio, casi parecía que no se lo terminaba de creer como muchos de los presentes.

Y por primera vez en tantísimo tiempo, la alegría y el júbilo llenaron el castillo.

****


Al poco de llegar a Tierra de Partida desde el reino de la oscuridad Saeko sintió la necesidad de caer rendida en el primer sitio cómodo que encontrase, cualquier sitio le valía. Aunque antes debía asegurarse de que su familia se encontraba a salvo y quizá se terminara arrepintiendo de hacerse ilusiones, pero a esas alturas lo único que le pedía su cabeza era descansar y un final feliz.

Hasta que la maestra Ariasu se puso en contacto con ella, alegando que antes de ofrecerle una carta lo que tenía que hacer era hablarlo en persona. Saeko bajó la vista al principio, nerviosa, para después decírselo todo con sus propias palabras. En el fondo también lo prefería así.

Maestra... muchas gracias por haberme concedido la Llave Espada. Entiendo que mi historia sea complicada, primero abandoné Bastión Hueco y después marché de la Orden, entiendo que me haya mirado con malos ojos. Llegué a ver esto como una carga y la situación me superó —al menos, tenía que ser sincera—, pero fue usted la que me ofreció la oportunidad de ir más allá, y ahora mismo me siento muy agradecida por tener la capacidad de proteger a los que quiero.

»Es todo lo que tenía que decirle, no me hubiese quedado tranquila. Me siento muy afortunada de haberla encontrado.

Se esforzó para que los ojos no se le cristalizaran demasiado, tenía que mostrarse fuerte y segura.

La respuesta de la maestra sin embargo logró darle un brillo de esperanza a sus ojos.

Muchos se ven superados. No importa. Al menos has aguantado hasta el final y... has apoyado a tus compañeros. —Sonrió con amabilidad y le puso una mano en el hombro. Parecía que, en estos años, su entusiasmo se había visto mermado—. Nithael nos ha hablado de Friederike. Gracias. Estoy convencida de que, con el tiempo, tus logros eclipsarán tus errores.

Asintió con energía, haberse ganado la aceptación de su maestra suponía mucho más de lo que cualquiera podía imaginar. Podía quedarse tranquila.

****


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Y hasta ahí, esa había sido la historia de Saeko durante la guerra. Diez años habían pasado desde entonces y aunque todavía era palpable el daño causado, muchas cosas habían cambiado.

Se hacía ya tarde y el sol no tardaría en ponerse desde el horizonte. Una de las muchas salas de entrenamiento estaba siendo utilizada en ese momento, donde maestra y aprendiz terminaban su clase práctica.

El muchacho todavía mostraba determinación en su mirada a pesar de estar en las últimas... un último hechizo de viento era lo que le protegía. Simplemente aguardaba enarbolando su Llave Espada, a la espera de aprovechar la situación para poder contraatacar con sus últimas fuerzas.

La maestra sin embargo no le dio respiro alguno, un dragón hecho de pura oscuridad fue convocado y a una velocidad pasmosa, barrió al aprendiz.

Si siempre juegas a la defensiva esperando oportunidades perderás, tienes que aprender cuándo atacar.

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Mientras el joven todavía se incorporaba, Saeko se acercó hasta él con paso firme, decidida, y se agachó hasta ponerse a su altura. A pesar de la dureza a la que sometía a sus aprendices, aspecto que le había dado suficiente fama entre los más novatos para que quisieran salir corriendo, cierto era que también comprendía que todo el mundo podía cometer errores y por ello entre bastidores, se esforzaba por comprenderlos y apoyarlos.

Esbozó su mejor sonrisa y le tendió la mano.

Es usted demasiado agresiva, señora, nunca nos da un respiro... y todo sea dicho, no estoy concentrado últimamente. Ya sabe, la pelea que tuve el otro día con...

Isai, escuchame. Sé que no fue justo para ti, la actitud y el comportamiento de Mia no fueron los más ejemplares, pero bajo ningún concepto debes guardarle rencor por lo ocurrido. Sé que eres un aprendiz muy bueno y con talento, y aquí contamos contigo para que en un futuro nos eches una mano —le revolvió el pelo con la mano y lo ayudó a levantarse—. Venga, vamos. Se hace tarde.

Isai asintió con la cabeza y cabizbajo, se despidió antes de salir del aula.

La maestra suspiró, a veces lidiar con los problemas de sus aprendices resultaba más agotador de lo que parecía. Se esforzaba en pensar que si alguien hubiese estado de verdad al lado de gente como Aaron muchas tragedias se hubiesen podido evitar. Odio, frustración, ansia de poder, venganza... tenían que saber enfocar esos sentimientos en sus aprendices por el lado positivo, eran sentimientos como otros cualquiera y era lógico sentirlos, pero tenía que asegurarse de que no se dejaban llevar por ellos. Y muchas veces tampoco resultaba fácil indagar en sus problemas.

Diez años habían pasado desde la batalla contra Xihn, muchas cosas habían ocurrido pero parecía todo tan breve cuando se rememoraba... Integrarse en Tierra de Partida al principio fue sumamente complicado, entre la reconstrucción y la ayuda en los distintos mundos, ponerse al día en sus estudios y perfeccionar sus habilidades, y volver a poner en pie su familia, prácticamente destrozada por lo ocurrido en China, había supuesto que hasta los cinco años no encontrase cierta estabilidad y decidiera tomar el examen de maestría.

Sus primeros pasos como maestra no fueron sencillos tampoco, se vio desbocada con otra gran cantidad de responsabilidad y se le hizo cuesta arriba al principio, pero con el paso de los años se le terminó haciendo costumbre. Ayudó por supuesto en la iniciativa propuesta para la reconstrucción de Bastión Hueco, y en memoria de Shinju no fue las pocas veces que se adentró sola en la ciudad para acabar con todos los enemigos que pudiera.

¡Mami, vámonos ya que me aburro! —comentó, deshaciendo la flor de hielo que crecía en la palma de su mano.

Claro, Asaki, perdona. Estaba pensando.

Me debes un helado de sal marina entonces, jum.

Saeko había terminado por tomar la costumbre de llevar a su hija, Asaki, a sus entrenamientos. No había sido hasta poco después de su nombramiento como maestra que se empezó a plantear una estabilidad en su vida, Shui Omura, al principio criado en la familia Nagamine y uno de sus últimos miembros que también ayudó a restaurarla, era el padre.

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Imaginadla con el pelo un poquito más azulado/violáceo.


A pesar de que Saeko seguía siendo la cabeza de la familia, era su hermana la que había decidido ocuparse de las cosas en China para que Asaki tuviera una infancia libre de presiones familiares.

Madre e hija volvieron a sus dormitorios y la noche cayó. El dormitorio, ahora iluminado tenuemente con un par de velas, se encontraba en pleno silencio. Saeko se apoyó sobre el cabezal de la cama sonriente.

Me he puesto a pensar en el entrenamiento de esta tarde, mira que no suelo acordarme de estas cosas con todo lo que tengo en la cabeza, pero...

Con todo lo que has pasado, es normal. Siempre tendremos el recuerdo de todo lo que pasó en nuestros corazones, lo importante es que hayamos llegado hasta aquí, todos. —Saeko, que hasta ese entonces había estado ensimismada, posó su vista sobre él—. Hasta yo me acuerdo de lo renacuajo y débil que era, no me lo recuerdes, por favor. No me castigues de esa forma.

Me ayudaste muchísimo cuando más lo necesité —colocó su mano sobre su mejilla y lo acarició con cariño—, te trataba fatal, a ti y a mi hermana, solo buscaba venganza y estaba siempre sola, incluso te utilicé. Cuando me viste aquella noche... supe que... fue horrible.

Shh, ya está, ya está, no te atormentes más. Sabes que no te juzgaré porque recaigas una y otra vez en esto; yo no lo haré. Vamos, dime cómo quieres sentirte esta noche, al fin y al cabo soy el Caballero de esta maestra tan ejemplar.

Se le escapó una risita ante aquel peloteo tan absurdo. Ambos se acercaron, acariciándose.

¿Te crees que no me di cuenta de las miradas que me echabas en la casa, Caballero?

Siempre he admirado tu fortaleza.

Ven.

****


Espero que te comportes y no montes otro numerito a la hora de marcharte.

¿Y negarle a mi Aprendiz el honor de liderar Tierra de Partida? Nunca me lo perdonaría. Y tú tampoco, si te robara el momento dramático de la tarde.

Cada año tienes mejor humor, ¿te has dado cuenta? De haberlo sabido, te habría obligado a jubilarnos mucho antes...

¿Queréis hacer el favor de comportaros los dos? Haréis que me arrepienta de no haberos echado de una patada de la ceremonia de Nanashi. Si seguís refunfuñando como dos viejos, haré que Nithael le entregue el título de Gran Maestra, y yo misma os mandaré a los dos a Islas del Destino.

¡Eh! ¡Dijimos que volveríamos al País de Nunca Jamás a vivir como piratas! El mar balanceando el barco, la libertad, el viento con olor a sal...

Ni en sueños, cariño. Ya lo hemos hablado: si quieres que me jubile y pase mi vejez contigo, no será como pirata.

El día de la celebración por fin había llegado. Saeko, junto a su familia entró en el salón sonriente, saludando. Todavía costaba, costaba olvidar el pasado y se notaba, pero confiaba en que el tiempo lo terminaría curando todo.

¿Jubilarse como pirata? ¡Oh!

Asaki, ahora tienes que estar calladita...

Silencio.

¿Lista?

Por favor. Llevo estándolo desde que me nombraron Maestra. Ha sido un largo viaje.

Sin duda. Pero ¿a que lo has pasado bien?

Es una forma de decirlo, sí. Hoy empieza una nueva etapa.

Y el júbilo se extendió a lo largo y ancho de la sala.

Saeko se adelantó hasta la posición de Nanashi y aguardó su turno para poder felicitarla con una gran sonrisa. Parecía mentira que fuese prácticamente ayer cuando ambas, maestra y aprendiz, visitaban el Santuario para aprender historia.

Maestra —se inclinó hacia adelante a modo de reverencia—, muchísimas felicidades. —luego la miró a los ojos.

Las copas empezaron a chocar.

Saeko se acercó primero hasta la reina Friederike, parecía increíble pensar en la aventura que habían tenido en el reino de la oscuridad.

Su majestad, me alegra ver que sigue tan bien como siempre —comentó con la copa ya llena en su vaso—. Mis responsabilidades me han tenido tan ocupada últimamente que no he tenido tiempo de informarme como es debido, ¿ha ido todo bien en Reino Encantado? Ya sabe... ¿no supuso un problema su vuelta? —aguardó a su respuesta y la invitó a un brindis—. Me alegro, me alegro mucho. Me gustaría mantener una conversación más formal con usted, pero si me disculpa hay alguien que también requiere de mi atención ahora mismo.

Con una ligera inclinación de cabeza como despedida se dirigió hasta Yasmín, también presente.

No pude acudir a vuestra boda y todavía me sabe mal, pero al menos podemos seguir compartiendo momentos como estos... me sigue costando creerlo. ¿Todo bien por allí? Dadle recuerdos a Genio y a Rayim de mi parte, si les hace una fiesta por aquí estoy yo, si encuentro hueco claro, que ahora soy una maestra muy ocupada. —les propuso entonces un brindis.

¡Fantástico! Agrabah es una ciudad más próspera que nunca, y dentro de otros diez años... ¡No sé ni qué esperar! Será un buen lugar para que Faris reine —dijo, acariciando su vientre—. Podemos celebrar una por su nacimiento. ¿Qué te parece?

¡Cuando me jubile quiero ser también una pirata como tú, seré la jefaza y todos me harán caso! —exclamó entonces Asaki, situada frente a los dos maestros.

¿Qué...? Esto no puede estar pasando, disculpadme.

Con paso apurado, la maestra Saeko acudió rauda hacia donde su marido y su hija se encontraban. Les esperaba una noche muy larga por delante.

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Bueno, bueno bueno...

Maravillada con este global, me siento afortunada de haber compartido este último tema con todos a pesar de mis rabietas (??). Admito que se me quedó el gusanillo de querer rolear con Asaki un poco más también. Pero bueno, este viaje tan largo da por sentado su final (a excepción de encuentros o hilos libres en los jardines). Y respecto a Saeko creo que no puedo sentir más cariño por este personaje con el que he roleado durante casi 5 años.

Nos vemos~
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Re: [Evento Global Final] Un Reino de Luz y Oscuridad

Notapor Tanis » Sab Ago 18, 2018 1:08 am

Envuelto en su nube oscura, Malik dejó paso a los demás y observó los movimientos de Xihn y el resto de caballeros desde el aire, muy por encima de la cabeza del enemigo. Tenía que ser suficiente. Se apartó de cualquier banzado que Xinh pudiera hacer y ayudó con su magia a quien lo necesitase.

Xihn se tambaleó, pero todavía le quedaban fuerzas.

«¿Cuánto queda, cuánto más queda?», pensó desesperadamente.

Fátima, rodeada de sus esencias, atacaba con todo. Igual que el resto. Uno tras otro, los caballeros, maestros y princesas golpearon a Xihn una, y otra, y otra vez, sin parar. Malik se apartó de Xihn a toda velocidad, sumando un último ataque.

Entonces el monstruo cayó sobre una rodilla. Después se abrió un portal. Justo entonces oyó la voz de Saeko por encima de la algarabía del combate.

¡Cuidado, apartaos!

El hielo emergió del suelo e hirió a Xihn. Malik se había alejado lo suficiente para verlo desde más lejos. Sintió una oleada de cansancio y sus ojos lagrimearon. Quería que se acabara, estaba cansado, quería… Quería ver a sus hijos, acurrucarse con Fátima debajo de una manta. El torrente de fuego de Alanna envolvió la mano sana de Xihn. Al ver la oscuridad bajo él, reptando para convertirse en estacas, voló con su propia Oscuridad para ayudar a aquel que no pudiera quitarse de en medio lo suficientemente rápido.

Quería controlar la Oscuridad, hacerla retroceder.

Entonces el alarido tronó.

Malik vio cómo Xihn caía sobre las dos rodillas. Se acercó más a los demás, conteniendo el aliento. Cuando empezó a transparentar no podía creerlo.

¡VAMOS, ESA ES SU VERDADERA FORMA!

Ryota gritó. Malik no comprendió al principio, pero cuando se preparó para cargar vio la figura humana dentro del pecho casi invisible del monstruo. Las ondas expansivas le barrieron, como a los demás, sin que pudiera hacer nada. Dolía.

Duele

Lanzó una onda de oscuridad para protegerse, intentando envolverse en una burbuja. No sirvió para mucho. Malik gritó y cerró los ojos con fuerza, haciéndose una bola en medio del aire. No supo cuánto tiempo estuvo así. Hacía mucho calor, pensó que se estaba acabando. Entonces la última onda explotó sin golpearlos. Cuando Malik miró vio a Nithael y a Eve allí en lo alto. Tenía la boca seca, la cara húmeda de lágrimas, la garganta agrietada. Buscó a Fátima con la mirada, dirigiéndose hacia ella. Estaba muy cansado, tanto que cuando llegó hasta su esposa estaba sin aire y boqueaba. Sentía el sabor de la sangre en los labios.

¡Fátima… !

¡LAS LLAVES ESPADA! ¡CHICOS!

La voz de Ronin, estridente y atronadora se oyó por encima de todo lo demás y Malik se limpió la boca y las mejillas. Se dio cuenta enseguida de lo que estaba pasando, y mirando a Fátima invocó la Llave de Aaron, más poderosa que la suya propia. Después le daría explicaciones. Alzó el arma al cielo y observó cómo el ángel descendía frente a Xihn. Una gigantesca luz cegó todo. Malik volvió a sentir dolor, que no parecía acabarse. Al abrir los ojos de nuevo no distinguió más que motitas de colores en un negro horrible. Pero aun así, pudo verlo.

Xihn no era más que una mancha negra y casi informe en el suelo.

«Oh, Dios… ¿Se ha acabado?»

En sumo silencio contempló cómo Xihn desaparecía con el aire.

Y de repente sintió cómo una gran peso se le quitaba de encima. Despacio, como si se fuera a caer de un momento a otro, abrazó a su esposa mientras las lágrimas le rodaban por las mejillas y mojaban la barba. También, sin darse cuenta, pensó para Aaron:

«Gracias.»

****


Malik tuvo derecho a que le curasen las heridas. Inmediatamente después Ryota le ató y le aislaron del resto de caballeros dentro de uno de los pocos cuartos que quedaban en pie del castillo. No opuso resistencia, sabías que no ganaría nada con ella, así que se quedó callado y no forcejeó. Sentado contra la fría pared de piedra, esperó su juicio.

El de ambos.

«Sabes que lo más probable es que te saquen a la fuerza y te destruyan… Mantengo mi promesa, te la debo.»

Supo que Lyn estaba al otro lado cuando la vió pasar a través del hueco de lo que debería ser la puerta. Sonrió una de las veces, pensando en que lo que Fátima le haría sería peor que cualquier castigo de los maestros. Repasó sus recuerdos, uno a uno e imaginó todas las conversaciones que pudo. Si Aaron tenía miedo, intentaría tranquilizarlo, si no ese miedo sería suyo también.

Cuando los maestros entraron a su improvisada celda, Malik tragó saliva e intentó que el temblor de las manos no se le viera. Miró primero a Ryota y luego a Ronin. Y habló.

Sé lo que vais a decir —dijo. Estaba serio, y sí, un poco asustado porque tenía las de perder—. Tengo dentro el corazón de un asesino. Me ha controlado y hecho daño en mi nombre, ha asesinado, ha destrozado, manipulado y personalmente desearíais destruirlo… —Sabía que Ronin no sería fácil de convencer. Pero no quería rendirse, no iba a hacerlo—. Y tendríais razón —En ese momento titubeó, con el aliento en la boca y los labios entreabiertos. Los recuerdos de cómo Aaron movió sus piernas regresó. Tragó saliva de nuevo—. Pero le debo la vida. Es su interés. Si yo moría, él moría. Lo que quiero decir es que podría haber controlado mi cuerpo todo el tiempo, como hizo… Tenía mis recuerdos, usó mi voz perfectamente, mi lenguaje corporal, mi magia. Se las habría arreglado para ocultar cualquier signo de su presencia.

«Y no lo hizo.»

No dudo que merezca la muerte, pero creo que ha cumplido con creces el castigo de formar parte de algo como Xihn. Incluso si aun siento odio, rencor e ira visceral, hice una promesa. Si sobrevivíamos, le daría un cuerpo. Sé que se puede hacer… No, no, maestro, pòr favor, déjeme acabar. Siento no haber sido más fuerte. —Malik protestó—. La Orden está llena de segundas oportunidades. Yo mismo tuve mi segunda oportunidad. Creo que todos podemos tenerla. Si se la damos… —Inspiró débilmente—. Prometo ocuparme de él. Aaron, tenga la vida que tenga, será mi responsabilidad.

«Lo prometo.»

Cuando Lyn le dio la noticia sobre la desaparición del Caos, Malik no pudo hacer más que alegrarse y dedicarle una sonrisa de alivio.


* * *




Malik se concentró en colocar bien el cuello de la túnica de Sayid. El joven había protestado una vez, dejando después que su padre continuara arreglando la ropa como si fuera un niño. Alisó las arrugas y sonrió. Sayid puso los ojos en blanco. También sonrió. A su lado, su hermano Farid, aun aprendiz de Malik, le contaba una anécdota graciosa a Atiya. Sobre el hombro de Farid revoloteaba la coneja Asah, ahora mascota de este. De vez en cuando se posaba en la cabeza de Malik y le mordisqueaba el pelo.

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Fátima se cogió de su brazo con una sonrisa. Estaba preciosa. Su vestido era ligero, suave y vaporoso, y cuando entraba brisa las mangas se agitaban débilmente. Él, en cambio, llevaba un atuendo más oscuro, recio y sencillo. El manto de maestro llegaba también al suelo, pero fue a Fátima a quién pisaron la ropa. Al escuchar su exclamación de sorpresa se giró, aunque no vio al autor o autora. Resopló débilmente.

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¡Yo sujeto! —exclamó Ibrahim.

Gracias, cielo.

Podrían tener más cuidado.

Vio cerca a Ragun entre la multitud.

Buenos días a todos. Vamos a tener que hacer bastante papeleo cuando termine la ceremonia, sobretodo para aprobar nuevos presupuestos y revisar las cuentas.

¿De verdad estás hablando hoy de trabajo? —protestó Malik.

Había mucha gente a la espera de ver la ceremonia de Nanashi. Malik miró hacia el otro lado, colocándose mejor la capucha a la espalda. Farid llevaba un atuendo similar al suyo, claro, pero sin la capa-manto. Avanzaron todo lo que pudieron, hasta colocarse casi en primera fila frente a la tarima. Desde allí se veía bastante bien, pero sus hijos más pequeños tenían que ponerse de puntillas. Ibrahim ni siquiera llegaba al pecho de la mayoría de gente.

Malik, ¿dónde se ha metido tu hija?—Oyó decir a Fátima—. Estaba ahí hace un segundo. Ah, si Clío estuviera aquí se estaría quieta

Malik se dio la vuelta y levantó un poco la barbilla para mirar por encima de la gente. No vio a Kris por ninguna parte.

Se habrá ido por ahí, no le gusta estarse quieta mucho tiempo seguido. Ya volverá —dijo el hombre con un suspiro.

No te preocupes, mamá, la encontraré —terció Idris. Su hijo mayor era tan alto como él y tenía que agacharse para abrazar o besar a su madre. Malik sonrió de lado—. Sayid, ¿vienes? Así cubriremos más terreno.

El joven, huido de las garras de su padre, se había acercado a su hermano albino.

Cubrir terreno —se burló Atiya. Todavía estaba creciendo y cambiando la voz. Un pequeño desafino sonó y Sayid contuvo una risita—. Ni que fuerais a la guerra.

Con tu hermana a veces lo parece. ¿No vas a darles ninguna pista sobre a dónde ha podido ir?

El muchacho sonrió sin decir una palabra y Malik meneó la cabeza. Se parecía más a él que a Fátima, a la que se parecía Kris. Su pelo y ojos eran oscuros, igual que su piel, que se tostaba más en verano. Sabía que en el futuro sería tan alto como él y tendría que agacharse como Sayid e Idris para abrazar a su madre.

Malik volvió a otear para buscar a Kris, sin resultado alguno. Sus dos hijos mayores, entre risas y charla, se internaron en la multitud para buscarla. Pensó en lo rápido que crecían los niños. Idris y Sayid eran altos y apuestos jóvenes que se llevaban de calle a muchos de los chicos y chicas de Tierra de Partida.

Malik se mantuvo al lado de su esposa, mientras esperaban a que la ceremonia empezase y sus hijos regresaran. Habían pasado diez años desde que la Gran Batalla terminase. Las heridas que Xinh había dejado en ellos aún no se habían terminado de cerrar. Malik se pasó la mano por el pelo, corto, y enterró los dedos por él, peinandolo. Su barba estaba más recortada y fina y le caneaba, igual que lo hacían las sienes. Arrugas le surcaban las comisuras de los ojos y parte de los pómulos. Había envejecido, pero estaba contento. Durante esos últimos años había ayudado en la administración de Tierra de Partida mientras muchos de los caballeros se aventuraban fuera. Ahora era maestro de varios aprendices, a los que enseñaba en la paciencia, la tenacidad y la amabilidad.

Espero que empiecen ya, me muero de hambre. —Oyó que Farid le comentaba a su sobrino, seguido de una risita del muchacho.

Malik le dio un amistoso codazo a su hermano y Farid se lo devolvió, riendo los dos. Entonces sintió que algo le tiraba de la manga y parte de la túnica. Cuando desvió la vista, vio que Ibrahim, su hijo menor, le miraba desde abajo. Parecía mucho más pequeño para la edad que tenía.

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Quiero ver, ¿me subes?

Su vocecita era suave y dulce, y Malik lo levantó en brazos, por encima de muchas de las cabezas que estaban por delante y detrás de ellos. Desde aquella altura, Ibrahim oteó en todas direcciones.

Mira, mamá —dijo a Fátima—. La tía Celeste, ¡hola, tía Celeste! —El niño se apoyó en el hombro de Malik y zarandeó la manita con una sonrisa hacia la mujer. Enseguida saludó a otra persona—. ¡Hola, tía Clío!

¡Hola, cariño!

Cuando Malik miró por encima del hombro vio que Clío se acercaba a ellos. Llevaba un vestido amarillo y floreado, y el pelo recogido en un moño del que caía una cascada de pelo también con flores. Malik recolocó a su hijo en sus brazos para mantenerlo con el mecánico, más fuerte que el sano. Se inclinó un poco para facilitarle a Clío dejarle un beso en la mejilla. Sonrió a su cuñada.

Ib, cielo.

Ibrahim se retorció para mirar al frente y se estuvo quieto. Malik meneó la cabeza y miró a Fátima, ofreciéndole la mano libre para que la cogiera. Atiya fue el primero que saludó a Clío cuando por fin ella llegó hasta el huequecito que su familia hacía entre la gente. Poco después oyó la risa de sus hijos mayores y la voz de Kris, que volvían alegremente pasando entre las personas de alrededor.

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Farid se cruzó de brazos junto a Malik, mirando en derredor con un poco de impaciencia. Malik también lo hizo.

No pongas esa cara, seguro que está por ahí.

Seguro.

Puede estar más atrás, si quieres le buscamos luego, tengo que daros las instrucciones para mañana.

Por favor, hermano, si me haces una encerrona te la devolveré con creces.

Oh, sí, qué buena idea, amenaza a tu maestro.

Malik se rió entre dientes, Farid le imitó un segundo después. Entonces se dirigió hacia su esposa.

Ah, cariño.

Dime, amor.

Voy a llevarme mañana a Ib y a los mellizos a las Islas del Destino, que querían ver la playa antes de empezar el colegio. —Al oírlo, Kris protestó—. Sí, sí, iremos a comprarte un bañador nuevo. —Volvió a dirigirse a Fátima—. Idris me ha dicho que mañana se lleva a Harun a China, y Sayid pasa el fin de semana en Agrabah con mi hermano. Te dejaré ropa de abrigo preparada para la misión, dicen que una ventisca azota Arendelle desde hace días.

¿Acaso hay un hombre más perfecto sobre los mundos?

Exageras…

Cuando Fátima se apoyó en su hombro apretó su mano cariñosamente. A pesar de que muchos habitantes de Tierra de Partida todavía veían como una excentricidad que él se ocupase de los niños y las tareas del hogar, era algo que disfrutaba muchísimo. Su hermano también le ayudaba, sobre todo en la cocina como cuando eran pequeños. Después de que se hubieran reconciliado, Malik había recuperado algo que había echado de menos durante mucho tiempo.

Qué haría yo sin ti. Ah, por el camino visitaré a mi familia.—Malik cabeceó. Al ver el gesto de su esposa le acarició la mano con los dedos—. Me llevaré algunas de las tartas que habéis preparado, espero que no te importe.

Por supuesto que no, llévate las que más te gusten. Hay dos de manzana y una de queso con arándano.


Mamá —Oyó la voz de su hija, pero soltó la mano de Fátima y colocó mejor a su hijo en el otro lado para descansar el hombro izquierdo.

A su lado, Farid mantenía a Asah en su cabeza, acariciando sus orejas de libélula. La coneja se había hecho adulta hacía años. Malik recordaba con cariño cuando la encontró. Fue también las primera vez que conoció a Ragun, aunque en ese entonces lo conocía por otro nombre.

Tampoco es taaaan viejo.

Sin querer soltó una carcajada, porque pensar en Ronin y en Ryota como en viejos de pelo blanco era extraño. Pero allí estaban, y así era. En la tarima, los dos antiguos líderes de la Orden se mantenían de pie. Más allá, Nithael y Lyn también daban inicio a la ceremonia. Desde arriba, Ibrahim saludaba a la gente que conocía y pedía caramelos, usando sus ojazos verdes para encandilar a los adultos. Malik se lo cambió de brazo varias veces.

La ceremonia fue breve pero hermosa. No se entretuvieron mucho con la pompa y la algarabía, en cuanto Nithael dio por finalizado el ritual, la gente empezó a aplaudir con fuerza, a silbar y a gritar por la enhorabuena de Nanashi, nueva Líder de Tierra de Partida.

¡Idris!—llamó Fátima nada más la muchedumbre empezó a disgregarse hacia la salida.

Su hijo mayor cazó a sus hermanos pequeños rápidamente, antes de que pudieran escaparse. Malik bajó a Ib al suelo y le mantuvo cogido de la mano, procurando que no le empujasen mucho. Con la capa del manto mantuvo a su hijo consigo.

Cuidado, no te separes —dijo.

El niño se había cogido a sus cinturones.

Creo que iré a ayudar a contener a los animales salvajes. —dijo Clío.

Farid se apresuró a reunirse con ella. Asah voló tras él, rozando la mejilla de Malik antes.

Te ayudaré, son como culebras del desierto.

Malik siguió los pasos de Fátima para alcanzar a nanashi, pero a contracorriente de la gente que se iba le fue difícil, así que dejó que ella fuera primero y esperaría a poder pasar mucho mejor. La capa se le enredaba y tenía que recogerla, y era un engorro. Fue entonces cuando Ronin y Ryota, que se marchaban también, se toparon con él. Malik se quedó durante un momento en silencio. Desde la derrota de Xihn siempre le sucedía. Los respetaba como el primer día, por supuesto, y sobre todo Ryota era su modelo a seguir como maestro, al igual que Lyn, pero sabía que siempre le guardarían resquemor. Durante diez largos años había peleado para que ningún maestro le tratara diferente. Ibrahim era un niño amable, gentil y dulce, que cuando un bicho se metía en casa lo cogía todo lo rápido que podía para llevarlo al jardín. Había acunado, cambiado, jugado, limpiado y dado de comer a ese niño con el mismo amor que al resto.

Esa había sido su promesa.

Ronin, Ryota —saludó Malik con una inclinación débil de cabeza.

Ib, cogido de su mano, miró a su padre. Luego se soltó de su padre y se plantó enfrente de Ronin, que era más grande que su padre. Le tendió una mano y le ofreció un caramelo.

Para el viaje, abuelo —Ibrahim llamaba abuelo o abuela a todo aquel que tuviera el pelo blanco, para él era algo lógico—. Es de fresa, sé que al abuelo Ryota le gusta la fresa.

Y como no quiere la cosa, si Ronin no cogía el caramelo, el niño se lo dejaría en cualquier rincón de la ropa, igual que Ryota, al que ofreció otro caramelo de fresa. Malik se aguantó la risa, acariciandole el pelo a su hijo. Miró a sus antiguos maestros, mucho menos tenso.

Mañana los llevo para las Islas, nos despediremos como tal allí. Buen viaje, maestros.

Cuando ellos se despidieran, caminaría con Ibrahim de la mano hacia Nanashi y Lyn. Casi no se creía el tiempo que había pasado desde que Lyn y Ronin lo rescataran y le dieran su segunda oportunidad. Casi parecía una vida entera, en la que aquel Malik era una persona completamente distinta, egoísta, dura y amargada. Se lo debía todo a Lyn, por eso cuando se acercó a ella y a Nanashi, sonrió ampliamente. Ibrahim corrió a abrazar a Lyn, su maestra favorita. Malik, frente a Nanashi, inclinó un poco la cabeza. Tenía los brazos dentro de las mangas contrarias.

Felicidades, Maestra Nanashi. —Ibrahim ya se había separado de Lyn y le daba otro abrazo a Nanashi, aunque supiera que no era muy dada al contacto físico. Malik sonrió débilmente, el niño adoraba a todos los maestros mayores—. Sé que se interesará mucho más que Ronin por los formularios de intendencia. Esta noche enviaré la propuesta de diseño por correo electrónico para que la vea mañana. —Miró entonces a Lyn. Su sonrisa no había desaparecido. Ibrahim se cogió a su mano otra vez, obediente y callado en presencia de Nanashi—. Maestra Lyn… Sé que nunca te he agradecido en serio todo lo que has hecho por mí. Por eso os he hecho tarta de manzana para esta noche. Nos vemos después. —Inclinó de nuevo la cabeza y se dio la vuelta—. Vamos, Ib.

El niño caminó de su mano, pero miró hacia atrás, hacia ellas y se despidió con la mano.

¡Hasta luego, Lyn! ¡Hasta luego, Nana!

Malik se dirigió a la puerta. Cada vez quedaba menos gente, así que buscó a Fátima con la mirada, a pesar de que podían encontrarse fuera.

¡MAMÁAAAA!

El grito era imposible de no reconocer. Sin detenerse, Malik contempló a Atiya, subido a una columna. Más allá estaba Fátima. Casi con la sala del Trono vacía, soltó a Ibrahim, que echó a correr hacia fuera, con su madre y hermanos. Él, en cambio, caminó tranquilamente hacia los jardines. Fuera la gente se había dispersado entre los distintos laberintos bajos de arbustos, matojos y árboles. Harun era fácil de distinguir, de tan grande que estaba ya. Recordó al instante su nacimiento, cómo aquella misión había sido la semilla de su amor con Fátima.

Más allá, Farid hablaba con un hombre grandote, alto y ancho, con el pelo largo y rubio y una barba de días, también aprendiz de Malik. Camino de largo con el manto ondeando al viento a su espalda. Se recogió las mangas. Fue entonces cuando vio a Sayid dirigiéndose hacia él. El joven caminaba deprisa, decidido y determinado, y Malik supo que su hijo iba a pedirle algo.

Papá. —Cuando llegó a su altura siguió el ritmo de Malik—. ¿Podemos quedarnos Idris y yo más tiempo?

Bueno… —Sayid siempre era escueto y no revelaba sus planes.

¿Por favor?

Malik suspiró.

Está bien, hasta las doce. Os quiero en vuestros cuartos a y media.

Gracias, papá, eres el mejor.

Que tu madre no te oiga decir eso.

Sayid rió y se marchó de su lado dándole un apretón en el hombro. El anillo de Thor centelleó en su dedo al separarse. Malik se llevó la mano a la muñeca derecha, tocando el brazalete de Prometeo, un gigante de tierra y piedra aún recién nacido. Se apresuró en acercarse al dragón, sobre el que parecía que ya estaban los mellizos y su hijo menor junto con Fátima. Malik sonrió desde abajo.

¡Amor! —llamó Fátima. Malik alargó la mano y tocó la de ella—. ¡Estaremos de vuelta para la cena!

Él asintió.

¡Divertíos! ¡Y haced caso a mamá o no haré natillas en un mes!

La protesta de los niños hizo que se riera, y dejó que el dragón elevase el vuelo. Enseguida las protestas se convirtieron en risas y silbidos y Malik observó la marcha de Harun desde el suelo.

Sintió una honda emoción en el pecho, caliente, húmeda y arrebatadora.

Estaba, por fin, en casa.

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Bueno, SE ACABÓ. No tengo mucho que decir, salvo gracias a todos por terminar juntos. Y sobre todo a Suzu, por aguantarme y tirar de mí siempre que me derrumbaba ♥
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Re: [Evento Global Final] Un Reino de Luz y Oscuridad

Notapor Suzume Mizuno » Sab Ago 18, 2018 1:15 am

Fuego, hielo, luz, oscuridad. Las luces estallaban en medio de la tormenta; el aire retumbaba, las flechas abrían caminos en medio de la negrura y los gritos se confundían unos con otros, sin dar respiro.

Y entonces, unos rayos resplandecieron e iluminaron en el interior de Xihn una figura humanoide.

¡VAMOS, ESA ES SU VERDADERA FORMA!

El grito de Ryota devolvió las fuerzas a Fátima. Tuvo la suficiente entereza para rechazar y esquivar como pudo las ondas de Oscuridad que arrojó Xihn en una defensa desesperada, desgarrada. De una temperatura helada pasaron a caminar por el borde del Infierno. Celsius y Ondina le enviaban señales de dolor. Fátima montó sobre Harun para poder concentrarse mejor en sus hechizos y suplicó para sus adentros que Bella fuera capaz de mantener a sus niñas enteras.

Fátima se elevó y el mundo, repleto de negrura, se quebró como un cristal por el que emergían luces cegadoras. La cúpula de Oscuridad se vino abajo bajo la presión de las Princesas y de Nithael y, en ese momento, Ryota y Ronin se abalanzaron sobre Xihn como si fueran una sola persona. Las Princesas envolvieron al monstruo, Llaves Espada Alzadas, y tejieron una protección dorada para detener la tormenta de Oscurida.d

¡LAS LLAVES ESPADA! ¡CHICOS!

Los labios de Fátima se tensaron cuando invocó su Llave Espada y apuntó al frente, tan fuerte que creyó que se le romperían los dedos de la presión. Apuntó a Xihn mientras Harun rugía y cabalgaban los aires, cada vez más tranquilos. Uno tras otro, los rayos se fueron uniendo, alcanzando a Xihn por todos lados, hasta que Nithael aterrizó frente a la bestia.

Se acabó.

La Luz lo llenó todo y Fátima soltó un grito a la vez que se cubría los ojos con un brazo.

Harun dio algunos bandazos, pero Fátima logró que se estabilizara. El viento silbaba en sus oídos, pero la tormenta se había desvanecido y ahora solo quedaba una extraña y seca calma.

Bajo ella ya no había ni monstruo, ni caballero, ni nada más que una triste sombra que empezaba a desvanecerse bajo la caricia del aire. Fátima comprendió de pronto que eso era todo lo que quedaba de Xihn. Durante miles de años había saltado de cuerpo en cuerpo, dejando atrás identidad tras identidad… Solo para llegar hasta ahí.

Quizá por eso sintió un vago alivio al ver que Zel y los otros dos niños se aproximaban a él. Le pareció que intercambiaban unas palabras, pero desde esa altura fue imposible escuchar nada. Luego, Xihn se desvaneció.

Ni siquiera dejó atrás un Corazón o algo que probara que había estado en aquel mundo.

****


Fátima no sentía que hubieran ganado. A esas alturas ya debería haberse acostumbrado a que nunca había fanfarrias de victoria al final de una batalla, pero tendría que estar más satisfecha, al menos. Habían sobrevivido, nadie había muerto, y su cuerpo había vuelto a ser normal. Bien, resultaba que su marido estaba controlado por el antiguo enemigo de Tierra de Partida, que asesinó a innumerables compañeros de Ronin y Ryota —y ella le había dado un beso. Con lengua—, de modo que Malik había acabado arrestado, pero no pretendían matarlo o ejecutarlo. Y Chihiro también había poseído a su mejor amiga. Y Andrei había escapado. No encontraban el cuerpo de Karel por ningún sitio.

Pero habían salvado los mundos, eliminado el Caos de la existencia y cambiado el futuro. Idris jamás moriría joven, ni tampoco su marido, ni sus hijos, ni amigos y Caballeros. Puede que fuera a ser difícil solo con tres niños, pero la especie de Xihn no se había extinto.

Así que… ¿Por qué se sentía tan cansada, tan… derrotada?

Se frotó los ojos y se masajeó las sienes mientras se encaminaban hacia la celda donde se encontraba Malik. Puede que fuera el silencio de aquel lugar, que le pesaba sobre los hombros.

O la imagen de Xihn desvaneciéndose, que aparecía en su cabeza cada vez que cerraba los párpados. Había habido algo tan miserable, tan lamentable en un enemigo despojado de toda esa crueldad, de toda esa determinación e inteligencia. Habían matado a un… animal.

Le habían dejado descansar, quizá debería enfocarlo así.

¡Malik!—susurró en cuanto le permitieron entrar a la habitación. Verlo atado le rompió el corazón, pero al menos sus ojos ya no eran dorados. Tuvo que contenerse para no correr a su lado y darle un abrazo—. ¿Todo bien?—Luego calló. Sabía que su opinión no se tomaría demasiado en cuenta, ni con Malik ni con Celeste. El uno porque era el padre de sus hijos y la otra por ser su mejor amiga. Aun así, aguzó el oído.

En especial cuando Malik, para su sorpresa, se arrojó a defender a Aaron:

Sé lo que vais a decir —dijo antes de que nadie pudiera decir nada—. Tengo dentro el corazón de un asesino. Me ha controlado y hecho daño en mi nombre, ha asesinado, ha destrozado, manipulado y personalmente desearíais destruirlo… —Fátima notó vértigo. Esa pausa no le gustaba nada—. Y tendríais razón. Pero le debo la vida. Es su interés. Si yo moría, él moría. Lo que quiero decir es que podría haber controlado mi cuerpo todo el tiempo, como hizo… Tenía mis recuerdos, usó mi voz perfectamente, mi lenguaje corporal, mi magia. Se las habría arreglado para ocultar cualquier signo de su presencia.

Fátima se estremeció con violencia y contuvo una arcada como pudo.

No dudo que merezca la muerte, pero creo que ha cumplido con creces el castigo de formar parte de algo como Xihn. Incluso si aun siento odio, rencor e ira visceral, hice una promesa. Si sobrevivíamos, le daría un cuerpo. Sé que se puede hacer… No, no, maestro, pòr favor, déjeme acabar. Siento no haber sido más fuerte.[/color [color=#BF0080]La Orden está llena de segundas oportunidades. Yo mismo tuve mi segunda oportunidad. Creo que todos podemos tenerla. Si se la damos…. Prometo ocuparme de él. Aaron, tenga la vida que tenga, será mi responsabilidad.

La cabeza le daba vueltas y empezaba a tener una poderosa migraña cuando se dirigieron a la celda de Celeste. Le costaba creer lo que había escuchado, lo que su marido había defendido. Pero confiaba en Malik. Porque… Porque era él. Tenía que ser él. De lo contrario, Ryota se habría dado cuenta, ¿no?

Y ella había perdonado la vida a Andrei. Otra vez. ¿Qué derecho tenía a criticar a nadie?

Eh... realmente, el plan para hacer retroceder el Caos fue cosa de Aaron. Con los poderes que le concedió el Caos, Saito fue capaz de escucharlo, y también de transmitirsélo a Celeste —intervino Saeko, para sorpresa de Fátima—. Me lo ha dicho antes de venir porque consideraba que era algo que necesitábamos saber. Andrei también decidió ayudarnos al final a pesar de todo lo que nos ha hecho, y no por ello creo que ninguno de los presentes le vayamos a perdonar.

Fátima suspiró y esperó unos momentos antes de empezar a hablar, un poco a regañadientes, pero intercambiando una mirada de ánimo con Malik.

Andrei no supuso un cambio definitivo para la batalla. Aaron sí. No tenía ningún sitio al que escapar, por eso se quedó a pelear, ¿verdad? Pero se le ocurrió la forma. Quizá Chihiro nos la habría dicho más tarde, pero entre todos pudisteis presionarla para que actuara cuando lo hizo.—Se retorció un mechón de cabello con lentitud—. No creo que sus crímenes deban ser perdonados. Bajo ningún concepto. Pero ya hemos vivido suficiente muerte. Ninguno de los presentes está libre de pecado, todos participamos en la guerra, todos pensamos en matar o amenazamos a alguien. Todos abandonamos o dimos la espalda a gente que nos necesitaba. No estamos capacitados para juzgar nada, aquí y ahora. Pero… Confío en Malik con mi vida. Pase lo que pase, Aaron también será mi responsabilidad, ya que gracias a él mi marido está vivo. Y todos nosotros también.

Miró a Malik con intensidad antes de salir de la celda. Casi de inmediato saludó con un gesto de la cabeza a Celeste en cuanto entraron a la suya. Repasó a su amiga con la mirada solo para asegurarse de que no necesitaba nada, pero todo parecía en orden.

Sin ella, estaríamos muertos. Fue ella quien hizo retroceder el Caos.

Fátima había hablado con la gente y tenía una idea más clara de todo lo que había sucedido, solo pudo darle la razón asintiendo con la cabeza. Dudaba mucho que hubieran sobrevivido de no ser por la inesperada intervención de Chihiro.

Destruyó pueblos, se enfrentó a nosotros, envió a nuestros aprendices al pasado y apuñaló a Ryota —dijo Nanashi, en voz baja y sin energía.

Pero aún así al final decidió ayudarnos.


Sin duda para salvar su propio pellejo—dijo Fátima, quizá con más acidez de la necesaria. Se apretó el puente de la nariz—. Lo siento. Es lo que todos estábamos intentando hacer, ¿no?—Meneó la cabeza—. ¿Qué pesa más, salvar a todos los mundos o saber todo lo que hizo antes? No creo que podamos decidirlo ahora. Tenemos que regresar a casa, estar calmados y actuar con los demás Maestros. Pero es cierto que Chihiro nos ha salvado. Y todo el mundo debería tener una segunda oportunidad, si podemos concederla.

Añadió lo último después de ver la mirada angustiada de Celeste. De haber estado menos cansada, habría sonreído. Siempre se juntaba con gente absurdamente amable. Seguro que ella también le había prometido a Chihiro intentar echarle una mano.

Poco después, Fátima salió al pasillo y rebuscó en su haber para tomarse un éter y una poción. Sus anillos volvían a ocupar su legítimo puesto en sus dedos y resultaba reconfortante escuchar cómo se rozaban unos a otros. Todavía le costaba creer que hubiera sido una esencia. La sensación de ligereza, de energía, se habían evaporado en cuanto recuperó su cuerpo. Como en un sueño.

Le hubiera gustado tener un reloj a mano. No tenía ni idea de cuánto tiempo había transcurrido desde que Xihn muriese, en especial en ese mundo donde parecía que el eclipse era eterno, pero parecía una eternidad. Y, sin embargo, no habían podido ser más que unas cuantas horas.

Quería volver a casa, tumbarse entre sus hijos, apretando la mano de Malik, y dormir durante días. Eso era lo único que pedía.

Entonces escuchó un murmullo. Se volvió, pero no entendió de dónde venía la emoción hasta que reconoció el potente aleteo que siempre precedía a Nithael. El ángel se introdujo por una de las vidrieras destrozadas y antes de tocar el suelo ya estaba gritando:

¡El Caos ha desaparecido por completo! ¡El Reino de la Oscuridad está empezando a retroceder, el Intersticio vuelve a aparecer poco a poco! ¡Podríamos llegar a recuperar los mundos caídos!

Hubo un silencio y la voz del ángel resonó en las tristes paredes de piedra. Luego, el estrépito que provocaron las armas de Felipe al caer provocó que se le subiera el corazón a la boca. Con una mano sobre el pecho, Fatima vio cómo el Príncipe rompía a llorar. Luego, una tras otra, las Princesas empezaron a sollozar y a reír a partes iguales.

Solo entonces Fátima empezó a asimilar las palabras de Nithael.

«Los mundos… están… van a poder… regresar…»

Un violento mareo la llevó a trastabillar hasta que su espalda dio contra un muro. Ahí, sintiéndose algo más firme, escuchó la voz de Lyn, alta y clara, y desvió la mirada. Se quedó ojiplática al ver a su Maestra arrinconando a Nanashi mientras decía:

¿Recuerdo mal o me juraste que me dejarías hacer lo que quisiera si no me moría? Ya hemos vencido, hemos salvado el maldito mundo. Se acabaron las excusas.

Por primera vez en su vida, Fátima vio a Nanashi enrojecer, muy consciente de sus alrededores.

¿Tiene que ser frente a todo el mundo?

Sí.

Y entonces Lyn tomó la barbilla y Nanashi se dejó besar. Fátima entreabrió la boca, desconcertada, y apuntó con un dedo casi sin darse cuenta de lo que estaba haciendo.

Oooh, Yami va a estar tan contenta, siempre dijo que Nana era demasiado terca. Ya era hora.—Volvió la cabeza hacia Ronin, que ya había dejado de prestar atención a sus compañeras y sonreía a Ryota—. Oye, ya que ellas…

Ryota lo empujó contra una pared y lo acalló con una pasión que hizo que Fátima se ruborizara un poco.

Las risas lo inundaron todo y Fátima no tuvo tiempo apenas para sonreír cuando de pronto Bella se le lanzó al cuello. La princesa comenzó a dar pequeños saltos de felicidad mientras la estrujaba. Fátima rompió a reír, le devolvió el abrazo, saltó con ella y la levantó en volandas para dar un brusco giro sobre sí misma.

Lo hicimos. ¡Lo hemos hecho!

Ariel sonreía, aprobando lo que veía como si estuviera ante unas niñas. Fátima la cogió por un brazo para atraerla y que se enredaran las tres. Entre tanto, las lágrimas empezaron a fluir incontenibles, como si se hubiera abierto un dique.

Lo habían logrado. La destrucción del mundo se había acabado. Sus hijos estaban a salvo, Malik había sobrevivido, sus amigos seguían vivos, podría volver a Atlántica y abrazar a sus padres y hermanos.

Así que lloró, con fuerza, como no lo había hecho nunca.

Y jamás unas lágrimas le supieron tan dulces.

****




Fátima se recogió un mechón de cabello tras una oreja y se alisó la falda de la túnica. Una sonrisa de serenidad le curvaba los labios. Se había dejado el cabello largo y suelto, que le caía sobre los hombros desnudos como una densa cascada y le bajaba por la espalda en pequeños bucles, además de trenzas, hasta rozar la cintura. Su vestido, vaporoso y ligero, dejaba al descubierto su cuerpo bien definido y musculado, no podía destacar al lado de la túnica oscura y casi monacal de su marido.

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Extendió una mano y se cogió del brazo de Malik con una sonrisa. Se había cortado el pelo, y recortado mejor la barba, por lo que ya no tenía excusa para obligarle a agacharse, pero ya la encontraría más tarde.

La Sala del Trono estaba a rebosar, pero al menos la ceremonia sería rápida. De lo contrario, habrían acabado asfixiándose. Saludó con un gesto a Ragun y a su hijo, a los que no veía desde hacía unas semanas, y también a Alanna y a Nikolai, que habían traído consigo a los pequeños. También localizó a Saito y a Xefil, que traía a Leliana consigo, y sacudió un brazo para que la vieran. Y había más y más gente. Tanta que Fátima no pudo evitar sorprenderse, a la vez que se sentía arropada por todas las caras conocidas.

Alguien le pisó el vestido y se le escapó una pequeña exclamación de sorpresa.

¡Yo sujeto! —exclamó Ibrahim. Fátima notó que la cola de su traje se levantaba un poco. Sonrió.

Gracias, cielo.

Lograron abrirse paso hasta casi la primera fila, donde encontraron sitio para todos. Y no era fácil, siendo tantos...

«Un momento…»

Malik, ¿dónde se ha metido tu hija?—murmuró Fátima, poniéndose de puntillas en un vago intento por descubrir a Kris en medio de la multitud—. Estaba ahí hace un segundo. Ah, si Clío estuviera aquí se estaría quieta

Se habrá ido por ahí, no le gusta estarse quieta mucho tiempo seguido. Ya volverá —suspiró Malik.

No te preocupes, mamá, la encontraré —le aseguró Idris. Su hijo, que rozaba el metro ochenta y cinco, se agachó para darle un beso en la mejilla. Fátima sonrió y le acarició los largos rizos plateados. Estaba precioso con su armadura blanca, que no dejaba de lucir siempre que tenía la oportunidad—. Sayid, ¿vienes? Así cubriremos más terreno.

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Cubrir terreno —rio Atiya, espigado y con algunos gallos propios de la adolescencia—.Ni que fuerais a la guerra.

Con tu hermana a veces lo parece. ¿No vas a darles ninguna pista sobre a dónde ha podido ir?

Atiya ladeó la cabeza con una enorme sonrisa y guardó silencio. Fiel hasta la muerte con su hermana, por supuesto. Fátima le devolvió el gesto y le apartó el pelo de la frente, castaño y oscuro como el de su padre. Los genes de Malik habían sido bastante predominantes en los mellizos, quitando la piel pálida de Kris, y ambos habían alcanzado la altura de Fátima. A la mujer no le cabía duda de que llegarían a superarla sin problemas.

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Malik se estió para intentar encontrar a Kris, mientras Leliana se acercaba a saludar a Fátima. Ella, encantada, tomó las manos de su alumna y le señaló que estaba preciosa.

Dile a tu hermano que hablaremos luego. Y si ves a Kris, por favor, pídele que regrese pronto.

Espero que empiecen ya, me muero de hambre —comentó Farid a Atiya. Fátima sonrió de lado cuando vio que Malik le daba un codazo a su hermano y este se lo devolvía.

¡Quiero ver, ¿me subes? —preguntó una dulce vocecita. Malik levantó en brazos a su benjamín y lo elevó por encima de la multitud—. ¡Mira, mamá—dijo Ib —. ¡La tía Celeste, ¡hola, tía Celeste! —El niño usó el hombro de Malik para apoyarse y saludó con su pequeña mano. Fátima intentó seguir la dirección de su mirada, pero rodeada de tanta gente alta era imposible—. ¡¡Hola, tía Clío!

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¡Hola cariño!

Ib, cielo —advirtió Malik con suavidad, porque Ibrahim no se estaba quieto. Clío aprovechó para darle un rápido beso en la frente a su sobrino y otro en la mejilla a Malik.

Fátima notó que algo le rozaba la mano y se encontró con la de Malik. Se la tomó, sonriente, porque sabía que estaba sujetando a Ibrahim con la mecánica, mucho más resistente.

Consiguió localizar a su hermana poco después. Llevaba un vestido amarillo repleto de diseños florales y el cabello largo recogido y adornado con flores. Fátima juntó las manos, encantada por la combinación mientras Atiya se adelantaba a abrazar a su tía.

Sabía que te quedaría bien—le dijo, satisfecha, cuando su hijo liberó a Clío y pudieron darse un beso.

Y sabía que el pelo suelto te quedaría mejor con este traje.—Clío le tomó un largo mechón y aspiró—. Ajá, me alegra que te gustara la colonia Motu Nui.

Y a ti las pulseras de Atlantis, como veo —rio Fátima de buen humor, atrayéndola por la cintura para que quedara a su lado—. ¿Cómo va todo con esa sirena, por cierto?

Clío se llevó un dedo a los labios e hizo un gesto que venía a ser «después». Entonces escuchó a su hijo reír y a Kris hablando por encima de ellos.

Ah, cariño —llamó Malik.

Dime, amor.

Voy a llevarme mañana a Ib y a los mellizos a las Islas del Destino, que querían ver la playa antes de empezar el colegio. —Kris, que acababa de llegar a la fila, empezó a protestar por algo que Fátima no alcanzó a oír—. Sí, sí, iremos a comprarte un bañador nuevo. Idris me ha dicho que mañana se lleva a Harun a China, y Sayid pasa el fin de semana en Agrabah con mi hermano. Te dejaré ropa de abrigo preparada para la misión, dicen que una ventisca azota Arendelle desde hace días.

Fátima meneó la cabeza y apuntó a su marido con la mano libre, sin poder creérselo.

¿Acaso hay un hombre más perfecto sobre los mundos?—Se apoyó contra un hombro y dio un apretón—. Qué haría yo sin ti. Ah, por el camino visitaré a mi familia.—Hizo una pequeña mueca. Desde que, hacía años, se supiera de la existencia de la Orden y de los mundos, Fátima había decidido revelar algunos detalles que casi provocaron que la echaran de casa. Su familia, con la excepción de Vaan, jamá sabría que ella era la Maestra Fátima, sino que pensaban que era un Caballero más. Pero era mejor que nada. Y así podía explicarles a dónde iba, de dónde venía y podía llevarles regalos—. Me llevaré algunas de las tartas que habéis preparado, espero que no te importe.

Mamá —Kris se abrió paso entre la gente y logró colarse entre ella y Clío. La miró con seriedad y el ceño fruncido—, papá me dijo que íbamos a poder practicar con su escudo, pero si tiene que cuidar de Ib no va a poder. ¿No puedes hablar con Ronin para que nos ayude un rato? ¡Atiya también quiere practicar!

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¡Quién habla de mí! —gritó Atiya, asomándose al otro lado de la fila.

Kris hizo como que apartaba una mosca y se aferró al brazo libre de su madre.

Lo intentaré si prometes cuidar por la tarde a tu hermano.—Su hija puso los ojos en blanco y se encogió de hombros. Fátima decidió considerar que eso era un «sí»—. Y no le exijas demasiado a Ronin…

Tampoco es taaaan viejo.

Lo digo por Ryota—replicó Fátima, divertida—. ¿O quieres que te culpe por estropear su primer día de jubilación?

Kris abrió la boca para responder, pero entonces escucharon a los susodichos hablar no muy lejos de ellas y su hija prefió aguzar el oído. No fue difícil localizar a los maestros sobre la tarima, con el cabello cada vez más blanco, pero todavía altos y fuertes a pesar de la edad. Con toda la energía de Ronin, casi le sorprendía que aceptaran retirarse.

Pero, por supuesto, todo el mundo quería espacio para sí mismo y ya llevaban más que suficiente tiempo al frente de Tierra de Partida. A Fátima no le cabía la menor duda de que Nanashi sería una gran líder, en especial si contaba con Lyn como mano derecha.

Atrajo a Kris por un hombro mientras se daba la ceremonia. Su hija, quizá demasiado embobada por la pompa y el protocolo, y sin despegar los ojos de Lyn, se dejó. La verdad era que echaba un poco de menos cuando sus mellizos eran más pequeños y corrían a estrujarla cada vez que regresaba de una misión, pero así estaba bien. Si Idris y Sayid continuaban cumpliendo bien sus misiones, pronto podría llevárselos consigo a algún trabajo. No le cabía duda de que la habilidad de Idris con la espada resultaría más que útil, y Sayid era perfecto para cubrir a distancia con sus ataques de agua.

Kris se moría por imitarlos, por salir a explorar y estudiar. Pero Tierra de Partida estaba lejos de encontrarse escasa de Caballeros, como en los tiempos de Fátima. Ya no había que arriesgar la vida de niños en ninguna misión. Por supuesto, intentar que a Kris le entrara algo así en la cabeza era imposible, como lo había sido con Idris y Sayid cuando tenían entre trece y catorce años. Por suerte, Atiya estaba más interesado en las artes sanatorias, lo que obligaba a quedarse en Tierra de Partida para perfeccionar sus habilidad. Y el día en que estuviera listo, porque oh, sabía que no se marcharían como no estuvieran juntos, Kris contaría con uno de los mejores alumnos de Nanashi y Nithael.

Suspiró un poquito y miró de reojo a Ib, que contemplaba la ceremonia con los ojos muy abiertos. Al menos todavía podía apretujarle sin que se apartara, muerto de vergüenza.

«Tengo que intentar pasar más tiempo en casa.»

Al menos se aseguraría de pasarlo bien con todos aquella noche.

La ceremonia continuó y Fátima aplaudió de las primeras en cuanto Nanashi se alzó como nueva líder de Tierra de Partida.

¡Idris!—llamó una vez la multitud empezó a escurrirse hacia la salida.

Su hijo asintió con la cabeza, le dio un suave codazo a su hermano y se apresuraron a atrapar a los mellizos antes de que pudieran escurrirse de su alcance.

Creo que iré a ayudar a contener a los animales salvajes. —Clío le dio una palmadita en la espalda y se apresuró a ayudar a sus sobrinos, a los que ya se llevaba la corriente.

Fátima, por su lado, trató de acercarse a la Maestra de Maestros. En cuanto pudo, le rozó un brazo para llamarle la atención y dio:

Enhorabuena, Nanashi.—Inclinó la cabeza con respeto. De niña la había aterrorizado hasta extremos difíciles de describir, a pesar de lo mucho que ansiaba que le prestara atención. Ahora, con los años, se había acostumbrado a su frialdad… Que se había atemperado bastante gracias a Lyn. Aún recordaba la boda con una sonrisa—. Ha sido una ceremonia preciosa.—Cerró un momento los ojos y luego contempló a su antigua Maestra—. Solo quería darte las gracias por todo lo que has hecho por mí hasta ahora. No sé qué viste en mí, aunque sospecho que fue más las situación, pero… Gracias. No sabes lo feliz y orgullosa que me siento de estar aquí. Sé que estaremos seguros contigo.—Le tendió la mano—. Y espero que también puedas guiar a mis hijos y a los de todos los demás como hiciste con nosotros.

Luego sonrió a Lyn y dijo con cariño:

Claro que contigo a su lado, llegaremos lejos. Gracias también a ti, Lyn. Nada sería igual sin ti.—Nanashi fue quien la trajo a aquel mundo, sí, pero Lyn la acogió, confió en ella y la ayudó a convertirse en Maestra. Si no la hubiera casi empujado a tomar el Examen, ¿dónde estaría ahora? No lo sabía. Pero tampoco merecía la pena preguntárselo. Sacudió la cabeza y sonrió—. En cuanto vuelva de Arendelle, estará a vuestra total disposición. No voy a dejar que carguéis con todo el peso solas.

De camino hacia Malik se topó con Ronin y Ryota, a los que saludó con un gesto y otra inclinación.

Creo que os vais a encontrar a mis hijos en Islas del Destino. No vais a poder libraros. Kris se muere por practicar un poco contigo, Ronin, ¿te importaría…? Y, por favor, no la machaques demasiado. Mañana vuelven a clase y os dejarán tranquilos. Puedo traeros lo que me pidáis de Arendelle como compensación—dijo, mirando sobre todo a Ryota con un asomo de sonrisa. Dejó escapar un pequeño suspiro y se frotó un brazo—.Es extraño pensar que os vais. Tierra de Partida no será igual sin vosotros—¿Qué haría cuando regresara a casa y no los encontrara en las reuniones, ni oyera a Ronin gritar en el comedor?—. Gracias por todos estos años. Os echaré muchísimo de menos. Todos lo haremos.

¡MAMÁAAAA!

Se volvió y reconoció a Atiya, que había trepado —la Luz sabía cómo— parte de una columna, desde donde hacía gestos para que fuera de una vez. Tras una vacilación, se acercó a Ronin y le dio un beso en la mejilla. Con Ryota vaciló un poco, pero si se lo permitía, también lo haría. De lo contrario le valdría con estrecharle la mano.

Luego, con el vestido hinchándose alrededor de sus piernas, corrió hacia su familia. Por el camino se cruzó con Celeste. Su amiga tenía el pelo aún más largo y frondoso, tanto que cuando se hacía una trenza daba la impresión de que no encontrarían una goma lo suficiente grande para atarla. Por lo demás, seguía alta, más sonriente y confiada. Se había vestido para la ocasión con un vestido blanco y recto, que enfatizaba su altura, su cuerpo delgado y fibroso y su piel oscura.

Ese vestido te sienta de maravilla—dijo, tomándole un momento las manos y dándole un breve beso—. Tengo que salir, los niños esperan, pero luego nos vemos para cenar. Y mañana nos vemos a las siete en el Vestíbulo, ¿eh? ¡Qué ganas! Malik me ha dicho que hace mucho frío en Arendelle, así que no te olvides de llevarte algo de abrigo. ¡Hasta ahora!

Le dio un pequeño apretón y continuó con su camino. Cuando salieron a los jardines se encontraron con Harun retozando alegremente con Kris, que se había pegado a su lomo y le rascaba la melenea. El dragón, que cada vez era más grande, daba fuertes coletazos que sacudían los árboles más cercanos. Atiya, con un grito de satisfacción, se lanzó hacia delante y derrapó sobre las rodillas por toda la hierba. Fátima solo torció un poco la boca al pensar en los pantalones que le tocaría lavar a Malik. El asomo de mal humor desapareció en cuanto vio cómo abrazaba a Harun por el morro.

Mamá —se le acercó Sayid, alto, elegante y tranquilo. Suspiró para sí misma, preguntándose cómo podía tener unos hijos tan guapos—,como mañana nos marchamos cada uno por nuestro lado, Idris y yo habíamos pensado que esta noche podríamos —los dientes casi resplandecieron contra su piel oscura— ¿llegar un poquito más tarde?

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Fátima le acarició la cara y le quitó una hoja del pelo.

Por mí está bien, pero consultadlo con vuestro padre, que es el que os tiene que despertar.

Sayid le besó una mejilla y corrió en busca de Malik. Entonces notó un pequeño tirón en el vestido. Ibrahim la contemplaba con sus enormes ojos verdes. Fátima dio una palmada y se llevó una mano a la frente.

¡Oh, casi lo había olvidado!—Se tiró un poco de las mangas del vestido. Iba a morirse de frío. Se encogió de hombros y se dijo que lo había pasado peor a la vez que se agachaba para tomar las manos de su hijo menor—. Entonces ¿hasta el lago y luego de vuelta?

El rostro de Ibrahim se iluminó, un poquito sonrojado, y Fátima no pudo contener las ganas de besarlo en las mejillas.

Cuando Gabriel y Malik coincidieron en el destino de Aaron, Fátima se sintió horrorizada. Al principio se negó en rotundo. Luego se dijo que no era lo mismo que convertir a alguien en un Incorpóreo. Por otro lado, sería un cambio total. Memorias y cuerpo. No podía considerarse que fuera la misma persona, igual que por mucho que Clío y ella compartieran un tipo de cuerpo, eran seres diferentes.

Y claro que podía crearle un cuerpo. ¿No lo había hecho con Alice? Pero… Pero era un bebé. No tenía ni idea de cómo hacer que un cuerpo se desarrollara de forma natural, no era lo mismo que trabajar sobre el suyo propio. Le llevó meses de desesperado estudio averiguar una fórmula que asegurara un desarrollo natural. Los primeros años fueron un constante desespero. Ibrahim no se enfermaba, era cierto, pero a Fátima le aterrorizaba que algo saliera mal con el cuerpo que le había construido. No sabía qué habría hecho si Nithael no la hubiera apoyado.

Pero, la verdad, estaba orgullosa por lo bien que le había salido. Ibrahim se parecía a ambos, aunque tenía bastante más de Malik, y tenía una inteligencia aguda que solo de vez en cuando le provocaba un pequeño aguijón de miedo. Uno que se esforzaba en reprimir.

Abrazó a su hijo y le besó el denso cabello.

«Mi pequeño.»

Y mataría al que dijera lo contrario. No iba a negarlo, le alegraba que Ronin y Ryota fueran a marcharse en lo que se refería a su hijo. Solo los Maestros sabían lo que había sido de Aaron, pero no resultó fácil aceptarlo durante bastantes años. Fátima lo soportó, entre sus idas y venidas, hasta que Ibrahim empezó a ser consciente de su alrededor. Entonces sostuvo una seria conversación con sus compañeros Maestros.

Mi hijo no crecerá como si fuera un criminal. Os adora y respeta a todos. Así que, por favor…

Sabía que nunca podrían olvidarlo, que para ellos siempre sería Aaron. Pero no pasaba nada. Había muchos más Maestros, más gente que lo quería y apreciaba por lo que era.

Todo saldría bien.



Lo levantó en brazos, se lo acomodó en la cadera con un pequeño resoplido —pronto no sería capaz de llevarlo— y se dirigió hacia Harun.

¡Haced sitio, que vamos!

Harun se apresuró a erguirse sobre las cuatro patas y Fátima acomodó a un emocionado Ibrahim tras su cabeza. Le guio las manos hasta los cuernos, esperó a que estuviera bien afirmado, y se recogió la falda para montarse detrás. Casi de inmediato Harun gruñó. Antes de poder preguntarse qué estaba pasando, Fátima notó unas manos que se aferraban a su cadera. Atiya apoyó la barbilla en su hombro, pegado a su espalda, y le dedicó una radiante sonrisa.

¡Hola, mamá!

Hola, forastero. —Se giró un poco. No le sorprendió encontrar que Kris estaba aferrada a su hermano—. Tenéis suerte de que vaya a ser un trayecto corto.—Endureció un poco la voz—. Como alguno se tire al lago mientras lo sobrevolamos, tendrá que subir solito.

Los mellizos palidecieron un poco; ninguno tenía todavía Llave Espadas, por lo que el vuelo en glider estaba descartado. Aunque la gente que habitaba en el fondo de las montañas les echara un cable para subir, y hasta usaran los ascensores, les llevaría tiempo. Se perderían la cena sin duda.

¿Nos abandonarías? —preguntó Kris con un puchero.

Dramática, Celsius y Cephiro estarían con vosotros.—Los anillos resplandecían en los dedos de Kris y Atiya, respectivamente—. Os lo advierto. Nada de chapuzones inesperados. ¿De acuerdo? Si os portáis bien, haremos un tirabuzón. O dos. Pero solo si os portáis bien.

Haciéndoles un gesto de advertencia ante las enormes sonrisas de sus hijos, abrazó a Ibrahim y rozó el cuello de Harun con una mano. El dragón empezó a coger carrerilla. Fátima miró hacia Sayid e Idris, que se habían acercado a su padre para discutir a qué hora podrían regresar, y los anillos de Thor y Selene atraparon destellos de luz. Ibrahim llevaba el de Ondina colgado del cuello en una cadena de plata.

Así sabría que todo les iba bien, estuviera donde estuviera.

¡Amor! —llamó al tiempo que Harun despegaba. El dragón rodeó con su largo cuerpo a su familia, permitiendo que Fátima extendiera un momento la mano para alcanzar la de Malik—. ¡Estaremos de vuelta para la cena!

Rompió el contacto y se elevaron hacia el aire, con Harun serpenteando como si surcara las aguas, Ibrahim inclinado hacia delante con una mirada de excitación y los mellizos soltando silbidos y carcajadas.

El viento la golpeó, le inflamó el vestido y le mordió la piel. Pero fue un frío bien recibido, porque sus hijos la rodeaban con firmeza. Esa noche beberían, bailarían y cantarían hasta no poder más. Al día siguiente, besaría a los niños pequeños, que todavía vivían con ellos, y se despediría de Malik con un beso. Quizá encontraría a Idris y Sayid preparándose en el Vestíbulo. Partiría junto a Celeste, por el camino aprovecharía para ver a sus padres, abrazar a Vaan, y luego continuarían hacia aquel reino donde el hielo empezaba a extenderse.

Y después…

Después volvería a casa.

Spoiler: Mostrar
Tras tantos años, se ha acabado. Estoy entre decir «por fin» y «oh, mierda». Fátima ha sido un personaje importantísimo para mí, y KHWorld, una parte de mi vida. Ha tenido mucha mierda, pero también ha sido maravilloso. Más de 1000 páginas de historia. Es que se dice pronto.
Así que rgacias a todos los que habéis llegado hasta aquí. Pero sobre todo a Denna por lidiar conmigo como Game Master, por no abandonar y por todas esas tardes de risas malvadas cuando alcanzábamos una solución a un dilema tras rompernos mucho la cabeza.
Y a Tanis. Gracias por aguantar, aunque estuvieras muchas veces mal. Hemos podido llegar hasta aquí y darles el final que se merecían a nuestros niños. Gracias por permitir que Malik eligiera a Fátima, y por toda su historia. Ha merecido la pena cada minuto, te lo juro.
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¡Gracias por las firmas, Sally!


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Re: [Evento Global Final] Un Reino de Luz y Oscuridad

Notapor Drazham » Sab Ago 18, 2018 1:41 am

Alanna seguía embotada en una especie de trance que no sabía muy bien cómo definir. Como un torbellino abrumador de todas las sensaciones que le brotaban en su fuero interno y querían manifestarse, todas al mismo tiempo: euforia, calma, anhelo, desasosiego, apremio… Cada una le nacía de tal manera que se le hacía sumamente difícil guardársela para sí misma y contenerla. Si estaba siendo capaz de controlarse, no era por el hecho de guardar respeto delante de todos los Maestros que estaban allí reunidos. Más bien, se debía a que no tenía ni la más remota idea de que manifestar o decir en aquellos instantes, por lo que se quedó callada, en su sitio, y aguardando.

Hacía apenas unas horas que la pesadilla llegó a su fin. Xihn estaba muerto. Difícil de asimilar cuando todavía le temblaban las manos, justo como cuando se hallaba empuñando y apuntando su Llave Espada nada más Ronin sentenció todo con su última orden. Y ahora… ¿Ahora que hacía? Una parte de ella quería gritar, rugir como nunca antes lo había hecho y sacarse todo ese cúmulo de emociones que la estaba pulverizando por dentro. Aunque por otro lado, el cuerpo le instaba que rompiese a llorar y dejar que las lágrimas se lo levasen todo.

Pero, ¿llorar de qué? ¿De júbilo? ¿Angustia? La muerte de Xihn podría haberse llevado el Caos, en mayúscula, consigo. Pero otra cosa era el caos que tenía ella en su cabeza.

Sin ella, estaríamos muertos. Fue ella quien hizo retroceder el Caos.

Destruyó pueblos, se enfrentó a nosotros, envió a nuestros aprendices al pasado y apuñaló a Ryota

Aunque un mínimo de atención sí que estaba prestando a los presentes. Al menos, por Gabriel, uno de los mayores interesados. La reunión había sido más que nada para acordar que hacer con los corazones que residían en ella, en Saeko, en… Malik y Celeste. Bien, podía entender los casos de los dos últimos eran demasiado delicados por sus huéspedes, pero no le estaba haciendo ni pizca de gracia las medidas tomadas al respecto.

¡Encerrados como si de presos se tratasen! Por el amor de los dioses. Las ganas que tenía de poner el grito en el cielo eran aberrantes. ¡¿Qué necesidad había de tratarles así si los conflictivos eran los que se escondían en sus interiores?! Celeste se había visto arrastrada en aquella situación en contra de su voluntad. Y Malik, bueno… Dejar entrar en su cuerpo a un asesino era bastante cuestionable, pero se imaginaba la poca gracia que le estaría haciendo a su esposa.

Alanna se quedó quieta como una estatua, encogida en su pequeño rincón, y sin pronunciarse más allá de cuando le pidiesen a Gabriel o a ella su opinión. Por supuesto, ella estaba a favor de que su compañero y la reina optasen a un nuevo cuerpo, si es lo querían. Sobre lo de Chihiro y Aaron, no tuvo mucho que decir. Los demás tenían mayor conocimiento que ella sobre sus fechorías, por lo que prefería dejarlo a su juicio.

Entonces, Nithael irrumpió con su llegada, tan emocionado como un chiquillo.

¡El Caos ha desaparecido por completo! ¡El Reino de la Oscuridad está empezando a retroceder, el Intersticio vuelve a aparecer poco a poco! ¡Podríamos llegar a recuperar los mundos caídos!

Alanna formó una “o” con la boca y se atrevió a saltar de donde se había plantado. Sus ojos se abrieron con la contemplación que le surgió. Si ya no había Caos, entonces…

Su lucha también ha terminado —musitó en un hilillo, para su misma.

A lo que se refería, era que aquellos que se quedaron al otro lado, defendiendo el Reino de la Luz con una última línea defensiva, ya estaban fuera de peligro. Incluyendo a Nikolai.

Alanna contuvo el aliento de la emoción y se llevó las manos a la boca. De pronto, sintió que el pecho se le inflamó tanto que parecía que le fuese a estallar. Las ganas de llorar le estaban volviendo y que los ojos se le cargaban. Pero esta vez, al menos, sabía por qué.

[***]


«Por todas las hadas del reino. ¿No podían aguantarse aunque fuese un poco?»

Alana relinchó con desgana y entornó los ojos, virando ligeramente la cabeza hacia la sala en la que estaba reunida con los demás Maestros. Se había tenido que ir de allí, ya que… ¡Por favor! No podía aguantar ahí dentro ni un segundo más. De Ronin y Ryota se lo esperaba, visto lo visto aquella vez con sus tres chiquillos. ¡¿Pero de Nanashi?! El rostro se le encendió de recordar la forma en la que Lyn se le había tirado encima.

«Míralos. Ellos poniéndose las botas mientras los demás estamos aquí pasando hambre», pensó, picajosa. ¡No era justo! Con las ganas que tenía de echarse sobre Nikolai y no soltarlo nunca, nunca, nunca… Para que encima esos cuatro tuviesen que ponerle los dientes largos.

Y al rato, se cercioró de que sus pensamientos no estaban siendo solo para ella.

«Ah, cuernos. Lo siento», se disculpó con Gabriel, rascándose la coronilla. «Tanto quejarme de falta de consideración y aquí estoy, dándote la lata como una niña enamoradiza.»

Parándose a meditarlo, ¿cuántos pensamientos sobre Nikolai se le habrían escapado con Gabriel presente? El muchacho le había jurado que no se pondría a hurgar en su mente. Pero con el desastre de inseguridades y preocupaciones que habría sido su cabeza, tampoco es que le hubiese hecho falta rebuscar para averiguar quién era ese chico que le rondaba tanto por la mente.

«Según lo que nos han comentado antes los Maestros, te tocará quedarte conmigo por un tiempo», se llevó la mano al pecho. «Espero… que no te suponga un problema. Yo estaría encantada de que te quedases el tiempo que hiciese falta, por supuesto. Con lo que nos has ayudado, es lo menos que podría hacer. ¡Ah! Y seguro que a Nikolai no le importará… ¿creo?»

Que buen momento para preguntarse cómo le iba a explicar a su novio que serían “tres” por una temporada.

«¡Bueno! Lo que quiero decir es… Muchísimas gracias por todo, Gabriel. De corazón. Sin tu ayuda no habría sido capaz de hacer ni la mitad de lo que se me ha exigido hoy. Ni tampoco estaría aquí presente. Incluso me parece poco el que te quedes conmigo para agradecértelo, así que…»

Una sonrisa vergonzosa le asomó por los labios.

«Te prometo que haré todo lo posible para convertirme en esa persona tan talentosa e increíble que dices que algún día seré.»

[***]


¡El ángel! ¡El ángel! ¡Vamos a ver al ángel!

Alanna atravesó el pasillo con paso acelerado, repasando mentalmente que no se le estaba pasando nada por alto. Nada más alcanzar el recibidor de la casa, se paró delante del espejo para echarse un último vistazo y reajustarse el vestido. Apenas lo llevaría encima poco más de quince minutos y ya le parecía que lo había arrugado demasiado. Pegó un resoplido de hastío y, usando el propio reflejo del espejo, buscó con la mirada a la pequeña cabellera rubia que correteaba de un lado a otro.

Vamos, Gabrielle. No seas trasto y quédate quietecita aunque sea un momento —le reprendió con tono suave, llevándose una mano a la cintura—. Le prometiste a mamá que hoy te portarías bien, ¿verdad?

¡Sí, mamá! No quiero que el ángel se enfade con nosotros.

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Así me gusta. —Alanna asintió y consiguió sacar una sonrisa cansada de sus labios. En fin, el favor que le iba a deber a Nithael después de aquello iba a ser bien gordo—. ¡Chicooos! ¡Que no llegamos! ¿Cuánto os falta?

¡Un segundo!

Y un segundo tras la llamada general de Alanna, el resto de la familia pareció al otro lado del pasillo: el primero de todos fue Nikolai, estirando el cuello de un lado a otro y ajustándose su corbata como podía con una sola mano. El siguiente, aferrado a la otra mano de su padre, le seguía con pasitos cortos y entrecortados un niño pelirrojo que observaba con unos amplios ojos azules a su madre y su hermana mayor.

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¡Pero que guapo va mi hombrecito! —Alanna se acuclilló un poco para sonreírle al pequeño—. Bueno… mis dos “hombrecitos”.

Nikolai exhaló por la nariz un suspiro humorado.

Habrá que estar presentables para la celebración. ¿A que sí, Mik?

El pequeño Mikhail levantó la mirada hacia su padre y asintió entre titubeos. Alanna compuso una mueca con la boca y se acicaló el flequillo.

Por la cuenta que nos trae, sí. No quiero ni pensar de lo que sería capaz Nanashi si los dos Maestros que fueron sus pupilos dan la nota en su nombramiento por llegar tarde.

Cariño, tampoco hace falta ponerse melodramáticos...

Alanna frunció el ceño y le devolvió unos ojos llenos de escepticismo a su marido.

Y se supone que la ingenua de la familia soy yo —se jactó. Un escueto suspiro después, do una elegante vuelta sobre sí misma y le tendió la mano a Gabrielle—. Venga, todo el mundo preparado. Jovencita, tú a mi vera.

¡Voy!

La pequeña, risueña, corrió entre saltitos a cogerle la mano a su madre. Una vez los dos padres se miraron por última vez y sonrieron para dar el visto bueno, Alanna invocó su Llave Espada y abrió un Portal de Luz. Mikhail, que no perdió detalle de los gráciles gestos de su madre, se quedó ensimismado con el refulgente brillo que desprendía el Portal.

Al lío, queridos míos. Hoy va a ser un día ajetreado.
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Drazham
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