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Yami asintió. Parecía contenta con la silenciosa escena entre Ueki y Sano.

—¡Oh! Debes apretar el aro que te he entregado —exclamó, como si se le hubiese olvidado decirlo antes—. Para obtener tu armadura. El siguiente paso será convocar tu Llave Espada. Así.

La Llave Espada de Yami volvió a aparecer en su mano. Y la Maestra la lanzó repentinamente al aire, regresando ésta en forma de vehículo volador, al que se subió la mujer, esperando que el nuevo aprendiz siguiera su ejemplo para, efectivamente, partir cuanto antes. Sólo añadió unas últimas palabras antes del despegue.

—¡Regresarás, no lo dudes! ¡Regresarás tras ver lo que hay más allá!

Dispuesto al 100% no dudé ni un segundo el pulsar con todo mi entusiasmo el aro, situado en mi brazo derecho. Sonreía con todas mis ganas cuando veía como aquella armadura me cubría de arriba a abajo.


-¡Wooow! -no pude evitar exclamar.

Seguidamente extendí mi brazo en el aire, cerré los ojos y, desde el fondo de mi corazón, llamé a aquella espada que antes supe que podría invocar. Así pues, entre destellos apareció mágicamente una -¿una?... ¿acaso no era mía?-... la Llave Espada. Pero en esta ocasión no tenia el mismo aspecto que tenía la de Yami, esta era distinta, pero no me disgustaba.


Imitando el movimiento que había visto de Yami, después de observar detenidamente mi Llave Espada, la lancé al aire con la esperanza de que volviera en forma de nave voladora -¡Esto tenía que estar siendo un sueño!... mundos en el exterior, llaves espada mágicas, armaduras que salen de la nada...- Así fue, la llave espada volvió volando con forma de moto espacial. Monté algo torpemente, y una vez subido a la nave, pregunté:

-¿Donde tenemos que ir?

Yami señaló el cielo, como si eso respondiera a todas las dudas del muchacho. Y exclamó, tan alto que hasta Sano debió de dar un respingo, como si nunca antes hubiese estado más segura de algo:

—¡Más allá!

Partieron, dejando atrás a Sano, al hogar de Ueki, a su mundo, a todo lo que había conocido hasta el momento. Una nueva vida estaba a punto de comenzar para el chico. Quizá fuera mejor, quizá fuese un error… eso era algo nadie podía saber, por el momento.