Foros KHWorld

Seria interesante. Aunque creo que exageré, lo de robar no lo he dicho en serio. Me alimento de algunas mendigadas que hago por día ... pero no es lo que desea escuchar- Lo último que dije sentí que lo había dicho como escusa, poniendo una cara de querer cambiar el tema.
Pero desde que lo ví me dio confianza, acepto su propuesta. Haría lo que fuese para poder dejar de estar por ahí vagando- Me sentí un poco solo al decir esto, como si en realidad lo que estaba buscando me lo podría dar él, pero eso aún no lo sabía.

El chico pareció interesado en el último comentario de Exuy. Quizá, como podría comprobar después, no había sido muy buena idea soltarlo.

-Así que harías lo que fuese, ¿eh? Entonces, tendré que esperar todo lo mejor que se pueda sacar ti. Si es que se puede exprimir algo bueno de esa sesera -se jactó el chico-. Mi nombre es Akio, no lo olvides. Y a partir de hoy, seré tu Maestro.

Alzó la mano, y con un fulgor, apareció en ella una extraña espada con forma de Llave, en gran parte ridícula, sumada con la infantil edad del chico que se acababa de agenciar un nuevo aprendiz. Tendió a Exuy el mango.



-Pertenezco a una orden secreta que, en fin, intentamos traer paz y armonía al mundo. Somos los buenos, desgraciadamente. Pero no te pienses por eso que no vas a arriesgar tu vida en ningún momento. ¿Lo tomas o lo dejas? -preguntó. El mango era el ofrecimiento de si aceptaba o no. Exuy tendría la última palabra.

Tenia su mano extendida con ese objeto, y por un momento quise reflexionar. Su aspecto era la de un chico, pero eso no era una escusa porque yo, a pesar de tener 18 años, me veía como un chico de 14 años, y Akio era un maestro. Me invita a seguirle. En ese lapso me pareció todo un poco confuso, pero sin más de 1 minuto, mi mano tomo el mango de aquella especie de espada en forma de "creepy candy" sin decir ninguna palabra.

Mire a Akio, y me sentí un poco avergonzado. Agache la mirada y dije: Si ya estoy aquí, tiene que ser por algo.

La Llave Espada desapareció de las manos de Exuy inmediatamente, sin embargo, una sensación confortante invadió el corazón del joven. Seguramente, si lo intentaba, podría convocar su propia arma por sí mismo, a raíz de esas nuevas emociones.

—Vale, aceptado tu destino, espero que tengas una larga vida, bla, bla, bla —balbuceó Akio—. Te unirás al resto de aprendices torpes e inútiles que nos dedicamos a cobijar por nuestra enorme bondad. Sólo tienes que cumplir un par de reglas: nada de interferir en los asuntos de otros mundos, es decir, utilizar tu nuevo poder para oprimir u aprovecharte de otros, que dudo que se dejaran por un piltrafilla como tú de todas formas; y prohibido desvelar que procedes de un mundo diferente. ¿Te he contado ya que existen otros mundos? Pf, qué más da, te acabarás enterando enseguida.
Volvió a convocar su Llave Espada, pero la dejó boca abajo sin más, sin esgrimirla ni nada, esperando alguna reacción de Exuy.

—Nuestra base, y tu nuevo hogar, están en otro mundo. ¿No quieres despedirte de nadie antes de que nos marchemos? —preguntó—. Mami y papi tienen que buscarse a un nuevo niñito al que darle la paga.

Despedirme de alguien, resonó como si mi cuerpo estuviese vació. Ya todo de mi pasado se había ido por arte de magia, una simple ilusión, un lejano recuerdo. Pero no, no había nadie.

No se preocupe maestro- no se si en realidad me guiaría por el buen camino o por el malo- No creo que Jym cuente- reí y luego me acerque a la especie de espada que habia desaparecido en mis manos, quise tocarla nuevamente, pero sabia lo que pasaría, así que me retuve y le pregunte : pero tengo un mal presentimiento con el torneo struggle.

—¿Jyn? ¿Ese idiota? —despreció Akio—. Olvídalo, lo único que quiere con ese torneucho es recaudar fondos para su jubilación. Los espectadores se encontrarán con una grata sorpresa cuando vean sus bolsillos vacíos —comentó—. Pero no hay nada de lo que preocuparse. No saldrá nunca de este mundo, así que le acabarán pillando y haciéndole pagar por todos sus crímenes. No es nuestro trabajo, en realidad.

A pesar de las duras palabras, se notaba a la legua que el ególatra Jyn no era del agrado del chico. E incluso despreciándole con aquellas palabras duras como lo hacía, no parecía dispuesto a detenerle los pies por sí mismo. Quizá sí era un personajillo misterioso, al fin y al cabo.

—Entonces, ¿no tienes a nadie? Bah, no importa. Pronto tendrás amiguitos con los que pasar la hora del té —dijo mordazmente. Luego, le entregó un pequeño aro metálico, muy flexible y moldeable—. Ten. Colócalo en algún lugar del cuerpo. Y púlsalo.

Akio buscó el suyo, puesto en un dedo en forma de anillo, y lo apretó. Inmediatamente, refulgió y se vio cubierto de una armadura que tapaba por completo su cuerpo, con casco incluido. Hizo un último gesto para indicar que era el turno de Exuy para probar.

Me quede plasmado mirando su armadura, nunca en mi vida, ni en el periodo de que estuve en el orfanato había visto eso.
Esto, podría cambiar completamente todo, e incluso saber quienes fueron los que destruyeron el orfanato.
Tome aquel aro para poder hacer lo mismo. Lo puse en mi dedo meñique y le presione esperando transformarme como el.

Al igual que su nuevo Maestro, Exuy se vio recubierto inmediatamente por una reluciente armadura que le cubría todo el cuerpo. Sin impresionarse, Akio continuó con su lección:

—Ahora, convoca la Llave Espada. Gracias a que has tocado la mía, has obtenido el mismo poder. A varios grados inferiores, como cabe esperar —añadió—. Y sígueme fuera, al callejón.

Mientras salía del escondite secreto, Akio volvió a hacer aparecer la Llave Espada en su mano, esperando que Exuy le obedeciera. Una vez fuera, lanzó repentinamente su arma hacia el cielo. Sin embargo, lo que regresó fue un vehículo espacial, transformado con un fugaz destello.

—Te toca.

noooooo- pensé con asombro- Debo estar soñando. Bien si lo es, mejor que lo disfrute.

Extendí mi mano para poder convocar esa famosa llave espada, y una luz envuelta de números segó un poco mis ojos, sintiendo un mango que se generaba en mi mano. Solo tomé ese mango, y al ver que tenia el arma, corrí hacia el callejón, mientras veía que me acercaba a Akio, lancé mi llave espada hacia al el cielo,al frente mio, y ví como se transformaba con una magia que desconocía, y al instante, dio la vuelta hacia atrás de mi y salte para poder montarla mientras nos acercábamos el arma y yo.

Y ahí estaba, montado en ese vehiculo y dije:
Creo que estamos listos.

Akio asintió.

—Estate pendiente de no perderte. No regresaré a por ti —le advirtió—. Y despídete de este mundo. Tardarás en volver a verlo.

Partieron. Sobrevolando el cielo, Exuy pudo comprobar que, a vista de pájaro, su hogar era pequeño, pequeñísimo. En comparación, por supuesto, con la inmensidad del espacio que pronto contemplaría.