[Mundo Inexistente] Vive y deja vivir

[Nell]

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Prólogo de león18 y Lavanda.

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Dos corazones muy diferentes atañen a esta historia. Uno, nacido en las sombras; otro, atraído a ellas. Y ninguno con posibilidad de escapar de allí. Sí… de aquel sitio. Un mundo vacío, de altos rascacielos y calles entrecruzadas. Donde nadie habitaba. Donde nadie se cruzaba. Salvo aquellos que, por azares del destino, en él se perdieron.

¿Y quién dijo alguna vez que dos personas tan distintas no se podían encontrar?

Por un lado, Paul, sobreviviendo desde su más tierna infancia en aquel inhóspito lugar. Por otro, Rhía, a quien habían llevado a la fuerza cuando era pequeña. Ninguno se conocía, pero sus patrones de vida no eran muy distantes. Ambos veían, cada mañana al levantarse, el imponente castillo blanco que, misteriosamente, apareció un día en el cielo, sin ningún tipo de acceso, como si siempre hubiese estado ahí. Los dos, también, habían tenido que comenzar a huir de los sincorazón, que poblaban las calles como los nuevos señores del lugar. Y, si habían intentado alguna vez enfrentarse a ellos, sabrían que no eran rivales para dichas criaturas.

En cualquier caso, un nuevo día comenzaba para ambos. Normal al principio, raro al final. Pero lo iremos contando poco a poco.

Allí no había sol, pues la noche era eterna, pero es de suponer que, incluso así, tendrían algún tipo de horario de sueño.

[Leon18]

Mañana será otro día, otro día igual.


Eso pensé ayer antes de ir a dormir, y según parecía así iba a ser. Hace poco que están apareciendo unas extrañas criaturas de las cuales abundan unas que parecen hormigas, nunca había probado a enfrentarme a ellas porque siempre van en grupo y aunque pueda vencer a una, sería una muerte al instante enfrentarse a todas a la vez, solo espero que mi padre, que ya hace mucho tiempo que desapareció no haya sido atacado por esos extraños enemigos y que esté donde esté siga vivo.

Cuando por fin terminé de despertarme me levanté y me vestí, también cogí la espada de mi padre que con ella al menos puedo defenderme algo de las extrañas criaturas, abrí la ventana de la casa y miré hacia arriba y allí estaba aquel extraño edificio que un día al despertarme, extrañamente estaba ahí sin ningún acceso, tenía curiosidad de saber qué habrá o quién viviría allí, quizás nunca lo sepa al igual que el paradero de mi padre, aunque quién sabe. Finalmente me dirigí hacia la puerta y la abrí y me dispuse a salir a la calle.

[Lavanda]

Abrí los ojos y me levanté de golpe.
Otra vez la misma pesadilla: Yo intentando huir de las extrañas sombras que acechan nuestro mundo, corriendo sin parar, callejón tras callejón, y en un callejón sin salida ahí estaban dos hombres luchando y uno acaba muerto, mi padre.
Tras tantos años y una parte de mi cerebro aún piensa que está muerto, pero no, sé que está vivo e iré a buscarle, aunque ¿cuándo?

Me levanto de la cama y voy hacia el baño, me lavo la cara. - No puedo dormir más y sin embargo sigue siendo de noche.- y pienso ¿Cuándo conseguirá la luz penetrar en está gran ciudad? ¿Me estoy volviendo una persona más oscura por esto? No. Eso nunca.

Me voy a vestir y paso por el lado de mi hermana y de Nathan, me doy cuenta de que aún duermen y les dejo hacer. Me miro al espejo y me hago la trenza, un día más. Hoy decido salir por la ventana. La abro y me siento en el borde a observar las estrellas y al fondo ese enorme castillo, ¿habrá alguien en su interior? o ¿es como la ciudad, totalmente desierta?
De lo que sí estoy segura es que las sombras aparecieron a la vez que el castillo, alguna relación tienen que tener.

Cuando voy a saltar de la ventana al suelo algo me detiene, una corazonada. Algo diferente pasaría aquel día, y con una sonrisa, salto al suelo y empiezo a andar por la calle.

[Nell]

Quiso la casualidad que una serie de coincidencias ocurriesen ese día. Primero, que ambos muchachos se hallaban en la calle, recorriendo el mundo sin destino alguno. Segundo, que el resto de la ciudad durmiese. Y, tercero, la luz, que iluminó, como nunca antes habían visto los chicos, la ciudad entre tinieblas en la que vivían.

Apareció de repente en el cielo, como la llama que se enciende en la absoluta oscuridad, entre varias nubes borrascosas que resplandecieron, como se podría decir, mágicamente. Tres destellos descendieron de ellas hasta el suelo, tan rápidos que los ojos de los muchachos apenas pudieron captar de qué se trataba. Aunque, un poco por lógica, podrían deducirlo.

Tras aquella inesperada luz, la ciudad volvió a quedar a oscuras. Y la amenaza de las criaturas de las sombras seguía vigente. Quizá no fuese seguro aventurarse más allá.

Sin embargo, el lugar del impacto no estaba lejos para ninguno de los dos. A pocos minutos, si avanzaban deprisa y no encontraban obstáculos.

[Leon18]

Y ahí estaba yo en la calle paseando, hasta que de la nada se iluminó el cielo de la oscura ciudad.

-¿¡Eso… eso es una luz!?-Pensé sorprendido, puesto que nunca había visto el cielo así.

Mirando aún el cielo vi cómo caían tres luces entre las nubes, ¿serían unos meteoritos? Nunca había visto alguno, pero mi padre me contó que de vez en cuando solían caer algunos, tras unos segundos de luz, el cielo volvió a la normalidad recuperando su color habitual.

Según parecía había caído cerca de donde yo me encontraba así que decidí correr hacia allí, sentía mucha curiosidad de saber cómo era un meteorito y me daban igual las extrañas criaturas ya que aquí no tengo nada por lo que vivir, estando solo todos los días y para algo interesante que sucede, ¿por qué no iba a ir a ver qué es? así que salí corriendo hacia donde había caído el meteorito.

[Lavanda]

Solo se escuchaba el eco de mis pasos y la peculiar brisa nocturna de aquella ciudad. Yo caminaba con las manos en los bolsillos de mi corto pantalón y la cabeza gacha, mirando el suelo como si fuese el infinito.

De pronto algo me iluminó a mi y aquella oscura ciudad, por unos segundos hubo luz. Miré rápidamente hacia el cielo -¡¿Pero que...?!- En el cielo pude ver tres bolas de fuego, que brillaban fuertemente y caían hacia escasos minutos de donde yo me encontraba. Mi impulso fue salir corriendo, muerta de curiosidad, por saber que era. Mis ojos brillaban de ilusión, para mi era un juego, una aventura nueva por disfrutar.

Yo corría lo más rápido posible, aunque empecé a notar la presencia de las sombras acechando mi paso, ¿quizás también atraídas por aquella novedad caída del cielo? Quien sabe, yo corría sin parar para que no me alcanzasen y para ver si quedaba algo de las bolas de fuego.

-Vamos ya casi estoy...- Suspirando por el cansancio de llevar 4 minutos corriendo sin parar, ahora por este callejón, ahora por la izquierda... y antes de llegar a unas de las calles principales me paro, observo y escucho. Me pareció ver a alguien, pero pensé que eran imaginaciones mías y seguí avanzando velozmente y atenta a lo que me podía encontrar.

[Nell]

Los dos jóvenes corrieron hacia el lugar, guiándose por el vago recuerdo de la zona donde habían caído dichas luces. Las calles del Mundo Inexistente se caracterizaban por ser laberínticas, oscuras y frías. La posibilidad de que en alguna de ellas hubiese aparecido algo mínimamente similar a la calidez era, hasta cierto punto, espeluznante. Sobre todo para quienes no habían conocido otra cosa.

A pesar de las extrañas circunstancias, ningún sincorazón les salió al paso, por raro que pudiese resultarles. Otro misterio, sin duda, pues nunca les faltaban ánimos para interrumpirles el paso.

Y estaban a un par de calles de distancia cuando, tras girar ambos una misma esquina, se encontraron de golpe. Incluso viviendo en aquel mundo durante toda su infancia, y debido a su enorme tamaño y a los peligros que en él habitaban, ninguno había visto al otro antes.

Puede que ambos tuviesen cosas de las que hablar. O quizá la visión de otro ser vivo desconocido no era suficiente motivo para no seguir persiguiendo la luz.

[Leon18]

Seguí corriendo intentando recordar dónde estaba aquel lugar donde cayeron los meteoritos, era un poco difícil no perderse allí, porque casi todas las calles eran iguales, también se caracterizaba un poco el mundo porque era muy frío, aunque yo ya estaba acostumbrado y podía ir sin camiseta interior, solo con mi gabardina. Otra cosa que me extrañó fue que no apareciera ninguna extraña criatura.

Entonces cuando ya estaba más o menos cerca en una esquina al girar me encontré con una chica, algo extraño puesto nunca la había visto, estuvimos a punto de chocar pero conseguí parar antes de llegar a colisionar contra ella. Le eché un vistazo y vi que era una chica delgada ni alta ni baja, que llevaba una trenza, aunque ahora mismo lo que más me interesaba era ir a ver los meteoritos, así que me presenté rápido para poderlos ver.

- ¡Cuidado chica! ¡Qué raro ver a alguien como tú por aquí! Me llamo Paul Neder, aunque puedes llamarme Paul, bueno, me voy que estoy en busca de unos meteoritos que acaban de caer cerca de aquí, ¡Un placer! –Tras decir aquello salí corriendo hacia el lugar donde habían caído los meteoritos ignorando si me seguía aquella chica o no.

[Lavanda]

Seguí corriendo calle arriba, intentando recordar por donde habían caído las bolas de fuego, sabía que estaba cerca así que intenté dar un último "sprint". Mientras corría yo iba fantaseando sobre que sería, que me encontraría, estaba emocionada. Pero de golpe algo me devolvió a la realidad.

Al girar una esquina de golpe me topé con un chico alto vestido de una forma algo extraña con una cazadora y una gran espada. Era un chico musculoso y tenía el pelo blanco, me quedé algo parada ya que era muy extraño encontrarme gente por esas calles frías y laberínticas.
Se presentó rápido y de una forma algo extraña:

- ¡Cuidado chica! ¡Qué raro ver a alguien como tú por aquí! Me llamo Paul Neder, aunque puedes llamarme Paul, bueno, me voy que estoy en busca de unos meteoritos que acaban de caer cerca de aquí, ¡Un placer!

Cómo si lo hiciese por obligación y con algo de vergüenza, pero yo no parecía interesarle mucho ya que después de presentarse, se fue tan rápido como un rayo. Me quedé un poco extrañada y rápidamente le contesté:

- Pues yo soy Rhía... ¿Adiós?- Aunque parecía que no me había escuchado.

Pero no podía ser, él iba en la misma dirección que yo, ¿Por qué? - ¡Eh espera! - Le grité, y salí rápidamente tras él, necesitaba saber más sobre él y las bolas de fuego que él llamaba "meteoritos".

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Edit por un par de faltas que he visto luego, sorry... Y había puesto otra en el spoiler -_-'

[Nell]

Tras el fortuito encontronazo, los muchachos siguieron corriendo en la misma dirección. Y apenas habían avanzado unos pasos desde la esquina donde sus destinos se habían cruzado cuando, finalmente, aparecieron aquellos a los que nadie nunca quieren ver: los sincorazón. Probablemente, por hallarse en aquel mundo desconectado del resto, ninguno de los dos conociera el nombre de dichos seres, aunque sí debían saber hasta qué punto estaba fuera de sus posibilidades el combatirlos.

Aparecieron entre las sombras, surgiendo del suelo como si siempre hubiesen sido parte de él. Se trataban de tres criaturas pequeñas y oscuras, encorvadas y de ojos amarillentos.

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No sólo bloqueaban el paso de los dos chicos, debido a la estrechez de la calle, sino que inmediatamente avanzaron hacia ellos, con la intención de atacar.

El lugar donde estaban daba ciertas opciones contra las criaturas. Los altos edificios impedían que pudiesen encontrar un paso para saltar. Sin embargo, una oportuna farola, a su derecha, llegaba hasta la altura de la primera línea de ventanas. Si eran capaces de treparlas, podrían entrar y huir. Por otro lado, a pesar de ser aquel el camino más directo hasta su destino, podían retroceder y dar un rodeo, con el fin de evitar cuantos más sincorazón posibles.

Y, por último… también podían luchar.

[Lavanda]

Tras salir corriendo hacia donde había ido él, al cabo de unos metros nos acorralaron las sombras, aparecieron como desechas desde el suelo,cobrando forma y acorralándonos, pequeñas e inquietas con sus pequeños ojos amarillos de mirada perdida, amenazadora y aquellas peculiares antenas. La danza que hacían al moverse era graciosa y a la vez tenebrosa.

Mirase donde mirase allí las tenía, y cada vez más cerca de mi y de Paul. Yo me presionaba "¡Piensa, piensa piensa!" No las podía atacar y tampoco podía seguir a delante ya que no tenía ningún tipo de arma con la que defensarme, como mucho podía apartarlos a patadas pero lo más seguro era que se me comiesen por el camino.

Volví a mirar hacia mi alrededor, a mi derecha tenía a Paul, intentando analizar la situación, me volví a fijar en su gran espada con la que nos podría defensar, pero no lo veía con intenciones de tomar decisiones, miré hacia mi izquierda y allí tenía, como por arte de magia, una farola fácil de escalar donde iba a parar a una ventana abierta, desde allí podríamos huir de las sombras si Paul no decidía acabar con ellas. Así que rápidamente le dije:

- ¿Puedes entretenerlas mientras subo a la ventana? Desde allí arriba miraré de ayudarte a subir.

Él se me quedó mirando y yo esperando una respuesta, pero no esperé mucho ya que me fui enflechada hacia la farola.

[Leon18]

Seguí corriendo y según vi, la chica que me había encontrado hace breves momentos me siguió, tras correr un poco llegamos a una estrecha calle y aparecieron tres de las extrañas criaturas, éstas eran las más abundantes, a las que yo les llamaba las hormigas por su parecido y lo peor es que estaban bloqueando el paso hacia mi destino.

-¡Ya estaban tardando en aparecer!- Dije cabreado.

Me puse a pensar en qué hacer, podíamos pelear, aunque no veía a la chica luchando ni nada por el estilo, podíamos dar la vuelta también. Finalmente la chica me pidió un favor:

- ¿Puedes entretenerlas mientras subo a la ventana? Desde allí arriba miraré de ayudarte a subir.

Me lo pensé y creí que a lo mejor podría con tres de las criaturas, no había probado a luchar con ellas, pero a lo mejor podría acabar con alguna de ellas mientras la chica subía.

-!Claro que puedo, pero hazlo rápido, que son más duras de lo que parecen!- Dije mientras subí el dedo pulgar en signo de aprobación.

Cogí mi espada y me dirigí hacia una de ellas y le di dos espadazos esperando que muriera y me puse en posición de defensa por si alguna de las otras dos atacaba.

[Nell]

Mientras Paul entretenía a las sombras, Rhía pudo trepar sin problemas por la farola, hasta alcanzar la ventana de al lado. La habitación a la que daba se trataba de un despacho abandonado, con su mesa de caoba, el reloj de pared y la estantería vacía de libros. Todo estaba lleno de polvo.

Bastaba con echar un vistazo al lugar para darse cuenta de que no encontraría nada allí que la sirviera, como una cuerda o una manta para subir a Paul. Y su fuerza no era mínimamente suficiente para aupar al muchacho. Si quería ayudarlo, tendría que buscar otro modo. O si no… siempre podía marcharse. La única puerta del despacho seguramente la guiaría más lejos de las criaturas. Podría continuar su camino sin preocupaciones.

Por otro lado, a Paul no le fue nada bien. Si bien consiguió golpear un par de veces a uno de aquellos seres, era notablemente menos fuerte que ellos, además de que su arma parecía afectarles poco. Las dos restantes criaturas saltaron sobre él, enterrándole con sus oscuros cuerpos, a los cuales se unió el que había atacado. Estaba aprisionado, aunque aún tenía suficiente alcance de movimiento para quitárselas de encima. Pero, claro, luego podían volver a hacer lo mismo. Así, hasta quedarse sin fuerzas. Era hora de pensar una nueva estrategia.

En el cielo, volvió a brillar de nuevo la luz que habían visto antes. Parecía más cerca que antes. Pero no lo suficiente…

[Leon18]

Ataqué a la hormiga aunque según parecía mi espada no le hacía mucho daño, no sé si era porque no tenía mucha fuerza o por si mi espada no servía para atacarles, de cualquier forma parecía que no le había hecho ni un rasguño. De repente las dos hormigas restantes se abalanzaron hacia mí y me hicieron caer en el suelo, estaban intentándose fundir con mi cuerpo, no sabía qué hacer, no podía morir allí y de tal forma… No, así no.

Intenté deshacerme de ellas y viendo que podía intenté ir hacia la farola por la cual había subido aquella chica, cuando otra vez apareció aquella luz, parecía más cerca aunque no podía llegar a ella con aquellas criaturas cortando el camino, cuando el cielo volvió a su color normal pensé en llamar a aquella chica por si al subir me fallaban las fuerzas.

-¿¡Chica, me podrías echar una mano!?- le dije mientras intentaba subir la farola.

Tras decírselo intenté subir lo más rápido que pude la farola para que no me atraparan aquellas criaturas y poder salvarme.

[Lavanda]

Conseguí llegar hasta la ventana con gran facilidad, salté dentro y observé la habitación. A simple vista parecía un viejo despacho abandonado, en el centro había una mesa de caoba, un reloj redondo en la pared y las estanterías donde antiguamente tendrían que haber habido libros, estaban vacías. Todo aquello estaba lleno de polvo, desértico.

Miré un poco más por encima de la habitación, pero no hallé nada que me sirviera de ayuda para subir a Paul, ni una cuerda, ni un palo largo. No me podía ir y dejarlo allí tirado, fui corriendo a asomarme por la ventana y allí lo vi dándole una estocada a una de las sombras, pero las otras dos restantes le abalanzaron hacia él, tirándolo al suelo e intentando penetrar su cuerpo, su alma, su corazón.

De un golpe, como iluminado por algo dentro de su mente, se levanto con ímpetu, y yo miré hacia arriba pensando "gracias a Dios" entonces algo izo que volviésemos a mirar lo mismo, las luces habían vuelto a aparecer en aquel cielo que nos unía, más cerca que la primera vez que las vimos, pero aún lejos. De golpe le oí gritarme:

-¿¡Chica, me podrías echar una mano!?-

Lo miré y estaba arramblado a la farola intentado subir, sin pensarlo asentí y me agarré como pude a la cornisa de la ventana y alargué la mano hacia él, tanto como pude, él alargó la suya y nos cogimos las manos, tan fuerte, no lo pensaba dejar ir, no pensaba dejar que aquellos bichos oscuros se lo comieran. Al tocarlo sentí una fuerza dentro mío y una esperanza de poder salvarlo, así que estiré con toda mi fuerza su mano hacia mi y así empujándolo a subir, el apoyando los pies en la pared.

Agarrada a él pensé en las luces, teníamos que ir los dos a verlo, saber que era, y no nos podíamos quedar allí, y aún con más fuerza dije:

- ¡Vamos Paul, tenemos que saber que es, los dos juntos! -

Me sonrió convencido, teníamos fe.

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León me ha dicho que podía poner lo de "Me sonrió convencido".