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El chico rata, Mickael, me miró con cara de extrañado, seguramente por conocer a Merlín, sin embargo, me dio una respuesta.

—¿Co-conoces a Merlín? —preguntó—. Si, si que sigue vi-vivo... en su casa... en Ciudad del Paso. Él es... él es mi tu-tutor —me explicó.

─Vaya, no sabía que tenía una casa en otro mundo.─Comente,ahora un poco más aliviado de la situación del mago.

—¡Lucís encantadores! — empezó a alagarnos, tras dar un giro—. ¡Lucimos encantadores! — se alagó a sí misma también, soltando una risita.

Entonces, nos tocó practicar con nuestras nuevas extremidades. Kairi y Mickael tuvieron pocas dificultades para nadar, ya que sus piernas se habían convertido en una sola cola, pero mis piernas se habían dividido en un total de diez tentáculos, dos de ellos más largos. Cuando intentaba mover la imaginaria pierna izquierza, los cinco tentáculos de mi izquierda se movían de forma alocada, y me equivocaba al moverme. Al final, fue solo la corriente marina la que me llevó al auténtico cementerio de barcos.

—¡Bien! Estamos aquí para encontrar la causa de todo esto —empezó a explicar nuestro objetivo, mientras rodeaba una especie de pieza metálica oxidada—. Vamos a separarnos y a buscar por el lugar... ¡Hay que saber por qué todos los botes terminan aquí!

Mientras Kairi iba al Galeón y Mickael al túnel, empecé a pensar una razón por la que los barcos acabasen aquí tras naufragar. La tormenta que había en el lugar donde aterrizamos podría ser la causa de que los barcos se hundieran, y la corriente marina que nos había llevado hasta allí sería la causante de que los barcos acabasen en aquel lugar. Antes de que me diera cuenta, la maestra me había cogido de la mano y me había llevado hasta el aparato metálico.

—¡Eres un horrible nadador! ¡Ven, te enseñaré a dar unas volteretas! — dijo, y tuve que aprender a nadar.

Al cabo de unos minutos, pude manejar cada tentáculo individualmente, y ya estaba aprendiendo a coordinar tantas patas. Habría agradecido las clases, de no haber sido por la conversación casi sin sentido que había tenido durante las clases.

—Izquierda, derecha, giiiiiiro~~~ — canturreaba, teniendo que hacer todo lo que me decía—: ¡Incluso Guilmon se divierte! ¿No es así? ¡Todos nos divertimos! ─ En aquel momento, miré a Guilmon, que no paraba de dar volteretas (y marearse en el intento)─ Deberíamos hacer esto toooooodos los días. Excepto los jueves, porque es día de lavar la ropa. Ni cuando llueva... ¡Nosotras no quisiéramos mojarnos!

Suspiré una vez más. ¡Si ya nos estábamos mojando! Además, había vuelto a hablar de sí misma en plural. Tenía que acabar con eso en ese mismo instante, así que me decidí a explorar.

─Maestra, ¿puedo ir a explorar ya? Creo que ya nado perfectamente.─ Le pregunte, esperando la respuesta. Si aceptaba, me dirigiría a explorar los botes volteados, que, después de mirarlos detenidamente, con ayuda de Guilmon, intentaría levantarlos.

Seguir investigando el mástil había sido una decisión acertada. Kairi encontró un poco de Éter que le podría ser muy útil dado que solía hacer bastantes hechizos.

La investigación del mástil había llegado a su fin. Estaba partido en tres pedazos y se podían apreciar dos tipos de marcas. Las primeras parecían estar hechas con algún objeto afilado. ¿Quizá de alguna Llave Espada? Las marcas eran grandes, así que bien podría ser, pero también pensó en la posibilidad de que alguna gran criatura marina hubiese mordido el mástil. Kairi pensó que no le gustaría encontrarse con ella en ese momento. El segundo tipo era bastante confuso. Parecían círculos, como si los hubieran hecho algunos Piros, pero era imposible que se pudiera provocar un Piro bajo el agua, ¿o no? También estaba la posibilidad de que otra criatura marina redonda hubiera chocado contra ese trozo, pero no parecía probable.

Terminada la inspeccion del mástil, Kairi estaba ansiosa por entrar dentro del enorme barco. Se imaginó el típico barco hundido lleno de cofres del tesoro con monedas de oro. Cuando terminara de investigar el barco entero ya le contaría a Yami lo que había descubierto. La joven sirena delfín eligió uno de los agujeros del galeón y entró por ahí, mirando en el interior. Afortunadamente, ya sabía nadar como un auténtico delfín.

El joven aprendiz ratuno acertó de pleno con su deducción, una vez apuntó con la Llave Espada al lugar adecuado una fina luz fluyó desde esta hacia la cerradura, logrando que abrir el cofre no supusiera un gran problema. Finalmente el contenido fue rebelado y Mickael se dispuso a alargar la mano, con la cual logró asir una pequeña botella, que resultó ser una poción nuevecita y llena que le serviría de gran ayuda en sus aventuras. Como le había parecido notar algo más en el interior del cofre cuando metiera su mano, repitió el proceso, esta vez para obtener, con gran sorpresa, un éter de regalo. ¡Sin duda era su día de suerte! No era nada sencillo encontrar esa clase de objetos, y mucho menos en pack.

Ahora ya tenía su premio, pero el ratonil aprendiz, ahora también caballito de mar, a pesar de haber obtenido aquella recompensa, sabía que no había averiguado nada sobre lo que Yami les había preguntado antes. Sin duda alguna era algo que estaba muy relacionado con la misión, no podía ir a donde las maestra con las manos vacías en ese aspecto. Así que decidió dedicar un rato más de exploración a remover los trozos de madera del lugar, en busca de alguna pista sobre la respuesta o de la propia respuesta que Yami quería escuchar de boca de los aprendices.

—¡Tu nado ha mejorado muy poco! —sentenció la Maestra Yami, estricta. Golpeó varios puntos del cuerpo de Saxor con dos dedos, como para mostrarle los fallos en su posición. ¿Y acaso era ella una experta?

Al parecer, sí... pero al final dejó que el pobre chico se fuera a explorar por su cuenta, no sin antes recordarle que las lecciones no habían terminado y que tenía mucho por aprender sobre el arte del nado, y que por ello le tendría fichado para misiones en mundos acuásticos en el futuro.

De todas maneras, Saxor y Guilmon terminaron por buscar en los restos de los navíos que habían terminado de cabeza. Pese a que ambos intentaron levantarlos con ayuda del otro, la madera no se movió de su sitio ni una micra. Y sin embargo, no fue difícil que Guilmon se colara al interior por algunos agujeros. Si el pequeño dinosaurio comenzaba a examinar el bote por dentro, encontraría que la madera estaba en un estado completamente diferente: ennegrecida, como si hubiese sido manchada por algo. ¿Ceniza, tal vez? ¿O algo más...?

Kairi, por otro lado, decidió no moverse de su sitio. Entró al galeón de una manera tan sencilla como nadar escaleras abajo. Desgraciadamente, gran parte del interior del barco se hallaba hecho pedazos, por lo que lo único que podía estudiar era la zona de los remos. Y... no había nada allí. Simplemente la gran roca sobre la que el navío había terminado al hundirse al fondo marino. Nada más: ni un solo tesoro.

Y finalmente, Mickael siguió buscando pistas en la madera donde había encontrado la Poción y el Éter, sintiéndose algo culpable por no haber sido de ayuda. Pero pronto se daría cuenta de que no importaba, pues... ¡había encontrado una Poción y un Éter! Seguramente a la Maestra le resultaría divertido. O no. De todas maneras, no encontró nada más de interés en el lugar.

Tal vez lo mejor era regresar con Yami y ver si podían unir las piezas...

Kairi exploraba el interior del galeón con grán interes, fijándose en cualquier detalle por pequeño que fuera. Estaba completamente destrozado, por lo que no había mucho que encontrar allí. La zona de los remos parecía lo que menos destrozado estaba, así que se puso a investigar por allí. Pero no había nada, ni pistas ni ninguna triste moneda de tesoro.

Acabada la investigación del barco, pensó que lo mejor que podía hacer ahora era contarle a Yami lo que había descubierto, las extrañas marcas del mástil y el Éter que había encontrado en esa zona.

Salió del galeón abriéndose paso entre los pececillos que pululaban por allí y se dirigió hacia la Maestra, que ya había terminado de entrenar a Saxor en el arte de nadar.

- Maestra Yami, he terminado de estudiar el galeón y solo he encontrado un Éter. También he visto extrañas marcas en el mástil. Unas parecían hechas con algo afilado, pero las otras son circulares - explicó Kairi, intrigada. - ¿De qué pueden ser?

Aquello cada vez la desconcertaba más. Tenia una ligera idea de qué había provocado el primer tipo de marcas, pero ¿y las circulares? Eran demasiado raras y tal vez Yami pudiera aclarar sus dudas.

—¡Tu nado ha mejorado muy poco! —me gritó cuando se lo pedí, golpeando los puntos en los que me había equivocado en la postura. Pensé que me tendría que quedar sin investigar (cuando investigar siempre me hervía la sangre), cuando accedió a dejarme investigar, pero diciéndome que me tendría fichado para más misiones en aquel mundo. Emocionado, nadé rápido hacia las dos barcas tumbadas, junto a Guilmon.

─ Guilmon, ayúdame a levantar esto─ le pedí, a lo que accedió alegremente, como siempre. Agarré la parte de abajo fuertemente, mientras Guilmon ponía sus garras por debajo, e intentamos, al mismo tiempo, levantarlo. Por mucha fuerza que pusimos en el empeño, la barca no se movió, demostrando que era imposible levantarlo.

Tras suspirar, por trigésima vez, me fijé en que había un agujero en el que Guilmon podía entrar. Tras entrar, salió unos segundos después.

─ ¡Guilmon lo ha visto! ¡Por dentro es negro!─ ¿negro? era bastante curioso. Que hubiera sido negro por dentro lo habría hecho muy poco visible por la noche, y si eran botes salvavidas serían muy poco útiles. Aquello quería decir que no eran negros desde el principio, por lo que había sido manchado después.

Con la información, decidí volver con la maestra Yami, para contarle mis descubrimientos (y compararlos con los del resto). Cuando llegué, Kairi ya había llegado.

─ También he visto extrañas marcas en el mástil. Unas parecían hechas con algo afilado, pero las otras son circulares. ¿De qué pueden ser?

¿Algo afilado? ¿Marcas circulares? ¿Barcas negras? ¿Destrucción de barcos enteros? Aquello me hizo dibujar en mi mente todas aquellas cosas... Entonces una imagen se mi dibujó en la mente. Pero pensar en ello era algo absurdo. Aunque... Ya había visto cosas demasiado increíbles para que no pudiera ser imposible.

─ Creo que sé de qué puede ser, pero es una locura.─ Avisé. No podía ser... Era un animal de las leyendas, pero el tamaño de las marcas coincidían.─ El Kraken, un calamar gigante.

Mickael se empeñó en seguir explorando por aquellos trozos de madera, en busca de algo que le hiciera sentir que había sido útil para la misión. Por desgracia, por más que buscaba, no encontraba nada de interés, y, al ver que sus compañeros regresaban a dar parte a Yami, decidió que él debería hacer lo mismo, a pesar de no haber sido de gran ayuda.

─Maestra Yami, he terminado de estudiar el galeón y solo he encontrado un Éter ─comenzó a reportar Kairi, la más veloz─. También he visto extrañas marcas en el mástil. Unas parecían hechas con algo afilado, pero las otras son circulares. ¿De qué pueden ser?

─Creo que sé de qué puede ser, pero es una locura ─continuó Saxor, que parecía haber descubierto que era lo que buscaba la Maestra Yami─. El Kraken, un calamar gigante.

¿Un kraken? El joven hombre-ratón se sobresaltó ante tal idea, desconocía que habría visto Saxor como para soltar tal deducción. Aún así, le resultaba curioso si lo que decía era verdad. Curioso y aterrador, por supuesto, pues si había un calamar gigante metido por el medio, y conociendo a Yami, no quería saber que jueguecito les tendría preparado la maestra.

─P-por mi parte... ─se dispuso a informar, un poco avergonzado─, tan sólo he encontrado un éter y una poción... Pe-pero... nada de interés sobre el asunto...

EDIT


***

Los tres Aprendices volvieron a reunirse finalmente junto al Galeón, flotando a un lado de la Maestra Yami, donde cada uno comentó sus descubrimientos. No había mucho que destacar salvo las marcas que Kairi había encontrado y la extraña sustancia negra con la que Guilmon había terminado por toparse. La mujer sí aplaudió entusiasmada, sin embargo, el hecho de que los muchachos hubiesen encontrado tesoros en el fondo marino.

Y cuando todos terminaron de comentar sus hallazgos, Yami respondió a la teoría de Saxor, la única que se vio alzada:

─¿Crackers? No seas tontito, Saxor... ¿cómo pueden unas galletas hundir a un barco entero? ¡Tendrían que ser galletas muy pesadas!

La Maestra se llevó la mano a los labios, meditando sobre lo que en realidad pudo haber ocurrido. Comenzó a nadar en círculos, pero moviendo la cola con tanta gracia que la mujer se desplazaba como si caminara sobre el agua. Si los Aprendices decían algo, la Maestra no los escucharía: en cambio, estaría bastante concentrada en lo que fuese que estuviese pensando. Finalmente, terminaría por alejarse al interior del Galeón, excusándose para ir "a revisar una cosa".

Sin embargo, pronto los muchachos descubrirían que ya no se hallaban solos en aquel cementerio de botes...



Aquello no era un Kraken. Pero, sin duda alguna, no por ello menos peligroso. Parecía tener hambre...

Y aquellos jóvenes, por azares del destino o mera coincidencia, habían decidido disfrazarse de comida.

Mientras hablaba con Yami, los otros aprendices fueron llegando con sus correspondientes informes. Saxor, al oír la descripción de Kairi sobre las marcas circulares del mástil, dijo lo siguiente:

- Creo que sé de qué puede ser, pero es una locura. El Kraken, un calamar gigante.

- ¡¿El qué?! - se alertó la joven - ¿Existe un calamar tan grande?

Si Saxor tenía razón, aquellas marcas serían de los tentáculos. Pero entonces... el Kraken tendría que ser una monstruosidad. Algo tan grande podría acabar con los cuatro en menos de 5 segundos. Y ahora mismo podría estar por allí, merodeando sin que se dieran cuenta. Kairi estaba horrorizada. Sin embargo, el siguiente comentario de Yami hizo que se tranquilizara un poco.

- ¿Crackers? No seas tontito, Saxor... ¿cómo pueden unas galletas hundir a un barco entero? ¡Tendrían que ser galletas muy pesadas!

Era divertido oirla, las ocurrencias de la Maestra eran muy peculiares. Se imaginó un montón de galletas gigantes chocando contra el barco y hundiéndolo y no pudo evitar esbozar una sonrisa.

Yami se quedó pensativa durante unos instantes, moviéndose de un lado para otro. Después les dijo que tenía que revisar una cosa y fue al galeón. Se quedaron los tres aprendices solos... de momento. Porque enseguida apareció por allí un enorme tiburón y parecía hambriento. Kairi lanzó un grito. Convertidos en criaturas marinas, en ese momento serían la comida perfecta para el escualo.

- ¡Rápido, alejaos de él!- exclamó a sus compañeros mientras nadaba lo más lejos posible de la criatura - . ¡Si podéis, que alguno avise a la Maestra Yami!

Cuando estuvo a una distancia considerable, Kairi invocó su llave espada y lanzó Perla al tiburón intentando acertar en su boca, con la esperanza de que aquello funcionase.

Tras decir mi teoría, hubo sorpresa por parte de Kairi... pero no por la Maestra Yami. Ella, riéndose, confundió Kraken con Crackers, unas galletas. Aquello me hizo sonrojarme. La imagen de un calamar gigante en mi cabeza se sustituyó por un montón de galletas con pepitas de chocolate.

Dejé de pensar en el maldito chocolate para intentar hacerle comprender a Yami lo que había dicho, pero ella estaba dando vueltas, pensativa. Unos segundos después, diciendo que quería comprobar algo, se fue al interior del galeón. Unos segundos después, un grito, por parte de Kairi, me hizo darme la vuelta.

Un tiburón nos estaba acechando, con las claras razones de comernos como almuerzo. Kairi propuso huir, pero... El tiburón estaba acostumbrado a perseguir, y no es que tuviéramos este cuerpo de toda la vida. Solo había una opción, y era luchar.



Una perla salió por parte de Kairi, que se dirigía a aquellas fauces que podían comer de un bocado la mitad de pez que quería de nosotros. Invoqué mi Llave Espada y mi Espada mediana, y estaba listo para luchar. Avisé a Guilmon para que se pusiera en combate, y ambos nos colocamos a la defensiva. Entonces, la boca de Guilmon se abrió. ¿No sería capaz de...? Sí era capaz. Pero, en vez del humo que esperé que saliese, en vez del Piro, salió un chorro de agua, que se veía completamente hirviendo, hacia el tiburón. Yo, tras acercarme lo suficiente, respondería también, pero con mi hechizo de Aqua. Sin embargo, lo que salió, aunque no lo supiera en ese momento, fue un Agua Maldita, que haría un efecto ácido al tiburón... si es que le alcanzaba. Si intentaba atacarme, intentaría esquivarlo.

─¿Crackers? No seas tontito, Saxor... ¿cómo pueden unas galletas hundir a un barco entero? ¡Tendrían que ser galletas muy pesadas!

Con su inocencia e imaginación habitual, de tal forma respondió Yami a las teorías de Saxor, convirtiendo el temor que todos sintieron por la posibilidad del Kraken en el ridículo pensamiento colectivo de unas galletas hunde-barcos. Mickael por su parte se quedó a cuadros ante la respuesta de la maestra, aunque realmente, no debía sorprenderle, no a esas alturas.

Después, Yami comenzó a moverse de un lado a otro, pensativa, ensimismada en lo que fuera, abstraída del mundo que la rodeaba. Al final, se alejó, dirigiéndose al interior del galeón, pues según ella, debía comprobar algo. Así, los tres aprendices se quedaron solos mientras su maestra hacia algo importante, o eso al menos esperaban. Mientras tanto, un curioso amigo llegó para acompañarles.

─¡Rápido, alejaos de él!─exclamó la pelirrosa nada más ver al escualo, quien seguramente los habría confundido con su merienda─. ¡Si podéis, que alguno avise a la Maestra Yami! ─justo después le lanzó un hechizo Perla al tiburón.


Saxor tampoco se quedó quieto, ni Guilmon tampoco. El pequeño dinosaurio hizo el gesto de lanzar Piro, pero en realidad, lo que salió fue agua hirviendo. Su dueño, por su parte, le ayudó lanzando un extraño hechizo que Mickael no supo distinguir en ese momento, una especie de Aqua.

El hombre-ratón-hipocampo, viendo que sus compañeros estaban distrayendo al tiburón, decidió no perder tiempo y nadó lo más deprisa que pudo hacía el galeón, con la intención de avisar a la maestra Yami.

─¡Maestra Yami! ¡Maestra Yami! ─gritó─. ¡Venga, rápido! ¡Tenemos problemas! ¡Ayúdenos!

Los tiburones son criaturas maravillosas. Su esqueleto está constituido de cartílago en lugar de huesos, producen miles de dientes al año, pueden oler una gota de sangre a kilómetros, detectan los pulsos electromagnéticos en el cuerpo de su presa...

...y aparentemente, su piel es bastante resistente a la magia.

El Perla de Kairi golpeó al objetivo, pero con los danzarines movimientos del gigantesco pez, el hechizo terminó por golpearlo en un costado en lugar de la cola. Pareció hacer al menos un poco de daño, pues la criatura hizo ademán de retroceder; aunque, después de dibujar dos círculos nadando, regresó a la carga. Y en ese momento el hechizo de Guilmon impactó justo en el hocico del tiburón, el cual le hizo detenerse de lleno. Lastimado, agitó la cabeza y luego comenzó a nadar más rápido todavía, para alejarse del agua caliente.

El Agua Maldita de Saxor, por otro lado, golpeó al tiburón en el costado. Este ataque no pasó desapercibido para la criatura; aunque al parecer, con lo grueso de su piel y con tanta agua limpia alrededor, no había hecho ningún daño realmente. Enfadado, el gigantesco pez se lanzó contra el muchacho, quien se hizo a un lado para esquivar su poderosa mordida. La cola, sin embargo, giró con una fuerza tremenda y golpeó al chico con una fuerza increíble, empujándole un par de metros pese a la resistencia del agua.

Ahora sólo lo habían hecho enfadar...

***

─¡Maestra Yami! ¡Maestra Yami! ¡Venga, rápido! ¡Tenemos problemas! ¡Ayúdenos!

Mickael nadó lo más rápido que pudo al galeón. Cuando logró colarse al interior, descubrió que la Maestra se hallaba nadando todavía en círculos, murmurando cosas para sí misma mientras contemplaba sin mirar realmente las paredes de madera del navío.

─¿Un Sincorazón grande grande? Oh, nonono, de ser así ya lo sabríamos. ¿No? Puede ser. Yo diría que sí. O tal vez no... Puede...

De pronto, Yami se encontró con la mirada del Aprendiz y, sin comprender, inclinó la cabeza y preguntó:

─¿Pasa algo, querido? A lo mejor tienes una nueva teoría. O a lo mejor no... No lo sé. ¡Oh, qué emoción! ¿En qué estás pensando?

Perdida en sus pensamientos como siempre se hallaba, la Maestra no lo había escuchado ni por un instante...

Su Perla se desvió y le dio en el costado al tiburón, haciéndole retroceder. Kairi se alejó lo más que pudo de él, pues no quería convertirse en su comida. Justo después, el animalito de Saxor lanzó una especie de chorro de agua hirviendo por su boca, mientras que su dueño le atacaba con un Aqua muy raro. El ataque de la mascota parecía haberle hecho mucho daño al tiburón, al contrario del ataque de Saxor. Fue entonces cuando la criatura, muy enfadada, se dirigió hacia el compañero de Kairi, golpeándole con gran fuerza. La chica profirió otro grito.

- Creo que solo lo hemos hecho enfadar...- advirtió.

La joven intentó controlar su miedo y se dispuso a preparar un Electro, ya que los ataques eléctricos eran más efectivos en el agua, o eso había aprendido en la escuela. Intentó acertar en la boca, ya que su piel parecía gruesa y resistente. Pero en el fondo sabía que su posible y única esperanza residía en Mickael, que en ese momento estaba avisando a la Maestra Yami de lo que ocurría.

Sin embargo, Kairi no se daba por vencida. No había llegado hasta ahí para ser la merienda de una criatura marina. - ¡Saxor, aléjate!- exclamó a su compañero para que el ataque no le alcanzara. Decidida, lanzó Electro a su boca, esperando que acertase esta vez. Si no, volvería a alejarse del tiburón y pensaría en otra táctica. Deseó que Yami no tardara mucho en llegar...

El Piro de Guilmon le hizo bastante daño. A lo mejor era algo vulnerable al fuego... ¿en el agua? No tuve tiempo de pensar en aquello, pues mi Agua Maldita no le hizo prácticamente nada, y se lanzó al ataque. Un intento de mordisco, un golpe. Por mi cabeza, en vez de ver a un tiburón golpeándome con su cola, vi a una Bola Oscura golpeándome, echándome a la pared, y acercarse a por mí lentamente en las frías calles de Bastión Hueco. Entonces, la imagen del Maestro Ronin me vino a la cabeza. <<Tengo que ser fuerte...>> Pensaba. <<Tengo que... luchar>>

Volví a ver al tiburón, y a Kairi haciendo un amago de intentar electrizarle por dentro. Sonreí. Avisé a Guilmon con señas, para que ataque de nuevo con un Piro de frente, después del electro de Kairi, mientras yo nadaba hacia detrás del tiburón. Empiezo a mover mis tentáculos, cada vez más rápido, hacia el costado del tiburón. Entonces, empiezo a girar sobre mí mismo, para acabar haciendo una Doble Hélice, que daría por las branquias del pez, tras lo que haría un Piro Oscuro en su boca, cuando intentara morderme, que le quemaría por dentro, al mismo tiempo que le dejaría sin capacidad de ver por un rato. Así, podría salir del radio de peligro, y planificar algo a distancia.