Foros KHWorld

Tan pronto como la fina hoja de mi espada atravesó el sincorazón, éste desapareció sin dejar rastro, como si fuera una imagen, una ilusión. Kailee había hecho lo mismo, atacar sin mesura, lo que produjo el mismo efecto, su desaparición.

En cambio, la inteligente actuación de la otra chica, Adelaida, que había bailado, produjo algo diferente, la "saturación" del sistema de control. Volviéndose éste loco comenzó a poner letras y palabras con sentido desconocido en la pantalla. No me enteré de nada hasta que mis compañeras dieron voces de qué estaba pasando.

Al parecer los sincorazones se volvieron a materializar igual que como se habían ido, rodeándonos.

Al ver el guiño de Adelaida supe que era el momento. Me lancé con la Llave Espada tal y como había hecho antes, para volver a cazarlos. Quizás la idea fuera hacerlos desaparecer a todos, hasta encontrar el verdadero.

Cada aprendiz tomó su propia decisión, ya fuera moverse al ritmo de algún vals quedarse en el sitio. Enseguida comprobarían si habían hecho o no bien en desplazarse…

Sin embargo, antes de eso, algo sucedió. Cuando Sam fue de nuevo a golpear a uno de los sincorazón, nada más rozarle, una corriente eléctrica cubrió por completo a su enemigo, provocando varias descargas instantáneas en el perro, el cual se vio retrocedido hacia su anterior posición, la casilla central, junto a Kailee. Al parecer, aquel sitio estaba vetado para ellos.

Finalmente, la prueba comenzó. Unos bloques cuadrados salieron repentinamente de la pared que tenían enfrente, atravesando rápidamente la habitación y golpeando todo lo que encontrasen a su paso, aunque, antes de pasarse de “casilla”, se volvían intangibles y pasaban de largo. Eso sí, el choque se lo llevaban.

Como no tardó de sentir en su propia piel Adelaida, puesto que tuvo la mala suerte de estar en su paso, pese a que segundos después el bloque la atravesase para dejarla en la misma casilla, sin retroceder. Los bloques salieron desde los tres extremos: arriba derecha (A1), arriba izquierda (A3) y abajo izquierda (C1).

En la pantalla, entonces, apareció un contador, comenzando desde cinco y retrocediendo lentamente:

5…

Los sincorazón variaron su posición.

4…

Si algo habían aprendido los aprendices del anterior turno, es que era hora de moverse y tentar nuevamente a la suerte.

Adelaida vió por el rabillo del ojo como Sam se arrojaba hacia uno de los Sincorazón para salir disparado en dirección contraria un segundo después. Ella había intentando invitarle a bailar, pero...
De improviso, sintió un fuerte golpe en la cara. Algo duro le había golpeado en su despreocupado baile. Se frotó la mejilla con una mano, magullada, mientras el bloque cúbico se alejaba de ella. Sin ninguna duda, aquello iba en serio.

-¡Tened cuidado, esos bloques no son de gelatina!-gritó a sus compañeros.

Quizás había conseguido enfurecer a la máquina lo suficiente como para que empezara a atacarla directamente. Quizás había dado mal el segundo paso después del giro... De cualquier manera, dolía.

Sin embargo, le recordó a "Truco o Trato". Si se movía mal, le lanzarían un Truco con forma de bloque. Tal vez si lo hacía bien, le lanzaran uno de golosina.
"Pero esto no va a a quedar así" se dijo.

5…

Y, acelerando el tempo de su baile, empezó a hacer piruetas y cabriolas mientras reía, disfrutando al máximo del mundo giratorio que veía.

Habían pasado los segundos, y pese a que sólo Adelaida se había movido, los cubículos salieron de la pared y avanzaron hacia ellos. Arrasaron todo lo que podían, pero antes de llegar a su posición, un mensaje de apenas unos milisegundos apareció en la pantalla.

¡NO!

Los tres aprendices fueron envueltos por un halo de luz, que les cegó durante unos momentos. Al abrir de nuevo los ojos, se encontraban fuera del juego, en la sala del ordenador. A su lado, Kazuki se rascaba la cabeza.

—Menos mal que… eh… llegué a tiempo —comentó, para luego explicar—. Tenemos una aplicación muy útil para, eh... rescatar aprendices. No sois los primeros en quedaros atrapados en ese… juego. En cuanto hallemos una solución, nos haremos con el control del sistema, aunque, por el momento… Mmm… El control lo tiene él.

No dio más explicaciones. Se limitó a guiar a los aprendices al exterior de la habitación.

—Siento el retraso. Creo que, uhm, habéis vivido suficientes juegos por hoy. Dejaremos el entrenamiento para otro día —anunció.

Había sido corto y poco intenso. Sin embargo, al menos tenían el día libre. Y, además, habían aprendido una bonita lección de Tierra de Partida: cuanto más lejos estuvieses de un ordenador, mejor.