[Bosque de los Enanitos] La Mina Abandonada

[Light]

Cruzar el puente para volver sobre sus pasos no era la mejor de sus opciones, por lo que no tuvo más remedio que avanzar por el otro camino; el único que les quedaba.

Y a través de él, ambos aprendices se alejaron de la cabaña para continuar con su camino y con la misión, abandonando allí mismo a su compañero Hitori.

─Espero que Simon no tarde demasiado… ─le comentó a Kairi, justo antes de girar el cuello para examinar al inconsciente de su compañero una vez más.

Volvió a fijar la mirada hacia el frente. A lo lejos, observó como la senda parecía internarse en el bosque, pues múltiples y gigantes árboles eran fácilmente visibles; muchas hileras de ellos, con bastante margen de separación, y afortunadamente, carentes de oscuridad por detrás.

Parecía que no volverían a adentrarse en la oscuridad.

Light preferiría no regresar de nuevo, pero si no había más remedio tendría que aceptarlo: ese era su trabajo, y la Maestra Rebecca confiaba en sus habilidades, aunque… ¿tanto? Es decir, ella les había enviado a aquel mundo, ni más ni menos que allí, al hogar de un ejército prácticamente infinito de Sincorazón.

De todas formas, no tendría nada que temer, ya que el camino no se adentraba precisamente en el bosque, sólo lo atravesaba, conduciéndoles en su lugar hasta una zona más bien montañosa. Aparte de eso, el suelo de la ruta que habían elegido estaba sospechosamente más cuidado, y liso también.

Una posible señal que bien podría indicar que no iban tan mal encaminados. Light apenas prestaría atención a este diminuto detalle, puesto que únicamente tenía la mirada puesta en el horizonte: en el futuro que les esperaba.

¿A quién le importaría el estado del suelo?

Dejaron los árboles atrás y llegaron hasta el lugar en el que indudablemente encontraría la tan esperada mina. Se localizaba oculta entre las montañas, mas delatada prácticamente por los carros y por las vías de madera que se habían encontrado por el camino.

─Debe ser este el lugar ─señaló tras dar con la entrada de la cueva.

Con la curiosidad que le caracterizaba, se adelantó para echar un rápido vistazo al interior.

─Entremos… ¡Oh! ─se trastabilló a causa de los temblores que se hicieron notar de repente, aunque por suerte no se cayó al suelo. Sólo había perdido el equilibrio.

>>¿Qué demonios está pasando en este mundo?

Y el terremoto no fue lo más sorprendente y extraño de todo. Light escuchó una especie de alarido que venía de debajo de sus pies.

¿Una bestia? ¿Un monstruo?

¿Por qué no averiguarlo?

─Una misión es una misión, aunque haya alaridos de por medio.

Estaba decidido a descubrir el origen de los rugidos. ¿Estaría Kairi igual de dispuesta?

[Kairi]

Simon había dicho claramente "camino a la mina". Kairi se dio cuenta de que aquellos dos Aprendices habían venido por la ruta del puente buscando la mina, por lo que sólo quedaba un camino hacia ella, no había duda.

- Nos atacaron en el bosque. Casi no lo contamos… - había dicho éste. Después de la llamada a Simon, respondió a la pregunta que le había hecho la joven antes - Sí, sí. Rebecca nos había enviado para explorar las minas de este mundo, pero un ejército enorme de infinitos Sincorazón nos atacó y casi acaba con nosotros, ¡maldita sea! Contigo la misión debería ser más sencilla, pero…

Kairi se alegró de que no fueran enemigos, además de haber encontrado a los Aprendices que dijo Rebecca que se habían perdido. Ahora la misión no debería de causarles problemas. Conocían el camino a la mina y pronto vendrían a recoger al pobre Hitori, que aún seguía aturdido. Pero debían tener cuidado de que no les pasara lo mismo a ellos.

- Rebecca me envió a buscaros viendo que tardábais mucho en regresar - explicó ella. La verdad es que había tenido mucha suerte. Si ellos no hubieran aparecido, quizá...

- Creo que deberíamos continuar con nuestra misión. La ayuda ya viene en camino, y esta zona parece segura, ¿no te parece? - propuso él - Por cierto, yo soy Light. ¡Vamos hacia las minas! - añadió con entusiasmo - Espero que Simon no tarde demasiado…

- No te preocupes. Tu compañero estará a salvo aquí hasta que aparezca Simon. Vamos a ver qué hay en las minas - dijo Kairi - Y creo que ya sabes mi nombre, se lo he tenido que repetir muchas veces a Simon porque no se enteraba - rió.

Siguió a Light, que parecía muy seguro de sí mismo, hacia las minas. Era un sendero con menos árboles de los que había visto al mirar hacia el bosque. Había mucha luz y el camino era fácilmente practicable, como si lo anduvieran a menudo. La zona se iba haciendo cada vez más montañosa, hasta que los árboles desaparecieron y era todo roca y montaña. Y al final, por fin, encontraron una cueva que tenía mucha pinta de ser la mina.

- Debe ser este el lugar.

- Sí. Por fin hemos encontrado la mina - dijo Kairi sonriendo. Le gustaba que las cosas salieran bien a la primera.

- Entremos… ¡Oh! - Light perdió el equilibrio y estuvo a punto de caer al suelo. Unos temblores se hicieron notar en la mina. Puede que se estuviera derrumbando, no sabían si la mina estaba en buen estado. Kairi se agarró rápidamente a una roca saliente para no caer al suelo.

- Hay que tener cuidado, podría derrumbarse - avisó. Seguidamente después del temblor se escuchó un fuerte rugido que provenía de debajo de ellos - Seguramente haya más túneles por debajo. ¿Será un Sincorazón?

- Una misión es una misión, aunque haya alaridos de por medio.

Light iba a averiguar el origen del rugido. Kairi se armó de valor y continuó siguiendo a su compañero, Llave Espada en mano por lo que pudiera pasar. Awa-chan se había subido a la cabeza de su dueña a causa de los temblores de tierra pero estaba preparado para atacar si fuera necesario.

[Zee]

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Próxima fecha límite: 19 de Enero

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El temblor que había sacudido la mina y sus alrededores se detuvo, justo a tiempo para que los Aprendices pudiesen aventurarse al interior de la montaña. Sin embargo, el extraño sonido no se detuvo. De vez en cuando continuarían escuchando los curiosos rugidos bajo sus pies, en algún lugar que todavía no podían alcanzar.

Dispuestos a descubrir al Sincorazón culpable de tantos destrozos, ambos jóvenes se adentraron a la mina. La entrada que habían visto era un túnel bastante estrecho, sostenido por vigas de madera vieja que parecían tener por lo menos un par de décadas de edad. Si esperaban un pasaje oscuro que les produciría claustrofobia, estarían equivocados, pues aquel sendero subterráneo se hallaba iluminado por no pocas lámparas de aceite.

...lo cual indicaba que había alguien por allí.

Tras un rato de caminar, el túnel se abrió hasta revelar una galería. Una natural, aparentemente, porque no había nada sosteniendo el techo de roca. Era bastante extensa, suficiente como para montar un Glider en ella, y se hallaba llena de material de minería por aquí y por allá. Picos y palas, carros de madera y de metal, vías que no llegaban a ningún lado, montones de tierra y grava...

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...y lo más importante, piedras preciosas. Por doquier. Rubíes, esmeraldas, zafiros, amatistas, cuarzos, ágatas, topazes y... ¡diamantes!

No había nadie en la galería... y una pequeña cajita se hallaba repleta de las preciosas gemas, descansando sobre una formación de roca que parecía simular una mesa. Seguramente podrían tomarla y ocultarla entre sus ropas, o algo. Repartir las ganancias equitativamente, si vendían tan valiosos minerales. ¿Podrían...?

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La oferta es seria. Podéis tomar la cajita con gemas, con un valor de 30'000 platines. Cualquiera de los dos, o ambos. ¿Pero es ético hacerlo?

Y lo más importante... ¿habrá consecuencias?

[Light]

Ambos aprendices avanzaron por el túnel de una mina: abandonada, según la información propiciada por la Maestra Rebecca. No había nadie a la vista, pero asegurar que la mina estaba desamparada resultaba precipitado si uno se fijaba bien en un simple detalle: uno mucho más apreciable que el simple estado del suelo.

Se trataba de las múltiples lámparas de aceite que alumbraban el estrecho pasillo que les tocaba recorrer. Las vigas de madera estaban bastante viejas y nadie se había molestado en recambiarlas, sí, pero el caso de la iluminación era diferente, y Light no podía dejar de preguntarse cierta cuestión que rondaba por su cabeza sin parar.

¿Quién se encargaría de preservar las lámparas del túnel?

Igualmente, la iluminación le transmitía seguridad, aunque los rugidos que provenían del suelo continuaban sin descanso. Estaba claro que bajar la guardia no estaba permitido.

Anduvo por la iluminada caverna hasta llegar a una galería natural del yacimiento. Lo primero que le llamó la atención, sin duda, fue la ingente cantidad de metales de todos los colores y texturas que sobresalían de las paredes, esperando a ser recogidos por los mineros.

─Guau… ─expresaba maravillado mientras se acercaba con paso lento hacia el centro de la gran galería. Se giró múltiples veces, hipnotizado por la multitud de gemas de colores que se asomaban por todos los recovecos de la sala, prácticamente. Se volvió hacia Kairi, con una sonrisa─. Menuda pasada.

A continuación, se aproximó lentamente hacia cierta caja que contenía una curiosa colección de gemas, situada sobre una simple formación rocosa, a modo de mesa. Seguramente podría conseguir un buen pellizco si la vendía…

¡¡No cojas lo que no es tuyo!!

Las palabras amenazadoras de su abuela habrían resonado en su cabeza si hubiera barajado cierta posibilidad, pero ni se le pasó por la cabeza la poco honrada idea de quedarse con el tesoro. No era ningún saqueador, ni un ladrón, sino un Caballero de la Llave Espada, y uno que había recibido la más férrea de las disciplinas (y violenta).

Se conformó con observar con curiosidad la pequeña cajita durante unos pocos segundos. Boquiabierto, y maravillado por el color y por los reflejos brillantes que presentaba esos metales; aquel tesoro de la madre naturaleza que no merecía ser explotado. Tras contemplar cada una de las joyas, se propuso seguir recorriendo la sala, para examinar brevemente el equipo de minería que andaba por allí tirado, y el resto de las gemas que merecían también ser observadas, a su tiempo.

Parecía un niño pequeño…

─¿Proseguimos nuestro camino? ─le preguntó a Kairi tarde o temprano, sin olvidarse de la misión que tenían que cumplir.

[Kairi]

Siguieron su camino iluminado por las antorchas, que daban indicios de que alguien seguía utilizando la mina. Kairi caminaba con cuidado agarrándose a las paredes con Awa-chan en su cabeza mirando con interés y cierto temor los túneles. Cada paso que daba Kairi lo hacía dudosa por si hubiera otro terremoto y la hiciera caerse.

Anduvieron un rato hasta llegar a una enorme habitación rocosa con cajas, carretillas, picos y más material de minería. Pero eso no era lo que más llamaba la atención de allí.

- Guau... Menuda pasada - dijo Light asombrado.

- ¡Oh! Dios... Es alucinante - lo secundó Kairi. Por todas las paredes de la cueva había incrustadas piedras preciosas de todos los tipos y colores: rojas, azules, blancas, verdes, diamantes, rubíes, zafiros... Había suficientes para abastecer a un país entero.

- ¡Awa! - Awa-chan abrió los ojos como platos, se bajó de la cabeza de Kairi y se puso a correr como loco - ¡Awawawawawawawawawawawawawawawa! - le encantaban las cosas de colores y brillantes.

- ¡Awa-chan, ven aquí! - le gritó su dueña, que tuvo que perseguirle porque ni le hacía ni caso. El gatito por fin se detuvo frente a una caja llena de piedras preciosas y se metió dentro. Quería llevarse la caja entera.

- ¡No, eso no es tuyo! - dijo mientras lo sacaba de la caja y lo mantenía en sus brazos como podía mientras Awa-chan bufaba decepcionado. La mina no parecía abandonada, así que era mejor no llevarse nada de allí.

- ¿Proseguimos nuestro camino? - le preguntó Light.

- Sí, será lo mejor, antes de que se ponga más nervioso - respondió ella intentando calmar a su mascota.

[Zee]

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Próxima fecha límite: 30 de Enero

Dispuestos a cumplir su misión, los dos Aprendices continuaron su camino. Parecía obvio por dónde debían continuar: a parte del túnel por el que habían llegado, sólo otro más conectaba con la galería. Y a juzgar por el equipo que se hallaba desperdigado por la entrada y la manera en la que la tierra había sido removida, como constantemente revuelta por las ruedas de los carritos, aquel era sólo el principio de la mina abandonada.

De tal manera que, dejando atrás su oportunidad de recoger unas cuantas riquezas, Light y Kairi continuaron por el camino. Tras unos pocos minutos de seguir el túnel, llegaron a una galería todavía más extensa. Sus ojos no alcanzaban a ver el final, pues grandes columnas de roca convertían aquel lugar en un laberinto. Para su sorpresa, en algunos de estos pilares había vías de madera, y en algunas incluso pasaba algún carrito minero de vez en cuando, cargado de trozos de roca.

Si la sala anterior había estado repleta de piedras preciosas, aquella que veían era una ridiculez. ¿Cómo pudo alguien pensar que aquella mina estaba abandonada? Con tantas vetas de gemas, era imposible que alguien sencillamente hubiese decidido no explotar sus minerales. Seguramente era por esa razón que, oculta en el bosque, seguía siendo trabajada.

Pero... ¿por quién?

De pronto, un tercer temblor sacudió el sitio. Los muchachos no sabrían precisar si era más fuerte o si se hallaba más cerca, pero éste incluso los obligó a dejarse caer al suelo o a recargarse en las paredes para mantener el equilibrio. En algunos sitios de la mina, rocas comenzaron a desprenderse. Un carrito descarriló y volcó todo su contenido en el suelo. Un poco más allá de una curva, se escuchó el sonido de la madera rompiéndose al ser golpeada.

El temblor tardó unos segundos más en parar. Y cuando lo hizo, los Aprendices advirtieron la multitud de pasos que resonaban en la caverna, antes enmudecidos por el curioso rugido.

El primero en cruzarse con ellos fue un niño ataviado en un abrigo verde limón que le quedaba tan grande que parecía más bien un vestido. No pudieron verle bien el rostro, pues además llevaba un sombrero morado igual de grande; eso y que corrió como un rayo a su lado (aunque trastabillando de vez en cuando), desapareciendo por el mismo túnel por el que habían llegado.

Pero luego comenzaron a llegar más y más. Y, tras prestar algo de atención, pudieron notar que no eran niños. No, todos tenían barbas blancas y arrugas en el rostro. Eran viejos, pero muy pequeños para su edad. Uno... dos.. tres...

¿Siete enanos?

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─¡Corran, corran! ─gritó el último de la fila, inconfundible por las gafas que llevaba puestas. Para sorpresa de los Aprendices, se dirigió hacia ellos dos mientras les pasaba por un lado, y no hacia sus compañeros─. ¡La mina se redumba, digo, derrumba!

Y así, los siete desaparecieron, dejando a Light y a Kairi donde habían comenzado. ¿Era cierto? ¿La mina se derrumbaba? Tal vez no era buena idea seguir avanzando, entonces...

[Light]

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Tras escuchar la respuesta afirmativa de su compañera, Light decidió adentrarse aún más en el lugar, continuando por el único camino a la vista que tenían. A paso raudo, sin desmaterializar su Llave Espada, y manteniendo especial atención, esperando escuchar algún ruido, ver cualquier cosa, una pista; cualquier indicio que ayudara a aclarar el misterio que envolvía a aquella mina.

Así durante varios minutos.

─Por cierto… ¿Kairi? ─preguntó mientras continuaba caminando, sin la completa certeza de que aquel fuera su nombre─. Dijiste que la Maestra Rebecca te mandó para buscarnos a mí y a Hitori, ¿verdad? ¿Sabes si dijo algo extraño sobre los Sincorazón?

>>Lo que ocurrió hace unos instantes en el bosque… no fue normal. Al principio sólo nos atacaron unos pocos Sincorazón, pero después se multiplicaron misteriosamente, entre ellos, nuevas especies que jamás había visto. Todos ellos muy agresivos.

Se llevó los dedos hasta la barbilla, pensativo. ¿Por qué se habría dado aquel fenómeno?

─Los Sincorazón son atraídos por la Oscuridad… la Oscuridad del corazón. Me pregunto si…

Habrán sido atraídos por alguien…

─A lo que iba ─hizo una breve mueca y sacudió la cabeza─. Es posible que esté ocurriendo aquí lo mismo. Si es así, eso explicaría los continuos terremotos y los inquietantes rugidos.

>>Antes de que se multipliquen y sigan campando a sus anchas, tenemos que eliminarlos. Sería una pena que destruyeran un lugar como… este.

En efecto, Kairi y él acabaron en otra de las múltiples galerías de la caverna; y una con muchas más piedras preciosas que la anterior. Múltiples carros que se encargaban de transportar los tesoros recogidos, también. Sin entretenerse en perder el tiempo contemplando las joyas, Light buscó con la mirada la salida de dicha galería, aunque desde su posición desgraciadamente fue incapaz, pues múltiples pilares de piedra creaban de aquel lugar un gran laberinto natural.

Sin más dilación, se giró hacia Kairi.

─Será mejor que vigiles a tu gato ─le aconsejó, mientras señalaba uno de los muchos filones brillantes que se asomaban─. ¡Oh!

De repente, algo le interrumpió. Por un momento, Light perdió el equilibro, viéndose obligando a apoyarse en la pared más cercana para no tropezar torpemente.

Otro seísmo, y uno aparentemente más fuerte que los anteriores. ¿Se estarían acercando al epicentro de estos? El temblor acabó con toda la armonía de la sala. Las rocas salientes del techo se desprendían, ¡e incluso uno de los carros se salió de las vías! Un completo caos.

─Esto no pinta nada bien ─confirmó tras el cese de los temblores.

Apabullado por los acontecimientos, Light se despegó de la pared y dirigió la vista hacia la diminuta figura que se acercaba rápidamente hacia ellos. Un niño cubierto por un gran abrigo y un gorro púrpura, que escondía su rostro.

Atravesó el lugar súbitamente, sin detenerse ni un segundo.

¿Quién…?

Y lo más sorprendente de todo no acabaría ahí. Ni uno, ni dos, ¡sino siete! Siete enanos, aparentemente todos barbudos, aparecieron de improvisto en la galería, alarmados y con bastante prisa, cabía destacar.

Light examinó brevemente a cada uno de los pequeños: cada gorro, cada rostro, cada personalidad que los hacía distintos.

Bosque de los Enanitos. Empezaba a comprender el sentido del nombre de aquel mundo.

─¡Corran, corran! ─vociferaba el último enano de la fila a sus compañeros. También advirtió a los aprendices─. ¡La mina se redumba, digo, derrumba!

─Creo que es hora de entrar en acción, Kairi. ¡Vamos!

Sin esperar a que su compañera le respondiera, salió corriendo en dirección contraria a la de los enanitos, agarrando la Llave Espada con ambas manos y dispuesto a cumplir la misión encomendada por Rebecca.

Cuanto antes. Antes de que la cueva entera se derrumbara sobre sus cabezas.

[Kairi]

Aún sujetando a Awa-chan, Kairi siguió a Light a través del túnel de la mina, adentrándose más en ella y sujetando su Llave Espada con dificultad mientras agarraba al gatito que quería volver a por la caja de piedras preciosas. Anduvieron un largo rato mientras los dos Aprendices conversaban entre ellos.

- Por cierto… ¿Kairi? Dijiste que la Maestra Rebecca te mandó para buscarnos a mí y a Hitori, ¿verdad? ¿Sabes si dijo algo extraño sobre los Sincorazón? - preguntó Light.

- Uhm... - Kairi hizo memoria de su charla con la Maestra Rebecca - Sí, Rebecca dijo que en cuanto os marchásteis, la actividad de los Sincorazones se elevó, como si algo los atrayera hacia aquí - explicó.

- Lo que ocurrió hace unos instantes en el bosque… no fue normal. Al principio sólo nos atacaron unos pocos Sincorazón, pero después se multiplicaron misteriosamente, entre ellos, nuevas especies que jamás había visto. Todos ellos muy agresivos - Light confirmaba lo que dijo Rebecca - Los Sincorazón son atraídos por la Oscuridad… la Oscuridad del corazón. Me pregunto si…

¿Alguien con un oscuro corazón? ¿Quién podría albergar tanta Oscuridad dentro de sí mismo? ¿Sería alguien de Bastión Hueco?

- A lo que iba - Light continuó su explicación - Es posible que esté ocurriendo aquí lo mismo. Si es así, eso explicaría los continuos terremotos y los inquietantes rugidos.

- Entonces tenemos que ir con mucho cuidado, podrían aparecer todos de golpe - se alarmó Kairi.

- Antes de que se multipliquen y sigan campando a sus anchas, tenemos que eliminarlos. Sería una pena que destruyeran un lugar como… este.

Continuaron caminando a la luz de las antorchas con cautela. Tenían que andarse con mucho ojo. Alguna que otra vez Kairi se asustó de su propia sombra creyendo que era un Sincorazón. Awa-chan, que se había calmado, reposaba sobre su hombro, medio dormido.

Otro rato después llegaron a otra galería repleta de diamantes y demás piedras preciosas, muchas más que en la galería anterior. Kairi se apresuró a coger bien a Awa-chan para que no saliera corriendo. Éste focejeó un rato hasta que se paró de un bufido.

- Será mejor que vigiles a tu gato - le aconsejó Light señalando un enorme filón brillante.

- Eso hago - respondió ella mientras mantenía al animal en sus brazos.

- ¡Oh!

Otro terremoto, más fuerte que los anteriores. Kairi apoyó rápidamente la mano con la que sostenía la Llave Espada en la pared de piedra para no caer. Awa-chan pasó rápidamente de estar enfurruñado a estar asustado. Volvió al hombro de su dueña temblando. Caían rocas del techo, todo vibrava y hasta un carrito se salió de las vías. ¿Sería eso obra de algún Sincorazón enorme? Por fin el temblor de tierra paró. Kairi, no acostumbrada a los terremotos, no pudo evitar sentir un poco de miedo.

- Esto no pinta nada bien

- Creo... que deberíamos darnos prisa y acabar la misión cuanto antes - dijo ella.

Entonces la silueta de una persona apareció por la galería. Era muy pequeña, pero era absurdo que hubiera niños en una mina tan peligrosa. Conforme se iba acercando, Kairi pudo vislumbrar mejor al pequeño hombrecillo. Llevaba una especie de vestido y un gorro púrpura. Detrás de él aparecieron más, pero no eran niños. Tenían barba y sus rasgos eran los propios de unos ancianos. Eran enanos. Siete enanos. Ahora Kairi comprendía el nombre de aquel mundo.

Estos siete hombrecitos corrían muy apresuradamente hacia donde estaban los dos Aprendices.

- ¡Corran, corran! - gritaba el último de la fila, que llevaba unas gafas - ¡La mina se redumba, digo, derrumba!

- Creo que es hora de entrar en acción, Kairi. ¡Vamos! - Light salió corriendo.

- ¡Sí, espera! - exclamó Kairi corriendo detrás de él. Llave Espada en mano, se preparó para lo que les pudiera esperar.

[Zee]

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Próxima fecha límite: 3 de Febrero
^¿Creen poder hacerlo? Así, con suerte, podremos terminar la Trama antes de que se alargue más. A partir de aquí, me parece, no queda mucho.
Si no, puedo devolver los plazos a su duración normal.

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¿Era buena idea? Conforme Light y Kairi avanzaban por la galería, resultaba evidente que moverse a sus anchas por allí no sería nada sencillo. No sabrían precisar si era una coincidencia, o si los enanos tenían experiencia al caminar en terrenos inestables, pero a los Aprendices no les era tan fácil correr en línea recta en aquellas condiciones.

El temblor no se había detenido. Sí había disminuido su fuerza, lo cual era un alivio hasta cierto punto, pero aún seguía sacudiendo la caverna. De vez en cuando, cataratas de polvo caían desde el techo, algunas veces acompañadas por una roca o por alguna gema brillante. No era nada peligroso en comparación con la sacudida que los había obligado a apoyarse en la pared, afortunadamente.

Para su sorpresa, la mina era más pequeña de lo que habían pensado. Los "pilares" de piedra no eran más que una columna que sostenía a la galería entera. No era ningún laberinto, para su alivio, simplemente un pasillo en forma de círculo. El resto de formaciones no parecían llevar a ningún lado, sino que creaban pequeños túneles o curvas que seguramente los mineros usaban para excavar. Aquello les había hecho pensar que era una sala extensa: los engañosos recovecos que convertían aquella galería en una estancia bastante irregular.

Entonces, explorar sería sencillo.

Los dos Aprendices continuaron su camino. Siguieron presurosos el túnel por el que los enanos habían llegado: el de la derecha. Veloces y determinados a cumplir su misión, llegarían pronto a su destino. Si las condiciones se los permitían, claro: no sólo el temblor era suficientemente fuerte para desequilibrarlos, sino que una vez un montón de tierra (y algunas rocas también) le cayó a Light en la cabeza, llenándole los ojos y la boca de polvo; mientras que a Kairi se le fue el pie en el interior de un hoyo que, aunque no era tan profundo como para lastimarla, sí debió de meterle un buen susto.

No obstante, al final lograron llegar a una zona que parecía servir de almacén. Varias cajas, algunas destruidas por los desprendimientos, y algunas extrañamente sanas y salvas, se hallaban adornando el suelo sin ningún orden en particular. Aquel sitio parecía ser donde los enanos habían estado, pues al final podían ver un carrito minero bastante familiar: el mismo que se había salido de las vías. La salida no estaba tan lejos, entonces.

Un hoyo era lo único fuera de lo común. Uno que no parecía haber sido excavado por expertos mineros, sino por alguien menos conocedor, alguien que no tenía problemas en dejar un completo desastre detrás de sí. El túnel era tan pequeño, irregular y lleno de escombro que parecía que, en realidad, alguien había arrancado toda la roca en lugar de cavar un hoyo.

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¿Recuerdan esta zona? Más o menos donde está el cofre es donde imagino se encuentra el túnel.

Pero los Aprendices cabrían por allí. Y sabían que por allí debían ir. En cuanto se acercaron, notaron un curioso sonido llegando de las profundidades: un rugido. Familiar a uno que habían escuchado antes, pero algo diferente. Éste era apenas audible y constante tanto en tono como en volumen. Y lo acompañaba el sonido de la tierra estremeciéndose.

Ya podían imaginarse qué había allá abajo. Y si no, les bastó seguir el túnel para darse cuenta.

Se adentraron de inmediato, pues ya se habían decidido a cumplir su misión a toda costa. Con los pies por delante, como si bajaran por una resbaladilla, puesto que el agujero no dejaba espacio para nada más. Si no se les había ocurrido prepararse de alguna manera o preguntar a los enanitos qué había ocurrido, ya no era importante. No había vuelta atrás. El túnel sólo descendía, y era demasiado empinado como para subir a gatas.

La oscuridad y la claustrofobia los acompañaría por no pocos minutos. El aire empezaba a faltarles, debido a la presión que había allá abajo y a que, obviamente, no había salidas al exterior. Lentamente, la temperatura comenzó a subir. Si alguna vez habían llevado ciencia en sus viejas escuelas, antes de saber la existencia de otros mundos, sabrían que la temperatura aumentaba un centígrado cada treinta metros.

El rugido se hacía cada vez más fuerte. Comenzaba a oler a gas, también.

¿Había sido, realmente una buena idea? ¿Y si el túnel no tenía salida?

¿Y si morían allí abajo y nadie los encontraba...?


Finalmente, cuando tal vez comenzaran a pensar en las peores posibles situaciones, el pasaje se abrió a una nueva galería. Light y Kairi terminaron en el suelo de... ¿Otro túnel?

Éste era bastante extenso. Parecía más una nueva estancia que un pasaje más. Era tan alto como las cavernas que habían visitado anteriormente, y era tan largo que la vista no les alcanzaba para ver el final, antes de que se perdiera en la oscuridad... por un lado, por lo menos.

Por el otro, había algo que iluminaba. Y no eran lámparas de aceite o velas: eran farolas. Luz eléctrica. Y no sólo eso: no estaban estáticas. Se movían.

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Se movían conforme la máquina avanzaba, lentamente cortando la roca frente a sí con sus poderosos taladros, provocando un terrible rugido que los Aprendices seguramente reconocerían. Medía por lo menos tres metros de altura, y desde su posición les era imposible saber cuánto de largo, pero con aquellos taladros superaría, seguramente, los cuatro. Bajo el polvo que había ido acumulándose bajo el chasis, podía distinguirse una pintura de azul métalico, con algunos detalles en carmesí que no alcanzaron a comprender. Sus garras estaban encendidas al rojo vivo por la fricción. Varios tubos de escape llenaban el túnel de un apestoso humo negro que, por alguna razón, no escapaba por el hoyo por el que habían llegado, sino por el pasaje que se perdía en la oscuridad.

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No puedo creer que no haya Arts de esto ;_;

Como si estuviese viva y hubiese notado su presencia, aquella pieza de maquinaria detuvo su trabajo. Los taladros dejaron de girar lentamente, y conforme comenzaron a enfriarse, el color rojo del metal desapareció. Amenazante, la máquina comenzó a dar una media vuelta, girando sobre su propio eje.

Aquél era el "Sincorazón" que habían estado buscando. Y su misión era vencerlo.

[Light]

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Edit: No me importa, y de hecho, me parece bien que acortemos los plazos de la Trama.

Los temblores no cesaron, y dificultaron su avance, pero no conseguirían detener a Light de ninguna forma. Atento de no tropezarse con las irregularidades del terreno, el muchacho trotaba con rapidez, girándose de vez en cuando para asegurarse de que su compañera avanzaba sin ningún percance.

─Oh.

Y después estaba el techo. Continuamente, caía polvo con esquirlas u otros materiales de éste, lo que resultaba un auténtico fastidio para el aprendiz (y para su pelo, sobre todo). Sin preocuparse demasiado por ello, simplemente se quitó la arena con un ágil movimiento de mano.

─¿Estás bien? ─preguntó a Kairi, quién había parado de correr por un segundo, ya que uno de sus pies se había hundido en un agujero del camino.

Afortunadamente, la muchacha parecía estar perfectamente, así que podrían reanudar la marcha cuanto antes. La inestabilidad del del techo era una clara señal de que no les quedaba mucho tiempo. Si querían que sus cuerpos no acabaran sepultados bajo las profundidades, tendrían que detener al responsable de los terremotos.

Pero, a pesar de la peligrosidad que conllevaba la misión, Light no se arrepintió de la elección escogida. Sin importarle lo que pasara con su vida. Sí fallaban esa misión… su vida ya no tendría sentido de todas formas. Sería fatal para su honor, para su orgullo.

A continuación, ambos aprendices alcanzaron una curiosa zona de la caverna, algo diferente a las demás. En ella se encontraban múltiples cajas de contenido desconocido, seguramente con más joyas preciosas. También se cernía ante ellos un pequeño boquete, que no tenía pinta de haber sido creado por la naturaleza, aunque para Light este detalle era simplemente insignificante.

─Vamos.

Tras intercambiar una breve mirada con Kairi, se dispuso a continuar por el misterioso hoyo: agujero por el que difícilmente podrían transitar los aprendices, por su diminuto tamaño; más bien apto para pequeños enanitos como los que antes habían divisado.

Light se internó en primer lugar por éste, introduciendo sus pies y descendiendo así por el resbaladero que les llevaría hasta las profundidades de la mina. La bajada no resultó demasiado agradable para el aprendiz de Villa Crepúsculo. Los rugidos que se volvían más apreciables, la profunda oscuridad y la temperatura creciente fueron los principales responsables. No se amedrentó, pero demonios, parecía que estaban dirigiéndose hacia el mismísimo Inframundo…

En definitiva, una bajada lenta y complicada, en parte por la no precisamente corta estatura del aprendiz.

Este olor… ¿Gas?

Y no sólo eso, sino que el constante rugido era mucho más palpable que antes. Tras el descenso y el aterrizaje en el suelo, Light se levantó de éste y estiró el brazo para tenderle la mano a Kairi, con el propósito de ayudarle a levantarse. Intranquilo por el extraño olor que se respiraba en el ambiente, prosiguió por el nuevo y enorme túnel que les esperaba.

Mientras iban llegando a su destino, Light estudiaba con interés las farolas vivientes que se encargaban de mantener el lugar iluminado. Claramente se trataba de magia, ¿pero sería obra de los enanitos de antes? No eran comparables con las lámparas de aceite que se habían topado en la entrada de la cueva: se trataba de tecnología totalmente distinta.

Y ahí no acababa todo. Aún quedaba la fuente de los rugidos y los seísmos…

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La máquina que se hallaba delante de ellos era la responsable. Light observó con fascinación el imponente aparato, que sin duda lograría intimidar a cualquiera por su tamaño. Haciendo uso de sus agresivos taladros, el monstruo cubierto de polvo cortaba la roca que se interponía en su camino, al mismo tiempo que despedía un denso y desagradable humo que no agradaba a Light en absoluto.

─Igualito a un Sincorazón ─comentaba Light irónicamente, sin despegar la mirada del gigante.

El robot detuvo su trabajo y desactivó lentamente los taladros. Se volteó hacia ellos, quien supiera con qué horrible propósito…

─A por ella.

Tenían que destruirla. Cuanto antes.

Desenvainó a Teluria y salió corriendo a por la máquina excavadora. En primer lugar, el osado aprendiz brincó con todas sus fuerzas, apretó con firmeza la empuñadura de su arma y ejecutó un firme y horizontal tajo contra el aparato; una primera toma de contacto con el enemigo. Súbitamente, y a ser posible, se situaría a la derecha de la máquina, donde los taladros frontales no podrían causarle ningún daño.

Y siguió propinando contundentes mandobles desde allí: horizontales, verticales, ascendentes… Todos ellos muy violentos, que reflejaban la voluntad y el espíritu luchador de Light.

Esperaba que lo que tenía en mente se cumpliera. Si la maquina rotaba de nuevo para tener a Light de frente, Kairi podría situarse tras la espalda de ésta, y atacarle también, desde una posición que indudablemente era más segura que la de Light. Si la aprendiza hiciera ademán de utilizar algún conjuro que pudiera golpearle a él también (como por ejemplo, Aqua), se apartaría rápidamente de un salto y esperaría a que el conjuro terminara, para después seguir con su tunda de ataques, siempre desde uno de los flancos del robot.

[Kairi]

Conforme avanzaban, el terreno se volvía cada vez más impracticable. La mina seguía siendo sacudida por pequeños temblores de tierra y había que andar con mucho ojo. Kairi no paraba de mirar hacia arriba por si le caía alguna piedrecita y eso le costó meter el pie en un hoyo y darse un buen susto.

- ¿Estás bien? - preguntó Light mientras se frotaba los ojos de la arenilla que le había caído.

- Sí, no te preocupes - respondió ella quitándose la tierra de la bota.

Siguieron su camino pese al peligro que corrían. En cualquier momento la mina se podría venir abajo, como había dicho aquel enanito de las gafas. La joven miraba bien dónde pisaba, no quería volver a meter el pie en otro agujero. Awa-chan estaba quieto en su hombro, sin moverse ni un centímetro.

Caminaron por los recovecos y pasadizos de aquel laberinto de roca y piedras preciosas hasta llegar a una estancia diferente de las demás. Había cajas, probablemente repletas de más diamantes y el carrito de antes que se había salido de las vías. Y algo que destacaba sobre todo lo demás: un túnel pequeño y oscuro que parecía haberlo hecho alguien muy bestia porque estaba lleno de escombros y era bastante más impracticable que los demás. ¿Podría ser...?

- Vamos - dijo Light adentrándose en el túnel.

Kairi lo siguió con un poco de miedo. No había antorchas y la oscuridad la atemorizaba. Por suerte tenía a su gatito que veía en la oscuridad y podría guiarla si no estuviera todo el rato en su hombro con bastante miedo a causa de los temblores y el débil rugido que oyeron proveniente del final del túnel. Al gatito se le erizó el pelo. A Kairi no le cabía la menor duda, eso lo había hecho un Sincorazón.

Con mucho cuidado y agarrándose donde podía, bajó por el túnel detrás de Light. Sólo esperaba no resbalar o se lo llevaría por delante y no sabía cómo de profundo era, sólo lo empinado que estaba y que probablemente no podrían volver a subir. Conforme descendían, la temperatura iba subiendo y empezaba a faltarles el aire. Kairi empezó a temer por sus vidas y por si fuera poco, empezaba a oler a gas.

Por fin el túnel acabó en otra estancia más grande. La joven suspiró de alivio al acabarse aquel mal rato y ser ayudada por Light. Awa-chan se bajó de su hombro para estirar las patas sin alejarse mucho de su dueña. Otra cosa resaltaba en aquel túnel. Unas especies de farolas eléctricas que se movían, probablemente por algún hechizo, muy distintas a las de antes. Prosiguieron su camino hasta encontrar al culpable de aquel olor y todos los seísmos que habían sentido. Una enorme taladradora rompía las rocas con un gran estruendo y produciendo mucho humo negro.

- Igualito a un Sincorazón - comentó Light con ironía. Kairi se hallaba fascinada y atemorizada a la vez por la visión de aquella monstruosidad. Como si lo hubiera oído, el Sincorazón se dio la vuelta y se dirigió hacia ellos. Kairi empuñó su Llave Espada.

- Light, deberíamos... - dijo con decisión.

- A por ella.

Para esto habían venido. Para derrotar a un Sincorazón gigante que estaba causando estragos en aquel bonito mundo. Light sacó su arma y se lanzó contra el monstruo, le dio una estocada y se mantuvo al márgen de los taladros. Mientras atacaba, Kairi ideó un ataque que podría resultar efectivo: una mezcla de agua y rayos que dejaría frita aquella máquina. Awa-chan, por su parte, se mantuvo a distancia y se preparó para lanzar su Cañón Awa. Esperó a que la máquina rotara para ponerse a su espalda y lanzar Aqua y Electro a la vez. En cuanto el monstruo girara, ella le gritaría a Light:

- ¡Cuidado, voy a lanzar un hechizo! - repetiría esa táctica si resultaba efectiva y si fuera necesario.

[Zee]

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Próxima fecha límite:4 de Febrero

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Cuando la máquina finalmente logró dar la media vuelta (pues, al fin y al cabo el túnel era tan ancho como ella, y dar la vuelta no era nada sencillo), pareció detener todas sus funciones. Se quedó quieta, con los taladros estáticos y en completa oscuridad, pues había apagado sus luces, y sencillamente pareció haberse detenido a sí misma.

Pero pronto notarían los jóvenes que la excavadora había cancelado su anterior tarea para observarlos, simplemente. Sin previo aviso, encendió nuevas luces, éstas mucho más brillantes y de color naranja. Sus taladros comenzaron a girar de nuevo, pero permanecieron abiertos para simular garras. De un megáfono o altavoz que era imposible de encontrar, salió una voz distorsionada, sin emoción alguna. La voz de una máquina.

─TRES formas de vida detectadas. Clasificadas como HOSTILES. DOS de los mencionados clasificados como PORTADORES. Iniciando protocolo de eliminación HOTEL-DOS-NUEVE.

La excavadora no había siquiera terminado de expresar sus futuras acciones cuando, impulsivo como siempre, Light se lanzó contra su contrincante sin pensar previamente en las consecuencias. Con Teluria en mano, el Aprendiz dejó caer un fuerte ataque, dispuesto a dañar a tan curioso oponente.

Se olvidaba, sin embargo, que no luchaba contra un Sincorazón. Su pelea era contra una máquina. Su Llave-Espada rebotó en el caucho de la gigantesca llanta que la excavadora llevaba al frente, y tal fue la fuerza que Light perdió el equilibrio y cayó al suelo de espaldas.

Dispuesto a ganar aquella pelea, no obstante, continuó atacando a la máquina. Esta vez apuntó al costado, donde la garra no podía alcanzarlo. El metal del chasis era demasiado como para penetrarlo. Abollarlo, incluso, le tomó una decena de golpes, que terminaron por dañar más su brazo que a la excavadora.

Si pensaba, además, que la máquina no tenía otras maneras de atacar salvo sus taladros, desafortunadamente se hallaba bastante equivocado. De unas puertecillas apenas visibles en el chasis aparecieron varios cañones. Pequeños, como los de un mosquete, pero no por ello menos letales.

Sin ninguna clase de anuncio por parte de la máquina, varias bolas de fuego salieron disparadas de los cañones, como balas. Una de ellas impactó en Light, prendiendo su vestimenta en llamas y haciéndole retroceder a la pared del túnel. Allí no tenía mucho espacio para maniobrar, pudo notar. Y debía evitar aquellos proyectiles que, como Aprendiz de la Llave-Espada y hechicero novato, reconocería no como simples orbes ígneos sino como letales hechizos Piro.

Simultáneamente, Kairi y su mascota habían atacado con sus respectivos hechizos. El cañón del pequeño hizo un mínimo daño, especialmente comparado con los ataques que Light se hallaba propinando en aquel preciso momento. Pero cuando éste último fui golpeado por el fuego, la chica encontró la oportunidad para atacar:

El Aqua era pequeñísimo en comparación a la excavadora, pues no hizo nada más que mojar levemente la parte frontal de ésta, y tal vez algunos sitios bajo el chasis. El Electro, por otro lado, pareció tener un efecto particular al combinarse con el agua que había logrado colarse por las rendijas del metal.

La máquina se apagó. Todo quedó a oscuras y en silencio.

Y de pronto, el altavoz volvió a sonar.

─Daños irreparables en FAROLES Y SISTEMA DE ILUMINACIÓN.

>>...encendiendo VISIÓN TÉRMICA.

Ahora no podían ver absolutamente nada.

Sólo podían escuchar el sonido de los taladros comenzando a girar de nuevo.

[Light]

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Un desafío, ¿uh?

Light chasqueó la lengua, y sonrió. Sus ataques resultaron inútiles. En verdad era resistente el acero que cubría al coloso blindado, inmune a cualquier ataque físico. Los flancos no fueron una excepción, y con mucha terquedad, únicamente consiguió abollar el metal.

Abrió de golpe los ojos tras ver a los cañones asomarse, apuntándole. Intentó por todos los medios alejarse de su rango, pero sus reflejos no se lo permitieron, así que resultó dañado por una de las numerosas bolas de fuego. Inmediatamente, se apartó dolorido de la máquina. También se quitó la camisa blanca, para evitar quemaduras en piel. Arrojó la prenda a la arena y la pisó múltiples veces, apagando así las llamas que la prendían. Luego la cogió y se la colocó doblada sobre el hombro.

Estaban jodidos.

Deseaba que los hechizos de su compañera resultaran suficientes para romperla. De repente, la máquina se apagó, desactivando así las terroríficas garras que les amenazaban. Las luces también se fueron.

─¿Lo hicimos? ─desmaterializó su arma tras resoplar y preguntó aliviado, mientras regresaba hacia la posición de Kairi, con los brazos extendidos para no chocarse con nada. Lógicamente iba desorientado por la ausencia completa de luz, por lo que sólo podría guiarse por la voz de su compañera─. Fue bastante fácil, ¿no crees?

─Daños irreparables en FAROLES Y SISTEMA DE ILUMINACIÓN.

>>...encendiendo VISIÓN TÉRMICA.

No-me-jodas… ¿¡Visión térmica!?

Los taladros volvieron a reproducir el desagradable ruido, activándose, y sumado a la oscuridad del lugar conseguirían poner su carne de gallina. La situación era peliaguda. Se encontraban a oscuras, sin poder ver nada, mientras que la máquina podría ver a través de su visión térmica; es decir, podría detectar su presencia con la temperatura de sus cuerpos.

Estaban muy jodidos.

Una máquina armada de cañones que poseía una defensa excepcional. Invisible para sus ojos, aquella batalla a simple vista resultaba absurda, la probabilidad de vencerla era ínfima…

“Siempre hay un camino, siempre hay una manera de derrotar a tu enemigo. Si algún día te encuentras en una batalla que te parezca imposible... ¡nunca debes rendirte! Observa a tu enemigo y el escenario que te rodea. Crea una estrategia, e intenta anticiparte a tu enemigo, por muy poderoso que sea. Si piensas que la fuerza bruta te va a sacar de todos los apuros, estas muy equivocado... ¿¡Me estas escuchando!?”

─Tenemos que hacer algo.

Pero nunca estaba todo perdido, tal como su abuela aseguraba. Rápidamente, empezó a pensar en una manera efectiva de acabar con ella. Como máquina que era, había cientos de maneras de destruirla. Tenía que haber algo… algo que estuviera en su mano para tumbarla…

Algo en su mano...

Eso es.

─Kairi ¿Crees que podrías volver a hacer lo que has hecho antes? ¡Simplemente hazlo! ─comentaba muy rápido; no había tiempo para más explicaciones─. ¿Te acuerdas de los tubos traseros que expulsaban humo? ¡Tenemos que situarnos tras la máquina e intentar obstruirlos! Déjamelo a mí.

Orientándose a través de la voz de la chica, buscó su exacta posición y después la mano de ésta, para agarrarla.

─Así no nos separaremos. ¡Ahora! ¡Corramos!

Y con Kairi de la mano, aprovechándose del posible aturdimiento del aparato (provocado por su compañera) o de su escasa velocidad, saldría corriendo hacia la retaguardia de la máquina excavadora, temeroso, deseando que no activara otra vez sus cañones. Light Hikari se sentía totalmente vulnerable en la Oscuridad, y no podría ocultar a Kairi su miedo de ninguna manera (pues, aunque intentaba contener el terror, de vez en cuando apretaba su mano con más fuerza). Se trataba de un plan arriesgado, ideado muy rápido e improvisado bajo un estado de pánico. Confiaba en que funcionara, al igual que en aquella ocasión en Bastión Hueco…

Pues en efecto, no era la primera vez que Light Hikari se encontraba en una situación crítica.

Una vez que hubieran llegado a la parte trasera, se lo explicó todo.

─Voy a obstruir dos tubos de escape con mi bate de Struggle y mi camisa. Ayúdame a encontrar los tubos ─sugería, ocultándose la boca en el caso de que la máquina funcionara, y por tanto, despidiera humo por sus tubos. Con su brazo derecho, extendido, se guiaría del desagradable gas para encontrar la procedencia de éste.

Todo esto muy rápido; antes de que la máquina volviera a rotar sobre su eje. Si desgraciadamente ya se había puesto en marcha, no le quedaría otra que moverse a la vez que ésta y en su misma dirección, mientras buscaba los dichosos tubos. Afortunadamente, el aparato no era muy rápido, así que no debería haber problema alguno.

Tenemos que encontrarlos.

Utilizaría lo que estuviera en su mano para vencer a la máquina. Una vez encontrado el primero, introduciría el filo cilíndrico de la porra de Struggle por el agujero. Con el segundo, intentaría meter su camisa hecha una bola, más que arrugada y prácticamente destrozada, por las llamas de los cañones.

No sería suficiente. Seguramente la máquina contaba con más tubos, pero de todas formas, quizás conseguirían algo taponando unos pocos. No era un experto en mecánica, pero intuía que si toda esa humareda no salía al exterior, dañarían a la máquina de alguna forma.

[Kairi]

El hechizo de Kairi surtió efecto y la máquina se paró, pero con la fatal consecuencia de que toda la cueva se quedó a oscuras.

- ¿Lo hicimos? Fue bastante fácil, ¿no crees? - preguntó Light.

- No lo se pero creo que la hemos estropeado - le respondió ella extendiendo los brazos buscando a Awa-chan, que fue a su lado rápidamente gracias a su visión nocturna.

- Daños irreparables en FAROLES Y SISTEMA DE ILUMINACIÓN.

>>...encendiendo VISIÓN TÉRMICA.

- ¡¿Qué?! ¡No puede ser! - Ahora sí que estaban metidos en un buen lío. Si aquella máquina ya era peligrosa de por sí, imagínate tener que enfrentarla a oscuras.

Sus temidas sospechas se confirmaron. La máquina volvió a encender sus motores y poner en marcha sus taladros. Ahora los dos jugaban en desventaja. No podían ver a la máquina, pero ella podía verlos. Sus posibilidades de salir de allí con vida eran muy bajas, a no ser...

- Tenemos que hacer algo.

- ¡Awa! - Awa-chan maulló con energía. El gatito de Kairi podía ver en la oscuridad. Acababan de encontrar su única salvación. Y a Light se le había ocurrido una idea.

- Kairi ¿Crees que podrías volver a hacer lo que has hecho antes? ¡Simplemente hazlo! - dijo muy deprisa. Kairi no lo pensó dos veces y volvió a lanzar su mezcla de Aqua y Electro hacia donde le decía Awa-chan - ¡Awamáquina delante! - hecho esto, Light siguió explicándole muy apresutadamente - ¿Te acuerdas de los tubos traseros que expulsaban humo? ¡Tenemos que situarnos tras la máquina e intentar obstruirlos! Déjamelo a mí.

- Vale... Por aquí - Kairi guiaba a su compañero con su voz hasta que su mano tocó la de éste.

- Así no nos separaremos. ¡Ahora! ¡Corramos! - exclamó.

Los dos corrieron hacia la retaguardia de la máquina guiados por Awa-chan. Kairi sentía como le apretaba la mano con fuerza y sabía que debía tener miedo. Ella también lo tenía, pero no podía dejar que esa monstruosidad acabara con ellos. Tenían que sobrevivir y sabían cómo hacerlo.

Cuando alcanzaron la parte trasera de la máquina, Light explicó:

- Voy a obstruir dos tubos de escape con mi bate de Struggle y mi camisa. Ayúdame a encontrar los tubos.

- Bien. Awa-chan, ayúdanos - le ordenó al gato y este obedeció sin rechistar.

- Awaderecha... Awano, awademasiada derecha, awaizquierda... - decía.

. Dejo a Awa-chan contigo, yo lanzaré otro hechizo - dijo Kairi. Se alejó un poco sin darse la vuelta para asegurarse de que tenía la máquina justo enfrente y apuntó con la Llave Espada para lanzar Electro-Aqua. Awa-chan seguía guiando a Light sin perder de vista a su dueña por si se alejaba demasiado o perdía el punto donde debía lanzar el hechizo.

- Esta vez funcionará - dijo ella con esperanza.

[Zee]

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Próxima fecha límite: 23 de Febrero

He tenido varias equivocaciones en mi último post, como dejar que Light fuese golpeado por un ataque que bien pudo dejarlo inconsciente, sin realmente hacerlo; y permitir que Awa-chan atacara sin tener el nivel necesario.

A partir de ahora comenzamos a contar como antes. La Mascota sin PH por aquel falso ataque mío y Light permanece con 16 por fallos en mis cuentas.

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Light:
16/32 VIT
4/18 PH

Kairi:
18/18 VIT
8/18 PH

Awa-chan:
6/6 VIT
0/2 PH

A duras penas, Light y Kairi lograron seguir las indicaciones de la pequeña mascota. En la oscuridad les resultó difícil medir sus propios movimientos, lo que les provocó algunas magulladuras al golpearse contra las paredes; el pasaje era bastante estrecho allí donde la máquina se hallaba, pues había sido cavado para darle paso a ella y sólo a ella.

Pero al final lo lograron. Los dos se las arreglaron para llegar a la parte trasera, donde decidieron bloquear los tubos de escape. Seis eran los que ayudaban a la máquina a deshacerse del gas negro que se producía en su interior, y se hallaban bastante altos como para que los dos Aprendices los alcanzaran con facilidad. Tuvieron que saltar un poco, pero al final lograron obstruir dos de los tubos. Sólo eso, desafortunadamente.

La máquina giró, pero los jóvenes mostraron ser más rápidos que ella. El hechizo de Kairi volvió a impactar, pero no tuvo ningún efecto, al igual que la vez anterior. Aparentemente, el primero había hecho contacto con los circuitos superficiales, pero aquellos realmente importantes se hallaban lejos de su alcance.

─DOS vías de escape obstruidas. Encendiendo vías de escape alternativas.

Con el sonido del metal moviéndose, como si las partes de la máquina estuviesen reacomodándose, el olor del humo llenó todavía más el lugar. Con un silbido, ambos Aprendices sabrían que el gas ahora salía sin ninguna clase de filtro por cualquier resquicio que encontrara.

Aquello era veneno. Sin poder seguir su curso natural, el gas se había visto obligado a buscar una salida antes de ser filtrado. Aquello no podía ser respirado. Pero no había problema, ¿verdad? Después de todo, no parecía haber piloto.

Tos. Fue lo primero que hubo. Después vino el ardor en los ojos, y más tarde el escozor en la garganta. ¿Podía aquello ponerse peor?

La respuesta era Sí.

─Iniciando protocolo ECO-UNO-SIETE. Encendiendo BOBINAS DE TESLA. Carga: THUNDARA.

Con aquellas nuevas palabras distorsionadas, el sonido de las chispas resonó en el pequeño túnel, y por unos breves instantes lograron ver sus alrededores iluminados por un temible brillo azulado. No importó en realidad si Light y Kairi intentaron esquivar el ataque. La electricidad logró encontrarlos.

El hechizo impactó con fuerza. Los tres guerreros, mascota incluida, notaron cómo el rayo los alcanzaba desde arriba y se introducía a su cuerpo.

Todo les quemó una barbaridad. Sintieron como si cada nervio de su cuerpo hubiese sido reemplazado por cables sin aislar, y si el dolor no les hubiese bloqueado la conciencia, seguramente habrían sabido precisar dónde estaba cada afluente de tan complicada ramificación. Sus vísceras se retorcieron y ardieron; sus músculos se movieron caóticamente, contrayéndose y extendiéndose innaturalmente por culpa de la electricidad; se mordieron la lengua y las mejillas y no pudieron evitar que la boca se les llenara de espuma; todo vello y cabello de su cuerpo pareció alzarse al cielo; y su piel parecía estar convirtiéndose en carbón.

Tan jóvenes y poco entrenados Aprendices, no estaban listos para soportar un hechizo de aquella magnitud. Pero, de alguna manera, sobrevivieron. Heridos, al borde de la inconsciencia, pero lo hicieron. Casi derrotados notaron cómo la máquina se detenía.

No importaba qué trataran, no podrían moverse. La electricidad no los abandonaría hasta dentro de unos pocos instantes.

Lo único que pudieron hacer fue escuchar atentamente. Porque una voz nueva, ésta completamente natural y sin distorsionar, salió por el mismo megáfono. El tono de una mujer, joven seguramente, pero desconocida para ellos. Burlona y autosuficiente, pero sin duda entusiasmada, sencillamente cuestionó:

─¿Os gusta mi trabajo, Portadores de la Llave? ¡Lo he construido yo misma! ¿No es impresionante? ─la joven dejó salir una carcajada, que hizo eco en el espacioso túnel─ Aunque parece que ya lo habéis descubierto por vuestra propia cuenta, me atrevería a decir que mi querido juguete no tiene...

>>...ni un solo punto débil.

En aquel momento, sus cuerpos comenzaron a responder de nuevo. Podían volver a la carga, pero no con tanta fuerza como antes; especialmente si consideraban su estado de salud.

Lo mejor que podían hacer, tal vez, era cuestionar.

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Lol era broma

Light:
1/32 VIT
4/18 PH

Kairi:
1/18 VIT
8/18 PH

Awa-chan:
1/6 VIT
0/2 PH