[Agrabah] El gran tesoro

[James Bond]

—Ya lo verás.

Eso fue lo que me respondió la Maestra, aunque parecía que lo hacía con pocas ganas. Supongo que después de lo pasado, era normal que todavía siguiera enfada conmigo. Que le vamos a hacer...

Seguía a la mujer a través de lo que se conocía como el “intersticio de los mundos”. Era mi primera vez viajando a través de aquel lugar. Era algo impresionante. Parecía que estaba en una película de Ciencia-Ficción situada en el espacio. Pero no podía perder de vista a la Maestra, sino me perdería.

Al final se notó mi poca experiencia con el Glider. La Maestra Lyn era demasiado rápida y no podía alcanzarla por mucho que quisiera. Debía mejorar aquello. Tal vez le pediría a Rebecca o a algún otro Maestro algunos consejos.

Sin embargo, creo que logré encontrar el mundo de Agrabah. Así que descendí sobre un edificio y me quité la armadura, aparte de hacer que mi Glider volviera a su forma original.

Miré hacia el cielo y pude comprobar que estaba totalmente despejado. Ni una nube. Además hacía un calor horroroso, propio del verano. Esperaba poder sobrevivir en ese lugar, o al menos adaptarme al clima.

Pero ahora lo primero que debía hacer era encontrar a la Maestra Lyn. Me sentía algo inseguro en un mundo totalmente desconocido y sin compañía. En Nunca Jamás tuve a Zait y a Exuy. Me pregunto que estarán haciendo en estos momentos... Seguro que están en Tierra de Partida relajados en la colina o en algún otro sitio. Que suerte tenían los dos.

Así que decidí saltar a uno de los edificios. Si bajaba por las escaleras que estaba viendo quizás podrían tomarme por un ladrón. Pero antes de poder hacer nada, un chico de piel morena y vestimenta extraña chocó contra mi, provocando que ambos cayéramos al suelo.

—Oye, deberías tener más cuidado...— le repliqué.

Entonces oí unos gritos. Dichos gritos parecían decir algo como “dos ratas” y “a por ellos”. Esperaba que por “dos ratas” no se refierese a mi. El chico me dijo:

—¡Venga, vamos por aquí o nos cortarán las manos!

Empezó a correr en dirección a un callejón. No tenía muchas ganas de quedarme sin manos, así que opté por ir detrás suya. Quizás así encontraría a Lyn.

—Perdona, al menos podrías decirme tu nombre. Yo soy Hikaru Akarui, encantado. ¿Por qué te siguen los tipos esos?

[Sombra]

Kailee y Yagami

Spoiler: Mostrar

—Hemos traído para ti la Piedra Escarabajo que abrirá el camino al tesoro que hemos estado buscando —confirmó la mujer de pelo rojizo mostrando la mitad de una piedrecilla en forma de escarabajo. Parecía que le faltaba otra mitad, sin embargo el hombre extraño sacó otra piedra similar que parecía que tenían que juntar.

¿Qué tenía de importante esa piedra?

—Perfecto... Entonces pronto toda Agrabah será mía —sonrió maliciosamente el hombre.

¿Acaso aquella piedra podía dominar un país entero?

—Vosotros dos —se dirigió Wix a los dos aprendices—. Todavía tengo algunas cosas que tratar con el visir Yafar. Podéis ir a donde queráis, pero no salgais del palacio. Nos veremos en una hora en la puerta de entrada del palacio. Y ante todo, discrección. Sobre todo tú, chica gato. Eres demasiado llamativa.

Y con eso dicho, la mujer se fue alejando hacia unas escaleras al fondo del amplio hall con el hombre dejando a la pareja solos.

Tenían varios lugares para ir, podían seguir a Wix y a Yafar para ver que tramaban, explorar el castillo, salir a los jardines... ¿O tal vez desobedecer y marcharse a hacer turismo por la ciudad? En todo caso podían hacer lo que más les gustase.

Spoiler: Mostrar

Tenéis toda la libertad que queráis. Incluso podéis pasar olimpicamente de Wix e ir a cualquier sitio sin aparecerle en esa hora que ella dijo.

Hikaru

Spoiler: Mostrar

El hombre no respondió a Hikaru al momento, pues parecía más concentrado esquivando a la gente a la par que huía a toda prisa. Hikaru había optado por seguirlo y cabía decir que le costaba mucho seguirle el ritmo. Aquel desconocido era muy elástico sin duda.

No tardaron en llegar a un edificio medio en ruinas consiguiendo así perder a los guardias de vista. Una parte del edificio tenía una enorme abertura que mostraba el castillo a lo lejos. Era sin duda un paisaje hermoso.

—Vaya... Por los pelos —suspiró el hombre claramente cansado.

Ahora que Hikaru podía verle mejor podría ver que se trataba de un varón de unos veinte años, como mucho. Piel morena y cabello negro. Sus ojos eran grandes y muy expresivos a juego con su cabello y sus ropas estaban sucias y llenas de parches

Spoiler: Mostrar

—Mi nombre es Aladdín, es un placer conocerte amigo. ¿Y quién eres tú? Jamás te he visto por la ciudad. No eres de los suburbios, ¿no? Y... ¡Vaya! Tus ropas son raras, ¿sabías? ¡Dime! ¿De dónde eres?

Spoiler: Mostrar

Fecha límite 20-1-12

[James Bond]

Aquel hombre no respondió a mi pregunta. Parecía estar más preocupado por huir. Me preguntaba que habría hecho. De todos modos me costaba trabajo seguirle. Tendría que mejorar mi velocidad.

Pronto llegamos a un edificio medio en ruinas y de un modo u otro, los guardias ya no nos seguían. Desde mi posición podía ver lo que parecía un edificio lujoso. Imaginaba que sería el hogar de alguien importante. A lo mejor aquel desconocido lo sabria.

—Vaya... Por los pelos— dijo aquel hombre mientras suspiraba.

Aquel tipo llevaba un ropaje de lo más extraño. La ropa que llevaba estaba sucia como si fuera un vagabundo. Y tenía unos ojos enormes. Tenía el mismo color de pelo que mi hermana. Entonces decidió responderme.

—Mi nombre es Aladdin, es un placer conocerte amigo. ¿Y quién eres tú? Jamás te he visto por la ciudad. No eres de los suburbios, ¿no? Y... ¡Vaya! Tus ropas son raras, ¿sabías? ¡Dime! ¿De dónde eres?

Aquello era un problema. Pasara lo que pasara no podía revelar mi procedencia. Era una de las reglas básicas de los Caballeros de la Llave-Espada. Tenía que inventarme algo. Una mentirijilla para proteger el secreto no creo que hiciera daño alguno, ¿no?

—El placer es mío Aladdin. Soy Hikaru Akarui y efectivamente no soy de aquí. Vengo desde una ciudad muy lejana. A muchos miles de kilómetros de distancia. Venía con mi madre, pero me perdí y no la he vuelto a ver desde entonces. ¿La has visto tú? Lleva una armadura, tiene el pelo largo y castaño además de unas orejas de perro— le explicaba mientras dibujaba la forma de las orejas con los dedos índices de ambas manos sobre mi pelo—. Parecerá raro, pero a ella le gusta ponerse esos complementos. Me gustaría que respondieras a una pregunta, si quieres claro. ¿Por qué te perseguían esos guardias? No voy a delatarte, he guardado secretos algunos años. Pero me pica la curiosidad.

Espera que Aladdin me diera una respuesta convicente. Y que se tragara la mentira improvisada que acababa de hacer. No podía revelar la existencia de otros mundos o decir que provengo de otro. Pero nada me impedía inventarme algunas cosas.

[VaniRoxy801]

—Hemos traído para ti la Piedra Escarabajo que abrirá el camino al tesoro que hemos estado buscando. —explicó Wix mientras mostraba una piedra con forma de escarabajo.

El hombre con el que nos habíamos reunido sacó una piedra casi idéntica. Al observarlas un poco, me di cuenta de que parecían encajar. Cada uno de ellos tenía una mitad de aquella piedra tan misteriosa y a la vez necesaria para nuestra misión.

—Perfecto... Entonces pronto toda Agrabah será mía. —dijo el hombre.

¿Con aquella piedra? ¿Realmente aquella piedra tenía poder para gobernar la ciudad? ¿O la piedra conducía hacia alguna fuente de poder? Fuese lo que fuese, captó mi atención. Sentía curiosidad por saber para qué servía ese “escarabajo” que tenían entre manos.

—Vosotros dos. —nos llamó Wix— Todavía tengo algunas cosas que tratar con el visir Yafar. Podéis ir a donde queráis, pero no salgáis del palacio. Nos veremos en una hora en la puerta de entrada del palacio. Y ante todo, discreción. Sobre todo tú, chica gato. Eres demasiado llamativa.

Dicho esto, Wix se dirigió junto con el visir hacia el interior del palacio, dejándome a solas con la gatita.

—No te preocupes por lo que ha dicho. —le dije a Kailee sonriendo—A mí me gustan mucho tus… rasgos. —de nuevo tenía la vista perdida en sus orejitas…

Puede que su cola o sus orejitas si destacasen un poco… Creo que estaba tan acostumbrado a verlas que no había caído en eso, pero de todas formas, tampoco debería haber ningún problema…

Una hora… Wix nos había dado una hora entera, pero nos había ordenado quedarnos en el palacio, esperándola. No podía estarme tanto tiempo quieto… Supongo que tendría tiempo de salir a la calle principal y pasear un poco. Podría volver un poco antes de la hora y Wix no se daría ni cuenta. Empecé a dirigirme hacia la puerta de salida, pero obviamente, Kailee se dio cuenta de que intentaba desobedecer la orden de nuestra superiora.

—No voy a quedarme una hora esperando sin hacer nada. Voy a salir a dar una vuelta. Puedes venirte si quieres, si vamos rápido no creo que pase nada. —le ofrecí con un guiño.

Salí por la puerta principal del palacio para llegar a la calle principal por la que habíamos pasado hace poco. Seguía prácticamente igual que antes, llena de gente, de tiendas y de escaparates. Por suerte, la muchedumbre no parecía estar muy preocupada en fijarse en nosotros, todos seguían andando por su camino, cabizbajos. Seguramente sería bastante difícil vivir en una ciudad desértica como esa…

Intenté no alejarme mucho, para tener tiempo de sobra para volver al palacio antes de que Wix nos descubriese. Empecé a ojear los escaparates más cercanos, observando todo tipo de mercancías y cachivaches. Cerámica, materiales, comida… Había una gran variedad de objetos por todas las tiendas. Tal vez me compraba algo… A ver si encontraba algún objeto que mereciese la pena…

Me fijé en uno de los tenderetes, rebosante de joyas y abalorios y me acerqué. Había varios collares, gemas, anillos, brazaletes… Todos muy coloridos y pintorescos… Tal vez me llevaba algo…

[Kailee]

—Hemos traído para ti la Piedra Escarabajo que abrirá el camino al tesoro que hemos estado buscando. —Dijo Wix, mientras le mostraba al tío aquel una especie de piedra de algún bicho.

El tio parecía muy contento al ver que Wix tenía esa piedra. ¿Qué tramarán? ¿Por qué es tan importante esa piedra? También pude fijarme que el sacaba una exactamente igual, que parecía encajar con la otra. ¿Qué significa todo esto?

—Perfecto... Entonces pronto toda Agrabah será mía. —dijo el hombre.

¿Agrabah? Según había entendido, el hombre quería conquistar esta ciudad, ¿de verdad podía conquistar este lugar con una piedra de un bichejo? Eso es imposible... ¡Estoy segurísima de que lo es!

Cogí a Charmi del suelo, que parecía que quería que lo cogiera, no le hacía gracia estar al lado de Yagami, ni a mí tampoco, por si acaso a este se le ocurriera quemarle o algo, ¡pobrecito!

—Vosotros dos. —nos llamó Wix— Todavía tengo algunas cosas que tratar con el visir Yafar. Podéis ir a donde queráis, pero no salgáis del palacio. Nos veremos en una hora en la puerta de entrada del palacio. Y ante todo, discreción. Sobre todo tú, chica gato. Eres demasiado llamativa.

—¿Demasiado... llamativa?—No entendí muy bien lo que quería decir, ¡pero tenía que ver con mis pintas!

Wix terminó de hablar, y se dirigió dentro del palacio con el viejo del turbante... ¿Qué tramarán?

—No te preocupes por lo que ha dicho. —sonrió.—A mí me gustan mucho tus… rasgos. —Parecía que miraba mis... ¿Orejas? Siempre igual...

Mis orejas y mi cola... ¿Qué tienen de malo? Soy chica gata... no puedo quitármelas aunque quisiera...ni tampoco ocultarlas... Yo lo siento por el maestro y Hisa Wix pero ... mis rasgos no puedo cambiarlos...

Wix, nos había dado un tiempo limitado para estar por aquí, sin salir a la ciudad ni nada... era un poco rollo, aunque mejor, porque yo odio el calor que había en la calle en ese momento. Toda la gente presionándote al caminar, empujándote, incluso ¡robándote! Era un rollo.

Yagami, empezó a dirigirse a la salida ¿Qué pretende? ¿A donde demonios va? Parecía que quería salir a fuera... donde estaba toda la muchedumbre aquella que tanto odio... y la arena, el calor... ¡Qué agobiante!

—Yagami, ¿qué haces? ¿A donde vas?—Le pregunté a donde iba, salir a fuera era lo peor que podía hacer.

—No voy a quedarme una hora esperando sin hacer nada. Voy a salir a dar una vuelta. Puedes venirte si quieres, si vamos rápido no creo que pase nada. —Me guiñó un ojo.

No me hacía mucha gracia lo de desobedecer a Wix, pero era algo que debía hacer ... supongo, porque estaba en este momento con Yagami, y siempre que esté con él, nada malo puede pasarme.

—¡Miau! Está bien... Vamos si no hay otro remedio ~. —Contesté.


Salimos los dos por la puerta principal, con Yagami al lado y achuchando fuerte a Charmi.

La arena continuaba volando aveces por el viento, y la gente continuaba caminando y seguía molestando. ¡Odio a la gente así! Por suerte, tenía mis gafas de volar en el glider y me las puse para que la arena no me entrara en los ojos. Así estaba mucho mejor, solo faltaba la molesta gente ¡No piden ni un simple perdón!

Odio el desierto, es lo peor del mundo ¡Enserio! nunca quiero volver a este lugar, sin duda esto es lo mas repulsivo que había visto en mi vida... Yagami, parecía no querer alejarse mucho del lugar, normal, por si acaso que Wix llegara y viera que no estábamos ¡Sería horrible!

Yagami empezó a fijarse en muchos objetos que habían por ahí, a lo mejor quería comprarse algo... ¡Qué guay! Yo también compraría algo, por ejemplo un turbante para Charmi o algo así.

—Si vas a comprar algo... ¡Yo también quiero! Le compraré algo a Charmi—Achuché a Charmi con fuerza y este me sonrió.

Pero... había algo que no me cuadraba... lo que había dicho Wix... ¿LLamativa? A lo mejor... mis orejas y cola... ponían en peligro la misión... eso me dejaba algo mal... Pero quizás pudiera hacer algo. Intenté esconderme la cola dentro del pantalón y después de eso, me coloqué el lazo del pelo de forma que mis orejas no se vieran, ¡Parecía una humana!

—¿Qué tal me ves Yagami?—Sonreí.

[VaniRoxy801]

Acabé comprando un par de anillos que me llamaron la atención, eran de acero pero tenían un extraño grabado rojo. Me coloqué un anillo en cada dedo índice. Aunque parecían idénticos, el que me había puesto en la mano derecha parecía ser más pequeño, porque me apretaba un poco. Me alejé de la tienda para reunirme de nuevo con la gatita, que se había quedado un poco apartada.

—¿Qué tal me ves Yagami?—me dijo sonriendo mientras me acercaba.

La pregunta me sorprendió un poco. Intenté fijarme en su ropa por si se había comprado algo y no me había dado cuenta… pero no lograba verle nada diferente…

—Pues… preciosa, como siemp... —entonces me di cuenta.

Kailee se había colocado su lazo de forma que sus orejitas estaban muy disimuladas y apenas a la vista. Por otra parte, su cola ya no estaba moviéndose de un lado a otro como de costumbre, de hecho parecía que se la había escondido. Estaba claro que la gatita seguía preocupada por el aviso que le había dado Wix.

—Oye, gatita… —me acerqué a ella y le coloque mi mano sobre su hombro—No te preocupes por tus rasgos felinos, en serio.

>> A mí me gusta cómo eres, no es necesario que intentes ocultarlo. Además, no es sólo por mí, debes ser tú misma. No te preocupes por lo que puedan pensar los demás o lo que te puedan decir, mientras seas feliz contigo misma, el resto no importa.

Acabé mi discurso con un guiño, esperando que Kailee se sintiese mejor y dejase de preocuparse por su aspecto. No me gustaba verla tan preocupada…

—Bueno, deberíamos ir volviendo ya. —le dije—No sé cuánto tiempo ha pasado, pero estoy seguro de que Wix saldrá pronto.

Empezamos a caminar de vuelta al palacio, andando a paso ligero para asegurarnos de no llegar tarde. Esperaba que Kailee se hubiese calmado un poco y dejase de darle vueltas a ese tema tan absurdo… Con lo mona que me parecía a mí con esas orejitas…

Aún seguía rondándome en la cabeza la extraña piedra que le había entregado Wix al visir de Agrabah. Si aquella piedra tenía realmente el poder de conquistar la ciudad desértica, ¿por qué no la había usado ya Wix para gobernar Agrabah? Estaba claro que todo aquél asunto era lo que nos había comentado Ryota antes de salir. El Maestro planeaba algo gordo en aquella ciudad…

De todas formas, ¿qué tenía de interesante controlar una ciudad como Agrabah? No era más que un desierto caluroso… Aunque tal vez el comercio proporcionaba bastante dinero… ¿Querría Ryota hacerse con Agrabah para conseguir dinero? Muy improbable. Tenía que dejar de darle vueltas al asunto. No éramos más que peones para los de Bastión Hueco, nosotros no teníamos que saber nada sobre sus propósitos.

Volvimos a entrar dentro del palacio, en la sala donde nos había dejado Wix, esperando que esta no hubiese acabado su “reunión” con Yafar todavía.

[Sombra]

Kailee y Yagami

Los dos fueron de compras por la ciudad sin inconveniente alguno, tuvieron tiempo de sobra incluso al volver. Nada más llegar al interior pudieron ver a un hombre desconocido vestido con un lujoso traje blanco que estaba yéndose del castillo apresuradamente seguido por otro muy bajito y algo viejuno, con largas barbas blancas que lucía desesperado por retener al hombre.

Spoiler: Mostrar

—Espere, Príncipe Jabubabu —exclamaba el hombre viejo—. No creo que mi hija lo haya hecho a propósito.

—¿Que no fue apropósito dice, Sultán? —el supuesto príncipe miró con furia al rechoncho hombre—. Hizo que su mascota empezase a "jugar" conmigo. ¡Casi me arranca la cabeza ese monstruo! —acabó gritando antes de salir del palacio caminando apresuradamente.

—Ay... —el rechoncho sultán miró al suelo algo apenado antes de darse cuenta de los dos aprendices que acababan de entrar al palacio—. ¡Vaya, que sorpresa! ¿Quién eres tú chico? ¿Un pretendiente para mi hija, la Princesa Yasmín? —preguntó sin apenas fijarse en la muchacha que estaba con él.

—Es un ayudante mío, mi Sultán —el hombre que había estado antes con Wix, Yafar apareció haciendo una reverencia hacia el hombre. Wix también estaba allí, un poco más detrás de ellos—. Yagami y la chica que lo acompaña es su compañera; Kailee.

—¡Oh, entiendo, entiendo! ¿Son posiblemente aprendices tuyos? Jojojojo —preguntó al visir riendo divertido—. ¡Tan jóvenes y deseando ser visires! Que honorable. Pero ser consejero real es muy difícil, aunque ya os lo dirá Yafar.

—Oh, sí. Querido Sultán, ahora vaya a atender sus asuntos. Su reino necesita su firme y confiable mano para seguir siendo tan próspero como de costumbre —se podía notar un ligero tono malicioso venir del visir Yafar, aunque el dirigente de Agrabah parecía ser tan despistado que ni siquiera dudó en las palabras del hombre marchándose sin más.

Wix se aproximó a los aprendices a los cuales miró sin más.

—Nuestro objetivo es simple. Llegar a La Cueva de las Maravillas que la "Llave Escarabajo" nos mostrará, esta noche entraréis y buscaréis un tesoro en concreto conocido como la "Lámpara de los Deseos". Os daré los detalles más tarde —la mujer se giró hacia Yafar—. ¿Ha enviado a los guardias a por "esa persona"?

—Los envié hace un rato, correcto. No tardarán demasiado en capturarle.

—Entendido —afirmó la mujer—. Vosotros. Quedan dos horas para el anochecer. Haced lo que queráis mientras. Pero cuando caiga la noche os quiero en la puerta de la ciudad, justo al lado del desierto.

Spoiler: Mostrar

Depende lo que hagáis puede que consigais un premio.

Hikaru

—Mmm...—el hombre llevó su manos al mentón sonriente—. Así que tu madre. Sinceramente, no me suena nadie que tenga orejas de perro y créeme, nadie olvidaría algo tan característico aunque solo sea un accesorio, pero puedo ayudarte si quieres.

>Y esos guardias querían atraparme por haber robado una manzana. Pero ya sabes, no lo hago porque me guste robar. Lo necesito para no morir de hambre.

El hombre se acercó a la ventana con aires soñadores sonriendo ampliamente.

—Pero sé que algún día cambiará, lo presiento. Iré al palacio y seré rico. Nunca más pasaré hambre y ayudaré a todos los que lo necesiten —lanzó una amable mirada a Hikaru—. ¡Venga, vamos a buscar a tu madre!

—¡No tan deprisa! —exclamó una voz desde un extremo de la casa—. Por orden del visir quedas arrestado.

Un hombre de aspecto férreo que habían visto antes apareció desde el marco de la puerta espada en mano. Aladdín fue rápido y cogió a Hikaru del cuello de su ropa para tirar de él hacia la grieta desde la que se veía el palacio para saltar. La caída de ambos fue salvada por un toldo que parecía haber sido colocado estratégicamente, rebotaron y cayeron al suelo...

Pero allí también les esperaba un grupo de soldados. Estaban completamente rodeados y eran al menos diez de ellos.

—Tú, el chico raro —llamó uno de los soldados refiriéndose a Hikaru—. Marchate de aquí y no interfieras o te llevaremos a ejecución, como a esa rata —acabó el comentario haciendo énfasis en "rata", mostrando muchísimo desprecio al decir aquella palabra.

Hikaru podía marcharse, no le seguirían como habían dejado claro. O podía resistirse y... acabar arrestado.

Dos únicas opciones, por desgracia para él. ¿Abandonar al pobre Aladdín para buscar a Lyn o ayudar a Aladdín y ser llevado a saber a dónde?

Aquella situación sin duda era la que llamaban estar contra la "espada y la pared".

Spoiler: Mostrar

Fecha límite 27-1-2013

Spoiler: Mostrar

Sultán, Yafar y Aladdín añadidos a la Base de Datos como NPCs de Agrabah.

[VaniRoxy801]

Cuando llegamos a palacio nos encontramos con dos personas, ambas vestidas de manera elegante. Parecían estar discutiendo por algo…

—Espere, Príncipe Jabubabu. —decía el más viejo— No creo que mi hija lo haya hecho a propósito.

—¿Que no fue apropósito dice, Sultán? —el otro parecía enfadado…—Hizo que su mascota empezase a "jugar" conmigo. ¡Casi me arranca la cabeza ese monstruo! —añadió gritando mientas salía del palacio.

—Ay... —el pequeño sultán se fijó entonces en nosotros—¡Vaya, que sorpresa! ¿Quién eres tú chico? ¿Un pretendiente para mi hija, la Princesa Yasmín?

—¿Qué? —le respondí sorprendido—Me tienes que haber confundido con otro...

—Es un ayudante mío, mi Sultán. —Yafar y Wix llegaron hasta donde estábamos, explicándole el primero la situación al sultán— Yagami y la chica que lo acompaña es su compañera; Kailee.

—¡Oh, entiendo, entiendo! ¿Son posiblemente aprendices tuyos? Jojojojo. —preguntó riendo—¡Tan jóvenes y deseando ser visires! Que honorable. Pero ser consejero real es muy difícil, aunque ya os lo dirá Yafar.

—Éste tío está un poco tocado… —le susurré a Kailee.

—Oh, sí. Querido Sultán, ahora vaya a atender sus asuntos. Su reino necesita su firme y confiable mano para seguir siendo tan próspero como de costumbre.

El sultán se marchó sin más, sin sospechar lo más mínimo del tono del visir. Con un gobernante así, no me extrañaba que la ciudad fuese tan fácil de conquistar… Wix se reunió con nosotros para darnos las instrucciones de la misión.

—Nuestro objetivo es simple. Llegar a La Cueva de las Maravillas que la "Llave Escarabajo" nos mostrará, esta noche entraréis y buscaréis un tesoro en concreto conocido como la "Lámpara de los Deseos". Os daré los detalles más tarde. —nos dijo mientras se giraba hacia Yafar— ¿Ha enviado a los guardias a por "esa persona"?

—Los envié hace un rato, correcto. No tardarán demasiado en capturarle. —le respondió el visir.

—Entendido. —volvió a dirigirse a nosotros— Vosotros. Quedan dos horas para el anochecer. Haced lo que queráis mientras. Pero cuando caiga la noche os quiero en la puerta de la ciudad, justo al lado del desierto.

Afirmé con la cabeza para darle a entender a Wix que había captado la orden. Ojeé con la mirada los jardines del palacio, buscando algún sitio para sentarme y esperar un rato, al menos hasta que me aburriese. Con el paseíto de antes ya le había echado un ojo a la ciudad y sinceramente, no tenía nada que mereciese la pena.

Además, los jardines eran más frescos que las arenosas calles, apenas se notaba el calor del mundo en aquella zona. Le indiqué a la gatita hueco en la hierba donde daba un poco de sombra, por si le apetecía sentarse conmigo a esperar. Por suerte, accedió a acompañarme.

—En menudo encargo nos hemos metido, ¿eh, gatita? —le pregunté mientras me sentaba.

Escuché su opinión mientras, de nuevo, me quedaba observando sus rasgos felinos… Me costaba apartar la vista…

—Dos horitas… Va a ser aburrido esperar tanto rato… —le dije mientras estiraba los brazos fingiendo bostezar—¿No crees?

Al bajar los brazos, le coloqué uno sobre el hombro disimuladamente, acercándola un poco a mí. Que el truco fuese muy viejo no significaba que no pudiese echarle mano…

—Oye… ¿quieres que hablemos de algo? —le pregunté sonriendo.

[James Bond]

Parece que Aladdín se creyó mi pequeña mentira. Me sabía mal engañarle pero tenía que hacerlo para proteger el secreto de los mundos. Aunque tenía razón con lo del detalle de las orejas de perro aunque fuera un accesorio. ¿Cuántas personas has visto con algo así? La única que he visto en mi vida ha sido Lyn. Y resultó que los guardias le perseguían por haber robado una manzana. Me dio pena un poco el pobre Aladdín. Tener que robar para subsistir era algo que me daba muchísima lástima.

—Pero sé que algún día cambiará, lo presiento. Iré al palacio y seré rico. Nunca más pasaré hambre y ayudaré a todos los que lo necesiten— decía muy convencido—. ¡Venga, vamos a buscar a tu madre!

Sonreí, me hacía un poco de gracia la idea que alguien como Aladdín se convirtiera en alguien importante, pero... ¿porque no? Además me acababa de ofrecer ayuda para buscar a la perdida Maestra. Me pregunto si se habría dado cuenta de que yo no estaba con ella. Pero antes de poder hacer nada, otro guardia nos localizó. Dijo que Aladdín quedaba arrestado.

Rápidamente Aladdín me cogió del cuello de mi camiseta tirando de mí y caímos por la grieta pero aterrizamos sobre un toldo por el cual rebotamos y caímos al suelo. Parecía que nos habíamos librado del guardia, pero un pequeño grupo de ellos nos estaba esperando. Como si supieran que Aladdín iba a coger ese camino. Estábamos rodeados.

Me daban la opción de poder largarme y me dejarían en paz. Pero si interfiriese me arrestarían. ¡Pero tampoco podía dejar a mi compañero en ese sitio! Después de ofrecerme su ayuda para buscar a Lyn no podía dejarle tirado. No allí. No era mi estilo. Tomé la decisión.

—Lo siento, pero creo que tendréis que arrestarnos a los dos. Jamás dejaré a un amigo abandonado a su suerte. Aladdín, ¿sabes pelear?

Desenvainé la espada negra e invocaría la Llave-Espada en caso de necesidad. Aún no sabía hacer más magia que Cura, que la usaría en caso de emergencia. Me puse en posición de combate apuntando con la espada a todos ellos.

—¡En guardia! Este es el estilo de los Akarui.

[Kailee]

Yagami y yo seguíamos caminando hacia el palacio. Es un cielo, el discurso de antes sobre que tengo que ser yo misma fue hermoso. Yagami siempre sabía como hacerme feliz o sacarme una sonrisa en cualquier momento, era tan buen amigo... ¡Ojala lo sea para siempre!

Los dos llegamos al castillo. Nos encontramos una escena peculiar, un viejo cuyo físico era igual que el del odiado Derhe Yeno y otro que parecía ser un príncipe.

—Espere, Príncipe Jabubabu. —Dijo el viejo.— No creo que mi hija lo haya hecho a propósito.

—¿Que no fue apropósito dice, Sultán? —El otro estaba cabreado…—Hizo que su mascota empezase a "jugar" conmigo. ¡Casi me arranca la cabeza ese monstruo! —Gritó, mientras se iba del lugar.

¿Qué pasaría aquí? ¿Por qué el viejo y el príncipe ese se peleaban? Aunque yo no fuera a ayudarles, me moría de ganas por saber que pasaba. ¿El viejo era importante? ¿Por qué iba tan elegante? ¡Quién sabe!

—Ay... —Nos miró el viejo a mi y a Yagami.—¡Vaya, que sorpresa! ¿Quién eres tú chico? ¿Un pretendiente para mi hija, la Princesa Yasmín?

¿Pretendiente? ¿Para una princesa? ¡¿Quién se ha creído este?! Yagami no puede salir con una princesa... ¿No?

—¿Qué? —respondió Yagami.—Me tienes que haber confundido con otro...

—Oye Yagami, ¡al viejo este se le va la cabeza!—Le susurré mientras reía. ¿Como se le ocurre decir tal cosa?

—Es un ayudante mío, mi Sultán. —Dijo Yafar, mientras entraba en la escena con Wix, explicando quienes éramos.— Yagami y la chica que lo acompaña es su compañera; Kailee.

—¡Oh, entiendo, entiendo! ¿Son posiblemente aprendices tuyos? Jojojojo. —preguntó riendo—¡Tan jóvenes y deseando ser visires! Que honorable. Pero ser consejero real es muy difícil, aunque ya os lo dirá Yafar.

—Éste tío está un poco tocado… —Me susurró Yagami.

—Parece incluso estar mas loco que yo...—reí.

—Oh, sí. Querido Sultán, ahora vaya a atender sus asuntos. Su reino necesita su firme y confiable mano para seguir siendo tan próspero como de costumbre.

El viejo ''tocado'' como decía Yagami, se marchó sin sospechar nada... menudo idiota de hombre ¿Y este es un sultán? Pues pobre ciudad... está condenada... Wix se acercó a nosotros y nos dio el objetivo de la misión.

—Nuestro objetivo es simple. Llegar a La Cueva de las Maravillas que la "Llave Escarabajo" nos mostrará, esta noche entraréis y buscaréis un tesoro en concreto conocido como la "Lámpara de los Deseos". Os daré los detalles más tarde. —nos dijo mientras se giraba hacia Yafar— ¿Ha enviado a los guardias a por "esa persona"?

—Los envié hace un rato, correcto. No tardarán demasiado en capturarle. —le respondió Yafar.

—Entendido. —volvió a dirigirse a nosotros— Vosotros. Quedan dos horas para el anochecer. Haced lo que queráis mientras. Pero cuando caiga la noche os quiero en la puerta de la ciudad, justo al lado del desierto.

>Sí señora.

Después de esto, me dirigí con Yagami hacia unos jardines con sombra. ¡Era muy relajante! Me recuerda a aquella vez cuando investigábamos al culpable de los carteles, los dos sentados en la hierva. ¡Qué recuerdos!

Charmi se divertía bastante persiguiendo las mariposas de por allí... no me hacía gracia que estuviera tan callado.

Me senté a su lado a contemplar un poco el paisaje. En teoría, el lugar estaba bastante bien, pero odiaba la arena. Es algo asqueroso, se te mete en los ojos, te hace estornudar ¿Para que sirve la arena?

Miré a Yagami, fijándome en el hermoso color de sus ojos... el violeta me encantaba era... ¡Mi segundo color favorito!

—En menudo encargo nos hemos metido, ¿eh, gatita? —Me preguntó.

—Sí, pero al menos estamos juntos de nuevo... los dos amigos...—contesté

—Dos horitas… Va a ser aburrido esperar tanto rato… —Me dijo mientras bostezaba—¿No crees?

Yagami, había usado el truco mas viejo del mundo para ligar. Había echo que bostezaba para poner su mano en mi hombro y acercarme a él. ¿Cree que soy tonta? Si con darme un abrazo tiene ... lo de antes que dijo por mi fue muy bonito...

—Oye… ¿quieres que hablemos de algo? —Sonrió.

—Sí, primero. No hace falta que finjas bostezar, si quieres yo te doy un abrazo.—Dicho esto le abracé.—Y segundo... Ha sido muy bonito el discurso de antes. Muchas gracias Yagami...

—Yagami, Yagami, Yagami ¿No sabes decir otra cosa? Como... ¿Charmi, Charmi, Charmi?—Dijo Charmi. ¡Maldito celosín!

[VaniRoxy801]

Kailee aceptó sentarse a hablar conmigo.

—Sí, primero. No hace falta que finjas bostezar, si quieres yo te doy un abrazo.

Aunque el truco era muy viejo, no esperaba que Kailee me lo comentase, aunque por suerte, acabé recibiendo más de lo que esperaba. La gatita me abrazó, de esa forma cariñosa que sólo ella sabía, haciendo sentir mucho mejor…

—Y segundo... Ha sido muy bonito el discurso de antes. Muchas gracias Yagami...

—No hay de qué, gatita… Sabes que siempre haré lo que sea por animarte…

Deseaba que aquél abrazo no se acabase, me hacía sentir mucho mejor... Aunque, por desgracia, estaba claro que no duraría mucho…

—Yagami, Yagami, Yagami ¿No sabes decir otra cosa? Como... ¿Charmi, Charmi, Charmi?

Ya tenía que molestarnos la lagartija… Ese bichejo era experto en fastidiar los momentos más íntimos… y ya llevaba unos cuantos.

—Gatita, tu mascota está celosa…

No me quedó otra que separarme de ella para que se pusiese a discutir con Charmi. Por suerte, la gatita logró convencer al bichejo de que nos dejase un rato tranquilos.

—¿Eres capaz de llevar la cuenta de las travesuras que hace? —bromeé cuando volvió a sentarse a mi lado—Nunca había visto un bicho más molesto…

Intenté no hurgar mucho en el tema, sabía que Kailee le tenía bastante aprecio a su mascota a pesar de que fuese un incordio con patas. Al menos nos había dejado algo de tranquilidad, aunque ya podía olvidarme de volver a echarle mano a la gatita.

—En fin… al menos estamos juntos en esta misión… —le dije sonriendo—Y créeme, me encanta estar contigo.

Algún día me arrepentiría de haberme vuelto tan sensible… El día en que él me encontrase, obviamente… Aunque ya me había hecho a la idea de que iba a perder… Lo que me recordó que tenía que contárselo a la gatita… Pero no quería preocuparla…

—Oye… no siempre podremos estar juntos… —intenté decirlo con cuidado, no quería asustarla—Aunque si algún día yo no estoy… no tengas miedo, se que puedes valerte por ti misma.

Esperaba no haberlo dicho demasiado serio, no quería preocupar a la gatita con algo que ni yo sabía cuándo ni cómo iba a suceder, ni siquiera si ocurriría. Me acerqué a ella para poner mi brazo sobre su hombro, intentando transmitirle con el gesto mi confianza, para que no se asustara y supiese que siempre podía contar conmigo… O tal vez no siempre.

Me quedé allí, sentado junto a la gatita, disfrutando de su tacto, de su calor… de su cariño. Nos quedamos sentados, esperando que el tiempo pasase hasta que anocheciese, listos para dirigirnos hacia el punto de reunión a la hora acordada.

[Kailee]

Charmi siempre igual. Era un animalillo insoportable. Se portaba mal con Yagami, siempre, nunca lo dejaba en paz. Hasta yo sé, que se está portando tremendamente mal... ¡Maldito pesado!

—Charmi, ¡eres insoportable! ¡Para de una vez! —Le grité. Me daba pena... Pero debía hacerlo, si yo no le echaba la bronca... Nadie podría hacerlo.

—Gatita, tu mascota está celosa…—Comentó Yagami, que seguramente estaba artísimo de Charmi.

Tuve que separarme del abrazo que le estaba dando a Yagami. Debía hablar con Charmi seriamente... No quería que él se sintiera mal... Pero tampoco quería que Yagami lo hiciera, así que debía hablar con él.

Me aparté de Yagami y cogí a Charmi para hablar con él.

—Perdona... Kai...—Comentó Charmi, poniendo una carita adorable.

Si me ablandaba, Charmi se me escapará. Con esto quiero decir que se saldrá con la suya, y volverá ha molestar a Yagami y eso no puedo seguir permitiéndolo.

—No, perdón no, ¿quieres parar de una maldita vez? ¡Eres insoportable!—Continué echándole la bronca.—Estaré enfadada hasta que demuestres que puedes portarte bien.—Añadí por ultimo.

—Si... Kai...—Continuó triste mientras se iba a un árbol cercano.

Depués de echarle la bronca, fui otra vez al lado de Yagami, sentándome con él.

—¿Eres capaz de llevar la cuenta de las travesuras que hace? —Pronunció con un tono de broma—Nunca había visto un bicho más molesto…

—Ya lo se Yagami... Pero es que es como un niño pequeño... No se puede remediar—reí.

—En fin… al menos estamos juntos en esta misión… —sonrió—Y créeme, me encanta estar contigo.

—¡Miau! Y a mí también—reí.

Me junté mas a Yagami, disfrutando de su compañía, siempre estaba pendiente a mí, a si necesitaba algo, o si estaba triste, para el hacerme sonreir era una persona increible... Era una de las pocas personas que me hacia sentirme feliz cada vez que la miraba.

Empecé a jugar con mi cola cuando vi que Yagami parecía un poco preocupado, parecía triste a saber por qué...

—Oye… no siempre podremos estar juntos… —Comentó... ¿Pero qué dice?—Aunque si algún día yo no estoy… no tengas miedo, se que puedes valerte por ti misma.

Lo que me había dicho Yagami me había dolido un poco... ¿Por qué no estaría siempre conmigo? ¿Acaso quiere irse? ¿Qué demonios pasa?

—Pero...¿Qué dices? Yagami... —Me preocupé bastante... Yagami me encantaba, era una persona genial...

Me volvió a poner la mano sobre el hombro, y esperamos a que se pasaran las horas para irnos con Wix. La mejor manera de pasar con Yagami las horas... Era esta.

[Sombra]

Kailee y Yagami

Los dos aprendices y la peculiar mascota flamígera pudieron relajarse sin problemas en el verde y apacible jardín, sin duda aquel lugar era perfecto para pasar el tiempo. Pasaron cerca de quince minutos así, mirando hacia el despejado cielo, o tal vez a unos pajarillos enjaulados en una preciosa jaula. También había varias fuentes del agua más cristalina que pudiesen imaginar y que salía por los lados a traves de unos conductos de piedra que iban a los lados del camino que llevaba del jardín al palacio.

Podrían haber estado allí las dos horas mientras el sol comenzaba a descender, sin embargo un potente rugido les sacó cualquier tranquilidad que pudiesen sentir.

Spoiler: Mostrar

Un enorme animal de cuatro patas cuyo color era amarillo con rayas negras oir todo su cuerpo. Un tigre, si conocían aquel animal. La criatura se acercaba medio agachada hacia ellos, agitaba su cola hacia los lados, flexionaba sus patas traseras como si en cualquier momento pudiese saltar hacia ellos y... Quien sabe que podría ser capaz de hacer aquella criatura de apariencia extremadamente peligrosa...

—Rajah. ¿Qué te ocurre? —se escuchó tras el animal a los pocos segundos.

El tigre se giró hacia la voz, una muchacha que vestía un vestido azul que dejaba sin duda mucho a la imaginación. Su piel era de un precioso color oliva y su cabello ondulado era de un brillante negro como la mismísima noche, sus labios eran carnosos y de un brillante rojo y nos grandes pendientes de oro colgaban de las orejas de la joven, de no más de veinte años. También llevaba una tiara dorada en la cabeza con una gema azul justo en el centro.

Spoiler: Mostrar

Tal vez Yagami, por un instante sintiese que aquella joven era incluso más hermosa que Diana, aunque sin duda no se sentía hechizado como provocaba el estar cerca de la joven aprendiza de Bastión Hueco.

Fuese quien fuese la muchacha, el animal era muy obediente con ella. La joven pasó la mano sobre la cabeza del animal como si este fuese completamente manso.

—Lo siento si mi querida mascota os ha asustado —se disculpó con sinceridad—. Vaya, ¿quienes sois vosotros? Jamás os había visto en palacio. No seréis...—la chica tragó saliba dirigiéndose más en concreto en Yagami—. No serás otro de mis pretendientes, ¿verdad? Me temo que en este momento no deseo casarme con nadie así que lo siento, pero tendrás que volver a tu reino —podría parecer un poco arrogante a simple vista su forma de hablar, pero tenía un cierto tono amable que quitaba por completo aquella sensación.

Aunque la joven pareció pensarse sus palabras al mirar detenidamente a la pareja (y a Charmi, al cual observó con verdadera extrañeza durante unos instantes)

—¿Me equivoco? Quizás me he precipitado un poco diciendo eso sin siquiera preguntar. Disculpadme —sonrió amablemente—. ¿Y quienes sois? ¿Comerciantes? ¿Amigos de mi padre tal vez? ¿Embajadores?

>¿Que modales son estos míos? Me llamo Yasmín, soy la princesa de este modesto reino y este es...

El animal, que había estado quieto masticando algo acabó escupiendo lo que parecía ser un trozo de tela que coincidía por el color con las prendas de aquel tal Príncipe Jabubabu.

—Rajah, mi fiel mascota —completó la presentación señalando a su mascota, la cual se enderezó un poco al escuchar su nombre—. ¿Y quienes sois vosotros?

La joven escucharía sin problemas las presentaciones de la pareja (y sin duda se sorprendería si Charmy era el que se presentaba a sí mismo)

—Bueno... Es un placer —volvió a mostrar una gentil sonrisa que mantuvo durante los siguientes segundos—. Sé que no os conozco de nada, pero tengo un favor que pediros muy urgente. ¿Me escucharíais? Parecéis ser de confianza... Y viendoos juntos pensé que tal vez entenderíais mi situación.

>Mi padre quiere que me case con un Príncipe, sin embargo yo no quiero a alguien del que no estoy enamorada... Sin embargo, existe un chico en concreto... Es un poco vergonzoso para mí decirlo, pero se trata de un amable joven que vive en los suburbios de la ciudad. Su nombre es Aladdín. Llevo haciendo escapadas del palacio desde hace algún tiempo, pero desde que un guardia me atrapó una vez hay más seguridad por mis salidas secretas, es por eso que necesito vuestra ayuda. Necesito que me ayudéis a salir, quiero verle.

En aquel momento, un grupo de guardias entró en el palacio a traves de la puerta principal. Parecían llevar arrastras a dos personas que a simple vista no parecían estar vivas. La princesa en cuanto los vio abrió los ojos como platos y se tapó la boca con sorpresa.

—Ese es... ¿Aladdín? —susurró aterrada.

La princesa fue corriendo hacia el grupo de guardias. Si Yagami y Kailee se acercaban también verían que los guardias no solo arrastraban a un joven con aspecto de mendigo, también llevaban a otro muchacho que tal vez conociesen... Era un Aprendiz de Tierra de Partida, pero que le conociesen o no era problema de ellos. También podrían escuchar la conversación sin problemas

—¿Por qué están detenidos? ¿A dónde los lleváis? —interrogó a uno de los guardias enfadados.

—Ah, princesa Yasmín. Se trata de un par de mohosas ratas que el Visir Yafar nos mandó atrapar para que no diesen problemas.

La mujer frunció el ceño.

—¿Y qué se supone que les haréis? ¿Qué os ordenó? —se notaba el miedo en la voz de la muchacha, sin duda.

—Serán ejecutados por orden del Visir Yafar, princesa. Ahora si nos disculpa...

Y dicho eso, se dirigieron hacia el interior del palacio.

La mujer cayó de rodillas contra el suelo consternada y varias lágrimas cayeron por sus mejillas.

Sin embargo, Kailee y Yagami sintieron algo a sus espaldas. Algo veloz y temible como una bestia, un ligero gruñido fue perceptible para ellos acompañado de un tintineo metálico similar al de una armadura. Si se fijaban en el suelo, por un solo segundo verían una sombra proyectada sobre la hierba, aunque el sol, que estaba justo encima de ellos les impediría ver que había sido aquello pues había sido tan rápido que ni les había dado tiempo a ver aquello.

Spoiler: Mostrar

Hikaru

El primero de los guardias se lanzó contra Hikaru, el cual no tardaría en mostrar sus dotes con su arma para derrotarle, sin embargo eran muchos. Y aquel sin duda era un novato, pero pronto el escurridizo Aladdín fue rodeado por al menos cinco hombres que lo reducieron inmovilizandolo contra el suelo.

Algo similar acabó ocurriendo con el aprendiz de la llave espada. Pudo vencer a varios, un par de estocadas, tal vez algún hechizo... Pero eran demasiados.

Varios acabaron agarrandole de los brazos. Por desgracia, sus conocimientos de artes marciales y combate cuerpo a cuerpo era muy reducido por lo que le fue imposible librarse de los agarres.

Viendo que la pareja podría dar problemas al haber luchado tan bien a pesar de que tenían clara desventaja numérica los guardias decidieron dejarles inconscientes con un golpe seco en la cabeza con el mango de los sables.

La oscuridad envolvió a Hikaru.

Tan solo unas cuantas imagenes vinieron a su cabeza mientras era llevado en brazos hacia el enorme palacio...

Las enormes puertas del palacio abriéndose... Lyn sobre el tejado de una de las torres de las puertas del palacio vigilando algo... Aunque... ¿Tal vez era una simple ilusión?

Unas voces que no reconocía se escucharon de pronto. Eran unos gritos femeninos irreconocibles.

"¿A dónde les lleváis?" Pudo entender. Otra voz imposible de identificar resonó en su cabeza. "Serán ejecutados por orden del Visir Yafar"

Después de eso, Hikaru no recordaría nada más.

El lugar donde Hikaru despertaría era un lugar frío y con goteras, de roca grisy tenía un techo muy alto lleno de vigas con una ventana asegurada por unas gruesas rejas por las que como mucho cogería un brazo humano. Aquel lugar tenía forma circular y era bastante grande... Y lo suficientemente oscuro como para que no viese apenas lo que había delante de su nariz lo cual hacía algo inquietante el lugar.

Aladdín había sido llevado hasta allí también... Aunque en su caso este aún seguía inconsciente tirado cerca de donde el Aprendiz de la llave espada había despertado.

Hikaru escucharía una especie de extraño sonido que venía de algún animal. Si alzaba la cabeza vería un pequeño mono sobre una de las vigas de madera del techo. El pequeño animal de pelaje marrón y con una especie de gorro similar al de Aladdín y que además vestía una especie de chaleco rojo sin mangas de su tamaño soltaba incomprensibles sonidos, pero que en cierto modo parecían decir algo... Y el que señalase hacia el joven de cabello negro que yacía inconsciente lo afirmaba.

Spoiler: Mostrar

¿Qué quería decir aquel mono tan gracioso?

Spoiler: Mostrar

Fecha límite 5-2-2013

[Kailee]

Yagami y yo pudimos tener un ratito de paz sin que Charmi nos molestase. Yagami era tan bueno... tan amable conmigo... siempre hacía que sacara una sonrisa por mi triste que estuviera... era increíble.
Charmi me daba algo de penita... Yo no quería comportarme mal con él ni nada, pero siempre solía ponerse de pesado.
Estuvimos un ratito juntos sin interrupciones, hasta que me di cuenta de algo. Algo se acercó a nosotros... era ni mas ni menos ... que un precioso tigre, amarillo con ratas negras, era una monada, daban ganas de darle un abrazito y no soltarle nunca...
El animal se acercó a nosotros... no parecía que quisiera atacarnos, pero quién sabe... No parecía malo, es más, el animal me causaba cierta armonía que me gustaba que estuviera por allí.

Spoiler: Mostrar

—Rajah. ¿Qué te ocurre? —Escuché, mientras me daba cuenta de que la voz provenía de una chica detrás de el tigre.

Era una chica, de piel morena con un
Precioso vestido azul y parecia que llevaba una especia de corona muy bonita. Parecía que la chica era de mi estatura y también parecía ser amable.

Spoiler: Mostrar

—Lo siento si mi querida mascota os ha asustado —se disculpó con nosotros, al parecer aquel tigre tan mono era suyo.

— Vaya, ¿quienes sois vosotros? Jamás os había visto en palacio. No seréis...—la chica miró hacia Yagami por alguna razón

—No serás otro de mis pretendientes, ¿verdad? Me temo que en este momento no deseo casarme con nadie así que lo siento, pero tendrás que volver a tu reino —¿Casarse? ¿Cómo que carsarse? ¡¿Quién se cree está bruja mal vestida?!

—¿Ca-casarse?—Dije un tanto nerviosa, mientras miraba hacia Yagami.

—¿Me equivoco? Quizás me he precipitado un poco diciendo eso sin siquiera preguntar. Disculpadme —sonrió...

—¡Miau! Claro que te has equivocado, ¡Yagami no puede casarse!—Grité.—¿N-no?

— ¿Y quienes sois? ¿Comerciantes? ¿Amigos de mi padre tal vez? ¿Embajadores?

—Digamos que somos...—Deje que Yagami contestara. Intenté esconderme la cola para no levantar sospechas de ningún tipo.

>¿Que modales son estos míos? Me llamo Yasmín, soy la princesa de este modesto reino y este es...

—¿Una princesa?—Me sorprendí, jamás había conocido ninguna.

El tigre de antes tan mono, parecía masticar algo, justo, escupió especie de prenda de ropa algo parecída... La del principe de antes... ¿Se lo habrá comido? Qué miedo...

—Rajah, mi fiel mascota —Señaló al tigre, como me gustaría tener un tigre de mascota y no al pedazo de lerdo de Charmi.—. ¿Y quienes sois vosotros?

—Yo soy Kailee, y este de aquí es mi mascota Charmi...— Le hice una señal al pequeñin para que no hablara y la chica no sospechara de nada.

—Bueno... Es un placer —Nos dedicó una sonrisa—. Sé que no os conozco de nada, pero tengo un favor que pediros muy urgente. ¿Me escucharíais? Parecéis ser de confianza... Y viendoos juntos pensé que tal vez entenderíais mi situación.

—Supongo que sí...—Musité.


>Mi padre quiere que me case con un Príncipe, sin embargo yo no quiero a alguien del que no estoy enamorada... Sin embargo, existe un chico en concreto... Es un poco vergonzoso para mí decirlo, pero se trata de un amable joven que vive en los suburbios de la ciudad. Su nombre es Aladdín. Llevo haciendo escapadas del palacio desde hace algún tiempo, pero desde que un guardia me atrapó una vez hay más seguridad por mis salidas secretas, es por eso que necesito vuestra ayuda. Necesito que me ayudéis a salir, quiero verle.—Nos comentó la chica... Parecía que su padre no aprovaba que saliera con alguien que no fuera de la realeza... Pobrecilla...

—Pobrecita... Bueno... Yo intentaría ayudar pero... No se si tenemos tiempo... ¿Tú qué dices Yagami?—Pregunté, para ver que opinaba él.

Cuando escuché la opinión de Yagami, me fijé que por la entrada principal, venían unos guardias, unos guardias con dos personas, uno de ellos parecía un vagabundo, con parches en los pantalones y un sombrerito pequeño... Pero el otro... El otro no era ni mas ni menos que Hikaru, el chico con el cuál tuve que compartir misión en Tierra de Partida... Charmi cree que Hikaru es tonto... ¿Será verdad?

—Ese es... ¿Aladdín? —susurró.

—¿Por qué están detenidos? ¿A dónde los lleváis? —Le prguntó a uno de los guardias.
—Ah, princesa Yasmín. Se trata de un par de mohosas ratas que el Visir Yafar nos mandó atrapar para que no diesen problemas.
Yasmin seguía triste...
—¿Y qué se supone que les haréis? ¿Qué os ordenó? —Estaba preocupada..
—Serán ejecutados por orden del Visir Yafar, princesa. Ahora si nos disculpa...
Parecía que lo que hablaban Wix y Yafar antes era eso... Capturar a Hikaru y al otro chico...

La pobre Yasmin, había caido de rodillas al suelo con lagrimas en los ojos... Charmi se había acercado a ella, y a mirarla con tristeza...

Mientras tanto pude fijarme que había algo en mis espaldas, también escuché un rugido y algo que parecía metalico... Yo estaba algo asustada, pude detectar en el suelo una sombra, pero el sol me daba tanto en la cara, que no pude fijarme el que era lo que había sucedido.

—Yagami, ¿Has visto algo?

[VaniRoxy801]

Por suerte, Kailee no hurgó mucho más en mis últimas palabras. Sencillamente se quedó callada a mi lado, disfrutando del tranquilizante ambiente del jardín. Parecía extraño que pudiese haber un lugar tan verde en medio de un desierto. Era un sitio muy relajante… Casi me estaba entrando hasta sueño… Me sentía muy bien al estar en un sitio así junto con la gatita…

Sin embargo, la calma no duró mucho. Un potente rugido disipó toda la modorra que llevaba encima. Me puse de pie lo más rápido que pude y me coloqué frente a Kailee, listo para protegerla del que había soltado aquél ruido. No tardé en descubrir al causante del rugido, un tigre.

—Quédate atrás… —le dije a la gatita.

La oscuridad empezó a surgir en mi mano mientras me preparaba para lanzar una Flama Tenebrosa. Un animal como aquél era muy peligroso… tenía que reaccionar en el momento justo. El animal estaba empezando a flexionar las patas traseras, listo para saltar sobre nosotros. En el momento en el que se moviese, le lanzaría la flama de lleno…

—Rajah. ¿Qué te ocurre? —una chica apareció detrás del animal

El tigre se giró hacia ella al oírla y ésta empezó a acariciarle la cabeza. Parecía ser su mascota… aunque fuese una mascota muy peligrosa. Apagué la oscuridad de mi mano para observar a la recién llegada. La jovencita iba vestida con un traje azul bastante ligerito. Tenía una larga melena negra y varios abalorios, como una tiara sobre su cabeza o unos grandes pendientes en las orejas.

—Lo siento si mi querida mascota os ha asustado.—se disculpó la chica—Vaya, ¿quiénes sois vosotros? Jamás os había visto en palacio. No seréis...—empezó a acercarse a mí—No serás otro de mis pretendientes, ¿verdad? Me temo que en este momento no deseo casarme con nadie así que lo siento, pero tendrás que volver a tu reino.

—¿Ca-casarse?—murmuró la gatita.

—Que manía tenéis todos… —dije mientras me ponía una mano en la frente.

—¿Me equivoco? Quizás me he precipitado un poco diciendo eso sin siquiera preguntar. Disculpadme. —se corrigió sonriendo.

—¡Miau! Claro que te has equivocado, ¡Yagami no puede casarse!—comentó Kailee—¿N-no?

Miré de reojo a la gatita, pensado en lo que acababa de decir… ¿Por qué me venían imágenes a la cabeza de Kailee vestida de novia? Sacudí la cabeza para intentar olvidarme de todo aquél rollo de casamientos que no paraban de mencionarme y atendí a las preguntas que nos estaba haciendo la chica.

—¿Y quienes sois? ¿Comerciantes? ¿Amigos de mi padre tal vez? ¿Embajadores?

—Digamos que somos...—empezó Kailee, pero se detuvo.

Observé que de nuevo estaba haciendo cosas raras con su cola, como si estuviese intentando ocultarla a toda costa… ¿Ya se le había olvidado mi discurso? Suspiré y continué la respuesta que ella había empezado.

—Hemos venido por un… encargo de nuestros maestros. —no le conté nada más, no era plan de ir contando nuestras intenciones al primero que nos lo preguntase.

—¿Que modales son estos míos? Me llamo Yasmín, soy la princesa de este modesto reino y este es...

Al mirar hacia el tigre, éste escupió un trozo de tela que parecía haber estado masticando desde hacía un rato. Menuda mascota se había buscado… Debía ser difícil domesticar algo así… Por otra parte, Kailee parecía emocionada por el hecho de que Yasmín fuese una princesa.

—Rajah, mi fiel mascota —el tigre se enderezó al oír su nombre— ¿Y quienes sois vosotros?

—Me llamo Yagami. —crucé los brazos y no le dije nada más.

—Yo soy Kailee, y este de aquí es mi mascota Charmi...—la gatita le hizo un gesto al bichejo, seguramente para que no hablase.

—Bueno... Es un placer. —comentó antes de seguir hablando— Sé que no os conozco de nada, pero tengo un favor que pediros muy urgente. ¿Me escucharíais? Parecéis ser de confianza... Y viéndoos juntos pensé que tal vez entenderíais mi situación.

—Supongo que sí...—se interesó Kailee.

Yo, sin embargo, intenté hacer oídos sordos a la palabrería que estaba soltando la princesa. No había venido de misión a una ciudad desértica para tener que ponerme a solucionar los problemas amorosos de la primera fulana con la que me cruzase. O al menos, eso parecía insinuar Yasmín con su largo discurso.

—Pobrecita... Bueno... Yo intentaría ayudar pero... No sé si tenemos tiempo... ¿Tú qué dices Yagami?—me preguntó Kailee, sacándome de mis pensamientos.

—Lo dudo mucho. Hemos venido por una misión importante, no podemos perder el tiempo ayudando a gente. —respondí, intentando dejarle claro que por mi parte, no iba a mover un dedo por Yasmín.

Antes de poder seguir hablando, un grupo de guardias irrumpió en palacio a través de la puerta principal. Llevaban a rastras a dos personas, aunque era difícil saber si seguían vivas o no. En cuanto entraron, la princesa corrió hacia ellos, reconociendo a uno de los que llevaban a rastras.

—Ese es... ¿Aladdín?

El tal Aladdín parecía ser un mendigo con un aspecto horrible… Pero me llamó más la atención la otra persona que traían… Me sonaba haberla visto por Tierra de Partida alguna vez…

—¿Por qué están detenidos? ¿A dónde los lleváis? —preguntó la princesa.

—Ah, princesa Yasmín. Se trata de un par de mohosas ratas que el Visir Yafar nos mandó atrapar para que no diesen problemas.

—¿Ha enviado a los guardias a por "esa persona"?

Recordé las palabras de Wix y volví a mirar al aprendiz del bando de la luz. Seguramente Wix se había dado cuenta de su presencia y había hablado con el visir Yafar al respecto. Los guardias debían haberle capturado para que no interfiriese en la misión. ¿Los de Tierra de Partida le habrían mandado como espía?

—¿Y qué se supone que les haréis? ¿Qué os ordenó? —Yasmín parecía asustada.

—Serán ejecutados por orden del Visir Yafar, princesa. Ahora si nos disculpa...

Los guardias se dirigieron al interior del palacio, sin decir una sola palabra más. La princesa cayó al suelo de rodillas y empezó a llorar. Apostaría mi mejilla sana a que el mendigo que acababan de arrestar era el tipo del que estaba enamorada del que nos había hablado antes. Ya no había nada que hacer, la ciudad parecía obedecer más al visir con el que habíamos hablado antes que al propio sultán, así que seguramente ninguno de los dos prisioneros lograba librarse de la ejecución.

Un aprendiz menos en Tierra de Partida…

Un leve tintineo metálico me hizo ponerme alerta. Antes incluso de poder girarme, mis ojos fijaron su atención en una sombra proyectada a poca distancia de donde nos encontrábamos. Me giré bruscamente para intentar localizar al causante, pero al dar la vuelta me encontré de lleno con la fuerte luz del sol. Cuando pude poner mi mano de forma que los rayos no me molestasen y pudiese ver bien, la figura había desaparecido.

—Yagami, ¿Has visto algo? —me preguntó la gatita.

—Sí… —le respondí—Pero ya no está…

Fuese lo que fuese, era rápido… ¿Sería otro espía de Tierra de Partida? Parecía que la misión iba a ser interesante después de todo…

Spoiler: Mostrar

Edit por un pequeño fallo de colores :3