[Castillo de Bestia] Bonjour, monsieur!

Trama de Fátima, Hana y Xefil

La aparición del bando de Bastión Hueco ha colocado a la Orden de los Caballeros de la Llave Espada en una tensión creciente difícil de remediar. ¿Llegarán a enfrentarse ambos bandos en conflicto, o será posible la paz?

Moderadores: Suzume Mizuno, Astro, Sombra

[Castillo de Bestia] Bonjour, monsieur!

Notapor EspeYuna » Sab Ene 05, 2013 3:57 am

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Trama de Fátima (Suzume Mizuno), Hana (Nell) y Xefil (Zee)


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Estimado Aprendiz, ha sido usted convocado a la Sala del Trono este mismo día para presentarle a quién será su nuevo Maestro, dadas las circunstancias que han llevado a la Maestra Nanashi abandonarnos en nuestra misión de salvaguardar el equilibrio de los mundos. Esperamos su presencia.

Atentamente, Mog


Tanto Fátima como Xefil habían perdido a su Maestra. Nanashi. Todavía podían recordar cómo aquella mujer estricta, aun amable y serena, admirada por todos.. abandonaba a sus aprendices para unirse al siniestro cometido de Bastión Hueco.

Había pasado mucho tiempo desde que ambos estuvieron entrenando por su cuenta, escuchando las lecciones de los demás maestros, pero sintiendo esa extraña nostalgia, esa impotencia.. al recordar cómo la Maestra Nanashi les había encontrado a ambos. De un modo u otro, Xefil y Fátima debían estar agradecidos de haberla conocido.. pero ahora.. ¿qué había sido de ella?

Mog, el jefe de los moguris en Tierra de Partida, parecía haber mantenido amistad con la Maestra Nanashi. Les convocaba a ambos para conocer a sus nuevos Maestros. Debían llegar puntuales, quizás Mog se impacientara. Aquel moguri, a pesar de su adorable aspecto, infundía respeto.. y quizás miedo.

* * *


Por otra parte, Hana seguía durmiendo a pierna suelta en su cuarto, soñando quizás con grandes cantidades de dinero. Pero un desagradable ruido la traería a la cruda realidad.

Tras soportar unos tres o cuatro toques a su puerta, un papel fue deslizado por debajo de ésta:

Estimada Hana Aprendiz, ha sido usted llamada convocada para acompañarme en una misión. Le espero en la Sala del Trono para recibir instrucciones y partir cuanto antes. Venga preparada.

Atentamente, Ronin


Se notaba bastante que al Maestro Ronin no le agradaban mucho los formalismos por escrito, pues ni se había molestado en pasar a limpio la nota, ensuciando el papel con tachones. Sin embargo, resultaba hacerlo un Maestro más cercano a los aprendices.

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Os podéis encontrar y establecer primeros vínculos antes de llegar a la Sala del Trono ^^
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Re: [Castillo de Bestia] Bonjour, monsieur!

Notapor Zee » Dom Ene 06, 2013 10:16 am

Tenía la esperanza de que esta carta no llegase nunca...

Elizabeth alzó la vista de la hoja de papel e intentó encontrarla con la mía propia, agachándose un poco para buscar mis ojos. Aunque noté la actitud de la hechicera, evité por completo mirarla, con miedo a que un par o dos de lágrimas escaparan.

No serían lágrimas de tristeza, desgraciadamente. Ni de nostalgia. No la conocía lo suficiente como para que se tratase de ello.

Serían lágrimas de impotencia. Y de miedo.

No extrañaba a Nanashi. El día que traicionó a Tierra de Partida, sentí que su pérdida iba a dejar un gran hueco en mí. Pero no lo hizo, en realidad. Su presencia no era importante realmente. Y tardé cuenta en darme cuenta de ello. Lo que realmente era importante era...

Si su estancia en Tierra de Partida había sido una mentira, ¿qué era yo?

Nunca podría tener claro si Nanashi había decidido abandonar la Luz de una manera relativamente súbita o si todas sus acciones como agente de ese bando habían sido solamente una máscara. Tenía miedo de ésta última, porque significaba que yo también era una máscara.

Un Aprendiz falso para una Maestra falsa.

Miré a Elizabeth de reojo cuando se levantó de la cama tras acariciarme levemente la mano, ante lo cual no sentí más que una leve brisa fría en mi piel. Ella era una hechicera que había liberado de un supuesto Reino de las Brujas hacía un tiempo... pero era todo lo que sabía de ella. Me daba miedo preguntarle cosas, porque me asustaba entrometerme. Ella y Némesis eran una parte de mí que a veces me gustaba negar, pese a lo que le había dicho a Light y a Nadhia, y a mi determinación por proclamarme “Monarca de la Locura”. La razón de esto era que, sencillamente, me hacían sentir débil. ¿Cómo podía ser mi corazón fuerte cuando una bruja podía manipularlo a su placer y el espectro de una hechicera posiblemente muerta me acompañaba de vez en cuando?

Eso sumado a la traición de Nanashi me hacían considerar profundamente mi papel como Aprendiz. Podía usar una Llave-Espada, bien, ¿pero realmente debía convertirme en un Caballero de la Llave? ¿Realmente estaba capacitado para defender el equilibrio de los mundos?

Suspiré por milésima vez desde que había recibido aquella carta de Mog. Finalmente, para no leerla de nuevo, como había estado haciendo desde hacía un rato, la arrugué en mi mano y la lancé por la ventana abierta. Elizabeth no pudo evitar mostrar su asombro en su rostro.

¿Qué? No iban a pedírmela para darme un nuevo Maestro, ¿verdad? —expresé, a manera de respuesta a su silenciosa pregunta. Elizabeth abrió la boca para reclamar, pero no dijo nada al final, cambiando de opinión y optando por dedicarme una sonrisa dulce.

Te deseo la mejor de las suertes.

Sonreí de vuelta. Sin decir nada más, decidí salir de la habitación, rumbo a la Sala del Trono.

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Si quieren alguna conversación, asuman que Xefil espera en la puerta y tal.
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Re: [Castillo de Bestia] Bonjour, monsieur!

Notapor Nell » Lun Ene 07, 2013 3:24 am

Desgraciadamente, el sueño de Hana no estaba siendo muy bonito que digamos en aquel momento. Hacía rato (¿horas, quizá?) que el oro y los platines se habían desvanecido de su cabeza, producto de la pérdida de Hana en un casino al apostar todo su dinero.

La pesadilla no acababa ahí. Tras vagar entre Port Royal y Tierra de Partida, pobre y hambrienta, se había visto inexplicablemente avasallada por gatos negros y voladores, albricias, espectros luminosos y quemaduras en una parte importante de la cara. La realidad en sí no tenía sentido, y aún si se lo hubieran pedido, más tarde no habría tenido forma de explicar el sueño, ya que recordaría vagamente sus elementos, no la sucesión de éstos.

El ruido de alguien llamando a la puerta la salvó de seguir viviendo aquella pesadilla. Abrió los ojos instantáneamente, tomando consciencia de la verdadera realidad y desechando todos aquellos sucesos que sólo habían sucedido en su cabeza. Pero aún rondaba por su cabeza la última imagen que había visto: ella misma, sosteniendo la concha, y arrojándola al mar.

Como sucedía con los vagos recuerdos de la pesadilla, no entendía la razón de los acontecimientos de ésta, ni tampoco como había llegado su yo inconsciente a desprenderse de algo tan preciado, e insustituible, para ella.

Los golpes siguieron sonando unas cuantas veces más, hasta que pararon. Hana no había oído ninguna voz al otro lado, y por eso se rehusó a responder o levantarse para abrir. Simplemente se quedó tendida sobre la cama, dando vueltas al horrible sueño, forzando la memoria.

Y llegando a la conclusión de que, definitivamente, tardaría unas cuantas horas más de lo previstas en volver a querer echarse una siesta. Necesitaba despejar aquellas imágenes para asegurarse de que no volvería a revivirlas. U olvidarlas, como poco, para no temer la hora de acostarse.

Finalmente, se levantó de la cama. Vio entonces, de refilón, un papel bajo el marco de la puerta. Se agachó a cogerlo y leyó su contenido. Lo releyó. Volvió a hacerlo de nuevo. Y cuando se convenció de que no era una mala broma, lo arrugó y lo tiró a la papelera.

¡Qué tipo más idiota! ¿Cómo entregaba una carta tan mal escrita? Había suprimido su nombre, una palabra que no entendía por qué, y aún con todo se lo había dado tal cual. El mensaje estaba claro, pero las formas eran muy distintas a las de cualquier Maestro de Tierra de Partida (que Hana conociera, al menos). Sabía que ese tal Ronin era el Maestro de Maestros. Entonces, ¿a qué venía un trabajo tan chapucero?

Puede que fuera porque de verdad le molestaba, o porque se había levantado molesta con el universo. En cualquier caso, la primera impresión no fue buena.

Acompañarle … —meditó entonces Hana, quien entendía la petición como una individual hacia ella. Eso la alegró un poco, porque significaba que Ronin la valoraba lo suficiente como para hacerle semejante propuesta.

Recogió sus cosas, y se dirigió con prisa hacia la Sala del Trono. En la puerta de ésta, observó que había un chico, pero ni le dio importancia, ni se fijó más en él. Pensó que seguramente habría quedado con alguien para encontrarse ambos allí, y no le importaba lo más mínimo. Tenía una citación del propio Maestro Ronin.

Sin embargo, la vaga sensación de malestar no se la podía quitar. Y estaba segura de que la perseguiría durante todo el día.
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Re: [Castillo de Bestia] Bonjour, monsieur!

Notapor Suzume Mizuno » Lun Ene 07, 2013 3:54 am

Fátima leyó la nota conteniendo un bostezo de cansancio. Se había quedado despierta hasta muy tarde leyendo, atrapada por un libro de historia que había conseguido acerca de China. Todavía le costaba emprender lecturas complejas como aquella, pero era terca y cada vez leía con más fluidez, así que prefería practicar con temas que le resultaran atractivos como aquel.

Un nuevo Maestro… Espero que no sea Akio —frunció el ceño, no soportaba a ese niño, y dejó la nota sobre la mesilla.

Saltó de la cama para dirigirse a su prácticamente vacío armario y se puso un vestido simple, que le permitía gran capacidad de movimiento. Se peinó y lavó la cara y luego salió de la habitación, pensativa.

No podía decir que echara de menos a Nanashi. Había sido una mujer que le había causado respeto y a la que había admirado por sus conocimientos. Pero todavía le quedaban rescoldos de resquemor por la forma que la reclutó para convertirse en portadora de la Llave Espada. Cada vez eran menos fuertes, ciertos, pero seguían ahí. Le habían impedido encariñarse de una mujer que ya de por sí era fría y distante.

Así que su traición le había causado impresión no porque perdiera una Maestra, sino por el hecho de que una mujer tan recta como ella coincidiera con la filosofía de Bastión Hueco.

Bueno… La verdad es que no sabía nada de ella” pensó, bajando por las escaleras. Nunca habían hablado de nada personal. Sólo acudía a los entrenamientos, compartían dudas sobre el manejo de la Llave Espada y no volvían a hablar de nada más. Suspiró. “Lo que me da miedo es pensar que un día tendremos que enfrentarnos a ella”.

Intentando no imaginar lo que sería encararse a Nanashi en una batalla, se preguntó quién habrían decidido que fuera su nuevo tutor. Por su mente desfilaron los nombres de los Maestros y de repente sintió con fuerza la pérdida de Nanashi. No había sido una mujer cariñosa, pero sí una profesora excepcional. Si la comparaba con el veleta de Ronin, el insoportable Akio… Se estremeció.

Por favor, que no me toquen”.

De los demás Maestros, sólo había hablado con Lyn durante las primeras semanas que pasó en Tierra de Partida. A los demás no los conocía. Pero había oído hablar de ellos y sintió que su ánimo se enturbiaba. De repente no estaba segura de querer saber quién le había tocado en suerte.

Cuando llegó a la Sala del Trono vio que había dos personas, una chica y un chico. Se detuvo mirando con un titubeo las grandes puertas. ¿Por qué estarían esperando fuera? Miró a la chica, pero hubo algo en su postura, o en su expresión, que la intimidó lo suficiente para decidir no molestarla. Así que se volvió hacia el chico.

Ahora que lo pensaba, Mog no había especificado ninguna hora en concreto… Quizás ahora la Sala estaba ocupada.

Disculpa, ¿sabes si hay alguien dentro? Se supone que tengo que entrar, pero como estáis esperando fuera…

Escuchó la respuesta del chico, volvió a titubear y luego le tendió una mano:

Me llamo Fátima —y le dedicó una sonrisa. Como no sabía muy bien qué hacer a continuación, preguntó:—. ¿Por qué estáis aquí? A mí me han citado para presentarme a mi nuevo Maestro…
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Re: [Castillo de Bestia] Bonjour, monsieur!

Notapor Zee » Mié Ene 09, 2013 9:40 pm

No sabría precisar si el tiempo pasaba muy lento o muy veloz para mí. Hubo momentos en los que estuve convencido de que un minuto era tan largo como un día, y otros en los que me sorprendía al ver la hora después de unos pocos segundos. Lo único que podía saber con claridad era que, inevitablemente, los nervios se habían apoderado de mí: entrar a la Sala del Trono ahora me resultaba imposible, pese a la determinación que le había mostrado a Elizabeth antes de salir de la habitación.

Sólo me quedé allí parado, recargado contra la pared al lado de la puerta, mientras esperaba quién sabría qué cosa. Durante un buen rato permanecí quieto, observando a la gente y moguris que caminaban por los pasillos, y el sol lentamente alejándose de los ventanales para subir al cielo; sin hacer nada sino observar.

En algún momento, una joven de cabellos turquesas se acercó a la Sala, pero, al igual que yo, permaneció esperando afuera. Observé de reojo el curioso color de su cabellera e intenté saber si alguna vez me la había topado.

Un destello cruzó mi mente, pero no fue suficiente para recordar nada. Una mansión y un libro, y una sentencia de muerte también. Curioso, estuve a punto de preguntar si nos conocíamos, pero al final decidí quedarme tan apático como antes y guardar silencio. Aquel déjà vu pronto lo olvidé.

Sin que yo me diera cuenta, alguien más llegó por mi punto ciego. Una vez más fue una chica quien se acercó; esta vez de cabello oscuro y corto, y ojos marrones. Y, al contrario que la otra, ésta decidió decir algo:

Disculpa, ¿sabes si hay alguien dentro? Se supone que tengo que entrar, pero como estáis esperando fuera…

Aquello se estaba convirtiendo en una fiesta, al parecer.

No lo sé, lo siento. La verdad es que no me he asomado.

Me llamo Fátima —se presentó la joven, con una sonrisa amable en su rostro. Más por modales que por decisión propia, respondí al gesto—. ¿Por qué estáis aquí? A mí me han citado para presentarme a mi nuevo Maestro… —añadió luego, sorprendiéndome con sus palabras.

Así que... eras uno de sus Aprendices, también... —murmuré, haciendo una mueca incómoda. Donde no podía verme, apreté el puño con fuerza—. Soy Xefil y también vengo a conocer a mi nuevo Maestro.

>>La cosa es... no tengo muchas ganas de entrar, la verdad
—agregué luego, para cruzarme de brazos y soltar un bufido—. Que me busquen aquí afuera. Debieron de haber señalado una hora para el rendez-vous, de todas maneras.
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Re: [Castillo de Bestia] Bonjour, monsieur!

Notapor EspeYuna » Dom Ene 13, 2013 2:40 am

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¿Con qué deberíamos haber acordado una hora, eh?

De repente, un enorme brazo rodeó el cuello del joven Xefil, quien se vio apresado y sintió como alguien le revolvía el pelo con la otra mano libre, incordiándole.

Esas carcajadas eran inconfundibles, y aquel trato también, sin duda. Aunque no parecían concordar con el que se suponía que debía ser el semblante del Maestro de Maestros.

¡Llevamos más de diez minutos aquí dentro! —exclamó Ronin, entre risas— Parece que Mordisquitos se ha dado cuenta de vuestro olor, ¡menos mal!

En efecto. De repente, Fátima sintió un cosquilleo en el brazo de su kimono. En su mano apareció la pequeña mascota del Maestro Ronin, la cual bajó por el traje de la joven para volver a subir por las ropas de su dueño.

¡Vamos, no os quedéis ahí parados! —contando con su ojo visible a los aprendices, se paró en Hana— ¡Vaya, tú debes de ser Hana! ¡Venga, pasa! Sólo nos entretendremos un par de minutos, y luego nos vamos.

* * *


Una vez dentro, los tronos estaban presididos por dos Maestros más. Un hombre cuyo rostro decantaba cansancio, aunque para aquellos que lo conociesen, bien sabían que era constante. Sus ropas le hacían parecer un sabio mago, y no difería mucho de realidad, o puede que no. El Maestro profirió un bostezo, observando a los aprendices que se aproximaban.

Por otro lado, a la izquierda, una mujer vestida con una flamante armadura y con rasgos increíblemente curiosos miraba al grupo con algo de recelo. Parecía no estar de buen humor, y esas.. ¿orejas? Sí, sus orejas de perro erizadas daban a entender que así era. ¿Aquello que se oía eran gruñidos?

Bueno, bueno, acabemos cuanto antes —ante esas palabras, la mujer con rasgos animales fulminó con su mirada al Maestro Ronin, quien evitó sus ojos durante unos instantes—. Ya sabéis, Xefil y.. ¿Fátima, no es así?

>> Sabéis por qué estáis aquí.


Ronin se sentó en el trono central, aunque con una postura bastante cercana y para nada infundía respeto.

Por desgracia, hemos perdido a una Maestra —dijo, frotándose la sien—. Siento mucho que ambos hayáis tenido que pasar por esto. Era vuestra mentora, a fin de cuentas.

>> A partir de ahora, aquí a quienes veis serán vuestros nuevos Maestros. Lyn y.. ¿Kazuki?


Unos leves ronquidos se escucharon en el trono de la derecha.

La Maestra Lyn erizó aún más sus orejas, y Ronin estalló en carcajadas.

¡Ronin, no tiene gracia! —exclamó Lyn, quien parecía perder la paciencia por momentos. Sin embargo, se calmó y acercó a Fátima, a quien rodeó y la observó detenidamente— Fátima, ¿no? A partir de ahora yo seré tu nueva Maestra. No quiero debiluchas a mis espaldas, así que espero que estés entrenando en condiciones y..

¡Oh, vamos, Lyn! —Ronin se acercó a la Maestra Lyn, ¿acariciándole la cabeza?— No te hagas la dura y preséntate en condiciones ante la muchacha. ¿Sabes, Fátima? Esta jovenzuela puede resultar antipática de primeras, ¡pero es una buenaza!

¡N-No lo soy! —protestó la mujer, quien no tuvo reparos en librarse del Maestro, algo ruborizada y molesta— ¡¡Y no hagas eso!!

¿E-Eh.. me he quedado, eh, dormido? —la voz del Maestro Kazuki resonó en la sala del trono, al igual que la risa de Ronin, quien se lo estaba pasando en grande.. estaba bastante más animado que de costumbre.

¡Sí, bello durmiente! ¡Creo que vas a hacer un dúo magnífico con tu nuevo aprendiz! ¿Verdad, Xefil? —Ronin codeó con el joven, quien sabría a qué se refería, tras los sucesos de aquel castillo custodiado por una terrible bestia.

Bueno, eh, Xefil, ¿verdad? —el Maestro se levantó del trono y acercó al muchacho— A partir de hoy, eh, seré tu nuevo Maestro.

Tanto jolgorio con Xefil y Fátima, que todos se habían olvidado por unos instante de otra presencia en la sala: Hana. ¿Para qué la convocaba allí Ronin, pudiendo quedarse fuera?

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Re: [Castillo de Bestia] Bonjour, monsieur!

Notapor Nell » Dom Ene 13, 2013 5:33 am

Otra muchacha llegó. Tan normal e insignificante que el anterior. Hana se limitó a encogerse de hombros cuando les oyó hablar. Seguro que estaban allí por algún otro asunto, sí…

Sin embargo, no pudo hacer otra cosa que aceptar la realidad cuando Ronin se materializó, de repente, tras uno de ellos. Le había visto varias veces por los pasillos, e incluso la noche de la novatada, y sabía de buena tinta quién era. Tenía un aspecto feroz, de aquel que ha librado muchas batallas, todas ganadas, y a quien aún le quedan unas cuantas por delante.

Lástima que la actitud no se correspondiera con ésta. Más que un Maestro, parecía ser un colega, y eso desagradaba a Hana. Definitivamente, prefería mucho más a cualquier tipo duro, estricto y poderoso.

Además, y sorprendiendo a Hana, era propietario de Mordisquitos, la mascota a la que había “salvado” en una ocasión anterior. Es más, incluso podía invocarla para que la ayudase, junto al gato de Rebecca. No es que fueran muy útiles, pero algo se les podría sacar provecho.

Pasaron a la sala de los tronos, donde les esperaba otros dos Maestros que Hana tampoco conocía. Poco a poco, iba memorizando los rostros y nombres de todos, ajena a la situación, cruzada de brazos y observando, con interés, a la par de aburrida. ¿Qué le importaba a ella que se hubiesen quedado esos dos sin Maestro? Que la suya fuera una traidora

Ronin, Lyn y Kazuki. Retuvo los nombres, el aspecto y se hizo una idea de cada uno. El primero seguro que aparentaba ser más fuerte de lo que en realidad era. La segunda sí daba un poco el cante de Maestra, si no hubiese sido por su repentino rubor, que borraba por completo su imagen de guerrera. Y por último, el tercero… Bueno, iba a lo suyo, sin duda. Increíblemente, a Hana le pareció un tipo peculiar, muy majo, dado que compartía con él su afición por las siestas.

Luego, estaban los otros dos aprendices, Xefil y Fátima. Nunca había coincidido con ellos, así que podían ser tanto anteriores como posteriores a su llegada. Fuera como fuese, y por anteriores experiencias que había tenido con aprendices, se aseguraría de su fuerza antes de menospreciarlos. No quería volver a entrar en ningún conflicto que tuviese destinado a perder.

Como hablaban sobre los cambios de Maestro, y habían dejado a Hana en un segundo plano, a la chica pronto se le ocurrió la razón de que estuviese allí. Sonrió y se adelantó, en cuanto hubieron acabado las otras conversaciones.

¿Y qué pasa conmigo? —intervino, con los brazos en jarras—. ¿Me vais a dejar sin cambio de Maestro, o lo estáis reservando para el final?

Sí, de verdad creía que Rebecca era historia. Fuera por el motivo que fuese, esperaba que modificaran su Maestro. Nunca se había sentido cómoda con ella, sobre todo tras la payasada de la novatada nocturna, así que no sentiría lástima de abandonarla. Y ojalá fuera Kazuki el nuevo, oh, sí, por favor.
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Re: [Castillo de Bestia] Bonjour, monsieur!

Notapor Suzume Mizuno » Lun Ene 14, 2013 1:07 am

Encantada de conocerte —miró de reojo a la otra chica, que no parecía por la labor de responder y luego centró su atención en Xefil.

Otro alumno de Nanashi…

Le resultaba extraño pensar que habían sido aprendices de la misma mujer y no se conocían.

Que me busquen aquí afuera. Debieron de haber señalado una hora para el rendez-vous, de todas maneras.

¿Con qué deberíamos haber acordado una hora, eh?

Fátima pegó un respingo. No había visto llegar al Maestro Ronin, que revolvía el pelo del joven mientras emitía ruidosas carcajadas.

¡Llevamos más de diez minutos aquí dentro! Parece que Mordisquitos se ha dado cuenta de vuestro olor, ¡menos mal!

Justo en ese momento, Fátima notó algo suave que le hacía cosquillas por debajo de la manga. Soltó una pequeña exclamación de sorpresa y de repente se encontró con que un ratoncito blanco como la nieve y de enormes y brillantes ojos se había escurrido hasta su mano. Ni siquiera se le ocurrió preguntarse en qué momento había llegado a su manga, sino que se quedó prendada, notando la suave pelambre del animalito.

“¡Es una monada!”

Bajó a toda velocidad por su vestido, moviendo la colita y las patitas a toda velocidad, y trepó luego por las ropas de Ronin. Fátima contuvo a duras penas una sonrisa estúpida; las personas buenas atraían a los animales, y que Ronin tuviera una mascota tan cuca suponía un punto a su favor.

“Yo quiero una también…”

¡Vamos, no os quedéis ahí parados! ¡Vaya, tú debes de ser Hana! ¡Venga, pasa! Sólo nos entretendremos un par de minutos, y luego nos vamos.

“¿Cómo… cómo que nos vamos?” Fátima echó a caminar tras el Maestro, que estaba de tan buen humor como de costumbre, y entonces entendió que seguramente querría mandarles a otra misión. Sintió que se le venía el alma a los pies. “Oh, bueno, qué se le va a hacer… Mientras no sea nada tan complicado como lo que ocurrió en China…”

Entraron a la Sala del Trono. Dos de los Maestros ocupaban sus respectivos lugares; a uno de ellos no lo conocía. Era joven, atractivo, y tenía un gesto de cansancio preocupante.

A su lado estaba Lyn. Fátima no la había vuelto a ver desde que acudió a salvarles en Bastión Hueco… Y parecía igual de malhumorada que cuando la conoció por primera vez.

Bueno, bueno, acabemos cuanto antes —hubo un extraño intercambio de miradas entre Lyn y Ronin, que terminó con este evadiendo a la mujer—. Ya sabéis, Xefil y… ¿Fátima, no es así?

Fátima carraspeó y asintió, fulminándole con la mirada. Ya podría acordarse de ella después de lo que le hizo pasar en China. Pero luego se dijo que el Maestro era, o fingía ser, un despistado y que debía de confundir a todos los aprendices que pululaban por Tierra de Partida. Lo sorprendente era que recordara su nombre.

Por desgracia, hemos perdido a una Maestra. Siento mucho que ambos hayáis tenido que pasar por esto. Era vuestra mentora, a fin de cuentas. A partir de ahora, aquí a quienes veis serán vuestros nuevos Maestros. Lyn y… ¿Kazuki?

Se escuchó un ronquido y Fátima comprobó, perpleja, que el Maestro de aspecto exhausto se había quedado dormido. Como respuesta, Lyn erizó las orejas, un gesto que a Fátima se le antojó adorable. Ronin, por su parte, rompió a reír.

¡Ronin, no tiene gracia! —exclamó la mujer sin esconder su irritación. Luego hizo gala de su autocontrol y se dirigió hacia Fátima, que se puso en tensión. Comenzó a dar vueltas a su alrededor, estudiándola. Recordaba claramente lo ocurrido entre aquella mujer bestia y el niñato de Akio. Todo el tema de la muñeca de trapo. Y bajó la mirada de inmediato. No quería que Lyn la relacionara con ese episodio tan vergonzoso… De pronto la asaltó una duda. No, ¿es que Lyn iba a ser…?— Fátima, ¿no? —asintió, en vilo—. A partir de ahora yo seré tu nueva Maestra —lo que había imaginado. No podía creerlo. De entre todos los Maestros que podían tocarle, había tenido que ser con la que había vivido un episodio incomodísimo—.No quiero debiluchas a mis espaldas, así que espero que estés entrenando en condiciones y...

¡Oh, vamos, Lyn! —Ronin acarició la cabeza de Lyn, dejando a Fátima boquiabierta—No te hagas la dura y preséntate en condiciones ante la muchacha. ¿Sabes, Fátima? Esta jovenzuela puede resultar antipática de primeras, ¡pero es una buenaza!

¡N-No lo soy! —Lyn se deshizo de Ronin, con las mejillas enrojecidas— ¡¡Y no hagas eso!!

Fátima se preguntó si sería posible que a Lyn le gustara Ronin. Eso sería bastante interesante… Si bien no entendía qué podía verle más allá del físico.

¿E-Eh… me he quedado, eh, dormido?

El Maestro Kazuki se acercó a Xefil y comenzó a habar con él. Fátima se concentró entonces en Lyn.

Dudaba que la mujer hubiera olvidado lo que ocurrió con Akio y se puso nerviosa al pensar que podían empezar con mala pata. ¡Por favor, iba a ser su Maestra! No podía creerlo. Aunque… La verdad es que, pensándolo bien, había tenido bastante suerte. O eso quería creer, ya que no tenía ni idea de si Lyn sería buena enseñando.

En cualquier caso, no quería empezar causándole una mala impresión.

Maestra… —carraspeó, nerviosa, y se esforzó por dominar su voz—. Me esforzaré por no causarle ningún problema. Quiero aprender todo lo posible y le prometo que no desperdiciaré sus enseñanzas.

Se preguntó si decir algo más, pero la lengua se le estaba enredando porque no sabía muy bien cómo enfrentarse a aquella mujer que pasaba de estar ruborizada a enfadada en un simple parpadeo. Mejor callar.

Esperó a que Lyn respondiera y asintió. Tras unos instantes asimilando la contestación se volvió hacia Ronin y dijo:

Maestro Ronin, antes ha dicho que nos íbamos… ¿A dónde?

Conociéndole, si no se lo preguntaba sería capaz de soltarles en medio de la nada y esperar que cumplieran una misión de la que no les había hablado.

¿Y qué pasa conmigo? —intervino entonces la tal Hana—. ¿Me vais a dejar sin cambio de Maestro, o lo estáis reservando para el final?

¿Cambiar de Maestro?” Fátima se sorprendió, había creído que Hana también era alumna de Nanashi y que por eso la habían convocado…
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Re: [Castillo de Bestia] Bonjour, monsieur!

Notapor Zee » Jue Ene 17, 2013 5:03 am

¿Con qué deberíamos haber acordado una hora, eh?

Sin previo aviso, sentí que el peso de una roca me caía en el cuello. Eso o que una anaconda había decidido comerme de un bocado. Pero no, no era ninguna de las dos: se trataba, sencillamente, del amigable Maestro Ronin. Tan jovial como siempre, me desacomodó el cabello con la otra mano. No pude hacer nada más que quejarme con una mueca, mientras Ronin se reía.

¡Llevamos más de diez minutos aquí dentro! —explicó el Maestro. Hubiese pensado que me reclamaba si no hubiese usado su familiar tono entusiasta— Parece que Mordisquitos se ha dado cuenta de vuestro olor, ¡menos mal!

¿Quién es...? —quise cuestionar, pero me vi obligado a interrumpirme cuando un pequeño ratón blanco saltó de las prendas de Fátima hasta las del Maestro, donde se escondió sin reparos. Alcé una ceja ante lo curioso de aquella situación.

¡Vamos, no os quedéis ahí parados! —apremió el hombre, pidiendo que entráramos todos. Sí, todos, incluyendo a la chica de cabello azul que simplemente se había parado junto a la puerta hacía un rato— ¡Vaya, tú debes de ser Hana! ¡Venga, pasa! Sólo nos entretendremos un par de minutos, y luego nos vamos.

Dichas aquellas palabras, los tres Aprendices entramos a la Sala, sólo para descubrir que sí, Ronin sí tenía compañía en el interior: dos Maestros más, ambos conocidos, se hallaban sentados en dos de los Tronos.

Uno de ellos era el perezoso Kazuki, que, como era de esperar, parecía estar a punto de quedarse dormido en su silla... si es que no lo estaba ya. No, tenía los ojos abiertos y bostezaba; estaba despierto. O eso quería asumir, pues con Kazuki uno no podía estar seguro. Como era costumbre, llevaba puesto su abrigo de hechicero, el cual siempre parecía dejar claro su rol.

En el otro trono se hallaba sentada la Maestra Lyn. Pocas veces la había visto, pero con aquellas orejas caninas coronando su cabeza, era una persona inconfundible. Eso y que siempre parecía llevar puesta su armadura de brillantes tonos dorados y carmesíes. Lo que más me sorprendía de ella, más que todo lo mencionado, era su edad. Igual que el Maestro Akio, era más joven que yo. Y eso me hacía admirarlos increíblemente.

Por favor, que sea mi Maestra; por favor, que sea mi Maestra...

Bueno, bueno, acabemos cuanto antes. Ya sabéis, Xefil y.. ¿Fátima, no es así?

>> Sabéis por qué estáis aquí.


Asentí con la cabeza, a la par que Ronin tomaba asiento en el trono de en medio, el que estaba desocupado. Desde su posición, continuó hablando:

Por desgracia, hemos perdido a una Maestra —expresó finalmente, metiendo el dedo en la llaga—. Siento mucho que ambos hayáis tenido que pasar por esto. Era vuestra mentora, a fin de cuentas.

¿Lo era...? ¿O fue también una mentira? —murmuré, agachando la cabeza para que ni siquiera pudiesen verme mover los labios. Pero Fátima y Hana estaban lo suficientemente cerca para escucharme...

A partir de ahora, aquí a quienes veis serán vuestros nuevos Maestros. Lyn y.. ¿Kazuki?

Alcé de nuevo la cabeza, curioso por la manera en la que Ronin había terminado aquella frase. Para mi sorpresa, Kazuki sí que se había quedado dormido. El sonido de su roncar resonó en la gran sala y, por alguna razón, me hizo sacar una leve sonrisa.

¡Ronin, no tiene gracia! —se quejó la Maestra Lyn cuando Ronin dejó salir unas carcajadas, erizando sus orejas. Aquello me pareció bastante interesante, y una mueca algo estúpida me apareció en el rostro cuando, curioso, la seguí con la mirada. Se levantó de su trono y se dirigió hasta nosotros... o más bien, hasta Fátima— Fátima, ¿no? A partir de ahora yo seré tu nueva Maestra. No quiero debiluchas a mis espaldas, así que espero que estés entrenando en condiciones y..

Tragué saliva al escuchar aquello. ¿Entonces Lyn, la gran guerrera, iba a ser la Maestra de Fátima? Si ella iba a entrenarla, entonces eso significaba que...

La sonrisa que se me había dibujado en el rostro desapareció en un instante.

¿E-Eh.. me he quedado, eh, dormido? —como respuesta a la pregunta de Kazuki, Ronin volvió a reír. Yo, por mi parte, quería desaparecer al instante. Que me tragara la tierra, que algo me lanzara al espacio, que me volviese invisible... lo que fuese con tal de no escuchar:

¡Sí, bello durmiente! ¡Creo que vas a hacer un dúo magnífico con tu nuevo aprendiz! ¿Verdad, Xefil?

Qué.

El codazo amigable que Ronin me dedicó se sintió como una puñalada en el corazón. Y las palabras que dijo al hacerlo, como numerosos pisotones en el mismo, tras caído.

Cómo... Cómo se atrevía...

Bueno, eh, Xefil, ¿verdad? —Kazuki se levantó del trono, pero yo ya no le miraba. En su lugar, fulminaba a Ronin con una mirada llena de ira. Una mirada que brillaba de color carmesí. Olvidando por primera vez en un largo tiempo mis modales, me aparté sin sutileza del Maestro del parche.

>>A partir de hoy, eh, seré tu nuevo Maestro.

Pero yo ya no escuchaba a Kazuki. No, sus palabras no significaban nada cuando estaba a punto de estallar...

"Bello durmiente", ¿no?

¿Es un chiste, Ronin? —gruñí, olvidándome por completo de añadir el título como de costumbre—. Todos... todos se quedaron dormidos. Todos menos yo. ¿Y es eso divertido?

Apreté los puños con fuerza. No podía... no podía aguantar aquellos dolorosos recuerdos. Había perdido todo. Era peor que la muerte. Y aun así...

¿¡Cómo demonios eso te hace gracia!?

Sentí que mi grito podía haber resonado no sólo en la Sala del Trono, sino más allá de la gigantesca puerta, en los gigantescos pasillos de mármol, donde todos podían escucharlo.

El silencio que le siguió, sólo roto por mi respiración entrecortada, me pareció el peso más difícil de sostener en el mundo. No tuve valor de mirar a nadie; simplemente agaché la cabeza, esperando que no pudiesen ver mis ojos vidriosos.

Lo siento, Maestro. Lo siento, es sólo que... no he olvidado —musité, volviendo a apretar mis puños—. La razón por la que me volví Aprendiz. Aquello que me prometió Nanashi cuando... cuando fingió reclutarme.

Alcé la cabeza y miré a Kazuki, y a Kazuki solamente.

Sé que eso me hace débil, pero es lo único que me obliga a continuar —confesé—. Nanashi me prometió que encontraríamos una manera de salvar mi mundo. ¿Puede usted prometerme lo mismo...? —me detuve por unos instantes, pensándome seriamente si sería correcto añadir lo que estaba punto. Al final, me arriesgué:

>>¿...o estaría mejor en el otro bando...?

>>¿...Maestro?
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Re: [Castillo de Bestia] Bonjour, monsieur!

Notapor EspeYuna » Vie Ene 18, 2013 9:05 pm

El Maestro Ronin miró extrañado a Xefil, sorprendido de su comportamiento. Sabía que era un muchacho procedente de un mundo en donde los buenos modales y el buen uso de las palabras eran propios de caballeros y doncellas. Un mundo que.. oh.

Oh, vaya —dijo Ronin, dándose cuenta de que había metido la pata hasta el fondo. El vivaracho Maestro se acercó y depositó una mano sobre los cabellos de Xefil, como si de un hijo se tratara—. No era mi intención, Xefil. Además, debes saber que una vez te llamé también así.. y no fue por tu procedencia, precisamente.

B-Bueno, eh, si no hay nada más que hablar, eh.. Xefil —dijo Kazuki, bostezando—. Deseo que dentro de unos, eh, días.. pueda tener una audiencia personal contigo. Me gustaría saber, eh.. tus dotes de portador.. magia, afinidad.. aunque me dijo Nanashi eh, que el Espacio era lo tuyo. Tengo ganas de ver cómo te desenvuelves en, eh, combate. Pero si me disculpáis, hoy necesito reposar..

Las sonoras carcajadas de Ronin volvieron a inundar la sala del trono, mientras Kazuki salió cabizbajo de la estancia. Lyn se llevo una mano a la frente, parecía sufrir vergüenza ajena de la situación.

No entiendo como ese vago es Maestro, ¿quién diantres le examinó? —se preguntó a sí misma en voz alta.

Fue entonces cuando Fátima y Hana, con diferentes modos, preguntaron sobre la razón por la que estaban allí, aparte de serle presentados a sus Maestros. De repente, Lyn hizo una mueca hacia Ronin y éste, incómodo, se dirigió a Hana:

Vamos a hacer una, eh... ¡una investigación!

¡Jáh! —para sorpresa de los presentes, Lyn lanzó un mensaje de ironía— ¿Y qué clase de "investigación" quieres hacer, Ronin? Me gustaría que me la explicaras..

El Maestro Ronin hizo caso omiso de las palabras de Lyn, y volvió a fijar sus ojos en los de Hana:

Vamos a ir a un mundo donde los sincorazón han aparecido hace poco —dijo Ronin, quien, por alguna razón, volteó sus ojos durante un momento al "bello durmiente"—. En un castillo. Quiero saber si los sincorazón han atravesado el bosque de dicho mundo y andan atacando a inocentes de la aldea más cercana.

Oh, si es sólo eso, Ronin.. hoy no tengo nada que hacer, así que sería un gran honor acompañarte a dicha investigación —por gracioso que pareciese, Lyn usaba aún la ironía en su voz, ¿por qué? ¿No se fiaba de él?— Fátima, nos vamos con ellos.

¿Lyn? —dijo Ronin, con un rostro que tornaba a lo confuso— Se trata de ese lugar, ¿por qué me irías a acomp..?

¡¡Cállate, he dicho que voy y es que voy!! —exclamó la Maestra, enfurecida, erizando sus orejas y mostrando sus fieros colmillos— ¡No me quiero hacer responsable de que cometas una de tus estupideces! ¡Sé perfectamente por qué vas, a mí no me engañas! ¡¡Conozco esa expresión!!

¿De qué hablaban? ¿A qué se refería Lyn con que Ronin iba a cometer una estupidez? ¿El gran Maestro de Maestros tenía que ser supervisado para no meterse en.. líos? ¿Qué líos podría llegar a causar el patriarca de Tierra de Partida, teniendo en cuenta su papel?

Bueno, si insistes.. mm.. —Ronin hizo una mueca de desagrado que pudo despertar una sonrisa en Fátima o Xefil, ¿quizás le había estropeado sus "planes"?— Entonces, Lyn, espérame en los jardines con Fátima y Hana.

>> Xefil, tengo que hablar contigo.


* * *


¿Hana, verdad? —preguntó Lyn a la aprendiz, examinándola en los Jardines al lado de Fátima— ¿Te ha dicho algo extraño Ronin en su carta? Y.. ¿de qué mundo provienes, si se puede saber?

La Maestra esperó su respuesta, de brazos cruzados y bastante molesta por la actitud de Ronin.

Al final me toca ir. No me apetece nada —dejó escapar un gruñido, esperando con ambas aprendices a los restantes.

* * *


Una vez ambas aprendices y Lyn abandonasen la sala del trono, Ronin se dirigió a Xefil y le puso una mano en el hombro, serio.

Bien, Xefil, no sé si te habrás dado cuenta, pero estamos hablando de un mundo donde estuvimos nosotros dos una vez.. bajo el mandato de Nanashi. Tuviste que hacer un informe, ¿recuerdas? Y también recordarás que prometí llevarte si no te metías en los asuntos de dicho mundo, ¿verdad?

Xefil sabría a qué mundo se refería. Aquel castillo custodiado por una temible bestia. Sin embargo, él sabía que tras esa terrible monstruosidad se encontraba el corazón de un príncipe maldecido, junto con el resto de sus sirvientes.

Aparte de eso, me he acordado de algo tras el apodo que no te ha hecho gracia, te pido disculpas de nuevo —dijo, frotándose la nuca con una de sus manos. Mordisquitos apareció entre sus ropas, mirando curioso a Xefil—. Tu compañera Mei y yo te encontramos dormido como un lirón en las mazmorras de aquel castillo. Y mencionaste a una fémina, ¿no?

>> Déjame decirte algo. Ese angelito no fue ningún sueño.


Ronin mostró gran seriedad diciendo aquello.

Diana Thorn. Estaba en Bastión Hueco cuando fui a por vosotros, aquel día.. forma parte de los desaparecidos.. bueno, de los traidores que causaron la caída de Vergel Radiante.

>> Te sacó información sobre el castillo, por lo que debe estar buscando algo, o sus superiores tramando algo. No lo sé con certeza, pero.. veía apropiado contártelo ahora que viviste en tus carnes lo sucedido ese día. Si bien recuerdas, te engatusó con sus.. encantos. Tiene un extraño poder que hace que el más fuerte de los hombres se derrita y esté a sus órdenes.


Ronin cogió por ambos hombros al joven, serio.

Si te la encuentras de nuevo, ten mucho cuidado.

>> Es difícil escapar de su habilidad, pero no imposible.


El Maestro le hizo señas para que le siguiera, abandonando ambos la sala del trono y yendo a los jardines.

¡Sería una suerte que estuvieses enamorado, jovencito! —soltó de repente Ronin, riendo mientras acariciaba con uno de sus dedos a Mordisquitos. Pero no parecía querer incomodar al chico, sino evitar todo tipo de tensión.

Una vez todos estuvieron en los jardines, los Maestros mandaron a que invocaran sus Gliders. Llegaba el momento de marcharse.

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Re: [Castillo de Bestia] Bonjour, monsieur!

Notapor Suzume Mizuno » Sab Ene 19, 2013 12:47 am

Después de que Ronin se disculpara con Xefil por algo que Fátima no terminó de entender —pero tenía que haber sido muy grave para provocar que alzara la voz de esa manera—, el Maestro Kazuki se marchó y Lyn hizo un comentario algo desagradable, pero cuya opinión compartió. Por otra parte, suspiró para sus adentros. No había recibido ninguna respuesta de Lyn, pero al menos tampoco le había dado una mala contestación.

Era un paso, ¿no?

Luego Ronin atrapó su atención al comenzar a responder:

Vamos a hacer una, eh... ¡una investigación!

¡Jáh!¿Y qué clase de "investigación" quieres hacer, Ronin? Me gustaría que me la explicaras..

Vamos a ir a un mundo donde los sincorazón han aparecido hace poco —Ronin miró en dirección a Xefil con intensidad, pero su intención se le escapaba a Fátima— En un castillo. Quiero saber si los sincorazón han atravesado el bosque de dicho mundo y andan atacando a inocentes de la aldea más cercana.

Oh, si es sólo eso, Ronin.. hoy no tengo nada que hacer, así que sería un gran honor acompañarte a dicha investigación —Fátima se volvió hacia Lyn con sorpresa. No parecía de aquellas que se metiera en los asuntos de los demás. Sin embargo, había algo en su tono, un sarcasmo algo apagado que daba a entender que no consideraba ni un gran honor ni nada por el estilo acompañar al Maestro de Maestros— Fátima, nos vamos con ellos.

Se quedó sorprendida por la repentina decisión y luego suspiró para sus adentros.

Sí, Maestra.

¿Qué iba a decir? No quería mostrar su disconformidad a riesgo de molestarla... Y de todas formas habría tenido que ir igualmente.

¿Lyn? Se trata de ese lugar, ¿por qué me irías a acomp..?

Lyn interrumpió a Ronin antes de que Fátima pudiera ni preguntarse por qué esa cara de desconcierto:

¡¡Cállate, he dicho que voy y es que voy!! —aunque erizó sus orejas, esta vez mostró también sus colmillos, y a Fátima ya no se le antojó tan mona— ¡No me quiero hacer responsable de que cometas una de tus estupideces! ¡Sé perfectamente por qué vas, a mí no me engañas! ¡¡Conozco esa expresión!!

¿Que sabe por qué va? ¿No es para investigar?

Fátima escuchó de fondo lo que decía Ronin y cuando las despachó al jardín, pero pidiéndole a Xefil que se quedara, echó a andar todavía sumida en sus pensamientos. Desde luego, Lyn no le tenía demasiado respeto a Ronin, y parecía que se conocían desde hacía tiempo. También que el mundo al que iban a acudir tenía algo de especial para Lyn....

La Maestra se puso a hablar con Hana y después, algo huraña, se cruzó de brazos mientras gruñía:

Al final me toca ir. No me apetece nada

Pero si ha sido ella la que se ha ofrecido a ir…” pensó Fátima, bajando la mirada para que su rostro no desvelara su extrañeza. Mienras tanto, se preguntó qué habría pasado en aquel mundo para que incluso Ronin se extrañara porque la mujer quisiera acudir.

Cuando Ronin llegó con Xefil les ordenaron invocar sus glider.

Fátima obedeció de mala gana. Podía decir que comenzaba a acostumbrarse a esos malditos aparatos, y la práctica tenía mucho que ver con ello, pero seguía sin gustarle tener que atravesar el espacio viajando en ellos.

Sólo esperaba que el mundo no estuviera muy lejos.
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Re: [Castillo de Bestia] Bonjour, monsieur!

Notapor Zee » Sab Ene 19, 2013 7:49 pm

Oh, vaya —murmuró el Maestro, luego de mi poco honorable muestra de sentimientos. Arrepentido por haber hecho aquella broma, el hombre me pusó una mano en el cabello, sacudiéndolos levemente—. No era mi intención, Xefil. Además, debes saber que una vez te llamé también así.. y no fue por tu procedencia, precisamente.

¿A qué se refería con ello? ¿Me había llamado ya así antes...? No recordaba muy claramente. Debía haber sido meses atrás como para haberlo olvidado. Y era cierto que durante las últimas semanas me hallaba más alterado, debido a todos los episodios de locura, posesión y conversación metafísica que había tenido.

B-Bueno, eh, si no hay nada más que hablar, eh.. Xefil —intervino Kazuki, salvándome de tener que decir algo más—. Deseo que dentro de unos, eh, días.. pueda tener una audiencia personal contigo. Me gustaría saber, eh.. tus dotes de portador.. magia, afinidad.. aunque me dijo Nanashi eh, que el Espacio era lo tuyo. Tengo ganas de ver cómo te desenvuelves en, eh, combate. Pero si me disculpáis, hoy necesito reposar..

¿A qué se refiere? Usted mismo me hizo la prueba de Afinidad... —contesté, extrañado ante lo pronto que había olvidado que él mismo me había evaluado, no Nanashi.

Ronin rió a manera de respuesta, aunque no supe si debido a mis palabras o a la actitud de Kazuki, que de inmediato salió del lugar, sin intentar ocultar su cansancio. Noté cómo la Maestra Lyn parecía avergonzada.

No entiendo cómo ese vago es Maestro, ¿quién diantres le examinó? —cuestionó en voz alta. Aquello me sacó una sonrisa. Pero, al fin y al cabo, el hecho de que había alguna vez pasado el examen era innegable. No había sido nombrado un Maestro por nada.

Las otras Aprendizas se cuestionaron la otra razón por la que nos encontrábamos allí, especialmente Hana, que seguramente ya tenía un Maestro (pese a que no parecía muy conforme con él). Para mi sorpresa, Ronin pareció dudar levemente antes de responder:

Vamos a hacer una, eh... ¡una investigación!

¡Jáh! —rió la Maestra Lyn, sarcásticamente, para mi asombro— ¿Y qué clase de "investigación" quieres hacer, Ronin? Me gustaría que me la explicaras..

¿Y ella se quejaba de Kazuki? ¿Quién la había nombrado Maestra a ella? ¡Qué falta de modales! Para fortuna de todos los presentes, Ronin ignoró sus palabras y continuó hablando:

Vamos a ir a un mundo donde los sincorazón han aparecido hace poco —por alguna razón, el Maestro se giró levemente para encontrarse con mi mirada—. En un castillo. Quiero saber si los sincorazón han atravesado el bosque de dicho mundo y andan atacando a inocentes de la aldea más cercana.

Por un momento mi corazón había dado un vuelco, en el instante en el que Ronin había mencionado la palabra "castillo". Sin embargo, terminé decepcionado cuando mencionó la aldea. Supuse, entonces, que allí... allí habría gente despierta.

Como siempre, no íbamos a mi mundo.

Una vez más, Lyn decidió intervenir, con un sarcasmo que se desbordaba:

Oh, si es sólo eso, Ronin.. hoy no tengo nada que hacer, así que sería un gran honor acompañarte a dicha investigación. Fátima, nos vamos con ellos.

¿Lyn? Se trata de ese lugar, ¿por qué me irías a acomp..?

¡¡Cállate, he dicho que voy y es que voy!! —reclamó la joven, furiosa. Para mi sorpresa, el pelaje de sus orejas se erizó y le crecieron colmillos, instantáneamente— ¡No me quiero hacer responsable de que cometas una de tus estupideces! ¡Sé perfectamente por qué vas, a mí no me engañas! ¡¡Conozco esa expresión!!

Ante la actitud de la Maestra, no pude hacer nada más que observar en silencio. De alguna manera, me sentía aliviado de no ser el único que había gritado. Con suerte, se olvidarían de mi pequeño incidente y todo terminaría recayendo en Lyn. Pero, por otro lado, no podía evitar sentirme asombrado por aquella actitud.

Tenía que tener cuidado de no volver a estallar. No tenía ganas de verme así.

Bueno, si insistes... mm... Entonces, Lyn, espérame en los jardines con Fátima y Hana.

>>Xefil, tengo que hablar contigo.


Tragué saliva, un poco asustado. Seguro que ya era hora de que se me diera mi regaño correspondiente. Después de todo, le había gritado a un Maestro.

Por un momento, deseé que Fátima y Hana no se fueran. No obstante, las chicas salieron de la sala, acompañadas con Lyn, y yo me quedé solo, a punto de enfrentar mi destino.

Maestro, siento mucho lo que-- —sin embargo, tuve que interrumpirme. Parecía que Ronin estaba decidido a olvidar la situación, pues inmediatamente comenzó a hablar de la misión que teníamos pendiente:

Bien, Xefil, no sé si te habrás dado cuenta, pero estamos hablando de un mundo donde estuvimos nosotros dos una vez.. bajo el mandato de Nanashi. Tuviste que hacer un informe, ¿recuerdas? Y también recordarás que prometí llevarte si no te metías en los asuntos de dicho mundo, ¿verdad?

Por unos breves instantes, las palabras de Ronin no tuvieron mucho sentido. Mentalmente, comencé a descartar posibilidades: Ciudad de Paso, Tierra de Dragones, Espacio Profundo, Bastión Hueco... el otro castillo.

Me sonrojé levemente. No, ése no era. El otro otro castillo.

El castillo donde, se decía, vivía una terrible Bestia.

¿El castillo del príncipe maldito? —quise confirmar. Y luego de aquella incómoda selección de palabras, añadí—: Ahora que lo pienso, no pregunté su nombre...

Aparte de eso, me he acordado de algo tras el apodo que no te ha hecho gracia, te pido disculpas de nuevo —aparté la mirada y agaché la cabeza, arrepentido por mi actitud. Y más porque ahora Ronin se excusaba por mi propio malentendido—. Tu compañera Mei y yo te encontramos dormido como un lirón en las mazmorras de aquel castillo. Y mencionaste a una fémina, ¿no?

Asentí con la cabeza, totalmente serio. Aquel episodio, contrario a lo que Ronin podía pensar, no lo había olvidado. Todavía me hacía pensar a veces en qué demonios había ocurrido. Y cómo había sido tan sencillo manipularme de semejante manera.

Déjame decirte algo. Ese angelito no fue ningún sueño.

Una vez más, asentí con la cabeza, denotando mi entendimiento.

Diana Thorn. Estaba en Bastión Hueco cuando fui a por vosotros, aquel día... Forma parte de los desaparecidos.. bueno, de los traidores que causaron la caída de Vergel Radiante.

Diana Thorn... —repetí, intentando hacer memoria. ¿La había visto en Bastión Hueco? No recordaba claramente habérmela encontrado.

No, nunca me la topé. Pero sí hubo un momento en el que pudimos ver a los Aprendices traidores. Estaba el tipo de las cartas, el supuesto Saavedra; la chica del paraguas... ¡ah!

La rubia del vestido blanco. ¿Era ella? ¿Aquella había sido la que me había sonsacado...?

...información sobre el castillo, por lo que debe estar buscando algo, o sus superiores tramando algo. No lo sé con certeza, pero.. veía apropiado contártelo ahora que viviste en tus carnes lo sucedido ese día. Si bien recuerdas, te engatusó con sus.. encantos. Tiene un extraño poder que hace que el más fuerte de los hombres se derrita y esté a sus órdenes.

Después de ver mi confirmación (un nuevo asentir con la cabeza), Ronin me tomó por los hombros y me miró fijamente, con seriedad.

Si te la encuentras de nuevo, ten mucho cuidado.

>> Es difícil escapar de su habilidad, pero no imposible.


Entendido. Haré mi mejor esfuerzo.

Con aquella discusión concluida, Ronin me apremió a seguirle fuera de la sala. Mientras caminábamos a los jardines, el Maestro hizo un apunte que me tomó algo por sorpresa.

¡Sería una suerte que estuvieses enamorado, jovencito! —rió. Aquello me hizo atragantarme con la saliva, poco después de intentar tragármela por los nervios. El salvaje ataque de tos que me poseyó por unos instantes terminó por delatarme.

Su radiante sonrisa y, luego, la sensación de sus besos cruzaron por mi mente por unos instantes.

Seguí tosiendo y caminando, fingiendo que sólo me había tragado algo de polvo.


Finalmente, llegamos a los jardines. Aunque no llevaban mucho tiempo esperando, parecía que las tres chicas, Aprendizas y Maestra, se hallaban ya preparadas. Ronin pidió que invocáramos los Gliders.

Maestro, ¿puede mostrarme...? Ya sabe —hice un gesto un tanto incomprensible con la mano—. Todo ese asunto de invocar el Glider sin tener que... lanzar la Llave y tal.
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Re: [Castillo de Bestia] Bonjour, monsieur!

Notapor Nell » Lun Ene 28, 2013 3:01 am

Ninguno de los Maestros hizo caso al comentario de Hana, sino que siguieron a lo suyo. La joven, herida en su orgullo, se cruzó de brazos, olvidándose de la conversación. No quería saber nada de ellos. No mientras no la prestasen la atención que merecía.

Apenas se enteró de la discusión sobre una antigua Maestra, la rabieta del tal Xefil y la marcha de Kazuki. Sin embargo, si dio alguna muestra de interés más cuando Ronin se fijó en ella, explicándole que iban a un mundo, a proteger cierto castillo. Se inició entonces una discusión entre Maestros, en la que ninguno de los aprendices quiso participar, y que Hana aprovechó para reflexionar.

Definitivamente, no le iban a cambiar de Maestro. Entonces, ¿sólo la habían hecho contemplar la escena por capricho? Podría haber dedicado aquel rato a algo mejor. Como dormir, justo lo que seguramente se hubiese ido a hacer el otro.

Y sobre esa misión… Ya se imaginaba que algún día le tocaría hacer algo parecido. Defender a los inocentes de los terribles sincorazón y verse como una heroína. ¡Venga ya! ¿Por qué no aprendían a luchar por sí mismos? Hana no quería salvar a nadie, ni tampoco ser agradecida por semejante estúpida hazaña. Le bastaba con que sus trabajos no fueran gratuitos, sino que obtuviese una jugosa recompensa por las molestias. En la cabeza de Hana, no había lugar para el altruismo.

No obstante, si quería seguir siendo enseñada como aprendiz, debía acatar las normas de Tierra de Partida. Las normas, su sentido del deber, y las tareas que le ordenasen. Sólo tenía que aguantar hasta hacerse Maestra. Entonces, nadie le impediría hacer lo que le diese la gana.

Al final, la discusión acabó con Ronin hablando en privado con Xefil, mientras Fátima y Hana salían del castillo hacia los Jardines, junto a Lyn, la mujer-gato que se había apuntado a la investigación. Y además a causa de… ¿qué había dicho sobre Ronin? Hana no lo recordaba, porque no había estado atenta.

El caso es que su presencia no le era demasiado grata. Ya tenía suficiente con una niñera. Y tuvo la oportunidad perfecta de dejarlo patente cuando Lyn se dirigió directamente a ella.

Nada sobre usted, Maestra —respondió Hana, con algo parecido a una sonrisa de insuficiencia. Hacía tanto que no alzaba las comisuras de los labios que había olvidado un poco la expresión. Se esforzó en encajarla bien, aunque le seguía resultando difícil—. Y vengo de Port Royal. ¿De dónde eres tú?

Por supuesto, ya sabía que a Lyn no le interesaba ese tipo de información. Pero no pensaba darle ninguna otra, y ese fue el método que empleó Hana para dejárselo claro a la Maestra, sin necesidad de quedar mal ante ella. Y tampoco le importaba demasiado dar a conocer su mundo de origen, porque estaba muy orgullosa de él.

La Maestra comentó, además, que no quería embarcarse a la misión. Lo cual era raro, porque Hana creía haber entendido que se había apuntado por sí misma.

Para responderla, en esta ocasión, sacó pecho, posó una mano en la cintura y con orgullo, el poco que una aprendiza de poca monta como ella podía tener, comentó:

¿Tan segura está de que un Maestro y tres aprendices necesitamos la ayuda de otra más? —alzó más la barbilla—. Que desconfíes de nosotros así hiere nuestro orgullo de guerreros.

Cabe destacar nuevamente en que Hana no tenía casi ni idea de lo que hablaba. Ni había prestado atención a la conversación, ni entendía el acoplamiento de Lyn. Pero ya era suficiente sufrimiento tener que aguantar estar bajo las órdenes de un Maestro, como para tener a dos tras sus espaldas. No quería, por nada del mundo. Ni de los mundos.

Por otro lado, la chica a la que también habían escogido nuevo Maestro, y que les había acompañado a los Jardines, se quedó en silencio. Hana se encogió de hombros. No era necesario, pero quiso presentarse, por dejar claro el asunto.

Soy Hana —murmuró de pasada. Para que no quedase tan cutre, suspiró y añadió, a regañadientes—. Aprendiza de Rebecca.

Ronin y Xefil volvieron. Como no tenían nada más que hacer allí, Hana se acopló la armadura, hizo aparecer su Glider y se preparó para partir.
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Re: [Castillo de Bestia] Bonjour, monsieur!

Notapor EspeYuna » Lun Feb 11, 2013 12:13 am

Tras que Ronin y Lyn mandaran invocar los Gliders a sus pupilos, Xefil le pidió al hombre del parche que le enseñara a invocar su Glider de otra forma distinta. Sin embargo, la respuesta fue negativa por parte del mentor:

¡Ahora no hay tiempo! ¡Te prometo que cuando volvamos, te enseñaré una mañana que tengamos libre los dos! ¿Te parece? —dijo Ronin, ya subido a su vehículo.

Mientras, la Maestra Lyn, quien se subía a su Llave-Espada transformada, respondía a Hana:

Precisamente, esta misión me trae sin cuidado y no la veo peligrosa. Sé con total seguridad que no habrá sincorazón en ese lugar. Hemos hecho ya suficientes expediciones a ese mundo y no hace mucho tiempo: sólo existen grupos de sincorazón en una zona alejada de la aldea, tras un bosque que separa ambos sitios.

Lyn invocó su Glider, y antes de invocar la última pieza de armadura que le faltaba para cubrir su cabeza, dejó escapar unas últimas palabras llenas de sarcasmo tras escuchar las de Ronin hacia Xefil:

¡Sí, rápido, no vaya a ser que cierren cierto lugar antes de que tú llegues! —exclamó, orgullosa de su treta al Maestro, quien tosió levemente.

Ronin hizo una mueca antes de que su rostro desapareciera tras el casco. Los dos Maestros, veloces, atravesaron el cielo, esperando que sus aprendices le siguieran sin perderse por el camino. Aunque Xefil recordaría la ruta. Hacia aquel castillo custodiado por una temible bestia.

* * *


Y fue exactamente lo que pudo ver en la lejanía en cuanto atravesaron la barrera que separaba el cielo de aquel mundo con el auténtico intersticio de estrellas que lo rodeaba.

Unos intensos rayos de sol comenzaron a asomarse en el horizonte, quizás cegando por unos segundos a los aprendices. Estaba amaneciendo. Xefil sabía que su destino no sería el castillo que había al final del bosque, sino la aldea que se cernía más allá.

Bajaremos ahí —dijo Lyn, señalando una zona algo alejada de lo que era la aldea en sí. Una gran colina donde cerca había una casa pintoresca y que conectaba a las demás de la aldea tras varios caminos.

Una vez todos aterrizaron y dejaron desaparecer sus armaduras y Gliders, el Maestro Ronin se hizo con las riendas del asunto, provocando que Lyn erizase sus orejas... bastante mosqueada.

Bueno, chicos. Os dejo elegir qué ruta seguir para investigar la aldea y buscar información —el Maestro señaló a la aldea, y podían darse cuenta de que existían tres caminos por los cuales entrar a ella—. Lo que queráis, podéis dividiros los tres o ir juntos hacia un mismo sitio... ¡por lo pronto yo iré por ahí!

Lyn gruñó. Fue entonces cuando Ronin pareció... ¿recapacitar?

Vale, entonces iré primero hacia el mercado. Puede que visite a un viejo amigo —dijo Ronin, rascándose la nuca. Sin embargo, parecía que tenía que decir algo a la mentora—. Lo que me recuerda, Lyn, ¿habrás traído eso, no?

Lyn erizó sus orejas aún más, y sin motivo aparente, sus mejillas enrojecieron. Fuese lo que fuese lo que se le había olvidado, Ronin estalló a carcajadas.

¡No te rías!

Vale, vale —dijo Ronin, divertido, intentando calmarla—. Entonces será mejor que yo me ponga en marcha cuanto antes y te consiga algo parecido. Mientras tanto, espera aquí.

>> Antes de que se me olvide, Hana, Fátima... Xefil ya lo sabe, pero os prohíbo que vayáis al castillo que hay al otro lado del bosque. Es más, no quiero que piséis el bosque en sí. Demasiados sincorazón... y lobos. Criaturas que no nos conciernen.


Una vez dijo eso, el Maestro se dirigió a la ruta de la derecha. Antes de que los aprendices pudieran escoger qué camino seguir, o si quedarse con la Maestra Lyn hasta que éste volviera con ese "algo" que necesitaba, alguien salió de la casa cercana a donde habían aterrizado.

Era una joven hermosa, cuyos cabellos, recogidos con una cinta azul celeste, combinaba a la perfección con su traje de campesina y sus ojos castaños, los cuales no se despegaban del libro que leía a medida que avanzaba hacia la ruta de la izquierda, yendo también a la aldea.

Ni siquiera se había dado cuenta de la presencia de los aprendices, ni de Lyn. ¿Cómo era posible que caminara sin saber por dónde pisaba?

"Ésta es,
mi pequeña aldea

un lugar,
cada día igual
"


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Fecha límite: No lo sé con claridad. Voy a estar ocupada estas dos semanas que vienen. La semana del 16 al 24 estaré de viaje y no sé si podré actualizar. Por si acaso, intentad postear pronto. Y perdón por el retraso de esta semana. ;w;

Podéis elegir una de las tres rutas: Derecha (alcanzando a Ronin), Central, Izquierda (Bella qobvio), quedaros con Lyn, o ser unos niños malos e ir al bosque. Podéis ir separados o juntos. Esta trama será muy dinámica y tendrá muchas opciones. =P
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Re: [Castillo de Bestia] Bonjour, monsieur!

Notapor Suzume Mizuno » Jue Feb 14, 2013 12:27 am

Fátima no entendió a qué se refería Lyn cuando habló de “cierto lugar”, pero se quedó con la cara que compuso Ronin antes de que el casco le cubriera la cara. Y sonrió para sus adentros. Casi ninguna había visto a Ronin sin su resplandeciente sonrisa, por no decir nunca. Eso la puso del suficiente humor para subir al glider y no echarse a temblar por el camino. Al menos al principio. Nunca se acostumbraría a ese trasto.

Lo primero que vio cuando entraron en el mundo, fue un inmenso y oscuro castillo recortado contra el cielo. Fátima se quedó mirándolo hasta que las copas de los árboles del bosque lo ocultaron tras sus frondosas ramas y aterrizaron en una colina, algo alejada de una bonita aldea. Allí había una pequeña casa, con su granero y su pozo. Mientras la armadura desaparecía y el glider regresaba a su forma original, Fátima pensó que el lugar parecía encantador. Y, en cierta manera, le recordó a su propia casa, algo apartada del resto del mundo y en medio del campo.

Bueno, chicos. Os dejo elegir qué ruta seguir para investigar la aldea y buscar información —Fátima emergió de sus pensamientos y se volvió hacia Ronin, a tiempo de ver cómo señalaba hacia la aldea. No terminó de entender a qué se refería hasta que se percató de que había una encrucijada de caminos—. Lo que queráis, podéis dividiros los tres o ir juntos hacia un mismo sitio... ¡por lo pronto yo iré por ahí!

Fátima se quedó perpleja, incapaz de creer que…

Aunque, ¿de qué se sorprendía? Ya había tenido la oportunidad de comprobar que Ronin hacía lo que le venía en gana. Por suerte, Lyn lanzó un profundo gruñido que hizo pensarse al Maestro dos veces su decisión. Fátima cruzó los dedos y se alegró de que la joven hubiese venido con ellos. ¡Sería bueno, irse a buscar Sincorazón cada uno por su lado! ¿Pero qué le pasaba a ese hombre?

Vale, entonces iré primero hacia el mercado. Puede que visite a un viejo amigo. Lo que me recuerda, Lyn, ¿habrás traído eso, no?

Fátima frunció el ceño, preguntándose a qué se referían. Fuera lo que fuera “eso”, había provocado que Lyn se pusiera como un tomate y que se le erizaran bruscamente. Ronin rompió a reír estruendosamente.

¡No te rías!—se quejó ella.

Vale, vale —Ronin dejó de reír, pero resultaba evidente que se divertía muchísimo con las reacciones de la Maestra—. Entonces será mejor que yo me ponga en marcha cuanto antes y te consiga algo parecido. Mientras tanto, espera aquí.

“¿Cómo? ¿Pero al final se va?”

Antes de que se me olvide, Hana, Fátima... Xefil ya lo sabe, pero os prohíbo que vayáis al castillo que hay al otro lado del bosque. Es más, no quiero que piséis el bosque en sí. Demasiados sincorazón... y lobos. Criaturas que no nos conciernen.

Pero —balbució Fátima—, entonces, ¿qué hacemos?

Sin embargo, el Maestro no pareció escucharla y echó a andar, tomando el camino de la derecha. Fátima se volvió a Lyn buscando instrucciones, cuando escuchó una voz dulce, que entonaba una suave canción. Una joven había salido de la pintoresca casita y caminaba rumbo a la aldea, con la nariz enterrada entre las páginas de un libro mientras canturreaba.

Fátima frunció el ceño, desviando su atención de la muchacha y preguntándose qué hacer. Tenía prohibido ir al castillo, aunque en ningún momento había tenido intención de ir, así que no importaba. Por otra parte… Podría seguir a Ronin. Le había picado la curiosidad por saber qué iba a buscar. Sin embargo, ese hombre la sacaba de quicio.

Así que decidió que lo más inteligente era quedarse con Lyn. Además, había algo que le había llamado la atención y quería preguntar.

Se acercó a ella y preguntó:

Maestra, si no es mucha indiscreción… ¿Podría decirme a qué se refería el Maestro Ronin cuando ha hablado de “criaturas que no nos conciernen”? —obviamente, a Sincorazones no se estaba refiriendo. En su mirada se notaba el interés y cruzó los dedos, esperando que la Maestra estuviera por la labor de contestar.
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