[IK] Memento mori - Ronda #8
Publicado: Mar May 21, 2013 9:14 pm
El mareo empeoró por unos segundos. Fui teletransportado para ser golpeado por mi propio hechizo, el cual me lanzó de culo contra el suelo. El choque con este me despejó un poco, centrándome en mi enemigo mientras escuchaba el sonido de corazones siendo liberados de la oscuridad que formaba a los Sincorazón.
Al comprobar a mi alrededor, vi que sólo quedaban tres de aquellos monstruos a mi alrededor, y sonreí para mí mismo, perplejo. Había acabado con miles de aquellos enemigos de un sólo hechizo: mi fuerza era incomparable. Había sido golpeado por mi propia ráfaga, pero pude sobrevivir porque mi mente era mucho más profunda, inteligente y fuerte que los cuerpos de los Sincorazón.
Pasé a sentirme como dios por un segundo, el cual me quedé embobado observando mi Llave-Vara. El poder que corría por mis venas, por mi arma... Era más poderoso del que pensaba. Llegué a la conclusión de que quizás, y sólo quizás, el lugar en el que estaba acrecentaba enormemente mi poder mágico. Era el elegido del mundo. Era dios. ¿Dónde estaría el límite de mi poder? ¿Habría algún ser vivo capacitado para hacerme frente? No... En aquel lugar, no.
—¡Temed, Sincorazón, temed mi Electro! —grité alzando mi arma hacia los cielos y con la intención de invocar tres hechizos, uno para cada uno. Si no me equivocaba, las nubes se ennegrecerían y no saldrían descargas normales de entre ellos en vez de mi bastón, sino todopoderosos rayos divinos creados por el propio Zeus con un poder mayor que el de un Electro ++ incluso.
¡Porque si había podido acabar con un ejército de mil Sincorazón de un sólo hechizo, aquello sería una mariconada en comparación!
Al comprobar a mi alrededor, vi que sólo quedaban tres de aquellos monstruos a mi alrededor, y sonreí para mí mismo, perplejo. Había acabado con miles de aquellos enemigos de un sólo hechizo: mi fuerza era incomparable. Había sido golpeado por mi propia ráfaga, pero pude sobrevivir porque mi mente era mucho más profunda, inteligente y fuerte que los cuerpos de los Sincorazón.
Pasé a sentirme como dios por un segundo, el cual me quedé embobado observando mi Llave-Vara. El poder que corría por mis venas, por mi arma... Era más poderoso del que pensaba. Llegué a la conclusión de que quizás, y sólo quizás, el lugar en el que estaba acrecentaba enormemente mi poder mágico. Era el elegido del mundo. Era dios. ¿Dónde estaría el límite de mi poder? ¿Habría algún ser vivo capacitado para hacerme frente? No... En aquel lugar, no.
—¡Temed, Sincorazón, temed mi Electro! —grité alzando mi arma hacia los cielos y con la intención de invocar tres hechizos, uno para cada uno. Si no me equivocaba, las nubes se ennegrecerían y no saldrían descargas normales de entre ellos en vez de mi bastón, sino todopoderosos rayos divinos creados por el propio Zeus con un poder mayor que el de un Electro ++ incluso.
¡Porque si había podido acabar con un ejército de mil Sincorazón de un sólo hechizo, aquello sería una mariconada en comparación!