[Ciudad de la Navidad] Lo que se esconde bajo la nieve

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La aparición del bando de Bastión Hueco ha colocado a la Orden de los Caballeros de la Llave Espada en una tensión creciente difícil de remediar. ¿Llegarán a enfrentarse ambos bandos en conflicto, o será posible la paz?

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Re: [Ciudad de la Navidad] Lo que se esconde bajo la nieve

Notapor Little Sho » Mié Feb 06, 2013 8:34 pm

A lo lejos pude presenciar un mundo nevado, algo que me hizo recordar mi primer contacto con la nieve, algo que me fascinó, ya que no la había visto nunca, hasta llegar a Londres. Y tras tanto tiempo sin ver aquello… ¿O la había visto antes? Yo mismo dudaba de mi capacidad. Sentía como si mi memoria no fuese la misma. Midna y Zath me ayudaron a recordar. ¿Y si lo que yo recordaba era mentira? ¿Y si eran recuerdos falsos? Ni siquiera podía confiar en mí m ismo, pues ya que yo, no era yo.

Aterrizamos en una colina cercana a una iluminada y bonita ciudad. Intenté mantener mi armadura puesta para evitar problemas con la ropa, algo que no duró mucho pues ya que al primer paso que di, se desmaterializó sola. Maldecí a Midna como pude y suspiré fatigado.

Nadhia permaneció un tiempo atrás mientras los demás avanzamos hacia la ciudad. Contemplé emocionado un gran árbol repleto de luces y adornos. Lo que más me llamó la atención fue una enorme calabaza brillante. Había, además, un gracioso tiovivo donde unos niños jugaban. ¿Niños? Vestían con ropajes extraños, parecidos al atuendo navideño que yo llevaba… ¿Parecidos? Algo emocionado, me pregunté para mis adentros si aquellos serían los mágicos trabajadores, elfos, ayudantes de San Nicolás que preparaban miles de regalos.

La joven de pelo castaño se unió a nosotros poco después de aquello. Mencionó que había crecido, algo que yo también había notado, pero mi perspectiva seguía siendo la misma. Lo cierto es que si de repente tuviese diez centímetros más de largo me daría varios cabezazos por doquier. ¡Puede que incluso me marease al levantarme rápido! Aunque era poco probable, estaba demasiado acostumbrado a hacer el ganso. Estaba… Ahora… Ahora pocas cosas resaltaban en mí. O quizás no… Odiaba mi nuevo, e inadaptable, bipolarismo que tanto me acompañaba. Sin embargo, me apenaba. Me entristecía, porque, cuando se acabase… Dejaría de sentir. Es cierto, mi humor no era normal, pero… Prefería aquello a no sentir nada… A no vivir intensamente…

Bueno… Eso y que mi ropa actual es bastante vieja. Pero no pienso tirarla nunca. Son muchos… Recuerdos…

Repentinamente y como por arte de magia, como todas las veces, un pequeño grupo de sincorazón apareció en el tiovivo, algo que me sacó de mi particular interioridad. Invoqué al instante mi nueva llave espada y adopté una posición de ataque que enseguida se alejó de mí. Contemplé durante escasos segundos la figura de aquellos monstruos. Seres irracionales e incoherentes guiados únicamente por el institno… Que un día fueron personas. O quizá no, y surgieron de la más profunda oscuridad. Pero… ¿Qué vida habría detrás de aquellos locos y amarillentos ojos? ¿Cuántos recuerdos? ¿Conservarían alguno? Permanecí quieto y perplejo, como si se hubiesen llevado mi alma.


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Siento mucho haber tardado tanto. Intentaré en la medida de lo posible que no vuelva a ocurrir.
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Re: [Ciudad de la Navidad] Lo que se esconde bajo la nieve

Notapor Axelpower » Mar Feb 12, 2013 4:17 am

En un principio, pensé que a Shinju le harían enfurecer mis intenciones respecto a Mei. Estaba demasiado acostumbrado a lo que tanto me repetían en Tierra de Partida: "céntrate en la Misión", "no te desvíes de tu objetivo", "no interfieras en los asuntos del mundo al que vayas". Ni tan sólo se me había pasado por la cabeza pensar que fuera a darme permiso para salirme de lo establecido y ajustar mis cuentas personales, poniendo mis intereses por encima de los del equipo. Simplemente, quería que supieran dónde me había metido si desaparecía de repente.

Creo que por eso mismo me sorprendió tantísimo que lo que hiciera fuera justo lo contrario: animarme a destruir a mi enemiga sin piedad alguna. Y no sólo eso, sino que además mientras lo decía parecía disfrutando con cada palabra, cada gesto que escenificara el dolor del enemigo. Daba la impresión de que adoraba el simple hecho de pensar que alguien pudiera sufrir.

Si bien por una parte me sentía sorprendido por la auténtica personalidad de Shinju, no pude evitar sonreír levemente. Iba a ser muy interesante encontrarnos con el resto de Aprendices estando ella presente.

Poco después, ya más relajada, contestó a las preguntas que le había hecho. Y, muy a mi pesar, las respuestas no eran las que yo tanto anhelaba. Shinju no parecía saber nada de qué clase de poder podíamos obtener allí y en cómo nos beneficiaría cumplir nuestro objetivo. De hecho, ni siquiera parecía creer que hacerlo pudiera beneficiarnos en algo. Aunque, lejos de desilusionarme, lo único que eso consiguió fue que viera la situación desde otro punto de vista. ¿Sabía el Maestro Ryota que Mei se encontraba también allí? ¿Habría decidido mandarme a aquella Misión para que, como tanto tiempo llevaba deseando, me enfrentara a ella? Eran posibilidades a las que no podía dejar de dar vueltas, pero a las que en aquel preciso instante tampoco podía encontrarles respuesta.

Volviéndome a centrar en lo que mi compañera nos explicaba sobre la Misión, me fijé en la casa que señalaba, indicando que era nuestro objetivo. Se encontraba justo en el extremo más lejano de la plaza. Shinju nos recomendó que, si no queríamos ser vistos, rodeáramos la ciudad por el exterior. Definitivamente, no parecía que fuera a venir con nosotros. Y eso que era ella la que conocía los detalles principales de la misión...

Hice un gesto con la cabeza a mi compañero para indicarle que pusiéramos rumbo hacia allí. No obstante, y si bien no esperaba obtener resultado alguno, tenía que intentar una última artimaña con la Aprendiz para ver si conseguíamos finalmente convencerla.

Está bien, Shinju, nosotros nos vamos. Quédate aquí si quieres, pero luego no vengas quejándote si no quedan hormigas que aplastar. Quien primero viene, primero muele.

Esperé unos segundos por si reaccionaba, y después bajé del tejado de un hábil salto y puse rumbo al objetivo.

*******


Observé la casa detenidamente. Si bien era un poco más grande que las demás, las ventanas tampoco estaban tan altas como nos habían intentado hacer creer. Si no conseguía alcanzarlas de un salto simple, no me resultaría muy difícil invocar mi Glider y subir con él hasta ellas. También podía realizar un salto doble, pero prefería guardar mis energías para cuando empezara la auténtica acción. La mera existencia de la remota posibilidad de cansarme antes de asestar a Mei todos y cada uno de los directos y fuertes golpes que se merecía me impedía dar más de lo necesario hasta que llegara la hora de la batalla.

Antes de poner en práctica mi idea, se lo comenté a Yagami por si él tenía un plan mejor. De no ser así, intentaría colarme en la casa siguiendo el mío propio.
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Re: [Ciudad de la Navidad] Lo que se esconde bajo la nieve

Notapor EspeYuna » Mar Feb 12, 2013 2:58 pm

Bueno… Eso y que mi ropa actual es bastante vieja. Pero no pienso tirarla nunca. Son muchos… Recuerdos…

Oh, entiendo —no dije nada más. Realmente el pasado de Zait era muy delicado y tenía miedo a meter la pata con algún comentario indebido. Bastante duro estaba siendo para él tener que crecer, madurar en meses, cuando habías permanecido siendo un niño durante más de un siglo.

Aunque, para qué engañarme. Por mucho que Zait se esforzara en intentar alcanzar la madurez, yo ya lo consideraba un adulto, incluso comportándose como un niño. Un ejemplo claro era Fyk, sin tener que acudir al ejemplo de mi Maestro: puede que fuese un niño pequeño, pero era valiente, inteligente y para nada tenía pájaros en la cabeza. Si no, más bien, una voluntad inquebrantable.

Al lado de él o de Zait, la cría perfectamente podía ser yo.

Con esto no quería decir que no hubiese empezado a quererme a mí misma, pero sabía que aún me quedaba mucho por aprender, tanto a nivel de batalla como de convivencia con los demás. Muchas personas me habían ayudado a superar esa timidez que me causó tantos problemas en la Villa. Visualicé cada uno de esos rostros que me sonreían y me animaban a superarme día tras día. Mis Maestros, mis compañeros, Tandy... y Ángel.

"Sabes perfectamente que vales mucho, Nadhia."

"Supongo que aún no estoy preparada para tener algo de ego, ¿no te parece?"

Oí su celestial risa inundando mis tímpanos, como si se tratara de una campanilla de cristal.

"Puede, pero esperaré impaciente ese día."

Me acordé de mi guardián cuando la mascota de Hiro, un divertido moguri, se enfrentaba a bolas de nieve contra su dueño, uniéndose a los pequeñajos que no paraban de reírse y corretear de un lado a otro, aporreando con sus poderosas balas a la pobre criatura pomposa. No pude evitar reír. Estaba por meterme en la batalla, pero entonces fue cuando en mi cabeza resonaron las últimas palabras de Akio, aquellas que habían sido guardadas en mi memoria, pero que por un claro sentimiento de incomodidad había evitado hasta ese momento buscarles sentido.

Sonreí al recordar sus mejillas sonrojadas, y, a diferencia de lo que llegué a imaginar, el pequeño demonio no se apartó de mi tacto. Pero era cierto que a Akio no le agradaba nada la Navidad, y esa ciudad tan colorida y pintoresca asociada a las fiestas tampoco.

No dejaba de preocuparme. Era mi Maestro, sí, una persona que no parecía tener debilidades. Sin embargo, estaba muy equivocada. Akio seguía siendo un niño, a pesar de todo. Un ser humano con inseguridad, puede que mínima, pero debía tenerla. Al igual que todos nosotros. Por eso, aunque fuese mi mentor, una persona tan poderosa... era como si una parte de mí necesitara ayudarle, aun sabiendo que no serviría de mucho. Puede que no a través de las palabras, cuidando mis comentarios y evitando ser cotilla por encima de todas las cosas.

"Si se da la… extraña casualidad de que allí abajo encuentras a una niña tan patosa como tú… Procura que no se haga daño."

¿Una niña tan patosa como yo? ¿Realmente existía alguien así en aquella ciudad de fantasía? Pensaba que mi torpeza era única en mi especie. Pero lo que me parecía más desconcertante: Akio conocía a una niña de aquel mundo, a pesar de detestarlo. Y no quería que se hiciera daño. ¿Una amiga quizás?

Estaba claro de que si así fuera, la defendería de cualquier mal, si tan importante era para Akio. Y, por supuesto, la curiosidad por conocer a una niña que fuese capaz de llegar al corazón de Akio.

"Ojalá pueda conocerla..."

Alcé la mirada cuando escuché unos chillidos de espanto por parte de los pequeños habitantes de la ciudad, quienes huían despavoridos al encontrarse con unas criaturas un tanto amenazantes a sus ojos.

¡Sincorazón! —no tardé en invocar a Ángel Forjado, estudiando la situación y exclamando para que mis compañeros se dieran cuenta de su presencia.

A pesar de que el susto lo había provocado una insignificante Sombra en el tiovivo de la plaza, noté un escalofrío recorrer mi espalda al aparecer unos cuantos más: una Sombra, y otros dos con aspecto bastante peculiar, un claxon y... ¿qué era eso?

Me puse en guardia y, alzando mi Llave-Espada, invoqué un Electro contra el claxon. Y mi misión no era sólo deshacerme de ellos, si no poner a salvo a los pequeños inocentes. Me acerqué corriendo a uno que había tropezado y lo incorporé como pude:

¡Corre y ayuda a tus amigos! —exclamé, haciendo lo mismo con los demás que también tropezaron, y si alguna de aquellas bestias intentaba ponerse en mi camino o en el de los niños, le asestaría un tajo horizontal con Ángel Forjado.

Me interpuse entre el enemigo y los inocentes para que pudieran sacar a los que se encontraban sin sentido en el suelo, en guardia. Y entonces me di cuenta de que Zait se hallaba en trance, aun habiendo invocado su Llave-Espada, no parecía atender a lo que sucedía a su alrededor.

¡¡Zait, reacciona!! —grité, esperando que mi amigo volviera en sí.

Sabía que él estaba mal, ¡pero había vidas en juego, maldición! Y tampoco quería que alguno de esos monstruos de oscuridad aprovecharan para arrancarle el corazón.
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Re: [Ciudad de la Navidad] Lo que se esconde bajo la nieve

Notapor Nell » Mar Feb 12, 2013 3:05 pm

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Extiendo el plazo hasta el domingo 17. Intentaré a partir de ahora establecer el domingo como fecha límite, o si no dejar periodos de dos semanas. La razón es porque entre semana me será muy difícil, y que en esta ronda faltáis muchos.
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Re: [Ciudad de la Navidad] Lo que se esconde bajo la nieve

Notapor RedXIII » Mar Feb 12, 2013 3:28 pm

Hiro no pudo evitar soltar una breve carcajada al ver el ataque masivo hacia MoguDer, el cual no se lo tomo demasiado bien.

¡Kupó cobardes, los hombres de verdad atacan de uno en uno! — Protesto lleno de nieve.

No exageres, que son niños — Le dijo Hiro.

Mientras ambos discutían ajenos a sus compañeros, un grito resonó en la plaza ¿Mal presagio? Seguro, en sus misiones los gritos significan siempre problemas.

Se dio la vuelta rápidamente y vio un Sincorazón en el Tiovivo, desgraciadamente no venia solo, ya que apareció otra sombra y dos Sincorazones que no había visto nunca.

Wow... — dijo por lo bajo, no se esperaba ni mucho menos aquella señal de bienvenida nada más llegar, debía actuar y destruirlos deprisa pero ¿Que debía hacer? Sus compañeros no parecían estar por la labor y ninguno dijo nada del tema, así que debía encargarse de ellos el solo, o de lo contrario, esperar a que reaccionaran ¿Debía esperar o actuar? Verdaderamente era una cuestión que planteaba dos problemas a Hiro, si atacaba y no recibía apoyo seguramente no conseguiría nada, de lo contrario si no atacaba no se sabe que podría pasar.

¿Ahora no habláis? — Replicó, haciendo mención a lo habladores que estaban hace un momento con sus cosas —¡Der, ayuda a los niños que se han quedado en medio! — Le ordenó, MoguDer estaba aun algo enfadado pero no replicó y empezó a ayudar a todos aquellos niños raros que veía.

Entre aquel caos de gritos de niños y tiovivos girando sin control pudo ver como su compañera iniciaba la ofensiva contra aquella cosa con forma de bocina y ponía a salvo a un niño, o lo intentaba —Mh — Soltó por lo bajo, era peligroso moverse así sin ningún apoyo, ya que al parecer sus otros dos compañeros no se movían...

Para continuar aquella ofensiva desenfundó de su cintura dos armas, las armas que había heredado hace poco, las poderosas y extrañas "Dual Saber Gun" y disparo dos veces a aquella extraña bocina e intentó disparar a cualquier Sincorazón que se acercara a Nadhia mientras ella hacía lo que fuera.

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No se si el enano sigue en el tiovivo dando vueltas o que, si es así MoguDer intentara sacarlo de ahí XD

PD: Wow, habéis posteado las dos cuando estaba posteando XD
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Re: [Ciudad de la Navidad] Lo que se esconde bajo la nieve

Notapor VaniRoxy801 » Jue Feb 14, 2013 7:22 pm

¡Jolines! ¡Los nuevos siempre estáis dando problemas! —me respondió Shinju—No he estado tampoco mucho por aquí, porque la última vez los elfos esos me echaron. Aunque creo recordar que…

Shinju le quitó los prismáticos a Axel y se movió por el tejado para observar nuestros alrededores. Al parecer, no lograba encontrar lo que quería, puesto que dejó los prismáticos y siguió oteando con sus ojos. Axel la interrumpió mientras buscaba.

Shinju, ¿por qué quiere el Maestro Ryota que robemos la Navidad? ¿En qué forma va ello a beneficiarnos o proporcionarnos más poder o fuerza? Y, por otra parte. —preguntó Axel— Si esos Aprendices se acercan por aquí, haced lo que queráis con Akio, Hiro, la chica alta y el chico restante. Pero ni se os ocurra tocar a Mei. Yo seré personalmente quien se encargue de hacer crujir cada uno de sus huesos.

Parecía que esos dos habían tenido algún que otro…desliz. No me importaba dejar a esa aprendiza a merced de mi compañero, mientras no me causase problemas a mí. Shinju, de mientras, estaba gozando con las palabras de Axel.

¡Esa es la actitud! —le alabó— A los bichos no se les tiene miedo, ni asco. Si se cruzan en tu camino, ¡los aplastas con el pie! —empezó a pisar el suelo, como escenificando lo que acababa de explicar— Y si no, puedes entretenerte quemándolos con una lupa, torturando a otros cerca suya, ahogándolos hasta que supliquen por aire, encerrándolos para una lenta agonía... TODO está permitido cuando nadie puede detenerte.

Y pensaba que yo estaba tocado… La emoción que mostraba Shinju por la situación no era desde luego algo normal… Esta chica tenía unos gustos muy curiosos.

Y eso es lo que vamos a demostrar hoy. Que nada puede detenernos. El Maestro Ryota no me ha dado ninguna explicación, pero no la necesitamos. ¡Es divertido, simplemente! Y si sólo se trata de un capricho suyo, entonces lo usaremos en nuestro propio beneficio. La vida es muy aburrida si no hay bichos de los que abusar. Haz lo que quieras con esa chica, siempre que no te olvides de cumplir órdenes. —concluyó respondiendo a Axel.

Después del discurso, señaló una de las casas del pueblo y me dio las instrucciones que le había pedido.

¡Esa es la casa de Santa Claus! —nos indicó— Si os coláis por delante, os verán. Pero haced lo que queráis, a mí me da igual. Aún así, creo recordar que había varias ventanas en su taller por las que podéis acceder. Rodeando por fuera la ciudad, dudo que nadie os pille.

Mi compañero me hizo un gesto para que empezásemos a movernos, pero antes de bajar por el tejado, Axel le dedicó unas palabras a Shinju.

Está bien, Shinju, nosotros nos vamos. Quédate aquí si quieres, pero luego no vengas quejándote si no quedan hormigas que aplastar. Quien primero viene, primero muele.

Se notaba mucho que la frase la había dicho para provocar a Shinju, para hacer que viniese con nosotros en vez de quedarse en el tejado. Esperaba que funcionase, tenerla con nosotros iba a ser muy útil si nos encontrábamos con los aprendices de Tierra de Partida.

Rodeamos las casas siguiendo las instrucciones de Shinju, llegando hasta las ventanas que nos había comentado. Por desgracia, estaban más altas de lo que pensaba, no iba a ser sencillo colarse. Axel me comentó la situación, pero por desgracia, no se me ocurrió nada mejor que saltar.

Ahora mismo no se me ocurre nada mejor… —tomé carrerilla y salté hacia la ventana con un doble salto, llegando hasta ella mientras me giraba hacia mi compañero—Entrar rápido y salir rápido, no te preocupes por cansarte si puedes evitar problemas.

Salté al interior de la casa para observar su interior, esperando que mi compañero no tardase en seguirme.

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Re: [Ciudad de la Navidad] Lo que se esconde bajo la nieve

Notapor A Nerd Girl » Sab Feb 16, 2013 7:28 pm

Las risas acabaron en desgracia cuando uno de esos niños o como sean decidió montarse en algo raro que parecía servir para el ocio. Pero eso acabó llamando sincorazón. ¿Por qué? ¿Ahora tenían que haber venido? La chica advirtió al resto e invocó su llave espada también. Yo opté por hacer lo mismo, ahora si que había peligro. No era solo uno, eran cuatro. Peor que nada era que el resto del grupo de los pequeños estaban asustados y algunos desmayados o atrapados... ¡Era una situación que peligraba la vida de ellos!

La chica lazó un electro hacia el sincorazón con pinta de objeto sonoro. Yo lancé un electro también pero a la sombra que se encontrase más cerca de alguno de los pequeños o de algún aliado. No podemos quedar mal delante de Akio, pero debía haber venido a ayudarnos, ¡no a quedarse sin hacer nada!

-¡Que alguien se dedique a lanzar un libra al que tiene aspecto de peligroso!

Grité para advertir, teníamos que buscar la manera de saber que nos enfrentábamos.
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Re: [Ciudad de la Navidad] Lo que se esconde bajo la nieve

Notapor Nell » Lun Feb 18, 2013 2:44 am

Axel y Yagami

Shinju farfulló consigo misma. Desde luego, no, no quería renunciar a las hormigas. Entonces, ¿por qué quedarse con aquella parte? Podría habérselo ordenado a cualquiera de los otros dos aprendices, y con lo caprichosa que era, seguramente se habría salido con la suya. El caso es que ni siquiera lo había intentado.

¿Qué andaría tramando?

Fuera lo que fuese, la misión de Yagami y Axel estaba clara. Y en cuanto llegaron a las ventanas, ambos pensaron un modo de solventar la pared. El Glider sólo les servía para viajar, y llamaba mucho la atención convocarlo; un salto simple no lograría nada, y el doble malgastaría fuerzas en el vengativo Axel.

Por otro lado, Yagami fue más directo y doble-saltó directamente, alcanzando la ventana, y por suerte, pudiéndola abrir desde fuera. En su posición, podría colarse fácilmente. Axel, en cambio, aún podía buscar otro método o seguir a su compañero de la misma manera.

Yagami vio que estaba dentro e una fábrica. Habría tres cintas correderas, en aquel momento paradas, que usualmente solían llevar piezas de juguetes hasta el extremo, donde ya habían sido encajadas por algún empleado. La máquina, u obertura, que las expulsaba estaba conectada con otra parte de la fábrica.

En aquel momento, había dos elfos más en la sala. Estaban de espaldas a Yagami, y no le habían visto. Ambos tenían una lista de juguetes, y hacían el recuento de los que se habían hecho en cada una de las cintas. Cuchicheaban también, pero sólo del trabajo, y nada que pudiera serle de utilidad a Yagami. Uno de ellos terminó, y cargó con todos los objetos que pudo hasta otra habitación, subiendo la rampa.

Yagami podía esconderse bajo la cinta corredera, que estaba lo suficiente alta como para ocultarle. Sin embargo, moverse hasta la puerta extrema iba a ser más difícil. Además, había dos: una en la cima de una rampa, y otra baja. A saber en cuál estaría el gordinflón.


Zait, Hiro, Mei y Nadhia

El niño que Nadhia socorrió la hizo caso. Bueno, a medias les dio varios tortazos a los amigos más cercanos, y a los demás les dio un par de chillidos. Sin embargo, el efecto fue el deseado, porque enseguida terminaron de despejar la plaza con la ayuda de MoguDer.

La verdad es que se encargaron bien de la situación. El claxon, del que tanto se habían preocupado todos, cayó fulminado por los ataques de Nadhia y Hiro, que era un pardillo de apoyo y nada más; y la sombra, por el Electro de Mei.

Faltaba el sepulturero. Lo que parecía una caja de sorpresas se reveló al fin, saliendo de ésta un soldadito de plomo, que rápido como él sólo, sacó con él un arma con la que disparó a Zait, alcanzándole a éste. Enseguida se volvió a ocultar dentro de la caja, estando con ella más protegido.

Entonces, con el combate aún en ciernes, una joven apareció de la casa que había justo en frente del tiovivo. Tenía los cabellos canos y los ojos rojos, a pesar de que no aparentaba más de dieciséis años. La chica no estaba nada mal, y se mostró más sorprendida al verlos a ellos que a los propios sincorazón.

¿¡A…!?

Se quedó con la palabra en la boca, y enseguida reaccionó. Echó mano de un agarre tras su cintura y se puso dos guantes morados en las manos. Vestía también toda ella de morado, con un largo abrigo del mismo color, y un alto gorro. Se puso en posición defensiva, con los puños en alto.

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¿Quiénes sois? —se fijó mejor en sus armas, y prácticamente se le iluminaron los ojos—. ¡Portadores! ¿Os quito el trabajo o preferís fardar frente a la dama? —sonrió, casi ajena a la situación, sacando la lengua, en plan juguetón.

No obstante, estaba dispuesta a ayudar, desde luego. Si le daban órdenes, o el sincorazón se acercaba más de lo debido a su posición, atacaría.


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Fecha límite: 24 de febrero.

[quote]PH de Axel: 18/18
PH de Yagami: 13/16
PH de Nadhia: 20/22
PH de Hiro: 22/22
Balas de Hiro: 13/15
PH de Mei: 18/20
PH de Zait: 18/18
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Re: [Ciudad de la Navidad] Lo que se esconde bajo la nieve

Notapor EspeYuna » Jue Feb 21, 2013 6:45 pm

El pequeño me hizo caso y fue a socorrer a sus amigos, de una forma muy parecida a cómo hacía el Maestro Ronin con sus aprendices cuando caían inconscientes. En mis labios se esforzó una estúpida sonrisa cuando presencié la escena, a la vez que vigilaba los movimientos de los sincorazón restantes.

El moguri de Hiro también ayudó con la tarea de socorrer a los niños de la plaza, y entonces fue cuando me di cuenta de que habíamos eliminado a la amenaza en su mayor parte. Alcé de nuevo a Ángel Forjado, preparada para ejercer algún hechizo sobre aquella especie de sepulturero, cuando escuché a Mei. Y estuve a punto de gritar a Tandy que usara Libra... olvidándome de conjurar.

Había metido la pata, Tandy no se hallaba en ese momento conmigo.

Y escuché un disparo. Giré hacia el sonido para encontrarme con el blanco: Zait. Corrí hacia él y me coloqué frente suya, sin tiempo a preguntarle si se encontraba bien. Es más, puede que aquel ataque fuese suficiente para que reaccionara de una vez por todas. No podíamos dejarnos vencer por el miedo de nuestros corazones.

La caja de sorpresas volvió a ocultar al ente que había disparado contra Zait. De pronto, una silueta más alta que los pequeños de la plaza salió de una de las casas, sorprendiéndome de su pelo canoso y brillante, al igual que sus ojos tan rojizos como las luces navideñas. La muchacha se sorprendió bastante de vernos allí, aunque parece que los sincorazón eran algo que ya había experimentado de primera mano.

¿¡A…!?

¿A...? —musité, quizás preguntándole para mis adentros, pero no había tiempo. La joven sacó de entre sus ropas moradas unas guantes del mismo color y, en posición defensiva, se dispuso a ayudarnos.

¿Acaso esa muchacha iba a atacar con sus puños? Me quedé perpleja por unos instantes.

¿Quiénes sois? —antes de poder contestarle, nuestras armas nos delataron, por lo que parecía conocer nuestra existencia—. ¡Portadores! ¿Os quito el trabajo o preferís fardar frente a la dama?

Su sonrisa y desparpajo, al igual que su manera de incitarnos al combate contra los sincorazón hizo que respondiera a su gesto de burla con una tenue sonrisa. Con un juego de manos hice que Ángel Forjado volara al cielo durante un segundo, y cuando regresó a mi mano la agarré por la mitad de su filo.

Puede que yo sea una dama, pero me gustaría fardar igualmente —dije, apuntando contra el sincorazón—. Me llamo Nadhia.

Sabía que no era momento de presentaciones, pero desde hacía tiempo estaba intentando abrir más mi corazón a las personas. Y si esa joven conocía nuestro cometido, no era mala idea hacer amistades en otros mundos. Di unos pasos hacia atrás y me agaché, encontrándome con Zait.

Zait, ¿estás bien?

Me quedé allí, esperando una respuesta por su parte. Dispararía una Flecha Celestial si volvía a aparecer el soldado, pero me quedaría con Zait por si necesitaba protección frente a otro disparo.

¡Parece que su punto débil es el soldadito de su interior! —exclamé a mis compañeros— ¡Atacad a distancia cuando salga de su escondite!

No es que quisiera dar órdenes, pero sin organización podría pasar igual que en el combate contra Neso en la Copa Hefesto. Cualquiera querría atacar directamente y acabaría recibiendo un ataque a distancia de un compañero. Había que tener cuidado.
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Re: [Ciudad de la Navidad] Lo que se esconde bajo la nieve

Notapor VaniRoxy801 » Dom Feb 24, 2013 2:32 am

El interior del edificio parecía una fábrica. Había varias cintas transportadoras, aunque ahora estaban apagadas. Había también varias cajas y máquinas, que parecían conectar con alguna otra parte del edificio.

La sala no estaba desierta, había dos pequeños elfos delante de mí. Por suerte, no me escucharon cuando me colé por la ventana y seguían de espaldas a mí, sin percatarse de mi presencia. Apenas oía lo que decían, pero por las palabras que escuchaba parecían estar hablando de su trabajo, nada importante.

Al cabo de poco, uno de ellos cargó con varios objetos y se le los llevó a otra habitación a la que se podía acceder subiendo una rampa. El otro elfo se había quedado en su sitio… Con un poco de suerte, me sería útil.

Mirando la sala pude ver un par de puertas, y estaba seguro de que la fábrica sería lo suficientemente grande como para perderme si no iba con cuidado. Y ya encontrar a Santa Claus en aquél sitio, iba a ser una aventura. Necesitaba ayuda…

Por lo visto, mi compañero no había entrado por la ventana como yo, y seguramente aún seguía fuera intentado pensar como entrar sin cansarse… Tenía que encontrar otra manera de guiarme por la fábrica… Y la tenía justo delante.

Moviéndome despacio, empecé a avanzar hacia el elfo que quedaba en la sala y que seguía de espaldas a mí. Cuando estuve lo suficientemente cerca, le agarré del cuello por detrás e invoqué la Llave Espada apuntándole a la cara.

Dime pequeño... ¿Quieres conservar el cuello? —le susurré— Más te vale que me guíes hasta donde está Santa Claus… sin hacer ruido…
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Re: [Ciudad de la Navidad] Lo que se esconde bajo la nieve

Notapor Little Sho » Dom Feb 24, 2013 1:38 pm

Como era de esperar, incluso hasta para mí, un disparó disipó mi embobamiento. Retrocedí ante el choque de la bala y comprobé con cara de tonto que ya estábamos en medio de una pelea. Fue entonces cuando me sentí un mal compañero, que en vez de apoyo ofrecía únicamente una carga pesada. Aún así, tenía que evitar hundirme. Era el principal peligro de mi situación actual. Si me sentía triste, si permitía que la depresión se apoderase de mí… Llegaría a un límite extremo. Entonces, imaginando el afán de la victoria, intenté mostrar una sonrisa que desechase otros sentimientos.

Sin prestar atención a la recién llegada, corrí hacia el tío vivo. Tak, por su parte, intentó abalanzarse sobre el sepulturero, mordiéndole y empujándole hacia los demás. Una vez hube llegado al tío vivo, lo impulsé intentado que se moviese. Con la velocidad del tío vivo en movimiento, salté en cuanto llegué a una posición cercana al sincorazón y realicé un tajo desde el aire, buscando un ataque contundente, aprovechando que llevaba conmigo mi Guardián del Destino.

Estuviese o no acabado el sincorazón, en cuyo caso Tak atacaría más fuerte, me alejé del lugar hasta acercarme a Nadhia.

Lo siento mucho, no sé qué me pasó. Me quedé… embobado.

>> No volverá a ocurrir.
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Re: [Ciudad de la Navidad] Lo que se esconde bajo la nieve

Notapor RedXIII » Dom Feb 24, 2013 8:18 pm

Rápidamente la bocina rara que saltaba y la Sombra fueron disuadidas y desaparecieron de aquel lugar, a su vez, MoguDer y su compañera pudieron, como pudieron, alejar a todos los niños que habían por ahí, desgraciadamente el Sincorazón que quedaba aprovechó el momento para atacar al "confuso" Zait sin que el reaccionara, al parecer aquel enemigo era una caja sorpresa, era la primera vez que veía un enemigo así, pero el hecho de que disparara a su compañero hacía que Hiro lo interpretara como un duelo de pistolas, lo que era en si su especialidad.

Seguro que si le ataco cuando esta dentro de la caja no le hago daño — Susurró, era algo tan lógico que hasta el podía verlo, no tendría una caja en la cual refugiarse por gusto.

De golpe, en el aire, Hiro pudo indagar un olor nuevo ¿Había aparecido alguien más? Al parecer sí, una chica con el pelo del mismo color que la nieve y vestía con un extraño gorro y con falda, con el frió que hacía tendría que tener las piernas congeladas, pero lo más llamativo eran sus ojos, parecían llamas rojas.

¿¡A…!?

Mutisó, sacando unos guantes lilas, parecía que iba a participar en el combate.

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¿Quiénes sois? ¡Portadores! ¿Os quito el trabajo o preferís fardar frente a la dama? —Sonrió, sacando la lengua, parecía ser una persona bastante bromista.

Puede que yo sea una dama, pero me gustaría fardar igualmente. Me llamo Nadhia.

Nadhia al parecer no le dio importancia a quien era o el motivo por el cual sabía quienes eran, pero a Hiro aquel tipo de cosas no se le pasaban, aunque estuviera en medio de un combate.

¿Portadores, como sabes tu la existencia de "eso"? — Remarcó con los dedos —¿Y que haces aquí? — Le preguntó, sin rodeos ni preguntas tontas, a saber si era una aprendiz de Bastión Hueco o algo así.

Haz lo que quieras, pero sin cosas raras — Finalmente dijo Hiro, dejando la decisión de que ayudara o no a los compañeros que aun quedaban sin decidir, mientras, el, se dedicó a apuntar con sus sables al enemigo que quedaba, aguardando el momento oportuno para disparar dos balas, si volvía a salir para atacar como antes no pensaba dejarle ni reaccionar.

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Perdón el retraso y esas cosas.
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No hagas click aquí, despertarás a la conejita.

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Oh, no, hiciste, click, has despertado a la conejita.

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Re: [Ciudad de la Navidad] Lo que se esconde bajo la nieve

Notapor Axelpower » Lun Feb 25, 2013 12:40 am

No pude contener mi rabia al ver cómo, en mi intento por ahorrar energías, no había logrado alcanzar la ventana, mientras que Yagami había decidido dar un doble salto desde el primer momento y había conseguido colarse en la casa sin problemas. Di un puñetazo a la pared, intentando liberar parte de mi impotencia. Refunfuñé para mis adentros y, decidido a no perder más tiempo, di un doble salto que me permitió finalmente llegar hasta donde me proponía.

Observé atentamente la habitación a la que había llegado: tres grandes cintas correderas y una enorme máquina en la que terminaban era lo que más llevaba la atención. Tenía toda la pinta de tratarse una fábrica, y muy probablemente aquella se trataría de la sala de montaje.

No obstante, no había ni rastro del objetivo de nuestra misión: Santa Claus. Pensé en salir por una de las dos puertas y buscarlo por otra habitación, pero parecía ser que Yagami tenía otros métodos. Se encontraba de espaldas a un ser de pequeña estatura, mientras mantenía su Llave Espada a escasos centímetros de su cuello. Pensé en bajar del alféizar de un salto y detener a mi compañero, pero por poco que me gustara aquel método, tenía que admitir que podía ser muy efectivo. Shinju no nos había dado ninguna indicación sobre cómo era la fábrica por dentro o dónde ir para encontrar a Santa Claus, así que tener con nosotros a alguien que pudiera guiarnos nos sería de gran utilidad. Aun así, había que andarse con cuidado.

—¿No crees que deberíamos intentar ser un poco más discretos? —le dije a Yagami, mientras saltaba para llegar hasta donde ellos se encontraban. —No vamos a conseguir más que problemas si nos pillan aquí dentro. Pero, aun así —murmuré esbozando una sonrisa de satisfacción—, he de admitir que la idea es buena. —me acerqué entonces a mi compañero y, sin que el elfo pudiera oírme, le susurré— No quiero decirlo muy alto para no darle ideas, pero piensa que incluso así deberemos tener cuidado. Puede intentar tendernos una trampa. Imagino que ya habías pensado en tomar represalias si lo hiciera, pero ni siquiera la más dolorosa de las torturas me serviría para quitarme el resquicio de haber fallado una misión por querer usar el método "fácil". Y, además; no sé si es realmente te disponías a acabar con él o no, pero por grave que sea lo que nos haga, te aseguro que no pienso permitir que te cargues a ningún habitante de este mundo.

Soltadas ya mis advertencias y condiciones, volví a hablar con un tono de voz lo suficientemente alto como para que también el elfo me escuchara.

Bueno, creo que aquí parados no vamos a conseguir nada, ¿no? ¿Por qué no ponemos ya rumbo a Santa Claus?
A new beginning
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Re: [Ciudad de la Navidad] Lo que se esconde bajo la nieve

Notapor Nell » Lun Mar 04, 2013 10:54 pm

Axel y Yagami

El elfo se sobresaltó ante el frío contacto del acero sobre su cuello. Al principio no dijo nada, sino que se quedó tieso escuchando la orden de Yagami y las palabras nada aliviadoras de Axel. Aquellos segundos sólo hicieron que se pusiera más nervioso, como para no poder articular ninguna palabra.

Y de verás que lo intentó varias veces. Abría y cerraba la boca constantemente, sabiendo que su vida estaría en juego nada más mascullar algo que no le gustase a sus captores. Desde luego, se notaba que era un elfo muy cobarde. Pero la lealtad pudo con él.

¡N-n-n-o-n-n-o-o t-t-ra-ra-rai-ci-cio-na-na-ré-ré-ré a-a-a-a-al S-S-S-e-eño-ño-ñor Cl-cl-cl-cla-clau-claus! ―tartamudeó―. D-d-d-de-de-de é-é-él de-de-de-dep-depen-depend-depen-depen la-la-la-la f-f-fel-fel-felic-felicida-felicidad d-d-de mu-mu-mu-much-muchos ni-ni-ni-niñ-niño-niños. ¡Y-y-y-y la-la-la Na-na-na-vi-vi-da-da-da-da-dad!

Le costó horrores soltar todo, y aún chorreaba de sudor cuando se desmayó, al instante siguiente, en los brazos de Yagami. Puede que inconscientemente hubiese decidido no saber cuál era el resultado de su elección, o la tensión de la situación había podido con él, cuando toda su vida estaba basada en alegría, sonrisas y miedo a los sincorazón. Si el aprendiz quería rematarle o no, era cosa suya, porque el elfo no les serviría de nada dormido.

En ese momento, salió de la habitación superior el elfo que se había ido anteriormente con la caja de juguetes. Al verlos a ambos, y a su compañero en el suelo, soltó un pequeño y casi inaudible chillido de pánico y volvió a meterse dentro, seguramente intentando esconderse de los que creía asesinos.

Por otro lado, escucharon voces al otro lado de la puerta más cercana a ellos. Allí había gente, pero quiénes o cuántos, no podían saberlo con exactitud.


Zait, Hiro, Mei y Nadhia

La joven no hizo otra cosa que sacarle la lengua divertida a Nadhia, viendo que no necesitaban para nada su ayuda. Por otro lado, también respondió a Hiro.

¡Todo el mundo aquí sabe la existencia de otros mundos! ―remarcó la muchacha―. ¡Es nuestra tarea, al fin y al cabo! Y este año necesitamos vuestra ayuda por culpa de chicos malos como ése ―explicó, señalando al sincorazón.

Precisamente, un sincorazón que estaba condenado a ser historia. Nada más salir de su caja, ésta vez como calabaza con cuchillas en vez del soldadito de antes, fue golpeado cruelmente por la Llave de Zait. A quien, por cierto, ni siquiera pudo rajar de mala manera para devolverle el daño, puesto que Tak le molestaba desde el otro ángulo.

En cuanto Zait se apuntó, el sincorazón fue alcanzado por la flecha de Nadhia y las balas de Hiro. Desapareció entre volutas de humo, instantáneamente fulminado.

La muchacha se quitó los guantes, guardándolos, y acercándose al grupo que conformaban con saltitos de alegría.

¡Guau, sois impresionantes! ¿Hacéis autógrafos? ―desde luego, no era realmente fan de sus habilidades, pero tampoco se estaba burlando de ellos. Parecía que simplemente le gustaban las bromas. Y cuando más malas, mejor―. Mi nombre es Hime. ¡Encantada!

Se recogió la falda por ambos extremos, y se inclinó levemente como toda una señorita, manteniendo la vertical intacta.

¡Bienvenidos a Ciudad de la Navidad! Creo que el recibimiento dice por sí solo cuál es nuestro problema ―rio―. Venid conmigo. Os lo explicaremos todo a detalle dentro. ¡Y con un café, si queréis! ―les invitó, empezando a andar hacia la casa de la que había salido―. Mmm, por cierto, ¿quién de vosotros es el Maestro?

Qué mala imagen darían cuando reconocieran que su Maestro había decidido quedarse vagueando a las afueras… Aunque también podían mentir…

La verdad es que es la primera vez que conozco aprendices de la Llave Espada ―reconoció Hime, girándose por un momento y caminando de espaldas para verlos―. Seguro que tenéis una vida muy emocionante. ¡Y peligrosa! No hay mucha gente que decida arriesgarse por salvarguardar el orden mundial ―parloteó, lo último con una voz grave, riéndose de sí misma―. ¿Qué hizo que tomarais ese camino?

De repente, se dio cuenta del seguramente tema privado en el que se estaba ahondando, y rectificó:

¡Oh, no respondáis si no queréis! ¡No quiero parecer maleducada! Es sólo una pregunta que me hago muchas veces en voz alta ―luego, añadió, perdiendo parte de su alegría―. Porque conozco a alguien que pasó por lo mismo y nunca se la he hecho.

Pero bueno, ¿no acababa de decir que era la primera vez que conocía a aprendices? ¿Les estaba mintiendo en su cara o algo?

Hime acabó chocándose contra una de las columnas, con el mismo dibujo de los bastoncillos de caramelo, que había a ambos lados de la puerta. Se agarró a tiempo para no caerse, se rio de sí misma y les invitó a pasar.

Entraron en la casa, cerrando la puerta tras de sí para no dejar que se colara más aire frío. En el interior, después de atravesar el pequeño recibidor, había un confortable salón familiar, alumbrado por una acogedora chimenea, y un sofá enfrente de ésta. En una mecedora, verían a un hombre gordo, vestido de rojo y colmado por una larga barba blanca. Desde luego, más de uno le reconocería.

¡Todo solucionado, señor! ―exclamó Hime, poniéndose firme cual soldado y con una mano en la frente.

Muy bien ―se giró hacia los aprendices―. Imagino que sois los enviados de Tierra de Partida. ¿Cuáles son vuestros nombres?

Se fijaron, entonces, que en su mano sostenía un largo pergamino. Alguno quizá también supusiese qué había escrito en él.



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Fecha límite: Miércoles 13 de marzo.
PH de Axel: 15/18
PH de Yagami: 13/16
PH de Nadhia: 13/22
PH de Hiro: 22/22
Balas de Hiro: 11/15
PH de Mei: 18/20
PH de Zait: 18/18
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Re: [Ciudad de la Navidad] Lo que se esconde bajo la nieve

Notapor Little Sho » Mar Mar 05, 2013 2:01 am

Gracias al apoyo de todos, el sincorazón desapareció como lo hicieron muchos otros copos de nieve que caían en mi faz y se derretían con el calor que desprendía mi cuerpo, que no es que estuviese muy agusto con aquellas temperaturas. Concebí entonces el hecho de que una persona se había unido a nosotros. Parecía ser natural del lugar, y nos explicó que allí todos conocían la existencia de otros mundos, al igual que una pequeña —aunque gran— parte de la población de Cronox.

Se llamaba Hime y presentaba un vestido púrpura que combinaba con unos guantes propios del clima, además de unos fijos modales que me sorprendieron al ver la calidad de su reverencia. Ciudad de la Navidad. Navidad… Una palabra que me traía muchos recuerdos. Me acerqué a Tak y le acaricié con dulzura recordando que fue uno de mis regalos, por no decir el único del que tengo constancia. La joven nos invitó a pasar dentro de un edificio donde, sin duda, gozaríamos de un ambiente más agradable. Sonreí al escuchar la lógica pregunta de Hime. ¿Quién era el Maestro? Sin pensármelo mucho, y aprovechando que el verdadero se había quedado en el extrarradio del mundo, decidí seguir el humor de nuestra anfitriona:

Es este perro de aquí —y para sorpresa, o quizá desgracia de Hiro, no le estaba señalando a él, sino a mi fiel compañero Tak. Todo esto con un esbozo de una sonrisa burlona que intenté disimular—. Es estraño, sí. Pero en Tierra de Partida hay de todo, desde Bisontes voladores hasta niños azules.

Me pregunté a mí mismo de dónde salía esta extraña actitud impropia en mí. Es más, me pregunté incluso cómo demonios adiviné que Pema era un bisonte. ¡Antes ni siquiera conocía aquella palabra! Mi conocimiento gramático-léxico había aumentado notablemente, además de mi vocabulario. Es más, había un nombre rondando mi cabeza que no conseguía comprender. La voz de Daniel Zath resonaba en mi cabeza diciendo que, en esta vida o en el propio infierno, mataría a Vaas. ¿Quién era Vaas? ¿Y qué relación tenía con Zath? Teniendo en cuenta que el propio Daniel no me había hablado nunca de él. Agité la cabeza y volví a la nevada tierra en la que mi cuerpo se hallaba.

Para cuando volví, el tiempo, como casi siempre, se había adelantado a mi propia naturaleza y únicamente pude comprender una última pregunta: ¿Quién hizo que tomara este camino? Y, como siempre, mi mente se alejó de mi cuerpo y entró en un lugar tan propio como su casa. Puede que fuese mi historia. Puede que fuese la influencia de mi padre… O de mi madre. Es más, alguna vez llegué a pensar que el Espectro de la torre del reloj era obra de mi padre. Analicé mis sentimientos. Había odio dentro de mí, ira… Sed de venganza. Pero… ¿Por qué? Un enorme sentimiento de venganza surgió cuando pensé en Nate. Raiden busca venganza. En ese momento, agité aún más mi cabeza pensando que, como siguiese así, algún día acabaría completamente loco. ¿Qué demonios pasaba conmigo? ¿Qué me sucedía? No me sentía dueño de mi propio cuerpo. Sentía que demasiadas personas habían trastocado mi vida. Daniel Zath, Midna, Christian Linus, Julliet LaFleur, Umbreon, Shadow, Raiden, Vaas… Demasiados nombres, demasiados sentimientos… Demasiada estupidez. Y sin embargo… Había ocasiones en las que sentía que no era digno de mi destino.

Entre tanta tontería, llegamos hasta un salón en cuyo centro había un bonito y agradable sofá. Un hombre ancho, de grandes barbas y pelo de nieve estaba sentado en una mecedora. San Nicolás, pensé emocionado. Pero… Por unos segundos dudé. Y me acordé del preciado libro de Charles Dickens que Nate quería por Navidad.

Muy bien ―dijo girándose hacia nosotros―. Imagino que sois los enviados de Tierra de Partida. ¿Cuáles son vuestros nombres?

¿Cuál era mi nombre? ¿Quién era yo? Según mis raíces, David Linus. Según mi pasado, Zait Laind. Según mi presente, era un Emisario, un Guardián de un falso Destino, en el que debía creer y tener esperanza. Había tantos cabos sueltos, tantas ramas desbocadas en mi vida que mi alma, mi cerebro y mi corazón —si es que tenía— eran un completo caos en una armonía que era incapaz de seguir. Y harto de tanta duda, de tanta incoherencia y tanta pretensión, actué por mi propio pie al decir lo que dije.

Me llamo Nathan —afirmé con cierta indecisión, mirando a los demás, lanzándoles un aviso de silencio, una petición de respeto ante aquella loca decisión—. Nathan Smith, de Nunca Jamás.

Una pequeña y diminuta parte se preguntó por qué lo había hecho, pero había actuado sin pensar. ¿Por qué? Curiosidad, como casi siempre. Quería saber si, en algún momento de su escasa vida, San Nicolás pensó en mi humilde amigo, en mi humilde hermano. Saber que no fue ignorado, como lo fui yo hasta conocerle.

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Sorry por el tochopost xD
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