Re: [Ciudad de la Navidad] Lo que se esconde bajo la nieve
Publicado: Mié Feb 06, 2013 8:34 pm
A lo lejos pude presenciar un mundo nevado, algo que me hizo recordar mi primer contacto con la nieve, algo que me fascinó, ya que no la había visto nunca, hasta llegar a Londres. Y tras tanto tiempo sin ver aquello… ¿O la había visto antes? Yo mismo dudaba de mi capacidad. Sentía como si mi memoria no fuese la misma. Midna y Zath me ayudaron a recordar. ¿Y si lo que yo recordaba era mentira? ¿Y si eran recuerdos falsos? Ni siquiera podía confiar en mí m ismo, pues ya que yo, no era yo.
Aterrizamos en una colina cercana a una iluminada y bonita ciudad. Intenté mantener mi armadura puesta para evitar problemas con la ropa, algo que no duró mucho pues ya que al primer paso que di, se desmaterializó sola. Maldecí a Midna como pude y suspiré fatigado.
Nadhia permaneció un tiempo atrás mientras los demás avanzamos hacia la ciudad. Contemplé emocionado un gran árbol repleto de luces y adornos. Lo que más me llamó la atención fue una enorme calabaza brillante. Había, además, un gracioso tiovivo donde unos niños jugaban. ¿Niños? Vestían con ropajes extraños, parecidos al atuendo navideño que yo llevaba… ¿Parecidos? Algo emocionado, me pregunté para mis adentros si aquellos serían los mágicos trabajadores, elfos, ayudantes de San Nicolás que preparaban miles de regalos.
La joven de pelo castaño se unió a nosotros poco después de aquello. Mencionó que había crecido, algo que yo también había notado, pero mi perspectiva seguía siendo la misma. Lo cierto es que si de repente tuviese diez centímetros más de largo me daría varios cabezazos por doquier. ¡Puede que incluso me marease al levantarme rápido! Aunque era poco probable, estaba demasiado acostumbrado a hacer el ganso. Estaba… Ahora… Ahora pocas cosas resaltaban en mí. O quizás no… Odiaba mi nuevo, e inadaptable, bipolarismo que tanto me acompañaba. Sin embargo, me apenaba. Me entristecía, porque, cuando se acabase… Dejaría de sentir. Es cierto, mi humor no era normal, pero… Prefería aquello a no sentir nada… A no vivir intensamente…
—Bueno… Eso y que mi ropa actual es bastante vieja. Pero no pienso tirarla nunca. Son muchos… Recuerdos…
Repentinamente y como por arte de magia, como todas las veces, un pequeño grupo de sincorazón apareció en el tiovivo, algo que me sacó de mi particular interioridad. Invoqué al instante mi nueva llave espada y adopté una posición de ataque que enseguida se alejó de mí. Contemplé durante escasos segundos la figura de aquellos monstruos. Seres irracionales e incoherentes guiados únicamente por el institno… Que un día fueron personas. O quizá no, y surgieron de la más profunda oscuridad. Pero… ¿Qué vida habría detrás de aquellos locos y amarillentos ojos? ¿Cuántos recuerdos? ¿Conservarían alguno? Permanecí quieto y perplejo, como si se hubiesen llevado mi alma.
Aterrizamos en una colina cercana a una iluminada y bonita ciudad. Intenté mantener mi armadura puesta para evitar problemas con la ropa, algo que no duró mucho pues ya que al primer paso que di, se desmaterializó sola. Maldecí a Midna como pude y suspiré fatigado.
Nadhia permaneció un tiempo atrás mientras los demás avanzamos hacia la ciudad. Contemplé emocionado un gran árbol repleto de luces y adornos. Lo que más me llamó la atención fue una enorme calabaza brillante. Había, además, un gracioso tiovivo donde unos niños jugaban. ¿Niños? Vestían con ropajes extraños, parecidos al atuendo navideño que yo llevaba… ¿Parecidos? Algo emocionado, me pregunté para mis adentros si aquellos serían los mágicos trabajadores, elfos, ayudantes de San Nicolás que preparaban miles de regalos.
La joven de pelo castaño se unió a nosotros poco después de aquello. Mencionó que había crecido, algo que yo también había notado, pero mi perspectiva seguía siendo la misma. Lo cierto es que si de repente tuviese diez centímetros más de largo me daría varios cabezazos por doquier. ¡Puede que incluso me marease al levantarme rápido! Aunque era poco probable, estaba demasiado acostumbrado a hacer el ganso. Estaba… Ahora… Ahora pocas cosas resaltaban en mí. O quizás no… Odiaba mi nuevo, e inadaptable, bipolarismo que tanto me acompañaba. Sin embargo, me apenaba. Me entristecía, porque, cuando se acabase… Dejaría de sentir. Es cierto, mi humor no era normal, pero… Prefería aquello a no sentir nada… A no vivir intensamente…
—Bueno… Eso y que mi ropa actual es bastante vieja. Pero no pienso tirarla nunca. Son muchos… Recuerdos…
Repentinamente y como por arte de magia, como todas las veces, un pequeño grupo de sincorazón apareció en el tiovivo, algo que me sacó de mi particular interioridad. Invoqué al instante mi nueva llave espada y adopté una posición de ataque que enseguida se alejó de mí. Contemplé durante escasos segundos la figura de aquellos monstruos. Seres irracionales e incoherentes guiados únicamente por el institno… Que un día fueron personas. O quizá no, y surgieron de la más profunda oscuridad. Pero… ¿Qué vida habría detrás de aquellos locos y amarillentos ojos? ¿Cuántos recuerdos? ¿Conservarían alguno? Permanecí quieto y perplejo, como si se hubiesen llevado mi alma.
Spoiler: Mostrar