[País de Nunca Jamás] Final Countdown

[Sombra]

Kairi y Paul

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El sol salía por el horizonte entrando en las habitaciones de Kairi y Paul despertandoles de un largo sueño reparador tras los agotadores entrenamientos que habían tenido el día anterior.

Había pasado mucho tiempo desde que la gente de Tierra de Partida se había seccionado haciendo que varios traidores saliesen de entre las piedras, pero desde aquel entonces todos los Maestros se habían vuelto más duros en sus entrenamientos y eso lo notaría hasta el más despistado de todos.

Paul y Kairi al despertarse se dieron cuenta de que habían pasado una carta por debajo de la puerta de sus habitaciones. La carta tenía el típico sello con el símbolo de cera en el que se indicaba que aquella carta había sido enviada por un Maestro. Aquel símbolo no era otro que el emblema de los caballeros de la llave espada.

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Cuando abriesen el sobre verían una nota con una letra que dejaba mucho que desear, aquella persona necesitaba unos cuadernos para practicar ortografía... O al menos agarrar más fuerte la pluma para que las letras no quedasen tan alargadas.

Se solicita tu presencia en los Jardines a las 9:00 AM. Lleva todo lo necesario para ir a otro mundo.

-Maestro Kazuki.

Bueno, aún les quedaba una hora para aquello así que podían darse un baño y desayunar sin problema alguno.

Saito

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...Pero por muy duros que se hubiesen vuelto los entrenamientos en Tierra de Partida en Bastión Hueco seguían siendo mucho más duros.

Aquello solo podía significar un rápido desarrollo en las habilidades de sus Aprendices, sin duda compensaba la poca cantidad de Aprendices en comparación a sus enemigos del otro bando.

—Muy bien Saito. Puedes descansar —ofreció el Maestro Ryota sentado desde el trono central el cual había sido quien llevara el entrenamiento del joven.

La Sala de los Tronos de Bastión Hueco era el lugar perfecto para entrenar, aquella amplia estancia donde normalmente se impartían las clases prácticas tenía espacio suficiente para moverse sin miedo a cargarse un jarrón o algo semejante.

—Veo que has mejorado bastante desde el último entrenamiento, pero tienes que practicar tu puntería ya que eso puede influír en un combate para que aciertes o no un golpe o hechizo. Ten cuidado con eso —criticó el hombre mostrando una vez más que a pesar de que algunas veces felicitaba a sus aprendices siempre les encontraba alguna pega—. Por cierto, me gustaría ordenarte una Misión Especial, seguramente te resulte interesante.

>Como sabrás, existen cientos de razas sincorazón. Desde el tipo más básico, la Sombra hasta otros más complejos como los Invisible o los Wyvern. Sin embargo, nosotros solo tenemos catalogados unos pocos en comparación a todos los que existen a lo largo y ancho del universo... La información, Saito. Es una arma muy poderosa, puede hundir imperios, comenzar o detener guerras, dar libertad o quitarla, salvar vidas... ¿Entiendes a dónde quiero llegar?

El maestro dio espacio para dejar contestar a su Aprendiz en caso de que este quisiese responder alguna cosa. En cuanto Saito acabase de hablar (si es que lo hacía) el Maestro cerraría los ojos como para meditar unos instantes que palabras utilizar para explicar la misión del joven.

—Necesito que vayas a un mundo; País de Nunca Jamás, en concreto a un lugar llamado Londres. Buscarás distintos tipos de sincorazón por la ciudad y harás un informe sobre ellos: Descripción, cualidades así como sus habilidades, modus operandi... No te preocupes por un bloc de notas y un bolígrafo. Dejé en tu habitación uno de antemano pues me interesa que seas tú el que lleve a cabo esta misión. ¿Necesitas saber algo más?

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Fecha límite 1/5/2013

En el caso de Kairi y Paul pueden encontrarse y empezar a hablar antes de llegar (o cuando lleguen al lugar que Kazuki os ha mandado)

[Leon18]

El Sol de un nuevo día me despertó y con ello una nueva jornada de entrenamientos. Hacía poco que los maestros estaban durísimos respecto a los entrenamientos aunque no sabía el porqué, quizás se acercase alguna batalla importante, en la cual estaría encantado de participar, por lo que aquellos entrenamientos los agradecía porque debía ser más fuerte. Aunque mi cuerpo no aguantase mi mente quería más y más.

Me levanté de mi cama rápidamente notando aún como mi cuerpo tenía secuelas del día anterior que se fueron rápidamente con unos estiramientos. Lo siguiente fue una ducha ya que con lo reventado que acabé anoche fue llegar y caer rendido en la cama sin poder hacer otra cosa.

Como siempre que me daba una ducha me venían pensamientos a la cabeza que no siempre eran buenos. Hacía ya tiempo que estaba en Tierra de Partida y aún no había hecho nada por buscar a mi padre ni por ayudar a Rhía a hacerlo con los suyos y encima durante ese tiempo que he estado encerrado allí un inocente Moguri había muerto por mi culpa, juré que Shinju lo iba a pagar y lo iba a hacer aunue tuviera que llevarme a más por delante. Aquello no iba a quedar así.

Salí de la ducha preparado para acabar con todos aquellos pensamientos en el entrenamiento de ese día pero me di cuenta de que había algo allí que no estaba antes. Una carta.

La cogí del suelo y vi que tenía un extraño símbolo grabado con cera, quizás lo hubiera visto antes pero en aquel momento no lo recordaba así que sin darle mucha más importancia abrí la carta.

En la carta, la cual estaba escrita de una forma muy rara, casi como que parecía que la había escrito un niño, ponía que debíamos estar en los Jardines a las 9, lo cual era en media hora más o menos.

También ponía que nos íbamos a ir a otro mundo. Aquello hizo que una sonrisa se dibujara en mi cara, hasta ese momento no había visitado otro desde que llegué a Tierra de Partida. Tenía mucha curiosidad en qué mundo íbamos a visitar, actualmente sólo había oído hablar de las Islas de donde provenía Rhía y del mundo de los piratas de Edge y según tenía entendido había muchos en todo el universo.

Finalmente vi que Kazuki había sido quien había escrito la carta y ya entendí la caligrafía, seguro que la había escrito medio dormido como siempre estaba él.

En parte no me hacía mucha gracia ver otra vez a Kazuki. No sabía cómo iba a poder mirarle a la cara tras lo de las Cámaras y sobre todo tras irme sin decirle nada cuando nos preguntó por lo que pasó allí. Quizás me echara una bronca por ello pero debía hacerle frente y no ser un cobarde.

Finalmente, cogí mi querida espada, la envainé, cogí las diferentes pociones que tenía por allí y me puse en marcha a los Jardines aunque conociendo a Kazuki llegaría tarde o se lo encontraría por allí dormido como la última vez.

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Kairi, si quieres Paul y Kairi se pueden encontrar por el camino o ya en los Jardines, no tengo problema en hacer otro post

[H.S Sora]

—¡KYA!—Dije dando un golpe seco con la Llave Espada.

—Muy bien Saito. Puedes descansar —Dijo de pronto el Maestro Ryota, el cual se encontraba sentado en el trono central.

—Gracias Maestro —Dije con voz algo mecánica, y como si fuese un autoreflejo, desmaterialicé la Llave Espada mientras gotas de sudor descendían por mi frente. Realmente había sido un entrenamiento agotador.

Me planteé el motivo por el que se realizaban los entrenamientos en el interior… ¿No sería mejor quizá realizarlo fuera? La Sala de los Tronos no era para nada un lugar pequeño, pero pensé que fuera tampoco se estaría mal con el aire frió ayudando a secar la sudor. De pronto recordé lo sucedido en aquél entrenamiento con Saeko, en el cual mi oscuridad había llegado a atraer un Sincorazón bastante descomunal.

Tenían suficientes motivos como para querer tenernos bien vigilados.

—Veo que has mejorado bastante desde el último entrenamiento, pero tienes que practicar tu puntería ya que eso puede influír en un combate para que aciertes o no un golpe o hechizo. Ten cuidado con eso —El Maestro hablaba en tono severo, a lo cual simplemente asentí tragando saliva. Tener en cuenta sus sugerencias sería esencial para desarrollar todo mi potencial como portador de la Llave Espada—. Por cierto, me gustaría ordenarte una Misión Especial, seguramente te resulte interesante.

—¿Qué?—Exclamé con una evidente y comprensible sorpresa.

Un torrente de emociones surcó mi mente sin contar la sorpresa. ¿Significaba aquello que estaba preparado para encargos superiores? Aquella idea hacia que me enorgulleciese de mis progresos y que a la vez tuviese algo de temor. No podía hacer mal aquella primera misión ,fuese lo que fuese, si no quería defraudarle…

>Como sabrás, existen cientos de razas sincorazón —Dijo él haciendo caso omiso a mi exclamación.— Desde el tipo más básico, la Sombra hasta otros más complejos como los Invisible o los Wyvern. Sin embargo, nosotros solo tenemos catalogados unos pocos en comparación a todos los que existen a lo largo y ancho del universo...—Asentí, lentamente, mientras el Maestro pensaba que más me iba a decir—La información, Saito. Es una arma muy poderosa, puede hundir imperios, comenzar o detener guerras, dar libertad o quitarla, salvar vidas... ¿Entiendes a dónde quiero llegar?

Aquello me había chocado un poco, pues no era tonto y mi Maestro lo sabia. El Maestro deseaba información sobre los Sincorazón ¿Pero para que fines concretos? ¿Deseaba empezar una guerra contra el bando contrario quizá? ¿Tener ases en la manga para situaciones inesperadas? ¿Salvar mundos de la oscuridad? O ¿Sumir mundos en la desesperación? ...

Realmente las metas de mi Maestro eran un misterio para mí, y dudaba que aunque le preguntase, este me respondiese con claridad. Pero sí conocía las metas de Bastión Hueco, y sobre todo, mi mayor meta. Y he de decir que con aquello me bastaba por el momento.

—Lo entiendo Maestro, no se preocupe, no le defraudaré.

Un silencio largo y medio incómodo se apoderó de la Sala del Trono. Miraba a mi Maestro, el cual tenía los ojos firmemente cerrados. ¿En que estaba pensando en aquél momento? Durante un instante tuve la certeza de que debía interrumpirle para preguntarle sobre mi misión, pero finalmente decidí que lo mejor era esperar. Por lo que me entretuve mirando aquel lugar, por mucho que no fuese la primera vez que realizaba un entrenamiento ahí, no dejaba de resultarme extraño. Pero no era tan solo ese lugar, era todo el castillo de Bastión Hueco el que me transmitía una sensación de belleza y oscuridad a la vez.

Una sensación hermosa pero a la vez tenebrosa, como la unión de algo tan angelical como las alas de un ángel, pero salpicadas de sangre.

—Necesito que vayas a un mundo; País de Nunca Jamás, en concreto a un lugar llamado Londres. Buscarás distintos tipos de sincorazón por la ciudad y harás un informe sobre ellos: Descripción, cualidades así como sus habilidades, modus operandi... No te preocupes por un bloc de notas y un bolígrafo. Dejé en tu habitación uno de antemano pues me interesa que seas tú el que lleve a cabo esta misión. ¿Necesitas saber algo más?

El Maestro me sacó de mi pensamiento con la explicación de la misión que debía realizar.

El asunto no me resultaba para nada desagradable, pues la idea de viajar a un mundo completamente desconocido y nuevo me resultaba interesante a la par que emocionante. Además de que con aquella misión quizá también podía servir para los própositos de mi própia meta si me quedaba tiempo alguno. Por lo que con algo de habilidad, sería capaz de matar a dos pajaros de un tiro. Sin contar que me serviría para ganar experiencia y además si la realizaba bien podría ser encomendado para otras futuras misiones especiales.

—Siento increparle Maestro, pero si que necesito saber algunas cosas más antes de partir—Dije de la manera más respetuosa posible, ya que no quería cometer ningún fallo en la misión— A parte del informe detallado que realizaré sobre ellos, ¿Será necesario acabar con ellos o prefiere que evite realizar alboroto en ese mundo?

Y esperaría pacientemente a que me respondiese, estando de lo más motivado por la misión especial que se me había encomendado.

[Kairi]

Kairi despertó como cada mañana en su habitación de Tierra de Partida. Extrañamente, su gatito Awa-chan estaba demasiado silencioso, lo normal era que la despertara dándole con la patita o maullando. Se frotó los ojos, se levantó y curioseó un poco. Awa-chan estaba muy conectrado jugando con un pañuelo rojo que había encontrado por la habitación de alguna manera, probablemente parte de alguna ropa de su dueña.

- ¿Qué haces?

- Awawawawawawawawa - le había cogido cariño al pañuelo y se lo había puesto como capa.

- Pero eso es... Bah, puedes quedártelo. - dijo dando un suspiro.

Entonces se dio cuenta de que había algo cerca de la puerta. Era una carta, la habían pasado por debajo. Kairi identificó el símbolo de los caballeros de la Llave Espada y supo en seguida que la había enviado un Maestro. Abrió el sobre con cuidado, sacó la carta y leyó:

Se solicita tu presencia en los Jardines a las 9:00 AM. Lleva todo lo necesario para ir a otro mundo.


-Maestro Kazuki.

Miró el reloj, eran las 8:00. Horrorizada por la hora, pues no le gustaba madrugar, se vistió, cogió lo que pudiera necesitar de pociones, éteres y demás y le echó un vistazo a Awa-chan. Se había recuperado por completo desde la última misión, que casi les cuesta la vida. Hizo un gesto para indicar que la siguiera y salieron de la habitación.

De camino a los Jardines pensó en cómo sería su próxima misión y a qué mundo viajaría. Fuera lo que fuera, esperaba que no hubiera minas ni nada parecido, la última experiencia fue aterradora y no quería volver a pasar por algo así.

Cuando llegó al lugar, había un chico esperando, de pelo largo y blanco, más alto que ella (¿y quién no lo era?) y una gabardina roja que le dejaba el pecho al descubierto. Imaginó que sería su nuevo compañero de misión. Se acercó a hablar con él.

- Hola, ¿estás esperando al Maestro Kazuki? - le preguntó - Soy Kairi, estoy aquí por lo de la carta.

- Awa - Awa-chan seguía jugando con su pañuelo en el hombro de Kairi, sin prestar mucha atención al chico.

[Sombra]

Saito

—Saito, confío en tu criterio. Una de las misiones de nosotros, los caballeros es guardar el secreto de la existencia de otros mundos a los civiles. Quizás parezca que no es importante, pero como ya te dije la Información es peligrosa si no se sabe administrar. Algunas personas podrían llegar a enloquecer o emparanoiarse... Que se descubriese en ese mundo la existencia de otros podría cambiar el completo curso de la historia de forma impredecible.

>Cuando te elegí para ser mi Aprendiz sabía que tú tenías una mente lo suficientemente fuerte y abierta para poder aceptar la existencia de otros mundos, eso es algo que todo maestro ha de tener en cuenta al buscar un Aprendiz.

El Maestro se levantó de su asiento y se acercó a Saito en un sereno silencio que en cierto sentido, a pesar de que a algunos podría resultar inquietante -a los de Tierra de Partida, por ejemplo- a otros aquel silencio podía resultar algo agradable. Se podía percibir que aquel maestro sabía lo que decía, o al menos parecía muy convinciente. Aquel aura de seriedad que transmitía lograba sin duda tranquilizar muchas veces a sus aprendices, aunque otras veces podía hacer que Ryota fuese un completo misterio. En realidad, ¿qué se sabía de él?

—Obviamente, Saito. Según la situación lo requiera podrás luchar —respondió finalmente yendo por fin al grano—. Si un sincorazón trata de arrebatar tu corazón tu deber, no. Tu obligación es sobrevivir. Lo ideal sería que no necesitases eliminarlos, aunque lo más probable es que para conseguir esa información sobre sus habilidades necesites enfrentarte a más de uno. Aunque tu principal objetivo es simplemente ir de observador —explicó dándole libertad casi absoluta al muchacho.


Kairi y Paul

Justo como Paul sospechaba, Kazuki no estaba por los alrededores. Quizás si alguno de ellos tenía un Teléfono Móvil o cualquier otro dispositivo de comunicación pudiesen llamarle.

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No he mirado vuestro inventario, pero si tenéis Teléfono podéis suponer que tenéis el número de Kazuki y los demás Maestros por lo que podríais llamarle (os dejo libertad para que digáis si tenéis o no los teléfonos de ellos)

En caso de que no tuviesen forma de ponerse en contacto tenían dos opciones. La primera, hablar entre ellos un poco para conocerse´y esperar a Kazuki (nunca era mala idea conocer a los compañeros de misión), podían ignorarse y esperar por separado o podrían incluso ir de nuevo al interior del castillo y buscar al Maestro que probablemente se había quedado dormido en su habitación... o cualquier otro sitio, como uno de los tronos de la sala del trono, en una silla del comedor, en una de las aulas, sala de entrenamiento o biblioteca...

Quizás la opción más atractiva al final fuese quedarse allí, aunque ellos podían hacer lo que quisiesen.

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Si veo que vais posteando bien teniendo los tres vuestros post antes de la fecha límite retiraré las Fechas Límite y postearé al día siguiente de que hayáis posteado.

Fecha Límite: 7/5/2013

[Leon18]

Llegué a los Jardines pero todavía en aquel momento no había nadie por allí. También podía ser que no había nadie por allí todavía porque había llegado un poco antes de la hora, pero algo me daba que Kazuki se había quedado dormido.

Me apoyé en una pared para esperar a la llegada del Maestro o mis compañeros de misión pero por ahora nadie había llegado. Por un momento llegué a creer que el que había escrito la letra era mi Maestro Akio, pues la letra parecía de un niño, pero al llegar una mujer con el pelo rosado, bajita y que por lo visto tenía un gato en su hombro se disiparon aquellos pensamientos.

- Hola, ¿estás esperando al Maestro Kazuki? - Me preguntó aquella chavala - Soy Kairi, estoy aquí por lo de la carta.

Por lo visto aquella chavala iba a ser mi compañera y por lo que parecía no iba a venir nadie más. En parte aquello me disgustó bastante, aquella mujer no es que pareciera muy fuerte y si encima se traía a eso que tenía en el hombro al mundo al que vamos sólo iba a ser un estorbo. Mejor hubiera sido que me hubieran puesto de compañero a Rhía o incluso Sorkas, que más o menos parecía un buen chaval. Hasta hubiera preferido hacerlo solo, pero tenía que aguantarme e intentar que no me pasara con el impostor, aunque él se lo buscó mintiéndome y lanzando tiritos, y llevarnos aunque sea algo bien.



-Hey Kairi, yo soy Paul,- dije intentando no mostrar mi desagrado a que fuera mi compañera- y sí, yo también estoy esperando a Kazuki que, por cierto, llega tarde. Quizás se haya quedado dormido por ahí pero paso de ir a buscarlo. Tú haz lo que veas, búscalo o espéralo aquí, yo estaré por aquí tumbado.

Le dije eso y seguidamente me tumbé en el césped poniendo mis manos en la nuca mientras miraba el cielo. Vaya maestro aquel, que se quedaba dormido por todos lados.

[H.S Sora]

—Saito, confío en tu criterio. Una de las misiones de nosotros, los caballeros es guardar el secreto de la existencia de otros mundos a los civiles. Quizás parezca que no es importante, pero como ya te dije la Información es peligrosa si no se sabe administrar. Algunas personas podrían llegar a enloquecer o emparanoiarse... Que se descubriese en ese mundo la existencia de otros podría cambiar el completo curso de la historia de forma impredecible.

Asentí ante aquellas palabras tan sabias de mi Maestro. Sabía que la información podía llegar a ser algo peligroso pero… ¿A tanto podían llegar las personas si se enteraban de la existencia de otros mundos? Quizá en un principio fuese difícil de creer pero para mi criterio la cosa no era para tanto…

>Cuando te elegí para ser mi Aprendiz sabía que tú tenías una mente lo suficientemente fuerte y abierta para poder aceptar la existencia de otros mundos,—dijo como si adivinase mis pensamientos anteriores acerca de la información y las reacciones tan descabelladas que podían llegar a tener otros— eso es algo que todo maestro ha de tener en cuenta al buscar un Aprendiz.

Volví a asentir casi de manera monótona, aunque el Maestro había dejado en el aire la respuesta y no parecía que fuese a decir nada más al respecto.

Acto seguido se levantó y se acercó a mí sin articular palabra alguna, dejando que aquel extraño silencio lo envolviese todo. Era extraño que un silencio tan sepulcral, no me desagradase en absoluto, ¿Había cambiado parte de mi ser al convertirme en portador de la Llave Espada? Aquello había cambiado mi vida por completo, ¿Por qué no iba a hacerlo en mi personalidad y gustos?... Mi pulso se aceleró ante tal pensamiento, sabia que las personas cambiaban en ocasiones con el tiempo pero… ¿Quería cambiar yo también? ¿O ya lo había hecho?...

No, no y no… Tu sigues siendo tú. Tienes un objetivo, encontrar a Louise. Mientras tengas ese objetivo, nada ni nadie podrá cambiarte.

Con aquel pensamiento me mantuve firme mirando al Maestro Ryota, el cual tenía unas convicciones al igual que yo. ¿Habría cambiado él en todos estos años? No lo sabía, pero si sabía que me encontraba delante de alguien capaz de todo por algo, de alguna lejana manera mi Maestro y no nos parecíamos. Y aquello me tranquilizaba pues el Maestro Ryota siempre se mostraba seguro de si mismo y capaz de todo, aunque a su vez era un misterio todo lo que le rodeaba… Pero todo el mundo guarda secretos y ni el Maestro Ryota ni yo no éramos una excepción.

— Obviamente, Saito. Según la situación lo requiera podrás luchar —Dijo finalmente, sacándome de mis pensamientos tan rápidamente como había entrado en ellos.— .Si un sincorazón trata de arrebatar tu corazón tu deber, no. Tu obligación es sobrevivir. Lo ideal sería que no necesitases eliminarlos, aunque lo más probable es que para conseguir esa información sobre sus habilidades necesites enfrentarte a más de uno. Aunque tu principal objetivo es simplemente ir de observador.

Sobrevivir… aquella era otra de mis pequeñas metas para poder realizar la búsqueda de aquella persona que seguía ansiando y que no olvidaba ningún día. Sobreviviendo te haces fuerte, y si me hacía lo suficientemente fuerte sería capaz de lograrlo, estaba completamente seguro de ello.

Además aquello que había dicho el Maestro Ryota respondía a todas mis preguntas… Pero no sabía si el Maestro querría decirme algo más antes de partir, por lo qué decidí esperarme un rato. Si el Maestro no deseaba decirme nada más, simplemente le diría:

—Muchas gracias por confiar en mí Maestro Ryota, con su permiso me voy a mi cuarto a prepararme para la misión. No le defraudaré.

Y tras eso, volvería a mi habitación para coger los utensilios que el Maestro me había proporcionado. Aquel iba a ser un día largo y productivo, sin duda alguna.

[Kairi]

Su nuevo compañero no le prestó demasiada atención a la chica.

- Hey Kairi, yo soy Paul, y sí, yo también estoy esperando a Kazuki que, por cierto, llega tarde. Quizás se haya quedado dormido por ahí pero paso de ir a buscarlo. Tú haz lo que veas, búscalo o espéralo aquí, yo estaré por aquí tumbado.

Y después de decir esto, se tumbó en la hierba. Kairi se quedó con una expresión de desconcierto, pero a Awa-chan le sentó especialmente mal y, con un bufido, le dio la espalda a Paul en el hombro de su dueña.

- Vamos Awa-chan, no seas maleducado - dijo dándole unas palmaditas en el lomo.

- Awa - todos los hombres le caían mal, en especial aquel chico con rasgos perrunos de pelo rojo que estaba con Kairi a veces.

¿Que podía hacer ahora? El Maestro Kazuki se retrasaba. No iba a buscarlo por ahí, podría llegar mientras ella estuviera ausente. Decidió esperar con Paul. Su compañero parecía un chico fuerte, estaba demasiado tranquilo. Puede que hubiera desempeñado numerosas misiones y hubiera conocido muchos mundos. Si eso era cierto, la misión no debería suponer un problema para ambos.

Kairi dio varias vueltas en círculos, bostezando como siempre que le tocaba madrugar. Se detuvo un momento y miró a su compañero. Decidió empezar un tema de conversación con cierto reparo por si le estaba molestando.

- Bueno, y... ¿de dónde eres? - preguntó la joven - Yo soy de Islas del Destino. Un lugar muy bonito... eso creo - dijo mirando al suelo.

[Sombra]

Saito

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Tienes libertad en tu post, escribe lo que quieras hasta que llegues a Londres. Puedes aterrizar donde te de la real gana así que tienes también libertad para describir las calles de la ciudad o lo que gustes.

Paul y Kairi

Pasaron 30 minutos de la hora acordada en la que podían haber estado ignorandose mutuamente o hablando amigablemente cuando un sonoro bostezo llegó a oídos de los dos Aprendices. Por el camino que subía hasta los jardines pudieron ver a un somnoliento Maestro que reconocerían al momento.

Kazuki llevaba su aspecto habitual, una larga túnica que le hacía parecer un erúdito, unas legañas en los ojos y bajo estes unas grandes ojeras. También estaba despeinado, como si jamás se hubiese pasado un peine por allí, no sería de extrañar que si intentase usar un peine este se quedase enganchado para siempre.

—Esto eh... Buenos días —saludó el hombre como si no notase que había llegado bastante tarde—. Veo que ya estáis eh... Listos. Invocad vuestros Gliders y eh... Poneos la armadura, nos vamos a otro mundo. Podéis eh... preguntar lo que queráis mientras vamos para allí.

Y tras eso, sin cortarse un pelo invocó su armadura de matices grises (como si fuese el personaje de alguna serie de televisión en blanco y negro) y lanzó su llave espada hacia el cielo donde pasó a cambiar su forma a otra que se asemejaba a una bicicleta antigua de colores también grises, sin ruedas y con un aspecto algo más robusto.

El hombre se montó sin decir nada en el Glider y empezó a ascender hacia el intersticio sin esperar a sus Aprendices.

[Leon18]

Justo cuando me tumbé en el suelo oí un extraño ruido que no sabía de dónde provenía. Levanté la cabeza y vi que había provenido del gato que tenía aquella chiquilla que estaba regañándolo por aquello. Sin duda aquella criatura iba a ser un estorbo y no quería que mi misión fracasara otra vez.

-Awa-chan.. Estúpido nombre para una criatura estúpida-.Pensé mientras miraba el cielo de Tierra de Partida.

Aún no podía entender cómo la gente se podía llevar esos animales a una misión. Lo del impostor más o menos era comprensible pues era un dragoncito... ¿Pero un gato? ¿En serio? Si algún día tuviera una mascota, que lo dudaba, primeramente sería una poderosa y no eso.

Pero en fin, yo debía ir a lo mío: a completar esta misión y volverme más fuerte. Aunque primero a ver si llegaba Kazuki.

- Bueno, y... ¿de dónde eres? - preguntó aquella chiquilla. Me incorporé despegando mi espalda del suelo y me quedé sentado para escucharla - Yo soy de Islas del Destino. Un lugar muy bonito... eso creo

Aquello me impresionó, era de Islas del Destino al igual que Rhía. No me imaginaba que fuera de allí. ¿Se conocerían? Aunque pensándolo mejor aquello era muy improbable pues era joven cuando pasó lo de sus padres. ¿Habría más gente de mi mundo en Tierra de Partida? Lo dudaba, aunque a saber.

-Pues mi mundo lo suelen llamar El Mundo Inexistente, lo más seguro es que no lo conozcas. Además, es frío y oscuro, perfecto para mí pero creo que no es tu tipo- Le dije y reí. Mi mundo estaba hecho para fuertes, quizás ella ni sobreviviera allí todo el tiempo que estuve solo.-Y sí, he oído hablar de tu mundo. Tengo una amiga que proviene de allí aunque aún tengo pendiente ir a visitarlo con ella.- Esperé a que dijera algo, si es que lo hacía, y me puse de pie rápido.-En fin, a ver cuándo viene el nota este...- Bostecé y me apoyé en una pared a esperarlo.

Al rato un sonoro ronquido avisó de la llegada del rey de la siestas. Caminó hacia nosotros con su porte de siempre y su aspecto de despeinado y con ojeras daba razón a mis sospechas de que había estado durmiendo. Al principio me dio un poco de corte verlo pues le había fallado en aquella misión pero parece que no me reconoció o simplemente no quiso decirme nada por lo que recuperé mi confianza para poder decirle lo que quisiera.

—Esto eh... Buenos días

-Sí, eso mismo. ¡Buenos días!- Dije para que se diese cuenta de que había llegado tarde.

-Veo que ya estáis eh... Listos. Invocad vuestros Gliders y eh... Poneos la armadura, nos vamos a otro mundo. Podéis eh... preguntar lo que queráis mientras vamos para allí.- Dijo y tras ello materializó su armadura gris.

-Sí, no hay que perder el tiempo.- Dije mientras apretaba mi anillo para materializar mi demoníaca armadura.

Cuando hube materializado mi armadura seguidamente invoqué mi llave espada y la lancé al cielo para convertirse en una espectacular moto roja.

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Kazuki por lo que parecía había despegado ya así que sin esperar a mi compañera me subí al Glider y salí detrás de Kazuki.

Intenté llegar hasta Kazuki y cuando lo hube conseguido le iba a preguntar algo que quizás le molestase pero que me daba igual lo que pensara.

-Eh Kazuki, en el caso de que viéramos a Shinju te pido por favor que no intentes pararme. Debo acabar con su existencia para que pague por lo que ha hecho. Sólo pido eso.

[Kairi]

- Pues mi mundo lo suelen llamar El Mundo Inexistente, lo más seguro es que no lo conozcas. Además, es frío y oscuro, perfecto para mí pero creo que no es tu tipo. Y sí, he oído hablar de tu mundo. Tengo una amiga que proviene de allí aunque aún tengo pendiente ir a visitarlo con ella. - dijo, riendose al hablar del mundo de donde provenía.

Kairi no entendía por qué su mundo no iba a ser de su tipo, aunque si decía que era frío y oscuro, puede que no estuviera muy a gusto allí. A ella le gustaban los lugares cálidos y acogedores y El Mundo Inexistente no sonaba muy acogedor. Sólo añadió:

- No creo que conozca a tu amiga, pero si es de mi mundo seguro que es buena persona.

Nada más decir esto, Paul se levantó, como si no la hubiera escuchado - En fin, a ver cuándo viene el nota este... - dijo bostezando.

Tenía razón, el Maestro se estaba retrasando demasiado. No debía de ser una persona muy seria, o puede que se le hubiera olvidado. Kairi dio un suspiro y se resignó a esperarle sin decir nada más a su compañero mientras Awa-chan mordisqueaba su pañuelo rojo.

Al cabo de un rato, oyó un sonoro bostezo de alguien que se acercaba. Por sus ropas, se sabía que era un Maestro y como se estaba acercando a ellos, Kairi dedujo que se trataba del Maestro Kazuki. Parecía muerto de sueño, sus ojos mostraban ojeras y legañas y su pelo estaba muy descuidado. Se notaba que no dormía lo suficiente y por eso había tardado tanto.

- Esto eh... Buenos días - dijo como si nada.

- Buenos días - respondió Kairi con educación y sin darle importancia al hecho de que habia llegado tarde.

- Sí, eso mismo. ¡Buenos días! - dijo Paul reprochándoselo.

- Veo que ya estáis eh... Listos. Invocad vuestros Gliders y eh... Poneos la armadura, nos vamos a otro mundo. Podéis eh... preguntar lo que queráis mientras vamos para allí.

- Sí, no hay que perder el tiempo - dijo Paul e invocó su armadura, que daba un poco de miedo, y su Glider que se asemejaba a una moto roja.

El Maestro Kazuki se puso su armadura gris e invocó su Glider, una especie de bicicleta antigua también gris que parecía sacada de una película en blanco y negro, pero sin ruedas. Se montó en ella y se fue rápidamente. Paul le siguió, dejando atrás a Kairi. Ella se puso su armadura, invocó su Glider y los siguió, tratando de alcanzarlos. Cuando llegó hasta ellos, oyó que Paul le decía al Maestro:

- Eh Kazuki, en el caso de que viéramos a Shinju te pido por favor que no intentes pararme. Debo acabar con su existencia para que pague por lo que ha hecho. Sólo pido eso.

Aquello preocupó a Kairi. Entendió que quería matar a alguien, acabar con su vida. Pero no dijo nada. No estaba bien meterse en asuntos ajenos. Aunque no le quitaría la vista de encima.

- ¿A qué mundo nos dirigimos' - preguntó, como si no hubiera oído nada.

[H.S Sora]

Salí de la instancia al ver que el Maestro Ryota no dejaba entrever nada más necesario para la misión, no sin antes hacerle una reverencia medio cortés medio formal. Sin pararme a hablar con nadie, llegué a mi habitación nada más abrir la puerta encontré aquel bloc de notas y aquel bolígrafo situados muy pulcramente encima de la mesa, por lo demás no había nada diferente en la habitación. Me alegré por ello ya que indicaba que el Maestro no había cambiado nada más de lugar.

Cerré la puerta y lo primero que hice fue meterme aquellos dos utensilios indispensables para la misión en los bolsillos, los cuales sabía que eran lo suficientemente grandes y cómodos como para que no me molestase ni se me cayese nada. Al acabar fui al baño donde me eché un poco de agua en la cara, me peiné y aseé un poc. Nada más acabar, respiré hondo varias veces contra el cristal del lavabo provocando que el cristal quedase empañado. Aquello era una misión importante, de verdad. No tenía nada que ver con los típicos entrenamientos que había realizado hasta ahora, aquello era algo real...

—Real y peligroso...—Me dije en voz alta— Louise, espérame…—Antes de salir del lavabo no pude evitar escribir su nombre en el cristal mojado, era algo parecido a una costumbre que no me abandonaría hasta que no la encontrara.

Me disponía a salir por la puerta cuando recordé algo que sabía que olvidaba.

—Lo siento Alice, —sonreí, algo extrañado aún— aún no me acostumbro a tener otra arma que no sea la Llave Espada...

Alice no dijo nada, cosa que me pareció normal. Según había dicho, tenía que descansar después de todo lo que pasó aquel día... al igual que aquella otra voz desconocida y odiosa. Preferí no darle más vueltas a aquel asunto lleno de recuerdos tan extraños y tan confusos los cuales todavía estaban sin ordenar. Cogí la guadaña que se encontraba recostada encima de la cama y al ponérmela en la funda que tenía debajo de la capucha, noté como una sensación extraña me invadía… Era como si de pronto tuviese una parte de mí conmigo, y aquello era reconfortante de verdad. Aquella sensación tan rara me hizo sonreír y apresurarme a salir al exterior del Castillo para darme prisa y llegar cuanto antes.

Antes de tirar la Llave Espada al cielo comprobé que llevaba aquel bloc de notas y el bolígrafo bien guardados, y la tiré a la espera de que bajase mi Glider. Mientras tanto toqué mi muñeca izquierda donde tenía situada aquella especie de aro de metal blando que me permitía invocar mi armadura. Nada más quedar bien ajustada, mi Glider cuya forma era extraña de describir(Y que me recordaba tanto a Ciudad de Halloween), bajó de los cielos. Eché un vistazo a mi colgante con la foto de Louise y me subí a él, con la esperanza de que aparte de realizar la misión, pudiese encontrar respuestas sobre Louise.
Respiré varias veces y puse rumbo hacia el cielo, donde sabía que había innumerables cantidades de mundos por visitar, y que en alguno de ellos estaría Louise. Por ahora me conformaría con visitar El País de Nunca Jamás, y examinar aquel mundo.

Tarde lo que me pareció una eternidad (o quizá solo una media hora) en llegar a las coordenadas correctas. Realmente aún no me orientaba muy bien por el espacio, y mucho menos si intentaba pensar en mis cosas y conducir a la vez. Había llegado a creer que me había perdido en más de una ocasión, aunque todo sea dicho, la alta velocidad con la que circulaba influyó bastante en mi conducción.

Pero finalmente logré atisbar aquel mundo, y empecé a aterrizar en él, concretamente intentaba llegar a aquella ciudad denominada como “Londres”, esperaba que mis instintos como piloto no me fallasen al aterrizar y acabase demasiado lejos del objetivo...

Fuese como fuese, había llegado el momento de explorar un nuevo mundo.

Spoiler: Mostrar

Como no quiero controlar la situación, no se si sería adecuado decir que aterrizé en Londres en x lugar xD De poder ser, Saito aterrizaría en Londres más concretamente en algún edificio muy alto o en el Big Ben (Que algún sitio tendrá por aterrizar(?)) Sino, donde Sombra vea adecuado xD

[Sombra]

Paul y Kairi

Kazuki se mantuvo en silencio unos instantes sin saber muy bien que responder a la pregunta del Aprendiz.

—Paul, eh... ¿Has matado a alguien alguna vez? —preguntó sin esperar respuesta—. Hace algún tiempo, antes de que nos traicionase aquel día en el Ocaso de una Estrella tuve un aprendiz que... Bueno... Eh... No sois muy diferentes. Incluso sois del mismo mundo.

>Él no era un mal Aprendiz. Tal vez eh... un poco escalofriante. Ese aprendiz, junto a otro más participó en un torneo llamado "Copa Phil" y... Cuando llegaron a la última ronda se enfrentaron a una persona poseída por una armadura maldita. Pudieron eh... salvarle. Pero en vez de eso, aquel Aprendiz decidió matar al huesped. Por culpa de eso eh... Empezó a cambiar... Hasta que nos traicionó uniéndose a las fuerzas de Bastión Hueco.

>Paul, matar es... Eh... Matar no está bien aunque la persona se lo merezca. Eso solo genera más odio. Una cadena interminable de odio.

En ese momento, Kairi preguntó sobre el mundo al que irían. Kazuki pareció olvidar la conversación de hacía unos momentos sonriendo dentro de su casco (aunque no pudiesen verlo)

—Nos dirigimos a Londres, una zona del mundo Nunca Jamás. Hemos registrando una eh... Gran actividad de sincorazón en ese mundo y eh... Tenemos que hacer una exterminación de todos los que veamos. Es bastante simple y eh... rutinario.

A lo lejos un mundo empezó a visualizarse, sin duda era Londres puesto que se dirigían recto hacia allí.

En cuanto atravesasen la atmósfera de aquel mundo verían una cantidad abismal de nubes oscuras que casi les impediría ver cualquier cosa. Pronto atravesaron las densas nubes tormentosas pudiendo vislumbrar las luces de una enorme ciudad que se extendía hasta casi el infinito. Bajo ellos podían ver edificios por doquier y un ancho río que desembocaba en la lejanía en el oceano. Descencieron hasta un callejón cercano a un puente donde al otro lado podían ver una enorme torre que marcaba la hora. Las tres y media de la mañana.

Las luces de la ciudad eran escasas y la lluvia estaba helada. En cuanto quitasen sus armaduras se empaparían casi al momento (si es que se las quitaban)

Kazuki hizo desaparecer su glider en cuanto este tocó tierra al igual que su armadura.

—Estad atentos. Ya están aquí —anunció al notar la presencia de los sincorazón antes que nadie.

Tras unos momentos unas pequeñas humaredas de oscuridad aparecieron como si estos fuesen portales, de donde salieron un total de tres sincorazón Soldado que no dudaron ni un instante en saltar contra los dos aprendices y Kazuki respectivamente.

Saito

Saito aterrizó en un callejón muy bien oculto a un par de calles de distancia de la enorme torre del reloj. No había ni un sonido, ni una voz... Solo el romper de las gotas de lluvia contra el frío suelo de piedra. No había estrellas aquella noche. Tan solo unas densas y oscuras nubes de las que de vez en cuando algún relámpago se dejaba vislumbrar iluminandolo todo por unos instantes.

No había ni un ápice de luz en aquel callejón, pero si seguía por el único camino disponible vería que la calle a la que estaba unida aquel lugar estaba bien iluminada. Justo en frente, al acercarse un poco escucharía desde el interior de un edificio un montón de voces masculinas riéndo casi de forma exagerada. Si miraba hacia arriba vería un cartel con una jarra de cerveza tallada. Podía ir hacia ahí... O quizás prefiriese explorar las frías y lluviosas calles de Londres en busca de los sincorazón. De todos modos, con aquella lluvia tendría que tener cuidado de no mojar el bloc de notas.

[Leon18]

—Paul, eh... ¿Has matado a alguien alguna vez?

-No. Pero no me importaría si fuera ella.

Era verdad que nunca había matado a nadie ni nunca lo había intentado. Era verdad que había tenido algunas peleas como la de Jack, el impostor, pero nunca había tenido intención de matarlo. Aunque el odio que le tenía a Shinju era infinito en aquel momento y eso que al principio ni me importaban aquellos Moguris. Pero ese día vi una inocente vida desvanecerse antes mis ojos mientras ella disfrutaba con ello seguramente. No, no podía quedar así por mucho que intentaran tranquilizarme. Kazuki apenas hizo caso a mi contestación y empezó a contarme una historia, o eso creía.

—. Hace algún tiempo, antes de que nos traicionase aquel día en el Ocaso de una Estrella tuve un aprendiz que... Bueno... Eh... No sois muy diferentes. Incluso sois del mismo mundo.

¿De mi mundo? ¿Traidor? No sabía quién era.

>Él no era un mal Aprendiz. Tal vez eh... un poco escalofriante. Ese aprendiz, junto a otro más participó en un torneo llamado "Copa Phil" y... Cuando llegaron a la última ronda se enfrentaron a una persona poseída por una armadura maldita. Pudieron eh... salvarle. Pero en vez de eso, aquel Aprendiz decidió matar al huesped. Por culpa de eso eh... Empezó a cambiar... Hasta que nos traicionó uniéndose a las fuerzas de Bastión Hueco.

Por lo que parecía aquel aprendiz había cambiado tras la muerte de su adversario. Pero tenía que haber algo más aparte de ello para poder cambiar e irse a Bastión Hueco porque matar no creía que me iba a cambiar. ¿O no? ¿Tan intensa era aquella experiencia para ello? No sabía, lo único que sabía es que no me iba a ir a Bastión Hueco sobre todo después de haber matado a una de sus componentes.

>Paul, matar es... Eh... Matar no está bien aunque la persona se lo merezca. Eso solo genera más odio. Una cadena interminable de odio.

¿Más odio? El odio se terminaría cuando la matara. Pero él seguía sin entenderlo. Aquello hizo que estallara.

-¡No, joder! ¡Sigues sin entenderlo Kazuki!-Dije gritando a través de mi casco-¡Ella mató a Megiro el día de las Cámaras sin ninguna piedad! ¡No es justo!

Entonces fue cuando ya se lo dije todo. No sabía si ya lo conocía o no, pero por mi parte ya lo supo. De la rabia le pegué un puñetazo al Glider que casi me caigo. Entonces me alejé de los dos, para no liarla más.

Estaba pensando en lo que me había dicho Kazuki y llegué a una conclusión. Sólo la dejaría vivir si veía que se arrepentía e iba a pagar ello con otra cosa que fuera su muerte. En cambio, si veía que no mostraba ni un ápice de arrepentimiento yo sí que no iba a tener ninguna piedad con ella.

Entonces fue cuando ya empezamos a divisar el mundo al que creía que íbamos. Me acerqué a ellos dos y descendimos entre nubes muy oscuras. Cuando ya estábamos llegando al suelo pude divisar aquella gran ciudad que estaba de noche en aquel momento. Pude ver un gran río y una gran torre con un reloj que marcaba la hora.

Cuando descendimos hice desaparecer la armadura y el Glider. Entonces al instante me empapé completamente por la intensa lluvia. Noté que el pelo me molestaba así de mojado por lo que me eché el flequillo para atrás.

—Estad atentos. Ya están aquí — Dijo Kazuki. Al principio no sabía a qué se refería pero al instante aparecieron unas humaredas que sabía que contenían a Sincorazones. Empezaba la fiesta.

-¡Esto ya me gusta más!

Seguidamente aparecieron tres criaturas que no había visto antes. Rápidamente cogí en una mano mi espada y en la otra la Llave Espada. Esperé atentamente a que uno de ellos fuera atacarme. Y en cuanto uno lo hiciera lo que haría sería bloquear su ataque con las dos armas y sin dejar que respirara atacarlo con las dos hasta dejarlo fulminado.

Si acabase con él y viera que uno de mis compañeros tenía todavía problemas iría a ayudarlo y atacaría a su respectivo adversario aprovechando que estaría despistado.

[H.S Sora]

—Bueno, si más no sigo vivo y eso ya es algo…—dije mientras salía del Glider de un salto.

El aterrizaje no había salido tan perfecto como me hubiese gustado… ¿Pero quién podía presumir de hacerlo todo bien su primera vez? Había aterrizado en un callejón algo lejos de una llamativa torre que me llamaba la atención, quizá fuese un monumento que alguien había erguido en nombre del mundo o de algún héroe… era algo que tendría que preguntar a uno de los habitantes, si tenía ocasión.

Hice desaparecer mi Glider y en lugar de eso apareció mi Llave Espada, la cual hice desaparecer ya que de momento, no era necesaria. Aproveché mi soledad para apretar al anillo flexible y hacer desaparecer la armadura de momento, ya que no era necesaria tampoco, y además podría llamar demasiado la atención, cosa que no interesaba. Salí a la calle solo para ver en qué clase de mundo me encontraba.

Lo primero que me sorprendió fue darme cuenta de que en aquel mundo no se oía ningún ruido por las calles, al menos en aquel momento. Lo segundo, fue comprobar que no me había percatado de que llovía, no muy fuertemente para mi gusto, pero llovía. El sonido que producía el romper de la lluvia sobre aquel suelo, probablemente húmedo y frío me producía una sensación de paz combinada con un estremecimiento a causa del parecido que me causaba con Ciudad de Halloween. No me puse la capucha para poder sentir el frío tacto de la lluvia mojándome el cabello, pero decidí meter las manos en los bolsillos ya que estas estaban bastante frías.

Avancé recto por el callejón oscuro en el cual me encontraba, y de pronto encontré la calle adjunta más iluminada, un trueno inesperado me sobresaltó un poco, pero no le di más importancia de la que carecía. Decidí acercarme un poco más al lugar iluminado para comprobar cuales eran mis posibilidades en aquel momento.

Al acercarme pude oír voces, en su mayoría masculinas, gritando, riendo o expresando cualquier tipo de emoción de forma exagerada para mi opinión. Levanté la vista y observé un cartel con una especie de vaso en el cual había un líquido extraño, que si mal no recordaba, en Ciudad de Halloween se llamaba “cerveza”… ¿Sería el mismo tipo de bebida? De ser así me lo pensaría dos veces antes de tomármela, ya que mi experiencia con aquello no había sido nada productiva en absoluto. Me quedé un rato pensativo, con la idea de acercarme al lugar, ¿Podría obtener allí cualquier tipo de información necesaria para la misión? ¿O tan solo serviría para conocer algunos detalles del mundo en cuestión? Fuese como fuese no sabía en absoluto por dónde empezar a buscar a los Sincorazón, y eso no era una ventaja en absoluto.

Me quedé un rato allí, parado, oyendo aún aquel sonido que producía la lluvia contra el suelo, Seguía sin saber que podía hacer. La lógica y la sensación de entumecimiento en las manos me decían que la mejor idea era entrar allí, y preguntar a aquellos habitantes si sabían algo, o al menos intentarlo. Por otro lado, mi parte más irracional pedía que fuese a la aventura solo, sin ayuda ni consejos de ningún estúpido ciudadano que solo pudiese entorpecer la misión en lugar de ayudarme en algo.

Suspiré, y me froté las manos. Empezaba a notar el frío y seguía sin decidirme... Pero pensé que si en aquel lugar no conseguía nada, las calles no desaparecerían sin más. Pero quizá si me iba y volvía más tarde, alguien que pudiese haber sabido algo quizá se hubiese marchado, y habría hecho dos viajes en vano. Así que sin pensármelo por más tiempo, entré en aquel lugar esperando buscar respuestas a algunas preguntas.