Fuimos avanzando poco a poco, yo al lado de aquella chica y de reojo podía observar como aquel joven nos acompañaba de cerca. ¿Estaría enfadado por mi presencia? Si era así, podía irse al infierno y decírmelo a la cara. Aunque eso después de salir de ahí claro está, lo prioritario era volver. Fuese donde fuese que estábamos.
—
Creo que es la persona a la que estoy buscando, pero no la veo bien...— dijo la chica intentando concentrarse en mirar hacia allí—
De todas formas, es lo único que hay por aquí.—
Ya veo, espero que sea eso…—Y sin apenas decir nada más, avanzamos.
Cuando estuvimos lo suficientemente cerca, un resplandor nos cegó de nuevo, Cuando abrí los ojos me encontraba en lo alto de un “algo” en construcción. ¿Cómo diablos había ido a parar allí? Entonces al mirar el paisaje, me di cuenta de que algo no iba bien. Todo aquello se encontraba en blanco y negro. Miré de pronto a mi compañera, y esbocé una ligera sonrisa por su apariencia. Nosotros mismos también estábamos en blanco y negro, pero a más a más nos veíamos de forma diferente a la habitual, algo graciosos por así llamarlo.
—
¿Pero qué...? —la chica parecía asombrada y contuvo una sonrisa, probablemente por el aspecto que llevábamos.
—
Déjame decirte que tú te ves igual que nosotros —dije riendo casi sin parar.
Una vez pasamos por ese rato de risas, decidí mirar que había más allá de eso, por lo que me asomé al balcón para ver si podía averiguar algo. Tan solo pude apreciar gente trabajando, pero no era gente normal y corriente a simple vista. Parecían una especie de mezcla entre humanos y animales, ya que algunos tenían rasgos que a primera vista te hacían confundirte, incluso había algunos que eran capaces de caminar sobre dos piernas. Desde luego, aquel era otro mundo o dudaba que aquel fuese el mundo donde habíamos estado previamente.
—
¿Esto es otro mundo? —preguntó—
¿Cómo hemos llegado aquí?—
Eso parece… —dije en un susurro que solo podíamos oír nosotros—
¿Tendrá alguna relación con lo de aquel Espectro?...—
¿Ese es Kazuki? —En un momento no entendí ¿Era aquel que estábamos buscando? —
¿Qué está haciendo?Miré en su dirección y por unos instantes no vi nada, hasta que me fije en que había un joven también con aquel aspecto cómico que vestía una simple camiseta y unos tejanos. Este hablaba algo serio con una chica a la cual tampoco reconocí. ¿Sería gente de Tierra Partida? Sería lo más lógico, ya que no reconocía absolutamente a nadie. ¿Era aquel tal “Kazuki” la persona a la que estábamos buscando? Decidí preguntárselo a la chica.
—
¿Es ese Kazuki, el que estábamos buscando?...—Pregunté esperando una respuesta por parte de la chica.
Antes de que la chica pudiese responder, o inmediatamente después de ella responder, otro resplandor nos cegó a todos obligándome a cerrar los ojos de nuevo. Al abrirlos, habíamos salido de aquella “cima” y ahora nos encontrábamos en el suelo, del mismo mundo o aquella era mi impresión.
—
No entiendo nada... —dijo la joven.
—
Esto eh... No está bien. Deteneos, ¿sí?Pese al color blanco y negro, se distinguía que ahora era de noche. Como había dicho antes, seguíamos en el mismo mundo solo que ahora podíamos ver la construcción, la cual aparentaba ser un Castillo. Aquella voz parecía ser del chico aquel que mi compañera había reconocido, el tal Kazuki en cuestión. Un grupo de aquellos seres mitad animales mitad humanos se encontraban con él, parecían estar encarándosele. Algunos de ellos llevaban cajas con las siglas T.N.T escritas. Uno que no llevaba nada, le pegó un empujón que tiró al suelo a Kazuki.
—
No puedo permitir que eh... destruyáis todo por lo que hemos trabajado hasta eh... Ahora —Se levantó tras decir aquellas palabras y miró enfadado a los maleantes. Parecía dispuesto a luchar contra ellos pero… ¿Sería capaz de lograrlo él solo? Admiraba el valor de luchar por aquello en lo que defendías y creías. Con aquello, el tal Kazuki se ganó parte de mi respeto.
—
Vamos a ayudarle —Antes de que me diese cuenta, la chica se dirigía con su Llave Espada a ayudarle y yo saqué mi guadaña e intenté golpear a uno de ellos. Pero a ambos nos sucedió la misma reacción… Nuestras armas traspasaron completamente a los enemigos. ¿Qué demonios estaba pasando?... Volví a intentar golpearles, pero parecíamos invisibles ante ellos. Ni siquiera notaban nuestra presencia.
Acaso estamos en un… ¿Recuerdo?Aquella idea pasó por mi mente y no era nada descabellada. Nadie notaba nuestra presencia, aquellos colores… Todo parecía indicar que estábamos viviendo los recuerdos de alguien, pero ¿Los recuerdos de quien? ¿De aquel tal Kazuki? Habían muchas preguntas sin respuesta, para las que ya habría tiempo de pensar.
—
¿Qué... qué pasa? —Parecía que si más no, mi compañera se había tranquilizado y se puso a pensar durante unos instantes en la situación. Probablemente llegase a la misma conclusión que yo pero al igual que había hecho yo, no lo comentaría en voz alta. Sería mejor poner nuestros pensamientos en orden después de que todo aquello pasase.
—¡Jajajaja! —una risotada procedente de uno de los agresores me sacó de mis pensamientos— ¿Y qué vas a hacer tú solo?
—
Yo... Voy a luchar —Kazuki parecía haber meditado la respuesta y se había decantado por aquella opción.
Todo pareció cambiar, y como si por arte de magia se tratase nos trasladamos a los momentos posteriores de la pelea donde Kazuki pese a encontrarse algo magullado había vencido a todos aquellos enemigos por si mismo.
I-Impresionante…Aquello fue lo que pensé, ya que realmente veía muy difícil que fuese capaz de acabar con los 5 el solo… A no ser que tuviese un arma, o cualquier cosa que no hubiésemos podido ver debido al paso de aquella pelea. Me quedaría con las ganas de saber cómo les ganó.
Se oyeron unos aplausos y pude ver como otras dos personas hacían acto de presencia, después de observarlas llegué a la conclusión de que no conocía a ninguna de aquellas personas. Uno de los dos era un roble que superaba por mucho mi altura. Parecía tener rasgos árabes, llevaba una especie de turbante y vestía un chaleco abierto, además de parecer increíblemente fuerte. Su acompañante, era un joven probablemente de mi edad o quizá un poco mayor.
—
¡Les has dado una buena paliza! Mis respetos hacia ti —el hombre probablemente árabe felicitó a Kazuki.
—
Aunque cualquiera podría haberles dado una tunda a esos debiluchos —dijo el otro acompañante de una manera algo altiva.
—
Eh… Yo… ¿Quiénes sois? —preguntó Kazuki desconcertado claramente.
—
Soy el Maestro Rayim, y este que está aquí es Ronin, mi aprendiz más bocazas —¿Así que eran un Maestro y un aprendiz?... Vaya, aquella información si que resulto sorprendente, cuando llegase a Bastión Hueco le querría preguntar a mi maestro por aquellos dos extraños, y por Kazuki también.
—
Tsk… —Aquel aprendiz llamado Ronin, se limitó a saludar con la cabeza sin apenas esforzarse para ello. Parecía que no estaba contento con la presencia de Kazuki
—
Dime, ¿cómo te llamas? —le preguntó el Maestro Rayim a Kazuki.
—
Uhm… Kazuki…—
Kazuki, quizás te parezca un poco repentino, pero ahí va. ¿Te gustaría venir conmigo y hacerte mucho más fuerte?No… Tengo que… Chihiro… ¿Por qué?Aquella voz resonó en mi cabeza con fuerza, ¿Quién era Chichiro? ¿Sería la persona con la que había estado hablando Kauzuki? Fuese como fuese, parecía aquel Maestro Rayim quería hacer que Kazuki se convirtiese en un aprendiz de la Llave Espada. ¿Qué diablos estaba pasando aquí?...
De pronto, pareció que el día era lluvioso. Lo pensé mejor, no era un día, sino una semana. Había pasado una semana como si de menos de un minuto se tratase. ¿Qué clase de tiempo fluía en este lugar? ¿Cómo era posible aquello?... Fuese lo que fuese Kazuki seguía allí, cosa que significaba que no se había ido con el Maestro Rayim ni con Ronin.
Pero entonces avisté al aprendiz de Rayim, Ronin, junto a Kazuki. Aunque aquel Ronin no parecía el mismo, durante un momento no pude reconocerle ya que la semana anterior me había parecido mucho más joven, sin embargo algo parecía haber cambiado ahora en él.
—
Esto se pone interesante… —murmuró la joven.
Estuve de acuerdo en aquella observación, y aprovechando la ocasión realicé los bocetos que me habían quedado por hacer. Dibujé al “Espectro”, hice un boceto de Ronin, Rayim y Kazuki y volví a guardarme la libreta de notas donde la tenía.
—
¿Conoces a ese tal Ronin? ¿O a aquel tan alto de la otra vez, Rayim?...—pregunté con curiosidad, si era de Tierra Partida quizá sabría algo sobre ellos.
—
Tú eh… ¿No eras Ronin? Pareces uhm… cambiado —Kazuki también se había dado cuenta, por lo que no habían sido imaginaciones mías.
—
Es solo que lo que para ti ha sido una semana, para mí han sido diez años. Vengo del futuro, Kazuki. He venido a proponerte lo mismo que te propuso el difunto Maestro Rayim en su momento.—
¿¡Diez años!?...—exclamé sin apenas poder evitarlo. ¿Cómo había pasado tanto tiempo? Y lo más interesante y perturbador ¿Cómo había conseguido Ronin viajar en el tiempo?... Había muchas, muchísimas incognitas sin resolver. El Maestro Rayim, aquel hombre tan fuerte y alto… ¿Cómo había muerto? ¿Era aquello posible?... Me encontraba en una especie de estado de shock, y no quise imaginarme lo que debería estar pensando aquel Kazuki por su parte.
—
¿Quieres reclutarme para esa orden de la que me habíais hablado? —preguntó Kazuki a Ronin. Parecía estar pensando algo, pero no tenía ni la más remota idea. Quizá estuviese pensando algo parecido a lo que yo pensaba o quizá pensase algo completamente distinto.
Entonces una duda asalto mi mente, ¿Qué situación tan grave estaba sufriendo aquel Ronin para que tuviese que viajar en el tiempo? Tenía curiosidad, necesitaba saber todo lo que pudiese de aquello en cuanto lograse salir de ahí. Sobre todo, porque si había algún poder capaz de hacerme viajar en el tiempo, lo obtendría a toda cosa.
—
Exactamente. Como ya te he dicho, en el futuro el castillo en el que trabajáis no será destruido. En mi presente todavía sigue en pie, y esta es una ciudad muy próspera. Si vienes conmigo podrás defender no solo tu mundo, sino también su futuro. Dime, Kazuki...Hubo un terremoto sin previo aviso que sacudió todo el lugar y que, además de romper todo aquello que estábamos viendo y viviendo nos lanzó al vacío a los tres. La oscuridad lo volvió a envolver todo, pero antes de caer, me pareció escuchar un grito por parte de Kairi.
Tardé menos que la última vez en dejar de caer, y cuando lo hice mis pies agradecieron tocar algo solido en vez de quedarse suspendidos en la propia oscuridad. Miré a mi alrededor y no vi a nadie, parecía como si hubiese sido el único en caer momentos atrás. Entonces, miré hacia abajo.
Una especie de vidriera se encontraba a mis pies. En ella me encontraba a mi mismo dentro de un circulo bastante grande manteniendo una pose tranquila, relajada, como si durmiese incluso. Alrededor de aquel yo más grande había otros círculos de tamaños diferentes que variaban (según pensé) en la importancia y cariño que les tenía a aquellas personas. En los pequeños se encontraban algunos aprendices de Bastión Hueco como Diana, Andrei, Shinju, la Maestra Ariasu incluso aquella chica de Tierra Partida que había estado conmigo escasos momentos antes de caer… en los medianos se encontraba el Maestro Ryota, Yukiko, Saeko, Louise y Alice. Louise y Alice se encontraban en círculos casi pegados al mío, y al lado de Alice parecía haber otro círculo que no alcancé a ver bien…
¿Era aquella la vidriera que demostraba mi corazón? Había leído sobre ello en algunos libros que había tenido que estudiar, y todo parecía indicar que se trataba de una demostración de mi corazón y de aquellos que me importaban. Era algo similar a una demostración de los sentimientos de mi corazón y de aquellos que estaban unidos a él.
Me dispuse a acercarme más cuando me di cuenta de que había alguien delante de mí. Era aquel Kazuki que había visto antes, pero estaba vestido en una túnica esta vez. Al igual que las vidrieras tenía color, por lo que supuse que quizá habíamos salido de aquel extraño lugar.
Vuestras vidas han acabado, pero aún hay una forma de haceros volver.
Usad vuestras voluntades. Demostrad que debéis seguir viviendo.
Luchad contra lo que os ata a este mundo.
Vosotros mismos.Pensé unos instantes en lo que Kazuki había dicho. ¿Acaso significaba que habíamos muerto todos en la lucha contra aquel espectro? De ser asi dentro de lo que cabía había tenido suerte. Tenía una segynda oportunidad para volver y desde luego que no iba a desecharla.
—
¿Tan solo tengo que combatir conmigo mismo? Genial no habrá problema.Kazuki se limitó a desaparecer, sin dejar rastro, como un fantasma. Aunque aquello no fue del todo cierto, nada más irse apareció (o aparecí) yo mismo en su lugar.
Aquel yo me miró desafiante, con Llave Espada en mano y me apuntó con ella sin mostrar un ápice de sentimiento en su rostro. Acepté sonriente el desafío e invoqué mi arma mientras corría hacia él y el corría a su vez hacía mi.
El sonido metálico de ambos choques fue brutal, ambos habíamos atacado al otro con una contundencia y fuerza casi iguales.
¿Y si no logro encontrar a Louise?...Mi otro yo me propinó una patada que pude esquivar en el último instante a duras penas ¿Qué había sido eso? Sin esperar a que me recompusiese empezó a intentar darme estocadas con la Llave Espada, cada choque metálico o cada ataque que aquel ser me lanzaba me producía un nuevo susurro en mi mente.
¿Y si en verdad no pertenezco a ningún lugar?...Puñetazo derecho a mi cara. Labio partido.
¿Soy lo suficiente bueno como para pertenecer a Bastión Hueco?...Sucesión de golpes más estocada. Daño en mi costilla izquierda.
¿Merezco ser portador de la Llave Espada?...Rodillazo y derribo. Al borde del abismo.
¿Y si no logro encontrar a Alice tampoco?...Intento de evasión, éxito a medias. Mi Llave Espada es arrojada a una distancia inalcanzable como consecuencia. La copia se prepara para arrojar al original al vacio. Nos miramos durante unos segundos.
¿Voy a morir intentando revivir? Que patético… ¿Por qué diablos eres tú más fuerte? ¡Somos la misma persona joder!Te miro una vez más. Me miras sin expresión, como si tú no tuvieses culpa de mi debilidad o incluso como si te diese pena de mí.
—
¡NO TE COMPADEZCAS DE MÍ!—Intenté ponerme de pié, a duras penas lograba mantenerme.
Retrocedes algo asustado, como teniendo miedo de mí.
—
Eso es…—sonreí mientras escupía un poco de sangre.
Ahora lo entendía todo. Aquel yo eran mis miedos, todos aquellos susurros que había estado pensando durante el combate eran miedos que tenía en lo más hondo de mi y que por eso no me permitían avanzar. Aquel yo se alimentaba de ellos, por lo que si seguía así desaparecería y esta vez no tendría posibilidad alguna de volver. Respiré hondo y me volví a repetir aquellas palabras que me dije sobre a mismo semanas atrás y añadí algunas más que me parecieron convenientes:
Era Saito el Portador de una Llave Espada, nacido en otro mundo que no recordaba pero que no era Ciudad de Halloween. Era Saito el aprendiz de Bastión Hueco, a cargo del Maestro Ryota. Era Saito quien destaparía toda la verdad. Era Saito, el que no se iba a dejar dominar por la oscuridad ni por sus miedos. Era Saito, el cual buscaba a Louise y a Alice desesperadamente. Era Saito.
Al igual que en aquel entonces, noté como volvía a ser yo. Miré a aquella copia alimentada por mis miedos y sonreí, sonreí tan sádicamente como no lo había hecho en tiempo.
—
¿Sabes? Soy algo cabezota—me acerqué poco a poco tambaleante—
Por eso no me gusta perder ante nada ni nadie si me lo propongo…Me volvió a golpear de un puñetazo, lo encajé y volví a alzar la cara.
—
Es de mala educación interrumpir cuando te están hablando—le propiné un puñetazo inesperado a la cara.
Después de aquel puñetazo le volví a propinar otro y le propiné un cabezazo que le hizo retroceder.
—
Déjame decirte algo antes de continuar con esto. Si tengo pasar por completo la línea que separa la cordura de la locura para que no me importe arriesgar mi vida casi entera para superar mis miedos, que así sea.Aquel yo había perdido sus fuerzas, lo notaba mientras que yo estaba recuperando las mías. Intentó clavarme la Llave Espada en el pecho, pero coloqué mi mano y cerré mi puño alrededor de la punta de la Llave Espada de aquel individuo antes de que me llegase a atravesar el cuerpo. La sangre de la mano nos salpicó a ambos hasta casi la altura de los labios. Sonreí.
—
Aquí acaba tu misión—saboreé mi propia sangre y cerré el puño con más fuerza alrededor de su Llave Espada sintiendo el dolor que aquello me provocaba mientras que con mi otra mano cogí parte de la figura alargada de la Llave Espada y empecé a moverla hacia abajo hasta arrancar por completo la Llave Espada de mi mano.
Sin pensármelo clavé la punta ensangrentada en el pecho de mi rival lo más hondo que pude. La saqué de golpe manchada ahora con la sangre de los dos y coloqué la mano que había parado aquel impacto suyo en el lugar donde yo le había provocado la herida.
—
Superaré mis miedos, de la misma forma que te he logrado superar a ti.Miré aquellos ojos indiferentes y del mismo color que los míos y lancé una
Flama Tenebrosa que alcanzó la herida de lleno, mientras que mi rival salió disparado hacia atrás y cayó, derrotado, sobre mi vidriera. Me dejé caer sobre mi vidriera ya que apenas podía mantenerme en pié del dolor y del agotamiento. Era una pose irónica ya que en cierta manera no se asemejaba a la de mi vidriera donde yo yacía tranquilo y calmado. Aquí estaba tumbado de cualquiera manera, con la sangre bombeándome a toda velocidad y con mi locura activa.
Todo aquello formaba parte de mí, tanto el lado calmado como el lado frenético. El lado cuerdo como el lado loco. Aquel era yo, no había duda alguna. Yo era Saito, y no descansaría hasta volver a la vida.
Una aclaración, la parte esta final de la batalla en la que Saito parece que hable en "presente" y de manera corta y quizá sin sentido, esta hecho a propósito. Digamos que estaba como "hipnotizado" (llamémosle asi xD) por los miedos que sufría y "bla bla bla"(?) en resumen que solo ha sido capaz de contestar de esa manera. Espero que no haya ningún problema con eso, un saludo ^^
PD: Edit por pequeño error de colores, un saludo