Re: [Tierras del Reino] Una brisa esperanzadora
Publicado: Mar Dic 17, 2013 8:59 pm
Kazuki se mantuvo apartado de aquella decisión, esperando que el aprendiz supiera tomar la respuesta correcta, al contrario que el pequeño camaleón que tenía muy claro que no iba a permitirle a Kousen volverse una de las cosas que menos le gustaban del mundo.
Bavol no dudó en encararse a la enorme, al menos a sus ojos, leona con tal de dejar claro que su compañero no iba a ser ningún Rey.
—Maestro Kazuki, tiene que haber otra forma de hacer las cosas, cualquier otra manera, por favor…
El Maestro sintió entonces la mirada del pequeño reptil clavada en él, aunque intentase mirar hacia otro lado, los ojitos que había puesto intentando buscar una ayuda en él eran bastante superiores a las ganas de darse la vuelta.
—Eh…no nos corresponde a nosotros eh…decidir, Bamol, sino que tendremos que atenernos a la eh…decisión de Kousen —fue la respuesta que el chiquillo recibió, por lo que todos los presentes volvieron a mirar hacia Kousen en espera de su respuesta final.
El joven felino necesitó un tiempo para meditarlo, ya que después de todo era una decisión que no podía tomarse a la ligera, aunque en la cabeza de Kousen la idea de vivir una vida salvaje no resultaba nada atractivas y finalmente halló la respuesta que él creía correcta:
— De verdad que nos gustaría echarte una mano, Nala... pero lo de destronar a un rey son palabras mayores, y más si soy yo el que ocupa el trono. No estoy preparado para algo así, y aunque lo estuviera, las consecuencias podrían ser irreversibles.
Aquellas palabras entristecieron a la leona la cual agachó la cabeza decepcionada y algo avergonzada por haberle llegado a pedir a alguien algo así. Ladeando la cabeza, volvió a alzarla para mirar a Kousen con una sonrisa.
—No importa, quizá fue algo estúpido por mi parte el pedirte algo así —admitió Nala moviendo una de sus patas delanteras —. Supongo que la desesperación por que esta situación acabé me está pudiendo más que el pensar con racionalidad.
—Sin embargo, tampoco podemos dejar las cosas como están, y tiene que haber otro modo de ayudarte —continuó Kousen volviendo a despertar el interés de Nala en él —. Tiene que haber alguna manera en la cual podamos conversar con tu rey sobre el actual estado del reino, no podemos irnos así.
Kousen también posó su mirada sobre Kazuki, el cual estaba empezando a sentirse bastante mal con las constantes miradas de los dos aprendices en busca de su ayuda y sabiduría, la verdad es que estaba empezando a arrepentirse de haber ido allí.
—Oh…se podría intentar acordar con él algún eh…trato a cambio de la información… —sugirió el Maestro no muy convencido.
—¡Ja! ¿Hacer tratos con Scar? —se mofó Nala al escuchar al canido —. Solo os hablaría si fueseis su comida o le llevaseis alguna —no pudo disimular una discreta mirada hacia Bavol, el cual era el que tenía más aspecto de presa —. Si queréis puedo intentar ayudaros a hablar con él, pero lo más probable es que os mande a las hienas o haga como que no existís, él es lo mas importante en el mundo, el resto solo estamos ahí para servirle.
Nala comenzó a andar hacia el norte esperando a que los chicos la siguiesen.
—Os llevaré hasta Roca del Rey, allí intentad ser discretos, sobre todo si tenéis melena.
Kazuki suspiró no sabiendo muy bien que pensar de aquella situación y haciéndoles un gesto a los dos aprendices siguió a la joven por el yerto campo. Andando, Nala se acordó de una pregunta que había ignorado de Kousen por lo que se acercó a él para contestarle:
—Antes preguntaste sobre si había un heredero, ¿no? —empezó la felina con tono triste —. Lo había, pero el mismo día que el rey murió, este desapareció sin dejar rastro. Esperé su regreso los primeros años, pero al final deduje en que habría muerto en la estampida que mato a su padre.
Nala calló tras terminar su explicación y volviendo a adelantarse, siguió guiando al grupo por aquel desierto sin vida. Tras un tiempo andando, los cuatro finalmente alcanzaron a ver la enorme montaña que se levantaba en medio del antiguo valle. El cumulo de piedras se alzaba con orgullo frente a ellos, una de las rocas se separaba del resto creando una plataforma desde la cual se podría llegar a ver todo el valle perfectamente.
La joven leona se giró hacia los tres caballeros señalando la montaña.
—Ya hemos llegado a Roca del Rey ¿algún plan eficaz u os intentó presentar como la caza del día?
Y por su cara y tono, aquello no sonaba nada de nada a una broma.
Bavol no dudó en encararse a la enorme, al menos a sus ojos, leona con tal de dejar claro que su compañero no iba a ser ningún Rey.
—Maestro Kazuki, tiene que haber otra forma de hacer las cosas, cualquier otra manera, por favor…
El Maestro sintió entonces la mirada del pequeño reptil clavada en él, aunque intentase mirar hacia otro lado, los ojitos que había puesto intentando buscar una ayuda en él eran bastante superiores a las ganas de darse la vuelta.
—Eh…no nos corresponde a nosotros eh…decidir, Bamol, sino que tendremos que atenernos a la eh…decisión de Kousen —fue la respuesta que el chiquillo recibió, por lo que todos los presentes volvieron a mirar hacia Kousen en espera de su respuesta final.
El joven felino necesitó un tiempo para meditarlo, ya que después de todo era una decisión que no podía tomarse a la ligera, aunque en la cabeza de Kousen la idea de vivir una vida salvaje no resultaba nada atractivas y finalmente halló la respuesta que él creía correcta:
— De verdad que nos gustaría echarte una mano, Nala... pero lo de destronar a un rey son palabras mayores, y más si soy yo el que ocupa el trono. No estoy preparado para algo así, y aunque lo estuviera, las consecuencias podrían ser irreversibles.
Aquellas palabras entristecieron a la leona la cual agachó la cabeza decepcionada y algo avergonzada por haberle llegado a pedir a alguien algo así. Ladeando la cabeza, volvió a alzarla para mirar a Kousen con una sonrisa.
—No importa, quizá fue algo estúpido por mi parte el pedirte algo así —admitió Nala moviendo una de sus patas delanteras —. Supongo que la desesperación por que esta situación acabé me está pudiendo más que el pensar con racionalidad.
—Sin embargo, tampoco podemos dejar las cosas como están, y tiene que haber otro modo de ayudarte —continuó Kousen volviendo a despertar el interés de Nala en él —. Tiene que haber alguna manera en la cual podamos conversar con tu rey sobre el actual estado del reino, no podemos irnos así.
Kousen también posó su mirada sobre Kazuki, el cual estaba empezando a sentirse bastante mal con las constantes miradas de los dos aprendices en busca de su ayuda y sabiduría, la verdad es que estaba empezando a arrepentirse de haber ido allí.
—Oh…se podría intentar acordar con él algún eh…trato a cambio de la información… —sugirió el Maestro no muy convencido.
—¡Ja! ¿Hacer tratos con Scar? —se mofó Nala al escuchar al canido —. Solo os hablaría si fueseis su comida o le llevaseis alguna —no pudo disimular una discreta mirada hacia Bavol, el cual era el que tenía más aspecto de presa —. Si queréis puedo intentar ayudaros a hablar con él, pero lo más probable es que os mande a las hienas o haga como que no existís, él es lo mas importante en el mundo, el resto solo estamos ahí para servirle.
Nala comenzó a andar hacia el norte esperando a que los chicos la siguiesen.
—Os llevaré hasta Roca del Rey, allí intentad ser discretos, sobre todo si tenéis melena.
Kazuki suspiró no sabiendo muy bien que pensar de aquella situación y haciéndoles un gesto a los dos aprendices siguió a la joven por el yerto campo. Andando, Nala se acordó de una pregunta que había ignorado de Kousen por lo que se acercó a él para contestarle:
—Antes preguntaste sobre si había un heredero, ¿no? —empezó la felina con tono triste —. Lo había, pero el mismo día que el rey murió, este desapareció sin dejar rastro. Esperé su regreso los primeros años, pero al final deduje en que habría muerto en la estampida que mato a su padre.
Nala calló tras terminar su explicación y volviendo a adelantarse, siguió guiando al grupo por aquel desierto sin vida. Tras un tiempo andando, los cuatro finalmente alcanzaron a ver la enorme montaña que se levantaba en medio del antiguo valle. El cumulo de piedras se alzaba con orgullo frente a ellos, una de las rocas se separaba del resto creando una plataforma desde la cual se podría llegar a ver todo el valle perfectamente.
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La joven leona se giró hacia los tres caballeros señalando la montaña.
—Ya hemos llegado a Roca del Rey ¿algún plan eficaz u os intentó presentar como la caza del día?
Y por su cara y tono, aquello no sonaba nada de nada a una broma.
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