[Port Royal] Sombra de Luna

Trama de Malik, Hana y Jess

La aparición del bando de Bastión Hueco ha colocado a la Orden de los Caballeros de la Llave Espada en una tensión creciente difícil de remediar. ¿Llegarán a enfrentarse ambos bandos en conflicto, o será posible la paz?

Moderadores: Suzume Mizuno, Astro, Sombra

Re: [Port Royal] Sombra de Luna

Notapor Nell » Vie Mar 14, 2014 1:09 am

Jess accedió enseguida a su plan y Hana se la cargó a la espalda. Envalentonada, echó a correr sobre el agua, mientras escuchaba los gritos de Ronin que la advertían del peligro. Tuvo un primer instante de temor que luego disipó rápidamente. Hacía lo correcto; ella quería luchar, y el Maestro no iba a impedírselo.

El mar estaba embravecido y no la dejaba avanzar con facilidad, pero la cabezonería podía con ella. Y el hecho de que Jess la apoyara reafirmaba su seguridad.

Sin embargo, el semblante de Chihiro en lo alto del barco la hizo volver a dudar. Y mucho más cuando vio que les apuntaba con su arma. ¡Qué necia había sido! Pensaba que acercarse iba a ser fácil, si la mujer estaba más pendiente de Leviatán que de ellos, pero era obvio que pretendía vigilar a Ronin. Nunca habrían sido capaces de alcanzar el navío y escabullirse dentro antes de que les descubriera.

Y ahora eran un blanco fácil. Pero, sorprendentemente, bajó la pistola y les señaló con la mano. Hana comprendió enseguida que se trataba de algún hechizo, uno que probablemente acabase con ellas. Intentó maquinar alguna forma de sortearlo, pero sólo se le ocurría dejarse caer al agua para cubrirse, cosa altamente no recomendada a causa de su oleaje.

Chihiro decidió por ella, porque Hana sintió cómo sus poderes se escapaban de las puntas de sus pies y, terriblemente agotada, cayó al agua junto a Jess. Ni siquiera tuvo fuerzas para moverse y notó cómo se hundía más y más…

Ahora no recordaba muy bien qué le había llevado a aquella situación. Llevaba días viajando con las piratas y, cuando por fin alcanzaban su tierra, todo se torcía. Ella, imprudentemente, había corrido hacia el peligro en vez de obedecer a su Maestro, quién sólo pretendía salvarla. Hana no era fiel seguidora de las reglas, ni tampoco le gustaba sumirse a las órdenes de alguien, pero eso no significaba que no las acatara cuando eran justas.

No. Había otra razón para esa desobediencia. ¿Quería luchar contra Chihiro? No realmente, cuando ella sola había tumbado a Leviatán. Lo que quería es que Ronin fuera quien combatiera contra la mujer. Ignoraba quién sería más fuerte, pero no le cabía duda de no había nadie más en la isla que pudiera hacerle frente. Así que lo mejor habría sido zanjar el asunto cuanto antes.

¿Y por qué cuánto antes?

La parte semiconsciente de Hana meditó esa pregunta. Y llegó a la respuesta con increíble facilidad. De hecho, sintió alivio, porque así comprendería mejor su muerte.

«Cabo Blanco…».

El sueño de las piratas libres.

Notó que alguien tiraba de ella y la intentaba subir, pero ya se había rendido. Iba a hundirse sin remedio en la profundidad del océano, donde dormiría para siempre. Los marineros solían desear una muerte a manos de las sirenas en el fondo marino, pero después de conocerlas, Hana más bien suplicó que no encontraran nunca su cuerpo.

Al menos se llevaba la esperanza de que Ronin moviera el culo a raíz de su muerte, enfurecido o apenado por su pérdida, y se enfrentara cara a cara contra Chihiro. A veces ese hombre parecía pedir a gritos un puñetazo para ponerse serio.

Entonces, algo más fuerte tiró de ella y se obligó a prestar atención. Casi entró en pánico cuando se dio cuenta de que era Halia, pero respiró aire puro sin dificultad y se le aclararon las ideas. Qué idiota. Por un momento, se había rendido a la muerte, cuando ella no quería morir. Y por supuesto, con ese amargo recuerdo de derrota.

Ronin había desenvainado su Llave Espada y gritaba algo a las recién aparecidas sirenas, pero Hana no lo escuchó bien. Vio que surgían llamas del extremo del arma del Maestro y sintió el tirón de Halia para sumergerla, cogiendo aire a tiempo. Una vez abajo, contempló la explosión de fuego.

¿A quién atacaba? ¿A Chihiro?

Halia las arrastró a una increíble velocidad de sirena. Le gustaba aquel rápido buceo, pero al mismo tiempo la mareaba porque no era capaz de seguirlo. Escuchó otra vez cañones, pero hasta que no salió de nuevo a la superficie no se hizo una idea de la situación. Sobre todo porque, aparte de haberse alejado bastante de la acción, Galatea traía consigo a Ronin. Y herido.

¿¡Qué ha pasado!? ― preguntar Hana, intentando sobreponerse al bamboleo de las olas para hablar.

La visión de Ronin derrotado la dejó conmocionado. ¿Le había alcanzado Chihiro? ¿Y él había huido? ¿Significaba eso que… ella era más fuerte? Si así era, Hana entendía que escaparan, como estaban haciendo. O preparaban una trampa o una estrategia para Chihiro, o se rendían a la idea de que no tenían recursos para vencerla.

Las sirenas tenían su atención centrada en otra cosa: Leviatán. Y justamente escucharon un rugido procedente de la criatura, que hizo dar un bote a Hana, quien pensaba que ya estaba muerta. Aún sangraba, por lo que tampoco debía quedarle mucho tiempo, según juzgó la aprendiza, aunque las sirenas trataran de salvarle.

Ronin, curándose, logró cerrar un trato con Galatea al que Hana asintió silenciosa. Hablaba en plural, lo que significaba que iba a contar con ellas en su ataque contra Chihiro, o en su plan para apaciguar al Leviatán, daba igual. El caso es que sus actos inconscientes al final le habían permitido participar en la acción.

Halia y Galatea los arrastraron de nuevo hasta un risco cerca de Leviatán. Hana agradeció que Halia la soltara para hacer un esfuerzo físico por sí misma, aunque fuera tan arduo como escalar el risco. Durante la subida, miró de reojo al Leviatán, que trataba de incorporarse. Hana admiró su obstinación e instinto de supervivencia, pero siguió sin creer que fuera a sobrevivir a aquel día.

Logró llegar a la cima, donde las olas ya no la manipulaban a su voluntad, sin percatarse de nada extraño. Y entonces, alguien apareció y una ráfaga repentina de aire los devolvió a todos al mar, donde Halia volvió a cogerlos.

¿¡Qué demonios…!? ―comenzó a exclamar, mientras miraba hacia arriba para localizar a la causante de su caída. Toda la escalada no había servido para nada.

La culpable era una mujer rubia, de largo cabello liso, ataviada con joyas por doquier y únicamente tapada por una especie de bikini.

Al otro lado, Galatea luchaba por Leviatán contra una tortuga rara y algo deforme, pero Hana apenas le prestó atención, sino que únicamente se vio arrastrada de nuevo por la ola originada del combate. Ronin las agarró a ella y a Jess para que se sujetaran al risco y les dio instrucciones para que se deshicieran de la mujer rubia.

Hana asintió en silencio, con emoción contenida ante su inminente lucha. En cuanto Ronin se marchó con Halia, se volvió hacia Jess:

En cuanto volvamos a subir, nos echará de nuevo abajo ―observó―. Si lo hacemos desde lados diferentes, tal vez le cueste más detectarnos o sólo se percate de la presencia de una. Pero, ¿qué hacemos para entretenerla?

Una podría hacer algún tipo de cebo que la otra aproveche para intentar tirarla al mar, allí dudo que pueda convocar ninguna corriente de aire. ¿Alguna habilidad que pueda resultarnos útil? Yo podría convocar un hechizo Piro, aunque no creo que la distrajera por mucho tiempo.

Se me ocurre una ―asintió―. Que la lanzará por los aires. Irónicamente. Intenta golpearla antes de que se reponga a la caída para que no haga uso de sus poderes. Pero primero veamos si funciona. Y después, al agua. Supongo que Ronin considerará eso como suficiente distracción.

Perfecto, en cuanto vea la señal me acercaré a ella e intentaré sacarla de la roca, esperemos que no caiga yo también en el proceso ―se giró, dispuesta a empezar el plan―. Oh, y ten cuidado, con una que se lleva los golpes tenemos suficientes. ―rió.

Y ojalá ninguna, se dijo Hana.

Si no lo consigo, la entretendré lo que pueda. No te muestres hasta estar segura de que tienes ventaja.

Subió por el lado contrario al de Jess, sin alejarse mucho, y cuando alcanzó el borde, se impulsó con rapidez para rodar sobre el suelo y voltear hacia la mujer. Tal vez ella la había detectado durante la ascensión o justo en ese momento, pero lo cierto es que no le importaba otra cosa que alejarse del acantilado, porque esta vez no habría ninguna Halia que la recogiera.

Sin mediar palabra, convocaría su magia Géiser bajo los pies de la mujer para levantar una tromba de agua que la lanzase, como había dicho, por los aires. Si bien controlaba el elemento, confiaba en que la sorpresa fuera suficiente para que no se estabilizase de inmediato. Esperaba que fuera una señal lo bastante clara. Si salía bien, Jess podría mostrarse arremeter contra ella, y Hana la ayudaría de ser preciso. Si no, a Hana la devolvería al agua, pero al menos aún quedaría la otra aprendiza allí arriba, y con vida.

También pensó en las consecuencias de su plan. Sería increíble que, aparte de entretenerla, lograran que cayera al agua, pero Hana no se hacía muchas esperanzas. Aún si lo conseguían, Jess estaría peligrosamente cerca del borde, como había planteado antes, por lo que Hana se anotó el vigilarla para que, en el caso de caer, la aprendiza también se lanzara tras ella. Con los pies sólidos de nuevo sobre el mar, podría alzarla, llevarla sobre su espalda y correr de nuevo hacia el risco, donde estarían a salvo.
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Re: [Port Royal] Sombra de Luna

Notapor Sometron » Vie Mar 14, 2014 1:35 am

El Maestro decidió no colaborar y la chica subió a espaldas de Hana, que al parecer conocía un hechizo que le permitía caminar sobre las aguas agitadas tras la caída del monstruo. Ronin les intentaba convencer de que volvieran, pero ellas debían seguir adelante sin importar qué, y es lo que hicieron.

¡No te atrevas a hacerlo! —oyó a su espalda.

La joven levantó la cabeza y descubrió a Chihiro, asomada por la borda del galeón y apuntándoles con un arma.

Hana, corre si no quieres que acabemos hechas un colador. —susurró al oído de su compañera.

Sin embargo, la mujer les retiró de su mira.

Tienes razón. No merece la pena gastar balas en insectos

¡Pero serás zorr-!

Chihiro hizo un gesto con la mano y la magia de Hana acabó de repente, haciendo que las dos cayeran al mar y dejando su frase inacabada. Entonces, observó que su compañera no nadaba y se estaba hundiendo, por lo que la cogió del brazo y la sacó a la superfície cómo pudo.

Aún así, la mar estaba embravecida y resultaba muy difícil mantenerse ambas a flote. Algunas olas le pasaban por encima y le dejaban sin respiración durante unos momentos. Cada vez estaba más exhausta. Se iba quedando sin fuerzas, pronto no podría más.

Fue entonces cuando ambas fueron recogidas por la sirena que solía fijarse en Hana, Halia. Observó que aquella no era la única, sino que una gran cantidad de sirenas estaba llegando en aquellos instantes. Ronin seguía en el bote en que lo habían dejado.

¡No os acerquéis al barco! ¡A la playa, todas a la playa!

Y de la punta de su Llave empezaron a surgir una cantidad enorme de llamaradas.

¡Coged aire!

La muchacha respiró como pudo y fue arrastrada hacia las profundidades. La superficie brilló con un tono rojizo al cubrirse de fuego.

Halia les llevó a toda velocidad bajo las aguas, haciendo que aguantar las respiración resultara una tarea admirable, y prácticamente imposible. Sonaron cañones al ser disparados.

<<¿Aún le queda munición?>>

Al fin volvieron a la superficie y Galatea también hizo aparición, sosteniendo a un Ronin herido y ensangrentado.

Deja a las humanas, Halia. Tenemos que ayudar a Leviatán, antes de que…

<<¿Ese bicho aún aguanta? Es duro de roer si puede soportar todas esas heridas.>>

El monstruo en cuestión empezó a rugir en un intento de ponerse en pie. Galatea se dirigió hacia ellos, en especial al Maestro.

El dolor debe estar cegándolo. Estamos en peligro. Que todo el mundo se aleje de la costa. Si Leviatán ataca, barrerá todo lo que haya a su alrededor. Mi hija os llevará a la playa. Decid a las humanas que huyan hacia la selva.

¿Y la maga, madre?

Esperemos… que Leviatán pueda matarla.

¡No, esperad!—el hombre se curó—. ¡Usar toda esa magia ha debido dejarla agotada! ¡Y la necesitamos viva, es nuestra oportunidad! ¡Si la presionamos lo suficiente…!

No me importa lo que vosotros necesitéis. Pero… —<<Ahora viene lo bueno.>>Nosotras queremos a Leviatán vivo. Si lo protegéis, nosotras os ayudaremos a capturarla

¡Eso está hecho! ¡Llevadnos hasta esa serpiente gigante!

¡¿Pero qu-?!

Poco más pudo añadir, la decisión ya había sido tomada y fueron desplazados hacia Leviatán, independientemente de lo que ella tuviera que decir. Las sirenas les dejaron en una roca cercana al lugar donde se encontraba la criatura. Subió hasta la parte más alta con intención de poder analizar bien la situación desde allí, pero nada más llegar sufrió una bienvenida poco calurosa.

Hola, encantos… ¡Y adiós!

La voz vino acompañada de un poderoso golpe de aire que la lanzó de lo alto del risco hacia el mar. Antes de caer, vio que Hana y Ronin también se habían caído de la roca. Halia volvió a salvarles y les llevó de nuevo hasta la base de la roca, desde la que observaron a una mujer con una cabellera rubia bastante larga se encontraba sobre éste. Ella era la que les había tirado de la roca, estaba segura, ¿pero quién era?

Entonces su atención se desvió hacia Leviatán, aún en proceso de levantarse. A su lado se estaba a punto de producir una pelea entre Galatea y un ser que parecía una tortuga. Galatea fue engullida por una ola que también los sacudió a ellos, aunque pudieron resistir por algo de tiempo la marea gracias a Halia. Una segunda ola anormalmente poderosa vino a por ellos y los hizo chocar con la roca, a la vez que volvió a tumbar completamente a la criatura marina.

¡Ten cuidado, Cagnazzo, no lo mates! ¡Y tampoco a la sirena, no vayan a atacarnos todas!

<<¿”No lo mates”? Si no quieren matarlo, ¿por qué lo masacran de tal forma?>>

Ronin, por su parte, dictó las órdenes que le parecieron convenientes en aquella situación.

No podemos permitir que acaben con el bicho gigante. Le necesitamos para enfrentarnos a Chihiro. —<<Querrás decir que lo necesitas.>>— Tenéis que subir sin hacer ruido y acabar con ella, mientras yo intento cargarme a la tortuga. No necesitáis matarla, sólo atraed su atención. Yo os ayudaré en cuanto pueda. Sirenita, ven conmigo. Vamos a ayudar a tu madre.

Así, pues, Hana y ella se quedaban solas ante la nueva enemiga desconocida. Y la mujer no parecía andarse con chiquitas, puesto que era probable que ya creyera haberlas matado.

Por lo que había podido observar e incluso experimentar, la extraña chica parecía ser capaz de controlar el viento de forma bastante avanzada, así que sacarle de su elemento parecía la forma más eficiente de hacer tiempo. La forma más fácil de la que disponían para alejarla del aire era, aunque resultara arriesgado, lanzarla al mar.

Esto no pinta nada bien...

En cuanto volvamos a subir, nos echará de nuevo abajo ―aportó su compañera―. Si lo hacemos desde lados diferentes, tal vez le cueste más detectarnos o sólo se percate de la presencia de una. Pero, ¿qué hacemos para entretenerla?

Una podría hacer algún tipo de cebo que la otra aproveche para intentar tirarla al mar, allí dudo que pueda convocar ninguna corriente de aire. ¿Alguna habilidad que pueda resultarnos útil? Yo podría convocar un hechizo Piro, aunque no creo que la distrajera por mucho tiempo.

Se me ocurre una ―asintió―. Que la lanzará por los aires. Irónicamente. Intenta golpearla antes de que se reponga a la caída para que no haga uso de sus poderes. Pero primero veamos si funciona. Y después, al agua. Supongo que Ronin considerará eso como suficiente distracción.

Perfecto, en cuanto vea la señal me acercaré a ella e intentaré sacarla de la roca, esperemos que no caiga yo también en el proceso ―se giró, dispuesta a empezar el plan―. Oh, y ten cuidado, con una que se lleva los golpes tenemos suficientes. ―rió.

El plan era simple. Hana rodearía la roca y realizaría el ataque mencionado. Aprovechando el pequeño alboroto causado, Jess se acercaría por la espalda al enemigo a hurtadillas y efectuaría un Doble salto, intentando quedar un poco por encima de ella. Seguidamente, la golpearía hacia abajo asiéndose al arma con las dos manos y utilizando todas sus fuerzas, con la intención de mandarla fuera de la roca y, por lo tanto, al agua.

Haría todo lo posible para que el aterrizaje no le llevara de vuelta al mar embravecido, pero una vez hubiera saltado, poco podría hacer para cambiar la trayectoria.

Y, aún estando en una situación complicada, los rostros de Malik, Rosa y los demás le pasaron por la mente fugazmente, ¿cómo les estaría yendo a ellos?
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Ronda 13

Notapor Suzume Mizuno » Dom Mar 16, 2014 1:43 am

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Malik

Su enemigo lanzó una lengua de fuego contra Ana Lucía, que consiguió esquivarla lanzándose al suelo y rodando sobre sí misma. A su espalda hubo una brusca explosión y la arena saltó por los aires, creando una cortina que protegió a la capitana durante unos instantes de la vista del traidor. De pronto resonaron unos disparos y el hombre tuvo que retroceder abruptamente, a una velocidad sorprendente para alguien de su tamaño. En ese momento Malik se arrojó sobre él, arremetiendo con un tajo lateral. Sin embargo, el que se había hecho llamar Alejandro levantó su vara utilizando una única mano y detuvo sin esfuerzo el ataque del aprendiz.

Mostró los dientes a Malik, contrayendo el rostro en una mueca de profunda ira que parecía dirigida expresamente contra él, y, con un rugido se levantó y lo obligó a retroceder. Entonces le golpeó en la boca del estómago con un poderoso puño que le provocaría una violenta arcada y quedarse sin aliento. El impulso fue tan fuerte que el joven trastabillaría y caería de espaldas sobre la arena.

¡¡Malik!! —gritó Faris, que había conseguido situarse a la espalda de su rival. Se precipitó al frente, con la espada en ristre, tratando de atravesar las costillas de su enemigo.

¡Asquerosa alimaña!

El hombre giró en redondo sobre sí mismo y detuvo la espada de la pirata. Después, de una violenta patada, la arrojó un par de metros hacia atrás. Faris cayó de espaldas, sin aliento, y no fue capaz de levantarse durante unos instantes. Se volvió entonces hacia Malik y gritó:

¡¡Todos los Caballeros merecéis morir!!

Y apuntó con su vara hacia Malik. Pudo ver cómo un punto de luz se acumulaba en su punta, despidiendo estruendosos chispazos, y entendió que iba a ser objeto de un terrible ataque mágico.

Pero todavía tardaría unos segundos en cargarlo.

Entonces Malik se dio cuenta de que la cortina de arena había caído y, de pronto, la capitana, lanzando a un lado su pistola, emprendió una rapidísima carrera. Su intento de hundir su espada en las entrañas del hombre fue vana, pues este se apartó en el último instante, sin dejar de concentrar energía en la punta de su vara.

¡Atácale, ahora, ahora! ¡Que se trague su magia! —rugió de pronto Ana Lucía.

¡Aquí, maldito! —chilló Faris, todavía tumbada en el suelo, pero apuntando con la pistola a Alejandro.

Éste abrió mucho los ojos y dirigió de un brusco movimiento su arma contra la mujer.

Malik ya había visto muchos ataques mágicos, aunque no fuera capaz de dominarlos, y entendería que Faris iba a acabar muy mal.

A menos que se desviara el ataque. Como parecía que Ana Lucía iba a intentar en ese mismo instante, pues se lanzaba al frente para intentar detener con sus mismas manos la vara del hombre. Parecía dispuesta a todo para salvar a Faris.
Malik no podía desperdiciar la oportunidad.

****


Hana y Jess

Por suerte para Hana, la extraña mujer estaba entretenida en observar a su compañero. Por los gritos y sacudidas de Leviatán, parecía que estaba teniendo éxito en su acometida.

Hana pudo, entonces, subir hasta la cima del risco y efectuó su Géiser. La mujer rubia se volvió entonces, sorprendida por el inesperado ataque, y soltó un grito de la impresión cuando el agua la impulsó hacia arriba. En ese momento, Jess surgió por detrás de la mujer y la golpeó en el cuello. Sonó un pequeño chasquido.

Los ojos de la mujer se abrieron como platos y su cuerpo se quedó flojo mientras caía al risco y rodaba hacia abajo, hacia el mar.

En ese momento escucharon un grito inhumano de agonía. Por delante del risco estalló una columna de fuego y, según pudieron deducir, Ronin debía estar haciéndose cargo de la tortuga gigante.

¡Vosotras, malditas!

Una ráfaga de viento azotó a las jóvenes y de repente la mujer ascendió envuelta en un torbellino de aire que rugía furiosamente a su alrededor. Las miró con los ojos entrecerrados y una mueca de odio desfigurando su hermoso rostro.

¡Cómo os atrevéis a atacarme por la espalda! ¡Desde luego, los Caballeros no tienen nada de honor!

Cualquier ataque mágico o físico que intentaran, sería desviado por el viento que envolvía a la mujer.

Levantó las manos y apuntó en su dirección. El viento comenzó a soplar con violencia, azotándolas y, de pronto, Jess sintió cómo sus pies se levantaban del suelo. La mujer soltó una carcajada desagradable.

¿Qué pasa, encanto? ¿Es más divertido estar en una apestosa jaula? ¡Deberíais haberos quedado en el barco, como buenas niñas!

Hizo un brusco movimiento de mano y supieron que iba a dar un impulso final a su magia para mandarlas volando por los aires. Entonces escucharon un latigazo y, de pronto, una larguísima alga se enrolló en torno a la muñeca de la mujer. Si habían prestado atención durante la batalla naval, se darían cuenta de que eran las armas que muchas sirenas utilizaban cuando su objetivo estaba demasiado alejado.

¡Tú! —gritó la desconocida, tironeando en un intento de liberarse.

El alga, sin embargo, se tensó, y un brusco tirón hizo descender a la extraña un par de metros. Era como contemplar la pesca de un pez. Sólo que al revés.

¡No te escaparás!

Con el rostro incendiado por la indignación, la mujer cogió aire y empezó a ascender con violencia, luchando como era capaz contra los tirones de la sirena, que se esforzaba por hundirla desde el agua: podían escuchar sus bruscos chapoteos, mientras se esforzaba por no perder a su presa.

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Siento la extensión del plazo, pero tocan exámenes y no puedo dedicarme tanto como me gustaría al rol uwu
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¡Gracias por las firmas, Sally!


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Re: [Port Royal] Sombra de Luna

Notapor Tanis » Dom Mar 16, 2014 5:33 pm

Iba tan rápido que no veía más allá de su estrecho rango de visión, ni podía calcular realmente las consecuencias de lo que estaba haciendo. Era aún demasiado inexperto en combate y aunque no se estaba enfrentando solo a ese tipo…

La explosión de fuego le cegó por un instante, justo antes de alcanzar a su enemigo, el cual bloqueó su ataque con asquerosa facilidad gracias a su vara mágica del demonio. Logró mantener el empuje, a pesar de que le temblaron los brazos.

Sin embargo, eso no fue suficiente.

Malik vio el gesto de furia ciega de aquel hombre, casi únicamente provocada por su propia presencia, y retrocedió ante la fuerza de su retroceso. Entonces le golpeó, y el Mundo se volvió negro por un segundo.

«A-A…g… gg…».

El puñetazo en el estómago fue tan fuerte que se le escapó todo el aliento de golpe, dejándolo laxo. Boqueó luchando por respirar al mismo tiempo que tropezaba hacia atrás y caía sobre la arena, como un saco de tierra.

¡¡Malik!! —creyó oír a Faris gritar.

Rodó sobre sí mismo, tosiendo violentamente, intentando recuperar el ritmo de la respiración. Aún mantenía bien sujeta la Llave-Espada, por fortuna, de modo que se ayudó con ella para ponerse de rodillas. No podía perder tiempo, estaba en medio de un combate… estaba…

¡¡Todos los Caballeros merecéis morir!!

Levantó la barbilla, respirando a bocanadas mientras el enemigo le apuntaba con la vara y empezaba a convocar lo que parecía ser un grandilocuente Electro. Terminó por levantarse del todo, dolorido, dispuesto a correr para esquivar ese ataque a riesgo de que le frieran .

Fue entonces cuando vio a la capitana atacar al hombre, intentando quizá que cambiara de objetivo… Sin éxito. Malik empezó a moverse, en previsión. Le dolían las costillas, el estómago, pero no podía vacilar, no debía… vacilar.

¡Atácale, ahora, ahora! ¡Que se trague su magia! —bramó Ana Lucía.

¡Aquí, maldito! —chilló Faris también, apuntando con la pistola al que había sido Alejandro.

E inesperadamente, el hombre dejó de apuntar a Malik para a apuntar a Faris, indefensa en el suelo.

«Ah, no… eso no, amigo».

Emprendió el ataque, a la misma vez que Ana Lucía, para poder evitar que Faris acabara convertida en un trozo de carbón o algo peor. Corrió todo lo rápido que pudo para ejecutar con todas las fuerzas de las que era capaz, un ataque por la espalda. Un tajeo directo, lo que fuera.

¡Tu enemigo soy yo, monstruo! —rugió.

Estaba preparado mentalmente incluso para que, si él tipo esquivaba, moverse en consecuencia para encadenar otro segundo ataque, si podía. Si lograba desconcentrarlo también, al menos habría salvado a Faris de una muerte segura.
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Re: [Port Royal] Sombra de Luna

Notapor Sometron » Vie Mar 21, 2014 7:56 pm

El plan que habían ideado las dos aprendices salió como estaba planeado y la mujer desconocida cayó de la roca, tal y como esperaban. Y, entonces, un rayo de fuego se elevó hacia el cielo no muy lejos del risco y un quejido sonó. ¿Se trataba de la extraña bestia del caparazón?

Jess tenía la intención de asomarse a ver qué estaba pasando, pero una voz detuvo sus pasos poco al instante de que comenzaran.

¡Vosotras, malditas!

Y la desconocida del cabello rubio surgió envuelta en ráfagas de aire, su rostro mostaba claramente su enfado. Se aferró con más fuerza a su arma, temiendo que tendría que utilizarla pronto.

¡Cómo os atrevéis a atacarme por la espalda! ¡Desde luego, los Caballeros no tienen nada de honor!

¡Tú fuiste la primera en-!

Sus palabras se interrumpieron en el momento en que sus pies se separaron del suelo tras una señal de la mujer. Tragó saliva, eso no podía comportar nada bueno.

¿Qué pasa, encanto? ¿Es más divertido estar en una apestosa jaula? ¡Deberíais haberos quedado en el barco, como buenas niñas!

Y entonces, lo supo. Las piezas del rompecabezas empezaron a bailar en su cabeza, ocupando sus respectivos lugares de forma despiadada y destruyendo la inocencia producida por la ignorancia.

Eres todo un encanto.

La verdad se volvía más y más nítida sin que ella pudiera hacer nada. Una vez se desencadenaban los acontecimientos, éstos evolucionaban de forma caprichosa e incluso dolorosa. Y, por eso, la joven intentaba buscar algo que le diera un mínimo indicio de que sus sospechas no estaba en lo cierto.

<<Vamos, siempre estás equivocándote. Por una vez en que merece la pena fallar, no aciertes.>>

No eres la primera ni la última que será castigada por mostrar su magia.

Desgraciadamente, no podía cambiar la verdad. Por mucho que quisiera negarla, la verdad seguiría siendo la misma. Podía crear todas las ilusiones y mentiras que quisiera para enmascararla y engañarse a sí misma; pero eso no haría que los sucesos ocurrieran de forma diferente a como lo habían hecho.

¿Te gusta el viento, Jess?

Y aún así, dolía. Y mucho. Nunca había experimentado aquella sensación antes. ¿Era eso a lo que la gente llamaba traición?

No sabía que hacer. ¿Debía enfurecer? ¿O mejor entristecerse? ¿Ignorarla, considerándola no merecedora de su atención? ¿O quizá debía hablar con ella? Ya había intentado matarla y, de hecho, ella pensaba que lo había logrado, por lo que ¿quedaba realmente espacio para la diplomacia?

Cuando estemos en Cabo Blanco, tenemos que beber juntas

Cuando la muchacha volvió en sí, se encontró con que la mujer del cabello rubio estaba intentando ser arrastrada hacia las profundidades por Halia, la hija de Galatea. Y ella seguía allí, con los pies a unos centímetros del risco.

No sabía qué hacer, se encontraba demasiado perdida en aquella situación.

R-Rosa, ¿de verdad eres tú?—preguntó con voz temblorosa.

Seguidamente alzó su Llave Espada y apuntó a la mujer. ¿De verdad merecía su furia? Justo después dirigió el arma hacia el alga con la que la sirena estaba intentando derribarla. Seguramente un simple hechizo Piro bastaría para romperla y liberarla de la atadura de la sirena. ¿Pero era eso lo correcto? Incapaz de decidirse, acabó apuntando a una y a otra sucesivamente hasta casi llegar al punto del colapso.

Entonces, recordó que no estaba sola en aquella piedra en medio del mar: Hana estaba allí, a su lado. Ella quizá sería más objetiva en aquel momento y podría ayudarla, por lo que iba a dejarlo en sus manos.

Hana… ¿qué debo hacer?

Respondiera lo que respondiera la aprendiz, ella lo llevaría a cabo mientras fuera posible para ella, contando con que no podía moverse, ya que seguía volando por la magia de la presunta Rosa.
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Re: [Port Royal] Sombra de Luna

Notapor Nell » Sab Mar 22, 2014 1:41 am

Fue absolutamente perfecto. Hana estaba extasiada, mientras veía caer a la mujer con aquella patética expresión que se le había quedado. Como solía decirse, ¡quién ríe el último, ríe mejor! Y ella acababa de probar un poco de su propia medicina.

La aprendiza apenas había prestado atención a la batalla que debía estar librando Ronin, concentrada en la suya propia, porque no había concebido con que fuera más fácil. Únicamente se giró al escuchar un grito de agonía, pero tuvo que centrarse de nuevo en su situación y la de Jess, porque tal y como no se esperaba, aún no habían terminado.

La mujer había regresado, y no tardó ni medio segundo en cobrarse su venganza. Hana se vio de nuevo columpiada como la marioneta del aire que era, decepcionada de que no se hubiese ahogado. Intentó avanzar viento a través para llegar a ella y, quizá, golpearla, pero era incapaz de dar ni un paso adelante.

El honor es una pérdida de tiempo ―refunfuó Hana, molesta por el mucho poder que tenía sobre ellas. Pero tenía que darle la razón en su apreciación―. La mayoría tampoco tienen sentido del humor.

Hana maquinaba con toda la rapidez que podía alguna manera de librarse de ella. Sin embargo, retenida por el viento y con el riesgo de caerse al mar embravecido, no veía ninguna oportunidad. Se dio cuenta, soltando una maldición, de que Jess comenzaba a elevarse.

Volvió a retomar los mismos esfuerzos por liberarse, pero era inútil. Entonces, de improvisto, la mujer fue sujetada con… ¿un alga? Hana contempló boquiabierta cómo Halia acudía a su rescate, reteniendo a la atacante con aquella arma tan peculiar, a la que no había prestado atención antes.

Comenzó un forcejeo entre ambas mujeres. La enemiga trataba de elevarse para deshacerse del agarre, mientras Halia tiraba del alga para llevarla de nuevo al agua. Bien pues, por una vez, Hana estaba de acuerdo con el plan de la sirena.

Justo en ese momento, se percató de Jess, que parecía estar ensimismada con algo y mencionaba de pronto a Rosa.

¿Qué? ―se extrañó Hana, quién no encajaba las piezas y cavilaba sobre la posibilidad de que se hubiera vuelto loca. Tampoco entendió las dudas de su compañera sobre apuntar a una u otra. ¿Es que no veía claro quién era su enemiga?―. ¡Lanzar a esa bruja al mar! Y que las sirenas se encarguen del resto ―le contestó con apremio―. ¿O prefieres que esa depravada nos mande a tomar viento fresco?

No se molestó en esperar su reacción. Ella, al menos, pensaba actuar. Estaban aún en los dominios del aire, pero no sabía cuál sería el control de la mujer sobre el viento en la situación que se encontraba. Puede que se hubiera olvidado de ellas. Si podía avanzar con normalidad, correría hasta ella y la atacaría con su llave espada, en un movimiento descendente, con la intención de dañarla y ayudar en su impulso abajo. Pensó que bastaría una sola estocada, pero estaba dispuesta a dar más si así lo precisaba.

Si, por el contrario, no podía moverse aún, lo intentaría con magia, en un intento de atravesar sus defensas. Lanzaría un Aqua, una ola en dirección a la mujer, para que saliera del límite del risco y ésta la hiciera perder equilibrio y fuerza. Con un poco de suerte, la suficiente para que Halia ganara la batalla.

Una vez en el mar, sería problema de las sirenas. Y más les valía que no quedara ni un pelo de ella, porque ni Jess ni Hana podrían bajar del risco hasta que no estuviera rematadamente ahogada.
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Ronda 14

Notapor Suzume Mizuno » Lun Mar 24, 2014 5:27 pm

Hana y Jess

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Mientras la mujer forcejeaba con Halia que, a su vez, luchaba desesperadamente por arrastrarla al mar, las aprendices notaron la fuerza del viento que las empujaba debilitarse. Y no perdieron la oportunidad de atacar. Las dos saltaron hacia delante y, con sendos golpes, alcanzaron a la mujer por la espalda.

Sonó un fuerte chasquido cuando le acertaron en la cabeza y el viento cesó de inmediato. Halia soltó un grito de triunfo y volvió a tirar con renovadas fuerzas. Entre tanto, las jóvenes, que no habían pensado en que su objetivo se encontraba un poco alejado del risco, cayeron en picado al agua. Por suerte para ellas, una ola las atrapó antes de que se golpearan contra las rocas.

Cuando subieron a la superficie, entre toses, vieron que Halia casi había conseguido hacer que la mujer cayese al agua: se alejaba como lo haría un pez atrapado por un anzuelo y la supuesta Rosa, apenas sin fuerzas, ya no era capaz de resistir más…

De repente, una barca apareció de la nada. Era como si se hubiera materializado de pronto en el aire. Chihiro, que montaba sobre ella, se inclinó hacia delante, cogió rápidamente a Halia por el pelo y, de un violento tirón, la subió a la barca.

No es que tenga algo contra ti, pero me temo que necesito una sirena.

Halia mostró los dientes y siseó, dispuesta a arrojarse al cuello de la mujer. Chihiro, con una sonrisa despectiva, llevó la mano hacia su cola, que se sacudía bruscamente, bamboleando de un lado a otro la pequeña embarcación. Entonces, las escamas de la cola empezaron a caer y la resbaladiza superficie de la cola palideció, adoptando un tono rosado, casi humano…

Y, de pronto, Halia no tenía ya una cola, sino dos estilizadas y largas piernas.

Mejor así —sonrió a la sirena, que se había quedado quieta y parecía gemir de dolor por la brusca transformación. Entonces levantó la mirada hacia la mujer rubia, que había caído al agua y chapoteaba como podía, y dijo—: Realmente esperaba algo mejor de ti, Barbariccia. ¿Por qué no huyes antes de que Ronin te atrape? Tiene pinta de que acabará pronto con tu compañero.

¡Espera, maldita…!

No hubo terminado la frase y Chihiro desapareció, llevándose a Halia, tan pronto como había aparecido.
Si miraban a su alrededor, verían que la barca se acercaba a la playa. Estaba un poco lejos, pero allí era donde se encontraban las piratas y donde peleaban Ana Lucía, Faris y Malik…

Quizás si se daban prisa, llegarían a tiempo y podrían alcanzar a Halia. Pero también estaba Barbariccia, que parecía demasiado débil para nadar. Sería fácil acabar con ella. O puede que les sirviera para otras cosas. Quién sabía. Y también quedaba Ronin. ¿Sería inteligente marcharse sin él?

****


Malik

¡Tu enemigo soy yo, monstruo! —rugió.

Todo ocurrió muy rápido. Faris disparó y el descomunal hombre habría esquivado el ataque si en ese momento Malik no le hubiera acertado con un espadazo en la nuca. Su ancho pecho se contrajo por un momento y luego su cuerpo se arqueó hacia el frente al recibir el doble golpe.

Como si eso no fuera suficiente, Ana Lucía, con un grito, aferró la lanza en el último instante y la dirigió contra el propio Alejandro.

En ese instante estalló el poderoso hechizo.

Malik y Ana Lucía salieron disparados hacia atrás y acabaron de espaldas, los dos ligeramente electrocutados y con los músculos contraídos por el dolor. Olía a carne quemada.

Cuando se incorporaron, vieron que Alejandro se apoyaba en su lanza y que se mantenía en pie sin problemas, aunque apretaba la mandíbula para resistir el dolor y parte de su torso —con la ropa chamuscada— y brazos despedían ligeros hilos de humo.

¿¡Creíais que esto sería suficiente para acabar conmigo, eh!? ¡Estúpidos, vosotros no sabéis lo que es el verdadero dolor! —y levantó su lanza por encima del cuerpo, dispuesto a invocar un nuevo hechizo.

Entonces se quedó paralizado, mirando hacia la playa, y su rostro se tornó cetrino.

Si Malik se daba la vuelta, vería que acababa de llegar a la orilla una barca. De ella bajó Chihiro con agilidad y, tirando de la larga melena de una mujer, sacó a rastras a una chica que cayó de rodillas sobre la arena. Llevaba las manos atadas a la espalda y un cabo en torno a la boca, relleno con lo que parecía ser un pañuelo, de modo que le asomaban los grandes colmillos. Malik, que sin duda la había visto chapotear durante aquellos días en torno al Sombra de Luna, debió reconocer a Halia.

La sirena lanzó un gruñido gutural y, sorprendentemente rápida, trató de levantarse y correr. Pero Chihiro la derribó con una violenta patada en las espinillas. Con un chasquido de lengua repleto de impaciencia, Chihiro se agachó sobre ella y se la subió al hombro sin esfuerzo. Sólo entonces se dio cuenta de que estaba siendo observada.

Vaya, Zande—dijo con sorna—. Qué raro en ti que todavía no hayas acabado tu trabajo.

El tal Zande no contestó. Al contrario, bajó los brazos y retrocedió, clavando en Chihiro una mirada rebosante de miedo.

Ana Lucía no se percató de ello. En cambio, furiosa, enarboló su espada en dirección a Chihiro y rugió:

¡Tú, zorra asquerosa! ¡Te acepté en mi barco cuando nadie habría dado de comer a una anciana! ¡Te di todo lo que necesitabas, te di una vida! ¿Y así me lo pagas?

Creo recordar que me gané el puesto que tenía en el Sombra de Luna gracias a mi eficiencia. Y yo nunca dejé de servirte bien, Ana Lucía. No te interpongas en mi camino y no tendré que haceros daño. Os respeto y no me gustaría tener que…

¡Cierra la boca y suelta a esa sirena antes de que todo el clan te persiga por la eternidad! ¿Crees que no sé a dónde vas? ¡No puedes hacer nada en la Fuente sin una sirena, pero tampoco sabes cómo llegar! ¡Y nadie de Cabo Blanco permitirá que pongas un solo pie en la Fuente! ¡Da igual cuántos trucos hagas, no sobrevivirás a esto!

Chihiro arqueó una ceja y luego alzó la comisura de un labio.

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En ese caso, tendré que obligarte a decirme cómo llegar. Mira muy bien lo que va a pasar, Ana Lucía. Mira y piensa qué vas a hacer.

No esperó a que la capitana respondiera, sino que directamente apuntó con su mano en dirección al pueblo.
Durante unos instantes no sucedió nada y todos se limitaron a contener el aliento. Pero, de pronto, poco a poco, un hormigueo les recorrió las piernas y los brazos y el aire se volvió más pesado, casi áspero. Las pupilas de Chihiro eran dos punto diminuto y su cuerpo estaba en una postura de tensión tan intensa que parecía que fuera a romperse de un momento a otro.

Desde el pueblo estalló un chillido de terror.

4Se escuchó un violento chasquido y una gigantesca grieta abrió una casa por la mitad, al tiempo que las tejas del tejado se deshacían en polvo. La casa se desmoronó de golpe pero, antes de que ninguna piedra, ninguna viga de madera, tocara el suelo, se evaporaron en el aire, en medio de una tormenta de ceniza.
Casa tras casa, todas siguieron el mismo destino. Como si su mero contacto con el aire fuera nocivo y hubiera un Dios de la Muerte acariciando las paredes de los hogares para llevárselos consigo.

Pero no eran sólo los edificios.

Aunque estaban a bastante distancia, pudieron ver a varias mujeres correr, aterrorizadas, sin saber qué hacer. Algunas se agachaban a recoger a niños en sus brazos.

Entonces, sin más, se encogían, atenazadas por un dolor insoportable, y gritaban. Sus cuerpos se consumían en cuestión de segundos, su piel desaparecía y, de pronto, no eran más que esqueletos que se sostenían en pie unos instantes antes de caer… y partirse en cientos de pedazos.

El polvo se acumulaba en el aire, hasta convertirse una nube negra que avanzaba sobre el pueblo, y allá donde tocaba, la vida se consumía.

¡¡DETENTE!! —gritó Ana Lucía, cuando consiguió superar su estupor—. ¡NO SIGAS!

Chihiro, que hasta ese momento había estado tan concentrada en el pueblo, pareció no escucharla. Ana Lucía rugió de frustración y echó a correr hacia ella, repitiendo que se detuviera. Entonces la mujer se volvió hacia la capitana con una pequeña y cruel sonrisa.

¿Me dirá dónde está la Fuente, capitana?

Ana Lucía sólo se permitió un instante, durante el que miró con expresión descompuesta hacia el pueblo, y luego exclamó:

¡¡Sí!!

Es una buena elección, capitana.

Chihiro bajó lentamente el brazo y la nube de polvo comenzó a deshacerse con lentitud. Con la sirena todavía en el hombro, paralizada de miedo, Chihiro avanzó hacia Ana Lucía, la cogió suavemente por un hombro y la acercó así:

Ahora decidme, ¿dónde está la Fuente?

La capitana, blanca, paralizada ante el mero tacto de aquella mujer, se inclinó hacia su oído y susurró rápidamente. Chihiro asintió un par de veces, repitió algo para asegurarse de que la información que tenía era correcta, y se apartó. Miró a Malik y a Faris, también a Zande, antes de detener sus ojos en Ana Lucía:

Sé que vais a venir detrás de mí. Pero os recomiendo pensároslo dos veces: hagáis lo que hagáis, no me atraparéis a tiempo. Y todavía tengo fuerzas para acabar con todos vosotros simplemente con un chasquido de dedos.

Y, dicho esto, Chihiro desapareció: lo único que quedó de ella fue el rastro de unas huellas… Que se dirigían hacia la frondosa selva.

Ana Lucía cayó entonces de rodillas, hundiendo los dedos en la arena, y dejó escapar un grito desgarrado que brotó desde lo más profundo de su alma.

El pueblo de Cabo Blanco había quedado reducido a la mitad de lo que había sido hasta hacía unos minutos. Los esqueletos de casas y personas, ennegrecidos como si miles de años les hubieran pasado por encima, quedaban ocultos bajo el negro polvo que, poco a poco, se deshacía sobre ellos. Era como si se hubiera abierto una herida en el tiempo, mostrando lo que aquel lugar tendría que haber sido… Dentro de varios siglos.

Les llegaban los lamentos ahogados de las mujeres, el estruendo de alguna casa derruida al terminar de desmoronarse.

El resto era puro silencio.

Faris se incorporó lentamente y, pálida como un fantasma, caminó torpemente hacia Malik, incapaz de apartar la vista de su hogar. Ni siquiera Zande podía dejar de mirar, a pesar de que su rostro se había contraído en un gesto de profundo horror… y miedo. Cuando Faris llegó a su lado, tuvo que apoyarse en él para no caer de bruces.

No puede ser verdad. No puede… ser verdad—musitó, sin apenas voz.

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Hana
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Jess
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Malik
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¡Gracias por las firmas, Sally!


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Re: [Port Royal] Sombra de Luna

Notapor Tanis » Vie Mar 28, 2014 11:45 pm

Un grito de júbilo le llenó el pecho al ver que le había conseguido golpear, y que con ello, logrado además que se desconcentrara y que Faris acertara su tiro. Pero no le dio tiempo a pensar en anda más, porque Ana Lucía desvió la dirección de la lanza mágica de Alejandro contra él mismo y provocó que el hechizo estallara en él, lanzando a Malik y a la capitana despedidos hacia atrás.

Malik sintió la quemazón de la electricidad recorriéndole el cuerpo y se quedó por un momento tumbado en la arena, encogido y temblando como si intentara moverse sin conseguirlo del todo. Nunca antes se había electrocutado, pero sabiendo que muchas de sus funciones vitales funcionaban por impulsos eléctricos, pensó que no quería volver a ser objetivo de un Electro nunca más.

Y la carne quemada por electricidad olía peor que si la quemaban con fuego.

Agh… —gruñó Malik, incorporándose a duras penas, y maldiciendo después al ver que el enemigo seguía en pie, quizá un poco herido, pero definitivamente mucho mejor que ellos.

Apretó los dientes, y los dedos dentro de los puños, ya que la Llave-Espada se había des invocado durante el estallido.

¿¡Creíais que esto sería suficiente para acabar conmigo, eh!? ¡Estúpidos, vosotros no sabéis lo que es el verdadero
dolor!


Malik volvió a invocar su arma, dispuesto a seguir peleando ante el movimiento agresivo del hombre, que ya iba a conjurar un nuevo hechizo. Dio un par de pasos hacia él para atacar, pero entonces se detuvo, anonadado, al Alejandro contenerse con la expresión congestionada en una nueva de miedo, en lugar de furia. Malik siguió la dirección de su mirada y se dio la vuelta, hacia la playa.

Y él también sintió miedo.

Esa mujer, Chihiro, estaba bajando de una de las barcas, tirando del pelo de una muchacha maniatada y amordazada. Tragó saliva, y al miedo se le sumó la frustración y la rabia. Aquella chica no le era desconocida, era la sirena que había estado andando y chapoteando junto al barco, anteriormente junto a la barca de Hana…

«Uh-oh…».

¿Qué debía hacer?, no podía enfrentarse a Chihiro él solo. Estaba aún allí ese mago, Ana Lucía y Faris se encontraban heridas y…

¡Pero no podía dejar que Chihiro les hiciera daño!

Quiso intervenir ante el nuevo frente hostil, pero la intentona frustrada de huida de la sirenita le hizo cambiar de idea. Esa mujer era muy poderosa y peligrosa. No podía… él solo, ni siqueira en grupo, no podían…

«¿Dónde demonios estás, maestro?».

¿Cómo había llegado a pensar en primer lugar que podrían capturarla?

Contempló con impotencia cómo Chihiro se cargaba a la sirena sobre el hombro, y aunque Malik mantuvo la Llave-Espada en posición defensiva, no pudo evitar que le temblaran las rodillas.

Vaya, Zande—dijo Chihiro, sarcástica—. Qué raro en ti que todavía no hayas acabado tu trabajo.

Malik miró de reojo al tipo, sin perder de vista a Chihiro realmente.

«Así que te llamas Zande…».

Se le curvó una muy mental y regodeada sonrisa al verlo retroceder ante Chihiro, de puro miedo. Era un consuelo saber que al menos, los enemigos estaban divididos entre sí.

¡Tú, zorra asquerosa! ¡Te acepté en mi barco cuando nadie habría dado de comer a una anciana! ¡Te di todo lo que necesitabas, te di una vida! ¿Y así me lo pagas?

«No, no hagas eso, no la provoques… ».

Creo recordar que me gané el puesto que tenía en el Sombra de Luna gracias a mi eficiencia. Y yo nunca dejé de servirte bien, Ana Lucía. No te interpongas en mi camino y no tendré que haceros daño. Os respeto y no me gustaría tener que…

¡Cierra la boca y suelta a esa sirena antes de que todo el clan te persiga por la eternidad! ¿Crees que no sé a dónde vas? ¡No puedes hacer nada en la Fuente sin una sirena, pero tampoco sabes cómo llegar! ¡Y nadie de Cabo Blanco permitirá que pongas un solo pie en la Fuente! ¡Da igual cuántos trucos hagas, no sobrevivirás a esto!

Malik chasqueó la lengua, moviéndose lentamente, de forma cuasi imperceptible, hacia Faris, que seguía tendida en el suelo.

En ese caso, tendré que obligarte a decirme cómo llegar. Mira muy bien lo que va a pasar, Ana Lucía. Mira y piensa qué vas a hacer.

Entonces Chihiro alzó una de sus manos hacia el pueblo costero… y sucedió.

Malik se detuvo en su tenue movimiento, para contemplar con pavor cómo, como si nada y de repente, culpa de los poderes de Chihiro, el pueblo sufría un… ataque.

«Qué… ».

Se le ensancharon los ojos del más puro terror, y sus brazos descendieron lenta e inconscientemente. La Llave-Espada se desvaneció sola en su haz de luz, como por encanto y Malik no pudo hacer nada más que mirar. Mirar y rezar por su vida y las de las pobres desgraciadas que estaban sufriendo el ataque de Chihiro, que se desintegraban y evaporaban como si el tiempo estuviera pasando demasiado deprisa por encima…

«Alá bendito…».

Iban a morir allí, lo sabía. Chihiro destruiría el pueblo con sus poderes, y luego les mataría a ellos para que Ana hablara y le dijera… o tal vez lo haría después. ¿Por qué demonios había aceptado ir con Ronin?, ¿valía más el deseo de ver el mar que su vida?

«Pero… este es… nuestro trabajo».

Esa mujer era peligrosa para los Mundos… suelta y a sus anchas no tardaría en provocar aún más caos. Debían apresarla antes de que…

«Antes de que llegue a esa Fuente… y se vuelva Inmortal».

Malik tragó saliva, sin poder apartar los ojos de aquella visión desesperanzadora, desoladora y yerma…

¡¡DETENTE!! —gritó Ana Lucía de pronto, sobresaltándole a él—. ¡NO SIGAS!

«No… no lo hagas, no vayas, no te acerques…».

Avanzó hacia ellas, queriendo quizá impedir que Ana Lucía terminase igual que esas mujeres y niños, pero la sonrisa cruel de Chihiro hizo que de nuevo se detuviera en seco.

¿Me dirá dónde está la Fuente, capitana?

Malik contuvo el aliento.

«No lo hagas… ».

No lo haga, capitana…

«No le des lo que quiere…».

Aún si eso conducía a que todo el pueblo fuera destruido, era un sacrificio para evitar que esa bruja botuviera un poder aún mayor…

¡¡Sí!!

Malik siseó y cerró los ojos, ante la afirmación desesperada de Ana, y suspiró.

Es una buena elección, capitana.

«Zorra… ».

Malik se llevó una mano al estómago, hasta entonces no se había dado cuenta, culpa de la impresión, de lo mucho que le dolían los músculos y el cuerpo en general. Aún sentía en la carne el ataque eléctrico de Zande, el cual parecía tan petrificado como los demás.

Logró mirar de frente a Chihiro cuando esta desvió la vista hacia cada uno de ellos, componiendo una mueca de desafío.

Sé que vais a venir detrás de mí. Pero os recomiendo pensároslo dos veces: hagáis lo que hagáis, no me atraparéis a tiempo. Y todavía tengo fuerzas para acabar con todos vosotros simplemente con un chasquido de dedos.

«¿Y por qué no lo haces ahora?, ¿por qué esperar a que te sigamos?... ».

Malik agradeció que Chihiro desapareciera sin hacerles nada. Fue entonces cuando, logrando sobreponerse un poco al terror, empezó a trazar planes en su cabeza, moviéndose todo lo rápido que le permitían las heridas. Tenía que esperar a que Ronin, Hana y Jess pudieran acercarse a la playa. Esperaba que hubieran salido con mejor tino de sus combates, necesitaban reagruparse para seguir a Chihiro.

Evitó tener que mirar hacia Cabo Blanco y su aridez, tenía que mantener la cabeza fría, todo lo fría que pudiera. Huir no era opción, rendirse no era opción…

«¿Y para qué necesitará una sirena?», no paraba de preguntarse.

Sujetó a Faris firmemente cuando esta se apoyó en él, desconsolada, sin perder tampoco de vista a Zande.

«¿Por qué lo ha dejado atrás, no eran aliados?». El hechicero parecía tan asustado como todos y no pudo evitar preguntarse en consecuencia, si era cierto que lo eran…

No puede ser verdad. No puede… ser verdad —el murmullo de Faris le desgarró por dentro y la hizo caminar hasta acercarse a la capitana, que había caído a la arena de rodillas, habiendo gritado de dolor por lo sucedido.

No se molestó en decir palabras de aliento o consuelo, sabía que sería inútil. No podrían calmarse y sentirse mejor aunque él les dijera nada. De modo que se abstuvo de abrir la boca inútilmente y estrechó con fuerza a Faris, manteniéndola en pie y proporcionándole un hombro sobre el que desahogarse. Miró hacia el mar, buscando a Ronin y a sus compañeras.

¿Dónde estaban?, necesitaba su ayuda, todos se necesitaban. No podía hacer nada solo.

«Por estas cosas no me gustaba el trabajo en equipo».

Tomó aire profundamente y se dirigió a Ana Lucía, sin soltar a Faris.

Capitana, sé que está destrozada, pero no podemos dejar que esa mujer llegue a La Fuente y beba de ella, hay que impedir que se haga más fuerte…

Quién sabía si después de conseguir su objetivo no volvía y los mataba a todos.

Y se ha llevado a esa sirena, hay que rescatarla y devolverla al mar antes de que le haga daño o la mate —Ignoraba cuanto podría una sirena sobrevivir fuera del agua, pero esperaba que fuera bastante, por el bien de ella—. Entenderé que queráis ir a Cabo Blanco, pero mí… pero Ronin nos pidió ayuda para capturar a Chihiro, y eso es lo que haré… o intentaré.

Soltó despacio y suavemente a Faris, asegurándose de que no se desmoronaría, y se agachó junto a Ana Lucía.

Si me dice el camino a la Fuente, guiaré a Ronin a las chicas hacia allí, nos encargaremos de ella, ¿de acuerdo? No tiene por qué acompañarnos… —Sabía que querría ir al pueblo… era su hogar después de todo—. Y tú —añadió levantándose, y dirigiéndose a Zande. No se había olvidado de él—, a pesar del asco que me da tu presencia, me siento en la obligación táctica de proponer esto: Chihiro te ha usado como un trapo sucio, yo creo que eso pesa más que tu odio hacia los caballeros de la Orden. Si vienes y nos ayudas a reducirla te dejaremos ir, si no… puede que yo no logre vencerte, pero Ronin sí lo hará…

>>¿Hay trato?


Había improvisado la mayor parte del plan, sobrecogido aún por lo que había pasado, pero no se le ocurría nada más. había que detenerla, del modo que fuera posible.
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Re: [Port Royal] Sombra de Luna

Notapor Nell » Sab Mar 29, 2014 1:54 am

Hana y Jess, liberadas del arrastre del viento, atacaron a la vez a la desvergonzada mujer, logrando a su vez el objetivo. Halia ganó gran parte del tira y afloja, y la aprendiza, satisfecha, dio por finalizada su redecilla con ella. Pensó que estaban en paz, porque le había devuelto el empujón al agua que le hecho escalar de nuevo el risco, hasta que se dio cuenta de que caía.

Ni siquiera le dio tiempo a maldecir en voz alta, pero no hubo otro pensamiento en su cabeza, mientras sacaba la cabeza para respirar y volvía a escalar de nuevo, que no fuera de odio intenso hacia la mujer voladora y, un poco, hacia sí misma por no verlo venir.

Una vez en lo alto, mientras contemplaba cómo Halia acababa la tarea, cambió de opinión y maldijo su suerte. Apareció de repente la peligrosa mujer a la que debían capturar, Chihiro, sobre una barca, yendo directa a por la sirena, a la que agarró con violencia. En esta ocasión, la aprendiza ni se atrevió a respirar. Porque allí no había ningún Ronin para salvarlas si a la mujer se le pasaba por la cabeza terminar lo empezado.

Sin embargo, su atención se centraba en Halia. Fuera cual fuese su plan, le hacía falta una sirena y, ante la patenta sorpresa de las aprendices, transformó la cola de Halia en dos piernas, dejándola de paso completamente desnuda. Hana ya la había visto en ese estado, pero no pudo evitar preguntarse si la habría convertido brevemente en humana o era una habilidad sirénida. Y… ¿por qué?

Chihiro también tuvo unas cuantas palabras para Barbariccia, la mujer, con las que alivió a Hana. Ronin no debía de estar muy lejos, y si estaba venciendo a su compañero, no tardaría en regresar a por ellas. Lo que significaba que tal vez pudiera pillar a Chihiro con las manos en la masa…

Como si también fuera consciente de ello, por pura lógica, Chihiro no tardó en esfumarse de allí, camino a la playa, arrastrando a Halia con ella y dejando a Barbariccia. Hana no dedicó ni una mirada a la derrotada, sino que se dirigió a Jess.

Es peligrosa, ¡pero sigue siendo nuestro objetivo! ¡No pienso perderla de vista!

Saltó al mar y aprovechó el impulso para bucear un pequeño tramo y continuar nadando hacia la playa, con la intención de ir en pos de Chihiro. Por supuesto, la barca era mucho más rápida que una nadadora contra el oleaje, pero le bastaba con no perderla de vista. Y eso fue suficiente para contemplar el espectáculo.

Vio, a distancia, que Chihiro desembarcaba, cerca de Malik, Ana Lucía, Faris y un monstruo. Tuvieron una conversación, a gritos, que llegaron distorsionados a los oídos de Hana, que se afanaba en avanzar con cuidado para no delatarse y, al mismo tiempo, no tan lenta como para que el mar se la tragara.

No obstante, tuvo que pararse a contemplar el terrible espectáculo que provocó Chihiro en el pueblo.

Parecía que una tormenta de ceniza había comenzado en la aldea, girando entre las casas y la gente. Pero un vistazo más exhaustivo la hizo darse cuenta de lo que realmente ocurría: era el propio pueblo quien se deshacía en polvo, como si volvieran a lo que una vez fueron, o a lo que serían.

Hana vio el pánico de los habitantes, a los que corrían y a los que intentaban proteger a otros. Vio los esqueletos de quienes habían sido alcanzados y se sostenían carentes ya de toda vida unos segundos, intentando escapar en vano. Vio todas las construcciones, lo que habían levantado con sus propias manos, desaparecía demasiado temprano para su tiempo. Vio la destrucción de Cabo Blanco.

Escuchó gritos en la lejanía y, cuando aguzó el oído para focalizarlos, se dio cuenta de que quien gritaba era ella.

«Respira. Tranquilízate».

Cogió aire, sin pensarlo, y se sumergió bajo el agua. Entonces todo fue paz. El caos de arriba no existía, sólo la calma de las profundidades, imperturbables al paso del tiempo, lo que ni los humanos habían podido perturbar. Descendió cuanto pudo y miró con los ojos entrecerrados a su alrededor, llenándose la cabeza de imágenes marinas, que apartaran el recuerdo doloroso del pueblo.

Bajo el mar no cabía el sufrimiento. Y, de todos modos, ¿cómo sufría alguien que no tenía corazón? ¿Cómo sentía la compasión? Se había dejado llevar por recuerdos personales de cuando tenía uno, sin duda. Tal vez por el de la muerte de Francis, o la de Raymon; o incluso puede que el de la barbacoa humana, ya que también había afectado a varias personas. Tenía muchos para elegir.

Se justificó a sí misma de este modo. Y no concibió la posibilidad de haber compartido su dolor realmente.

Cuando se quedó sin aire, ascendió de nuevo y, evitando el pueblo, miró a la playa. Chihiro y Ana Lucía hablaban de nuevo y, esta vez, Hana se acercó sin tanto pudor, pero no se atrevió a terminar de hacer acto de presencia hasta que la mujer no se hubo ido, hacia el frondoso bosque.

¿¡Qué ha ocurrido!?

Sólo le llegaba silencio del destruido pueblo. No quiso girarse a mirar, aunque Faris y Ana Lucía era obvio que, destrozadas por semejante visión, no tenían ojos para nada más.

Malik se dirigió a Ana Lucía y despejó la duda de Hana. Chihiro iba a por la Fuente, con Halia (aunque Hana intentó pensar que le daba igual que muriera o no, la verdad es que no le era indiferente).

Haremos, Malik. Voy contigo, con o sin Ronin ―asintió Hana, con entereza. Luego, mientras el aprendiz charlaba con su amigo el monstruo, Hana añadió algo más a la petición de su compañero―. Y si hay más de un camino… Danos todos, y el más rápido, para que podamos salvar la Fuente y a la sirena. Esa bruja ya ha hecho mucho daño. ¡No vamos a permitir que además se salga con la suya, la muy zorra!

Al parecer, Chihiro había estado utilizando al monstruo para algo y lo había dejado abandonado. Malik le proponía vengarse, haciendo un trato con su bando, lo que no le sonaba del todo mal. Miró con curiosidad a la criatura y arrugó la nariz. Era horrible.
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Re: [Port Royal] Sombra de Luna

Notapor Sometron » Sab Mar 29, 2014 3:27 am

Siguiendo de forma automática a Hana, atacó a la mujer voladora con su Llave en la nuca. Para ello necesitaron saltar del risco en que se encontraban y, por lo tanto, cayeron sin remedio al mar después del golpe.

El agua no le ayudó a aclarar sus ideas, pero sí a calmarse. Era más fácil dejarse llevar que pensar y juzgar aquella situación y a aquella mujer a la que ella quizá había considerado amiga.

Al volver a la superficie, descubrió que Rosa aún no había caído al agua, aunque poco faltaba para que la sirena pudiera arrastrarla lo suficiente como para que dejara de volar. Vio cómo su compañera volvía a escalar a lo alto del risco, acto que ella imitó para poder estar preparada en caso de tener que realizar un nuevo ataque.

Ese ataque nunca llegó, puesto que de la nada y sin previo aviso apareció un bote cercano a Halia. Montado en él podía verse a Chihiro, que subió a la sirena a la pequeña embarcación.

No es que tenga algo contra ti, pero me temo que necesito una sirena.

Y entonces la sirena cambió de apariencia hasta parecer perfectamente humana, puesto que la cola se había transformado en dos piernas. ¿Hasta ahí llegaba el poder de Chihiro? ¿O quizá era el propio poder de Halia?

Mejor así.Realmente esperaba algo mejor de ti, Barbariccia. ¿Por qué no huyes antes de que Ronin te atrape? Tiene pinta de que acabará pronto con tu compañero.

¡Espera, maldita…!

Y la barca volvió a esfumarse de repente, apareciendo de nuevo a una distancia razonable del lugar en que estaban, dirección a la costa.

Es peligrosa, ¡pero sigue siendo nuestro objetivo! ¡No pienso perderla de vista!

Había decidido lo correcto y Jess era perfectamente consciente de ello, pero antes tenía algo que saldar...

De acuerdo, ten cuidado. Yo me encargaré de la tal Barbariccia por el momento. Te alcanzaré en cuanto pueda.

Su compañera se lanzó de nuevo al mar, gesto que ella imitó, aunque cada una partió en una dirección diferente. Ella se acercó a Rosa, la cual se encontraba ya en el agua por haberse quedado sin fuerzas suficientes para nadar o volar. Acto seguido la llevó como pudo hacia el risco del que había saltado hace unos instantes. Si podía dejarla en algún lugar bajo de la roca lo haría; y si no se limitaría a ayudarla a que se agarrase a las rocas.

Escúchame, Rosa, Barbariccia o como sea que te llames. Ya no quiero tus explicaciones ni tus motivos, aunque no me negaré a escucharlos si los das; pero creo que sería fútil, nuestras diferencias se han vuelto algo… irreparables.

>>Y, aún así, yo sentía aprecio por la mujer a la que conocía con el nombre de Rosa. Pero mentiría si dijera que esa es la razón por la que te estoy intentando salvarte. La verdadera razón de ello es que te debía unos cuantos favores, y así te los he devolveré y no tendré ninguna cuenta pendiente contigo.

>>Soy perfectamente consciente de que quizá vuelvas a atacarnos en cuanto tengas fuerzas, aunque espero que sea lo suficientemente inteligente como para no volver a tentar a la suerte esta vez. ―le dio la espalda a la mujer.

>>Ah, y espero no volver a… ―<<verte>>― ...enfrentarme a ti. Jamás.

La joven esperaría alguna respuesta por parte de la mujer del cabello rubio. Si no las recibía o si éstas no eran lo suficientemente interesantes como para ser respondidas por la aprendiz, se alejaría del lugar nadando, en dirección al lugar donde había ido a combatir Ronin.

<<No es como si me importara la integridad de Ronin, pero estaría bien llevar un dragón marino como compensación por la tardanza en unirme a la batalla>>
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Notapor Suzume Mizuno » Mar Abr 01, 2014 1:26 am

Malik y Hana

Capitana, sé que está destrozada, pero no podemos dejar que esa mujer llegue a La Fuente y beba de ella, hay que impedir que se haga más fuerte…

Ana Lucía no reaccionó ante las palabras de Malik. Se mantenía encorvada, con la cabeza agachada y los cabellos cubriéndole el rostro como si se trataran de una espesa cortina negra.

Y se ha llevado a esa sirena, hay que rescatarla y devolverla al mar antes de que le haga daño o la mate. Entenderé que queráis ir a Cabo Blanco, pero mí… pero Ronin nos pidió ayuda para capturar a Chihiro, y eso es lo que haré… o intentaré.

Faris se soltó lentamente de Malik cuando este se apartó y asintió con la cabeza, pero su mirada todavía permanecía clavada en el pueblo y parecía no estar completamente presente.

Si me dice el camino a la Fuente, guiaré a Ronin a las chicas hacia allí, nos encargaremos de ella, ¿de acuerdo? No tiene por qué acompañarnos…

Ana Lucía se levantó bruscamente y cogió a Malik por el cuello de la camisa, furiosa. Tenía los ojos húmedos, pero no había marcas de ninguna lágrima en su rostro.

¡Ni se te ocurra tenerme lástima! ¿Cómo que «nos encargaremos»? ¿Qué vais a hacer vosotros contra esa zorra? ¿Dejar que os convierta en polvo? ¿Eh? Ninguno de vosotros servís para nada, ninguno de vosotros habéis podido hacer nada para impedir que sucediera esto. ¡Así que no me vengas con monsergas! ¿De verdad vas a enfrentarte a ella después de todo lo que has visto?

Se incorporó con brusquedad y apartó a Malik mientras se encasquetaba el sombrero y miraba con fiereza hacia la selva.

Vosotros solos no duraríais ni un minuto. Y no llegaríais a la Fuente ni queriendo.

Faris reaccionó entonces y se volvió hacia su capitana con una chispa de esperanza en los ojos.

¡Es cierto! ¡Ella no va a poder llegar! ¡La sirena no conoce el camino por tierra y sólo con indicaciones es prácticamente imposible encontrar la Fuente si no se ha estado antes! ¡Todavía podemos alcanzarlas a tiempo!

Entre tanto, Malik se había acercado a Zande, que escuchaba muy atento la conversación de las dos mujeres.

—[color=#BF0080]Y tú
—el hombre soltó un gruñido y miró con hostilidad al aprendiz—, a pesar del asco que me da tu presencia, me siento en la obligación táctica de proponer esto: Chihiro te ha usado como un trapo sucio, yo creo que eso pesa más que tu odio hacia los caballeros de la Orden. Si vienes y nos ayudas a reducirla te dejaremos ir, si no… puede que yo no logre vencerte, pero Ronin sí lo hará… ¿Hay trato?

Zande le dirigió la mirada más repleta de odio en estado puro que Malik habría recibido en toda su vida y, de pronto, se arrojó al frente, con tanta rapidez que Malik apenas sí fue capaz de desviarse hacia un lado. Pero, aun así, recibió un golpe en pleno pómulo que lo arrojó al suelo y lo dejó literalmente aturdido durante un par de minutos. Daba igual cuánto intentara despejarse, el dolor lo dejó fuera de combate. El dolor o alguna clase de magia…

¡Pero tú qué te has creído!

Faris soltó un grito de indignación y trató de cargar su arma. Zande corrió hacia ella y apuntó con su lanza a la pirata, que desechó su pistola y enarboló su espada. Pero Zande se adelantó y dio un golpe lateral con su lanza, alcanzando el brazo de la joven. Se escuchó un inquietante chasquido al tiempo que Faris se ponía blanca y soltaba su espada.

¡Faris!—rugió Ana Lucía.

¡Quieta, o le rebano el pescuezo! Va llevarme hasta la Fuente y vamos a llegar antes que esa bruja. O te juro que mato a todos los que queden vivos en ese maldito pueblo.

Ana Lucía esgrimió su espada con templanza, a pesar de que en sus ojos ardía una ira helada.

Inténtalo.

¡Yo no lo recomendaría! —exclamó una voz conocida.

****


Jess

Escúchame, Rosa, Barbariccia o como sea que te llames. Ya no quiero tus explicaciones ni tus motivos, aunque no me negaré a escucharlos si los das; pero creo que sería fútil, nuestras diferencias se han vuelto algo… irreparables.

Barbariccia no miró a Jess, estaba demasiado ocupada aferrándose a las rocas, tosiendo y tratando de tranquilizar su respiración.

Y, aún así, yo sentía aprecio por la mujer a la que conocía con el nombre de Rosa. Pero mentiría si dijera que esa es la razón por la que te estoy intentando salvarte. La verdadera razón de ello es que te debía unos cuantos favores, y así te los he devolveré y no tendré ninguna cuenta pendiente contigo.

Entonces Barbariccia soltó una risita despectiva.

Soy perfectamente consciente de que quizá vuelvas a atacarnos en cuanto tengas fuerzas, aunque espero que sea lo suficientemente inteligente como para no volver a tentar a la suerte esta vez.Ah, y espero no volver a…...enfrentarme a ti. Jamás.

¿Te has quedado satisfecha, mocosa? —Barbariccia no se molestó en mirar la espalda de la chica—.Dar discursos a tus enemigos es patético. Deberías saber que el mundo no es justo y que si la traición de una mujer a la que no conocías de nada te afecta así, morirás muy pronto.

Entonces la mujer, emitiendo un gemido de esfuerzo, trató de trepar por las rocas, con su largo pelo chorreando por la espalda y empujándola hacia el agua.

Jess iba a nadar en busca de Ronin pero, teniendo en cuenta el agotamiento de la batalla anterior y que las olas la arrastraban una y otra vez hacia las rocas, pronto comenzó a quedarse sin fuerzas para moverse y apenas sí había conseguido dar la vuelta al risco cuando escuchó un chapoteo.

¡Vaya! ¡Hola Jess! ¿Qué tal todo?

Dando la vuelta a las puntiagudas rocas apareció Ronin, sonriendo animadamente, como siempre, mientras se impulsaba con un poderoso brazo y… Arrastraba con el otro el cuerpo de una deforme criatura gigante, a medias entre tortuga y humano. Tenía la cara destrozada y flotaba boca arriba, completamente inconsciente.

No veo a Hana por ningún lado. ¿Conseguisteis detener a esa rubia? —Ronin fijó su único ojo en Barbariccia, que se había quedado blanca mirando en su dirección.

Cagnazzo…—masculló al ver a su compañero caído.

No está muerto, sólo un poquito frito —sonrió Ronin mientras, con poderosas brazadas y patadas, se acercaba a una velocidad impresionante hacia Barbariccia, que se apretó contra la roca y pareció prepararse para defenderse—. Pareces muy cansada. ¿Por qué no te subes y vienes con nosotros a la playa? ¡Me gustaría haceros un par de preguntas!.

Barbariccia observó en tensión al sonriente Maestro de Maestros. Tanto ella como Jess habían captado el ligero tono amenazador… Y no costaba imaginar que si Barbariccia trataba de huir, Ronin todavía tenía fuerzas para hacerle mucho daño. Al final la mujer se aferró a una de las garras de Cagnazzo y se dejó llevar. Jess tenía la oportunidad de hacer lo mismo —si quería arriesgarse a que aquella criatura se despertara de repente— o nadar por su cuenta. Pero llegaría muy cansada.

****


Zande se apresuró a levantar a Faris y a usarla de escudo cuando un chorreante Ronin emergió de la playa, Llave Espada en mano y una sonrisa iluminando su rostro. Pero era una sonrisa muy amenazadora. El gesto, sin embargo, fue desapareciendo a medida que su ojo recorría el destrozado pueblo hasta convertirse en una mueca. Tensó la mandíbula y clavó la mirada en Zande.

Suéltala.

Zande retrocedió un paso, luego otro, y, de repente, Faris, esforzándose por contener el dolor que le provocaba su brazo roto, dijo:

No os preocupéis por mí. Yo le mostraré el camino —y clavó los ojos en la capitana.

Ana Lucía le sostuvo la mirada por un momento y terminó por chasquear la lengua y bajar su arma haciendo un soberano esfuerzo.

Zande no se lo pensó dos veces y, sin soltar a Faris, retrocedió rápidamente hacia el linde de la selva. Demasiado rápido. Era como si se hubiera aplicado algún tipo de hechizo. Ronin dio un par de pasos tras ellos pero en seguida se detuvo y miró a Ana Lucía, que no había hecho ningún amago de moverse.

Por mucho que corra, le daremos alcance... Y no hará falta derramar sangre para recuperar a Faris—y Ana Lucía esbozó una escalofriante sonrisa, repleta de sentimientos de venganza.

En ese momento, Malik se recuperó de su aturdimiento y pudo levantarse. Había escuchado la conversación y más o menos comprendería lo que había pasado, pero todavía seguiría muy desorientado. Con todo, llegó a ver cómo Zande echaba a correr y se llevaba consigo a Faris.

Ronin hizo desaparecer su Llave Espada y se volvió hacia Ana Lucía con el ceño fruncido.

¿Por qué…?

Da igual cuánto lo intente, no podrá entrar a la Fuente. No sin una sirena… O sin mí. Y vamos a interceptarle. A él y a esa monstruosa bruja—dijo, rechinando los dientes y crispando los dedos en torno a la empuñadura de su espada hasta el punto de que los nudillos se le pusieron blancos.

Ronin bajó la mirada y luego la dirigió hacia el pueblo. No preguntó qué había sucedido: parecía que lo tenía muy claro.
En ese momento se escuchó un chapoteo y vieron que varias cabezas asomaban no muy lejos de la orilla. Galatea se adelantó hasta que el agua le descubrió los hombros. Su rostro se mantenía tan imperturbable como de costumbre pero en sus ojos se apreciaba la inquietud, el chispazo de la preocupación.

¿Dónde está mi hija?

Miró, con sus profundos ojos, a Hana, a Jess, a Malik, acusándoles silenciosamente hasta que se detuvo en Ronin. El Maestro hizo desaparecer la Llave Espada y dijo con la voz ronca:

Se la ha llevado la mujer, Chihiro.

Las pupilas de Galatea se encogieron hasta convertirse en un diminuto punto en medio del inmenso iris.

¿A la Fuente?

Sí.

Galatea empezó a retroceder lentamente, hundiéndose en el agua.

Entonces la mataremos antes de que llegue.

¡Galatea, esperad!—se adelantó Ana Lucía—. Llevadnos por el camino subterráneo. Vosotras no podéis caminar con naturalidad por la superficie, pero nosotros sí. Y no esperarán que les adelantemos tan rápido.

Galatea agachó la cabeza, como pensándoselo. Después asintió.

Tienes razón. Mi hija era la única que sabía correr por la superficie. Pero esa bruja es fuerte. ¿Podréis con ella?
Ana Lucía soltó un resoplido forzado y se ajustó el ala del sombrero.

No importa que pueda o no. Después de lo que le ha hecho a mi gente, pienso matarla con mis propias manos aunque me cueste la vida.

Galatea dirigió la vista hacia Ronin, que no comentó nada, simplemente sonrió, y después la clavó en los aprendices. Y no la apartó hasta que escuchó una respuesta firme.

Ve a por los cálices, Ana Lucía—ordenó quedamente Galatea—. Nosotras hemos de salvar a Leviatán, si es que le queda algo de vida. Te agradecemos haberle protegido, mago. Y sólo por eso te dejaremos venir con nosotras. En cuanto a ellos…—se volvió hacia Cagnazzo y Barbariccia.

¡Si a la señora no le importa, tenemos unos cuantos asuntillos pendientes que tratar con ellos! —la sonrisa de Ronin era helada.

Galatea sopesó por un momento dejarlos o no en manos del Maestro. Y finalmente asintió, mientras se retiraba en silencio, junto con las demás sirenas.

Ronin se dirigió hacia los aprendices y dijo con sorprendente seriedad:

Ya habéis visto a lo que nos enfrentamos. Ya habéis visto toda la gente que ha muerto. Tenemos que detener a Chihiro, y a ese hombre, cueste lo que cueste. Pero Chihiro es nuestra prioridad—clavó el ojo en Hana y en Jess—. Si la próxima vez digo que hagáis algo, lo haréis. ¿Entendido?

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Re: [Port Royal] Sombra de Luna

Notapor Tanis » Sab Abr 05, 2014 12:32 am

Malik le sostuvo la mirada de odio a Zande, sin caer en la cuenta de que continuaba siendo un rival en potencia y peligroso. Por eso no logró apartarse lo suficiente como para esquivar su arrojo, y recibió el peor puñetazo de su vida. Sintió cómo le crujía el hueso de la mandíbula y el cuerpo le vibraba hasta aturdirle. Un sonido sordo le retumbó en la cabeza y Malik cayó al suelo, completamente aturdido, casi inconsciente. No debería haberle propuesto aquello a esa bestia, tendría… tendría que haber sido más juicioso.

«Aún me queda mucho que aprender… ».


… …
… … …


El dolor no se iba. Oía voces, gritos, alguna palabra inconexa, pero no era capaz de moverse más que los dedos, o gemir angustiado porque el cuerpo le pesaba demasiado como para hacer nada. La fuerza de ese golpe había sido descomunal y sentía un hormigueo extraño, caliente, recorriéndole toda la piel. Poco a poco se le fue aclarando la cabeza, y consiguió rodar de lado hacia el grupo. Las figuras borrosas de las piratas y Zande dejaron de ser tan difusas.

Espera, se estaban… ¿peleando? Malik intentó incorporarse, sin éxito. Quería ayudar.

¡Yo no lo recomendaría!

Levantó la cabeza, entre desorientado y sorprendido.

«¿Maestro?».

¿Ronin había venido?

Exhaló entre dientes, intentando incorporarse de nuevo. La arena quemaba, el cuerpo no respondía. ¿Qué clase de golpe le había propinado aquel hombre?

Logró levantarse justo cuando Zande se llevaba a Faris hacia el interior de la selva, siguiendo los pasos de Chihiro a una velocidad alarmante, mágica. Malik tosió, tocándose el pómulo golpeado. Aún sentía ese lado de la cara bastante dolorido y dormido y sabía que le aparecería una buena marca que no se le iría en semanas.

Se sintió impotente, mientras daba lentos y pequeños pasos hacia Ronin, sus presas, y se acercaba a Hana y a Jess, que estaban también allí. Se alegraba de que estuvieran bien.

Ey —dijo a modo de saludo y reencuentro—, ya veo que a vosotras os fue mejor que a mí —aludía a su patética pelea contra Zande y la captura del monstruo tortuga y la chica voladora.

Oyó entonces la voz de la capitana.

Da igual cuánto lo intente, no podrá entrar a la Fuente. No sin una sirena… O sin mí. Y vamos a interceptarle. A él y a esa monstruosa bruja.

Otra vez la sirena...

Siseó, la verdad era que Ana Lucía había tenido razón, ellos dos solos o podrían haber hecho nada… Al menos esa había sido su idea inicial, a pesar de haberlas querido dejar atrás. Malik miró hacia la jungla, apretando los dedos en un puño. Justo entonces escuchó el chapoteo y se volvió, alcanzando a ver a la líder de las sirenas, Galatea, emergiendo hasta los hombros fuera del agua.

¿Dónde está mi hija?

«Oh, mierda, ¿y ahora cómo le decimos?».

No supo de dónde sacó el aplomo para sostener su breve mirada de acusación. En esos momentos se sentía un completo inútil, y se estaba odiando por ello.

Se la ha llevado la mujer, Chihiro.

«Perfecto».

¿A la Fuente?

Sí.

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Malik se fue alejando paulatinamente de la orilla, para acercarse más a la línea de los árboles. Aún estaban allí las huellas de Chihiro, y de Zande, en la arena y mientras Ana Lucía, Ronin y Galatea hablaban a sus espaldas, él se mantuvo en silencio, sin intervenir. Tantas tonterías dichas… ¿en que había estado pensando cuando le dijo a la orgullosa capitana que podía quedarse atrás? Ni siquiera sabía por qué no le había pegado un tiro allí mismo.

Estaba siendo un estúpido, por su culpa Zande se había llevado a Faris. Pero como había dicho Ana, pensaba recuperarla. Si Zande le hacía daño, no se lo perdonaría.

«Ah, ¿desde cuándo me preocupo tanto por los demás?». ¿Cuánto había cambiado desde que era aprendiz?

Chasqueó la lengua. Se volvió y regresó junto a Ronin.

Ya habéis visto a lo que nos enfrentamos. Ya habéis visto toda la gente que ha muerto. Tenemos que detener a Chihiro, y a ese hombre, cueste lo que cueste. Pero Chihiro es nuestra prioridad.

Estaba dispuesto a hacer lo que fuera por hacerle pagar a esa bruja lo que había hecho, no sólo a ellos, si no a todas esas mujeres y niños inocentes que habían muerto sin oportunidad de defenderse, o ser defendidas. Se mantuvo quieto y recto, asintiendo ante sus palabras y mirando de rejo a sus dos compañeras, que recibían la ligera reprimenda por haber decidido desobedecer al maestro.

Volvió a tocarse el pómulo dolorido, paladeando por dentro con la lengua. Entonces escupió un leve buche de sangre y que cayó a la arena, tiñéndola de un suave rojizo pardo. Podían hacerlo, podían alcanzarlos, adelantarles por ese paso bajo las aguas, rescatar a Faris, impedir que Chihiro llegara a la fuente… capturarla, esta vez de verdad.

Miró a sus compañeras, luego a su maestro e inspiró hondo. Incluso si la mujer del viento y el monstruo decidían ayudarles... no lo tendrían fácil.

Cueste lo que cueste.

Cueste lo que cueste, aunque eso significara sacrificar otras cosas. ¿Podría hacerlo?

«Vamos a por ti, Chihiro».

Prepárate.
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Re: [Port Royal] Sombra de Luna

Notapor Nell » Sab Abr 05, 2014 12:54 am

Tras el arrojo de Malik en perseguir a Chihiro, a quien Hana había dado todo su apoyo, y en reclutar a su causa a ese monstruo tan feo, tuvo lugar, e n consecuencia, una serie de acontecimientos, a los que Hana asistió sin intervención alguna. Porque era, al fin y al cabo, una aprendiza entre personas libres.

En conclusión, se alegró de que Ana Lucía no la regañara también a ella por sus intenciones; se asustó con la inconsciencia de Malik, y luego le estuvo aireando la cara unos minutos para no sentirse mal por dejarlo ahí tirado; se sorprendió de que Faris se dejara secuestrar con tanta facilidad por la criatura, aunque la complicidad entre ella y Ana Lucía la hizo sospechar de que hubiera algo más, aparte de lo de la sirena; y, por último, el alivio del regreso de Ronin y su disgusto por estar de nuevo bajo su jugo.

Traía con él a la mujer y a una especie de tortuga que, Hana esperaba, estuviera muerta. ¡Qué seres más horrendos creaba a veces la naturaleza!

En ya toda esta reunión de personas conocidas y monstruos que no sabía muy bien de dónde habían salido, las sirenas hicieron acto de aparición, reclamando a Halia. Se acordó rápidamente ir en su búsqueda, cuando pareció que Ana Lucía tenía las ideas más claras. Galatea se les quedó mirando y, como no apartaba la mirada, Hana se vio obligada a contestar:

Sabemos que está segura hasta que Chihiro consiga lo que quiere de ella ―se encogió de hombros. Por la cabeza ya se le pasaba la idea de que, una vez eso ocurriera, Halia estaría perdida. Pero no lo dijo en voz alta, porque la madre ya se lo figuraría―. Así que, cuanto más adelantemos, más posibilidades hay de que la siga necesitando.

Las sirenas se desligaban de la misión, para curar a Leviatán. Hana no las apreciaba demasiado, pero como aliadas habrían sido útiles de haber una charca cerca. En su lugar, se quedaban con los enemigos espontáneos que aún no se enteraba de dónde encajaban.

Sólo les quedaba recibir las instrucciones de Ana Lucía para partir. Sin embargo, antes de eso, Ronin se entretuvo para girarse hacia sus aprendices y darles instrucciones. Hana asintió obedientemente, casi sin escuchar, hasta que el énfasis del Maestro en la orden de obediencia para las dos chicas, la obligó a retomar el hilo.

Claro ―mintió, como una bellaca.

Últimamente estaba en racha con sus embustes. Y se dijo a sí misma que más le valía seguir así, si quería sobrevivir a Chihiro.
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Re: [Port Royal] Sombra de Luna

Notapor Sometron » Sab Abr 05, 2014 1:36 am

¿Te has quedado satisfecha, mocosa? Dar discursos a tus enemigos es patético. Deberías saber que el mundo no es justo y que si la traición de una mujer a la que no conocías de nada te afecta así, morirás muy pronto.

Cerró los ojos un momento. Tenía razón. Al menos en la mayoría de cosas, puesto que ella no tenía ninguna intención de morir pronto. Pero, aunque tuviera razón en que no debía dejar que algo tan superficial la afectara así de fácilmente, se excusaba a sí misma que era debido a su inexperiencia en las relaciones sociales, que no volvería a pasar.

Suficiente, era hora de ir a por Ronin. Aún estando exhausta tras tanta acción, buscó unas últimas fuerzas para nadar. Brazada tras brazada se hacía más difícil y doloroso avanzar. Por suerte para ella, una voz llamó su atención no mucho después de haber empezado a nadar.

¡Vaya! ¡Hola Jess! ¿Qué tal todo?

Perfecto, había pensado que hacía un buen día para dar un paseo por el mar. —respondió en tono irónico.

El Maestro se acercaba nadando hacia ella. Con una mano arrastraba el cuerpo inanimado de la extraña criatura híbrida entre tortuga y humano que había visto pelear contra Galatea antes. Otra cosa no se podría decir de ese hombre, pero era fuerte, en ningún momento dudó ella de que venciera a aquel engendro.

No veo a Hana por ningún lado. ¿Conseguisteis detener a esa rubia?

Sí. Hana ha salido ya hacia la playa.

Cagnazzo…

La mujer no parecía muy alegre de ver a su compañero en ese estado, pero, como ella misma había dicho, el mundo no es justo.

No está muerto, sólo un poquito frito Pareces muy cansada. ¿Por qué no te subes y vienes con nosotros a la playa? ¡Me gustaría haceros un par de preguntas!

Pese a la jovialidad de las palabras de Ronin, su tono no dejaba ninguna elección: seguirle o morir.

Más suerte la próxima. —dijo a Rosa, luciendo una sonrisa cínica.

Barbariccia finalmente decidió soltarse de la roca y se aferró al cuerpo flotante de su amigo —o amiga—. Al parecer había decidido seguir viviendo por el momento. Jess, por su parte, también aprovechó la oportunidad para agarrarse a aquella monstruosidad y dejarse arrastrar, puesto que no le quedaba nada por hacer en el mar y la acción se había trasladado a tierra. Por muy agotada que estuviera ya, aquello no había hecho más que empezar.

* * *


Lo primero que encontró al llegar a la cota fue a un individuo muy extraño cogiendo a Faris y usándola como rehén y posible escudo de cualquier ataque que pudieran hacer. Ronin intentó pararlo con amenazas, pero se adentró en la jungla antes de que pudiera hacer nada. De repente todo estaba en calma.

<<¿Y Chihiro?>>

Ana Lucía no tardó en responder a su pregunta.

...Y vamos a interceptarle. A él y a esa monstruosa bruja

<<Así que ahora tenemos enemigos desunidos… ¿no sería más fácil dejar que se mataran entre ellos?>>

No. Esa era la respuesta a su pregunta, dato del que era perfectamente consciente.

Galatea no tardó en aparecer preguntando por su hija. Cuando supo el destino que estaba sufriendo, permaneció casi impasible e inalterable; siendo la única excepción sus pupilas, que se contrajeron hasta ser casi imperceptibles. Sabiendo que estaba enfadada, la sirena resultaba mucho más temible.

Pronto Ronin, Galatea y Ana hubieron trazado un plan de acción a seguir contra Chihiro y el secuestrador de Faris: las sirenas iban a llevarles por pasillos solo accesibles para ellas y conseguirían llegar antes que ninguno de sus enemigos, o eso había entendido ella.

En ese momento estuvo completamente segura de que estaba saboreando la calma antes de la verdadera tormenta, que no tardaría en empezar.

Ya habéis visto a lo que nos enfrentamos. Ya habéis visto toda la gente que ha muerto. Tenemos que detener a Chihiro, y a ese hombre, cueste lo que cueste. Pero Chihiro es nuestra prioridad.Si la próxima vez digo que hagáis algo, lo haréis. ¿Entendido?

No le caía bien. No lo inspiraba ningún tipo respeto ya. No estaba de acuerdo con su ideología. No le gustaba la forma en que trataba al resto. No le creía merecedor del título de Maestro de Maestros. Ni siquiera le gustaba su apariencia de pirata excéntrico anticuado.

Pero ya había cometido bastantes errores en aquella misión por no seguir sus instrucciones, y todo había salido de mal en peor. Por esta vez obedecería lo que el Maestro dijera sin cuestionarlo, porque no pensaba permitirse un solo fallo más, el cupo estaba cubierto. Y, por eso, no iba a dejar entrever el mínimo titubeo al responder de forma simple y clara al hombre.

Sí.

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See you on season 2
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^¡Gracias a ita y Nebula por las firmas de Railgun, Ygritte y Kurisu! n.n^

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Copiado de Red pero con permiso (?)
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Ronda Final

Notapor Suzume Mizuno » Sab Abr 05, 2014 5:52 am

Ronin sonrió y apretó a Malik un hombro. Aprovechó entonces para curar a los tres aprendices, comentando que estaban hechos unos verdaderos zorros, y después se cruzó de brazos frente a sus dos prisioneros. Barbariccia se había inclinado sobre Cagnazzo y trataba de despertarlo pero, al ver que se acercaba Ronin, se apartó ligeramente de su compañero y se mantuvo inmóvil. Aunque su postura era sumisa, sus ojos se clavaban ferozmente en los del Maestro de Maestros, que la observó en silencio, probablemente preguntándose qué hacer con ella.

En eso seguía cuando Ana Lucía regresó del pueblo con paso firme y una expresión pétrea. Sostenía un cofre alargado de madera contra la cadera. Pasó por delante de Cagnazzo y Barbariccia sin apenas dirigirles una mirada y se plantó delante de Ronin.

¿No traes a nadie más contigo?

Las mujeres están demasiado afectadas por lo sucedido para que les ordene que vayan a la Fuente. De todas formas, he dado órdenes para que un grupo avance hacia esta cuando hayan limpiado las cenizas y despedido a los muertos—respondió con un tono seco.

¿Estás segura de que debemos tomarnos todo con tanta calma?

Ana Lucía esbozó una retorcida sonrisa y acarició la tapa de madera de su cofre.

Eso no debe preocuparte, Ronin. Da igual que ese hombre o la bruja lleguen a la Fuente. Ella tiene a una sirena y, por tanto, puede entrar pero… —introdujo una pequeña llave en el ojo de la cerradura, que se abrió con un chasquido—. Ninguno de los dos puede hacer nada sin esto.[/color]

E inclinó el cofre hacia el frente para que todos pudieran ver cómo dos copas de plata relucían a la luz del sol.

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¡Fin de la trama!



Se suponía que íbamos a terminar un poco antes, pero por problemas de exámenes y trabajos que se me han solapado, hemos tardado algo más y pido perdón por ello. Intentaré que la segunda trama sea más ágil y ligeramente más breve. También me disculpo por mis últimos post, que no han sido demasiado buenos.

¡Pasemos a las puntuaciones!

Sometron

48 PX. ¡Subes a nivel 8! ¡3 PX para subir al siguiente nivel!

Sobre la interpretación

Tengo bastantes sentimientos encontrados con tu interpretación. Jess es un buen personaje, pero puede ser llevado con bastante más profundidad. Apenas planteas introspección y es una lástima porque, como jugadores, podéis aprovechar prácticamente todo lo que les ocurre a vuestros personajes para incorporarlo a sus personalidades y que les influya de un modo u otro. ¡Pero hay que hacerlo con cuidado y paso a paso!

En tu ficha se comenta que Jess es arrogante, pero que en realidad se considera a sí misma «escoria». Sólo he encontrado ese tipo de pensamiento introspectivo en tu narración una vez [<<...si yo no sé hacer nada bien.>>], por lo que te recomiendo que o cambies la ficha o te atañes a lo que pones en ella.

Noto una gran falta de reacción ante hechos anormales: la existencia de una tripulación compuesta exclusivamente por mujeres, la aparición de las sirenas, el participar en una batalla sangrienta donde la gente muere ante sus ojos o el mismo Leviatán. Deberías tratar de plasmar la interacción de tu personaje con el ambiente en el que se está moviendo.

También la animosidad que Jess siente por Ana Lucía y por Ronin me ha desagradado bastante: no porque no sea lógica, sino porque ha resultado ser muy gratuita precisamente porque no has desarrollado el por qué de estos sentimientos. De haberlo hecho, habría resultado ser una interpretación creíble e interesante.

Aunque debo poner una gran pega y es que en tu ficha señalas que «Su mayor deseo es convertirse en alguien mejor.», pero Jess disfruta cuando ve a Ana Lucía ser «derrotada» a pesar de que les ha salvado la vida a todos. No me ha gustado, no lo veo lógico en una persona que quiere ser mejor y que es capaz de llorar y sentirse tan dolida cuando averigua la traición de un personaje (Rosa/Barbariccia) al que apenas sí conoce y con el que prácticamente no ha interactuado, ya que no la has buscado ni te has esforzado por hablar con ella. Básicamente, esa parte de tu interpretación me ha resultado demasiado «tuya», porque queda claro que ni te gustan Ana Lucía ni Ronin, y muy poco de «Jess».

Acerca de la expresión

-Te reiteras a veces [«No hizo otra cosa más que darle más razones a Jess»// «El aprendiz las miró a Hana y ella, sorprendido; la muchacha le sostuvo la mirada»] y tus frases en ocasiones son excesivamente largas.

-Ten cuidado con la puntuación, pues a veces no haces la inflexión en la parte necesaria. Por ejemplo: [«miró llena de duda a sus compañeros, no entendía a qué se referían Faris y Ana» // «En un primer momento pensó que se la había arrancado de cuajo, dolía mucho.»]. En ambos casos quedaría mejor utilizar dos puntos, o, en la primera frase, un «pues no entendía».

-También abusas mucho de un mismo verbo en los párrafos, como «era» o «mirar», en vez de usar sinónimos que darían más gracia a la lectura.

-Por otra parte, si interpones una frase narrativa entre un diálogo, no debes usar las », sino directamente un —. Ej:

[—No debiste hacer eso... —repitió por tercera vez— ...pero lo has hecho. Así que ahora…

Agarró fuerte el mango del arma y se lanzó contra el hombre con ella en alto, pasando por al lado del aprendiz de Agrabah.

>>...¡muere!
]



Nell

56 PX. ¡Subes al nivel 13!

¡37 PX para el siguiente nivel!

Sobre la interpretación

Me ha gustado bastante cómo has interpretado a Hana. Has jugado bien con sus sentimientos y con sus intentos por no «sentir» lo que está ocurriendo a su alrededor a pesar de que claramente le afecta. También has sabido plasmar su admiración por los piratas y me ha agradado en particular que Hana reflexione sobre su futuro. Le da más juego al personaje y lo vuelve más cercano.

Con todo, a medida que ha ido avanzando la trama has tendido más y más y a hacer grandes resúmenes de la acción sin apenas participar en ella. Es un recurso que empleas bastante a menudo, que resulta un poco pobre y que no me ha gustado demasiado. No digo que sea necesario que copies y pegues todos los diálogos y que Hana haga un comentario exhaustivo de cada uno de ellos, pero sí te pediría un poco más de fuerza en tus intervenciones. En la ronda 10, por ejemplo, prácticamente todo es resumen, no hay ni un solo diálogo o pensamiento en color… Y el último post también ha sido flojillo. Ciertamente, Hana no tenía mucho papel, pero podría haberse desarrollado más teniendo en cuenta las cosas que ocurren.

Aunque Hana sea una solitaria, estás roleando con más personas y estoy segura de que puedes buscar formas de que la chica interactúe más con los demás sin necesidad de que sea abierta y encantadora.

Acerca de la expresión

Te expresas bien, aunque debes tener cuidado con la acentuación. Se te han escapado un par de «como» que deberían haber ido con tilde. También abusas un poco del «pero» y bastante seguido [«Eran muchísimos, pero peleó tenazmente junto a ellos. Acabó aceptando que necesitara ayuda, pero le producía placer ser capaz también de valerse por sí misma en cierta medida. Recibió una herida, pero casi no le prestó atención. »]

Tanis

58 PX. ¡Subes al nivel 9! ¡30 PX para subir al siguiente nivel!

Sobre la interpretación

Malik está bastante bien llevado, me han gustado la mayor parte de sus intervenciones, en especial cuando busca tomar el liderazgo y proteger a sus compañeras, algo que va bastante con su personalidad. Con todo, debo decir que me ha sorprendido su pasividad en algunas ocasiones, en especial a la hora de relacionarse con Jess y Hana —no tanto con Faris, pero es cierto que tampoco fuiste a buscarla cuando podrías haberlo hecho, teniendo en cuenta el interés que Malik demostraba en ella—. Has mantenido un buen ritmo de actualización y todos los post tienen calidad, a excepción del último, que he notado bastante menos profundo y más desganado.

Por lo demás, te comento lo mismo que a Hana. Es cierto que Malik ha tenido más interactuación con los demás personajes teniendo en cuenta que es un hombre reservado, pero puedes y debes jugar más con tus compañeros y los NPC. Harán más interesante a Malik y le darán más posibilidades de desarrollarse como personaje.

Acerca de la expresión

-Tildes, tildes. Se te escapan muchas y deberías tener cuidado con ellas, a menudo en expresiones como esta: «Que guapa...». También se te escapan palabras agudas como «sincorazon»

-Por otra parte, usas un recurso que no me termina de convencer y son los puntos suspensivos para indicar un prolongado silencio por parte de tu personaje:

«…
… …»


Cortan un poco la narración y hacen algo más pobre el post, ya que perfectamente puedes dar más fluidez a la escena describiendo la estupefacción de Malik que le lleva a quedarse en blanco.

-También es cierto que no me termina de convencer que se exprese el dolor con sonidos —en la mente— como «A-A…g… gg… cuando queda bastante mejor decir «emitió un prolongado gemido» o algo similar.

Por lo demás, muy buena ortografía y expresión.


Conclusión

A nivel general habéis llevado la trama bastante bien, pero, ante todo, me ha faltado interactuación. Por ejemplo, vuestros personajes han estado varios días en un barco, ayudando aquí y allá a las piratas, pero sin nada que hacer en la mayor parte del día y no habéis buscado profundizar en los NPCs que habíais escogido, ni tampoco entre vosotros. Es una pena porque en la siguiente trama no habrá tanta tranquilidad para interactuar pero, igualmente, espero que os metáis un empujoncito.

Por lo demás, me ha encantado llevaros a todos y espero sinceramente que la siguiente trama no se os haga pesada. La abriré en cuanto pueda, pero es posible que tenga que hacer una parada por culpa de los exámenes de mayo.

¡Nos vemos!
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¡Gracias por las firmas, Sally!


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Suzume Mizuno
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