Re: [Port Royal] Sombra de Luna
Publicado: Vie Feb 14, 2014 2:10 pm
[Antes del abordaje…]
Durante su impaciente espera a la inminente batalla, Jess se acercó un momento a ella para arrastrarla a un lugar aparte. Hana se dejó guiar obedientemente. Ella también prefería hablar en privado cualquier tema delicado que pudiera surgir con sus aliados, para asegurarse de que nadie más en el barco se enteraba.
Se le ocurrían un par de cosas de las que Jess podría preocuparse, pero no se esperaba en absoluto ninguno de los temas que trató.
En primer lugar, Ana Lucía y Faris. ¿Qué opinión se le merecían? En cierta manera, las admiraba. Pero era innegable que la actitud de Faris daba lugar a sospecha. Sin embargo, hasta entonces, Hana había desechado la posibilidad por un par de razones que, creía, eran buenas.
―Y haces bien: no te fíes, ni de ellas, ni de nadie en este barco. Sólo de nosotros dos. Tres ―recordó a Ronin―. No digo que el resto sean enemigos o indignos de confianza. Pero, en realidad, sólo son aliados temporales. Si no les somos útiles, se librarán de nosotros, sin un ápice de compasión. Estamos aquí para luchar y es nuestro único uso. Confraterniza lo que quieras y con quien quieras, pero no les des más poder sobre ti con fe absurda ―le advirtió.
A pesar de sus palabras, también creyó que eran innecesarias. Jess, con su acto de rebeldía, se había ganado en parte a Hana. Si bien había sido muy inconsciente y parecía una aprendiza ainexperta, tenía las ideas claras y seguramente sabía todo lo que le había dicho más. No obstante, el ir a contárselas le hizo ganar más puntos.
―Sobre Faris, si este fuera mi barco, no le quitaría el ojo de encima. Pero ella es la no debe fiarse de nosotras, con razón. Sin embargo, creo que su interés por Malik es puramente sexual ―se encogió de hombros. No entendía tan bien como aparentaba aquel tipo de temas―. Y si es amable con nosotras o nos quiere ganar a través de él, no sabría decirte, pero no me extraña. Si te das cuenta, aparte de esas dos guardianas, somos las únicas mujeres en el barco que no son piratas. Y además, jóvenes. Quizá tenga la esperanza de que reneguemos de Ronin y nos unamos a ellas si valemos la pena ―soltó una seca carcajada.
En el fondo, esperaba que así fuera. Si bien rechazaría la oferta, tentada por un universo más vasto que aquel mundo como portadora de la Llave, se sentiría orgullosa y preciada por haberla recibido.
Luego, Jess dio paso al trío de desconocidos, formado por Rosa, Vanora y Alejandro. Hana se sorprendió de que conociera a ésta primera. ¿Cuándo se habían encontrado? ¿Qué sabría exactamente de ellos? ¿Le estaría ocultando algo, como hacía ella misma, por su interés en “trabajar” para Alejandro? Y, por supuesto, la horrorizó aún más que Jess pareciera confiar en ellos.
―¡Para nada! ―discrepó, al principio con estupor, pero se repuso a continuación―. He hablado con su jefe, Alejandro. El chico al que ambas están a su mando ―admitió―. Es peligroso, créeme. Diría que tiene más tentaciones de lanzarnos por la borda que Ana Lucía ―de hecho, ya la había amenazado con ello―. Ocultan algo, sí, y voy a intentar averiguarlo. Nos quitarán del camino si nos interponemos en él, así que ten cuidado. Rosa parece la más amigable, pero recuerda que, en última instancia, obedecerá a su líder ―aunque no conocía hasta donde alcanzaba su lealtad, la muchacha no tenía más aliados que Vanora, razón de peso para no traicionarle por unas crías como ellas.
Dada la advertencia, sólo quedaba que Jess decidiera por sí misma si seguir su consejo o no. Sin embargo, recordó al peligroso juego en el que se había metido y añadió:
―Si te preguntan o hablan de mí, mide tus palabras y avísame de lo que hayas dicho ―le pidió―. E intenta venderme un poco ―le guiñó un ojo, sin explicar nada más. Esperaba que captara que quería ganarse su confianza y no que se traía incluso un negocio con ellos―. Nos mantenemos informadas la una a la otra, ¿vale?
Tenía curiosidad por saber qué actitud adoptaría el trío con cada una de ellas.
―Crecí aquí, ¿sabes? ―le confesó―. En este mundo y entre piratas. Eso no significa que sea menos propensa a los engaños, ni tampoco que tal vez no esté metida hasta el cuello en uno, pero no estoy preocupada por los peligros que pueda haber dentro del barco. Si no, fuera, con esa mujer y las sirenas. A ellos no podremos conocerlos tan bien como a estas personas cuando llegue el momento de enfrentarlos.
Habló sin darse cuenta de las sirenas como si fueran enemigas. En realidad, ya casi estaban catalogadas como tal dentro de su cabeza.
Pensó en si añadir algo más sobre incluir en su intercambio de información a Malik o no, pero decidió dejarle, por el momento, aparte. No tenía intención de medir sus palabras sólo porque estuviera encaprichado de Faris, pero no podía arriesgarse a que le contara algo por despiste. Cuando viera el momento oportuno, le hablaría del trío misterioso. Hasta entonces, tendría que ser un secreto de chicas.
[Durante el abordaje]
Jess acudió a ayudarla con el sincorazón, al que ambas ganaron fácilmente, por lo que Hana se apresuró a saltar al otro barco, perdiendo de vista a la aprendiza. No quería depender de ella, ni de nadie, por muy peligrosa que fuera la situación. ¡Iba a labrarse una reputación fuera como fuese! Y, sobre todo, pensaba disfrutar al máximo del fragor de la batalla.
Sin embargo, los sincorazón eran tan numerosos que, si no fuera por su círculo de aliados temporales, como los había llamado antes, habría sido absorbida por una masa de oscuridad con ojos ámbares. Eran muchísimos, pero peleó tenazmente junto a ellos. Acabó aceptando que necesitara ayuda, pero le producía placer ser capaz también de valerse por sí misma en cierta medida.
Recibió una herida, pero casi no le prestó atención. ¡Lo único que importaba era la batalla!
Entonces, se vio acorralada por tres sincorazón Soldado, con sus bamboleos e impredecibles movimientos, que tanto la asqueaban. Intentó deshacerse de al menos uno de ellos, para verse más aliviada, pero fue incapaz. El tiempo pasaba y era incapaz de reducirlos, lo que también aumentaba las posibilidades de que se les sumaran otros aliados…
La ayuda se plantó a su lado y, sin despeinarse, venció a dos de los tres sincorazón. Hana observó la hazaña de Ana Lucía con creciente admiración, casi boquiabierta, y recobrando de nuevo la razón por los ánimos de la mujer.
Sus palabras, pese a ser seguramente un aliciente de motivación más que de reconocimiento por su labor, hincharon de orgullo a Hana. Sí, ella también quería hacer alarde de su experiencia, pese a no ser tan extensa como la de Ana Lucía. Ni, mucho menos, tan fuerte.
Observó a su alrededor y lo que vio la planteó una difícil decisión. Por un lado, atisbó un fuerte cañonazo procedente de un sincorazón… ¿¡con forma de barco!? No, más bien, lo pilotaba uno, con un gracioso sombrero de pirata. Por otro lado, en cambio, estaba Malik. Faris estaba cerca de él, pero justo en aquel momento el aprendiz estaba siendo atacado por uno. Y éste, ignorándolo, corrió a interponerse entre la pirata y otra que pretendía matarla…
En ese momento, a Hana le hubiese gustado maldecir en alto la temeridad o estupidez del aprendiz. Algo como: “¡No te arriesgues por ella, idiota!”, recordando su anterior conversación con Jess. A lo mejor sí necesitaba una urgentemente con Malik.
Sin embargo, no tenía tiempo. Intentaría correr hacia Malik para atacar al sincorazón que se estaría dirigiendo ahora hacia él, cuyo objetivo inicial hubiera sido Faris, para que éste se centrara en el que de verdad se había fijado en él. No sabía si la distancia entre ambos, ni los obstáculos, le permitirían llegar hasta el aprendiz a tiempo. Pero iba a intentarlo.
Una vez solucionado, fuera por su mano o con catastrófico resultado para Malik, su atención se centraría en el barco volador. Estaba demasiado lejos para saltar hacia él o incluso alcanzarlo con magia y no tenía ningún arma de largo alcance. Además, no tenía demasiada puntería, así que sería desastroso pedirle una pistola a una pirata para dispararle.
Recurrió a lo único que se le ocurría poner en marcha, aunque tuviera pocas posibilidades de éxito. Lanzó un Magneto hacia el barco, a la espera de si la fuerza magnética era o no suficiente para atraer la mole. En caso afirmativo, una vez cerca, se serviría de los apoyos más altos para saltar hacia él y abordarle, enfrentándose directamente al sincorazón que lo pilotaba. En caso negativo, se quedaría en la cubierta luchando como hasta entonces, mientras pensaba en otra idea u otra persona se encargaba de él.
Durante su impaciente espera a la inminente batalla, Jess se acercó un momento a ella para arrastrarla a un lugar aparte. Hana se dejó guiar obedientemente. Ella también prefería hablar en privado cualquier tema delicado que pudiera surgir con sus aliados, para asegurarse de que nadie más en el barco se enteraba.
Se le ocurrían un par de cosas de las que Jess podría preocuparse, pero no se esperaba en absoluto ninguno de los temas que trató.
En primer lugar, Ana Lucía y Faris. ¿Qué opinión se le merecían? En cierta manera, las admiraba. Pero era innegable que la actitud de Faris daba lugar a sospecha. Sin embargo, hasta entonces, Hana había desechado la posibilidad por un par de razones que, creía, eran buenas.
―Y haces bien: no te fíes, ni de ellas, ni de nadie en este barco. Sólo de nosotros dos. Tres ―recordó a Ronin―. No digo que el resto sean enemigos o indignos de confianza. Pero, en realidad, sólo son aliados temporales. Si no les somos útiles, se librarán de nosotros, sin un ápice de compasión. Estamos aquí para luchar y es nuestro único uso. Confraterniza lo que quieras y con quien quieras, pero no les des más poder sobre ti con fe absurda ―le advirtió.
A pesar de sus palabras, también creyó que eran innecesarias. Jess, con su acto de rebeldía, se había ganado en parte a Hana. Si bien había sido muy inconsciente y parecía una aprendiza ainexperta, tenía las ideas claras y seguramente sabía todo lo que le había dicho más. No obstante, el ir a contárselas le hizo ganar más puntos.
―Sobre Faris, si este fuera mi barco, no le quitaría el ojo de encima. Pero ella es la no debe fiarse de nosotras, con razón. Sin embargo, creo que su interés por Malik es puramente sexual ―se encogió de hombros. No entendía tan bien como aparentaba aquel tipo de temas―. Y si es amable con nosotras o nos quiere ganar a través de él, no sabría decirte, pero no me extraña. Si te das cuenta, aparte de esas dos guardianas, somos las únicas mujeres en el barco que no son piratas. Y además, jóvenes. Quizá tenga la esperanza de que reneguemos de Ronin y nos unamos a ellas si valemos la pena ―soltó una seca carcajada.
En el fondo, esperaba que así fuera. Si bien rechazaría la oferta, tentada por un universo más vasto que aquel mundo como portadora de la Llave, se sentiría orgullosa y preciada por haberla recibido.
Luego, Jess dio paso al trío de desconocidos, formado por Rosa, Vanora y Alejandro. Hana se sorprendió de que conociera a ésta primera. ¿Cuándo se habían encontrado? ¿Qué sabría exactamente de ellos? ¿Le estaría ocultando algo, como hacía ella misma, por su interés en “trabajar” para Alejandro? Y, por supuesto, la horrorizó aún más que Jess pareciera confiar en ellos.
―¡Para nada! ―discrepó, al principio con estupor, pero se repuso a continuación―. He hablado con su jefe, Alejandro. El chico al que ambas están a su mando ―admitió―. Es peligroso, créeme. Diría que tiene más tentaciones de lanzarnos por la borda que Ana Lucía ―de hecho, ya la había amenazado con ello―. Ocultan algo, sí, y voy a intentar averiguarlo. Nos quitarán del camino si nos interponemos en él, así que ten cuidado. Rosa parece la más amigable, pero recuerda que, en última instancia, obedecerá a su líder ―aunque no conocía hasta donde alcanzaba su lealtad, la muchacha no tenía más aliados que Vanora, razón de peso para no traicionarle por unas crías como ellas.
Dada la advertencia, sólo quedaba que Jess decidiera por sí misma si seguir su consejo o no. Sin embargo, recordó al peligroso juego en el que se había metido y añadió:
―Si te preguntan o hablan de mí, mide tus palabras y avísame de lo que hayas dicho ―le pidió―. E intenta venderme un poco ―le guiñó un ojo, sin explicar nada más. Esperaba que captara que quería ganarse su confianza y no que se traía incluso un negocio con ellos―. Nos mantenemos informadas la una a la otra, ¿vale?
Tenía curiosidad por saber qué actitud adoptaría el trío con cada una de ellas.
―Crecí aquí, ¿sabes? ―le confesó―. En este mundo y entre piratas. Eso no significa que sea menos propensa a los engaños, ni tampoco que tal vez no esté metida hasta el cuello en uno, pero no estoy preocupada por los peligros que pueda haber dentro del barco. Si no, fuera, con esa mujer y las sirenas. A ellos no podremos conocerlos tan bien como a estas personas cuando llegue el momento de enfrentarlos.
Habló sin darse cuenta de las sirenas como si fueran enemigas. En realidad, ya casi estaban catalogadas como tal dentro de su cabeza.
Pensó en si añadir algo más sobre incluir en su intercambio de información a Malik o no, pero decidió dejarle, por el momento, aparte. No tenía intención de medir sus palabras sólo porque estuviera encaprichado de Faris, pero no podía arriesgarse a que le contara algo por despiste. Cuando viera el momento oportuno, le hablaría del trío misterioso. Hasta entonces, tendría que ser un secreto de chicas.
[Durante el abordaje]
Jess acudió a ayudarla con el sincorazón, al que ambas ganaron fácilmente, por lo que Hana se apresuró a saltar al otro barco, perdiendo de vista a la aprendiza. No quería depender de ella, ni de nadie, por muy peligrosa que fuera la situación. ¡Iba a labrarse una reputación fuera como fuese! Y, sobre todo, pensaba disfrutar al máximo del fragor de la batalla.
Sin embargo, los sincorazón eran tan numerosos que, si no fuera por su círculo de aliados temporales, como los había llamado antes, habría sido absorbida por una masa de oscuridad con ojos ámbares. Eran muchísimos, pero peleó tenazmente junto a ellos. Acabó aceptando que necesitara ayuda, pero le producía placer ser capaz también de valerse por sí misma en cierta medida.
Recibió una herida, pero casi no le prestó atención. ¡Lo único que importaba era la batalla!
Entonces, se vio acorralada por tres sincorazón Soldado, con sus bamboleos e impredecibles movimientos, que tanto la asqueaban. Intentó deshacerse de al menos uno de ellos, para verse más aliviada, pero fue incapaz. El tiempo pasaba y era incapaz de reducirlos, lo que también aumentaba las posibilidades de que se les sumaran otros aliados…
La ayuda se plantó a su lado y, sin despeinarse, venció a dos de los tres sincorazón. Hana observó la hazaña de Ana Lucía con creciente admiración, casi boquiabierta, y recobrando de nuevo la razón por los ánimos de la mujer.
Sus palabras, pese a ser seguramente un aliciente de motivación más que de reconocimiento por su labor, hincharon de orgullo a Hana. Sí, ella también quería hacer alarde de su experiencia, pese a no ser tan extensa como la de Ana Lucía. Ni, mucho menos, tan fuerte.
Observó a su alrededor y lo que vio la planteó una difícil decisión. Por un lado, atisbó un fuerte cañonazo procedente de un sincorazón… ¿¡con forma de barco!? No, más bien, lo pilotaba uno, con un gracioso sombrero de pirata. Por otro lado, en cambio, estaba Malik. Faris estaba cerca de él, pero justo en aquel momento el aprendiz estaba siendo atacado por uno. Y éste, ignorándolo, corrió a interponerse entre la pirata y otra que pretendía matarla…
En ese momento, a Hana le hubiese gustado maldecir en alto la temeridad o estupidez del aprendiz. Algo como: “¡No te arriesgues por ella, idiota!”, recordando su anterior conversación con Jess. A lo mejor sí necesitaba una urgentemente con Malik.
Sin embargo, no tenía tiempo. Intentaría correr hacia Malik para atacar al sincorazón que se estaría dirigiendo ahora hacia él, cuyo objetivo inicial hubiera sido Faris, para que éste se centrara en el que de verdad se había fijado en él. No sabía si la distancia entre ambos, ni los obstáculos, le permitirían llegar hasta el aprendiz a tiempo. Pero iba a intentarlo.
Una vez solucionado, fuera por su mano o con catastrófico resultado para Malik, su atención se centraría en el barco volador. Estaba demasiado lejos para saltar hacia él o incluso alcanzarlo con magia y no tenía ningún arma de largo alcance. Además, no tenía demasiada puntería, así que sería desastroso pedirle una pistola a una pirata para dispararle.
Recurrió a lo único que se le ocurría poner en marcha, aunque tuviera pocas posibilidades de éxito. Lanzó un Magneto hacia el barco, a la espera de si la fuerza magnética era o no suficiente para atraer la mole. En caso afirmativo, una vez cerca, se serviría de los apoyos más altos para saltar hacia él y abordarle, enfrentándose directamente al sincorazón que lo pilotaba. En caso negativo, se quedaría en la cubierta luchando como hasta entonces, mientras pensaba en otra idea u otra persona se encargaba de él.