[Tierra de Dragones] Se acerca el invierno (I)

Trama de Exuy, Hikaru y Fátima + Kousen & Hiro

La aparición del bando de Bastión Hueco ha colocado a la Orden de los Caballeros de la Llave Espada en una tensión creciente difícil de remediar. ¿Llegarán a enfrentarse ambos bandos en conflicto, o será posible la paz?

Moderadores: Suzume Mizuno, Astro, Sombra

Re: [Tierra de Dragones] Se acerca el invierno (I)

Notapor Suzume Mizuno » Sab Mar 15, 2014 4:11 am

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Cada vez que creía que iba a conseguir escapar, Andrei la atrapaba en el último momento, como un maldito gato jugando con un ratón entre sus zarpas.

Fátima soltó un gemido de frustración cuando Andrei cerró la puerta. Forcejeó con el picaporte, tratando de conseguir un resquicio, pero en cuanto se percató de la vanalidad de sus esfuerzos, furiosa, arremetió contra el joven con un puño. Andrei se echó a un lado en el último segundo y el impulso a punto de hacerle perder el equilibrio. Pero consiguió no tropezar. Plantó los pies con firmeza en el suelo y lanzó el codo contra el pómulo del chico, tal y como le había enseñado a hacer Lyn. De nuevo, no acertó. Maldiciendo a gritos en su interior, adelantó un pie para atacar con un rodillazo Era, sin embargo, tan útil como intentar atrapar el aire entre las manos. No conseguía ni rozarle.

El abismo entre ambos era abrumador.

Y, entonces, Andrei abrió los brazos y la estrechó entre ellos. Fátima gruñó y luchó por librarse de su agarre. Pero ni aun así consiguió que sus brazos se desplazaran más que un par de centímetros. Soltó un grito, mezcla de rabia y frustración al ver que él parecía estar divirtiéndose con su resistencia, como quien recibe las pataditas furiosas de un lactante.

¡Suéltame! ¡Déjame en paz! —gritaba, desesperada con su propia impotencia—. ¿Pero qué te he hecho yo? ¿Por qué me haces esto? —acabó por sollozar.

Retrocedieron un par de pasos en su forcejeo y, de pronto, captó por el rabillo del ojo un movimiento. Se le subió el corazón a la boca al pensar que no estaban solos. Pero no, no era eso. Se trataba de un espejo.

Vio la venenosa sonrisa de Andrei en la pulida superficie del mismo y apartó la mirada, asqueada, dispuesta a asestarle un cabezazo que le partiera la nariz ahora que estaban tan pegados. Entonces, como si le hubiera leído la mente, Andrei le atrapó la barbilla, hundiéndole los dedos en la piel y la forzó a encararse hacia el espejo.

Esto es lo que eres, Fátima —dijo, derramando su aliento sobre el oído de la chica.

No quería verse, no quería hacerlo, pero se encontró mirándose, pálida, llorosa, con el pelo revuelto y…

El ejercicio había endurecido su cuerpo y, quizás, si no hubiera sido quien era, habría pensado que era hasta bonito para alguien tan menudo. Sus pectorales eran finos y no muy exagerados —ya se había preocupado ella por mantenerse delgada y porque no se le marcaran demasiado los músculos—, claramente de hombre. Lo mismo podía decir de su abdomen y de su cintura recta.

¿Un engaño para los demás? Puede... pero como te he dicho, toda una caja de sorpresas.

De repente dejó de ver, por culpa de las lágrimas, que lo volvieron todo borroso. ¿Por qué le hacía algo tan cruel?

¿Por qué la obligaba a ver?

¿Por qué disfrutaba tanto haciéndole daño?

Además, ¿crees que me disgusta lo que veo? Lo haces todo más interesante, me sorprendes cada vez más. La de cosas inimaginables que aprenderías conmigo, mi querida Laforet.

Se quedó de piedra al escuchar aquellas palabras y sus ojos se abrieron de par en par.

«¿Qué…?».

No había ni comenzado a asimilar el significado de esa frase cuando sintió los dientes de Andrei en torno a su oreja. Un violento estremecimiento la sacudió de arriba abajo y apartó con brusquedad la cara, sintiendo que una helada mano le cerraba la boca del estómago. No podía hablar en serio. No podía estar haciéndolo, ¿verdad? Era todo una forma más de burlarse de ella, era sólo su forma de alargar el juego.

Porque, ¿cómo no iba a darle asco?

Entonces recibió un empujón en la espalda que la hizo trastabillar hacia la puerta.

Supongo que ya es suficiente por hoy, ¿no te parece?

Y Andrei se dejó caer de espaldas, sin más, en la cama. Fátima se quedó sin saber qué hacer. Permaneció inmóvil unos segundos, como un animal asustado, hasta que comprobó que Andrei ni siquiera parecía percatarse de su presencia.

Su primer impulso fue el de salir corriendo, huir lo más lejos que le permitieran las piernas, ahora, ¡ya!, antes de que la oportunidad volara. Pero era dolorosamente consciente de su semi desnudez. No podía salir así y arriesgarse a que la vieran alguno de sus compañeros. Dar el primer paso hacia la cama de Andrei le costó un infierno, y todavía más el segundo. El corazón le martilleaba el pecho y su sentido común vociferaba que no fuera idiota, que no tentara más la suerte, que saliera corriendo y no mirara atrás. ¡Qué más daba la ropa!

Pero se negaba a irse así. Sin quitarle los ojos de encima a Andrei, temblando ante la mera posibilidad de que él hiciese un solo movimiento, aferró la parte superior de su uniforme.

Entonces echó a correr.

No se molestó en cerrar la puerta. Se precipitó contra ella y la abrió de golpe, escuchándola rebotar con brusquedad a su espalda. Luego voló sobre la hierba, moviéndose tan rápido que por un momento le pareció que sus pies dejaban de tocar el suelo.

De pronto y se dio de bruces contra la tierra. El golpe la devolvió a la realidad y se incorporó entre espasmos, incapaz de retener más el llanto. Se sentía tan miserable, tan sucia, tan ridícula. Quería ver a su hermano, refugiarse entre sus brazos, olvidarse de mundo y llorar hasta que no le quedaran lágrimas.

Pero su hermano estaba muy lejos. Y ella estaba sola.

Fátima se alejó del campamento, consciente de que no sería capaz de explicar nada si la veía alguno de sus compañeros o la misma Mulan. Caminaba con pasos torpes, temerosa de tropezar de nuevo, ya que las lágrimas no le permitían distinguir con claridad el suelo, que más bien parecía una masa borrosa.

Alcanzó casi sin darse cuenta un riachuelo. Se arrodilló y hundió las manos en la clara y fría agua, que le mordió la piel y le provocó un escalofrío. Después se pasó el agua helada por el cuello y el pecho, restregándose las zonas donde Andrei le había tocado hasta que se hizo daño. Quería borrar el tacto de Andrei, quería hacer desaparecer la impresión de sus horribles dedos, de su aliento, de todo. Quería borrar su risa y su sonrisa maliciosa.

Sintió una arcada y la boca se le llenó de ácida bilis que tuvo que escupir, asqueada. Redobló entonces la fuerza de su llanto al pensar en lo que había estado a punto de hacerle, en la indefesión que había sentido cuando le quitaba la ropa y en que, si no hubiera sido por lo que era en realidad, Andrei habría continuado hasta el final.

Sin embargo, lo peor no era lo que había estado a punto de ocurrir… Sino que Andrei conocía la verdad.

Incapaz de reprimir los hipidos, se puso como pudo la parte superior de uniforme y se ató con manos temblorosas la ropa. Cuando, por fin, consiguió cerrar la túnica, exhaló un pequeño suspiro de alivio. Pero fue un consuelo muy fugaz. A la hora de la verdad, no le habían servido de nada.

La risotada del joven Maestro restalló de nuevo en los oídos de Fátima, que notó un latigazo de dolor en el pecho. La impotencia, la frustración de tantos años de silencio y de fingir ser quien no era, la lenta agonía de temer que cualquier persona, por un error estúpido, pudiera darse cuenta de que era un hombre, estallaron en su interior.

Quería levantarse y gritar al cielo y a quien quisiera escucharla que nadie tenía derecho a reírse de cómo era. Que no se podía denigrar así a una persona, hasta hacerla sentir como se sentía ella en ese momento. Un error de la naturaleza, un fallo, un fracaso, un anormal que se ponía ropas de mujer cuando en realidad era un hombre.

Apretó las mandíbulas e hizo rechinar los dientes, emitiendo un llanto agudo, furioso, desesperado.

Lloró, se vació, hasta que no pudo más y se le acabaron las lágrimas.

****


Cuando se hubo calmado, miró su desfigurado reflejo en el arroyo y se dijo que tenía que moverse, que la estaban esperando.

No quería ir. Sólo deseaba era coger el glider y viajar a Tierra de Partida, abrazar a Harun y ocultarse debajo de las mantas de su cama para toda la eternidad.

Pero no podía y lo sabía. Además, Mulan se preocuparía y no tenía ni idea de cuándo volvería a verla. Esa noche partían hacia la guerra. ¿Y si…?

Entonces abrió los ojos de par en par. Con todo lo ocurrido, había olvidado su principal objetivo: intentar averiguar qué estaba planeando Andrei.

Se le escapó una carcajada amarga y se pasó una mano por la frente, apartándose el flequillo. Todo lo que había provocado para conseguir hablar con Andrei y, al final, no había servido para nada…

****


Estaba convencida de que no se notaba que había estado llorando. Se había lavado la cara varias veces con el agua fría para bajar la hinchazón, y se había arreglado el pelo durante un buen rato, mientras pensaba qué decir, qué hacer, cómo actuar.

Se repitió una y otra vez que sólo Andrei sabía la verdad y que no parecía que fuera a ir contándoselo a gritos a la gente. Y, aunque lo hiciera, ¿quién iba a creerle?

«Mi fachada como mujer es más que sólida» pensó con tristeza.

Debía convencerse a sí misma de que todo estaba bien o resultaría sospechosa. Lo primero de todo era creérselo ella misma.

El problema era que ya no podía.

Exhaló un largo, eterno suspiro. Pero cuando encontrara a Mulan se forzaría a sonreír, a fingir que todo estaba bien.

Porque en su interior se había forjado una clara determinación: no permitir que nadie más supiera la verdad.

No iba a permitir que su mundo terminara de desmoronarse por completo.


****



Cuando encontró a Mulan, ya dentro del campamento, le tiró de una manga y dijo, fingiendo tranquilidad:

Ping, tengo que hablar contigo. A solas. Hay algo urgente que debo decirte.

Si Mulan se negaba, insistiría hasta convencerla y llevarla a algún rincón donde nadie pudiera ni verlas ni escucharlas. Entonces, mirándola a los ojos, preguntándose cómo reaccionaría —y si sería capaz de soportar su rechazo—, dijo:

Te he mentido. Y lo siento. Pero no se me ocurrió otra manera de que Andrei te dejara ir sin más —levantó una mano para pedirle silencio si intentaba interrumpirla—. Andrei no es compañero mío, ni tampoco de mi Maestro. Es un rival nuestro y… Y no es una buena persona —dijo con esfuerzo, tratando de contener las arcadas. En cuanto se rehizo continuó—: Te juro que no te habría obligado a ir hasta allí de haber sabido quién era antes, pero cuando estuvimos allí ya era demasiado tarde. Y no sabía qué pretendía hacer. Mentí porque tenía la esperanza de que si nos quedábamos a solas podría sonsacarle algo —esbozó una sonrisa de desagrado—. Pero no lo he conseguido. No tengo ni idea de qué planea hacer, ni si sus intenciones son sinceras o no. A quien odia es a nosotros, no a vosotros. Pero… Pero, por favor, mantén los ojos muy abiertos esta noche. No me fío.

Miró a Mulan, tragando saliva y reprimiendo unas ganas horribles de vomitar.

Tengo que ir a hablar con mi Maestro… Y... De verdad que lo siento —dijo con un hilo de voz, sin atreverse a mirarla—. No quería inmiscuirte en nuestros problemas y no sabía cómo reaccionaría si le acusaba delante de ti.

»Lo siento.


En cuanto pudiera, iría a buscar a Ronin. Tenía que explicarle que Andrei estaba allí y que estaba influenciando en las decisiones del alto mando del ejército.

Apretó los puños. No iba a dejar que se saliera con la suya sin más.
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Re: [Tierra de Dragones] Se acerca el invierno (I)

Notapor RedXIII » Sab Mar 15, 2014 6:06 pm

Kousen y MoguDer


Oye, MoguDer. — Dijo su compañero mientras recorrían aquella extraña y oscura cueva —¿Has logrado contactar con Hiro? No me gustaría perdernos aquí dentro sin que sepan donde estamos.

Kupóel trasto comunica, pero no responde — Se excusó.

Cuando parecía que el camino terminaba una gran sala llena de tesoros y baratijas de gran valor se presentaba ante ellos, los ojos del pequeño Moguri se iluminaron ante tal cantidad de riquezas que podían ser suyas.

Kupóque bellos obsequios a mi persona — Se decía mientrsa resistía la tentación de cojer más de unas pocas cosas.

Guardianes, ¿eh? Y hambrientos, al parecer. ¿Lleváis mucho tiempo guardando esto?

MoguDer había ignorado a Kousen hasta que escuchó sus palabras, ni siquiera se había percatado del gran cofre que había en la sala, solo tenía ojos para el tesoro, pero aquello era más importante que unas relucientes y fantásticas monedas o diamantes, habían entrado en un combate casi sin darse cuenta.


Kupólobos... — No podía evitar acordarse de su forma animal al verles.

Se pegó a Kousen, un gran destello salió de el, convirtiéndose en una bola de luz, la cual se rompió y e ella salió un lobo anaranjado con media armadura.

Yo me encargo de que no pasen, ve a por el tesoro — No iba a dejar que pasar —Si eso es lo que buscamos podrás detenerles con ella — Con su actual fuerza y destreza solo servía para recibir los golpes de los despiadados lobos, pero no por ello se asustaría, mientras, un gran y valeroso aullido inundó las cámaras del lugar.

Hiro


Yo también pienso que existe conexión, incluso con sucesos del pasado. Y no andas mal encaminado con el hecho de que un Villano ande detrás de todo esto. ¡Obviamente, por aquel payaso loco que ya nos lo confirmó!

» Sin embargo, no dejo de pensar que algo se nos está escapando de las manos.

Los palillos con los que, de forma grácil, había jugado todo aquel tiempo, cayeron a la mesa de forma brusca, la conversación se había tornado más seria de lo que podía parecer.

Creo que alguien está moviendo hilos detrás de esto.

» Hiro, ¿de verdad no has visto nada sospechoso o fuera de lugar dentro del campamento?

No caía a que se podía referir el maestro, y aquello le inquietaba un poco, Ronin sabía más de lo que quería decirle. Mientras rebuscaba su kiseru en su manga pudo notar algo más, fino y largo...

El juicio


Sacó el Kiseru y lo encendió, inhaló y exhaló dos o tres veces y luego sacó la carta, que lanzó casi con desprecio a la mesa.

¿Sabias algo de esto? — Comentó de forma relajada, casi como si estuviera ido —Me lo encontré en la casita, lo único que hizo fue — Hizo una breve pausa y volvió a lanzar una pequeña cantidad de humo.

» Profetizar mi muerte.

O algo así como una buena paliza, no se, no habla mucho Andrei, es mas, creo que quería ligar — Un pequeño escalofrío recorrió el cuerpo de Hiro al decir aquello.

No se si era eso lo que querías que te dijera, a lo mejor te refieres a las misteriosas personas que berrearon antes de entrar en el campamento, ya sabes que soy medio tonto — Bromeó con una breve risa —Pero bueno, ahora me gustaría que me respondieras, maestro ¿Que pasó con Li hace tanto tiempo, y que significa el collar?.

» Si me lo cuentas a lo mejor te invito a otro bol.
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Ronda #12 - Se acerca el invierno (I)

Notapor EspeYuna » Lun Mar 17, 2014 7:21 pm

Kousen y MoguDer


En cuanto Kousen se dispuso a dar un primer paso hacia el tesoro, los lobos se lanzaron a por él al instante, protegiendo ante todo el tesoro de la cueva. El aprendiz pudo quitarse a uno de encima gracias a su daga, la cual atravesó la carne del primer animal que se le echó encima y lo hizo caer al suelo, gimiendo de dolor. Los demás lobos, enfurecidos, saltaron a por el muchacho y no le dejaron alcanzar el cofre: no sólo intentaba llevarse algo que debían proteger a toda costa, sino que había hecho daño a uno de los suyos. Y lo iba a pagar caro.

Uno tiraba de su ropa, otro alzaba sus garras para arañar sus piernas y enseñar sus terroríficas fauces, las cuales no tuvo reparo alguno en usar para atravesar con ellas el brazo izquierdo del aprendiz. Lo hicieron rodar y en cuanto cayó al suelo, todos se lanzaron a por él, dispuestos a acabar con el intruso.

Y MoguDer estaba dispuesto a ayudarle, cuando uno de los lobos se acercó a él, observándolo con curiosidad. Ni corto ni perezoso y, para sorpresa del pobre moguri, el animal dio un salto y atrapó entre sus fauces el cuello del mismo, llevándoselo a un lugar más recóndito y oscuro de la cueva mientras sus parientes preferían cenarse a Kousen.

Oh, pero para ella no era el festín de la criatura voladora. La hembra tenía una camada de lobitos jugando entre ellos en la oscuridad. En cuanto la loba dejó caer al moguri, los hermanitos miraron fascinados el manjar que le había traído su madre. Se acercaron a él, exhibiendo sus pequeñas fauces. Como cachorros que eran, estaba claro que jugarían con la comida antes de zampársela, tirando de él por sus alas, mordiendo su nariz, intentando arrancarle el pompón... ains, adorables criaturitas.

Tanto Kousen como el compañero de Hiro se encontraban en grave peligro, y no había nada ni nadie que pudiera salvarlos.

No... sí que lo había.

Algo apareció desde la oscuridad, lanzándose contra uno de los lobos que estaba atacando a un Kousen malherido. Y era, ni más ni menos, que un canino sincorazón dispuesto a enfrentarse a toda aquella camada él sólo.

¿Para salvar a Kousen? ¿Para hacer caso a la voluntad de su amo? ¿Para devorar los corazones de aquellos lobos?

El caso es que el aprendiz se había liberado del ataque, pero el pobre Enkidu era un diminuto perro frente a aquellas bestias, por mucho que se hubiese hecho el héroe (¿o no?). Los lobos le rodearon para acabar con él a base de mordiscos y arañazos.

Kousen podía hacerse con el tesoro y salir de allí con MoguDer ahora que los lobos estaban entretenidos con Enkidu. Porque, ¿era un sincorazón, no? ¿O es que acaso tendría que sentir lástima por él?

Podía acudir en su ayuda, pero corría el riesgo de no salir de la cueva con el tesoro... y, ni mucho menos, con vida.

Exuy y Hikaru


Exuy se quedó en el sitio, cogiendo a Exuy entre sus brazos para, quizás, llevárselo de allí. Pero puede que, debido al miedo, o a la indecisión en pocos segundos, no le diera tiempo a reaccionar cuando la voz volvió a atacar su mente. Era fría como un témpano y sentía que dentro de su cabeza sus neuronas se congelaban con cada sílaba que expulsaba la bruja.

¡He dicho que vengas conmigo! ¡Te lo ordeno, Caballero de la Luz!


Sólo había conseguido enfurecerla al no obedecer a su deseo. Y entonces, de las aguas comenzó a surgir una sombra monstruosa, y hermosa sin igual. Un gigantesco animal se formó y alzó frente a ambos aprendices, producto de las leyendas de aquel mundo: un dragón, pero no como los que había recogidos en los templos como guardianes de familia. Éste, a diferencia de sus posibles parientes escupe-fuego, dejaba escapar agua por todo su cuerpo.

Preparado para cumplir con la voluntad de Shiva, el monstruo se lanzó a por Hikaru, quien conjuró un Perla que no surtió efecto sobre el animal. Básicamente, no le hizo rasguño alguno.

Y estuvieron a punto de recibir su poderosa magia, si no fuera porque Exuy, en un intento por ser de utilidad a pesar de su estado, invocó la ayuda de unos niños muy especiales. Unos pequeños que se habían negado a crecer.

Estos detuvieron el ataque mágico del dragón de la única manera que tuvieron en aquel momento: se colocaron frente a su invocador y recibieron la ráfaga de agua helada en la que se había transformado la criatura, congelándose sus cuerpos al instante. Habiendo cumplido con su deber, desaparecieron bajo el bloque de hielo en el que estaban atrapados.

Gilgamesh había aprovechado aquella oportunidad para alcanzar la espada hundida en el fondo del lago, dado que el dragón parecía demasiado ocupado con Hikaru y Exuy. En cuanto la tuvo en sus manos, corrió hacia ambos y con uno de sus brazos sacó de entre la ropa un frasco con un contenido muy familiar para los aprendices: se trataba de una poción.

El personaje se la dio a beber a Exuy para que consiguiera recuperarse, percatando que el dragón volvía a formarse con el agua del lago. Gilgamesh, tras dejarle sorber las últimas gotas de la poción al pequeño, gritó:

¡Largaos de aquí los dos, rápido!

Exuy estaba aún muy débil, a pesar de que había conseguido levantarse y que parecía poder caminar por su propio pie. Gilgamesh les había ordenado a ambos que se fueran para salvar el cuello, y estaba dispuesto a quedarse allí para combatir a la bestia él solo.

Estaba claro que cualquiera haría caso al extraño cazatesoros y saldría por patas con aquella monstruosidad amenazando sus vidas. Aunque puede que los dos aún quisieran seguir luchando a su lado para salir todos vivos de allí. Si es que eso era posible.

Puede que Gilgamesh les estuviera dando su única oportunidad para escapar. La decisión era suya.

Fátima


Mulán escuchó atentamente a las palabras de Fátima, quedándose a cuadros cuando ésta le confesó que le había mentido por su propio bien. No parecía para nada enfadada, pero sí algo confusa y trastornada con lo que le estaba diciendo su amiga en aquel momento. Se llevó una mano a la nuca, preocupada por todo cuanto le contaba.

De... de acuerdo, tendré cuidado. Eso significa que es peligroso, ¿no? Digo, por todo lo que acabas de decir —dejó escapar tras unos segundos que, seguramente, a la aprendiz se le habían hecho eternos—. Pero tienes que volver, y contarme con todo detalle qué demonios está pasando. Prométemelo, Fátima.

» Si es un peligro para vosotros, también lo será para nosotros, ¿verdad? Si no, no te habrías arriesgado a que te dejara a solas con él. Eso ya hace suponer que es una amenaza para el ejército... ¿no?

Tras asentir a todo a lo que Mulán le estaba dando vueltas, la mujer camuflada de soldado se despidió de ella, haciéndole prometer que le explicaría todo con más tranquilidad cuando volvieran a verse.

Hiro y Fátima


Ronin frunció el ceño en cuanto Hiro mencionó el nombre de Andrei, claramente sorprendido.

¿Andrei has dicho? Espera, ¿Saavedra está en el campamento? —quiso confirmar, con semblante serio.

Para sorpresa del aprendiz, en cuanto dejó caer la carta sobre la mesa el maestro de maestros la agarró por uno de los bordes y, concentrándose en ella, una flama llameante surgió de sus gruesos dedos y la hizo arder, dejándola hecha cenizas. Hiro pudo comprobar entonces que del sobre chamuscado y calcinado comenzaban a salir virutas de papel, pero... eran extrañas. Eran como polvo de diamante, como si el material del papel desprendiera, ¿magia?

En aquel preciso instante, Fátima entró en el Buda Feliz y escuchó las preguntas que Ronin le hizo a Hiro, contemplando también las cenizas encima de la mesa:

¿Qué sabes de Andrei? —le preguntó, sin cambiar un ápice su rostro marcado por la perplejidad— ¿Has averiguado por qué está aquí al menos?

El Maestro se giró y saludó con un rápido gesto a Fátima, pero parecía no querer andarse con rodeos e ir al grano. El asunto parecía bastante serio.

Esperando las respuestas de Hiro y la información que Fátima pudiera otorgarle, apoyó los codos encima de la mesa y descansó su barbilla sobre sus puños, con el ojo visible perdido en algún lugar lejano:

Me gustaría que me invitaras a una tanda de fideos. Pero sinceramente, se me ha quitado el apetito —intentó bromear, pero no le salía la risa que todo aprendiz de Tierra de Partida conocía. Se notaba que Ronin estaba bastante preocupado—. Por lo que me preguntas sobre el General, pasó hace unos... veinte años. Lo que ocurrió fue que...

Cerró los ojos, pensativo, para luego abrir el único visible y fijarlo en Hiro y en Fátima.

Fue... un terrible poder. Tan terrible que podría haber acabado con el mundo.

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Fecha límite: Jueves, 20 de Marzo, 23:59. ÚLTIMA RONDA. Narrador volverá en calidad de Game Master para cerrar la trama y puntuar para antes del mini global. Siento si es poco tiempo, pero procurad postear para antes de las 23:59 el Jueves, pues él esa misma noche tendrá vuestra puntuación. Cualquier post pasado de la hora no contará como válido.

Y bueno, espero que os haya gustado mi colaboración y esas cosas que se dicen y que hacen feliz a una Game Master intrusa que sólo pasaba por aquí <3
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Re: Ronda #12 - Se acerca el invierno (I)

Notapor Kousen » Lun Mar 17, 2014 8:38 pm

Tal y como me temía, nada más dar un paso hacia el tesoro, los lobos se lanzaron sobre mí. Mi reacción fue lo bastante rápida como para propinarle un buen corte a uno de ellos, que cayó al suelo.
Pero el resto de la manada era otra cosa... y me iba a arrepentir mucho de haber hecho aquello.



Las feroces bestias se ensañaron conmigo inmediatamente, y mientras que uno me destrozaba la ropa, el otro me clavaba sus fauces en el brazo que usaba para protegerme, arrancándome un grito de dolor que debió resonar por toda la cueva. Hice cuando pude para sacudírmelo, pero entre ambos me hicieron perder el equilibrio y caí al suelo, donde ya era una presa incluso más fácil para ellos. La manada al completo se lanzó sobre mí para devorarme, lanzándome dentelladas y arañazos por todas partes.

Aparte de gritar y revolverme para patearle el hocico a todos los que podía, accioné el escudo de mi reloj por acto reflejo, intentando inútilmente cubrirme o golpear con él las fauces de aquellas bestias. El dolor de aquel ataque múltiple era tal que no podía evitar gritar, con lágrimas acumulándose en mis ojos al notar como aquellas fauces de afilado marfil se clavaban y abrían mis carnes, salpicando ropa y roca de sangre.

Patético. Una rabia casi animal empezó a surgir entre el remolino de miedo y desesperación que me engullía, haciéndome gruñir y apretar los dientes mientras forcejeaba para quitármelos de encima.

<<¿Esto es todo lo que puedo hacer? ¿Aprendiz de Tierra de Partida y voy a acabar devorado por unas fieras?>>, pensé, con ira y remordimiento.

La dentadura del lobo clavada en mi brazo me hizo gritar incluso más fuerte. El maldito no me soltaba y estaba llegando cada vez más profundo. Solo contaba con la ayuda del Moguri para salir de allí con vida, pero podía oírlo gritar tanto o más que yo, probablemente atacado también.

No. No era toda la ayuda con la que contábamos.

Algo saltó de las tinieblas y arremetió contra uno de los lobos que intentaban hacer de mí su cena. Al principio no podía ver más que una mancha oscura de color verde, hasta que pude distinguir vagamente la forma del cánido Sincorazón.

¿¡E-Enkidu!? —exclamé, sorprendido—. ¿C-cómo? ¿Por qué?

No lo entendía ni lo entendería nunca. Nada de aquello.
¿Por qué me estaba salvando un Sincorazón? ¿Acaso había logrado Gilgamesh despertar algo dentro de aquel perro? La confusión me permitía pensar con claridad, igual que las heridas y el derramamiento de sangre. El dolor me ofuscaba, y solo podía pensar en una cosa:

Salir de allí. Rápido, y pronto. Buscar refugio. Descansar y curarme.

La distracción del ente fue lo suficiente como para lograr que aquellos lobos me dejasen en paz, pasando su atención al pequeño y atacándole en jauría de la misma forma que habían hecho conmigo. No podía gasta un segundo.

En cuanto pude ponerme de pie, tratando de ignorar el dolor de las heridas, salí corriendo para agarrar el tesoro y al pobre MoguDer de lo que parecían ser crías de lobo, lanzándome en un sprint desesperado hacia la salida. No corría por huir, sino por nuestras propias vidas.
Una vez llegué a la salida hacia la galería, invoqué Alas del Solsticio y me lance en un vuelo desesperado por la galería por la que habíamos bajado, con iluminación extra gracias a la luz que despedían las alas. Una vez me acercase lo bastante a la entrada de la cueva, gritaría esperando que el eco lo hiciese llegar a Hikaru y Gilgamesh.

¡¡Hikaru!! ¡¡Daisuke!! ¡¡Peligro, Enkidu está en peligro!!—. grité, con las cuerdas vocales doliéndome tanto por el frío como por los gritos.

Con suerte, Enkidu soportaría lo bastante como para que su dueño acudiese a sacarlo del apuro. Con todos aquellos brazos, dudaba que tuviese problemas con los lobos, sin importar su número. Yo por otra parte, iba a necesitar un buen Cura. Y tal vez una solución antirrábica.
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Re: [Tierra de Dragones] Se acerca el invierno (I)

Notapor Yuehito » Lun Mar 17, 2014 10:40 pm

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Solo logré ver como a aquellos 5 pequeños del País de nunca Jamás se desvanecían en la magia de su efectiva protección. Y un hombre extraño, cuyos brazos tenía en extraña cantidad, se presentó otorgando un líquido familiar, el cual dejé introducir en mi interior sintiendo un alivio a los intensos dolores del extremo frió y de los golpes que me había otorgado el dragón. Propiedades fieles de una poción.

Pude tomar cierta fuerza y solo pude enfocar el rostro indefinible del hombre que me había cedido ayuda, gritando a viva voz que nos retiráramos del lugar. Para ese entonces aun no recobraba bien mis recuerdos y el razonamiento a mis pensamientos eran lentos. Pero todo se hizo más claro cuando mis ojos se posaron en el gran dragón de agua en frente de nosotros. Tomé fuertemente el hombro de Hikaru sintiendo un gran susto y de inmediato me puse en pies retrocediendo algunos pasos.

Entonces mis ojos miraron a lo lejos a la bruja, a Shiva, quien en el viaje al pasado donde Ronin era un joven, había dicho que su vida había sido manipulada por nuestros enemigos. Y sin olvidar lo importante en mis recuerdos vino la promesa, dejando inundar mis propósitos para ayudar a la chica congelada. Logrando pensar rápidamente noté lo débil que me encontraba y sabía perfectamente cuál era el primer movimiento, por lo que acerqué mi mano a Hikaru para susurrar a su oído: “Lo siento, no me iré. Tengo que cumplir algo antes”

Tomé cierta distancia en la que pude divisar mi entorno, dejando cierto espacio al extraño hombre de rojo. A lo lejos noté a los lobos los cuales miré pidiendo soporte, y en la esquina vi tal lobo quien su vida ocupó para protegerme del ataque. Supe en ese instante que exigirle ayuda era sacrificar más vidas. Fue ahí que decidí luchar junto a mis compañeros.

Alzando mi brazo dejé salir de mi boca una sola palabra que me rodeó de un aura verde llenándome de vitalidad; Cura, dije para iniciar mis movimientos. Esperé atento al primer movimiento del dragón ya que dejaría a mis otros aliados el ataque para fugazmente correr hacia la estatua de hielo.

Me moví lo más veloz que pude para dirigir mis palabras a Shiva, diciendo:

¡Basta, Shiva! Vine a ayudar, no es necesario que hagas esto. Solo puedo ayudar si es que realmente arrepientes de lo que hiciste… así podremos liberar tu vida. Lo que hayas hecho es pasado… ¡Solo he venido a buscar superviviente! ¡ ¡¡Te he venido a ayudar!!

Giré mi cabeza para mirar al dragón y pensé en un instante en pelear como buen “guerrero de la orden”. Pero algo extraño vino a mi cabeza, un recuerdo, una acción entre la inocencia. La vez que había levantado mi llave espada para abrir el mural de los dibujos y si había alguna forma de liberar algo podría ser rompiendo el sello.
Tragué saliva y comencé a temblar, alanzando mi arma esperando liberar a la bruja. Si había alguna forma, podría ser esa. No quería romper mi promesa nuevamente. Si había alguien en peligro, la ayudaría, ella me lo había pedido.

Prometelo… Shiva… por favor…

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!AY! Dios mio, por qué haces esto, Exuy (T n T)
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Re: [Tierra de Dragones] Se acerca el invierno (I)

Notapor Suzume Mizuno » Mié Mar 19, 2014 2:38 am

Te lo prometo. Intentaré explicarte todo lo que sepa, que no es mucho.

Aliviada porque Mulan no estuviera enfadada con ella, Fátima pensó mientras caminaba que debería sentir que se había quitado un peso de encima. Pero no, no lo había hecho. O, al menos, había sido tan ligero que ni siquiera notaba su ausencia. Porque no dejaba de pensar en la pregunta que le había hecho Mulan, y a la que no se había atrevido a contestar.

Si Andrei era peligroso para ellos, también para el ejército imperial, ¿verdad?

Apretó los puños hasta que las uñas le cortaron la circulación en la palma de las manos y apretó el paso. Casi sin darse cuenta, echó a correr. Tenía que informar a Ronin. Tenía que hacer algo.

¡Debían pararle los pies a ese cabrón!

Llegó algo jadeante al Buda Feliz. Había tenido que preguntar varias veces sobre el llamativo extranjero tuerto hasta que le indicaron que lo habían visto entrara en aquel restaurante y estaba cansada de dar tantas vueltas. Abrió la puerta y no había dado ni un paso cuando escuchó decir a Ronin:

¿Qué sabes de Andrei?

Se quedó paralizada en el vano de la entrada. De sólo escuchar su nombre tuvo que reprimir un violento escalofrío y se llevó una mano al cuello para frotar y borrar el recuerdo de su aliento. Asqueada, se preguntó si sería siempre así. Si, cada vez que le mencionaran, se echaría a temblar.

¿Has averiguado por qué está aquí al menos?

Apenas sí se dio cuenta de que Ronin la saludaba, en cambio, escuchó las palabras de Hiro con sorpresa, cerrando la puerta a su espalda y acercándose a la mesa. Había un polvillo extraño y olía a quemado. Pero se dijo que habría sido algún menú de la cocina, dejado durante demasiado tiempo en el fuego, y apartó aquel pensamiento de su mente. Se fijó en que Ronin, por una vez, parecía serio, y se obligó a prestar atención. No sabía qué pensar y le sorprendió que Hiro también se hubiera encontrado con Andrei. ¿Se habría referido con eso a que no le dejaban tranquilo?

Cuando Hiro terminó de hablar, Fátima respiró hondo y alzó una mano para indicar que quería hablar. Ahora que veía a Ronin y que había pasado el primer trauma, se daba cuenta de que aquella situación podía ser realmente grave. Y, aunque se sintió mal por ello, se alegró. Necesitaba algo que trascendiera para mantener su mente ocupada. De lo contrario, volvía una y otra vez a la cabaña y a escuchar la voz de Andrei.

Y le entraban unas ganas insoporables de perforarse los oídos con tal de no oír más.

Yo también tengo unas cuantas cosas que decirle sobre… sobre él, Maestro —dijo con un hilo de voz. Carraspeó y trató de imprimir más fuerza a sus palabras, pero no podía sostenerle la mirada. Era como si, con sólo hablar, todo el mundo fuera a saber lo que había ocurrido, lo que Andrei había descubierto—. Yo estaba con M… —se mordió la lengua—. Con un amigo que conocí durante nuestra anterior visita —dijo con rapidez—. Es muy cercano al capitán Shang y me estuvo explicando cosas acerca de un tal Maestro que informaba bien al ejército sobre los movimientos de los hunos y que les había proporcionado muchas victorias. Luego me confesó que… Que había descubierto a ese Maestro espiando sus cosas de noche. Pensé que era extraño que un aliado metiera las narices en alguien tan cercano al capitán y le pedí que me llevara a verlo —si sólo no hubiera insistido, si sólo hubiera escuchado a Mulan…—. Era Andrei. El soldado lo reconoció y lo confirmó como tal. Él… Él me dijo que había superado la prueba, que ahora era Maestro —cerró los ojos y expulsó los recuerdos de su cabeza de un firme portazo—. No conseguí averiguar por qué ayuda al ejército, Maestro. Pero está claro que está interviniendo directamente y que, por algún motivo, tiene vigilada a la gente cercana al hijo del general.

«Y es nuestro deber detenerle» pensó, haciendo rechinar los dientes.

Ronin asimiló las palabras de ambos y reposó la barbilla sobre los puños. Fátima, a pesar de su malestar, se sorprendió al ver su mirada vagar sin un rumbo fijo.

Me gustaría que me invitaras a una tanda de fideos. Pero sinceramente, se me ha quitado el apetito —su tono trataba de ser el del Ronin de siempre, pero Fátima se quedó estupefacta al notar la gravedad de su voz. Sintió que una mano helada le ceñía el pecho. Había pensado que la situación era grave, pero si Ronin se comportaba así… ¿Qué demonios estaba pasando?—. Por lo que me preguntas sobre el General, pasó hace unos... veinte años. Lo que ocurrió fue que...Fue... un terrible poder. Tan terrible que podría haber acabado con el mundo.

Casi sin darse cuenta, ansiosa por centrar su atención en el tema que parecía traer tan de cabeza a Ronin, se sentó en una silla y preguntó con voz queda:

¿Qué ocurrió, Maestro?

¿Qué poder podía ser tan fuerte como amenazar la existencia de un mundo…?
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¡Gracias por las firmas, Sally!


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Re: [Tierra de Dragones] Se acerca el invierno (I)

Notapor James Bond » Mié Mar 19, 2014 5:22 pm

Apenas pude hacer nada cuando cogí a Exuy entre mis brazos. De pronto, la voz que antes me había hablado, volvió a hacerlo, pero esta vez, parecía muy enfadada y sus palabras me taladraban el cerebro.

Un monstruo surgió del agua del lago y cuando lancé mi hechizo Perla prácticamente es como si no le hubiera hecho nada. Fue cuando vi que unos niños aparecieron de la nada y se interpusieron en el ataque de agua que había lanzado nuestro enemigo.

Gilgamesh entonces decidió de hacer acto de presencia, con una espada entre sus brazos y sacando otro, dio de beber una poción a Exuy y noté como este me posaba una de sus manos en mi hombro. Mi compañero me susurró que tenía algo que hacer antes de irse. Y yo, no le iba a abandonar. Desenvainé mi espada y me puse justo al lado de mi amigo, además de conjurar un hechizo Libra, para averiguar los datos sobre nuestro enemigo acuático.

Lo siento, Gilgamesh, Daisuke, o como te llames realmente. No voy a abandonar a mi amigo si él decide de luchar. Así que cuenta con mi espada.

Puede que no pudiera yo solo contra aquella especie de dragón, pero no iba a salir corriendo. Lucharía hasta el último aliento.
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Re: [Tierra de Dragones] Se acerca el invierno (I)

Notapor RedXIII » Jue Mar 20, 2014 6:08 am

Kousen y MoguDer


Inquietante, era lo que pensaba MoguDer al ver cara a cara el lobo que le observaba, una sensación tan familiar y a la vez tan lejana, los ojos de la bestia penetrando dentro de lo más oscuro de su alma, abriendo recuerdos reprimidos y recordando historias olvidadas, desafiando su valor y su orgullo.

¿Kupóquieres luchar contra mi, lobo? — Desgraciadamente las intenciones de aquel animal eran completamente distintas a las que el esperaba, el lobo saltó y cogió de la peor forma a MoguDer, por el cuello, impidiendo así que pudiera hacer cualquier tipo de gesto o movimiento para escapar, apartándole así del combate.

El pequeño Moguri se sorprendió al ver que había sido llevado al nido de la loba, dejándolo junto a sus lobeznos, los cuales parecían estar muy atentos al reciente invitado.

Kupóh, que monos sois, no podría pegaros ni aunque quisi... — Sus dulces palabras fueron interrumpidas cuando una de las crías le mordió, seguida de sus hermanos quienes también empezaron a morderle.

¡Kupópero que es esto, me ha visto cara de cerdo vietnamita o algo, socorro! — Parecían pasarlo bien mientras MoguDer suplicaba para poder salir vivo de aquel lugar —¡Kupóaun no puedo morir, he de proteger al señor Hiro, tiene que ser el nuevo Hog...! — De golpe fue sacado de entre las fauces de las crías gracias a Kousen, el cual había aparecido con rasguños y heridas peores que las provocadas por aquellos adorables cazadores de la naturaleza, cada una de sus dentadas le provocaba un picor insufrible al Moguri.

Kupóno hacía falta que me salvaras — Dijo mientras hurgaba dentro de su gabardina —toma esta poción como agradecimiento

¡¡Hikaru!! ¡¡Daisuke!! ¡¡Peligro, Enkidu está en peligro!!— Con las prisas ni siquiera se había percatado de que atrás quedaba aquel extraño ser ¿Había salvado a Kousen? Lo dudaba pero lo cierto es que el estaba ahí, combatiendo, no era la primera vez que el pequeño Moguri dejaba alguien atrás, solo, y moría por ello...

Kupóantes de entregar el tesoro deberíamos mirar que es, por si acaso — Insistía mientras intentaba coger dicho tesoro y abrirlo para comprobar su interior, seguramente sin éxito.

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Doy por supuesto que Kousen se lleva a MoguDer con el volando



Hiro y Fátima


¿Andrei has dicho? Espera, ¿Saavedra está en el campamento? —quiso confirmar, con semblante serio.

Veo que eso era lo que querías escuchar — Se apoyó al respaldo y se acomodó mientras dejaba escapar una gran nube de humo por su boca —Sí, he dicho Andrei, en cuanto a "Saavedra" no tengo ni idea de quien es — El Joven aprendiz dudaba si era una segunda persona o el autentico nombre de aquel chico.

No esperaba que el maestro hiciera arder la carta que había dejado sobre la mesa, era algo que no le gustaba ya que tenía por costumbre coleccionar cosas de diferentes mundos, abalorios y objetos como aquel eran sus preferidos, desgraciadamente solo quedaba un extraño material luminoso, aquello solo significaba que su valor original era mayor, apenando así más al aprendiz.

En aquel preciso instante, Fátima entró en el Buda Feliz y escuchó las preguntas que Ronin le hizo a Hiro, contemplando también las cenizas encima de la mesa:

¿Qué sabes de Andrei? — estaba bastante extraño el Maestro Ronin en relación a aquel chico — ¿Has averiguado por qué está aquí al menos?

No dijo nada directamente, pero sus rodeos me dan a intuir que algo tiene que ver con lo de los traficantes, no es normal que alguien de Bastión Hueco este aquí porque si — Excusó un momento sus palabras y añadió una última cosa —Bueno, dijo que mi destino estaba marcado, y por sus palabras no parecía bueno, pero nada de las dichosas armas

No se percató de la llegada de Fátima hasta que el maestro la saludó.

Yo también tengo unas cuantas cosas que decirle sobre… sobre él, Maestro

Yo estaba con M… — Disimuló —. Con un amigo que conocí durante nuestra anterior visita, es muy cercano al capitán Shang y me estuvo explicando cosas acerca de un tal Maestro que informaba bien al ejército sobre los movimientos de los hunos y que les había proporcionado muchas victorias. Luego me confesó que… Que había descubierto a ese Maestro espiando sus cosas de noche. Pensé que era extraño que un aliado metiera las narices en alguien tan cercano al capitán y le pedí que me llevara a verlo, era Andrei. El soldado lo reconoció y lo confirmó como tal. Él… Él me dijo que había superado la prueba, que ahora era Maestro. No conseguí averiguar por qué ayuda al ejército, Maestro. Pero está claro que está interviniendo directamente y que, por algún motivo, tiene vigilada a la gente cercana al hijo del general.

Maestro... su larga persecución en busca de Kefka y la aprobación de su familia para ser aceptado habían alejado de su mente la posibilidad de llegar a ser un Maestro, era algo que siempre le habría encantado ser pero que parecía cada vez más distante.

Verdaderamente aquello era interesante, un Maestro le había lanzado los tejos, aunque no le interesaran para nada los hombres era algo bueno ¿No? Algo de especial tenía que tener para provocar tal interés.

Me gustaría que me invitaras a una tanda de fideos. Pero sinceramente, se me ha quitado el apetito — Aquello fue lo que despertó los nervios del aprendiz, una fingida risa del Maestro, nunca en todo el tiempo que lo conocía había visto que intentara fingir una risa, era algo verdaderamente grave —. Por lo que me preguntas sobre el General, pasó hace unos... veinte años. Lo que ocurrió fue que...

Fue... un terrible poder. Tan terrible que podría haber acabado con el mundo.

¿Qué ocurrió, Maestro?

Prestó toda su atención a la historia que estaba por venir mientras tranquilamente fumaba su Kiseru.
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Ronda Final - Se acerca el invierno (I)

Notapor Soul Artist » Vie Mar 21, 2014 1:09 am

Exuy, Hikaru, Kousen & MoguDer

Kousen y MoguDer llegaron volando finalmente al mismo claro en el que Daisuke, Hikaru y Exuy se encontraban. El hombre de los seis brazos se había hecho con una espada de gran brillo que levantaba en alto, dirigiéndola hacia la estatua de la mujer congelada en el hielo como si fuese a atacarle.

Y volvió a suceder. El agua de formó de nuevo para hacer aparecer la cabeza de un dragón cuyos ojos brillaron con todas sus fuerzas, dispuesto a atacar a los tres jóvenes una vez más. Gilgamesh gruñó y se colocó en posición defensiva, tomando a Hikaru por el hombro.

¡Honor hacia tus amigos! ¡Me caes bien! —rió en alto, apretando con fuerza el hombro del chico—. Si morimos aquí congelados, ¡ha sido un placer conocerte, Hikaru!

El dragón se lanzó hacia ellos, dispuesto a engullirlos y acabar con ellos tal y como lo había hecho con los Niños Perdidos. Sin embargo, se detuvo cuando Exuy corrió hasta la posición de la estatua, suplicándole que detuviera sus acciones de inmediato.

¡Basta, Shiva! Vine a ayudar, no es necesario que hagas esto. Solo puedo ayudar si es que realmente arrepientes de lo que hiciste… así podremos liberar tu vida. Lo que hayas hecho es pasado… ¡Solo he venido a buscar supervivientes! ¡¡Te he venido a ayudar!!

El dragón giró su cabeza en dirección al muchacho, escuchando sus palabras y perdonando la vida a sus dos compañeros. Exuy le devolvió la mirada y, pensando que funcionaría como lo hizo en el templo, levantó su Llave Espada en dirección a Shiva. Sin embargo, nada sucedió.

¿Vas a ayudarme por propia voluntad, Caballero de la Luz?

Promételo… Shiva… por favor…

Sólo él podía escuchar en su cabeza la voz de la mujer. Nada sucedía levantando la Llave, pero debía seguir intentándolo: necesitaba intentarlo. Y desgraciadamente para él, la bruja acabó perdiendo su paciencia.

Me liberarás, de un modo u otro.

Antes de que nadie pudiese evitarlo, la cabeza del dragón se lanzó contra Exuy y empujó su cuerpo hasta una de las columnas. Congeló todo su cuerpo y el horror se dibujó en su rostro, atrapado en el hielo frente a sus amigos.

¡¡Chico!!

Daisuke se lanzó a su rescate, seguramente acompañado por Hikaru, Kousen y MoguDer. Entre los cuatro fueron capaces de romper el hielo a la fuerza y sacar el cuerpo casi helado de su amigo, el cual ladeó la cabeza hacia ambas direcciones mientras recuperaba la conciencia. Gilgamesh golpeó sus mofletes varias veces para despertarle, asustado.

¡Eh! ¡¡Eh, niño!!

El chico tomó la mano de Daisuke y la paró de inmediato, obligándole a detenerse.

Estoy bien.

Daisuke suspiró aliviado, mientras dejaba caer su trasero en el suelo, riéndose en alto para recuperar sus ánimos. Golpeó entre risas las espaldas de Kousen e Hikaru, distrayéndoles para que se rieran un poco con él. Y en un instante en el que nadie pudo darse cuenta, los ojos de Exuy brillaron con un tono celeste frío.

El color del hielo.

* * *

Hiro & Fátima

La información que Hiro y Fátima dieron al Maestro sólo le disgustó más, dejando definitivamente de lado su habitual comportamiento despreocupado para colocar sus codos sobre la mesa, cerrando los ojos y entrecruzando los dedos en silencio. El muchacho se había convertido en un Maestro, espiaba a los hombres del ejército y el híbrido comentaba que tenía algo que ver con las armas, pese a haber sido aquellas mismas dos personas quienes habían acusado a Kefka hacía casi dos años de aquel crimen.

Pero todo encajaba demasiado bien. Mateus había reclamado la inocencia de su grupo en aquella falta, asegurando que no tenían que ver con las armas de los hunos. Y Fátima le había entregado una carta exactamente igual a la que ahora Hiro había hecho: Saavedra llevaba tiempo en la sombra de aquel mundo. Y sabía por qué.

Saavedra está buscando ese poder. Sabía que estaba sucediendo algo, pero esto... Está quebrantando todas las leyes. Y acabará matando a toda la población de China, si no se mata a sí mismo antes —aclaró Ronin, hablando por lo bajo más para sí mismo que para sus dos aprendices. Clavó sus ojos en Hiro y Fátima y dictó su prioridad en la misión—. Hay que detenerle.

¿Qué ocurrió, Maestro?

Ronin bajó la mirada, dejando escapar el aliento por su boca mientras rememoraba lo sucedido en aquel mismo pueblo hacía tiempo. Los recuerdos eran lejanos, pero claros como el agua. Había acudido con su compañera Eileen a una misión en principio sencilla, pero que se complicó al descubrir de qué se trataba.

Una de las mayores amenazas con la que había tenido que hacer frente:

El invierno.

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¡Fin de la primera parte!



Como ya os informé, Se acerca el invierno es un arco de Tramas dividido en tres temas para presentarla lo mejor posible: acabáis de superar la Introducción, y ahora quedan el Nudo y el Desenlance. Ahora ya sabéis por dónde van los tiros en la historia, y espero que hayáis disfrutado de esta primera parte.

Hora de las puntuaciones, ¿no? Bien, voy a recordar que Kousen y RedXIII no puntúan ya que recibieron los PX en las Tramas El dios caído y Una brisa esperanzadora. El resto, ¡vamos a ello!

Suzume Mizuno
60 PX
¿Problemas? Ninguno. Me ha encantado cómo has llevado a Fátima durante esta Trama, especialmente en la recta final debido a la revelación de la gran sorpresa que ya llevabas dos años guardándote: era algo muy esperado y no ha decepcionado en absoluto por tu parte, pues has sabido meterte muy bien en la piel de la (el) aprendiz de Tierra de Partida. Así que poco tengo que comentar.
¡Nivel 18 alcanzado!
40 PX para el Nivel 19.


Yuehito
50 PX
Me encanta Exuy. El personaje me parece realmente original, y poca gente sabría llevarlo de una manera tan mona y encantadora como lo has hecho durante esta Trama; eso te da puntos, desde luego. Pero donde más fallas es en la ortografía, y debes tener mucho cuidado con ello: merecería la pena que echaras un vistazo a tus posts antes de publicarlos, porque estoy seguro de que más de la mitad podrás captarlos de inmediato; ceceos, seseos y algunas palabras extrañamente escritas. ¿Quitando eso? Un poco de refuerzo en la narración y quedará algo excelente.
¡Nivel 10 alcanzado!
11 PX para el Nivel 11.


James Bond
48 PX
A veces se te ha notado más desanimado, y algunas construcciones en tus oraciones son confusas y difíciles de seguir. Además de ello, algunas decisiones tomadas me han dejado decolocado, como en la anterior a esta; decidiste ayudar a Exuy, pero te quedaste quieto en tu sitio. Aunque esto ha repercutido en tu nota, creo que puedes reforzarlo con un esfuerzo atendiendo a la narración: antes de escribir, relájate, piensa durante diez minutos todo lo que quieres expresar e intenta fijarlo en tu mente- Estoy seguro de que con calma, lo lograrás.
¡Nivel 10 alcanzado!
45 PX para el Nivel 11.



¡Pues ya está! También quería proponeros algo: debido a que durante los meses de Mayo y Junio la siguiente Trama ampliará sus fechas límite por motivos de exámenes generales de todo el mundo, ¿os parece bien si se acortan los plazos durante el mes de Abril? De este modo podríamos avanzar lo máximo posible, y no volver la Trama eterna. ¡Comentadme por privado si os supone algún problema!

En unos pocos días, daremos inicio a Se acerca el invierno (II).
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¡Gracias, Flan, por Alexis e Ivan!
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