[Ciudad de Halloween] Heartless 101

Trama de Myxa, LightHelco y Enix

La aparición del bando de Bastión Hueco ha colocado a la Orden de los Caballeros de la Llave Espada en una tensión creciente difícil de remediar. ¿Llegarán a enfrentarse ambos bandos en conflicto, o será posible la paz?

Moderadores: Suzume Mizuno, Astro, Sombra

Re: [Ciudad de Halloween] Heartless 101

Notapor Enix » Lun Mar 17, 2014 12:08 am

Observé embelesado a Ilana jugando con el Sincorazón, cómo saltaba en su cabeza y le daba con las pequeñas patitas para enredar. El comportamiento que los Sincorazón demostraban en aquel mundo era todo un misterio para mí. Noté repentinamente que el fantasma (era la forma que tenía aquella criatra, un fantasma verde flotante, con una vela morada) empezaba a hacer movimientos extraños, como si estuviera convulsionándose en el aire. Hice caso omiso, mientras esperaba a que Jack respondiese a la proposición de Alec de ir al bosque.

¿Y que pasa con la misión? ¿Vais a ir a ese lugar, sabiendo que es peligroso, y arriesgaros a que os ataquen?

La pregunta de Myxa me pilló desprevenido, pero le respondí de inmediato:

Myxa, tranquila. Hemos venido aquí a investigar a los Sincorazón, y si es necesario ir al bosque para hacerlo, no hace falta que nos acompañes.

Entonces, algo llamó mi atención. Nuestro “invitado”, que hasta ahora había permanecido (más o menos, sin contar los espasmos) tranquilo, se echó hacia atrás, abriendo mucho la boca, como la de Jack, y se tragó a Ilana, que saltaba inocentemente sobre él. Me quedé helado, sin saber exactamente cómo reaccionar. ¿Hacerlo vomitar? No creo. ¿Atacarlo? Tal vez, pero, ¿y la gata entonces qué?

Jack, se tragó a la gatita. —dijo Sally, indicando lo obvio. Jack, sin embargo, permanecía inalterable, sólo se limitaba a sonreír de forma tonta.

Sí, ciertamente. —respondió. Parecía ligeramente adormilado.

¡No seas ingenua, muchacha! —habló el doctor Finkelstein. Se acercaba a nosotros en su silla de ruedas, mientras portaba un bastón en la mano, que parecía innecesario. Detuvo a Alec con él, como para impedir que avanzara hacia el Sincorazón—. ¡Las bestias no tienen aparato digestivo! ¡Ni una sola cavidad! ¡Esa bola de pelos está a salvo...! ...desgraciadamente.

Solo un poco mojada; descuida, Alec —el tono de voz de Jack sonó tranquilizador esta vez, como si por fin hubiera reaccionado, al contrario que yo, que seguía un poco paralizado, aunque más aliviado ahora—. Ey, ey, Edgar-Allan. Estos son invitados, no comida. ¡Escúpela! ¡Mal chico!

¿Edgar Allan? Vaya ridiculez de nombre para un Sincorazón. Mejor dicho, que ridiculez ponerle nombre a un Sincorazón, una criatura sin sentimiento alguno, como si fuera una mascota. “Edgar Allan” miró a Jack un segundo, antes de vomitar a la gata de Ocus, que estaba recubierta de una fina capa de un líquido viscoso, parecido a la saliva, de una tonalidad verdosa. ¿Aquellas criaturas podían segregar saliva?

¡Ves! ¡Todo solucionado, ha sido sólo una confu--!

Me eché atrás de golpe, esta vez invocando la Llave Espada sin dudarlo, ante la brusca voltereta del fantasma. Éste seguía en su sitio, pero esta vez su rostro reflejaba una expresión de enfado, y con un brillo anaranjado en sus ojos. Me puse en guardia, con el presentimiento de que algo iba mal. Salió disparado, con las garras por delante, hacia mi compañera Myxa. Esta vez no iba a quedarme parado. Lancé un Piro directamente de la palma de mi mano hacia él, para a continuación embestir al Sincorazón con todo mi cuerpo. Una vez hubiera conseguido frenarle, me pondría en pie de un salto, adoptaría una postura de combate ofensiva, y descargaría toda mi fuerza en cada golpe, intentando acabar lo más rápido posible el combate.
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Re: [Ciudad de Halloween] Heartless 101

Notapor Myxa » Jue Mar 20, 2014 10:45 pm

Por mucho que Jack insistiese en que aquella criatura fuese tan inofensivo como un peluche de felpa no podía fiarse de su palabra. Los Sincorazones eran criaturas crueles y despiadadas, cabía la posibilidad de que, aprovechando la guardia baja, atacase a los que se encontraban en la sala.

Tenía la mirada clavada en los Portadores, no los perdía de vista en ningún momento, ignorando a los demás. Desde el primer contacto visual parecía inquieto. En vez de limitarse a flotar en el aire, como era de suponer ante un espectro, templaba, se agitaba violentamente como si sufriese de espasmos. Casi parecía que iba a abalanzarse descontroladamente en un impulso incontrolable. Dios sabía qué frustraba o lo frenaba.

Y la cosa no iba a mejor. Parecía que los saltitos juguetones de la gata encima de su cabeza provocaban efectos negativos en el sujeto a pesar de que, inicialmente, no hizo más que quedarse parado en su sitio.Todo fue diversión hasta que el fantasma dio media vuelta y abrió las fauces para tragar a Ilana que todavía se mantenía en el aire tras el último brinco.

Chomp, chomp, chomp.

Jack, se tragó a la gatita —Sally tiró del hombro a su compañero vestido de gala mientras todos miraban horrorizados como los violentos movimientos dentro del estómago del fantasma iban deteniendose a medida que se escuchaba en rechinar de los dientes, mascando.

Sí, ciertamente.

¿Que hacéis ahí parados? ¡Hay que sacar a la pobre antes de sea tarde!

¡No seas ingenua, muchacha! —las palabras del doctor fueron lo que la frenó de pegarle un patadón en el estómago con ánimo de que escupiese a la gata. Una suerte para el Sincorazón —¡Las bestias no tienen aparato digestivo! ¡Ni una sola cavidad! ¡Esa bola de pelos está a salvo...! ...desgraciadamente.

Solo un poco mojada; descuida, Alec —en un intento de calmar a todos los presentes el Rey Calabaza se acercó al Sincorazón y le dio un par de palmaditas en la cabeza para que le prestase atención —. Ey, ey, Edgar-Allan. Estos son invitados, no comida. ¡Escúpela! ¡Mal chico!

Por primera vez desde su llegada el engullidor giró la cabeza para contemplar el severo rostro del esqueleto andante, deteniendo su mascar. Ante la fría mirada de su señor puso unos ojitos tristes y decepcionados, como los de un perro que debe de dejar su hueso por órdenes de su amo, y escupió a Ilana en un mar de babas verdes y mugrientas.

¡Ves! ¡Todo solucionado, ha sido sólo una confu--!

Jack se detuvo cuando el Sincorazón, sin previo aviso, saltó hacia el techo del laboratorio y se colgó cual murciélaga en la cueva con un extraño brillo anaranjado en mirada. Y no sólo eso, ahora gruñía de una forma extraña y mostraba las brillantes garras.

¿Ahora qué le pasa a este? ¿No eran supuéstamente inofensivos o que demonios? — gruñó mientras guardaba las distancias y se preparaba para una pelea directa.

Finalmente hizo una voltereta en el aire, volviendo a su posición inicial, y salió disparado a clabarle sus garras a Myxa y llevársela consigo, pero no tuvo éxito. Enix, el cual ya había tenido su primer enfrentamiento a pesar de ser todavía novato, lanzó un Piro para frenar el avance de la criatura y salió a dar cara evitando así que su compañera resultase herida en principio.

Por su parte, Myxa invocó la llave espada y saltó al lateral izquierdo de donde se encontraba su objetivo. Dejando bastante espacio a Enix para moverse cogió impulso y se tiró al suelo como si fuese a hacer un barrido bajo. En vez de eso realizó una estocada ascendente cuando se encontrase lo suficientemente cerca del objetivo y trataría de elevarlo lo máximo que podía con el fin de que se convirtiese en blanco fácil para hechizos por parte de sus compañeros.

Estaba asustada, eso no podía negarlo pues era la primera vez que entraba en contacto con el enemigo, pero no por eso se podía permitir el lujo de quedarse quieta, llorando como una niña pequeña. No, era un encuentro inevitable y ahora todos corrían peligro. Si no aportaba algo de su parte luego se arrepentiría.
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Re: [Ciudad de Halloween] Heartless 101

Notapor LightHelco » Sab Mar 22, 2014 5:55 pm

Esperé a que Jack me contestara y se olvidara durante unos segundos del tema de usar Sincorazón para la fiesta, pero el esqueleto estaba demasiado seguro de que su idea era la mejor. Yo solo esperaba que Ilana ganara algo de tiempo para poder convencer al Rey Calabaza de su error, pero un débil maullido hizo que me girase justo cuando Sally nos aviso de la mayor desgracia que podía ocurrir:

Jack, se tragó a la gatita

Me quedé helado al escuchar aquello. Durante varios segundos fui incapaz de hacer absolutamente nada más que sentir todas las emociones que me llegaban por parte de Ilana. Aquello por un lado me aseguraba que mi compañera seguía viva, pero a saber cuánto tiempo iba a pasar antes de que esa monstruosidad se la comiera.

Sí, ciertamente —fue la única respuesta de Jack aun manteniendo su… ¿sonrisa?

¿Estaba sonriendo aun a sabiendas de que mi compañera…no, mi Familiar podía estar siendo digerida por un maldito Sincorazon? ¿A caso no era consciente de la situación? ¿De la importancia de que un brujo tuviese a su Familiar con vida?

¡Ni una sola cavidad! ¡Esa bola de pelos está a salvo...! ...desgraciadamente. —se unió el doctor impidiéndome cualquier movimiento hacia el monstruo.

No sabían cuanto estaba sufriendo en aquel momento, apretaba los puños con tal de aguantar todo aquello. El miedo de Ilana me seguía llegando golpeándome con fuerza y la falta de preocupación de aquellos dos me ponía enfermo.

Tan sabio que te crees… ¡¿No sabes nada sobre los Familiares de las brujas?! —le grité furioso al viejo creando una esfera de fuego en mi mano listo para hacer arder cualquier cosa —. Vuelve a insultar a mi Familiar y sigue impidiéndome ir a ayudarla y haré que ardas en el peor de los infiernos.

Si no hubiese sido porque de golpe todo el miedo que me estaba llegando se detuvo al instante seguramente habría acabado usando el hechizo sobre el hombre. Viré para ver a Jack con Ilana totalmente cubierta de un pringoso líquido verde que eran las babas del Sincorazón. No perdí ni un segundo y saltando por encima del bastón del doctor si fuese falta, corrí para tomar a la temblorosa gatita en mis brazos y quitarle toda aquella baba.

Pero antes me iba a tocar ocuparme de otro asunto, ya que el fantasma se había vuelto loco del todo y volaba directo hacia Myxa con la intención de arrancarle el corazón. Enix fue el primero en reaccionar lanzándole un hechizo de fuego, pero viendo que era un aprendiz bastante novato dudaba que su potencia ofensiva fuese suficiente para borrarlo del mapa, por lo que aprovechando toda la rabia que había acumulado en los últimos minutos, lancé un hechizo Electro contra el Sincorazón y cualquier cosa que alcanzara.

Comete esto si tanto te gusta.

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Ilana esta haciendo uso de su habilidad racial en este post:

- Lazo Familiar: Ilana se encuentra unida a Alec debido a su condición de Familiar pudiendo así saber el estado en el que se encuentra este en cualquier momento o pudiéndole hacerle saber a Alec el suyo propio.

Por si alguien no entendía que a Alec le estuviese dando un ataque de nervios
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Re: [Ciudad de Halloween] Heartless 101

Notapor Zee » Dom Abr 06, 2014 10:57 pm

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El Aprendiz Enix actuó primero, invocando su Llave-Espada en cuanto comprendió que el Sincorazón estaba actuando extraño frente a su presencia. Si no fuese porque la bestia ya había decidido echarse contra Myxa, muy seguramente se habría lanzado contra él, atraído por el arma del joven. Afortunadamente, como la chica era el blanco principal de aquel fantasma, el Aprendiz pudo acertar con su hechizo sin muchos problemas, ya que el Sincorazón no pudo verlo venir. El orbe ígneo impactó directamente sobre los ojos de la sombra, que reculó un poco como respuesta.

Sólo un poco. Casi al instante se recuperó y volvió a la carga; y, aunque Enix había intentado continuar su ataque con una embestida, descubrió que no era, ni lo suficientemente veloz, ni lo suficientemente ágil. El chico se lanzó con todo su peso hacia el frente, pero el Sincorazón ya parecía estárselo esperando, puesto que salió disparado hacia el techo, donde rebotó como si estuviese hecho de goma para aterrizar de nuevo en el piso, esta vez detrás del joven. Irremediablemente Enix perdió el equilibrio y cayó al suelo, frente a los pies de Jack y Sally.

Por suerte, aquella pequeña intervención le había dado a Myxa suficiente tiempo para reaccionar. La chica invocó con satisfactoria rapidez su arma y saltó hacia un lado, intentando evadir el ataque del Sincorazón. Sin embargo, e igual que había sucedido con Enix, la Aprendiza tampoco era suficiente veloz para escapar de aquella bestia desesperada. Sí pudo apartarse un poco, eso era innegable, pero aun así las largas garras del fantasma alcanzaron el lado derecho de la chica, rasgándole las ropas y haciéndole un profundo corte en el costado.

¿Quería deslizarse por el suelo y atacar al Sincorazón desde abajo? Imposible. O al menos de la manera en la que lo pensaba. Afortunadamente pudo tomar suficiente impulso para resbalar por el piso del laboratorio, pero sus fuerzas eran mínimas como para intentar levantar al enemigo. En lugar de eso, su Llave-Espada impactó en la bestia y rebotó al no llevar mucha fuerza, golpeando a su dueña en el pecho y deteniendo su avance.

El fantasma miró hacia abajo y se alzó unas pulgadas por encima de Myxa. Comenzó a abrir y cerrar la boca, mostrando las ganas que tenía de zampársela. Varias gotitas de saliva verde y viscosa cayeron sobre la chica, manchando su rostro.

Cómete esto si tanto te gusta.

Afortunadamente, un preciso hechizo por parte de Alec detuvo cualquier plan de devorar a Myxa que el Sincorazón pudiese haber tenido. El fantasma se sacudió por unos momentos, recorrido por la electricidad estática que le hizo experimentar desagradables espasmos. La chica tuvo suficiente tiempo para rodar a un lado si eso quería. Pero su enemigo, desgraciadamente, estaba aún lejos de ser derrotado.

¡Aullido fantasmal!

Al menos hasta que Jack llegó al rescate. El Rey Calabaza decidió que aquello ya había llegado muy lejos y que ya no podría continuar defendiendo a su peculiar mascota, por lo que trazó un amplio arco con una de sus esqueléticas manos, de cuyos dedos brotaron varios orbes oscuros que salieron disparados directamente hacia el Sincorazón. Myxa sería la única que sabría identificar aquella magia de espacio, un hechizo gravitatorio que comprimió al fantasma contra el suelo, una y otra vez, hasta que...


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Una Llave-Espada lo atravesó.

El arma había salido disparada desde la entrada del laboratorio, como si alguien la hubiese arrojado deliberadamente. Bueno, sin duda lo había hecho con gran puntería, porque se llevó al Sincorazón de encuentro, clavándose en su pecho, hasta que éste fue a dar contra la pared. Una vez allí, su cuerpo no pudo resistir más daño y se disipó en una nube de tinieblas y un destelleante corazoncito que comenzó a ascender hacia el cielo.

¡Ah, no! —exclamó entonces el Doctor Finkelstein, apuntando al alma con su dedo índice y luego ordenándole a los Aprendices que se encontraban junto a él—. ¿¡A qué esperáis, buenos para nada!? ¡Atrapad ese corazón, lo necesitamos para futuras investigaciones!

Eso no había pasado antes... —murmuró Sally, contemplando el fenómeno que se presentaba frente a ella y Jack. Claramente no habían visto a un Sincorazón liberar el alma que llevaba aprisionada, pues nunca habían perecido bajo la hoja de una Llave-Espada. Era la única arma que podía salvar al pobre corazón encadenado en la oscuridad, y muy oportunamente aquella que había atravesado a "Edgar-Allan" era precisamente una.

Sin embargo, no parecía familiar. No era el Monócromo de Kazuki, como bien podía saber Alec, Aprendiz del joven mago. Y claramente no era su Naipe Mágico, puesto que él no había tenido nada que ver. La Cadena del Reino de Myxa y el Relámpago Danzante de Enix tampoco se parecían en lo más mínimo. Ésta era completamente negra, muy delgada y afilada, hecha de un metal brillante y diseñada para parecerse a los tenebrosos murciélagos de la Ciudad, e incluso... ¿era ése un emblema de Jack, en la empuñadura?

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No funciona así, Profesor Chiflado.

Jack y Sally se hicieron a un lado, mirando a sus espaldas, sorprendidos como todos. El pequeño laboratorio parecía estar poniéndose algo amigable con tanta gente allí dentro. En la entrada se encontraba una chica algo bajita, nativa del mundo a juzgar por su aspecto: piel gris (incluso algo verdosa, según la luz), ojos claros y alborotado cabello azul; ataviada en un vestido estilo lolita no poco adornado y con un paraguas en mano. ¿Había sido ella la que había lanzado la Llave-Espada?

¿Era una Portadora...?

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Bueno, debía serlo si... iba acompañada de Kazuki.

El Maestro tenía una mueca de disgusto en el rostro y, además, evitaba mirar a la muchacha. Llevaba su propia Llave-Espada en mano, además, prefiriéndola por encima de su usual bastón, como si estuviese preparado para cualquier cosa.

La chica sacó, mientras tanto, una piruleta de color rojo sangre y comenzó a saborearla sin prestar mucha atención al Maestro.

¡Bueno, allí van todas mis posibilidades de crear un corazón, zombi entrometida!
—You're like that coffee machine: from bean to cup, you fuck up—

~Dondequiera que el arte de la medicina es amado,
también hay un amor a la humanidad~


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Re: [Ciudad de Halloween] Heartless 101

Notapor Myxa » Mié Abr 16, 2014 12:47 am

Pronto descubrió que su estrategia estaba lejos de ser eficaz. Gracias a la intervención de Enix logró evitar un ataque directo, sin embargo no pudo evitar que las garras fantasmales del sincorazón penetrasen en la carne y abriese una profunda brecha en el costado.

A pesar del dolor trató de seguir adelante con su ofensiva, pero su Llave Espada rebotó al entrar en contacto y, a causa de eso, se golpeó a ella misma en el pecho, quedándose sin aliento. Y, para colmo, se encontraba justo debajo del sincorazón, herida y sin poder reaccionar a causa del golpe que se había llevado por tan estúpida acción.

El fantasma redirigió nuevamente su atención hacia ella, colocándose justo a una palma de distancia, abriendo y cerrando las fauces. No podía reaccionar, por mucho que intentase arrastrarse hacia atrás el miedo le impedía actuar. Notaba cómo unos hilos de saliva descendían hacia su cara y el fétido aliento le acariciaba la nuca. Y esos ojos anaranjados... No podía dejar de mirar con terror aquella mirada de triunfo, de depredador que había acorralado a su presa y se disponía a devorarla.

Cómete esto si tanto te gusta.

Un hechizo eléctrico acertó de pleno en su objetivo y apartó violentamente al fantasma el cual se sacudía por la estática que recorría su cuerpo. Alec había reaccionado rápidamente y le había salvado de convertirse en alimento para sincorazones.

Libre de la encerrona, y tras tomar un par de segundos para similar lo que había pasado, se apresuró a rodar sobre ella misma y apoyarse en la pared más cercana a ella, no sin soltar un gemido por el punzante dolor proveniente de su costado derecho. Presionó su herida para intentar parar la hemorragea y no perder más sangre, sino, además de pintar el suelo del laboratorio de rojo, tenía el riesgo de perder la consciencia en aquel mismo lugar. Y no era nada recomendable bajar la guardia delante de semejante científico, no en aquel estado.

¡Aullido fantasmal!

Jack ya no podía seguir ignorando el comportamiento de su mascota “Edgar-Allan” por lo que terminó interviniendo en la lucha. Alzando la vista observó que de los esqueléticos dedos del Rey Calabaza se disparaban unas pequeñas esferas violaceas y entraban en contacto con el cuerpo del fantasma, aplastandolo, estrujándolo contra el suelo.

Afín al espacio...

No había ninguna duda al respecto. Esa magia se sentía igual a la del aura que la rodeó unas pocas horas antes en Tierra de Partida. Un hechizo que manipulase la gravedad sobre el sujeto y ejerciese una gran presión. Parecía que iba a terminar como una alfombra en el suelo cuando...

...Una Llave Espada se clavó en él y el fantasma desapareció en unas nubosas tinieblas. Mirando de reojo a los demás pudo intuir que ninguno de los dos chicos con los que compartía misión habían lanzado su arma. Además, ¿no llevaba esa peculiar llave espada el símbolo de Jack en la empuñadura?

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¿¡A qué esperáis, buenos para nada!? ¡Atrapad ese corazón, lo necesitamos para futuras investigaciones!

No funciona así, Profesor Chiflado.

Sally y Jack se hicieron a un lado dejando paso a los recién llegados. Reconoció enseguida a uno de de ellos: era Kazuki, y traía con él a una extraña chica. De pelo en punta, vestido negro de estilo lolita y una tez cenicienta.

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No pasaba desapercibida la mueca de desagrado de Kazuki hacia esa persona. Apartaba la mirada de ella y mantenía su propia Llave espada por encima de su bastón, como si se dispusiese para la lucha.

¡Bueno, allí van todas mis posibilidades de crear un corazón, zombi entrometida! —gritó malhumorado el Doctor Finkelstein, aparentemente no le importaba lo más mínimo lo que estaba ocurriendo a sus estudiantes, estaba más interesado en aquel corazón que se había liberado.

Un nuevo pinchazo de dolor hizo que cerrase los ojos con fuerza y presionase la herida con más fuerza, se había distraído con tanta acción y casi se olvidó del corte que le atravesaba la piel. Con la mano que le quedaba libre agarró la manga derecha y se la llevó a la boca. La agarró con los dientes e hizo una incisión, también tirando hacia abajo para que la manga se separase del todo del traje.

Es sólo un rasguño... —susurraba una y otra vez, tanto para evitar que los demás se preocupasen como para coger fuerzas.

Haciendo lo mismo con la izquierda ató ambas, una con otra, en una improvisada venda y se rodeó el tronco, atando los extremos con la fuerza que podía.
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Re: [Ciudad de Halloween] Heartless 101

Notapor LightHelco » Jue Abr 24, 2014 6:13 pm

Jack tuvo que ayudarnos a vencer al Sincorazón atacando él también con unos orbes oscuros que hizo aparecer de sus manos, aunque ni con aquello conseguimos tumbar al fantasma. Este seguía vivito y coleando y listo para saltar nuevamente contra alguno de nosotros. No quise perder el tiempo y preparé un nuevo hechizo para acabar de forma definitiva con aquel monstruo que había hecho daño a Ilana.

Más al final no necesite hacer nada, ya que una Llave Espada salida de la nada atravesó al Sincorazón de lado a lado hasta acabar clavándolo en una de las paredes del laboratorio en donde soltó su último aliento y desapareció liberando así el corazón que había estado reteniendo. El órgano no esperó ni un segundo para empezar a ascender en el aire.

¡Ah, no! —exclamó el doctor a mis espaldas —. ¿¡A qué esperáis, buenos para nada!? ¡Atrapad ese corazón, lo necesitamos para futuras investigaciones!

Listo iba realmente creía que le iba a ayudar en alguna investigación suya tras que nos hubiese insultado a Ilana y a mí. Tenía cosas más importantes que hacer como intentar descubrir quién podía haber lanzado aquella Llave Espada, ya que estaba seguro de que no pertenecía a la del Maestro Kazuki y dudaba mucho que los dos aprendices novatos tuviesen alguna otra diferente a la Cadena del Reino. Además ¿aquello que tenía en la empuñadura no era una cara de Jack?

Miré al Rey Calabaza confuso, si hubiese tenido una Llave Espada lo habría sabido de antes, pero tampoco sabía de ningún aprendiz más que fuese nativo de mi mundo y siguiera con vida.

No funciona así, Profesor Chiflado.

Una nueva voz se unió a los que estábamos en el edificio, al girarme para ver quien había hablado me encontré con una cara algo familiar, pero que no conseguía situarla del todo en mis recuerdos. La niña que se encontraba allí vestía un traje de color negro y portaba un paraguas a juego, que casaban bastante bien con su piel grisácea, pero no mucho con su pelo azul. Aunque lo que más llamaba la atención de aquella joven era la cicatriz que surcaba toda su cabeza como si hubiesen intentado quitarle el cerebro. Definitivamente aquella chavala era nativa de aquí, al menos aquello explicaría porque me sonaba su cara.

¿Maestro? —pregunté confuso al ver seguidamente entrar al lado de la chiquilla al mago, el cual no parecía estar muy a gusto con la supuesta portadora.

No entendía muy bien que estaba pasando y tampoco él quien era aquella niña, pero el que hubiese conseguido mosquear al Doctor Finkelstein hizo que me cayera bastante bien. O al menos hasta que caí en la cuenta de que la joven era de Bastión Hueco y es que había recordado por fin de donde la recordaba y aquel momento era la sala del trono de destruido mundo.

Maestro ¿qué hace ella aquí? ¿No se supone que es una de las aprendizas de Bastión Hueco? —exigí listo para usar cualquier magia en caso de que la joven decidiera atacarnos, ya había tenido demasiados encuentros con gente como ella y ninguna había sido agradable.
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Re: [Ciudad de Halloween] Heartless 101

Notapor Zee » Jue Abr 24, 2014 6:43 pm

Es sólo un rasguño...

¡Ah! ¡Sí, excelente! —exclamó inesperadamente el Dr. Finkelstein, impulsando su silla de ruedas hasta que quedó a un lado de la chica. Sin mucha delicadeza, le arrancó a la joven la venda improvisada que se había hecho con su propia manga.

Ignoró cualquier protesta o muestra de inconformidad por parte de la chica mientras levantaba el trozo de tela manchado con sangre y se retiraba hasta la mesa de exploración, donde dejó la muestra recogida antes de agacharse a tomar algo más de las estanterías que tenía debajo. Le tomó algo de esfuerzo mover todo lo que tenía allí amontonado y levantar lo que fuese que tuviese allí, que parecía muy pesado para el anciano y pequeño hombre.

Pero al final se las arregló para sacar lo que tenía allí. Tras dejarlo sobre la mesa, el científico se sacudió la suciedad de su bata y se reacomodó sus guantes de hule negro. Los Aprendices pudieron reconocer casi al instante la silueta de un corazón... sin embargo, no se parecía a nada que hubiesen visto jamás: ni al orgánico que aparecía en los libros de biología, como en el caso de Enix, ni a aquel que los Sincorazón liberaban al morir. Éste era completamente artificial, por lo visto, pues parecía haber sido construido por parches cosidos entre sí (de alguna manera, similar a Sally) y era mantenido en su sitio por una jaula hecha especialmente para éste, con una gran cerradura en el centro.

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Primero, un contenedor con una cerradura —recitó el Doctor, como si hubiese memorizado una receta de cocina. Abrió la jaula y sacó el corazón, el cual colocó en la mesa con el vértice apoyado en la superficie. Tomó entonces la manga de Myxa y la retorció y comprimió encima del curioso órgano, hasta que un chorrillo de sangre cayó directamente dentro del agujero donde terminaba la vena cava.

>>Y luego, añadimos el catalizador... ¡Ahora! —Finkelstein le dio una rápida vuelta a su silla de ruedas y miró a la gigantesca congregación que se había reunido en su laboratorio—. Esto es un proyecto en el que Jack y yo hemos estado trabajando... ¡un corazón para los Sincorazón!

¡Ah, por supuesto! —exclamó Jack, dando dos pasos al frente. Extendió los brazos en un gesto teatral y exclamó con una gran sonrisa en el rostro—: Con esto, los Sincorazón obedecerán cada una de nuestras órdenes, ¡y tendremos el mejor Halloween de la historia!

Esto... se llaman "Sin"corazón, eh, sí, pero eso no implica que... —comenzó Kazuki, quien no había dado señales de existencia hasta ese momento. Sin embargo, y pese a su título, el Doctor Finkelstein no tuvo problema alguno en interrumpirlo apenas comenzó a hablar:

¡Silencio, muchacho! ¡No se cuestiona mi ciencia!

Pensé que toda la ciencia se basaba en cuestionar —desafió la niña zombie, quien se recargó contra la pared para disfrutar su caramelo con mayor comodidad mientras dejaba que su mirada se perdiese en el techo del laboratorio.

Finkelstein, sin embargo, o no la escuchó, o decidió ignorarla. Continuó con su plan al enumerar varios componentes que no tuvieron mucho sentido para los Aprendices; o al menos no hasta que el científico explicó a qué se refería exactamente al terminar:

Latidos, emoción, terror y miedo, esperanza y angustia, recuerdos, sorpresa... ¡Los ingredientes para un corazón!

¡Sally, encárgate de los recuerdos! —ordenó Jack, emocionado, mientras se acercaba a la mesa de exploración y rebuscaba en el interior de su traje con desesperación. De algún sitio misterioso logró sacar dos pequeñas culebras que se comían la cola la una a la otra, como en una representación física del Uróboros—. ¡Tengo aquí la esperanza y la desesperanza; y nuestros queridos invitados seguramente pueden encargarse de lo demás!

Hubo entonces un incómodo silencio en la habitación cuando Jack se dio la media vuelta y extendió sus brazos hacia los Portadores de la Llave-Espada. Lo único que podía romperlo era, tal vez, la exclamación de Enix al sentir una pequeña punzada y un cosquilleo en su coronilla, producto de un pequeño arácnido que no se había molestado en eliminar.

Nadie supo que hacer por unos instantes, pero por suerte Sally llegó al rescate, cumpliendo lo que Jack antes le había pedido. Sin decir mucho, la chica se aproximó hasta la mesa y, dudando un poco, dejó un ramillete de florecillas azules sobre la superficie.

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Un ramo de "No-me-olvides".

Jack, ¿estás seguro de esto? —murmuró la chica; aunque, en el silencio de la habitación, todos pudieron escucharla—. Podemos tener un Halloween sin Sincorazón. Ya sabes lo que opina el Alcalde al respecto; o una de sus caras, al menos... y acabas de comprobarlo: pueden sen peligrosos.

Pero Sally, si logramos esto, si logramos darles un corazón, no volverán a ser peligrosos nunca más —explicó el esqueleto con cierta dulzura—. ¡Y podrán bailar para Halloween!

¿Sería eso cierto? ¿Si lograban darles un corazón, dejarían de comportarse así? ¿Podrían, tal vez, detenerlos de una vez por todas? ¿No tendrían que luchar con la Llave-Espada nunca más?

Sorprendentemente, Kazuki dio el primer paso.

Eh... latidos —explicó, acercándose a Jack y ofreciéndole un pequeño reloj de bolsillo, con cadena incluida, que había llevado en algún sitio debajo de la capa. El Rey Calabaza lo aceptó con una gran sonrisa y, poniéndolo junto con las dos pequeñas serpientes y las flores de Sally, lo introdujo dentro del corazón artificial por el orificio.

Faltaban emoción, terror y miedo, y sorpresa... Y Jack les había pedido a ellos tres que los consiguieran. ¿Era posible...? Todos habían puesto un objeto curioso que, de una u otra manera, representaba el ingrediente que buscaban... Tal vez era menos complicado de lo que parecía. ¿Pero con qué cargaban ellos que pudiesen meter al recipiente? Cualquier cosa que ya llevasen encima, ¿pero qué exactamente?

Maestro ¿qué hace ella aquí? ¿No se supone que es una de las aprendizas de Bastión Hueco? —preguntó entonces Alec, acercándose a Kazuki. El joven se dio la media vuelta y balbuceó un poco, luego clavó la vista en la niña zombie, y después la pasó por encima de Enix y Myxa.

Ehh... Es Alexis Blackblood, Alec. Es una nativa. Desgraciadamente... no puedes esperar que eche a alguien de su propio mundo.

En el fondo de la habitación, Alexis exhibía una sonrisita de satisfacción.

Aunque ya tenía mis, esto, sospechas de que había vuelto a casa por vacaciones... Me lo, eh, temía desde un principio, por eso me encontraba un tanto... nervioso.

>>Sólo me aseguro de que, verás, esto, no intervenga... en nuestros planes.


Igualmente no parecía muy entusiasmada con aquello...
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Re: [Ciudad de Halloween] Heartless 101

Notapor Myxa » Mié Abr 30, 2014 2:59 am

Su venda no duró ni medio segundo. No por lo improvisada, mal hecha o inadecuada que pudiese resultar, el doctor se impulsó en su silla de ruedas hasta situarse donde estaba apoyada y se lo arrebató de un manotazo.

¡Eh! ¡Devuélveme eso! —gruñó con fuerza y extendió rápidamente el brazo en su dirección, con intención de recuperar lo que era suyo. Muy a su pesar, falló en el intento .— Maldito...

Con el ceño fruncido observó cómo el hombrecillo se llevaba su manga hacia la mesa de trabajo, ignorándola por completo. Mientras el doctor estaba ocupado revolviendo los objetos que tenía en un estante se levantó, con algo de esfuerzo, y se dirigió hacia la entrada y le extendió la mano zurda a Enix, el cual seguía tumbado en el suelo, con intención de ayudarle a levantarse.

Amable mi culo. Alec, te voy a regalar un diccionario por tu cumpleaños —refunfuñó mientras reposaba su mano en el costado y adquiriendo una pose más relajada, ocultando la verdadera intención del gesto.

>>Y... Por cierto... Gracias por lo de antes, a los dos.

Rascó su cabeza con nerviosismo y dirigió la mirada al techo. Era extraño, no sabía cómo comportarse bien, la acababan de salvar de aquel sincorazón pese a conocerse tan brevemente y no sabía bien si solo con un “gracias” bastaba. Quizás debía añadir algo más o había algún modo de mostrar su gratitud, el cual desconocía.

En todo caso, su mente enseguida se distrajo con un nuevo pensamiento. Por el rabillo del ojo vislumbró cómo el hombre de la silla de ruedas estrujaba su manga y vertía la sangre dentro de ¿un corazón?. Uno nuevo, sin duda. No era el corazón liberado por el sincorazón ni el órgano que había mostrado anteriormente: estaba hecho a mano pues mostraba las costuras del tejido que lo componía, ligeramente parecida a la piel de Sally y una enorme cerradura lo envolvía.

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No apartaba la mirada de ese corazón, la tenía embelesada, hipnotizada. Recorría una y otra vez las líneas trazadas de la superficie, imaginándose y cuestionándose cómo habría sido hecha hasta que su dueño comenzó una nueva retahíla incoherente.

¡Ah, por supuesto! —el Rey Calabaza apuró dos largos pasos, colocándose en frente de todos, y elevó los brazos con una amplia sonrisa de lado a lado—: Con esto, los Sincorazón obedecerán cada una de nuestras órdenes, ¡y tendremos el mejor Halloween de la historia!

Esto... se llaman "Sin"corazón, eh, sí, pero eso no implica que...  —las palabras del callado Maestro la sorprendieron y provocó que agudizase el oído.

“¿Qué acaba de decir? No estará insinuando acaso que los sincorazón en realidad...”

¡Silencio, muchacho! ¡No se cuestiona mi ciencia!

Pensé que toda la ciencia se basaba en cuestionar — la zombie por fin decidió intervenir en la conversación a pesar de que sus palabras fueron ignoradas. Por mucho que se negase a admitirlo, tenía razón y quizás eso había molestado al doctor Finkelstein. Eso daría sentido al descaro con la que la había desatendido.

Latidos, emoción, terror y miedo, esperanza y angustia, recuerdos, sorpresa... ¡Los ingredientes para un corazón!

¡Sally, encárgate de los recuerdos! ¡Tengo aquí la esperanza y la desesperanza; y nuestros queridos invitados seguramente pueden encargarse de lo demás!

Entonces llegó el momento de pensar. Jack extendió sus esqueléticos dedos hacia los tres Aprendices, esperando a que alguno de ellos pusiese en ellas los objetos que había pedido. En su caso, la joven agachó la cabeza en dirección a las falanges y después la alzó para mirar las dos cuencas oscuras que simulaban los ojos del esqueleto con una mirada anonadada. Esa sí que no se la esperaba; un muerto pidiéndole a una mendiga un valioso artefacto para crear un corazón. La ironía se respiraba en el ambiente.

Por suerte para su confusa cabecita Sally intervino entregándole a Jack un ramillete de flores azules que simbolizaban los “recuerdos” que le había pedido.

Jack, ¿estás seguro de esto? —gracias al echo de la sala y el silencio que reinaba en esos momentos se podía escuchar claramente los murmullos de la joven—. Podemos tener un Halloween sin Sincorazón. Ya sabes lo que opina el Alcalde al respecto; o una de sus caras, al menos... y acabas de comprobarlo: pueden sen peligrosos.

Pero Sally, si logramos esto, si logramos darles un corazón, no volverán a ser peligrosos nunca más ¡Y podrán bailar para Halloween!

Emm... No es por meter narices, pero estoy de acuerdo con Sally. Sea lo que sea Halloween no merece tanto como la seguridad de la gente. Ya has visto lo que ha ocurrido antes.

No estaba demasiado convencida de que esa fuese la solución definitiva. Después de los hechos de ese día, y de haberse topado con un sincorazón y tenerlo delante de las narices, había empezado a sospechar de que la cosa no era tan sencilla como “crear un corazón y dárselo”. Si fuese tan sencillo como eso ya lo habría hecho alguien.

Además, el sincorazón fantasma ya tenía un corazón dentro de su cuerpo. Entonces, ¿para qué atacar a una gata y una niña? Ya tenía uno atrapado, técnicamente no necesitaría otro.

Cuanto más reflexionaba sobre ese tema, más preguntas surgían. ¿Por qué? Esa era la pregunta. O, quizás, las anteriores palabras de Kazuki no fueron casuales.

Y hablando del Rey de Roma, el Maestro le entregó a Jack un reloj de bolsillo que simulase ser los “latidos” del corazón experimental. Ya sólo faltaban cuatro elementos y no había una sola idea u objeto que ofrecer.

Maestro ¿qué hace ella aquí? ¿No se supone que es una de las aprendizas de Bastión Hueco? —la pregunta de Alec le resolvió alguna que otra duda que tenía. Había escuchado hablar de Bastión Hueco de su Maestro, y si la chica zombie procediese de ese mundo le aclaró la desgana con la que había entrado en el laboratorio.

Aunque ya tenía mis, esto, sospechas de que había vuelto a casa por vacaciones... Me lo, eh, temía desde un principio, por eso me encontraba un tanto... nervioso.

>>Sólo me aseguro de que, verás, esto, no intervenga... en nuestros planes.


A Myxa no le parecía que la chica de Bastión Hueco fuese a obstaculizar la misión, sino no se hubiese quedado apoyada plácidamente degustando la piruleta que tenía en la mano. Ya hubiese dado algún indicio o intentado sabotear el experimento, ocasiones ya las había tenido. Lo más probable, según veía ella, era que tuviese tanta curiosidad como ellos de estar en ese lugar.

Ahora lo que importaba era aportar los objetos necesarios, sino el experimento no tendría avance.

“Sorpresa, miedo y terror, emoción... Sorpresas agradables, emociones...” Una pequeña idea se iba formando en su cabeza. Recordaba un evento en particular que le llenó de ilusión y de sorpresa cuando no se lo esperaba. Y puede que, repitiendo las mismas acciones lograse matar dos pájaros de un tiro.

Con un chasquido de dedos dio media vuelta y salió por la puerta para sentarse en la escalinata que ascendía a la sala principal de aquel edificio. Si no estaba muy equivocada llevaba consigo todavía la caja de bombones que le regalaron por Navidad, su primer regalo navideño. Con mucho cuidado de no estropearlo abrió aquella caja roja con forma de corazón, para variar ese día, y extrajo de adentro los dulces para introducir en ella... Una botella vacía. Por muy absurdo que pareciese era posible que un día estuviese llena de algún líquido que no fuesen gástricos, aunque sería mucho pedir.

No iba a ser tan maleducada de regalar un regalo (además de que esos dulces se los pensaba guardar para una ocasión más especial que una posible explosión) así que se guardó los chocolates y procedió a regresar de nuevo al lado de sus compañeros.

Ale, toma Jack —alargó el brazo para entregarle la caja con su curioso contenido—. Aquí tienes de regalo tu “emoción”, y puede que te lleves alguna sorpresa si la abres.

Estuvo observando la reacción que tuvo el esqueleto cuando abriese la caja, si decidía abrirla, con ganas de ver que cara ponía. Ella ya había cumplido con su parte y esperaba que bastase, pero todavía seguía preguntándose si aquello funcionaría de verdad.

Volviendo a retomar el hilo de sus ideas, todo el asunto de crear un corazón para controlarlos le parecía una idea bastante descabellada. Y los catalizadores... Cada uno tendría su lógica segura, pero no los comprendía. Aunque había una forma de responder a una de sus dudas.

Cuando Jack se alejase a dejar la caja en la mesa junto a los demás aparatos ella aprovecharía para acercarse a Kazuki y tirar un poco de su gabardina, haciéndole gestos para que se agachara y pusiese la oreja. Pretendía hacerle una pregunta al oído porque, teniendo en cuenta la acústica de la sala, no quería arriesgarse a que le oyesen los demás. Sabía que el doctor se pondría hecha una furia si escuchase un planteamiento tan estúpido como aquello así que prefería tomar precauciones.

Kazuki era condenadamente alto teniendo en cuenta la baja estatura que tenía Myxa y tenía que ponerse de puntillas si al Maestro le entrase la pereza de agacharse.

—Maestro, sobre lo que ha dicho antes de los sincorazón, cuando le interrumpieron... —rememoraba mientras ponía la mano para que el resto tuviese más dificultad de oír—. ¿No será que ellos ya tienen un corazón?
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Re: [Ciudad de Halloween] Heartless 101

Notapor LightHelco » Jue May 08, 2014 9:28 pm

Amable mi culo. Alec, te voy a regalar un diccionario por tu cumpleaños —refunfuñó Myxa a lo que la mire confuso, no entendía muy bien porque iba a regalarme un diccionario, no recordaba haber dicho ninguna palabra mal.

Me rasqué un poco la cabeza intentando descubrir a que se refería, pero tras no encontrar nada volví a lo que me había dicho el Maestro Kazuki y es que parecía que la aprendiza de Bastión Hueco, Alexis, estaba de visita en la ciudad, aunque a decir verdad a mi no me sonaba de haberla visto nunca pasearse por ella ¿la habrían reclutado cuando era una niña? Quizás eso explicaría porque no me sonaba su rostro.

Pues espero que no cause destrozos, salvo al laboratorio —reí burlón —. Si piensas hacer alguna cosa así igual hasta te animo.

Supuse que alguno de los presentes llegaría a decirme algo por aquello, pero me importaba poco, el chalado del Doctor se había ganado el que una de sus maquinas dejara de funcionar para siempre. Aun así me iba a seguir tocando el ayudarle con su extraño experimento del corazón y eso que no me hacía nada de gracia que el plan de los Sincorazón se mantuviera tras lo que había pasado.

Creo que voy a necesitar esto, Ilana —le dije cariñosamente a la gatita cogiendo la cinta que tenía en la cola y tendiéndosela a Jack —. Supongo que esto servirá como emoción, tiene un cascabel que emite un tintineo bastante musical.
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Re: [Ciudad de Halloween] Heartless 101

Notapor Zee » Jue May 15, 2014 9:07 am

¡Está vivo! ¡Está vivo!

La gigantesca máquina respondió a las palabras del Doctor Finkelstein con un potente chirrido, similar a un rugido, al hacer girar las tres garras que poseía al final de su miembro superior derecho. Si aquella amenazante creación de verdad había desarrollado un ego primitivo, aquella debía ser una señal de advertencia. Tal vez respetaba a sus creadores, especialmente a aquellos que le habían obsequiado su proyecto de alma, y por ello tenía la mínima cortesía de avisarles antes de lanzarse definitivamente contra ellos, por si querían retirarse.

¿Lo harían, sin embargo? Eran Portadores, al fin y al cabo, guerreros y defensores por naturaleza. No debían intervenir en los asuntos de otros mundos si estos no involucraban a los Sincorazón, era cierto... pero aquel nuevo desafío que se les plantaba en frente había sido de su propia creación. Debían lidiar con las consecuencias de aquel fallido experimento, por el bien de todos los que pudiesen salir heridos.

¿Podía cualquiera de ellos entender realmente cómo habían llegado a aquella situación...?

*¨*¨*

—Maestro, sobre lo que ha dicho antes de los Sincorazón, cuando le interrumpieron... ¿No será que ellos ya tienen un corazón?

El Maestro Kazuki intentó mantener la mirada fija en Myxa mientras ésta hablaba, pero tuvo dificultades para hacerlo: de vez en cuando, parecía tener la necesidad de mover sus ojos en dirección a Alexis, como si su presencia lo pusiera nervioso. Aunque, ¿quién podía culparlo? Si era una Aprendiza de Bastión Hueco, eso significaba que era su enemigo. Y sin embargo, también era nativa de aquel mundo, por lo que era posible que Kazuki solamente estuviese conteniéndose para no romper una de las reglas más importantes para los Portadores.

Eeh... —balbuceó entonces el Maestro, devolviéndole su mirada a Myxa. Pasaron unos instantes durante los cuales el joven hizo una mueca y pareció poner sus pensamientos en orden antes de contestar—: No todos. Sólo los que portan el emblema. Los primeros autores, los antiguos Maestros, describieron a los Sincorazón como seres de... "bestias surgidas de las penumbras" —Kazuki ilustró las comillas con una de sus manos— Estaban hechos de, eh, pura oscuridad, Mika.

>>Hasta que algo cambió en ellos. Los Purasangre y los Emblema son diferentes... los primeros, eh, se piensa que nacieron de... los sentimientos negativos de la humanidad. De la propia oscuridad del corazón
—los ojos de Kazuki volaron, sólo por un instante, al contenedor donde el Doctor y Jack mezclaban los ingredientes. Justo en ese instante, Alec le tendía al Rey Calabaza el cascabel de su gata, Ilana—. Los últimos... fueron creados. Fueron seres artificiales, en un principio y, esto, aprendieron a reproducirse y a evolucionar por sí mismos...

>>Un desastre para todos los mundos
—declaró el Maestro con amargura. Myxa notó como el agarre sobre su bastón se volvía nervioso; sus dedos bailaban de arriba a abajo sobre la madera. Ahora que lo pensaba, Kazuki parecía haber estado bastante alterado desde un principio, desde que se encontraban en el castillo...—. Difieren de los Purasangre porque... conservan los corazones que capturan. Un corazón que sucumbe ante ellos se, eh, se vuelve uno de la colmena.

¿Es eso... realmente lo que hacen?

La voz de Sally había venido de la nada. Kazuki no tuvo reparo alguno en mostrar la sorpresa en su rostro; claramente no se esperaba que alguien más estuviese escuchando su conversación con Myxa. Se removió nerviosamente en su sitio y se aclaró la garganta, como haciendo ademán de pasar por alto la pregunta de la joven e ignorarla por completo. Sin embargo, al ver aquellos grandes ojos de muñeca observándole con tristeza, preocupación, miedo y curiosidad a la vez, el Maestro sencillamente no pudo resistirse. Tomó aire y luego lo soltó lentamente al hinchar los mofletes, miró nerviosamente de un lado a otro y luego procedió a explicar:

Sí, Sandy. Son peligrosos. Por alguna razón, aquí parecen encontrarse bajo control... es casi perfecto como, esto... se comportan en tu mun-- —el Maestro fingió una tosecilla cuando se dio cuenta que estaba a punto de decir algo de lo que pronto se arrepentiría—. Ciudad —se corrigió pronto.

>>Pero el Doctor tiene una teoría interesante... —continuó el Maestro, apoyándose sobre su bastón y contemplando el procedimiento con interés—. Si lográramos replicar al corazón de manera artificial, am... al menos hasta cierto grado, podría ser la solución a los problemas. Podríamos darle a los Sincorazón, eeh... justo lo que desean, pero sin dañar a nadie.

Y tooooodos felices —cerró Alexis, quien aparentemente había estado escuchando también la conversación, pese a que no había levantado la vista de su consola en ningún momento... Un momento, ¿de dónde había sacado una consola de videojuegos? ¿No había tenido un caramelo hasta entonces?

Era una idea un tanto utópica... pero todo descubrimiento tenía que comenzar en algún lugar, ¿no?


Mientras aquella conversación entre Maestro y Aprendiza ocurría, Enix y Alec pudieron contemplar todo el proceso de primera mano. Jack aceptó con una gran sonrisa todos los ingredientes, tratándolos con un respeto y una delicadeza dignos de admiración; después de todo, estaba trabajando con recuerdos delicados de cada uno de los presentes. Aquel corazón tendría un trocito de cada uno de ellos, no era un asunto que pudiese tratarse con ligereza.

El Doctor Finkelstein había puesto el envase; Jack, la esperanza y la desesperanza; Sally, los recuerdos; Myxa, la sorpresa; Alec, la emoción; Kazuki, los latidos; y Enix... bueno, el Rey Calabaza se las arregló para sacarle un par de arañas del cabello (¿cuántas había allí? ¿Habían comenzado a crear un nido en su cabeza, como con Kazuki?), argumentando que eran la perfecta personificación del miedo y el terror. También, para añadir un poco de sazón, le pidió a Alexis su piruleta; y como Finkelstein no había tenido quejas al respecto, la añadió también a la mezcla.

Y todo con la sangre de Myxa como catalizador. ¿Podría realmente faltar algo? Tal vez a todos se les ocurriese al menos una cosa fundamental que estuviera ausente en la receta, pero no podían negar que ésta de cualquier manera parecía ser bastante completa. Con todos aquellos ingredientes, tal vez el experimento tendría éxito. Tal vez podrían presenciar la creación del primer corazón completamente artificial.

¡Dónde está nuestro conductor! ¡Una chispa de electricidad es todo lo que necesitamos! —ordenó el Doctor Finkelstein, ya sin muchas ganas de continuar perdiendo el tiempo. Inevitablemente los ojos de Alexis se asomaron por encima de la consola, como sabiendo que ella era perfecta para el papel. No obstante, permaneció callada y se concentró en seguir presionando sus botones, incluso aunque ya no veía la pantalla. Obviamente, al científico loco no le agradó la actitud de la joven; no tardó ni un instante en reprochárselo a gritos—: ¡Tantas veces que has pisado este laboratorio y nunca te has dignado a prestar ni un poco de ayuda, zombi descarada! ¡No eres ni una pizca mejor que ese trío de larvas molestas! ¡Debería hacerte unos ajustes, Blackblood, y hacerte menos problemática; ya verás, me agradecerás cuando dejes de parecerte tanto a tu pa--!

Me encargaré yo, profesor —intervino entonces Kazuki, dándole fin al incesante sermón del Doctor Finkelstein. Todas las miradas se clavaron en él cuando dio varios pasos al frente y, sin dar pie a más regañinas, se apresuró a colocar la punta de su bastón en el hoyo de la cerradura. Miró fríamente al científico, que se había quedado con la boca abierta, hasta que éste finalmente recuperó el control sobre su cuerpo y asintió con la cabeza. El Maestro respondió con el mismo gesto, dirigió su mirada al contenedor, sostuvo su arma con determinación y... —. Electro+.

De la punta del bastón de madera saltaron sólo unas cuantas chispas. El rayo de electricidad que debió haber brotado del arma del Maestro se quedó atrapado dentro del contenedor, donde nadie pudo verlo. Hubo un destello, perceptible sólo a través de los huecos de los grandes vasos, y el sonido de la electricidad quemando el aire nada pudo enmudecerlo. Pero salvo aquello, no hubo señal alguna de que un hechizo había sido disparado. Toda la energía de un Electro de nivel medio había quedado encerrada dentro de aquella jaula de metal.

El corazón comenzó a sacudirse. Primero suavemente, de manera casi imperceptible, como si estuviese vibrando; luego empezó a temblar, a fibrilar caóticamente, como si los músculos se esforzaran por encontrar un orden pero fuesen incapaces de hacerlo... todavía, al menos.

Porque después de unos segundos, comenzó a latir.

*¨*¨*


¡Detenedlo! —ordenó el Maestro, mientras golpeaba el suelo con su bastón. Al instante un resplandor comenzó a recorrer los huecos entre las losas, serpenteando de un lado a otro y extendiéndose por debajo de los Aprendices y los nativos de Ciudad Halloween. Aquellos haces brillante danzaron de un sitio a otro, pero siempre alejándose de Kazuki, que pronto se volvió el epicentro de un espectáculo de luz. Los ríos destelleantes ascendieron por las paredes que delimitaban la entrada al laboratorio y adoptaron su forma. Como si hubiera una pared invisible que se extendía hasta los cielos, las delgadas líneas se convirtieron pronto en un manto que cubrió los muros de una fortaleza transparente.

Un escudo mágico. Nada podía entrar y nada podía salir.

Lidera a los novatos, Alec —pidió el Maestro, retrocediendo hasta que su espalda tocó la reja que llevaba a la Plaza de la Guillotina. La mirada de Kazuki se clavó en la de su Aprendiz prodigio y le transmitió toda su determinación: confiaba en él, sabía que no necesitaba de la ayuda de su tutor para derrumbar a aquella equivocación andante. Ya no más. Podía hacerlo con ayuda de Enix y Myxa, podía demostrar que era digno de blandir la Llave-Espada.

Sólo necesitaba vencer al monstruo que había creado.

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Sí, sé que me he saltado un trozo. Básicamente el corazón ha terminado en convertirse en el Boss que vemos en KHII. No, no quedará a medias, lo añadiré como flashback en la siguiente ronda, no quedará espacio a confusiones, lo prometo xD

Os encontráis en la zona frente al laboratorio (que no la Plaza de la Guillotina); desgraciadamente, no encontré una imagen descriptiva, pero confío en que podréis recordar lo poco que vimos de ella en los juegos. Y si no, bastará con decir que es una zona bastante pequeña... tenéis el movimiento limitado, pero una batalla bien coordinada es perfectamente posible.

No contáis con ayuda. Alexis y Kazuki son simples espectadores.

PD: Dónde mierda se ha metido Enix.
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Re: [Ciudad de Halloween] Heartless 101

Notapor Myxa » Dom May 18, 2014 10:38 pm

Un rugido chirriante, similar al de dos metales oxidados chocando y frotándose entre sí, emergió de las tres garras metálicas que giraban de la base de la muñeca de aquella gigantesca maquinaria andante. El experimento se irguió y lanzó aquella amenazante advertencia a sus creadores con la clara intención de un enfrentamiento contra ellos, quienes les había dado la vida, parte de su alma, para crearle.

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Todo era muy confuso. Hasta hace unos segundos estaba charlando con el Maestro Kazuki y Sally sobre la amenaza que suponían los Sincorazones, y ahora la posible solución al problema se había convertido en el enemigo inminente.

La pregunta era: ¿cómo habían logrado llegar a esa situación?

*****


Por mucho que tratase de poner atención en lo que le estaba diciendo el Maestro no podía evitar dirigir la mirada ocasionalmente a la zombie nativa de aquel peculiar y pintoresco mundo. Era normal que estuviese preocupado por su presencia, al fin y al cabo era una Aprendiz del bando contrario y era bien sabida que la relación entre ambos mundos era bastante tensa.

A pesar de todo obtuvo su respuesta: Kazuki la obsequió con una explicación bastante detallada de aquellas criaturas de la oscuridad. Por fortuna la explicación fue muy concreta y sencilla de entender por lo que no tuvo complicación alguna de entendimiento. Es más, la impresionó y provocó que se le helara la sangre al escuchar que alguien pudo crear una raza semidentica de los Sincorazones originales que tanto caos había provocado en los mundos.

“¿Por qué la gente está tan obsesionada con hacer este tipo de cosas? Al final todas salen mal y otros tienen que pagar las consecuencias...”

En medio de la conversación intervino brevemente Sally, la cual sorprendentemente había escuchado parte de ella y su preocupación provocó que dejase atrás su timidez para verificar las palabras de Kazuki. Y la confirmación de éste sólo provocó que la tensión de la muchacha aumentase, aunque no sólo el de ella cabía destacar.

Ahora por fin era consciente de a qué se enfrentaba. Antes lo poco que sabía de ellos ya le preocupaba, pero tener uno en frente, haber sido casi devorada, y ahora escuchar lo que realmente eran provocaba que se le erizara la piel y llevase inconscientemente la mano a la marca que había dejado aquel Sincorazón. Eran unas criaturas temibles ciertamente, y comenzaba a dudar que de aquel experimento que estaban realizando pudiese salir algo en positivo.

Si un experimento provocó la aparición de los Sincorazón Emblemáticos, ¿quien sabe que ocurriría de los demás experimentos que se hiciesen a posteriori?

Lamentablemente sus suposiciones se hicieron realidad.

Para finalizar el experimento faltaba tan sólo un elemento: electricidad. El doctor miraba a todos los presentes en espera de que alguien hiciese algo, en especial Alexis a la que sermoneó duramente por su falta de responsabilidad, o algo parecido.

Al ver que nadie movía un dedo el mismo Maestro se ofreció y, cuando se acercó lo suficiente al corazón artificial, conjuró un Electro+ para poner en marcha el proceso.

Y entonces el corazón comenzó a latir. Lentamente, latiendo primera una vez cada tanto tiempo, luego regulándose, y al final...

******


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[youtube]https://www.youtube.com/watch?v=Fk0dZbpc8qU[/youtube]


¡Detenedlo!

La orden de Kazuki llegó clara y con fuerza a los oídos de los Portadores instándoles a que entrasen en la batalla para detener esa cosa. Por el rabillo del ojo vislumbró que algo comenzaba a brillar y recubría el área que ocupaba la entrada al laboratorio, subiendo por las paredes y creando una pared secundaria invisible. No hizo falta ir a comprobar si lo que parecía ser era cierto o no.

Estaban atrapados. No tenían otra salida más que hacerle frente a esa cosa.

Lidera a los novatos, Alec.

Viró la cabeza al escuchar al Maestro pronunciar esas palabras, incrédula. ¿Les iba a dejar luchar solos y sin ayuda contra “eso”? No es que dudase de Alec, ni mucho menos. Le había salvado la vida, pero la actitud de Kazuki...

Agitó la cabeza y volvió a dirigir su atención hacia aquella montaña de chatarra andante. No era momento de sentirse decepcionada. Tenía un enemigo delante de ella y sólo eso importaba ahora.

El experimento se estaba aproximando, necesitaba hacer algo o llegaría a ellos en unos instantes. Debía actuar rápidamente, hacer algo, pues si le atacaba no estaba tan segura de poder evitarlo, no después de lo ocurrido anteriormente. Debía, necesitaba un plan, no podía lanzarse a lo loco como había hecho antes, o como lo había hecho Enix. Necesitaba estrategia, algo que le permitiese atacar a distancia o detenerle por unos instantes. Un ataque a distancia...

Lo tenía. Una idea le había venido a la mente, o mas bien dicho, recordó una buena forma de atacar. Hace unos minutos Alec casi se encargó de un Sincorazón con un simple hechizo, casualmente ella lo conocía. Lo había aprendido en las pocas clases de magia en la que logró que saliese bien un conjuro, y pensaba ponerlo en práctica.

Al fin y al cabo el metal es conductora de electricidad.

Agarró con firmeza su llave-espada nuevamente y extendió la palma de su mano hacia el hombre de hojalata y lanzó un Electro dirigido al centro del cuerpo de su adversario, apuntando lo mejor que supo hacer para dar en el blanco.

Mientras se quedaría en su posición y se prepararía para evitar cualquier golpe que le lanzase aquella bestia de metal, ya fuere echándose al suelo y rodando o realizando una finta para mayor probabilidad de esquive. Incluso, si la posibilidad se plantase, volvería a lanzar otro Electro, a pesar de que corriese el riesgo de ser herida nuevamente.

También agudizaría el oído por si Alec le daba alguna advertencia o le ordenase ejecutar un ataque. Si decía corre, correría; si le mandase atacar, atacaría. Él era mucho más experimentado en combate de lo que era ella, no dudaría de su palabra.

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Perdonad si este post ha sido mucho menos trabajado que los anteriores, pero no vi mucha opción de que pudiese interactuar, así que decidí resumirlo e ir a la parte importane de verdad por el momento, que era el combate.
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Re: [Ciudad de Halloween] Heartless 101

Notapor Zee » Vie Jun 13, 2014 10:15 am

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Ba-dum. Ba-dum. Ba-dum.

La creación que ahora se sacudía en su jaula tenía un canto casi hipnótico. Cautivador y espeluznante al mismo tiempo, el corazón latía con la nueva vida que le habían otorgado. Incluso aunque aquel recipiente no tenía nada que bombear, se agitaba exaltado en su sitio, como si quisiera demostrar ante todos los presentes su recién adquirida existencia.

¡Funciona, profesor! —declaró entonces Jack, triunfante. Alzó sus largos brazos con entusiasmo, dibujó una gigantesca sonrisa y luego se giró hacia la primer persona con la que se topó—: ¡Myxa, ha funcionado! —con una tremenda alegría, el esqueleto tomó a la chica de la cintura y la levantó en el aire, para después dar un par de vueltas sobre su sitio mientras cargaba con ella—. ¡Con esto, los Sincorazón no darán problemas nunca más!

Hubo, sin embargo, unos segundos de silencio, en los que podía entenderse que no todos estaban de acuerdo con el Rey Calabaza. Aunque habían hecho el intento, al menos, y eso era mejor que nada. Tenía que ser mejor que nada. Incluso Kazuki, Maestro de la Llave-Espada, se había decidido a colaborar con aquel experimento, después de todo. Cierto fundamento tenía que tener...

No tan rápido, Jack... —expresó el profesor, tomando el corazón entre sus manos e iniciando de nuevo su silla de ruedas. Sostuvo su creación en su regazo mientras con una mano dirigía el vehículo y con la otra se rascaba su cerebro expuesto—. ¿Pero cómo medir... la vida?

Se giró luego hacia los Aprendices, como esperando alguna clase de respuesta. La primera que logró externalizar sus pensamientos fue Alexis, quien... simplemente se encogió de hombros.

¡Afortunadamente! —clamó el científico, intentando llamar la atención de los presentes para decir algo que probablemente consideraba de importancia—. Tenemos el espécimen genérico perfecto para probar nuestra pequeña... suposición.

Se acercó a su gigantesco libro, se estiró sobre su silla para alcanzar el borde de éste y, en lugar de pasar las páginas como había hecho antes, lo cerró de un fuerte golpe. Se quejó entre dientes mientras se esforzaba por tomar algo con sus cortos brazos y al mismo tiempo ponía cuidado en no dejar caer el corazón. Lo logró al final, no obstante; de alguna parte en el caos que era su escritorio, sacó...

Una cabeza. Ese hombre sí que estaba completamente chiflado. ¡Primero un corazón, y después una cabeza! ¿Cuántos órganos más podía tener escondidos allí?

Aunque, para ser justos, parecía ser completamente artificial. La bóveda del cráneo estaba hecha de metal, sujeto con tornillos y tuercas a un rostro, una vez más, hecho de algún tejido unido con costuras. Tenía varias virutas de aluminio a manera de cabello y un sólo ojo de color verde, pues la otra cuenca había quedado vacía.

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El profesor primero le pasó un dedo por uno de sus puntiagudos dientes sucios, como revisando su filo, y luego metió la mano por la boca de aquel espécimen. Rebuscó en el interior por unos instantes, mientras se mordía el labio y hacía sonidos de frustración, hasta que finalmente algún mecanismo se activó y el cráneo de metal saltó hacia afuera como una tapa.

Simplemente metió el corazón dentro y lo volvió a cerrar.

Y aquí lo tenemos... tan sólo...

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Pero el científico tuvo que interrumpirse. Todo pasó tan rápido que nadie pudo haber descrito los acontecimientos con completa fidelidad. La cabeza casi al instante comenzó a sacudirse y su ojo verde comenzó a titilar como una lámpara intentando encenderse. El laboratorio también empezó a temblar, como si alguna fuerza externa estuviese haciendo efecto en él. Todos los recipientes, libros e instrumentos se menearon como si estuvieran en medio de un terremoto.

Alec sintió la mano de Jack presionando contra su sombrero y obligándolo a agacharse a la par que una gran garra de metal pasaba volando sobre su cabeza. Enix no tuvo tanta suerte y un ducto de ventilación viejo y empolvado lo golpeó en el costado, derribándolo al suelo. Myxa tuvo que retroceder al ver cómo la mesa de exploración se volcaba, desparramando todo por el piso, mientras un horno antiguo era arrancado de la pared y salía disparado en dirección al Doctor Finkelstein.

¡Cuidado!

¡Sí, sí, sí! ¡Mi vehículo autónomo ha funcionado! ¡Es un éxito! ¿Lo has visto, Jack?

Para suerte del científico, Kazuki fue lo suficientemente rápido para cruzar el laboratorio, eludir todo el desastre con un amplio salto, y rescatar al profesor del caos que pronto se le vendría encima. Su silla de ruedas, ahora vacía, quedó sepultada sobre un montón de piezas de metal, mientras el Maestro retrocedía con el pequeño científico en brazos.

¡Fuera todos, fuera!

Más les valía obedecer a Jack. Fuese lo que fuese que se estuviera armando por sí mismo en medio del laboratorio, tenía pinta de ser peligroso. Sally prácticamente obligó a Myxa a seguirla al tomarla de la mano, a la par que el Rey Calabaza apremiaba a Alec con empujones en la espalda.


Cuando todos estuvieron fuera, contemplaron cómo el interior del laboratorio se iluminaba con un fulgor azulado. De alguna manera, las bobinas de Tesla se habían activado, inundando el sitio con electricidad libre. El sonido de las chispas y el metal golpeando metal resonaron en la torre ahora vacía, mientras sus antiguos residentes se esforzaban por recobrar el orden.

Kazuki posó al Doctor Finkelstein en el suelo, quien todavía se encontraba demasiado entusiasmado como para entender realmente la gravedad del asunto. Sally no habría soltado la mano de Myxa sino fuese porque Jack le pidió que retrocediera tanto como le fuese posible, mientras él salía prácticamente a zancadas por la puerta de reja.

¡Necesitamos al alcalde! —exclamó, explicando su partida—. ¡Lo que sea que sea eso, tiene que verlo! ¡Y tiene que saber que los Sincorazón son peligrosos también!

Si realmente había terminado por verse convencido o si sólo lo decía debido a las circunstancias, los Aprendices no pudieron saberlo. Jack se alejó rápidamente con sus largas piernas, mientras Kazuki extendía un escudo mágico alrededor de todos.

¡Detenedlo!

*¨*¨*


Ba-dum. Ba-dum. Ba-dum.

Aquel sonido que retumbaba en los oídos de Alec era una advertencia. Era atractivo e invitante, parecía rogarle que se sumiera en un largo sueño; pero también era de una naturaleza alarmante y fatal, recordándole que entregarle a la inconsciencia podía suponer no despertar.

Estaba sangrando. Por eso su corazón latía con tanta fuerza, porque se esforzaba por compensar las pérdidas que estaba sufriendo a través de la herida de su vientre. La garra se había clavado por su costado y había atravesado gran parte de su abdomen, haciendo estragos en su interior. No había palabras que pudiesen describir el insoportable ardor que lo obligaba a encogerse sobre sí mismo, tan abrasador y penetrante que sería capaz de delimitarlo con el dedo.

El mundo no se le escapaba, sin embargo. Si es esforzaba lo suficiente por no caer, podía ver y escuchar todo con suficiente claridad. Hablar y ponerse de pie también, aunque le costaría un sacrificio inhumano hacerlo. Luchar, eso sí, a menos que lo sanaran, ya no podría hacerlo de manera adecuada.

Quedarse quieto había sido un error monumental. Myxa había logrado acertarle con su hechizo eléctrico en el torso, produciéndole daños casi mínimos, pero sin duda presentes. El Experimento rugió con un chirrido metálico, expresando claramente que sentía dolor por la magia recibida... y sin embargo, su mano derecha, la gigantesca garra de metal, brilló con un aura azulada y comenzó a despedir chispas, como si toda la electricidad hubiese ido a parar allí.

El ser contraatacó, entonces. Myxa fue capaz de esquivarlo, pero Alec y Enix no tuvieron la misma suerte. Para empezar, se quedaron quietos en su sitio, por lo que el golpe del Experimento les dio de lleno. Especialmente al primero, que sintió cómo la punta de la garra cargada de electricidad se clavaba en su carne y luego, por el efecto de la estática, lo enviaba prácticamente disparado contra el muro.

Sally corrió a socorrerlo casi al instante. Prácticamente se lanzó al suelo junto a él y colocó su cabeza en su regazo, intentando ayudarlo pero sin saber qué hacer. Sus manos se posaron sobre la herida torpemente, manchándose de sangre; pero al ver que no eran de ninguna ayuda, sujetaron la cabeza de Alec con ternura, pero con suficiente firmeza para mantenerlo despierto.

Por favor, no vuelvas allí —le pidió, casi en un sollozo.

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Alec: 13/20 VIT — 26/26 PH

Enix: 15/22 VIT— 14/14 PH
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Re: [Ciudad de Halloween] Heartless 101

Notapor LightHelco » Sab Jun 14, 2014 7:04 pm

¡Detenedlo!

El grito de Kazuki fue suficiente para que saliera corriendo tras el enorme robot al que acaba de dar vida el Doctor. Y realmente me preguntaba por qué demonios le habíamos dejado a ese loco crear un monstruo como tal, ya se sabían de bastantes casos referentes a explosiones dentro del laboratorio ¿quién pensó que era buena idea dejarle crear un ser animado?

Llegamos a la entrada del laboratorio ya fuera del edificio y desde donde se podía acceder a la plaza en la que en esos instantes debían andar los niños esqueletos jugando al cráneo-pie. Si dejábamos que aquel montón de tuercas escapase podría llegar a causar daños a los habitantes de la ciudad y eso era algo que no iba a permitir por nada del mundo.

Myxa, mantente en la retaguardia, ya te han herido, es mejor que te mantengas alejada de esos brazos cuanto más puedas —le pedí a la muchacha adelantándome con Ilana a mi lado —. Enix, voy a intentar derribarlo, cuando puedas vete directo a por su cabeza.

A mi señal, Ilana desapareció por completo marchando hacia los brazos del autómata lista para intentar destrozar los cables o las ligaduras que tuviesen con el cuerpo, de esa forma conseguiríamos dejar sus dos posibles armas principales inutilizadas.

Tuve que silbar rápidamente al ver que Myxa atacaba con dos hechizos eléctricos al robot. No sabía cuánto se había adelantado la gatita, pero necesitaba saber que durante varios segundos tenía que mantenerse alejada del enemigo. Los Electros de la joven no fueron muy potentes, pero me sirvieron para que me acordase del hechizo que había usado el Maestro Kazuki el día en que nos conocimos y que seguramente con él pudiésemos paralizar al autómata e inutilizarlo seguidamente.

¡Maestro, necesitamos paralizar al robot! —le grité preparando por mi parte la Sota de Tréboles para inmovilizarlo —. Su hechizo de rayo tiene más potencia que el que yo dispongo y se nos hará más útil… ¿Maestro?

El hombre no parecía reaccionar, se había quedado embobado haciendo absolutamente nada, como si realmente nos hubiese dejado a merced del autómata ¿tan poco le preocupaba la condición de Enix y Myxa? Ilana y yo podíamos enfrentarnos sin problemas a Sincorazón medios, pero ellos aun eran demasiado novatos para hacer frente a un monstruo como tal, sin contar que Myxa ya se encontraba herida de antes ¿por qué no quería ayudarnos?

Se que confía en mis habilidades, pero necesitamos su ayuda, Maestro —seguí insistiendo dejando de centrarme durante varios segundos en el autómata —. Sus hechizos son los únicos que pueden paralizarlo, necesitamos que ata-

Un grave error por mi parte.

***



Había tenido bastante suerte de que Alec me hubiese avisado de la magia de la humana de pelaje marrón, si no ya me veía frita. Esperando a que el muñeco de metal dejara de echar rayos para poder subirme a su espalda y quitarle uno de los brazos, mientras me permití ver un poco lo que hacían el resto por si a mi Brujo se le ocurría alguna mejor idea.

Este se había quedado pidiéndole ayuda al brujo vago que le enseñaba magia, pero el brujo vago no parecía querer ayudarle, se encontraba junto a la verja de la casa esperando a que Alec y los otros dos humanos ganaran al muñeco ¿tan poderosos eran los humanos que iban con mi Brujo? ¿O es que el brujo vago era tan vago que ni le apetecía ayudarles?

No importa, el muñeco ya no echa rayos —me fijé preparándome para saltar sobre su espalda, cuando vi a donde habían ido a parar todos los rayos y es que el muñeco de metal los había cogido todos en su garra y ahora estaba a punto de golpear con ella a… — ¡ALEC, CUIDADO!

Mi maullido debió escucharse por toda la plaza, pero llegó demasiado tarde para poder conseguir salvar a Alec. Estampándose contra la pared debido a los rayos del muñeco, mi Brujo se quedó ahí tirado incapaz de mover un solo dedo. Sin perder ni un segundo, corrí hasta él maullando su nombre y al llegar a su lado me enrosqué junto a su cuerpo esperando que reaccionase.

Por favor, no vuelvas allí

Miré hacia arriba al escuchar a alguien hablando cerca de mi Brujo y yo, esa persona resultó ser la muñeca de trapo amiga de Jack. La muñeca parecía estar a punto de llorar al ver el estado de Alec, situación en la que me encontraba, ya que ya podía sentir las lágrimas cayendo sobre mis bigotes. Me puse en pie y empecé a golpear y empujar con mi cuerpo y patas al Brujo intentando que se levantase o hiciera algo.

Una nueva sensación recorrió todo mi cuerpo y haciéndome mover las orejas a modo de alerta. Aquella sensación me resultaba demasiado alocada, confusa y sabía muy bien de donde venía: El lazo familiar. Alec lo estaba usando para hacerme ver algo… ¿tristeza? ¿Debilidad? .Miedo. Alec sentía miedo, pero había algo más ahí y que no podía distinguir.

N-no…qui-iero —intentaba hablar mi compañero saliendo algo de sangre de su boca.

Y es que el líquido rojo se esparcía por todo su cuerpo saliendo cada vez más. Aun sintiendo su miedo acerqué mi morro a la herida en un intento de calmarle, el siempre lo hacía cuando veía que yo estaba asustada, pero ahora me tocaba a mí salvarle del miedo. La magia pasó por todo mi cuerpo hasta llegar al de Alec y empezar a sanar la herida

No… pienso mo-orir aquí… —Alec fue levantando poco a poco su brazo apuntando con él al muñeco de metal.

Fue entonces cuando descubrí cual era ese segundo sentimiento que Alec me estaba transmitiendo. Me giré hacia el ser que había dañado a mi Brujo no queriendo apartar la vista de él, arañando con fuerza y rapidez el suelo deseando obtener unas garras lo suficientemente fuertes como para poder cortar el metal del que estaba hecho, hacerle pagar por todo el daño causado.

No pien…so dejarme-e matar… —una bola de fuego apareció en su mano a la vez que mis ojos brillaron lista para atacar — ¡Vete al infierno, montón de chatarra!

El hechizo de fuego salió disparado de su mano directo al rostro del muñeco, una esfera cargada con ese sentimiento que ahora me llenaba y me pedía que atacase. Un ataque lleno de odio.

¡Piro! —volvió a conjurar mi Brujo lanzando en esta ocasión la bola de fuego contra el hombro derecho del muñeco de metal.

Con un maullido que mostraba mi decisión ayudada por los sentimientos del Brujo, me cubrí por ilusiones para que nadie pudiese verme y creé una copia perfecta mía al otro lado de Alec para que pudiese distraer al muñeco de metal y si llegaba a esquivarle lo suficiente, dañar su brazo izquierdo. Corriendo tan rápido como mis patas me permitían me coloqué a espaldas del monstruo esperando a una oportunidad para saltar sobre su hombro derecho y destrozarlo con mis zarpas.

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Habilidades usadas en orden Alec e Ilana:


- Lazo Familiar: Ilana se encuentra unida a Alec debido a su condición de Familiar pudiendo así saber el estado en el que se encuentra este en cualquier momento o pudiéndole hacerle saber a Alec el suyo propio.
- Cura (HM) [Nivel 5] [Requiere Poder Mágico: 7]. Cura las heridas más leves y alivia un poco la fatiga.
- Afilagarras (HC) [Nivel 5] [Requiere Combate cuerpo a cuerpo: 10]: La Mascota araña alguna superficie con sus garras, afilándolas para aumentar la Fuerza en dos puntos. Dura dos post.
Piro (HM) [Nivel 2] [Requiere Poder Mágico: 3]. Proyectil de fuego lineal, con muy pocas posibilidades de producir quemaduras (Dos veces seguidas contra la Cabeza y el Hombro Derecho)
- Invisibilidad: Ilana se envuelve en una ilusión que la vuelve invisible al ojo humano y animal (entran sincorazón y otros seres biológicos), pero no podrá ser invisible ante cámaras o espejos. La ilusión desaparecerá si Ilana es golpeada volviendo a ser esta visible.
- Falso gemelo (HM) [Nivel 8] [Requiere Poder Magico 12, Reflejos 20, Afinidad a Ilusión] La Mascota crea una copia perfecta de sí misma con un punto de salud (1 VIT). La copia podrá atacar de forma normal, pero no podrá hacer uso de ninguna habilidad.
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Re: [Ciudad de Halloween] Heartless 101

Notapor Myxa » Sab Jun 14, 2014 11:41 pm

...Se estabilizó. El latido terminó por ser constante, rítmico, acompasado, bombeando un riego sanguíneo inexistente, pero ahí estaba. Aquel sonido hipnótico penetraba por los oídos y daba la espeluznante sensación de estar escuchando el suyo propio latir. Era incomprensible, lo habían logrado.

Aquella cosa estaba viva.

¡Funciona, profesor! —el entusiasmo de Jack era inmenso. Estaba eufórico y exaltado, su sonrisa era la más amplia que había visto en aquel día. Acto seguido se viró hacia la chica—: ¡Myxa, ha funcionado! 

Y entonces la tomó de la cintura y la alzó al aire, dando un par de vueltas en el sitio mientras la cargaba y provocando que Myxa soltase un gritito de sorpresa, mezclando un matiz de dolor, que fue transformándose en una divertida para la primera vuelta. Nunca nadie le había levantado de tal forma desde que recordaba, era una sensación extraña y a la vez le provocaba un hormigueo en el estómago. Daba igual el agudo pinchazo de su costado o cuanto pudiese haber dolido aquella herida, esa experiencia lo superaba.

Cuando sus pies tocaron suelo tuvo que agarrarse al antebrazo de Jack un momento para recuperarse de la sorpresa y estabilizarse. Eso sí, su sonrisa era equiparable a la que tenía el Rey Calabaza en esos momentos, aunque no por la misma razón que él.

¡Con esto, los Sincorazón no darán problemas nunca más!

No tan rápido, Jack... —la euforia que inundaba en la sala fue cortada de raíz con las áridas palabras de un doctor todavía insatisfecho—. ¿Pero cómo medir... la vida?

El doctor se giró hacia todos los presentes con la esperanza de encontrar la respuesta a tan extraña pregunta. La primera que mostró su respuesta fue la niña zombie, quien sólo se encogió de hombros. La reacción de Myxa fue algo diferente: echó la cabeza atrás con una ceja alzada, vaya preguntas más raras hacía aquel hombrecillo que se dedicaba a rascar su gelatinoso cerebro. Empezaba a tenerle repelús a aquella manía porque a continuación siempre venía algo terrorífico.

Pues no sé, yo no creo que la vida se pueda medir. Hay demasiadas cosas que tener en cuenta: alegrías, momentos tristes, las amistades, los recuer...dos... —se hizo detuvo un momentito para recapacitar lo que quería decir exactamente, para no confundirse.— Cada uno es único y diferente, no hay nada en qué basarse o orientarse para medirlo.

Lo más extraño era que, debido a sus malas experiencias cercanas a la muerte, comprendió que la vida no tenía precio, y quería que ellos lo tuviesen en cuenta.

¡Afortunadamente! —irrumpió nuevamente. No parecía que le hubiese prestado la más mínima atención a lo que, probablemente, había sido lo más inteligente y de base razonada que había dicho en todo el día —. Tenemos el espécimen genérico perfecto para probar nuestra pequeña... suposición. 

Algo le recorrió las entrañas tras escucharlo. Las palabras entraron por sus oídos y se quedó fijado en su mente, como un clavo que perforó en su cabeza. No entendía por qué, pero se tensó, quizás por el escalofrío que le recorría desde las puntas de los pies hasta el último cabello de su cabeza, los cuales parecían erizarse al son.

Y aquel clavo dolía.

**********************


Blup, blup, blup. Blop.

¿Qué har... ? … -guantará mucho en ese estado. ¿Lo des...chamos?

Blup, blup, blup. Blop.

“D-Dónde...Qué...”

Blup, blup, blup. Blop.

Tonterías —esa voz... Le resultaba tan familiar. Familiar y siniestra—. Tenemos el material genérico perfec... para pro... nuestra pequeña teoría.

Blop, blop, blop. Surp.

**********************


La cabeza le ardía. Por unos segundos todo se había vuelto negro y empezó a escuchar extrañas voces en su cabeza. Se llevó la mano a la frente, tratando de calmarse y recuperar un poco el juicio.
Probablemente se habría mareado cuando Jack le sostuvo en el aire y los efectos habrían tardado en aparecer. Sí, seguro que era eso.

Pero mientras ella estaba sumida en sus pensamientos el científico había sacado de nadie sabía donde una cabeza hecha de metal. Pudo entrever cómo introducía una de sus esbeltas manos en la dentada boca de aquella cabeza y rebuscaba en su interior, hasta que el sonido de un mecanismo accionándose sonó. La tapa metálica se abrió y Finkelstein introdujo el corazón que habían creado hace unos momentos.

Fue entonces cuando la calamidad comenzó.

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Todo pasó demasiado deprisa como para poder ser detallada. Lo que sí pudo percibir fue cómo todo temblaba, el titilar de las probetas al chocar unas con otras, y cómo se volcaba la mesa de laboratorio hacia ella. Por fortuna pudo reaccionar a tiempo y retroceder lo suficiente para evitar de lleno el impacto. Y lo siguiente que percibió fue que Sally le tomaba de la mano y la apremiaba a salir del laboratorio.

***


Aquel maldito cacharro, nunca le perdonaría lo que le hizo a Enix y Alec. Gracias a que estaba preparada para un ataque frontal por parte del enemigo pudo evitar con cierta facilidad, aunque sus compañeros por alguna razón extraña se quedaron en el sitio y...

¡ALEC! ¡ENIX!

Los gritos conjuntos de Ilana y Myxa resonaron por toda la Plaza de la Guillotina. Al ver que Sally (un segundo, ¿por qué estaba ella dentro del escudo?) e Ilana acudieron raudas a ayudar al brujo no dudó en correr a socorrer a Enix y reunirle junto a los demás, no quería que sufriese ya más daños de los que tenía. Pero, ¿Enix no se encontraba dentro del laboratorio todavía? Quizás logró reaccionar a tiempo y salir antes de que todos lo hicieran, o alguno de los presentes le obligaría a ponerse en marcha, como Sally lo había hecho amablemente con ella en su momento.

Pero todo eso no importaba ahora, sus compañeros, no, sus amigos estaban heridos de gravedad. Su mirada se clavó en el cuerpo de sus dos compañeros por unos instantes antes de dar cara a la máquina de latón.

Sally, cuídalos —con su mano diestra sacó del bolsillo una poción que guardaba para un caso de emergencia y se la lanzó a Sally. Con fortuna si alguno recuperaba el conocimiento podría aliviarle el dolor.

Estaba sola. Por muy inútil que fuese era la única que podía oponer resistencia, por mucho que Alec le había pedido por su bien que se mantuviese en la retaguardia, fue el único a parte del doctor en darse cuenta de su herida. Daba igual, no podía permitir que aquella montaña de chatarra le hiciese nada a sus amigos.

Pero, ¿cómo?. Si no tenía fuerza suficiente como para pegar a un fantasma sincorazón mucho menos tendría para una mole tan dura como aquella. Aunque... Quizás no necesitase usar la fuerza para ganarle. Mejor dicho: no necesitaba ganarle. Sólo tenía que evitar que se moviese, así no podría atacar. Por una vez agradeció haber aprendido defensa personal cuando todavía vivía en su mundo natal.

Con una zancada se impulsó en dirección al enemigo y, entonces, se lanzó hacia delante, literalmente. Se lanzó para realizar una voltereta que le permitiría colarse por el espacio entre sus piernas, situarse a su espalda y agarraría la parte que unía su pierna izquierda con la cadera. La idea era una llave de judo que consistía en emplear el peso del oponente para hacer palanca y hacerle caer de espaldas. Por fortuna no se necesitaba excesiva fuerza y si lo lograba su enemigo quedaría patas arriba, incapaz de moverse en un espacio tan reducido.

Y entonces el experimento se tambaleó tras recibir de lleno un Piro lleno de rabia y rencor en la cara.

¡Vete al infierno, montón de chatarra!

Esa voz, no había duda. Era ni mas ni menos la voz de Alec, ¿pero él no estaba malherido?. Al mirar por encima del hombro pudo verle otra vez de pie, sin la terrible herida que le surcaba el vientre. Incluso Ilana se había unido al combate. Al menos ellos estaban bien, sino no se habrían unido al combate. Habría tiempo para saber qué habría pasado luego, ahora debía hincar el hombro y aprovechar la inercia de los golpes que estaba recibiendo el gigante, de ese modo lograría tumbarlo sin ninguna duda.

Y cuando le tumbase y se asegurase de que ella no quedaba enterrada en su peso (no había que descartar la opción) esquivaría como pudiese los torpes intentos que realizaría la máquina para ponerse de pie, correría hasta la cabeza, introduciría la llave espada por su boca y con la mano libre trataría de activar el mecanismo que activó anteriormente el doctor. La llave espada evitaría que los agudos dientes le perforasen la mano mientras estuviese encontrando el mecanismo.

Si el mecanismo era activado y la tapa se abriese, dando paso al corazón artificial que originó todo aquel desastre, destruiría su contenido con la katana, la cual siempre tenía oculta y nadie sospechase de ella. Le daba igual cuanto había costado aquel corazón, la bronca que podía llevarse, el desprecio que podían hacerle sus compañeros o las enemistades que podía causar su decisión. Aquella maldita cosa se había atrevido a herir a sus compañeros, encima delante de sus narices, y eso no tenía perdón.

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He tenido que editar por un pequeño error que he tenido con los códigos. Aprovecho para decir que la frase "o orientarse" está puesto a propósito ya que la personaje todavía no domina ese tipo de detalles lingüísticos por razones obvias. Perdonad las molestias
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División

Notapor EspeYuna » Dom Jun 22, 2014 2:54 pm

El Lazo Familiar que unía a Ilana y Alec era muy fuerte. Tan poderoso, que la felina supo qué debía hacer para ayudar a su Brujo. El Cura que conjuró fue suficiente para sanar la fea herida de Alec, y éste pudo ponerse en pie tras aquello. Sally se colocó a su espalda, insegura sobre lo que debía o no hacer estando allí, en medio de una batalla donde no podía hacer nada para ayudarles.

Ilana se hizo invisible, aprovechando sus habilidades e invocando una copia de sí misma que atacaría el hombro izquierdo del experimento fallido. Por otro lado, la original se había lanzado con sus garras a por el otro hombro. Myxa, quien se había deslizado bajo el sincorazón, logró hacerle perder el equilibrio, pues se encontraba demasiado confuso con tanta distracción. El brazo izquierdo de la criatura hizo desaparecer la copia de la felina de un solo golpe, mientras que con el otro se había lanzado a por el Maestro Kazuki, quien observaba seriamente la batalla, pero sin intervenir.

Sin embargo, no logró tocarle, y no fue porque Kazuki decidiera esquivarlo. De hecho, no hacía falta. Un hechizo de fuego impactó contra el hombro derecho del experimento, haciéndole retroceder. Por otro lado, Myxa había logrado alcanzar la cabeza del sincorazón, y con ayuda de su Llave-Espada, se abría paso para intentar desactivar el mecanismo del experimento, aún con el riesgo de que le arrancara el brazo de un mordisco.

Pero no lo logró, ni el segundo Piro de Alec logró alcanzar la cabeza —¡y menos mal, pues con el movimiento de la criatura podría haberse encontrado con el rostro de Myxa!—, pues de repente se escuchó varios sonidos huecos y secos provenientes del sincorazón, y para cuando se quisieron dar cuenta, el cuerpo explotó y acabó dividido en varias partes, todas cayendo en diferentes sitios de la plaza: las piernas cerca de Sally, el brazo izquierdo contra las rejas de alrededor de la plaza, el brazo derecho a los pies de Enix, el torso se quedó atrapado en la famosa guillotina, y la cabeza acabó aterrizando en la fuente, flotando sobre el líquido de dudosa procedencia.

Sally avanzó cautelosa hacia las piernas, comprobando que se habían quedado inmóviles, al igual que todas las demás piezas. Sin embargo, Kazuki musitó:

Esto... no se ha terminado.

Vim and Vigor - Kingdom Hearts II OST
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De pronto, las piernas se abalanzaron contra Sally, pero gracias al Maestro permaneció a salvo gracias a que invocó una Coraza++ que protegió a la muñeca de trapo del golpe. Tras chocar contra la barrera que Kazuki había conjurado, las dos piernas se revolvieron en el suelo, con intención de volverse a levantar y, esta vez, ir a por una nueva víctima.

Pero no sólo las piernas comenzaron a actuar por sí solas. La cabeza que flotaba en la fuente comenzó a emitir una luz incandescente que salió disparada en forma de láser en dirección a Ilana, a la cual atravesó sin compasión.

Por otro lado, el torso atrapado en la guillotina comenzó a temblar y, aunque no logró liberarse de la trampa en la que había caído al salir volando por los aires, aprovechó para conjurar unas zarzas que surgieron del suelo, atrapando las piernas de Myxa y ascendiendo peligrosamente por su cuerpo. Cuanto más se lo permitiera, más posibilidades tenía de acabar completamente inmóvil y menos para defenderse.

El brazo izquierdo también parecía tener problemas. La ventosa se había quedado atrapada entre las rejas y estaba demasiado ocupada intentando liberarse como para estar pendiente de sus enemigos. Pero el brazo derecho, tan cerca que estaba de Enix, aprovechó la oportunidad para atraparlo entre sus garras contra una pared, formando una especie de jaula que le impedía escapar.

Las cosas se habían complicado bastante.

¡No os dejéis asustar!

El Maestro Kazuki no parecía todavía dispuesto a ayudarles. Sin embargo, tampoco parecía que no le importara en absoluto la batalla, todo lo contrario: sus palabras alentaban confianza a sus aprendices, y con seriedad, les incitaba a no rendirse y cambiar las tornas de la situación.

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Fecha límite: Viernes, 27 de Junio

Myxa: 10/10 VIT — 6/8 PH

Alec: 20/20 VIT — 22/26 PH

Ilana: 7/22 VIT — 0/18 PH

Enix: 15/22 VIT— 14/14 PH

Nota del Game Master: A partir de hoy me encargaré de la trama con el permiso de Zee. Si veis cualquier anomalía en los valores de VIT y PH, hacedlo saber, pues es la primera vez que me rijo en una trama por la estadística con un jefe en batalla y quizás comenta algún error de cálculo. Dicho esto, espero que disfrutéis de los siguientes posts. Enix, cuando quieras puedes reincorporarte. ^^
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EspeYuna
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