[Agrabah] Arenas Traicioneras

Saeko, Kai Sheng, Neru y Saito+Hikaru

La aparición del bando de Bastión Hueco ha colocado a la Orden de los Caballeros de la Llave Espada en una tensión creciente difícil de remediar. ¿Llegarán a enfrentarse ambos bandos en conflicto, o será posible la paz?

Moderadores: Suzume Mizuno, Astro, Sombra

Re: [Agrabah] Arenas Traicioneras

Notapor H.S Sora » Mié Mar 26, 2014 10:17 pm

Cuando derroté al Sincorazón en cuestión no sucedió absolutamente nada, aquello me extrañó e intenté hacer memoria de lo que pudiese estar pasando mientras me encontraba sentado.

Pensando y pensando, llegué a la conclusión de que tenía que pertenecer a otra clase de Sincorazón que existían. Si mal no recordaba en una clase me habían dicho que había dos tipos principales de Sincorazón: Los que soltaban un corazón, que eran a los que me había acostumbrado a ver y que tenían un símbolo característico, y otros como el eliminado, que no dejaban absolutamente nada tras su extinción.

Aquello me hizo pensar: ¿Cómo habían surgido dos tipos diferentes? ¿Habría alguna manera de crear Sincorazón?... Y aquello me hizo dar un escalofrío, mientras recordaba como el Maestro Ryota había manipulado a aquellas criaturas a su voluntad cuando me había recogido en Ciudad de Halloween. O aquel Sincorazón que había tenido que enfrentar junto a Saeko parecía también estar controlado por él…

—¿Saito? —pegué un respingo ya que me encontraba sumido en mis pensamientos y recuerdos. Dos guardias habían venido a buscarme, tenía que actuar con normalidad y esperar al movimiento de Saeko para escapar o inclusive atacar ahora…—. Hemos venido en nombre del visir Yafar, acompáñanos.

¿Yafar? ¿Ese no era el objetivo que teníamos que encontrar?...

Decidí seguirles sin hacer ninguna estupidez, y con toda la normalidad posible.

* * *


Me quité la capucha nada más llegar a la sala.

...Así que tu eres Saito ―Los guardias parecían hipnotizados o incluso idiotizados por aquel hombre, Yafar. Aquel era el nombre del objetivo que nos habían mandado localizar Wix para empezar la misión, ¿pero cómo había dado con mi nombre y mi localización?―. Bien, tu compañera ya conoce de que se trata la misión, confío en que pueda informarte correctamente. ―Miré a su lado, para encontrarme con Saeko.

Así que has sido tú la que me ha mandado a buscar…

El visir nos hizo un gesto con la mano hacía la puerta, dando a entender que nos marchásemos. Me veía tentado a preguntarle cualquier duda sobre la misión, pero decidí que no era muy buena idea debido a que este parecía cansado y ya había hecho mucho por mí. Antes de despedirme, sin embargo y salir por la puerta junto a Saeko, realicé una reverencia hacia Yafar.

Muchas gracias señor visir, no le fallaré.

Dicho esto empecé a seguir a mi compañera por los distintos pasillos, puesto que ella parecía saber hacia donde nos teníamos que dirigir aunque aun no me había dado detalle alguno de lo que había estado hablando con el visir Yafar.

Mientras caminábamos en silencio, intenté sacar el tema de conversación de todo lo que había pasado, pero aun no tenía ni idea de cómo hacerlo, y menos con Saeko probablemente enfadada, ya que tenía suficientes motivos para estarlo…

Oye, Saito,―me llamó la atención y la miré a los ojos― ¿se puede saber qué estabas pensando cuando hiciste eso? ¿Sabes la de trabajo que me has cargado encima? Casi tiras por la borda nuestra misión, y tu vida. ―todo aquello me lo dijo susurrando que solo era audible para los dos. Más que enfadada Saeko parecía preocupada, mucho…

No estaba pensando en lo que hacía, simplemente me dejé llevar por la rabia que estaba sintiendo en aquel momento, y ha sido un fallo que no volveré a cometer… No os volveré a fallar Saeko, ni a ti ni a Bastión Hueco.

Bueno, como sea,―dijo Saeko como restándole importancia al asunto― no vuelvas a hacer eso. Me has asustado mucho, que lo sepas.―Aquello me llegó realmente. Saber que Saeko se preocupaba por mí y mi vida, aunque se mostrase a veces fría, me tranquilizaba ya que aquello significaba que tenía a una gran amiga y compañera mi lado.― A todo esto, el visir quiere que recuperemos un objeto que le pertenece y parece estar en posesión de otra persona. Se llama Aladín, y se trata de una Lámpara Mágica de cobre ―cogió aire levemente―. Mira, esta Piedra Escarabajo indica su localización, tenemos que seguirla y hacernos con la Lámpara sin importar qué. ¿Lo has entendido?

Ya veo, —empecé a decir en el mismo tono para que solo ella pudiese oirme—así que tendremos que seguir el camino que nos indique la Piedra Escarabajo que te han dado para dar con el tal Aladin que tiene la lámpara. Y luego ya veremos cómo lo hacemos para quitarle la Lámpara en cuestión y traérsela a Yafar. —empecé a subirme la capucha antes de que alguien me viese, ya que supuse que aun seguiría en busca y captura para aquel principito engreído.

>Y no vuelvas a hacer algo así.

Volví a bajarme la capucha, la miré y me acerqué a ella para susurrarle:

No lo volveré a hacer, Saeko. Gracias por salvarme la vida arriesgándote incluso a que fallásemos en la misión. No todo el mundo lo habría hecho… Quizá no tenga a demasiada gente dentro de los aprendices de Bastión Hueco en la que confiar a ciegas, pero sé que tú no eres como el resto de gente. Gracias por salvarme, cumpliremos esa misión y haremos que Bastión Hueco demuestre su superioridad una vez más.

Dicho esto, me volvería a calar la capucha y seguiría a Saeko ya que era la que llevaba aquella especie de “brújula” que nos llevaría hasta la lámpara.
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Re: [Agrabah] Arenas Traicioneras

Notapor Sombra » Sab Mar 29, 2014 1:49 am

Neru e Hikaru


Kai, asustado al ver que la situación le superaba empezó a sentir verdadero pánico. No pudo evitarlo y salió corriendo sin que nadie se diese cuenta invocando su Glider en algún lugar en el que nadie le llegó a ver y volvió a Tierra de Partida sin mirar atrás.

Mientras Kai abandonaba el mundo los otros dos aprendices junto a Aladín, seguían enfrentandose a aquella horda de sincorazón.

Neru saltó a un lado en cuanto la flor lanzó una bola de fuego que estalló contra el suelo levantando una gran polvareda que fue llevada lejos por el viento. El joven no se dio por vencido y se lanzó utilizando sus cadenasm que se enroscaron alrededor del cuello de la flor, y en cuanto tiró un poco... La "cabeza" de planta rodó hasta el suelo antes de volatilizarse. Un corazón gris y sin vida se dirigió hacia el cielo.

Pero Neru no recordó que había una flor más atacando y un piro chocó contra él abrasando su piel, la quemadura no era grave, pero escocía.

Por otro lado, Hikaru lanzó un Perla que impactó contra el sincorazón. No era una magia especialmente fuerte, por lo que apenas hizo efecto en la criatura.

Aladín también se movió y con una agilidad y velocidad dignas de mención lanzó varias estocadas con su sable dejándole un enorme tajo que soltaba una neblina de oscuridad. Pero el sincorazón tampoco se quedó quieto precisamente.

Viendo que su vida corría peligro sacó de su ropa una esfera blanca que lanzó contra el suelo lanzando una humareda que lo ocultó por completo.

No pudo escuchar al sincorazón, que era demasiado sigiloso como para poder ser detectado de manera normal. El monstruo apuñaló tres veces por la espalda al aprendiz antes de sar un salto hacia atrás quedando al lado de uno de los elefantes, que se puso a dos patas asustado.

El caos se desató entonces. Los tres elefantes enloquecieron escapando por una calle destruyendo todo a su paso. La barrera que se suponía que iba a impedir que escapasen aquellas criaturas estalló como si fuesen cientos de cristales. Nadie podría detenerles... Salvo los dos aprendices y el Príncipe Aladín.

Siempre cabía la posibilidad de que se quedasen luchando, por supuesto.

¡Calmaré a esos elefantes! —gritó Aladín echando a correr hacia la destrozada calle.

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-Micro Autoéter [Nivel X] (HM) Gana 1 PH al principio de cada ronda.
-Sigilo [Nivel X] (HC) El sincorazón no hace sonido al moverse por lo que puede situarse a espaldas de sus enemigos para atacarles por sorpresa sin ser notado.
- Bomba de Humo [Nivel 6] (HC) El sincorazón hace estallar una bomba de humo que le vuelve invisible un turno.
- Apuñalamiento [Nivel 6] (HC) El sincorazón utiliza sus dos armas para dar tres golpes rápidos con su arma. Puede provocar Reducción de Resistencia (probabilidad baja).
- ???

Flores ??? Cantidad: 4/6

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Saeko y Saito.


De alguna forma llegaron hasta el exterior del palacio, donde los súbditos de aquel "gran" príncipe esperaban por su soberano, que no estaba por allí.

Saito reconoció a varios de los guardias que le habían atacado (entre ellos el grandote que le dejó inconsciente) vigilando la puerta.

Ninguno de ellos se detuvo a verle ya que parecían más atentos en escuchar algo que estaba pasando al otro lado. Los jardines estaban en un silencio sepulcral.

Y entonces, escucharon unas pesadas pisadas que se alejaban apresuradas. El grito de un elefante pudo ser perfectamente audible para ellos.

¿Qué estaba pasando al otro lado?

Sin embargo, no podrían pasar por la puerta, —a no ser que deseasen acabar peleando, contra los guardias que reconocerían a Saito por su ropa y su constitución probablemente— tenía que haber otra forma de pasar.

El jardín se extendía hasta un lado que no se podía ver salvo si se doblaba la esquina y... Siempre podrían volver al palacio y encontrar alguna forma de pasar.

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Re: [Agrabah] Arenas Traicioneras

Notapor Darkness Seeker » Sab Mar 29, 2014 10:29 pm

Tras cruzar los dedos y ver a la flor lanzarme un piro, reaccioné y logré ponerme a cubierto, tras lo que le logré agarrar el tallo y tirar de él hasta librarme de la flor. Sin embargo, al querer darme cuenta de que todavía quedaban varias flores, recibí un ardiente impacto en el pecho.

Una de las flores me había lanzado un piro mientras me reponía y planeaba lo que estaba por venir. Para mi sorpresa, mi ropa no salió ardiendo tras eso, aunque me dejó con un fuerte escozor en la zona afectada.

Mientras, Hikaru y Aladdin trataban de deshacerse del sincorazón de dos espadas. En un momento dado, Aladdin sacó una pequeña esfera y la arrojo al suelo. Se trataba se una bomba de humo, que lleno parte de la plaza de una espesa polvareda que me impidió ver que ocurría durante unos pocos segundos.

Al volver la visibilidad, me percaté en que el sincorazón había aparecido de nuevo cerca de los elefantes, asustándolos y provocando que echaran a correr.

¡Calmaré a esos elefantes! —Nos avisó Aladdin mientras se dirigía a los elefantes.

Hikaru, no se que harás tu, pero no podemos dejar a los sincorazón por aquí. Yo me encargaré de las flores. Sé que estás con el otro sincorazón, pero quizás Aladdín necesite ayuda.—Le comenté rápidamente a Hikaru mien

Acto seguido, comencé a prepararme. Debía de tratar de acabar con las flores, y ahora que sabía cómo me atacarían, quizás tuviera alguna oportunidad de acabar aquello de una vez por todas. Esperaría a que cada una de ellas terminara de atacarme, tratando de esquivar sus piros, y tras eso me dedicaría a acabar una a una con cada una, con llave espada y cadena en mano, tratando de esquivar los ataques de las otras hasta llegar a ellas.
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Re: [Agrabah] Arenas Traicioneras

Notapor Tsuna » Lun Mar 31, 2014 8:01 pm

Saito me escuchó y pareció entender muy bien el objetivo que teníamos entre manos. Sería más adelante en el recorrido por el palacio cuando éste se bajó la capucha —¿Acaso no sabía que los guardias podían aparecer en la próxima esquina y capturarlo?— y se aproximó a mí, invadiendo mi espacio personal. Si no hubiese sido por el gorro que me escondía y me aislaba del mundo, lo hubiese apartado con un empujón, claramente molesta.

No lo volveré a hacer, Saeko. Gracias por salvarme la vida arriesgándote incluso a que fallásemos en la misión”Qué remedio”, pensé, no iba a tolerar el regresar a casa con un fracaso encima—. No todo el mundo lo habría hecho… —ahí si le daba la razón, sólo a mí se me ocurría llegar tan lejos por mis MaestrosQuizá no tenga demasiada gente dentro de los aprendices de Bastión Hueco en la que confiar a ciegas, pero sé que tú no eres como el resto de gente —se me erizó la piel al imaginar por dónde iba a tirar la conversación; ”Hazme el favor y callate”. Gracias por salvarme, cumpliremos esa misión y haremos que Bastión Hueco muestre su superioridad una vez más.

Me aparté un poco de su lado, incómoda, y asentí dándole la razón.

Sí, muy bonito, pero no te acostumbres, Saito. —y continúe adelante yo sola, esperando a que se espabilara y me siguiera el ritmo. Si no era capaz de afrontar las misiones por su cuenta, llegaría el día en el que no estuviese yo para sacarle las castañas del fuego, cosa que me dejó preocupada. Y era él quien debía darse cuenta de ello

Se me hacía tremendamente extraño que alguien me tuviese en tan alta estima de esa forma, como si fuésemos una clase de amigos. Al menos, tenía el consuelo de que mi compañero no se atrevería a traicionar nuestro bando, y yo solo había actuado por deber.

Una vez salimos a los jardines del Palacio, siguiendo la pista de la Piedra Escarabajo, logré atisbar a los mismos guardias que habían tumbado a mi compañero, y sin embargo, aquel Príncipe ya no estaba. Un golpe de suerte para nosotros, sin duda. Observé el cuerpo de Saito, encontrando la zona donde sufrió la herida; halé de él hasta un lugar apartado para decirle lo siguiente:

Todavía estás herido, será mejor que no llames la atención o no podré salvarte de nuevo. —le susurré como medianamente pude para que ningún guardia nos escuchara

Al instante, unas pesadas y fuertes pisadas se escucharon en la lejanía, acompañadas por un grito que no pude identificar. Algo sucedía en la ciudad, y mi brújula particular indicaba esa misma dirección. La puerta estaba blindada por soldados, sería una locura acercarnos sabiendo que Saito sería descubierto.

Analicé rápidamente como pude el jardín, intentando ver algún hueco por el que poder colarnos, y efectivamente, encontré una zona en la que no me había fijado hasta ese momento. Volver al Palacio sería perder el tiempo, en mi opinión, ya que podíamos tanto perdernos como no encontrar ningún camino que nos llevase al exterior.

Avancemos con cuidado. —le susurré para marchar hacia la nueva zona. No quería más enfrentamientos, tan sólo obtener la Lámpara Mágica

Cabizbaja, no miré a ningún lado más, queriendo pasar desapercibida y temerosa por encontrarme a un guardia justo a mi lado.
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Re: [Agrabah] Arenas Traicioneras

Notapor H.S Sora » Jue Abr 03, 2014 5:19 pm

Saeko se apartó un poco asintiendo, parecía algo molesta.

Sí, muy bonito, pero no te acostumbres, Saito. —y se adelantó a un ritmo más rápido.

¿Qué pasa ahora?...

No acababa de entender a Saeko, en un momento podía parecer preocupada y en menos de 10 minutos cambiar y pasar al modo arisco y frío con el que solía comportarse con todo el mundo.

Habíamos pasado más momentos juntos de los que podía llegar a pensar. Había estado en mi Demostración, en la misión de recuperar la baraja de Andrei, cuando aquel extraño monstruo había estado usando mi cuerpo mientras yo no estaba consciente, la misión en Tierra de Dragones… Y aun así, parecía no tener la suficiente confianza conmigo como para ser más abierta, o incluso más ella misma.

Suspiré.

No puedo cambiar su manera de ser, simplemente darle las gracias y seguir ayudándola como amiga y compañera mía que es…

Me puse la capucha, ajustándomela y calándomela todo lo hondo que pude y me apresuré, poniéndome a su lado mientras continuábamos caminando.

Y así llegué a los jardines, mientras seguía a Saeko la cual hacia uso de aquella extraña brújula y en la cual confiaba plenamente para que nos guiase hasta la lámpara en cuestión. A lo lejos pude ver a los guardias que me habían detenido, incluyendo a aquel cabrón que me había dejado inconsciente mientras hablaba, y casi instintivamente me llevé la mano al costado. El principito no se veía por ninguna parte y parecían estar absortos con cualquier gilipollez y aquello me daba una nueva oportunidad.

Lejos de tener miedo, quería venganza.

Saeko pareció averiguar mis intenciones, ya que después de mirarme durante unos segundos tiró de mí hacia un lugar algo apartado para lo que supuse que sería darme una advertencia o hablar.

Todavía estás herido, será mejor que no llames la atención o no podré salvarte de nuevo.—me susurró en voz baja, intentando que nadie más nos oyese.

Me dispuse a protestar pero preferí callarme. Si bien era cierto que Saeko había hecho un esfuerzo que agradecía por salvarme, si no hubiese confiado en ella probablemente hubiese logrado escapar por mí cuenta de aquel calabozo. Aun así, le había dicho que cumpliríamos la misión y eso haríamos. Tendría que dejar de hacerme el héroe o el vengador hasta que acabase la misión.

Asentí, dándole a entender que por aquel día dejaría de estorbar y me concentraría en cumplir la misión, mientras me calaba la capucha aun más.

Entonces unos pisotones llamarón mi atención y por lo que vi, a la de mi compañera también. Al poco tiempo se escuchó un grito o gruñido que ni siquiera parecía humano. ¿Qué estaba pasando fuera del Palacio?...

Parecía que estaba sucediendo algo, quizá grave o quizá no. De todas formas si queríamos salir del Palacio para llegar hasta la lámpara tendríamos que encontrar otra salida, pues la puerta que teníamos delante estaba custodiada por aquellos guardias a los que, indirectamente, Saeko me había prohibido acercarme.

Avancemos con cuidado. —susurró Saeko mientras empezaba a caminar hacia un lugar del jardín en el que no me había fijado hasta ahora.

Me coloqué a su lado mientras caminábamos, y le susurré en un tono lo más bajo posible:

Imagino que la lámpara está fuera del Palacio—dije intentando observar aquella especie de brújula y la dirección a la que señalaba—¿Tenemos algún plan con el que poder apropiarnos de ella o simplemente la tomaremos por la fuerza llegado el momento?

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Aunque ya se lo había comentado a Sombra en cuestión, me disculpo por haber tardado más de la cuenta en hacer el post. He ido algo mal de tiempo estos días pero intentaré que no pase de nuevo u.u
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Re: [Agrabah] Arenas Traicioneras

Notapor James Bond » Jue Abr 03, 2014 6:09 pm

Creo que mi hechizo no le hizo mucho daño a mi enemigo, pues no presentó síntoma alguno de haber sido herido. En cambio, los sablazos de mi compañero Aladín sí que le producían bastante daño.

El enemigo sacó una esfera que al impactar esta contra el suelo, salió un humo que me impedía ver su ubicación. Lo siguiente que supe fue que recibí varias puñaladas en mi espalda.

Me giré y comprobé como uno de los elefantes se asustó y se puso a dos patas cuando el sincorazón se puso a su lado. ¿Acaso los animales podían sentir lo peligroso que eran esos seres de oscuridad? Sin embargo, el animal, bueno los tres elefantes en realidad, huyeron de la zona, rompiendo incluso la barrera que se levantó cuando comenzó el combate.

¡Calmaré a esos elefantes!— Me dijo Aladín mientras comenzaba a correr.
Hikaru, no sé que harás tú, pero no podemos dejar a los sincorazón por aquí. Yo me encargaré de las flores. Sé que estás con el otro sincorazón, pero quizás Aladín necesite ayuda.
¡Está bien! Yo terminaré esto y ahora voy con Aladín. ¡Neru! Ponte bien a cubierto y que no te golpeen demasiado— Me dirigí hacia el sincorazón de dos espadas—. Acabemos con esto.

Decidí entonces probar mi nuevo juguete. Era una escopeta. En las películas las mostraban como las armas de matar definitivas. ¿Funcionarían contra un sincorazón? Lo averiguaría en aquel instante. Cogí el arma, que no tenía culata (y me recordaba mucho a la de Terminadroider 2) y disparé tres veces contra mi enemigo, acercándome más en cada disparo. Y cuando estuviera lo suficientemente cerca, le remataría con la Llave-Espada. Si acababa derrotándole, tomaría el mismo camino que Aladín para calmar a los elefantes.
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Re: [Agrabah] Arenas Traicioneras

Notapor Sombra » Dom Abr 06, 2014 6:45 pm

Saeko y Saito


En cuanto giraron alrededor del palacio se encontraron un precioso jardín, con una gran jaula llena de variopintas aves y un enorme tigre que dormía placidamente mientras masticaba un trozo de tela al lado de un banco de piedra sobre el que se sentaba una mujer que vio a ambos.

Aquella muchacha, bastante joven era preciosa y llevaba puesto un vestido azul que dejaba mucho a la imaginación, en su cabello negro (recogido en una larga coleta convertida en trenza) lucía una tiara a juego en la que se mostraba un brillante zafiro. Sus pantalones, del mismo color que su vestido que dejaba ver su ombligo eran muy anchos, un estilo típico de aquel mundo o eso parecía.

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Hola, ¿quienes sois? —preguntó extrañada la hermosa mujer que llevaba puesta un vestido azul que dejaba al descubierto su ombligo—. Nunca os he visto en palacio.


—¡Nos vamos de aquí! Este es un reino de locos. ¡Que se pudra esa princesa y todas estas gentes, nos volvemos a nuestro reino! ¡Maldigo ese tigre!
—¿Que pasa con aquel disidente de la prisión?
—¡Que se pudra allí también!

Y así, el Príncipe salió del castillo dejándoles vía libre a los aprendices.


La chica se levantó de su asiento y se acercó a Saeko contemplándola con cierta curiosidad.

Tu cabello es precioso —comentó sorprendida—. Nunca había visto a alguien con un color así.

>>Debe ser precioso el mundo fuera de estos muros.

Neru e Hikaru


Hikaru disparó tres veces en total con un impresionante resultado. El muchacho tenía que ser muy miope para no acertar ni con los perdigones, quizás era el retroceso que le obligaba a disparar a todos los lugares menos a donde debía.

El sincorazón no tuvo piedad al ver la risoria puntería del aprendiz, lanzó sus dagas, que se clavaron superficialmente en el aprendiz haciendo dolorosas heridas, aunque no peligrosas. Pero Hikaru no se rindió en aquel momento y sacando de a saber donde algo de fuerza de voluntad remató al sincorazón de un último golpe, liberando una gema roja en forma de corazón.

El aprendiz, se dirigió hacia la calle que los elefantes habían destrozado llevándose por delante todos los puestos ambulantes dejando solo a Neru.

Efectivamente, Neru pudo esquivar gran parte de los ataques (e incluso venció a una más de aquellas plantas) pero se sentía cansado, siendo un novato que no estaba acostumbrado a luchar apenas pudo resistir un ataque que sí acertó en el joven y que lo dejó realmente tocado.

Aquellos sincorazón no podían moverse al menos.

Unos instantes después, la puerta del palacio se abrió de par en par y una caravana con un elefante en el que montaba alguien de aspecto importante, rodeado de guardias salió de allí. El hombre sobre el enorme animal miró unos instantes a Neru, al cual poco más caso hizo, como si no le importase en absoluto que estuviese herido.

Los sincorazón que quedaban trataron de atacar hacia aquel grupo, pero los soldados actuaron rápidamente matándolos sin piedad y liberando un corazón vacío y gris.

Si Neru había estudiado lo suficiente en lo poco tiempo que llevaba en Tierra de Partida sabría que aquello significaba que los sincorazón no habían sido purificados, sino que renacerían en algún otro lugar ya que tan solo la llave espada tenía el poder de liberarlos de su maldición.

Uno de los guardias ayudó a levantarse al aprendiz y siguió su camino.

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Hikaru


Hikaru alcanzó finalmente a Aladín en una plaza donde los elefantes habían acabado con todos los humildes puestos de los mercaderes. La gente había evacuado la zona asustada por aquellos enormes animales.

Los elefantes no pretendían atacarles, pero no paraban de correr en círculos realmente agobiados y asustados

Tiene que haber algo para detenerles —meditó Aladín—. Piensa, piensa, piensa...

Por el suelo, tirados de cualquier forma había toda clase de objetos; fruta, cuerdas, cestas, vasijas, lonas de tela y también cuchillos y dagas, cosas muy peligrosas y que podrían herir a los animales (y ponerlos más nerviosos) si los pisaban.

Pero tenía que haber alguna manera de tranquilizarlos, solo era cuestión de pensar.

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Re: [Agrabah] Arenas Traicioneras

Notapor Darkness Seeker » Dom Abr 06, 2014 7:21 pm

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Poco a poco, la pelea contra los sincorazón se iba intensificando más mientras yo me enfrentaba a aquellas flores rojas y Hikaru se las veía con el berseker de los sincorazón.

En un momento dado, Hikaru sacó de alguna parte que no llegué a ver una escopeta, con la que disparó sin piedad al berseker tres disparos. El sincorazón, furioso, se lanzó contra él sin demora, aprovechando una pequeña confusión de Hikaru. Sin embargo, usando la poca fuerza que le quedaba, Hikaru acabó con el oscuro ser, dejando una enorme gema con forma de corazón elevarse hacia los cielos.

Mientras Hikaru se daba la vuelta e iba a socorrer a Aladdin y a los elefantes, yo me quedé a solas frente a los sincorazón. Tras abalanzarme sobre uno de ellos y derrotarlo, varios ataques de las flores me llegaron como respuesta a mi táctica. Haciéndome caer al suelo.

Tengo... que levantarme—Comencé a murmurar para mí mismo, pero las heridas y la propia pelea me habían dejado exhausto.

Las tres flores que quedaban estaban a punto de rematarme, cuando de pronto se giraron a la puerta. Ésta comenzó a abrirse, a la vez que una caravana con una comitiva de guardias y lacayos salía por ella. Por un segundo, mientras me aguantaba la herida, el hombre que parecía ser el señor de aquella comitiva me miró durante unos segundos. Las flores fueron a atacar a dicho hombre, pero su guardia personal lo impidió y limpió la zona de aquellos seres.

Tras eso, uno de aquellos guardias se acercó y me ayudó a ponerme en pie.

Muchas gracias—Le agradecí la ayuda mientras me levantaba

El guardia respondió asintiendo con la cabeza mientras volvía a su posición con la comitiva y la guardia de aquel rico magnate.

Ahora que las puertas estaban abiertas y estaba sólo, tenía total libertad de acciones. Podía acceder al palacio, en busca de la amada de Aladdín o de información referente a ella, o quizás seguir a aquél extraño magnate, para averiguar si estaba relacionado con el palacio o la princesa. Pensaba en todo esto cuándo mi mente se iluminó:

¡Hikaru!

Salí corriendo lo más rápido que pude tras la pista de Aladdin y los elefantes. Por suerte, la estela de destrucción de éstos me guiaban por el camino. Tras una pequeña carrera de dos o tres minutos, logré llegar hasta Aladdín y Hikaru

Tiene que haber algo para detenerles. Piensa, piensa, piensa...

Aladdín estaba gravemente preocupado por la situación, y no era para menos. En aquella plaza sólo había fruta, cuerdas, cestas, y armas tiradas por el suelo.

Hikaru, ¿Se te ocurre algo?—Le comenté mientras observaba el entorno— Si alguno de los elefantes pisa algo afilado, se pondrá mucho más nervioso... Mejor me encargaré de quitar las armas mientras se nos ocurre algo.

Tras eso, me dediqué con cuidado de no asustar a los elefantes, a apartar las armas del suelo y amontonarlas lejos de ellos para evitar sorpresas desagradables.
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Re: [Agrabah] Arenas Traicioneras

Notapor James Bond » Mié Abr 09, 2014 7:54 pm

Los tres disparos que realicé no dieron en donde tenía que dar. Maldición, debía de haber practicado mi puntería en el campo de tiro antes de usar el arma. Por supuesto, mi rival no desaprovechó la ocasión y me clavó las dagas que llevaba, las cuales me hicieron daño, pero no el suficiente como para matarme.

Y sacando fuerzas de flaqueza, asesté el golpe definitivo a mi enemigo, el cual desapareció dejando que un corazón saliera volando hacia arriba.

Así que tomé el mismo camino que Aladín y este parecía no saber que hacer para controlar la situación.

Tiene que haber algo para detenerles. Piensa, piensa, piensa...
¡Hikaru!— Oí decir a mis espaldas. Me giré y resultó ser Neru, el cual venía desde donde yo había estado hace unos instantes.
Hola Neru.
Hikaru, ¿se te ocurre algo? Si alguno de los elefantes pisa algo afilado, se pondrá mucho más nervioso... Mejor me encargaré de quitar las armas mientras se nos ocurre algo.

Entonces fue cuando pude observar que en el suelo había un montón de cosas esparcidas. Armas entre otras cosas. Y vi como mi compañero las recogía. Medité junto a Aladín. ¿Qué podía hacer para calmarlos? Veamos. Eran elefantes, y había comida, cuerdas y otras cosas por el sue... ¡claro, eso es!

Aladín, ayúdame a darles de comer a los elefantes. Creo que eso bastará.

Por tanto, me acerqué a donde estaba la comida en el suelo, y tras recoger todo lo que pudiera con mis brazos, me acercaría a los animales ofreciéndoles aquellos manjares.
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Re: [Agrabah] Arenas Traicioneras

Notapor Tsuna » Jue Abr 10, 2014 11:01 pm

Saito correspondió mi petición, por lo que avancé tranquila, confiando en él y en su madurez para no volver a hacer el tonto, pero lo seguiría teniendo vigilado. Al poco tiempo caminando alcanzamos esa nueva zona de los jardines, en la que nada más entrar me quité la capucha para coger aire, secarme el sudor como pude e intentar recogerme el cabello con las manos, el cual tenía completamente alborotado y seco.

Imagino que la lámpara está fuera del Palacio —comentó Saito inesperadamente, captando toda mi atención con ello. Yo asentí con la cabeza y le respondí un casi inaudible “Sí”; no era algo que supiese con total certeza, pero la Piedra Escarabajo me había estado guiando hacia el exterior y todavía apuntaba hacia los muros, señalando los edificios de la ciudad—. ¿Tenemos algún plan para poder apropiarnos de ella o simplemente la tomaremos por la fuerza llegado el momento? —ciertamente, yo no había pensado en ningún plan, por lo que imaginé que tendría que arrebatar la lámpara a la fuerza

Medité unos instantes la respuesta, llevando mi mano al mentón y observando la hierba. ¿Sería lo correcto atacar a ese tal Aladdín y robarle? Según el visir, se trataba de un simple mendigo, por lo que las posibilidades de que ofreciese resistencia eran muy bajas, por no decir nulas. Sí, lo mejor sería cogerla por sorpresa sin hacer daño a nadie, pero…

Ahora que lo dices, no he pensado en ninguna estrategia. Pensaba obtenerla sin iniciar una lucha, pero... si no tenemos otra opción, tendremos que usar la fuerza para conseguir la Lámpara. —esperé su respuesta, seria, y una vez se hubiese decidido o hubiese comentado su opinión, proseguí un poco la marcha

Me quedé absorta a los pocos pasos cuando vi una enorme jaula que encerraba todo tipo de aves, todas ellas bastante bonitas y de colores vivos y brillantes. Nunca había contemplado nada igual, y me maravilló la escena, claro, hasta que vislumbré de reojo una enorme sombra; se trataba de un animal enorme de color anaranjado y masticaba algo que parecía tela. Me puse en alerta de inmediato, asustada por las características de la criatura: garras, colmillos, y enormes músculos. Sin embargo, otra mujer que había pasado desapercibida llamó mi atención de inmediato cuando nos saludó.

Bajé la cabeza, intentando evadirme de su vista. Yo no quería conversar con nadie, tan solo cumplir con mi objetivo e irme de aquel mundo.

Hola, ¿quienes sois? —preguntó con cierto aire de confusión. No supe qué decirle, tan solo alcé la vista para contemplar sus atuendos. Era muy diferente a mí: su cabello era oscuro y negro como la noche, y su piel morena, de ojos castaños y vestido elegante, el cual me gustó mucho por la gema tan bonita de color azul que llevaba en la cabeza— Nunca os he visto en palacio. —permanecí muda, sin saber qué responder, ¿cómo iba a decirle que provenía de otro mundo? Incluso me planteé el acabar con ella allí mismo para eliminar posibles testigos

Y en el último momento, uno tan tenso y eterno por la decisión que iba a tomar, escuché en la lejanía lo que parecían los gritos del Príncipe, alarmado por algo. Según lo que escuché, se iba a ir de Agrabah e incluso ignoró a Saito, quien supuestamente debería seguir encarcelado. Suspiré, molesta en parte por la cantidad de esfuerzos que tuve que llevar a cabo para salvar a Saito de su ejecución cuando aquel tipo lo había olvidado sin más. Y a pesar de que mi compañero me hubiese dado su palabra, no me sentía muy segura, temí porque éste marchara tras él como un loco en busca de sangre. Pero yo no hice nada para detenerlo…

”No todo el mundo lo habría hecho… Quizá no tenga demasiada gente dentro de los aprendices de Bastión Hueco en la que confiar a ciegas, pero sé que tú no eres como el resto de gente.”


… él había confiado en mí por mis esfuerzos, lo justo era que confiase yo en él. Aunque me sentía extraña. Mi mente me pedía a gritos que lo agarrara de sus ropas para evitar que fuese a por el Príncipe o sus súbditos, pero quedé quieta e inmóvil, esperando que demostrase si realmente merecía mi confianza o, si por el contrario, era un caso perdido que no podía valerse por sí mismo.

Entonces la mujer se levantó del banco de piedra para acercarse a mí, ¿precisamente a mí? Me sentí molesta por su mirada, pero no le devolví ninguna respuesta. Quizás, si la convencía de que era una súbdita más de aquel Príncipe me dejase marchar.

Tu cabello es precioso —quedé perpleja ante su comentario, sin saber cómo reaccionar, muda—. Nunca había visto a alguien con un color así.

A decir verdad, era la primera vez que alguien me decía algo bonito de mi cabello. Me sentí en cierto modo reconfortada por sus palabras.

>>Debe ser precioso el mundo fuera de estos muros.

Sentí un poco de pena por la mujer, imaginando que con esas palabras no había salido mucho del palacio, o en el peor de los casos, que no había salido nunca. Me adelanté, olvidando la tensión y la incertidumbre que me invadieron segundos atrás para hablarle cara a cara, emocionada.

Vaya, muchas gracias. Es la primera vez que alguien me dice algo así, la verdad es que me molesto lo suyo en cuidarlo —y elevé unos pocos mechones ante ella para que pudiese ver bien su color. Y me di cuenta en ese entonces que no había conocido a nadie más que tuviese ese tono, ¿acaso era yo especial por el color de mi pelo? Me asustaba la idea—. Esa piedra tan bonita que llevas en la cabeza es preciosa, y el color de tu ropa también. ¿Hay algún lugar por aquí cerca donde pueda conseguir una prenda parecida? Me gustan los colores oscuros. —le pregunté, dejándome llevar por la emoción

Me dejé llevar de tal forma que incluso olvidé a la enorme criatura que estaba allí, incluso a Saito, o mi propia misión. Y por raro que pareciese, le sonreí a la muchacha.

Oh, perdona, yo me llamo Saeko. —y dirigí mi mano libre hacia mí misma, presentándome con ello

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Saeko se ha emocionado por el comentario del pelo, la pobre xD
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Re: [Agrabah] Arenas Traicioneras

Notapor H.S Sora » Sab Abr 12, 2014 9:13 pm

Habíamos llegado a una extraña zona de jardines que en mi parecer desentonaba completamente con el paisaje arenoso y sin apenas vida vegetal que había llegado a ver de aquel mundo. Saeko se quitó la capucha pero yo decidí dejármela puesta un rato más, por si acaso nos encontrábamos con algún guardia por el camino antes de llegar a la salida de aquel palacio, al que estaba seguro que no podría volver, si no quería ser ejecutado claro estaba.

Saeko asintió positivamente ante mi primera cuestión de si la famosa Lámpara se encontraba fuera o dentro de aquellos muros. Aquello me tranquilizaba, podría quitarme la capucha sin problemas y podría avanzar con calma y sin temor a que una multitud de enfurecidos guardias se me tirase encima intentando matarme. Todo un alivio sin duda.

Ahora que lo dices, no he pensado en ninguna estrategia. Pensaba obtenerla sin iniciar una lucha, pero... si no tenemos otra opción, tendremos que usar la fuerza para conseguir la Lámpara. —aquella había sido su respuesta a mi segunda pregunta de como obtendríamos la Lámpara. Me miró esperando algún comentario o que objetase algo, pero la verdad no había demasiadas opciones al respecto.

Bueno, podríamos intentar intimidar al tipo en cuestión para conseguir la Lámpara sin necesidad de agredirle o usar la fuerza, —reflexioné unos instantes y me encogí de hombros— si no va acompañado, claro está. Por mi no hay ningún problema en que usemos nuestra fuerza o no, las circunstancias decidirán supongo.

Seguimos avanzando por aquél jardín y entonces me fijé en una gran jaula que contenía una gran variedad de aves, todas distintas y coloridas, me fijé en el detalle de que no había visto nunca ninguna especie de aquellas. Dentro de la jaula también, se encontraba un gran animal anaranjado y que transmitía una sensación de depredador, aunque en aquellos instantes se encontraba durmiendo tan plácidamente, que cualquiera podía dar por hecho de que no era para nada un animal peligroso.

Miré a Saeko por el rabillo del ojo, ella también se había quedado observando al animal, aunque parecía algo más “asustada” que yo. Naturalmente aquel animal era peligroso y lo notaba, pero encerrado en aquella jaula y durmiendo como lo estaba, no tenía que temer en absoluto por él.

Entonces la vi agachando la cabeza, y miré a mi alrededor buscando el motivo por el que había hecho aquello. Una chica se encontraba sentada en un banco al lado de las jaula. Esta no destacaba demasiado frente al contenido de la jaula, por lo que era más que normal que no me hubiese fijado en ella antes.

Parecía nativa del mundo, por su piel morena, pero vestía con ropas de un color azul bastante chillón que de momento no había visto en ninguno de los habitantes de aquel mundo. ¿Sería alguien adinerada como aquel Principito? Lo que más me llamó la atención de lo que vestía, fue una especie de corona con una joya de un azul aún más intenso y puro que el de sus ropas.

Hola, ¿quienes sois? —preguntó la chica, nos había visto. Era algo natural ya que éramos las dos únicas personas en aquel jardín si no contábamos a la joven. Me fijé en que sus ropas dejaban su ombligo al descubierto, algo que también me resultaba algo extraño. Saeko se limitó a alzar la vista y no hablar, yo no iba a ser el primero e hice lo mismo— Nunca os he visto en palacio. —Observé de reojo a Saeko, podía medio adivinar las intenciones que le pasaban por la cabeza. Estábamos los 3 solos, en el jardín. Era una testigo que incluso le había visto la cara... Eliminarla sería lo más rápido para ella, pero aquello solo nos acarrearía más problemas de los que llevábamos encima teniendo en cuenta que los guardias seguían bastante cerca de nosotros.

Me disponía a hacerle una señal a Saeko para que supiese que no hacía falta eliminarla, cuando algo me distrajo por completo.

Escuché gritar al Príncipe, su voz en la lejanía no era muy clara pero la distinguía perfectamente. Por algún motivo u otro, había decidido marcharse de allí. Se estaba marchando ahora en aquel momento... seguía creyendo que estaba en la prisión encerrado...

P-Puedo...P-Puedo...

"Bueno, como sea, no vuelvas a hacer eso. Me has asustado mucho, que lo sepas."


Apreté mis puños, con fuerza. ¿Era más importante la venganza que cumplir aquella misión o que demostrarle a Saeko que podía confiar en mí?...

Respiré hondo, varias veces. El corazón me latía rápido y notaba como la oscuridad podía ponerse a brotar de mi cuerpo en cualquier momento, quizá incluso Saeko pudiese notarlo durante unos instantes... Pero seguí respirando, aflojando mis puños e intentando calmar cualquier clase de sentimiento de venganza que aún tuviese. Mi palabra era más importante que aquel engreído de mierda, ya le daría la vida algún encontronazo conmigo en otra ocasión, o ya recibiría las consecuencias de sus actos algún día.

Miré a Saeko, parecía preocupada por cualquier reacción que pudiese tener, e intenté calmarme aún más. Como respuesta a que no tenía que preocuparse, que cumpliría mi palabra, me quité la capucha y sonreí levemente durante algunos segundos.

Tu cabello es precioso —Salí de aquellos pensamientos para ver como la chica, se había acercado a Saeko. La miré esperando que no tuviese ninguna extraña reacción hacia aquella chica, recordando la reacción que había tenido cuando le había tocado la mejilla en aquella habitación de Bastión Hueco cuando había sucedido todo aquello, aunque pensándolo mejor la falta mi ropa quizá hubiese tenido que influir en aquel aspecto. Sonreí para mis adentros, al recordar todo aquello.—. Nunca había visto a alguien con un color así.

>>Debe ser precioso el mundo fuera de estos muros.

Aquello me hizo sentir algo triste, más por aquella mujer que por otra cosa. Aquello significaba que probablemente se pasase el día encerrada, en aquel inmenso Palacio, pero aún así debía de ser una sensación terrible. Sería parecido a sentirse dentro de una jaula, como aquellos animales que tenía a su lado.

Saeko me sorprendió, cogiendo la iniciativa de la situación:

Vaya, muchas gracias. Es la primera vez que alguien me dice algo así, la verdad es que me molesto lo suyo en cuidarlo —cogió algunos mechones de su cabello y se los enseño a la chica, si no fuese porque conocía a Saeko desde hacía un tiempo, parecía que estuviese “halagada” o incluso a punto de “sonrojarse”. Si bien es cierto que Saeko tenía un color de pelo bonito, no se lo había comentado nunca.—. Esa piedra tan bonita que llevas en la cabeza es preciosa, y el color de tu ropa también. ¿Hay algún lugar por aquí cerca donde pueda conseguir una prenda parecida? Me gustan los colores oscuros.—Saeko parecía absorta en sus pensamientos, incluso parecía haberse olvidado de mí y de que estaba allí.

Parecía... ¿Emocionada? Verla tener aquella clase de sentimientos, me hizo sonreír y saber que tal y como pensaba, en el fondo, después de todo lo fría que a veces quería aparentar ser, en verdad era así de amable y buena. Incluso sonrió a la muchacha como en pocas ocasiones le había visto hacerlo. Pareció que se había olvidado de presentarte incluso.

Oh, perdona, yo me llamo Saeko.

Cuando ellas acabasen de hablar, presentarse y todo lo que tuviesen que hacer, y que no quería interrumpir por nada del mundo, me acercaría y saludaría a la chica.

Yo soy Saito, encantado—diría sonriendo.
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Re: [Agrabah] Arenas Traicioneras

Notapor Sombra » Mar Abr 15, 2014 1:13 am

Saito y Saeko


Saito... Saeko... —repitió los nombres de los dos aprendices absorta—. Que nombres tan exóticos tenéis.

>>Yo me llamo Yasmín, es un placer conoceros —saludó con una voz dulce siendo interrumpida por un feroz rugido del tigre que acababa de despertarse—. Y ese es Rajah, mi mascota.

El tigre se acercó a la joven y frotó su cabeza contra su mano cariñosamente para llamar la atención de su dueña, que se agachó para acariciarle mejor.

La verdad, no sé donde podrías comprarte cosas como las que llevo —admitió—. No salgo mucho de palacio, pero supongo que en el bazar deberían tener. Ahí se juntan mercaderes llegados desde ciudades realmente lejanas.

Yasmín, con mirada soñadora levantó la cabeza observando las nubes del cielo.

Ojalá pudiese salir de aquí y ser libre... Como aquel chico.

Hikaru y Neru


Gracias a los dos aprendices, que idearon una rápida estrategia todos se pusieron manos a la obra.

Neru evitó con éxito que los elefantes pisasen las espadas y dagas que estaban desperdigadas por el suelo apartándolas a tiempo mientras que Hikaru y Aladín se acercaban con prudecia tratando de calmarles ofreciéndoles comida.

Al principio, el aprendiz y el ahora príncipe Aladín tenían dificultades ya que a punto estuvieron de ser aplastados en varias ocasiones mientras trataban de enseñarles la comida.

Fueron unos intensos minutos hasta que uno de ellos se acercó a Hikaru extendiendo su trompa para coger la comida que le ofrecía. Los otros también acabaron imitando al primero de los elefantes comiendo de la que Aladín trataba de darles.

¡Funciona! —dijo en cuanto se hubieron relajado del todo—. Arreglaremos todo esto en cuanto hayamos ido al palacio. Creo que podría pagarlo, es lo mínimo que puedo hacer.

El joven se montó en uno de los elefantes. Los aprendices podían subirse o no, pero una vez montasen en aquellos animales serían llevados al palacio sin más demora.

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Re: [Agrabah] Arenas Traicioneras

Notapor Darkness Seeker » Mar Abr 15, 2014 5:49 pm

Una vez que logré apartar las armas de la plaza y del paso de los elefantes, pude contemplar como Hikaru y Aladdín lograban, tras un par de intentos, satisfacer a los elefantes y tranquilizarlos con las frutas que habían desperdigadas por ahí.

Un poco más tarde, una vez que los elefantes se hubieron relajado y tranquilizado, Aladdín exclamó:

¡Funciona! . Arreglaremos todo esto en cuanto hayamos ido al palacio. Creo que podría pagarlo, es lo mínimo que puedo hacer.

Entonces, volvamos a palacio—comenté mientras subía a uno de los elefantes—Será mejor que nos demos prisa, antes de que más ..."demonios negros" se nos aparezcan.

No parecía que tuviéramos otra opción, debíamos de asegurarnos de que la lámpara y Aladdín estarían a salvo, y la mejor manera era dejando a ambos en el Palacio del Sultán.
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Re: [Agrabah] Arenas Traicioneras

Notapor Tsuna » Dom Abr 20, 2014 9:11 pm

Yo soy Saito, encantado.

Saito… Saeko… Que nombres tan exóticos tenéis —¿Era eso cierto? Yo la verdad es que nunca me había parado a pensar en mi nombre, a pesar de que era lo único que podía recordar de mí misma, y el nombre de Saito tampoco me parecía nada fuera de lugar. Puede que en aquel mundo sí fuesen extraños—. Yo me llamo Yasmín, es un placer conoceros. Y ese es Rajah, mi mascota. —asentí a sus palabras, dando a entender que recordaría su nombre, el cual extrañamente no me costó memorizar; era bien simple

Por otro lado me alarmé en cuanto vi a la criatura anaranjada despertarse, todos mis sentidos me gritaban que aquel animal era peligroso, sin embargo permanecí quieta, intentando mantener la calma. La criatura era para la tal Yasmín lo mismo que Gengar para mí: una mascota; que no me pareció tan peligrosa como la había imaginado al ver cómo buscaba los mimos de la mujer. Me crucé de brazos con una ceja en alto, sorprendida por esa escena.

La verdad, no sé donde podrías comprarte cosas como las que llevo. No salgo mucho de palacio, pero supongo que en el bazar deberían tener. Ahí se juntan mercaderes llegados desde ciudades realmente lejanas. —conque el “Bazar”, tendría que informarme mejor para saber dónde quedaba y visitarlo algún día, siempre que me alcanzaran los platines

Suspiré al pensar en el dinero, imaginando que lo poco que había conseguido ahorrar se me iría en un suspiro. Igualmente, estaba decidida a comprarme alguna que otra piedra reluciente como la de Yasmín, pero no en ese momento…

”Pero esto no entraba en el trato, deberéis darme algo más a cambio, ¿queda claro?”


Exclamé un grito y mis ojos se abrieron como platos al recordar de pronto por qué me encontraba allí, ¡me había quedado inmersa en mis pensamientos por culpa de esa tal Yasmín! Temí que por haber perdido tiempo, Yafar intentase sacar ventaja de la situación y volviera a pedir más cosas. No podía perder ni un instante más.

Ojalá pudiese salir de aquí y ser libre… como aquel chico. —sentí algo de lástima por Yasmín, pero no podía entretenerme más con ella. Confiaba en que Saito pudiese consolarla de algún modo, al fin y al cabo él era un chico

Saqué en cuanto antes el insecto de roca para observar si el tal Aladdín se había alejado demasiado, pero para mi sorpresa… ¡el insecto apuntaba al camino que conducía al Palacio! Sonreí al pensar que no tenía de qué preocuparme, ¿pero acaso un mendigo podría entrar ahí? De todas maneras, la Lámpara estaba viniendo hacia nosotros por sí sola. Guardé el objeto tan rápido como lo había sacado y me giré hacia Yasmín, pensando en cómo despedirme. No sabía qué contestar a sus ansias de libertad, ni tampoco era quién para involucrarme en su vida, igualmente, me sentaba mal dejarla sin más.

¡Yasmín! Nosotros debemos marcharnos ya, tenemos cosas que hacer. Ha sido un placer hablar contigo, y visitaré el Bazar cuando pueda. Gracias por todo —comenté las primeras palabras que me vinieron a la mente, y sin pensarlo más, me di media vuelta, agarrando a Saito por una manga y tirando un poco de ésta para que me siguiese—. Vamos, Saito.

Lo solté e intenté avanzar hacia la entrada que intentamos precisamente evitar momentos atrás, con suerte podría toparme con el famoso Aladdín. Seguí nuevamente la pista del Escarabajo, sin los guardias del Príncipe, nadie podría impedirme el paso.
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Re: [Agrabah] Arenas Traicioneras

Notapor H.S Sora » Lun Abr 21, 2014 1:52 am

Saito… Saeko… Que nombres tan exóticos tenéis —dijo la muchacha. Aquello me sorprendió de nuevo, realmente mi nombre no era para nada algo inusual, al menos a mí no me parecía en absoluto peculiar... Miré de reojo a Saeko la cual parecía haberse hecho la misma pregunta que yo. Quizá era que aquella chica tan solo conocía nombres que fuesen comunes en los alrededores de su Palacio.

>>Yo me llamo Yasmín, es un placer conoceros. Y ese es Rajah, mi mascota. —Aquellos dos nombres me parecieron algo más peculiares que los nuestros. Aunque para ser sincero, jamás me había planteado algo tan curioso como la etimología de un nombre, o lo peculiares que podían ser en un mundo u otro.

Entonces vi al animal anaranjado “desperezarse” por así decirlo, de una manera un tanto peculiar ya que se asimilaba incluso al de una persona recién levantada. Este se acercó a Yasmin y lejos de intentar atacarla o herirla se limitó a intentar captar su atención para, a posteriori, recibir caricias por parte de esta.

En el fondo aquel animal que parecía ser tan peligroso y feroz estaba domesticado por aquella mujer que no parecía poseer una gran fuerza física, aunque aquello no significaba que dejase de ser feroz con el resto de gente, lo tendría en cuenta por si acaso.

La verdad, no sé donde podrías comprarte cosas como las que llevo. No salgo mucho de palacio, pero supongo que en el bazar deberían tener. Ahí se juntan mercaderes llegados desde ciudades realmente lejanas. —Dijo Yasmin respondiendo a la pregunta de Saeko. Me apunté visitar aquel lugar, quizá podría encontrar algo de utilidad que comprarme.

Escuché a Saeko dar un pequeño grito y la miré algo extrañado, ¿qué le había pasado por la cabeza?... Fuese lo que fuese parecía haberla preocupado, quizá era algo que había recordado de la misión y que no me había comentado.

Ojalá pudiese salir de aquí y ser libre… como aquel chico. —¿A que chico se refería? La mirada de Yasmín parecía triste, quizá estuviese hablando de una persona importante para ella, como lo podía ser Louise para mí.

Entonces ví como Saeko se apartaba un poco de nosotros, y veía que sacaba algo, probablemente fuese la brújula aquella que nos mostraría el camino. Para que Yasmin no levantase sospechas, me limitaría a acercarme un poco más a ella e intentar darle conversación mientras mi compañera seguía haciendo lo que fuera que hiciese.

¿A que chico te referías, Yasmín?—le pregunté algo extrañado, curioso también.— Pero aun así debes saber que cada uno es el dueño de su propia libertad, para bien o para mal todos somos amos de nuestro destino y decidimos que hacer con él. —Sonreí— Por lo que si quieres ser libre como aquel chico, puedes serlo.

No sabía muy bien que circustancias obligaban a la chica a quedarse retenida allí, y quizá no tuviese derecho a immiscuirme en aquellos asuntos, pero algo me decía que ella quería escuchar aquellas palabras de ánimo. Si bien era cierto que aquel día hablar no me estaba dando ningún resultado positivo, esperaba que a ella aquellas palabras pudiesen darle algo de fuerza y alegría para poder seguir adelante.

¡Yasmín! —me giré para ver a Saeko, la cual parecía que había acabado de hacer o mirar lo que fuese que hubiese hecho—Nosotros debemos marcharnos ya, tenemos cosas que hacer. Ha sido un placer hablar contigo, y visitaré el Bazar cuando pueda. Gracias por todo —Saeko me agarró de la manga antes de que pudiese siquiera decir nada y tiro de mí para que la empezase a seguir.—. Vamos, Saito.

Asentí comprendiendo la situación. Teníamos una misión por cumplir y probablemente no tuviésemos todo el tiempo del mundo como para perderlo hablando, pero en cuanto Saeko me soltó la manga para irnos, me giré, y sonreí a Yasmín:

¡Ha sido un placer conocerte Yasmín y estoy seguro de que lograrás ser libre, si es lo que realmente quieres!

Y me daría la vuelta para seguirle el paso a Saeko, parecía que nos dirigíamos hacia aquella puerta que anteriormente había estado custodiada por aquellos guardias del príncipe, que ahora no deberían estar después de la retirada de este.

Oye Saeko, —le dije en un tono normal, relajado— ¿Se ha movido la lámpara? Quiero decir, ¿sigue en la misma posición o se ha alejado?

Dudaba que tuviésemos la suerte de que el portador de esta viniese a nosotros, así que me preparaba para tener que buscarle en lo ancho y basto de aquel mundo para poder cumplir aquella misión.
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