Re: [Bastión Hueco] Villain's Vale
Publicado: Sab Mar 22, 2014 12:27 am
—¿Quién es exactamente Hojo?
—Ess un ssientífico que el Emperador contrató para que le proporcionasse armass e invesstigara ciertas cossass.
—¿Qué cosas?
—Un ssimple ayudante como yo no ssabe. Hojo no le gussta hablar de ssus proyectoss, ni ssiquiera con el Emperador, a menoss que este le obligue. Y, entoncess, Hojo sse enfada mucho. Pero tiene que obedecer, porque el Emperador financia todoss sus proyectoss, incluso loss que no tienen que ver con la organización — Era un curioso hombre al parecer, misterioso y extraño, pero no mas que la persona que les guiaba.
—¿Por qué nos guías sin más? ¿No serás castigado?
—Esso tiene una ssenssilla exlicassión, instrussos, odio a Hojo dessde lo máss profundo de mi alma. Ssi puedo hacer que ssea herido o expulssado, merecerá la pena cualquier casstigo físico. De todass formass. Ya esstoy acosstumbrado al dolor — Al parecer aquel hombre no caía bien ¿Sería a la única persona que no lo haría, y por qué estaba acostumbrada al dolor, Hojo le pegaba?
Llegaron hasta una escalera de caracol, aquellas escaleras le encantaban, no sabía porque ero cuando las veía no podía evitar subirlas, llevasen a donde llevasen. Cuando llegaron arriba el extraño hombre sacó una mano que resultó ser la llave que abría una moderna puerta, desgraciadamente el maestro Ronin lo aprovechó para llevársela, no podía creer que tocara la mano como si nada, daba bastante repelús coger una mano amputada.
—Bienvenidoss a la ssala inferior de Hojo.
Era un sitio que al aprendiz le hizo gracia, le encantaban los laboratorios grotescos y extraños y aquel lugar desbordaba ambas cosas, jaulas de cristal, trastos que parecían sacados de películas de ciencia ficción, lo tenía todo, el aprendiz no podía evitar na necesidad de mirarlo todo con los ojos pegados a cada pequeño detalle, cables, bichos que harían vomitar al más fino, números extraños, entre otras.
—¡¡Shhh!! ¡Quietosss! Qué inquieto ess. Hojo no lo ssoporta. Dice que tendría que sser más ssumisso. Quizáss acabe ssacrificándolo ssi ssigue comportándosse assí. Pero ess lo que passa cuando experimentass de cero.
No pudo evitar ver a los animales mixtos, como el y sentir lástima por ellos, ya que algunos parecían muertos, pero no se identificaba para nada con aquellas aberraciones, el era distinto a lo que pudieran haber llegado aquellas bestias.
También pudo ver los números que habían en las jaulas, quedándose justo en el XII, no pudo evitar el presionar, nervioso, sobre la marca en forma de "XIII" que tenía en el brazo, aquello le puso los pelos de punta y se llegó a plantear la posibilidad de que fuera el siguiente, pero no lo creía.
Por fin salieron de aquel extraño laboratorio propio de un lunático... para entrar en otro.
—Ess el laboratorio número doss del doctor. Aquí esstá vuesstro amigo
—¿Y qué nos espera dentro, bichejo?
—N-nada. Ssi el doctor esstuviera dentro la luss verde esstaría encendida.
—Entrarás en primer lugar.
—Tened cuidado y preparaos para cualquier ataque.
Para sorpresa de todos no pasó nada al abrirse la puerta, que mostraba una imagen bastante espeluznante para el aprendiz, una sala blanca llena de capsulas similares a las del otro laboratorio.
—¿Qué…?
En una de ellas había un chico rubio, el cual no había visto antes, parecía estar en bastante mal estado pero lo peor era aquella extraña ala que tenía ¿Era otro mestizo bastardo de aquellos que habían visto antes?
—Aaah, vuelve a ssangrar, essto no le va a gusstar nada a Hojo — Era imposible que aquello fuera sangre, era demasiado oscuro para serlo.
—¿Qué diantres le estáis haciendo?
—Hojo dessía que quería probar una cossa con él. Algo relacionado con un viejo exssperimento que le gusstó mucho, pero que sse le esscapó de lass manos. Pero parece que el chico no va a aceptar tanta osscuridad y que va a morir[/b]
—¡Silencio! Sabrán que estamos dentro — Unas leves voces se escuchaban a lo lejos, indicando que alguien se acercaba.
—¡No importa! El bichejo se quedará aquí y nos ocultará, o se convertirá en pato a la parrilla. ¿Verdad?
Afirmó con la cabeza.
—Escondeos los dos y no os mováis hasta que Ronin o yo os lo digamos. ¡No hagáis ni un solo ruido!
Los maestros y su compañero no tardaron en esconderse, a Hiro solo se le ocurrió lanzarse bajo una de las camas y recoger su coleta y su capa para evitar que se asomaran fuera, esperando quieto que no le vieran.
—…y no funciona. Su cuerpo está rechazando el experimento. Es demasiado débil. O tal vez me he dado demasiada prisa. Pero parecía tan perfecto… ¿Vas a seguirme hasta dentro del laboratorio? .
—Rubicante ha informado de que hay intrusos, doctor. Es mi deber.
—Ni se te ocurra tocar nada. Todo lo que hay en esta habitación vale muchísimo más de lo que tú nunca llegarás a imaginar. Y si tienes poco estómago… ¿Eh? ¿Por qué está en verde…? ¡Quién está…!
—¡Espere doctor! Yo entraré primero.
—¿Scarmiglione? ¿Qué haces tú aquí?
—Oí, doctor, que había intrussoss y vine a avissarle.
—¿Algo fuera de lo normal, doctor?.
—¡Sangre! ¡Otra vez! Al final voy a tener que utilizarlo…
El pobre aprendiz no sabía que pasaba debajo de aquella cama, ni tampoco le interesaba demasiado, solo se concentraba en que no le pillaran.
—Ess un ssientífico que el Emperador contrató para que le proporcionasse armass e invesstigara ciertas cossass.
—¿Qué cosas?
—Un ssimple ayudante como yo no ssabe. Hojo no le gussta hablar de ssus proyectoss, ni ssiquiera con el Emperador, a menoss que este le obligue. Y, entoncess, Hojo sse enfada mucho. Pero tiene que obedecer, porque el Emperador financia todoss sus proyectoss, incluso loss que no tienen que ver con la organización — Era un curioso hombre al parecer, misterioso y extraño, pero no mas que la persona que les guiaba.
—¿Por qué nos guías sin más? ¿No serás castigado?
—Esso tiene una ssenssilla exlicassión, instrussos, odio a Hojo dessde lo máss profundo de mi alma. Ssi puedo hacer que ssea herido o expulssado, merecerá la pena cualquier casstigo físico. De todass formass. Ya esstoy acosstumbrado al dolor — Al parecer aquel hombre no caía bien ¿Sería a la única persona que no lo haría, y por qué estaba acostumbrada al dolor, Hojo le pegaba?
Llegaron hasta una escalera de caracol, aquellas escaleras le encantaban, no sabía porque ero cuando las veía no podía evitar subirlas, llevasen a donde llevasen. Cuando llegaron arriba el extraño hombre sacó una mano que resultó ser la llave que abría una moderna puerta, desgraciadamente el maestro Ronin lo aprovechó para llevársela, no podía creer que tocara la mano como si nada, daba bastante repelús coger una mano amputada.
—Bienvenidoss a la ssala inferior de Hojo.
Era un sitio que al aprendiz le hizo gracia, le encantaban los laboratorios grotescos y extraños y aquel lugar desbordaba ambas cosas, jaulas de cristal, trastos que parecían sacados de películas de ciencia ficción, lo tenía todo, el aprendiz no podía evitar na necesidad de mirarlo todo con los ojos pegados a cada pequeño detalle, cables, bichos que harían vomitar al más fino, números extraños, entre otras.
—¡¡Shhh!! ¡Quietosss! Qué inquieto ess. Hojo no lo ssoporta. Dice que tendría que sser más ssumisso. Quizáss acabe ssacrificándolo ssi ssigue comportándosse assí. Pero ess lo que passa cuando experimentass de cero.
No pudo evitar ver a los animales mixtos, como el y sentir lástima por ellos, ya que algunos parecían muertos, pero no se identificaba para nada con aquellas aberraciones, el era distinto a lo que pudieran haber llegado aquellas bestias.
También pudo ver los números que habían en las jaulas, quedándose justo en el XII, no pudo evitar el presionar, nervioso, sobre la marca en forma de "XIII" que tenía en el brazo, aquello le puso los pelos de punta y se llegó a plantear la posibilidad de que fuera el siguiente, pero no lo creía.
Por fin salieron de aquel extraño laboratorio propio de un lunático... para entrar en otro.
—Ess el laboratorio número doss del doctor. Aquí esstá vuesstro amigo
—¿Y qué nos espera dentro, bichejo?
—N-nada. Ssi el doctor esstuviera dentro la luss verde esstaría encendida.
—Entrarás en primer lugar.
—Tened cuidado y preparaos para cualquier ataque.
Para sorpresa de todos no pasó nada al abrirse la puerta, que mostraba una imagen bastante espeluznante para el aprendiz, una sala blanca llena de capsulas similares a las del otro laboratorio.
—¿Qué…?
En una de ellas había un chico rubio, el cual no había visto antes, parecía estar en bastante mal estado pero lo peor era aquella extraña ala que tenía ¿Era otro mestizo bastardo de aquellos que habían visto antes?
—Aaah, vuelve a ssangrar, essto no le va a gusstar nada a Hojo — Era imposible que aquello fuera sangre, era demasiado oscuro para serlo.
—¿Qué diantres le estáis haciendo?
—Hojo dessía que quería probar una cossa con él. Algo relacionado con un viejo exssperimento que le gusstó mucho, pero que sse le esscapó de lass manos. Pero parece que el chico no va a aceptar tanta osscuridad y que va a morir[/b]
—¡Silencio! Sabrán que estamos dentro — Unas leves voces se escuchaban a lo lejos, indicando que alguien se acercaba.
—¡No importa! El bichejo se quedará aquí y nos ocultará, o se convertirá en pato a la parrilla. ¿Verdad?
Afirmó con la cabeza.
—Escondeos los dos y no os mováis hasta que Ronin o yo os lo digamos. ¡No hagáis ni un solo ruido!
Los maestros y su compañero no tardaron en esconderse, a Hiro solo se le ocurrió lanzarse bajo una de las camas y recoger su coleta y su capa para evitar que se asomaran fuera, esperando quieto que no le vieran.
—…y no funciona. Su cuerpo está rechazando el experimento. Es demasiado débil. O tal vez me he dado demasiada prisa. Pero parecía tan perfecto… ¿Vas a seguirme hasta dentro del laboratorio? .
—Rubicante ha informado de que hay intrusos, doctor. Es mi deber.
—Ni se te ocurra tocar nada. Todo lo que hay en esta habitación vale muchísimo más de lo que tú nunca llegarás a imaginar. Y si tienes poco estómago… ¿Eh? ¿Por qué está en verde…? ¡Quién está…!
—¡Espere doctor! Yo entraré primero.
—¿Scarmiglione? ¿Qué haces tú aquí?
—Oí, doctor, que había intrussoss y vine a avissarle.
—¿Algo fuera de lo normal, doctor?.
—¡Sangre! ¡Otra vez! Al final voy a tener que utilizarlo…
El pobre aprendiz no sabía que pasaba debajo de aquella cama, ni tampoco le interesaba demasiado, solo se concentraba en que no le pillaran.
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