[Ciudad Disney] La Revolución

[Sombra]

Promesas vacías...

...sueños rotos...

...lágrimas.

Odio.



La noticia voló como la pólvora, pronto iba a estallar una guerra en la alegre Ciudad Disney. Una guerra para destronar al actual rey de aquel mundo: El Rey Mickey.

Quizás los aprendices no lo supiesen, pero aquel gobernante era también un miembro de la Orden de los Caballeros de la Llave Espada, un aliado muy valioso además.

No había ninguna pista sobre el causante principal, pero aquel movimiento estaba empezando a hacer eco para todos los viajeros y comerciantes del intersticio y como no, aquel eco no dejaba indiferente a los habitantes de Tierra de Partida a los cuales habían avisado.

La noche anterior, durante la cena el Maestro Kazuki se había acercado a tres aprendices citandolos en la Sala del Trono a primera hora de la mañana. Al parecer quería llevarles a una importante misión que podía afectar de alguna forma a Tierra de Partida. Kairi, Maya y Alec habían sido aquellos tres "afortunados".

Aquella mañana cada uno despertaría en su habitación para acabar yendo a la Sala del Trono. Se habían levantado temprano, por lo que tenían tiempo incluso de desayunar.

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Nota: Podéis hacer varios post en esta ronda para conoceros.

En cuanto llegasen lo primero que verían sería las amplias puertas cerradas frente a ellos y el murmullo de las voces de varias personas que parecían discutir algún tema serio.

―Esto es demasiado grave, Ronin ―escucharon la voz de Lyn en cuanto los tres aprendices se acercasen―. Hemos perdido mucha credibilidad por culpa de ese "correo maldito" y en Ciudad de Paso no quieren saber nada de nosotros, ¡y ahora esto!

―¡No te preocupes tanto, mujer! ―contestó entre carcajadas Ronin restándole importancia a algún problema, al parecer―. Eres demasiado linda como para que andes con el ceño fruncido. Ya verás como se les pasa en unos meses.

―¡Eso no se olvida facilmente! ―exclamó enfadada.

―Pero no niegas lo de ser linda, ¿eh? ―continuó bromeando el Maestro de Maestros ganándose un fuerte gruñido por parte de la joven chica-bestia.

―Esto concierne incluso a la Federación Galáctica, Ronin ―dijo concisa―. Y respecto al tema de la desaparición de Hiro y Xefil tras la incursión en el Coliseo del Olimpo... Han vuelto sanos y salvos. El informe dice que en Bastión Hueco curaron todas sus heridas durante los dos días que estuvieron desaparecidos.

>>¿No eran ellos los "malos"? Pues ahí lo tienes, ¿en que lugar nos deja esto a nosotros, Ronin? Ellos cuidaron de dos de nuestros aprendices y nosotros dejamos a su suerte a una de las suyas.

―De eh... todos modos lo primero es lo primero y eh... eso no nos atañe ahora. Este tema deberíamos dejarlo para la esto... ¿Como era? ―dudó Kazuki con voz somnolienta―. Ah, sí. La Reunión de Maestros.

―Sí, mejor ―asintió el líder de Tierra de Partida―. Bien, ¿por qué no dejamos pasar a nuestros queridos aprendices? Parece ser que nuestra conversación les pareció interesante, ¿verdad?

Las puertas se abrieron de par en par dejando al descubierto a los tres que quisiesen o no habían escuchado la conversación. El maestro empezó a reírse sonoramente.

―Cuando yo era un aprendiz me la pasaba andando a hurtadillas para enterarme de todos los secretos ―relató―. Me hago viejo.

―¿No decías que Rayim; el Maestro del Alma Inquebrantable siempre te descubría y te obligaba a hacer más de mil flexiones como castigo? ―levantó una ceja Lyn con tono de sospecha.

―¡Y por eso me mantengo tan en forma! Pero bueno, no nos vayamos por las ramas. Pasad, pasad ―invitó Ronin haciendo gestos con la mano para que se aproximasen al trono central en el cual estaba sentado.

―Bien, si me disculpais. Ronin, Kazuki... ―se despidió la Maestra―. Y vosotros tres, suerte.

Lyn La Bestia caminó rauda hacia el pasillo por el que los aprendices habían llegado perdiéndose de la vista en cuanto las grandes puertas volvieron a cerrarse.

―Algún día os contaré mis aventuras de cuando era aprendiz ―soltó una risotada más―. Bien, a lo que íbamos. ¿Kazuki? No te duermas, venga. Explica a estos muchachos todo.

―¡Ah! Sí, sí ―Kazuki, que se había quedado dormido de pie sin que nadie se hubiese dado cuenta abrió los ojos como platos del susto―. Eh... ¡Ah!

―¿No te acuerdas ya? El asunto de Ciudad Disney...

―¡P-por supuesto! Bien eh... Queso, Mala, Axel. Os he llamado por una eh... razón. Decidme, ¿qué sabéis sobre lo que está ocurriendo en Ciudad Disney en este momento?

El Maestro dejó hablar a los aprendices.

―Bien, pues eh... Alguien está provocando destrozos. Al principio era un eh... Grupo pequeño que destrozaba papeleras. Pero eh... Últimamente se han vuelto más violentos y la Guardia Real no... esto... No tiene todavía a ningún responsable.

>>El problema viene de que todos los actos vandálicos tienen un fin según varias fuentes fiables: Destronar al Rey Minnie.

―Por si no lo sabéis, el Rey Mickey es un valioso miembro de la Orden ―especificó Ronin haciendo énfasis en el nombre del gobernante dando a entender el error que había cometido Kazuki con el nombre―. Si esto ocurriese en cualquier otro mundo tendríamos que ignorarlo al ser un "asunto del mundo", pero gran parte de nuestros recursos vienen de él. Si logran expulsar a Mickey de su puesto podríamos perder mucho apoyo, y desde cierto asunto en Ciudad de Paso ya es bastante difícil encontrar comerciantes dispuestos a negociar con nosotros.

>>¿Comprendéis lo que implica para todos nosotros?

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Fecha Límite Lunes 17-2-2014

[Kairi]

Kairi se encontraba en los siete sueños cuando Awa-chan la despertó lamiéndole la cara. Abrió los ojos y se encontró al gatito mirándola fijamente.

- ¿Qué... pasa?

- Awahambre.

- Oh... ¿Qué hora es?

La chica, desperezándose, miró el reloj. Era bastante temprano aún. Sin embargo recordó que la noche anterior el Maestro Kazuki la había asignado a una misión muy importante, en la que estaba en juego el futuro de Tierra de Partida. ¿Estaría relacionada con lo que vio en el pasado de Kazuki? Ese era un buen momento para preguntarle a Kazuki y así resolver todas las dudas que tenía.

Kairi se levantó de la cama y se cambió de ropa. Tenía una energía más alta de lo normal y estaba bastante animada. Aquella lucha contra su otro yo la había motivado a seguir adelante con lo que estaba haciendo. No podía permitir que esos Sincorazones les hicieran daño a sus seres queridos y tampoco dejaría que la volviesen a matar.

Por otra parte, recordó también lo que le contó Saito al finalizar su ultima misión. Al final era un aprendiz de Bastión Hueco. La reacción de ella fue de sorpresa y un poco de temor, pero supo que era buena persona, de lo contrario los habría atacado desde el principio. Según él, Bastión Hueco no es el bando "malo". Cada mundo tendría sus propios motivos y ambiciones, lo que los convertía en simples rivales. Pero habría que ver si Saito le había dicho la verdad y no eran malvados, cosa que no lo parecía en absoluto.

Una vez vestida, cogió su nueva espada Butterfly y se la puso en el cinturón en forma de daga, que era más manejable y fácil de guardar. Esperaba hacer un buen uso del regalo de Hiro.

Salió de la habitación hacia el comedor a desayunar. Awa-chan la seguía. Allí se pediría una tostada y su taza de deliciosa leche con chocolate, además de un bol de leche para Awa-chan. Después de disfrutar del desayuno, se dirigiría hacia la Sala del Trono donde la había citado Kazuki.

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Os podeis encontrar con Kairi por el camino para hablar =3

[Zodiark]

Habían pasado un par de días desde que volvimos del Inframundo, y apenas podía dormir pensando en el paradero de Cloud y en si Xefil y Hiro estarían a salvo. Por si fuera poco, ese día me tocaba una misión con el maestro Kazuki, y después de su actitud con Diana unos días atrás, estaba algo decepcionada con él, por lo que no estaba demasiado entusiasmada.

La alarma sonó, pero yo ya estaba despierta desde hacía un rato, así que simplemente la apagué, me levanté y me dirgí a la puerta del baño. Antes, no obstante, dirigí la mano a la mesita de noche para coger mi sombrero, pero entonces recordé que Xefil se lo había quedado.

—Oh...

Algo descontenta, entré en el aseo para ducharme y arreglarme un poco. Como no tenía mi sombrero, preferí hacerme dos coletas a los lados con unos lazos rosas que guardaba por allí en lugar de mis características trenzas*, y me puse el traje que me regaló mi madre, como siempre.

Una vez arreglada, salí de mi habitación rumbo a la cafetería para desayunar. Cada vez que tenía una misión desyunaba bastante fuerte, y ese día no sería una excepción, así que antes de dirigirme a la Sala del Trono, el lugar en el que nos había convocado el maestro, la parada en la cafetería era obligatoria. Al llegar, llené mi bandeja de varias piezas de fruta, bollería industrial chocolateada, un tazón de leche con cereales de chocolate y un vaso de batido de, ¡sorpresa!, también chocolate. Devoré aquellos alimentos con avidez y, tras estirar un poco los brazos y bostezar por la falta de sueño, vi a Kairi, la amiga pelirrosa de Hiro que conocí en Bastión Hueco, saliendo de la cafetería.

—¡Eh, Kairi! —la llamé mientras corría hacia ella—. El maestro Kazuki también te ha citado a ti en la Sala del Trono, ¿verdad? Vayamos juntas.

Una vez la chica hubiera respondido, emprendería la marcha hacia la Sala del Trono, no sin antes fijar la vista en el pequeño gato de color rojizo que la acompañaba.

—¡Qué mono! —le dije a Kairi mientras acercaba la mano a la cabeza del animal con la intención de rascarle detrás de la oreja—. No me atacará, ¿no..?

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*Look de Maya en esta trama (el atuendo es el de siempre):

[Kairi]

Caminando por el pasillo hacia la Sala del Trono, Kairi oyó una vocecilla que le hablaba en voz alta.

- ¡Eh, Kairi! - era Maya, la niña del sombrero raro que conoció aquella vez, cuando lo de Bastión Hueco, pero ahora no llevaba sombrero - El maestro Kazuki también te ha citado a ti en la Sala del Trono, ¿verdad? Vayamos juntas.

- Hola Maya - la saludó sonriendo - . Sí, me parece bien. Por cierto, ¿qué ha sido de tu sombrero? Estaba guay.

- Awa - Awa-chan no se separaba de las piernas de Kairi. Le gustaba frotarse contra ellas.

- ¡Qué mono! - dijo Maya acercándose a Awa-chan con intención de acariciarlo - No me atacará, ¿no..?

- No, tranquila. Es muy amable y dócil con las mujeres y las niñas. Lo que no le gustan son los hombres - dijo Kairi riendo.

- Rrr... - Awa-chan se dejó acariciar la oreja, con los ojos cerrados en señal de que le gustaba. Después le lamió la mano a Maya.

Ambas chicas siguieron andando por los pasillos hacia la Sala del Trono. Kairi estaba deseando hacerle las preguntas que llevaba en su mente a Kazuki. Esta vez lo haría con más cuidado y de una en una, no quería volver a meter la pata. ¿Habría citado Kazuki a alguien más aparte de ellas o estarían solas en la misión?

[Zodiark]

—No, tranquila. Es muy amable y dócil con las mujeres y las niñas. Lo que no le gustan son los hombres.

El gatito se dejó rascar la oreja y después me lamió la mano. Me volví a poner de pie y comencé a caminar hacia la Sala del Trono.

—Respecto al sombrero... Bueno, mi amigo Xefil se lo tuvo que llevar a... A una misión.

No sabía si la chica conocía la situación de su amigo Hiro, por lo que preferí no entrar en detalles para no preocuparla. Dejé pasar el tema y continué caminando.

Finalmente, llegamos a la Sala del Trono. Las puertas estaban cerradas, pero se oían unas voces al otro lado, así que coloqué la oreja contra la puerta para escuchar mejor. Alec, que había sido citado por Kazuki como Kairi y yo, también estaba allí.

―Esto es demasiado grave, Ronin ―dijo una de las voces, la cual reconocí como la de Lyn―. Hemos perdido mucha credibilidad por culpa de ese "correo maldito" y en Ciudad de Paso no quieren saber nada de nosotros, ¡y ahora esto!

Sí, el incidente de Ciudad de Paso, donde comenzó toda aquella horrible historia de Gárland y Cloud... Si hubiéramos evitado lo que ocurrió, todo habría acabado de una forma muy distinta, y por eso tuve un gran sentimiento de culpa al oír las palabras de Lyn.

―Esto concierne incluso a la Federación Galáctica, Ronin ―dijo Lyn tras una pequeña broma bobalicona de Ronin, que, para variar, no se tomaba nada en serio―. Y respecto al tema de la desaparición de Hiro y Xefil tras la incursión en el Coliseo del Olimpo... Han vuelto sanos y salvos. El informe dice que en Bastión Hueco curaron todas sus heridas durante los dos días que estuvieron desaparecidos.

La expresión de mi rostro cambió en ese momento. Una gran sonrisa se dibujó en él y me llevé una mano al pecho aliviada. Qué alegría saber que ambos estaban bien... ¡Y mi sombrero también!

—¿No eran ellos los "malos"? Pues ahí lo tienes, ¿en que lugar nos deja esto a nosotros, Ronin? Ellos cuidaron de dos de nuestros aprendices y nosotros dejamos a su suerte a una de las suyas. —añadió la maestra híbrida.

Apreté los puños con rabia al recordar la actitud de Ronin y Kazuki con Diana tras el comentario de Lyn. En aquel momento no veía a ninguno de los dos maestros con los mismos ojos. Me habían decepcionado.

―De eh... todos modos lo primero es lo primero y eh... eso no nos atañe ahora. Este tema deberíamos dejarlo para la esto... ¿Como era? ―contestó el maestro Kazuki―. Ah, sí. La Reunión de Maestros.

―Sí, mejor ―respondió Ronin―. Bien, ¿por qué no dejamos pasar a nuestros queridos aprendices? Parece ser que nuestra conversación les pareció interesante, ¿verdad?

—Ups...

Las puertas se abrieron dejándonos al descubierto. Nos acababan de pillar espiando una conversación entre los maestros, pero no creía que nos castigaran, ya que, después de todo, nos habían citado allí.

Y todo lo contrario. Ronin se lo tomó a broma y, tras una conversación con Lyn sobre su pasado como aprendiz, ésta se despidió y se marchó, dejándonos con Ronin y Kazuki.

―Algún día os contaré mis aventuras de cuando era aprendiz. Bien, a lo que íbamos. ¿Kazuki? No te duermas, venga. Explica a estos muchachos todo.

―¡Ah! Sí, sí. Eh... ¡Ah!

―¿No te acuerdas ya? El asunto de Ciudad Disney...

—¡¿Qué?! ¡¿Ha pasado algo en Ciudad Disney?! —pregunté nerviosa.

―¡P-por supuesto! Bien eh... Queso, Mala, Axel. Os he llamado por una eh... razón. Decidme, ¿qué sabéis sobre lo que está ocurriendo en Ciudad Disney en este momento?

—Maestro, me llamo Maya... —dije acercándome a él—. ¡¿Qué ocurre en Ciudad Disney?!

―Bien, pues eh... Alguien está provocando destrozos. Al principio era un eh... Grupo pequeño que destrozaba papeleras. Pero eh... Últimamente se han vuelto más violentos y la Guardia Real no... esto... No tiene todavía a ningún responsable.

Suspiré aliviada. Si sólo eran unos cuantos gamberros haciendo el vándalo mi familia no corría peligro, ellos sabían defenderse.

—El problema viene de que todos los actos vandálicos tienen un fin según varias fuentes fiables: Destronar al Rey Minnie.

—Eh, esto...

―Por si no lo sabéis, el Rey Mickey es un valioso miembro de la Orden

—¿En serio? —dije sorprendida.

Conocía al Rey Mickey desde muy, muy pequeña, y cuando me hice aprendiza de la Llave Espada jamás habría sospechado que él tuviera algo que ver con todas estas cosas. Y la cosa se ponía seria, no se trataba solamente de vándalos haciendo el burro, pretendían destronar al mismísimo rey.

—Si esto ocurriese en cualquier otro mundo tendríamos que ignorarlo al ser un "asunto del mundo", pero gran parte de nuestros recursos vienen de él. Si logran expulsar a Mickey de su puesto podríamos perder mucho apoyo, y desde cierto asunto en Ciudad de Paso ya es bastante difícil encontrar comerciantes dispuestos a negociar con nosotros.

—Ya... —respondí cabizbaja al recordar una vez más todo el embrollo de Ciudad de Paso.

—¿Comprendéis lo que implica para todos nosotros?

—Bien —levanté la cabeza y miré a los maestros—. Ciudad Disney es mi mundo natal, así que voy a ayudar en lo que sea para solucionar esto. Tan sólo díganme qué debo hacer.

No sólo era mi mundo el que estaba en problemas, también lo era Tierra de Partida. De alguna forma u otra mis dos hogares se iban a ver perjudicados, y no iba a permitir eso.

"Lo siento, Aeris, tendrás que esperar un poco..."

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EDIT: Colores del carajo xD

[Kairi]

Respecto al sombrero... Bueno, mi amigo Xefil se lo tuvo que llevar a... A una misión - contó Maya. Había dudado un poco, de todas formas Kairi no conocía a ese tal Xefil y le daba un poco de reparo preguntar.

Las dos Aprendices llegaron a las puertas de la Sala del Trono. Allí encontraron a alguien más esperando, un chico trajeado de morado y un sombrero de copa a juego. Era Alec, también estuvo con Kairi el día de lo de Bastión Hueco. Supuso que también había sido citado por Kazuki.

Las puertas de la sala estaban cerradas, pero acercando el oído, se podía oír una conversación entre personas muy familiares.

- Esto es demasiado grave, Ronin - Kairi pudo reconocer esa voz como la de su Maestra Lyn - Hemos perdido mucha credibilidad por culpa de ese "correo maldito" y en Ciudad de Paso no quieren saber nada de nosotros, ¡y ahora esto!

- ¡No te preocupes tanto, mujer! - esa voz que sonaba entre carcajadas era sin duda la de Ronin - Eres demasiado linda como para que andes con el ceño fruncido. Ya verás como se les pasa en unos meses.

- ¡Eso no se olvida facilmente! - Lyn parecía enfadada.

- Pero no niegas lo de ser linda, ¿eh? - Ronin seguía bromeando y sólo consiguió que Lyn le soltara un gruñido. Kairi se tapó una sonrisa con la mano.

- Esto concierne incluso a la Federación Galáctica, Ronin. Y respecto al tema de la desaparición de Hiro y Xefil tras la incursión en el Coliseo del Olimpo... - Kairi su asustó por un momento - Han vuelto sanos y salvos. El informe dice que en Bastión Hueco curaron todas sus heridas durante los dos días que estuvieron desaparecidos.

La joven pelirrosa respiró aliviada al oír eso último. Hiro era la persona a la que más conocía desde que llegó a Tierra de Partida y no quería que le pasara nada malo. Lyn también había comentado que había desaparecído Xefil, el amigo de Maya. Así que Hiro y Xefil se conocían...

- ¿No eran ellos los "malos"? Pues ahí lo tienes, ¿en que lugar nos deja esto a nosotros, Ronin? Ellos cuidaron de dos de nuestros aprendices y nosotros dejamos a su suerte a una de las suyas.

Lo que le contó Saito al parecer era verdad. La gente de Bastión Hueco no era tan mala después de todo, de otro modo habrían abandonado a Hiro y Xefil, como habían hecho los maestros de Tierra de Partida con una chica procedente de Bastión Hueco. En ese sentido, Tierra de Partida había metido la pata. Kairi puso una mueca de desaprobación, no creía capaz a ninguno de sus Maestros de hacer algo así.

- De eh... todos modos lo primero es lo primero y eh... eso no nos atañe ahora. Este tema deberíamos dejarlo para la esto... ¿Como era? - esa voz era la de Kazuki, como siempre con sueño - Ah, sí. La Reunión de Maestros.

- Sí, mejor - corroboró Ronin - Bien, ¿por qué no dejamos pasar a nuestros queridos aprendices? Parece ser que nuestra conversación les pareció interesante, ¿verdad?

Kairi dio un respingo cuando se abrieron las puertas. Sabían que ellos estaban escuchando toda la conversación. Esperaba que no los tacharan de entrometidos ni nada por el estilo. Por suerte, aquello hizo gracia al Maestro Ronin.

- Cuando yo era un aprendiz me la pasaba andando a hurtadillas para enterarme de todos los secretos. Me hago viejo. - si se iba a poner a contar sus batallitas, desde luego lo parecía.

- ¿No decías que Rayim, el Maestro del Alma Inquebrantable siempre te descubría y te obligaba a hacer más de mil flexiones como castigo? - Lyn lo había descubierto delante de todos. Kairi volvió a taparse otra sonrisa. Así que por eso Ronin estaba tan fuerte.

- ¡Y por eso me mantengo tan en forma! Pero bueno, no nos vayamos por las ramas. Pasad, pasad - Ronin les hizo una señal para que pasaran. Kairi se acercó junto con Maya y Alec.

- Bien, si me disculpais. Ronin, Kazuki... - Lyn se despidió de ellos - Y vosotros tres, suerte.

- G-Gracias Maestra... - contestó Kairi antes de que Lyn se fuera por la puerta de la sala.

- Algún día os contaré mis aventuras de cuando era aprendiz - Ronin volvió a reirse - Bien, a lo que íbamos. ¿Kazuki? No te duermas, venga. Explica a estos muchachos todo.

Kazuki se despertó de golpe, pues se había quedado dormido de pie. Kairi tenía cara de poker.

- ¡Ah! Sí, sí. Eh... ¡Ah! - parecía que se le había olvidado lo que tenía que decir.

- ¿No te acuerdas ya? El asunto de Ciudad Disney...

- ¡¿Qué?! ¡¿Ha pasado algo en Ciudad Disney?! - exclamó Maya. Al parecer conocía esa ciudad, cosa que no se podía decir de Kairi.

- ¡P-por supuesto! Bien eh... Queso, Mala, Axel. Os he llamado por una eh... razón. Decidme, ¿qué sabéis sobre lo que está ocurriendo en Ciudad Disney en este momento?

- Maestro, me llamo Maya... - Kazuki seguía confundiendo los nombres - ¡¿Qué ocurre en Ciudad Disney?!

- Y yo me llamo Kairi... - puntualizó ella con un suspiro.

- Bien, pues eh... Alguien está provocando destrozos. Al principio era un eh... Grupo pequeño que destrozaba papeleras. Pero eh... Últimamente se han vuelto más violentos y la Guardia Real no... esto... No tiene todavía a ningún responsable.

¿Esa era la misión? ¿Detener a unos simples gamberros? Kairi se esperaba más, desde luego...

- El problema viene de que todos los actos vandálicos tienen un fin según varias fuentes fiables: Destronar al Rey Minnie.

¿El Rey Minnie? Eso parecía nombre de chica, pero Kazuki lo había llamado Rey. Quizá se había vuelto a confundir. Si querían destronar a un Rey, entonces la cosa cambiaba.

- Por si no lo sabéis, el Rey Mickey es un valioso miembro de la Orden - su nombre correcto era Mickey, ese nombre sonaba más a chico. Maya se sorprendió con el comentario de Ronin, pues parecía conocer a ese Rey - Si esto ocurriese en cualquier otro mundo tendríamos que ignorarlo al ser un "asunto del mundo", pero gran parte de nuestros recursos vienen de él. Si logran expulsar a Mickey de su puesto podríamos perder mucho apoyo, y desde cierto asunto en Ciudad de Paso ya es bastante difícil encontrar comerciantes dispuestos a negociar con nosotros.

>>¿Comprendéis lo que implica para todos nosotros?

- Bien. Ciudad Disney es mi mundo natal, así que voy a ayudar en lo que sea para solucionar esto. Tan sólo díganme qué debo hacer. - se ofreció Maya. No iban a tener problemas en ese mundo, ya que Maya pertenecia a él.

- Yo también ayudaré - contestó Kairi - Si ese Rey es tan importante para este mundo, lo es también para mí.

Kairi aceptó de buena gana realizar la misión que se le habia encomendado. Esperó impaciente las órdenes de Ronin y Kazuki. Y no se olvidaba de su asunto pendiente con este último.

[LightHelco]

Otra mañana que volvía a levantarme pronto para acudir a una llamada del Maestro Kazuki, junto con lo ocurrido en Ciudad de Halloween aquella ya era la segunda vez en el mes que el Maestro me solicitaba audiencia. Tampoco me resultaba molesto, pero era raro el ver a Kazuki trabajando tan de mañana.

Tras terminar de prepararme me fijé que aun me quedaban varios minutos para reunirme con el mago, por lo que aproveché para bajar a la cafetería y tomarme algo, no sea que después no tuviésemos ninguna oportunidad de poder pararnos a comer. Y aunque en un principio no me di cuenta, al poco de salir de la habitación vi que Ilana había conseguido pasar por la puerta sin que me diese cuenta, dejé escapar un suspiro ya que la habitación se encontraba cerrada y bueno, tampoco me iba a hacer daño el tener a Ilana conmigo para ir a desayunar.

***

Claro que me iba a hacer daño el llevarla ¡estúpida rata y su estúpido dueño!

Tenía unas ganas impresionantes de gritar y que se me escuchara por todo el castillo tras tener que aguantar aquello. La maldita mascota de aquel creído no había tenido nada mejor que hacer que conseguir que Ilana saliera corriendo por alguno de los pasillos, y claro, siempre que hace eso se vuelve invisible y cuando ya te saca más de diez metros de distancia, el escuchar el cascabel no es tarea fácil. Al final estaba llegando tarde a la reunión por ese imbécil.

Agarrando fuertemente a Ilana y manteniéndola sujeta entre mis brazos, llegué finalmente a la puerta que daba a la Sala del Trono y por las voces que podían escucharse desde el otro lado, parecía que llevaban tiempo hablando. Golpeé la puerta un par de veces antes de entrar.

—P-perdón, he tenido un problemilla de camino aquí… —balbuceé intentando disculparme y rápidamente me junté a los otros aprendices, de los cuales una resultó ser Maya —. Vaya, hacía tiempo que no te veía, Maya, supongo que después de esto nos tocara contarnos las nuevas.

Dejé a Ilana en el suelo a tiempo para escuchar a Ronin volver al tema del que debían estar hablando:

—Bien, a lo que íbamos. ¿Kazuki? No te duermas, venga. Explica a estos muchachos todo.

―¡Ah! Sí, sí. Eh... ¡Ah!

―¿No te acuerdas ya? El asunto de Ciudad Disney...

―¡P-por supuesto! Bien eh... Queso, Mala, Axel —Oh, bien, pronto empezábamos con aquello, pensaba que iba a necesitar sacar la hoja un poco más tarde —. Os he llamado por una eh... razón. Decidme, ¿qué sabéis sobre lo que está ocurriendo en Ciudad Disney en este momento?

Las dos chicas le corrigieron al Maestro ayudándome a descubrir el nombre de la joven de pelo rosa que se encontraba junto a Maya y la que parecía que también contaba con un gatito como mascota.

—Yo soy Alec, pero dudo que le insista mucho en aprendérselo —añadí terminando de contar el numero de fallos que había cometido ya el mago.

―Bien, pues eh... Alguien está provocando destrozos. Al principio era un eh... Grupo pequeño que destrozaba papeleras. Pero eh... Últimamente se han vuelto más violentos y la Guardia Real no... esto... No tiene todavía a ningún responsable.

¿El problema por el que nos había llamado era un grupo de vándalos? No me parecía para tanto y parece que a Maya tampoco ya que soltó un suspiro de alivio al escuchar aquella explicación.

—El problema viene de que todos los actos vandálicos tienen un fin según varias fuentes fiables: Destronar al Rey Minnie.

—¿Destronar a un rey? —pregunté algo chocado, yo no me podía imaginar una noticia parecida de mi mundo —. ¿Pero que ha hecho ese rey para sufrir eso? Quiero decir, los intentos para destronar a un rey solo pasan cuando deja que el pueblo acabe en un estado lamentable y por lo que he podido escuchar de Ciudad Disney es un mundo bastante prospero.

―Por si no lo sabéis, el Rey Mickey es un valioso miembro de la Orden.

¡Oh! ¿Un miembro de la realeza era parte de la Orden? Aquello era bastante nuevo, la verdad es que podrían habernos dicho que un rey también era un portador de la Llave Espada, viendo la cantidad gran diferencia social que había entre unos portadores y otros el saber que un rey era como el resto no había resultado tan chocante.

—Si esto ocurriese en cualquier otro mundo tendríamos que ignorarlo al ser un "asunto del mundo", pero gran parte de nuestros recursos vienen de él. Si logran expulsar a Mickey de su puesto podríamos perder mucho apoyo, y desde cierto asunto en Ciudad de Paso ya es bastante difícil encontrar comerciantes dispuestos a negociar con nosotros.

Había leído un poco en el periódico que repartían de tanto en tanto por el castillo sobre los sucesos de Ciudad de Paso, pero tampoco estaba muy enterado al no haber podido vivir aquello de primera mano, pero podía llegar a entender la situación en la que se encontraba Tierra de Partida.

—¿Comprendéis lo que implica para todos nosotros?

—Ciudad Disney es mi mundo natal, así que voy a ayudar en lo que sea para solucionar esto. Tan sólo díganme qué debo hacer —habló primero con un tono decidido.

—Entonces contad también conmigo, jamás dejaría que un mundo cayese en desgracia y menos aun si ese mundo es el de una buena amiga —le sonreí a Maya alzando un poco el sombrero.

[Sombra]

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¡¡¡Sorpresa!!! Xefil se une a la trama.

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Xefil

Era tarde, realmente tarde. Sin embargo Xefil no había visto a Nadhia desde que había llegado de Bastión Hueco. Habían sido dos días los que había vivido allí junto a los siempre vigilantes aprendices que se habían mantenido alerta de él y Hiro, dos días sin haber podido ni siquiera hacerle una llamada para decirle que no se preocupase, que estaba bien.

Obviamente, el joven aprendiz echaba de menos a su amada y era aquel motivo el que le había llevado frente a la puerta de la chica.

El Monarca de la Locura —un título por el que era bien conocido por todos los aprendices— estaba dispuesto a golpear la puerta. ¿Realmente era buena idea? ¿No la despertaría? Pero sabía de sobra que ella nunca se molestaría con él, todo lo contrario. Seguramente ella deseaba abrazarlo y besarlo tras aquellos días en los que tal vez se les hubiese dado por muertos a ambos.

—Vaya, vaya, vaya... —repitió varias veces una voz infantil—. ¿Que hará esta pequeña cucaracha acosando a una de mis aprendizas?

El Maestro Akio se plantó en medio del pasillo siendo iluminada tan solo parte de su cuerpo por la luz de la luna que brillaba sobre el castillo. El niño esperó una excusa del joven no con muchas ganas.

—¿Esperas que me crea algo así? —frunció el ceño—. Te vienes conmigo.

Y con esas palabras se acercó al aprendiz y de un pequeño salto alcanzó la oreja de Xefil y tirando de ella para llevarlo con él. A pesar de su edad y su apariencia diabólicamente angelical su fuerza era una brutalidad comparada a la del aprendiz, que no pudo hacer más que verse arrastrado por los pasillos y por los puentes que conectaban las torres hasta el Hall, donde la puerta a los jardines. Fue un alivio para él que no hubiese más merodeadores nocturnos como él aquella noche, habría sido humillante si hubiese ocurrido en público.

Akio empujó el portón a los jardines sin soltar ni un solo instante a Xefil.

—Bien, este es tu castigo —comenzó a explicar—. ¿Sabes esas escaleras que bajan desde el castillo hasta el valle junto al lago? —señaló las escaleras al fondo de la plaza.

>>Pues vas a subirlas y bajarlas hasta que amanezca. Ah, y si te paras... mañana a la misma hora te querré aquí corriendo de nuevo.

De la nada, el Maestro Akio materializó una tumbona similar a la de las playas y se recostó en ella despreocupadamente mientras parecía leer un comic de super héroes que también había aparecido en sus manos. ¡Solo le faltaba una camisa de flores como las de Islas del Destino y unas gafas de sol!

Y así, el pobre Xefil fue castigado.

¿Fin?

Alec, Kairi y Maya

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http://www.youtube.com/watch?v=c1iPUeR5bqY

—¡Adoro veros entusiasmados! —exclamó Ronin contento—. Pues venga, nos vamos ya. El tiempo es oro, ¿verdad Kazuki?

—Ah... ¿Que dices de un gorro?

El viejo pirata soltó una carcajada y le dio una fuerte palmada en la espalda al despistado Maestro que casi cae de bruces contra el suelo tropezándose con su túnica.

—No se hable más, granujillas. ¡En marcha!

Ya fuera, en los jardines lo primero que se encontraron fue al Maestro Akio sentado tranquilamente en una tumbona de playa. A su lado había tres o cuatro tomos de un comic de super heroes que parecía haberse acabado y que se encontraban perfectamente apilados.

—¿Akio? —se preguntó Kazuki en voz alta extrañado por ver allí al Maestro.

—¡Pero serás bribón! ¿Qué estás tramando? —alertó el Maestro de Maestros al niño, el cual se puso en pie de un salto.

El niño rubio, que rondaba más o menos la edad de Maya sonrió de oreja a oreja.

—¿Vais a algún lado tan temprano? —inquirió con otra pregunta.

—Así es, partimos a Ciudad Disney a cazar criminales.

—¿De verdad? Es que tengo a un esclavo a mi cargo ahora mismo al que me suplicaba para ir de misión a ese mundo —dedicó una pícara sonrisa a Ronin.

En ese mismo instante, un agotado (y muy sudado) Xefil apareció desde las escaleras. Akio le hizo un gesto para que se aproximase a ellos.

—Que oportuno eres, Xefil —el pequeño demonio parecía divertido ante el sufrimiento del pobre aprendiz—. Justo le comentaba a Ronin lo mucho que querías acompañarles a Ciudad de Disney.

>>Bueno, que os vaya bien. Yo me largo.

Ignorando cualquier queja, el niño se alejó y chaqueó los dedos provocando que tanto la tumbona como los comics desapareciesen y con eso, el joven Maestro se marchó sin despedirse.

—Bueno... —Ronin miró a Xefil, su aspecto era cuanto menos deplorable—. Es temprano y llegaremos perfectamente a Ciudad Disney. Podéis ir a por alguna cosa que necesitéis, cambiaros a una ropa más cómoda...


>>Pero os quiero aquí en media hora como muy tarde.

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Fecha límite: 24-2-2014

[Kairi]

- ¡Adoro veros entusiasmados! - les contestó Ronin con alegría - Pues venga, nos vamos ya. El tiempo es oro, ¿verdad Kazuki?

- Ah... ¿Que dices de un gorro? - Kairi volvió a ocultar una sonrisilla. Ronin se rio fuertemente y le dio un manotazo a Kazuki que casi lo tiró al suelo.

- No se hable más, granujillas. ¡En marcha!

Los Aprendices siguieron a los Maestros hasta los jardines. Kairi estaba esperando el momento oportuno para resolver sus dudas con Kazuki. Puede que entonces este estuviera más dispuesto a colaborar... o quizá la reprendiera por meterse donde no debía. Pero ya que había visto aquello se sentía involucrada de alguna manera también. Awa-chan la seguía de cerca.

En los jardines, el grupo pudo ver al Maestro Akio (o quizá debería llamarse Maestrillo por lo joven que era) tumbado en una tumbona leyendo un cómic.Debía tener la edad de Maya. Kairi observó que había leído unos cuantos o tenía pensado leerlos por la pila que había amontonada a su lado. Se preguntó que tipo de comics leería.

- ¿Akio? - preguntó Kazuki. Al parecer no esperaba ver allí al niño.

- ¡Pero serás bribón! ¿Qué estás tramando? - exclamó Ronin, lo que provocó el sobresalto de Akio. Pero lejos de asustarse, esbozó una enorme sonrisa.

- ¿Vais a algún lado tan temprano? - preguntó.

- Así es, partimos a Ciudad Disney a cazar criminales.

- ¿De verdad? Es que tengo a un esclavo a mi cargo ahora mismo al que me suplicaba para ir de misión a ese mundo - dijo Akio con una sonrisa burlona.

En ese momento llegó un Aprendiz muy cansado, sudando la gota gorda. Tenía el pelo un poco largo y marrón claro. Sus ropas eran verdes y azuladas. Akio le indicó que se acercara.

- Que oportuno eres, Xefil - el Maestro no parecía preocupado por el estado de Xefil, más bien lo contrario, se sentía divertido - Justo le comentaba a Ronin lo mucho que querías acompañarles a Ciudad de Disney.

- ¿Ese es tu amigo Xefil? - le preguntó a Maya, aunque ya sabía cuál iba a ser la respuesta - Mira, al final va a poder devolverte el sombrero.

- Bueno, que os vaya bien. Yo me largo. - después de decir esto, Akio casqueó los dedos y la tumbona y los cómics desaparecieron. Luego se fue.

- Bueno... - empezó Ronin, en vista de cómo estaba Xefil - . Es temprano y llegaremos perfectamente a Ciudad Disney. Podéis ir a por alguna cosa que necesitéis, cambiaros a una ropa más cómoda...

>>Pero os quiero aquí en media hora como muy tarde.

Kairi ya venía preparada para la misión, así que no necesitaba nada más. Como tenía algo de tiempo, aprovechó para preguntarle a Kazuki aquello que tanto había esperado. Sin saber como reaccionaría, se armó de valor y se acercó al Maestro.

- Esto... - empezó la chica - . El día de aquella misión donde Saito y yo viajamos en el tiempo, vimos cosas... y quería saber si usted podría explicármelas - Kairi se lanzó con la primera pregunta - . ¿Qué era ese castillo que estabais construyendo?

Esperó paciente a que el Maestro le respondiera. Después le haría la siguiente pregunta, que sería referente a esa mujer llamada Chihiro; quién era y qué había hecho.

[Zodiark]

—Entonces contad también conmigo, jamás dejaría que un mundo cayese en desgracia y menos aun si ese mundo es el de una buena amiga. —dijo Alec levantando un poco mi sombrero.

—Gracias —respondí alzando la cabeza y devolviéndole la sonrisa.

—¡Adoro veros entusiasmados! —dijo Ronin con su característica amplia sonrisa en el rostro—. Pues venga, nos vamos ya. El tiempo es oro, ¿verdad Kazuki?

—Ah... ¿Que dices de un gorro?

Me puse la palma de la mano en la cara ante la enésima metedura de pata de Kazuki. Sabía de lo que el maestro era capaz, pero pensar que el destino de mi mundo estaba en manos de aquel bobo me inquietaba. Aunque, a pesar de todo lo ocurrido, aún seguía confiando en él.

—No se hable más, granujillas. ¡En marcha!

Dicho y hecho, los cinco nos dirigimos a los jardines para emprender nuestro viaje a Ciudad Disney. Estaba cuanto menos emocionada, desde que me había marchado a Tierra de Partida no había vuelto a casa ni una sola vez. Seguramente papá y mamá estaban enfadados, pero Nika me defendería ante su regañina. Estaba ilusionada por visitar mi mundo, aunque fuera en esa situación...

Ya en los jardines, encontramos a Akio tumbado en los jardines la mar de tranquilo. No le soportaba, y parecía que estaba a sus cosas, así que opté por ignorarle a él y la conversación que estaban manteniendo los maestros con él, y dirigí mi mirada al cielo, ansiosa por volver a casa.

—Que oportuno eres, Xefil —escuché decir al joven maestro, y rápidamente dirigí la vista hacia él y, a su lado, vi a mi amigo Xefil, sano y salvo... más o menos—. Justo le comentaba a Ronin lo mucho que querías acompañarles a Ciudad de Disney.

—¿Ese es tu amigo Xefil? —me dijo Kairi—. Mira, al final va a poder devolverte el sombrero.

Sonriente, asentí con la cabeza, alegre por ver que mi amigo estaba bien.

—Bueno, que os vaya bien. Yo me largo. —dijo Akio justo antes de chasquear los dedos para hacer desaparecer la tumbona, los cómics, y a él mismo.

—Bueno... —dijo Ronin— . Es temprano y llegaremos perfectamente a Ciudad Disney. Podéis ir a por alguna cosa que necesitéis, cambiaros a una ropa más cómoda...

>>Pero os quiero aquí en media hora como muy tarde.

Asentí con la cabeza y justo después me acerqué corriendo a Xefil, abrazándolo fuerte, pero rápidamente le solté.

—U-ugh, estás todo sudado... Será mejor que te des una buena ducha —le comenté con una cándida sonrisa en la cara—. Me alegro de que estés bien, y espero que Hiro también lo esté.

>>Por cierto... —añadí rascándome una mejilla con el dedo índice—. ¿Te importaría devolverme mi sombrero?

[LightHelco]

—¡Adoro veros entusiasmados! —aplaudió Ronin bastante contento al ver nuestra iniciativa—. Pues venga, nos vamos ya. El tiempo es oro, ¿verdad Kazuki?

—Ah... ¿Qué dices de un gorro?

Miré al bolsillo donde guardaba la hoja donde iba contando los errores de Kazuki y después a este, si quería hacer el informe completo de todos sus fallos iba a necesitar cuatro libretas o más. Aunque la mención de la palabra gorro hizo que me fijase nuevamente en Maya y es que hasta ese momento no había caído en que no llevaba su característico sombrero. En un principio pensé que seguramente se lo hubiese dejado en la habitación debido a las prisas o algo, pero tenía la sospecha que la niña se parecía un poco a mí en el tema referente a ese accesorio.

—Umm, Maya ¿Le ha pasado algo a tu sombrero? Es la primera vez que te veo sin él —le pregunté a la joven con suavidad, no sea que la falta del sombrero fuese por alguna razón personal.

No tuvo mucho tiempo para responderme, ya que nada más salir a los jardines nos dimos de bruces con el joven Maestro Akio, el niño adicto a las bromas nocturnas. El chiquillo parecía haber preparado un buen lugar para el relax, ya que se encontraba tumbado en una especie de silla alargada con un montón de tebeos al lado de esta.

—¿Vais a algún lado tan temprano? —inquirió el muchacho tras que Ronin le llamase la atención.

Respiré buscando el tranquilizarme y no acabar respondiéndole de mala manera a aquel niño, le había consentido el tema de la bromita nocturna porque en parte había sido entretenida y bastante original, sin contar que para aquellas horas solo me apetecía dormir, pero no iba a dejar que ese criajo me hablase por encima por muy Maestro que fuese.

—Así es, partimos a Ciudad Disney a cazar criminales.

—¿De verdad? Es que tengo a un esclavo a mi cargo ahora mismo al que me suplicaba para ir de misión a ese mundo —justo a esas horas del día estaba deseoso de ir a un mundo cualquiera, no sabía quién era el pobre aprendiz, pero estaba claro que no era esa su idea.

En ese instante apareció subiendo las escaleras el torturado aprendiz que había esclavizado Akio, no me costó mucho reconocerlo como Xefil ya que había coincidido hacía poco en los pasillos con él. Realmente me iba a alegrar de que lo apartásemos del niño, el pobre aprendiz parecía una sopa de lo mucho que sudaba.

—Justo le comentaba a Ronin lo mucho que querías acompañarles a Ciudad de Disney —siguió mintiendo el pequeño Maestro mientras hacía desaparecer la silla y los tebeos —. Bueno, que os vaya bien. Yo me largo.

Y pasando de todos, el chico se largó de allí dejándonos con un destrozado Xefil. Me acerqué a nuestro nuevo compañero para ver si necesitaba ayuda para levantarse o un trago de agua, si mal no recordaba había una fuente por los jardines no muy lejos de donde nos encontrábamos.

—Espero que sea lo que sea que te haya hecho no hubiese espectros y robots de por medio —reí intentando alegrar al aprendiz.

—Bueno... —Ronin miró a Xefil, su aspecto era cuanto menos deplorable—. Es temprano y llegaremos perfectamente a Ciudad Disney. Podéis ir a por alguna cosa que necesitéis, cambiaros a una ropa más cómoda...

>>Pero os quiero aquí en media hora como muy tarde.

¿Media hora? Me había dejado las pociones en la habitación ahora que recordaba por lo que podía aprovechar para ir a buscarlas y de pasó coger algo de comida para Ilana, no podía saber si la misión nos iba a tomar demasiado tiempo o no y la pequeña gatita tenía unos horarios bastante marcados por ella misma.

Vi que Maya iba hasta Xefil tras que dejase al aprendiz a solas y le preguntaba por su sombrero ¿Por qué iba a tener el chico su sombrero? Bah, tampoco era tan metomentodo para ir a preguntarle, por lo que subí directamente a mi habitación y empecé a reunir cualquier cosa que fuese a necesitar para el viaje: pociones, comida, cartas… me quedé unos segundos mirando el catalejo que había recibido hacía un año en Navidades, no le había encontrado todavía ningún uso, pero aquella podía ser la primera vez.

Lo último que tomé fue una pequeña calabaza que había encontrado por mi habitación de Ciudad de Halloween en mi última visita, aun no estaba seguro de que hacía, pero ya lo descubriría. Tras que todo estuviese listo, volví a los jardines para que pudiésemos irnos.

[Zee]

SFX

¿Qué era lo peor que podía pasar?

Era tan tarde que en Tierra de Partida que era ya el día siguiente. De hecho, podía estar más que seguro que estaba más cerca del amanecer que de la caída del sol. ¿Tres, cuatro, cinco de la mañana...? No tenía la menor idea, pero la oscuridad en el cielo me señalaba que ya no eran horas de estar rondando el castillo. Pero allí me encontraba yo, con la mano apoyada en la puerta de Nadhia, dudando sobre si debía tocar a su habitación.

¿Se había preocupado por mí, siquiera? No podía estar seguro que mi ausencia se había notado en el castillo; después de todo, habían sido sólo dos días y poco más en los que no había estado en Tierra de Partida. Igualmente terminaría siendo una molestia para ella, tenía cosas más importantes en mente que... interesarse por dónde me había ido de vacaciones.

Pero... ¿qué era lo peor que podía pasar... comparado con lo mejor que podía pasar?

Me imaginé la voz de Nadhia en mi oído, mientras ella examinaba mis heridas en su cama:

—Oh, Xefil... ¿Te... te duele mucho?

>>O-oye, si necesitas ayuda alguna vez... como, no sé, para quitarte esas vendas...

Se me dibujó una sonrisa estúpida en el rostro, mientras me apoyaba más sobre la puerta para cambiar mi peso de una pierna a otra. Bueno, a lo mejor sí valía la pena tomar el riesgo...

—Vaya, vaya, vaya... —se me erizaron los vellos de la nuca y sentí un escalofrío subir por mi columna, a la par que mi mente relacionaba aquella voz con una combinación diabólica de palabras: "Maestro" y "Akio"—. ¿Que hará esta pequeña cucaracha acosando a una de mis aprendizas?

Me di la media vuelta lentamente, haciendo una mueca de dolor que no pasó desapercibida para el Maestro. ¡Aquello era lo peor que podía pasar! Si hubiese sido Ronin, muy seguramente me hubiese dado una palmada en la espalda y me hubiese dicho "¡Bien hecho, campeón!"; si hubiese sido Kazuki, habría pasado medio-dormido a mi lado, sin darse cuenta de mi presencia...

...pero Akio... ¿¡Akio, precisamente!?

—¿Ésta... no es mi habitación...? —pregunté, entrecerrando un ojo y balanceando mi peso de un lado a otro como si me estuviese muriendo de sueño. Sin embargo, o yo era un pésimo actor, o el Maestro Akio ya había escuchado aquella excusa un centenar de veces, porque inmediatamente me respondió con severidad:

—¿Esperas que me crea algo así? Te vienes conmigo.

De un fuerte tirón de orejas, el Maestro Akio me obligó a seguirlo lejos de la habitación de Nadhia... y lejos de los dormitorios... y lejos del castillo... Terminamos en los jardines, con nada más acompañándonos más que el sonido de los grillos, ranas y lechuzas. Y aquella gigantesca luna creciente iluminándonos sobre el húmedo césped.

Ya sabía lo que se me venía encima. No pude hacer nada más sino suspirar y resignarme en cuanto Akio me hizo detenerme. Después de todo, sí había roto las reglas... Me lo merecía.

—Bien, este es tu castigo. ¿Sabes esas escaleras que bajan desde el castillo hasta el valle junto al lago?

—Oh, las conozco. Y sé qué pretendes que haga —pensé, pasándome las manos por el cabello en señal de frustración.

—Pues vas a subirlas y bajarlas hasta que amanezca. Ah, y si te paras... mañana a la misma hora te querré aquí corriendo de nuevo.

Lloraba en mi interior.

—Sí, Maestro...

* * *


Future Masters

—Ciento... veinti... siete...

>>Maestro... por... favor...

—Qué oportuno eres, Xefil.

Lo único que podía ver frente a mí eran manchas borrosas. No sabía si eran las lágrimas que recubrían mis ojos, mi mente desconectándose del mundo real o mi cristalino volviéndose opaco por la inmensa catabolisis que estaba llevando a cabo. Igualmente, no pude distinguir ninguna de las siluetas que se encontraban frente a mí, salvo la del Maestro Akio, a quien reconocí por su voz.

—Justo le comentaba a Ronin lo mucho que querías acompañarles a Ciudad de Disney.

—Yo... ah... ¿qué...? —pronuncié. Y no porque estuviese completamente en desacuerdo, sino porque mi mente ya no funcionaba de la manera apropiada y, literalmente, no comprendí de qué se estaba hablando. Sólo capté un par de palabras claves, puesto que el resto sonaba a idioma alienígena para mí.

—Bueno... —aquella voz sonaba a Ronin. ¿Por qué estaba Ronin allí? ¿Qué estaba ocurriendo? ¿¡Iban a castigarme por lo de Nadhia!?—. Es temprano y llegaremos perfectamente a Ciudad Disney. Podéis ir a por alguna cosa que necesitéis, cambiaros a una ropa más cómoda...


>>Pero os quiero aquí en media hora como muy tarde.

Asentí con la cabeza, aunque realmente no entendía qué estaba sucediendo a mi alrededor. Estaba más preocupado, sinceramente, por mantener el vómito lejos del exterior. Por eso y por recuperar el aliento, que el aire que tragaba no me bastaba para deshacerme de los mareos.

—U-ugh, estás todo sudado... Será mejor que te des una buena ducha —me dijo alguien, tras sujetarme y soltarme casi instantáneamente al sentir mis ropas húmedas—. Me alegro de que estés bien, y espero que Hiro también lo esté.

—Hiro... bien... —confirmé, para luego dedicarle a la niña que había reconocido como Maya un gesto de seguridad al levantar mi pulgar.

>>Por cierto... —añadió la pequeña—. ¿Te importaría devolverme mi sombrero?

Confirmé con la cabeza, mientras me sobrevenía un ataque de tos. Luego agité la mano de arriba a abajo, para tranquilizar a Maya, mientras echaba a caminar (o más bien, a trastabillar coordinadamente) hacia el castillo. Después de un par de pasos, sin embargo, decidí que no tenía ganas de mover mis piernas ni un poco más.

Así que usé mi teletransportación para dar saltos hasta el interior del castillo. Una vez allí, tomé una ducha, me cambié de ropa y tomé varios trozos de pan dulce de la cocina. Como generalmente tenía mis objetos ya listos en el cinturón, no tuve más que hacer sino tomarlo de mi habitación. Y, por supuesto, el sombrero que Maya me había prestado en la misión pasada.

Cuando regresé al cabo de media hora, era un hombre nuevo. Y, gracias a Dios, ya había recuperado el aliento. Eso sí, los músculos me ardían como si alguien hubiese vertido acero fundido en mis venas.

—Perdón, esto... ¿a dónde vamos y por qué? —cuestioné, colocándole a Maya su sombrero en la cabeza.

[Sombra]

—Pero eh... ¿No te había contestado eso? —dudó Kazuki respondiendo a Kairi—. De todos modos eh... Probablemente lo verás cuando lleguemos, el castillo.

>>Ronin esto... Vuelvo ahora, necesito ir al baño —se apresuró el Maestro abandonando el lugar en el que se encontraban corriendo a toda velocidad y adelantando a los aprendices que habían optado por utilizar aquella media hora para ir a por alguna cosa más.

—Oh, no. ¡Tu no te vas! —le gritó Ronin en vano viendo como el hombre se marchaba sin hacerle caso alguno—. Algún día me va a matar del disgusto este hombre.

***

Tras el paso de aquella media hora todos estaban dispuestos para irse ya y reunidos. Fue sorprendente ver como Kazuki había vuelto por su propio pié puntual. Por una vez no parecía haberse quedado dormido en una esquina cualquiera.

Los aprendices hablaban entre ellos tranquilamente, esperando que el Maestro de Maestros liderara la marcha.

—¡A Ciudad Disney, grumete! —exclamó Ronin cuando escuchó la pregunta de Xefil—. Es un mundo precioso y uno de los pocos a los que no pueden ni podrán aparecer sincorazón.

>>Aunque seguro que nuestra Aprendiza de Bruja sabe mucho del tema, ¿cierto? Tu familia ayuda en ello al fin y al cabo —guiñó un ojo a la joven Maya con complicidad.

Tras unos momentos, Ronin apuntó su mano hacia el frente haciendo que un Portal de Luz apareciese de la nada.

—¡Pirata de agua dulce el último! —empezó a reírse con gran fuerza mientras corría seguido de un apresurado Kazuki que le pedía que se tranquilizase.



—¿Cómo se siente volver a casa después de tanto tiempo? —conversó Ronin formulando aquella pregunta hacia el despistado Maestro.

—Bien... ¿supongo? —dijo no muy seguro de sí mismo.



Allí estaban, en un amplio jardín interior perfectamente cuidado. Era impresionante mirasen donde mirasen, había setos cortados para que pareciesen animales un tanto extraños puesto que tenían una forma humanoide e incluso un mini castillo en el centro de todo el jardín que estaba rodeado por un estanque imitando a un foso. No tardarían en darse cuenta de que el hermoso mini castillo era una réplica de uno real y más grande.

Alrededor del jardín se alzaba una majestuosa fachada de un pulcro blanco con columnas un tanto retorcidas que daban un aspecto poco serio al lugar. Si alzaban la vista se encontrarían con que se encontraban en un castillo realmente enorme y muy, muy bonito. De hecho, aquel mini castillo del jardín era una réplica exacta del propio lugar donde se encontraban.

Ronin y Kazuki se adelantaron al grupo dirigiéndose hacia un pasillo que recorría uno de los lados del jardín.

Se veía un ambiente muy tranquilo, algo que se veía más claramente gracias al soleado día que hacía. Para nada parecía que pudiese haber una guerra civil para derrocar al rey de aquel mundo, pero claro. Solo habían visto una pequeña fracción de aquel lugar. ¿Cómo podrían saber pues si el resto del mundo estaba verdaderamente en una crisis?

Finalmente, llegaron frente a una enorme puerta blanca tras una pequeña caminata. A ambos lados de ésta se veían banderines rojos con una especie de símbolo formado por tres círculos negros unidos. El significado de aquel símbolo era desconocido para ellos, sin embargo les parecería similar puesto que la Cadena del Reino poseía dicho emblema colgado.

Ronin golpeó la puerta.

Si se esperaban que el enorme portón se abriese para ellos se equivocaron. La parte derecha de la puerta innecesariamente grande mostró que tenía otra puerta construida de un tamaño normal. Por un momento se preguntarían si aquella puerta grande era real o simplemente decoración.

En cuanto pasaron al interior se encontrarían con una sala del trono que no tenía nada que envidiarle a la de Tierra de Partida.

Paredes blancas, un techo alto de donde colgaban candelabros lujosos y una alfombra roja que les guiaba hacia los pies de unas escaleras sobre donde estaba el trono.

Había varios personajes realmente variopintos allí. Un pato con túnica y un gorro de mago, un delgaducho perro con un casco de la guardia y en medio estaba un ratón. Si eran lo suficientemente observadores se darían cuenta de que su enorme cabeza coincidía con la silueta del símbolo que habían visto en las banderillas. Aquellos tres animales tenían algo en común, a pesar de poderlos asociar con algún animal todos distaban de ellos, puesto que tenían forma humanoide.

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—¡Bienvenidos seáis! —exclamó el ratón levantándose del trono con los brazos abiertos y lanzándose por Kazuki y Ronin a quienes abrazó envolviéndolos entre sus brazos durante unos segundos.

—Hola eh... de nuevo esto... Rey Mickey —saludó Kazuki haciendo una reverencia a su Rey en cuanto éste les soltó.

—¡Nada de formalismos! —negó el pequeño ratón, que era de la altura de Maya—. Somos miembros de la Orden de los Caballeros de la Llave Espada, podéis tomarme como un simple compañero, no vuestro soberano.

—¡No has cambiado nada, Mickey! —rió el pirata con todas las confianzas del mundo.

—Tu tampoco, Ronin —le devolvió la risa de una forma muy carismática y agradable—. ¿Quiénes son esos chicos que os acompañan? A una ya la conozco, pero creo que sería bueno conocer a los demás —pidió el amable ratón permitiendo a los aprendices que se presentasen.

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Fecha límite 4-3-2014

[Kairi]

- Pero eh... ¿No te había contestado eso? - dijo Kazuki dudando ante la pregunta de Kairi - De todos modos eh... Probablemente lo verás cuando lleguemos, el castillo.

Así que en el mundo al que iban se encontraba aquel castillo que Kairi había visto en el pasado. Eso significaba que ahora vería el castillo terminado en el presente. Suerte que aquellos bandidos no habían conseguido boicotear la obra.

Antes de que pudiera hacerle la pregunta referente a Chihiro, a Kazuki le surgió algo importante.

- Ronin esto... Vuelvo ahora, necesito ir al baño - dijo mientras salía corriendo en busca de un baño.

- Oh, no. ¡Tu no te vas! - le gritó Ronin, pero Kazuki ya se había ido - Algún día me va a matar del disgusto este hombre.

- Vaya... Quería preguntarle más cosas - se apenó Kairi. Resignada, volvió junto con sus compañeros. A la media hora volvió un Xefil más arreglado y le puso el sombrero a Maya, por lo que ahora estaba más reconocible.

A la pregunta de Xefil, Ronin respondió:

- ¡A Ciudad Disney, grumete! Es un mundo precioso y uno de los pocos a los que no pueden ni podrán aparecer sincorazón.

Eso era bueno, no iban a ser molestados mientras impedían que derrocaran al Rey Mickey. Kairi alzó los brazos de felicidad.

- Aunque seguro que nuestra Aprendiza de Bruja sabe mucho del tema, ¿cierto? Tu familia ayuda en ello al fin y al cabo - le guiñó un ojo a Maya.

- Ah, ¿eres de Ciudad Disney? Entonces estarás contenta de volver a casa - le sonrió a la joven brujita.

Después Ronin hizo que un portal de luz apareciera justo al frente. Al parecer no iban a usar los Gliders.

- ¡Pirata de agua dulce el último! - dijo el Maestro mientras corría hacia el portal. Kairi no dudó en seguirlo con Awa-chan al hombro. Detrás iba Kazuki muy apresurado.



- ¿Cómo se siente volver a casa después de tanto tiempo? - le preguntó Ronin a Kazuki, que también era de ese mundo.

- Bien... ¿supongo? - dijo dudando, como siempre.

Ante ellos se alzaba el hermoso jardín del Castillo Disney.



- Qué bonito - comentó Kairi maravillada. Estaba lleno de hierba y flores. Había muchos setos recortados con formas divertidas de animales humanos, que ya había visto Kairi en el pasado. En el centro del jardín había un seto más grande con la forma del castillo que se alzaba ante ellos, rodeado por un estanque lleno de plantas y flores.

Rodeando el jardín se encontraba el verdadero Castillo Disney, de color blanco y muy cuidado, con columnas algo retorcidas que le quitaban seriedad. Kairi no podía dejar de sonreir. Ese lugar la hacía sentir bien y para nada se parecía al mundo que vio en el pasado. El actual parecía estar en paz. Awa-chan se divertía correteando por el jardín.

Los Maestros se dirigieron por el pasillo que estaba a la vista desde el jardín. Parecía todo muy tranquilo. ¿De verdad estaba a punto de comenzar una guerra por el Trono?

Después de andar un rato llegaron a una enorme puerta con banderines rojos a los lados con tres círculos negros que le eran familiar a Kairi. Tenía la misma forma que el llavero de su Llave Espada. ¿Era una simple coincidencia? La joven quiso creer que no.

Ronin llamó a la puerta. En vez de abrirse las enormes puerta, una más pequeña se abrió en una de ellas. Kairi se tapó una sonrisilla con las manos, pues eso le parecía divertido y sin ningún sentido.

En el interior se hallaba una sala blanca mucho más grande que la Sala del Trono de Tierra de Partida. Una alfombra roja se extendía a lo largo de la sala, conduciéndoles al trono. Cerca de él se hallaban tres animales humanos. Uno de ellos era un pato y llevaba ropa de mago. Otro era un perro o algo parecido sostenido solo por las dos patas traseras y parecía un guerrero. Y el tercero era un ratón cuya forma de la cabeza coincidía con el símbolo de la Llave Espada y de los banderines.

- ¡Bienvenidos seáis! - les recibió este último lanzándose hacia Ronin y Kazuki y dándoles un abrazo a ambos.

- Hola eh... de nuevo esto... Rey Mickey - lo saludó Kazuki con una reverencia. Así que el ratón era el Rey Mickey. A Kairi ya le caía muy bien.

- ¡Nada de formalismos! - dijo el ratón - Somos miembros de la Orden de los Caballeros de la Llave Espada, podéis tomarme como un simple compañero, no vuestro soberano.

- ¡No has cambiado nada, Mickey! - rio Ronin tuteándole.

- Tu tampoco, Ronin - el Rey Mickey estaba muy contento de verlos - ¿Quiénes son esos chicos que os acompañan? A una ya la conozco, pero creo que sería bueno conocer a los demás - añadió en un tono amable que inspiraba confianza.

Kairi, muy nerviosa porque era la primera vez que trataba con un Rey, se presentó con una reverencia.

- M-Me llamo Kairi Kinomoto, Majestad - dijo con voz temblorosa, aunque no creía que le pasara nada, aquel Rey parecía buena persona.

[Zodiark]

Finalmente todos nos reunimos para dirigirnos a Ciudad Disney. Xefil me devolvió el sombrero y sentí un gran alivio al ver que seguía de una pieza, y acto seguido me preguntó cuál era nuestro destino. Cuando estaba a punto de contestarle, Ronin lo hizo por mí:

—¡A Ciudad Disney, grumete! Es un mundo precioso y uno de los pocos a los que no pueden ni podrán aparecer sincorazón.

Asentí con la cabeza, sonriente. Realmente era un mundo precioso, colorido y muy animado, por lo que, junto a la ausencia de sincorazón, era el lugar perfecto para vivir tranquilamente.

—Aunque seguro que nuestra Aprendiza de Bruja sabe mucho del tema —añadió—, ¿cierto? Tu familia ayuda en ello al fin y al cabo.

—Ah, ¿eres de Ciudad Disney? Entonces estarás contenta de volver a casa.

—Así es —contesté orgullosa—. ¡Y cuando sea una maestra de la Llave Espada yo también ayudaré!

Así pues, con todos reunidos, Ronin abrió un portal de luz que nos llevaría directamente a nuestro destino. Había llegado la hora de volver a casa.

***



Al llegar, recorrí el jardín con la mirada. No había cambiado nada... Aunque, claro, tampoco había pasado tanto tiempo desde que me fui.

Guiados por los maestros, avanzamos por uno de los pasillos laterales del jardín. Al andar por aquel corredor, las imágenes de mi último día en aquel lugar llegaron a mi mente. Me recordé a mí misma corriendo, ilusionada, para ir a ver a mis padres y decirles que me iba a convertir en aprendiza de la Llave Espada. No pude evitar sonreír al recordar aquel instante en el que conocí a Kazuki, cuando empezó mi aventura como guerrera de la luz. Dicha aventura estuvo llena de altibajos, pero valió la pena ir a Tierra de Partida.

Finalmente, llegamos a una enorme puerta blanca que reconocí enseguida. Era la entrada a la sala del trono. A los lados había unas banderillas con el símbolo de Ciudad Disney, un símbolo que había visto prácticamente todos los días de mi vida en aquel castillo, y al fijarme de nuevo en él, fue cuando me percaté de que había sido una tonta al no asociarlo con la presencia del rey Mickey en el mundo de los guerreros de la Llave Espada, ya que era la forma del llavero Cadena del Reino. Siempre había pensado que aquel símbolo tenía que ver con alguna asociación con la luz ya que Ciudad Disney era de los pocos lugares donde la presencia de la luz es tan fuerte que ni los sincorazón podían entrar, pero al saber que el rey también tenía que ver con todo aquello de las Llaves Espada, comprendí que era más sencillo que eso.

El maestro Ronin golpeó la puerta, y la puertecita se abrió. Observé a los demás con curiosidad por ver sus reacciones al ver que lo que se abría era aquella pequeña puerta en lugar del gigantesco portón. A mí no me sorprendió, ya que no era la primera vez que veía cómo se abría aquella puerta.

Al entrar en la sala, vimos a tres seres allí, tres personas famosas en aquel mundo, por lo que las conocía bien: el poderoso mago Donald, del cual intenté siempre aprender todo lo posible, el caballero Goofy y, por último, sentado en el trono, el famoso rey Mickey. Eran seres extraños para los forasteros debido a su aspecto animalizado, pero aquel mundo estaba repleto de personas así por lo que yo estaba más que acostumbrada a tratar con ellos.

—¡Bienvenidos seáis! —exclamó el rey levantándose y acercándose a Ronin y Kazuki para abrazarles.

—Hola eh... de nuevo esto... Rey Mickey —saludó Kazuki con una reverencia, y yo hice lo mismo.

—¡Nada de formalismos! —comentó el rey con su característica simpática voz—. Somos miembros de la Orden de los Caballeros de la Llave Espada, podéis tomarme como un simple compañero, no vuestro soberano.

—¡No has cambiado nada, Mickey!

—Tú tampoco, Ronin. Quiénes son esos chicos que os acompañan? A una ya la conozco —dijo refiriéndose a mí—, pero creo que sería bueno conocer a los demás

—M-Me llamo Kairi Kinomoto, Majestad —se presentó mi compañera.

—E-Es un honor que se acuerde de mí —respondí algo tímida al rey, sonrojándome un poco, aunque al fin y al cabo era normal que se me conociese por todo el castillo, teniendo en cuenta que no solamente era la nieta del famoso Garet Zawrid, sino que también era una aprendiza de la Llave Espada desde no hacía mucho tiempo—. Como bien parece saber, Su Majestad, soy Maya Zawrid, maga blanca de este mismo castillo y aprendiza de la Llave Espada bajo la tutela del maestro Kazuki.